PRÓLOGO Nacen estos cornetas del Apocalipsis

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PRÓLOGO
Nacen estos cornetas del Apocalipsis como una
ampliación de aquellos jinetes que publicó EL
PAÍS en los cinco domingos de agosto de 2010.
Entonces fueron Alfonso Ussía, César Vidal,
Carlos Dávila y Pío Moa. A estos cuatro jinetes
se les sumaba Federico Jiménez Losantos, en su
papel de ángel que les encauza y empuja. Ya decía entonces que no estaban todos los que eran,
aunque todos los que estaban, eran. Así que decidí doblarles, y de los cinco jinetes vienen los
diez cornetas. A los ya conocidos, aquí ampliados y más comentados, agregamos a Hermann
Tertsch, Juan Manuel de Prada, Fernando Sánchez Dragó, Antonio Burgos e Isabel San Sebastián. Que nadie piense que ya completamos la
lista: quedan decenas en la reserva, igual de fieros, igual de vociferantes.
Es sabido que las trompetas del Apocalipsis
son siete, siguiendo la estructura septenaria del
Libro sagrado. Pero dada la categoría de los músicos aquí recogidos, me ha parecido exagerado
adjudicarles la nobleza de la trompeta, y he preferido dejarlos en modestos cornetas, instrumento de registros suficientes para la banda, con sus
tambores y el mucho ruido, pero exiguos para la
orquesta y la complejidad de sus armonías. Por
tal motivo, he tenido que emplear un número
−1−
mayor de instrumentistas para equiparar el volumen de sonido de las siete trompetas. Me he
alargado pues hasta diez cornetas, número muy
convencional, pero reconocible por todos como
suficiente para una recopilación.
Les recuerdo qué significaban las siete trompetas. La primera, granizo y fuego mezclado con
sangre, destruye la vida vegetal en el mundo; la
segunda, trae un supuesto meteorito que se precipita en el mar, y acaba con la vida marina; la
tercera afecta a los lagos y los ríos del mundo; la
cuarta ocasiona que el sol y la luna se oscurezcan;
la quinta acarrea una plaga de “langostas demoníacas” que atacan y torturan a hombres y mujeres;
la sexta libera a un ejército de demonios que matan a un tercio de la humanidad y, por último, la
séptima trompeta da paso a los siete ángeles “con
las siete copas de la ira de Dios”. Ya les decimos que
las otras tres cornetas están para suplementar,
que dado su menor nivel respecto a las vibrantes
trompetas, necesitan de más ayuda.
Poca cosa son para la realidad que se esconde en nuestros cornetas, que no solo nos amenazan con males similares, sino que además lo
hacen con la ferocidad, la desvergüenza, la grosería y la intemperancia de la derecha más rancia
de nuestro país. Insolentes y lenguaraces, insultan como tabernarios y vilipendian como desfachatados. Son, además de reaccionarios, exactos
representantes del cutrerío hispano que desprecia
todo lo que, encogidos por el desconocimiento,
les asusta. Para ellos no hay feministas, sino “tiorras feministas”; no hay homosexuales, sino
“floritos” o “sebosos andarines”, y no hay progresistas, hay “chusma progresista”. Son la grasa
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de las gallinejas, la manteca del chorizo, el aceite
recalentado de la churrería.
Ante el olor que despiden, hay quien se echa
atrás, prefiere no tocarlos y decide ignorar su
presencia, argumentando que es mejor no extender sus panfletos más allá del reducido ámbito en el que se mueven. Darles papel, argumentan, no hace sino contribuir a la expansión del
virus. Respeto esta visión, claro, pero no la
comparto. La reacción a mi blog (*) al igual que
la repercusión que tuvieron los jinetes veraniegos de EL PAÍS, me reafirma en mi apuesta por
su divulgación. No por su acierto o importancia,
líbreme nadie de tal pedantería, sino por lo que
ha significado para un determinado público conocer lo que de verdad se dice y se cuece en ese
mundo de la derecha, que hasta entonces muchos desconocían en su literalidad. Por supuesto
que había otros que lo hacían antes que yo, y seguramente mucho mejor, pero me limito a contarles mi experiencia.
Y digo derecha porque no es cierto que estemos hablando de gentes de extramuros del sistema, de personajes estrambóticos que publican
sus alucinadas cogitaciones en panfletillos voladores. No, no. Se trata de nombres muy conocidos y con presencia notable en la vida pública
nacional. Entre todos ellos han podido publicar,
seguramente, cerca de doscientos libros, con
centenares de miles de ejemplares vendidos. Su
firma se prodiga, con espacios fijos, en la que
podemos denominar prensa regular de la derecha, Abc, El Mundo o La Razón, y no sólo en la
(*) http://blogs.elpais.com/ojo-izquierdo/
−3−
de extrema derecha, como La Gaceta, o en las
webs de Libertad Digital, de Intereconomía o de los
llamados confidenciales, esa excrecencia incomprensible que ha generado Internet. Son, además, contertulios habituales en múltiples platós
de las nuevas televisiones digitales, pero también
están presentes, y cobran, faltaría más, en las televisiones públicas –que pagamos todos– en
manos del Partido Popular.
Es esta presencia de tanto vocinglero faltón
en los medios que presumen de representar a la
derecha civilizada, alguno veteranísimo, lo que
causa mayor asombro. Tanto como la naturalidad de sus compañeros en periódicos o mesas
de tertulia, que asisten impávidos, como si no
fuera con ellos, a compartir papel o micrófono
con gentes de discurso tan antidemocrático y en
muchas ocasiones inmerso de lleno en el fascismo. Nada les molesta, nada les afecta. Es más:
sonríen beatíficamente ante los improperios y las
injurias. Leerán a continuación, si así les place,
por supuesto, párrafos enteros que asemejan repugnantes sapos y venenosas culebras, en un
lenguaje que hasta ahora creíamos impropio de
personas educadas y bienpensantes. Es inaudita
la brutalidad del estilo, la ordinariez de la palabra. Corresponde, pues, explicar a los grupos y
empresas –sobre todo a las públicas– que tanto
amparo dan a estos instrumentistas del Apocalipsis que aquí les traemos, si les parece apropiada su
aportación, para mejorar la convivencia entre los
españoles. O si es compatible tan fervoroso catolicismo como el que profesa alguno de esos medios, y el grado de ferocidad con el que se ataca
el honor y el buen nombre de aquellos, que ¡ay!
−4−
discrepan de sus planteamientos ideológicos,
económicos o, vaya por dios, religiosos.
Es imposible no hablar de estos publicistas y
obviar el movimiento del Tea Party norteamericano. Porque hay similitudes, claro, que algunos
de ellos se trajeron las enseñanzas bien aprendidas de sus viajes a Estados Unidos. Como las
hay entre la utilización que de este movimiento
ultraconservador hacen los republicanos y cómo
aquí, con hipócrita gesto de ofendidos, aprovecha su sustancia el Partido Popular. No me mezclo pero cómo me sirvo de su munición, parecen decir. Pero el movimiento español ha elegido la vía de la más vergonzante ramplonería a la
de la sutileza. La fusión de las proclamas neoliberales con sangre de toro, los zarajos y los carajillos conforman una olla podrida de difícil digestión intelectual.
Por todo ello, y porque creo, sinceramente,
que son un peligro para la democracia, aquí les
retrato, o intento hacerlo, con sus propias palabras, que como ya ha dicho alguien, por la boca
vive el pez. En cuanto al criterio de selección de
nuestros diez músicos, he de reconocer que me
ha dolido dejar fuera algunos nombres. Unos, de
relumbrón, porque un perfil de este tipo no
hacía suficiente justicia a lo abultado de sus muchos pecados, y otros porque, pezqueñines, aún
necesitan crecer un poco, que apenas son algo
más que becarios en busca de igualar a sus maestros, aquí recogidos.
Permítanme, antes de acabar, agradecer y felicitar a Tomás Ondarra por sus espléndidas ilustraciones. El formato que hemos elegido, con el
generoso beneplácito del editor, facilitará la libre
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circulación de las estampas. Son ustedes muy
dueños de poner la de su corneta favorito en su
puesto de trabajo, o encima del aparador o, incluso, en la mesilla de noche, bien con alguna
imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro, por
ejemplo, bien con el juego de dardos a su alcance. ¡Es tan bonita la libertad!
Paso pues a la banda, que ya se oyen, a lo lejos, las cornetas que nos anuncian ¡ay! el Apocalipsis.
¡Sálvese quien pueda!
José María Izquierdo
−6−
Pío Moa, el historiador de la casquería
Luis Pío Moa Rodríguez nace en Vigo en 1948.
Licenciado en Periodismo en 1974 por la Escuela Oficial, se ha especializado en temas históricos, preferentemente de la II República, la Guerra Civil y el franquismo, aunque ya se atreve
hasta con los visigodos. Alterna a Leovigildo
con virulentas dentelladas a la actualidad. Tiene
su propio blog, escribe en Libertad Digital y en
Época, del Grupo Intereconomía. (Se) aparece con
notable frecuencia en los programas de las televisiones de las empresas con las que habitualmente colabora, tan afines a sus singulares tesis:
Veo7 (El Mundo), El gato al agua (Intereconomía)...
Ha escrito numerosos libros, cerca de treinta,
algunos de gran éxito. Defensor del franquismo
y feroz adversario de todo lo que huela a progresismo, izquierda o socialismo, sea del siglo que
fuere. Tan apasionado como estrafalario en su
decir, su obra hace palidecer casi a cualquier otra
corneta que se le acerque en la orquesta. Es tan
raro y pujante su sonido, en ocasiones, que hay
quien duda al oírlo si proviene de instrumento
manufacturado o de algún tipo de artefacto sonoro hecho con restos biológicos, humanos o de
cualquier otra especie. Los gatos maúllan, los
leones, rugen; lo de Moa es otra cosa. ¿Quizá
como el selvático grito de Tarzán?
−107−
En las postrimerías del franquismo militó en
el PCE, en el PCE (r) y actuó con el GRAPO.
Exuberante en el lenguaje, su prosa se reseca para relatar su participación en el asesinato de un
policía en 1975: “Yo llevaba un jersey muy grande y
ancho, y, oculto en la manga, un martillo de soldador que
me había traído de los astilleros de Bilbao (...) Por la
cristalera del banco vimos al policía, que estaba sentado
leyendo un periódico. ‘Ahí está, vamos, rápido’, dije (...)
Cerdán se puso frente al policía, y yo del lado donde éste
tenía el arma. En caso de que la pistola de Cerdán fallase y él quisiera sacar la suya, pensaba destrozarle la mano de un martillazo. Era un hombre joven, de facciones
agradables, que al notar nuestra proximidad se levantó
en actitud amable, creyendo, según indicaba su expresión,
que íbamos a preguntarle algo. En ese momento Cerdán
le disparó, no recuerdo si una o más veces (...) La sangre,
saltando a chorros, le empapó inmediatamente la camisa
y llegó a la guerrera (...) la escena era espantosa”.
Afirma que no empleó el martillo de los astilleros.
El corneta aullador ha cambiado mucho desde entonces. Ahora solo amontona vísceras sanguinolentas en sus escritos, tremendismo de baratillo, como en las malas películas de terror. No
cuesta imaginar a nuestro músico despachando
durante el día hígados y criadillas con las manos
manchadas. Y con ellas, a la noche y sin lavarse,
afina el tudel de la corneta mientras sopla el grito de guerra.
HxI
−108−
Es
tan excesivo que siempre que te asomas a
cualquiera de sus textos temes que te enfanguen
sapos viscosos, hígados putrefactos y litros de
sangre oscura, espesa y maloliente. Algunos son
desechos históricos. Esto, por ejemplo, lo escribía Moa en la fecha pertinente: “Hoy es 18 de julio, aniversario del levantamiento legítimo contra un gobierno-régimen ilegítimo, según creo haber demostrado.
De aquel levantamiento procede la época de paz más prolongada que haya vivido España desde tiempos lejanos,
también de mayor prosperidad, de abandono de viejos
odios y, en fin, la democracia...”. Y es que a pesar de
la evidencia, nuestro músico ha tenido que explicar lo obvio una y otra vez: “Algunos críticos superficiales, de izquierda y de derecha, condenan a Franco
por ser ‘un dictador’, algo que les parece definitivo para
juzgarle. A menudo les digo: mire usted, ese dictador nos
salvó de una revolución totalitaria, de la guerra mundial, de un nuevo intento de guerra civil, y dejó un país
próspero, unido y reconciliado, con numerosas libertades
personales y bastante libertad de expresión”.
Así que ante tanta excelencia, Moa ha tenido
sencillo elegir bando: “No pienso en modo alguno enrolarme en el amplio coro de antifranquistas que une en
un haz, en un fascio, a Josu Ternera, a Otegui, a Carod,
a Ibarreche, a Maragall, a Zapo, al portavoz de la corrupción y el terrorismo gubernamental Rubalcaba, a De
Juana Chaos, o al héroe de Paracuellos”. Y es que los
rojos son, además, mentirosos: “Una de las más indignantes falsedades de los enemigos de la justicia y la democracia encubiertos hoy como antifranquistas es precisamente su invocación a 'la dignidad de las víctimas del
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franquismo' Pero ¿quiénes fueron esas víctimas? Entre los
fusilados y damnificados por el franquismo hubo un número muy elevado de chekistas y autores de crímenes realmente sádicos, sicarios abandonados por sus jefes huidos al extranjero con inmensos tesoros robados al pueblo español”.
Ya lo dice él: “Franco fue muchísimo menos cruel que
Churchill, Roosevelt o Truman –para no mencionar a
Hitler o Stalin–. Pero la propaganda de origen marxista
le ha cargado el sambenito de una especial crueldad”. Bonachón. Eso era el Caudillo: un bonachón.
Porque se quiere tergiversar la República pero
él sabe muy bien cómo fue aquélla y quién y por
qué se inició la Guerra Civil, que hoy, desgraciadamente, han vuelto los mismos a hacer lo mismo: “Es cierto que bajo la república –y ahora mismo,
desde los gobiernos del perturbado Rodríguez– hubo una
tenaz incitación al odio y a la guerra civil por parte de la
izquierda, especialmente del PSOE, hasta provocar con
mil desmanes el odio correspondiente en una derecha que
se esforzó casi todo el tiempo en mostrarse conciliadora.
(..). La derecha, en su gran mayoría, aceptó la Constitución republicana, buscando reformarla por vías legales y
pacíficas. Las izquierdas creyeron que ‘su’ Constitución y
demás leyes les mantendrían siempre en el poder, y al no
ser así, como se vio en 1933, se rebelaron contra su propia legalidad, creando un proceso revolucionario abierto.
Ello empujó a la derecha, muy contra su voluntad y con
enorme riesgo de ser completamente aplastada, a sublevarse a su vez en julio del 36”. Así que si ahora estamos como entonces, también lo dijo el Papa
en una visita reciente a España, ¿se verá empujada la derecha, una vez más, a sacrificarse para
volver a salvarnos?
Sentado su parecer histórico, vayamos, por
ejemplo, a sus opiniones-gallinejas sobre todo lo
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que se mueve en esta España de podredumbre.
Volveremos a los políticos, Zapatero es especial,
que le reservamos ganchos y ganchos, pero atendamos a otros géneros, que tenemos un buen surtido. Ya decimos que la casquería está a reventar,
repleto el escaparate. Porque, ¿qué puede salir de
esta sociedad?:“Tengo la impresión de que el rock y la
pornografía constituyen elementos básicos de una verdadera nueva cultura popular, entendiendo la palabra cultura
en un sentido sumamente amplio. Un tercer puntal de
ella sería el fútbol. Siempre hubo afición a este espectáculo, pero no con los rasgos casi obsesivos y la creciente violencia de ahora (...) Otro rasgo clave de esta nueva cultura consiste en su anglofonía. El idioma absolutamente
hegemónico del rock y la pornografía es el inglés, que desplaza cada vez más al español en una multitud de manifestaciones. En cuanto al fútbol, de origen inglés como su
nombre indica, su vocabulario se había españolizado, pero en los últimos tiempos se observan síntomas de una
vuelta a los principios”. Es lo que tiene el inglés, que
empiezas llamando referee al árbitro y acabas enfangado en destrozar la family del father, mother
and children. “La progresía promete grandes beneficios
de la abolición de la familia cristiana, aunque no sabemos bien cuáles puedan ser. Lo que sí vemos claramente
son sus perjuicios: disgregación familiar, a menudo acompañada de violencias, aumento masivo del divorcio, de los
hijos criados en hogares monoparentales, del aborto, de la
pederastia, de la droga y el alcoholismo, etc.”.
¿Hemos dicho sexual? Un problema terrible
del que ya verán cómo se engarzan, cual cerezas,
otras prácticas que acaban en aberraciones que
no nos atrevemos ni a mencionar para no asustar a los lectores: “El aspecto más hipócrita de la
‘educación sexual’ es su presentación como una cuestión
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de ‘salud’. ¿Quién puede oponerse a enseñar conocimientos y hábitos saludables a la gente? Pero, claro está, las
cosas van en otra dirección: se trata de utilizar la conveniencia de la salud para introducir sus viciadas y viciosas
ideologías sobre la sexualidad”. Porque, ¿ustedes se
han puesto a pensar quiénes se encargan de dar
esa educación? Fácil, que “la respuesta está a la vista de todos: son el partido de Rumasa, de Filesa y del
Gal; el que sacó un provecho desvergonzado e ilícito a la
mayor matanza terrorista que haya sufrido España,
mintiendo y vulnerando las normas electorales; el del conchabeo con Mohamed VI, con Castro o con Arafat; el
del ‘diálogo’, es decir, colaboración con la ETA, justificando y premiando los asesinatos de esta; el del estatuto
ilegal organizado por los políticos contra la Constitución
en Cataluña. Y así sucesivamente”.
Nada pues, debe extrañarnos la extensión de
la pedofilia, que tanto favorecen estas políticas
suicidas, que más claro no puede estar: “Ahora
bien, si estos adultos promueven activamente la relación
sexual entre individuos de edad muy baja, ¿por qué no
hacer lo mismo entre esos niños y los adultos que les ‘instruyen’ y que, naturalmente, son más expertos y hasta,
podrían decir en su demagogia, más responsables? Desde
el punto de vista progre no hay absolutamente ningún argumento en contra. Simplemente, esos políticos y ‘educadores’, aun si muchos de ellos no practican la pederastia,
están creando el ambiente propicio para que esta cunda al
máximo”. ¿Ejemplos? Los lectores de EL PAÍS:
“Del mismo modo que los seguidores de la demagogia
del lobby rosa no son todos homosexuales, ni mucho menos; ni las partidarias del aborto como un supuesto derecho abortan siempre. Pero lógicamente, y por razón de su
forma de pensar, habrá entre los lectores y seguidores
de EL PAÍS muchos más pedófilos que dentro de la
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Iglesia, una de cuyas tradiciones es la condena y oposición a
tales prácticas”. Y otra vez: “Da la mayor relevancia EL PAÍS a la detención de un religioso español por
abusar de menores (...) Un religioso que abusa de menores
es un caso poco frecuente y, por tanto, noticia. En cambio
no lo es que lo haga un afín a EL PAÍS, porque sería lo
más natural. ¡Tantos de ellos lo practican en Cuba y otras
tierras! Son progresistas sin tabúes ni complejos, como ese
mismo periódico. Entre los progres habrá de todo, como es
lógico, pero su concepción de la sexualidad lleva de modo
natural a la pederastia y a cualquier otra aberración”.
Y como hemos dicho aberraciones, vámonos
a conocer sus profundas teorías sobre el feminismo o, dios santo, la homosexualidad. Más para
la casquería: “Si alguien creyera aún en la inferioridad
de la mujer, podría encontrar un sólido argumento en las
tiorrejas del gobierno y la mayoría de las diputadas. ¡Qué
elementas! Y con toda desvergüenza, dicen representar a
'la mujer'. Afortunadamente no es así, pero debe reconocerse que contaminan mucho”. O bien esta otra mollejita: “Leo que, al grito de ‘nosotras parimos, nosotras decidimos’, un grupo de feministas agredió a un anciano en
Madrid, y otro grupo se desnudó en Barcelona durante y
contra las manifestaciones antiabortistas. Con seguridad,
esas marimachos y arpías no paren (y hacen bien, por lo
que atañe a su posible prole)”. Porque claro, lo del
aborto no llega a convencerle, por decirlo de alguna manera: “La ley del aborto es, con toda claridad,
anticristiana y antifamiliar, pero también directamente
delictiva, pues afirma como un derecho la destrucción de
vidas humanas en gestación y niega el papel y la competencia del padre, que así tiende a desentenderse de su prole,
tentación cada vez más extendida entre los varones. Solo
de una chusma como la que puebla las Cortes, profundamente inmoral, corrompida y colaboradora del terrorismo,
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podía salir una ley así, en la que quedan retratados indeleblemente esos supuestos representantes del pueblo”.
También le gusta exponer en el puesto del
mercado, colgados de los ganchos, algunos de
sus muy abundantes escritos sobre homosexualidad, que es una plaga que le tiene a mal traer:
“Parece bastante claro que la homosexualidad es una tara, es decir, una desviación de la sexualidad normal, demasiado evidente para precisar muchas explicaciones”.
Pero Moa, generoso, las da: “La sexualidad normal
se establece entre hombres y mujeres, tiende a la reproducción y, quizá por ello, a una unión estable, se cumpla luego o no. Hay, claro, otras formas de sexualidad, entre
ellas la homo, pero defectuosas a mi entender. En ellas el
acto sexual se convierte fundamentalmente en una diversión y un placer particular, sin importar de modo especial
con quién o con qué, ni implicar otros sentimientos que
los derivados directamente de ese placer o diversión”. Pero hay cosas que conviene remachar por si alguien, de forma aviesa, intenta tergiversar al notable historiador. Una vez más para que quede
claro: “La homosexualidad, en relación con la sexualidad normal, es una desgracia, como la cojera, la escasa
inteligencia, la miopía etc. etc.”. Habrá quien piense
que la homosexualidad es un problema grave, sí,
pero que nunca creyeron que podía dar pánico:
“Me dice un sacerdote”, decía Moa, “que están bastante ‘acollonados’ con la seguridad del Papa en Barcelona
[noviembre 2010]...porque gran parte de los voluntarios
que se han presentado para asegurar la visita pertenecen
a colectivos homosexualistas”. ¡Qué susto, un montón de vigilantes gay alrededor de Su Santidad!
Género nuevo en el mármol: el 11-M. “A
seis años de la mayor matanza terrorista de la historia
de España, seguimos ignorando sus verdaderos autores,
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inductores e intencionalidad, como ponen de relieve las incongruencias de la versión oficial y los crecientes descubrimientos de irregularidades en la instrucción del caso”.
Pero no todo es oscuridad, que el casquerocorneta ha encontrado a los agraciados: “En cambio sabemos una multitud de otras cosas. Ante todo, quiénes han sido los beneficiarios. El mayor y más inmediato
beneficiario ha sido el presidente Rodríguez y sus gobiernos. Y a través de estos, los terrorismos islámico y etarra,
que han recibido extraordinarias ventajas. Los islámicos
fueron obsequiados por Rodríguez con la retirada de las
tropas españolas de Irak y el llamamiento a otros países a
imitarle (...) En cuanto a la ETA, obtuvo una colaboración sin límites”. Ya en 2004, sabía muchas cosas:
“Zapatero ha obtenido el gobierno mediante las elecciones
más sucias y marrulleras de la historia de la democracia
española, rompiendo las exigencias del juego democrático o
utilizando a su favor a quienes las rompían, y en alianza
con fuerzas siniestras que le exigirán el pago”. Pero, ¿alguna idea sobre los autores de la masacre? Indirecta, que Moa, líbrenos el señor, no quiere acusar a
nadie: “En suma, la mafiosa explotación de la matanza
y las afinidades ideológicas del PSOE con los terroristas
permiten explicar las demás actuaciones del Gobierno.
¿Hubo además de esta relación indirecta con el atentado
otra más directa (recuérdese que varios de los presuntos autores eran confidentes o estaban controlados por algunos
policías)? Hoy por hoy se trata de una mera especulación”.
Ya ven, una mera especulación...
El blog de Pío Moa es una parte –o quizá una
réplica– de su almacén de casquería. Diálogos filosóficos, por un decir; historiográficos, por
otro decir; político, ni eso, y recogida de papelillos variados. Incluso alguno hay que se ha debido escapar de algún cubo de la basura rumbo
−115−
al vertedero, utilizado por militares de extrema
derecha. Y mientras no se demuestre lo contrario, todo militar de extrema derecha es golpista.
Ergo, nuestro sensible músico da amparo en su
blog a panfletos golpistas como éste: “Se supone
que el Rey es el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, y
es habitual denominarlo como el Primer Soldado de España. Entonces ¿por qué no opina sobre la mal llamada
memoria histórica? ¿Por qué permite el trato vejatorio al
Caudillo que le regaló el Trono, que también ha administrado? (...) Si no es lo es el jefe militar que se le supone,
porque no tiene autoridad, ni capacidad de de premiar ni
de sancionar (que es como se manda), pues que no saque
tanto el pecho militar en actos de opereta. No se le puede
olvidar que este Ejército y su Corona (lo quieran o no)
provienen de la Victoria del 1 de abril de 1939”. Panfleto volandero que acababa de esta guisa: “Estos
miserables siguen, a grandes zancadas, atacando, ofendiendo, hundiendo lo militar. Es evidente que, después de
odiar a Dios, es lo que más odian (...) Que unos bastardos actúen así es absolutamente normal. Lo que veo absolutamente anormal es el silencio castrense ante tanta vileza”. ¿Llamada a algunos militares a la acción?
Cualquiera sabe pero tenemos más bisutería en
este baratillo. He aquí la carta abierta de un coronel de la Legión que dice llamarse Mariano
Cañas, dirigida a la ministra de Defensa, Carme
Chacón: “Si en mis tiempos de oficial de la Legión, se
hubiera alguien atrevido a insinuar cosa semejante
[prohibición de la escolta en la procesión del Corpus en
Toledo], todos los oficiales legionarios y jefes que ostentaban la medalla militar individual, le hubiéramos cruzado
la cara con las fustas, porque con la mano hubiera sido
un deshonor el hacerlo”. Y un poquitín más: “Señora
o lo que sea, deje usted el cargo, no sea que las Fuerzas
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Armadas se cansen de que las mande una que los odia y
entonces, será vuestro el crujir de dientes”. ¿Verdad que
dan miedo los autores de los panfletos? ¿Y no
aterran aún más quiénes los acogen y difunden
en sus blogs?
Pero son los políticos para quienes Moa
guarda sus mejores arremuescos. Primero, el general conjunto, que luego iremos al menudeo:
¿Les basta como ejemplo su reacción al documento firmado por todos los diputados tras la
muerte del cubano Orlando Zapata, que tanto
censuró, como hemos visto en el primer capítulo, Jiménez Losantos? Fue ésta: “¿Cómo va a condenar al castrismo un Charlamento envilecido, formado
mayoritariamente por delincuentes pro terroristas y pro
chekistas, miembros de partidos corruptos hasta la médula y encubridores del 11-m, la chusma de las Cortes, esas
gentes de la trola, el choriceo y el puterío?”. De vuelta
al mostrador, las entrañas que más le gustan son
las del presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero: “Desde 2004 tenemos un gobierno
mafioso, esto es, ilegal e inmoral, conculcador de la Constitución, aliado del terrorismo, de los separatismos, de totalitarismos como el cubano o tiranías amenazantes como
la marroquí, socavador de la independencia judicial, de
la familia, fomentador de todas las formas de corrupción
y que se siente heredero de un Frente Popular a su vez
‘rojo’ y causante de la guerra civil”.
Pero quizá lo peor de Zapatero sea su abyecta
servidumbre con ETA. “Los servicios de los socialistas a la ETA han sido inverosímiles (...): ha legalizado
sus aparatos políticos, les ha inyectado gran cantidad de
dinero público, ha dado a los terroristas proyección internacional, más dinero con motivo de la ‘ley de memoria
histórica’, les ha facilitado una buena imagen mientras
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trataba de hacer añicos la de las víctimas del terrorismo, de
silenciarlas y dividirlas. Ha justificado y premiado, en fin,
el asesinato como método de hacer política”. Porque en
definitiva, ¿acaso hay alguna diferencia entre socialistas y etarras? Dos gotas de agua, explica
Moa: “Son muchos y muy importantes los lazos entre el
gobierno actual y los pistoleros: unos y otros se proclaman
‘rojos’ y socialistas: son profundamente ‘antifranquistas’
(...) denuncian las “injusticias del capitalismo” en el
mundo; simpatizan con ‘los pueblos oprimidos’ y las ‘civilizaciones’, como llaman a las cleptocracias tercermundistas; son feministas y amantes del ‘progreso’; tienen en poco
a España, su unidad y carácter nacional, por no decir que
los desprecian… Hay, realmente, muchas y sólidas coincidencias ideológicas entre Zapo y De Juana Chaos, entre
la vice y Ternera, que permiten un amplio abanico de negocios y diálogos”. Exactamente, una coincidencia
rigurosamente cuantificada por nuestro instrumentista: “Se entiende que el personaje [Zapatero] se
permita con tanta alegría colaborar con la ETA, pues en
definitiva comparte con ella el 80 ó 90% de ideología”.
No quiero dejarles una imagen amarga de este pluriempleado nuestro. A veces el sonido de
una corneta puede hacernos reír, si logra simular
con estilo, y suena en el momento oportuno, la
bocina del payaso. Les reproduzco una propuesta suya de chiste, a raíz de aquella famosa portada de El Jueves con los Príncipes: “¿Por qué no una
caricatura de Zapo y su señora en la misma posición,
más Zerolo dando al primero por detrás (motivo de orgullo para ambos)?”
Por dejarles con una gracia. Tan fina como
una criadilla
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