Jean-Marie Schaeffer: Qu`est-ce que un genre litteraire? (1989)

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Jean-Marie Schaeffer: Qu’est-ce que un genre litteraire? (1989)
NOTA BIO-BIBLIOGRÁFICA
Jean-Marie Schaeffer (1952), según la versión francesa de Wikipedia, es un filósofo de la
recepción estética que trabaja para Centro Nacional de Investigaciones Científicas. Sus obras
más conocidas en el ámbito de la teoría literaria son ¿Qué es un género literario? (1989) y ¿Por
qué la ficción? (1999), obra muy interesante en la que aporta argumentos de la psicología
cognitiva para explicar el efecto ficcional.
Entre sus publicaciones más recientes destacan: Adiós a la estética (2000), Arte, creación,
ficción (2004), El fin de la excepción humana (2007) y Teoría de las señales complejas, estética
y arte (2009).
La web del FCE, recoge la siguiente nota biográfica:
Es filósofo, director de estudios de la École des Hautes Études en Sciences Sociales,
investigador del Centre National de la Recherche Scientifique y miembro del Centre
de Recherches sur les Arts et le Langage en París. Sus investigaciones se han centrado
en la crítica filosófica radical a la estética y las artes y en el estudio de los
fundamentos evolutivos y cognitivos de la creación artística, pues considera que la
naturaleza estética de las obras de arte no es una propiedad intrínseca de las obras,
sino una dimensión de la conducta humana. Sus investigaciones le valieron una
medalla de bronce del Centre National de la Recherche Scientifique en 1992.
Entre sus obras se cuentan: La naissance de la littérature. La théorie esthétique du
romantisme allemand (1983), L’art de l’âge moderne. L’esthétique et la philosophie
de l’art du XVIIIe siècle à nos jours (1992), Nouveau dictionnaire encyclopédique des
sciences du langage (con Oswald Ducrot) (1995), Les célibataires de l’art. Pour une
esthétique sans mythes (1996) y Art, création, fiction. Entre sociologie et philosophie
(con Nathalie Heinich) (2004). Se han traducido al español los libros La imagen
precaria (1990), ¿Por qué la ficción? (2002), ¿Qué es un género literario? (2006) y
Adiós a la estética (2006).
ÍNDICE DE LA OBRA
Título original: Qu’est-ce qu’un genre littéraire?, Paris, Editions du Seuil, 1989
Versión española: ¿Qué es un género literario?, Madrid, Akal, 2006
I.
RESUMEN HISTÓRICO DE ALGUNOS PROBLEMAS TEÓRICOS
Una pregunta con trampa
Las ambigüedades del padre fundador
El interregno
Del normativismo al esencialismo
Sistema de los géneros e historia
Lucha de géneros
II. DE LA IDENTIDAD TEXTUAL A LA IDENTIDAD GENÉRICA
Clases genéricas y nombres de géneros
La obra literaria como objeto semiótico complejo
El acto comunicacional
El acto discursivo realizado
Pluralidad y carácter compuesto de los referentes genéricos
III. IDENTIDAD GENÉRICA E HISTORIA DE LOS TEXTOS
La obra de Pierre Menard
Contexto y re-creación genérica
Contexto y recepción genérica
Genericidad autorial y lectorial
IV. REGÍMENES Y LÓGICAS GENÉRICAS
La ejemplificación
La modulación genérica
Las lógicas de la genericidad
SÍNTESIS
El problema de la definición de clases genéricas y de los nombres asignados a los géneros
literarios se inscribe en una problemática a la que nos enfrentamos cada día: la clasificación de
objetos. Sin embargo para proceder a tal clasificación, se han utilizado parámetros muy
distintos, lo que lleva a Schaeffer a afirmar que los términos genéricos tienen un estatus
bastardo.
Ante tal problema, en principio tenemos varias opciones: aceptar dicha clasificación, renunciar
a cualquier intento de taxonomía, o buscar un camino intermedio tal y como propone Todorov
en su famosa Introducción a la literatura fantástica (1970), estableciendo una distinción clara
entre géneros teóricos y géneros históricos. Sin embargo, esta idea de analizar los géneros
históricos como un subconjunto deducido a partir de los géneros teóricos planteada es
rebatida por Jean-Marie Schaeffer alegando lo siguiente:
Habría, pues, una especie de vínculo deductivo entre los géneros teóricos y los
géneros históricos. Es justamente esa posibilidad la que se me antoja dudosa. En
primer lugar, el sistema de los géneros teóricos, construido a partir de oposiciones
diferenciales, simples o múltiples, obedece a exigencias de coherencia que no son las
de los géneros históricos (cualquiera que sea la realidad de esos géneros designados
por los nombres de géneros tradicionales). En segundo lugar, mutatis mutandi, el
número de características según las cuales se pueden reagrupar dos textos es
indefinido o infinito. Eso se debe al hecho de que, cuando comparamos dos textos, no
partimos de su identidad numérica, sino de lo que Luis J. Piñero denomina su identidad
específica (definida como un conjunto de características no contradictorias). Ahora
bien (…), ¿según qué criterios serán elegidos los rasgos considerados como
determinantes, sino según la capacidad que tengan de estructurar los conjuntos de
textos ya diferenciados por los nombres genéricos tradicionales? Ahora bien, si tal es
el caso caemos en un círculo vicioso. Y, lo que es más, nos parece muy improbable que
la deducción de fenómenos históricos a partir de denominaciones apriorísticas sea
posible en literatura cuando ha resultado imposible en todos los demás ámbitos de la
investigación histórica. [Schaffer: 1987: 47]
En definitiva, la crítica de Schaeffer al sistema deductivo de Todorov, arrastrado desde la
clasificación aristotélica de las “especies” poéticas, viene a demostrar que no podemos utilizar
la misma lógica de clasificación para los géneros literarios que para las especies naturales, ya
que estos no se reproducen entre sí, sino que son engendrados por una causa externa.
Para tratar de poner un poco de orden en la terminología vinculada a los géneros literarios,
Schaeffer defiende que no interesa tanto la nomenclatura misma como la naturaleza de sus
referentes, por lo que selecciona cinco estudios teóricos diversos en cuanto a su origen,
objetivo y fines para tratar de construir su propia teoría a partir de ellos; estos son:
Historia de la literatura latina (1968) de Karl Büchner;
Anatomía de la crítica (1969) de Northrop Frye;
Ensayo de poética medieval (1972) de Paul Zumthor;
La poesía oral. Naturaleza, significado y contexto social (1977) de Ruth Finnegan,
Historia Oxford ilustrada de la literatura inglesa (1987) de Pat Rogers.
Lo que se propone el estudio de Schaeffer no es proponer una clasificación más de los
diferentes nombres de los géneros literarios, ya que para él no es más que un desglose entre
otros muchos posibles, una construcción metatextual que halla su legitimación en la estrategia
de saber del crítico y no en una diferenciación interna unívoca de la literatura [52], sino
profundizar en el estudio de las modalidades genéricas, que vendrían a ser los referentes
inmediatos de los nombres genéricos. Para ello, parte de una concepción semiótica del texto
literario:
…una obra literaria, como todo acto discursivo, es una realidad semiótica y
pluridimensional; por ello, la cuestión de su identidad no podría tener una respuesta
única, al ser la identidad, por el contrario, siempre relativa a la dimensión a través de
la cual se la aprehende o, por decirlo de otro modo: una obra nunca es únicamente un
texto, es decir, una cadena sintáctica y semántica, sino que es también, ante todo, la
realización de un acto de comunicación interhumana, un mensaje emitido por una
persona dada en determinadas circunstancias y con unos fines específicos, recibido por
otra persona en determinadas circunstancias y con unos fines no menos específicos.
[56]
Partiendo de la teoría de la comunicación, Schaffer defiende que todo acto discursivo hace al
menos cinco cosas distintas: Who says what in which cannel to whom whith what effect? En
el acto comunicacional, Schaffer destaca cinco aspectos esenciales:
 El nivel de enunciación
 El nivel de destino
 El nivel de la función
 El nivel semántico
 El nivel sintáctico
Schaeffer hace un análisis minucioso de cada uno de los niveles aneteriores para determinar
en qué grado influyen en la nomenclatura de los diferentes géneros literarios. Y para concluir
esta primera aproximación al texto como hecho semiótico, dedica un apartado a la “pluralidad
y carácter compuesto de los referentes genéricos”, donde sin embargo apunta que los factores
anteriormente presentados en cada uno de los cinco niveles, no son exhaustivos pero tratan
de mostrar la aparente falta de coherencia de los nombres de los géneros literarios, hecho que
se explica por el hecho de que el acto verbal es un acto semiótico complejo.
Un primer esquema en el que refleja dicha complejidad es el siguiente:
Marco
comunicacional
Acto
discursivo
Realización
Enunciación: enunciador real/figurado/ ficticio;
enunciación seria/ficticia; enunciación
oral/escrita; narración/representación/modo
mixto.
Destino: destinatario real/ ficticio; destinatario
determinado/ indeterminado; destino reflexivo/
transitivo…
Función: funciones ilocutivas y perlocutivas;
función seria/ lúdica; oposición literal/ figurada…
Semántica: rasgos temáticos, condicionamientos
hermenéuticos, “modos”, oposición literal/
figurada
Sintáctica: condicionamientos gramaticales;
rasgos fonéticos, prosódicos y métricos;
características estilísticas; organización
macrodiscursiva (narratológica, dramatológica,
etc.)
A estos factores, se superponen otros condicionamientos:
A. Temporales: aunque los nombres de géneros debidos a factores temporales parecen
en principio simples (textos producidos en un determinado período), la nomenclatura
se complica al trasvasarlos a otras épocas o al adjetivar, por ejemplo, nombres de
autores para significar “al modo de” señalando rasgos que según los casos serán más o
menos precisos.
B. Espaciales: que podemos concretar en dos casos:
a. Especificación de un género según la comunidad lingüística, pero dentro de
una esfera cultural más o menos sólida: novela francesa, inglesa, etc.
b. Trasposición de nombres de géneros de una cultura a otra: utilización del
término “poema épico” por “chantefables”.
Así, los nombres de géneros, lejos de determinar todo un mismo objeto llamado “texto” o
incluso uno o varios niveles invariantes de ese texto, van ligados a los aspectos más diversos
del hecho discursivo. De hecho, en muchas ocasiones, un solo nombre de géneros hace alusión
a diversos factores a un tiempo, incluso las formas métricas como el soneto, no se refiere solo
a factores sintácticos, sino que las diferentes variantes añaden factores de sentido. Los
géneros sin embargo entroncados a las prácticas discursivas serias, tienen tendencia a
permanecer estables, frente a los géneros de ficción, que combinan factores enunciativos con
otros semánticos y sintácticos.
Por otro lado, la fuerza identificativa de los nombres de los géneros varía mucho de unos a
otros.
Como conclusión general: es inútil que esperemos encontrar una identidad en la selección de
modelos textuales pertinentes contenidos en ellos, y eso aun poniendo entre paréntesis la
variedad de funciones que asume la identidad genérica [90]:
Desde el punto de vista genérico, la única identidad textual que existe es la
relativa al nivel del mensaje transmitido por el nombre de género. En la aparente
sencilla relación entre un texto y su género se entremezclan otras más complejas y
heterogéneas entre diversos aspectos de actos comunicacionales y de relaciones
textuales, diversas formas de identificar el texto y diversos nombres de géneros: decir
de un texto que es un sermón y de otro que es un soneto, no significa simplemente
que los clasifiquemos en dos géneros diferentes sino en criterios de identidad textual
diferentes: acto comunicacional en el primer caso, organización formal en el segundo.
Del mismo modo, decir de tal o cual poema que es un soneto y un poema de amor, es
abordar el mismo texto según criterios de identificación diferentes, un criterio formal y
un criterio semántico. Tenemos que añadir que en ninguno de los ejemplos que hemos
encontrado la identidad genérica puede superponerse al texto como totalidad
sintagmático-semántica: nunca se identifica el texto como total por un nombre de
género, sino todo lo más como un acto comunicacional global o una forma cerrada _lo
que, como hemos visto, no es lo mismo, ya que el texto es realización del acto y la
forma un aspecto del texto. [Schaeffer: 1987: 90]
Para ilustrar su teoría sobre la identidad genérica y la historia de los textos que lleva a cabo en
el tercer capítulo de su libro, Shaeffer acude al relato de Borges “Pierre Menard, autor del
Quijote”, que viene a ilustrar cómo, en la medida en que un texto no es solo una cadena
sintáctica sino que forma parte de un acto de comunicación mucho más complejo, la
identidad, a través del tiempo, de la cadena sintáctica, no garantiza su identidad como
mensaje (…) puesto que un mensaje sólo puede significar algo en un contexto y en referencia a
ese contexto, la identidad semiótica del texto es contextualmente variable, es decir, es
indisociable de la situación histórica en la que este contexto se actualiza [93]. Por eso para
entender el mensaje original es necesario pasar por un proceso de reactualización.
Si bien Schaeffer acepta esta idea, matiza con que en “ciertas circunstancias” y en “cierto
grado” la identidad genérica de un texto es contextualmente variable, y sin embargo, no es un
factor que considere en su estudio, que se limitará a contemplar la variabilidad de los rasgos
semánticos y sintácticos.
Este hecho de la variabilidad que plantea Pierre Menard, se resume en dos: la reactualización
receptiva de un mismo texto en épocas distintas (lo que Schaeffer desarrolla en “Contexto y
re-creación genérica”), y la utilización en diferentes épocas de ciertos rasgos textuales ligados
a géneros específicos en el interior de los textos que, si exceptuamos estos rasgos, no son
idénticos (“Contexto y recepción genérica”).
Estos aspectos llevan a Schaeffer a postular el fenómeno de la RETROACCIÓN GENÉRICA, a
partir de la fórmula de Danto (¿?), que sirve para recordar otra distinción: la del régimen
textual de los hechos genéricos vs. su régimen clasificatorio.
Los efectos de este fenómeno de retroacción atañen solamente al régimen clasificatorio, y se
deben al hecho de que un texto no sabría predeterminar todas sus afinidades posteriores con
textos o clases de textos todavía inexistentes en el momento de su producción, ya que sus
afinidades dependen tanto de los textos futuros como de las propiedades intrínsecas del texto
en cuestión. Así, la identidad genérica clasificatoria de un texto estará siempre abierta.
Por tanto, a nivel autorial, a escala de génesis del texto, los únicos rasgos genéricamente
competentes son aquellos que se refieren a la tradición anterior del texto. En este sentido, la
genericidad autorial es estable, puesto que las afinidades que puedan sobrevenir al texto,
fuera de toda intencionalidad autorial e independientemente de su contexto de génesis son no
pertinentes. Lo mismo ocurre con las afinidades fortuitas que mantendrá el texto al margen de
toda intencionalidad autorial con otros textos ya existentes.
La distinción entre régimen autorial y régimen clasificatorio permite:
 Evitar confusiones entre las afinidades de hecho y las motivadas.
 Estudiar histórica y teóricamente los factores dinámicos de las tradiciones textuales,
abordando la GENERICIDAD como elemento de producción de obras. (en este sentido,
ya se han pronunciado otros autores a favor de esta concepción de la genericidad: T.S.
Eliot, Bergson, Morris Weitz, Borges…)
Esta diferenciación, sin embargo, provoca una pregunta: ¿por qué la recuperación de un
modelo genérico no desemboca inevitablemente en la identidad genérica del nuevo texto y de
los anteriores que ha tomado como modelo? Schaeffer se responde: por la dependencia
contextual de ciertas determinaciones genéricas. Esto vendría a contemplar el régimen
clasificatorio como una figura concreta del RÉGIMEN LECTORIAL de recepción de la obra, lo
que H.R. Jauss llamó “horizonte de espera genérico”, aunque se trate más bien de un
horizonte contextual.
Este régimen lectorial vendría a regular la recepción de las obras, que implica una
interpretación que no puede hacerse fuera de un horizonte genérico (ejemplifica con las
tragedias clásicas que han llegado a nuestros días, fruto de la clasificación ejercida por los
gramáticos alejandrinos):
…lo mismo que la significación de un enunciado, aunque intencional, no
depende únicamente de la intención del locutor, sino también de su situación
comunicativa (y de sus relaciones con el receptor), la genericidad de un texto, aun
siendo el resultado de una elección intencional, no depende solamente de esta
elección, sino también de la situación contextual en la que la obra nace o se reactualiza
[105]
Aclara Schaeffer que en el momento de la génesis de un texto, genericidad autorial y lectorial
se superponen, mientras que a medida que nos alejamos cronológica y culturalmente de ese
momento de génesis, las diferencias entre ambas genericidades se multiplican, ya que la
genericidad autorial, ligada al contexto de producción, permanece inmutable mientras que la
genericidad lectorial se enriquece o empobrece de todo contexto inédito. Por tanto, el texto
sirve de soporte a la manifestación de las intenciones genéricas autoriales y de piedra de toque
a las interpretaciones genéricas de los receptores [106].
De esta distinción se deducen dos preguntas que el autor tratará de contestar en el siguiente
apartado. Las preguntas son:
 ¿la distinción entre régimen autorial y lectorial es pertinente para todas las
determinaciones genéricas independientemente del nivel del mensaje?
 ¿los diferentes niveles de mensaje verbal se refieren a una única y exclusiva lógica
genérica o existen varias?
REGÍMENES Y LÓGICAS GENÉRICAS
Si admitimos que las relaciones entre el texto y su género son tanto de pura ejemplificación
como de transformación, admitiremos que existen al menos dos régimen genéricos distintos:
la ejemplificación y la modulación.
A. LA EJEMPLARIDAD: RELACIONES GENÉRICAS PARADIGMÁTICAS
Este tipo de régimen suele darse cuando el nombre del género hace referencia al nivel
del acto comunicacional: el texto se limita a poseer las propiedades que lo denotan y a
las que el nombre hace referencia: promesa, aserción, amenaza; o nombres de
géneros que se refieren al acto comunicacional global: relato, drama, ficción,
dedicatoria, etc.
Una relación genérica es paradigmática cuando la definición de la clase genérica
se refiere a propiedades compartidas por todos sus miembros, es decir, cuando las
propiedades implicadas en el nombre de género son recurrentes [108]
** Noción de convención
Para abordar los regímenes genéricos, Schaeffer introduce la noción de CONVENCIÓN
y una primera distinción de Searle entre convenciones constituyentes y reguladoras a
la que añade una tercera, propuesta por Steve Mailloux (Interpretative conventions.
The Reader in the Study os American Fiction, 1982):
 Convenciones constituyentes: instituyen la actividad que regulan; la actividad
se produce por las convenciones y no fuera de ella; la digresión solo existe
como fracaso al acto de realizar.
 Convenciones reguladoras: prescriben actividades futuras, pero sin instituirlas
como tales: se puede hacer una digresión sin que eso suponga al mismo
tiempo hacer que fracase el acto que pretende regular.
 Convenciones de tradición: remiten una actividad actual a actividades
anteriores proponiendo su reproductibilidad, pero sin prescribirla: alejarse de
una convención de tradición equivale a modificarla.
El régimen de la ejemplificación determina convenciones constituyentes, que hacen
posible la actividad en cuestión: un relato o un drama sólo existen en tanto que ponen
en práctica las convenciones pertinentes. Al intentar alejarse de estas convenciones,
fracasa.
Factores de la EJEMPLIFICACIÓN:
 Los géneros sumidos a este régimen determinan sus instancias textuales
siempre globalmente, lo que quiere decir que los nombres de este tipo se
refieren al texto o a la obra en su unidad.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que los conceptos de unidad textual y
de globalidad narrativa no son pura y simplemente intercambiables: obras
como Les faux-monnayeurs, que contienen actos intencionales diferentes que
se refieren a nombres genéricos diferentes.
Podemos analizar los actos comunicacionales como un conjunto de paréntesis
que contienen segmentos textuales que, cualquiera que sea su función
sintáctica, pueden ser considerados como otras tantas ejemplificaciones de
actos globales, bien se presenten de una manera global o encadenados entre
sí. Por tanto,
los nombres de géneros que se refieren a actos comunicacionales
implican una determinación global: identifica una actitud discursiva que domina
los fragmentos textuales que se encuentran a su alcance. También observamos
que, si la relación es paradigmática, no es solamente porque la actitud
intencional preexista como posibilidad que trasciende a cada acto específico,
sino también porque las propiedades semánticas y sintácticas individuales, que
son generalmente no recurrentes, no intervienen en la definición genérica en
cuestión [112]


Los nombres de géneros que remiten a propiedades comunicativas van ligadas
normalmente a descripciones contrastivas y a definiciones de comprensión
(relato vs. representación dramática, por ejemplo).
A modo de conclusión, tomamos unas palabras de Schaeffer:
Cuando los nombres de géneros van ligados al régimen de la ejemplificación, la
obra es captada como realización de un acto comunicacional global y no como
un mensaje específico: vale como ejemplo de una estructura intencional que la
precede y que la instituye como acto inteligible, y no como una estructura
textual individual. Y al contrario, está claro que cada corpus delimitado
contrastivamente puede ser estudiado dentro de una óptica interna, pero,
dicho esto, abandonamos el régimen paradigmático por el régimen contrario,
en el que las determinaciones genéricas son unas variables que dependen de las
obras individuales. En este caso, ya no nos situamos a nivel del acto
comunicacional, y ampliamente intencional, sino en el de la realización efectiva
de este acto, por tanto en el nivel del texto como unidad semántica y sintáctica
[ 112]
B. LA MODULACIÓN GENÉRICA
El texto entendido como unidad semántica y sintáctica.
No podemos estudiar en este nivel relaciones paradigmáticas porque es prácticamente
imposible encontrar dos textos que compartan los mismos segmentos textuales
suprafrásticos de alguna importancia.
Reagrupar bajo la fórmula de genericidad moduladora todos los nombres de géneros
que dan cuenta de su funcionamiento semántico y sintáctico, le plantea algunos
problema a Schaeffer, especialmente el caso de las formas fijas o géneros que dan
lugar a fórmulas de estricta recurrencia. Sin embargo, para despejar esta duda,
ejemplifica con el caso del soneto y de otras formas fijas, en las que existen varios
casos alejados de la regla, lo que demuestra que no podrían formar parte del régimen
de la ejemplificación, ya que la definición del propio “género” sería variable.
**Ejemplicidad vs. Modularidad
…el estatus genérico del acto comunicacional no es un hecho de textualidad
(aunque dé lugar a rasgos textuales) sino un hecho de intencionalidad. Cuando el
nombre del género se refiere al nivel intencional, el texto realizado permanece
genéricamente inerte: ésta es precisamente la razón por la que el acto comunicacional
solo puede ejemplificar, es decir, poseer la propiedad a la que hace referencia y que lo
denota (…) Otra cosa sucede cuando la determinación genérica se refiere al mensaje
realizado, que concierne a las propiedades sintácticas y semánticas del texto: cuando
decimos que [X] es un soneto, ponemos en relación unos hechos sintácticos (y
eventualmente semánticos) no con unos hechos de orden superior que los primeros
ejemplificarían, sino con hechos del mismo tipo, es decir, con otros textos llamados
sonetos: nos encontramos ante una relación de semejanza y de diferencia entre textos
y no ante una relación de ejemplificación entre un texto y una propiedad
comunicativa.
(…) Un soneto no es un ejemplo de reglas, que pone en juego; no puede serlo
porque una regla (una norma reguladora) no se realiza, se aplica, lo que no es lo
mismo. Eso se debe al hecho de que una regla no es una propiedad textual, sino la
prescripción de una propiedad. De ahí que un poema pueda desviarse de la normalidad
genérica del soneto y continuar siendo un soneto: el cambio de reglas o de una parte
de ellas forma parte de las posibilidades intrínsecas del género [116].
En estos casos, se trata de convenciones reguladoras, aunque dentro del régimen de la
modularidad debemos distinguir entre:
a. Modulación por aplicación: reglas: incluye los casos que hemos visto
anteriormente, donde la relación fundamental se establece entre un
texto y una norma. Se trata de convenciones reguladoras.
b. Modulación por semejanza: clases analógicas: se trata de los casos de
géneros que tienen una relación histórica: La noción de similitud es
intrínsecamente indefinida, lo que explica a la vez la inestabilidad
semántica de los nombres de género que defienden una simple
similitud formal (cuento, novela corta, novela, etc.), y su continuidad
histórica (facilitada por esta variabilidad semántica). [118]
El nombre de este tipo de clases textuales puede deberse a:
 Resultado de una constitución histórica progresiva
 Clasificación meramente retrospectiva
c. Hay un tercer caso de modulación que puede incluirse en el grupo
anterior, ya que resulta difícil establecer los límites: se trata de la
modulación hipertextual: clases genealógicas: toda posible ilación que
se pueda establecer entre un texto y uno o varios conjuntos textuales
anteriores o contemporáneos de los que, sobre la base de rasgos
textuales [INTRATEXTUALES: función meramente estructural] o índices
diversos [PARATEXTULES: función metatextual, carácter orientativo:
canalizan el trabajo de lectura orientando al lector hacia su horizonte
de previsión genérico], parezca lícito pensar que han funcionado como
modelos genéricos en el modelo de la creación del texto en cuestión,
bien imitándolos, bien diferenciándose, bien mezclándolos, o bien
invirtiéndolos, etc. [118-119]
El ejemplo que da Schaeffer de la dificultad entre la distinción de
ambos tipos de modulación es el cuento entendido como género que
abarca el cuento occidental y el oriental: género híbrido fundado parte
en la mera semejanza casualmente indeterminada, y en parte en
relaciones hipertextuales.
Volviendo a la definición propuesta de marcación hipertextual, insiste
en aclarar dos puntos:
 Que la relación entre índices y rasgos textuales puede ser
engañosa: los índices nos pueden orientar hacia un horizonte
falso.
 Que los marcadores genéricos son la huella textual de factores
que ponen de manifiesto el nivel comunicacional: se
distinguen de los rasgos genéricos al ejemplificar una
propiedad intencional, mientras que los demás regulan
características textuales.
Características más importantes de la modulación:
o Clases genealógicas y analógicas forman parte de la genericidad moduladora,
pero no tienen el mismo estatus lógico: las primeras remiten a una causalidad
de fuente hipertextual; las segundas son operaciones metatextuales que dejan
sin decidir la cuestión de nacimiento textual.
o La genericidad hipertextual y la genericidad por reglas coinciden en un punto
con la de nivel comunicacional: las tres competen a la genericidad autorial, y
solo en un segundo plano a la lectorial vs. la genericidad analógica, de estatus
lectorial.
o En cuanto a los tres tipos de regímenes moduladores, también presentan
diferencias en cuanto a su definición:
o La genericidad basada en convenciones reguladoras, su descripción da
lugar a una enumeración de reglas prescritas, por lo que el estatus de
su definición es prescriptivo.
o La genericidad basada en convenciones tradicionales, clases
genealógicas, su descripción es especificante, ya que individualiza el
nombre respecto a la obra o a un conjunto de obras de la cadena
textual. Estatus de la definición: heurístico.
La genericidad hipertextual no presente relaciones de ejemplificación
accesibles por medio de una definición de comprensión, sino de
diferenciación interna: “relaciones que existen entre las obras
pertenecientes al género” (Clayton Koelb).
o Los nombres de géneros basados en una relación de semejanza
casualmente indeterminada, su definición pasa por la construcción de
un tipo textual ideal, construido a partir de ciertas obras consideradas
como “ejemplares”. Así, la definición podría definirse como
estadística: sólo puede medirse la curva de las desviaciones que las
obras reales trazan respecto a ese patrón metatextual que es el
ejemplar genérico ideal.
o Igualmente podemos observar diferencias en cuanto a estos tres tipos de
genericidad moduladora al analizar el estatus de las desviaciones:
o En los géneros ligados a convenciones reguladoras, la desviación
supone una violación de las reglas; la violación produce también una
transformación: no impide que la significación primaria de la
desviación en el régimen de las convenciones reguladoras sea el de la
violación. El problema de saber hasta qué grado la desviación de un
texto viola las reglas de un género forma parte todavía de ese género
es una cuestión de fuerzas lexicográficas: podemos escoger entre
ampliar la acepción de un término ya existente o proceder a un nuevo
bautismo genérico.
o En los géneros hipertextuales, las desviaciones son consideradas como
transformaciones sucesivas de los rasgos textuales genéricamente
pertinentes.
o En el caso de los géneros constituidos a partir de una relación de
semejanza casualmente indeterminada, las desviaciones son
variaciones de obras reales respecto al tipo ideal que habíamos
postulado para este tipo genérico.
… el análisis de los nombres de los géneros en su diversidad nos permitirá
descubrir que la lógica genérica no es única sino plural: “clasificar textos” puede
querer decir cosas diferentes según que el criterio sea la ejemplificación de una
propiedad, la aplicación de una regla, la existencia de una relación genealógica o la de
una relación analógica. El resultado final de todas estas operaciones puede ser una
clase extensiva, pero la lógica de la constitución de estas clases es muy distinta e
irreductible a una simple relación analógica de los textos escogidos. Ésta es sólo una de
las lógicas genéricas posibles. [123]
NIVEL
REFERENTE
Acto
Propiedad
comunicativo
Regla
Texto
RELACIÓN
DEFINICIÓN DESCRIPCIÓN CONVENCIÓN
DESVIACIÓN
Ejemplificación
En
Contrastiva Constituyente
Fracaso
global
comprensión
Modulación
Prescriptiva Enumerativa
Reguladora
Violación
por aplicación
Clase
Modulación
Heurística
Especificativa
Tradicional
Transformación
genealógica
hipertextual
Clase
Modulación
Estadística
Tipificadora
_
Variación
analógica
por semejanza
Genericidad autorial; lectorial en un segundo plano
Genericidad lectorial.
La última cuestión con la que cierra Schaeffer su obra es con la dependencia contextual de los
fenómenos genéricos: ¿sirve para los cuatro referentes o solo para algunos de ellos? Las
respuestas que da son las siguientes:
o Los nombres de géneros que tienen como referentes a propiedades del acto
comunicacional son contextualmente estables en la medida en que se refieren a
universales pragmáticos.
o Por tanto, la dependencia genérica solo funciona cuando el nombre del género utiliza
el mensaje efectuado, la cadena semántico-sintáctica.
o La dependencia contextual no interviene de la misma manera en los tres regímenes:
los géneros de las convenciones reguladoras, con prescripciones explícitas, son
generalmente poco variables contextualmente: esas prescripciones le garantizan una
cierta independencia del contexto. La tensión entre genericidad autorial y lectorial en
este caso será bastante moderada, ya que los efectos de retroacción genéricos,
inducidos por la tradición hipertextual o por una clasificación puramente analógica
podrán ser neutralizados al menos parcialmente por medio de una reactualización de
las reglas autoriales.
o En cambio, en las clases genealógicas esta tensión puede ser muy grande.
o En cuanto a los géneros exclusivamente analógicos, la variación contextual apenas
tiene importancia
o Por tanto, prácticamente solo en los nombres de géneros que se refieren a clases
genealógicas son pertinentes los factores de la dependencia contextual y la distinción
entre genericidad autorial y lectorial.
A MODO DE CONCLUSIÓN
En tanto que el acto literario es un acto semiótico complejo, puede ser estudiado desde
numerosas perspectivas. Las cuatro lógicas genéricas expuestas son fenómenos relativos, si
bien podemos decir que cualquier texto responde a estas cuatro lógicas:
1. Es un acto comunicacional
2. Tiene una estructura a partir de la cual se pueden extrapolar reglas ad hoc
3. Se sitúa respecto a otros textos: dimensión hipertextual
4. Se parece a otros textos
Todo esto no quiere decir que todos los niveles sean igualmente pertinentes
para todos los textos (…) la decisión de abordar una obra según este régimen genérico
y no otro depende también de nuestros intereses cognitivos: un estudio de la
literatura con intencionalidad pragmática se concentrará sobre todo en el estudio de
las propiedades comunicativas; un estudio institucional de la literatura se abordará
bajo el prisma de las convenciones reguladoras; un estudio de las modalidades de la
creatividad literaria sacará un enorme provecho de la genericidad hipertextual, y por
último, un espíritu curioso se apasionará sin duda por las semejanzas no genealógicas
que puedan existir entre diferentes obras literarias [126]
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