datos cronológicos de las morrenas terminales del glaciar del

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J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez (Eds.)
Geografía Física de Aragón. Aspectos generales y temáticos
Universidad de Zaragoza e Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2004
ISBN: 84-96214-29-X
DATOS CRONOLÓGICOS DE LAS MORRENAS
TERMINALES DEL GLACIAR DEL GÁLLEGO Y SU
RELACIÓN CON LAS TERRAZAS FLUVIOGLACIARES
(PIRINEO DE HUESCA)
J.L. Peña (1), C. Sancho (2), C. Lewis (3), E. McDonald (4) y E.
Rhodes (5)
(1) Geografía y Ordenación del Territorio. Universidad de Zaragoza
(2) Ciencias de la Tierra. Universidad de Zaragoza
(3) Los Alamos National Laboratory. Los Alamos, NM. USA
(4)Desert Research Institute.Reno, NV. USA
(5) Research School of Earth Sciences. The Australian National University. Canberra. Australia
Resumen. Se aportan nuevos datos geomorfológicos y cronológicos sobre la zona terminal del glaciar del
Gállego, en donde pueden diferenciarse al menos tres fases de máximo avance glaciar: Sabiñánigo, Aurín y
Senegüé, cuyas edades, obtenidas mediante dataciones OSL, son de 155,8; 85 y 35,7 Ka BP. Por otra parte,
se correlacionan estas acumulaciones glaciares con las terrazas fluvioglaciares y fluviales correspondientes a
estas mismas etapas a lo largo del valle del Gállego.
Palabras clave: Cuaternario, glaciar, dataciones, Pirineos, río Gállego
Abstract. In this paper, new geomorphological and chronological data on the terminal reach of the Gállego
valley glacier are proposed. Three stages (Sabiñánigo, Aurín and Senegüe phases) of maximum glacier
advance can be differentiated. By OSL dating technique the obtained ages are 155.8, 85.0 and 35.7 ky
respectively, these glacial records are correlated with different dated fluvioglaciar and fluvial terraces along
the Gállego river valley.
Key words: Quaternary, glacial, Dating, Pyrenees, Gállego river.
Introducción
Los depósitos de origen glaciar ocupan una gran extensión en la vertiente surpirenaica, desde
el macizo de Aldudes-Quinto Real (Navarra) hasta las sierras de Canigó-Costabona (Cataluña). Su
estudio, iniciado hace ya más de un siglo, ha proporcionado una notable información sobre la
extensión y geomorfología de los procesos de génesis fría. Desde los años 70, se han realizado
varias síntesis que correlacionan total o parcialmente las formas y depósitos glaciares, como son los
de Martí-Bono et al (1977), Bru et al (1985), García-Ruiz y Martí-Bono (1994), Chueca y Lampre
(1994), Peña (1994), Serrano y Martínez de Pisón (1994), Serrat et al (1994), Peña et al (1998a),
Chueca et al (1998), al tiempo que se realizaban tesis doctorales y estudios acompañados de
cartografía a distintas escalas (Serrat, 1980; Vilaplana, 1983; Bordonau, 1992; Chueca, 1992;
Martí-Bono, 1996; Serrano, 1998). Sin embargo, el establecimiento de una cronología de las
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J.L. Peña, C. Sancho, C. Lewis, E. McDonald y E. Rhodes
glaciaciones pirenaicas ha chocado siempre con la dificultad de localizar elementos susceptibles de
ser datados, directa o indirectamente, mediante algunos de los métodos radiométricos habituales,
por lo que estos trabajos reúnen muy pocos datos a ese respecto, basándose en cronologías
obtenidas en la vertiente francesa (Mardones, 1982; Jalut y Mardones, 1983; Mardones y Jalut,
1983) y en algunas dataciones de depósitos de obturación glaciar (Vilaplana et al, 1989; Bordonau,
1992) que dejan claro que el Último Máximo Global no está representado más que en zonas altas
de la cordillera y que la edad del máximo tiene que estar entre 38.000 y 70.000 años.
En este trabajo se exponen las primeras aportaciones cronológicas sobre la edad del
glaciarismo en el valle del río Gállego, que se enmarcan dentro de un plan general de correlación
cronoestratigráfica que comenzó con los depósitos glaciares, fluvioglaciares y fluviales de los ríos
Cinca y Gállego y que actualmente se está ampliando hacia el río Aragón, en un intento de precisar
lo mejor posible la edad de las glaciaciones que afectaron a los valles surpirenaicos durante el
Pleistoceno.
Fig. 1. Situación de la zona de estudio y marco geológico regional
1. EL COMPLEJO GLACIAR Y FLUVIOGLACIAR DE SENEGÜÉ-SABIÑÁNIGO
La cabecera del río Gállego se sitúa en el ámbito paleozoico de la Zona Axial Pirenaica,
formada por pizarras, cuarcitas y calizas paleozoicas, además de los macizos graníticos de Balaitús
y Panticosa. La red fluvial forma un amplio entramado de afluentes, que durante las fases frías
cuaternarias concentraba una masa de hielo suficientemente grande como para configurar un
glaciar de valle, cuya lengua atravesaba las Sierras Interiores (Telera, Tendeñera) generando
cubetas y umbrales en función de la dureza litológica. A partir de la Ribera de Biescas la lengua se
ampliaba enormemente al alcanzar los materiales blandos del flysch y las margas eocenas, creando
Datos cronológicos de las morrenas terminales del glaciar del Gállego
y su relación con las terrazas fluvioglaciares (Pirineo de Huesca)
73
una cubeta de sobreexcavación que alcanzaba hasta la Depresión Media Pirenaica, terminando
entre las localidades de Senegüé y Sabiñánigo, a alturas entre 830 y 807 m.sn.m. (Fot. 1)
En esta zona terminal se localiza uno de los complejos glaciares, fluvioglaciares y
glaciolacustres más importantes del Pirineo meridional, sólo comparable por su importancia
geomorfológica con los depósitos glaciares de la cubeta terminal de Villanúa-Castiello de Jaca, en
el valle del Aragón, o con las morrenas del glaciar del río Querol, en La Cerdanya.. Por ello, la
Ribera de Biescas ha merecido la máxima atención de los investigadores desde antiguo, primero
con los trabajos pioneros de Mallada (1878) y Penck (1883), seguidos por los de Dalloni (1910),
Panzer (1926), Vidal Box (1933), García Sáinz (1941), Solé Sabarís (1942), Casas y Fontboté
(1945) y Fontboté (1948), siguiendo los planteamientos clásicos definidos por Penck y Brückner en
los Alpes y manteniendo un claro esquema teórico poliglaciarista.
Fot. 1. Valle en artesa de la Ribera de Biescas desde el collado de Larrede
Desde los primeros trabajos se señala la gran extensión que alcanzan las morrenas laterales y
depósitos de obturación en las ampliaciones que la lengua de hielo generaba al penetrar en los
valles afluentes, especialmente en el barranco de Sía, y la presencia de un arco morrénico terminal
en Senegüé, aunque también se cita la posible presencia de otras acumulaciones de génesis glaciar
aguas debajo de esta localidad, a las que apenas se les dedicó atención, excepto por Panzer (1926).
En trabajos posteriores, como los de Barrère (1966, 1971) se realiza una primera cartografía
detallada y señala la existencia de un montículo (tipo “drumlin”) junto al río Aurín y materiales
morrénicos en el polígono industrial de Sabiñánigo. Estos depósitos aislados son ya claramente
definidos como morrenas en los trabajos y cartografías de García-Ruiz y Martí-Bono (1994),
Serrano y Martínez de Pisón (1994), Martí-Bono (1996), Serrano (1998), Chueca et al (1998), Peña
et al (1998s). Igualmente, se señala por numerosos autores la posibilidad de que los abundantes
bloques de la llanura que bordea Sabiñánigo puedan pertenecer a otra etapa glaciar más antigua y
así aparece en las reconstrucciones paleogeográficas de Serrano (1998).
74
J.L. Peña, C. Sancho, C. Lewis, E. McDonald y E. Rhodes
Fig. 2. Mapa geomorfológico de las acumulaciones cuaternarias del área de confluencia de los ríos Gállego y
Aurín
Datos cronológicos de las morrenas terminales del glaciar del Gállego
y su relación con las terrazas fluvioglaciares (Pirineo de Huesca)
75
En el último año se han realizado cartografías de detalle en esta zona, que han aportado
nuevos datos acerca del funcionamiento del complejo glaciar de Senegüé-Sabiñánigo. En primer
lugar, por haber tenido la posibilidad de confirmar la presencia de till en la morrena de Aurín, al
haberse realizado cortes para extracción de áridos y, en segundo lugar, por la aparición de
materiales glaciares durante el acondicionamiento del nuevo campo de golf en la zona de Latas,
que han sido interpretados como un cordón latero-frontal. Junto a estos depósitos hay que añadir,
además, la aparición de un umbral con pulido glaciar en la localidad de Sabiñánigo (Fot. 2). Todo
ello aporta información más precisa sobre los límites meridionales de las distintas fases del glaciar
del Gállego. Por otra parte, se han estudiado en detalle las terrazas fluvioglaciares de la zona de
Sabiñánigo y de Ipiés, así como las terrazas fluviales situadas aguas abajo, en los sectores La Peña,
Murillo de Gállego, Marracos y Gurrea de Gállego. La cartografía y ordenación de estos datos se
realizó dentro de un estudio general de las acumulaciones cuaternarias del valle del Gállego,
centrado en el establecimiento de una cronología detallada a partir de dataciones OSL, C14,
nucleidos cosmogénicos y de evolución de suelos, en el marco de varios proyectos de la National
Geographic Society, la U.S. National Science Foundation y la CICYT. El objetivo es llegar a una
correlación general de los depósitos glaciares-fluvioglaciares-fluviales de todo el valle para
comparar posteriormente con los datos obtenidos en la cuenca del Cinca, en la que ya se han
realizado varios trabajos (Lewis et al., 1999, 2001, 2003; Sancho et al., 2000, 2003, 2004;
McDonald et al, 2003).
Fot. 2. Umbral erosivo de la presa de Sabiñanigo
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J.L. Peña, C. Sancho, C. Lewis, E. McDonald y E. Rhodes
Como puede apreciarse en la Fig. 2, los depósitos cuaternarios cubren la mayor parte de la
cubeta desde Biescas hasta el sur de Sabiñánigo, donde el valle se estrecha bruscamente al
atravesar la alineación estructural de areniscas eocenas de Los Capitiellos. Las morrenas laterales
penetran en los valles de Aso de Sobremonte, Sía, Escuer, Orós y Oliván, formando entre dos y tres
cordones paralelos, correspondientes a pulsaciones glaciares que fueron decreciendo en altura y
amplitud del hielo a lo largo de su evolución. En la mayor parte de los casos, a pesar de la fuerte
incisión de la red fluvial, se conserva incluso una parte de los rellenos de obturación glaciar. Al sur
de los barrancos de Escuer (orilla derecha) y de Oliván (margen izquierdo), las acumulaciones
laterales prácticamente desaparecen, reducidas a las proximidades de Larrede, y dejan paso a la
presencia del arco morrénico de Senegüé, formando una colina alargada (832 m) y arqueada en el
fondo del valle, con una morfología muy bien conservada y que constituye el límite glaciar de la
Fase Senegüé. Unos dos kilómetros más al sur, en la confluencia con el río Aurín aparecen varios
afloramientos de till glaciar que constituyen los restos de un nuevo arco morrénico (780 m),
perteneciente a la Fase Aurín (Figs. 2 y 3). Estos restos nos marcan claramente los límites de dos
avances glaciares y su prolongación teórica lateral nos permite relacionarlos con las dos morrenas
laterales más internas.
FASE SABIÑÁNIGO
Límite probable
Restos morrenas
N
Larrede
collado de
Larrede
Senegüé
Umbral rocoso
Terraza fluvioglaciar
FASE AURÍN
Límite probable
morrena de
Aurín
morrena de
Senegüé
85 +/-5 Ka
35,7 Ka
Cartirana
Restos morrenas
Terraza fluvioglaciar
T fluvioglaciar
polígono Sabiñánigo
Sabiñánigo
FASE SENEGÜÉ
Límite probable
Restos morrenas
Terraza fluvioglaciar
Latas
Aurín
morrena de
Latas
Sabiñánigo Alto
T fluvioglaciar
Sabiñánigo Alto
155,8 Ka
umbral de
Sabiñánigo
T fluvioglaciar
fútbol Sabiñánigo
0
67 +/-7 Ka
Fig. 3. Límites y cronología de las fases glaciares entre Senegüé y Sabiñánigo.
1 km
Datos cronológicos de las morrenas terminales del glaciar del Gállego
y su relación con las terrazas fluvioglaciares (Pirineo de Huesca)
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Colgado sobre el resto morrénico de Aurín, en la orilla izquierda del río Gállego, se conserva
una alineación de cordones complejos, desgraciadamente en parte desaparecidos a causa de las
obras del campo de golf de Latas, que por su posición, morfología y características del depósito,
consideramos que son de origen glaciar y necesariamente pertenecientes a una etapa anterior a la
Fase Aurín, cuyo límite estuviera más al sur. Formarían parte, por tanto, de la Fase Sabiñánigo, la
más antigua y de la que no quedan otros vestigios acumulativos que esta morrena latero-frontal. En
uno de los estribos de la presa del embalse de Sabiñánigo, se encuentra el resto más meridional,
consistente en un umbral completamente aborregado (807 m), que pertenecería a esta misma fase
antigua y nos marca la huella glacial más baja del glaciarismo surpirenaico, ya que la parte basal de
dicha colina está a tan sólo 765 m. Al pie de Los Capitiellos, a la salida de la Val Estrecha se
localiza una terraza, a 811 m de altura, de características fluvioglaciares y que contiene numerosos
cantos estriados, que hemos interpretado como un depósito proglaciar del frente de fusión de la
Fase Sabiñánigo; estos datos aseguran aún más el límite sur de esta fase.
Fot. 3. Terraza fluvioglaciar del Hostal de Ipiés, al sur de Sabiñánigo.
Aguas abajo de Sabiñánigo, comienza un sistema de terrazas, que alcanzan una cierta
importancia en número de niveles y extensión en varios ensanchamientos, como el del Hostal de
Ipiés, donde el río gira bruscamente hacia el oeste y donde puede apreciarse todavía las
características fluvioglaciares de las potentes acumulaciones (Fot. 3). También entre Anzánigo y el
embalse de La Peña aparecen al menos tres niveles fluviales, pero es a partir de la salida del
Gállego a la depresión del Ebro, en Murillo de Gállego, cuando comienza el desarrollo de niveles
de terraza fluvial. Como la correlación longitudinal de niveles es muy difícil debido a los
encajamientos diferenciales observados y a las deformaciones de los yesos en el curso bajo (Benito
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J.L. Peña, C. Sancho, C. Lewis, E. McDonald y E. Rhodes
et al, 1996, 1998), hemos seleccionado la secuencia de terrazas de Gurrea de Gállego como la más
representativa de los niveles altos y medios de este río (Tabla 1).
Tabla 1. Distribución altimétrica (m) de la superficie de los niveles de terraza en el curso bajo del río
Gállego.
Terraza
Alcalá-Gurrea
Qt2
170
Qt3
140
Qt4
100
Qt5
75
Qt6
45-50
Qt7
35-40
Qt8
25-30
2. CRONOLOGÍA DE LAS FASES GLACIARES
Una vez realizada la cartografía de los depósitos cuaternarios del valle del Gállego, se
procedió a su correlación altimétrica mediante GPS diferencial de alta precisión y a la realización
de perfiles para su descripción y la toma de muestras en zanjas abiertas mediante palas excavadoras
para análisis de suelos y dataciones radiométricas. Se han analizado 16 perfiles de suelos en el valle
del Gállego y tomado muestras de niveles de arenas para dataciones OSL, así como otras muestras
para ser datadas utilizando la concentración de nucleidos cosmogénicos. Solamente se dispone en
este momento de los resultados de las dataciones OSL, que permiten asignar las siguientes edades:
Fase Sabiñánigo.
La datación más antigua se ha obtenido en la terraza fluvioglaciar de Sabiñánigo Alto, con
edad OSL de155 ± 24 y 156 ± 10 ka, es decir una edad ponderada de 155,8 ka. Teniendo en cuenta
la correlación efectuada entre la morrena de Latas, el umbral de Sabiñánigo y la terraza
fluvioglaciar de Sabiñánigo Alto como pertenecientes a la Fase Sabiñánigo, ésta sería la edad de
esta fase. Los suelos presentan un horizonte Bt bien desarrollado con un espesor de 161-245 cm,
profundidad total de 324-345 cm y un estadio morfológico II-III del carbonato.En el curso medio y
bajo, la edad OSL de la terraza Qt5 del Gállego, en Concilio y Gurrea de Gállego, respectivamente,
es 156 ± 22 y 148 ± 7 ka, por lo que las dataciones nos permite conectar ese mismo nivel a lo largo
del valle. En el río Cinca, el nivel Qt5, presenta esa misma edad por lo que esta terraza serviría
como nexo de correlación con dicho valle fluvial.
Fase Aurín
Los depósitos fluvioglaciares asociados al perfil del till de Aurín (Fots.4 y 5), han dado una
edad OSL de 85±5 ka y las terrazas muy extensas del polígono industrial de Sabiñánigo y del
sector del campo de fútbol y cuartel de Gravelinas, que han sido consideradas como zona
proglaciar del frente de Aurín han dado una edad de 69 ± 8 ka. Esta última edad es seguramente la
que más se ajusta a esta fase, ya que aguas abajo, en Ipiés, se ha registrado para el mismo nivel una
edad de 66 ± 4 ka y en La Peña de 73±10 ka. Los suelos confirman estas edades ya que el
horizonte Bt presenta un desarrollo moderado con espesores de 70 a 84 cm, profundidad total de
162-192 cm y estadio morfológico I-II del carbonato. Este nivel coincide en cronología con la
terraza Qt7 del río Cinca y con la edad de las arenas fluvioglaciares intercaladas en el till de Salinas
de Sin, perteneciente al río Cinqueta, y datado en 63 ± 12 ka (Sancho et al, 2003). De todas formas,
este doble dato, entre 85 ka y 66-69 ka tal vez correspondan en realidad a dos fases diferentes, aún
no claramente diferenciadas.
Datos cronológicos de las morrenas terminales del glaciar del Gállego
y su relación con las terrazas fluvioglaciares (Pirineo de Huesca)
Fot. 4. Till glaciar de Aurín y toma de muestras para datación OSL en las arenas intercaladas
Fot. 5. Morrena de Aurín y, al fondo, arco morrénico de Senegüé.
79
80
J.L. Peña, C. Sancho, C. Lewis, E. McDonald y E. Rhodes
Fase Senegüé
Se efectuaron dos dataciones OSL en niveles de tipo kame intercalado en la morrena de
Senegüé (Fots. 6 y 7), cuyas edades son: 35 ± 3 y 36 ± 2 ka, con una edad ponderada de 35,7 ka En
el entorno de Sabiñánigo no se ha detectado ninguna terraza con una edad similar que pudiera
correlacionarse con ella pero si en el tramo medio y bajo fluvial, ya que se registran edades de 31,6
± 4, 39,8 ± 5 y 45 ± 3 ka en La Peña, Murillo y Erés, respectivamente. Por la edad este nivel se
relaciona con la Qt8 del río Cinca.
Fot. 6. Morrena de Senegüé, dispuesta transversalmente al valle del Gállego
3. CONCLUSIONES
Los resultados obtenidos del estudio geomorfológico y las dataciones efectuadas para las
fases glaciares y las terrazas fluviales del Gállego nos permiten esbozar algunas conclusiones sobre
la evolución paleoclimática regional.y establecer el ritmo evolutivo cuaternario en función de los
grandes cambios climáticos pleistocenos.
En primer lugar, las tres fases principales diferenciadas pueden relacionarse con
fluctuaciones frías de los estadios isotópicos marinos 7b, 5b y 3, aunque parece intuirse un
desdoblamiento en la Fase Aurín que podría, por las fechas señaladas, indicar también un estadio
isotópico 4, como el también indicado en el río Cinca (Sancho et al, 2003). Dentro de los eventos
Heinrich, la fase Aurín podría equivaler a H6 y la fase Senegüé a H4. Dentro de la nomenclatura y
cronología alpina, las fase Aurín y Senegüé pertenecerían a dos estadios del Würm y la fase
Sabiñánigo habría que situarla en el Riss, por lo que las asignaciones cronológicas intuidas por los
trabajos antiguos sobre el glaciarismo cuaternario no eran desacertadas, aunque no siempre
asignando las edades a los depósitos correctos. Tanto en la vertiente francesa como española, desde
los años 80 ya se comenzó a señalar edades entre 40.000 y 70.000 para el momento de Máximo
Datos cronológicos de las morrenas terminales del glaciar del Gállego
y su relación con las terrazas fluvioglaciares (Pirineo de Huesca)
81
glaciar (Andriew et al, 1988; Vilaplana et al, 1989; Bordonau, 1992), que con estos datos se ven
confirmadas.
Fot. 7. Toma de muestras para datación OSL en la morrena de Senegüé
Un segundo aspecto es la ausencia del estadio isotópico 2, correspondiente al Último
Máximo Glacial global (LGM), que no generó una lengua de hielo en el valle del Gállego, sino que
quedó reducido a avances en áreas de cabecera de circos, estando ya gran parte del Pirineo
desprovisto de hielo en torno al 20.000 BP, tanto en el Pirineo francés (Andrieu et al, 1988; Jalut
et al, 1992) como español (Vilaplana, 1983, Bordonau, 1992 y Montserrat, 1992). También en
estudios recientes de García-Ruiz et al (2003) se señalan otras evidencias de ausencia de hielo en
torno a esas fechas a alturas por encima de 2000 m, señalando la sincronía existente con los Alpes
y Centroeuropa. Tanto estos autores como Andrieu et al (1988) achacan esta situación climática a
la existencia de un momento frío y árido, que tuvo sin embargo sus repercusiones en un predominio
de los procesos periglaciares ( Peña et al, 1998a).
Queda, además, patente la buena sincronía y relación morfológica existente entre los
depósitos glaciares y las terrazas fluvioglaciares y fluviales a lo largo del valle. Tal relación ya fue
puesta de manifiesto en el valle del Cinca (Sancho et al, 2003), lo que indica que las terrazas
fluviales se han formado en los ríos de los Pirineos en momentos de fuertes descargas de caudal y
arrastre de masas de sedimentos importantes, que pueden relacionarse con etapas de fusión del
hielo. Al menos, podemos constatarlo en el Gállego para los niveles Qt5 y Qt7, pero que
posiblemente puede hacerse extensivo a otros niveles más antiguos y más recientes, tal como se ha
señalado en el valle del Cinca, lo que llevaría a multiplicar el número de fases frías en el ámbito
pirenaico.
82
J.L. Peña, C. Sancho, C. Lewis, E. McDonald y E. Rhodes
Finalmente, la experiencia del estudio del río Gállego en la correlación longitudinal de las
terrazas fluviales sirve para revisar con mucha prudencia las correlaciones basadas simplemente en
la topografía en diferentes tramos de un mismo río, ya que en el caso del Gállego se pueden
diferenciar al menos tres zonas diferentes altitudinalmente, que sólo pueden llegar a correlacionarse
si existen dataciones radiométricas que aseguren sus edades y datos de evolución de suelos.
Agradecimientos
Esta investigación ha sido financiada por la National Geographic Society (6334-98), la
United States National Science Foundation (EAR-0088741) y la CICYT (CLI97-1067 y PGC20002569-E).
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