Tras la huella del

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Medellin, domingo 14
de enero de 1996
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Tras la huella del
Mitterrand: ni rey ni Papa, pero sí Presidente
Por Margarítainés
Restrepo Santa María
¿Seguirá la nada
o una loca aventura?
“El miedo a la muerte no
quiere decir gran cosa. Hay que
tener la humildad de saber que
en ella estamos muy
acompañados y que es la única
perspectiva segura para cada
uno de nosotros. En mi no
habita el miedo sino, más que
todo, un inmenso interrogante
sobre lo que la muerte
representa. ¿Es la nada? Es
posible. Si no es la nada,
entonces que loca aventura. No
habrá jamás respuesta. El
esquema del comportamiento
para hacer frente a ese
misterio, yo le encuentro sobre
todo en los estoicos.
(La batalla contra la
enfermedad) es simplemente,
una batalla por la vida. Yo sé el
precio de la vida. Respirar, ver,
caminar, amar, reencontrar a
mis contemporáneos creadores
de ideas y de belleza... es
apasionante. Sólo que tengo
una enfermedad que mata a
menudo y cumpliré 79 años al
terminar el año -en octubre-,
condiciones que no me incitan
a un gran optimismo. Estoy
sujeto a vivir en esa
proximidad. No soy obsesivo
con ello, no pienso en eso todo
el tiempo, pero sé que el
vencimiento del plazo está ahí,
que uno lo espera desde la
infancia, que uno lo olvida un
poco en el transcurso del
camino.
Yo he abordado la última
fase de mi vida. No quiero
estropear el tiempo que me
queda, los meses o los años...
(Quiero) pensar, reflexionar,
escoger los compañeros de
mis últimos momentos -es
decir, mis amigos-, tener las
conversaciones que me
interesan, escribir e ir a ver o a
repasar las bellezas del mundo.
Quisiera regresar a Grecia, Asia
Menor, Próximo Oriente, Siria,
Israel, Jordania; volver a
Egipto; allá donde han nacido
algunas de las más grandes
civilizaciones. Yo no olvido la
eterna, la admirable Italia...”
Así hablaba el expresidente
francés Francois Mitterrand, a
Christine Ockrent, en entrevista
publicada por la revista L’
Express, el 13 de julio de 1995.
Ni tan ligero
de equipaje
U na rosa roja e m puñada -sím bolo
del Partido Socialista francés- lo acom ­
p añó en su cam paña p residencial, Y
rosas rojas celebraron su triunfo, en
m ayo de 1981.
U na m ano que repartía p étalos de
rosa roja - sím bolo de la co sech a de su
g obierno- lo acom p añ ó en ei d écim o
an iv ersario de su m andato (segunda
presidencia), que c oncluyó el 17 de
m ay o de 1995, en el Palacio de El
E líseo.
M iles y m iles de rosas rojas -sím bo­
lo del afecto depositado cerca de su
cuerpo, p or p ersonas p rovenientes de
d iferen tes regiones de Francia-, lo
acom p añ aro n , luego de que se regara
la noticia de su m uerte -por un cáncer
de próstata, dolencia que, durante años,
ese hom bre sensible de piel e ndureci­
da m anejó p ública y valientem enteF rancois M aurice M itterrand, el e s­
po so de D anielle G ouzc -desde 1944; el padre de C ristophe. G ilbert -de 49
y 4 6 años- y M azarm e (esta últim a -de
quien se supo la existencia, p ública­
m ente, en 1994-, hija de A nne Pigneon “discreta com pañera y ex d iri­
gente so cialista”); el herm ano d e Jacques, Robert, Phillippe y cu atro m uje­
res -una de e llas M arie Joseph-... m o­
ría en París, en la m añana de un frío
lunes, este 8 de enero.
D ecía adiós. 79 años después de
haber iniciado su desfile “ terrestre",
en un h ogar católico, tradicional, pe­
q ueño burgués, form ado por un h om ­
bre silencioso y reservado, em pleado
del Ferrocarril París-O rleans (jefe de
estación de A ngoulem e y, m ás tarde
fabricante de vin ag res de Ja m ac (p ro ­
vincia de C ognac, en la región de
C harente), y de una m adre que hizo
gran am istad con Francois M auriac y
a lgunos m onárquicos.
M itterrand. Y su e quipaje de
experiencias y recuerdos.
Una prim era infancia im pacta­
da por la Prim era G uerra.
L os estudios. L eyes, L iteratura
y C iencias P o líticas,en la U niver­
sidad de París. Y, en esa época -en
contacto con los religiosos de la
residencia donde se hospedabasu trabajo com o presidente de una
a sociación caritativa que tenía
com o patrón a San V icente de
Paúl.
El saludo tem pranero a nuevas
real idades violentas y los encuen­
tros con la hum anidad hum ilde y
doliente y gente de izquierda -que
e stim ularon su interés po r ios
asuntos sociales-. E nrolado en el
Ejército en 1939. C om o sargento
de tropa, herido y hecho prisione­
ro en cam pos alem anes (1940),
durante la Segunda G uerra.
Los cam bios de dirección. Su
f u ga(el 15 de diciem bre de 1941).
Su v inculación al régim en de Vichy (jefe de la sección de prensa
de la zona no ocupada; aparecería
con artículos, al lado de o tros de
corte antisem ita; haría fichas so ­
bre los considerados antinacionalistas(degaullistas y com unistas).
Y su fidelidad -tan c uestionadoa
en futuro- al M ariscal Philippc
Petain. ¡O tros tiem pos!
L os días de un ¡sí! decidido a
los ideales de La R esistencia...
C on h uida incluida a L ondres -en
un biplano-, para e scapar de las
garras de la G estapo y del régi­
m en de V ichy al que había serv i­
do en el pasado.
Y su e xperiencia com o M inis­
tro de V eteranos o V iejos C om ­
b atientes, en 1947.
Será diputado de la provincia
de N ievre. O nce veces m inistro
de Estado (a los 31 años, su pri­
m er turno: el m ás jov e n en la
historia de la República). D urante
35 años, parlam entario. F unda­
dor de la C onvención de las Insti­
tuciones Republicanas (que agru­
paba a la izquierda no c om unis­
ta); y, luego, de la Federación de
la Izquierda D em ocrática y So­
cialista; y, en 1971, del Partido
S ocialista.
Será prim er secretario del Par­
tido socialista. Y dos veces c andi­
dato a la P residencia... Y después
de 37 años de c arrera política... La
tercera... que, com o dice la can ­
ción, es la vencida... ¡Le tocó el
turno en el trono, M onsieur M it­
terrand!
BIEN PLANTADO
M itterrand: H om bre de E stado... El
m ás im portante hom bre de la izq u ier­
da francesa del siglo X X ... El prim er
presidente Socialist.: de la V R epúbli­
ca... El de m ayor resistencia en la
p o ltrona del Prim er M andatario (dos
perío d o s o ficiales o c atorce años).
De estatu ra m ediana. O jo s castaños
de m irada tirando a apabullante. C ier­
to repetitivo, y n ervioso parpadear. De
cara al público, escaso en risas y lág ri­
m as. Inteligencia " p enetrante c im pe­
n etrab le”. A gudo. M ordaz. M aestro
del silencio. C onsciente de que todo
en la vida e s “asu n to de c onexión de
fuerzas” . C ultivador de la distancia.
S abía que con “6 0 am igos bien ubi­
cados podía tener de las riendas un
p aís” . Pero que poder y creación de
am istad se oponen; que solidaridad
q uiere d e cir acuerdo p ara ayuda, p ero
no am or; que, en la política “ no se
hacen los verdaderos am igos” .
A traído por el poder. E irresistib le ­
m ente atractivo (m ás con el paso de los
años). A unque la prensa francesa siem ­
pre ha cuidado con celo la vida privada
de sus públicos personajes, era v o populi el corte seductor de M itterrand, su
perenne enam oram iento de las dam as.
Dicen que siem pre tenía una “ ha­
c iendo fila” -m ás que bella, tierna, era
clave-. Q ue cu an d o clavaba su m irada
y echaba a volar su talen to de con q u is­
tador, con un co m b in ad o de frío y
calor, la “víctim a caía porque caía ”,
por un día, por un m es, p o r un año...
Q ue hasta para los ro m pim ientos era
hábil, delicado.
Y dicen q ue e sa actitud -y un cierto
m irar con d esgano la n aturaleza h u ­
m ana- quizá tenía que ver con una
y Í H US » a d S E G U N D O A V I S O
™ B o l r ? a r i a n a _________________________
La UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA so pormio informar qua estando a su
Mrvtdo faD*ció *1 seftor. JAIME BORRERO SILVA con cédula da ciudadanía
N* 12.110.769 da Nelva Hulla, al pasado 7 da diciembre da 1995.
Quianes se crean con derechos en la reclamación de las prestaciones sociales, favor
presentaría al DEPTO. OE RELACIONES LABORALES - UPB Cifc 1* N*68 - 90
NOMBRE DE LA ESPOSA: Adriana Vargas Díaz, c.c. 36.17S.920
EMPRESA DE SERVICIOS
REQUIERE
JEFE DE PLANEACION
Requisitos: Profesional en áreas de Administración de
Empresas, Economía o Ingeniería Industrial. Experiencia
mínima de 4 años en el área. Inglés como segundo idioma.
Interesados, enviar hoja de vida al Informador N9. 297 de
El Colombiano.______ j________________ ¡__________
h erida causada por un fracaso a m oro­
so de su s añ o s m ozos: el a b andono de
su prom etida M arie L ouisc T errasse
(quien, en el m undo de la televisión,
se llam ará Catherine L angeais), cu an ­
do, en días de la Segunda G uerra, él
fue p risionero de los alem anes; Marie
L ouisc la que, según c uentan, c onser­
v a 2.400 c artas que le escribió Fran­
c o is con c ontenido que siem pre ha
p erm anecido en privado.
¡O J O A L A F O T O !
H oy, en un Rolls Royce m arrón inaugurando el Eurotúnel (b ajo el ca­
nal de La M ancha) con la R eina Isabel
d e Inglaterra. M añana, en V erdún, un
abrazo con H clm ut K ohl. Pasado m a­
ñana con el prim er M inistro de Israel.
M ás adelante, de aven tad o , en Saraje­
vo. O m oviéndose en m edio de una
m ultitud, en la capital francesa.
U sted p udo h aberlo visto en cientos
d e p ublicaciones y g rabaciones audio­
visuales, a ese m aestro de la im agen,
que fue capaz de cautivar a la audiencia
nacional durante las 728 sem anas de su
gobierno. Pero ahí donde us'ed lo veía,
le tenía m iedo a las fotografías, en
especial en los años de arranque. C o ­
m entan que, en una ocasión llegó un
par de horas tarde a una sesión progra­
m ada en el fam oso estudio de Jerom e
D ucrois, experto en retratos. T arde y
con la excusa de estar cam inando para
“ hacerse" m ás presentable. Y , bueno.
D icha foto fue un total fracaso.
T arde por m iedo... Y porque era un
enem igo del reloj y m anejaba su parti­
c ular concepto del tiempo. “ D arle tiem ­
po al tiem po y las cosas im portantes
n ecesitan m adurar”, com o que eran
algunas de sus frases. Infidentes hablan
de sus perm anentes retrasos para llegar
al C onsejode M inistros. Y afirm an que
no le gustaba que otro llegara de últim o
a los grandes eventos... Q ue, incluso,
en la cum bre presidencial de T okio, en
el 86, hizo parar el carro en que se
m ovilizaba, para que se le adelantaran
la T atcher y Reagan... Y que el m anda­
tario gringo, en revancha, hizo lo m is­
mo, un tiem po después, en V enecia.
EN CA N TA D O R
D E S E R P IE N T E S
¿M aestro de la im agen? Pero cóm o
h izo. Si era un tím ido em pedernido,
que era incapaz d e hab lar en público,
gritan unos.
Bueno. M ás sabe el d iablo por viejo
que... Francois M aurice aprendió a
m anejar al público. Se iba a los bosques
a entrenar sus disertaciones “en soiita-
a la réplica" y le dejó, al rum or, puer­
tas a biertas.
Se las ingenió para sostenerse durante 14años en el trono presidencial y fue
un equilibrista en las relaciones internacionales. Bush fue testigo.
rio". E ntendió que sus ganas de con­
vencer superaban ese acelere de pala­
bras y argum entos que lo llevaba a
sacrificar su discurso. Y la práctica lo
llevó a identificar cuáles eran el tema,
el sitio y el m om ento oportunos y cuál
la fuerza que el contexto requería.
Sus palabras y g estos conm ovían.
Integraba y dom inaba. I loy en el Pan­
teón, M añana en C ancún, pasado m a­
ñana ante la O N U . Sin su peditar su
form a de ser al m edio.
H icieron historia su s diálogos por
la televisión. Pasó a ser, con su verbo,
un e ncantador de serpientes. “A gra­
daba, em brujaba, fascinaba” . Y para
que los los periodistas entraran a p ar­
ticipar “del m ism o b aile”, no entrega­
b a con a nterioridad sus alocuciones.
“ Palabras sim ples y frases com plejas,
ideas fuertes pero sum ergidas en un
m eandro de incidentes, convicciones
pero nunca afirm aciones sin escapa­
toria”.
A lgunos aseguran que tenía "lengua
de oro” com o Casanova. Lo cierto es
que superó con creces el volumen de
“discursos y mensajes políticos" de los
presidentes que le antecedieron ( I.753,
en sus prim eros 7 años, frente a 6 20 de
De Gaulle en sus diez años de mandato).
Sí, artista del verbo pero... Pero él
supo que “el silencio es el p oder”... y
sus silencios y pausas enfatizaban,
antes que sem brar v acilaciones o du­
das. A unque -algunos críticos- insis­
ten que se le fue la m ano... D e silencio
en silencio, “ no usó mucho el derecho
E N T R E G O N D O L A S Y V IN O
Francois M aurice M itterrand. Un
hom bre público que, por principio,
conservó un espacio, en su vida, para
lo no público.
A ntigaullista desde siem pre -y siem ­
pre se lo echaron en cara-; y fue, al
parecer, éste, un sentim iento de recha­
zo a prim era vista- (algunos escritores
e xpresan que M itterrand le reprocha­
ba, al G eneral C harles De G aulle el
p ertenecer a esa m itad de F rancia cerrada, “refractaria”, que se creía la
Francia entera).
Personaje de pocos amigos. Dicen
que Jack Lang, Roland Dumas, Louis
Mermaz, Pierre Berge, Robert Badinter
y André Rousselet figuraban en la lista.
Un no fum ador y un enem igo del
teléfono -por respeto a su tiem po-; po­
c os tenían su núm ero (incluyendo a
M ijail G orbachev, G eorge B ush y
H osni M ubarak). A m igo m oderado del
vino. A m igo entrañable de e scribir, de
la historia, del rom anticism o, de los
libros (incluyendo El Eclesiastés), de
los árboles y el jardín (se entretenía
haciendo arreglos florales) del cine, de
la pintura y la arquitectura. D e la m úsi­
ca de Cesar Franck. De C hateaubriand,
Benjamin Constant, L am artine, Jam es
Joyce, A ntonio A rtaud y V ictor H ugo.
Y su am istad del a lm a con la ciudad
de las góndolas y los canales. H asta
chism e salió de que el Presidente fran­
cés tenía una casa en un rincón de esa
villa. Y se la m ostraban a ciertos turis­
tas. De verdad, verdad, M itterrand
fue, de V enecia, un adicto. Se alojó,
por un buen tiem po, en el palacio
BalbirV alier, del siglo X V II. D evoró
/» P P /v a
Medellin, domingo 14 Ä
*
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01
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el colom b iano
hombre de la rosa
sus recovecos, con paso desenfadado,
de día y de noche, con sus am igos. Y
fue un cliente de sus restaurantes y
trattorias, incluyendo el R iviera y la
de A ltanella, de atm ósfera serena, des­
com plicada, sim ple.
DE REGRESO
U na rosa roja em puñada lo acom ­
pañó en su cam paña presidencial,
Rosas rojas celebraron su triunfo. Una
m ano que repartía pétalos de rosa roja
lo acom pañó en el décim o aniversario
de su m andato. M iles de rosas rojas, lo
acom pañaron, luego de que se regara
la noticia de su muerte.
Y este jue ves, a las 11 de la mañana,
tam bién entre rosas y con lluvia, en
com pañía de un puñado de parientes y
am igos, y de su perro labrador Baltic,
Francois M aurice regresó a Ja m ac (a
una sencilla tum ba, luego de la sobria
y em otiva cerem onia en la iglesia de
Saint Pierre), el pueblo del occidente
de Francia en donde abrió los ojos, en
1916, un 26 de octubre.
Al m ism o tiem po, en la C atedral de
N otre D am e, de la Ciudad Luz, el
arzobispo parisino y m andatarios del
m undo e ntero rendían un solem ne
hom enaje a un hom bre a quien nunca
le g ustaron los segundos lugares; a un
hom bre que atraía de tal m anera que dicen algunos- hubiera sid o un perfec­
to gurú, en la India.
R osas rojas dijeron adiós al presi­
dente de la República francesa que
más años ocupó el trono, pero que
nunca durm ió en el Palacio del Elíseo.
Quefue un experto seductor de mediana estatura. Esodicen. Su
táctica deconquista, quecombinaba “fríoy calor”, comoqueera
Irresistible
NI REY NI PAPA...
M ás que un lugar en la historia...
“ yo m e jo rq u iero d ejaru n a huella pro­
funda y que la juzguen útil, en lugar de
lo contrario. E so es todo. Pero n o es
una de m is m ayores preocupaciones” .
Eso m anifestaba, hace algún tiem ­
po, quien confirm ó que asp iró a ser
rey o Papa, siendo un niño.
A quel que en los últim os m eses
medía sus esfuerzos y saboreaba la
vida.
El m ism o que disfrutaba leyendo
sobre el Proceso N erón y la historia
rom ana. D ueño de una m irada más
suave. Y de un cierto desprendim ien­
to c om placiente ante la política.
Ese... A quien nada parecía asom ­
brarle -com o si el universo y la h isto­
ria m archaran com o debiera-, Pero
capaz, todavía, de decepcionarse por
la actitud de un individuo.
El hom bre que afirm aba no ánorar
el poder, y que ya no tenía intenciones
de explicarse ante el público -que lo
hicieran, por él, sus actos-.
“ M ejor quiero dejar huella...” Y
poderosa huella dejó Francois M auri­
ce M itterrand, blanco de grandes am o­
res, de poderosos detractores y, para
otros, un enigm a. Un hom bre que. al
decir de algunos analistas franceses,
supo que era vivir “en estado de gra­
c ia”, algo que, en su país, equivale a
decir “ aunque no convenza nos abste­
nem os de cazarlo y perseguirlo”.
LA MESA VACIA
Entre rosas rojas... A diós al hom bre
de la rosa roja; al que le llovió el 10 de
m ayo, del 81, el día en que fue elegido
Sellama Marie Louise (Catherine Langeais). Fuesu prometida, en
la juventud y cuentan que conserva 2.400 cartas que él le
escribió.
Presidente de Francia. C uando con un
“ ¡ganam os, g anam os!” (con el 51,76%
de los vo to s) lo recibió una m an ifesta­
ción nocturna, con ban d eras rojas,
v oladores y pitos, en la Plaza de La
Bastilla.
H oy yace... En el corazón de los
suyos. En el recuerdo de su s c o n tem ­
poráneos...
Lejosde sus libros y su plum a W ater­
m an; de su ap artam ento fam iliar de
siem pre, en la calle Bievre, cerca de
N otre D am e; de su escritorio con cue­
ro azul y de la b iblioteca de v idrio de
su ú ltim a sede de actividades, p or la
Escuela M ilitar de París.
Se acabaron sus escapadas a libre­
rías y restaurantes. Sus prácticas de
golf. L as idas a su casa de c am po por
Latche, en el suroeste francés.
París, la c iudad que lo vio llegar, en
1934, de 17 años, a hacer su s estudios
universitarios, y que lo alojó, en to n ­
ces, en la casa 104 de la Calle de
V augirard (pensión de los padres maristas) ya no sentirá sus 4 0 m inutos de
cam inata diaria.
El próxim o o toño no le dará esc aire
fresco q ue tanto le gustaba.
Se le acabaron los m inutos, en esta
dim ensión, a F rancois M aurice M itte­
rrand, un dirigente que no creía que
hubiera hom bres irrem plazables. ¿Y .
de aquí qué sigue: la nada o una loca
aventura? A e stas horas, ya lo sabe.
Socialista. Sí. Pero hubo una vez... que Francois Maurice fue fiel al
Mariscal Petaln.
Un dios, Tbntón o Maquiavelo
M orland (seudónim o en su s recorridos en la Resistencia
Francesa). T o n tó n (tío abuelo), co m o algunos lo llam aban. Dieu
( D ios), para ciertos crítico s que com paraban su actitud c om o jefe
de Estado con la de los rey es todopoderosos que quitaban y ponía
fichas (co laboradores) a sus anchas; que consideraban su régi­
m en “pom p o so ”, ex trañ o híbrido, especie de m onarquía republi­
cana.
A Francois M itterrand...
U nos lo tildarán de am bicioso, o portunista, calculador in dife­
rente, principe de la am bigúedad, M aquiavelo; por e se su “ na­
dar" existencial entre aguas de corrientes m uy diversas -desde la
extrem a d erecha, en su ju v en tu d , hasta la izquierda-. O tros, por
el contrario, ap reciarán su perseverancia y su capacidad de hacer
cortes, co n ciliar y unir fuerzas, en apariencia, incom patibles; de
ajustar circunstancias y lograr la co nvivencia pacífica de iz quier­
da y d erecha en el gobierno; y todo ello, sin perder de vista su
propia estrella.
U nos lo verán c om o un socialista, artífice del triunfo de la
m inoría izquierdista. O tros, c om o un traidor del Partido. L os de
m ás allá, c om o un republicano con ligera orientación de izquier­
da.
U nos recuerdan su toque burgués. O tros, el bohem io.
U nos c uentan que en la m esa de su c asa paterna no se podía
h ablar del co rru p to r dinero. O tros se resienten porque, en el
p oder se rodeó, p recisam ente, de hom bres con bolsillos “de
p eso".
Político nato y "quím icam ente pu ro” (esa, dicen, e ra su d ebi­
lidad y fortaleza). Se m etió, de una, en esta actividad, sin buscar
un oficio q ue le sirviera de plataform a de lanzam iento. Político
que -para unos cu an to s opositores- no fue visionario sino "jorna ­
lero"; cabalgaba, pero no creaba, los a contecim ientos.
EL ULTIMO SOPLO
Fuentes de consulta
R evistas L ’E xpress de 1994 y 1995. A rtículos: M itterrand, com m ent
il prépare sa sortie, Les 9 vies de François M itterrand, Les annés
M itterrand, M itterrand Parle, Secrets d 'u n e fin de regne.
L ’A llem agne et nous, M itterrand parle de Chirac.
A rtículos de prensa. A rchivo de El Colom biano.
Se le señala com o arquitecto de la U nión E uropea y e xperto en
golpes de im agen internacional. Se le abona su oposición a las
p ruebas n ucleares, el p oner en alto el nom bre de su pa ís en
asuntos de a yuda hum anitaria y el agregarle a tractivos a los ojos
del m undo -am pliación y creación de m useos (del L ouvre y de La
C iencia), fundación de una Biblioteca N acional, del Instituto del
M undo A rabe y o tras obras regionales-.
En el interior de la República se reconocen sus esfuerzos en
m ateria de inflación, control del déficit presupuesta), reform as
de la seguridad social (incluyendo las 5 sem anas de vacaciones
y la jub ilació n a los 60), descentralización, golpe “ m ortal” a la
pena de m uerte, rigor m onetario, nacionalización de bancos,
norm alización de la econom ía, búsqueda de una posición m ás
real de la nación francesa en el m ercado.
R e conocim ientos p or aquí. Y críticas: por aum ento del índice
de d esem pleo, de la inseguridad y la desigualdad; p or los toques
de c o rrupción de gente cercana y de su Partido.
Ai final de su “rein ado ” lo bom bardearán con libros que hablan
de su pasad o y am istad es cercanos a la derecha; de su a m bigüe­
dad; o b ras que lo acusan, incluso, de haber participado en
m anifestaciones c o n tra extranjeros; que se refieren a escándalos
económ icos de colaboradores, y a la oscura financiación de la
cam paña socialista.
Pero m uchos lo recordarán c o m o un estratega que su po a gru­
par a los su y o s sin p erder de v ista al adversario. Un hom bre que
no casaba b atallas perdidas; nunca derrotado “en análisis de
com p o rtam ien to s p o lítico s y en la ejecución de sus designios".
Recordarán al “ artista de la resurección, al alquim ista”. A l que
insistió en p erm anecer, aún bajo el peso de la s m ás duras críticas:
“ hasta el últim o alien to estaré con ustedes; no m e dejaré aislar,
en cerrar e n una ratonera y deg o llar en la som bra” .
Caminaba con frecuencia, le gustaban el golf,
el jardín y Venecia. Detestaba el reloj y sentía
cierto recelo por ese objeto llamado teléfono.
IMPORTANTE
S
Las Empresas Públicas de Medellín, en cumplimiento de lo establecido
en el articulo 12s. de la Resolución 004 de noviembre de 1993, expe­
dida por la Comisión Reguladora de Agua Potable y Saneam iento
¡ico, se permiten poner en conocimiento de sus suscriptores de los
servicios de Acueducto y Alcantarillado la siguiente información:
CALIDAD DEL AGUA SUMINISTRADA
DURANTE EL CUARTO TRIMESTRE DE 1995
Las Empresas Públicas de Medellín, cumpliendo con el Decreto 2105
de 1983 del M inisterio de Salud, sum inistraron durante el cuarto
trimestre de 1995, setenta y cuatro (74) millones de metros cúbicos de
agua apta para el consumo humano, libre de bacterias patógenas, con
las siguientes características fisicoquímicas:
PARAMETRO
UNIDADES
PH
TURBIEDAD
COLOR
CLORUROS
HIERRO
ALUMINIO
SULFATOS
CLORO RESIDUAL
DUREZA
SOLIDOS
MAGNESIO
MERCURIO
ARSENICO
PLATA
PLOMO
SELENIO
CROMO
COBRE
CINC
MANGANESO
CADMIO
DIAZINON
METILPARATION
ETILPARATION
LINDANO
HEPTACLOR
ALDRIN
DIELDRIN
ENDRIN
PP'DDT
METOXICLOR
CLORDANO
TOXAFENO
I
U.N.F
Co.Pt
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
m g/L
ug /L
ug /L
ug /L
ug /L
ug /L
ug /L
ug /L
ug/L
ug/L
ug /L
ug /L
ug /L
Norma exigida por Calidad promedio
Ministerio de Salud suministrada por
Decreto 2105/83
EE.PP.M.
Entre 6.5 y 9.0
Menor de 5
Menor de 15
Menor de 250
Menor de 0 30
Menor de 0.20
Menor de 250
Entre 0.1 y 1.0
Admisible hasta 150.0
Admisible hasta 500
Menor de 36.0
Menor de 0.001
Menor de 0.05
Menor de 0.05
Menor de 0 05
Menor de 0.01
Menor de 0.05
Menor de 1.0
Menor de 10.0
Menor de 0.1
Menor de 0.005
Menor de 10.0
Menor de 7.0
Menor de 35.0
Menor de 5.0
Menor de 30.0
Menor de 1.0
Menor de 1.0
Menor de 0.5
Menor de 50.0
Menor de 100.0
Menor de 3.0
Menor de 5.0
6.9
0.35
2
3.8
0.06
0.02
10.40
0.60
25.0
72
1.56
<0.0005
<0.0005
<0.02
<0.05
<0.0015
<0.02
<0.01
<0.1
<0.01
<0.002
<0.28
<0.035
<0.043
<0.009
<0.002
0.002
<0.006
<0.005
<0.008
<0.012
<0.03
<0.450
Nota: Los valores reportados son el promedio ponderado del cuarto
trimestre de 1995, para la red de distribución de las ocho plantas de
tratamiento.
Medellín, enero
7 de 1996
ALCALDIA D€ MCDCLUN...
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