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JUAN CRUZ RUIZ
EGOS REVUELTOS
Una memoria personal de la vida literaria
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1.a edición: febrero de 2010
© Juan Cruz Ruiz, 2010
Diseño de la colección: Lluís Clotet y Ramón Úbeda
Diseño de la cubierta: Estudio Úbeda
Reservados todos los derechos de esta edición para
Tusquets Editores, S.A. – Cesare Cantù, 8 – 08023 Barcelona
www.tusquetseditores.com
ISBN: 978-84-8383-221-9
Depósito legal: B. 1.511-2010
Fotocomposición: Pacmer, S.A. – Alcolea, 106-108, 1.° – 08014 Barcelona
Impresión: Limpergraf, S.L. – Mogoda, 29-31 – 08210 Barberà del Vallès
Encuadernación: Reinbook
Impreso en España
Queda rigurosamente prohibida cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación total o parcial de esta obra sin el permiso escrito de
los titulares de los derechos de explotación.
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Índice
Prólogo. Sin egos no hay paraíso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La lista de Barnatán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Descubrimiento de los tigres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Don Julio en el hotel superburgués . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Carcajadas en el umbral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Don Camilo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
¡Carlos, no hay limones! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bombas en Chamberí . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El abrigo de Brines . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El licor que Guillermo no habría de beber . . . . . . . . . . . .
Toco tus labios en Aix-en-Provence . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Y a mí quién me saca de aquí . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La pared dicta los sueños . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La memoria se revuelve . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Los amigos se van y tú esperas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Paz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Mantenga encendidas las luces del Palace . . . . . . . . . . . . .
Sombra de Buenos Aires . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Malentendido y verano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El ego inevitable y en lo oscuro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bajo el cielo protector . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
En la visible oscuridad, riendo y llorando . . . . . . . . . . . . .
Con don Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Aquel hombre sudoroso en México . . . . . . . . . . . . . . . . . .
El vendaval de invierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Los bares, las bebidas y la vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Vengo del cielo celeste . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Golpee, compruebe que estoy fuerte . . . . . . . . . . . . . . . . .
La prosa egocéntrica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Triunfo y soledad de don Camilo . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Cuba en Londres . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Adioses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Sombra y brillo de Susan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Los caballeros tranquilos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Ventajas del Ventolín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
As Time Goes By . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Retorno a Leicester . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Apéndices
Índice onomástico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 469
Créditos de las fotografías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 000
[Fotografías] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265-280
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A Isabel Polanco, en memoria.
A Marta Donada, a Gisèle Etcheverry
A Jesús Ceberio, a Daniel Gavela
A Manuel Longares, a Vicente Verdú
A María Dolores Adsuar, a Ulises Ramos, a Marian Montesdeoca
Este libro también está dedicado a los escritores, a los lectores,
a los libreros, a los editores, a las agentes y a los agentes.
A todos los que tienen que ver con lo que
la gente llama la vida literaria
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Él se cree sordo desde que no oye hablar de su gloria.
Thackeray, sobre Chateaubriand
A mano amada,
cuando la noche impone su costumbre de insomnio
y convierte
cada minuto en el aniversario
de todos los sucesos de una vida;
allí,
en la esquina más negra del desamparo, donde
el nunca y el ayer trazan su cruz de sombras,
los recuerdos me asaltan.
Unos empuñan tu mirada verde,
otros
apoyan en mi espalda
el alma blanca de un lejano sueño,
y con voz inaudible,
con implacables labios silenciosos,
¡el olvido o la vida!,
me reclaman.
Reconozco los rostros.
No hurto el cuerpo.
Cierro los ojos para ver más hondo,
y siento
que me apuñalan fría,
justamente,
con ese hierro viejo:
la memoria.
Ángel González, «A mano amada»
Breves acotaciones para una biografía
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Prólogo
Sin egos no hay paraíso
Los egos son la materia misma de la escritura. A lo largo de
casi cuarenta años de relación con escritores, en el ejercicio del
periodismo o en el desarrollo de una actividad cultural suculenta en épocas de transición cultural y literaria, tuve el privilegio de
comprobar qué mueve a los autores. Los mueve la pasión, y los
mueve la vocación, pero el motor principal es el ego; no están
solos en ello, el ego nos mueve a todos. En el mecanismo de su
autoestima desempeñan un papel muy importante los editores;
en tiempos más actuales, ese papel ha sido asumido también por
los agentes literarios. Cómo no, en esta edificación de los egos
desempeña también un papel principal el eco que su producción
literaria halla en los medios de comunicación. El ego sin eco no
es ego, sino frustración. El escritor busca su foto en los medios, y
también la busca el editor: se dice que un libro vale las columnas que te dedica la prensa, y así lo ve el editor muchas veces: da
igual lo que digan del libro, que aparezca, y que sea a toda plana. Los periodistas no saben (no sabemos) la importancia capital que una línea tiene en la autoestima de un escritor. El ego es
estimulado por las familias, por el contacto con los lectores, por
los autógrafos, por las entrevistas, por la peana que la realidad sitúa debajo de los escritores para que éstos vean su sombra más o
menos alargada. Los egos son pacíficos y tiernos o son violentos
y mayúsculos, engreídos. Todos son posibles, y aceptables, aunque quienes sufran los embates de los egos se sientan disminuidos ante la tormentosa autoestima de los autores; los editores
tienen que asumir esas erupciones de ánimo o de desánimo que
vienen de las reacciones satisfechas o decepcionadas de sus autores
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como un hecho de la vida, no como una desgracia. Si no reaccionaran, probablemente tampoco seguirían escribiendo. Es su
motor, su adrenalina. Ningún escritor, ni el más humilde, escapa al avance implacable de su propio ego, que a veces le agarra
a él también del cuello y le lanza o le elimina, según la intensidad del eco que alcance la obra en la que puso lo mejor de su
esfuerzo. Y si alguien dice que no tiene ego, y he asistido a muchas exhibiciones de esta (falsa) modestia, es que el ego está en
algún sitio, y aparecerá, acaso con más violencia que los egos a
los que uno ya está acostumbrado. El editor ha de estar dispuesto a esa irrupción; puede estallar de noche, o de madrugada, o al
amanecer, y la causa puede ser que el autor no encontró en los
grandes almacenes su obra recién publicada, o que alguien le avisó de una fiesta a la que él no fue convocado. El autor discreto
de pronto ha sentido la llamada de la selva de su ego y agarra el
teléfono, descarga su adrenalina sobre el editor despistado y ya
le arruina el día, la semana o el futuro contrato.
Hay que estar preparado para ello, eso aprendí ejerciendo el
oficio, y lo aprendí experimentándolo. Un día, muy de madrugada, escuché en casa dos de esas llamadas; un autor se había sentido decepcionado porque en la librería de unos grandes almacenes no estaba su libro, y otro me reprochaba que no hubiera
recibido una invitación para ir a una copa navideña de la editorial. Eran los dos mensajes que había en el contestador; Navidad, soledad absoluta, el editor regresa a casa y ése es el bagaje
que le ha dejado la despedida del año. Ambas llamadas tuvieron
lugar, en efecto, entre el 28 de diciembre y el fin de año de 1996,
cuando ya llevaba cuatro años como editor; esas dos quejas sonaron en mi contestador a las dos de la madrugada, a mi regreso de vacaciones. ¿Qué podía hacer? Lo único que hice, aparte de
lamentar el olvido y maldecir a los que no repusieron la novela
del autor decepcionado, fue quitar el contestador. Para siempre.
Pero no podía quitar a los autores, tenía que seguir lidiando con
sus egos, que les alimentaban a ellos y alimentaban, sin duda, el
catálogo de la editorial.
Todos los egos son respetables. La asignatura más difícil de los
editores es el aprendizaje del respeto del ego; si no la aprueban
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no son nada. Los que publican libros ajenos se saben una prolongación necesaria de los otros. Ese esfuerzo está ya en la propia
naturaleza del oficio. Si eso no se entiende, si no se entiende la
grave inseguridad del autor (aunque sea el mayor egocéntrico del
catálogo) ante la aventura de publicar, es mejor dejar el oficio. El
cultivo del ego ajeno empieza por el ego propio. El editor tiene
su ego, diluido en el ego de sus escritores. De la combinación de
este ego A y de este ego B nace la literatura, que luego se multiplica en el ego de los lectores, de los críticos, de los agentes literarios, y así sucesivamente.
Es un oficio de egos, pero como todos los oficios; el mecánico está encantado de ser el que mejor arregla coches excelentes, que a su vez son el orgullo del fabricante, y así sucesivamente.
En el caso del mundo editorial, el editor asume que ha de estar
en segundo plano, su actitud es vicaria en el sentido más estricto:
cuenta las buenas nuevas de sus autores, él no existe, y el editor
que insiste en existir al nivel de sus autores termina rompiendo
la fidelidad mutua, que se basa, tácitamente, en la modestia del
vicario. Eso es así, y habrá excepciones, qué duda cabe. El autor
proviene de un esfuerzo raro: horas y horas encerrado consigo
mismo y con sus papeles; puede simular (o sentir) arrogancia,
deja su manuscrito sobre la mesa del editor y espera de éste consejo o complacencia, pero en general busca complacencia. Según
su importancia en el catálogo, estará más o menos nervioso, exigirá más o menos atención o halagos, directamente o a través de
sus agentes, pero en algo se parece a todos, a los nuevos o a los
humildes: cree que ha escrito una obra maestra, lo siente, lo percibe, en su soledad eso es lo que le ha dictado su conciencia, o
su intuición. ¿Y qué espera? Que después de ese esfuerzo haya
mimo, coronas de flores, páginas de premio, que le rindan culto
a su ego porque ya está harto de mirarse ante un espejo solitario,
preguntando lo que se preguntaba la madrastra de Blancanieves.
¿Y qué hace el editor? Cumplir con su oficio, que en parte es complacer al autor. ¿Y cuando no lo hace? También cumple su oficio. ¿Lo entiende el escritor? No siempre; mi experiencia es que
resulta muy raro que lo entienda, o al menos que lo entienda del
todo. El editor está muy acostumbrado a escuchar esta bravata:
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«Quiero tu opinión sincera». Para descubrir después que el subtexto de esa frase dice exactamente esto: «Quiero que te guste».
Jorge Amado, el novelista brasileño, viajó a Roma para participar en un encuentro sobre el libro brasileño. Contaba que mientras caminaba por las calles de la capital italiana se topó con un
enorme póster fotográfico en el que se veía él mismo de tamaño
natural. Debajo del póster se leía, en italiano: «Jorge Amado, el mejor escritor brasileño». Se quedó henchido, glorioso ante su triunfo, y siguió andando. Cien metros más adelante, encontró otro
póster exactamente igual, pero en él se veía de tamaño natural
a su amigo, pero escritor también, João Ubaldo Ribeiro, con
esta inscripción también en italiano: «João Ubaldo Ribeiro, el
mejor escritor brasileño». Y comentó Jorge Amado:
–Así que durante cien metros fui el mejor escritor brasileño.
Los escritores caminan para ser los mejores, de su barrio, de
su ciudad, de su país. Del mundo entero. Ninguno se conforma
con menos, pero no todos pueden llegar a ser aquello a lo que
aspiran. Muchas veces se resignan por el camino y otras veces los
halla el olvido mientras teclean la que va a ser su obra maestra,
esta vez sí. Todos esos esfuerzos son naturales e incluso hermosos, animan a la sociedad literaria a seguir adelante, compitiendo.
La competencia es, como el ego, parte de la naturaleza del oficio. Muchos escritores, en todo el mundo, han tenido alguna vez
la vanagloria de la que presumía, riéndose de sí mismo, Jorge Amado, y el que diga que no es cierto, que él no compite, es probablemente quien con más ahínco genera en sus neuronas la obligación de ganar. La vanidad no es una excepción, ni en éste ni en
tantos oficios.
Y es natural. Juan Carlos Onetti pasó a la historia –y está en
la Historia– dejando la imagen de que era un hombre descreído
de la fama y de sus excrecencias; y no era enteramente así. A él,
como a cualquiera, le preocupaba el eco de las noticias sobre su
figura y sobre su obra; él jamás presumió de lo contrario, y sin
embargo la crónica literaria lo tomó como símbolo, precisamente, de la entereza de la humildad ante los embates de la soberbia.
No era soberbio, no lo era, pero le gustaba que aparecieran avisos (anuncios) de sus libros, quería que los críticos se hicieran eco
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de lo que escribía, y jamás dejaba al azar la escritura, que cuidaba hasta el último detalle, aunque el público creyera que era un
hombre que tiraba las hojas al lado de la cama donde había decidido pasar su última década. Ernesto Sábato, al que la historia
ha puesto en el lado de los humildes, también tiene su ego instalado en el alma, y se interesa por lo que ocurra con lo que publica como si no hubiera llegado a los 90 años, cuando se cree
que la gente ya está para otras cosas.
Durante esa experiencia (que continúa, en cierto modo, porque un periodista, que es lo que soy ahora, otra vez, cultiva una
parte importante del ego del autor, de la misma manera que cultiva el suyo) he visto de todo: egos picudos, egos redondos, egos
aguerridos, egos olvidadizos, egos reivindicativos, egos superlativos... Un día dije, y lo cuento en este libro, que los escritores desayunan egos revueltos; los hay revueltos, fritos, escalfados; y ninguno es desdeñable, y ay del editor que no quiera desayunar con
los egos que desayunan sus autores. En algún momento, puede
que esos egos se le atraganten, o por la exageración o por la reiteración, pero si uno no asume que ha de digerirlos –como los
deben digerir los propios autores– estará tirando piedras contra
el propio oficio.
Muchas veces pensé que sería útil –para mí, para mis colegas,
los editores y los periodistas– poner en común algunos sucesos
que tienen que ver con los autores, con sus sentimientos, con sus
actitudes y con sus egos; todo es ego en la casa de los artistas, y
todo contribuye a que su obra avance sobre las muletas de la propia estima. Y entonces pensé en escribir este libro. Es una memoria personal; es decir, pocas de las cosas que se cuentan no
me tuvieron a mí como testigo; no cuento, claro está, lo que supe
detrás de lo que era público; hago perfiles de personas a las que
he conocido íntimamente, pero en ningún caso me adentro en lo
que ellos hicieron o dijeron en la intimidad de su casa o de un
despacho; o, por lo menos, jamás he querido contar, y no he contado, me parece, sucesos o anécdotas que revelen conversaciones
o frases que los escritores me pidieron expresamente que omitiera en mis conversaciones con otros.
Algo que aprendí en este oficio, y que es una de las grandes
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virtudes del trabajo del editor, es que uno es también un confidente; en periodismo, que es mi otro oficio, te pagan para que
cuentes lo que has escuchado, no importa dónde y a veces no
importa cómo; pero en el mundo editorial te pagan para que seas
opaco, una sombra detrás de la luz de los autores. Buscando fotos para acompañar este libro me encontré con muchas en las que
estoy ejerciendo ese oficio de acompañante, de sombra insistente; imagino que a veces demasiado insistente. Me pidió Emiliano
Martínez, director general de Santillana entonces, que me hiciera
cargo de Alfaguara (y, en ese momento, de los otros sellos del grupo editorial, Taurus, Aguilar y El País Aguilar), y yo tenía 43 años.
En aquel periodo, además, disponía de tiempo y energía para
ocuparme de este nuevo oficio hasta la extenuación. En algunas
fotografías se observa esa extenuación; eran noches largas, compañías obligatorias, copas hasta el amanecer... La vida editorial
puede llegar a ser (si uno se deja) también una vida social intensa; es muy duro (para mí lo era) dejar a un autor solo en la
gran ciudad, si lo habías invitado, y además era necesario establecer todo tipo de contactos, y esos contactos no se podían hacer (eso creía yo) tan sólo en el despacho; así que parecía natural que fuera también una época excesivamente alcohólica, por
la fuerza social que tiene la noche y por la propensión natural
que uno tiene a comunicarse bebiendo. Recuerdo que un día me
dijo José Luis López Aranguren, volviendo en un avión, desde
Barcelona:
–Tenga cuidado; veo que está tomando mucho, no se me haga
un borrachito.
Me dio un vuelco el corazón, no sólo por el respeto que sentía por Aranguren, sino porque esa percepción suya era muy peligrosa para alguien que trabajaba a favor de los intereses de otros.
Algo parecido me dijo entonces Miriam Gómez, la mujer de Guillermo Cabrera Infante, durante un curso que yo dirigía en El
Escorial. Esas advertencias fueron balsámicas, y me ayudaron a
ahuyentar el ogro de la facilidad a la que nos inclina la bebida.
Había en mí, entonces, una enorme ansiedad por llegar, por estar, por entretener; tomé a sorbos muy rápidos aquel oficio al que
había llegado como por casualidad, y creí que era urgente apren18
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der. Probablemente, me faltó sosiego, pero aprendí tanto. Yo era
un periodista, y avanzaba rápidamente (claro que no sé si con
aprovechamiento) hacia los meandros de un oficio que exigía pudor, recato; tenía que ser una sombra, debía lograr que los otros
brillaran. Y tenía que ser un hombre discreto, también de apariencia. No era un sacrificio: era una obligación. Y me gustaba esa
obligación. Decía Manuel Vicent, en esa época, que yo era como
esos chinos que se afanan en tener en movimiento a la vez todos los platillos; pero, añadía, «siempre mantiene unos platillos
más altos que otros». Probablemente: me ocupaba mucho más
de los autores que acababan novedades, les organizaba presentaciones, fiestas, encuentros, comidas; y a los que estaban aún
escribiendo los llamaba en días precisos de la semana, los invitaba, les daba buenas noticias, procuraba que su ego estuviera
feliz en esos tiempos de incertidumbre, cuando no se sabe si lo
que se escribe es una obra maestra o papel para reciclar. Y durante algunos años de mi vida esa pasión por estar al lado constituyó la verdadera naturaleza de mi personalidad. Aprendí muchísimo del carácter de los escritores, de sus obsesiones, de sus
ambiciones, de su inseguridad y de su genio. También hay aquí
mucho de lo que supe de los autores por mi trabajo como periodista; pero no es un libro de entrevistas, ni de crítica literaria,
ni un ajuste de cuentas, eso jamás; algunas veces aclaro en el libro
algunos malentendidos, pero en ningún caso he querido sacar,
porque no sé, la daga del resentimiento, de la venganza o del odio.
Entre otras cosas, también, porque de eso también se vacuna uno
ejerciendo este oficio vicario de editor, o así debería ser.
Es, digo, una memoria personal, y por tanto es también una
memoria personal de mi ego; muchas veces, en el trabajo con
los escritores, sentí envidia por lo que hacían; me hubiera gustado escribir sus libros; esto, que podría ser un defecto, procuré
convertirlo en un valor: como editor, hablaba de los libros ajenos
como si yo mismo los hubiera escrito, con más entusiasmo incluso. Procuré siempre ahuyentar la tentación de aparecer como
uno de los autores; yo no era un autor, era un editor, eso debería quedar claro siempre; y aunque seguí escribiendo libros o artículos, ni en las conversaciones con ellos, ni en las presentacio19
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nes que hice de sus libros, que fueron abundantes, mezclé mi vocación con mi oficio. Fue una decisión y casi la consecuencia de
un libro de estilo, que cumplí a rajatabla, a sol y a sombra, en los
momentos de euforia y en los momentos de melancolía. En un
decálogo (del que hablo aquí) sobre cómo han de ser las relaciones de los editores con los autores, escribí una vez que los autores se pueden juntar si ellos se juntan, que no es conveniente que
los junte el editor porque no sabría a quién premiar más, a quién
dedicar mayor atención, o más continuada. Es una exageración,
pero algo de cierto hay: la relación autor/editor es de cuerpo a
cuerpo; en sociedad, pueden mezclarse, naturalmente, porque
para eso están las fiestas, pero en comidas o en despachos es mejor que el autor vea en el editor una relación de privilegio. Una
vez se me mezclaron en un almuerzo dos autores de categoría o
edad similares; el editor le hablaba a uno, y observaba cómo el
otro daba golpes impacientes en la mesa, hasta que le tocara recibir su turno de atención. El autor requiere atención, el editor
no debe dispersarla. Eso aprendí.
Cuidar de autores se convierte, en algún momento, en un gozo
y en una pesadilla a la vez, porque adviertes como en un espejo
sus ansiedades, y quisieras calmarlas, y sus querencias, y querrías
colmarlas. En ningún caso, en la travesía que aquí se cuenta, he
querido faltar al respeto ni de las memorias ni de las personalidades, muertas o vivas; si en algún momento se desliza un barrido de imagen y resultan de la contemplación de los rostros algunas injusticias o adjetivos superfluos se deberá más a mi torpeza
al escribir que a mi deseo de abrazarlos, a los que están y a los
que se han ido.
En este libro aparecen algunos autores de mi generación o más
jóvenes, algunos de los cuales fueron o son autores de Alfaguara o de otras editoriales; unos vinieron en mi tiempo y otros ya
estaban ahí y tuvieron la gentileza de creer que el proyecto saldría adelante, aunque un periódico de Madrid publicó, en junio
de 1992, cuando fui nombrado, que yo llegaba a Alfaguara «para
cerrarla». Pero no es un libro sobre ellos, aunque los cite circunstancialmente. Me he centrado sobre todo en los más veteranos,
desde Francisco Ayala (que murió, a los 103 años, cuando ya el
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libro estaba en proceso de revisión) a Mario Vargas Llosa y Manuel Vicent. Los que les han seguido son tan abundantes y representan hoy tanto en la literatura y en mi propia memoria que
merecen un libro aparte aunque aquí, repito, salgan en función
del relato que he querido ir siguiendo. Arturo Pérez-Reverte, a
quien le hizo mucha gracia aquella caricatura cariñosa que hizo
Vicent del editor animando los platos chinos, suele indicarme que
ése, Los platos chinos, podría ser un buen epígrafe para esa otra memoria acerca de los egos revueltos de los más jóvenes.
Pero he aquí la historia que he querido contar. Comienza, además, por la memoria, cómo ésta nos alienta o nos traiciona, cómo
nos agarra o cómo nos hunde, cómo nos subleva y cómo nos
martiriza. Sin memoria no hubiera escrito ni una línea, y menos de un libro como éste. Ahora que lo presento, porque lo he
terminado, debo decir, sin orgullo alguno, y tampoco como excusa, que lo escribí casi sin mirar notas; esto, ya digo, no es mérito
sino un método. Quise que lo narrado tuviera el efecto, e incluso el estilo, de una memoria que se dice de pronto, como si uno
se dirigiera en un tren a un amigo que quiso saber qué había hecho prácticamente desde que dejó la escuela. Y es curioso: yo
empecé a encontrarme con gente, para que me contara cuál era el
estado de su espíritu, desde que salí de la escuela. A estas alturas,
más de cuarenta años después, me sigue dejando perplejo lo que
le hace a la memoria el conocimiento de los seres humanos, siempre sorprendentes, siempre únicos, casi siempre iguales entre sí.
Para lo bueno y para lo malo.
Escribí el libro durante estos tres últimos años, a veces en
aviones o trenes, casi siempre en El Médano (Tenerife) y Madrid.
Y esta introducción que ya acabó fue escrita en junio de 2009 en
Santillana del Mar, durante un curso organizado por Santillana y
Alfaguara y titulado Lecciones y maestros, dedicado esta vez a Luis
Mateo Díez, a Antonio Muñoz Molina y a Ángeles Mastretta. Al
contrario de lo que insinúo aquí sobre las reuniones de escritores,
estos tres estuvieron encantados de estar juntos, me pareció.
Londres, Tenerife, Madrid, 2007-2009
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Índice onomástico
Abdelouahed, 244, 247, 250
Aguirre, Jesús, 95, 135, 146, 149,
305, 422-424
Ahnlund, Knut, 363, 369, 370
Alatriste, Sealtiel, 64, 123, 223, 333,
407, 452, 463, 465
Albee, Edward, 136
Alborch, Carmen, 335
Alcalá-Zamora, Niceto, 83
Aldecoa, Ignacio, 63-65, 67, 140, 161
Aldecoa Rodríguez, Ignacio, 65
Aldecoa Rodríguez, Susana, 65
Aleixandre, Vicente, 187, 195, 404
Alemany, Luis, 39, 45
Alighieri, Dante, 196
Allende, Salvador, 72, 77
Almendros, Néstor, 378
Almodóvar, Pedro, 189, 394, 399,
406
Almunia, Joaquín, 75
Alonso Quintero, Elfidio, 205
Alonso Rodríguez, Elfidio, 205
Alonso, María Rosa, 205
Altares, Pedro, 74, 75
Altolaguirre, Manuel, 229
Alvar, Manuel, 320
Álvarez, Carlos Luis (Cándido), 226,
227
Amado, Jorge, 16, 307
Amado, José María, 229, 230
Amat, Núria, 452
Ampudia, María, 127, 233, 299, 301,
302
Ana Belén (María del Pilar Cuesta),
357
Anderson, Lindsey, 31
Andreu, Blanca, 260, 262, 263
Andronico, Maria, 403, 405
Antolín, Enriqueta, 260
Aparicio, Juan Pedro, 260
Arangurem José Luis L., 18, 54, 95
Areilza, José María de, 204, 216
Arguedas, José María, 111, 115, 311
Arias Navarro, Carlos, 37, 421
Arias, Juan, 381
Aristóteles, 38, 40
Armas, Alberto de, 69
Armas Marcelo, JJ., 435
Aron, Edith, 103, 104, 109, 121-123
Arozena, José, 63, 64, 67-69
Arrabal, Fernando, 38, 39, 167, 168
Arrieta, Adolfo, 384
Arzalluz, Xabier, 189
Asquerino, María, 94
Atwood, Margaret, 163
Atxaga, Bernardo, 170
Aub, Max, 81
Ávila, Pedro, 454, 457
Ayala, Francisco, 20, 81, 83, 84, 93,
110, 198, 203-210, 216, 295
Ayala, Julián, 75
Ayala, Nina, 206
Azaña, Manuel, 79, 86, 87, 316
Azcona, Rafael, 26, 64, 65, 138-140,
142-149, 177, 215, 229, 291, 403,
417, 422, 424, 445
469
229-488 EGOS REVUELTOS.qxd:Maquetación 1
Aznar, José María, 138, 282, 283,
329, 360
Azúa, Félix de, 114, 130, 257, 448,
455
Bacon, Francis, 157, 180, 230, 417419, 461
Balbín, José Luis, 94
Balcells, Carmen, 61, 261, 311, 347,
349, 436, 437, 446-453
Ballinger, Bill, 27
Baltasar, Basilio, 218
Balzac, Honoré de, 380
Barcha, Mercedes, 58, 59
Bardot, Brigitte, 172, 173
Barnatán, Marcos Ricardo, 24, 36,
37, 45, 92, 97, 99, 104, 105, 108,
120, 129, 191, 200, 258, 374, 378,
464, 465
Baroja, Pío, 53, 54, 55, 56
Barral, Carlos, 49, 78, 85, 91, 263,
296, 300, 305, 427, 453-457, 459
Barral, Concha, 213, 216, 218, 226
Barral, Yvonette, 456
Barrios, Nuria, 244, 248
Bassets, Lluís, 27
Bautista, Consuelo, 456
Bea, Andrea, 305, 388
Beckett, Samuel, 140, 315, 392
Benedetti, Mario, 64, 133, 219, 221,
223, 224, 229-232, 234-238, 240,
241, 243, 302, 312, 386-389, 407
Benedetti, Raúl, 239, 240
Benet, Eugenio, 262
Benet, Juan, 56, 64, 94, 110, 111,
114, 130, 233, 257-263, 297-299,
303, 305, 348, 349, 382, 427, 459
Benito, Juan, 130, 131
Beresford, 33
Bergamín, José, 54, 416
Berger, John, 66, 140, 180, 229, 291,
305, 394, 416
Bergman, Ingmar, 444, 461, 462
Berlanga, Luis G., 139, 362
Bernárdez, Aurora, 119, 120, 233
470
8/1/10
14:54
Página 470
Bertolucci, Bernardo, 245, 246
Betancor, Josefina, 453
Bilbao, Mary Cruz, 417, 418
Birkin, Jane, 172-174
Bofill, Ricardo, 113
Bogart, Humphrey, 119, 306, 409
Bono (Paul David Hewson), 171
Borges, Jorge Luis, 36, 187, 189-201,
203, 207, 232, 343, 369, 384, 403,
416, 417, 426
Borrás, Rafael, 456
Bosso, Jorge, 289
Botero, Fernando, 437-439
Bovaira, Fernando, 26
Bowles, Jane, 244
Bowles, Paul, 163, 229, 243, 244, 246250, 302, 416
Bradlee, Ben, 150-152
Bravo, Pablo, 250
Bremer, Juan José, 335
Brines, Francisco, 91-93, 95, 96, 97,
295
Brown, Dan, 27
Brown, Tina, 153
Bryce Echenique, Alfredo, 254, 319329, 340, 388, 389, 440
Buenaventura, Ramón, 243
Buero Vallejo, Antonio, 128
Buñuel, Luis, 309, 465
Burgess, Anthony, 31, 32
Burton, Richard, 69, 136
Caballero Bonald, José Manuel, 91,
96, 131, 204, 295-298, 316, 319,
459-461
Cabrera Infante, Guillermo, 18, 24,
26, 28, 31, 32, 36, 37, 40-43, 4548, 58, 88, 89, 91, 96-100, 157,
180, 191, 255, 373-378, 451, 464
Cabrera, Blas, 83
Camacho, Rosita, 82
Camba, Julio, 192
Campanella, Hortensia, 240, 241
Camus, Albert, 139, 141, 154-157,
249, 281
229-488 EGOS REVUELTOS.qxd:Maquetación 1
8/1/10
Cancio, Raúl, 206
Cantalapiedra, Aurelio, 294
Capote, Truman, 119
Carandell, Luis, 263
Caro Baroja, Julio, 51, 53-57, 180, 208
Carroll, Lewis, 42, 115
Casanovas, Mercedes, 237
Casares, Carlos, 422
Castaño, Marina, 131-133, 363, 366,
370-372
Castellet, Josep Maria, 57, 91, 379,
454
Castilla del Pino, Carlos, 227
Castro, Ángeles de, 353, 354
Castro, Fidel, 44, 45, 78, 105, 236
Cattermole, Barbara, 34
Cattermole, Brian, 34
Cattermole, Jenny, 34
Cattermole, Michael, 34
Ceberio, Jesús, 169, 171, 381
Cebrián, Juan Luis, 87, 133, 152,
166, 172, 190, 214, 215, 229-232,
257, 282, 285, 359, 360, 367, 368,
381
Cela Conde, Camilo José, 131, 363
Cela Trullok, Jorge, 131, 365, 426,
427
Cela Trullok, Camilo José, 53, 54, 63,
64, 67-71, 81, 88, 91, 130-133,
139, 180, 183, 204, 208, 225, 295,
308, 353, 356, 357, 361-373, 416,
417, 426, 427, 432, 434, 461, 462
Cela, Julia, 85
Celaya, Gabriel, 175, 296, 301, 323
Celis, Barbara, 153
Cerecedo, Cuco, 37
Cervantes, Miguel de, 196
Chacón, Dulce, 111, 248, 249, 303,
306, 309, 314, 448, 449
Chamorro, Demetria, 66
Chandler, Raymond, 64, 119, 306
Chao, Ramón, 253, 307, 316, 383
Chavez, Anita, 319, 328
Chirbes, Rafael, 171
Chumy Chúmez (José María González Castrillo), 65
14:54
Página 471
Cioran, Emil, 341
Clotas, Salvador, 83
Cobiella, Rafael, 412
Coelho, Ceferino, 409, 410
Cohn-Bendit, Daniel, 166
Colón, Cristóbal, 185
Comas, Antonio, 448
Comas, José, 158, 159, 163
Conde, Rosario, 69, 130, 363
Conrad, Joseph, 425
Conte, David, 379, 382
Conte, Rafael, 57, 130, 253, 257, 263,
342, 343, 379-382, 427
Corbalán, Pablo, 381
Cortázar, Julio, 36, 64, 100, 103, 104,
107-123, 180, 223, 233, 263, 310312, 323, 327, 342, 345, 383, 384,
428, 464
Corugedo, Fernando, 131, 371
Cossío, José María de, 368
Coy, Javier, 31
Crawford, Joan, 245
Crémer, Victoriano, 296
Cruz García, Eva, 24, 26, 30, 32, 3335, 138, 369, 461
Cuerda, José Luis, 26
Cueto, Juan, 175, 177-180, 192-194,
420
Cuevas, José Luis, 317, 424
Curtiz, Michael, 447
Dalí, Salvador, 416
Daniel, Jean, 151, 155, 156
Davis, Bette, 245
De Gaulle, Charles, 205
De la Serna, Jesús, 381
De la Vega, Garcilaso, 92
De los Ríos, César Alonso, 138
De Vera, Cristino, 66, 92
Del Río, Pilar, 398, 405, 406, 408,
410-413, 415
Del Valle Menéndez, Antonio, 37
Delgado, Fernando, 75, 94, 96, 191,
218, 293
Delgado, Josefina, 200
471
229-488 EGOS REVUELTOS.qxd:Maquetación 1
Delibes, Miguel, 54, 55, 352, 353-357
Delkáder, Augusto, 214
Deneuve, Catherine, 173, 174
Déniz, Jaime, 335
Depardieu, Gerard, 171
Di Stéfano, Alfredo, 460, 461
Díaz Marínez, Manuel, 375, 376
Díaz, Jesús, 375, 376
Díaz, Lola, 222, 223, 243
Diego, Gerardo, 198
Domingo, José, 63
Domínguez Anadón, José Ángel, 51
Donada, Marta, 146, 222, 237, 239,
243, 304, 407
Donoso, José, 58, 336-341
Donoso, Pilar, 58, 336-339
Doreste, Javier, 398
Dostoievski, Fedor, 146, 427
Dunlop, Carol, 109, 110, 120
Duras, Marguerite, 105, 384
Durrell, Lawrence, 105
Echevarría, Ignacio, 170, 171
Edwards, Jorge, 58, 78, 79, 169, 328
Elezcano, Amaya, 165, 168, 223, 237,
243, 407, 410, 430, 464, 465
Eliano, Mariana, 239, 240
Elliott, John H., 185
Eliot, T.S., 82
Eliseo Alberto, 375, 376
Eliseo Diego, 375
Eloy Martínez, Tomás, 133, 134, 138,
139, 151, 186, 345, 349, 350,
353
Erice, Víctor, 130, 140, 141
Escohotado, Antonio, 130
Escuredo, Rafael, 298
Esedín del Ródano, Edmundo A., 34
España, María, 357, 358
Espert, Núria, 136
Espriu, Salvador, 214, 215
Estefanía, Joaquín, 91, 301, 381, 455
Estrada, Susana, 420
Esteves, Fernando, 219-221, 223, 465
Evans, Harold, 151-154
472
8/1/10
14:54
Página 472
Ezcurra, José Ángel, 128, 129, 211,
227
Fajardo, Herminia, 315
Fajardo, José Luis, 48, 94, 189, 227,
420
Falú, Eduardo, 346
Fátima (asistente de Ayala), 211, 212
Faulkner, William, 64, 119, 195, 306,
310
Felipe, León, 84, 184, 296, 316, 318,
443
Fellini, Federico, 145
Feria, Luis, 295
Fernán Gómez, Fernando, 26, 94,
218, 227
Fernández de Castro, Javier, 35
Fernández Ferrer, Antonio, 198
Fernández Figueroa, Juan, 38
Fernández Rosado, Esteban, 221
Fernández Santos, Jesús, 161
Fernández, Luis, 41
Fernández-Santos, Ángel, 64, 139,
140, 142, 143
Ferrater, Gabriel, 455
Ferreiro, Celso Emilio, 316
Ferreri, Marco, 145
Ferrero, Jesús, 448
Ferro, Manuel, 383
Fichte, Johann Gottlieb, 38
Fidalgo, Feliciano, 94, 106, 158-163,
167, 171-174, 230, 381
Finisterre, Alejandro, 318
Flórez, Marisa, 361
Follet, Ken, 410
Forest, Genoveva, 386
Fowles, John, 31, 32
Fraga Iribarne, Manuel, 132
Francisco, Martín de, 412, 413
Franco Francisco, 24, 74, 75, 82, 86,
91, 93, 205, 258, 288, 318, 323,
384, 386, 460
Franco, Antonio, 215
Fuentes Lemus, Carlos, 465, 466
Fuentes Lemus, Natasha, 465
229-488 EGOS REVUELTOS.qxd:Maquetación 1
8/1/10
Fuentes, Carlos, 58, 79, 192, 318,
335, 345, 452, 463-466
Fujimori, Alberto, 327, 389, 438-441
Gabilondo, Iñaki, 227
Gadamer, Hans-Georg, 38
Gades, Antonio, 337
Gainsbourgh, Serge, 174
Galán, Diego, 161, 218, 224, 228
Galiardo, Juan Luis, 146
Gallimard, Antoine, 253
Gálvez, Antonio, 105, 154, 384
Gamoneda, Antonio, 388
Ganivet, Ángel, 66, 139
Garcés, Jordi, 452
García Barcha, Gonzalo, 59
García Cabrera, Pedro, 76, 77
García de Antelo, Miguel, 71
García Hortelano, Juan, 94, 127, 130,
233, 257, 260, 263, 297, 299-302,
319, 382, 427, 448, 457, 459
García Lorca, Federico, 31, 196, 426
García Márquez, Gabriel, 57-61, 63,
74, 75, 291, 309, 310, 321, 323,
326, 337, 427, 428, 434, 443, 446,
451, 464, 466
García Montero, Luis, 204, 211,
322, 457, 459
García Nieto, José, 132
García Padilla, Manuel, 420
García Padilla, Pilar, 24, 27, 28, 31,
34, 35, 103, 178
García Ramos, Juan Manuel, 78, 306
García Sánchez, José Luis, 142
Gastón, Amparitxu, 301
Gibson, Ian, 31
Gil de Biedma, Jaime, 176, 178, 263,
296, 301, 337, 368, 369, 447, 458,
459
Gimferrer, Pere, 49, 57, 83, 186, 370,
379
Giner de los Ríos, Francisco, 316
Gleichman, Gabi, 363, 364, 461, 462
Gómez Aguilera, Fernando, 410
Gómez de Liaño, Javier, 360
14:54
Página 473
Gómez, José Luis, 248, 249
Gómez, Miriam, 18, 42, 47, 97-100,
180, 255, 373, 374, 376-378
Góngora, Luis de, 437, 441
González Fraga, Elvira, 341, 343, 345
González Mateos, Domingo (Dominguín), 63
González León, Adriano, 324, 325
González Vergel, Alberto, 128
González Villahoz, Rodolfo, 223,
243
González, Ángel, 36, 87, 91, 94, 175,
263, 296-298, 300, 413, 454, 457461
González, Felipe, 75, 206, 282, 283,
366, 404
González, Juan, 430
González, Pedro, 292
González, Secundino, 428
Goya, Francisco de, 429
Goytisolo, José Agustín, 175-178, 300
Goytisolo, Juan, 232, 394, 397
Granda, Fernando, 358, 359
Grande, Félix, 91, 306, 316, 318,
358
Grandes, Almudena, 204, 322, 457
Grass, Günter, 23, 48, 51, 159, 249,
261, 428-435, 465
Grosso, Alfonso, 300
Grunert, Hans, 430
Grunert, Ute, 429-431
Guelbenzu, José María, 146, 365,
379, 427
Guevara, Ernesto (Che), 26, 44, 110,
156, 230, 449
Guillermoprieto, Alma, 133, 151
Gumucio, Juan Carlos, 440
Gutiérrez, Ricardo, 460
Hammett, Dashiell, 306
Hamsun, Knut, 456, 461
Handke, Peter, 91, 150
Haro Tecglen, Eduardo, 128, 134,
205, 211, 213-219, 222-228, 287,
359, 362, 419
473
229-488 EGOS REVUELTOS.qxd:Maquetación 1
Hemingway, Ernest, 310, 321, 337
Henreid, Paul, 377
Hermida, Jesús, 365
Hernández, Felisberto, 231
Hernández, José, 314, 315
Hernández, Miguel, 426
Herralde, Jorge, 167-169, 448
Hierro, José, 291-295
Hitchcock, Alfred, 75
Hitler, Adolf, 429
Hockney, David, 420
Hortet, Yvonne, 455
Houellebecq, Michel, 166-169
Hoyas, Joaquina, 444, 446, 456
Humboldt, Alexander von, 74, 75
Huston, John, 47
Ibargüengoitia, Jorge, 79, 325, 377
Iglesias, Julio, 174
Imbert, Jacqueline, 383
Isabel II de Inglaterra, 421
Jacobs, Bárbara, 332, 333, 335, 336
Jiménez Leal, Orlando, 378
Jiménez, José Alfredo, 175
Jiménez, Juan Ramón, 195
Joyce, James, 315
Juan de Borbón y Battemberg, 421
Juan Carlos I, 282, 356, 421
Junquera, Rosa, 407
Kant, Inmanuel, 40
Karvelis, Ugné, 116
Kertész, Imre, 158, 159, 163-166
Kipling, Rudyard, 137, 195
Kodama, María, 193, 195, 197, 198,
200, 201
Korda (Alberto Díaz Gutiérrez), 156
Kusminsky, Matilde, 345
Laborda, Juan José, 455
Lacruz, Mario, 406, 407, 447
474
8/1/10
14:54
Página 474
Laín Entralgo, Pedro, 95
Larralde, José, 163
Larraya, José Miguel, 216, 224, 364
Lawrence, David Herbert, 30
Le Carré, John, 451
Le Pera, Alfredo, 346, 347
Leguina, Joaquín, 285
Leguineche, Manuel, 211, 355, 364
Lemus, Silvia, 452, 465, 466
León Barreto, Luis, 75
Lezama Lima, José, 393
Liébana, Ginés, 253
Lindo, Elvira, 177
Llamazares, Julio, 114, 257, 258, 308,
366-369, 425, 432, 458
Lledó, Emilio, 37-40, 42, 88, 92, 167
Löbsack, Grita, 428
Longares, Manuel, 91
Lope, Manuel de, 113-116, 120, 123,
124, 154, 257, 260, 291
López Alegre, Luz, 235, 237-239, 241,
386
López, Charo, 175, 177
López, Juanjo, 218
Lorite, Ana, 159
Lozano, Rafael, 85, 135, 136, 139,
148
Lugones, Leopoldo, 196
Lundkvist, Arthur, 369
Machado, Antonio, 408
Machado, Emilio, 435
Magán, Luis, 461, 462
Mann, Thomas, 132
Manrique, César, 251, 397-399, 406,
465
Marcos (subcomandante), 285, 286
Marías, Javier, 79, 114, 130, 257, 308,
374
Marichal Salinas, Carlos, 84, 85
Marichal Salinas, Miguel, 84
Marichal, Juan, 53, 79, 81-88, 316
Márquez Reviriego, Víctor, 127, 128,
129, 211
Marsé, Berta, 444, 446, 456
229-488 EGOS REVUELTOS.qxd:Maquetación 1
8/1/10
Marsé, Juan, 49, 74, 337, 361, 419,
443-446, 448, 449, 456
Marsillach, Adolfo, 134, 135, 137139, 146, 148, 149, 337, 362
Martí, José, 99
Martín Gaite, Carmen, 64, 67, 297
Martín Garzo, Gustavo, 352, 353
Martín, José, 253, 362
Martín, Mónica, 452
Martín, Silvia, 207, 208, 210, 253, 362
Martínez Morenoi, Ezequiel, 309
Martínez Sarrión, Antonio, 64, 257,
262, 263, 297, 303
Martínez, Emiliano, 18, 232
Martini, Juan, 64, 221, 223, 465
Marx, Karl, 360
Masoliver, Juan Antonio, 374, 378,
460
Massiel, 322, 323, 326, 389
Mastretta, Ángeles, 21
Mateo Díez, Luis, 21, 260
Maturana, Gonzalo, 340
Matute, Ana María, 448
Maura, Antonio, 416
Mayer, Peter, 453
Mayoral, Marina, 260
McDowell, Malcom, 31
Mellizo, Felipe, 422, 459
Méndez Ferrín, Xosé Luis, 316
Mendicutti, Eduardo, 457
Mendoza, Eduardo, 448
Merino, José María, 260
Mernissi, Fátima, 400
Mertin, Ray-Güde, 409
Michelena, Pedro María, 137
Miele, Marco, 404
Millás, Juan José, 260
Miller, Henry, 105, 428
Miquelarena, Jacinto, 137
Miranda Podadera, Luis, 39
Miró, Joan, 433
Mitterrand, François, 171, 172
Moix, Ana María, 448
Moix, Terenci, 176, 177, 179, 448
Molina, César Antonio, 204
Molina, Miguel de, 385
14:54
Página 475
Molina-Foix, Vicente, 114, 130, 257,
374, 378, 460
Mondrian, Pietr, 104, 109, 121
Monteagudo, Isabel, 164, 165
Montero, Isaac, 382
Monterroso, Augusto, 323, 331-334,
336
Montesinos, Vladimiro, 327, 389, 439,
441
Moore, Henry, 24
Moravia, Alberto, 209, 210
Mordzinski, Daniel, 154-156, 168
Moreno Galván, José María, 124,
125, 127, 128
Moura, Beatriz de, 448
Muchnik, Mario, 111, 391, 455
Muchnik, Nicole, 111
Muguerza, Javier, 189
Muhr, Dorotea (Dolly), 306, 307
Munárriz, Miguel, 178, 179
Munné, Antoni, 452
Muñoz Molina, Antonio, 21, 171,
177, 308, 366
Napoleón, 254
Navarro, Piluca, 94, 189
Negrín, Juan, 81
Neruda, Pablo, 51, 71-73, 75-77, 79,
89, 180, 195, 443
Nierga, Gemma, 218
Nieva, Francisco, 167, 298
Nixon, Richard, 150
Noches, Nelson, 60
Noches, Soledad, 60
Novais, José Antonio, 323
Obama, Barak, 392
Omar, Alberto, 75
Onetti, Jorge, 304, 305
Onetti, Juan Carlos, 16, 64, 81, 111,
112, 119, 180, 220, 223, 224, 249,
300, 303-315, 323, 336, 388, 441
Ontañón, Francisco, 124
Ordóñez, Antonio, 125
475
229-488 EGOS REVUELTOS.qxd:Maquetación 1
Ortega Spottorno, José, 190, 192,
356, 403
Ortega y Gasset, José, 192, 403, 404
Ortiz, Letizia, 466
Ossa, Carlos E., 71, 72, 219, 220
Oteiza, Jorge, 252
Otero Barral, Malcolm, 328, 456
Padorno, Manuel, 453
Palomo (doctor), 85
Paniagua, Domingo, 53, 54
Parker, Charlie, 119
Pavese, Cesare, 141
Paz, Octavio, 82, 83, 105, 180, 183187, 192, 196, 360, 383, 384
Peces-Barba, Gregorio, 189
Pemán, José María, 361, 362
Pereda, Rosa María, 378
Pérez Minik, Domingo, 33, 49, 53,
57, 58, 63, 64, 67, 69, 76, 77, 81,
82, 84, 88, 125, 128, 137, 211,
213, 229, 243, 295, 379, 403
Pérez Plasencia, Ezequiel, 134
Pérez, Bernardo, 159
Pérez-Reverte, Arturo, 21, 71-73, 127,
219-221, 223, 260, 410, 419
Périch, Jaume, 447
Perón, Eva, 205
Perrin, Jacques, 25
Pessoa, Fernando, 422
Picasso, Pablo Ruiz, 41, 77, 119, 160,
297
Pinochet, Augusto, 71, 197
Pîñón, Nélida, 449
Platón, 38, 40, 136
Poirot, Lucho, 77
Polanco, Isabel, 183, 291, 408, 409,
412, 465
Polanco, Jesús, 225, 233-235, 262,
282, 285, 294, 348, 360, 465
Pombo Angulo, Manuel, 354
Pombo, Álvaro, 66, 459-461
Pompidou, Georges, 106, 159, 381
Porcel, Baltasar, 445
Portera, Alberto, 247
476
8/1/10
14:54
Página 476
Posadas, Carmen, 282, 283
Prada, Juan Manuel de, 169, 170
Pradera, Javier, 85, 163, 189-191, 198,
257, 423
Prado, Benjamín, 457
Primo de Rivera, José Antonio, 138
Proust, Marcel, 162, 230
Puértolas, Soledad, 322
Puig, Manuel, 253, 254, 378
Puigserver, Fabià, 214
Pujol, Jordi, 283
Quintero, Jesús, 223, 248
Quiñones, Fernando, 358
Rabal, Francisco, 94
Ramírez, Pedro J., 360
Ramírez, Pepín, 397, 398
Ramírez, Sergio, 375
Ramis, Pepa, 94, 295
Ramoncín (José Ramón Martínez
Márquez), 357, 362
Raphael (Miguel Rafael Martos Sánchez), 385
Regás, Rosa, 49, 50, 444
Reguera, Daniel, 346, 347
Reyes, Pilar, 223, 465
Ribeiro, João Ubaldo, 16
Ribeyro, Julio Ramón, 330
Richmond, Carolyn, 203, 204, 206,
211, 212
Ridruejo, Dionisio, 38, 95
Ridruejo, Pitita, 357
Rieff, David, 391, 394, 395
Riera, Carme, 448
Rioyo, Javier, 175, 395, 458
Rivas Cherif, Enrique de, 87
Rivas, Manuel, 25, 132, 420, 460
Rivera, Susi, 298, 457, 461
Roa Bastos, Augusto, 347-351, 353
Robbe-Grillet, Alain, 381
Robles, Marta, 218
Rocío Jurado (María del Rocio Trinidad) 385
229-488 EGOS REVUELTOS.qxd:Maquetación 1
8/1/10
Rodríguez Lafuente, Fernando, 335
Rodríguez Rivero, Manuel, 146, 365,
427
Rodríguez, Josefina, 64, 65
Rodríguez, Juantxu, 196
Romero, Carmen, 366
Ros, Carmen, 260
Rubio, Mariano, 282
Rulfo, Juan, 61, 300, 310, 315-318,
424
Russell, Bertrand, 128
Saavedra, Jerónimo, 189
Sábato, Ernesto, 17, 299, 336, 341346, 379
Sabina, Joaquín, 322, 457
Sáenz, Miguel, 428
Sagarra, Joan de, 448
Salazar, Antonia, 36
Salinas de Gortari, Carlos, 452
Salinas, Jaime, 85, 87, 127, 130, 146,
150, 153, 163-165 234, 257, 260,
261, 348, 365, 427, 428, 431, 432
Salinas, Pedro, 87
Salinas, Solita, 81, 84, 85, 87, 316
Sampedro, José Luis, 225, 234, 260
San Martín, Eduardo, 131, 341, 360
Sánchez Dragó, Fernando, 370, 371
Sánchez Ferlosio, Rafael, 64, 66
Sánchez Harguindey, Ángel, 142,
146, 301, 378
Sánchez-Guisande, María Fernanda,
351, 352
Sánchez-Ortiz, Emilio, 48, 51, 53,
105-108, 159, 252, 253, 323, 383,
435
Sanz de Soto, Emilio, 244
Saramago, José, 183, 394, 398, 399,
405-413, 415, 416, 434, 465
Sartorius, Nicolás, 128
Sartre, Jean-Paul, 42
Sastre, Alfonso, 231, 386
Satué, Enric, 348
Savall, Lorenzo, 230
Savater, Fernando, 91, 341, 378, 404
14:54
Página 477
Scalfari, Eugenio, 151, 157
Scari, Raúl, 384
Schavelzon, Guillermo, 122, 146, 234,
236, 261, 427
Schultz, Marisol, 223
Schwarzenegger, Arnold, 442
Schwartz, Carlos A., 68, 107, 108, 114
Scianna, Fernando, 403
Sciascia, Leonardo, 91, 192, 229, 403,
404
Scott Fitzgerald, Francis, 64, 448
Seberg, Jean, 466
Sellés, Anna, 284, 285
Semprún, Jorge, 180, 300, 301, 366,
367, 457, 460
Sender, Ramón J., 81
Serrano, Marcela, 71, 72, 219, 220
Serrat, Joan Manuel, 236, 241, 288,
289
Sarduy, Severo, 36, 105, 251, 252,
254, 255, 263, 294, 378, 383,
384, 437
Silió, Elisa, 353
Sillitoe, Alan, 30, 31, 48
Silva, Ariel, 239-241, 386
Silva, Julio, 121
Skármeta, Antonio, 171
Smith, Patty, 401
Sofía (reina de España), 396
Sontag, Susan, 305, 391-393, 395401, 406, 465
Sorela, Pedro, 332
Soriano, Mercedes, 260
Soriano, Oswaldo, 83
Soriano, Rafael, 456
Styron, William, 251
Suárez, Adolfo, 360, 422
Suárez, Gonzalo (Martín Girard), 50,
143, 177
Suñén, Luis, 146, 365, 427
Swanson, Gloria, 339
Talens, Jenaro, 92
Tarradellas, Josep, 444, 446
Taylor, Liz, 69
477
229-488 EGOS REVUELTOS.qxd:Maquetación 1
Tierno Galván, Enrique, 360, 428
Toledo, José, 85, 237, 247, 291, 300,
302
Tomás y Valiente, Francisco, 143
Tomasello, Luis, 121
Toribio, José Luis, 96, 292, 293, 420
Torrente Ballester, Gonzalo, 132, 133,
196, 347, 348, 351-353, 426
Torrente Sánchez-Guisande, Álvaro,
351
Torres, Maruja, 218, 219, 222, 223
Torres, Rosana, 368
Tovar Bobillo, Antonio, 316
Tovar Llorente, Antonio, 95, 96
Trapiello, Andrés, 86-88
Trianin, Marie Jo, 183-186
Trueba, David, 129, 378
Trueba, Fernando, 143, 161, 374, 378
Trujillo, Leónidas, 434
Ullán, José-Miguel, 105, 154, 316,
383-385
Umbral, Francisco, 91, 94, 132, 154,
306, 316, 357-362, 383-385, 445
Unamuno, Miguel de, 66, 139, 155,
192, 207, 410
Uriarte, Jon, 150, 153, 154
Urrutia, Matilde, 73, 74, 75, 76, 77
Vadim, Roger, 173
Val, Tomás, 37
Valdano, Jorge, 282, 344
Valdés, Hernán, 73
Valdés, Zoé, 375, 376, 378
Valente, José Ángel, 154, 383, 384
Vallat, Anne-Marie, 375, 376, 378
Vallcorba, Jaume, 164-167
Vallina, Sonsoles, 250
Valls, Fernando, 169, 170
Van Gogh, Vincent, 155
478
8/1/10
14:54
Página 478
Vargas Llosa, Mario, 21, 36, 58, 91,
163, 185, 253, 307-310, 321, 327,
374, 378, 417, 419, 432-441, 449,
451, 464, 466
Vargas, Morgana, 58, 438
Vargas Llosa, Patricia, 58, 309, 374,
378, 435, 436, 440, 442
Vázquez Montalbán, Manuel, 190,
213, 215, 281-284, 286-290, 359,
447, 448, 452, 453
Vázquez, Daniel, 284, 290
Vázquez, María Esther, 199, 200
Verdú, Vicente, 177, 405, 420
Vergano, Serena, 113
Vicent, Manuel, 19, 63, 146, 173,
216, 218, 219, 222, 259, 263,
286, 419-422, 424, 425
Vidal, Joaquín, 364, 366, 369
Viglietti, Daniel, 236
Vila-Matas, Enrique, 25, 26, 331, 332,
384
Vilariño, Idea, 386
Visor, Chus, 229, 237, 322, 388, 458
Visor, Miguel, 425
Voight, John, 106
Welles, Orson, 50
Westerdahl, Eduardo, 76, 77, 125
Wilson, Harold, 31
Wolff, Tobias, 464
Woolf, Virginia, 31, 395
Youdelman, Susi, 138, 148
Yuste, José Luis, 233
Zambrano, María, 383, 384, 416, 417
Zuluaga, Conrado, 64, 223, 465
Zúñiga, Juan Eduardo, 260
Zurbarán, Francisco de, 418
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