sátira, realismo y poesía para el verano

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DE LA CULTURA Y LA CIENCIA / LIBROS
Juan Rulfo recoge el Premio Príncipe de Asturias en 1983.
EFE. ARCHIVO FPA.
SÁTIRA, REALISMO Y
POESÍA PARA EL VERANO
Por Mauro Armiño
Silverio Lanza recién publicada por la editorial El Paseo, con un estudio inicial de Dahora que ya estamos otra vez en vid González Romero que sitúa, de manera
las mismas –peores o mejores ya más que excelente, el medio político en que
se verá– y entramos en la nue- nace, no sólo esta narración, sino la sátira
va desgracia de Rajoy II el Inane, contra los políticos de finales del siglo XIXy
seguimos asistiendo a la murga tan decimo- su evolución como un fruto averiado de las
nónica como vacía de esa historia de Espa- frustradas esperanzas abiertas tras la revoluña que, según Gil de Biedma, siempre ter- ción de 1868; frustración de la que dieron
mina mal. Pero es su repetición casi mística buena cuenta, según analiza González Rolo que más desazona y burla la esperanza, mero, la prensa, sobre todo la joco-seria.
porque «cualquiera de las mil Españas / ha Mientras Isabel II gastaba fortunas, españode helar el corazón» de los españolitos, se- las, por supuesto, en el exilio parisino, Esgún dijo más o menos Antonio Machado. Esa paña hacía su primer intento democrático
mística del desastre ya estaba escrita hace de España; apenas duró seis años, con el
más de un siglo, como permite comprobar apéndice de una Monarquía parlamentaria
la lectura de Noticias biográficas acerca del y una primera República que terminaron
Excmo. Sr. Marqués del Mantillo, novela de mandando todo al garete.
A
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25 de julio–4 de septiembre de 2016. nº 1165
Silverio Lanza (1856-1912), uno de esos
escritores raros que solemos olvidar, considerado precursor de la generación del 98,
pasó los 27 últimos años de su vida en Getafe, refugiado de una Restauración borbónica que no restauró nada, y contra la que
los intelectuales regeneracionistas (Costa, los
noventayochos, etc.), alzaron la voz: tampoco sirvió para mucho, y Unamuno cerró
el ciclo con aquel «Venceréis pero no convenceréis», que clausuraba por las armas la
ebullición cultural de las tres primeras décadas del siglo XX; a los políticos de la época, como a todo el arco parlamentario de
hoy, las ideas de esa gente leída les importó
y sigue importando una higa. La hiel que puso ese fracaso del camino revolucionario se
percibe en varios escritores que adoptan, lo
subraya González Romero, «el camino del
sarcasmo». A esos representantes de la parte más evolutiva de la intelectualidad, «no
les basta con la simple deformación irónica
de la sátira», y se orientan hacia «la inversión, el absurdo y el esperpento». Hoy, sin
embargo, esa puerta no parece que la abra
ninguno.
De la revolución a la reacción. La virulencia contra la realidad política, en la que insisten los artículos y novelas de Lanza, se
resuelve en este Marqués del Mantillo con
la creación de un personaje, Nicasio Álvarez, trajeado con recortes de varios prominentes políticos. El personajillo, que entra en política para luchar contra la “monarquía despótica”, no tarda en dejar las
barricadas para legalizarse “y ayudar a una
monarquía que promete el bien de la patria”: la evolución le lleva del inicial socialismo a una unión de las Izquierdas
–nunca, como sabemos unidas–, a convertirse luego en cortesano y servil, para
llegar a la conclusión de que las nuevas
ideas sólo se pueden “detener con una muralla de bayonetas”; a través de fragmentos
de sus discursos en el Parlamento Lanza
deja al descubierto la forma de ascenso al
poder; en el contorsionismo que practica
acabará con el monarca, investirá a un príncipe para asumir él en persona el papel
Gran Mariscal y, vestido de guerrero, hacer la guerra; la vieja revolución convertida en reacción.
Todo el texto de Lanza, los discursos de
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Álvarez, sus frases y respuestas, su ascen- ra que alguna señoría asiente el
por dos estamentos sosión revolucionaria y su caída en el con- trasero, etc. La mentira hecha vociales –nobleza y cleservadurismo más cínico, o la final “Carta to, donde dije diego digo lo que
recía– contra los que
al papa”, ponen de relieve el escarnio que me conviene.
ha prodigado sus pullas
supone la división de la sociedad en cladurante el relato. Si el
ses privilegiadas y menesterosas; pueden Un pícaro en la cumbre de la
lector me hace caso, leverse puntos de contactos con la actuali- buena fortuna. Ya que hablaerá y releerá esta Vida del
dad –salvando las distancias–, pero la so- mos de pícaros, cucos, farLazarillo: amargor y risa,
carronería y la mordacidad del autor va santes y bribones, quiero deses lo que produce, porque
mucho más allá, y alcanza la burla del sis- tacar la aparición de La vida
la realidad de entonces y
tema, y el azote de unos “cráneos previle- de Lazarillo de Tormes(Alianahora puede ser pareja; ingiados”, que, tanto de derecha como de iz- za Editorial), con nombre de
cluso un artículo –lamento
quierda, de ayer y de hoy, son eternos: pa- autor: Alfonso Valdés (1490no recordar el autor– explilabrería. Sigue siendo un país donde «el vi- 1532), secretario de cartas
caba el aumento de votos del
cio y la barbarie tienen carta de naturale- latinas de Carlos V y erasPP, tras años de sinvergonzoza», cuyos problemas el ingenuo Lanza mista, como su hermano Silverio Lanza:
nería y corrupción, con la esarreglaba de un plumazo en el cuento La Juan, el autor del Diálogo Un autor olvidado que conviene
cena de Lázaro y el racimo de
limosna de los pobres: quemar “con las gui- de la lengua que fijó el es- recuperar.
uvas: el ciego descubre que su
tarras todas las plazas de toros”. Dudo que pañol del hablante culto
lazarillo las come de dos o de tres
los antitaurinos lo hayan leído, pero, en fin, del Siglo de Oro. Es la tercera vez, creo, que en tres, porque él mismo se ha saltado la nordentro de mil años, quizá se cumpla el de- se le adjudica, pero su editora, la filóloga y ma y el muchacho calla. El PP y sus recalseo del hombre de Getafe. De cualquier catedrática de Literatura Española de la Uni- citrantes votantes sacan partido de estar junmodo, téngase bien en cuenta el retrato versidad de Barcelona, apuntala de forma tos. La corrupción es lo de menos.
que de Lanza hace González Romero, en definitiva casi quince años de investigación
consonancia con las actitudes modernistas (hay algunos universitarios que trabajan, aun- Tragedia y poesía. Se ha abusado mucho de
de la época: nuestro autor pregona “anti- que tan pocos que, según la última estadís- las fórmulas realismo mágico o realismo podemocratismo y aristocratismo intelectual, tica, sólo una Universidad española, preci- ético, pero por ahí va la escritura de uno de
ambiguo catolicismo y anarquismo de ra- samente la de Barcelona, figura en el ran- mis libros preferidos de hotel, cuando el
íz evangélica, pesimismo y humorismo pa- king de las 200 mejores del mundo).
viajero en ciudad ajena no tiene la menor
Rosa Durán sigue y persigue los rastros de urgencia ni otras llamadas desde la estanradójico, desprecio ante el intermediario
burgués entre el poder y el pueblo (….) y Valdés, compara terminología, estructuras tería: El llano en llamas, de Juan Rulfo, que
desprecio, por igual, ante la temida expe- sintácticas, etc., con otros escritos del autor, acaba de aparecer en edición crítica de la
riencia de la conmoción revolucionaria”. y acomete un asedio a la escritura de la épo- hispanista francesa Françoise Perus (EditoUn buen revuelto para pintar, a chafarri- ca para reforzar esa paternidad. He aprove- rial Cátedra), es uno de esos libros de cachado para volver al Lazarillo, al becera en viaje; el mexicano Juan Rulfo,
nones, lo que pasa en este «país de todos
ejemplar esbozo del envés de una premio Príncipe de Asturias hace más de
los demonios”, como lo califirealidad ocultada siempre por treinta años, es autor además de Pedro Pácaba Gil de Biedma.
otra cara, la de la miseria; una ramo, otra novela mágica. Los diecisiete
Las Noticias biográfi“epopeya del hambre” hasta que cuentos que han terminado conformando
cas del Marqués del
el protagonista termina creyen- el libro abordan el desolado drama de una
Mantillo es una buena
do que forma parte del esta- parte de la población de su país, la rural,
lectura, ahora que la aleblishment y está “en la cum- cuya inhóspita existencia presiden la solegría de los españolitos debre de toda buena fortuna”, dad y la muerte. Rulfo hace de lo real algo
be de estar en su colmo
con su mujer colocada como onírico, fantástico, niega el tiempo y aplicon la formación de la Memanceba de su protector, un ca a los relatos un lenguaje popular al que
sa de la nueva Cámara,
arcipreste gracias al cual ha extrae su función poética. Léase Luvina, por
donde las muecas y jeribeconseguido el infamante ofi- ejemplo, o La noche que lo dejaron solo, o
ques hechos la semana pacio de pregonero para Anacleto Morales. Rulfo es, al lado de Borsada parecen mirarse en el
“acompañar los que pade- ges, narrador más, digamos, intelectual,
espejo del Marqués del Mancen persecuciones por jus- pero con menos fuerza poética que el metillo –y no digamos el secreto
ticia”, es decir, al cadalso xicano, el maestro de una realidad y de
de los que no se atreven a dea los condenados. De una forma de describirla que aprovecharon
cir por qué han votado a Ana
Llano en llamas: Libro de
perseguido ha pasado a García Márquez, Cortázar, Donoso, toda
Pastor: si por dinero, por una lícabecera en viajes. perseguidor, amparado aquella generación del boom.l
nea de tranvía, por un sillón panº 1165. 25 de julio–4 de septiembre de 2016
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