La prensa exaltada en el trienio constitucional : « El Zurriago »

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Iris M. Zavala
La prensa exaltada en el trienio constitucional : « El Zurriago »
In: Bulletin Hispanique. Tome 69, N°3-4, 1967. pp. 365-388.
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Zavala Iris M. La prensa exaltada en el trienio constitucional : « El Zurriago ». In: Bulletin Hispanique. Tome 69, N°3-4, 1967.
pp. 365-388.
http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/hispa_0007-4640_1967_num_69_3_3910
LA PRENSA EXALTADA
EN EL TRIENIO CONSTITUCIONAL :
«
EL ZURRIAGO »
En 1821 aparece en Madrid el primer número de El Zurriago,
un periodiquito de vida azarosa, semiclandestina, que « se
publicará de cuando en cuando y que por ahora no tiene día
fijo ». Los editores, Félix Mejía y Benigno Morales1, miembros
del llamado « partido exaltado », se ven continuamente perse
guidos por el gobierno2 que los encarcela o les obliga a pagar
fuertes multas. Unas veces deben anunciar que han de emigrar
a Sevilla o a Despeñaperros para escapar a la represión ; otras
que los periodiquillos que utilizan el mismo nombre son imita
dores espurios. Los zurriaguistas se definen desde el primer
momento :
Este es un periódico que va a divertir a muchos y hacer rabiar a
unos cuantos. Sus editores se constituyen en guerra abierta contra
los abusos, con los que viven de los abusos, y con los que abusan de
Nota. — Quiero agradecer aquí la ayuda de la Hispanie Society of America,
fuente inagotable de folletos de los siglos XVIII y XIX.
1. Félix Mejla era madrileño y parece haberse dedicado fundamentalmente al
periodismo. Cf. Galería en miniatura de los más célebres periodistas, folletistas y arti
culistas
de Madrid. Por dos Bachilleres y un Dómine, Madrid,. Imp. de D. Eusebio
Alvarez, 1822. Emigró a Filadelfla, donde escribió varios libros : cf. Lafayette en
Monte Vernon, en 17 de octubre 1824. Drama en dos actos, Filadelfia, 1825 ; Carta de
Benigno Morales a Félix Mejla, Filadelfia, 1825 ; Eliezer y Nephtaly. Poema en cuatro
cantos, traducido del hebreo al francés por Mr. Florian y puesto en verso español
por Félix Mejla, Filadelfia, 1826; Salus Republicae suprema lex esto, Guatemala,
1827 ; Alrededor y en contra del plan Hughes-Peynado, Santo Domingo, 18. En 1821,
Mejía dirigía conjuntamente con Mora el Correo General de Madrid, llamado después
El Constitucional, donde estuvo el mexicano Gorostiza. Para un relato de su muerte,
cf. Mesonero Romanos, Memorias de un setentón, t. III, Madrid, 1800. Benigno
Morales fue un versificador y autor dramático que murió fusilado en Almería, al
desembarcar en el pals en un intento de proclama constitucional ;cf. Carta de Benigno
Morales... fechada el 23 de agosto de 1824, en que se despide de su amigo. El texto
de la carta (en verso con notas en prosa) nos hace suponer que ambos colaboraron
en los periódicos La Colmena (1820) y La Tercerola (1822).
2. El Zurriago, n° 38 de marzo de 1822, notifica que Mejla está en la cárcel desde
hace varios meses, y en el n° 41 se indica que habla salido. Pero evidentemente tanto
Mejía como Morales hablan tenido muchos problemas con la policía, puesto que eran
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BULLETIN HISPANIQUE
su autoridad : con los periodistas que en vez de dirigir la opinión la
extravían : con los aduladores (infames sacristanes de amén) que
conceden su aprobación a cuanto dicen y hacen los poderosos ; con
los que obran por espíritu de partido, corporación, etc. y se separan
de la senda de la razón ; y en una palabra, con todos los que aparezcan
pecadores por la codicia del dinero, de un empleillo, o cosa semejante.
(Introducción, n° 1, p. 1)
La vida de este periódico no es un acontecimiento extraño
en la España de finales del siglo xvm, y menos aún en la del xix.
Hartzenbusch3, entre otros, señala que en esta época hubo
infinidad de publicaciones políticas ; aunque algunas tuvieron
muy corta vida, otras lograron salvarse y subsistir hasta 1823,
cuando fueron totalmente suprimidas por la reacción. Junto
con El Diario Gaditano*, El Gorro, de Cádiz ; El Eco de Padilla
asiduos concurrentes a La Fontana, y ya desde el 17 de julio de 1821, el gobierno
había intervenido estas reuniones, enviando un Regidor para evitar « excesos »
(cf. La Gaceta de Madrid).
3. Periódicos de Madrid : Tabla cronológica, Madrid, 1876, y Apuntes para un catá
logo de periódicos madrileños, desde el año 1661 a 1870, Madrid, 1891. Cf. también
A. Gallego y Burín, Datos para la historia del periodismo español : una colección de
periódicos del reinado de Fernando VII (1820-1823), Estudios eruditos t in memoriam »
'de Adolfo Bonilla y San Martin, 1875-1926, Madrid, I, vol. que da la lista de perió
dicos granadinos, entre los cuales figuran : El amigo de Padilla, La Vlvora, El perió
dicode los gorros, osea La Gorro-Manía (1822), El Zurriago (no es el mismo de Mad
rid), La Tercerola y El Noticiero Revolucionario (1822), El Plutón (1822). Manuel
Aznar, El periodismo en Sevilla, Sevilla, 1 899, menciona Carta del compadre del Zurriago
a un amigo suyo residente en Cartagena (1822), El Vulcano, La sombra de Lacy;
Manuel Chaves, Historia y bibliografía de la prensa sevillana, Sevilla, 1836, dice que
El Vulcano sacó 8 números — 1 de julio de 1822 a? julio de 1822 — y que luego se
funde con El Patriota, y sale entonces La sombra de Lacy, agosto de 1822 a abril de
1823. Este último, casi inasequible, parece ser muy importante, a juzgar por lo poco
que reproduce Chaves sobre la información que se publica acerca de una conspiración
republicana en Aracena. Sobre el periodismo madrileño, tiene también cierto interés
el libro de Antonio Asenjo, La prensa madrileña a través de los siglos (Apuntes para
su historia desde el año de 1661 al de 1925), Madrid, 1923, que menciona Los Desca
misados, El Garrotazo y La Manopla.
4. El Diario Gaditano lo dirigía en Cádiz José Joaquín de Clararrosa, seudónimo
del fraile vasco José Joaquín de Olavarrieta ; su apellido alude a los nombres de dos
de sus amantes, según unos, y según otros a dos hijas que tenía en Cádiz. Muere en
1822, y se le entierra patrióticamente (cf. de José María Azcona, Clara-Rosa masón
y vizcaíno, Madrid, Espasa, 1935, p. 25-26). En su Viaje al mundo subterráneo, Cádiz,
1820, Clararrosa se describe como cura de la parroquia de Axuchitlan, de Michoacán,
preso y sentenciado por la inquisición por « ateo, deista y materialista », p. 4. Como
muchos revolucionarios del momento, es librepensador. Cf. su interesante Diccionario
tragalológico o biblioteca portátil de todo lo tragable por orden alfabético, Habana, 1822,
e impreso por Campa en la oñcina Liberal ; donde hay definiciones tan interesantes
como las siguientes : « Insurrección : Rebelión. Se verifica todas las veces que los
pueblos oprimidos de un poder absoluto y arbitrario sacuden el yugo de su obediencia
a los imperantes que los oprimen. Es un derecho del hombre y único recurso que le
da la naturaleza, la razón y el derecho de gentes contra los déspotas y tiranos. El
hombre nació libre, y, al constituirse parte integrante de la sociedad, ni puede ni
« EL ZURRIAGO »
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y El Defensor de la Patria, de Sevilla; El Plutôn, El Eco de
Padilla y La Tercerola, de Madrid5, El Zurriago se distingue
por ser entre los órganos de oposición el portavoz del movi
miento
más revolucionario de España. Se .declara enemigo de
periódicos oficialistas como Fray Gerundio, El Imparcial, El
Censor, La Gaceta de Madrid, y de sus editores, « afrancesados
debe sacrificar a beneficio de esta sino aquella parte que fuera necesaria para su
buen orden, tranquilidad y felicidad general e individual de cada uno de los ciuda
danos. En tanto, pues, que los soberanos no se convenzan de esta verdad, y no conoz
can
que las leyes que deben regir los pueblos no son otra cosa que la collección de sus
convenciones reducidas a sistema, no puede haber tranquilidad, paz ni sosiego en la
sociedad, especialmente en unos tiempos en que la ilustración general va haciendo
conocer a cada uno de los hombres sus legítimos derechos ». Clararrosa unió siempre
la crítica religiosa y la política. De ahí que en su Teoría para la organización de una
concordata que la nación española puede celebrar con S. S. para la reforma del clero,
Obras, Cádiz, 1820, dice : « ¿Es por ventura más difícil reformar el clero español,
que haber restaurado los derechos de nuestra libertad civil, oprimida en el espacio de
tantos siglos por el más bárbaro despotismo? Lo primero está conseguido. Somos
libres. Tratemos, pues, ahora de ser religiosos católicos apostólicos sin superstición.
Extermínese de nuestra España constitucional esa multitud de cuerpos », p. 4-5.
5. Parece también « exaltado » El Relámpago de Madrid, del cual he visto los
números 1 y 2 de 1821 que atacan a Martínez de la Rosa y piden que se reúnan las
Cortes. El periodiquito, desconocido para Hartzenbusch, es totalmente satírico, y •
sin artículos de fondo. También parece « exaltado » El Grito de un libre europeo de
Palma, del cual he visto el número 1 ; el editor define a los moderados y exaltados de
la siguiente forma : « No quieren, no, a su patria los moderados ; el solo exaltado, es
el que le paga el grado de afecto de que es acreedora [...] j Sería al fin tiempo, libe
rales fríos [...] de inflamaros de patrio amor I i haceos de una vez exaltados! [...]
Viva la exaltación : [...] Para no afligir a mis lectores, no analizaré los daños que
ya se causó la España con tanta moderación. No hablaré de la paz que disfrutaron
los enemigos del actual sistema> de la paz a cuya sombra tuvieron todo el tiempo de
organizar una contrarrevolución » (p. 10-11).
Tiene también interés El Gorrión de la Coruña, del cual he visto el num. 28, del 28
de febrero de 1821, según los editores « año segundo de la restauración de la libertad
española ». Aquí se les llama t lechuzos » y « vencejos » a los moderados, y, comentado
el asesinato de un patriota, don Antonio Canales, se dice : t En Madrid han comen
zadohombres infames a ejercer su saña y desahogar su rabia, asesinando a algunos
patriotas que, firmemente adheridos a las instituciones sociales, no han querido
asistir a los proyectos infames de la facción servil. » De menos importancia política
es La Censura periódica, Madrid, 1822, que recoge 13 números (los únicos tal vez)
escritos íntegramente por un médico de pueblo de Castilla, que, aunque sin ideología
política determinada, se confiesa liberal. Contiene muchos artículos contra Vinuesa.
Sobre los editores y articulistas, cf. Galería en miniatura..., op. cit., en que se
menciona a Lescura como editor de La Tercerola. San Miguel y Ángulo dirigen El
Espectador (órgano de los masones) ; Machron aparece como « proveedor gratis para
periódicos colorados » ; Morales es un * liberal cordobés, zurriaguista, poeta delicado » ;
Mora, « gorro por pique » ; Burgos, « azote del republicanismo » ; Caortabarría, de
El Eco de Padilla ; Galiano, t diputado gorro » ; Nárguenas, t kaleidoscopio perió
dico, camaleón articulista, oriflama de todo ministerio, brújula de todo pretendiente ».
Sin embargo, parece indudable que tanto Mejía como Morales intervinieron en la
redacción de La Tercerola (cf. Carta a Morales..., op. cit., p. 65-66). Este periódico
comienza a publicarse en 1822, en la misma imprenta de El Zurriago, y llega a tener
25 números. El lenguaje es muy parecido e incluso la intención que anima a los edi
tores. Parece ser que se utilizaba para publicar documentos contra Fernando VII,
y en este sentido es quizá más claramente republicano ; cf. sobre todo el número 9.
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BULLETIN HISPANIQUE
traidores de oficio, Burgos, Nárganes, Hermosilla, Miñano
[que] están continuamente llamando anarquistas a los editores
del Diario Gaditano, del Defensor de la Patria, del Plutón, de la
Tercerola, del Zurriago... en una palabra, a todos los publicistas
liberales (n° 46, p. 10). Su lenguaje no sólo refleja la posición
« exaltada », sino que revela un vocabulario político muy parti
cular : descamisados, gorros, exaltados, anarquistas definen a los
radicales del momento, mientras que anilleros, pasteleros, doceañistas, ministeriales, afrancesados se aplica a los liberales
más moderados. También es frecuente encontrar referencias
elogiosas a la francmasonería y sociedades secretas bajo la
denominación de martillo o jacobino :
La bolanchera
ó Boulangère, para mayor claridad.
El Martillo
Para arreglar todito el mundo tengo un remedio singular :
Y es un martillo prodigioso que a un Nigromante pude hurtar.
¡ Qué martillito tan bonito !
I Qué medicina sin igual !
Tú harás cesar todos los males,
Como te sepan manejar.
Lo que en un año no ha logrado con su clamor una nación,
En meneando el martillito se ha se lograr sin remisión.
Sólo un minuto necesita
Para su encanto demostrar.
¿Quien será el tonto que no quiera
Tales virtudes comprobar?
Quando no queda ya recurso para lograr que cese el mal,
Con el martillo se consigue hasta su origen desterrar.
Una varita de virtudes
Es el martillo sin dudar :
Un Gorro armado del martillo
Al firmamento hace temblar.
El navegante mira al norte para ir seguro por la mar,
Para ir seguro por la tierra un martillito has de buscar.
Como lo encuentres no hayas miedo de que te puedan acosar :
Pues a la vista de este hechizo
Nadie se atreve a resollar.
Con un cañón de a veinte y cuatro no es tan seguro caminar,
Como con este martillito, que se hace más de respetar.
« EL ZURRIAGO »
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Porque esta alhaja en brazo fuerte
Y que la- sepa manejar
Es más temida de los malos
Que una deshecha tempestad.
Es un consejo el martillito que persuade mucho más
Que tantas quejas y razones que nadie quiere ya escuchar.
Hasta los sordos del martillo
Sienten el golpe descargar.
El hace listo al más pesado
Y al que está mudo le hace hablar.
Dejad de Benthan las doctrinas, pues el martillo enseña más :
Todas allí son teorías, pero aquí es todo realidad.
Con el martillo se endereza al que se llega a ladear,
Al que se aparta de la senda
Y al que se quiere estraviar.
'
Guando a la voz del fuerte Riego se proclamó la libertad,
Hizo gran falta este martillo para los males estirpar.
Vamos martillo peregrino
A dar porrazos sin cesar :
Pues es forzoso que la Patria
Viva tranquila y sin afán.
Si a los mandones no hacen mella los golpecitos que les dan
Con uno solo del martillo sus malas mañas dexarán.
Porque a la fuerza del martillo
No hay más remedio que callar.
Más que la porra del Tebano
Puede el martillo avasallar.
Un martillito como este Guillermo Tell supo empuñar,
Con él la muerte dio á un tirano y á la Suiza libertad.
Quando pretenden los malvados
El despotismo entronizar,
Este martillo puede solo
Perpetuar la libertad.
(El Zurriago, n° 20.)
Pese a toda la propaganda y represión, la popularidad de
El Zurriago lo sostiene hasta los 95 números y a veces con
tiradas de 5.000 a 14.000 ejemplares ; más adelante, cuando
España vuelve a caer en el antiguo régimen, algunos de sus
mismos detractores se ven obligados a aceptar que sus artículos
eran de gran interés político6.
6. Cf. Michel J. Quin, A visit to Spain, London, 1893, p. 209, y Sebastián de
Miñano, Histoire de larévolution d'Espagne de 1820 à 1823, Paris, 1824, 2 vols. Miñano,
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BULLETIN HISPANIQUE
El periódico publica sus primeros números hacia media
dos
de septiembre de 1821, cuando, poco después de su nom
bramiento
como jefe político de Madrid, Martínez de San Mart
íncierra La Fontana de Oro y encarcela a Mejía para « mant
ener el orden », a la vez que inicia un programa represivo
contra los periódicos de oposición, los comuneros, las socie
dades secretas y los actos públicos de protesta hacia el go
bierno.
El Zurriago inicia un tipo de prensa antigubernamental,
que pronto se extenderá por las provincias. Para atacarle, los
liberales del grupo moderado lanzan publicaciones parecidas
como, por ejemplo, El látigo liberal, con las que pretenden
contrarestar el efecto de la crítica zurriaguista. Al « Trágala7 »
que les tiene poca simpatía, no tiene otro remedio que admitir la importancia de
algunos artículos (vol. Il, p. 227-229). Idéntica actitud sostiene A. Fernández de
los Ríos, Estudio histórico de las luchas políticas en la España del siglo XIX, Madrid,
1897, vol. I, p. 127. En las ediciones de El Zurriago que he visto no aparecen más
que 95 números, de los cuales sólo he logrado ver uno (el n° 3 de la segunda
época) editado en Cádiz.
7. Se sabe que El Trágala fue un himno que compuso Evaristo de San Miguel,
capitán de las milicias, para conmemorar el levantamiento de Riego, y se convirtió
en el himno comunero. Se cantaba siempre que Riego visitaba algún lugar (cf. el
Diario de la expedición patriótica del gen. don Rafael del Riego en la provincia de Ara
gón. Redactada por Felipe Tolosano, Zaragoza, 1821), donde se relata cómo la gente
lo recibía cantando el Trágala, y por las noches hacían representaciones de el Pelayo.
Las reuniones de la Fontana, de la sociedad Landaburiana, de Malta, etc., eran tam
bién lugares donde se cantaba el himno. Desde luego que había varias versiones ;
la que lanzó El Zurriago difería de la original :
Trágala o muere,
vil servilón,
ya no la arrancas,
ya no la arrancas,
ni con palancas
de la nación.
Salve mil veces
La afirmó Riego
y sus blasones
león dorado
que has ensalzado
son eslabones,
la formación ;
no faltarán ;
Esta es la insignia
Esto es constante,
que el Asturiano
sí, servilones,
que a dos tirones
recibió ufano
de la nación.
no saltará.
Trágala, etc.
Trágala, etc.
Desengañaos
En vuestro ausilio
traer cosacos
hombres facciosos,
traer austríacos
irreligiosos,
aquí a lidiar ;
en intrigar ;
Fuerza en los brazos
Que el león fuerte
sobra en nosotros
de un esperezo,
para unos y otros
si da un bostezo
esterminar.
os tragará.
« EL ZURRIAGO »
exaltado, de
Mejía y
Morales,
oponen
371
uno
moderado8
:
El pueblo son
Que ama al Señor
Llama al Zurriago
Mal escritor
Porque publica la desunión
Que es de la patria la destrucción;
Trágala, trágala tú, pedantón,
trágala, trágala, la moderación.
La moderación del ministerio se traduce una y otra vez en
Trágala o muere, etc.
Si queréis sangre,
sangre tendremos,
la berteremos,
y sangre habrá ;
Pero mezclada
con sangre nuestra,
veréis la vuestra
cual correrá.
Trágala o muere, etc.
Todo el encono
y ardor mestizo
es porque hizo
Riego tragar
la ley sagrada
que nos gobierna
y que hace eterna
felicidad.
Trágala, etc.
(Madrid, Imp. de don A. Martínez, 1822)
En México se puso de moda también, y se creó una nacional (cf. Canción del trágala
perro, cantada en el coliseo de esta corte en las noches del 11, 12 y 13 de febrero de 1822) :
t Gloria a Iturbide / que con prudencia / ha cimentado / la independencia. / Ya
mexicanos / libres nos vemos / y a los tiranos / ya no tememos ».
8. El Látigo liberal, contra El Zurriago indiscreto, Madrid, Imp. de la viuda de
Aznar, 3 vols. Núms. 1-30, 1822. Señala además : « La moderación es lo más precioso
que tiene el ser privilegiado » (n° 2, p. 4) ; y sobre el trágala dice : « Es el gran enemigo
de la Constitutción » (n° 3, p. 8). Este periódico defendía los principios moderados,
de ahí que casi número por número se encuentren párrafos del tenor de los siguientes :
« Los exaltados hacen más daño a la causa de la libertad que los mismos serviles »
(n° 26, p. 1) ; y versos tales como : « Ni soy servil ni exaltado /, ni franc masón ni
Hugonote, / ni me paro ni ando al trote ; / ni tampoco fui Jurado / menos soy afran
cesado » (n° 1, p. 4).
Sobre los comuneros : « Es impropio hablar de comuneros, cuando no sea algo
más. ¿Qué quiere decir comunero? Una reunión de ciudadanos que tratan de con
servar
ilesas las libertades patrias. Estos, en buen sentido, entiendo yo por comun
eros. ¿Y qué son todos los españoles según el sistema constitucional? Una reunión
de hombres valerosos, que, en medio de una Constitución, hija de mucha parte de
sus antiguas leyes, trata de conservar sin mancha estas mismas libertades. Luego
hablar de comuneros en semejante sociedad, es intentar poner en ella un nuevo
estado... » (n° 22, p. 3).
Trágala, etc.
Solo al mirarla
tiembla el malvado
que es despreciado
por su ambición ;
huid su vista,
serviles fieros,
que con sus fueros
os aterró
Trágala, etc.
Si los facciosos
forman empeño
y su diseño
es desquiciar;
El fundamento
de nuestra gloria,
esta victoria
no lograrán.
Trágala, etc.
372
BULLETIN HISPANIQUE
la prensa oficial9; el 15 de agosto de 1821, por ejemplo, se
publica en el Diario de Madrid una Real Orden prohibiendo
que se comenten los sucesos de Ñapóles porque « excitan las
agitaciones populares ». El 22 de septiembre, Martínez de San
Martín le pide al pueblo que, cuando Fernando VII entre en
Madrid, grite « | Viva el Rey constitucional 1 » y que se eviten
los tumultos. También aparecen edictos que prohiben periódi
cos,
obras de teatro, canciones patrióticas, etc. Enemigo de
lator
de la represión, El Zurriago, sin embargo, ha pasado a
la historia como ejemplo notorio de prensa « insidiosa y calum
niadora ». La mayoría de los artículos y memorias de la época,
e incluso posteriores, lo destacan como un periódico lleno de
« desmanes insufribles10 », sólo posible en una sociedad donde
9. Cf. los edictos que se publican en La Gaceta de Madrid : El 19 de septiembre
hay uno contra la procesión que llevaba el retrato de Riego, y el 20, para « la tran
quilidad
pública », se prohiben las reuniones. El periodismo es la representación más
gráfica de la lucha de partidos. Ya desde el siglo xvm se había convertido en arma
de lucha y protesta publica ; cf. El Duende de Madrid, que editaba en manuscrito
el fraile portugués Manuel de San José en 1735 y, mucho más adelante, el periódico
de Blanco White El Español, uno de los primeros periódicos de oposición en España.
De 1820 a 1823, el periodismo está dividido fundamentalmente en tres facciones
— liberales, exaltados y realistas — con todos los matices y variantes. Burgos, Nárganes, Miñano, etc., dirigen los periódicos « liberales ministeriales » que defienden la
Constitución (cf., por ejemplo, el artículo De la autoridad del pueblo en el sistema cons
titucional,
El Censor, 7 de octubre de 1820, t. II, p. 257-279) que dice : « ... el ejercicio
de la soberanía no reside en la nación, si no en las personas a quienes la nación lo ha
delegado [...] Guardémonos, pues, de atribuir al pueblo, reunido en masa, el derecho
de intervenir en los actos de gobierno, de aguijonear su morosidad, de contener su
energía, de censurar tumultuariamente sus operaciones, [...] Si la necesidad de
derrocar el régimen arbitrario y de conquistar los derechos del hombre y del ciuda
dano puede justificar en ciertos casos extraordinarios las deliberaciones populares,
de ningún modo deben permitirse en el sistema constitucional, cuando todas las
garantías están vigentes... ». El Zurriago y los periódicos exaltados similares, sin
embargo, no estaban contra el gobierno constitucional, al menos en una primera
etapa, lo que repiten una y otra vez, sino contra « los serviles enemigos capitales de
nuestra existencia ; los anilleros, cuyas intenciones perjudiciales a la causa de la l
ibertad
hemos puesto en claro repetidas veces ; los partidarios del moderantismo y de
los ministerios pasados, a quienes tan justamente hemos querido desacreditar, porque
de ello recibía ventajas la causa de la libertad » (n° 45, p. 27). E insisten : « Los edi
tores de El Zurriago no saben ni pueden, ni deben, ni quieren callar cuando conocen
que su silencio puede perjudicar a su ídolo, que es la patria » (ibid., p. 50). Sobre los
exaltados dice El Censor : « El servilismo y el jacobinismo son los extremos políti
cos,y el liberalismo está entre aquellos dos extremos viciosos » (18 de agosto de
1821, t. X, p. 7).
10. Cf., entre otros, las memorias de Alcalá Galiano, Madrid, 1886, t. II, p. 203-204,
276, 388, 34-50, 387 ; Mesonero Romanos, Memorias de un setentón y Recuerdos de un
anciano, Madrid, 1878, p. 401 ; Felipe Ximénez de Sandoval, Antonio Alcalá Galiano,
Madrid, Espasa, 1941, p. 155. Esta misma actitud negativa contra El Zurriago
y periódicos similares trasciende el artículo de Juan Pérez de Guzmán, Páginas
de la historia del periodismo. De 1820 a 1823, en La España Moderna, 181 (1904),
p. 79-93, y 216 (1906), p. 1 7-37, donde acusa a los editores Mejía y Morales de recibir
dinero de Fernando VII, sin aportar prueba alguna (p. 83). Señala que desde esta
« EL ZURRIAGO »
373
abundan los « periódicos incendiarios, escritos revolucionarios
de todos colores, traducciones de libros transpirenaicos, clubs
de la Fontana y de Malta, oradores frenéticos, demagogos in
sensatos,
sociedades secretas, canciones insultantes, la hez de
las provincias aglomeradas en Madrid, ministros pedantes,
militares embriagados con el triunfo de su perjurio, y próxima a
reunirse una convención compuesta, por la mayor parte, de la
flor y nata del jacobinismo español de ambos hemisferios11 ».
Si bien hasta ahora la historia ha tenido a este periódico como
ejemplo notable de prensa anarquizante y « exaltada », tiene razón
Albert Dérozier12 al afirmar que « ces libelles et journaux, plus ou
moins diffamatoires, présentaient du moins l'avantage de dé
voiler
cruellement des abus ». Un examen de la historia de Es
paña
durante el trienio constitucional revela que El Zurriago
y sus imitadores no entran en la categoría de prensa amarilla,
sino que pertenecen a la mejor tradición de periodismo polémico
y revolucionario. Ninguna de sus denuncias es falsa : su combate
contra los escritores venales y contra los abusos de los funcio
narios públicos; sus análisis de las leyes represivas, como la.
supresión de las sociedades patrióticas, la supresión de la milicia
nacional voluntaria, la restricción de la libertad de imprenta y
el encarcelamiento de los héroes populares estaban basados en
hechos reales. Alertas al peligro, el propósito de los editores era
« ilustrar al pueblo » y sobre todo mantener viva la libertad
constitucional alcanzada con el pronunciamiento de Riego. El
pueblo a quien se dirigen es todavía nebuloso y poco definido,
pero el grupo de los « exaltados » es el primero en darse cuenta
del potencial revolucionario del pueblo, y en ellos confían. Sin
embargo, tanto la historiografía liberal como H conservadora
han interpretado el lenguaje satírico de El Zurriago como
época « todavía la prensa española infama. Todavía el periodismo en España es más
martillo de destrucción que palustre de construcción arquitectónica », p. 93. Tampoco
está muy alejado de esta opinión François Rousseau, Les sociétés secrètes et la révolu
tionespagnole en 1820, Revue des Études historiques, XVII (1916), p. 1-33. La actitud
de los ministros de 1820 a 1823 fué siempre contraria a El Zurriago. Cf. los docu
mentos que sobre Clemencín reproduce Julio Puyol, Don Diego Clemencln, ministro
de Fernando VII, Madrid, 1929, que contiene, entre otros muchos, cartas de Martínez
de San Martín y de Moscoso, denunciando El Zurriago y La Tercerola (p. 124-126).
11. CL de José Gómez Hermosilla, El jacobinismo, Madrid, Imp. de León Amarita,
1823, t. I, p. 16.
12. Cf. L'histoire de la « Sociedad del Anillo », Bordeaux, 1965, p. 40.
Bulletin hispanique.
25
374
BULLETIN HISPANIQUE
insidioso y calumniador, sin destacar su labor crítica analizando
la realidad de los hechos. Sus farsas contra los personajes políti
cos
del momento13, los poemas revolucionarios compuestos por
Benigno Morales, los artículos de protesta para advertirle al
pueblo que la libertad « sola a sus brazos está confiada14 », y la
profusión de canciones como El Trágala, La Bolanchera o el
Himno de Riego se deben a esta decidida voluntad de crear una
conciencia revolucionaria definida, presentando las noticias de
tal manera que armonicen con la mentalidad colectiva del mo
mento.
Con este propósito crean conceptos adversos (« paste
lero», « moderado », « anturevolucionario », « persa »), y otros
ideales que alcanzar, como el del « exaltado », cuya virtud pr
imordial
es el amor por la constitución y el patriotismo35.
Empezamos a escribir el Zurriago, y a levantar el grito al cielo p
idiendo
remedios a los males' que nos amenazaban, indicando los peli
gros, haciendo una guerra a muerte a todos los malvados.
(T. II, P. i)
Por otra parte, este periodiquito fue el portavoz del partido
revolucionario, y analizarlo es fundamental para estudiar las
bases ideológicas de los revolucionarios del 1820 al 1823, pues
sientan en gran medida los fundamentos de toda una actitud
política posterior. Los ministros y personajes satirizados segui
ránjugando un papel central en la política española hasta me
diados
de siglo. Estos « exaltados » del trienio, asiduos concu
rrentes de tertulias patrióticas, y creadores de las sociedades
secretas como único medio de protesta y acción, inician todo un
movimiento revolucionario clandestino que desaparecerá pro
gresivamente
con la aparición de los partidos políticos mo
dernos.
13. Los títulos de algunas de estas farsas son : Las victorias de Tin Tin y asombro
de entrambos mundos (n° 6) ; Los caballeros anilleros (n° 41) y Los duelos del Anillo
(n08 61-62). Entre los nombres que utilizaban se cuentan : Tin Tin, San Martín; el
Mandarín de la China, Fernando VII; El Divino, Arguelles; Rosita la Pastelera,
Martínez de la Rosa ; el General Castañuelas, Castaños ; El Aprendiz, Moscoso de
Altanara.
14. Cf. La Bolanchera. El Himno de Riego comienza : « Es en vano calumnie la
envidia / al caudillo que adora el Ibero : / hasta el borde del hondo sepulcro / nuestro
grito será : viva Riego, i
15. Para un estudio sobre un caso semejante en Francia, cf. de Georges Lefebvre,
Revolutionary Crowds, in New Perspectives of the French Révolution, John Wiley and
Sons, Inc. N. Y., 1965, p. 173-190.
« EL ZURRIAGO »
375
El apasionamiento de El Zurriago no era, pues, producto de
una prensa libelosa y difamatoria, sino de la preocupación con
que los editores y su grupo veían la moderación excesiva del
grupo de viejos liberales. Frente al conservatismo de los doceañistas, Mejía y Morales alentaban la corriente popular de
los liberales nuevos o comuneros. porque
Además si seguimos denigrando
La exaltación, muy pronto ese partido
Se extinguiría del todo. Ya los pueblos
Se van cansando, por nuestro artificio,
De la Constitución ; se ha procurado
Que no vean ventajas, beneficios,
Ni utilidad en ella, y que tan solo
Sufran molestias, daños infinitos,
Y sobre todo tantos alborotos,
De que nuestro proyecto causa han sido.
(T. IV, p. H)
Hay que inculcar el amor por la libertad, y denunciar todo
atentado contra ella :
¿Se predica tranquilidad y moderación y se quiere que la haya
cuando se fraguan planes para arruinar a los patriotas? La nación en
tera conoce que los pasteles, los pasteleros y los anilleros nos han hecho
y nos hacen más daño que las moscas de San Narciso ; la nación ve
que no se les castiga ¿y se quiere aún que los patriotas estén tranquilos?
Tenemos a la puerta de nuestra casa un ejército respetable, debíamos
saber su objeto y lo ignoramos ; nos han dicho los periódicos minis
teriales su fuerza, y hasta sus cañones, nos amenazan los serviles con
la entrada de estas tropas en España, calla el ministerio ¿y se quiere
que estemos tranquilos? ¿.Y hay todavía escritos que insultan a los
patriotas exaltados?
(N°41,p. 3-4)
Frente al liberalismo constitucional de Martínez de la Rosa,
que señalaba que « defendiendo al gobierno se defiende la liber
tad», los « exaltados » oponían la soberanía popular y se lanza
bancontra el programa de lo que hoy se llamaría la « izquierda
atinada » de los liberales de Cádiz. Aunque ambos grupos habían
coincidido en los puntos esenciales al proclamarse la revolución
del 20, odiaban por igual el absolutismo, condenaban con la
misma dureza la intolerancia religiosa y ansiaban para España
376
BULLETIN HISPANIQUE
la vida de la libertad y del derecho16, una vez alcanzada ésta,
las diferencias quedaron definitivamente establecidas. Las
premisas básicas del liberalismo debían pasar su prueba de
fuego al enfrentarse a los elementos populares que surgen de la
revolución. Esta situación provoca la necesidad de definición
inmediata de todos los grupos, y la división de los liberales en
exaltados y moderados17.
La primera elección [para ministros] se creyó con error acertada
porque recayó en liberales de 1812 ; pero estos hombres muy en breve
dieron a conocer su ineptitud... He aquí los bienes que nos han traido
los Martínez de la Rosa, los Garelis, los Balanzas, los Moscosos...
Ellos se declararon enemigos de Riego, y por consiguiente del nuevo
liberalismo creado por este hombre eminente en la gloriosa jornada de
las Cabezas; ellos han votado constantemente contra las ideas popul
ares...
(N°45,p. 7-8)
A la moderación que pregonan los doceañistas, El Zurriago
contesta con una satírica definición del término :
Moderación. Hembra y buena moza es, y por eso tiene tantos apa
sionados.
Algunos creerán que nosotros no la conocemos y hablamos a
bulto, pero se engañan. La conocemos perfectamente y además
tratamos a toda su parentela, y sabemos todas sus conexiones. Ella
es hija del despotismo, prima hermana del tribunal de la santa Chi
charra,
sobrina de la policía de los malparados Echavarri y Arjona ;
y es en fin amiga de los pobrecitos serviles, de los infelices pancistas y
de los bienaventurados indiferentes, que clamando moderación de
continuo, echan a correr cuando hay bullanga, y no paran hasta
16. Cf. Práxedes Zancada, El sentido social de la revolución de 1820, Revista con
temporánea,
1903, p. 137. Para una muestra concreta de las reformas que deseaban
realizar estos hombres, cf. el Manifiesto que la Junta de Gobierno de Galicia, creada
por el pueblo en 21 de febrero de 1820, para restablecer la Constitución política de 1812...
Coruña, 1820. Las primeras medidas son de tipo inmediato (socorrer viudas, rendir
tributo a los héroes) y las reformas sociales se limitan a retirar ciertas contribuciones
(derecho de puentes), permitir la entrada de vinos y abolir la burocracia. No había
un planteamiento económico sino en medida muy primitiva ; de ahí las críticas de
Fernando Garrido más adelante : cf. Historia de las clasçs jornaleras, Madrid, 1870.
17. En 1822, José Moreno Guerra, diputado « exaltado » por Cádiz, publica un
Manifiesto a la nación en que resume las diferencias entre ambos grupos : « Unas
Cortes hijas de una revolución que nada tenían de común con las anteriores se some
tenservilmente a todos los actos de las otras, y rinden un respeto de esclavos no sólo
a las cosas sino hasta a los hombres de entonces ; se establece en el seno del Congreso
una intolerancia constitucional, no sólo en las opiniones libres, sino hasta en las
palabras, y las voces funestas para la libertad española de orden y moderación se
usaban con despotismo contra aquellos diputados que no estaban en los planes del
ministerio » (p. 6).
(( EL ZURRIAGO »
377
esconderse en las entrañas de la tierra, para quitarse de riesgos y de
ruidos, y más que el cielo se hunda,. ¡ ya se ve ! como ellos no tienen,
ni siquiera tener que ver con los resultados de las fábricas de Plasencia, Alba, etc. ¿qué han de hacer?
(N° 2, p. 8)
Según ellos, estos « liberales nuevos » no tienen opción, al
tener que elegir entre moderación y revolución ; el camino no
puede ser más que uno :
En la disyuntiva de sufrir el yugo de un déspota o de tener que co
rrer a las armas para defender la libertad, es necesario no titubear un
instante en adoptar el último extremo. Cuando los hombres libres se
declaran en guerra abierta con los que quieren ser vasallos, esta lucha
se llama guerra civil; ¿pero no es mejor esta guerra civil que sufrir
con las cadenas de la arbitrariedad, las hogueras de la inquisición
y la dura muerte de esclavos, en cuyo estado no hay patria, y viven los
hombres sin derechos pues hasta el pensar jura vasallaje y sumisión
al déspota?
(La guerra civil es un don del cielo, n° 5, p. 8)
Ya han advertido antes que :
Es necesario que no nos alucinemos. Todos los opresores de la tierra
han procurado que el pueblo tema más a la guerra civil que al des
potismo.
Los amantes de la libertad, por el contrario, han inspirado a
los hombres la idea justa de que deben sacrificar hasta su misma
existencia antes de sucumbir al yugo de la tiranía [...] Conducidos
por estos principios, bendeciremos siempre la mano de Riego que salvó
la patria ; bendeciremos y tendremos como un don del cielo la guerra
civil que sostuvo con sus valientes desde primero de enero hasta
10 de marzo de 1820 : y si la tiranía quiere algún día entronizarse,
bendeciremos también la guerra civil que se promueva para destruir
sus infames designios, y jamás tendremos que arrepentimos.
(N° 3, p. 8-9)
Los editores insisten en que la guerra civil es el último recurso
de que se valdrían. Su propósito es sembrar el desorden :
La tortuosa marcha / y sistemas de errores del gobierno / arras
trarán a la Iberia desgraciada / a la anarquía, al cahos más comp
leto18.
18. La anarquía la definen los zurriaguistas en el n° 10, llamando anarquistas a
los miembros del gobierno. El partido moderado acusaba a ese grupo de crear tumult
os
; los editores, para defenderse, definen la anarquía como actitud — creada por el
Gobierno al no instituir la Constitución. Tumulto es « otro de los duendes dañinos
378
BULLETIN HISPANIQUE
El único medio de contrarrestar este peligro es abogar por
ministros liberales, comprometidos con la causa del pueblo :
Parece ser que esos duros opresores
Burlándose y tratando con desprecio
Nuestros clamores
Quieren incitarnos
A que desesperados nos lancemos
A hacer justicia por nosotros mismos
La escena desastrosa repitiendo
De Vinuesa j oh Dios ! ... No tiene duda :
Tal es su odioso y detestable anhelo.
Nos presentan la triste alternativa
De la guerra civil, o el yugo horrendo...
Increíble parece tal audacia
Pero ella existe, tiene fundamento.
Este bando traidor procuró astuto
Que concibiese la nación más miedo
A la guerra civil que al despotismo.
A las llamadas oficiales al orden encaminadas a sofocar todo
intento de sublevación, contestan :
Se han confundido todas las ideas
Para obligarnos a sufrir el peso
De una opresión atroz. Se llama orden
A aqueste estado apático y funesto
De pasiva obediencia a mandarines
Que, mirando las leyes con desprecio,
Obran por su capricho, y se fatigan
En restaurar el anterior gobierno.
Guardar él orden público se llama
Mantener por la fuerza ú otros medios
En aquesta apatía precursora
De la cadena vil, al débil pueblo.
Se llama en fin perturbador del orden
A aquel que se resiste con denuedo.
(No 38, p. 6-7)
Con el pronunciamiento de enero de 1820 en las Cabezas de
San Juan, Riego proclama la Constitución de 1812. A éste se
y traviesos. Sólo se deja ver de los grandes personajes y acude puntualmente a su
socorro cuando se le llama » (n° 3, p. 7). Y los duendes que sólo se dejan ver de los
picaros (moderados) son los jacobinos, anarquía, guerra civil, república, tumulto,
desorden... Todos huyen cuando oyen cantar el Trágala » (ibid., p. 10).
« EL ZURRIAGO »
379
une Quiroga y, aunque la revolución se retrase y parezca sofo
cada por abulia nacional, el 21 de febrero empieza a expandirse
la proclama constitucional en La Coruña, El Ferrol, Vigo, y se
va extendiendo por Zaragoza, Pamplona, Ocaña, Tarragona y
Madrid19. Fernando VII se ve obligado a jurar la constitución
liberal de Cádiz20, y como primer acto de gobierno suprime la
Inquisición.
19. Se acusó al movimiento revolucionario de ser una insurrección militar : cf.
Arguelles, Reseña histórica. De 1820 a 1824, Madrid, 1864 : « Las Cortes, compuestas
de españoles nacidos en España, enlazados por vínculos de sangre, de amistad, de
respeto, de benevolencia con las clases que formaban su estado político y civil, no
podían oir sin escándalo que el restablecimiento de la Constitución en 1 82 0 no tuviese
más origen que una insurrección militar » (p. 124). Sin embargo, dos extranjeros, tes
tigos de los hechos, ponen de manifiesto la parcialidad y la moderación política de
Arguelles al describir los acontecimientos. Pierre Louis Pascal de Jullian explica en su
Précis historique des principaux événements politiques et militaires qui ont amené la ré
volution
d'Espagne, Paris, 1821 : « Le mensonge et les passions les plus lâches, ne
cessant d'entasser sous la plume de quelques écrivains, qui se font un jeu de trahir im
pudemment
la vérité dans toutes les pages de leurs méprisables libellés et de présenter
comme une sédition criminelle l'effort le plus généreux et le plus régulier auquel ait
pu se porter un peuple pour briser le joug de la superstition la plus honteuse et de
l'oppression la plus insupportable 1 La Révolution, aussi grande qu'inattendue, qui
s'est opérée au commencement de 1820 dans le gouvernement de la péninsule espa
gnole, et qui peu de mois après a été si glorieusement imitée dans les États de Naples,
et plus récemment dans ceux de Portugal, a été considérée par quelques hommes
trompés, superficiels ou de mauvaise foi comme l'effet d'une intrigue militaire, sans
racines dans l'opinion nationale. [...] l'Espagne tout entière sous les armes, ne soit
pas moins disposée aujourd'hui à faire respecter le grand œuvre de sa régénération
politique [...] l'armée espagnole, en proclamant le vœu du peuple, a été de consacrer
par une reconnaissance solennelle, l'autorité constitutionnelle de chef de l'État,
de convoquer les Cortes, qu'elle tenait de l'empire des circonstances [...] la liberté
de l'Espagne, dont le triomphe, vierge de sang, n'a coûté ni un regret ni une larme à
leur patrie I » (p. n-v). Muy parecidas fueron las defensas del General Pépé a la revo
lución napolitana ; cf. Relation des événements politiques et militaires qui ont lieu à
Naples en 1820 et 1821, The Pamphleter, Paris-London, XLVI, 1824, p. 309-365 :
« C'est à tort qu'on a cru ou voulu faire croire que le changement politique de Naples
était une révolution militaire ; car, en supposant qu'on veuille donner à un tel mouve
mentle nom de révolution, il faut dire qu'elle était nationale, puisque l'enthousiasme
d'un jeune sous-lieutenant ne fit que porter sa troupe à donner le signal d'un mouve
mentauquel tous les Napolitains tendaient à se réunir : l'armée sans doute partageait
les désirs de la nation » (p. 137). Para un recuento detallado de la actitud del pueblo
español, al proclamarse la revolución de 1820, cf. Historia de la revolución de España
en 1820, Madrid, 1820. Aún hoy día, Salvador Aldana Fernández ve el movimiento
revolucionario como mediocre y mira con simpatía la represión de Elío : La revolución
de 1820 en Valencia, Castellón de la Plana, 1955. Esta parcialidad histórica ha llevado
a investigadores tan serios como Suárez Verdeguer y José Luis Cornelias a defender
la posición de Fernando VII y sus ministros y colaboradores, interpretando el retorno
al despotismo como una solución acertada para la política española del momento,
y como un justo medio entre el liberalismo inglés y el tradicionalismo español.
20. Los folletos y periódicos de la época muestran el entusiasmo popular por la
Constitución ; cf., por ejemplo, el Diario de Zaragoza del 7 y 11 de marzo de 1820, en
que se llama al pueblo a la insurrección « porque hemos jurado defender nuestros
derechos y sostener al Rey que reconocieron y juraron en 1808 ». Cf. también el
folletito : Testamento que en 9 de marzo de 1820, hallándose muy apurado de una grave
enfermedad, otorgó un arraigado pancista, Madrid, Imp. de Ibarra, 1820, en que se
380
BULLETIN HISPANIQUE
El triunfo de los radicales se debió al ejército y a la población
civil de provincias que, instruida ya en las guerrillas y « miquelets », forma su propia milicia revolucionaria. El Rey acepta la
constitución y en agosto Riego hace su entrada triunfal en Mad
rid.
Pero Fernando, con ayuda de la Inquisición, ya está
tramando la destrucción de los revolucionarios ; al poco tiempo,
Riego sale desterrado a Galicia junto con otros jefes militares
acusados de complicidad en un complot republicano. La con
ducta
del gobierno confunde al pueblo y los « revolucionarios
se muestran indignados contra un gobierno bajo cuyo mando
eran perseguidos los hombres más populares21 ». En la llamada
destaca que la proclama de la Constitución es la muerte del servil y del pancista,
« subdito del insigne despotismo ». No hay que descartar las fuerzas contrarrevolu
cionarias
que también se mueven ; cf. el folleto ¿Por qué están presos los guardias?, Mad
rid, 1 820, donde el Ciudadano Español le recuerda al pueblo que los constitucionales
son los mismos que « en otro tiempo esgrimieron su participada espada contra el
país que les dio el ser, para derrocar la Constitución que ahora tanto aplauden, para
encadenar a su patria misma y entregarle así a Napoleón ». Respecto de las repercu
sionesque tuvo la revolución española en Italia, cf. Guglielmo Pépé, Memorie del
Genérale..., Parigi, Baudry, 1847 : « Allorché un avvenimento inatteso e grande,
vale a dire la rivoluzione di Spagna, accaduta nei primi giorni di 1820 attirô a sé
l'attenzione di tutta l'Europa. Non pareva vero che un popólo tuttavia opresso
dall'inquisizione e da un clero potenttissimo e richissimo, avesse potuto scuotere
il giogo del dispotismo. Gli spagnuoli costrinsero Ferdinando VII a giurare la Constituzione di Cadice, che dava liberta quanto se ne possa mai desiderare, e per ció
si ebbero la simpatía e Fammirazione di tutti i liberali di Europa, e sopratutto di
quelli del regno di Napoli [...] ivi (nell quartiere di Avellino) meglio conobbi quanto
forte ed universale fosse l'ardore che la rivoluzione di Spagna aveva generato fra
noi... » (p. 366). La carta que le escribe Pépé al Rey de las Dos Sicilias, y que publica
The Pamphleter [op. cit., p. 309-365) también revela esta influencia : « Sir Flores
Estrada, député actuel aux Cortes d'Espagne, écrivait de Londres, en 1818, à son
roi Ferdinand VII : « ... j'espère démontrer à V. M. que ce n'est qu'en rétablissant
t la Constitution jurée qu'il lui sera possible d'obtenir la prospérité du peuple et la
« sûreté du trône.» Et quels malheurs ce roi n'aurait-il pas épargnés à l'Espagne, com
bien n'aurait-il pas évité pour lui-même d'humiliations et de dangers, s'il eût écouté le
langage tout à la fois respectueux et plein de franchise qui lui fut adressé » (p. 314).
El General Pépé se refiere a la Carta dirigida al Rey desde Londres, y que conozco a
través de una reimpresión mexicana de 1820, donde le recuerda al soberano que * los
reyes verdaderamente grandes no fueron otros que los que han logrado percibir el
espíritu de la época en que vivían, y ceder al impulso de su siglo ». Resulta también
interesante constatar la actitud de los españoles exilados ante la revolución ; un
buen documento es Correspondencia de un refugiado con un amigo suyo en Madrid
[Silvela, Manuel], Burdeos, Imp. de Lawalle, 1820?, donde se hace un panegírico de
la revolución en cinco cartas, y entre otras cosas se dice : « La revolución que acaba
mosde hacer es una revolución de luces, y el retroceso de éstas a las tinieblas es
imposible en el siglo xix » (p. 70-71). Silvela advierte que es necesario organizar la
oposición para evitar la guerra civil (p. 88).
21. Un simpático opúsculo Testamento de la Señora de la Vela Verde y pública
declaración de sus culpas, Madrid, 1820 pone de manifiesto la actitud del pueblo
ante la Inquisición. El folleto describe una Inquisición muriendo de « calenturas
constitucionales », la cual, ya moribunda, confiesa : « Me declaro igualmente haber
sido una acérrima enemiga de la humanidad y de la ilustración > (p. 2). Más tarde,
en 1822, un calendario de Pamplona recordará como efemérides la abolición, de la
« EL ZURRIAGO ))
381
« Sesión de las páginas secretas », Arguelles pide el destierro de
Riego y la supresión de la Milicia Nacional. El Gobierno hace
aquel día « acusaciones de delitos notoriamente figurados contra
la persona a quien las Cortes debían su existencia y la patria el
que se hubiesen roto sus cadenas [...] Las Cortes hollaron las
leyes : prostituyeron su dignidad, y desde entonces perdieron el
prestigio : el entusiasmo de la libertad quedó yerto : el triunfo
de los enemigos de las reformas fue mucho más completo que
al que ellos mismos aspiraban 22 ». Esta época es la de los triunfos
del partido moderado, y la victoria del principio de autoridad
en todo su rigor. En 1820, los doceañistas eran ministros de una
revolución que no habían hecho 23 y se fraccionan, según Flore z
Estrada, en tres partidos : « Los que se oponían a que se menInquisición, la muerte de Padilla, las víctimas de Cádiz y la jura de la Constitución
(cf. Calendario del año 1822, año once de la Constitución política de España, para la
provincia de Navarra, Imp. de José Domingo, 1822, citado por Azcona, op. cit.,
p. 31-32). Cf. Condiciones y semblanzas de los diputados a Cortes, para la legislatura
de 1820-1821, Madrid, Imp. de don Juan Ramos, 1821, en que, frente a la admiración
por Quiroga y Riego (« campeón de la libertad »), o Flórez Estrada, Echevarría,
etc., dice acerca de Toreno : « Bajo de cuerpo y altivo de pensamientos ; rubio de
pelo, espacioso de frente y hermoso de gesto [...] Es sumamente aseado y apuesto
en orden a la vestimenta ; pero no hay duda en que la esplendidez de su trato, las
aguas olorosas, su amabilidad con toda clase de gentes, sus sortijas de turquesa, su
hablar dulce y afectuoso, sus sellos de oro purísimo y piedras refulgentes contribuyen
a hacer resaltar o, digámoslo mejor, a hacer más remarcable su supremo buen tono,
así como la lente pendiente de su cuello prueba su cortedad de vista » (p. 14-16).
Sobre Martínez de la Rosa, dice : « | Lucero de las cortes, amable joven, bien haya
quien te marcó con esa estrella en la frente 1 Tú eres la rosa y pimpollo de la Const
itución,
el mazo de sus infractores, el talismán contra duendes, el arcoiris contra
tempestades, el conjuro contra fantasmas » (p. 52). Las Condiciones y semblanzas
de 1822-1823, Imp. del Zurriago, D. M.-R. y Cerro, 1822 dice : « Queremos que sepa
España con cuantos descamisados puede contar en el Congreso », e incluye en su lista
de descamisados a : Pacheco, Núñez, González Alonso, Muro, Sierra Pambley,
Arias Saavedra, Istúriz, Beltrán de Lis, Moran, Orduña, Llórente ; y como « amigos
del orden » a Fernández Cid, Gil de la Cuadra, San Genis, Antonio Ferrer y Alvarez.
22. Vicente Blasco Ibáñez, Historia de la revolución española, Barcelona, 1891,
t. II, p. 55.
23. Raymond Carr, Spain 1808 1939, Oxford, Clarendon Press, 1966. Blasco Ibá
ñez, op. cit., p. 33. Cf. también la Representación hecha a S. M. C. el Señor Don Fer
nando VII, en defensa de las Cortes. Quinta edición en Londres corregida y aument
ada.Reimpresa en Madrid en 1820, donde sostiene Flórez Estrada que para
resolver el problema de España las medidas que debe tomar el rey deben ser :
declarar nulas las persecuciones de los liberales, convocar Cortes, despachar comi
sionados
a América para parlamentar con los insurrectos, abolir la Inquisición,
darle total libertad de comercio a América, sin necesidad de permisos reales, etc.,
y declarar una amnistía general para los afrancesados y la libertad de imprenta
(p. 152-153). En defensa de los revolucionarios, sostiene Flórez Estrada que « tantos
actos repetidos en tan corto período, no obstante la desgraciada suerte de sus autor
es,[...] manifiestan bien el estado de la pública opinión, y el deseo de las clases que
la dirigen. No siempre, Señor, se puede evitar la indignación de un pueblo oprimido »
(p. 120-121).
382
BULLETIN HISPANIQUE
guase la libertad concedida por la Constitución y a toda provi
dencia contraria a lo que ella prevenía, a los cuales indistint
amente
se les daban los nombres de exaltados, de anarquistas, de
tragalistas y de zurriaguistas: Los que, sin querer un gobierno
absoluto, aspiraban, aparentando amar la Constitución para
realizar su plan, a que ésta se reformase, dando al Rey mas
ensanches y estableciendo unas cámaras cuya autoridad dima
naba de este y no de la Nación, por cuyo medio creían atraer al
partido que deseaba el gobierno absoluto, y mejorar y consoli
dar
su rango : se les daban los nombres de moderados, artilleros
y pasteleros. Los que, o fingiendo convenir con estos o abierta
mente, trabajaban porque se restableciese el régimen absolutista,
y eran conocidos por el nombre de absolutistas, y más comun
mente por el de serviles241. »
El poder cae en manos de los viejos liberales de 1812 25 — Canga
24. Carta del Excelentísimo Señor Don José María Calatrava a los editores del
Español Constitucional. Y la contestación que, por encargo de estos, ha dado D. Alvaro
Flórez Estrada, Londres, 1825, p. 10.
25. Aunque los doceañistas colaboraron con los grupos que proclaman la revolu
ciónde 1820, muy pronto se separan, dando lugar al partido comunero, por un lado,
y al liberal por otro. Esta escisión llega a su cúspide el 7 de julio de 1822, durante la
sublevación de la Guardia Real, cuando Romero Alpuente defiende en las Cortes la
soberanía popular ; cf. Quin, op. cit. : « The Ministry of Martínez de la Rosa, and the
party which supported it, was understood to be of a character rather aristocratical.
Thay were called anilleros, and they consisted oí the higher classes of the nobility.
f ...] The impulse which was comunicated to the démocratie principie of the Constitu
tion
by the result of the events of the 7th of July gave birth to a third party, who
called themselves comuneros. The leaders of this party Palarea, Ballesteros, Romero
Alpuente, Morales and others, who participated by their personal exertions in the
victory which was gained over the royal guards, conceived that they deserved equally
well of their country for having preserved the Constitution as the Freemasons did
for having restored it. They soon gathered around them a numerous party, which
assured to itself an exclusive interest in the third article of the Constitution, that
is to say, in the sovereignty of the people » (p. 567). Las diferencias entre los tres
partidos quedan más de relieve en el libro de Edward Blanquiere, An Historical
Review of the Spanish Révolution, London, 1 822 : « It is most painful alternative to be
thus forced to condemn the conduct of men, upon whom so much well deserved
praise lavished in my letters ; but, there are so many circumstances on record, to
prove that the patriots of 1812 either mistook the true principies of justice, or wilfully perverted them, for the more salce of appressing the patriots of i 820. [...] Many
circumstances have transpired, which prove that the first ministry must have been
actuated rather by désire of retaining their places, and motives of resentment against
their adversaries, than genuine patriotism. Their persécution of Riego, and those
who ranged themselves on his side, particulary M. de Mora's arrest and imprisonment, without trial or accusation, the reported interception of prívate letters, and
the employment of spies, in the manner of their neighbours, are acts more worthy
of the advisers of a german despot, than the ministère of a constitutional king. These
ignoble acts were crowned by the others, which have made an impression on Spain
never to be effaced : I allude to the shutting up the patriotic societies ; the law against
petitioning, and the liberty of the press, with which the session of extraordinary
« EL ZURRIAGO »
383
Arguelles, Arguelles, Porcel, Pérez de Castro, García Herreros,
Martínez de la Rosa — que forman el partido conservador26,
contra los « liberales nuevos » o radicales como Alcalá Galiano,
Cortes oí 1821 closed : for the men whom the patriots of la Isla had taken out of
dungeons, and recalled from exile, to assume the reigns of government, thus to raise
their sacrilegious hands against the goddes whom they were bound to défend at
the very cost of their Uves, was, indeed, an act of daring impiety » (p. 577).
(Para críticas sobre estas deliberaciones de las Cortes, cf. El Zurriago, núms. 25,
29-30). Sobre los partidos dice : « The Afrancesados are decidedly aristocratical [...]
If this party should get into power they would mos probably modify those points
of the Constitution which are supposed to favor too strongly for democracy » (p. 593).
A los liberales fhaving given them the power in 1820] there were obligations contracted on one side as well as on the other ; the Liberales could not have so soon forgotten
the maxims they ad so uniformly advocated in the Cortes, and perpetuated in the
Charter, that the people are the source of all power, and that, therefore, those who
happen to be entrusted with it are merely their servants [...] That chage in the state
of Europe [...] must have convinced the Liberales of 1812 that many acts which
would have appeared comparatively harmless during the war of Independence,
when force had necessarily a large share in the executive government, were totally
incompatible with popular feelings and popular knowledge in 1 820. Was it in checking
the generous impulse given to the nation by the patriotic societies, and at length
suppressing them altogether, that the Liberales of 1812 thought to requite their
debts of gratitude? [...] Neither the Liberales ñor the Afrancesados embrace all the •
talents of Spain ; on the contrary, it will be perhaps soon perceived that both are
likely to be outstripped not only in talent, but energy, as they are already in patriotism [...] The hope of the Spanish people are not exclusively centered on the Comun
eros [...] springing directly from the people their interests are indispensable. [...]
Although the germs of the Comuneros might be traced to those secret associations
which preceded the insurrection of 1820, they were so blended with the liberales of
1812, that it required circumstances like those to which 1 have alluded to make
them a distinct class » (p. 598-601). Sobre los distintos partidos, cf. también Duvergierde Hauranne, Ojeada sobre España, Londres, 1 825: «En España están por la refo
rmapolítica la mayor parte de los nobles, y aún muchos grandes de España, los
hombres de profesión literaria, todos los de la clase media, y aquella parte de los
moradores de las ciudades que se rozan más inmediatamente con los de las clases
acomodadas. Son enemigos de ella el clero secular y regular, especialmente los frailes,
los proletarios de las aldeas y el populacho de las ciudades, aún más ignorante y em
brutecido
que lo era el de Francia y además de estos vicios con el de un fanatismo
estúpido que le convierte en instrumento dócil de los frailes inmorales, si los hay, y
tan degenerados en su primitivo instituto cual nunca, ni por nadie, ni en parte alguna
se ha visto. Bien se deduce de esto que la clase cuya intervención ensangrentó tanto
la revolución francesa es la misma que amenaza a España con una contrarrevolución
no menos sangrienta. Esta diferencia de partidos es la que obligó a Lord Liverpool
a decir que la guerra de España era guerra de clérigos y proletarios contra los hacen
dados y comerciantes » (p. 4-5). (El autor era miembro del Parlamento francés).
26. Cf. [Miñano, Sebastián de], op. cit. : « On distinguait alors en Espagne deux
classes de libéraux, ceux de 1812, qui avaient publié et applaudi la Constitution de
Cadix, et ceux de 1820, qui l'avaient rétablie par la révolte de l'île de Léon [...] ils
ne pensèrent point à s'emparer des ministères ; ils crurent devoir abandonner ces
places importantes aux libéraux de 1812, qu'ils regardaient en quelque sorte comme
les patriarches de la liberté. Mais quand ils virent avec quelle avidité ces modérés
de la veille exploitaient à leur profit tout ce qu'on pouvait tirer de la nation dans
son état d'épuisement, ils commencèrent à se repentir de leur imprudence » (p. 1 09110). La carta de Benigno Morales..., op. cit., sostiene el mismo punto de vista :
« Aplicaron desde entonces todas sus fuerzas, y principiaron a adular al Rey [...], a
proponerle, en el sistema jurado, unas reformas tales, que ampliasen su poder hasta
constituirle en déspota, con la máscara de la Constitución. Las cámaras y el veto
384
BULLETIN HISPANIQUE
Istúriz, Romero Alpuente, Moreno Guerra, Cortés y Flórez
Estrada27. Estos jóvenes de tendencias avanzadas habían
salido de las sociedades secretas, y estaban formados en el
espíritu de la Enciclopedia. Son parte de esa juventud europea
que creció y maduró durante las invasiones napoleónicas, para
quienes el nacionalismo es un factor político vital. En Rusia
surgió como resultado el movimiento decembrista28, en Italia
los carbonarios, y en España los Comuneros. La revolución
francesa y las guerras napoleónicas produjeron un gran fermento
ideológico que activó la política europea ; las sociedades secretas
fueron quizá el resultado más importante. Esta juventud espa
ñola que madura entonces esperaba reformas constitucionales
y administrativas que nunca llegaron. Los intelectuales y la
burguesía que habían confiado en que después del triunfo liberal
España tendría una mejora social, económica y cultural, se vieron
.pronto desilusionados y oprimidos. Comienzan entonces a organi
zarseclandestinamente, ayudados por los militares más abiertos.
Aunque los ministros son moderados, las Cortes aprueban
del 27 de septiembre al primero de octubre de 1820 reformas de
tendencia política radical : supresión de vinculaciones, de comu
nidades
religiosas y de privilegios de la Iglesia en jurisprudencia
criminal, además de otras de carácter administrativo y econó
mico. Sin embargo, « atendiendo al deseo de permanecer en
cordiales relaciones con el rey », comienzan inmediatamente a
absoluto : así creyeron ellos que aseguraban su fortuna, y empezaron a minar la Const
itución.
El Rey detestaba todos los medios que no se dirigieran a recobrar el cetro
absoluto ; pero, por una parte, temía al furor del pueblo, que se había pronunciado
con la mayor decisión y entusiasmo en favor del sistema de libertad, y por otra en
contraba
en el plan de Cámaras propuesto un arbitrio para recobrar mayor ascen
diente sobre los ministros, y que estos le disimulasen sus malos pasos hacia el despo
tismo, disfrazados con la idea de las Cámaras, y aparentó conformidad con la pro
puesta
que se le hacía por el inicuo y ambicioso Arguelles. Desde este momento, el
Rey a fin de erigirse en déspota y Arguelles y. los demás Ministros que le siguieron
al propósito de consolidar eî plan de Cámaras... todos conspiraron contra las liber
tades patrias y trabajaron de hecho por destruir el sistema restaurado por el Héroe
de las Cabezas [...] Después del Ministerio de los Arguelles, entró el de Feliú, Sánchez
Salvador, Cano, Pèlerin, Vallejo, Escudero y Bardají. Este Ministerio siguió el
camino que Arguelles le dejó marcado : adoptó las mismas ideas y principios antes
de entrar en posesión de las poltronas, ya estaba vendido al plan de Cámaras y veto.
[...] Se trató de destruir la sociedad de los comuneros [...] Ella era el antemur
al...
la égida impenetrable que defendía las libertades del pueblo español » (p. 127160).
27. Cf. Práxedes Zancada, art. cit., p. 137.
28. Cf. de Marc Raeff, The Decembrist Movement, Prentice Hall, 1966, 180 p.
« EL ZURRIAGO »
385
retroceder. El espíritu revolucionario decae, y el 22 de octubre
del mismo año los elementos más conservadores votan contra
la libertad de imprenta y las sociedades patrióticas, bajo el
pretexto de desorden y anarquía, mientras permanecen indife
rentes al partido realista que va cobrando cada vez más fuerza,
con el apoyo de la Iglesia y el propio rey.
El ministerio quiso seguir un ridículo método de equilibrio y creyó
que tras un periodo de reformas, lo más prudente y político era otro
de relativa reacción en que el sistema restrictivo se sostuviera el
principio de autoridad con preferencia a la soberanía popular [...]
Las medidas poco liberales que a cada momento adoptaba el go
bierno
y su conducta considerada y transigente con los enemigos de
la Constitución eran motivo suficiente para que la prensa dirigiera
tremendos ataques al ministerio y satirizase a sus individuos, cam
paña en la que ayudaban los exaltados con numeroses folletos y
hojas sueltas que mantenían candente el espíritu de oposición29.
El mismo año que Riego proclama la Constitución, religiosos
en Cáceres y Burgos comienzan a luchar contra el sistema cons
titucional
y Galicia se convierte en la sede de la Junta Apostól
ica.
En Madrid el cura Vinuesa (o de Tamajón) publica algunos
artículos contra el gobierno constitucional y esboza un plan de
acción para el triunfo del tradicionalismo30. Este mismo año
se organiza la sociedad moderada de los Anilleros, cuyo propósito
era introducir mejoras en la Constitución, formando « una alta
Cámara, en vez de la única que prescribía el código de 1812 ; au
mentando
así la fuerza de los elementos monárquicos que pudieran
reconciliar al soberano con el sistema constitucional y desviarle
de la resistencia que su mal querer procuraba a las instituciones
liberales31 ». A este club pertenecían, entre otros, Martínez de
la Rosa, Toreno, Arguelles, Canga Arguelles, Bardají, San Miguel ;
es decir, los ministros y dirigentes políticos del momento.
29. Blasco Ibáñez, op. cit., p. 62.
30. El cura de Tamajón fue muerto por el pueblo en la cárcel. Fue de los primeros
en proclamarse por el tradicionalismo y contra la Constitución. Su plan para apoder
arse del Gobierno lo reproducen, entre otros, Miradores, op. cit., Blasco Ibáñez,
op. cit.
31. Cf. Miradores, op. cit., p. 54-55, y también Tirado y Rojas, La masonería en
España, Madrid, 1893, p. 102 y 115. Cf., además, el estudio de Dérozier, art. cit.
Todos los recuentos y memorias sobre la época hablan de los Anilleros, sociedad que
oponen siempre a los Comuneros.
386
BULLETIN HISPANIQUE
En esta situación de indecisiones, llega el 1821 y el ministerio
de Bardají, liberal muy moderado. Esta fue la señal para los
levantamientos provinciales más revolucionarios en Cádiz,
donde se llega a querer promulgar la república32 ; en La Coruña
hay también levantamientos populares ; en Madrid se desarrolla
un pequeño tumulto popular (la batalla de las Platerías) que
sofoca San Martín. Estos acontecimientos hacen caer el minist
erio, y sube al poder Martínez de la Rosa33, que, incapaz de
remediar la situación, cede el paso a un ministerio compuesto
por liberales nuevos. En agosto de 1822, el gobierno está en
manos de los que habían hecho la revolución de 1820 34, es decir
con los Comuneros y el ejército al mando del coronel San Miguel,
32. El Manifiesto sobre las ocurrencias de ayer 29 del corriente, Cádiz, 1821, 1p.,
muestra cómo el pueblo estaba muy exaltado porque se había nombrado a Venegas
Capitán General, y queman El Universal, que injuriaba a Riego : « Uno de los princi
palesmotivos de la exaltación incómoda de esta capital, y de su poca o ninguna con
fianza en el Gobierno ejecutivo ». Riego era muy querido por el pueblo ; en el Diario
mandado redactar a Felipe Tolosana (Zaragoza, 1821), con motivo de su viaje por la
provincia de Aragón (Caspe, Bujaraloz, Calanda, Burgo), queda de manifiesto este
amor del pueblo por el general, a quien cantaban el Trágala, mientras Riego expli
caba a la armonía que existe entre nuestra Constitución y la Sagrada Religión »,
ante las preguntas ansiosas del pueblo. La fuerza del partido nacional estaba en
provincia, donde triunfan los alzamientos populares, a diferencia de lo que ocurría
en la capital, donde eran aplastados.
33. Para un análisis del pensamiento de Martínez de la Rosa, cf. el trabajo de
J. Sarrailh : Un homme d'État espagnol : Martínez de la Rosa (1787-1862), Bordeaux,
1930, donde se pone de relieve su paulatino reaccionarismo (p. 132 y ss.). Cf. también
la descripción de Carlos Le Brun en Retratos políticos de la revolución de España,
Filadelfia, 1826 : « Era, al parecer, de la secta de los principistas, y luego fue por
escalones hasta el servilismo [...] sostuvo primero como diputado y luego como
ministro de Estado la causa de los grandes, las vinculaciones, los señoríos y los
mayorazgos [...] Entonces fue cuando en las Cortes avanzó la proposición de que en
España no había elementos para la libertad, para lo cual era ya necesario petulancia,
y una buena dosis de filosofía servilicia » (p. 138-142).
34. Hasta el 7 de julio de 1822, los doceañistas habían dominado la escena pública.
Cf. Miñano, op. cit. : « ... les événements du 7 juillet à Madrid, décidèrent enfin les
puissances de l'Europe à prendre le parti réclamé depuis longtemps par l'humanité,
ainsi que par l'intérêt des gouvernements. La révolution d'Espagne eût succombé
et le jacobinisme n'eût pas ravagé le sol espagnol, si, immédiatement après la défaite
des révolutionnaires de Naples et du Piémont, on se fût porté sur les Pyrénées pour
combattre les réformateurs espagnols [...] Le premier résultat du triomphe du 7 juillet
fut la destitution de ministère de Martínez de la Rosa » (t. II, p. 2 y 57). Esta es más
o menos la opinión de Pecchio : Journal of Military and Political events in S pain
during the last twelve months, London, 1824 : « With the victory of the 7th of July,
due in great measure to their vigilance and valour, they f los Comuneros] hâve acquired
the right of selecting a ministry of their own choice, yet such was their generosity
and anxiety to avoid the charge of ambition, that they lef t it to their rivais. But the
courtesy was not met in a similar spirit » (p. 7). El 6 de julio había dado Romero
Alpuente un discurso ante las Cortes que termina : « Hay que saber si [los actos de
Madrid] es un acto de justicia, que por no encontrarla en el gobierno, ha ejecutado
el pueblo. »
« EL ZURRIAGO »
387
que dirigió la milicia de julio. Todos los « exaltados » se solida
rizan con este nuevo gabinete ; Romero Alpuente llega a decir :
El actual ministerio no es revolucionario, porque es cuanto debe ser,
amigo y fiel ejecutor de la ley; pero es ministerio de revolución,
porque no dejará de ejecutar cuantas leyes hay dadas y a propuesta
suya dieren para hacerla andar, correr y aún volar35.
También El Zurriago es ahora ministerial36 :
j Ojalá y jamás un cruel destino
Desvanezca tus gratas ilusiones!
Y que vosotros, ínclitos varones,
La libertad, las leyes defendiendo
Podáis estar por siempre mereciendo
De mordaz zurriaguista elogios serios
Y del vil moderado vilipendios.
(No 60, p. 28)
Pero ha habido un cambio de mentalidad en ellos, y los que
antes pertenecían a los « liberales nuevos », no bien llegan al
poder se van de parte del grupo conservador contra los exaltados.
Cuando los zurriaguistas se dan cuenta de que el nuevo gabinete
tampoco sabe afrontar la situación, de que « ninguno de los
señores ministros actuales ha respondido a las grandes espe
ranzas
que inspiraron a la nación sus nombres y su vida pú
blica37
», su crítica está llena de amargura :
Es un ministerio sacado de las filas de los patriotas, que se afana de
continuo en hacer el bien del Estado, que ha hecho muchas cosas
35. Cf. Discurso sobre el Ministerio actual..., Madrid, Imp. de d. Mateo Repullés,
1822, 39 p. Romero Alpuente detalla aquí los deberes de cada ministro para propug
nar
la revolución.
36. De ahí que en los primeros números del ministerio de San Miguel, El Zurriago
y La Tercerola se declaren ministeriales.
37. Cf. n08 63 y 64. t Desde el 7 de julio deberíamos haber marchado a carrera
abierta a las reformas que con tanta urgencia reclaman las necesidades del Estado ;
hemos marchado con pasos de tortuga, y no es cosa de callar en asunto de tanta
importancia » (p. 1-5). La Tercerola (n° 21) llega a decir : « Ya no podemos hacernos
ilusiones sobres nuestra posición. El pacto social de los españoles está disuelto de
hecho [...] y vosotros representantes del pueblo ¿qué habéis hecho en cumplimiento
de nuestra sagrada misión para evitar estos males [...] Vosotros los Riego, los Galiano,
los Istúriz, los Canga, los Saavedra, los Salvato, los Ramírez, los Rojo, los Peimarejo, los Relio, los Muro, los Beltrán de Lis [...] ¿por qué no habéis siquiera presentado
un punto de apoyo a la opinión manifestándoos con energía? [...1 Los Romero Alpuente, los Moreno Guerra, los Gaseo, los Navarro, los Díaz Morales, los Ochoa, los
Solanot, los Díaz del Moral, los Priego, los Desprat y los Solana no combatieron con
mucho éxito, combatieron al menos (debemos confesarlo) con mucho más esfuerzo »
(p. 2-6).
388
BULLETIN HISPANIQUE
buenas, y si hubiéramos incurrido en la torpeza, en el crimen de sati
rizar sus operaciones... de vituperarlo, hubiéramos hecho traición a
nuestros sentimientos y faltado a la justicia que es precisó hacer a
la rectitud de las intenciones del ministerio actual. Otra cosa muy
distinta es que procuremos dar impulso a su decisión de patriotismo,
que le hagamos advertencias, y le manifestemos francamente los
deseos del pueblo, y que hablemos con la franqueza propia de hombres
libres.
(N° 65, p. 24-25)
Poco le queda ya al gobierno constitucional. Con la invasión
de los cien mil hijos de San Luis bajo Angulema, se destruyen
todos los programas políticos del trienio. El liberalismo moderado
ha dado paso a un sistema dictatorial y antirrevolucionario.
Los núcleos más radicales deben emigrar a Londres, Francia y
América. El 22 de junio de 1823 pueden decir los editores de
El Zurriago : « Los sucesos han venido a justificar nuestras pre
dicciones38.
»
Iris M. ZAVALA.
Hunter Collège, New York.
38. Cf. el excelente libro de Vicente Lloréns, Liberales y románticos, El Colegio de
México, 1954, para un estudio de la emigración de la época.
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