Telemedicina: Una herramienta poco explotada

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REV. OBSTET. GINECOL. - HOSP. SANTIAGO ORIENTE DR. LUIS TISNÉ BROUSSE. 2006; VOL 1 (3): 233-236
ARTÍCULOS DE REVISIÓN
Telemedicina:
Una herramienta poco explotada
Andrés Herrera V.
RESUMEN
El uso de telemedicina ha tenido un crecimiento importante en Chile y el mundo, debido al
desarrollo de la tecnología y la capacidad de manejo de datos digitales. Sin embargo,
numerosos proyectos han fallado en su implementación. Se describe una breve historia de la
telemedicina, su desarrollo en nuestro país y una visión personal del futuro de ésta,
intentando explicar el por qué de sus fallas y cómo aprender de ellas.
Palabr as clave: Telemedicina.
SUMMARY
Telemedicine have grown in Chile as in the world, mainly because of the development in
technology and the capacity of managing digital data. Although many projects have failed in
their implementation. We describe a brief history of telemedicine, its development in our
country and a personal vision of its future, trying to explain the reasons of its failures and how
to learn of them.
Key-words: Telemedicine.
E
n los últimos años se ha producido un aumento
de aplicaciones prácticas de telemedicina, favorecido por el desarrollo de tecnologías de información y comunicaciones, que hacen más accesibles
capacidades de manejo de datos, audio y video en
forma digital. La telemedicina no es más que una
nueva herramienta al servicio de la medicina. La
motivación principal de su uso fue en un principio la
de poder acercar los cuidados médicos salvando
Servicio de Obstetricia y Ginecología. Hospital Dr. Luis Tisné
Brousse.
Facultad de Medicina. Campus Oriente. Universidad de Chile.
Correspondencia a: Dr. Andrés Herrera V.
E mail: [email protected]
barreras de distancia para poblaciones rurales, comunidades aisladas, tripulaciones de barcos, o en las
fuerzas armadas1.
Se define Telemedicina como “La distribución de
servicios de salud, en el que la distancia es un factor
crítico, donde los profesionales de la salud usan
información y tecnología de comunicaciones para el
intercambio de información válida para el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades o
daños, investigación y evaluación; y para la educación continuada de los proveedores de salud pública,
todo ello en interés del desarrollo de la salud del
individuo y su comunidad.”(O. M. S. 1998).
La historia de la telemedicina ha seguido el ritmo
del desarrollo de las telecomunicaciones: el telégra-
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fo, el teléfono, la radio, la televisión y los enlaces por
satélite se han aprovechado para uso médico desde
el primer momento de su introducción. Desde inicios
de la centuria de 1900, se ha utilizado la medicina a
distancia y existen ejemplos de equipos que fueron
desarrollados para la transmisión de resultados de
rayos X a través del telégrafo en Australia2.
Telemedicina existe como tal, desde fines de la
década de 1950. Una de las primeras implementaciones se efectuó en la Universidad de Nebraska en
Estados Unidos, y consistió en un circuito cerrado de
televisión bidireccional comunicado por microondas,
desde un centro médico universitario hacia un
hospital a 200 kilómetros de distancia, para tratamiento y educación médica.
En los años sesenta, se inició el programa de
telemedicina en vuelos espaciales de la NASA (Programa STARPAHC), de tal manera que el personal en
tierra podía monitorear las respuestas biomédicas de
los astronautas al vuelo espacial y proporcionarles el
apoyo médico necesario. A mediados de los ’60 se
implementó la primera estación telemédica en el
Massachussets General Hospital de Boston, llamado
“Telediagnosis”, dirigido por los Drs. Byrd, Fitzpatrick, y Sanders, que acuñaron el término “Telemedicina” y realizaron determinaciones de presión
arterial, análisis de sangre y electrocardiograma entre
miles de usuarios del aeropuerto de Boston.
Los primeros proyectos, estuvieron dirigidos a la
teleconsulta y a la teleeducación.
El desarrollo de la telemedicina hasta su sofisticado
nivel actual ha pasado por muchas etapas, íntimamente
relacionadas con aspectos tecnológicos. Así, el creciente nivel de complejidad que desde la década de 1960
han ido adoptando las telecomunicaciones, revolucionó este campo. El mayor aporte, lo brindó el advenimiento de la computación, que posibilitó el
almacenamiento masivo de datos médicos y su transferencia a otros sitios para ser consultados. Las primeras
implementaciones de telemedicina y computadoras
ofrecían la posibilidad de consultar grandes bases de
datos e historias clínicas, y de proveer educación
médica a distancia. En los últimos veinte años, es
cuando hace eclosión la computación gráfica, modificando todas las prácticas médicas, por la posibilidad de
incorporar imágenes a las herramientas con que había
contado la telemedicina hasta ese momento. Finalmente, el advenimiento de las grandes redes de computadoras, entre ellas Internet, transformó la telemedicina
en un recurso al alcance de grandes sectores de la
población y la comunidad médica.
La telemedicina desarrollada a nivel mundial, ha
tenido como meta, facilitar una mejor atención en
salud para contribuir a la equidad, la accesibilidad, la
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eficiencia, evitar los desplazamientos desde sitios
lejanos a las grandes urbes, y con ello, mejorar la
satisfacción de profesionales y usuarios y reducir los
costos globales3-5.
TELEMEDICINA
EN
CHILE
Nadie puede negar que Chile tiene un escenario
topográfico casi único. Siendo sus bordes la montaña
de Los Andes por un lado y el Océano Pacífico por el
otro, se expande por unos pequeños 177 kilómetros
de este a oeste y unos enormes 5.152 kilómetros por
ruta carretera desde Arica a Punta Arenas. Esta
geografía le otorga algunas claras ventajas y desventajas.
La población chilena se estima en 15.000.000 de
habitantes, sin embargo es una población mal distribuida, con una densidad país de 20,4 hab/Km2 y la
capital Santiago con 401,9 hab/Km2. Los médicos
están aun más centralizados que la población general. El 60% de los médicos de Chile lo hace en la
capital, donde habita la mayor parte de la población.
El costoso transporte de pacientes, falta de apoyo
diagnóstico para los centros primarios y de médicos
especialistas fuera de Santiago, sumado a tasas de
morbilidad elevadas, son grandes dificultades para el
Sistema de Salud Chileno6,7.
Como ejemplo, se puede citar el ámbito de la
imagenología, servicios basados en la existencia del
equipo adecuado y de los profesionales capaces de
realizar diagnósticos. Existe un número insuficiente
de radiólogos, los que en algunas regiones son
menos del 50% de los necesarios. A través de la
telemedicina se podría resolver ese “cuello de botella” y entregar servicios de diagnóstico de calidad, a
la población de las diversas regiones6-8.
La integración de la telemedicina en el Sistema de
Salud Chileno, comienza a nivel experimental el año
1996, al realizar el Dr. Mena una conexión entre los
departamentos de patología y radiología de los
Hospitales Sótero del Río y el Hospital Clínico de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, ubicados a
16 kilómetros de distancia. Esta experiencia es
reconocida a nivel internacional como el primer
proyecto formal de telemedicina en nuestro país.
Posteriormente, el año 1998 se inicia una experiencia entre el Servicio de Cardiología del Hospital
Luis Calvo Mackenna y el Servicio de Cardiología de
la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill,
Estados Unidos, siendo ésta una de las primeras
experiencias internacionales de telemedicina. Al terminar el financiamiento del proyecto piloto, se
suspende esta actividad.
TELEMEDICINA:
Ese mismo año, el Ministerio de Salud de Chile,
pone en marcha un proyecto piloto para transmitir
radiografías y biopsias. Se realiza una conexión entre
los hospitales de Coquimbo y La Serena, y los de
Combarbalá e Illapel. En la Región del Maule, en
tanto, Talca se vinculó con Linares y Cauquenes, y en
la Región de La Araucanía, los hospitales de Villarrica, Nueva Imperial y Angol se comunicaron con el
Hospital Base de Temuco. El proyecto se suspende
el año 2001 por críticas respecto de la calidad de
imágenes.
El año 1999 el Dr. Lobos de Clínica Las Condes
comienza a realizar telediagnóstico entre ese Centro
y la Isla Juan Fernández.
En el 2000, la Universidad de Chile y el Dr.
Palestrini ingresan al programa Argonauta que transmitía imágenes radiológicas desde la Antártica y
pretende contar con un sistema de telemonitoreo de
pacientes.
Ese mismo año, la Universidad Católica de Valparaíso y el Dr. Orellana, presentan un Centro de
Investigación en Telemedicina, financiado en parte
como Proyecto FONDEF, creado inicialmente para la
transmisión e interacción sincrónica de imágenes
cerebrales tridimensionales entre centros hospitalarios distantes a través de Internet a alta velocidad
El año 2001 se crea la red temática de Telemedicina e Informática Médica, con apoyo de Cyted. Ésta
tiene por objeto posibilitar y facilitar la cooperación
y el intercambio de conocimiento entre los grupos
en los temas de telemedicina, sistemas de información clínicos, imágenes y señales biomédicas. Participan nueve grupos internacionales de España,
Venezuela, Cuba, Brasil, Méjico y Chile, concretando
sólo algunos proyectos9.
El Ministerio de Salud de Chile, estableció un
proyecto para el período 2004-2010 por 6 mil
millones de dólares para digitalizar la administración
médica, acelerar la infraestructura de tecnologías de
la información y comunicaciones en todo el país.
Actualmente la Universidad de Concepción, ha
implementado en la Facultad de Medicina, la Unidad
de Telemedicina con la finalidad de gestionar conocimientos relacionados con telemedicina y disciplinas afines, creando condiciones académicas,
científicas y tecnológicas que permitan mejorar la
calidad de la docencia en salud10.
CONSIDERACIONES
EN
TELEMEDICINA
Un sinnúmero de experiencias y proyectos no han
logrado el impacto epidemiológico nacional que se
esperaba de ellos.
UNA HERRAMIENTA POCO EXPLOTADA
Un estudio realizado el año 1998, demostró que
la mayor barrera de implementación de telemedicina
en Chile, en ese momento, era el alto costo de la
implementación de los sistemas, siendo el 64% de las
causas, falla en la ejecución de proyectos. Esta
barrera ha ido disminuyendo con la impresionante
reducción de costos de la tecnología, el amplio
acceso a ésta y al incremento en las capacidades de
transmisión de datos digitales.
El segundo lugar en las barreras, se debía al
rechazo del estamento médico de implementar estas
nuevas tecnologías, correspondiendo a 51% de las
dificultades para realizar proyectos. La aceptación
por los profesionales es una cuestión básica que está
relacionada con aspectos tales como: cambio de las
rutinas normales de trabajo; reestructuración de
responsabilidades; exigencias de colaboración; esfuerzo y tiempo requerido para formación y dominio
de las nuevas técnicas; tiempo requerido para entrenar a los pacientes; aumento del tiempo invertido en
las teleconsultas, etc.
Para muchas organizaciones, los mayores problemas que se han encontrado al poner en marcha un
programa de telemedicina no han sido técnicos sino
resistencias de carácter organizativo y de factores
humanos y profesionales, sin olvidar las cuestiones
económicas. Para la operación de un sistema de
telemedicina se requiere tecnología y una infraestructura relacional. La primera se puede comprar
pero la segunda constituye el verdadero reto que a
menudo no se tiene en cuenta. En los proyectos
complejos de iniciativa institucional resulta fundamental un liderazgo apropiado y la gestión del
cambio en la organización. La telemedicina es comunicación. Por ello, la colaboración es un aspecto
fundamental para el éxito en la implantación práctica
de sistemas de telemedicina y muy particularmente
en la conexión primaria-especializada.
Una reflexión acerca de la manera en que puede
configurarse la salud en esta nueva sociedad, permite intuir que el contacto directo con el paciente y la
adecuada satisfacción de sus necesidades puede
depender en gran medida del correcto uso de la
informática y las telecomunicaciones.
Al considerar la situación del profesional médico
ante la telemedicina es ilustrativo considerar las
directrices éticas hechas públicas por el Comité
Permanente de Médicos Europeos (CPME) en 1997.
Una de las cuestiones más importantes a tener en
cuenta es la relación médico-paciente así como los
marcos legales y reguladores del ejercicio de la
profesión en este nuevo contexto11.
Por otro lado, surgen interrogantes médico-legales, aún no resueltas en la legislación chilena,
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cuestiones de seguridad y de quién debe tener
acceso a información confidencial de los pacientes.
Como expone Litewka en un artículo recientemente publicado en el Acta Bioética, “no queda claro
cuáles serían los canales por los cuales interactuarían
el público, los proveedores de salud y los pacientes,
así como tampoco los mecanismos que regularían el
ejercicio de la telemedicina, protegiendo la confidencialidad de la información recolectada, el respeto por
la autonomía de los usuarios y su derecho a decidir
una forma alternativa de atención.
Quienes apoyan el uso de la telemedicina en
América Latina, afirman, sosteniendo un punto de vista
utilitario, que esta práctica contribuiría a una mayor
equidad, al ofrecer mejor uso de los recursos disponibles
a un mayor número de habitantes. Queda por verse si
los problemas irresueltos de inequidades y accesibilidad
a los sistemas de salud en la región pueden ser
superados por la atención remota. No debería soslayarse
el efecto casi hipnótico que genera una tecnología
apasionante combinado con los intereses de grupos
financieros y políticos locales, ávidos unos de vender y
otros de figurar como responsables de cambios revolucionarios en aras del bienestar de la población”12.
El doctor Jean Paul Jacob predijo en el 2004 que los
próximos 30 años estarán marcados por la desaparición
de las computadoras y la creciente presencia de la
computación invisible. Una computación omnipresente, donde los dispositivos electrónicos de bolsillo que
utilicemos estarán interconectados por Internet, teniendo los negocios, la gente y la salud siempre en la mano.
Así, la medicina deberá adaptarse a estos cambios, que
van a un ritmo peligrosamente rápido, ya que no
permiten que se solucionen cuestiones éticas, legales y
científicas de gran importancia. Es de esperar que en el
futuro la tecnología en medicina logre complementar el
nivel de tecnología y las aplicaciones capaces de
otorgar beneficios a los pacientes.
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