La contrarreforma un proceso global

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BENEMÉRITA UNIVERSIDAD
AUTONÓMA DE PUEBLA
Facultad de Filosofía y Letras
Colegio de Historia
La contrarreforma: un proceso global
ALUMNO:
José Luis Mora Dionisio
ASIGNATURA:
Historia del Mundo Moderno
PROFESOR:
Dr. Miguel Ángel Burgos Gómez
PERIODO: Otoño 2014
La contrarreforma: un proceso global
En lo que generalmente se ha denominado Mundo Moderno, durante ese tiempo
ocurrieron cambios ostensibles y significativos en las instituciones del mundo
occidental europeo, con una proyección en todos los ámbitos de la vida humana,
en las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales de toda índole, así
como en la visión del mundo. Uno de los casos más significativos fueron las
reformas religiosas que sucedieron a lo largo del continente europeo, los
antecedentes de este movimiento se dan con, por ejemplo con
Erasmo de
Rotterdam o Tomás Moro quienes empiezan a criticar a la iglesia por la corrupción
que en ella había y porque habían olvidado su labor espiritual.
En 1517 Martín Lutero publicó las "95 tesis" contra la venta de indulgencias, en la
puerta de la iglesia de Wittenberg, en Alemania. Lutero quien invitaba a regresar a
los ideales antiguos que formaron a la iglesia, como regresar a un iglesia humilde
y a una vida más sencilla; mencionaba que se podía interpretar desde el punto de
vista, no aprobaba la venta de indulgencias y no estaba a favor de la
jerarquización en la Iglesia. Otros reformistas fueron Zwinglio en Suiza o Calvino
quien promovía el lucro, que la solo un grupo ya estaba predeterminado para la
salvación eterna.
Ante esto, la Iglesia tuvo que afrontar las críticas y defenderse dando paso al
movimiento que tenía la intención de fortalecer a la propia Iglesia como institución
y en la figura del Papado, en restaurar la primacía de la jerarquía eclesiástica, en
refrendar la importancia de los sacramentos, en condenar toda heterodoxia, en
definir el dogma, además de llevarse a cabo una profunda reforma de las
costumbres, primero, a nivel del clero, y luego, de todos los grupos sociales en su
conjunto.
1
1
Si bien este movimiento tenía la intención de reivindicar a la Iglesia en
Alicia Meyer. “La reforma católica en la Nueva España. Confesión, disciplina, valores sociales y religiosidad
en el México virreinal. Una perspectiva de investigación” en La Iglesia en la Nueva España. Problemas y
perspectivas de investigación. México, UNAM, Instituto de investigaciones históricas, 2010 (pp. 12- 52) pp.
12.
la Europa Moderna, no solo incluyó el factor religioso, también se vieron
involucrados varios aspectos más allá de un conflicto ideológico.
Todo lo que implicó lo que conocemos como Contrarreforma no solo fue exclusivo
del continente europeo, también fue trasladado hacia América si tomamos en
cuenta a todo el continente, entonces sí se pueden apreciar las políticas y las
tendencias religiosas de los diferentes estados europeos presentes en este lado
del
atlántico
(España,
Portugal,
Francia,
Inglaterra,
Suecia,
Holanda
principalmente) para imponer las prácticas de las distintas confesiones religiosas
imperantes. Con el proceso colonizador se trasplantaron no sólo formas de
organización política e instituciones, sino también actividades económicas y
formas culturales.2
Sin embargo en el estudio de este rico proceso histórico, lo que nosotros
conocemos como Contrarreforma, esta definición tiene su origen en los
protestantes que se volvieron a convertir hacia el catolicismo durante el S. XVIII 3,
por lo que se puede observar un pronto interés en intentar explicar por lo que
también es muy importante entender este concepto para explicar este movimiento.
En este trabajo explicare la complejidad del movimiento conocido como
Contrarreforma, el cual más allá de tener un impacto religioso,
como
anteriormente he señalado no solo es un proceso exclusivo de España o Italia,
abarca
el
continente
europeo
y el continente
americano,
señalar sus
características y la influencia que tuvo en lo que conocemos como Mundo
Moderno. En primer lugar expondré las distintas definiciones que se le han dado a
la reforma católica, posteriormente abordare el concilio de Trento y la Compañía
de Jesús y las transformaciones que provocaron, después explicare como impacto
la contrarreforma en Europa y América en diversos ámbitos.
¿Contrarreforma o confecionalización?
2
Ibídem, pp. 13.
Francisco Juan Martinez Rojas. “Trento una encrucijada de Reformas” en Studia Philologica Valentina
Vol. 10, n. 7,2007 (pp. ) pp. 9 Consultado el 16/10/2014 de http://www.uv.es/sphv/10/09_martinez10.pdf
3
La manera de llamar a este proceso histórico tiene distintas definiciones o
términos: reforma católica o contrarreforma, o más bien reforma católica y
contrarreforma. Históricamente el término más antiguo y más usado es el de
contrarreforma. Este concepto fue utilizado por los protestantes, preferentemente
a partir de 1770-1780, para referirse a determinados territorios alemanes que, tras
abrazar la reforma protestante volvieron a ser católicos. 4
Sin embargo fue el historiador alemán Leopold von Ranke quien adaptó este
mismo concepto5, que buscaría interpretar este proceso que se dio en Europa,
específicamente en lo que actualmente conocemos como Alemania y que fue
enriquecida posteriormente por otros investigadores, como Moritz Ritter, autor de
una Historia de Alemania en tiempos de la Contrarreforma.
Por otra parte, Francisco Juan Martínez señala dos aspectos para entender esta
definición desde la perspectiva católica, el primer punto es que ellos consideran
cargado de claras connotaciones negativas el concepto de contrarreforma, la
contrarreforma implicaría el uso de la fuerza para la aceptación de ideas
religiosas, lo que estaba en flagrante contradicción con una de las mayores
conquistas de la modernidad: la libertad religiosa6. Por otra parte el término
Contrarreforma ha sido defendido también por los católicos, argumentando que
‘contra’ no es ‘anti’, que el concepto incluye asimismo los aspectos positivos de la
renovación católica (independiente de la reforma protestante) y engloba también la
restauración católica en países dominados anteriormente por el protestantismo.
Sin embargo Martínez señalaba que no solo implicaba una transformación en la
estructura de la iglesia católica, significaba también la españolización de la Iglesia,
es decir, un endurecimiento disciplinar y dogmático, que conllevó un momento de
aridez moral e intelectual, en el que se impuso lo político sobre lo religioso, siendo
los representantes de este movimiento serían Felipe II y San Ignacio de Loyola.
4
Ibídem, pp. 10.
Ibidem, pp. 11.
6
Loc cit.
5
Por otra parte en 1958, Walter Zeeden habló de “la formación de las confesiones”
o (Konfessionsbildung) o de la “época confesional” en Europa. Posteriormente, en
los años ochenta del, Heinz Schilling y Wolfgang Reinhard no sólo subrayaron la
naturaleza de este proceso, sino que acuñaron el término “confesionalización” y
explicaron que éste significaba una fase formativa básica de la teología y de la
estructura eclesial7.
La confesionalización es un concepto que apunta a la prioridad dada en los siglos
xvi y xvii a la religión como elemento principal y regidor de todos los sectores
sociales: política, sociedad, economía y cultura.
De acuerdo con Alicia Meyer
engrana con la formación del Estado de la época moderna y apunta a una
sociedad sujeta a un disciplinamiento de todos sus miembros 8. Se daba, además,
una situación en que la vida privada y la pública estaban dominadas por la religión
y sus preceptos. Según estos autores, la religión llegó a ser el eje principal para el
Estado, la economía, la sociedad y la cultura.
Los historiadores alemanes vieron en la confesionalización el núcleo y el germen
de procesos modernizadores. Además, postularon que a finales del siglo XVI se
llegó a un mayor disciplinamiento de los creyentes y súbditos, tanto desde el punto
de vista externo (social-comunitario) como interno (espiritual de conciencia).
Reinhard y Schilling tienen hoy detractores de sus propuestas, pues critican su
idea de que la religión rigió de hecho todos los ámbitos y sostienen que la política
y el Estado mantuvieron su propia razón de ser. A demás, observan un creciente
proceso de secularización tendiente a contrariar los valores religiosos. 9
Sin embargo me fue imposible realizar un análisis más profundo sobre este
concepto de confesionalización, debido que las obras de este tema no han sido
traducidas a nuestro idioma, por lo que no pude profundizar más al respecto sobre
este concepto. Sin embargo tanto en la definición de contrarreforma, como la de
confesionalización son complementarias porque permiten explicar cómo la religión
influyó en ámbitos sociales, políticos, culturales y económicos, pero también el
7
Meyer, Op cit, p. 12.
Ibídem. 13
9
Loc cit.
8
producto de este movimiento, como la creación de instituciones o reformar las
normas de la época, fue un pretexto para justificar varios intereses distintos a los
religiosos.
El concilio de Trento y la compañía de Jesús
Ante la amenaza que tenía la Iglesia por la difusión de las ideas protestantes,
tardo mucho tiempo en reaccionar. Carlos I de España velando por los intereses
políticos del imperio, presiona al papa para que convoque un concilio general. Se
adelantó la dieta de Ratisbona, donde se buscó el entendimiento protestante
romanista; pero el entendimiento de tal dieta es más aparente que real, y termina
por desilusionar.
Desde el papado, Paulo III, presionado bajo las presiones generales del reclamo
por un concilio ecuménico, conforma la comisión Contarini, que luego de estudiar
la situación, informa secretamente a Paulo III y su curia, del estado moral
deplorable de la institución, y su nefasta influencia sobre el pueblo.10 Se organiza
entonces la contrarreforma, asistida por la inquisición y la compañía de Ignacio de
Loyola. Convocase el concilio de Trento, que iniciado en 1545, termina 18 años
después, en 1563, y que fue presidido por los legados de Paulo III, Julio III,
Marcelo II, Paulo IV y Pio IV.
Para explicar este hecho Hubert Jedin considero que el movimiento renovador
dentro de la Iglesia católica se compondría de dos momentos claramente
diferentes: el primero precedería, acompañaría y sería irreducible a una simple
reacción a la reforma protestante; sería la reforma católica, o dicho de otro modo,
la reforma dentro de la Iglesia católica, que se venía postulando desde el bajo
medievo. El segundo momento implicaría una reacción a la reforma protestante
en diversos campos y desde distintos puntos de vista.11 Esos dos momentos o
aspectos se habrían encontrado en una determinada coyuntura y se habrían unido
10
Gino Lafrancesco V. “Breve informe sobre el concilio de Trento” en Cristiana. Bogotá, 1989, pp.12
consultado el 16/10/14 extraído de:
http://cristiania.net/LECTURAS/GIV/BREVE%20INFORME%20SOBRE%20EL%20CONCILIO%20DE%20TRENTO.
pdf
11
Martínez, Op cit, p.13
en una acción unitaria, cuando el movimiento de la reforma fue dirigido desde el
centro de la Iglesia católica, y fue precisado y determinado por los decretos del
concilio de Trento para ser posteriormente impuesto a toda la Iglesia. El segundo
momento o aspecto es la contrarreforma .Según Jedin, pertenecerían a la reforma
católica los siguientes aspectos:
•La reacción a la decadencia interna, que se manifiesta en la acentuación de la
vida ascética, sacramental y apostólica en los distintos sectores de la Iglesia: clero
secular, órdenes religiosas tradicionales (la Observancia), Nuevas órdenes
religiosas (jesuitas, capuchinos, clérigos regulares), laicado (cofradías y oratorios).
•La acción apostólica ya sea en las diócesis de los países cristianos (misiones
populares de los mendicantes y jesuitas) como en las misiones de Oriente, Africa y
América.
•La reforma de las ciencias teológicas, como reacción al nominalismo decadente,
reforma que se realizó adoptando el método humanístico (retorno a las fuentes:
Biblia y Padres) y que se manifestó en las ediciones críticas de los Padres y en
nuevas versiones de la Escritura, como el Novum Testa- Mentum de Erasmo de
Rotterdam y la Biblia Políglota ComPlatense del cardenal Cisneros. 12
•La renovación de los sacerdotes para el apostolado, buscando una mejor
preparación intelectual, con la creación de colegios universitarios de enseñanza
•La reforma de las estructuras eclesiásticas de la curia central, para eliminar los
impedimentos que obstaculizaban la reforma del clero secular y regular y la acción
del episcopado.
•La educación cristiana de la juventud, tanto masculina como femenina en los
países católicos (latinos sobre todo), y en las misiones, a través de los colegios,
donde se formaba a partir de una sólida base humanística
En otros términos podemos considerar que la reforma católica presenta dos
elementos que aparecen como independientes de la reforma protestante: la
12
Ibid., p. 14
renovación interior de toda la vida de la Iglesia y la expansión vital de la Iglesia
entre los no cristianos, que no puede ser considerada en modo alguno como una
búsqueda de compensación ante la pérdida de fieles eles pasados a las de la
reforma protestante. La reforma católica presenta, el esfuerzo de defensa y
reconquista, que es precisamente la contrarreforma.
13
Por otra parte La Compañía de Jesús, fundada por el vasco Ignacio de Loyola y
aprobada por el papa Paulo III en 1540, a través de la bula Regimini militantis
Eccle- siae, tuvo desde sus orígenes como finalidad esencial la defensa y
propagación de la fe14, facilitando la extensión de la doctrina cristiana: “El fin de
esta Compañía es, no solamente atender a la salvación y perfección de las ánimas
propias con la gracia divina, más con la misma, intensamente, procurar de ayudar
a la salvación y perfección de las de los próximos”.15
Los jesuitas han sido definidos secularmente como un ejército dispuesto al servicio
del papado, de la Contrarreforma y de una nueva evangelización. Han sido
vinculados desde la propia Iglesia romana con la Monarquía Hispánica. Unos
contactos que generaron consecuencias militares o sirvieron para apoyar y
legitimar distintas estrategias militares, llevadas a cabo por los reyes españoles
ellos se consideraban como “soldados de Dios”, que se ponían bajo la obediencia
del romano pontífice para su servicio. Así su estrategia, su consideración y, sobre
todo, los autores posteriores, fueron acercándola cada vez más al mundo de la
milicia. Los jesuitas como soldados, la Compañía como un ejército, su fundador
como un Soldado recordando su “trascendental” defensa del castillo de Pamplona,
y su Capitán, Cristo.
16
Por otra parte también se debe de considerar el papel que desempeñaron los
jesuitas en la divulgación de la reforma católica, a través de la educación. Las
13
Luis Rojas Donat “Tolerancia religiosa en el Renacimiento: Carlos V en Augsburgo en 1530” Theoria,
vol. 11, núm. 1 , 2002, Universidad del Bío Bío Chile, p. 14.
14
Teofanes, Edigio López (coord.) Javier Burrieta Sánchez, Manuel Revuelta Gonzáles, los jesuitas en España
y el mundo hispánico, Madrid, 2004.
15
Ignacio de Loyola. Obras completas, BAC, 1997, Madrid p. 466.
16
Javier Burrieza Sánchez. La compañía de Jesús y la defensa de la monarquía hispánica. Hispania Sacra, LX
121, enero-junio 2008, 181-229. Hispania Sacra, LX121, enero-junio 2008, p. 182 extraído de
http://digital.csic.es/bitstream/10261/15836/3/54.pdf
ideas protestantes también se habían asentado en las universidades por lo que
resultaba clave que se crearan centros de estudio que ayudaran a confrontarlas La
progresión que, en el transcurso de cincuenta años (1579-1626), hace subir el
número de los colegios jesuitas de 144 a 444, este aumento respondió a las
necesidades de la época y que formidable es la parte que corresponde a la
Compañía en la formación de la mentalidad y el estilo barrocos para poder
contrarrestar. 17
El rasgo más notorio de sus institutos y tal vez el más original de la época, es
efectivamente, la disciplina. Un colegio es esencialmente una casa que camina y
que camina bien, de acuerdo con las reglas que vamos a exponer. La
Generalización de los colegios internos fue, además, impuesta por las exigencias
de esta disciplina, difícil de observar en las pensiones, más o menos sórdidas, que
servían de guarida a los jóvenes del interior.
Efectos de la contrarreforma en España, Nueva España y el resto del mundo
En la parte anterior señale las ideas de la contrarreforma y las bases de la
Compañía de Jesús, esta institución fue importante para poder difundir el
catolicismo en el mundo, regenerar a la Iglesia y recuperar los territorios perdidos
ante las ideas protestante. Para poder realizar esto la Iglesia de Roma tenía que
ser respaldada por un reino católico que estuviera dispuesta para apoyarla en su
intención y también recuperar el control del mundo.
Aunque las tenciones entre Madrid y Roma no habían quedado ocultas, desde el
siglo XVI se había ido consolidando en la opinión pública, independientemente de
los suceso del sacco di Roma, la imagen de una colaboración de España con el
Papa. Roma y Madrid eran vistos a pesar de sus diferencias, como aliados
estrechamente unidos. Las advertencias frente a ambos eran expresadas siempre
al mismo tiempo de ahí que criticar el proceder del Papa significaría
inmediatamente también una acusación contra Madrid: “La astucia del Papa y el
17
Pierre Mesnard. La pedagogía de los jesuitas (1548.1762), extraído
dehttp://historia.dosmildiez.net/COORDINACION/wp-content/uploads/2013/03/LA-PEDAGOG%C3%8DADE-LOS-JESUITAS-1.pdf el día 17 de octubre de 2014, p. 11.
dinero español buscan el gobierno del mundo entero”18 esta alianza sirvió para
que España justificara su expansión con el apoyo de la Iglesia Católica, en la
década de 1560, Felipe II declaró: “Pongo a Dios como testigo que nunca moví
guerra para ganar más reinos, sino para conservarlos en religión y paz”19
Felipe II utilzó la religión no solo para poder conquistar más territorios tambie´n
para poder controlar sus nuevas posesiones en América. exigió a través del
Consejo de Indias que se implantase todo el sistema decretal del nuevo
catolicismo romano y hubo, por tanto, una fuerte “tridentinización” de las iglesias
americanas. El Estado español colocó así a sus colonias dentro de la órbita de la
Reforma católica y, al ser dependientes de la metrópoli, formaron parte del amplio
movimiento religioso-político que buscaba la difusión y el resguardo de la fe
católica en el conjunto de la sociedad. De hecho, vale insistir en que la Nueva
España no estaba aislada de la madre patria, formaba parte de la Republica
christiana y muchas de las prácticas y creencias entre ésta y sus colonias eran
compartidas20. Todo gobierno y sociedad busca ordenar y regular las relaciones
humanas. La Contrarreforma fue, al decir de los especialistas, una cultura que
buscaba el orden, el control de la cultura, la integración política y la homogeneidad
religiosa entre la población.
En la Nueva España se intentó la imposición de modelos de comportamiento para
unificar las costumbres y las creencias en todos los ámbitos de la vida. A través de
la conciencia moral se llegó a cambios estructurales de la propia sociedad y de
sus formas de organización. El proyecto religioso y social de la Reforma católica
en Nueva España a partir del Concilio de Trento tuvo un gran impacto en las
costumbres, en los valores sociales, en las creencias y en las tradiciones
culturales dentro de un mundo complejo y heterogéneo como el novohispano. 21
18
Peer Schmidt La monarquía universal española y América: la imagen del imperio español de la Guerra de
los treinta años (1618-1648) México, FCE, 2012, p.346
19
Georffrey Parker, La gran estrategia de Felipe II Madrid, Alianza editorial, 1998, p. 38
20
Meyer, Op cit p. 17
21
Ibíd.
A raíz de las disposiciones tridentinas, y de los propios Concilios Provinciales
Mexicanos en Nueva España, el clero regular fue sustituido paulatinamente por el
secular; se dieron órdenes para ad- ministrar adecuadamente los sacramentos; se
dispuso incorporar al mundo indígena a través de la catequización y de la
hispanización, así como también se señaló la importancia de reformar las
costumbres y de vigilar la vida social. Destacaron los jesuitas en su labor de
conversión y educación y se impuso la cultura del barroco, un sistema de
creencias y de prácticas que resultó de la época triunfal de la Contrarreforma.
Por otra Meyer señala que es necesario redefinir y discutir el concepto de
confesionalización si se pretende aplicarlo a la realidad del México colonial. En
Nueva España se manejaron fuertemente los conceptos teóricos esgrimidos por la
Iglesia después de Trento, se dio prioridad a la religión como elemento principal de
la política de Estado y como eje rector de todos los sectores sociales (además de
la política, la sociedad, la economía, la cultura), y se difundieron e implementaron
nuevas normas a partir de un proyecto eclesiástico22
Loa conflictos religiosos en Europa
Por otra parte el desarrollo del conflicto entre católicos y protestantes,
principalmente en lo que hoy es Inglaterra y Alemania tuvo un desarrollo muy
diferente que en España y sus posesiones, sin embargo, no por eso dejo de haber
intervención de otras naciones en los conflictos religiosos.
En el caso de Inglaterra a la muerte de Eduardo VI en 1553, la herencia católica
estaba aún tan viva en Inglaterra que su hermana María la Católica, hija de
Enrique VIII y de Catalina de Aragón que en 1554 contrajo matrimonio con Felipe
II de España, hubiera tenido una buena base de partid a para sus intentos de
recatolización. Pero se encontró en la curiosa situación de que ella consideraba al
papa como cabeza de la Iglesia, mientras que los ingleses le asignaban a ella tal
posición. Por desgracia, María pro cedió con excesiva dureza, apoyada por el
cardenal Reginald Pole, destacado representante de la reforma católica. Muchos
22
Ibídem, p. 23
seguidor es de la reforma anglicana huyeron del país; 273 personas murieron en
la hoguera. Cuando falleció el 17 de noviembre de 1558 se había hecho tan
odiosa que su adversaria y sucesora Isabel I pudo aprovechar la fatal asociación
del reinado de su hermana con la idea de tiranía católica, y continuó la opresión
del catolicismo con la aprobación de casi toda la población.23
Con la paz de Augsburgo, que reconocía la división religiosa del Sacro Imperio
Romano Germanico, se legalizó por primera vez el luteranismo en Alemania. El
dirigente de cada territorio podía elegir su religión y obligar a sus súbditos a
aceptar su decisión. Aquellos que se negasen podían vender sus propiedades y
emigrar. No obstante, aquellas ciudades y comunidades situadas dentro de
estados católicos que fueran luteranas podían elegir seguir siéndolo. Las tierras de
la Iglesia católica tomadas por los estados luteranos pasaban a ser luteranas, pero
el prelado eclesiástico que se convirtiese en protestante debía renunciar a sus
tierras y su cargo. Se produjo una oposición tan fuerte a estas disposiciones, que
Fernando I añadió una cláusula, advirtiendo que no se llegaría a un acuerdo
completo. Aunque la Paz de Augsburgo no satisfizo por completo a nadie, le
siguieron 50 años de paz religiosa en Alemania. 24
El imperio desde la paz religiosa de Augsburgo hasta la paz de Westfalia El
desarrollo subsiguiente a la paz de Augsburgo La paz religiosa de 1555 fue la
base política para el ulterior desarrollo del sistema eclesiástico. En unos tiempos
en que otros países se desangraban en luchas religiosas, la paz de Augsburgo
perduró provisionalmente en un marco trazado claramente por el derecho imperial.
La importancia política y espiritual de Alemania decayó con respecto a la posición
preponderante que había desempeñado durante la primera mitad del siglo. El
sistema de Iglesias territoriales había supuesto un golpe muy fuerte para el poder
imperial incluso en el plano religioso. De las luchas confesionales a nivel local o
territorial nacería más tarde la guerra de los treinta anos. En el imperio se
23
Karl Amon. La contrarreforma. Extraido de
http://www.mercaba.org/IGLESIA/Historia/Varios/Historia%20Iglesia%20Cat%C3%B3lica-Lenzenweger21.pdf El día 19 de octubre de 2014, p.2
24
Ibidem, p. 8
contraponían un sistema protestante de Iglesias territoriales, que se consolidaba y
propagaba, y un catolicismo cada vez más fuerte y que terminó por pasar a la
ofensiva.
Para mantenerse y, sobretodo, para recuperar el terreno perdido no le bastaba a
la Iglesia romano- católica la renovación interior y la formación de una generación
conscientemente católica. La recatolización sólo era posible si este nuevo tipo de
católicos contaba con el apoyo del poder civil. La contrarreforma como
recatolización de territorios enteros sólo se pondría en marcha si los príncipes
católicos, siguiendo el ya veterano ejemplo de sus colegas protestantes, ejercían
el derecho de re forma e imponían en sus territorios la vigencia exclusiva de la
confesión católica. Las nuevas fuerzas espirituales que se desperezaron en el
último tercio del siglo también en el estrato de los jerarcas responsables de la
Iglesia se debieron principalmente a los jesuitas y a su actividad en los lugares y
campos decisivos: en el sistema de formación y en la corte (confesores de
personas de la corte, educadores de los príncipes), y en buena medida a sus
esfuerzos en el campo de la pastoral.
Los catecismos de Pedro Canisio pretendieron contrarrestar a los de Lutero.
También el pueblo pudo tomar gusto en alguna medida al renovado catolicismo, y
los pertenecientes a este plano social inferior comenzaban a to mar conciencia de
la
contraposición
al
protestantismo,
adquiriendo
mayor
importancia
las
peregrinaciones, la veneración de los santos y de las reliquias, la adoración del
santísimo sacramento y la creación artística relacionada con lo eclesiástico. La
recatolización de un territorio se distinguió generalmente de la implantación de una
iglesia territorial protestante en un punto decisivo: en la resistencia presumible,
pues tenía lugar normalmente contra la voluntad de una gran parte de la población
o de su totalidad. Por eso fue preciso elaborar paulatinamente la técnica
administrativa y militar de la contrarreforma. Y este proceso incrementó a su vez la
contraposición de las confesiones tanto en el terreno intelectual (escritos de
controversia) como en el político y militar.25
25
Ibídem, p.9
El camino seguido por los luteranos había conducido después de 1555 a una
estrechez particularista, sobre todo a causa del gobierno eclesiástico que
detentaban los príncipes en sus respectivos territorios. Mediante este gobierno y
los escritos reformadores que aparecían por doquier, mediante los párrocos (único
estamento eclesiástico que había sobrevivido (como sucesor del ordenamiento
parroquial del medioevo), y mediante la teología (que ahora servía especialmente
a la formación depredicadores) se configuró —a pesar de la atomización— una
organización luterana de la Iglesia bastante uniforme que, como era natural, cerró
filas contra la recatolización. El gran tiempo de la formación de la confesión de fe
(la Confesión de Augsburgo de 1530 se basó en otros presupuestos) creó en 1577
en el imperio la Fórmula de concordia, que fue recogida con las restantes
confesiones luteranas en el Libro de concordia de 1580. En cuanto a la función
unificadora, se puede comparar esta obra con los decretos tridentinos de los
católicos. El Catecismo de Heidelberg de 1563 tuvo idéntica importancia para el
ámbito calvinista.
Después de 1555, el protestantismo consiguió nuevos territorios, no sólo
geográficos, sino también mentales, en los que, en contra de la reserva
eclesiástica, los obispos que se pasar on al protestantismo permanecieron en sus
puestos o se eligieron administrador es salidos de las casas principescas
protestantes. Las instituciones de carácter territorial siguieron estando sometidas
al señor de la región. Así, los católicos llegaron a perder, por diversos
procedimientos, los arzobispados de Magdeburgo y de Hamburgo- Brema, y más
de una docena de obisp ados. El calvinismo, no reconocido por el derecho
imperial, consiguió el electorado del Palatinado y otros territorios. El norte de
Alemania pasó a ser protestante salvo en contados enclaves; de las ciudades
imperiales, Aquisgrán y Colonia siguieron siendo católicas.
El protestantismo incluso pudo instalarse en regiones gobernadas por católicos se
pone de manifiesto en regiones austríacas que, tras la muerte de Fernando I
(1564),
pasaron
a
tres
soberanos
distintos
y,
salvo
el
Tirol,
fueron
mayoritariamente protestantes. El emperador Maximiliano II (1564-1576) sentía
inclinación hacia el protestantismo, pero se decidió por el catolicismo por razones
políticas. En el territorio de su soberanía y en el de su hermano Carlos II (Austria
central) se hicieron importantes con cesiones en materia religiosa a los
estamentos protestantes. Más lejos fue la Carta de soberanía del emperador
Rodolfo II (1576-1612), escrita para Bohemia en 1609.26 Y ésta fue superada por
las concesiones que se hicieron a Silesia. Estas concesiones, arrancadas al
soberano cuando se en contraba en situación desventajosa, tenían una
importancia real que dependía de la robustez del protestantismo, y permitían al
gobierno una guerra de desgaste a escala reducida.
La implantación de una Iglesia territorial evangélica fracasó ya por falta del
príncipe regional protestante. Frente al príncipe, el luteranismo exigía una postura
de obediencia paciente, excluía una resistencia pasiva, y contribuyó con ello a su
propio ocaso. La región situada más allá del Enns fue la primera que experimentó
una contrarreforma propiamente dicha tras el levantamiento de los campesinos en
1597, provocado mediante intentos de recatolización. En Austria central, la
dependencia respecto de Baviera se manifiesta claramente en que el plan para la
contrarreforma fue di señado en una conferencia celebrada en Munich (1579). La
inesperada muerte de Carlos II (1590) impidió a éste llevar a término la
contrarreforma planeada. Heredaría ese cometido su joven hijo, educado con los
jesuitas, Fernando II (emperador de 1619 a 1637), que oprimió al protestantismo
con medidas militares (1598-1600). Cuando se convirtió en emperador, pretendió
continuar esa misma línea a nivel imperial.
La guerra de los treinta años
La chispa incendiaria se produjo en Bohemia cuando las iglesias protestantes de
Braunau y de Klostergrab, construidas en el solar de un convento, en contra de la
Carta de soberanía de 1609, fueron cerradas o derribadas. Tuvo lugar entonces la
defenestración de Praga de 1618, se estableció un gobierno corporativo y una
confederación con los estamentos de Austria superior y Transilvania. Los
sublevados no reconocieron al nuevo emperador Fernando II. Por el contrario,
26
Ibídem, p. 9
eligieron al elector calvinista Federico V del Palatinado como rey de Bohemia («rey
deinvierno»). Fernando II comprendió que su poder estaba amenazado no sólo en
Bohemia, sino también en Hungría e incluso en Austria, pero consiguió hacerse
dueño de la situación con la ayuda de Baviera y España, dando como resultado lo
que se conoce como “La Guerra de los Treinta Años”
Conclusiones
Aunque fue sólo un acontecimiento parcial, el proceso que conocemos como
contrarreforma confirió una configuración decisiva al siglo que va desde 1550 a
1650, y representa el lado católico del recíproco comportamiento belicoso de las
confesiones. A decir verdad, el éxito de la contrarreforma fue más bien modesto, y
recuperó para la Iglesia católica sólo una parte relativamente pequeña de los
territorios que habían pasado a la reforma protestante. Para comprenderla, es
absolutamente indispensable tener presente la simbiosis entre la Iglesia y el
Estado, que se hizo aún más intensa como consecuencia de las luchas de religión;
pero también es necesario tener presentes las fronteras de la configuración
cristiana del mundo en la realidad histórica27
Por otra parte también es necesario hacer una revisión más profunda sobre el
concepto de contrarreforma y la nueva propuesta de llamar a este proceso del
mundo moderno, como confecionalización. No creo que uno sea superior a otro,
pero los términos se complementan para poder entender la relación entre el
desarrollo de las ideas religiosas con lo político, lo social, lo cultural y económico
que se vivió durante los agitados siglos XVI- XVII.
27
Ibídem, p. 12
Fuentes
Amon,
Karl.
La
contrarreforma.
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