Intoxicaciones por plaguicidas

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Uso seguro
Intoxicaciones
por plaguicidas
Los productos agroquímicos se utilizan
en todo el mundo para mejorar o
proteger los cultivos y el ganado. La
Ribera no es la excepción, más cuando
ha sido tradicionalmente una comarca
vinculada económicamente a la agricultura, especialmente al cultivo de
cítricos y también de arroz.
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La
La Ribera
Ribera Área
Área de
de Salud
Salud 10
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H
ay numerosos productos agroquímicos que se utilizan
en agricultura para el tratamiento de la cosecha.
Desde plaguicidas, destinados a destruir la plagas de
todo tipo o luchar contra ellas, a fertilizantes, que se
aplican para obtener buenos rendimientos de los cultivos.
Y también son numerosas las formas de aplicación de los
mismos. Desde aeroplanos hasta vaporizadores de autopropulsión o desde vaporizadores manuales hasta la aplicación a mano.
Las sustancias utilizadas también varían y pueden incluir polvos,
gránulos, líquidos o gases.
La seguridad y la salud en el empleo de este tipo de sustancias ha sido una preocupación constante a lo largo de los años.
Hay que tener en cuenta que algunos productos agroquímicos,
como los plaguicidas, son sumamente peligrosos para la salud de
los trabajadores y de la población en general, así como también
para el medio ambiente.
Desde que el Hospital de La Ribera abrió sus puertas en 1999,
sus especialistas han tratado numerosos casos de intoxicaciones
y afecciones relativas a un uso no adecuado de productos
químicos en la agricultura. En especial, destacan las intoxicaciones
por organofosforados (un tipo insecticida que es el más consumido en la agricultura) y por Carbamatos (insecticida similar al
anterior, el segundo en niveles de consumo).
Los especialistas del Hospital de La Ribera aseguran que los
casos de intoxicaciones por insecticidas siguen un patrón ligado al
ciclo vegetativo del naranjo principalmente, aunque también al de
algunos frutales que se cultivan en el Área (caqui o melocotonero).
El primer máximo de incidencia se relaciona con los tratamientos que se aplican en primavera para favorecer el cuajado
del fruto y tratamiento de plagas. El segundo máximo se asocia
a los tratamientos de verano. Por último, los raros casos que
aparecen durante el invierno se relacionan con tratamientos destinados a evitar el aguado de los frutos durante épocas de lluvias
prolongadas.
Además, raramente se trata de intoxicaciones por un único
tipo de insecticida, sino que generalmente, además del organofosforado (siempre presente), hay intoxicación por el “mojante”
(producto químico empleado para aumentar la superficie de
contacto entre la planta o el insecto y el producto aplicado), otros
insecticidas, sulfato de cobre, funguicidas o aceite mineral de
verano (popularmente conocido como “mayonesa”), entre otros.
A parte de las intoxicaciones producidas por insecticidas, los
especialistas del Hospital de La Ribera también detectan casos
continuos de intoxicaciones por empleo de herbicidas. En estos
casos, la problemática es mayor, puesto que a diferencia de los
insecticidas, los grupos de productos de herbicidas son mayores
y más diversos y cada uno de ellos tiene un tratamiento totalmente diferente. Asimismo, siguen un patrón estacional muy
similar al anterior. Los casos más frecuentes suelen darse con
Glifosato (sólo o asociado a MCPA), Simazina, Paraquat, Trifuralina
(se aplica incorporado al agua de riego), Linurón, Terbutrina y
Glufosinato, entre los más habituales. Todos ellos tienen una clínica
similar y el tratamiento siempre es sintomático, pues ninguno de
ellos tiene antídoto conocido.
UTILIZACIÓN SEGURA
Sin embargo y dados sus enormes beneficios, los productos
agroquímicos se pueden utilizar en condiciones de seguridad si
se adoptan las precauciones adecuadas. Para ello, hay que seguir
una serie de recomendaciones pero sobre todo, tener en cuenta
que para utilizarlos hay que poseer la formación y capacitación
necesaria y obligada por ley (carné da aplicador de productos
fitosanitarios).
Es fundamental tener siempre presente que los productos
agroquímicos producirán un efecto adverso si penetran en el
cuerpo. Las principales vías de absorción son el aparato respiratorio (inhalación), la piel (absorción cutánea) y el aparato digestivo (ingestión). Para evitar estos efectos adversos, hay que seguir
estrictas normas de actuación tanto en el almacenamiento y
mezclas de estos productos, como en su posterior aplicación y
eliminación.
Por lo que se refiere al almacenamiento y a la mezcla de estos
productos, es fundamental buscar asesoramiento (centros agrícolas) antes de elegir un producto de uso fitosanitario que se
quiera aplicar. Informarse sobre cuál es más eficaz, teniendo en
cuenta el tipo de plaga y el cultivo, y a la vez menos tóxico, y
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INTOXICACIONES POR PLAGUICIDAS
también sobre cuál es el momento más oportuno para empezar
el tratamiento. La información tiene que ser actualizada (productos
con el registro en vigor).
Los plaguicidas se deben almacenar en locales que queden
protegidos de la lluvia y el sol y que estén alejados de las viviendas.
Estos serán seguros y se deberán poder cerrar con llave; en la
puerta se colocará un cartel que avise sobre los riesgos de los
productos almacenados. Todos los plaguicidas son sustancias peligrosas, por tanto, deben estar separados de alimentos, piensos,
corrientes o depósitos de agua y fuera del alcance de los niños,
animales domésticos y personas que desconozcan su manejo.
Las sustancias deben ser almacenadas por categorías de
peligro (tóxicos, corrosivos, inflamables, etc.). Nunca deben estar
juntos los productos tóxicos y los corrosivos. Las sustancias inflamables (gasolina, gasóleo, etc.) han de guardarse en un armario
que pueda cerrarse con llave. Igualmente, hay que controlar el
buen estado de los envases (incluyendo la etiqueta) para evitar
las fugas o derrames.
Los plaguicidas han de conservarse en el envase original de
compra, de este modo siempre se sabe el producto que contienen.
Es obligatorio que los recipientes que tienen sustancias peligrosas
lleven una etiqueta en la que figure el nombre del producto, sus
efectos nocivos y las medidas de seguridad que hay que seguir al
utilizarlo.
Nunca se deben trasvasar los plaguicidas a recipientes domésticos. Esto puede dar lugar a que se confundan los productos peligrosos con otros de uso común o con alimentos o bebidas para
personas y animales. Si fuera necesario trasvasar los plaguicidas
por causas de derrames o roturas de los envases originales, hay
que especificar el nombre del producto y sus efectos nocivos en
el nuevo recipiente.
Hay que preparar las diluciones (caldos) siguiendo todas las
indicaciones del fabricante y no usar nunca productos sin etiqueta.
Realizar estas operaciones respetando las dosis y las diluciones
recomendaciones. Recuérdese que más concentración no significa mayor eficacia del producto, significa más riesgos.
Las mezclas hay que realizarse al aire libre y siempre utilizando
los equipos de protección obligatorios que se indican en la
etiqueta de cada producto. Nunca se usarán las manos para
remover las mezclas, aunque estén protegidas con guantes.
Igualmente, los instrumentos utilizados, embudos, filtros, paleta,
etc. se usarán sólo para estas tareas. Las operaciones de mezcla
y carga (en los equipos de aplicación) son de alto riesgo porque
implican el manejo de pesticidas concentrados.
Por último, hay que evitar que los productos sobrantes de los
caldos de plaguicidas contaminen el agua potable. No hay que
lavar nunca los recipientes o los aparatos fumigadores en fuentes,
arroyos o ríos.
• Los
plaguicidas se deben alma-
cenar en locales que queden protegidos de la lluvia y el sol y que estén
alejados de las viviendas.
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APLICACIÓN
En el uso de estos productos, es donde el agricultor debe
poner la máxima cautela para evitar consecuencias innecesarias.
Ninguna persona puede realizar trabajos de tratamientos de
plaguicidas si no dispone de la formación obligada por la ley o si
no tiene la suficiente información sobre este tipo de trabajos
(riesgos que implica la aplicación, la forma de hacer la tarea,
equipos de protección y primeros auxilios para casos de urgencia).
Es necesario aplicar los plaguicidas utilizando siempre los
equipos de protección individual indicados para cada uno de ellos
(unos productos son más peligrosos que otros): guantes largos
de caucho o goma, botas altas de caucho, mascarilla que proteja
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• Hay
que tener en cuenta que algunos
productos agroquímicos, como los plaguicidas, son sumamente peligrosos para la
salud de los trabajadores y de la población en general, así como también para
el medio ambiente.
la nariz y la boca de la inhalación de gases o polvo tóxico, gafas
o máscara facial que eviten las salpicaduras en los ojos y ropa de
trabajo que proteja el cuerpo del contacto con los plaguicidas.
En ningún caso, se deben aplicar los plaguicidas usando
sandalias, pantalones cortos o camisas de manga corta, ni
tampoco se usarán pañuelos que cubran la nariz y la boca como
una supuesta medida preventiva para evitar la inhalación del
plaguicida. Esta práctica supone una fuente adicional de entrada
por vía oral debido a que no evita la inhalación del producto y
favorece el contacto bucal durante la aplicación.
No se debe fumar, ni beber, ni comer mientras se están realizando fumigaciones. Al terminar el tratamiento, hay que lavarse
con abundante agua y jabón y cambiarse de ropa, a ser posible,
en el mismo lugar de trabajo. Nunca hay que hacerlo en la propia
vivienda puesto que esto implicaría trasladar el riesgo de conta-
minación a la familia del agricultor. También hay que lavar la ropa
y las protecciones personales después de cada aplicación y guardarlo todo en un lugar bien ventilado, lejos de las habitaciones. La
ropa de trabajo se ha de lavar separada de la otra ropa de la casa.
Hay que intercalar un espaldar o pieza de tela impermeable
entre la espalda y el depósito de fumigar, cuando el plaguicida
se aplique con un pulverizador de accionamiento manual.
Es fundamental verificar los equipos de aplicación de los
plaguicidas (mochilas y tanques pulverizadores) antes de empezar
a usarlos. Asegurarse de que funcionan sin escapes ni derrames
y que están calibrados para las dosis de aplicación necesarias.
No se deben soplar ni aspirar jamás con la boca las boquillas
de los aparatos de aplicación cuando se obstruyan, puesto que
existe un gran riesgo de intoxicación por contacto con la boca.
Para desatascarlas hay que utilizar un alambre o hilo de cobre.
INTOXICACIONES POR PLAGUICIDAS
• Algunos
órganos del cuerpo como el hígado, los
riñones, el cerebro o el sistema nervioso pueden ser
dañados si la exposición se prolonga durante cierto
tiempo.
• Cuando la intoxicación es aguda, el paciente puede
presentar una sensación general de enfermedad
grave repentina e inexplicada con vértigos, dolores
de cabeza, falta de coordinación, náuseas, diarrea,
Dr. Vicente Cebrián Ordóñez.
Médico de Urgencias del Hospital de La Ribera.
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sensación de debilidad o temblores.
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Es recomendable pulverizar de espaldas al viento para impedir
que la nube generada alcance al aplicador y evitar entrar en
contacto con los campos recién tratados porque son una fuente
de exposición al plaguicida. Igualmente, se debe guardar una
distancia prudencial entre los trabajadores para evitar la mutua
contaminación.
Hay que señalizar mediante carteles de “aviso de peligro” las
zonas tratadas. Igualmente, hay que impedir que el ganado entre
en estos campos.
Los trabajadores han de estar sometidos a vigilancia médica.
Los plaguicidas, además de producir intoxicaciones agudas,
pueden provocar graves trastornos y enfermedades que se manifiestan a largo plazo.
Los envases de plaguicidas que queden vacíos deben devolverse al suministrador, si es posible. Hay que tener en cuenta,
como norma general, que un envase vacío de un plaguicida es
un residuo peligroso por lo que está prohibido abandonarlo o
eliminarlo de forma incontrolada (quemarlo, enterrarlo, etc.).
son comunes tanto para las intoxicaciones por plaguicidas como
para las intoxicaciones por herbicidas. Además, hay ocasiones en
que según el producto fitrosanitario implicado, aparecen síntomas
específicos o típicos, como por ejemplo pulso lento con visión
borrosa en el caso de organofosforados y carbamatos.
Los efectos crónicos de intoxicaciones leves pero constantes
tardan más en aparecer y, a veces, es difícil asociar los síntomas
a este tipo de productos. Están descritos en estudios incluso series
de casos de aparición de tumores en relación con el empleo de
este tipo de sustancias, aunque no se ha podido establecer una
relación clara entre el empleo de estas sustancias y los tumores.
También hay productos irritantes que, en contacto con la piel,
producen picazón, urticaria o escoceduras, llegando incluso a
provocar quemaduras.
EFECTOS Y CONSECUENCIAS
Un uso inadecuado de estos productos puede producir efectos
nocivos en el cuerpo humano. Por eso, han de manipularse y
utilizarse con el debido cuidado. Es preciso evitar su inhalación,
ingestión o absorción cutánea. Si esto no se evita, se producirá
intoxicación que, dependiendo del tipo de producto y de la
cantidad, será más o menos grave.
El cuerpo humano tiene capacidad para eliminar cierta
cantidad de sustancias tóxicas mediante el aire exhalado, la orina
o los excrementos. Cuando la cantidad de sustancia tóxica absorbida supera a la que se puede eliminar, se queda acumulada en
el cuerpo y puede producir efectos a largo plazo. Algunos órganos
del cuerpo como el hígado, los riñones, el cerebro o el sistema
nervioso pueden ser dañados si la exposición se prolonga durante
cierto tiempo. Si el trabajador ya sufre otras enfermedades,
la exposición sin protección a productos agroquímicos podría
agravarlas.
Cuando la intoxicación es aguda, el paciente puede presentar
una sensación general de enfermedad grave repentina e inexplicada con vértigos, dolores de cabeza, falta de coordinación,
náuseas, diarrea, sensación de debilidad o temblores. Estos síntomas
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