Jacques Gilard: una vida dedicada a Colombia

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Ensayos
Jacques Gilard: una vida dedicada a Colombia
Fabio Rodríguez Amaya / Universidad de Bérgamo, Italia
Resumen
Se pasan en reseña comentada los principales núcleos portantes
del trabajo ensayístico y crítico dedicado a la literatura
hispanoamericana y en particular a la cultura y las letras
colombianas que a lo largo de cuarenta años dedicó el americanista
francés Jacques Gilard (Toulouse 1943-2008), profesor emérito
de Literatura Hispanoamericana la Universidad de Toulouse–
Le Mirail, director de las renombradas revistas Caravelle
(Cahiers du monde hispanique et luso-brasilien) y L’ordinaire
Latinoamericaine; director del Ipealt (Institut Pluridisciplinaire
pour les Études sur l’Amérique Latine à Toulouse) y miembro
efectivo del criccal (Centre de recherche interuniversitaire sur
les champs culturels en Amérique latine, Sorbonne NuovelleParis 3) y del cnrs (Centre national de la recherche scientifique).
Palabras clave: Jacques Gilard, Hispanoamérica, Colombia,
literatura, crítica, ensayo
Abstract
This essay reviews the principal characteristics of Jacques
Gilard’s essayistic and critical work dedicated, during a career
of forty years, to Spanish-American literature in general and to
Colombian literature and culture in particular. Gilard (1943-2008)
was born in Toulouse, France. This Americanist (he preferred
that term to ‘Colombianist’), Emeritus Professor of SpanishAmerican Literature at the University of Toulouse-Le Mirail,
edited Caravelle (Cahiers du monde hispanique et luso-brasilien)
and L’ordinaire Latinoamericaine. He directed the institute
Ipealt (Institut Pluridisciplinaire pour les Études sur l’Amérique
Latine à Toulouse). He also occupied important posts as member
of criccal (Centre de recherche interuniversitaire sur les champs
culturels en Amérique latine, Sorbonne Nuovelle-Paris 3) and of
cnrs (Centre national de la recherche scientifique).
Key words: Jacques Gilard, Spanish America, Colombia,
literature, criticism, the essay.
Durante una larga y brillante carrera universitaria
y académica como investigador y profesor de Literatura
Hispanoamericana en la Universidad de Toulouse-Le Mirail,
Jacques Gilard, el “occitano triste”, le dedicó lo mejor de su
tiempo y de sí mismo a Colombia y su historia, su política, su
arte, su música y su literatura. La relación de Gilard con nuestro
país comienza en julio de 1968, con la lectura de García Márquez
(1967). 1 Físicamente dura poco – cinco viajes entre 1975 y 19822
-- pero en otros aspectos se prolonga durante cuarenta años
exactos. Desde muy joven, alcanzó alto prestigio internacional
por sus titánicos trabajos dedicados a García Márquez, Álvaro
Cepeda Samudio, Ramón Vinyes, Marvel Moreno y en general
el “grupo de Barranquilla”. Puedo además afirmar que nunca he
visto en poder de un extranjero una biblioteca privada dedicada a
nuestro país tan maniáticamente organizada y completa como la
suya.3
El periplo crítico realizado por Gilard en cuarenta años
de trabajo por las letras continentales y nacionales es largo.
Me propongo trazar las etapas más salientes, consciente de las
dificultades de esta empresa.
Para comenzar valdría la pena fijar sus centros de interés:
la prosa (narrativa, ensayo y periodismo), la música popular, la
literatura de cordel, la historia, las revistas literarias, los estudios
culturales y el debate ideológico. Centros de interés visitados y
trabajados con cuatro herramientas principales: la crítica genética,
la teoría y el análisis del texto, la filología y, en su dosis justa, el
estructuralismo. En todo esto Gilard privilegia la investigación en
archivos, bibliotecas y hemerotecas y, curiosamente, no trabaja
poesía y teatro excepción hecha por Nancy Morejón (1979)
y José Asunción Silva (1997) de quien se ocupa como crítico,
traductor y editor.
La definición de campo halla un sentido si se toma en
consideración el carácter poliédrico y ecléctico que lo ven
autor, traductor, editor, publicista, colaborador de periódicos,
conferencista, director de revistas, organizador de congresos,
tutor de tesis doctorales y de maestría, crítico, estudioso,
director del Ipealt (Institut Pluridisciplinaire pour les Études
sur l’Amérique Latine à Toulouse), coordinador de grupos de
investigación científica y docente de literatura, además de cultor
de intereses variados como la canción popular (occitana, española
de la guerra civil, vallenato, bolero, tango y corrido), el ciclismo,
el rugby, la gastronomía, el cine y, por encima de todo, la amistad.
El trabajo de Jacques Gilard, como bien complementa lo apenas
afirmado su última y dilecta discípula Yohainna Abdala-Mesa, “se
concentró en generar caminos de lectura, en explicar su proceso
de creación y en inspirar su comprensión gracias a un minucioso
análisis ideológico y contextual” (2009).
En la base se encuentra entonces un hispanista concienzudo
– había discutido en la Universidad de Toulouse en 1964 su tesis
del título: Lope de Vega et la tradition horatienne de l’épître – que,
gracias a la lectura alucinada en 1968 de la saga de Macondo, en la
época del servicio militar, deviene americanista de primer orden
con una ‘envidiable’ formación en letras clásicas y filología, una
seria aproximación a la filosofía a lo que se suman su dominio
del latín y la práctica políglota que, aparte el occitano y el francés
como lenguas maternas, lo ven dominar el inglés, el español y el
catalán y con consistentes bases de portugués, italiano y alemán.
Con sus respectivas literaturas y sus convicciones, fue toda su
vida un socialista utópico y libertario hasta el tuétano. Es con
ese acerbo que Gilard desde 1969, año en que obtiene su primer
grado del escalafón universitario como Assistant à la Section
d’Espagnol, de la Faculté des Lettres et Sciences Humaines de
Ensayos
la Universidad de Toulouse, ingresa a la vida académica hasta
alcanzar los títulos de catedrático de primera categoría y, en fin,
de profesor emérito que le procuran, en 1999, la condecoración
con las “Palmes acádemiques” de la República Francesa, el
máximo reconocimiento en su campo.
Varios millares de páginas impresas en libros, revistas,
periódicos y diarios, otros millares más de páginas digitadas en
formato electrónico, mecanografiadas y manuscritas conforman
el legado ensayístico de Jacques Gilard. El más parsimonioso,
agudo y copioso está conformado quizás por la sistemática
redacción de más de un centenar de relativamente breves y
fulminantes reseñas-ensayo, sus infaltables Comptes Rendus
y Notes de lecture de Caravelle (a los que es indispensable
sumar las Recouvrances) con que, al modo de Borges, aparte
de configurar su ideal biblioteca personal, recuperar textos,
autores o entrevistas caídas en el olvido, se lanza en apasionadas
defensas, diatribas, alegatos o confutaciones argumentadas a fin
de descubrir talentos nuevos, abatir mistificaciones gratuitas,
desmontar hagiografías vanas o consolidar tesis expuestas en
otras sedes. Allí un lector atento halla la razón de ser del crítico
profundo, mordaz y serio que anima y sustenta todo su trabajo.
En segundo orden está la serie de los, desconocidos
públicamente e inéditos hasta hoy, Cours Magistral sur la
Littérature Hispano-Américaine que redactaba, para impartir
aula en la universidad, con un rigor poco común y en un español
sobrio y a la vez suculento, redacciones perfectas y en cierto modo
obsesivas. En ellos se halla la razón de su vasto conocimiento
de grandes argumentos transversales de las letras, la historia y
la cultura hispanoamericanas (la esclavitud, el nacimiento de
las repúblicas latinoamericanas, el modernismo, la negritud,
las vanguardias, las bananeras, el debate ideológico en los años
40, para poner algunos ejemplos) que alternaba con otros tantos
densos estudios monográficos dedicados a autores y obras de los
que considero memorables aquellos dedicados a Martí, Vallejo,
Borges, Darío, y García Márquez.
En tercer lugar se destacan unos 120 ensayos de extensión
media de veinte páginas impresas que él denomina Articles4
de corte tradicional en su forma, pero siempre innovadores y
propositivos por el hondo buceo y el deseo de superarse a sí
mismo y que, prioritariamente, le consienten actualizar el pulso
crítico así como poner al día y afinar su saber crítico.
Cuarto en orden de importancia son el casi centenar
de ensayos de una extensión media mayor respecto a los
precedentes, escritos por pedido expreso para publicar como
colaboraciones a libros colectivos o revistas especializadas y
por lo general de tema monográfico. Ampliamente reconocidos
son, por ejemplo, “García Márquez, le groupe de Barranquilla
et Faulkner” de 1976, “El grupo de Barranquilla” publicado en
la Revista Iberoamericana de Pittsburgh en 1984, el cuadernillo
con cuatro ediciones diferentes “Veinte y cuarenta años de
algo peor que la soledad” de 1988, “Le débat identitaire dans
la Colombie des années 1940 et 1950” de 1994, “La reine du
carnaval. Barranquilla 1959” de 1999, o los más recientes “Zone
bananière de Santa Marta: les planteurs de l’or vert” o “Para
desmitificar a Mito” de 2005. Otros 60 ensayos tienen su origen
en congresos, coloquios y seminario nacionales e internacionales
(algunos organizados por él).
91
A lo anterior se suman una veintena de introducciones,
prólogos y prefacios a ediciones españolas, colombianas, italianas
y francesas de obras de autores de alta significación; las varias
colaboraciones a traducciones de antologías de poesía, cuento
y ensayo; sus impecables traducciones al francés de siete libros
de García Márquez, Marvel Moreno, Cepeda Samudio, Germán
Santamaría, Plinio Apuleyo, Jorge Eliécer Pardo y la Obra
completa de José Asunción Silva; una serie de entrevistas de las
que son históricas las de Miguel Barnet y Luis Fayad, la extensa
de García Márquez publicada incluso en alemán y, de especial
significación, la de Marvel Moreno (1981), por su rareza, y la
de Álvaro Mutis (1995) por su singularidad temática. Se aprecia
en este primer gran grupo de su trabajo el amplio espectro de
temas, argumentos y autores tratados en ámbito latinoamericano
en general y colombiano en particular. Desde comienzos de los
años noventa, en la plenitud de la tercera etapa de su periplo
intelectual,5 Gilard se va concentrando cada vez con mayor ahínco
en la literatura colombiana. En práctica, en ella abre la cuarta de
manera paralela, trabajando hombro a hombro con su hija Céline,
hispanista de la Universidad de Poitiers, y dedicada a la literatura
de cordel, la literatura de bandidos con intervenciones esporádicas
pero certeras, dedicadas a temas monográficos sobre Colombia
y a argumentos de carácter literario o más general. De estos
últimos trabajos publicados, se destacan, por ejemplo, “1953: des
cyclistes colombiens en France” de 2007 o los reescritos antes de
julio 2008 “El grupo de Barranquilla «Hacer algo perdurable»” y
“El grupo de Barranquilla y el cuento” y “Orishas en Cartagena:
a propósito de Del amor y otros demonios” y “Marvel Moreno
ante París” para los libros colectivos Plumas y Pinceles I y II
(Rodríguez Amaya 2008-2009) que son resultado de un amplio
proyecto internacional de investigación instituido por las cátedras
de Literatura hispanoamericana de la Universidad de Bérgamo y
Toulouse coordinadas por Gilard y por mí.
Cierto es que los primeros quince años de trabajo del profesor
de Toulouse revelan una curiosidad y un método de trabajo
sorprendentes tanto por su variedad como por el cuadro tan vasto
de autores y nacionalidades que estudia y examina. Del Caribe al
Cono Sur, de México a Perú, de Colombia a Chile y con énfasis,
ya desde entonces, sobre el caribe insular, primero, y continental,
después, Gilard va proyectando su concepción de la literatura y
plasmando, puntada por puntada, la complejidad de la producción
del subcontinente que no es para nada un bloque monolítico sino
por el contrario de una riqueza inédita y desconocida en otras
geografías del planeta. Y ahí se ve la multiplicidad de intereses
y la recomposición de voces que no son monocordes sino, por el
contrario, polifónicas. Además no hay preclusiones ideológicas
sino una gran apertura intelectual. Tampoco se percibe una
adhesión a una u otra escuela de pensamiento, sino el esfuerzo
por producir una síntesis que resulta siendo de un eclecticismo
innovador y ejemplar.
Mas lo que descuella es una curiosidad sin límites que el
investigador francés va modelando hasta llegar a forjar un manual
muy personal y lo suficientemente singular de las letras y la
cultura hispanoamericana desde la misma Hispanoamérica, sin
caer en la trampa del colonialismo mascarado de autenticidad.
Por eso mismo, este periodo lo ve manejando, aparte la literatura
propiamente dicha, archivos, revistas, periódicos y diarios que le
permiten precisamente interpretar desde adentro aspectos que de
otra manera pasan desapercibidos para quien no es originario de
92
esas geografías. Plantea cuestiones tan delicadas como los de la
cultura independentista puertorriqueña y de la negritud cubana y
se acerca con lucidez al plurisecular conflicto subterráneo de la
cultura colombiana que no se limita al maniqueo enfrentamiento
entre liberales y conservadores, entre cachacos y costeños
sino que también se dedica a interpretar fenómenos como el
regionalismo y el universalismo, los nacionalismos literarios y
los ideologismos que saturan nuestras letras e idearios.
En este periodo se integra diligentemente al comité de
redacción de Caravelle y entra a formar parte de centros de
investigación de primer orden como el gral-cnrs (Groupe
de Recherche sur l’Amérique Latine) y el criccal (Centre de
recherche interuniversitaire sur les champs culturels en Amérique
latine) al lado de figuras de primer orden del americanismo
francés como son Georges Baudot, Jean Andreu, Christian
Giudicelli, Milagros Ezguerro, Gabriel Saad, François del Prat,
Jean Pierre Clement y Claude Fell.
Capítulo aparte es el de sus trabajos “grandes”, esos de
amplio respiro que le han valido el reconocimiento internacional
y que lo colocan en primera fila en el campo del estudio y la crítica
literaria continental en general y colombiana en particular.
Me refiero a sus trabajos centrales a saber: la tesis doctoral,
el periodismo integral de García Márquez 1981, 1982, 1983, el
periodismo juvenil y la obra de Cepeda Samudio (1985, 2005),
la obra del catalán Ramón Vinyes (1982), la revista Crónica, el
grupo de Barranquilla, la narrativa de Marvel Moreno (1997,
2001, 2008), el alegato sobre la república criolla y los debates
culturales e identitarios en Colombia de los años 1940-1960
(Rodríguez Amaya, 2009), su infatigable y acertada labor como
director de la revista Caravelle y, en fin, el repertorio de trabajos
y ensayos críticos de 1995 a 2008 entre los que adquieren un
valor significativo los dedicados a la música popular y el vallenato
(Gilard 1986, 1987, 2000, 2004).
A la tesis de estado para optar el título de Doctor en
Literatura por la Universidad de La Sorbona, Gilard dedicó
diez largos años de su vida. Inédita hasta hoy día, en su última
versión está compuesta por seis tomos encuadernados en pastas
azul celeste de aproximadamente quinientas carillas cada uno,
a los que se suman cuatro tomos de notas desechadas y la
recopilación de artículos, fotocopias y otros materiales de trabajo
preparatorio. Es, aplicando palabras empleadas en su momento
para la gran novela de Marvel Moreno En diciembre llegaban
las brisas (1987), la “biblia de Barranquilla”: allí está hasta lo
inimaginable que concentra el qué y el cómo Gilard ‘piensa’
el grupo de Barranquilla. Además, contiene todo, digresiones
y lucubraciones incluidas, lo que se puede saber sobre el papel
que artistas, escritores, poetas, intelectuales y profesionales de
la ciudad del Caribe colombiano juegan para lograr de manera
determinante el ingreso de Colombia en la modernidad en las
décadas 1940 y 1950, cuando sus integrantes eran jóvenes
intérpretes de la renovación de las artes y las letras de un país
amodorrado entre las cavernas de una cultura anquilosada, por
un lado, y herido por la cruenta violencia promovida por la
oligarquía local, por otro.
Gilard, espíritu crítico y externo al problema colombiano, sí
posee entonces la sensibilidad para realizar una lectura de toda
esa fenomenología alucinante que permea sobre los diferentes
Jacques Gilard: una vida dedicada a Colombia
aspectos que, unidos, componen el mosaico de delirio que es el
país. Y no se va por las ramas sino que se lanza a ver, observar
y elaborar datos hasta que, sin ideologismos de última hora ni
oportunismos de ningún tipo, recompone el mapa de la realidad
colombiana. Por eso mismo en sus ensayos no se encuentra un
juicio sumario del fenómeno y declara incluso que no se detiene
en la violencia porque “no es el único ni el peor de los males
que determinan la condición real de Colombia” respecto de la
modernidad. Y en esto es de una lucidez ejemplar y es lo que
determina que sea el francés más colombiano de nuestra historia
y no el “profesor cuadriculado” o el “arqueólogo de la literatura”
como han querido desprestigiarlo personajes de ‘cartelera’ del
país como Plinio Apuleyo Mendoza en primera línea.
De su jugosa tesis doctoral derivaron trabajos de suma
importancia. Recorriendo bibliotecas y archivos, entra en
contacto directo con la realidad colombiana en diferentes niveles
y encuentra (por asociación analógica, estilística y con olfato
de investigador) hasta las notas que el mismo García Márquez
ni recordaba haber escrito y que integran los cuatro volúmenes
publicados en España y que concentran todo el periodismo6 de
nuestro Premio Nobel (Gilard, 1975, 1976). Los cuatro libros con
el periodismo han sido profusamente prologados con estudios
meticulosos y documentados en que el espíritu crítico de Gilard
se afina como estilete capaz de comentar, conjeturar y discernir.
Al punto que son estudios imprescindibles y han movido a todo
tipo de estudioso a dialogar con el crítico francés y no ha ahorrado
tampoco hasta a los biógrafos del hijo del telegrafista a consultarlo
sin interrupción y obsesivamente. Este trabajo y los que siguen
dedicados a Álvaro Cepeda Samudio, Ramón Vinyes, José Félix
Fuenmayor, Jorge Artel, Julio Mario Santodomingo, Héctor Rojas
Herazo, Manuel Zapata Olivella, Marvel Moreno, Ramón Illán
Bacca hasta llegar a Julio Olaciregui y los más jóvenes le permite
acceder a todos los niveles en el mundo tan peculiar como el de la
costa caribe colombiana. En todos y cada uno de ellos el nivel de
profundidad analítica y crítica es ejemplar.
Fiel a su formación rigurosa, Gilard arranca desde la génesis
del texto y con una metódica contextualización va conduciendo
al lector a niveles de densidad irrefutable, allí donde se adentra
en el análisis textual y logra develar metáforas, imágenes,
protagonistas, motivaciones y llegar al estudio meta-textual. Sus
detractores han usado siempre armas extra literarias y bajas de
nivel para atacarlo. Lo tildan de ser, por ejemplo, “profanador de
los secretos de la poesía”. Estos críticos no comprendieron, o no
admitieron, que quien está en grado de desmontar un texto, en
sus partes más recónditas y secretas y de volver a recomponerlo,
es precisamente quien emplea los mismos métodos técnicos y
compositivos del creador del texto. Y esto lo logra Gilard sin
alardes y con una prosa diáfana sin rebuscados latinajos.
En sus viajes a Colombia grandes amistades establece
con jóvenes, escritores noveles, artistas de renombre, maestros
reconocidos y con los miembros del grupo de Barranquilla de
los que queda como constancia un epistolario envidiable más el
intercambio continuo de informaciones y publicaciones al que se
suman amistades para siempre como es la privilegiada con Tita
Manotas de Cepeda, Patricia Cepeda O’Leary, Juan B. Fernández
y toda la que en un momento definió, alguna vez, como la
“muchachada” de Barranquilla. En los últimos años se dedicó a los
textos de Álvaro Cepeda Samudio e iniciaba a preparar la edición
93
Ensayos
de su obra completa.7 Según palabras de Gilard, Cepeda Samudio
fue “el verdadero gran innovador e infatigable experimentador y
renovador de la nueva narrativa colombiana”, como escribió en
julio de 2008 en la última versión de “El grupo de Barranquilla y
el cuento”. Y así se fue, a lo largo de cuarenta años, componiendo
con tesón, lucidez e inteligencia un trabajo que no es equivocado
definir como monumental por su contribución al levantamiento
de elementos, coordenadas y mapas para reconocer la literatura
de un país tan complejo y misterioso como Colombia, en facetas
como las de la cultura y sus expresiones artísticas. Precisamente
porque es a partir de los textos literarios y periodísticos que
Gilard, por metódico y sagaz, iba abriendo compuertas para el
conocimiento denso, el buceo en profundidad y la ilación con la
historia, la cultura popular y la retórica del país. Eso precisamente
lo llevó, por ejemplo, a pensar, discernir y escribir que en 1962,
en el cuento “Los funerales de la mamá grande”, estaba toda la
literatura de García Márquez. (Gilard 1988).
Lo que sucede es que Gilard desmonta mitos, abate
mistificaciones, monta debates, define pasiones y entre éstas
la mayor es ese amor por Colombia que pronto lo llevarían al
desengaño y a la desilusión. Por eso mismo nunca más quiso
regresar a nuestro país: por lo que llamaba “la ingratitud de tus
paisanos y ese afán de hablar y hablar y prometer y no cumplir” no
obstante mantuviera inalterados muchos de sus afectos y siempre
estuviese con el ojo avizor en el afán de descubrir novedades, de
aclarar criterios, de definir posiciones.
Todo el trabajo dedicado al grupo de Barranquilla justificaría
su acción como americanista. Mas no contento se adentró por
otros caminos y dedicó a Marvel Moreno8 sus mejores momentos
desde 1975 hasta la muerte de la escritora en junio de 1995 y
lo mejor de sus capacidades para establecer una colaboración
como pocas y una complicidad aún más rara para preservar la
obra de la gran escritora barranquillera de la que fue su lector,
crítico, albacea, editor y traductor al francés. Preparó la edición
de la Obra completa de Moreno, con ayuda mía y de la autora.
Pero de los tres volúmenes planeados, sólo apareció el primero.
Amargado por esta experiencia, Gilard se ‘ocultó’ al igual que
Marvel Moreno triste de no haber sido editada, distribuida y
conocida por sus compatriotas.
Mientras trabajábamos incesantemente en la obra de Marvel
Moreno, Gilard por pedido mío se propuso, una vez jubilado,
montar su biblioteca en una casa de campo en Launac, el pueblo
de sus ancestros por generaciones, y sentarse a revisar su tesis
doctoral de la que yo me comprometí a ser su editor (véase
Rodríguez Amaya, 2008-2009). Mientras tanto preparaba los
materiales sobre la literatura de pliegos y cordel para publicar en
México un libro que dejó bien adelantado con nuestros amigos
comunes Enrique Flores de la unam y Carlos Valbuena de la
Universidad Central de Venezuela. A esto se sumaban cantidades
de proyectos que nos ligaron durante veintisiete años consecutivos
de constante camaradería y colaboración permanente.
En ese camino nunca desfalleció ni perdió lucidez o
capacidad de actualización crítica, metodológica y teórica. Claro
está, sus posiciones se iban asentando. Sus juicios se hacían más
severos. Su ironía se acentuaba al ver desde su perspectiva la
incontenible y desenfrenada carrera oportunista de muchos de
quienes él defendió o promovió en su hora. Y sin embargo no
había resentimiento ni rencores. Sólo había el deseo de cumplir a
cabalidad con su proyecto, de llegar a destinación.
Ese mismo espíritu caracterizó otra de sus empresas ‘grandes’
como fue la pesquisa de casi veinte años en el afán de recuperar
Crónica, definida por él junto con Crítica de Jorge Zalamea, las
“mejores revistas literarias de todos los tiempos en Colombia, sin
desconocer la importancia y el valor, como tampoco los límites
de Mito de Gaitán Durán”. Pero lo de Crónica Gilard no lo vio en
vida y ha significado otro atropello contra su labor.
En estas páginas, he hablado no sólo de Gilard sino también
de mi relación con él, una relación tanto humana como profesional
de casi treinta años de amistad profunda y de colaboración
continua. Las convergencias y experiencias comunes durante
estos años determinaron que se firmara un acuerdo entre las
respectivas cátedras de nuestras universidades con resultados
como el de varios coloquios realizados y los libros dedicados a
Marvel Moreno, a Borges, y a otros.
Por eso mismo cedo estas últimas líneas a tres personas
– Nancy Morejón, Álvaro Medina, y Oscar Collazos – cuyas
calidades personales, profesionales y artísticas avalan mis
posiciones. Las tres son citaciones extraídas de la sección Portraits
del número 93, diciembre de 2009, de la revista Caravelle en
homenaje a Gilard. La poeta cubana Nancy Morejón afirma:
Me siento en el deber de fijar ahora mismo una
característica de la obra de Gilard como crítico literario,
traductor y editor. Formado en las más puras tradiciones
del hispanismo y de la filología de la segunda mitad del
siglo XX, fue un alarbardero, un noble explorador de
las expresiones literarias latinoamericanas. […] Era un
ser humano que se entregaba de todo corazón en sus
filiaciones, elecciones y creencias. Fue un cosmopolita,
un selvático. Un investigador, un hombre del futuro.
Gilard creyó en la originalidad de sus apuestas
americanas y por ellas combatió como un guerrillero de
Los Andes (229-230).
El escritor y crítico de arte barranquillero Álvaro Medina escribe:
Sin la labor de Jacques aún estaríamos debatiendo en
torno a esos temas basándonos en conjeturas ligadas a
la tradición oral. Una de sus últimas contribuciones, la
referida a la revista Mito, es una prueba fehaciente de
su ardiente fascinación por el rigor. Al emprender la
desmitificación de Mito, Gilard no estaba contra Mito
sino contra la manera como la revista de Gaitán Durán ha
sido evaluada por panegiristas dados a ‘la hipérbole, mal
endémico de la intelectualidad colombiana’, actitud que
según él había desembocado en afirmaciones que riñen
‘con la elemental verdad de los textos, de los hechos y de
las fechas’. Se trata de un texto que deben leer todos los
colombianos interesados en analizar los fenómenos de la
producción cultural del país.
Su trabajo implicó corregir, aclarar, desmentir y sobre
todo recordar. ¿Recordar qué? Que la revista bogotana
fue el producto de una inquietud que tuvo antecedentes
literarios y políticos en actividades realizadas años
antes por Hernando Téllez, Eduardo Zalamea Borda,
Jorge Zalamea, Héctor Rojas Herazo, Álvaro Mutis
y los miembros del Grupo de Barranquilla. No hay
que extenderse al respecto, porque el mayor aporte del
franchute que detestaba el frío de los improvisadores ha
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Jacques Gilard: una vida dedicada a Colombia
sido el de poner sobre el tapete, en su artículo, un hecho tan
significativo como fue la celebración en 1949 del Congreso
de Intelectuales Nuevos, realizado cuando ya se había
desatado la violencia política concebida por la extrema
derecha como el preludio de la Colombia falangista que
vislumbraba el entonces candidato a presidente Laureano
Gómez, reconocido mentor intelectual de las capillas
álvarouribistas de la hora actual.
¿Quién antes de Jacques Gilard había acometido el
estudio de este acontecimiento cultural y político? En lo
que me concierne debo reconocer que lo ignoramos todos
los autores del catálogo Arte y violencia en Colombia
desde 1948 (Museo de Arte Moderno de Bogotá, 1999),
en el que tuve la responsabilidad de reunir y editar
estudios sobre el tema de la violencia política en la
novela, la poesía, el cuento, el teatro, el cine y las artes
en general. A manera de reconocimiento por el trabajo
monumental que nos ha dejado Jacques Gilard, me parece
oportuno y decente admitir humildemente que hay una
gran diferencia entre un investigador de talla como él y
nosotros, los aún aprendices que aspiramos buenamente a
serlo. (234-235).
Y concluyo transcribiendo este fulminante pensamiento de
Oscar Collazos, uno de los primeros escritores colombianos de
que se ocupó el “occitano triste”:
Sé que vamos a coincidir en el reconocimiento a su labor
investigativa: la literatura colombiana de la segunda
mitad del siglo XX le debe el rigor de sus trabajos y la
pasión que puso en cada uno de ellos. Con una actitud
parecida, con el corazón interpuesto en algo que supera
la actividad académica, son grandes las gratificaciones y
mucho más grandes las decepciones. Me temo que, en los
últimos años, Jacques luchaba por sobreponerse a algunas
decepciones.
Sólo quiero ser justo en la evocación del amigo. Pero esto
no basta para pagar la inmensa deuda que contrajimos con
él varias generaciones de escritores colombianos. (237).
Notará el lector que no he querido tocar la figura que desde
el punto de vista humano representa un ser de sus calidades y
cualidades, pues eso me hubiese llevado a ‘pensar en Gilard’ y
no a ‘pensar’ Jacques Gilard y su vida dedicada a la literatura
hispanoamericana y a la colombiana en especial. Esa es otra
historia y habrá modo de pensarla por escrito en memoria de un
amigo, de un maestro, de un ser irremplazable con quien nuestro
país sigue en deuda y a quien, aquí en estas páginas, se le rinde
homenaje por su entera vida dedicada con pasión y rigor a la
literatura, la cultura, la música y las artes de Colombia: el país
adoptivo de Gilard y mi país natal, que hoy más que nunca me
duele en el exilio.
Notas
De 1971 es su primer texto en absoluto sobre literatura colombiana García Márquez (1971, 57-85) y es el segundo dedicado a la literatura
hispanoamericana publicado a pocos meses de distancia después de: Barnet (1971, 123-131).
1
En 1965 había conocido a Alejo Carpentier, en Toulouse, y fue oportuno pues su obra estaba en el programa para la Agrégation
d’Espagnol, que obtuvo ese mismo año con el futuro escritor Xavier Orville originario de las Antillas Francesas. Sin embargo sus viajes
a América Latina los realizará años después y son los siguientes:
2
Cuba en agosto de 1970 y durante el verano de 1972. Encontró, entre muchos a Wifredo Lam y a Nicolás Guillén y estableció una
profunda amistad con Miguel Barnet y Nancy Morejón. Estuvo vigilado por la seguridad del estado por sus encuentros con escritores
disidentes y fue expulsado de la isla. No hay que olvidar que Gilard fue un convencido socialista utópico hasta el final de sus días.
Puerto Rico en octubre de 1977, invitado por los independentistas al Symposium (dedicado al intelectual puertorriqueño que vivió
exiliado en Toulouse) Ramón Emeterio Betances, realizado en la Casa Nacional de la Cultura de San Juan. Sobre este autor escribió:
Betances (1976, 42-58), (s.f., 67-81), (1980, 47-56), (1998, 199-204). En Puerto Rico estuvo constantemente vigilado por la policía local,
la cia lo declaró persona non grata y, también allí, fue expulsado de la isla.
Colombia en 1975 (del 10 de julio al 20 de agosto); en 1978 (del 25 de Julio al 14 de septiembre, con un regreso tardío a causa del dengue
que contrajo); en 1980 (del 20 de julio al 20 de agosto); en 1981 (todo febrero) y, el último, en 1982 (del 24 de junio al 20 de agosto). En
1975, vio Cartagena y otros lugares de la costa Caribe Colombiana. Fue testigo de un combate que implicaba indios Guajiros. En 1978,
en Bogotá, era asiduo de la Alianza Francesa y del diario El Espectador.
Con fecha 10 de febrero de 2009, el Consejo del Departamento de Scienze dei Linguaggi della Comunicazione e degli Studi Culturali
de la Universidad de Bérgamo (Italia), aprobó a la unanimidad el proyecto bienal de investigación (en curso) coordinado por quien
escribe y financiado por el miur (Ministerio de la Instrucción, la Universidad y la Investigación Científica) del título: “América Latina y
Colombia en la obra ensayística de Jacques Gilard”. Gracias a la generosa amistad de su esposa Hélène y de sus tres hijos Céline, Laurent
y Delphine (hispanistas los tres por demás) estoy trabajando en la biblioteca privada realizando la revisión y catalogación de la misma y
el “descubrimiento” de una ingente cantidad de apuntes, manuscritos y epistolarios inéditos así como de archivos en papel y en soporte
informático.
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El rastreo se hace difícil pues el mismo Gilard no actualizaba ni sus hojas de vida, ni la lista de sus publicaciones y hasta ahora no he
podido completar los necesarios e indispensables cotejos.
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Ensayos
La primera es la del descubrimiento de la literatura continental 1968-1975; la segunda el periodo grupo de Barranquilla/García Márquez/
Cepeda Samudio/Ramón Vinyes; tercera la época Marvel Moreno, 1975-1997 (que se prolonga hasta 2002); la cuarta, 1998-2008 que
concentra los estudios sobre corridos, pliegos y argumentos monográficos dedicados a Colombia, además de sus estudios históricos sobre
Occitania y el comienzo de la reescritura de su tesis doctoral.
5
6
En diferentes momentos aparte los ya indicados de los cuatro tomos de Bruguera.
Esta edición, prevista para el otoño de 2012, la estoy trabajando actualmente, sobre los textos fijados por Gilard, para la colección CRLAArchivos UNESCO-Universidad de Poitiers.
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Aparte “El muñeco” (Eco, Bogotá, 112 (1969) 418-423 y Magazín Dominical de El Espectador, Bogotá, 19 de octubre de 1969) y
“Oriane, tía Oriane” (Eco, Bogotá, 176 (1975) 172-182 y Magazín Dominical de El Espectador, Bogotá, 7 de julio (1975) 14-17. Gilard
fue el primero en publicar la mayoría de los cuentos de la escritora barranquillera.
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Obras citadas
Abdala-Mesa, Yohainna, “Ideario de un encuentro vital: Jacques Gilard y Marvel Moreno”, Ed. Fabio Rodríguez Amaya. Caravelle,
Toulouse, n° 93(2009), (pp. 87-113).
Cepeda Samudio, Álvaro. En el margen de la ruta. Comp. e Int. de J.Gilard. Bogotá: Ed. Oveja Negra, 1985.
---. Todos estábamos a la espera. Ed. crítica de J. Gilard. Madrid: Cooperación Editorial, 2005. (Colección Popular, n° 13).
García Márquez, Gabriel. Obra periodística. Vol. 1. Textos costeños. Comp. e Int. de J Gilard. Barcelona: Bruguera, 1981.
---. Obra periodística. Vols 2 & 3. Entre cachacos. Comp. e Int. de J Gilard. Barcelona: Bruguera, 1982.
---. Obra periodística. Vol. 4. De Europa y América. Comp. e Int. de J Gilard. Barcelona: Ed. Bruguera, 1983, Serie reeditada cinco veces:
Bogotá: Ed. Oveja Negra, 1984; Buenos Aires: Sudamericana, 1987; Madrid: Mondadori, 1992; Buenos Aires: Sudamericana,
1993; Madrid: Mondadori, 1999; sexta reedición, Madrid: Mondadori, 2003.
---. Versiones italianas: Gabriel García Márquez, Ed. de J. Gilard, Scritti costieri, Milán: Mondadori, 1997, “Prefacio. Cronología”
de J. Gilard; Gabriel García Márquez, Ed. de J. Gilard, Gente di Bogotá, 1954-1955, Milán: Mondadori, 1999 “Introduzione.
Cronologia” de J. Gilard; Gabriel García Márquez, Ed. de J. Gilard, Dall’Europa e dall’América, 1955-1960, Milán: Mondadori,
2001 “Prefacio y Cronología” de J. Gilard.
Gilard. Jacques. “Dice Ifá y otros poemas, de Miguel Barnet: rite et poésie”. Caravelle, Toulouse, 16 (1971)123-131.
---. “La mala hora, de García Márquez: l’écrivain et la politique”. Caravelle, Toulouse, 17 (1971)57-85.
---. “La obra periodística de García Márquez (1948-1949)”. Eco, Bogotá, 179 (1975)525-534.
---. “La obra periodística de García Márquez (1950-1952)”. Eco, Bogotá, 182 (1975)168-198.
---.”La obra periodística de García Márquez, 1954-1956)”, Revista de crítica literaria latinoamericana, Lima, 4 (1976)151-176.
---. “Betances en Toulouse” Sin Nombre, San Juan de Puerto Rico, 6.4 (1976)42-58.
---. “La obra poética de Nancy Morejón: un despertar de la negritude”, en: Cuba: les étapes d’une libération, Toulouse, Centre d’Etudes
Cubaines / Université de Toulouse-Le Mirail (1979)319-335.
---. “Grisolles: un pueblo francés en la vida de Betances”. Sin Nombre, San Juan de Puerto Rico, 9.4 (s.f.)67-81.
---. “García Márquez y Septimus”. El café literario, Bogotá, 7 (1979)19-21.
---. “García Márquez: lo costeño y lo universal”. Suplemento del Caribe, Barranquilla, 61.26-X (1980)1-2; 62.2-XI (1980)6-7; 64.16-XI
(1980)1-2; 65.23-XI (1980)4-5 y 8.
---. “García Márquez y el oficio de escritor: una definición temprana”. Eco, Bogotá, 231 (1981)327. (Recuperación y presentación de
«Ceremonia inicial», de Gabriel García Márquez).
---. “García Márquez y el cine: dos notas tardías”. El café literario, Bogotá, 20 (1981)40-42.
---. “García Márquez crítico de cine”. Trailer, Cali, 6 (1981)5-35.
---. “Betances en vísperas de la intervención norteamericana : dos documentos olvidados”. Sin Nombre, San Juan de Puerto Rico, 9.1
(1980)47-56.
---. “Algo tan feo en la vida de una señora bien: Entrevista con Marvel Moreno”, Magazín Dominical de El Espectador, Bogotá, 8 de
noviembre (1981)4-5.
---. “Musique populaire et identité nationale. Aspects d’un débat colombien, 1940-1950,” America. Cahiers du Criccal 1 (1986)185-96.
---. “Emergence et récupération d’une contre-culture dans la Colombie contemporaine,” Caravelle 46(1986)109-21. [“Surgimiento y
recuperación de una contra-cultura en el Colombia contemporánea”, Huellas (1986)41-46].
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Jacques Gilard: una vida dedicada a Colombia
---. “Vallenato: ¿Cuál tradición narrativa?” Huellas 19 (1987)60-68.
---. “¿Crescencio o don Toba? Fausses questions et vraies réponses sur le vallenato,” Caravelle 48 (1987)69-80.
---. Veinte y cuarenta años de algo peor que la soledad. Rumbos, Neuchâtel, 1988. (Reeditado por Editorial Nueva Época, Bogotá, 1988.)
---. (en colaboración con James Durnerin)”Avril 1898 : une interview de Betances”, Caravelle, Toulouse, 70 (1998)199-204.
---. “Du nationalisme littéraire : une polémique colombienne (1941)” en América, Cahiers du Criccal, 21 (1998), París, Presses de la
Sorbonne Nouvelle, Paris III (237-244)y “Colombie, années 40: de la frustration à l’imagination” inédito, me fue enviado por J.
Gilard en 2002 por correo electrónico en un archivo digital titulado “Zalamea”.
---. “Le Vallenato: Tradition, identité et pouvoir en Colombie” en : Musiques et sociétés en Amérique Latine. Ed. Gérard Borras. Rennes:
Presses Universitaires de Rennes, 2000, págs. 81-92.
---. “Entretien avec Alvaro Mutis”. Caravelle, Toulouse, 64 (1995)179-192. (Versión francesa, con introducción argumentada y anotada, en
Transversales, Álvaro Mutis, 1 (1999)35-61. Versión italiana, introducción argumentada y anotada en: Quaderni del Dipartimento
di Lingue e Letterature Neolatine, Ed. Fabio Rodríguez Amaya. Universidad de Bérgamo, 2001, págs. 255-277.
---. “Literatura colombiana, 1940. Un texto precursor de Brugés Carmona”, Caravelle, 82 (2004)225-50.
Moreno, Marvel. Cuentos completes. Eds. Jacques Gilard y Fabio Rodríguez Amaya. Bogotá: Norma, 2001. (Col. La Otra Orilla).
---. La obra de Marvel Moreno. – Actas del coloquio internacional de Toulouse. 3-5 de Abril de 1997. Eds. Jacques Gilard & Fabio
Rodríguez Amaya. Universidad de Toulouse-Le Mirail- Universidad de Bérgamo, Viareggio, Ed. Mauro Baroni, 1997.
Rodríguez Amaya, Fabio. Plumas y Pinceles II. El “grupo de Barranquilla: Gabriel García Márquez, un maestro. Marvel Moreno, un
epígon. Bérgamo: Bérgamo University Press / Sestante Edizioni, 2008.
---. Plumas y pinceles I. La experiencia artística y literaria del grupo de Barranquilla en el Caribe colombiano al promediar del siglo XX.
Ed. Fabio Rodríguez Amaya. Bérgamo, Bérgamo University Press / Sestante Edizioni, 2009.
---. “Homenaje a Jacques Gilard” y “Jacques Gilard y el alegato sobre la República criolla”, Caravelle, Toulouse, Homenaje a Jacques
Gilard. Ed. Fabio Rodríguez Amaya. 93 (2009)9-18 y 87-114 respectivamente.
Silva, José Asunción. Oeuvres. Ed. J. Gilard. Paris, Stock/CNRS/Unesco/Allca XX, 1997.
Vinyes, Ramón. Selección de textos 1 & 2. Comp. e Int. de J. Gilard. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura. (Col. Autores Nacionales,
núms. 53 & 54). (Int. de J. Gilard, 1 (1982)9-101.
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