UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE PSICOLOGÍA-XALAPA IDENTIFICACIÓN DE DEPRESIÓN EN PACIENTES DIAGNOSTICADOS CON ESQUIZOFRENIA TESIS Presenta: Blanca Patricia Pérez Luna Directora: Martha B. Avilés Esquivel Xalapa, Ver. Enero de 2006. AGRADECIMIENTOS A la maestra Martha B. Avilés Esquivel, por aceptar, la dirección de mi trabajo recepcional, aún sin conocernos. A la maestra Ma. Ernestina Herrera, por la buena disposición que siempre tiene para compartir sus conocimientos y asesorar a sus alumnos, más por gusto que por deber. A la maestra Ludivina Sánchez, que también sin conocernos, acepto participar como lectora de esta investigación. Al doctor Rodrigo Morales G., que ajeno a toda responsabilidad con la Universidad y con este trabajo, aconsejo y apoyo para la realización del mismo. Por su buena disposición y el tiempo que siempre dedicó, gracias Doc. 3 DEDICATORIAS Por que has sido el amigo fiel, el compañero leal y me has permitido llegar hasta aquí, en el tiempo justo, gracias Dios. A las personas que viven en mi corazón: A ti Papá; por tu apoyo incondicional, por quien has sido para nuestra familia, y por lo que eres para mi, gracias. A ti Mamá; por tu paciencia, tu dedicación, porque eres tierra firme para nosotros, gracias. A Cony, Esme, Alberto, Ara y Migue, porque son una bendición y una alegría para mi vida. A dos personas extraordinarias, que son fuente de aprendizaje y fortaleza y por quienes mi corazón tiene gratitud: Don Fede y Tom. A los buenos amigos, que hicieron dichosa mi estancia en la escuela y que me brindaron apoyo y amistad. Especialmente a quienes estuvieron desde el principio y aún permanecen: Rosy, Fabiola, Mayra, Zayra, Isa y Héctor. 4 RESUMEN La presente investigación, se llevo a cabo con el objetivo de identificar, si pacientes diagnosticados con esquizofrenia, sufren al mismo tiempo síntomas depresivos, posiblemente no identificados, por las características mismas de la esquizofrenia; que sin embargo, pudiesen alterar de forma negativa el curso del trastorno principal, y afectar en general la vida del paciente. Los participantes fueron pacientes internados en el hospital de salud mental de Xalapa, Ver. Que cumplieron entre otros criterios, con el de diagnóstico de esquizofrenia. Se aplicó una escala (escala Calgary), que evalúa, aspectos característicos de la depresión, como: desesperanza, culpa patológica, despertar precoz, autodepreciación, suicidio, entre otros y se calificó, para su posterior análisis. Se realizó además, una prueba de correlación entre las variables evaluadas en la escala y el puntaje total; se encontraron correlaciones significativas importantes. Como es el caso del sentimiento de culpa, con variables como el suicidio y la autodepreciación. 5 ÍNDICE AGRADECIMIENTOS……………………………………………………… DEDICATORIAS……………………………………………………………… RESUMEN…………………………………………………………………….. ÍNDICE…………………………………………………………………………. ÍNDICE DE GRÁFICAS………………………………………………………. ÍNDICE DE TABLAS………………………………………………………….. ii iii iv v vii vii INTRODUCCIÓN……………………………………………………………… Planteamiento del problema…………………………………………………….. Hipótesis………………………………………………………………………… Objetivos………………………………………………………………………... Variables………………………………………………………………………... 8 12 14 14 15 CAPÍTULO I. ESQUIZOFRENIA Antecedentes del concepto de esquizofrenia………………………………. 16 Definición del concepto de esquizofrenia………………………………….. 18 Características de la esquizofrenia…………………………........................ 19 Pensamiento desorganizado……………………………………………. 22 Lenguaje desorganizado………………………………………………... 23 Ideas delirantes…………………………………………………………. 24 Las alucinaciones……………………………………………………….. 25 EL comportamiento gravemente desorganizado……………………….. 26 Aplanamiento afectivo…………………………………......................... 27 Subtipos de esquizofrenia…………………………………………………... 28 Tipo paranoide………………………………………………………….. 29 Tipo desorganizado……………………………………………………... 30 Tipo catatónico…………………………………………………………. 31 Tipo indiferenciado…………………………………………………….. 32 Tipo residual……………………………………………………………. 32 Origen de la esquizofrenia…………………………………………………... 33 El diagnóstico de esquizofrenia……………………………………………... 37 Inicio, curso y pronóstico de la esquizofrenia………………………………. 39 El tratamiento de la esquizofrenia…………………………………………... 43 Rehabilitación psiquiátrica…………………………………………….. 46 El papel de la familia en la rehabilitación……………………………... 48 CAPÍTULO II DEPRESIÓN Definición y características de la depresión………………………………… Origen de la depresión……………………………………………………… Tipos de depresión………………………………………………………….. El trastorno depresivo mayor…………………………………………. El trastorno distímico…………………………………………………. Curso de los estados depresivos……………………………………............. Depresión en el paciente esquizofrénico........................................................ Depresión postpsicótica……………………………………………………. 52 54 55 56 58 59 61 62 6 54 55 CAPÍTULO III. ESTRATEGIA METODOLÓGICA………………………...... 63 RESULTADOS………………………………………………………………… 66 DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES……………………………………………. 75 BIBLIOGRAFIA………………………………………………………………. 79 ANEXOS Anexo I…………………………………………………………………………. 82 Anexo II…………………………………………………………….…………. . 83 Anexo III……………………………………………………………………….. 84 ÍNDICE DE GRÁFICAS Grafica No. 1. Distribución por sexo…………………………………..……....... 66 Grafica No. 2. Distribución por escolaridad………………………………….......67 Grafica No. 3. Distribución por ocupación…………………………………....... 67 Grafica No. 4. Distribución por estado civil…………………………………..... 68 Grafica No. 5. Distribución por religión……………………………………........ 68 Grafica No. 6. Distribución por lugar de residencia…………………………...... 69 Grafica No. 7. Distribución por diagnóstico…………………………….............. 69 Grafica No. 8. Puntuación de cada pacientes en la escala de Calgary. …….........70 Grafica No. 9. Puntuación por apartados en la escala de Calgary………..............72 ÍNDICE DE TABLAS Tabla No1. Análisis por apartados de la escala de depresión de Calgary……...... 72 Tabla No. 2. Correlación de las variables de depresión de Calgary…………....... 74 7 INTRODUCCIÓN La esquizofrenia es una de las enfermedades mentales que mayores estragos causan a la persona que la padece; afecta el pensamiento, la conducta, la afectividad, las relaciones sociales, etc. Y afecta además a un número importante de personas en el mundo (aproximadamente al 1% de la población mundial). Debido a que, es un trastorno con múltiples manifestaciones clínicas y con etiologías posibles distintas, autores como De la Fuente (1997) y Goldman, (1996) coinciden en referirse a ella, no como a una enfermedad única, sino como un grupo heterogéneo de trastornos mentales de causa incierta con cuadros clínicos similares. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su cuarta edición (DSM-IV), señala que, los síntomas característicos de la esquizofrenia, implican un abanico de disfunciones cognoscitivas y emocionales que comprenden la percepción, el pensamiento referencial, el lenguaje y la comunicación, la organización comportamental, la afectividad, la fluidez y productividad del pensamiento y el habla, la capacidad hedónica, la voluntad, la motivación y la atención. Tales síntomas, acompañados por una marcada disfunción social o laboral. Ante tal panorama, no es de extrañar que el paciente esquizofrénico frecuentemente presente depresión. La depresión se considera el más común de los trastornos mentales, tanto en consulta externa y salas de los hospitales, como en la consulta privada (la OMS, estima que afecta a aproximadamente un millón de personas en el mundo). Y es por si misma un trastorno incapacitante, debido a sus síntomas: aflicción, desesperanza, falta de energía, de interés y de 8 motivación; sentimientos de culpa, dificultad para prestar atención y concentrarse, alteraciones en la alimentación y el sueño, sólo por mencionar algunos. El contacto directo y la convivencia con pacientes psiquiátricos, específicamente con aquellos diagnosticados con esquizofrenia, permite verificar toda la sintomatología que en ellos se hace presente; básicamente la sintomatología negativa: aplanamiento afectivo, pobreza en el pensamiento y el lenguaje, apatía, anhedonia, reducción de la vida social, etc. Sin embargo, permite reconocer también que no toda la sintomatología es producto de dicho trastorno, sino que se hacen presentes en este mismo paciente síntomas que no se justifican por las características mismas de la esquizofrenia y cuyo origen es distinto; pero que están afectando no solo la evolución del trastorno principal, sino la vida en general del paciente. Nos encontramos entonces, frente a un cuadro de comorbilidad. Esta relación entre esquizofrenia y depresión, ha sido señalada en estudios recientes, como el realizado por Apiquian, Fresàn, y Ulloa (2001), que reflejan que, a pesar de que generalmente se han estudiado como entidades patológicas diferentes e incluso excluyentes, frecuentemente se presentan asociadas. Puede suceder que la depresión permanezca oculta y que como señala De la Fuente (1997) esté enmascarada o no identificada; sin embargo, un examen cuidadoso del estado afectivo, quizá permita descubrir síntomas depresivos atenuados o borrosos como desesperanza, desinterés, fatiga, sentimientos de culpa y de inferioridad, pesimismo, cambios en el humor, pérdida de apetito y peso, tendencia a preocuparse exageradamente por problemas pequeños, etcétera. 9 Entonces, cuando un paciente diagnosticado con esquizofrenia, solicita ayuda o requiere tratamiento, puede parecer común que presente síntomas como aislamiento, preocupación, ensimismamiento, evitación social, etc., que como es bien sabido, son síntomas característicos del trastorno que padece; sin embargo, es necesario ser cauteloso e indagar si tal paciente presenta síntomas que se deben no a las características mismas de la esquizofrenia, sino a la posible presencia de un cuadro depresivo asociado. La identificación de síntomas depresivos en pacientes esquizofrénicos, tiene gran importancia ya que, como revelan estudios como el realizado por Apiquian y colaboradores (2001), la depresión incrementa el riesgo de recaídas y se encuentra asociada a una pobre respuesta al tratamiento farmacológico, así como a mayor cronicidad y deterioro funcional en pacientes diagnosticados con esquizofrenia. No identificar la presencia de depresión en estos pacientes, los pone en riesgo, además de que al ignorarlos se ofrece una visión reducida de lo que ese paciente realmente sufre y necesita. La incomprensión de la persona y de su trastorno en su totalidad daría pie a que se corriera el riesgo de que el tratamiento pudiera no ser el adecuado o estar incompleto; además, si de por sí el tratamiento y la rehabilitación son difíciles en cada uno de los trastornos por separado, la complejidad aumenta cuando ambas se presentan en cuadros comórbidos. La concepción de ambos trastornos, no como excluyentes uno de otro, sino como alteraciones que conviven, facilita la detección oportuna de síntomas depresivos en pacientes esquizofrénicos, aunque esto, a su vez, representa un gran reto para quienes trabajan con este tipo trastornos, quienes los padecen, quienes los ayudan y en general todos los involucrados. 10 La importancia de este estudio, radica en el señalamiento respecto a la posibilidad de que pacientes psiquiátricos diagnosticados con esquizofrenia, presenten también síntomas depresivos que tienen consecuencias negativas en el curso, en el tratamiento y rehabilitación de estos pacientes y de que tales síntomas de depresión pasen desapercibidos o se confunden con los síntomas característicos de la esquizofrenia. Sugiere además, que una enfermedad mental no se presenta como una entidad fácilmente identificable y excluyente de otras, sino que, en una misma persona pueden presentarse síntomas pertenecientes a diversas y diferentes categorías diagnósticas y todas afectan a quien las padece, por ello deben ser consideradas y valoradas. De ser cierto que el paciente esquizofrénico sufre además síntomas depresivos, su abordaje terapéutico debiera reconsiderarse, pues de ser ignorados tales síntomas, la comprensión, el tratamiento y rehabilitación estarán incompletos tanto como la ayuda que se les brinda. El presente trabajo surge de la necesidad de identificar esta coexistencia de trastornos pues ello pudiera incrementar los efectos de la esquizofrenia, intervenir negativamente en su tratamiento, influir en las recaídas y, de manera global, afectar la vida del paciente. Algunas de las limitaciones que se presentaron a lo largo del estudio fueron: la escasa bibliografía en la que la depresión y la esquizofrenia son relacionadas; la población con quien se llevó a cabo que fue muy pequeña, de apenas 10 pacientes con importantes diferencias y que la población no se comparó con algún grupo control, sólo por mencionar las más importantes; sin embargo, el presente estudio tiene también alcances importantes ya que brinda una visión del paciente esquizofrénico, como una persona que sufre posiblemente 11 síntomas de otro trastorno que están interfiriendo además en el curso del trastorno principal y de su vida en general. Aunque los resultados son válidos únicamente para la población investigada, el panorama que muestran sugiere que esta situación puede estar presente en otras poblaciones e invita a realizar investigaciones similares. El presente trabajo se apoya en un marco teórico, que refleja la problemática a tratar y la manera en la que es abordada, explica las variables investigadas: la esquizofrenia y la depresión y presenta los resultados de una escala aplicada (escala Calgary de depresión) para identificar si realmente el paciente esquizofrénico se deprime. Finalmente se presenta una correlación entre los síntomas que abarca la escala Calgary y las conclusiones de la investigación. La bibliografía que da sustento teórico a la misma y los anexos con los instrumentos utilizados. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA La esquizofrenia afecta a un número importante de personas en el mundo. Aunque tradicionalmente se ha considerado más presente en los varones, actualmente se sabe que afecta por igual a ambos sexos y que el riesgo de padecerla se presenta dentro de un amplio rango de edad. La esquizofrenia interfiere radicalmente en la vida de la persona que la padece. Ya sea que se presente a edad temprana o en edad adulta, marcará la forma de vida del sujeto, pues afecta casi todas las áreas: interfiere en los pensamientos, las percepciones, el lenguaje, la conducta, la forma de relacionarse con el mundo, etc. Por lo tanto, por sí misma constituye un sufrimiento para quien la padece, aún sin considerar que estos pacientes al igual que 12 cualquier persona, están expuestos a situaciones desencadenantes de un trastorno en el estado de ánimo. La depresión por su parte, se considera el más común de los trastornos psiquiátricos, tanto en consulta externa, como en las salas de hospitales generales y en la consulta privada. Se le ha considerado más frecuente en mujeres que en hombres, en una proporción estimada de dos a tres veces más en las mujeres. Es un trastorno que interfiere en la vida de la persona en la que se hace presente. Aunque en diferente grado, afecta en las actividades cotidianas, en la capacidad de disfrutar, de relacionarse con los demás y consigo mismo, etc., y que puede tener graves consecuencias, ya que presenta una tasa de mortalidad relativamente alta. Estamos entonces frente a dos trastornos diferentes en algunas características, pero similares en otras. La esquizofrenia, considerada más de varones que de mujeres y la depresión por el contrario, más presente en las mujeres. Ambos trastornos, afectan la vida en general de las personas, incapacitándolas. ¿es posible pensar en la presencia de ambos trastornos en un mismo paciente?. Cuando se establece un diagnóstico de esquizofrenia, se da por hecho la presencia de síntomas negativos característicos del trastorno, como son aplanamiento afectivo, pérdida de motivación, de energía y de sentimientos de placer, aislamiento, etc., y se trata al paciente de acuerdo a estas características; pero es posible que el paciente experimente también síntomas depresivos tales como pérdida de la capacidad para experimentar placer, aflicción, desesperanza, falta de motivación y de interés, sentimientos de culpa, angustia, etc., y es posible que dada la similitud de estos síntomas con lo de la esquizofrenia, pasen 13 desapercibidos y no sean tratados, haciendo más difícil la situación del paciente esquizofrénico. Es posible entonces que sólo se trate la esquizofrenia como trastorno principal, pero que haya un trastorno comórbido no identificado ni atacado, pero que está interfiriendo negativamente en el curso mismo de la esquizofrenia y haciendo más grave la situación para la persona, como por ejemplo propiciando recaídas, hospitalizaciones de mayor duración e incluso riesgo de suicidio, a pesar de que, por las características de la esquizofrenia, el paciente pudiera parecer indiferente a su estado. De la necesidad de establecer si en realidad la depresión, se hacen presente en el paciente esquizofrénico y de las consecuencias que esto conlleva, surge la siguiente pregunta de investigación. ¿Pacientes diagnosticados con esquizofrenia, presentan depresión? HIPÓTESIS Hipótesis de trabajo (Ht1). El paciente diagnosticado con esquizofrenia presenta depresión. OBJETIVOS Objetivo general: identificar si el paciente diagnosticado con esquizofrenia presenta depresión. Objetivos específicos: Identificar, mediante una escala de depresión, si pacientes diagnosticados con esquizofrenia, presentan depresión. 14 Identificar, de qué manera la depresión influye en el desarrollo de la esquizofrenia. Diferenciar los síntomas depresivos de la sintomatología negativa, característica de la esquizofrenia. VARIABLES Esquizofrenia: definida como el grupo de trastornos psicóticos que se caracterizan por perturbaciones marcadas de pensamiento, emoción y conducta, tales como pensamiento desordenado donde no se relacionan con lógica las ideas; incapacidades de percepción y atención; perturbaciones extravagantes de la actividad motora y afectividad aplanada o inapropiada (Davison y Neale, 2000). Depresión: entendida como el desorden afectivo y funcional del estado de ánimo que afecta en forma global la personalidad. Es una alteración de la capacidad para captar, sentir y manifestar sentimientos (Bastide, 1981). 15 CAPÍTULO I ESQUIZOFRENIA ANTECEDENTES DEL CONCEPTO DE ESQUIZOFRENIA Goldman (1996) señala que las descripciones de una enfermedad compatible con el concepto de esquizofrenia se remontan al año 1400 a. C.; sin embargo, no fue hasta 1896, que el psiquiatra alemán Emil Kraepelin, introdujo el término “demencia precoz”, en un intento por clasificar todas las psicosis descritas anteriormente, Según esté autor, Kraepelin, unificó así las descripciones hechas por Kahlbaum en 1868 (catatonía), Hecker en 1870 (hebefrenia), Sander 1868 (cuadros paraniodes) y Morel en 1860 (demencia precoz). Pancheri (1987) explica que Kraepelin al realizar observaciones entre los pacientes no orgánicos internados, distinguió dos grupos de acuerdo con la diferente presentación, evolución y destino de la enfermedad. Los pacientes del primer grupo se caracterizaban porque enfermaban por primera vez entre 30 y 40 años y la enfermedad se manifestaba por episodios que generalmente duraban algunos meses; entre un episodio y otro el paciente se reestablecía normalmente para después recaer y presentar nuevamente los síntomas del episodio anterior o síntomas con características contrarias. A este primer trastorno Kraepelin lo denominó como psicosis o locura “maniacodepresiva” pues los diversos episodios se caracterizaban por una sucesión de fases depresivas y de excitación o por una alternancia de ambas fases. El segundo grupo se caracterizaba por un inicio más temprano de la enfermedad (aproximadamente 20 años), una lenta evolución progresiva que concluía en un cuadro de destrucción total de la personalidad, parecido al demencial. En estos pacientes, eran raros los síntomas de tipo depresivo, prevaleciendo generalmente síntomas como 16 discordancia, catatonía, disociación y delirios. Dado que el cuadro demencial se presentaba a largo término y su inicio en edad temprana, Kraepelin lo llamó “demencia precoz”. Según Pancheri (1981), fue hasta 1911 que Bleuler, psiquiatra suizo, retomó el problema de la demencia precoz descrita por Kraepelin y agregó que este síndrome no estaba necesariamente caracterizado por una evolución demencial; sino por la presencia de un trastorno fundamental, constituido por la disociación de la personalidad. Lo que se verifica en estos pacientes, es la escisión del pensamiento, la afectividad, la voluntad y la motricidad, y de ellos derivan los comportamientos extraños y absurdos que presentan; por tanto, en ese mismo año Bleuler acuñó a este trastorno con el nombre de esquizofrenia en vez de demencia precoz y describe cuatro formas clínicas para este trastorno: hebefrénica, catatónica, paranoide y simple. Para Ricon y Segni (1991), con la introducción del vocablo esquizofrenia, Bleuler cambió el concepto de demencia como trastorno irreversible, haciendo énfasis en el bloqueo afectivo que produce desconexión del paciente con su medio. Goldman (1996), señala que para Bleuler eran centrales cuatro procesos psicológicos en la esquizofrenia: 1. Autismo: volcarse hacia adentro, lejos del mundo 2. Ambivalencia: presentar al mismo tiempo dos sentimientos fuertes pero opuestos. 3. Perturbaciones básicas en el afecto. 4. Perturbaciones básicas en las asociaciones 17 DEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE ESQUIZOFRENIA Etimológicamente la palabra esquizofrenia, como señala Garnica (1998), se forma de las raíces griegas esquizos = dividido y frenos = mente o inteligencia. Fue el psiquiatra suizo Eugen Bleuler quien en 1911, en su obra titulada Dementia praecox ou groupe des Schizophrenes, utilizoó por primera vez este término derivado del griego y traducido literalmente como “espíritu desgarrado o escindido” (citado por Broustra, 1979), o en palabras de Goldman (1996) una “escisión de la mente”, haciendo así referencia a una de las principales características de este trastorno, la disociación. Tratar de definir la esquizofrenia, no es tarea fácil, pues como señala Lemos (1995), la ausencia de agentes causales precisos, solo permite definirlo en función del conjunto de síntomas que al parecer lo configuran, pero que dejan confusión en el diagnóstico, tratamiento y pronóstico. No existe un solo síntoma que haya sido encontrado en la esquizofrenia; sin embargo, se han establecido un conjunto de síntomas o desordenes conductuales que pueden organizarse en perturbaciones de distintas áreas: pensamiento, percepción, atención, conducta motora, afectividad o emoción y funcionamiento general de la vida. Quizá sea por ello, que como señalan Davison y Neale (2000), los pacientes esquizofrénicos difieren entre sí en mayor medida que los enfermos con otros trastornos, pues en la esquizofrenia “no hay un síntoma esencial” que deba estar presente. Revisemos algunos intentos de definción. Para Goldman (1996), la esquizofrenia revela una perturbación mental grave y prolongada, manifestada por alteraciones en el pensamiento, el lenguaje y la conducta que 18 generalmente se acompaña de síntomas como alucinaciones, delirios, conducta extraña y funcionamiento general deteriorado. Garnica (1998), hace referencia a la esquizofrenia como una psicosis. Entendiendo psicosis como una enfermedad en la cual se experimentan sensaciones extrañas, ideas no comunes, alteraciones en la percepción y pérdida de la prueba de realidad (la realidad no ayuda a corregir las manifestaciones antes mencionadas). En la esquizofrenia, el lenguaje está dividido, a menudo es incongruente, las ideas son fragmentadas, lo que dificulta la comunicación del paciente con otras personas, incluso con otros enfermos. La persona que la padece, frecuentemente es hospitalizada debido a la presencia de crisis agudas con síntomas muy intensos; sin embargo, tiene periodos de control en los que persisten únicamente algunas dificultades para la vida diaria, pudiendo desarrollar actividades satisfactorias y productivas. Aún después de revisar estas definiciones, se sabe que no abarcan por completo la complejidad de la enfermedad, pero permiten un acercamiento a lo que este tipo de pacientes vive y a las alteraciones que generan en cada área de su vida, sin los agravantes de un trastorno que le acompañe. CARACTERÍSTICAS DE LA ESQUIZOFRENIA Es posible describir las características esenciales de la esquizofrenia desde diferentes puntos de vista. Para Minkowski (1989), la perturbación esencial en este trastorno, está constituida por la pérdida de contacto vital con la realidad, de donde derivan, las perturbaciones de la ideación, la afectividad y de la voluntad. 19 Broustra (1979), menciona que para Bleuler la esquizofrenia se constituía por dos perturbaciones básicas: la disociación y el autismo. La disociación se manifestaba básicamente en el discurso, en el cual las asociaciones verbales perdían su finalidad lógica, eran sorprendentes y extrañas, además de que podía presentarse una detención repentina en el discurso sin terminar una frase y después ser continuado con otro pero con un contenido y sentido distinto, sin que la persona que la sufre se de cuenta de tal dificultad. La disociación se observa también en la vida afectiva, la persona se alegra ante circunstancias o recuerdos tristes o parece totalmente indiferente frente a acontecimientos que suponen dolor o gozo; puede mostrarse ambivalente, manifestando al mismo tiempo sentimientos opuestos: amor y odio, temor y deseo, orgullo y desprecio. Los gestos son extraños, se ríe a veces de manera insólita con una risa fuera de lugar. La actividad es brusca, impulsiva o por el contrario, resistente a cualquier tipo de incitación. Según Broustra (1979), el autismo se descubre por una separación de la realidad y por introducir en ella un parte imaginativa; así como por disminuir al mínimo el contacto con el exterior y crearse un mundo privado. Además de la disociación y el autismo, se presentan trastornos accesorios que son episodios o exacerbaciones en el curso de un proceso crónico y que generalmente motivan la hospitalización; ejemplo de ello, las alucinaciones. Bleuler advirtió que todos los síntomas pueden darse a partir de lo normal y que los casos ligeros, esquizofrénicos latentes, son mucho más numerosos que los manifiestos. Por su parte, De la Fuente (1997), señala que los síntomas característicos que sustentan el diagnóstico de esquizofrenia hoy día, generalmente se presentan durante los primeros años de juventud y conducen frecuentemente al deterioro de quien la padece. Las principales 20 alteraciones se dan en las esferas cognoscitiva, sensoperceptiva y afectiva, así como en la relación con el mundo externo y el sentimiento de individualidad; mientras que áreas como la inteligencia, la memoria, la orientación, el lenguaje y el sistema motor, generalmente conservan adecuadamente sus funciones. Mientras que para el DSM-IV, las características esenciales de la esquizofrenia son una mezcla de signos y síntomas peculiares. Tales síntomas pueden dividirse en dos amplias categorías: los positivos y los negativos como lo sugieren Sarason y colaboradores (1996) y Sue y colaboradores (1999). A continuación se presenta esta clasificación. Síntomas positivos: son aquellos que parecen reflejar un exceso o distorsión de las funciones normales, incluyen alteración o trastornos del pensamiento (ideas delirantes), de la percepción (alucinaciones), del lenguaje y de la comunicación (lenguaje desorganizado); conductas motoras extrañas y desorganización comportamental (comportamiento gravemente desorganizado o catatónico). Estos síntomas incluyen dos dimensiones: la psicótica, que implica ideas delirantes y alucinaciones, y la dimensión de desorganización, que incluye el comportamiento y el lenguaje desorganizados. Los síntomas positivos están presentes por lo menos durante la fase activa o aguda del trastorno y suponen una mejor respuesta al tratamiento, por lo que, con éste tienden a desaparecer. Los pacientes con sintomatología positiva predominante, generalmente son clasificados como tipo I. Síntomas negativos: suponen una carencia o disminución de las funciones normales, incluyen empobrecimiento de la vida emocional y su expresión (aplanamiento afectivo), pobreza en la productividad del pensamiento y la fluidez del lenguaje 21 (alogia), pérdida de los sentimientos de placer (anhedonia), pérdida de la motivación, apatía y del inicio del comportamiento dirigido a un objetivo (abulia). Ocasionan el retiro del contacto social. Estos síntomas pueden estar presentes durante la etapa aguda y también antes y después de ésta. Son asociados con funcionamiento social premórbido inferior y un pronóstico peor. Los individuos que tienen síntomas negativos a menudo son clasificados como tipo II. Con mayor frecuencia se identificar antecedentes familiares de la enfermedad, en este tipo. De acuerdo con el DSM-IV, es difícil evaluar los síntomas negativos, pues ocurren en continuidad con la normalidad, son inespecíficos y pueden ser debidos a algunos de los siguientes factores: ser consecuencia de los síntomas positivos: por ejemplo, el aislamiento social o el lenguaje empobrecido pueden ser consecuencia de un síntoma positivo y no se considerarían entonces como negativos. Por efectos secundarios de la medicación: para distinguirlos, se considera la gravedad de los síntomas negativos y la naturaleza y el tipo de medicamentos. Deberse a un trastorno del estado de ánimo. Por tanto, la persistencia en un período de tiempo considerable, posiblemente sea la mejor prueba para el establecimiento de los síntomas negativos. A continuación señalamos de manera más detallada las principales características de la esquizofrenia: Pensamiento Desorganizado. Según el DSM-IV, el pensamiento desorganizado es la característica simple más importante de la esquizofrenia, considerado como un trastorno formal del pensamiento o una pérdida en las asociaciones. De la Fuente 22 (1997), señala que el pensamiento se encuentra alterado en su contenido y en su forma, siendo esenciales las ideas delirantes y que tales trastornos son lo que permiten diagnosticar ésta enfermedad. Las asociaciones se dañan y la persona cambia de un tema a otro no relacionado, sin percatarse siquiera de ello. Las conexiones lógicas entre los pensamientos y las ideas dirigidas a una meta se pierden y las conexiones se vuelven tangenciales. El pensamiento se torna pobre, su pobreza se expresa en la vaguedad, además es demasiado abstracto o concreto, es repetitivo o estereotipado, y es posible la presencia de interrupciones repentinas. El trastorno del pensamiento es difícil de establecer y sólo es posible inferirlo mediante el lenguaje desorganizado y por la presencia de ideas delirantes. Lenguaje Desorganizado. De acuerdo con el DSM-IV, El lenguaje puede presentar diversas formas de desorganización en la esquizofrenia; la persona puede perder el hilo, saltar de un tema a otro (pérdida de las asociaciones), dar una respuesta que no tiene relación con la pregunta planteada (tangencialidad); y, si la desorganización es grave, el lenguaje puede ser casi incomprensible. De la Fuente (1997), menciona también la perseveración de frases o ideas, la repetición de palabras (escolalia), utilización de neologismos, repetición sin sentido de una misma palabra o frase y la inhibición del lenguaje (mutismo); así como la utilización de contenidos simbólicos dentro del discurso. A tal grado, que según éste autor, el lenguaje es usado más como un medio de expresión que de comunicación. Se debe ser muy cuidadoso al identificar criterios del lenguaje desorganizado, para no confundirlos con trastornos leves del habla, que son frecuentes fuera de la esquizofrenia. 23 Ideas delirantes. El DSM-IV las define como creencias erróneas que implican generalmente una mala interpretación de las percepciones o las experiencias. Mientras que para Sue y colaboradores (1999), son creencias personales falsas, que a pesar de ser ilógicas o desmentidas por evidencias son sostenidas consistentemente y que difieren en intensidad y consecuencias en quienes las padecen. Según estas ideas generalmente son múltiples, fragmentadas, y absurdas, inicialmente revelan un cambio en el pensamiento y una certeza absoluta para la persona, quien ya no puede corregirlas por medio de la razón. Las ideas delirantes incluyen distintos temas, De la Fuente (1997) y el DSM-IV, coinciden al señalar que las de persecución son las más comunes, la persona cree que otros conspiran para hacerle daño, que está siendo seguida, molestada, engañada, espiada, o ridiculizada. También son comunes las ideas de delirantes de referencia o autorreferencia, en ellos la persona atribuye a algunos sucesos un significado personal, puede creer que algo que ve o escucha está dirigido a ella, incluso si lo ha visto o escuchado en medios de comunicación como la radio, la televisión o los periódicos, puede atribuir igual significado a gestos u comentarios. En los delirios de grandeza, la persona cree que es famosa o poderosa. Un delirio que se presenta en casi todos los enfermos en algún momento es el de control, se puede pensar que la mente está siendo controlada por fuerzas externas misteriosas, que tratan de influir en él, que manipulan incluso su cuerpo y sus actos; este tipo de delirio puede acompañarse de otros como el sentimiento de difusión de su pensamiento de modo que otros pueden oírlo y la inserción o el robo de pensamientos. Otros delirios que pueden presentarse son los somáticos y los religiosos. Sue y colaboradores (1999), 24 señalan un tipo raro de delirio, llamado síndrome de Capgrans, que consiste en estar convencido de la existencia de dobles idénticos. El DSM-IV, señala la necesidad de diferenciar una idea delirante de una idea sostenida, ello depende del grado de convicción con la que se mantiene la creencia, a pesar de las claras evidencias que la contradicen. Se consideran delirantes, las ideas que se califican como claramente improbables e incomprensibles y que no derivan de experiencias comunes de la vida. Para este sistema de clasificación, si las ideas delirantes son extrañas, son suficientes para satisfacer uno de los criterios para el diagnóstico de esquizofrenia. Las alucinaciones. Consideradas percepciones sensoriales o experiencias sin estimulo externo. Sergún el DSM-IV, son los trastornos más comunes en el área de la sensopercepción y pueden ocurrir en cualquier modalidad sensorial (auditivas, visuales, olfativas, gustativas y táctiles), siendo las auditivas las más habituales y características de la esquizofrenia. Tanto el DSM-IV, como Broustra (1979), y De la Fuente (1997), coinciden en que las alucinaciones auditivas son las más comunes, se experimentan generalmente como voces, ya sea conocidas o extrañas, percibidas como reales y distintas de los propios pensamientos. Generalmente son varias y discuten acerca del paciente en tercera persona, frecuentes son peyorativas o amenazantes, aparecen insultándolo, ordenándole o comentando sobre su conducta. No son discursos estructurados, se trata de palabras repetidas sin cesar o de frases cortas. La persona percibe un clima de complot, teme ser agredido e incluso asesinado, de ahí la posible reacción de violencia contra el entorno. Existen otro tipo de alucinaciones, como las visuales, que son menos comunes y tienen generalmente 25 un contenido terrorífico. Las cenestésicas, que son percepciones extrañas de cambio en el cuerpo. El DSM-IV advierte que pueden ocurrir alucinaciones mientras se concilia el sueño (hipnagógicas) o al despertar (hipnopómpicas) y que éstas son consideradas como normales También en ciertas culturas, o religiones, puede haber cierto tipo de alucinaciones auditivas, que no se considerarían anormales, como escuchar que lo llaman. Otra alteración de la percepción, son las ilusiones, consideradas por De la Fuente (1997), como percepciones alteradas de los estímulos; es decir, los objetos o el estímulo existen, pero pueden aparecer con alteraciones en el tamaño, el color o la forma. El comportamiento gravemente desorganizado. Según el DSM-IV, este comportamiento incluye desde tonterías infantiles, hasta una fuerte agitación. Afecta en la realización de actividades cotidianas, la persona puede presentarse exageradamente despeinado, vestir de una inusual o incoherente con el clima, mostrar un comportamiento sexual inapropiado, como masturbarse en público; o presentar conductas inmotivadas e impulsivas como gritar o insultar. Se observan además, problemas en el comportamiento dirigido a un fin. La presencia de pocos episodios de inquietud, ira o comportamiento agitado no se consideran propiamente síntomas de esquizofrenia, especialmente si existe una razón que los justifique. Este tipo de comportamiento, debe diferenciarse del carente de sentido y del motivado por ideas delirantes. 26 Es posible también, la presencia de comportamientos motores catatónicos, que incluyen una disminución en la respuesta al entorno, caracterizada por: estupor catatónico: que es el grado extremo de falta de atención. Rigidez catatónica: consiste en mantener una postura rígida y resistirse a ser movido. Negativismo catatónico: tendencia a no cooperar, resistencia activa a las órdenes o los intentos de ser movido. Posturas catatónicas: asumir posturas inapropiadas o extrañas. Agitación catatónica: actividad motora excesiva sin propósito ni estímulo que lo provoque. Los síntomas catatónicos no son exclusivos de la esquizofrenia, pueden presentarse en otros trastornos como los del estado de ánimo con síntomas catatónicos, en enfermedades médicas y en los trastornos del movimiento inducidos por medicamentos. Aplanamiento afectivo. Es un síntoma frecuente, especialmente en la esquizofrenia crónica. De la Fuente (1997), lo define como una reducción severa en la intensidad de la emoción expresada. Dicho autor y el DSM-IV, agregan que se caracteriza por indiferencia, voz monótona, inmovilidad y falta de respuesta en la expresión facial, contacto visual pobre y reducción del lenguaje corporal. Aún cuando en ocasiones el sujeto puede sonreír, la mayoría del tiempo su expresividad emocional esta claramente disminuida. La presencia de este síntoma tiene mal pronóstico en la evolución de la enfermedad. El aplanamiento afectivo, es distinto a la anhedonia, otro síntoma común en la esquizofrenia, que hace referencia a la incapacidad de experimentar emociones placenteras, donde el sujeto percibe sólo vacío, aunado a un sentimiento de que entre él y los demás hay una distancia insuperable. Otro síntoma común de la 27 esquizofrenia, es la disociación entre el afecto y el contenido de las ideas o del lenguaje. Entre las características de este trastorno De la Fuente (1997), agrega las alteraciones en el funcionamiento del ego. Según este autor, el ego es el instrumento de relación con la realidad y en la esquizofrenia se encuentra dañado, de ahí los sentimientos de irrealidad, despersonalización y confusión de la imagen corporal. La adaptación a la realidad generalmente está severamente alterada como consecuencia de los delirios, las alucinaciones, el miedo y la erupción de sentimientos agresivos. Es en los pacientes crónicos donde la adaptación puede verse más afectada, puede incapacitar totalmente o no interferir demaciado, sin embargo, las relaciones con los demás están siempre trastornadas. Para este autor las defensas psicológicas utilizadas por la persona con esquizofrenia son primitivas: proyección, introyección y negación, omnipotencia y devaluación. En base a sus diferentes características, la esquizofrenia, puede clasificarse en subtipos para su mejor comprensión. Otros síntomas son, el mal control de impulsos, ya sean agresivos o sexuales, que sorprenden constantemente al paciente, junto a emociones no usuales como éxtasis religioso y sentimiento de desintegración corporal o de unidad con el universo. Otro síntoma es la ecopraxia, que consiste en imitar los movimientos y gestos de otra persona. SUBTIPOS DE ESQUIZOFRENIA La esquizofrenia se manifiesta de diversas formas y es posible clasificarla tomando en cuenta aspectos como la sintomatología predominante, la cronicidad y el pronóstico. De acuerdo con el DSM-IV, cuando se diagnóstica un subtipo de este trastorno, debe 28 considerarse el cuadro clínico que motivo la evaluación o el ingreso más recientes (y que puede cambiar con el tiempo). Aunque, no es rara la presencia de síntomas que son característicos de más de un subtipo, se considera la sintomatología predominante en el momento de la evaluación. Según este sistema de clasificación, se asignan: el tipo catatónico siempre y cuando haya síntomas catatónicos muy marcados; el tipo desorganizado cuando, además de ser patente una afectividad aplanada o inapropiada, predomina un lenguaje y comportamiento desorganizados; el paranoide, si predomina una preocupación causada por ideas delirantes o se presentan alucinaciones; el tipo indiferenciado, si predominan síntomas de la fase activa que no cumplen los criterios para los tipos catatónico, desorganizado y paraniode y por último el tipo residual, si hay alteraciones continuamente pero sin alcanzar criterios para considerarse fase activa. De estos subtipos, el paranoide y el desorganizado tienden a ser los de menor y mayor gravedad respectivamente. Asignar un subtipo de esquizofrenia, tiene implicaciones en el pronóstico y la terapéutica del trastorno. Tipo Paranoide. De la Fuente (1997) y el DSM-IV coinciden en señalar que la característica esencial en este tipo de esquizofrenia consiste en la presencia de claras ideas delirantes estables y sistematizadas, que pueden acompañarse de alucinaciones; mientras que síntomas como el lenguaje desorganizado, la afectividad aplanada y el comportamiento catatónico o desorganizado no son muy marcados, por tanto, la afectividad no se halla tan perturbada y la capacidad cognoscitiva esta relativamente bien conservada. Las ideas delirantes comúnmente son de persecución o de grandeza pero pueden ser también de celos, de somatización o metamorfosis corporal y religiosa. Suelen estar organizadas en torno a un tema coherente y su contenido esta relacionado con las alucinaciones. Es probable el acompañamiento de otros síntomas 29 como ansiedad, ira retraimiento y tendencia a discutir, así como la presencia de un aire de superioridad y condescendencia y pomposidad, falta de naturalidad o excitación en las interacciones interpersonales. La peligrosidad del contenido persecutorio radica en que predisponer a la persona al comportamiento suicida, mientras que la combinación de las ideas delirantes de persecución y de grandeza con las reacciones de ira puede predisponerle a la violencia. En este tipo de esquizofrenia, el inicio tiende a ser más tardío que en otros y las características distintivas pueden ser más estables en el tiempo, Además las personas que la padecen muestran un deterioro mínimo o nulo en las pruebas neuropsicológicas y en tests cognitivos. Los criterios según el DSM-IV, para establecer este subtipo son: 1) preocupación por una o más ideas delirantes o alucinaciones auditivas frecuentes y 2) que no se presente lenguaje desorganizado, comportamiento catatónico o desorganizado, ni afectividad aplanada o inapropiada. Este subtipo, es el que tiene mejor pronóstico entre otras cosas, en lo que respecta a la actividad laboral y a la capacidad para llevar una vida independiente. Tipo desorganizado. También conocido como tipo hebefrénico, De la Fuente (1997) y el DSM-IV mencionan que se caracteriza por marcadas alteraciones en la esfera afectiva; afecto aplanado o inapropiado y expresado frecuentemente con risas tontas que no tienen clara conexión con el discurso. También son característicos el lenguaje y el comportamiento desorganizados; la conducta es irresponsable e impredecible; puede haber muecas, manierismos, frases reiterativas, travesuras, falta de orientación hacia un objetivo, dificultad para realizar actividades diarias como asearse, vestirse, cocinar, etc. El lenguaje es incoherente; si hay ideas delirantes y 30 alucinaciones, son fragmentadas y no están organizadas en torno a un tema coherente. Este tipo del trastorno, inicia más tempranamente que los otros y generalmente está asociado a una personalidad premórbida, empobrecida, tímida y solitaria, a un curso continuo sin remisiones significativas y a un mal pronóstico. Los criterios que el DSM-IV señala para el tipo desorganizado son: 1) lenguaje desorganizado, 2) comportamiento desorganizado 3) afectividad aplanada o inapropiada y no cumplir criterios para el tipo catatónico. Tipo catatónico. De acuerdo con De la Fuente (1997), se caracteriza por manifestaciones psicomotoras que van desde la hiperquinesia o actividad motora excesiva hasta el estupor o inmovilidad, la persona puede obedecer automáticamente o mostrarse negativo al extremo de adoptar y mantener una postura rígida en contra de cualquier intento de ser movido o por resistencia a todas las órdenes que se den. Pueden presentarse manierismos y actitudes forzadas sostenidas por largo tiempo; permanecer mutista o excitado (excitación que puede ser muy violenta y requerir una cuidadosa supervisión para evitar que se cause daño a sí mismo o a otras personas). La ecolalia y la ecopraxia son comunes en esta forma de esquizofrenia. Para diagnosticar este subtipo, el DSM-IV señala. además de cumplir con los criterios para la esquizofrenia: 1) Inmovilidad, 2) actividad motora excesiva, que aparentemente carece de propósito y no está influida por estímulos externos; 3) negativismo extremo (resistencia a todas las órdenes o mantenimiento de una postura rígida en contra de los intentos de ser movido) o mutismo, 4) peculiaridades del movimiento voluntario (adopción posturas raras o inapropiadas), movimientos estereotipados, manierismos marcados o muecas llamativas y 5) ecolalia o 31 ecopraxia. Según De la Fuente (1997), la prevalencia de este subtipo, parece haber disminuido en los últimos años. Tipo indiferenciado. En este tipo, se cumplen los criterios para la esquizofrenia, pero no para alguno de los tipos mencionados (paranoide, desorganizado o catatónico). Por lo que su diagnóstico se realiza excluyendo los anteriores. Tipo residual. De la Fuente (1997), lo describe como estados residuales generalmente crónicos, en los que aparecen fragmentos sintomáticos de una esquizofrenia ya desaparecida: huellas de trastornos en el pensamiento, cambios afectivos importantes, delirios y alucinaciones, cuya presentación es esquizofreniforme. El DSM-IV agrega la utilización de este tipo cuando ha habido al menos un episodio de esquizofrenia, pero en el cuadro clínico actual no es patente la existencia de síntomas psicóticos positivos como ideas delirantes, alucinaciones, comportamiento o lenguaje desorganizados. Hay manifestaciones continuas de síntomas negativos como afectividad aplanada, pobreza del lenguaje o abulia, etc., o dos o más síntomas positivos atenuados como comportamiento excéntrico, lenguaje levemente desorganizado o creencias raras). Si existen ideas delirantes o alucinaciones, no son muy marcadas ni se acompañan de una carga afectiva fuerte. Este tipo puede persistir durante muchos años, con o sin exacerbaciones agudas. Su curso puede ser limitado en el tiempo y representar una transición entre un episodio florido y la remisión completa. Para su diagnóstico se considera: 1) ausencia de ideas delirantes, alucinaciones, lenguaje desorganizado y comportamiento catatónico o gravemente desorganizado y 2) manifestaciones continuas de la alteración, como la 32 presencia de síntomas negativos o de dos o más o de dos o más síntomas positivos presentes de una forma atenuada. ORIGEN DE LA ESQUIZOFRENIA Se desconoce cual es el origen de la esquizofrenia. Garnica (1998), señala que a pesar de que algunos psiquiatras pensaban que la predisposición a sufrir esquizofrenia se heredada; actualmente solo se sabe con certeza que lo que se hereda es una susceptibilidad tal que si se dan las condiciones restantes, la enfermedad se presenta. Las condiciones que pueden favorecer su aparición, son los factores biológicos, familiares y sociales de tensión y exigencia que no pueden ser manejados por la persona. Belloch, Sandín y Ramos (1995), también afirman que este trastorno surge por la interacción de múltiples factores causales, siendo necesaria una combinación de factores genéticos y factores ambientales. Para ellos, la hipótesis de trabajo más probable en relación con la esquizofrenia, es que no es una enfermedad única, con un origen único; sino que, en ella conviven un grupo heterogéneo de trastornos, que pueden ser etiológicamente diversos, pero comparten algunas características comunes. Belloch, Sandín, y Ramos (1995), al igual que De la Fuente (997), señalan con certeza, que la esquizofrenia es una enfermedad familiar. Estudios genéticos y datos epidemiológicos confirman que esta enfermedad, es más común entre los miembros de las familias de personas esquizofrénicas que entre parientes de personas no esquizofrénicas y la proximidad en el grado de parentesco con el sujeto esquizofrénico incrementa el riesgo, al igual que el número de familiares afectados, la severidad de los cuadros y la edad a la que inician. Los estudios en gemelos indican que aproximadamente la mitad de los monocigóticos son 33 concordantes para esquizofrenia mientras que en gemelos dicigóticos, la concordancia es similar a la que ocurre entre hermanos no gemelos. También los estudios de hijos esquizofrénicos dados en adopción, revelan que hay influencia genética; pues hay una mayor incidencia en estos niños, que en los hijos de padres normales, adoptados en hogares similares. Sin embargo, tales estudios familiares no establecen las bases genéticas de la esquizofrenia; ni excluyen los factores ambientales. De la Fuente (1997), cita otro tipo de estudios que han revelado datos importantes acerca de esta enfermedad. Como los realizados acerca del temperamento y carácter, mediante los cuales se sabe, que antes de desarrollar la enfermedad, la persona es generalmente aislada, tímida, excéntrica y suspicaz o excesivamente complaciente y obediente. Estudios bioquímicos, que mantienen vigente la hipótesis de que ciertos sistemas dopaminérgicos centrales pueden estar sobreactivados en la esquizofrenia; además, la diferenciación entre síntomas positivos y negativos, ha llevado a proponer que la esquizofrenia tipo I, sería por la hiperactividad del sistema dopaminérgico, y el tipo II dependería de la pérdida celular, lo cual explicaría la mejor respuesta a los medicamentos antipsicoticos en el tipo I. Los estudios neuropatológicos que han mostrado pérdida de neuronas y alteraciones en su distribución en los lóbulos frontal y temporal y en las estructuras límbicas, como el hipocampo y la amígdala. El estudio de imágenes del cerebro, que ha permitido descubrir alteraciones en el procesamiento de la información y en la corteza frontal y por ultimó, estudios electrofisiológicos que sugieren deficiencias en los procesos de atención. Aunque existen varías teorías que intentan explicar el origen de este trastorno, un modelo que nos parece interesante e integrador de las teorías biologiscistas y psicológicas es el modelo de vulnerabilidad, el cual de acuerdo con Lemus (1995), representa un cambio de 34 paradigma y hace variar los clásicos puntos de vista sobre la esquizofrenia (criterios sintomáticos, curso clínico y pronóstico). Está basado en el modelo de la diátesis-estrés o modelo de vulnerabilidad, propuesto por Zubin y colaboradores y nace como una solución de compromiso entre las posiciones psicologicistas y biologiscistas sobre la etiología de la esquizofrenia, y como un intento de integrar los hallazgos sobre la naturaleza episódica del trastorno. Para este modelo la esquizofrenia se presenta en una persona vulnerable, la crisis temporal de la enfermedad se considera provocada por un estresor de origen exógeno y endógeno pues, la vulnerabilidad no es causa suficiente para la aparición de un episodio, es condición necesaria la presencia de un estresor. Mientras para los modelos biologicistas y psicosociales, los periodos de salud mental del sujeto son considerados como respiros temporales en una vida de continuos trastornos; para el modelo de vulnerabilidad, los periodos del trastorno no son sino interrupciones temporales de una vida esencialmente sana. Las recaídas sintomáticas, que el modelo biológico considera producidas, ya sea por que la persona fue dada de alta prematuramente, dando como resultado la exacerbación de un episodio no terminado; por el abandono del tratamiento o por el mismo curso de la enfermedad. Para el modelo de vulnerabilidad estas recaídas se deben también a una alta prematura, pero se atribuyen a que el paciente vuelve a sus familias que no ayudan en el proceso de recuperación; o a un fracaso en la aplicación a la vida real, de lo aprendido a través del tratamiento conductual en el hospital; o a las exigencias del ambiente. Este modelo considera entonces las recaídas, provocadas primordialmente por el impacto de un acontecimiento vital estresor, a menos que algunos factores intervengan para prevenirlo. Por tanto, no habría recaída, si no tuviera lugar el estresor. 35 El modelo de vulnerabilidad no niega la influencia de los factores explicativos de los otros modelos, pero se opone al concepto de la ondulación natural de la enfermedad como causa de las recidivas, si no se presenta un estresor periódicamente recurrente. También niega que la cronicidad sea un elemento esencial en la historia natural del trastorno y finalmente niega, que el abandono del tratamiento farmacológico sea la causa de las recaídas. Lemus (1995), señala los siguientes parámetros y supuestos del modelo de vulnerabilidad, así como las expectativas que de estos derivan y que según el autor son susceptibles de examen experimental: 1. La esquizofrenia se presenta en personas vulnerables cuando están sometidas a un determinado nivel de estrés y tensión ambiental debido a sucesos vitales o por factores endógenos bioquímicos, que pueden ser elicitados por sucesos ambientales. 2. Aparece un episodio clínico, cuando el estrés sobrepasa el nivel de vulnerabilidad, a menos que intervengan factores moderadores como: red social, personalidad premórbida, etc., que protejan al individuo. 3. El episodio termina cuando el estrés disminuye, y la persona regresa al nivel de adaptación anterior o parecido. 4. Cuando el nivel premórbido es satisfactorio, se percibe a la persona como recuperada. 5. Cuando la adaptación premórbida es precaria, aun sin ser psicótica, puede percibirse a la persona erróneamente como no recuperada. Finalmente, para este modelo, la única característica permanente de las personas con esquizofrenia es la vulnerabilidad; los episodios son transitorios. 36 EL DIAGNÓSTICO DE ESQUIZOFRENIA Realizar un diagnóstico de esquizofrenia es complejo, pues no hay un síntoma que sea específico de la esquizofrenia; los delirios y las alucinaciones, solo confirman el diagnóstico general de una psicosis. Vallejo (1991), señala que el diagnóstico implica tres aspectos fundamentales: el nosológico, el fenomenológico y el fisiopatológico y etiológico íntimamente ligados entre sí, son estos aspectos los que dan consistencia a una entidad clínica y la distinguen de cualquier otra, pero este no es el caso de la esquizofrenia. Según este autor, aun en el caso de hallar un modelo que integrara varios de estos criterios, estaríamos diagnosticando un modelo y no una enfermedad. Por su parte, el DSM-IV, menciona que la esquizofrenia es una alteración que persiste durante por lo menos 6 meses e incluye por lo menos 1 mes de síntomas de la fase activa (ideas delirantes, alucinaciones, lenguaje desorganizado, comportamiento gravemente desorganizado o catatónico y síntomas negativos). Aunado a una disfunción en áreas importantes como las relaciones interpersonales, trabajo, estudios o el cuidado de uno mismo. Con un funcionamiento inferior al alcanzado antes del inicio de los síntomas (si inicia en la infancia o adolescencia, más que un deterioro de la actividad puede existir un fracaso en la consecución de lo que sería esperable para el sujeto). Esta disfunción, persiste durante una parte sustancial del curso del trastorno y no parece ser resultado directo de un síntoma específico. La alteración no se explica por un trastorno esquizoafectivo o un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos y no es debida a los efectos fisiológicos de alguna sustancia o enfermedad médica. De igual manera, Sarason y Sarason (1996), también toman en consideración el tiempo y señalan que para este trastorno, debe existir un periodo de tiempo significativo en el cual la persona muestre disminuciones 37 significativas en su nivel de funcionamiento en una o mas áreas importantes de su vida como: el trabajo, las relaciones sociales y o el cuidado personal. De la Fuente (1997), aporta una distinción de la esquizofrenia con otros trastornos como son: los trastornos mentales orgánicos, con respecto a estos, el diagnóstico diferencial se basa en la incoherencia, las alucinaciones auditivas, la agitación y el efecto alterado sugestivos de la esquizofrenia (aunque puede ocurrir que un esquizofrénico tenga un trastorno mental orgánico agregado); mientras que la desorientación, la alteración de la memoria y las alucinaciones no auditivas inclinan al diagnóstico hacía un trastorno mental orgánico. Con los trastorno del humor, el diagnóstico depende de la relación en tiempo entre el trastorno del humor y los síntomas psicóticos, aquí la depresión es difícil de identificar. El trastorno esquizofreniforme se diferencia porque dura menos de seis meses. Mientras que la psicosis reactiva breve dura menos de cuatro semanas y es precedida por un estresante psicosocial fuerte; después el sujeto regresa a su nivel de funcionamiento premórbido. Respecto al trastorno paranoide delirante no se muestran delirios extraños ni alteraciones del pensamiento, tampoco pérdida de las asociaciones, incoherencias o alucinaciones. También es importante, distinguir la esquizofrenia de otros trastornos similares, con los cuales se le pudiera confundir. De acuerdo con Sarason y Sarason (1996), estos son: 1. El trastorno esquizofreniforme: es similar a la esquizofrenia, pero no cubre el criterio de tiempo para incluirse en esa categoría. 2. El trastorno esquizoafectivo: considerado una combinación de síntomas de la esquizofrenia y los trastornos del estado de ánimo; pues además de los síntomas característicos de la esquizofrenia, el enfermo presenta al mismo tiempo un trastorno del humor (depresión o manía). Pueden predominar los síntomas afectivos o los de 38 tipo esquizofrénico. Para que se clasifique como trastorno esquizoafectivo, se deben presentar estos dos tipos de síntomas juntos durante un periodo de tiempo sustancial, en lugar de uno u otro en forma breve. 3. Trastorno de la personalidad esquizotípica: que en el pasado se conocía como esquizofrenia simple. Los síntomas deben durar un periodo considerable de tiempo. Agrupa varios síntomas similares a los que se observan en algunos pacientes con esquizofrenia, como ansiedad social excesiva, creencias extrañas y experiencias preceptúales, conducta y lenguaje bizarros, suspicacia y una falta de amigos cercanos y confidentes. A las personas que presentan un nivel elevado de síntomas positivos y negativos es probable que se diagnostique esquizofrenia. Si el nivel en ambos grupos de síntomas es bajo, posiblemente no se considere una enfermedad. Si se presenta un nivel alto en los síntomas negativos y bajo en los positivos se diagnostica un trastorno de personalidad esquizoide. Si al contrario, el nivel de síntomas positivos es alto y de negativos bajo, define a los individuos a los que se diagnostica esquizofrenia. Si se presentan síntomas negativos moderados y algunos síntomas positivos se considera un trastorno de la personalidad esquizotípica. INICIO, CURSO Y PRÓNOSTICO DE LA ESQUIZOFRENIA La edad de aparición es precoz, Pancheri (1987), señala que con frecuencia los primeros síntomas se manifiestan entre los 18 y los 25 años; siendo rara pero posible, la aparición de síntomas después de los 30. Los síntomas aparecen más temprano en el caso de los varones, a este respecto, La Torre (1984), citado por Caro (2001), ofrece algunas hipótesis: menciona que los hombres tienen una dosis genética más fuerte, pero que no se sabe como esta dosis 39 puede afectar a los hombres, especialmente en la etapa en que aparecen los síntomas. Que los hombres pueden ser más susceptibles al estrés, pero que tal hipótesis se contradice en casos como la depresión. Que son más vulnerables a las enfermedades y a la esquizofrenia entre otros trastornos y que los estresores psicosociales son más elevados para hombres que para mujeres, sobre todo en las etapas donde aparece este trastorno. Las personas que desarrollan esquizofrenia, poseen una personalidad premórbica caracterizada, según Pancheri (1987) y de la Fuente (1997) por introversión, suspicacia, aislamiento, dificultad para las relaciones interpersonales y excentricidad, características que sin embargo, no son indicadores precisos del riesgo de sufrir esquizofrenia. Pancheri (1987), menciona que algunos de los primeros signos típicos que describen los familiares de los pacientes son: el cambio de carácter, la persona, cambia su comportamiento y actúa de manera no previsible. Presenta ansiedad, que se acompaña generalmente de trastornos del sueño. Es posible que comience a percibir una sensación de peligro y de que el mundo está cambiando, evita salir y se aísla incluso de su familia. Pierde interés por las actividades diarias, incluso por aquellas que más le agradaban. Es posible que empiece a tener intereses extraños, aparentemente intensos, pero en realidad superficiales, por temas como la psicología, la astrología, la física, la religión y la filosofía. De la Fuente (1997) y Morrison (2004), coinciden en señalar que en el curso de la esquizofrenia, se presentan las siguientes fases: 1. Fase prodrómica: caracterizada por cambios globales en la personalidad, falta de energía o motivación, ideas raras, indiferencia al medio (aislamiento), confusión, descuidado de sí mismo y falta de higiene personal. Se quejan de 40 múltiples problemas físicos o muestran un interés reciente y excesivo por temas como la religión. Las ideas o creencias son extrañas; algunos se vuelven agitados o airados. El discurso se vuelve vago, elaborado o circunstancial y resulta difícil de seguir. Estos síntomas pueden aparecer también durante la etapa residual del trastorno. Morrison (2004), divide esta fase en prodrómica y en prepsicótica. 2. Fase activa o aguda: aparecen síntomas como alteraciones del pensamiento, la percepción, el comportamiento y la emoción. Frecuentemente los individuos pierden el contacto con la realidad y se vuelven incapaces de funcionar, aún en aspectos básicos. No en todos los pacientes se presenta de igual manera está etapa, la conducta y los síntomas varían ampliamente. 3. Fase residual: sigue al episodio agudo, hay cierta similitud con la fase prodrómica: falta de energía, falta de interés en actividades dirigidas a un objetivo, perspectiva negativa, etc., pero además pueden persistir algunas manifestaciones de la fase activa con menor intensidad, puede existir una actitud de desconfianza, imaginando cosas que no son ciertas, pero que no llegan a ser ideas delirantes, o puede escuchar ruidos en lugar de voces. A este tipo de manifestaciones clínicas y a la dificultad de reintegrarse a la vida familiar y social, se le denomina, según De la Fuente (1997), “cicatrices esquizofrénicas”. Para Morrison (2004), la esquizofrenia se caracteriza por episodios de psicosis agudas que alternan con periodos de funcionamiento relativamente normal, por ello agrega en la evolución de este trastorno un “periodo de remisión” posterior a la fase residual, en el cual la persona recupera la capacidad para desempeñar algunas actividades básicas diarias y experimenta un alivio parcial de la angustia que supone una psicosis. Para éste autor, la 41 perspectiva de recuperación varía de favorable a pobre, a causa de los múltiples y complejos aspectos de la esquizofrenia. El pronóstico de la esquizofrenia, depende de varios factores, Vallejo y Serrallonga (1991), consideran que un inicio de la enfermedad antes de los 20 años es desfavorable, mientras que cuando se desarrolla tardíamente tiende a ser del tipo paranoide y la personalidad está relativamente mejor conservada. Generalmente el sexo femenino parece tener mayores posibilidades de remisión y la existencia previa de una personalidad esquizoide conduce a una enfermedad crónica con mayor deterioro. Sin embargo, tales datos deben ser usados con precaución, pues como señalan estos autores, no han podido ser validados en estudios metodológicamente muy correctos y ambiciosos tanto por el número de pacientes estudiados como por su ámbito transcultural. Señalan un estudio piloto internacional sobre la esquizofrenia (IPPS) y el realizado por la OMS, mismos que coinciden respecto a los mejores predictores de mal pronóstico que son: el aislamiento social del paciente, tras el episodio psicótico; la larga duración del episodio anterior y la existencia de antecedentes psiquiátricos. Citan también, aunque con menor fiabilidad, el comienzo insidioso y el estado civil de separado, divorciado o viudo, que se podría interpretar como una falta soporte social. Como signo de buen pronóstico, aparece el poseer un buen insight antes de la aparición de la sintomatología de este trastorno. Respecto a las recaídas, Vallejo y Serrallonga (1991), señalan que, presenta mayor tendencia el paciente si está inserto en una familia de alta expresividad emocional, e influye también de manera importante el mantenimiento del tratamiento con neurolépticos. De la Fuente (1997), agrega que uno de los factores que más influye no solo en las recaídas, sino en general, en el curso de la enfermedad son las circunstancias del medio familiar y el trato 42 que se da a los enfermos. Según este autor, un factor importante es la emoción expresada, a mayor expresión, mayor número de recaídas, dicho término, hace referencia a las expresiones abiertas de rechazo y a las críticas y demandas excesivas de hostilidad abierta o encubierta. Ante la pregunta de si existen esquizofrenias con rehabilitación total, Vallejo y Serrallonga (1991), dan una respuesta firme, y es negativa, tanto por la tendencia a la recaída como por la persistente presencia de sintomatología negativa y por una tendencia a la cronicidad. De la Fuente (1997), difiere de este señalamiento y opina que aunque muy rara es posible que la recuperación sea total. En busca de esta recuperación para el paciente esquizofrénico, revisaremos cual ha sido su tratamiento. EL TRATAMIENTO DE LA ESQUIZOFRENIA A través de los años, la esquizofrenia ha sido tratada con diferentes métodos. Vallejo (1991) y Sue y colaboradores (1999), proporcionan datos similares en lo referente al tratamiento de este trastorno a lo largo del tiempo. Los primeros métodos a los que se atribuye cierta especificidad son el psicoanálisis freudiano y las psicoterapias individuales de Sullivan y From-Reichmann. Posteriormente aparecen los primeros tratamientos biológicos, como el shock insulínico que ha sido prácticamente abandonado; la terapéutica electroconvulsiva que continua siendo utilizada principalmente en pacientes peligrosamente violentos, suicidas o severamente catatónicos y cuando los fármacos fracasan o causan síntomas tóxicos y severos. La lobotomía prefrontal, fue procedimiento quirúrgico en el que los lóbulos 43 frontales son desconectados del resto del cerebro del paciente. Tiempo después aparece la psicofarmacología que representó un enorme giro en el tratamiento de la esquizofrenia por sus buenos resultados, pero que puede producir ciertos efectos secundarios desagradables. Respecto a los antipsicóticos, De la Fuente (1997), señala que desde los años cincuenta que estos fueron introducidos, han revolucionado el tratamiento de esta enfermedad y que actualmente son pocos los pacientes que beben permanecer de por vida en hospitales psiquiátricos; además el tiempo de hospitalización ahora se limita a semanas o meses. Los antipsicóticos pueden calmar a un enfermo paranoide y consiguen mover a un catatónico y restauran el contacto de la persona con la realidad; y si el paciente toma sus medicamentos regularmente y en dosis adecuadas reducen las recaídas. Calman la conducta violenta o agitada y reducen las perturbaciones producidas por las alucinaciones y los delirios; ordenan el pensamiento y el discurso desorganizado. Además, son relativamente seguras para la mayoría de los pacientes; causan efectos colaterales temporales y pocas veces serios. Sin embargo, hacen que la persona se sienta torpe y lenta y comúnmente producen somnolencia, constipación, resequedad, visión borrosa e hipotensión postural, que puede causar mareos al ponerse de pie; puede presentarse acatisia, que es la agitación y compulsión a caminar o moverse; parkinsonismo, que consiste en la lentificación o rigidez de los músculos de la cara y del cuerpo y otros movimientos corporales anormales como la disquinesia tardía, que es un tipo más incapacitante y persistente, cuyos síntomas aparecen después de meses o años de tratamiento y se inician con pequeños temblores de la lengua y movimientos anormales de la quijada, seguidos por enrollamiento de la lengua, chupeteo de los labios y movimientos de masticación, posteriormente los pacientes pueden desarrollar movimientos espasmódicos de los pies, piernas, brazos y cuello. 44 De la Fuente y colaboradores (1997), señalan que a partir de la 1960, alentado por los avances de la psicofarmacología, se puso en marcha un proceso de cambio en el trato y tratamiento dado a los enfermos mentales. Actualmente un número mayor de estos enfermos es tratado en servicios externos de hospitales generales o centros de salud sin separarlos de su familia y su medio social. Y la hospitalización se vuelve necesaria sólo cuando un paciente cae en una crisis y se torna peligrosamente homicida o suicida y tiende a ser de corta duración. La recuperación parcial del juicio de realidad y de la conciencia de enfermedad hacen posible el manejo personalizado y la rehabilitación de pacientes que en el pasado eran difícilmente abordables por la dificultad para establecer con ellos una relación significativa y ya no es necesario confinarlos hasta la total desaparición de los síntomas de su enfermedad. La meta es hospitalizaciones menos frecuentes y estancias más cortas, ya que la hospitalización da un respiro a la familia y provee al enfermo el tratamiento inicial necesario, pero crea problemas de dependencia institucional si se prolonga innecesariamente. Los antipsicóticos, reducen la gravedad de los síntomas positivos como alucinaciones, delirios, habla extraña y trastornos del pensamiento; sin embargo, ofrecen poco alivio para los síntomas negativos como retraimiento social, falta de iniciativa, apatía, higiene personal deteriorada, tendencia al aislamiento, desapego emocional y escasa reacción a las situaciones. Por ello, enfermos esquizofrénicos cuyos síntomas más perturbadores son controlados con medicamentos siguen pareciendo extraños, con discurso y pensamiento peculiares, tienen poca capacidad para ocuparse de ellos mismos y viven aislados y socialmente marginados. Por ello, actualmente la mayoría de trabajadores de la salud mental, coinciden en que el tratamiento más benéfico para la esquizofrenia es una combinación de medicación 45 antipsicótica y psicoterapia. El tratamiento médico y la rehabilitación psicosocial son complementarios e inseparables, puesto que, mientras el tratamiento farmacológico está orientado a corregir los síntomas de la enfermedad, las intervenciones psicoterapéuticas y la rehabilitación están dirigidas a ayudar al paciente a alcanzar una vida familiar y social más activa. Rehabilitación psiquiatríca. De acuerdo con Aldaz y Vázquez (1996), el término rehabilitación refleja el objetivo de ayudar a las personas a mejorar su funcionamiento para poder reintegrarse en sus ambientes específicos. Por tanto, el objetivo global de la rehabilitación psiquiátrica es, capacitar a las personas con trastornos psiquiátricos para alcanzar éxito y satisfacción en sus entornos con la mínima intervención profesional posible. Aldaz y Vázquez (1996), señalan que la rehabilitación tiene principios que implican, aumentar al máximo las posibilidades de elegir de cada persona, conservando su individualidad y participación en el proceso global de rehabilitación; centrándose en los éxitos y satisfacciones en el mundo real (como lugares dignos para vivir, empleo y enseñanza), en vez de en el mundo de la salud mental. Además, valora el concepto de “esperanza y desarrollo” y el convencimiento de que no hay casos perdidos y cualquier persona puede mejorar con la ayuda adecuada, a pesar de sus desventajas. Según estos autores, dos principios de la rehabilitación que merecen especial señalamiento son: la creencia de que la rehabilitación está orientada a la persona, no a la patología; el sujeto es más que su enfermedad, con las esperanzas y sueños de cualquier persona. El segundo principio es que las personas tienen el derecho a escoger sus propios objetivos, si tienen 46 dificultades para elegir, la rehabilitación les ayuda a adquirir las habilidades y conocimientos o la experiencia necesarias para que sus decisiones sean sensatas. De la Fuente (1997), agrega que la rehabilitación es un proceso de larga duración que reconoce grados, por ello, algunos enfermos pueden alcanzar niveles similares a los que tenían antes de enfermar, otros pueden mejorar parcialmente y otros más permanecen con incapacidades importantes por el resto de su vida. Para este autor, un eje del proceso de rehabilitación es ayudar a los pacientes a fortalecer su autoestima, mejorar sus actividades y suscitar en ellos la esperanza de lograr mayor autonomía y mejores relaciones humanas; es esencial que sean adiestrados para confrontar problemas y contar con el apoyo emocional y económico de sus familiares. La mayoría de estas personas, necesitan para su equilibrio una vida tranquila, un trabajo, actividades sociales y relaciones humanas; de lo contrario, dejan de cuidarse a sí mismos, se deterioran emocional e intelectualmente; por ello, su evolución será diferente dependiendo del apoyo y ayuda que reciban de sus familias e instituciones de salud. Un programa general de rehabilitación debe adaptarse a las necesidades y posibilidades individuales de cada enfermo y requiere muchas horas de atención personal. Requiere evaluar al paciente tanto en sus aspectos deficitarios como en las funciones de su personalidad que permanecen sanas. Y estar alertas en su evolución, pues las recaídas, generalmente se relacionan con el abandono del tratamiento o con eventos estresantes. De ahí la necesidad de no perder de vista la reducción de la energía para llevar a cabo jornadas normales de trabajo; la intolerancia a diversas formas de estrés y la vulnerabilidad ante las actitudes hostiles o de rechazo. 47 De la Fuente (1997), considera conveniente tener en cuenta tres aspectos en el enfermo esquizofrénico crónico, para fines de su rehabilitación: 1. discapacidades primarias propias de la enfermedad, así como síntomas y conductas disfuncionales 2. cambios que resultan de la enfermedad, como son mayor sensibilidad y vulnerabilidad consecuencias de haber sufrido un trastorno psiquiátrico severo 3. cambios que provienen no de la enfermedad ni de la relación personal con ella, sino de las actitudes de la familia y de la sociedad hacía el enfermo, como son la disminución de los contactos sociales, la pobreza, la discriminación, el desempleo y la ausencia de un lugar en la sociedad. Pues es común que se vea a los enfermos mentales como carentes de atractivos, perezosos, torpes y peligrosos. El papel de la familia en la rehabilitación: De la Fuente (1997), señala que investigaciones recientes han demostrado que la forma como las familias se relacionan con uno de sus miembros esquizofrénico, ejerce una influencia poderosa en las recaídas. Utiliza la frase “expresión emocional elevada” para referirse a la irracionalidad que despliega la familia: preocupación excesiva, críticas y exigencias; cuando en la familia hay un despliege emocional exagerado, las recaídas son de tres a cuatro veces más frecuentes. No significa que la familia deba guardar sus emociones, pero los problemas de otros miembros de la familia, los comentarios acerca del paciente, las exigencias de que actúe normalmente, las expresiones de desaliento ante las dificultades afectan desfavorablemente la evolución del paciente. Por ello es necesario educar a la 48 familia para que exprese con tacto sus sentimientos y responda de igual manera a los sentimientos del paciente. Un primer paso es instruir a los familiares acerca de la naturaleza de la enfermedad y las reacciones que genera. Las peculiaridades del caso y las reacciones previsibles. La sensibilidad del enfermo al rechazo, la disminución de su tolerancia al estrés, su incapacidad para cumplir jornadas normales de trabajo, su tendencia al aislamiento, algunas conductas extrañas, etc., deben ser explicadas a los familiares que más puedan ayudar. La familia debe comprometerse a vigilar el estricto cumplimiento de las prescripciones e indicaciones del médico, a asistir a las citas y a solicitar la intervención del médico a fin de evitar una recaída y el consiguiente reingreso al hospital. Las recaídas están relacionadas no sólo con el abandono de los medicamentos, sino también con las expresiones de desprecio, las exigencias, las críticas y la violencia resultante de la incomprensión de la naturaleza del problema o de la intolerancia de las personas sanas hacía algunas manifestaciones de la enfermedad. Existen además familias rechazantes o bien posesivas o intolerantes, que descargan sus emociones en el enfermo sin advertir su fragilidad, propiciando recaídas. También ocurre que las manifestaciones exageradas de ternura y sobreprotección son mal recibidas por algunos enfermos. Las actitudes desfavorables pueden ser parte de un estilo familiar, o bien resultado de circunstancias especiales y algunos enfermos no han tenido buenas relaciones con sus familiares aun antes de enfermar. La catarsis de sentimientos contenidos y la aceptación de la realidad abren paso al reconocimiento por parte de los familiares de la necesidad de brindar la mejor ayuda al paciente. Parte de la tarea es examinar con los familiares los problemas que surgen, escuchar sus quejas, atenuar su culpa y orientarlos en el manejo de situaciones críticas. 49 Una buena opción es “la terapia familiar”, que ha sido el avance más promisorio en el tratamiento de la esquizofrenia y que según De la Fuente (1997), no está dirigida a encontrar una causa o lograr una cura, sino a disminuir las tensiones, a promover la tolerancia y facilitar las relaciones de la familia con el paciente. Su meta, es educar al paciente y a su familia acerca de lo que es la esquizofrenia y discutir los problemas que genera, además ayudar al paciente a satisfacer los requerimientos de una conducta socialmente aceptable. Se examinan las condiciones que hacen las recaídas más probables y trata de prevenir que las familias frustradas por sentir que no pueden hacer nada por sus pacientes esquizofrénicos los abandonen (alguna vez se pensó que la esquizofrenia en su curso normal conduce al deterioro, pero ahora se sabe que un número elevado de pacientes se recupera con ayuda de los fármacos y las terapias sociales y que el deterioro era más bien causado por el abandono). Además, rara vez los pacientes esquizofrénicos requieren hospitalización permanente, la mayoría logra una recuperación en términos sociales, si bien permanecen emocionalmente aislados, descuidados e incapaces de asumir responsabilidades. Estas personas necesitan una rutina fija, un trabajo no demasiado demandante, sino más bien un refugio y cuidarse a sí mismos. Al parecer, tienen mayor posibilidad de una recuperación los pacientes que funcionaban bien entes del primer episodio agudo, en quienes los síntomas se presentan súbitamente y quienes sufren menos síntomas negativos. Algunos estudios, sugieren que la recuperación es más común en sociedades agrarias y poco desarrolladas que en las industriales, quizá por que tienen menos demandas y proveen mayor apoyo social y familiar. En países avanzados, el establecimiento de los centros comunitarios de salud mental, de hospitales para el cuidado agudo de estos enfermos, ha sido reemplazado por una variedad de establecimientos y programas de rehabilitación que les provee de abrigo y compañía. Los 50 talleres protegidos, ofrecen rehabilitación, hay programas de día y casas club para pacientes en remisión. Uno de los mayores retos que confronta actualmente la psiquiatría en todos los países es mejorar la calidad de la atención de los enfermos mentales que la requieren de manera continua, esto requiere de una mayor participación de las familias y la sociedad. Puesto que, las condiciones de vida de una proporción de enfermos crónicos siguen siendo insatisfactorias y a veces deplorables. 51 CAPÍTULO II DEPRESIÓN DEFINICIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LA DEPRESIÓN La depresión es un trastorno común, De la Fuente (1997), menciona que las posibilidades que una persona tiene de desarrollar un trastorno depresivo durante su vida, varían entre 8% y 20% y según la OMS, hay en el mundo 100 millones de personas deprimidas. Este trastorno, es más frecuente en mujeres, se estima que dos o tres veces más que en hombres. Sin embargo, estudios recientes que muestran aumento en la tasa de depresión en el siglo XX, señalan que las diferencias entre los hombres y las mujeres se están reduciendo. La palabra depresión tiene su origen, según Fernández (1997), en el siglo XVI y proviene del verbo latino deprimere (disminuir, caer, hundirse) que significa hundimiento o abatimiento. Pero según Goldman (2000), fue hasta el siglo XIX que su uso se hizo común, con los intentos del psiquiatra Emil Kraepellin por crear una palabra con mayor especificidad diagnóstica que la de melancolía, que entonces se utilizaba. La depresión es un trastorno del estado de ánimo, un trastorno del estado de ánimo implica según Halgin y Krauus (2004), una perturbación del estado emocional o del humor que se experimenta como depresión extrema, regocijo excesivo o la combinación de estos estados y se presenta por episodios (periodos limitados durante los cuales se hacen evidentes los síntomas intensos de un trastorno). De la Fuente (1997) enfatiza que el término depresión se ha usado para referirse a un síntoma, un síndrome o una enfermedad y que aún cuando los síntomas y los signos de 52 depresión pueden presentarse en forma única, es más común que lo hagan en forma episódica y recurrente. Beck (1976), consideraba que la depresión podía ser definida por las siguientes características: 1. Es una alteración específica del estado de ánimo: tristeza, sensación de soledad, apatía. 2. Quien la padece, tiene un concepto negativo de sí mismo, acompañado de autorreproches y sentimientos de culpa. 3. Deseos negativos, de escapar, esconderse e incluso morir y de autocastigo. 4. Presencia de trastornos como: anorexia, insomnio, disminución de la libido. 5. Cambios en el nivel de actividad: retardo o agitación. Por su parte, De la Fuente (1997), define los trastornos depresivos como trastornos mentales caracterizados por perturbaciones del humor, constituidos principalmente por abatimiento del humor y ansiedad. Los periodos depresivos pueden alternar con estados de exaltación y pueden presentarse como condiciones únicas o acompañando a otros trastornos e incluyen frecuentemente alguna forma de somatización. Advierte que la depresión no debe confundirse con la tristeza, que es una emoción (afecto transitorio, suscitado por eventos específicos), ni con el pesimismo, que es más bien un rasgo del carácter, pues, la depresión es un estado persistente, global, envolvente, vital; un estado generalmente inmotivado y que tiende a seguir un curso autónomo. Según este autor, el núcleo de la depresión lo constituyen alteraciones en los siguientes niveles: 53 1. Esfera afectiva: la persona presenta abatimiento del humor, que puede estar ligado a la falta de capacidad para experimentar sensaciones placenteras (anhedonia); aflicción, desesperanza, falta de motivación, pérdida de interés, sentimientos de culpa, angustia y agitación psicomotriz. 2. Esfera cognitiva: disminución en la capacidad para pensar, concentrarse y prestar atención. Con transformación negativa de la imagen de sì mismo, tendencia exagerada a la autocrítica y a la autodevaluación, pesimismo, lentitud al hablar, ideas de muerte o suicidio, dificultad para tomar decisiones, fijación en las vivencias dolorosas, pueden presentarse obsesiones. Puede haber delirios y alucinaciones, relacionadas con el humor, si la depresión es muy grave. 3. Esfera fisiológica: alteraciones notables del sueño y del apetito. El patrón del sueño cambia y el despertar de madrugada es común. Generalmente hay pérdida de apetito, por lo que la disminución de peso puede ser notable. En las mujeres puede presentarse amenorreas, fatiga, agotamiento y una gran variedad de síntomas somáticos que pueden incluir prácticamente cualquier aparato o sistema. El carácter depresivo y la angustia son más severos en las mañanas, aunque esto puede ocurrir de forma contraria. ORIGEN DE LA DEPRESIÓN Al igual que en otros trastornos psicológicos, no hay un acuerdo entre los especialistas, acerca del origen de la depresión. Pero como señala Sarason y Sarason (1996), la mayoría coinciden en que es el resultado de la interacción entre factores biológicos, vulnerabilidades psicológicas y sucesos estresantes de una persona. 54 La evidencia de que la herencia juega un papel importante en los trastornos depresivos más comunes, ha sido descubierta según De la Fuente (1997), en estudios familiares; en los que se ha demostrado que la prevalencía de trastornos afectivos en los familiares de primer grado oscila entre 10% y 25%, porcentaje significativamente mayor a lo observado en la población en general. Los estudios de gemelos, también muestran que la tasa de concordancia de estos enfermos es mayor entre monocigotos (68%) que entre dicigotos. Sin embargo, se sabe que hay predisponentes genéticos, pero no se ha identificado un solo gen responsable de la depresión. Otro factor importante para explicar la depresión es el temperamento y el carácter. Según De la Fuente (1997), es en la infancia cuando se forman los principales rasgos del carácter. Siendo dos tipos de estos rasgos asociados con la vulnerabilidad a la depresión: 1) rasgos obsesivos, rígidos, perfeccionistas, y 2) rasgos de pasividad y necesidad excesiva de depender de los demás. A un estado depresivo, suele precederle la pérdida de un objeto de amor o la ruptura de ligas afectivas. Personas con un trastorno de personalidad, especialmente personalidades dependientes, son susceptibles a los trastornos del humor. Si una persona es muy dependiente de otros para mantener su autoestima es más fácil que se quiebre ante una pérdida o estrés. TIPOS DE DEPRESIÓN La forma en que la depresión ha sido clasificada a través del tiempo ha ido evolucionando. Durante mucho tiempo, se sostuvo una clasificación dual: depresiones endógenas y 55 exógenas. Términos ideados según Beck (1976), por el botánico Agustín de Candolle en 1816; pero introducidos en el área clínica hasta finales del siglo XIX por el psiquiatra Moebius. Sin embargo esta clasificación, se ha encontrado poco útil y actualmente las clasificaciones tienden a concebir un espectro depresivo, un continuo con variaciones cualitativas y cuantitativas. Así, para De la Fuente (1997), la depresión se manifiesta en episodios de diferente intensidad: leve, moderada y grave. Para este estudio, nos parece más adecuada, la clasificación señalada por Halgin y Krauus (2004); estos autores, distinguen dos formas graves de depresión. El trastorno depresivo mayor, que incluye episodios agudos, pero de tiempo limitado, de síntomas depresivos y el trastorno distímico, que es una depresión más crónica, pero menos grave. El trastorno depresivo mayor: Según Halgin y Krauus (2004), es una alteración psicológica común, de cada 100 personas, aproximadamente 13 hombres y 21 mujeres lo desarrollaran algún momento de su vida. Las tasas más altas, tienden a darse en individuos mayores de 75 años y en quienes viven en instituciones para el cuidado de problemas agudos o crónicos. Los síntomas emocionales del trastorno depresivo mayor, incluyen ánimo disfórico intenso (que puede aparecer como abatimiento extremo o como una pérdida dramática de interés en aspectos antes placenteros) que sobrepasa los sentimientos comunes de desilusión. Acompañado de apatía, incapacidad para realizar actividades diarias, sentimientos de poca valía, que no remiten y deseo de suicidarse. 56 Se presentan alteraciones físicas conocidas como síntomas somáticos o corporales. La persona tiene movimientos corporales lentos (retardo psicomotor), o bien un síntoma opuesto, es decir, agitación motora. Es común que se presenten alteraciones en la alimentación, con cambio en los patrones de apetito, ya sea evitando la comida o comiendo demasiado. También hay un cambio significativo en los patrones de sueño, ya sea que duerman mucho, más de lo usual o experimenten insomnio. Los síntomas cognoscitivos incluyen autoconcepto negativo, baja autoestima, ideas de que merecen ser castigados. Sentimientos de culpa y apego insistente en los errores del pasado. La persona es incapaz de vivir con claridad o concentrarse, puede mostrarse indeciso incluso en los asuntos más insignificantes. Hay sentimientos de desesperanza y negatividad, que conducen a que muchas personas se vean consumidas por pensamientos de muerte y por su necesidad de encontrar un escape, pueden estar en riesgo de suicidio. Algunas personas reportan que antes de la aparición de todos lo síntomas, se experimenta ansiedad y cierta depresión durante varios meses. Cuando inicia el episodio depresivo mayor, los síntomas pueden durar semanas o incluso meses. Los criterios para diagnosticar un episodio depresivo mayor, según Halgin y Krauus (2004), son: Durante un periodo de dos semanas, la persona experimenta mínimo cinco de los siguientes síntomas: estado de ánimo depresivo, disminución del interés y la capacidad de experimentar placer, pérdida importante de peso o pérdida o aumento de apetito; insomnio o hipersomnio, agitación o retardo psicomotor, fatiga o pérdida de energía, sentimientos de inutilidad o culpa, disminución de la capacidad para concentrarse o indecisión y 57 pensamientos recurrentes de muerte o suicidio. Además los síntomas no se explican por enfermedad médica, por uso de sustancias o por duelo. Y causan malestar, o deterioro significativos y representan un cambio con respecto a la vida previa de la persona. El trastorno distímico: La palabra distimia tiene raíces griegas que significan estado de ánimo defectuoso o enfermo. Es la forma de trastorno depresivo más leve y que incapacita menos a las personas. Tiende a ser crónica y se presenta según Halgin y Krauus (2004), en aproximadamente el 8% de las mujeres y 5% de los hombres. Sarason y Sarason (1996) y Halgin y Krauus (2004), coinciden al señalar las características de este trastorno. Que incluye una tristeza no tan profunda e intensa como en el trastorno depresivo mayor, pero que es molesta y duradera. Las personas tienen sentimientos de inadecuación en la mayoría de sus actividades y muestran poco interés o placer en actividades diarias, tienden a aislarse de los demás, pasan gran parte de su tiempo pensando en problemas o sintiéndose culpables, actúan con enojo e irritabilidad con los demás y se deprimen casi todo el día. Además presentan al menos durante dos años, síntomas similares a los experimentados en un episodio depresivo mayor, como sensación constante de cansancio, alteraciones en el apetito y sueño; poca energía o fatiga, baja autoestima, concentración disminuida, dificultad en la toma de decisiones y desesperanza. Aunque no experimentan todos los síntomas, ni son tan severos. 58 Las personas con este trastorno, no están libres de síntomas por más de dos meses y casi la mitad experimenta un episodio de depresión mayor en su vida. Sólo son hospitalizadas cuando la depresión conduce a conductas suicidas. El trastorno distímico, difiere del depresivo mayor, en el curso que sigue, que suele ser crónico. Y difiere también en que muestra poca variedad con la edad, pues solo se reduce después de los 65 años. Su duración media es de 5 años, pero puede durar desde dos hasta noventa años. De la Fuente (1997), menciona también un “trastorno de adaptación con humor depresivo”, que es un estado de malestar subjetivo, acompañado de ánimo depresivo, que interfiere con la actividad global y aparece en el periodo de adaptación a un cambio importante; suele comenzar un mes después del evento estresante y la duración de los síntomas rara vez excede los seis meses. CURSO DE LOS ESTADOS DEPRESIVOS La depresión es un trastorno heterogéneo con muchos cursos posibles. De la Fuente (1997), señala que la mayoría de los estados depresivos son recurrentes. Hay episodios, cuyo inicio es súbito y duran varías semanas o meses; pero que tienen un buen pronóstico si el manejo es adecuado y generalmente tienen remisión completa. Sin embargo, aproximadamente de 10% a 15% de los pacientes con un trastorno depresivo evolucionan a la cronicidad (el episodio no remita en dos o más años), lo que es más frecuente en las mujeres. Puede suceder que presente remisión en un primer episodio pero, al siguiente se vuelve crónico. 59 Las personas que presenta un episodio depresivo, tienen aproximadamente un 50% de posibilidades de volver a padecerlo. Según Halgin y Krauus (2004), aproximadamente el 40% de las personas que presentan un episodio no vuelven a tener otro, pero el 60% restante presentará un segundo episodio. Y de estos, el 70% tendrá un tercero y de los que presentan un tercero, el 90% presentará un cuarto episodio. Finalmente, la depresión en mayor o menor grado afecta siempre a la persona que la padece y a quienes conviven con ella. Como consecuencia de su percepción pesimista de sí mismo y del mundo, y su intento de superar su aflicción y dar sentido a su experiencia, la vida de muchos pacientes deprimidos se altera profundamente en las esferas familiar, ocupacional y social. Puede haber además consecuencias más graves, los intentos de suicidio y las muertes por suicidio entre los pacientes deprimidos constituyen un problema importante. Según De la Fuente (1997), aproximadamente uno de cada 200 enfermos deprimidos se suicida, y alrededor de 50% de todos los suicidas han sufrido depresiones. Además contrario a lo que podría esperarse, la depresión no siempre es fácil de identificar. De la Fuente (1997), señala que aunque el abatimiento del humor es el síntoma característico de la depresión, hay ocasiones en que éste permanece relativamente oculto, y es sustituido por alguna manifestación somática, que adquiere la mayor importancia: dolor, trastorno del sueño, etc. Fenómeno conocido como “depresión enmascarada”, que expresa la observación de que síntomas somáticos o mentales, así como algunos trastornos de la personalidad o alteraciones de la conducta, hacen relieve de tal manera que el fondo depresivo queda oculto y puede no ser reconocido ni por el médico ni por el enfermo. 60 Como sucede en las depresiones en la infancia, que frecuentemente son ocultas y se presentan a menudo en forma de fobias escolares y trastornos del tubo digestivo; de igual manera en ancianos, se presentan cuadros de pseudodemencia, que son reversibles y responden bien a tratamiento con antidepresivos. La depresión también puede quedar oculta bajo otros trastornos psiquiátricos. DEPRESIÓN EN EL PACIENTE ESQUIZOFRÉNICO La depresión se presenta frecuentemente en pacientes con esquizofrenia. De acuerdo con De la Fuente (1997), el 60 % de los pacientes diagnosticados este trastorno, sufre alguna vez un episodio depresivo en el curso de su enfermedad, incidencia que según Apiquian (2001), ha alcanzado un 70% en estudios recientes. Apiquian (2001), señala que los síntomas depresivos pueden presentarse en cualquier fase de la esquizofrenia, destacando su aparición en aquellas personas que presentan un primer episodio psicótico. Generalmente los síntomas psicóticos, son acompañados por los síntomas depresivos, que siguen la misma intensidad y evolución que los primeros; esto ha permitido establecer que en la esquizofrenia, una recaída va precedida por síntomas depresivos, como tristeza, sentimientos de culpabilidad, baja autoestima, insomnio y disminución de la energía y concentración, sin que se halla podido establecer si lo síntomas depresivos son consecuencia de proceso biológico de la esquizofrenia, de una reacción psicológica o si es un fenómeno independiente. Aproximadamente un 50 % de pacientes esquizofrénicos que se recuperan de un episodio agudo y 25% de quienes están en remisión muestran síntomas depresivos; A dicha 61 depresión se le conoce como postpsicótica y puede tener graves consecuencias: recaídas, hospitalización de mayor duración e incluso riesgo de suicidio. Depresión postsicótica Definida por Apiquian (2001), como aquella que se presenta posteriormente a la recuperación de un episodio psicótico y que cumple con los criterios diagnósticos de un episodio depresivo mayor, sin estar asociada a efectos secundarios del tratamiento. De acuerdo con De la Fuente (1997), este tipo de depresión, sigue a menudo a un episodio de esquizofrenia. En general, la depresión en la esquizofrenia está asociada con un mal pronóstico, ya que incrementa el riesgo de recaídas, genera una falta de respuesta al tratamiento farmacológico, una mayor cronicidad y un mayor deterioro funcional de los pacientes con este trastorno. 62 CAPÍTULO III ESTRATEGIA METODOLÓGICA PARTICIPANTES Participaron pacientes del hospital de salud Mental de Xalapa, Ver., que cumplieron con los siguientes criterios de inclusión: 1. Ser mayor de 18 años 2. Tener diagnóstico de esquizofrenia 3. Firmar una hoja de aceptación de participación voluntaria en la entrevista 4. Estar en condiciones cognitivas para contestar la escala ESCENARIO La presente investigación, se llevo a cabo básicamente en los pabellones y la llamada “área blanca” del Hospital de Salud Mental de la Ciudad de Xalapa, Ver. La actividad se desarrolló durante los meses de noviembre y diciembre del 2005. INSTRUMENTOS Y MATERIAL Recursos Materiales: - Hoja de aceptación de participación en la entrevista, en la cual el paciente aceptaba que se le habían explicado la utilidad y los fines de la entrevista. 63 - Ficha de identificación: que permitía recabar datos de identificación y socioeconómicos de los pacientes, como: nombre, edad, sexo, escolaridad, ocupación, estado civil, religión, lugar de residencia, diagnóstico y fecha de ingreso. - Escala de depresión de Calgary: esta escala consiste en una entrevista directiva, de ocho preguntas dirigidas y un noveno apartado que permite plasmar la depresión observada por el entrevistador. Evalúa los siguientes aspectos: depresión, desesperanza, autodepreciación, ideas culpables de referencia, culpa patológica, depresión matutina, despertar precoz, suicidio y depresión observada. Mide la intensidad de los aspectos señalados, mediante cuatro opciones de respuesta: 0= ausente, 1= leve, 2= moderado y 3= grave. La suma de los puntajes obtenidos en cada apartado, permite obtener un puntaje total en ésta escala de depresión. - Programa estadístico, para el análisis de datos. - Otros recursos: se utilizaron materiales básicos como: lápices, folders y computadora (específicamente los programas: Word y Excel). Recursos humanos: - Pacientes que aceptaron participar en el estudio - Psicólogos, personal de enfermería, y médicos, que colaboraron con información acerca de los pacientes - El entrevistador. PROCEDIMIENTO Para los fines de este estudio, se utilizó un diseño de investigación transversal descriptivo, que se define según Sampieri (1998), como aquel que tiene por objetivo indagar la 64 incidencia y los valores en que se manifiestan una o más variables (enfoque cuantitativo) o ubicar, categorizar y proporcionar una visión de una comunidad, un evento, o un contexto, un fenómeno o situación (enfoque cualitativo). El procedimiento consistió en medir o ubicar a un grupo de personas, objetos, situaciones o contextos, en una variable o concepto y proporcionar su descripción. Este diseño es el que se considero adecuado para la relación de las variables que en la presente investigación fueron estudiadas. Dentro de esta investigación se siguieron las siguientes fases: 1. Asignación de los participantes: se eligieron pacientes que cumplieran con los criterios de inclusión ya señalados, internados en el hospital de salud mental de la ciudad de Xalapa, Ver. 2. Aplicación de la escala Calgary de depresión: antes de ser aplicada, se explicó al cada paciente la finalidad de su participación en la entrevista y sí aceptaba participar se le solicitaba firmar la hoja de autorización. 3. Calificación de la escala: al finalizar la aplicación de la escala, se procedió a su calificación; posteriormente, se extrajeron los puntajes para cada paciente y se realizó el vaciado de datos para su análisis. 4. Análisis Estadístico de resultados: se realizó un análisis por separado de los datos sociodemográficos de los pacientes y de la escala aplicada. Se utilizaron estadísticas descriptivas para variables continuas y estadísticas no paramétricas para variables discretas. Se utilizó un programa estadístico y para las pruebas de correlación se fijo una p < 0.05. 5. Conclusiones: en base a los resultados, se elaboraron las conclusiones de la investigación. 65 RESULTADOS A continuación se presentan en principio los datos sociodemográficos emanados del estudio. Como puede observarse en la gráfica No. 1, la muestra final estuvo compuesta por 10 pacientes: 50 % (n=5) del sexo femenino y 50% (n=5) del sexo masculino (ver gráfica No.1). La media de edad fue de 41 años, con intervalo de 27–55 años. Sexo Masculino 50% 50% Femenino Grafica No. 1. Distribución por sexo El nivel de escolaridad reportado fue de 10% (n=1) analfabetas, 60% (n=6) con nivel secundaria (completa e incompleta); 20% (n=2) con nivel bachillerato (completo e incompleto) y 10% (n=1) con carrera técnica terminada (ver gráfica No. 2). 66 Escolaridad 10% 10% 20% Analfabeta Secundaria Bachillerato C. Técnica 60% Gráfica No. 2. Distribución por escolaridad En cuanto a la ocupación, el 80% de los pacientes (n=8), se reporta sin ocupación, el 10% (n=1) se dedica a labores domésticas aclarando que se trataba de una persona del sexo femenino y el 10% (n=1) tiene como ocupación jornalero (ver gráfica No. 3). Ocupación 10% 10% Sin ocupacion Labores Domesticos Jornalero 80% Grafica No. 3.Distribución por ocupación El 80% (n=8) de los pacientes es soltero y el 20% (n=2) restante es viudo (ver grafica No. 4). 67 Estado Civil 20% Soltero Viudo 80% Grafica No. 4. Distribución por estado civil El 90% (n=9) practica la religión católica y sólo el 10% (n=1) es evangélico (ver gráfica No. 5). Religión 10% Catolico Evangelico 90% Grafica No. 5. Distribución por religión El 40% (n=4) radica en la ciudad de Xalapa, el 30% (n=3) tiene su residencia en el puerto de Veracruz y el 30% (n= 3) restante provenía de otros lugares de la entidad (ver gráfica No. 6). 68 Lugar de Residencia 30% 40% Xalapa Veracruz Otros 30% Grafica No. 6. Distribución por lugar de residencia El 70% (n=7) de los pacientes presentaba un diagnóstico de esquizofrenia de tipo paranoide y el 30% restante (n=3), de esquizofrenia indiferenciada (ver gráfica No. 7). Diagnóstico 30% Esquizofrenia Paranoide Ezquizofrenia Indiferenciada 70% Grafica No. 7. Distribución por diagnóstico Resultados de la escala de depresión de Calgary: La gráfica No. 8, muestra los puntajes presentados por cada uno de los pacientes en la escala de depresión de Calgary. Como ya se mencionó en el apartado de instrumentos y material, esta escala se subdivide en nueve aspectos: depresión, desesperanza, autodepreciación, ideas 69 culpables de referencia, culpa patológica, depresión matutina, despertar precoz, suicidio y depresión observada; cada aspecto con un intervalo de 0 a 3 (donde 0= ausente, 1= leve, 2= moderado y 3= grave), por lo que el puntaje posible a obtener por cada paciente, oscila entre 0 a 27 puntos. Como puede observarse, los puntajes mínimo y máximo alcanzados en esta escala fueron 1 y 20 respectivamente. Así mismo, el 60% de pacientes (n=6) presentó un grado leve de depresión, el 30% (n=3) un grado moderado y solo el 10% (n=1) depresión grave. Siendo la media observada de 9.1. Grado de depresión (puntuación registrada ) PUNTUACIÓN DE CADA PACIENTE EN LA ESCALA DE DEPRESIÓN DE CALGARY 27 26 25 24 23 22 21 20 19 18 17 16 15 14 13 12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 1 2 0 – 7 = depresión ausente a mínima 8 – 17= depresión leve a moderada 18 – 27= depresión moderada a grave 3 4 5 Pacientes 6 7 8 9 10 Pacientes 1, 2, 3, 4 y 9 corresponden al sexo femenino Pacientes 5, 6, 7, 8 y 10 corresponden al sexo masculino Gráfica No. 8. Puntuación de cada paciente en la escala de depresión de Calgary 70 Cabe señalar que los puntajes más altos (pacientes 1, 2, 3, 4 y 9) en esta escala, correspondieron al sexo femenino. Mientras tanto, al analizar los puntajes reportados por el 100% de pacientes en cada apartado de la escala (ver gráfica No. 9) y considerando que el puntaje máximo a obtener en cada apartado es de 3, se observó que la depresión es el síntoma que predomina, ya que la suma de los puntajes de todos fue de 15, con una media de 1.5 y una desviación estándar de 1.04. Para la desesperanza el puntaje total es de 13, con una media de 1.33 y una desviación estándar de 0.98. La autodepreciación, con un puntaje de 13, una media de 1.33 y una desviación estándar de 1.16. Las ideas culpables de referencia, con puntaje de 8, una media de 0.83 y una desviación estándar de .90. La culpa patológica, con puntaje de 7, una media de .75 y una desviación estándar de .81. La depresión matutina, un puntaje de 7 una media de .75 y una desviación estándar de .67. El despertar precoz, que registra la puntuación más baja, con un total de 4, una media de .41 y una desviación estándar de .51. El suicidio, con un puntaje de 12, una media de 1.25 y una desviación estándar de 1.3. Finalmente la depresión observada, con un puntaje de 12, una media de 1.25 y una desviación estándar de .92. (ver tabla No. 1). 71 de pr . O bs . ic id io . re sp .p su . at de p. m de lp a pa t. lp . cu as cu pr . id e to de au se sp de pr e de . 30 29 28 27 26 25 24 23 22 21 20 19 18 17 16 15 14 13 12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 si ón puntuación registrada PUNTUACIÓN POR APARTADOS DE LA ESCALA CALGARY apartados de la e scala calgary Gráfica No. 9. Puntuación por apartados de la escala de Calgary ANÁLISIS POR APARTADOS DE LA ESCALA DE DEPRESIÓN DE CALGARY Apartado o Puntaje Media Desviación variable evaluada total estándar 15 1.5 1.04 Depresión 13 1.33 .98 Desesperanza, 13 1.33 1.16 Autodepreciación 8 .83 .90 Ideas culpables de referencia 7 .75 .81 Culpa patológica 7 .75 .67 Depresión matutina 4 .41 .51 Despertar precoz 12 1.25 1.3 Suicidio 12 1.25 .92 Depresión observada 91 9.1 5.8 Puntaje total Tabla No. 1 Análisis por apartados de la escala de depresión de Calgary 72 Se realizó una correlación entre las variables o subescalas que evalúa la escala Calgary de depresión con sigo mismas y con el puntaje final (tabla No. 2) y se encontraron los siguientes datos: La depresión reportada tiene una correlación positiva significativa con la desesperanza y contrario a lo esperado, una correlación negativa con la depresión observada. La desesperanza tiene una correlación positiva significativa, con la depresión, la autodepreciación, las ideas culpables de referencia y con el puntaje total. La autodepreciación, correlaciona significativamente de manera positiva con la desesperanza, con las ideas culpables de referencia, con la culpa patológica, con el suicidio y finalmente con el puntaje total. Las ideas culpables de referencia, se correlacionan positivamente de forma significativa con la desesperanza, la autodepreciación, la culpa patológica, el suicidio y con el puntaje total. La culpa patológica tiene correlación significativa positiva con la autodepreciación, las ideas culpables de referencia, el suicidio, la depresión observada y con el puntaje total. Mientras que la depresión matutina y el despertar precoz no correlacionan de modo significativo con ninguna otra variable. El suicidio tiene correlación positiva significativa con la autodepresiación, las ideas culpables de referencia, la culpa patológica, la depresión observada y con el puntaje final. 73 Por último, el puntaje final correlaciona positivamente de manera significativa con la desesperanza, la autodepreciación, las ideas culpables de referencia, con la culpa patológica y con el suicidio. CORRELACIÓN DE VARIABLES DE LA ESCALA DE DEPRESIÓN DE CALGARY VARIABLES depr deses .81* auto dep .40 ideas culp c d r pat .34 .19 dep mat. .38 desp pre .20 suici dio .00 depr obs -.11 punt total .52 Depresión 1.00 Desesperanza .81* 1.00 .82* .71* .55 .33 -.05 .39 .31 .84* auto depreciación ideas culp. de referencia culpa patológica depresión matutina despertar precoz Suicidio .40 .82* 1.00 .90* .80* .27 -.22 .68* .56 .92* .34 .71* .90* 1.00 .65* .25 -.28 .77* .45 .86* .19 .55 .80* .65* 1.00 .42 .05 .78* .68* .86* .38 .33 .27 .25 .42 1.00 -.26 .45 .29 .52 .20 -.05 -.22 -.28 -.05 -.26 1.00 -.29 -.42 -.13 .00 .39 .68* .77* .78* .45 -.29 1.00 .70* .79* -.11 .31 . 56 .45 .68* .29 -.42 .70* 1.00 depresión observada .52 .84* .92* .86* .86* .52 -.13 .79* .62 puntaje total * correlación positiva significativa Tabla No. 2. correlación de las variables de la escala de depresión de Calgary .62 1.00 74 CAPÍTULO IV CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN Los resultados encontrados en esta investigación, corroboran lo señalado por autores como De la Fuente (1997), respecto a que la esquizofrenia ha dejado de ser un trastorno presente preferentemente en los varones; pues al momento de seleccionar a los pacientes que cumplían con el criterio del diagnóstico se encontró que de un total de 10; el 50% eran mujeres y el 50% restante hombres. Sin embargo, los datos encontrados en la aplicación de la escala coinciden con la bibliografía internacional, respecto a que la depresión se presenta con mayor frecuencia en las mujeres, quienes alcanzan los puntajes más elevados en la escala aplicada. Este mismo autor, señala que al parecer el nivel socioeconómico bajo es el más afectado por la esquizofrenia, dato que de alguna manera se ve reflejado en el nivel de escolaridad de los participantes, pues el 70% (n=7) ni siquiera iniciaron el bachillerato. En cuanto a la ocupación, el 80% (n=8) de los participantes se reporta sin ocupación; 10% (n=1), jornalero y 10% (=1), ama de casa, lo que coincide quizá con lo señalado por el DSM-IV, que hace referencia a una marcada disfunción laboral, característica de la esquizofrenia, por tanto, generalmente el paciente depende económicamente de sus familiares. La depresión por igual, afecta el desarrollo laboral, ya que dificulta la concentración e implica pérdida de interés en realizar actividades. En cuanto al estado civil, el DSM-IV señala que la mayoría (60-70%) de los sujetos con esquizofrenia no se casan. Lo que se verifica en este estudio, pues el 80% son solteros y el 20% viudos, es decir, el total de los participantes, no tiene una relación de pareja, lo que 75 posiblemente favorece la presencia de síntomas depresivos. Estudios como el realizado por Apiquian y colaboradores (2001), en el instituto de psiquiatría Ramón de la Fuente, también revelan que los síntomas depresivos en la esquizofrenia, se encuentran asociados a variables como las recaídas y la falta de pareja, entre otras. Se verifica lo reportado por la bibliografía de la esquizofrenia, en cuanto a que el subtipo más común es el paranoide, diagnóstico que se presenta en el 70% (n=7), de los participantes; siendo el 30% restante de tipo indiferenciado. Según El DSM-IV, las ideas delirantes son la característica esencial del subtipo paranoide, y generalmente son de grandeza o persecución; es posible que tales características influyeran de manera negativa al aplicar la escala de depresión, es decir, que se sintieran amenazados o perjudicados (por ejemplo, que se ampliara su estancia en el hospital) si expresaban mayor intensidad en síntomas depresivos. Los resultados de la escala de depresión de Calgary aplicada, reflejan que contrario a lo esperado, la depresión reportada y la observada muestran un comportamiento distinto, es decir, no correlacionan de manera positiva, siendo mayor la depresión reportada, echo que puede explicarse posiblemente por lo señalado por autores como Broustra (1979), en cuanto a que la disociación es una característica presente en la esquizofrenia. Por tanto, la depresión que en el paciente se observa, no coincide por completo con la que expresa verbalmente. También puede deberse a que algunos de los participantes se relacionaban por primera vez con el entrevistador, y no existía suficiente empatia o a la necesidad de atención de algunos de estos pacientes. 76 De la Fuente (1997), y otros autores, señalan la desesperanza como un síntoma característico de la depresión, y es una de las variables más reportadas en la aplicación de la escala, además, ambas variables correlacionan de manera positiva, por tanto, es posible que la expresión de sentimientos de desesperanza, pueda ser un buen predictor de que presenta depresión. El suicidio, también presenta una puntuación elevada, se hace necesario estar atento a la expresión por parte del paciente, de este tipo de ideas, pues aun cuando pareciera indiferente a su situación, como señalan Halgin y Krauus (2004), la desesperanza es un sentimiento que puede conducirlos a intentar acabar con su vida, para escapar de la realidad. El suicidio es una de las variables que mayor correlación presentan, especialmente con aquellas relacionadas con el sentimiento de culpa, que parecen moverse en el mismo sentido, echo que se presenta también con la autodepreciaciòn. La combinación de estos factores puede tener consecuencias graves, De la Fuente (1997), señala que aproximadamente uno de cada 200 pacientes deprimidos se suicida y que un 50% de los suicidas han sufrido depresión, sí estas cifras son validas para la población en general, que decir de pacientes a quienes se agrega un diagnostico como el de esquizofrenia. La depresión observada, solo correlaciona positivamente con el suicidio, parece ser que la observación del paciente es una herramienta importante al evaluar el riesgo de que el paciente intente hacerse daño. Finalmente, la hipótesis de trabajo (el paciente diagnosticado con esquizofrenia presenta depresión) se acepta; puesto que, aunque en diferentes niveles, el total de pacientes presenta 77 síntomas de depresión, y el 50% de ellos, supera la categoría de mínima, es decir, presenta un síndrome depresivo, que requiere atención. Sin embargo, esta investigación, no permite dar respuesta a otras interrogantes, como ¿qué factores específicos favorecen la presencia de depresión en pacientes esquizofrénicos?, ¿pacientes no hospitalizados, presentan tambièn síntomas depresivos?, ¿los síntomas depresivos, aparecen en especial en alguna fase de la esquizofrenia?, etc. Por lo que, queda abierta a investigaciones posteriores. 78 BIBLIOGRAFÍA 1. Aldaz, J. A. Vázquez. (1996). Esquizofrenia: fundamentos psicológicos y psiquiátricos de la rehabilitación. España: Siglo XXI de España Editores, S.A. Pág. 135-170. 2. Apiquian R., Fresan A., Ulloa R. E. (2001). Estudio comparativo de pacientes con y sin depresión. Salud Mental. Vol. 4. Núm. 5. 3. Asociación Americana de Psiquiatría. (2001). Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. (DSM-IV). Barcelona. España: MASSON. 4. Bastide R. (1981) Sociología de las Enfermedades Mentales. México. Siglo XXI 5. Beck, A. (1976). Diagnóstico y Tratamiento de la depresión. México: Merck Sharp & Dohme Internacional. 6. Belloch, A., Sandìn, R. y Ramos, F. (1995). Manual de Sicopatología. Volumen 2. España: McGrawHill. Pág. 526 y 537. 7. Broustra, J. (1979). La esquizofrenia. Barcelona: Herder. Pág. 35 - 41. 8. Caro G. I. (2001). Género y Salud Mental. España: Biblioteca Nueva. 9. Davison, G.C. y Neale J. M. (2000). Psicología de la conducta anormal. DSM-IV. (2da ed.). México: Editorial Limusa Wiley. Pág. 456. 10. Davison, G. Neale, J., Ardisson, P. C. y Weskman G. C. (2000). Psicología de la conducta anormal. Un enfoque experimental. Segunda edición. México: Limusa. Pág. 417 y 418. 11. De la Fuente, R. (1997). La patología Mental y su terapéutica. México: Fondo de Cultura Económica de México. 12. De la Fuente, R., Mèdina, M. y Caraveo, J. (1997). Salud Mental en México. México: Psiquiatría y Psicoanálisis. Pàg. 361-369. 13. Fernández, F. A. (1997). Nuevas aportaciones sobre la depresión. Barcelona: EdikaMed. Pág. 3. 14. Garnica, R. (1998). Esquizofrenia. Guía para los familiares del paciente. México: Editorial Piensa. Pág. 3 – 35. 15. Goldman, H. (1996). Psiquiatría general. 4ª edición. México: Manual Moderno. Pág. 273-275. 16. Goldman H. H. (2000). Psiquiatria General. México: Manual moderno. 79 17. Granados, C. J. y Ortiz, H. L. (2003). Patrones de Daño a la Salud Mental: Psicopatología y diferencias de Género. Salud Mental. 26 (1), 43-45. 18. Halgin R. P., Krauus W. S. (2004). Psicología de la anormalidad. Perspectivas clínicas sobre desordenes psicológicos. Cuarta edición. Mèxico: Mc Graw Hill. 19. Lemos, G. S. (1995). Psicopatología. España: síntesis psicológica. Pág. 218-245 20. Minkowski, E. (1989). La Esquizofrenia. Psicopatología de los esquizoides y los esquizofrénicos. Mèxico: Paidos. 151-152. 21. Morrison, M. (2004). Fundamentos de enfermería en Salud Mental. España: Elsevier. Pàg, 458-459 22. Pancheri P. (1987). Manual de psiquiatría clínica. Segunda edición. México: Trillas. Pág. 218-220. 23. Sarason, I. y Sarason B. (1996). Psicología Anormal. El problema de la conducta inadaptada. Séptima edición. México: Prentice Hall. Pág. 330-332. 24. Sue, D. Sue, D y Sue, S. (1999). Comportamiento Anormal. (4ª Ed.) México: Mac Graw Hill. Pág. 406– 445. 25. Vallejo, R. J., Serrallonga, J. (1991). Introducción a la Psicopatología y a la Psiquiatría. 3ª edición. México: Salvat. Pág. 424-229. 80 ANEXOS 81 ANEXO I HOJA DE ACEPTACIÓN DE PARTICIPACIÓN Por medio de la presente, yo __________________________________________________, paciente internado en el hospital de salud mental de Xalapa, Ver., con número de expediente______________________, ingresado a este hospital el día___________________; acepto participar en el proyecto de investigación “Esquizofrenia y depresión”. Así mismo, hago constar que se me explicaron los objetivos de la investigación, así como los beneficios y la utilización de los resultados de mi participación. ________________________________________ Nombre y firma del participante 82 ANEXO II HOJA DE IDENTIFICACIÓN DEL PARTICIPANTE Nombre: ____________________________________________________ Edad: _______________________ Sexo F ( ) M ( ) Escolaridad: ____________________________________ Ocupación: _____________________________________ Estado civil: ____________________________________ Religión: _______________________________________ Lugar de residencia: _____________________________ Fecha de ingreso al hospital : ______________________ No. de expediente: _______________________________ Diagnóstico de ingreso: ___________________________ Observaciones: _______________________________________________________________ _______________________________________________________________ _______________________________________________________________ _______________________________________________________________ 83 ANEXO III ESCALA DE DEPRESIÓN DE CALGARY 1. Depresión ¿Cómo describiría su humor durante las 2 últimas semanas: se ha mantenido razonablemente alegre o ha estado muy deprimido o bajo de espíritu recientemente? ¿En las 2 últimas semanas con qué frecuencia ha estado... (propias palabras)? ¿Todos los días? ¿Durante todo el día? ( ( ( ( ) 0. Ausente ) 1. Leve. Expresa alguna tristeza o desaliento sobre la pregunta ) 2. Moderado. Claro humor deprimido que persiste menos de la mitad del tiempo durante las dos ultimas semanas; presencia diaria ) 3. Grave. Marcado humor deprimido que persiste diariamente más de la mitad del tiempo, e interfiere con el funcionamiento motor y social normal 2. Desesperanza ¿Cómo ve su propio futuro? ¿Puede ver algún futuro, o la vida le parece sin esperanza? ¿Se ha rendido o aún le queda alguna razón para seguir? ( ( ( ( ) 0. Ausente ) 1. Leve. Ha sentido alguna vez desesperanza durante la última semana pero aún tiene algún grado de esperanza para el futuro ) 2. Moderado. Sentimiento de desesperanza persistente y moderado durante la última semana. Puede ser persuadido a reconocer la posibilidad de que las cosas vayan mejor ) 3. Grave. Sentimiento de desesperanza persistente y doloroso 3. Autodepreciación ¿Cuál es la opinión acerca de sí mismo comparado con las demás personas? ¿Se siente usted mejor, peor o similar a la mayoría? ¿Se siente usted inferior e incluso inútil? ( ( ( ( ) 0. Ausente. ) 1. Leve. Algún sentimiento de inferioridad pero sin llegar a sentirse inútil ) 2. Moderado. El sujeto se siente inútil, pero menos del 50 % del tiempo ) 3. Grave. El sujeto se siente inútil más del 50 % del tiempo. De otra manera, puede ser cuestionado a reconocerlo 84 4. Ideas culpables de referencia ¿Tiene la sensación de que está siendo culpado de algo o incluso erróneamente acusado? ¿De qué? (No incluir culpas o acusaciones justificadas. Excluir delirios de culpa) ( ( ( ( ) 0. Ausente. ) 1. Leve. El sujeto se siente culpado, pero no acusado, menos del 50 % del tiempo ) 2. Moderado. Sentimiento persistente de ser culpado y/o sentimientos ocasionales de ser acusado ) 3. Grave. Sentimiento persistente de ser acusado. Cuando se le cuestiona reconoce que no es así 5. Culpa patológica ¿Tiende a culparse usted mismo por pequeñas cosas que pudo haber hecho en el pasado? ¿Cree usted que merece estar tan preocupado por ello? ( ( ( ( ) 0. Ausente. ) 1. Leve. El sujeto a veces se siente excesivamente culpable de algún pequeño error, pero menos del 50 % del tiempo ) 2. Moderado. El sujeto normalmente (más del 50 % del tiempo) siente culpa acerca de hechos pasados cuya significancia exagera ) 3. Grave. El sujeto normalmente cree que es culpable de todo lo que ha ido mal, incluso cuando no es por su culpa 6. Depresión matutina Cuando se ha sentido deprimido durante las 2 últimas semanas, ¿ha notado que la depresión empeoraba en algún momento concreto del día? ( ( ( ( ) 0. Ausente. ) 1. Leve. Depresión presente pero sin variaciones diurnas ) 2. Moderado. Se menciona espontáneamente que la depresión es peor por la mañana ) 3. Grave. Depresión marcadamente peor durante la mañana, con funcionamiento dificultado que mejora por la tarde 7. Despertar precoz ¿Se despierta más temprano por la mañana de lo que es normal en usted? ¿Cuántas veces a la semana ocurre esto? ( ( ( ) 0. Ausente. No hay despertar precoz ) 1. Leve. Ocasionalmente (hasta 2 veces a la semana) se despierta una hora o más tiempo antes de la hora normal de despertarse o de sonar el despertador ) 2. Moderado. A menudo (hasta 5 veces a la semana) se despierta una hora o más tiempo 85 ( antes de la hora normal de despertarse o de sonar el despertador ) 3. Grave. Diariamente se despierta una hora o más tiempo antes de la hora normal de despertarse o de sonar el despertador. 8. Suicidio ¿Ha sentido que la vida no merecía la pena? ¿Alguna vez sintió como si todo terminara? ¿Qué pensó que debería hacer? ¿Realmente lo intentó? ( ( ( ( ) 0. Ausente. ) 1. Leve. Frecuentes pensamiento de estar mejor muerto o pensamientos ocasionales de suicidio ) 2. Moderado. Ha pensado deliberadamente en el suicidio, con un plan, pero no ha hecho ningún intento ) 3. Grave. Intento de suicidio aparentemente diseñado para acabar en muerte 9. Depresión observada Basado en las observaciones del entrevistador durante la entrevista completa. La pregunta ¿Se siente con ganas de llorar? usada en momentos apropiados de la entrevista puede aportarnos información útil para esta valoración ( ( ( ( ) 0. Ausente. ) 1. Leve. El sujeto aparece triste y afligido incluso durante las partes de la entrevista en las que tratan temas afectivamente neutros ) 2. Moderado. El sujeto aparece triste y afligido a lo largo de toda la entrevista, con una voz triste y monótona, y está lloroso o próximo a llorar por momentos ) 3. Grave. El sujeto se sofoca con temas dolorosos, con frecuencia suspira profundamente, y llora abiertamente o permanece persistentemente en un estado de completa desdicha 86