N U E V A R E V I S T A DE FILOLOGÍA HISPÁNICA AÑO XII NÚMS. 3-4 GLOSAS D E T I P O P O P U L A R E N L A A N T I G U A LÍRICA A Raimundo Lida " E l núcleo lírico p o p u l a r en l a tradición hispánica es u n a breve y sencilla estrofa: u n villancico. E n él está l a esencia lírica intensificada: él es l a materia preciosa" (DÁMASO ALONSO, RFE 33, 1949» p. 334). Breves y sencillísimas son las jarchyas mozárabes, las coplitas que sirvieron de base a las cantigas d'amigo gallego-portuguesas, los antiguos villancicos castellanos. E n distintas épocas y distintas lenguas, dentro de la Península, la m i s m a forma d i m i n u t a se ha convertido en material poético para composiciones de más complejas pretensiones. " P i e d r a preciosa que por su concentradísima brevedad necesita ser engastada", la pequeña estrofa ha sido adorno o fundamento de varios tipos de poesía lírica: adorno cuando se la ha intercalado en u n poema más o menos extenso a manera de cita pintoresca (pastorelas, "ensaladas"); fundamento cuando constituye la culminación y a l m i s m o tiempo e l p u n t o de p a r t i d a métrico de u n a composición (en las muwashahas), o cuando se ha creado todo u n poema con l a simple repetición, variación y ampliación de su texto (cantigas d'amigo); fundamento también cuando sobre ella, a base de ella, se construye u n a g l o s a . Es esta última l a forma más generalizada, sobre todo en Castilla. Es l a f o r m a en que el cantarcillo lírico ejerce más de l l e n o su soberanía literaria, pues constituye aquí l a clave, el núcleo patente de u n a composición, a l a c u a l i m p o n e su tema, sus rimas y, muchas veces, l a estructura misma, l a intención, el vocabulario. Pero debemos apresurarnos a establecer u n a distinción esencial. S i a m e n u d o —y justamente en los breves cantares líricos— l a frontera entre l o p o p u l a r y l o c u l t o es bastante h u i d i z a , en las glosas es casi siempre clara y tajante. Glosa culta ("estribotes", " v i l l a n c i c o s " , "canciones", " l e t r i l l a s " de los siglos x v a x v n ) y glosa de t i p o p o p u l a r (o sea folklórico): entre ambas hay poco en común. Basten dos ejemplos. E n el p r i m e r o l a glosa culta es de comienzos d e l siglo x v i , en el seg u n d o de comienzos del x v n ; entre las dos glosas cultas hay hondas diferencias, pero frente a las respectivas glosas de tipo p o p u l a r resaltan, p o r contraste, sus semejanzas. } MARGIT FRENK ALATORRE $02 NRFH, XII Glosa popular Glosa culta Por vida de mis ojos, el caballero, Por vida de mis ojos, que bien os quiero. Por vida de mis ojos, el caballero, por vida de mis ojos, bien os quiero. Quierós de manera que fuera mejor sufrir m i dolor por más que muriera. Que no lo dijera, mas creed que muero —por vida de los vuestros— del bien qu'os quiero. Por vida de mis ojos y de m i vida, que por vuestros amores ando perdida. Por vida de mis ojos, el caballero... De los álamos vengo, madre, de ver cómo los menea el aire. De los álamos vengo, madre, de ver cómo los menea el aire. ¿Qué firmeza, madre mía, conmigo el amor tendrá si u n árbol se viene y va adonde el viento le guía, si m i l veces en u n día hojas y ramas se mudan? Las mismas temen y dudan su esperanza y mis verdades. De los álamos vengo, m a d r e . . . De los álamos de Sevilla, de ver a m i linda amiga, de ver cómo los menea el aire . 1 L a diferencia entre ambos tipos de glosa n o estriba sólo e n el contenido, en l a forma métrica, en e l vocabulario y l a sintaxis: el autor de l a glosa culta toma el cantarcillo como tema de sus cavilaciones personales, que expresa, c o n mayor o menor alarde de técnica, en u n estilo m u y de l a época y m u y suyo; l a glosa es para él u n a creación en l a que vierte, si n o o r i g i n a l i d a d , sí pericia de poeta. L a estrofa i n i c i a l , muchas veces ajena, es, n i más n i menos, u n pretexto para ejercitar esa pericia. L a a c t i t u d de los autores de glosas populares es d e l todo distinta: n o q u i e r e n sino c o n t i n u a r modestamente el cantarcillo, respetando las más veces su espíritu y su tono. L a glosa p o p u l a r n o es u n poema en sí: es esclava fiel de l a breve canción, cuyo contenido repite variándolo ( " P o r v i d a de m i s ojos. . . " ) , o desarrolla c o n mayor o m e n o r extensión ("De los álamos vengo. . . " ) , o despliega o e x p l i c a o complementa, todo ello de acuerdo c o n ciertas técnicas tradicionales. 1 L a primera glosa culta está en las Obras de JUAN FERNÁNDEZ DE HEREDIA, ed. F . Martí Grajales, Valencia, 1913, p p . 163-164; l a segunda, en el Labe- rinto (Bar- amoroso de los mejores romances, compilado por JUAN DE C H E N celona, 1618), ed. J . M . Blecua, Valencia, 1953, p. 111. Las dos glosas populares (anónimas) figuran en l a Recopilación de sonetos y villancicos (Sevil l a , 1560) d e l músico JUAN VÁZQUEZ, ed. H . Anglés, Barcelona, 1946, pp. 47 y 37. NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR E n l a E d a d M e d i a , se nos h a d i c h o , e l breve v i l l a n c i c o era enton a d o p o r el coro antes y después de cada u n a de las estrofas glosadoras, cantadas por solistas . E l v i l l a n c i c o actuaba, pues, c o m o estri2 b i l l o , pero su función era m u c h o más i m p o r t a n t e q u e l a de u n m e r o estribo o apoyo; n o era p i e , s i n o cabeza, y decidía, n o sólo e l tema, sino e l carácter m i s m o de las estrofas glosadoras. Esa sujeción a l cantar i n i c i a l , e l ajuste a determinados moldes tradicionales y, p o r supuesto, l a sencillez m i s m a de l a expresión, de las formas métricas y de las rimas, en u n a p a l a b r a , e l carácter folklór i c o de las estrofas plantea l a cuestión de si es conveniente aplicarles e l n o m b r e de glosa, usado para a q u e l l a o t r a f o r m a , razonada, c o m p l e j a y personal de l a poesía c u l t a . S i n embargo, l a falta de u n t é r m i n o más adecuado y el hecho de que, e n u n sentido lato, las estrofas populares también c o n s t i t u y e n casi siempre u n a especie de "glosa" del "villancico" (palabra q u e a q u í a p l i c o exclusivamente a l breve cantar-núcleo) hacen lícito su e m p l e o . L a glosa c u l t a h a sido y a objeto de estudio; l a glosa de t i p o p o p u l a r , en c a m b i o , n o h a m e r e c i d o sino alusiones fugaces ; 3 ni s i q u i e r a se h a analizado e l r e p e r t o r i o de sus moldes estróficos (la f o r m a zejelesca, única estudiada, es l a menos frecuente), a pesar de Dice MENÉNDEZ PIDAL: " E l villancico temático, que es por sí mismo ya un poemita, está concebido con u n a más vaga simplicidad que el resto, es el elemento tradicional conocido por todos, o fácilmente asimilable por todos y destinado a hacerse tradicional, propio, en fin, para ser cantado a coro; mientras las estrofas glosadoras son meramente populares, ideadas por l a improvisación más personal, y propias para ser entonadas por la voz sola del que guía el canto" ( " L a primitiva poesía lírica española", Estudios literarios, M a drid, 1920, p p . 332-333). S i n duda sería frecuente l a improvisación de estrofas glosadoras, pero, como toda improvisación folklórica, también ésta se basaría en moldes tradicionales, perfectamente establecidos. Creo evidente, por otra parte, que muchos villancicos tendrían su p r o p i a glosa, tan conocida por todos como el villancico mismo ( " E n los tálamos de S e v i l l a . . . " cantan ahora los judíos marroquíes, recuerdo probable de l a glosa —sin duda tradicional— " D e los álamos de S e v i l l a . . . " ) . Muchas glosas de tipo popular incluidas en los antiguos cancioneros musicales y en otras fuentes provendrían del acervo folklórico medieval. H A N S JANNER, " L a glosa española, estudio histórico de su métrica y de 2 8 sus temas", RFE, 27 (1943), pp. 181-232, y PIERRE L E GENTIL, La poésie lyrique espagnole et portugaise à la fin du moyen âge, t. 2, Les formes, Rennes, 1953, libro I V , han estudiado detenidamente las glosas cultas. E n cuanto a las populares, sólo se han comentado, que yo sepa, las de forma zejelesca (MENÉNDEZ PIDAL, art. cit. y "Poesía árabe y poesía europea") y las de estructura paralelística; sobre éstas se ha entablado hace poco u n a polémica entre JOSÉ R O M E U FIGUERAS (artículos citados infra, nota 6) y EUGENIO ASENSIO, q u i e n examina con notable agudeza el paralelismo de los cantares gallego-portugueses y castellanos, l o mismo que el practicado por G i l Vicente, en su libro Poética y realidad en el cancionero peninsular de la Edad Media, Madrid 1957.—Al co- mentar brevemente las glosas de tipo popular en m i tesis sobre La lírica popular en los siglos de oro (México, 1946), contaba yo con u n material insuficiente, que me llevó a conclusiones ya insostenibles: 1) esas glosas son pocas y no 304 MARGIT FRENK ALATORRE NRFH, XII la importancia que se adjudica a las cuestiones métricas en la dilucidación de los orígenes de l a lírica romance. A n t e todo i m p o r t a , pues, ver de manera general qué y cómo son esas glosas populares, y, dada su estrecha dependencia respecto del villancico, el p r i m e r paso será u n examen de su relación con él: hasta qué p u n t o y de qué manera determina el v i l l a n c i c o el conten i d o , la estructura y el lenguaje de la glosa. T a l es el objeto de este trabajo. Sólo de pasada nos ocuparemos de lo que es l a glosa en sí misma. Su estructura métrica y musical y ciertos procedimientos estilísticos se comentan parcialmente en la p r i m e r a parte; en cambio, se omite toda referencia a l a ligazón —paralelismo, encadenamiento, etc.— entre u n a estrofa y o t r a . 4 LAS FUENTES A d o p t a r es adaptar. C u a n d o l a poesía cortesana, hacia fines del siglo xv, abrió sus puertas a l a canción rústica y callejera, no quiso dejarla entrar desaliñada como venía: le puso u n vestido decente y a l a moda, dejándole sólo l a cabeza al descubierto. C o n su nuevo ropaje (glosa a l estilo cortesano), la intrusa pudo ya figurar dignamente al lado de damas y caballeros. Los músicos h i c i e r o n otro tanto: aceptaron l a sencilla melodía, pero l a revistieron de galas p o l i fónicas. A esos músicos, sin embargo, no les preocupaba el decoro de las palabras que acompañaban a la melodía, y a m e n u d o n o esper a r o n a que les pusieran su vestimenta cortesana. Así se colaron en el gran Cancionero musical de Palacio b u e n número de canciones con sus glosas originales, que en vano buscaremos en las comconstituyen supervivencias tradicionales, sino probablemente creaciones de poetas que imitaban el estilo popular (evidentemente, para que hubiese imitación tenía que haber algo que imitar; las glosas populares que se nos conservan, aunque muy inferiores en número a las cultas, son suficientes para revelarnos la existencia de todo u n corpus de procedimientos tradicionales, aplicados lo mismo por los poetas populares de la Edad M e d i a que por sus imitadores renacentistas); 2) "casi todas las [glosas] de carácter popular que hemos encontrado son narrativas", y por lo tanto "las glosas o no son populares, o si lo son, no son líricas" (como podrá verse a continuación, abundan las glosas populares de carácter no narrativo, y —cf. infra § 2 7 — aun las narrativas son de hecho, líricas). E n su reciente Historia de la poesía lírica a lo divino en la cristiandad occidental ( M a d r i d , 1958, p. 145, nota 31, y p. 184, nota 64), BRUCE W . WARDROPPER se hace eco de tales juicios, que ahora me veo obligada a contradecir. * De las glosas paralelísticas y encadenadas sólo tomo en cuenta la primera estrofa, que es la que parte directamente del villancico: de ella surgen, por desenvolvimiento interno, las demás estrofas. (En todos los cantares paralelísticos recogidos y compuestos durante el Renacimiento la estrofa que inicia el movimiento repetitivo no es —a diferencia de lo que parece ocurrir en las cantigas d'amigo medievales— el núcleo básico de la composición, sino que deriva del villancico, en la misma medida en que derivan de él las demás glosas populares que en seguida estudiaremos). NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR pilaciones poéticas contemporáneas . D u r a n t e el siglo x v i siguieron siendo los músicos los protectores por excelencia —ya no inconscientes, sino deliberados— de la glosa p o p u l a r ; los polifonistas, u n J u a n Vásquez sobre todo, o los anónimos del Cancionero de XJpsala, y también los vihuelistas: Milán, Narváez, M u d a r r a , Valderrábano, Pisador, F u e n l l a n a , Esteban Daza. Protectores, y quién sabe si no también productores. P o r q u e esos músicos —algunos eran a l a vez poetas— p u d i e r o n sentirse tentados a i m i t a r las glosas populares, siguiendo su técnica en parte facilísim a . ¿Quién juraría que la glosa " P o r v i d a de mis ojos / y de m i vida. . ." es antigua y n o de J u a n Vásquez? Hacía falta sensibilidad, compenetración con el cancionero p o p u l a r y u n a buena dosis de talento; todo eso l o tenía J u a n Vásquez sobradamente. Y n o sería el único. Años antes de que Vásquez compusiera sus "villancicos y canciones" vivió otro gran entusiasta de l a canción folklórica; músico también, pero sobre todo dramaturgo, intercaló en sus autos, farsas y tragicomedias u n sinnúmero de canciones con encantadoras glosas a l estilo antiguo: " C u a n d o G i l Vicente, dice E u g e n i o Asensio, h a i n c l u i d o u n cantable más dilatado —estribo y u n a o más estrofas—, podemos dar por asentado que. . . a lo menos ha transformado y adaptado ampliamente la glosa" (Poética y realidad, pp. 170-171). L a intervención de G i l V i c e n t e me parece m u y probable en muchos casos (cf. infra, § 39 y nota 32), aunque n o necesariamente en todos, pero sus esquemas siguen siendo casi siempre los tradicionales. E n l a utilización de glosas de tipo arcaico ningún dramaturgo español, contemporáneo o posterior, iguala a G i l Vicente. Unas cuantas hallamos en L o p e de R u e d a , D i e g o Sánchez de Badajoz y, ya en el período clásico, algunas más en comedias de L o p e , T i r s o y sus seguidores o en los "bailes" anónimos. C o m o es lógico, los cancioneros poéticos, particulares o colectivos, sólo por milagro nos ofrecen algún ejemplo, y lo m i s m o cabe 5 E n glosas tan sencillas y folklóricas como, por ejemplo, las de "Dentro en el vergel", " N o pueden dormir mis ojos", "Miño amor, dexistes «¡ay!»" y " B u e n amor, no me deis guerra", no logro percibir la mano de u n refundidor culto, por más que m i gran amigo Eugenio Asensio nos haya puesto sobre aviso al escribir: " L a polifonía sabia y complicada impulsaría a p u l i r los textos musicados cuando su tosquedad y rudeza no armonizasen con el nivel musical. Sin excluir el que contadas veces la intención satírica o de contraste haya mantenido una pátina de rústico arcaísmo, ordinariamente se evitaría la inarmónica oposición entre palabras toscas y melodía [¿polifonía?] refinada" (Poética y realidad. . . , p. 157). Textos como los citados y otros muchos me hacen pensar que en tiempos del Cancionero musical de Palacio los músicos no sentían el escrúpulo de los poetas contemporáneos, y solían aceptar sin más el texto que les venía a la mano. A propósito del romance del Prisionero dice Menéndez P i d a l (Romancero hispánico, M a d r i d , 1953, t. 2, p. 45): " L a versión acortada para el Cancionero musical [de Palacio] es inferior. . . , desordenada y confusa; al músico no le preocupó el texto de la canción". 5 306 NRFH, XII MARGIT FRENK ALATORRE decir —con u n a única y notable excepción— de los pliegos sueltos, casi siempre atentos a l a m o d a aristocrática. N o podía faltar entre las fuentes el Vocabulario de refranes del maestro Correas, portentosamente r i c o en cantares folklóricos, aunque en materia de glosas se nos muestra más b i e n avaro. E n su conjunto, las fuentes nos ofrecen más de doscientas glosas populares castellanas, gallegas, portuguesas y catalanas; muchas de ellas, sin embargo, aparecen demasiado fragmentarias o corrompidas para que sea fácil reconocer su estructura; o dejan traslucir en exceso la intervención personal de u n poeta culto; o son, por su temática y su estilo, más b i e n populacheras y vulgares que tradicionales. N i n g u n a de estas composiciones se h a tenido en cuenta aquí, y tampoco, p o r supuesto, las que constan de varias estrofas equivalentes, s i n v i l l a n c i c o (como las endechas "Parióme m i madre. . . " ) . Estudiaremos en total ciento sesenta y cuatro cantares cuya glosa puede considerarse de tipo popular, tanto por su tema como por su estructura y estilo, y por su relación con el v i l l a n c i c o . Poco importa, para el caso, que sean arcaicas o tardías. L a mayoría de los cantares que se examinarán figura en l a abundante Antología de la poesía española. Poesía de tipo tradicional, de DÁMASO ALONSO y JOSÉ M . BLECUA (Madrid, 1956; abrevio Antol.), que nos dispensa de m u l t i p l i c a r las citas y de precisar las fuentes antiguas de los textos. Para algunos cantares, r e m i t o a los trabajos de R o m e u Figueras ; otros, n o i n c l u i d o s en n i n g u n a de 6 6 JOSÉ R O M E U FIGUERAS, " L a poesía popular en los cancioneros musicales españoles de los siglos xv y x v i " , AnM, 4 (1949), 57-91; " E l cósante en la lírica de los cancioneros musicales españoles de los siglos xv y x v i " , AnM, 5 (1950), 15-61; " E l cantar paralelístico en Cataluña. Sus relaciones con el de Galicia y Portugal y el de Castilla", AnM, 9 (1954), 3-55 (abrevio, respectivamente, Poes. pop., Cósante, Catal., y doy el número de la composición). Otras abreviaturas empleadas: Cantares—Cantares de diversas sonadas con sus p l . s . gót., s.l.n.a., reimpreso en el Cancionero cancionerillos góticos, Valencia, 1952. Cartapacios—K. xvr", BAE, CMP—Cancionero 1 deshechas muy graciosas. . ., de galanes y otros rarísimos [ed. A . Rodríguez-Moñino], pról. M . F . Alatorre, MENÉNDEZ PIDAL, "Cartapacios literarios salmantinos del siglo (1914), 43-55, 151-170, 298-320. musical de Palacio, ed. H . Anglés, Barcelona, 1947 1951 y (doy el número de la composición y, entre corchetes, el que tiene en la ed. de Barbieri). CORREAS—GONZALO CORREAS, Vocabulario de refranes y frases proverbiales..., ed, M a d r i d . 1924. COTARELO—EMILIO COTARELO Y M O R Í , Colección jácaras y mojigangas, NBAE, ts. 17 y 18. FUENLLANA—MIGUEL DE FUENLLANA, Libro de Orphénica lyra, Sevilla, 1554. Pisa—R. FOULCHÉ-DELBOSC (ed.), "Les !53-263. de música entremeses, para loas, vihuela romancerillos de Pise", RHi, bailes, intitulado 65 (1925), NRFH, GLOSAS DE TIPO POPULAR XII estas publicaciones, requieren indicaciones bibliográficas. U n a sola versión (en los casos en que existen varias análogas) bastará para los fines del presente trabajo . 7 LOS PRINCIPALES TIPOS H e dicho que l a glosa p o p u l a r —en contraste con la c u l t a — es esclava fiel del v i l l a n c i c o . D e u n m o d o general esta afirmación es aplicable, en efecto, a todas las glosas que aquí nos ocupan; en sentido riguroso, sin embargo, sólo le está a cierto tipo. P o r q u e hay que empezar a d i s t i n g u i r . L a s glosas populares pueden dividirse en dos grandes grupos: 7) las que constituyen u n a versión a m p l i a d a d e l villancico, y 2) las que constituyen, frente a éste, u n a entidad aparte. L o que l l a m o 'Versión a m p l i a d a d e l v i l l a n c i c o ' ' surge, ya p o r u n d e s p l i e g u e de éste, cuyos elementos se repiten y amplían, u n o tras otro, ya p o r u n d e s a r r o l l o que parte p o r lo general d e l p r i m e r verso del v i l l a n c i c o . E n ambos casos l a glosa nace por u n crecimiento orgánico d e l cantar-núcleo. Puede hablarse, en cambio, de " e n t i d a d aparte" cuando se r o m p e el cordón u m b i l i c a l , o sea l a dependencia textual. L a glosa suele entonces colocarse en e l m i s m o n i v e l d e l v i l l a n c i c o y c o m p l e m e n t a r l o prolongándolo o dialogando con él, o b i e n puede enfrentar a l v i l l a n c i c o u n a narración que lo e x p l i q u e . Nuestro análisis de las glosas populares se guía por esta clasificación de procedimientos, que, como toda clasificación, podrá pecar a veces de rígida y arbitraria, pero que —confío— pondrá de m a n i fiesto las líneas generales que seguían los autores de glosas. C o m e n zaremos por las glosas más fieles a l villancico-núcleo, para estudiar luego las que logran cierto grado de emancipación. F i n a l m e n t e , y Praga-<R. FOULCHÉ-DELBOSC (1924), 303-586. Upsala—Cancionero de Upsala (ed.), "Les cancionerillos de Prague", RHi, (Venecia, 1556), ed. J . B a l y Gay, 61 E l Colegio de México, 1944. VÁSQUEZ, Recop.—JUAN y a cinco VÁSQUEZ, Recopilación de sonetos y villancicos a quatro (Sevilla, 1560), ed. H . Anglés, Barcelona, 1946. VÁSQUEZ, Vill.—JUAN VÁSQUEZ, Villancicos G . VICENTE, Copil—GIL y canciones VICENTE, Copilagam de a tres y quatro, todalas obras Osuna, (Lisboa, 1562), ed. facsimilar, Lisboa, 1928. Unas palabras más sobre las fuentes. Las ediciones modernas de los cancioneros musicales no siempre nos proporcionan una lectura correcta de la glosas; suelen repetir innecesariamente u n verso, o bien omiten —sin duda por creerlo mero relleno de una frase musical— la repetición de u n verso que en realidad forma parte del texto poético (cf. infra, § § 6, 16, notas 10, 2 1 ) . Como es lógico, esos errores pasan después a las antologías. Se impone, pues, una revisión de la música, cosa que he hecho en la mayoría de los casos. Más grave es lo que ocurre con los cancioneros poéticos, obras dramáticas y demás fuentes antiguas, que a menudo registran incompleta u omiten del todo la repetición final del villancico: aquí no hay, por desgracia, posibilidades de rectificación. 7 308 NRFH, XII MARGIT FRENK ALATORRE a manera de apéndice, se examinarán en breve ojeada veintisiete cantares cuya "glosa" constituye l a parte p r i m o r d i a l , en cuanto a l sentido, quedando e l v i l l a n c i c o reducido a mero estribillo-apoyo. I. L A G L O S A E S V E R S I Ó N A M P L I A D A D E L V I L L A N C I C O i . DESPLIEGUE § i . L a s glosas que más estrechamente dependen d e l villancico son aquellas que, repitiendo u n o p o r u n o sus elementos, los despliegan o desdoblan p o r m e d i o de adiciones. L o s elementos —versos o hemistiquios— d e l v i l l a n c i c o q u e se amplían son siempre los dos primeros, y a l repetirse en las coplas aparecen invariablemente en sus versos impares. C u a n d o e l v i l l a n c i c o es u n dístico, e l despliegue suele ser t o t a l ; cada verso recibe u n compañero: Dícenme qu'el amor no fiere, mas a mí muerto me tiene. Dícenme qu'el amor no fiere n i con fierro n i con palo, mas a mí muerto me tiene. la que traigo de la mano. Dícenme qu'el amor no fiere n i con palo n i con fierro, mas a mí muerto me tiene la que traigo d'este dedo. (Cantares, p. 64) L o s villancicos de tres o cuatro versos sólo alcanzan u n desdoblam i e n t o p a r c i a l , puesto q u e el último o los dos últimos versos se repiten s i n ampliaciones. T a m b i é n se despliegan parcialmente algunos dísticos (y u n trístico) cuyo p r i m e r verso se fracciona en dos partes q u e se repiten y amplían y después de las cuales reaparece, s i n adiciones, e l resto d e l v i l l a n c i c o . Tales son las modalidades de este procedimiento, d e l cual conozco v e i n t i o c h o casos (todos, salvo dos, castellanos). A propósito de él h a hablado E u g e n i o Asensio de u n a "inserción d e l e s t r i b i l l o en l a estrofa" y h a dicho q u e l a estrofa "está bordada sobre e l cañamazo" d e l v i l l a n c i c o . E x a m i n e m o s e l cañamazo y después e l bordado. 8 8 Poética y realidad, pp. 210-212 (cf. además, pp. 93, 95-98). Asensio estudia l a estructura de los textos incluidos en Cantares (véase también m i Introducción a l a edición de ese cancionerillo, p p . xl-1) y hace notar l a originalidad de l a fórmula que he llamado "despliegue". Él la bautiza con el nombre de rondel castellano, que no creo del todo adecuado: existe u n a diferencia demasiado profunda entre nuestro procedimiento y el seguido en el rondel francés, no sólo por el lugar de la estrofa en que éste intercala el primer verso N R F H , XII a) Despliegue 309 GLOSAS DE TIPO POPULAR total (villancico de dos versos: copla de cuatro) § 2. Además del cantar citado, conozco otros once casos de despliegue total. D e l m i s m o pliego suelto: "Enojástesos, señora", " S i los pastores han amores" (Antol., 173 y 175) y " P o d e r tenéis vos, señora" (Cantares, pp. 61-62). D e otras fuentes: " A g o r a viniese u n v i e n t o " , " A l t a estaba l a peña", " N o tengo cabellos, madre", " Q u e si viene la noche", " Q u i e n b i e n h i l a " (AntoL, 375, 141, 124, 470, 228), "(Ay) L u n a que reluces" (Antol., 247; Pisa, 89; hay otra glosa distinta, i n c l u i d a infra, § 20), " Q u i e n tal árbol pone" (CMP 187 [122]: sólo la p r i m e r a estrofa es p o p u l a r ) ; " R o m e r o verde" ( L o p e de Vega, AcadN, 8, p. 75a). L a repetición de los versos del dístico dentro de l a estrofa es textual, salvo en los dos últimos cantares, que muestran u n a leve variación ("razón es que l l o r e " : " b i e n tiene que [no quien] l l o r e " ; " R o m e r o verde": " A q u e l romerico verde"). y § 3. E n todos estos casos l a copla glosadora constituye u n a u n i dad cerrada, y —como puede verse en CMP, 187, Upsala, 19 y VÁsQUEZ, Recop., pp. 214 s — posee su música p r o p i a (aunque a men u d o derive de la del villancico). ¿Se repetía otra vez después de ella el v i l l a n c i c o íntegro? Esto sólo consta en u n caso (CMP 187); en dos, n o hay indicación alguna; en los demás, es evidente que se repite l a música de todo el v i l l a n c i c o , pero su p r i m e r a parte está ocupada, no por el p r i m e r verso d e l villancico-dístico, sino p o r otro distinto, mientras que la segunda conserva su texto o r i g i n a l (segundo verso del dístico) . L a naturaleza de ese verso que sustituye al p r i m e r o del v i l l a n c i c o es variable: puede consistir simplemente en } 9 del estribillo, sino ante todo por el hecho de que ese verso constituye en general u n elemento extraño dentro de la estrofa: "Prendes i garde s'on m i regarde; / s'on m i regarde, dites le moi. // (Copla:) C'est tout l a jus en cel boschage / —prendes i garde s'on mi regarde— / la pastourele gardoit vache: / plaisans brúñete, a vous m ' o t r o i . . ." (BARTSCH, Rom. u. Past., p. 222); se produce, pues, una verdadera "intercalación" del estribillo, mientras que en los cantares españoles con despliegue la glosa constituye u n desenvolvimiento orgánico de esos versos del villancico que en ella se repiten. E l estribillo no se inserta realmente, sino que forma el núcleo mismo de la estrofa. 9 frain Es el procedimiento que P. L E GENTIL llama reprise y del cual se ocupa detenidamente en La poésie 250 ss., 269 ss., passim, y en Le virelai et le villancico. en lyrique, manière de re- t. 2, pp. 217, . . , Paris, 1954, pp. 57- 74, passim. Esa repetición parcial del estribillo, que él supone de origen provenzal, "semble liée au développement d u chant polyphonique" (Le virelai, p. 65 nota) y al parecer excluye, en la mayoría de los casos, la repetición íntegra del villancico. H e aquí u n problema grave. Si l a reprise en manière de refrain es en efecto u n producto tardío, las muchas glosas de tipo popular y arcaico en que la encontramos —ya veremos otros casos— habrían adaptado su estructura, en ese aspecto, a la poesía musical cortesana de los siglos xvxvi. Su estructura sería híbrida. ¿Cómo saberlo? N o podemos por ahora sino describir los modos de ejecución propios de la música renacentista, únicos que conocemos. NRFH, XII MARGIT FRENK ALATORRE 3io l a repetición d e l último verso de l a copla (AntoL, 175 y 141 ) o de sus últimas palabras (AntoL, 228), pero puede también ser u n verso nuevo: 10 Poder tenéis vos, señora, de matar el amor en u n hora. Poder tenéis vos, señora, y del rey dada licencia, de matar el amor en u n hora sin espada y sin rodela. Y sin rodela, señora, de matar el amor en u n hora. (Cantares, pp. 61-62) " Y s i n rodela, señora": se repiten las últimas palabras de l a copla y en seguida el final —que suele ser u n vocativo— d e l verso i n i c i a l del villancico. L o m i s m o en otros tres cantares de este g r u p o (AntoL, 173 y 124; Pisa, 8 9 ) . Ese verso " n u e v o " n o dice nada y n i siquiera establece u n enlace conceptual entre l a estrofa y e l v i l l a n c i c o ; es sólo u n relleno para l a p r i m e r a frase musical, e n l a cual, p o r algún m o t i v o , n o se quería repetir e l verso i n i c i a l d e l v i l l a n c i c o . E l m i s m o carácter tienen otros versos-sustitutos que n o emplean esa técnica (AntoL, 375, 470). 1 1 b) Despliegue parcial § 4. C u a n d o el v i l l a n c i c o tiene t r e s versos, l a copla tiene c i n c o , puesto q u e sólo los dos primeros se desdoblan: ¿Agora que sé d'amor me metéis monja? ¡Ay Dios, qué grave cosa! ¿Agora que sé d'amor de caballero, agora me metéis monja en el monesterio? ¡Ay Dios, qué grave cosa! 12 Este último cantar, " A l t a estaba l a peña", se imprime siempre sin l a repetición: "y el trébol florido, / nace l a malva en ella", que l a música, sin embargo, pone de manifiesto (véase Upsala, música, p. 39). L o encontramos también en otros cantares (cf. por ejemplo infra, § 15) y suele actuar de "verso de vuelta". E n el presente caso, sin embargo, no cumple tal función, puesto que l a glosa emplea, como es lógico, l a misma rima del villancico. Creo que hay que relacionar propiamente este tipo de versos con el 1 0 1 1 procedimiento culto del mot-rime (cf. L E GENTIL, La poésie lyrique, t. 2, pp. 250, 268, passim) más que con el encadenado de que habla J u a n del Encina (ASENSIO, Poética y realidad, p. 211), pues este último afecta a l a relación entre verso y verso de u n poema, y no —según parece— a l a relación entre la glosa y su villancico (véase JUAN DEL ENCINA, Arte 1 2 Este cantarcillo de la Recopilación de poesía castellana, vin). « de Vásquez suele escribirse en versos NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR E n el m i s m o caso está " E n c i m a del p u e r t o " (Antol., 177); en cambio, l a glosa de " Q u i e n amores ten / afinque-los b e n " añade dos versos m á s . § 5. E l v i l l a n c i c o de c u a t r o versos da, a l desplegarse, u n a copla de s e i s : 13 Quien amores tiene ¿cómo duerme? —Duerme cada cual como puede. Quien amores tiene de la casada ¿cómo duerme la noche n i el alba? —Duerme cada cual como puede *. 1 I g u a l estructura en " D e c i l d e a l caballero" (Antol., 150), "¿Si nos dais posada, / l a mesonerica?" (COTARELO, t. 2, 493«) y —con leve variación textual— "Señora l a de Galgueros" (Antol., 214; otra versión en El pretendiente al revés de T i r s o , I, 6). § 6. E n cuatro cantares cuyo v i l l a n c i c o es u n d í s t i c o , el p r i mer verso se d i v i d e en dos partes, que a l desdoblarse dan lugar a los dos primeros versos de l a copla; tras ellos, se repite el segundo verso d e l v i l l a n c i c o , de m o d o que l a estrofa es de t r e s versos: " G r i t o s daban en aquella sierra", "Salga l a l u n a , el caballero", " A b a ja los ojos, casada" (Antol., 52, 112, 91) y el siguiente texto (Antol., 151), que siempre se h a impreso s i n l a repetición d e l final del v i l l a n cico, atestiguada p o r l a música: Dicen a mí que los amores he: con ellos me vea si tal pensé. Dicen a mí por la v i l l a que traigo los amores en la cinta: con ellos me vea si tal pensé. Se verá que hay u n c a m b i o v e r b a l ("que traigo los amores" p o r " q u e los amores he"). D e hecho, n i n g u n o de estos cantares sigue el largos (Henríquez Ureña; Anglés; Antol., 99). Interpretado así pertenecería al tipo de despliegue estudiado en el § 6; pero creo más adecuada l a escritura en versos breves. Cf. nota 14. Figura en el libro de vihuela El maestro de Luis MILÁN (Valencia, 1536), f. 4 1 . R O M E U , Cósante, 68, l o imprimió con algunos errores. Debe ser así: " Q u i e n amores ten / afinque-los ben, / que nan é veinto que va y ven. / / Quien amores ten / allá en Castella, / e ten seu amor / en dama donzella, / afinque-los ben / e non parta della, / que nan é veinto que va y ven". También esta canción de J u a n Vásquez (y "Decilde al caballero") se suele escribir en versos largos (Antol., 109), o aun dividiendo en tres versos el villancico ("Quien. . . / cómo. . . / Duerme. . . " ) . Escribiéndolo como he hecho 13 14 312 MARGIT FRENK ALATORRE NRFH, XII esquema rígidamente. L o s otros tres invierten, a l desdoblarlos, los elementos d e l verso i n i c i a l , y a u n o m i t e n o cambian los artículos: "Salga l a l u n a , e l c a b a l l e r o . . . // Caballero aventurero, / salga la luna por e n t e r o " . E l mismo procedimiento vemos en "Salteóme l a serrana", "Desciende a l valle, n i ñ a " [no "la niña"] y " A m i puerta nace u n a fonte" (Antol., 475, 58, 180), c o n l a diferencia de que l a estrofa añade además u n verso (en las dos primeras canciones) o dos versos (Antol., 180). T a m b i é n se fracciona y amplía c o n variaciones e l p r i m e r verso del v i l l a n c i c o t r í s t i c o " M e u naranjedo n o n ten f r u t a . . . " (CMP, 310 [437]): " M e u naranjedo florido, / e l fruto n o Tes venid o " ; el resto d e l trístico se repite s i n adiciones. § 7. L a repetición forzosa d e l último o de los dos últimos versos d e l v i l l a n c i c o inmediatamente después de desdoblarse sus dos primeros elementos da a las glosas c o n "despliegue p a r c i a l " u n a estruct u r a distinta de l a q u e hemos observado en los casos de despliegue total. Porque ese final del v i l l a n c i c o queda ahora conceptualmente integrado a l a copla misma. L a estrofa c o n despliegue total termin a c o n el cuarto verso, de r i m a distinta de l a d e l v i l l a n c i c o ; para redondear l a composición es indispensable repetir después el v i l l a n cico (ya hemos visto en q u é forma). E n cambio, l a estrofa c o n despliegue parcial t e r m i n a c o n e l final d e l v i l l a n c i c o , y n o hace falta nada más. L a música subraya l a redondez d e l poema, pues e l final de l a estrofa se canta con l a música d e l villancico. Éste puede repetirse luego íntegro (Antol., 475; 151, 109, 112 = VÁSQUEZ, Recop., I I , núms. 2, 15, 18), pero l a repetición n o es forzosa. 15 Técnica de la ampliación en el despliegue (total y parcial) § 8. L a obligada reaparición d e l v i l l a n c i c o d e n t r o de l a glosa determina e l carácter de ésta: le marca fronteras, le i m p o n e u n a especie de freno. Apenas h a i n i c i a d o el vuelo l a fantasía, se le cortan las alas; n u n c a va m u y lejos, aunque su breve r e c o r r i d o suele estar lleno de poesía. E n los versos o hemistiquios nuevos e l poeta califica a los personajes y a las cosas c o n adjetivos y epítetos, o añade u n paralelo, o introduce u n a acción. L e gusta sobre todo c o n c r e t a r l o absse subraya la simetría métrica — 6 + 4 , 6 + 4 — y verbal (cómo duerme: como puede) del villancico, apoyada por el ritmo musical (compases 3-5 : 31-33). Nuevamente es cuestión de interpretación; escrito en versos largos, este texto (como Antol., 150) pasaría a l a categoría siguiente. 15 perfectamente heterodoxo es el gracioso cantar "Morenica m'era yo, / d i cen que sí, dicen que n o " (Antol., 98), en que, sin duda por capricho personal del poeta, se fracciona no el primer verso, sino el segundo, cuyos hemistiquios se repiten, no en los versos impares, sino en los pares, dando al traste, de pasada, con l a rima habitual. NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR tracta y vagamente dicho en e l v i l l a n c i c o , precisar el lugar y el momento, la persona y e l i n s t r u m e n t o . E n unos cuantos casos l a ampliación va más allá. AntoL, 58, 475 y 180, lo m i s m o que el cantar citado en l a nota 13, están ya cercanos a l procedimiento q u e estudiaremos a continuación. Pero en general lo añadido se mantiene dentro de límites estrechos y el "despliegue" parece p o r l o tanto l a técnica ideal para l a improvisación y para l a imitación de glosas de tipo popular. 16 2. DESARROLLO § 9. M u c h o s puntos de contacto tiene con e l despliegue el procedimiento que he l l a m a d o "desarrollo". C o m o en aquél, l a glosa amplía l o dicho en el v i l l a n c i c o , se mantiene dentro de su órbita y a u n suele acoger parte de su vocabulario. L a diferencia esencial está en que ahora n o se r e p i t e n todos los elementos d e l v i l l a n c i c o , de m o d o que desaparece, de paso, el casi geométrico esquematism o de l a glosa. Esto hace posible u n desenvolvimiento más extenso q u e e l p e r m i t i d o en el despliegue. L a glosa, no sujeta ya a l cañamazo del v i l l a n c i c o , goza de mayor l i b e r t a d —no siempre aprovechada— para añadir situaciones y personajes nuevos, para enriquecer el tema sucinto d e l v i l l a n c i c o explicándolo o iluminándolo con nueva l u z . P o r ello mismo los esquemas y los tipos de desarrollo se m u l t i p l i c a n . § 10. E l desarrollo es e l procedimiento más frecuente en e l corpus de glosas estudiadas: l o encontramos en cincuenta y cuatro cantares ( 3 3 % d e l total). E n l a m i t a d de los casos las estrofas arrancan d e l c o m i e n z o d e l p r i m e r verso d e l villancico, repetido textualmente y adicionado (para completar el verso) con elementos más o menos estereotipados (cf. § 23); dieciocho glosas repiten íntegro e l p r i m e r verso (entre ambos comienzos de estrofa hay, en realidad, poca diferencia); las restantes varían u n tanto esa técnica. § 1 1 . H e aquí u n ejemplo m u y sencillo (ROMEU, CataL, 10): E n clavell, srm'ajut Déu, tan belles olors aveu! E n clavell vert y florit, ma señora*us ha collit. T a n belles olors aveu! 1 6 H e aquí unos ejemplos, a los que pueden añadirse los ya citados: "Ca- sada, pechos hermosos, / abaja tus ojos graciosos" (AntoL, 91); "Decilde al caballero, / cuerpo garrido, / que n o n se queje / en ascondido" (AntoL, 150); " S i nos dais posada / en vuestro mesón, / l a mesonerica, / blanca como el sol" (COTARELO, t. 2, 493«); " E n aquella sierra erguida / gritos daban a Catalina" (AntoL, camisa" 52); " Q u i e n bien h i l a / y devana aprisa j bien se le parece / en la su (AntoL, 228); " Q u i e n tal árbol pone / fuera de su casa, / bien tiene que llore / toda la semana" (CMP, 187 [122]). 314 MARGIT FRENK ALATORRE NRFH, XII L a glosa es u n brote del v i l l a n c i c o ; desarrolla la alocución a d o n clavel en forma brevísima pero a la vez significativa, puesto que ahora comprendemos que el poeta elogia l a flor porque su amada l a h a cortado. Este fácil sistema de ampliación — e l p r i m e r verso de u n v i l l a n cico d í s t i c o da lugar a d o s versos, tras los cuales se repite el segundo d e l v i l l a n c i c o — es el más frecuente. L o encontramos idéntico en " M i ñ o amor, dexistes «¡ay!»", " P o r vos m a l me viene", " Y a florecen los árboles, J u a n " , " D ' a q u e l pastor de l a s i e r r a " (Antol., 27, 45, 108, 126), " U n a senyora q u e a<;í h a " (ROMEU, Catal., 6) y, si l o escribimos en versos largos, " P o r u n pajecillo d e l corregidor" (Antol.:, 242). Aparece c o n repetición íntegra d e l p r i m e r verso del v i l l a n c i c o en " E l amor que me b i e n q u i e r e " (Antol., 32); con repetición del comienzo del v i l l a n c i c o en el segundo verso de la copla: "¿De dónde venís, amores?" (Antol., 123), " S i viesse e me levasse" (ROMEU, Cósante, 37: invierte por error los dos versos y escribe el v i l l a n c i c o como trístico), "Sobre mí armáváo g u e r r a " ( G . VICENTE, Copil., f. 33 r°-v°; con reiteración, n o d e l comienzo, sino del final del p r i m e r verso, a l comienzo de la copla: " A mí seguem os dous acores" ( G . VICENTE, Copil., f. 170 v°), o en su segundo verso: " D e Monzón venía el m o z o " (CMP, 34 [403]). § 12. L a ejecución m u s i c a l de estos poemitas es l a siguiente: sólo el p r i m e r verso de l a copla tiene música p r o p i a (aunque derivada de la del v i l l a n c i c o ; se canta dos veces); después se repite l a música del v i l l a n c i c o , cuya p r i m e r a parte queda ocupada por el segundo verso de l a copla y el resto por el segundo verso del villancico. § 13. E l m i s m o tipo de desarrollo se encuentra también en algunos cantares cuyo v i l l a n c i c o consta de t r e s o d e c u a t r o versos: 1 7 Abillat me trobarás, gentil Juana, del carbó que n'é venut questa semana. Abillat me trobarás ab u n giponet de gas, gentil Juana, del carbó que n'é venut esta semana. (ROMEU, Catal., 12; corrijo, v. 4, questa, de acuerdo con el original). H a y otras dos canciones catalanas con el m i s m o esquema: " N o - u s cal per a<:í passar" y " L a cansó que n'haveu d i t a " (ibid., 11 y 13) y u n a en castellano: "Alabásteisos, caballero" (Antol., 271) (las dos últimas tienen v i l l a n c i c o de tres versos). 1 7 108. E l villancico de esta canción aparece dividido en tres versos en Antol., NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR 315 E n total son, pues, diecisiete las glosas que concentran el desarrollo en u n s o l o v e r s o (o en verso y medio). § 14. Pero el desarrollo puede extenderse sobre d o s versos (o dos y medio): Dícenme que tengo amiga, y no lo sé; por sabello moriré. Dícenme que tengo amiga de dentro de aquesta villa y aun qu'está en esta bailía, y no lo sé; por sabello moriré (AntoL, 179). Igual esquema en "Pues que n o me queréis a m a r " (Cantares, p. 74), con v i l l a n c i c o de cuatro versos, y en " P e r d i d a teño l a c o l o r " (ROMEU, Cósante, 64), con v i l l a n c i c o de dos versos ( R o m e u lo escribe en tres), el p r i m e r o de los cuales se repite en l a copla en orden inverso ( " L a color teño p e r d i d a " ; véase injra, § 34, otra glosa de ese m i s m o c a n t a r c i l l o ) . A m b a s canciones tienen temática cortesana. U n caso análogo, aunque el desarrollo parte de l a última palabra d e l v i l l a n c i c o , es " D e las dos hermanas, dose" (AntoL, 111), cantar que nos demuestra que en estas composiciones los dos primeros versos de l a estrofa m o n o r r i m a se cantaban con l a música (repetida) de l a copla, y el tercero ocupaba el lugar d e l p r i m e r verso del v i l l a n c i c o en l a repetición de su música. § 15. C u a n d o l a ampliación abarca t r e s versos, puede surgir u n a estrofa de cuatro versos abcb, seguida d e l final d e l v i l l a n c i c o : " V o l a v a l a pega y vaise" ( G . VICENTE, CopiL, f. 170 r°; con variación del comienzo: " A n d a v a l a pega"); pero más a m e n u d o encontramos, tras los cuatro versos de la copla, u n verso nuevo que, como los estudiados en el § 3, c o m b i n a el final de l a copla con el d e l p r i m e r verso del v i l l a n c i c o : M i r a , Juan, lo que te dije: no se te olvide. M i r a , Juan, lo que te dije en barrio ajeno: que me cortes una rueca de aquel ciruelo. De aquel ciruelo te dije: no se te olvide (AntoL, 157). T a m b i é n : " M i s ojuelos, m a d r e " (AntoL, 174), " A m o r falso, amor falso" (VÁSQUEZ, VilL: "PAZ Y MÉLIA, Documentos del archivo y biblioteca de la casa de Medinaceli, t. 2, p. 158), "Ojos morenos" del m i s m o Vásquez (AntoL, 103); con repetición p a r c i a l d e l según- NRFH, XII MARGIT FRENK ALATORRE 316 do verso del villancico, " E n V a l l a d o l i d , d a m a s " ; con repetición parcial del p r i m e r verso al final de l a cuarteta, "Sañosa está la niña" ( G i l Vicente: AntoL, 353). § 16. T o d o s estos cantares, salvo u n o , tienen villancico de dos versos. E n otros, con v i l l a n c i c o de c u a t r o versos, la estrofa es también u n a cuarteta, a l a cual sigue el v i l l a n c i c o íntegro: " P o r vida de m i s ojos" (AntoL, 129; cf. supra, p. 302), o sólo su final (dos o tres últimos versos): " R o d r i g o Martínez", " A g o r a que soy n i ñ a " (AntoL, 51, 107), " A q u e l l a s sierras, m a d r e " (AntoL, 132: súplase aquí la repetición de "corrían los c a ñ o s . . . " , que viene en el l i b r o de Pisador; cf. l a otra glosa, Antol., 410, mencionada infra, § 42); además, la siguiente glosa desconocida de u n conocido cantar: 18 Esta al a la la noche le mataron caballero, vuelta de Medina, flor de Olmedo. Esta noche le mataron los seis traidores: bien es, señora mía, la muerte llores del caballero, a la [vuelta de Medina, la flor de Olmedo.] Esta noche le mataron con emboscada, con escopetas fieras, no con espadas, al caballero, etc. 19 § 17. Este t i p o de desarrollo a m p l i o d e l p r i m e r verso del v i l l a n cico se encuentra en ciertas canciones de baile, con dos peculiariE l texto de "Ojos morenos" está mal transcrito en la edición de l a Recopilación de Vásquez (y por lo tanto en AntoL, 103). Su verdadera forma es: "Ojos morenos, / ¿cuándo nos veremos? // Ojos morenos, / de bonica color, / sois tan graciosos / que matáis d'amor. / De amor, morenos, / ¿cuándo nos veremos?" (después, como tan a menudo en Vásquez, se repite otra vez el villancico entero). Corríjase también el texto de " E n Valladolid, damas" (Rojas 1 8 Zorrilla, Don Pedro Miago, III), que BAAEE, t. 54, p. 542*2 (y de ahí AntoL, 481) escribe de una manera disparatada. Léase: " E n Valladolid, damas, / juega el rey las cañas. / / E l rey don Alfonso, / cuerpo garrido, / hoy las cañas juega, / galán y lindo. / Galán y lindo, damas, / juega el rey las cañas". Figura en una versión inédita del Baile del Caballero de Olmedo atribuido a Lope de Vega, y se encuentra en u n cancionero ms. de 1615. A la gentileza de don A n t o n i o Rodríguez-Moñino, dueño del valioso manuscrito —cf. su descripción en NRFH, 12 (1958), 181-197—, debo el conocimiento de esta pieza, que prueba a maravilla el hecho de que en el siglo x v i seguían componiéndose glosas de confección tradicional. L a pieza está en el f. 296 v°. Cf. infra, 1 9 § 26. NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR 317 dades: los tres o cuatro primeros versos en l a estrofa son monorrimos, y e l último r i m a con el v i l l a n c i c o (estrofa zejelesca); parte d e l v i l l a n c i c o va intercalada entre verso y verso de l a copla. Es el esq u e m a de " D i q u é tienes, l a C a t a l i n e t a " , inserto en e l anónimo baile de Pásate acá compadre (COTARELO, t. 2, p. 493&), y de dos cantares q u e probablemente son de L o p e de Vega: "Este niño se lleva l a flor" (AntoL, 450) y " A l a viña, viñadores" (Acad, t. 2, p. 184). S i n intercalación d e l estribillo: " S i merendares, comadres" ( T i r s o de M o l i n a , La Santa Juana, Segunda parte, I I , 20). § 18. E n los treinta y siete ejemplos hasta ahora aducidos, e l desarrollo de l a glosa parte formalmente de u n elemento d e l villancico (por l o común el primero), a u n cuando desde e l p u n t o de vista del sentido los demás versos puedan estar implícitos en e l desarrollo (la glosa de " M i s ojuelos, madre", AntoL, 174, amplía l a idea d e l segundo verso, "valen u n a ciudade", etc.). N o s queda ahora u n grup i t o de cantares cuya glosa d e s a r r o l l a f o r m a l m e n t e d o s (pocas veces t r e s ) elementos d e l v i l l a n c i c o , casi siempre sus dos primeros versos. Para mayor c l a r i d a d pongo lado a lado e l villancico y l a glosa. § 19. C u a n d o el v i l l a n c i c o es u n d í s t i c o l a estrofa suele constar de dos versos, seguidos d e l último d e l v i l l a n c i c o (estructura musical como l a estudiada en el § 12): De los álamos vengo, madre, de ver cómo los menea el aire. De los álamos de Sevilla, de ver a. m i linda amiga. De ver cómo los menea el aire. Dame el camisón, Juanilla, mas dame ora, Juana, la camisa. Dame el camisón labrado, mas la camisa que me has tomado: dame ora, Juana, l a camisa . 20 A n á l o g o p r o c e d i m i e n t o en "Paséisme ahor'allá, serrana" (AntoL, 61); y en "Este é maio, o m a i o é este" ( G . VICENTE, CopiL, f. 242 v°); el o r d e n de los versos se invierte y e l v i l l a n c i c o se repite entero a l final en " T a l e s olios como los vosos" (ROMETX, Cósante, 15). § 20. Puede haber adición de u n o o dos versos, seguidos nuevamente p o r e l último d e l v i l l a n c i c o (estructura m u s i c a l como en e l ¡Ay, luna [a]tan bella, alúmbresme a l a sierra por do vaya y venga! ¡Toda l a noche m'alumbres! 2 0 " D e los álamos. . (cit. supra, p. 302) está en AntoL, 96; "Dame el ca- misón. . f i g u r a en l a Farsa racional del libre albedrío de DIEGO SÁNCHEZ DE BADAJOZ, Recopilación en metro (1554), ed. facs., M a d r i d , 1929, f. 81 r°. Upsala, p. 54 (y por eso AntoL, 143) repite erróneamente el primer verso del villancico después de la estrofa: l a música muestra que en el lugar de ese verso va " p o r do vaya y venga". H e puesto "atan bella" porque así 2 1 318 MARGIT FRENK ALATORRE NRFH, XII L o m i s m o " E n l a fuente d e l r o s e l " y " D e s c e n d i d a l valle, l a n i ñ a " (Antol., 127 y 106: l a última añade dos versos; véase l a otra versión, Antol., 58, estudiada en el § 6). § 21. M e n c i o n o aparte tres famosos cantares, que tienen l a pecul i a r i d a d de que desglosan el p r i m e r verso d e l v i l l a n c i c o , convirtiénd o l o en dos (como en los casos citados en el § 6): 1) Antol., 24, en q u e el segundo verso d e l v i l l a n c i c o n o hace sino repetir el comienzo del primero: A l alba venid, buen amigo, al alba venid. Amigo el que yo más quería, venid al alba del día. 2) " E n t r a mayo y sale a b r i l " (Antol., 30), que añade dos versos, y 3) l a canción de l a cervatica (Antol., 77) que, como en los casos del § 20, desarrolla además el segundo verso d e l v i l l a n c i c o y agrega otro: Cervatica, que no me la vuelvas, que yo me la volveré. Cervatica tan garrida, no enturbies el agua fría, que he de lavar la camisa de aquel a quien d i m i fe. (no enturbies = no me la vuelvas; que he de lavar...: que yo me la volveré). Esta canción y " A l a l b a . . . " r e p i t e n íntegro el v i l l a n c i c o después de cada estrofa. § 22. C u a n d o el v i l l a n c i c o es u n t r í s t i c o , hay varias posibilidades: l a copla desarrolla los dos primeros versos a l comienzo de l a copla: " L l a m a n a T e r e s i c a " (ROMEU, Cósante, 30: l o escribe en versos largos), o a l final de ella: " N o sé qué me b u l l e " (Antol., 89); además añade dos versos nuevos y el último d e l v i l l a n c i c o . O b i e n se desarrollan los versos 1 y 3, en o r d e n inverso: " Q u i é n vos había de l l e v a r " (Antol., 31). T a m b i é n puede haber desarrollo de los tres versos, como en Antol., 85: Y la m i cinta dorada, ¿por qué me la tomó quien no me la dio? La mi cinta de oro fino diómela m i lindo amigo [v. 3 ] , tómamela m i marido [v. 2]. ¿Por qué me la tomó...? A l g o análogo ocurre c o n "Levantóse u n v i e n t o " (Antol., 303), si acaso se trata de u n v i l l a n c i c o c o n su glosa y n o de dos versiones paralelas de u n m i s m o texto (en CORREAS,, p. 266 b, figuran separadas las dos partes). Técnica estilística del desarrollo § 23. Se ha visto que muchas glosas del presente g r u p o r e p i t e n e l comienzo d e l p r i m e r verso d e l v i l l a n c i c o y le añaden u n elemento suena al cantarse.—Antol., 61, ha adoptado de Barbieri la innecesaria repetición de "paséisme ahora allende el río". NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR nuevo. Se procede aquí con bastante u n i f o r m i d a d . C u a n d o en ese comienzo se m e n c i o n a u n a persona o u n a cosa, las más veces el nuevo elemento será u n calificativo: " A l a viña tan garrida" (es el adjetivo preferido: AntoL, 27, 51, 126, 450), " U n a senyora del cors gentil", etc. C u a n d o el elemento que se conserva del p r i m e r verso es u n verbo, su sujeto o su complemento o r i g i n a l es sustituido por otro análogo o distinto: " Y a florecen los árboles": "los almendros"; "Sobre mí armáváo g u e r r a " : "ármáo preña"; "Paséisme ahor'allá, serrana": "Paséisme ahor'allende el r í o " ; "Alabásteisos, caballero": "Alabásteisos en S e v i l l a " . § 24. E n cuanto a los demás elementos del desarrollo, su importancia varía, sin que ello dependa necesariamente del número de versos de la copla: u n solo verso puede decir lo que no dicen cuatro. Así, algunas glosas, más que desarrollar, sólo repiten de otra manera la idea contenida en el v i l l a n c i c o : es el caso de " P o r v i d a de mis ojos" (p. 302), el de " D a m e el camisón, J u a n i l l a " (§ 19), "Este é m a i o . . . " , "¿De dónde venís, amores?", " A l alba v e n i d , b u e n a m i g o " (estrofas 1-2), " T a l e s olios como los vosos", y hasta cierto punto, también de " A g o r a que soy niña". Otras veces la glosa se l i m i t a a añadir u n paralelo a l a acción expresada en el v i l l a n c i c o : a "peiné mis cabellos", " m e puse camisa labrada de negro" (AntoL, 242); a "pues que n o me queréis amar", "y así me queréis o l v i d a r . . . " (Cantares, P- 74). § 25. Casi siempre, sin embargo, l a función de la glosa es más importante. Suele, p o r ejemplo, precisar aquello que el v i l l a n c i c o h a expresado de manera vaga y general. E l procedimiento se parece a veces a l estudiado en el § 8 (y nota 16), como cuando el carbonero describe l a prenda de vestir que ha de comprarse ( " A b i l l a t m e trabarás", § 13), cuando se concreta el lugar en que están la amiga desconocida ("Dícenme que tengo amiga", § 14) o los dos azores ( G . VIGENTE, CopiL, f. 170 v°), o se dice quiénes y cómo mataron a l cabal l e r o (§ 16), quién y cómo es el rey ( " E n V a l l a d o l i d , damas", nota 18), cómo son los ojos y qué p r e m i o merecen (AntoL, 174), etc. Otras glosas, además de emplear esos elementos, son más generosas. Si el v i l l a n c i c o h a a l u d i d o vaga o a u n misteriosamente a u n hecho, las estrofas revelan cuál es: ¿de qué se ha alabado el caballero aragonés? (AntoL, 271), ¿qué es l o que J u a n no debe olvidar? (§ 15). D e l m i s m o m o d o se nos e x p l i c a p o r qué silba R o d r i g o Martínez a las ánsares (AntoL, 51) y l a oscura súplica a l a cervatica (§ 21). Estas glosas están emparentadas c o n las glosas explicativas que se estudiarán adelante, y " P o r vos m a l me v i e n e " (AntoL, 45) guarda relación con las examinadas en el § 29, puesto que el v i l l a n c i c o a n u n c i a el parlamento de l a glosa ("niña, y atendedme"). L o s elementos nuevos de l a glosa suelen añadir intensidad y énfasis emotivo, a veces p o r m e d i o de u n curioso procedimiento: MARGIT FRENK ALATORRE 320 NRFH, XII el v i l l a n c i c o ha evocado o invocado al clavel, a los álamos, a la sierra, y como p o r sorpresa l a glosa asocia con ellos a l ser amado: l a señora, la l i n d a amiga, los amores (§§ 11 y 19; AntoL, 132). Es decir que la glosa contiene u n a especie de pointe. N o se trata ya d e l desenvolvim i e n t o de las ideas implícitas en el v i l l a n c i c o , sino de l a adición de u n elemento inesperado e importante, que proyecta nueva luz sobre el v i l l a n c i c o . Así, en varios casos de desarrollo l a glosa deja de ser esclava sumisa del v i l l a n c i c o ; adquiere cierto peso y d i g n i d a d . S i n embargo, a u n ahí sigue ligada al v i l l a n c i c o , n o sólo p o r l a repetición de sus primeras palabras, sino también porque conserva su tono y su espíritu, porque, como él, describe o relata, lamenta o confiesa, reprocha o pregunta . 22 I I . L A G L O S A ES U N A E N T I D A D APARTE § 26. D e las ciento sesenta y cuatro glosas estudiadas en este trabajo, ochenta y dos, o sea l a m i t a d , constituyen u n a versión ampliada d e l v i l l a n c i c o , ya porque despliegan sus dos primeros elementos, ya p o r q u e l o desarrollan, partiendo casi siempre de su comienzo. Las glosas restantes no surgen ya orgánicamente d e l v i l l a n c i c o , sino que constituyen, p o r decir así, u n a entidad aparte de él. Sigue en pie, p o r supuesto, l a relación temática (salvo en los casos examinados en el § 39 y en algunos del § 41), y a veces se mantiene también parte d e l vocabulario d e l villancico. E n la gran mayoría de los casos éste continúa siendo, además, el p u n t o de arranque, el germen esencial de l a composición. L a diferencia está en que la glosa, a l n o depender textualmente del v i l l a n c i c o , cobra frente a él u n r e l i e v e m u y especial. Volvamos sobre l a canción d e l caballero de O l m e d o reproducida en el § 16: las estrofas parten d e l p r i m e r verso, " E s t a noche le matar o n " , y precisan las circunstancias de esa muerte (los causantes, las armas empleadas, l a emboscada). Comparemos esa versión con la otra, ésa sí conocida, que L o p e incluyó en su famosa comedia (Antol., 449) : Sólo en " R o d r i g o Martínez" {Antol., 51) el relato pasa de la tercera persona (villancico) a la segunda. U n caso anómalo es el de " B u e n amor, no me deis guerra" (Antol., 60): la copla repite, variándola, la idea implícita en el villancico, pero sin que haya entre ambas partes más coincidencia textual que la palabra noche. Por otro lado, hay algunas canciones cuya glosa comienza con las primeras palabras o aun con el primer verso del villancico y que sin embargo no pueden considerarse como casos de "desarrollo" (en el sentido que aquí damos a la palabra). N i de "Tres morillas m'enamoran" (incluida en el § 28), n i de " E n Ávila, mis ojos", "Teresica hermana", "Perdí la m i rueca" y "Señor Gómez Arias" (mencionadas en el Apéndice) puede decirse que la glosa sea "versión ampliada" del villancico. 2 2 NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR 321 Que de noche le mataron al caballero, la gala de Medina, la flor de Olmedo. Sombras le avisaron que no saliese y le aconsejaron que no se fuese. E l caballero, la gala de Medina, la flor de Olmedo. Nótese que l a glosa constituye u n texto aparte, que presupone el del v i l l a n c i c o , pero que no toma de él, en este caso, n i u n a sola palabra; lo que hace es c o n t i n u a r p o r su p r o p i a cuenta el relato i n i c i a l , en el m i s m o metro, con el m i s m o tono narrativo. Se produce, pues, u n a especie de nivelación estilística y conceptual entre ambos elementos. S i n o fuera p o r la repetición final y porque nos consta que l a p r i m e r a cuarteta era u n cantar independiente, susceptible de ser glosado de varias maneras, diríamos que en vez de u n v i l l a n c i c o con su glosa tenemos aquí dos estrofas paralelas y estructuralmente equivalentes. § 27. Pero éste n o es, en realidad, sino u n t i p o posible —poco común además— de glosa-entidad aparte. O t r a manera de ponerse a l a altura del v i l l a n c i c o consiste en dialogar con él, de tal modo que glosa y v i l l a n c i c o constituyan u n solo cuerpo c o n t i n u o . E n ambos casos puede decirse que l a glosa es u n c o m p l e m e n t o del v i l l a n c i c o . C o n m u c h a mayor frecuencia, sin embargo, esas glosas c u m p l e n u n a función distinta: l a de e x p l i c a r , casi siempre con u n relato, el por qué de lo dicho en el v i l l a n c i c o . Desaparece aquí la nivelación de ambas partes y a u n surge u n a r a d i c a l oposición estilística entre ellas: frente a l l i r i s m o del v i l l a n c i c o , l a narración casi '*'épico-lírica" de la glosa, cuya técnica, metro y distribución de rimas hacen pensar a m e n u d o en los romances y romancillos viejos, aunque, desde luego, los versos se agrupan siempre en estrofas (cuartetas o en ocasiones sextillas) y las más veces ocurre u n cambio de asonancia de estrofa en estrofa. E n t r e las glosas que complementan a l v i l l a n c i c o y las que lo explican narrativamente hay, pues, diferencias fundamentales, pero ambas c o i n c i d e n en su independencia textual respecto d e l villancico, independencia que, en cuanto a l sentido, les confiere mayor i m p o r t a n c i a dentro d e l conjunto de l a composición. Salvo en casos como " Q u e de noche le m a t a r o n " , la diferencia textual tiene como corolario u n a diferencia métrica. L a estructura estrófica de las coplas ya no es consecuencia de l a del v i l l a n c i c o o d e l grado en que éste se ha desarrollado: es independiente, y por l o tanto n o interesa para 322 NRFH, XII MARGIT FRENK ALATORRE el estudio de las relaciones entre glosa y v i l l a n c i c o . Así, pues, e l enfoque deberá ser distinto del empleado hasta ahora. L o que haremos será confrontar el contenido y e l carácter de las estrofas con los d e l cantar i n i c i a l . 23 i . L A GLOSA ES COMPLEMENTO DEL VILLANCICO a) Glosa continuadora § 28. N o son muchas las glosas que, como l a d e l caballero de O l m e d o , prolongan e l v i l l a n c i c o conservando su estilo y su forma métrica: " S i dormís, d o n c e l l a " ( G . VICENTE, CopiL, ff. 192 v°-ig3 r°), " N o m e habléis, conde" (AntoL, 90), " A l t u amor, J u a n i c a " (Cartapacios, p. 312) y u n curioso cantar d e l c u a l conozco dos versiones : 24 [ N o n votéis a m i nina fora, miña mai, que ela se irá: que es de note y face obscuro e m i nina se perderá. Daisme, miña mai, cariño, y despois votáisme fora. ¿Dónde irá m i nina agora que no cheve mal camino? Si ficiere u n desatino, a culpa vosa será: que es de note y face obscuro e m i nina se perderá. que é di noite, chove e faze escuro [e] m i niña [se] perderá.] 5 10 15 20 Vos, miña mai, e detaisme fora e depois pelejais conmigo: ¿donde me irei eu triste agora, que nao corra algún perigo? Si me furtáo no [?] camino a culpa ¿cuya será? que é d i noite, chove e faze escu[e] m i niña [se] perderá. (ro Vos, miña mai, e sois muito [sae muito má de sofrer, (ñosa] que se eu me for a perder, vos seréis a perdidosa. O l l a i , mai, que sou fermosa, algún me podrá hurtar: que [é] de n o i t e . . . Se lá vou com este... eu vos faré v i r chorando: moca que nao faz o qu'eu manen miña casa no entrará, (do Que [é] de n o i t e . . . P o r l o demás, las formas estróficas de estas glosas son bastante uniformes. Predominan, como he dicho, las cuartetas romanceadas, y entre ellas, las hexasilábicas. L a otra forma importante es l a copla monorrima, casi siempre octosilábica; el dístico domina con mucho sobre el trístico y l a cuarteta; el zéjel es poco común. E n cuanto a l a repetición del villancico al final de las estrofas, se corrobora lo observado en nuestro primer grupo: mucho más frecuente que l a repetición íntegra es l a de su final, quedando l a música de su comienzo ocupada por una parte de l a glosa, o por uno o dos versos nuevos. 23 2 4 L a más breve está en el Baile del Sotillo de Manzanares (COTARELO, NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR 323 C r e o que con este tipo de cantares puede asociarse el famoso de las " T r e s m o r i l l a s " (Antol., 25), cuyas coplas, a pesar de l a repetición textual, continúan con u n a serie de símbolos eróticos el "m'enam o r a n " del villancico. § 29. E n algunos cantares el v i l l a n c i c o a n u n c i a u n p a r l a m e n t o , que luego aparece en la glosa: Nao me firais, madre, que eu direi a verdade: Madre, u m escudeiro da nossa rainha falou-me d'amores, etc. 25 L o m i s m o en " P o r amores lo m a l d i j o " (Antol., 105). § 30. T a m b i é n puede o c u r r i r lo contrario: el parlamento está en el v i l l a n c i c o ; l a glosa l o a n u n c i a de manera tácita o expresa, presentando a l personaje que l o emite; véase este ejemplo (Antol., 87): Gentil caballero, dédesme hora u n beso, siquiera por el daño que me habéis hecho. Venía el caballero, venía de Sevilla, en huerta de monjas limones cogía, y la prioresa prenda le pedía... " G e n t i l c a b a l l e r o . . . " es l o que dice l a prioresa a l intruso. Desde el p u n t o de vista d e l sentido, el v i l l a n c i c o debería i r después de l a copla. O t r o tanto ocurre con " A q u e l l a m o r a g a r r i d a " (CMP, 254 [164]) y posiblemente c o n " A q u í n o hay / sino ver y desear" (Antol., 367) y con "Vayámonos ambos" ( G . VICENTE, Copil., f. 172 r°), si admitimos que las palabras d e l v i l l a n c i c o son pronunciadas, respectivamente, por el caballero desairado y por F e l i p a y R o d r i g o . E n t. 2, p. 4810&; corrijo noite por note a base de la ed. original del Baile). La más larga y corrompida figura en la p. 107 de la copia que B. Croce hizo del Cancionero del Duque de Alba (1622-1635), conservada en la B i b l . Nac. de Ñapóles, sign. I-E-65 (cf. B. CROCE, Illustrazione di un canzoniere manoscritto italo-sapgnuolo del secólo xvii, N a p o l i , 1900, que no he podido consultar). A base de l a otra versión escribo este texto en versos largos; hago además algunas correcciones: 12 decía a mi niña perdiera; v. 5 repetía vos miña mai; v. 8 decía naon corre; v. 9 furtaon; el v. 20 leo comeste chapi (?). v. 13 muito forte (imposible por la rima). E n G . VICENTE, Copil., f. 174 v°. L a otra versión de este cantar, recogida por J u a n Vásquez, tiene distinto carácter y se menciona infra, § 36. ASENSIO, Poética y realidad, pp. 171-172, cree "más cercana al arquetipo" la versión de Vásquez y ve en la de G i l Vicente una elaboración personal. 2 5 MARGIT FRENK ALATORRE 324 NRFH, XII "Pues b i e n , ¡para ésta!" (CMP, 389 [450]) tenemos otro caso de posposición semántica del v i l l a n c i c o , y lo mismo en " Q u e m é a desposada" de G i l V i c e n t e (CopiL, f. 30 r°). 26 b) Diálogo entre villancico y glosa § 31. Puede haber u n a especie de diálogo entre v i l l a n c i c o y glosa a u n cuando ambas partes están puestas en boca de u n a m i s m a persona: "¿Con qué la lavaré...? : . . .con penas y dolores" (AntoL, 145), "¿Por qué me besó P e r i c o . . . ? : D i j o q u ' e n Francia se usaba. . . " (AntoL, 94), o b i e n : Por una vez que mis ojos alcé dicen que yo lo maté. Ansí vaya, madre, virgo a la vegilla como al caballero no le d i h e r i d a . . . (AntoL, 131, mal escrito). Pero es más frecuente el diálogo efectivo de u n a persona con otra: " — D o n d e vindes, filha...? — D e lá venho, m a d r e " ( G . VICENTE, CopiL, f. 240 r°-v°: ASENSIO, Poética y realidad, p. 173, l a cree del dramaturgo), "—Cobarde caballero, / ¿de quién habedes miedo? — . . .De vos, m i s e ñ o r a . . . " . I n v i r t i e n d o el orden (de nuevo el v i l l a n cico se coloca conceptualmente detrás de l a copla): " — M i v e n t u r a . . . —¿Quién os t r a j o . . . ? " (AntoL, 33); " — Q u e n o me d e s n u d é i s . . . — . . .dejaredes la p r e n d a . . . " (AntoL, 125: no dejdrades). E n este últim o caso n o hay ya pregunta y respuesta, sino que el v i l l a n c i c o contiene l a réplica de u n a persona a las palabras que otra le dirige en la copla. O t r o tanto vemos en u n desconocido cantar, que el músico 27 Es una composición más compleja que las estudiadas aquí. "Pues bien, ¡para ésta! / que agora venirán / soldados de l a guerra, / madre mía, y llevarme h a n " (villancico) es lo que exclama la niña después de protestar (estrofa 1 ) porque no la han casado; el primer verso y el comienzo del segundo se van sustituyendo, al repetirse el villancico tras cada estrofa, por otros concordes con el sentido de ésta (procedimiento frecuente en las glosas cultas): " - - . . . h i j a , por tu vida, e s p e r a . . . / —¿Que espere, que sufra? / pues agora v e n i r á n . . . " (estrofa 2), etc. E n las estrofas 2 y 4 se establece entre la copla y la letra cantada con la música del villancico u n diálogo (madre e hija) parecido al que examinaremos en seguida. Se ha malinterpretado la estructura de este cantar. L a música de J u a n Vásquez muestra a las claras que debe leerse así: "—Cobarde caballero, / ¿de quién habedes miedo? // (glosa:) ¿De quién habedes miedo, / durmiendo conmigo? / —De vos, m i señora, / que tenéis otro amigo. / —¿Y d'eso habedes miedo? (verso de relleno) ¡ Cobarde caballero, / ¿de quién habedes miedo?" L a edición moderna de l a Recopilación de Vásquez, p. 41 (y por eso AntoL, 116) incorpora erróneamente "durmiendo conmigo" al villancico, dejando una estrofa informe. R O M E U , Cósante, p. 4 6 , nota 2, achaca la culpa al pobre J u a n Vásquez, y olvida de pasada que Fuenllana (ff. 162 v°-i63 r°) no hizo sino adaptar para voz sola y vihuela el cantar polifónico "de luán vazqw^z". 2 6 9 2 7 NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR Cárceres incrustó en su ensalada La trulla cha. .., Praga, 15.81, ff. 33 v°-34 r°): (Las ensaladas de Fle- —Solo, solo, ¿cómo lo haré yo todo? —Doñabad, a m i casa iredes, m i mujer vos la visitaredes, la m i gente vos me la manternedes, mis hijuelos vos me los criaredes. —Alahévos, solo todo: solo, solo, ¿cómo lo haré yo todo? — E l comer esté aparejado, con sazón lo cocido y asado, y el corral bien barrido y regado, y si hay falta, vos habréis mal recaudo. —Alahévos, solo todo, etc. § 32. E l v i l l a n c i c o anterior se encuentra también sin esta glosa en Fernández de H e r e d i a y en el Vocabulario de Correas. Parece, sin embargo, que esas coplas, milagrosamente conservadas, explican su existencia. ¡Cuántos de aquellos breves villancicos que l a literat u r a d e l Siglo de O r o nos conserva sueltos o con glosas de tipo culto nacerían acompañados de estrofas que los justificaban! Ese " N o q u i e r o ser monja, no, / que niña namoradica so", por ejemplo, ¿no se concibe como respuesta a l parlamento de u n a madre demasiado celosa? D a d a la evidente pérdida de muchas glosas antiguas, hay que tener presente, al menos, esa p o s i b i l i d a d . Y nótese que en los casos que acabamos de mencionar, y m u y especialmente en los de los § § 30 y 31, la "glosa" — e l n o m b r e resulta aquí inadecuado— es tan indispensable como el v i l l a n c i c o m i s m o y más parece ser el origen de ese v i l l a n c i c o que n o u n apéndice o derivado de él. E n este sentido, varias de las glosas que c o m p l e m e n t a n el v i l l a n c i c o (son veintidós en total) difieren radicalmente, n o sólo de las que l o desp l i e g a n o desarrollan, sino también de las glosas explicativas que se e x a m i n a n en seguida. 2. L A GLOSA EXPLICA LO DICHO EN E L VILLANCICO § 33. Más que explicar l o d i c h o en el v i l l a n c i c o (su idea), explica el p o r q u é de l o d i c h o : " U n amigo que yo había / «sega l a herba» me decía" nos está relatando e l hecho q u e motivó l a enfática exclamación del v i l l a n c i c o : " ¡ N o m e llaméis «sega l a herba», / sino m o r e n a ! " (Antol., 128). Son nada menos que treinta y cuatro (el 2 0 . 7 % d e l total) las glosas explicativas de nuestra colección. S u carácter narrativo, a men u d o circunstanciado, " h o l g a d o " podríamos decir, contrasta con el $26 NRFH, MARGIT FRENK ALATORRE XII l i r i s m o y l a concentración de los villancicos. Esa r u p t u r a de tono, tanto más notable cuanto que el hablante es siempre el m i s m o en ambos elementos, distingue a estas glosas de todas las demás, salvo las incluidas en el § 30. § 34. L a diferencia salta a l a vista aun cuando e l v i l l a n c i c o m i s m o r e l a t a o describe: Malferida va la garza enamorada, sola va y gritos daba. A las orillas de u n río la garza tenía el nido; ballestero la ha herido en el alma: sola va y gritos daba . 28 M a n t e n i e n d o el s i m b o l i s m o d e l v i l l a n c i c o , la glosa explica el origen de l a herida y de los gritos y precisa las circunstancias. A l m i s m o tipo pertenecen " P e r d i d a traigo l a c o l o r " (cf. § 14), " G r i t o s daba l a m o r e n i c a " , " D e l rosal vengo, m i m a d r e " (Antol., 92, 155 y 359), " P e i n a d i t a traigo m i greña" (RHi, 31, 1914, 530-531), " Q u e ya as doncelas de L e ó n " ( T i r s o de M o l i n a , Habladme en entrado, I, 11). § 35- Veamos qué ocurre con otros tipos de v i l l a n c i c o , por ejemp l o con los que contienen u n a i n t e r p e l a c i ó n . 2 9 Llamáisme villana: ¡yo no lo soy! Casóme m i padre con u n caballero, a cada palabra «hija de u n pechero». ¡Yo no lo soy! (Antol., 120). Después de d i r i g i r su protesta al m a r i d o , tal parece como si l a malcasada se volviese a u n supuesto público para explicarle en alta voz p o r qué ha dicho aquello. L a m i s m a impresión nos causan otros cantares castellanos: " N o me las enseñes más", " N o m e llaméis «sega la herba»", "¿Qué razón podéis tener?" (Antol., 365, 128, 101), " V o s me matastes" (Antol., 134: invierte el v i l l a n c i c o ; la glosa es fragmentaria), " L a b r a d o r c i c o a m i g o " (Cantares, p. 61), " N o querades, Esta versión figura en la edición suelta (1523) de la Inés Pereira vicentina (véase ahora la ed. crítica de I. S. Révah, BHTP, 4, 1953, p. 273). Las antologías suelen darnos sólo la versión incompleta de Pisador, rehaciendo el villancico de acuerdo con el de la Gopil. de G i l Vicente (Antol., 133). N o considero como villancicos interpelativos los que llevan en sus primeros versos la palabra madre cuando es evidente que se trata de u n mero cliché, que no supone de manera alguna u n "diálogo" con la madre (como cree L E GENTIL, La poésie lyrique, t. 2, p. 258). Sólo cuando ésta desempeña un papel efectivo dentro de la canción (como en Antol., 122, y en el texto cit. supra, § 28) puede concederse valor real a la palabra. 2 8 20 NRFH, XII 327 GLOSAS DE TIPO POPULAR fija" (CMP, 240 [162]), "Arde, corazón, arde" (Narváez, Delphín de música, ed. E . P u j o l , Barcelona, 1945, núm. 48; glosa más lírica), y también u n cantar portugués: "Apartar-me-háo de vos" ( G . VICENTE, Copil., f. 194 r°). § 36. Pero el hablante n o siempre vuelve las espaldas a l a persona interpelada: a ella m i s m a puede darle la explicación. Así en " B u s c a d , b u e n amor, / c o n qué me falaguedes, / que m a l enojada me tenedes: // A n o c h e , amor, / os estuve a g u a r d a n d o . . . , / y vos, b u e n amor, / con otra h o l g a n d o " (Antol., 118: en versos largos); o también: " N o me firáis, m a d r e " (Antol., 122: cf. l a otra versión, § 29), " S i lo dicen, d i g a n " (Antol., 36). (Estos cantares tienen ciertas semejanzas con los de glosa c o n t i n u a d o r a , l a cual, empero, n o e x p l i c a a l villancico). § 37. E n el grupo más n u t r i d o de cantares con glosa explicativa el v i l l a n c i c o n o contiene, s i n embargo, u n relato objetivo o u n a interpelación, sino u n g r i t o l a n z a d o a l a i r e : ¡Olvidar quiero mis amores, que yo quiérolos olvidar!, y luego, como si dijera " q u i e r o olvidarlos porque ha o c u r r i d o l o siguiente": Los mis amores primeros no me salieron verdaderos, sino falsos y lisonjeros: que yo quiérolos olvidar (Antol., 176). Y así hay otros quince cantares más. C a s i todos tienen u n v i l l a n c i c o exclamativo o enfático: "¡Ay, q u e n o n era!", " C o r t e n espadas afiladas", " D e n t r o en el vergel", " P o r m i v i d a , m a d r e " , " Q u e yo, m i madre, y o " , "Quiero d o r m i r y n o p u e d o " , " S i me l l a m a n , a mí llam a n " (Antol., 40, I53, 44, 117, 100, 135, 121), " ¡ C u á n d o saldréis, a l b a galana!" (Antol. 248; y las versiones de Pisa, 89, y B . N . M . , ms. 39 3> f- 5 °)> "Já nao q u e r m i n h a senhora" y " V o l v i d o nos h a n , v o l v i d o " ( G . VICENTE, Copil., ff. 174 r° y 204 r°). A l g u n o s preguntan: "¿Cuál es l a niña?" (Antol., 360), "¿Do va la niña?" (Pisa, 36), "¿Qu[é] habrá sido m i m a r i d o ? " (CORREAS, p. 98a: canción picaresca); otro sentencia: " E l que amores n o s i r v e . . . " (Cantares, p p . 65-66); otro simplemente afirma: " Q u e n o n sé filar..." (ROMEU, Poes. pop., 42). 1 o v Glosa narrativa no explicativa § 38. Hay u n a serie de cantares que siguen los procedimientos descritos en los párrafos anteriores — v i l l a n c i c o : interpelación o g r i t o lanzado a l aire; glosa: relato de u n suceso— y en que, sin embargo, las coplas no e x p l i c a n propiamente l o dicho en el v i l l a n c i c o , a u n cuando conservan relación c o n él: " N a serra de C o i m b r a / 328 MARGIT FRENK ALATORRE NRFH, XII nevava e c h o v i a " no explica el refrán d e l v i l l a n c i c o : " Q u a n d o a q u i chove e neva, / que fara n a serra?" ( G . VICENTE, Copil., f. 172 r°). E n G i l Vicente encontramos varios otros casos como ése: " Q u é fermosa caravela!", " B l a n c a estáis, colorada", "Estánse dos hermanas" (con estribillo pospuesto) (Copil., ff. 148 r°, 37 v°, 106 r°), "Vanse mis amores, m a d r e " , " M a l haya q u i e n los envuelve" (Antol., 361 y 355). E n la última canción, v i l l a n c i c o y glosa h a b l a n de cosas m u y distintas y el nexo entre ambos parece reducido a l a frase "los mis amores". Pero no sólo en G i l Vicente encontramos ese t i p o de glosas m u y laxamente unidas a l v i l l a n c i c o : " N o pueden d o r m i r mis ojos" y " N i ñ a y viña, peral y h a b a r " (Antol., 56 y 22) son casos análogos. § 39. Y aún falta ver u n g r u p i t o de cantares en que el lazo de unión entre v i l l a n c i c o y glosa desaparece por completo: Pase el agoa, ma Julieta dama, pase el agoa, venite vous a moi. J u m'en anay en u n vergel, tres rosetas fui culler. M a julioleta dama, pase el agoa, venite vous a m o i . 30 ¿Qué relación hay asimismo entre " N o puedo apartarme / de los amores, m a d r e . . . " y " M a r í a y R o d r i g o / a r m a n u n castillo" (ROMEU, Cósante, 39), entre " A u n q u e me vedes. . . " y " U n a madre que a mí c r i ó . . . " (Antol., 178)? ¿Qué tienen que ver los barcos que "no me v a l e n " con las mozuelas lavanderas (Antol., 144), qué el galán de Antol., 227 con el baile del polvico? ¿Cómo se explica el rechazo de l a niña (Antol., 102) si luego se va a bañar con el caballero? E n estos casos es difícil saber si l a falta de conexión entre villancico y glosa se debe a l estado fragmentario de ésta o a u n a "contaminación" de dos textos diversos . Y a u n hay, para ciertos casos, otra hipótesis plausible: u n poeta del siglo x v i h a i m i t a d o hábilmente esa ocasional incoherencia de las antiguas canciones. ¿No es curioso que en el teatro de G i l V i c e n t e encontremos, además de las seis glosas narrativas n o explicativas, cuatro cantares cuya glosa está temáticamente disociada d e l villancico? M e refiero a " E n l a 31 CMP, 363 [446]. Barbieri desconoció su estructura, revelada por la música. E l segundo verso proviene sin duda de u n "ma joliette dame"; la fragmentaria glosa es, además, típicamente francesa por su tema. L o primero puede haber ocurrido con "Pase el agoa", " N o puedo apartarme", "Caballero, queráisme dejar"; lo segundo, con " A u n q u e me vedes", " V i los barcos, madre", "Pisa, amigo, el polvillo". Abajo, nota 34, apunto otra posible explicación de ese fenómeno. 80 3 1 N R F H , XII GLOSAS DE TIPO POPULAR 329 huerta nace la rosa" (Antol., 356), " M o r Gon^alves", " E se ponerei l a m a n o em vos", " Q u i e n maora ca m i sayo" (CopiL, ff. 188 r°, 174 r°, 175 v°). N o creo arriesgado suponer que G i l Vicente gustó de esa anarquía conceptual como gustó, por ejemplo, del paralelism o , y que la empleó a manera de recurso estilístico para sugerir la antigüedad y aun corrupción de los cantares que insertaba en su teatro . 32 H e dejado para el final l a mención de dos tipos de glosas escasamente representados, pero que tienen visos de haber sido más frecuentes. § 40. U n o es la " e x p l i c a c i ó n p o r a n á l i s i s " , que encuentro en algunas canciones burlescas recogidas por CORREAS: Tres camisas tengo agora: no me llamarán mangajona. U n a tengo en el telar, otra tengo dada a hilar, y otra que me hacen agora: no me llamarán mangajona (p. 488b). M u y parecida a ésta es " A u n q u e me veis que descalza vengo" (p. 72b) —hay otra versión en la tercera jornada (de Rojas Zorrilla) de l a comedia La Baltasara, compuesta p o r tres ingenios—, y el esquem a reaparece en " N i ñ a , si quieres v e n t u r a " y " A u n q u e soy viejo y cansado" (pp. 338b, 73Í?). § 41. E l otro es la glosa en e s t i l o d i r e c t o después de u n v i l l a n c i c o d e l tipo de los examinados en el § 37. A q u í entran tres glosas que comienzan con u n a fórmula típica d e l romancero: ¿Dolos m i amores, dolos, dónde los iré a buscar? Dígasme tú, el marinero, que Dios te guarde de mal, ¿si los viste a mis amores, si los viste allá pasar? (Praga, 5, estrs. 5, 8 y 9); "Puse m i s amores / en F e r n a n d i c o " , " S i el pastorcico es n u e v o " (Antol., 93 y 104) . Y entran dos glosas que no parecen tener para33 Sobre "Quién maora ca m i sayo" cf. m i nota en NRFH, 11 (1957), 386391 (no mencioné ahí la posibilidad de que G i l Vicente usara conscientemente una glosa disociada del villancico).—Parece, pues, que el estudio de las glosas nos permite distinguir ciertos procedimientos seguidos por el dramaturgo portugués en su recreación de cantares populares. Y a hemos visto también (§§ 11 y 15) cómo varía los sistemas de desarrollo. N o deja de ser notable, asimismo, la ausencia de glosas con despliegue; la única vez que emplea la técnica, en u n cantar de circunstancias ("Par Déos bem andou C a s t e l a . C o p i L , £. 164 v°), tiene buen cuidado de variarla (cf. ASENSIO, Poética y realidad, 174-175). E n estos dos cantares el nexo entre villancico y glosa se reduce, respectivamente, a la mención de Fernandico y del pastorcico. 8 2 8 3 330 MARGIT FRENK ALATORRE NRFH, XII lelo: la de "Ésta sí que es siega de v i d a " (AntoL, 445), que podría ser de L o p e , y la de " L a s mis penas, m a d r e " (AntoL, 26), totalmente disociada del v i l l a n c i c o . LA "GLOSA" ES E L NÚCLEO DE LA COMPOSICIÓN (APÉNDICE) § 42. L o que desconcierta en los cantares citados en los § § 38 y 39 es que por la índole de los villancicos esperaríamos verlos explicados en las glosas narrativas que los acompañan: cosa que n o ocurre. H a y , en cambio, algunos villancicos con glosa narrativa que, por su naturaleza, n o son explicables, porque n o hacen más que presentarnos u n paisaje o unos personajes. E n esos casos l a glosa nos refiere lo o c u r r i d o en él o con ellos. N o s dicen qué pasó "dentro en Á v i l a " o "so la m i m b r e r e t a " o en " l a sierra alta y áspera de s o b i r " (AntoL, 38, 400, 410); de haber sido más completa l a canción de las "cañas de a m o r " ( G . VICENTE, CopiL, f. 217 v°), quizás nos h u b i e r a contado u n a aventura o c u r r i d a entre ellas. D e l " n i ñ o cheq u i t o , b o n i t o " sabemos que su agüela le vistió tajuela; de "los dos amores", que "ambos vuelven el agua c l a r a " (AntoL, 366 y 28). § 43. A q u í es evidente que la glosa nos está diciendo m u c h o más q u e el v i l l a n c i c o ; de m o d o que, aunque estructural y musicalmente sigue sujeta a l cantar i n i c i a l , por su contenido adquiere u n rango dominante. Más aún l o adquiere cuando es ella la que d a y desarrol l a e l tema de l a canción, mientras que el v i l l a n c i c o , desprovisto de significado, queda r e d u c i d o a m e r o estribillo rítmico-musical. A l g u n a vez repite como u n eco cierto elemento de la canción: Teresica hermana de la fariririrá, hermana Teresa. —Teresica hermana, si a ti pluguiese, una noche sola contigo durmiese. De la faririrunfá, hermana Teresa. — U n a noche sola yo bien dormiría, mas tengo gran miedo que me perdería. De la fariririrá, hermana Teresa (FUENLLANA, ff. 139 v°-i4o r°; cf. Upsala, 36). L o m i s m o el " Ñ o , ño, ñ o . . . " del cantarcillo v i c e n t i n o (CopiL, f. 15 v°) y, hasta cierto p u n t o , el " P o r beber, comadre" de AntoL, 59. Otras veces l a frase NRFH, XII GLOSAS DE TIPO POPULAR 331 elemental del estribillo —acompañada o n o de sílabas sin s e n t i d o solo se relaciona vagamente con el texto: "Abalas, abalas, a l a " (Antol., 386: l a " f r o l y l a gala" son sin d u d a las serranas), " A n d a , amor, a n d a " (Antol., 183: referencia al baile), "Chapirón de l a rein a " (Antol., 281: el rey), " S o l , sol, g i , g i , a, b, c" (Antol., 54: enam o r a m i e n t o ; corríjase: " I b a a ver, m i madre"). O no parece haber relación alguna: " T i b i , r i b i , r a b o " , "Pingúele, respinguete", " F a lalalanlera / de l a guarda r i e r a " (Antol., 388, 23, 148). N o faltan casos de estribillo puramente rítmico y onomatopéyico: Dongolondrón con dongolondrera. Por el camino de Otera rosas coge en la rosera. Dongolondrón con dongolondrera (CAMOES, Amphytrioes, I I , 5), o, análogamente, " A l drongolondrón, mozas" (ROMEU, Poes. pop., 2). § 44. D e elemento que determina l a estructura de las estrofas (despliegue), su estilo, tono y métrica (despliegue, desarrollo; glosa complementaria), su contenido (glosa explicativa), el v i l l a n c i c o ha pasado a ser mero apéndice de u n a o más estrofas que son l a canción y que, por l o tanto, n o son ya "glosa". E n esta categoría entran los romances o romancillos c o n estribillo, como "So el encin a " (Antol., 53) y " D í n d i r i n , díndirin d i n d i r i n d a i n a " (CMP, 359 [445]), o las endechas de " L o s comendadores", de "Señor Gómez A r i a s " (AntoL, 8, 385), de "Casamonte alegre" (cf. NRFH, 12, 1958, pp. 200-201, nota 8) y, en general, todas las canciones compuestas de muchas estrofas que relatan u n a historia (a m e n u d o humorística): " L a z o r r i l l a c o n el gallo", " S i habrá en este baldrés", " P e r o González" (CMP, 348 [442], 179 [415] y 387 [449]), "Perdí la m i r u e c a " (Antol., 6 2 ) . E l e s t r i b i l l o de estos cantares suele const i t u i r u n a como condensación lírica d e l relato; además de su función rítmica y musical, desempeña entonces u n a función poética. C o n v i e n e , para terminar, hacer u n a aclaración. Si muchas de las glosas mencionadas en este trabajo parecen completas, perfectamente "redondas", en otras es concebible u n desarrollo más a m p l i o . V a r i o s cantares en que ahora vemos u n v i l l a n c i c o a m p l i a d o o explicado por u n a breve glosa p u d i e r o n ser originalmente largos relatos con estrib i l l o intercalado, a manera de apoyo, entre estrofa y estrofa. 34 * E n este grupo podrían incluirse también algunos cantares con "glosa narrativa no explicativa" mencionados en el § 39, suponiendo que su glosa se nos conserva en estado fragmentario (cf. nota 31). L a disociación entre villancico y glosa se debería entonces al hecho de que, dentro de u n texto extenso, el cantarcillo tiene escasa importancia conceptual, puesto que —ya lo hemos visto— sólo está destinado a marcar una pausa entre estrofa y estrofa. 3 MARGIT FRENK 332 NRFH, XII ALATORRE ÍNDICE D E P R I M E R O S VERSOS* (A la gala, a l a gala: Sánchez de B a d a joz: 42) A l a viña, viñadores ( L o p e d e Vega), Do i7> 23 A m i p u e r t a nace u n a fonte (Cantares), De 6, 8 Á m í seguem os dous acores ( G . Vicente), Do 11, 25 Abaja los ojos, casada (J. Vásquez), De 6, n o t a 16 (Abalas, abalas, a l a : H o r o z c o : 43) A b i l l a t m e trobarás (Canc. íxar), Do ^13, # 2 5 Agora q u e sé d ' a m o r (J. Vásquez), De q u e soy niña (J. Vásquez), Do *4 Agora 16, 24 A g o r a viniese u n viento ( L . Milán), De Caballero, queráisme dejar (J. Vásquez), N 39, nota 31 (Canas d o amor, canas: G . Vicente: 42) (Casamonte alegre: p l . s.: 44) Cervatica, q u e n o m e l a vuelvas (ms.), Do * 2 i , 25 C o b a r d e caballero (J. Vásquez), C 31, * n o t a 27 C o n qué l a lavaré (Upsala), C 31 C o r t e n espadas afiladas (Valderrábano), £ 37 C u á l es l a niña ( G . Vicente), E 37 Cuándo saldréis (Romancero gral.), E 37 (Chapirón de l a r e i n a : Covarrubias: 43) D a m e el camisón, J u a n i l l a (S. de B a d a joz), Do 24, nota 20 D ' a q u e l pastor de l a sierra (J. Vásquez), Do 11 D e dónde venís, amores 2, 3 Al alba venid, buen amigo (CMP), Do *21, 24 De Do las dos hermanas, dose (J. Vásquez), Do ( A l drongolondrón, mozas: P . A . V i l a : 43) A l t u amor, J u a n i c a (Cartapacios), C 28 Alabásteisos, caballero (baile anón.), Do *3> 23, 25 A l t a estaba l a peña (Upsala), ta 10 De 2, 3, n o - A m o r falso, a m o r falso (J. Vásquez), Do ( A n d a , a m o r , a n d a : Silva de 1561: 43) Apartar-me-háo de vos ( G . Vicente), É A q u e l l a m o r a garrida (CMP), 35 C 30 A q u e l l a s sierras, m a d r e (Pisador), Do 16, 25 A q u í n o h a y (Castillejo), C 30 Arde, corazón, arde (Narváez), E 35 A u n q u e m e vedes (Cantares), N 39, n o ta 31 A u n q u e m e veis q u e descalza vengo (Correas), 40 A u n q u e soy viejo y cansado (Correas), 40 A y , l u n a q u e reluces (Upsala), Do *20, nota 21 A y , l u n a q u e reluces (Pisa), cf. L u n a Ay, q u e n o n era (CMP), estáis, colorada E 37 ( G . Vicente), 38 14 D e los álamos vengo, m a d r e (J. Vásquez), Do, * p . 302, *i9> 25, notas 2 y 20 D e Monzón venía el mozo (CMP), Do 11 D e c i l d e a l caballero (Upsala), De 5, notas 14 y i 6 D e l rosal vengo, m i m a d r e ( G . Vicente), # E 34 D e n t r o e n el vergel (CMP), E 37, nota 5 Descendid a l valle, l a niña (J. Vásquez), 15 Blanca (J. Vásquez), 11, 24 N Do 20 Desciende a l valle, niña (CMP), De 6, 8 D i qué tienes, l a Catalineta (baile anón.), Do 17 D i c e n a m í q u e los amores he De (Upsala), *6, 7 Dícenme q u ' e l a m o r n o fiere (Cantares), De * i Dícenme q u e tengo a m i g a (Cantares), Do *i4, 25 (Díndirin, díndirin, d i n d i r i n d a i n a : CMP: 44) D ó va la niña (Pisa), E 37 Dolos mis amores, dolos (Praga), *4.1 D o n d e vindes, filha ( G . Vicente), C 31 (Dongolondrón con dongolondrera: C a moes: *43) E se p o n e r e i l a m a n o e m vos ( G . V i c e n te), N 39 B u e n a m o r , n o m e deis guerra (CMP), Do notas 5 y 22 Buscad, b u e n a m o r (J. Vásquez), E ^36 Después d e l p r i m e r verso d e l v i l l a n c i c o i n d i c o l a fuente 8 5 de la versión c i t a d a ; e n s e g u i d a , c o n u n a s i g l a , e l g r u p o e n q u e h a q u e d a d o c l a s i f i c a d a l a glosa (De: N: d e s p l i e g u e , Do: d e s a r r o l l o , C: g l o s a c o m p l e m e n t a r i a , E: glosa n a r r a t i v a n o e x p l i c a t i v a ; entre paréntesis: el A p é n d i c e ) . L o s n ú m e r o s q u e f i g u r a n a c o n t i n u a c i ó n respectivos (a m e n o s q u e l l e v e n l a i n d i c a c i ó n glosa explicativa, los textos m e n c i o n a d o s e n s o n l o s d e los parágrafos " n o t a " o " p . " ) ; t i e n e n asterisco c u a n d o e l cantar aparece ahí citado íntegra o p a r c i a l m e n t e . NRFH, XII El amor Do GLOSAS DE TIPO POPULAR que m e bien quiere (CMP), 39 E n V a l l a d o l i d , damas (Rojas Zorrilla), Do 15, 25, * n o t a 18 E n c i m a d e l puerto (Cantares), De 4, n o ta 16 Enojástesos, señora (Cantares), De 2, 3 E n t r a mayo y sale a b r i l (CMP), Do 21 Esta noche le mataron ( L o p e de Vega?), Do, * i 6 , 25, 26, nota 19 Ésta sí q u e es siega de v i d a ( L o p e de V e ga) 4! Estánse dos hermanas ( G . Vicente), iV 38 Este é m a i o , o m a i o é este ( G . Vicente), v Do 19, 24 Do 17 E 34 G r i t o s d a b a n en aquella sierra (CMP), De 6, * n o t a 16 Hávalas, cf. Abalas J a n a o q u e r m i n h a senhora ( G . V i c e n te), E 37 L a cansó q u e n'haveu d i t a (ms.), Do 13 ( L a sierra es alta: P a d i l l a : 42) ( L a zorrilla c o n el gallo: CMP: 44) L a b r a d o r c i c o amigo (Cantares), E 35 L a s m i s penas, m a d r e (CMP), 41 Levantóse u n viento (Correas), Do 22 (Los comendadores: ms.: 44) L u n a q u e reluces (Romancero gral.), De 2, 3 L l a m a n a Teresica (Upsala), Do h a y a q u i e n los envuelve 22 (G. Vicen- te), N 38 M a l f e r i d a va l a garza ( G . Vicente), E *34, De n o n ten fruta ( M i m b r e r a , amigo: Do 42) 11, M i r a , J u a n , lo q u e te dije ( E . Daza), Do *i5> 25 madre (Cantares), Do 18, 25 Mor 22 tengo Goncalves ( G . Vicente), N 39 cabellos, madre (J. Vásquez), De 2, 3 cal p e r aci passar (Canc. txar), Do 13 N o n votéis a m i n i n a fora (baile anón., ms.), C *28, nota 24 (Ño, ño, ño, ño, ño: G . Vicente: 43) Ojos morenos (J. Vásquez), Do 15, • n o ta 18 O l v i d a r q u i e r o mis amores (Cantares), E *37 Pase el agoa (CMP), N *39, notas 30, 31 Paséisme ahor'allá, serrana (CMP), Do 19, 23, nota 21 P e i n a d i t a traigo m i greña (ms.), E 34 (Perdí l a m i rueca: CMP: 44, nota 22) P e r d i d a teño l a color (Milán), Do 14 P e r d i d a traigo l a color (J. Vásquez), E 34 (Pero González: CMP: 44) (Pingúele, respinguete: Canc. Colombi- Pisa, amigo, el p o l v i l l o (ms.), N 39, n o ta 31 P o d e r tenéis vos, señora (Cantares), De 2 *3 amores l o m a l d i j o (J. Vásquez), C 29 m i vida, m a d r e (J. Vásquez), £ 37 beber, comadre: CMP: 43) qué m e besó Perico (J. Vásquez), C 31 5 ojuelos, N o m e llaméis "sega l a h e r b a " (J. Vásquez), E *33, 35 N o p u e d e n d o r m i r mis ojos (CMP), N 38, nota 5 N o p u e d o apartarme (J. Vásquez), N *39, nota 31 N o querades, fija (CMP), E 35 N o sé qué m e b u l l e (J. Vásquez), Do Por C L o p e de R u e d a : M i ñ o a m o r , dexistes «¡ay!» (CMP), Mis m e las enseñes más (S. d e Badajoz), E 35 31 42) *6 v e n t u r a , el caballero (CMP), nota m e habléis, conde (J. Vásquez), C 28 No (CMP), n o t a 28 naranjedo 36, No Por Por (Por Por ( M a n o a m a n o los dos amores: CMP: N 38 na: 43) Llamáisme v i l l a n a (J. Vásquez), E *35 Meu lombina), N o m e firáis, m a d r e (J. Vásquez), E nota 25 No;us (Falalalanlera: Upsala: 43) G e n t i l caballero (Mudarra), C *$o G r i t o s d a b a la morenica (Esteban Daza), Mi nota N a o m e firais, m a d r e ( G . Vicente), C •29, nota 25 Niña, si quieres ventura (Correas), 40 N i ñ a y viña, p e r a l y h a b a r (Canc. Co- No Este niño se lleva la flor ( L o p e de Vega), Mal M o r e n i c a m'era yo (J. Vásquez), De 11 E l q u e amores n o sirve (Cantares), E 37 ( E n Ávila, mis ojos: CMP: 42, nota 22) E n clavell, skm'ajut D é u (Canc. íxar), Do * i i , 25 E n l a fuente d e l rosel (J. Vásquez), Do 20 E n l a h u e r t a nace l a rosa ( G . Vicente), N 333 15, u n pajecillo (Romancero na), Do Brancaccia- 11, 24 P o r u n a vez q u e m i s ojos alcé (J. Vásquez), C * 3 i P o r v i d a de mis ojos (J. Vásquez), Do * p . 302, 16, 24 P o r vos m a l m e viene (CMP), Do 11, 25 Pues b i e n , ¡para ésta! (CMP), C 30, • n o ta 26 MARGIT FRENK 334 Pues q u e n o m e queréis amar (Canta- res), Do 14, 24 Puse mis amores (J. Vásquez), 41, nota 33 Q u a n d o a q u i chove e neva ( G . Vicente), N *38 Q u e de noche le m a t a r o n (Lope d e V e ga), C *26, 27, 28 Q u é fermosa caravela ( G . Vicente), N 38 Qu[é] habrá sido m i m a r i d o (Correas), E 37 Q u e n o m e desnudéis (J. Vásquez), C 31 Q u e n o n sé filar (Canc. de la Colombi- na), E 37 Qué razón podéis tener (J. Vásquez), E 35 Q u e si viene l a noche ( T i r s o de M o l i n a ) , 2> 3 Si m e l l a m a n , a m í l l a m a n (J. Vásquez), E 37 Si merendares, comadres (Tirso), Do 17 Si nos dais posada (baile anón.), De 5, * n o t a 16 Si viesse e m e levasse ( M u d a r r a ) , Do 11 (So el encina, encina: CMP: 44) Sobre mí armáváo guerra ( G . Vicente), 11, 23 (Sol, sol, gi, g i , a, b , c: CMP: 43) Solo, solo (Cárceres), C, 32 T a l e s olios como los vosos (J. Vásquez), 19, 24 Do (Teresica h e r m a n a : F u e n l l a n a : *43, nota 13 Q u i e n amores tiene (J. Vásquez), De *5, 7, nota 14 Q u i e n b i e n h i l a (ms.) De 2, 3, * n o t a 16 Quién m a o r a ca m i sayo ( G . Vicente), N 39, nota 32 Q u i e n tal árbol p o n e (CMP), De 2, 3, * n o t a 16 Quién vos había de llevar (CMP), Do 22 Q u i e r o d o r m i r y n o p u e d o (Fuenllana), E 37 22) ( T i b i , r i b i , rabo: B . P a l a u : 43) T r e s camisas tengo agora (Correas), *4o T r e s morillas m ' e n a m o r a n (CMP), C 28, nota 22 Una senyora q u e ací h a (ms.), Do Vanse m i s amores, madre De *6, 7 l a serrana (Vélez de Guevara), De 6, 7, 8 Sañosa está l a niña ( G . Vicente), Do 15 (Señor Gómez A r i a s : H o r o z c o : 44, nota 22) 11, 23 ( G . Vicente), N 38 Vayámonos ambos ( G . Vicente), C 30 V i los barcos, m a d r e (Upsala), R o d r i g o Martínez (CMP), Do 16, 25, n o ta 22 R o m e r o verde ( L o p e d e Vega), De 2 Salga l a l u n a , el caballero (J. Vásquez), Salteóme Señora l a de Galgueros (ms.), De 5 Si dormís, doncella ( G . Vicente), C 28 Si el pastorcico es nuevo (J. Vásquez), 41, nota 33 (Si habrá en este baldrés: CMP: 44) Si l o dicen, d i g a n (CMP), E 36 Si los pastores h a n amores (Cantares), De Do De 2, $ Q u e ya as doncelas de León (Tirso), E 34 Q u e yo, m i m a d r e , yo (J. Vásquez), E 37 Q u e m é a desposada ( G . Vicente), C 30 Q u i e n amores ten ( L . Milán), De 4, * n o t a NRFH, XII ALATORRE N 39, no- ta 31 V o l a v a l a pega y vaise ( G . Vicente), Do 15 Volvido nos h a n , v o l v i d o ( G . Vicente), E 37 Vos m e matastes (J. Vásquez), E 35 Y l a m i cinta d o r a d a (Narváez), Do *22 Y a florecen los árboles, J u a n (J. Vásquez), Do 11, 23, nota 17 MARGIT FRENK ALATORRE E l Colegio de México.