Lago de Sanabria y alrededores

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Departamento de Botánica
Universidad de Salamanca
Departamento de Biología Vegetal
Universidad de León
Instituto de Ciencias Ambientales (ICAM)
Universidad de Castilla la Mancha
PROYECTO DE CARTOGRAFÍA DETALLADA DE HÁBITATS EN CASTILLA Y LEÓN
EN LOS LUGARES DE IMPORTACIA COMUNITARIA
Lago de Sanabria y alrededores
ES4190105
03/05/2013
Panorámica de Unidades de Vegetación
La flora vascular.
La ubicación del territorio sanabrés en pleno macizo Hespérico, formando el reborde noroccidental
del cíngulo montañoso que orla la Meseta del Duero, expuesto a la entrada de frentes atlánticos unido a la
propia personalidad que imprime el carácter montañoso mediterráneo, tiene grandes implicaciones en
cuanto a las características de su flora. Uno de los rasgos más llamativos es su diversidad, tanto en cuanto a
número de especies como a representación de diferentes espectros biogeográficos. En cuanto a la primera
cuestión, en este trabajo se citan casi 1100 táxones, un número relativamente elevado sobre todo si
tenemos en cuente que se trata de una zona de montaña silícea, en general más pobres en lo florístico.
Algunas de los rasgos más sobresalientes sobre los elementos biogeográficos que mejor definen este
territorio se comentan a continuación:
Endemismos.
Los endemismos ibéricos son un fiel reflejo de los procesos de evolución y de diferenciación de la
flora de este territorio. Como indicadores biogeográficos de primer orden han sido utilizados bajo diferentes
perspectivas para sectorizar la Península Ibérica. Por otro lado, su significativa distribución y la mayor
atención de la que han sido objeto por parte de los botánicos permite establecer comparaciones y detectar
semejanzas entre los diferentes territorios peninsulares.
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Panorámica de Unidades de Vegetación
Lago de Sanabria y alrededores
04/04/2013
- En estas montañas se concentran numerosos endemismos ibéricos cuya área de distribución se
centra mayoritariamente en el NW de la Península como: Veronica micrantha, Angelica major, Armeria
langei, Potentilla asturica, Scrophularia herminii, Trisetum hispidum, Silene foetida subsp. gayana,
Phalacrocarpum oppositifolium subsp. oppositifolium, Phalacrocarpum oppositifolium subsp. hoffmansegui,
Echinospartum ibericum, Teesdaliopsis conferta, Armeria ciliata, Narcissus pseudonarcisus subsp.
primigenius, Dianthus langeanus, Genista micrantha, Genista obtusirramea, Santolina semidentata subsp.
semidentata, Ranunculus nigrescens, Rumex suffruticosus, Ranunculus abnormis o Eryngium duriei entre
otros.
- Las Sierras Segundera y Cabrera comparten numerosos endemismos con el arco montañoso que
se extiende desde el extremo occidental de la Cordillera Cantábrica pasando por las sierras de Ancares,
Caurel hasta alcanzar el Macizo Galaico y puntualmente las sierras del noroeste de Portugal, configurando
un territorio florísticamente diferenciado en el noroeste ibérico. Estos endemismos orófitos son: Agrostis
tileni, Armeria ciliata, Armeria duriaei, Armeria langei subsp. langei, Armeria langei subsp. daveaui,
Cardamine raphaniifolia subsp. gallaecica, Koleria crassipes, Narcissus pseudonarcisus subsp. primigenius,
Potentilla asturica, Santolina semidentata subsp. semidentata, Ranunculus bulbosus subsp. castellanus,
Ranunculus parnassifolius subsp. cabrerensis, Sesamoides minor, Leontodon pyrenaicus subsp.
cantabricus, Teesdaliopsis conferta y Thymelaea coridifolia subsp. dendrobryum. - Pero la originalidad de
esta área geográfica ha facilitado la diferenciación de endemismos de área restringida a este conjunto de
montañas situadas en la provincia de Zamora y áreas aledañas de León, Orense y Tras-Os-Montes como:
Serratula legionensis, Laserpitium eliasii subsp. thalichtrifolium, Nepeta coerulea subsp. sanabrensis,
Festuca graniticola, Festuca summilusitana o Hieracium lactucella subsp. berdigense.
- El origen hercínico común del zócalo hespérico emparenta la flora de las montañas sanabresas
(Sierras Segundera y Cabrera) con la de otras montañas hespéricas como el Sistema Central e Ibérico,
separadas por los suaves relieves propios de la Meseta del Duero. Así, algunos endemismos ibéricos más o
menos orófilos presentes en estas montañas están también en el Sistema Central como Senecio coincy,
Isoetes velatum subsp. asturicense, Genista carpetana, Echinospartum ibericum o Rubus lainzii, en el
Sistema Central y la Serra da Estrela como Ranunculus abnormis, Teesdaliopsis conferta, Thymelaea
coridifolia subsp. dendrobryum, en el Sistema Ibérico como Genista micrantha, Ranunculus nigrescens,
Veronica tenuifolia subsp. javalambrensis o en el Sistema ibérico y Central como: Rubus vagabundus,
Erodium carvifolium o Poa legionensis. También relacionado con la disposición de estas montañas con
respecto a la Cordillera Cantábrica llegan hasta aquí algunos endemismos Cántabro-Pirenaicos como Iris
latifolia y Pedicularis mixta. Especialmente ilustrativos son los endemismos orófilos comunes al reborde
montañoso de la Depresión del Duero como Carex asturica y Pedicularis schyzocalix. Finalmente hay otro
grupo de endemismos ibéricos orófitos que se encuentran distribuidos por la mayoría de las montañas
peninsulares como Sedum candollei o Sempervivum cantabricum.
- La influencia atlántica se hace patente en las cuencas altas de los ríos Bibey y Tera, como pone de
manifiesto la existencia en estas zonas de endemismos ibéricos cuya área de distribución se centra
mayoritariamente en el arco atlántico penínsular como: Saxifraga lepismigena, Paradisea lusitanica, Allium
scorzonerifolium, Luzula sylvatica subsp. henriquesii, Omphalodes nitida, Polygala microphylla o Linaria
triornitophora.
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Rarezas.
Aparte de los endemismos, hay otras plantas que son muy interesantes como indicadores
biogeográficos y revelan importantes rasgos y características de la flora de un territorio: se trata de las
rarezas biogeográficas entre las que se pueden distinguir los relictos (aquellas que han quedado aisladas
como consecuencia de fenómenos geológicos o climáticos en una amplia escala temporal) y las plantas
finícolas (aquellas que presentan su límite de districución en el área).
- Los hábitats propios de la alta montaña como neveros, roquedos culminícolas, matorrales orófilos,...
unidas a los heredados del glaciarismo cuaternario que ha modelado las cumbres de la Sierra Segundera
como las turberas y lagunas de origen glaciar constituyen hábitats que sirven como refugio para plantas de
latitudes mucho más norteñas. En estos hábitats viven algunas plantas de distribución boreo-alpina como
Antenaria dioica, Arnica montana, Lychnis alpina, Cerastium cerastioides, Vaccinium uliginosum,
Callitriche palustris, Omalotheca supina, Subularia aquatica o Sparganium angustifolium e incluso
circumpolar como Carex limosa.
- También en el ámbito de las montañas del noroeste provincial, algunas plantas de óptimo
eurosiberiano o circumboreal se han conservan refugiadas en hábitas adecuados para su supervivencia.
Algunos árbolillos como Sorbus torminalis, Prunus padus subsp. padus, Ulmus glabra participan en los
bosques frescos y frondosos ubicados en las localizaciones más abrigadas bajo los cuales crecen plantas
nemorales como Pyrola minor, Paris quadrifolia, Lilium martagon, Actaea spicata, Polygonatum verticillatum
o Neottia nidus-avis. Otras como Streptopus amplexifolius o Huperzia selago subsp. selago lo hacen al
abrigo de roquedos rezumantes, Athyrium distentifolium o Dryopteris expansa en canchales frescos, Salix
repens, Carex rostrata, Utricularia minor o Potentilla palustris en turberas y finalmente otras como Allium
victorialis o Aconitum vulparia subsp. neapolitanum en bordes de arroyos de montaña.
- Tal y como se comento con referencia a los endemismos ibéricos, la influencia atlántica en el
extremo noroeste provincial ha facilitado la pervivencia de algunas plantas de distribución atlántica y
subatlántica muy ligadas a medios acuáticos como Rhynchospora alba o Littorella uniflora. En este grupo
son especialmente curiosas las conocidas como “disyunciones célticas” como Eryngium viviparum, tan sólo
conocido en Galicia, León, Tras-Os-Montes y Zamora en la Península Ibérica y la Bretaña francesa o
Saxifraga spathularis, conocida en el noroeste ibérico e Irlanda.
- Hasta el momento se han comentado las plantas que llegan a este ámbito desde latitudes
septentrionales, pero también son numerosos los ejemplos de distribución mediterránea que, aún bien
adaptadas a la continentalidad del clima se refugian en los enclaves más térmicos. En este grupo se pueden
citar ejemplos como Juniperus oxycedrus o Quercus ilex subsp. rotundifolia.
El Paisaje Vegetal.
La disposición de las diferentes comunidades vegetales en estas montañas sigue ciertos patrones
que intentaremos señalar, aunque los efectos seculares del fuego han desdibujado progresivamente el
tapiz vegetal configurando un característico paisaje de mosaico, muy común en todas las áreas ibéricas
azotadas por los incendios.
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Los rebollares son las
formaciones protagonistas del
paisaje vegetal de las zonas
basales del Espacio Natural.
Estos bosques, en diferentes
grados de evolución, tallas,
coberturas,... cubren laderas
y
fondos
de
vaguada
en
altitudes por debajo de 1700
m.
Sus
matorrales
sustitución,
de
escobonales
blancos y amarillos y brezales
en las zonas medias y altas
de ladera, dominan el tapiz
vegetal
desarbolado
del
Espacio Natural.
También dominando el paisaje en grandes áreas, los roquedos son refugio para diversas
comunidades bien adaptadas a las duras condiciones de vida que impone la escasez de suelo. Son
especialmente relevantes desde el punto de vista paisajístico las formaciones de cambriones o erizones y
en menor medida los grandes canchales basales, aunque también contribuyen a la diversidad otras
comunidades herbáceas casmofíticas o saxícolas menos aparentes a una escala pisajística. En estos
roquedos no siempre se consolidan formaciones estrictamente rupícolas sino que en muchos casos las
formaciones vegetales dominantes (rebollares, escobonales, brezales,...) son capaces de colonizar
aquellas repisas que permiten un desarrollo de sus sistemas radicales.
Los tres principales cauces riparios que circulan parcialmente en el Espacio Natural son Tera,
Truchas y Bibey. Todos nacen en el interior del Espacio Natural, mostrando en estas zonas interesantes
comunidades de nacientes mezcladas en ocasiones con herbazales megaforbios y zonas higroturbosas.
Inicialmente discurren como pequeños arroyos torrenciales que salvan importantes desniveles,
enriqueciéndose con las aportaciones de
otros
ríos
y
arroyos
a
medida
que
descienden (Vidulante, Riopedro, Cárdena o
Segundera
en
el
caso
del
Tera
o
Valdesirgas en el caso del Bibey). En los
tramos
altos
apenas
comunidades
de
hidrófitos con ranunculus y callitriches se
establecen en estos cauces, aunque a
medida
que
descienden
se
consolidan
progresivamente comunidades de cárices
amacollados,
prebosques
mixtos,
abedulares o saucedas arbustivas.
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Panorámica de Unidades de Vegetación
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En las zonas basales el régimen se ralentiza permitiendo la estabilización de las orillas y la
instalación de un bosque de alisos que en general presenta un buen estado de conservación (en el río
Bibey el tramo donde se podría empezar a consolidar dicha aliseda está bajo las aguas del embalse de
San Sebastián en Porto). Estas alisedas se alternan con bosquetes de sauces y con zonas desarboladas
que son colonizadas por formaciones de cárices amacollados. En estos cauces, de aguas frías y
oligótrofas, se alternan los tramos rápidos en los que las aguas discurren rápidamente y se establecen
comunidades de ranúnculos de hojas
semisumergidas
remansadas
con
como
otras
zonas
consecuencia
de
pequeñas represas naturales en los que
alcanzan
su
mayor
plenitud
las
formaciones de hidrófitos con hojas
flotantes.
A partir de los 1700 m., el
dominio de los rebollares y sus
matorrales de sustitución se cede
progresivamente a los matorrales
(principalmente piornales, brezales y
matorrales de aulaga sanabresa en
zonas con suelos más o menos secos y brezales de turbera y matorrales rastreros con gatuña
sanabresa sobre suelos algo húmedos) y los pastizales orófilos (básicamente cervunales y pastos
psicroxerófilos) que forman complejos mosaicos en las cumbres y altiplanos de la Sierra Segundera.
Entre estos destacan las huellas vegetales heredadas del glaciarismo cuaternario como las lagunas de
montaña o los complejos de turbera que ocupan antiguas cubetas progresivamente colmatadas.
El territorio de las cumbres es dominio de los enebrales de montaña, las comunidades rupícolas
orófilas y los canchales. En estas
cumbres
crecen
comunidades
con
plantas muy especializadas, adaptadas
a soportar las duras condiciones de frío,
sequedad, elevada radiación y corto
periodo vegetativo, por lo que albergan
plantas de notable rareza en estas
montañas meridionales. En estas zonas
presentan un destacado interés las
zonas donde se acumula nieve hasta
bien entrada la primavera o neveros y
sus
zonas
adyacentes
donde
se
desarrollan otras comunidades con un
elevado interés florísitico como las
gleras o los nacientes de alta montaña.
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Panorámica de Unidades de Vegetación
Lago de Sanabria y alrededores
04/04/2013
Finalmente, en el entorno de los núcleos urbanos se dispone un cinturón de pequeños huertos y
cultivos, prados de siega y antiguas plantaciones de castaños y otros frutales. La progresiva tendencia
de abandono de las actividades agrarias tradicionales alcanza estos cinturones transformando los
cultivos en matorrales con codesos y escobas blancas, los prados de siega en praderas-juncales con
molinias y las antiguas plantaciones en formaciones mixtas con rebollos.
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