Censura, delación,adulancia o muerte

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Censura, delación,adulancia o muerte
Escrito por Antonio Ecarri
La censura, la delación, la adulancia y la muerte son actitudes y hechos consustanciales e
inherentes al comunismo. En el año 1977 se publicó en Francia “El Libro Negro del Comunismo
” editado por el centro de investigaciones más prestigioso de ese país, el “Centre Nationale de
la Recherche Scientifique” bajo la dirección de Stéphane Courtois. En este estudio los
investigadores, casi todos militantes de la izquierda francesa, argumentaron que hacían este
trabajo y lo publicaban para no dejarle a la derecha el monopolio de la verdad. Pues bien, el
Libro Negro da cuenta que durante los mandatos de gobiernos comunistas como los de Stalin,
Mao, Pol Pot, Kim Il Sung, Ho Chi Ming, Fidel y demás partidos rojos en el gobierno o en la
oposición, se han asesinado más de cien millones de seres humanos.
El análisis detallado del total es el siguiente: 20 millones en la Unión Soviética, 65 millones en
la República Popular China, 1 millón en Vietnam, 2 millones en Corea del Norte, 2 millones en
Camboya, 1 millón en los regímenes comunistas de Europa oriental, 150.000 en Latinoamérica,
1,7 millones en Africa, 1,5 millones en Afganistán y unas 10.000 muertes provocadas por “[el]
movimiento comunista internacional y partidos comunistas no situados en el poder”.
Las atrocidades cometidas en todos estos regímenes comenzaron con la censura para poder
ocultarlos, al extremo que en Corea del Norte no existen medios de comunicación de masas;
en China, la URSS y Vietnam existían sólo las publicaciones oficiales del Partido Comunista.
En Cuba, aún hoy, el hermano pueblo caribeño tiene que soportar la lectura de un solo
periódico “El Granma”, un solo canal de televisión y una sola revista. El método que todos han
utilizado es, en primer lugar, presionar para la autocensura, pero si no logran acobardar a
quienes los dirigen van directamente al cierre de todos aquellos medios de comunicación
independientes, para que las grandes masas no se enteren de lo que viene a continuación: las
delaciones que recaerán sobre todos aquellos que no le adulen al tirano de turno, a quienes no
declaren su fidelidad perruna al “gran timonel”.
Acabada la ratia contra quienes se oponen a esos regímenes de terror, les corresponde el
turno a los mismísimos militantes que se coloquen en posición distinta a la camarilla
gobernante, o aquellos dirigentes que pierdan el favor de quienes integren, en algún momento,
la mayoría en los organismos de dirección.
El régimen de Chávez ha comenzado con la censura de los medios, obliga a la delación de sus
contrarios a través de la tristemente famosa “Ley Sapo”, exige adulancia hasta el paroxismo
-sólo basta sintonizar los programas Aló Presidente, para ver aplaudiendo como focas a
ministros y demás funcionarios serviles- después vendrán las autoinculpaciones de sus propios
militantes, como ocurría bajo el régimen de terror de todos los gobiernos comunistas que le han
precedido. Si no lo cree, amable lector, pregunte por el destino actual del héroe de la
revolución: el General en Jefe Raúl Isaías Baduel.
Por todo ello, no podemos hacernos los locos ni los desentendidos frente a este régimen, tarde
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Escrito por Antonio Ecarri
o temprano nos agredirá a todos. Recordemos al famoso ex combatiente comunista húngaro
Arthur Koestler, quien en su famosa obra “Oscuridad a Mediodía” narra los últimos días de
Rubashov, un bolchevique que fue ejecutado por sus camaradas por un crimen que no ha
cometido y que, sin embargo, Rubashov confiesa con plena conciencia de la consecuencia de
tal confesión incierta. La razón última por la que Rubashov confiesa es, sencillamente, que
para un fiel seguidor del Partido la verdad objetiva ha dejado de existir. Poco importa lo que en
realidad sucediera sino tan sólo lo que al Partido convenga.
No es que alguien de este gobierno tenga la grandeza del personaje de Koestler pero todos
comparten, con el personaje de ficción, la tragedia de la obediencia perruna al régimen y, tarde
o temprano, sufrirán los mismos rigores por alentar la megalomanía de un tirano.
Rubashov miente para morir, pero Chávez vive para mentir y gobernar el tiempo que se lo
permita una oposición que vea para otro lado, creyendo que será exonerada del cadalso que
construye, paso a paso, este régimen desde la oscuridad de este mediodía que parece eterno.
¡Unidad democrática! es la única consigna justa de este momento aciago, para poder superarlo
y extirparlo de nuestra sociedad, antes de que sea demasiado tarde.
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