Revista UNAM - Revista de la Universidad de México

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Italia en vísperas de la Primera Guerra Mundial
El ciclón
futurista
Andrea Alì
Primer movimiento italiano de vanguardia del siglo XX, el futurismo surgió como contraparte del enrarecido clima europeo
que precedió a la guerra. Considerado por algunos —entre ellos
el mismísimo Ezra Pound— como antecedente del modernismo
y por otros como una influencia anómala y autoritaria, las
ideas futuristas siguen alimentando la discusión sobre la pertinencia de armonizar el arte y la política, como lo explica el escritor Andrea Alì.
El clima artístico-cultural italiano en vísperas de la Primera Guerra Mundial fue caracterizado por el futurismo, que representó el primer movimiento de vanguardia italiano del siglo XX.
El futurismo surgió en el norte de Italia en la primera década del siglo XX y de ahí se extendió en toda la península y posteriormente en algunos países europeos y
extraeuropeos. Exploró toda forma de expresión artística; sin embargo, sus mejores resultados se pueden apreciar en la pintura, la escultura y la poesía.
Este movimiento se presenta como interpretación y
manifestación de una época histórica marcada por grandes cambios sociales, políticos y tecnológicos. El progreso tecnológico es el que más supo estimular la creatividad de los artistas futuristas que vieron su época
como el inicio de una nueva era, cuyo principio fue marcado por la aparición de las máquinas.
Hoy en día vivimos en una época de revolución tecnológica, pero si nos detenemos un momento e imaginamos el mundo antes del siglo XX, podemos verlo sin
fábricas, sin luz eléctrica, sin agua en las casas; encontramos ciudades sin alcantarillas, sin telégrafo, radio,
bicicletas, sin carros ni aviones; en ese mundo la gran
mayoría de las personas no viajaba, nacía y moría en el
mismo lugar y los pocos desplazamientos y los viajes
que algunos emprendían, por comercio, eran difíciles y
a menudo peligrosos.
La gran Revolución industrial, que desde el siglo XIX
sacudió primero a Inglaterra y gradualmente se extendió a los otros países de Europa, incorporó en sí nuevos
conceptos de la experiencia humana y entre todos los de
velocidad y mecánica, entendidos como “interacción”
entre hombre y máquina.
El desarrollo y la difusión de las fábricas, que funcionaban por medio de máquinas controladas por el
hombre, introducen, en la concepción del mundo occidental, el concepto de la rápida producción en serie de
bienes y servicios llevando en sí el germen de grandes
cambios sociales como la migración masiva del campo
a la ciudad y en esta el nacimiento de nuevas clases so-
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ciales como el proletariado y la consolidación de la burguesía empresarial; pero no sólo las máquinas de las fábricas modificaron la percepción del mundo. La industria
bélica perfeccionó armas ofensivas; los medios de transporte se vieron revolucionados por la difusión entre la
clase burguesa de automóviles y por los aviones, de hecho en Estados Unidos el primer vuelo realizado por los
hermanos Wright se remonta a 1903.
En el ámbito artístico, el futurismo quiso hacerse
intérprete estupefacto de esta revolución que achica las
dimensiones del mundo y sostiene el nacimiento de una
nueva era que quiere romper todo vínculo con el mundo pasado concebido como retrógrado y primitivo.
El centro de irradiación del movimiento futurista
es la ciudad de Milán. Su ubicación en el norte de Italia
la hace un centro urbano sensible a mantener lazos culturales más estrechos con las otras capitales europeas y
en especial con París, que en esa época era el centro propulsor de las vanguardias que se difundían en el mundo occidental. En el caso del futurismo será Italia la que
difundirá este movimiento cultural, primero en Francia y posteriormente en Rusia y Estados Unidos.
Pionero e ideólogo del futurismo es el poeta Filippo
Tommaso Marinetti. Gran frecuentador de los salones artísticos parisinos, Marinetti para darle al movimiento un
respiro europeo en 1909 promovió la publicación, en el
diario parisino Le Figaro, del Manifiesto del Futurismo.
El Manifiesto del Futurismo consta de once puntos
que son:
1. Queremos cantar el amor al peligro, el hábito
de la energía y de la temeridad.
2. El coraje, la audacia, la rebelión serán elementos esenciales de nuestra poesía.
3. La literatura exaltó, hasta hoy, la inmovilidad
del pensamiento, el éxtasis y el sueño. Nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio
febril, el paso de corrida, el salto mortal, el cachetazo y el puñetazo.
4. Nosotros afirmamos que la magnificencia del
mundo se ha enriquecido con una nueva belleza, la
belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su
capó adornado con gruesos tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un automóvil rugiente, que parece correr sobre la ráfaga, es más bello que
la Victoria de Samotracia.
5. Queremos ensalzar al hombre que lleva el volante, cuya lanza ideal atraviesa la tierra, lanzada también ella a la carrera, sobre el circuito de su órbita.
6. Es necesario que el poeta se prodigue, con
ardor, boato y liberalidad, para aumentar el fervor
entusiasta de los elementos primordiales.
7. No existe belleza alguna si no es en la lucha.
Ninguna obra que no tenga un carácter agresivo pue-
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de ser una obra maestra. La poesía debe ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas para forzarlas a postrarse ante el hombre.
8. ¡Nos encontramos sobre el promontorio más
elevado de los siglos!... ¿Por qué deberíamos cuidarnos las espaldas, si queremos derribar las misteriosas puertas de lo imposible? El Tiempo y el Espacio
murieron ayer. Nosotros vivimos ya en el absoluto,
porque hemos creado ya la eterna velocidad omnipresente.
9. Queremos glorificar la guerra —única higiene del mundo—, el militarismo, el patriotismo, el
gesto destructor de los libertarios, las bellas ideas por
las cuales se muere y el desprecio de la mujer.
10. Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias de todo tipo; y combatir contra el
moralismo, el feminismo y contra toda vileza oportunista y utilitaria.
11. Nosotros cantaremos a las grandes masas agitadas por el trabajo, por el placer o por la revuelta:
cantaremos a las marchas multicolores y polifónicas
de las revoluciones en las capitales modernas, cantaremos al vibrante fervor nocturno de las minas y
de las canteras, incendiados por violentas lunas eléctricas; a las estaciones ávidas, devoradoras de serpientes que humean[…] Es desde Italia que lanzamos al mundo este nuestro manifiesto de violencia
arrolladora e incendiaria con el cual fundamos hoy el
FUTURISMO porque queremos liberar a este país de su
fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y de anticuarios. Ya por demasiado tiempo
Italia ha sido un mercado de ropavejeros. Nosotros
queremos liberarla de los innumerables museos que
la cubren por completo de cementerios.
Con base en el manifiesto, los rasgos fundamentales del movimiento futurista como los expone Marinetti son: el amor por el peligro, el hábito a la energía,
el culto para el valor y la temeridad, la admiración por
la velocidad, la lucha contra el pasado, la exaltación del
movimiento agresivo, la guerra (única higiene del mundo) y el desprecio por la mujer.
La relación con la mujer, en esta fase, es concebida
por Marinetti únicamente como gesto mecánico necesario a la reproducción del ser humano. La mujer es vista como un ser incapaz de decidir por sí mismo, completamente dependiente para cualquier decisión de una
autorización marital. Después de la Primera Guerra
Mundial la concepción “marinettiana” del papel social
de la mujer se modificará hacia posiciones más moderadas, llegando incluso a prever la posibilidad de conceder a las mujeres el derecho de votar.
Los intelectuales futuristas tienen, hacia la realidad
común y los valores clásicos y tradicionales, un com-
Filippo Tommaso Marinetti, 1916
portamiento desdeñoso y aristocrático. Viven en búsqueda de la originalidad a toda costa. La exaltación de
la tecnología y de la sociedad capitalista se manifiesta a
través de un irracionalismo que toma la forma de la exaltación de vivir momentos de fugaz satisfacción. Estos
motivos son coherentes con el gusto de un nuevo público, ávido de novedades y que se opone a la tradición.
MEDIOS DE DIFUSIÓN DEL FUTURISMO
El futurismo se impone como una organización cultural, política, editorial con una ideología que se convierte en hábito de vida. Uno de los medios más utilizados
por los futuristas para darle difusión al movimiento es
la renta de teatros, en los cuales organizan encuentros
con el público. Los artistas futuristas, en gran parte procedentes de familias acomodadas (entre los cuales se
cuenta el mismo Marinetti), poseen los medios económicos necesarios para pagar la renta de los teatros adaptados para publicitar la ideología futurista. Se organizan noches de encuentro gratuitas para el público. En
estas noches, el componente espectacular está relacionado con la lectura de poemas o textos seguidos por proclamas patrióticas y nacionalistas, insultos dirigidos al
público con el intento de llegar a involucrarlo directamente incitándolo a la riña. La violencia es identificada
como característica de la nueva sociedad de las máquinas, pero vista como una violencia purificadora y
capaz de elevar al hombre a un rango superior en la historia. Esta violencia ofrecida por las máquinas es utilizada por los actores futuristas en la modernidad y en
contra del pasado, visto como un enemigo estorboso,
inútil, viejo y retrógrado, sólo merecedor de muerte,
de ser destruido por la modernidad.
Filippo Tommaso Marinetti, 1919
En las famosas noches en los teatros, que los futuristas organizan provocadoramente en ciudades símbolo del pasado y célebres por su historia como Roma,
Florencia y Venecia, Marinetti incita al público a destruir los museos y las bibliotecas y a sustituir toda “la
basura del pasado” con el mundo moderno.
Estas numerosas y ruidosas iniciativas, el apoyo dado
a los movimientos nacionalistas, el amor por la riña y la
violencia, la actitud desprejuiciada y ultramodernista,
pondrán al futurismo en evidencia entre el público italiano de toda clase social.
LA POESÍA Y LAS PALABRAS EN LIBERTAD
En la poesía los resultados más destacados son logrados
por Filippo Tommaso Marinetti con la invención de la
técnica, por él llamada, de “las palabras en libertad”;
marca emblemática de los poemas futuristas que aclaman la guerra como higiene del mundo y que quieren
transportar al lector en el campo de batalla. Un ejemplo de esta técnica es la publicación, en 1914, de una
recopilación de poemas con título: Zang tumb tumb,
poemas que inspiraron a Marinetti durante la guerra
búlgaro-turca de 1912, que él vivió como testigo directo en los campos de batalla.
En esta recopilación de poemas, Marinetti utiliza
métodos de impresión especiales con caracteres tipográficos de diferentes dimensiones, además de negritas
y cursivas, creando un efecto visual que quiere llevar al
lector al centro de la batalla.
Le Parole in libertà (“palabras en libertad”) o Parolibere
(“palabraslibres”) son composiciones logradas al pegar
fragmentos de periódicos y, por lo tanto, muy cercanas
a una experimentación gráfica y casi tipográfica.
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Otros importantes artistas del futurismo son Umberto Boccioni, Gino Severini, Giacomo Balla.
EL FUTURISMO COMO CAMPEÓN
DE LA INTERVENCIÓN DE ITALIA EN LA GUERRA
En 1914 estalla la guerra entre las potencias europeas.
Italia se declara neutral. La población y el mundo político e intelectual se ven divididos entre Neutralisti (a
favor de la neutralidad de Italia) e Interventisti (a favor
de la entrada a la guerra). Si por un lado en la clase política y en cierta parte de la población hay consciencia del
hecho que Italia, en ese momento histórico, es un país
pobre que no tiene la fuerza económica ni bélica para
poder sostener el peso de una guerra de esa magnitud;
por el otro, el capitalismo industrial ve en la reconversión en la industria bélica de algunos sectores grandes
ganancias económicas; además, los partidos y movimientos a favor de la guerra acusan a los neutralistas de
“supremo egoísmo” al rehusarse a pelear una guerra que
debe otorgar a Italia los territorios de Trento, Istria y
Dalmacia, que a pesar de ser poblados por su gran mayoría de gente de cultura y lengua italiana, seguían perteneciendo a Austria.
En esta situación, incierta y compleja, el futurismo,
a favor de toda guerra, jugará un papel importante para
que Italia se integre al conflicto. Los futuristas multiplicarán las acciones a favor de la guerra con discursos
públicos, distribución y hasta lanzamientos desde aviones con folletos publicitarios que llaman a los italianos
a manifestarse a favor de la guerra, además de obras artísticas. La obra símbolo en este sentido es una pintura de Carlo Carrà llamada: Manifestación interventista,
obra que establece una conexión con las Parolibere de
Marinetti.
En ella el autor afirmó haber querido representar el
revolotear de los folletos lanzados al aire desde un avión
sobre Piazza del Duomo de Milán. Se ve como un torbellino centrífugo de signos que se vuelven dinámicos por
la disposición circular de líneas rectas; parece sugerir la
impresión de una onda sonora que se expande en el aire,
mientras que los colores contribuyen a dar la sensación
de una expansión partiendo del negro en el centro para
llegar a tonalidades amarillas y rosas en los bordes.
LA GUERRA
En 1915, cuando Italia declara la guerra a Austria, en
apoyo a Francia e Inglaterra, que le habían prometido a
final de la guerra los territorios de Trento y de Istria, los
futuristas, coherentes con su ideología, se enrolan en
las tropas enviadas al frente; sin embargo, muchos de
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ellos se darán pronto cuenta de la magnitud de lo que
habían empezado; la guerra, que cobrará la vida de algunos de ellos, como Umberto Boccioni, se revelará de
una violencia inaudita al punto de inducir a otros sobrevivientes a reformular su concepción de ella; Carrà
y Severini de regreso de la guerra abandonarán el núcleo histórico del futurismo.
Marinetti, que también había participado en la guerra, después de un periodo de incapacidad para darle al
movimiento una dirección precisa, después de 1922
hará desembocar el movimiento futurista en el fascismo con el cual desarrollará una relación difícil y contradictoria.
CONCLUSIONES
Como el futurismo fue un movimiento por sí mismo
contradictorio, también el juicio histórico sobre él no
puede más que ser contrastante; si por un lado los historiadores han descrito por años este movimiento y a
sus artistas como a un grupo de exaltados anticipadores
del fascismo, desde un punto de vista estrictamente
artístico, el futurismo fue libertario y anarquista.
El filósofo italiano comunista Antonio Gramsci, por
un lado, reconoce en el futurismo valores positivos por el
rol revolucionario en el arte, en los hábitos, en el lenguaje y destructivo de la cultura burguesa; sin embargo, lo juzga negativamente con respecto a su inactividad desde el punto de vista de la acción política.
Según el poeta estadounidense Ezra Pound: “Marinetti y el futurismo han dado un grande impulso a
toda la literatura europea. El movimiento al cual Joyce,
Eliot, yo mismo y otros hemos dado origen en Londres (el modernismo), no hubiera existido sin el futurismo”. En cambio, según el crítico literario italiano
Carlo Bo: “la que tenía que ser la ilimitada libertad del
futurismo, fue cancelada por un sincero cuanto inútil
patriotismo”.
El futurismo fue el único movimiento de vanguardia italiano de 1900 que alcanzará resonancia internacional. Hoy algunas obras de Boccioni se pueden visitar en el Museum of Modern Art de Nueva York. El 21
de febrero de 2014 en el Museo Guggenheim de Nueva York se inauguró una muestra de 360 obras de 80
artistas futuristas.
Independientemente de sus excesos y contradicciones, el futurismo nos deja una gran cantidad de obras
artísticas de gran creatividad y originalidad, se propone
como invaluable atestación del inicio de la modernidad. Es testimonio artístico de una de las revoluciones
más importantes en la historia del hombre y con la cual
todos los días nos hemos acostumbrado a vivir: la revolución de la velocidad.
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