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AÑO IV.
MADRID 1.° DE FEBRERO DE
DIRECTOR
JOSÉ de
NúM. 109.
1914
Se publica el 1,10 y 20 de cada mes.
ElaSIZEGLtl
j y Las heridas y la cirugía en la guerra. M
V-»..^.^^.^^..
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1-as recientes guerras balkánicas han. suministrado muchos datos sobre los efectos de los
proyectiles modernos y las aplicaciones de la
cirugía en campaña.
La proximidad de los parajes en que tenían
lugar los combates ha permitido á gran númert»
•de cirujanos europeos venir á socorrer, á los hejjdos de los ejércitos combatientes y darse cuenta de los efectos de las armas de fuego empleadas, cañones y fusiles semejantes á los de los
ejércitos de las grandes potencias.
Algunos cirujano?, ya han referido lo que han
visto y heciiO. Los internos de los hospitales de
París, que sirvieron en diversos hospitales de
campaña, han descripto el aspecto de los heridos y las intervenciones quirúrgicas que practicaron. Pero la relación más completa, más viva
y más documentada es la que en la Presse Medícale ha publicado M. el Dr. O. Laurent,
E,\ doctor Laurent, cirujano de los hospitales
y profesor de la Universidad libre de Bruselas,
ha practicado durante once meses en los Balkanes. Cuando la toma de Andrinópolis dirigía el
servicio quirúrgico de un gran hospital de campaña cerca de la ciudad sitiada, y tuvo ocasión
de asistir á muchísimos soldados heridos. Des-
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pués, durante la sangrienta guerra de los aliados, dirigía un servicio del hospital Alexandra,
en Sofía, donde se concentraban los heridos ;
58.000 llegaron en sólo un mes á la estación de
Sofía. El doctor Laurent yió, por lo tanto, cuidó
y estudió las heridas más diversas, y sus observaciones tienen un valor muy grande.
La Bulgaria, en donde el doctor Laurent asistía á los heridos, tiene 4.300.000 habitantes y
más de 500.000'soldados. Durante la guerra
turca, 53.000 fueron heridos y 30.000 muertos;
en la guerra de los Aliados tuvo 62.000 heridos
y 16.000 muertos. En total : 150.000, ó sea uno
por cada 3 soldados ó 3 por 100 habitantes. Y
en esta estadística no se incluyen los muertos por
enfermedad, que han sido muchísimos. La mottalidad del ejército ha sido, por lo tanto, enorme ; 55 po:r 100 de los muertos habían sido heridos en la cabeza ; 35 á 40 por 100, en el tronco ; 5 ]>or 100, en los miembros. Las heridas del
cráneo eran las más peligrosas ; pero las del abdomen han ocasionado un tercio de mueirtes inmediatas ó rápidas. Las fracturas de los grandes huesos fueron muchísimas, y, generalmente,
muy complicadas.
82 á 84 por 100 de las heridas fueron-debidas
Diversas trozos de proyectiles enco lirados cerca de Andrinópolis. Delante se ven tres cargadores
de balas búlgaras, turcas y serbias.
GERENTE
á balas de fusil; 15 á 17 por 100, á los shrap
nells (cañones), y solamente 1 por 100 al arma,
blanca.
75 por 100 curaron sin complicaciones. Por
término medio, 10 á 12 por 100 de heridas en
la cabeza ; 1 á 2 por^ 100, en el cuello; 6 á 8, en
la espalda; 9 á 12, en los brazos y él hombro;
7 á 9, en el antebrazo y en el codo ; 22 á 29, en
la m a n o ; 1 á 2, en el abdomen ; 13 á 17, en el
Perforación por proyectiles.—I. Pitillera metálica encontrada á un soldado turco, perforada por una bala búlgara.—2. Bala búlgara con
cartucho, atravesada por una bala turca, encontrada en el capote de un soldado búlgaro.
3. Bala-cartucho con una bala búlgara incrustada.
muslo y en la rodilla; 9 á 10, en la pierna, y 9
á 13, en el pie. Las llagas cutáneas curaban en
una á cinco semanas ; las de las partes blandas,
en cuatro á seis; las fracturas, en cuatro á nueve. Entre las heridas infectadas, 40 por 100 eran
debidas á las balas de cañón, y 10 á 28 por 100
á las de fusil.
Tal es la estadística de la última guerra en
lo que se refiere á Bulgaria. Seguramente estas
cifras pueden variar según las ciicunstancias, y
como dice el Dr. Laurent, «cada batalla tiene
su fisonomía quirúrgica particular». Las balas
empleadas en los Balkanes eran balas modernas,
pequeñas y ligeras. Su peligro está, sobre todo,
en su gran velocidad. A distancias próximas,
hasta 300 ó 500 metros, producen verdaderos
efectos explosivos; son perforantes hasta unos
1.500 metros ; más distantes, se van atenuando
sus efectos y llegan á no producir sino contusiones.
El punto de entrada de la bala tiene un aspecto muy variable: la piel puede ser rasgada, abrasada, perforada y hasta dilacerada ; á veces, el
orificio es casi imperceptible; otras veces llega
de 10 á 20 centímetros, cuando la bala ha sido
tirada á corta distancia. Como "los soldados tiran con frecuencia acostados, se observan á ve<es orificios múltiples; así la fig. 8 es la de un
hombre alcanzado por una bala que entró por et
2
ESPAÑA
cuello, salió para penetrar en el tórax y volver
á salir cerca del sobaco; véase la fig. 4. A vecesi
las balas- atraviesan todo ek cuerpo, entrando por
la espalda y saliendo por el muslo.
Otras veces, las balas á corta distancia producen verdaderas heridas explosivas, triturando
los huesos, que reducen á «arena ósea», los
músculos, los tendones, los vasos y los nervios,
rección. E l soldado se burla á veces del shrafnell, y más si encuentra las balas en su capote ó
en sus vestidos; pero no encontrará nunca las
balas de fusil.»
Las granadas no son muy peligrosas, á no ser
que se disparen á 10 ó 20 metros de altura'-sobre el enemiigo. En este caso sus fragmentos causan más destrozos que las balas-; pero, oomun-
Herida cervico-pectoral, con cuatro orificios, producida por bala griega, tirada
á 50 metros.
Dirección desde el hombro derecho á la
región renal izquierda, seguida por bala
tirada á 800 metros, habiendo atravesado el nervio radial derecho.
aun á alguna distancia. Las mismas heridas pueden causar los shrafnells, pior balas desviadas
chocando con la culata ó por balas deformadas,
que rebotan en las peñas ó en los árboles. Estas
heridas son á veces mortales, y tan horribles, que
en Mustafá, dicie el doctor Laurent, muchos soldados y oficiales búlgaros se quejaban de que el
enemigo empleaba balas explosivas.
Generalmente, el proyectil atraviesa el cuerpo
sin detenerse. A veces queda en los tejidos : en
1 por 4 casos con los schrafnells ; en 1 por 100
con las balas. E l doctor Laurent halló el proyectil en el cuerpo en 22 por 100 de los heridos.
Los proyectiles de cañón causan heridas diferentes de las balas.
«Perdiendo aquéllos más- ptronto su velocidad
quie éstas.—^^dice Laurent—, es fácil al soldado
resguardarse cuando se halla á alguna distancia ;
le basta un pequeño obstáculo, como el morral
de la infanteiría, sobre todo si no ^s recta la di-
mente, son superficiales (fig. 5). Las heridas son
menos frecuentes ; 1 pqr 5; pero- á veces infectadas. También se curan más fácilmente. El doGtoir Laurent pudo extraer un pedazo del fondo
de un shrafnell de 300 gramos (fig. 1), que se
hallaba alojado en la cavidad torácica izquierda
de un soldado ser\'io, que se curó rápidamente.
Tales son las principales heridas causadas por
el armamento moderno.
¿Cuál es la misión del cirujano en la guerra?
El inspector general de Sanidad M. Delorme
decía en el 25 Congreso de la Asociación francesa de Cirugía : «La cirugía de la guerra no se
improvisa como otras especialidades», y Laurent afirma lo mismo, y añade: «He llegado al
teatro de las operaciones persuadido de que mi
práctica quirúrgica haría que desempeñase bien
mi misión. La cirugía de la guerra exige una
educación profesional intensa. Una nación que
entregase á los médicos civiles la curación de
MEDICA
los heridos, sufriría un lamentable des'engáñoLos Balkanes están actualmente poblados- d e
soldados inútiles y enfermos, que hubieran salvado con una enseñanza médica apropiada á la.
guerra.»
Esta práctica quirúrgica, en cuyos detalles noentraremos, es muy diferente de la práctica civil. A no ser en el caso de hemorragia ó die infección, en los que es obligatoria la intervención, la práctica adquirida eni las última guerras
ha enseñado qué las intervenciones deben ser muy
prudentes; en los casos en que se trata de heridas del cráneo ó del abdomen, el número de Iosmuertos es mayor en los heridos operados que
en los otros, y los riesgos de infección, el mal
estado de la salud y la menor resistencia de Iossoldados en campaña hacen que á veces el cirujano militar tenga el deber de abstenerse.
A pesar de esto tiene algo que hacer. Los cirujanos prácticos deben hallarse en las- avanzadas para intervenir inmediatamente; todos los
Cuerpos deben tener su coche de radiografía;
los enfermeros militares serán muy prácticos,, sobre todo en hacer vendajes de fractuias ; todosIos soldados sabrán enaplear su paquete de curación, que puede prestarles grandes servicios,
y, por último, quie todos los que combaten se hallen protegidos en las regiones más esenciales y
con más frecuencia heridas : cabeza, manos,- corazón, por medio de cascos y placas metálicas
con suficiente resistencia. Tales son algunas delas enseñanzas de la última guerra, que será m-uyútil aplicar en Firanoia.
Sirvan estudios comoi el del doctor Laurerit
para contribuir á salvar la vida de muchos h e ridos y hacer menos terribles las dolorosas consecuencias de la guerra.
R. M.
NOMENCLATURA MÉDICA
Enfermedad Dupuytren-Madelung. — Mencionada por Dupuytren en 1834 y descrita p o r
Madelung en 1878.
Sinonimia : Luxación patológica de la muñeca, subluxación espontánea de la muñeca, manu^
valga, subluxaaión de la mano hacia adelante,
radio curvo, carpo curvo, raquitismo tardíoi de l a
muñeca, subluxación oongénita de la muñeca, luxación oongénita de la extremidad inferior del
cubito, carpocifosis.
SIGNO FUNDAMENTAL : Luxación de la extrefiúdad inferior del cubito uni ó bilateíal. -Hay
dos tipos : el tifo palmar (muy raro), efli que l a
cabeza del cubito levanta la piel de la cara anterior de la muñeca ; el tifo dorsal (muy común),
en que la epífisis cubital hace eminencia en la
cara dorsal de la muñeca.
Existen todos los grados -en -esta luxación, desde -la eminencia mínima de la cabeza cubital bajo la piel, fácilmiente reductible por la presión,
como una tecla de piano, hasta la procidenciía
enorme de la epífisis irreducliible que tiende á petrforar los tegumentos.
SIGNOS ACCESORIOS .: Encorvamien
Si -- "
Herida por shrapnell á loS quince dias,
con rozamiento de la espina del omoplato, sin haber sido lesionado el cuerpo del
, .hueso, , - •
Doble amputación de la mano derecha yide
una parte de la izquierda por lá explosión de
una bomba.
radial y á
veces cubital ; exóstosis radiales ; hiperóstosis d e
la extremidad inferior del cubito, acortamiento del
radio y de los dos huesos del antebrazo, ascensión del carpo.
Patogenia discutida : lesión nerviosa, raquitisfno, tuberculosis, traumatismo.
TRATAMIENTO : Faltativo : reposo, masaje, balneación local <'aliente; guante de cuero que inmovilice la muñeca, dejando á los dedos su 'movilidad. Cmaíivo : Osteotomía lineal del radio
practicada de afuera á adentro, ú osteotomía cuneiforme (.cuña de base dorsal). Resultados inconstantes, ya que, por lo general, el cubito está
deformado y dislocado ^en-su articulación infe-
B8PANA MEDICA
El proMemajiMiCMn España.
ESPAÑA MEDICA abre una encuesta entre los
médicos españoles para que emitan su opinión
acerca 1." del estado actual de la clase, 2 .^ de las
causas que lo sostienen y 3«° de los medios de me:: joramiento y redención, si aún son posibles ::
opinión del Dr. Decref.
Querido amigo El-eizegui;
Correspondiendo á la invitación que en su acreditado periódico profesional hace piara que los
médicos emitan su opinión sobre «El problema
médico en lEspaña», míe permito enviarle esta
•carta, pues como desempeño hace años un cargo
en la Junta directiva del Colegio de Médicos de
Madrid, y 'he sido comisionado por otros varios
Colegios de capitales españolas para gestionar beneficios que redundaran en bien de nuestra desgraciada clase, no cumpliría mi deber si permaneciera indiferente, que qs lo más cómodo, sobre
todo, para los que, como yo, acostumbran á hablar claro. ,
Del estado actual de la clase nada ¿iré para
economizar, tiempo, pues todo el mundo lo conoce ; los profesionales, y lo que es peor, pues de
€llo se aprovechan, los que no lo son.
Entre las causas que lo sostienen hay una que
afecta en generali á toda la clase, que es trascendental y que nadie acomete, ellos' sabrán por
qué.
Hay otras menos iimportantes, no porque
dejen de influir evidentemente sobre el bien general, Siino porque directamente, sóloi en apariencia, afectan á determinadosi grupos de compañeros, y el egoísmo de los demás hace que subsistan.
Mi opinión, sea ó no equivocada, es la siguiente :
Una sola causa que afecta en general á toda
la clase tienen los médicos españolas para encontrarse en. la situación en que se encuentran.
Su excesivo nijmero.
,
.
:
, Hoy no cuesta gran trabajo ser médico, pues
sabido es de todos que en algunas Facultades se
han dado títulos como se dan las papeletas de
Cornunión en algunas parroquias para justificar
que.se es ferviente católica , y aspirar á la sopa
poco substanciosa que reparte algún procer con el
único objeto de ganar el cielo.
Yo he oído decir á un catedrático que desempeña un cargo en uno de esos Centros que han dado
en llamar .de enseñanza: «¡Pero qué puedo yo
exigir á; unos alumnos, de clínica que pagan por
tener un hospital donde puedan estudiar, si no
existe semejante hospital ni han vistoi un enf,=armo
en todo el año!»
,
,,
Aun en aquellas Facultades,en que existen elementos, el .-que quiere estudiar porque su libre
voluntad así se lo dicta, puede hacerlo; pero en
éstas se hace imposible tal deseo y á ellas acuden todos aquellos que sin vocación desean tener
un, :títulp pronto y siq gran trabajo, ó quizá sin
nirlguno, pues todos recordarán que no hace, muchos aííos las borlas de los doctores de-un claustro sirvieron para limpiar las botas á un personaje,, porque otra cosa no fué el hacerlo médico,, y
como .éste se han repetido muchos casos.
El que así, de esta manera tan desvergonzada,
se, encuentra con su limpia muceta de licenciado
en,'Medicina, ¿cómo; exigirie que sea un, profesional d e conciencia y que sepa dar prestigio á la
clase á que!,])ertene(íe;í' .El personfije, si llega a,
tener poder algún día, lo mejor que puede hacer
es despreciar á los que le complacieron, y el pobre que á tan poco precio 'Compró su falsificada
mercancía, con un pedazo de pian está bien pagado
j se cree suficientemente retribuido. Mil consideraciones se podían hacer sobre este tema, que no
he de hacerlas yo', pues son bien, conocidas de toidos. La facilidad con que hoy puede hacerse médico cualquiera es la sencillísima causa de todas
nuestras 'desdichas.
¿ El único remedio ? Pues que todos los encargados de velar por la enseñanza cumplan con su
obligación ; digo todois parque i desgraciado el catedrático que, celoso por el cumplimiento de su
deber, cae en una de estas fábricas .r^e galenos !
Todas las intrigas, todas las maldades imaginables por parte de sus cornpañeros caerán sobre él,
hasta el punto de que como será entre los estudiantes el hombre malo, el que suspende sin motivo, el pretencioso inaguantable, no faltará quien
saque. partídio de esto, soliviantando á cualquier
loco qu^ amenace su vida, y ó es un héroe, que
ya van quedando pocos, ó concluye por transigir,
si no quiere hacer im,posible la existencia para s
) para los suyos.
Después de esto, no hay más solución q u e :
1.° El examen de ingreso en las Facultades,
limitando el número á las necesidades de la nación.
'2."
Supresión d e la mitad de las Facultades
que existen en España, que gastan al Estado mucho dinero, produciandoi grandes perjuicios, y
esta economía, no sólo material, sino moral, emplearla en surtir las restantes de los elementos indispensables, de que,hoy caJrecen todas, absolutamiente todas, en mayor ó menor escala para vivir
con decoro.
íl
3.° Cuando todos los encargados de la enseñanza contaran con los rhedios que para el des
em,peño, de su misión nec,es,itan, exigirles el cumplimiento de su deber, y la independencia necesaria,; y ,
.
4.°,. Ló más difícil, que los gobernantes tuvieran la abíiegacióñ y el patriotismo suficiente ,paTa
hacer esito y la Guardia civil .oeoesaria para sostenerlo, porque, amigo rríío, habría que ver los confiiotO'S de orden p,úblico que armarían algunos
pueblos sostenidos por sus diputados y senadores
í-i á su distrito le suprimieiran una Facultad. ; Con
lo que ellos velan por la enseñanza ! Aunque les
tenga sin cuidado lo que antes hemos dicho y que
arda España por los cuatro costados.
Entre las otras causas que hemos dado len ilamar menos importanes, citaré una que servirá
de ejemplo..
Hace diez anos, así, diez años, que, comisionado por varios Colegios médicos d,e proviticias,
vengo gestionando una ley justa, de reciprocidad de títulos.
Eos médicos que ejercen en algunas poblacio-res fronterizas ven con una paciencia sin límites
que sus compiañeros, extranjeros, sin. más requisito, y esto raras veces, que una autorización
del Consejo de Instrucción pública,, tienen sus
corbsultas en tierra española, con tab cdrübdidád,
que muchos, sobre todo en la frontera francesa,
ni contribución necesitan pagar. Si algún español se permite visitar un cliente suyo en tierra
francesa, como puedan.lo meten en la cárcel.
Diez años hace que ges.tionamos una ley en
la cual sólo se exija á esos señorees ni más ni menos que lo que ellos nos exigen á nosotros para
ejercer en su país.
¿ Es jus,to estO'? Pues diez años llevo viendo ministros de Instrucción pública, y en un año He
gué á visitar tres, que indefectiblemente, al exponerles nuestra pretensión, contestaban : «¡ Qué
barbaridad,: qué injusticia ; nada, nada, eso se
hará!»
' ,
Diez años hace que seguimos lo mismo y seguiremos,, porque para conseguir eso de la gente
política de este país hace falta un poder y un
prestigio que nosotros no hemos sabido conquistarnos. ¡CÓmo lo han de hacer si algunos de
ellos creen que todos nos hemos hecho médicos
como su pariente ó protegido, y están muy escamados de,que los pueda asistir bien un doctor español !
,.
Los médicos de aquí, para las cosas pequeñas,
y en vez de dinero pagan con un favor, un <^argo, donde revienten al prójimo; los de allá, que
puedan entrar libremente, sin trabas, porque para
eso ti,eiten su dinero); los de aquí que creen que son
malos, porque ellos pusieroo todos los medios
para que lo fueran, para sus imbéciles electores que lo subieron.
Por esto todo médico que llega á tener un prestigio en su profesión en España, y lo cambia por
una cruz, un honor de esos de oropel, que tanto
se estilan aquí, ó cosa por el estilo, merece las
más acerbas censuras de todos sus compañeros y
de todbs los hombres honrados. Porque, ¿hay
cosa más hermosa que poder sobresalir, á pesar
de la cantidad de fango de que rodearon su ^áda
y su profesión esos malos españoles para que desde el pedes,tal creado por el mérito- propio se pueda humillar y despreciar á los causantes de tanta
desdicha?
Parodiando, un refrán m,uy español, que por
se(r algo grosero no puede escribirse, diré que
Dios ha dado piernas al que no tiene pahfalones,
y yo aseguro á mis compañeros que si á m,í y á
otros como yo nos hubiera dado piernas como
ros ha dado pantalones, poco había de tardar en
redimirse nuestra clase, Pero,, \ qué podemos hacer los quQ con piernas de acondroplasico queremos marchar cubiertos con holgados y largos pantalones, más que tropezar y caer enredados nuestros pies en, niiucha tela á los primeros pa,sos que
intentemos dar, pro-vocando la, risa de aquellos
que nos deshonraron !. ,
-En cambio, muchos á quienes la Providencia
dotó de robustas piernas y que pudieron calzar
buenos pantalones, gastan faldas, que disimulan
encerrados en sus trenes; donde únicamente ostentan la mitad superior de s,u cuerpo, sin preocuparse de que muchos arrastran el suyo por
el suelo^
.
'
Pero se equivocan si creen que hasta ellos no
llegan las salpicaduras.
No hace mucho que los compañeros pertenecientes á una especialidad, con cuyos cuidados
se conservan etn buen estado los aparatos, con los
cuales se pueden decir y oir verdades como las
que yo digo hoy, se indignaban, pues se creyeron despreciados porque una alta perso-nálidad,
usando de un derecho del cual han abusado aquí
cuantos han querido, se puso en manos de otro
especialista extranjero, y, sin embargo, los médicos donoSítiarras vienen soportando esa intrusión por'los,cucharas más afamados del otro lado
de la frontera-, que es mucho peor, y yo que tant< he luchado por ver si los redimía, jamás tuve
una ayuda para lograrlo de tanto afamado mñdico. Ahora podrán comprender la razón qué
aquellos tehíari, siendo la'petición de los'vascos
mucho más justa que la de los"' madrileños. .
jj-orAlSA
Sí, amigo Eleizegui, lo que hace falta aquí,
y en todas partes, para vivir con decoro, es vergüenza y nada más. Suyo,
Joaquín Decref.
Enero, 10 914.
Opinión del Dr, Pulido.
Sr. D . José de Eleizegui.
Distinguido amigo: Ese Problema
Médico
acerca del cual pide usted mi opinión, y que supongo sea el que entraña el estudio de las causas de nuestra miseria y decadencia profesional,
es el mismo que existe en las demás naciones,
donde todavía se muestra más grave y desariroUado que aquí, por la razón de que nuestra evolución social y mntualista se halla menos avanzada que en los^ pueblos germanos, anglosajones,
americanos, escandinavos, etc., aunque es de advertir que, para desventura nuestra,, los daños
son aquí, entre nosotros, mayores, porque nuestro
profesorado médico está más atrasado en casi todos los órdenes de la capacidad que representa
sus más naturales y legítimos medios de concurrencia y de lucha.
I r exponiendo y examinando cada uno de estos testimoniosi de relativo atraso, exigiría una
serie de artículos que no me siento con ganas de
escribir, ni usted tendría ei mal gusto de publicar ; pero sin remontarse al conocimiento de esos
altos y complejos factores que integran una profesión como la nuestra, cada día más extensa,
más delicada y de más intervención en la vida
pública, basta apuntaír algunas de las más burdas y palpables causas de nuestra decadencia
profesional, para comprender el por qué nuestra
derrota se va presentando más desastrosa en vez
de mejorar con el transcurso de los años. Por
ejemplo :
¿Qué juicio formar ya de esa irreductible y
creciente holganza de la clase escolar, con lo cual
se reduce al mínimum su instrucción universitaria y aquella primitiva y sólida formación del
carácter, que luego han de modelar la suficiencia
técnica y el espíritu profesional del médico? Catedjrátiico d e Facultad conocemos que durante
los tres meses que van transcurridos del curso
no ha podido dar más que cuatro lecciones á sus
alumnos. ¿ Dónde ni cuándo se ha visto, ni se ve,
descomposición semejante?
¿Qué sentiimientos despierta ese ejército de
catedráticos que desertan de sus deberes con uno
ú otro pretexto', que no sienten el amor de sus
propias disciplinas, que miiran con desdén la
dignidad de su sagrado ministerio, que contemplan indiferentes, cuando no con simpatía más ó
menos manifiesta, el jolgorio escolar y disfrutan
de él como juerguistas satisfechos?
¿ Qué esperar de esas inundaciones anuales de
médicos titulares, con las cuales las Facultades
de Medicina aumentan ei malestar de la clase,
guardando para su incapacidad punibles benevolencias, como fundadas ^en la inconsciencia y
desamparo de los propios y ajenos deberes?
¿Qué elementos de auxilio y de defensa proporciona esa anarquía profesional, que hace estéril siempíte tod^ obra seria y bien encauzada
que tienda á disciplinar la clase para realizar un
esfuerzo tenaz, abnegado y dirigido por personas de prestigio y de saber ?
¿Cómo no mirar con espanto ese impulso suicida, mantenido y agrandado con tenacidad incomprensible, que lleva siempre al derroche de
la capacidad técnica y al sacrificio profesional,
por medio de los consultorios públicos y los ofrecimientos- gratuitos de servicios médicos á_ emnresas y á instituciones adineradas, á cambio oe
un pase de ferrocarril, la exhibición frivola de
una distinción ó la esperanza de un mezquino o
ilusorio derecho?
• Qué idea formar de nuestra previsión y maduro juicio al ver abandonadas nuestras venera-
bles y acreditadas instituciones previsoras y benéficas, como el Montepío Facultativo, la Sociedad Filantrópica y Concordia, con las cuales nuestros antepasados se adelantaron al movimiento
tutelaír moderno, acreditaron su sabiduría y su
seriedad y hubieron de remediar con la virtud
de una hermosa solidaridad miserias y desventuras que hoy, muchos años después, afligen á la
clase? Ese Montcfio, por ninguna otra fundación supeiiado, se mantiene teniendo doble número de pensi'mistas que de socios ; por falta de
adhesiones hubo que di.solver la Filantrópica :
la sección Concordia va disminuyendo... y en
cambio la queja y el clamor del pordioseo médico van infectando como nunca el campo de la
profesión y aumentando las pruebas de nuestra
grave inferioridad.
¿Qué juicio puede derivarse de esa credulidad
de la clase rural, nunca canocñda hasta hace pocos años, que la ha convertido en campo abona
do, (Jonde los aventureros, los cucos, los buscadores de momios, los frescos y necesitados, logran recoger fácilmente sinecuras y beneficios
personales á cambio de embrollar y entorpecer
más y más cada día las aspiraciones y los intereses de un cuerpo (]es\"enturado, sufridoi y heroico?
Paro... ¿ á qué seguir ? Estas y otras muchas
causas que omitimos bastan para explicarnos la
crisis de nuestra prí;fesión. Hoy las clases todas
se han educado, se han organizado, se rigen per
princixjios y personas que representan una más
alta inteligencia y dilección, y luchan, no solamente por conservar el patrimonio heredado, sino
por aumentarlo y enriquecerlo. Nosotros hemos
perdido en aptitudes para la lucha, he^mos degenerado'. Frente á los otros intereses combatientes aparecemos desnudos y mal armiados, y es
lógico, y por ser lógico -idene en ciiertr/ niodo' á
ser justo, que resullemos los más jirofundamente perjudicados. Y y;i ni derecho á la compasión tenemos !
i Dios sabe cuándo y cómo se remediará esto 1
Dr. Ángel Pulido.
•¿i»'
•**••
lili de lii [
w los vipoies íel pío.
Observación í.—Delfina L., veintinueve años,
lavandera, multípara. Cistitis tuberculosa, cuyos
síntomas subjetivos (polakiuría, dolor) empezaron
en Diciembre de 1912. Orinas turbias y á veces
sanguinolentas. Capacidad vesical, 40 c. c. En el
sedimento urinario se encuentra el bacilo de
Koch.
Comenzado el tratamiento por los vapores del
3-odo en Febrero después, de haber usado el aceite
gomenolado se la practiicaron tres sesiones con cinco centigramos de yodoformo en cada una. La primera aplicación es seguida de dolor, que ai cabo
de un cuarto de hora va desapareciendo. Después
de la tercera inyección la capacidad ha aumentado
á 60 c. c , orina con menos frecuencia y el dolor
es más atenuado; la mejoría de los síntomas es
evidente.
Abandona esta enferma la Consulta pública para
hospitalizarse, y dejamos nosotros de tratarla.
Observación //.—Vicenta G., de cuarenta y
dos años. Cistitis crónica. La polakiuria es muy
intensa, así como el dolor. Desd© hace tres años
en que comenzó la enfermedad ha sufrido algunas
hematurias abundantes, la líltima en Agosto (]e
1912.
Capacidad vesical, 13 c. c. ;residuo, 5 c. c. ;
ccm explorador olivar ó con cualquier sonda, la
sensibilidad vesicales exageradísima. Por las he-
MtUlLA
maturias que ha sufrido y por el dolor que sufre
la enferma, sospechamos pueda existir con la
cistitis un tumcM vesical, diagnóstico que no podemos asegurar i>or no ser posible la cfistoscopia.
En Marzo de 1912, cjue es cuando observamos
á esta enferma, hicimos cinco aplicaciones de vapores de yodo, con cuatro, ó cinco días de intervalo entre una y otra. No obtuvimos ninguna mejoría de los síntomas ni aumento de la capacidad,
y en vista de este resultado nulo, desistimos de
este tratamiento.
Observación ///.—Gregorio C , veintitrés años,,
dependiente de comercio. Tuberculosis renal y vesical.
La enfermedad apareció poco tiempo después
(le padecer una blenorragia, hace tres años. Polakiuria diurna y nocturna, dolores á la micción y
hematuria. H a sufrido algunos accesos dolorososde seudo-cóli<x>s nefríticos al lado derecho, con
expulsión de mucosidades en las orinas.
Capacidad vesical, 70 c. c. Por cistoscopia nopueden apreciarse grandes detalles, pues la poca
capacidad y tolerancia del enfermo dificultan el
examen ; se ve congestionada la región del túgoiio y zonas uretrales cubiertas de mucosidades purulentas. Los lavados con oxianuro y las instilaciones de gomenol fracasaron.
Comenzamos en él el tratamiento por las inyecciones yodadas. A la tercera cura se manifestó ya
un notable aumento de la capacidad vesical á 90
<;. c. En total se le hicieron 10 aplicaciones de vapores de yodo. La frecuencia de las micciones se
alivió considerablemente (llegó á orinar cada tres
horas), así como el dolor y la capacidad aumentó
á 150 c. c , lo que permitió ulteriores exploracioines endoscópicas.
Observación ÍV.—Basilio G., cuarenta y siete años, panadero. Antecedentes familiares tuberculosos. Pacede distitis tuberculosa desde hace
clco me.ses. Orinas turbias y sanguinolentas,
.micciones fi'ecuentes (cada media hora) y doloros a s ; capacidad vesical, 60 c. c. Desde luego sos] lechamos en él la existencia de tuberculosis renal. Es poMúrico (2.300 c. c. en veinticuatro horas) y en el sedimento se encuentra el bacilo de.
Koch.
Sometido al tratamiento de los vapores de yoda
obtenemos en él gran mejoría. Después de la
sexta inyección, la capacidad vesical alcanzó á
120 c. c. y los síntomas de cistitis remitieron en
it'tensidad. Aún se le practicaron otras ocho curas
con el mismo método, con lo que los síntomas aún
]¡iejoraron más y la capacidad llegó á 250 c. c.
Xo obstante, el estado general siguió lo mismo, la poliuria no se modificó,, y por la deficiente
composición de la orina (urea 7,6 y cloros 3,1)
suponíamos que era probable los dos ríñones estuviesen enfermos al estar tan alterada su función,
lo cual comprobamos por la exploración cistoscópica.
En este enfermo se presentaron síntomas de tuberculosis peritoneal y suspendimos el tratamiento
vesical por estar muy mejorado de su cistitis. Quedó som,etido á un tratamiento médico para ei estado general.
Observación V.—Ricardo G., cuarenta años,
cerrajero Antecedentes blenorrágicos antiguos.
Síntomas de cistitis aguda, desde hace doce días,
frecuencia de micciones ,dolor y piuría. Calibre
uretral, 21 (Ch.) Capacidad vesical, 70 c. c.
Tratamiento con los vapores de yodo, de los que
.se le aplicaron cuatro ses.iones. Remisión de los,
síntomas á la segunda inyección. Después de la
cuarta cura se suspende el tratamiento por haber
desaparecido el dolor, orina cuatro ó cinco veces
en las veinticuatro horas y las orinas son claras.
Alta por curación.
Observación VI.—Celestina
M., veinticuatro
años, planchadora. Antecedentes blenorrágicos.
En Enero de 1913 adquiere una blenorragia vaginal V uretral; transcurrido un mes y cuando
tíSPAÑA
MEDICA
esas.manifestaciones mejoraban, apareció la cistitis aguda, con polikiuria intensa, dolor, orinas
turbias y hematuria pequeña ñnal. Capacidad vesical, .60 c. c.
Se empezó el tratamiento con los vapores
de yodo el 22 de Mayo de 1913. L a primera inyección produce ya al día siguiente alguna mejoría de los síntomas. Son repetidas otras cuatro sesione.s. con cuatro días de intervalo entre cada dos
de ellas, con lo que obtenemos la curación de la
cistitis, desapareciendb las molestias y alcanzando la vejiga una capaddadi de 260 c. c.
< Observación F//.—Antonia L., veintiséis años,
nulípara. Cistitis crónica. Orinas muy turbias y
á veces bematúricas. Dolor á la micción y polakiuria. Sospechamos padece tuberculosis renal,
pero la intolerancia vesical nos ^mpide el reconocimiento por cateterismo uretral. Capacidad vesical, 80 c. c.
En Mayo de 1913, después de no obtener resultado con las instilaciones de sublimado y las
inyeccionejs de gomenol la sometemos al tratamiento por el yodo, que suspendemos á la quinta
cura, sin que hayamos alcanzado resultado alguno.
Observación Vil/.—LUCSLS
O., diez y ocho
años. Padece cálculo vesical y cistitis consecutiva,
cuyos síntomas comenzaron á molestarle hace tres
años. Capacidad vesical, 60 c. c.
Ingresa en nuestra clínica del hospital en Octubre de 1913, y antes de Someterle á la operación
queremos mejora raigo su cistitis y hacer másytolerante la vejiga. Se le hicieron tres sesiones de
aplicación de vapores de yodo, en l a cistitis lexperimentó algún alivió y la capacidad aumentó.á
110 c. c.
Observación IX.—Modesto Y, cincuenta y un
años. Cistitis crónica, cuyos síntomas comenzaron
hace dos años después de una cistitis. Micciones
muy frecuentes de día y de noche, con dolor y. á
ya;es con texpulsión de algunas gotas de sangre.
Orinas turbias ; no se encuentra el bacilo de Koch.
Capacidad vesical, 80 c. c. Próstata aumentada de
volumen,
Cantidad de orina, en veinticuaro horas, 1.520 ;
\irea, 16,2 ; cloruros, 5,9.
Empezamos el tratamiento -en Octubre de 1913
])or las inyecciones de va.pores de yodo.
Al comenzar el mes de Diciembre se le han
practicado ya once curas de este método, con excelente resultado. L a capacidad aumentó á 150
c. c. ; como dudábamos hubiese lesión renal, se
le pudo haoer cateterismo uretral doble, que dio
orina sin pus en los dos lados. 'Orina cada tres
boiras y slin dolor. Seguimos aún el tratamiento
jiara darle de alta áfindé mes.
Observación Z.—Agustina E . , sesenta años.
Nulípara. Tuberculosis renal y vesical. Síntomas
de cistitis intensa. Capacidad vesical, 50 c. c. ;
en la orina se encuentra el bacilo de Koch. La cistitis es tratada por las instilacions de sublimado,
después por las inyecciones de gomenol. Se obtiene muy poca mejoría. Esta enferma, de nuestra clínica privada, volvió pasados cuatro meses y
comenzamos otra vez el mismo tratamiento, sin obtener grandes resultados. La capacidad vesical
había aumentado á 60 c. c.
Empleamos el tratamiento del yodo, del que
hicimos dos aplicaciones. La capacidad llegó á
80 c. c , sin modificarse los síntomas, únicamente
el dolor rero-itiió algo. Con grandes dificultades
pudimos hacer cateterismo uretral del lado iz(luierdb, que dio orina purulenta. N o pudimos
repetir el cateterismo, pues l a vejiga no volvió á
tolerarlo.
En resumen, este grupo de diez casos por nosotros tratados con este método se .descompone en
'cinoo casos de cistitis tuberculosa, dos crónicas no
tuberculosas, dos cistitis agudas y una cistitis calculosa, en los que los resultados obtenidos han
sido los siguientes : tres curaciones (observáciohes
V. V I V I X ) , cuatro mejorías (observaciones I ,
I I I , I V y V I I I ) y tres casos sin resultado sobre
la cistitis (observaciones I I , V I I y X).
Como dice ya Famanier en su trabajo, no podemos considerar este método como arma terapéutica
para combatir toda clase de-cistitis. En las agudas
no podemos juzgarle superior al nitrato empleado
en instilaciones ó lavados. Su verdadera indicación será- en las cistitis crónicas^ y especialmente
en las tuberculosas, en las que no disponemos de
remedios más eficaces, y es indudable que si no en
todos los casos, en muchos de ellos alivia los síntomas y aumenta la capacidad vesical, que es el
objeto que perseguimos para la exploración en la
tuberculosis urinaria.
Dr. Pedro Cifuentes.
Del Hospital de la Pnncesa.
Después de mi vlisita pensé en ellos, leí libros
qtúe de ellos hablaban, quise empaparm.e de criminología infantil. Mi razón quería cohoceirlos
á fondo para poner sus conocimientos al pié de
mi corazón, y éste se pusiese á su disposición,
fija la vista en su rehabilitación, en su corrección,
en su apartamiento da la senda del -í^cio y, del
crimen. Hoy me encuentro entre ellos, aconsejándoles, educándoles, estudiándoles, queriéndoles.
Las líneas que de vez en cuando veréis ap^arecer en ESPAÑA MÉDICA (gracias á la amabilidad
de su director y querido profesor mío) serán observadoneSj impresiones, detalles allí recogidos
que os transmiito. N o sé si tendrán algún valor;
son nacidos ex abundantia coráis y fijados en. el
papel cálamo cúrrente-
SILUETA
Os voy á presentar, rapidísimamente, uno de
C o m o p r e s e n f a c i ó n , mis pupiilos, niño aún y ya ladrón consumado.
Cumplió quince años en el pasado mes de Di. Allá, an el mes de Majrzo del año que acaba
de morir, visité la Cárcel Modelo. La iimpresión ciembre ; nacido en Barcelona ; su padre es madrileño y Su madre era sevillana. Ambos tenían
que me causó fué grande. Sui tristeza dé miüetrte, su silencio de tumba, su extensión abruma- aproximadamente la mjisma edad cuandq se cadora, perduran aún en mi ánimo. Aquel sepulcro saron. La madre ha mueito hace seis años tísica.
Su padre está también tísico. Tiene rma hermade hombres, vivos heló mi corazón y rne sugiréó,
na
que sufre frecuentes ataques nerviosos. U n tío
día • tras día, observaciones, cornentarios, pensasuyo murió en un viiolento acceso de delirium tremientos mil.
mens, debido al alcoholismo. Un pomo, ahora
Y si im.presión me causó la Cárcel toda, mayar
soldado, ha estado diferentes veces preso por vaaún fué la que me produjo la vista de los mucharios
robos realizados: la disciplina militar ha
chos allí detenidos, seres aún ignorantes de la
sujetado
su naturaleza perezosa y rebelde, y ahovida y ya expulsados dé la sociedad. ¡ Pobres
seres, hijos de iuna falta, de la miseria ó de fa- .ra es bien considerado por sus superiores.
Su estatura es regular; su constitución, débil.
tal herencia ! Pastaban dando clase, recibiendo el
Su
cara, la prim^era vez que le vi, evocó en mi
bendito pan de la instrucción, sazonado con máximas, ¡reglas y consejos de vivir honrado, de mo- mente la imagen del antropoide, tan buscado por
los naturalistas. Su tez es muy morena, casi neral purísima. En casi todos sus caras denotaban
gra
; de pelo qrespo y espeso y frente estrecha.
sus vicios, la miseria orgánica'que reinaba en su
Se observa en él ¡un gran desarrolló del sistema
cuerpo, la ponzoña que manchaba su -alma inbucal. Prognatismo. Chato. Orejas en forma de
fantil. Mis ojos querían investligar su cuerpo, su
asa. L a bóveda palatina es angular y muy hundialma, su vida pasada, averiguan .el secíeto malda ; su dentadura, fuerte y bien conservada. Ladito por el que marchaban por camiieos extrabios
gruesos, muy abiertos. Respira con dificulviados, la .mano que, inflexible, los colocaba al
tad, y al dormir le rechinan los dientes y perm-amargen de la sociedad.
•
' -'
nece con los ojos abiertos. E n sus esputos se advierten pequeñísimas motas sanguíneas. Los méNUEVO ACADÉMICO
dicos, según dice, le han p)ronosticadoi que morirá tísico. Dice tener la tenia; una hermana suya
también la tuvo y la expiulSó. E l no ha podido
lograrlo.
Aquí, en la Cárcel, su comportamiento es. inmejorable. Aplicado, atento, respetuoso .y amable" (rayando en hipocresía) con sus superiores,
se hace estimar. Los modales son desenvueltos,
y Su lenguaje es claro y fácil. Lee y escribe con
soltura y conoce las cuatro principales operaciones aritméticas, todo aprendido en la escuela de
la Cárcel. Discurre bien.
¿ Cuál es sxi comportamiento en la calle, en la
sociedad? ¿Por qué se halla recluido en una celda de la prisión ? ¿ Debido á que la sociedad ha
tenido que apartarle de su lado y le trata como
á enemigo ?
,
•
Su padre, cómico, al morir su esposa la'reemplazó con una concubina, mala madrastra para
aquellos hijos- sin. m.adre. Y para éstos comenzó
una nueva vida, vida de privaciones y no buenos
tratos. A coosecuenoia de un disgusto con su madrastra y con su padlre, el muchacho que nos odupá se escapó de su casa y se dedicó á la vida vagabundapor las calles ipadrileñas. E l resto ya se
comprende. Las malas compañías, el ejemplo, la
necesidad de dinero para comier y alternar con sus
compañeros en todos sus vicios y juegos, l e hicieron ladrón. Su padre no volvió á ocuparse de
él. Lleva ya dos ó tres condenas y más de una
docena de quincenas pasadas en esta casa. Al
El Dr. Ubeda y Correal, farmacéutico militar
contrario que sus compañeros de reclu3Íón,-no_se
y doctor en Medicina, recientemente elegido
dedica al h u r t o ; su especialidad es eb robo al
Académico de número de la Real de Medicina.
bSPANA MtDiCA
6"
tofe, esto es, penetirando en las casas cuando están ausentes los dueños mediante ganzúas y llaves falsas, trabajo que realiza en colaboración
con otros, mayores que él casi siempre.
No cree en. otro remedio para apartairse de la
vida que lleva que el sentar plaza en el Ejército.
Pero sin dejar pasar ni un día siquliera entre su
salida de la prisión y su, ingreso en el cuartel.
No responde de no cometer algún nuevo desagui
sado en' las pocas horas que pueda estar libíre;
instintivamente se siente arrastrado al robo.
Mal dibujada la silueta que os acabo de presentar, d-edidme : ¿ No nos veríamos confusos al
querer analizaír ciertos extremos ? ¿ Es él solo el
único responsable de slus delitos ? ¿ No' apreciaríamos un tanto de culpa en ese padre quie
le abandona ? ¿ Y no apreciaríamos también algo,
por pequeño que fuera, de responsabilidad en la
sociedad entera, que no proteje como debía la
infancia abandonada y no sabe rehabilitar al que
delinque por primera vez ? ¿ Y no tendrá también
algo de culpa esa herencia mórbida que se ha
cernido en la cuna del pobre muchacho y le acompaña toda su vida ?
José M." Azpeurrutia.
Madrid, Cárcel Modelo, Enero de 1914.
Las afecciones oculares
como signo diagnóstico.
(1)
Señores :
No sólo pueden considerarse como signo diagnóstico las afecciones oculares que hemos de exponer en el curso de nuestra conferencia, afecciones de orden orgánico, sino que también se exteriorizan por el aparato visual los diferentes estados psíquicos y morales á que está sujeto el individuo, estado moral que, como todos sabéis, se
manifiesta por la mirada en las diferentes situaciones que atraviesa su espíritu, y creo n a tener
que esforzarme en demostrarlo, pues no hay más
que recordar á los célebres mímicos, que con sólo
las diversas formas ó actitudes que adoptan con la
vista, dan á sus faces la expresión de bondad, de
júbilo, de alegría, de tristeza, de ira, de duda, etcétera ; en fin, que, como decían los antiguos filósofos, oculus fenestre anima, los ojos son las ventanas del alma.
Por la mirada, los modernos fisiólogos creen
llegar á apreciar el nivel intelectual del hombre,
el desarrollo de su memoria y hasta el estado de
su voluntad. Extremos son éstos que, en verdad,
no me atrevo á desmentir, como tampoco osaré
defender; pero sí cumple á mi manera de pensar
manifestaros he podido comprobar que por la
mirada y disposición de muchas personas, claramente se puede deducir sin experimentar una decepción, la clase de individuo con quien en muchas ocasiones se trata ; llegando en su consecuencia á poder calificarlos de bien 6 mal educados,
de poseer una noble conciencia ó de ser poco escrupulosos en su proceder ; de equilibrados ó anormales y viciosos, en una palabra, de sanos ó enfermos de su psiquis, de su estado moral con observarlos unas 'Cuantas veces su manera de mirar
ó la forma de ocultar su mirada.
Dos ejemplos demostrarán la verdad de lo que
vengo exponiendo, recordando á este propósito lo
que en una de las máximas que escribió el célebre
Martínez de la Rosa decía que la conciencia es i
la vez testigo, fiscal y juez; pues bien, fundándonos en ese incontrovertible pirincipio, todo aquel
que en un momento dado obra mal ó realiza un
hecho laudable, observar, si podéis, su mirada, y
ésta os acusará, sin él darse cuenta, el estado por
(1) Conferencia dada en la Comisión cuarta de la Cruz Roja Espaflola.
que pasa su conciencia, la verdadera situación de
su psiquis ; claro está que no es ésta una regla
general, pues hay individuos que están avezados
á la simulación y disimulo, y á éstos no aludimos.
En el segundo ejemplo tendremos también demostrado lo que venimos afirmando; nos referimos
al mirar vergonzoso y tristón que tienen todos los
que se entregan al onanismo y masturbación que,
por efecto de su debilidad y vicio inveterado, parecen como que creen los esitán observando y, por
tanto, ocultan su mirada y huyen de ser mirados.
A grandes rasgos venimos exponiendo los signos oculares más salientes que pueden servir de
diagnóstico para evidenciar los distintos aspectos
psíquicos y estado moral del individuo, no obstante dejar para el final de esta conferencia el hablar de los signos que pueden apreciarse por medio de las vías lagrimales, como expresión de momento del estado moral del sujeto á estudiar.
Ahora b i e n ; pasaremos á enumerar cuáles son
las principales afecciones oculares puramente materiales, que son signo reconocido' y sirven para
diagnosticar un no escaso número de procesos patológicos generales á todo el organismo.
Empezando nuestras observaciones de fuera á
dentro del aparato visual, veremos que las afecciones palpebrales casi todas las blefaritiis,
obedecen á estados braditróficos, á lesiones
de la nutrición general, y así lo son las blefaritis ciliares llamadas de origen herpétiico,
escrufuloso y linfático, y en particular las blefaroconjuntivitis de origen blenorrágico que se presentan con gran frecuencia en los recién nacidos, y
generalmente se atribuyen á constipaciones por
enfriamientos del ojo, y en realidad son motivadas por enfriamiento de la conciencia de los padres al adquirir con gran frescura la gonococia
que criminalmente prodigan, primero á sus cónyuges, y éstas, (ignorantes, á sus. hijos y en no pocas iocasiones á toda la vecindad.
Siguiendo la enumeración de los signos oculares, diremos que en el grupo de las conjuntivitis,
excluyendo las de origen traumático y algunas
infecciosas, la mayoría son signo de los mismos
estados generales de que venimos hablando, y
hay quien sostiene que hasta las llamadas granulosas ó tracomatosas, á más de estar sostenidas por
un agente infecto-contagioso, aun hoy no conocido, sin embargo, se sostiene y eterniza dicha granulación en individuos depauperados y de constitución enfermiza.
Sin salimos de la conjuntiva, y entre los bjgnos que en esta membrana del ojo puede suministrar al observador para apreciar algún síntoma
importante de afección general, se encuentran las
equimosis que se manifiestan en ella en ios grandes traumáticO'E de la cabeza, con especialidad en
las fracturas de la base del cráneo, que á más de
los otros síntomas con que este proceso se acompaña, es éste el de lasi equimosis, uno de los -más
tristemente elocuentes para diagnosticar dichas
fracturas ; no obstante presentarse también las expresadas equimosis, en los accesos de tos, en la
coqueluche y en los frecuentes y reiterados estornudos de origen espasmódico de embarazadas é histéricas.
Son signo diagnóstico igualmente en la conjuntiva las inyecciones vasculares que en ella se aprecian en los casos de tifus exantemático, sarampión, viruela, erisipela y demás fiebres eruptivas
conocidas. Casi todos loa enfermos de dichas fiebres, que las han padecido en forma grave en el
período de la convalecencia, acusan casi siempre
lesiones corneales bajo la forma flictenular y pustulosa, llegando no pocas vecesi á hacerse verdaderas ulceraciones que pueden hasta perforar todas
las capas de la córnea, infectando y herniando el
iris, ó sea dando lugar á las llamadas querato-iritis
que pueden ser simples ó acopafiadas de derrame
de pus en la cámara anterior, úlceras corneales
con hifofión.
Y ya que del iris nos ocupamos, ¿ qué signo más
cierto puede haber de una afección específica, de
una infección general ocasionada por el esfirocheto pálido, por el estrefonema de la, sífilis, que
cuando observamos un ojo con síntomas ambliópicos,; fotofóvicos, con un iris de color ligeramente
azulado verdoso y de pupila marcadamente festoneada y desigual, que ciertamente no nos da
lugar á duda, aun sin recurrir al oftalmoscopio
para cerciorarnos mejor de las lesiones que dicha
iixfección haya podido fraguar en el fondo ocular
corbideo-retiniano que se trata por el aspecto externo del ojo de una avariosis ó sífilis secundaria,
con iritis de uno ó de los dos ojos, sin perjuicio
de que en algunas ocasiones, no muchas, pueden
observarse algunos casos de irido-ciclitis en el curso de una afección reumática ó tuberculosa.
La dilatación ó contractura de la pupila es un
signo altamente demostrativo para diagnosticar situaciones patológicas generales, que en todo lugar y en casi todas las; épocas han servido al práctico para definir un sinnúmero de enfermedades
y pronosticar el resultado de ellas. Así, par ejemplo, las pupilas se presentan desiguales, permitiendo su reacción á la luz en las esclerosis medulares en flacas por paveriia y abolición de los movimientos pupilares sin reacción á la luz y parálisis en la acom'odación, 'en las lesiones del bulbo
con of talmoplegia externa; en los casos de hemorragia cerebral que se presenta el síntoma estudiado por vulpión, designado con el nombre de desviación conjugada de la cabeza y de los ojos, caracterizándose en la apoplejía acompañada de hemiplegia ílácida, porque la cabeza y la mirada,
se vuelve en el mismo sentido de la lesión cerebral, y por el contrario, cuando la hemiplegia va
acompañada de contraotuta producida por una lesión irritativa el enfermo aparta la vista del lado
del proceso y mira al opuesto, sucediendo en caso
de lesión frotuberancial la inversa de la desviación conjugada de cabeza y de los ojos. Signos
son éstos que, como observáis, poseen un valor clínico preciso, por determinar con su presencia el
sitio fijo de la lesión que se trata.
Entre las afecciones oculares de fondo que son
.signo de procesos generales, habremos de citar
las coroido-retinitis atróficas, ya blancas ó ya
grises de origen medular, y los leucomas llamados
posteriores de asepcto algodonosos, color blanco
que se observa al oftalmosco'pioi en todos tos casos
de diabetes ya glucurúrica ó ya albuminúrica.
H e de citaros un signo ocular singularmiente curioso que se presenta en algunos individuos y que
consiste en que cuando mueven el globo del ojo
para verificar la acomodación visual, ven como;
una lluvia de partículas brillantes dte color amarillo oro, cual se observa al caer en el espacio en
noche clara uno de esos cohetes que, bajo la forma de cabeza de merluza, llaman los pirotécnicos
lluvia de estrellas;; pues bien, ese fenómeno ocular que titulan los médicos sing^uivis luciente, es
signo reconocido por la patología de lesiones del
aparato biliar provocado por partículas de colesterina que flotan en el humor vitreo al menor movimiento del ojo.
También hay otro signo ocular localizado en la
conjuntiva bulbar que consiste en una mancha
blanca de aspecto mate redondeada que se presenta generalmente cerca del limbo corneal, llamada
mancha de Vetó, que es una verdadera placa esclerósica que con el transcurso del tiempo habrá
de presentarse en alguna viscera del individuó.
Las afecciones del nervio óftíco en su mayoría
son signos oculares de enfermedades que inte'resaii
por lo general al resto del organismo, y así podemos citar la neuritis retro-bulbares por compresiones tumorales ó derrames sanguíneos, que son causa casi siempre de la muerte del enfermo.. Las
atrofias del nervio óptico, sean éstas blancas ó grir
ses son siempre signos también ciertos de afecciones generales, que como la tabes dorsal ó ataxia
ESPAÑA MEDICA
iocornotriz y parálisis de los alienados obedecen
siempre á infecciones sifilíticas y á causas tóxicas
como el abuso del tabaco, alcohol, etc. Lo mismo
•diremos de las ambliofias que se observan en los
diabéticos, saturninos, paralíticos y personas que
abusan de la quinina.
Nos resta mencionar como signos diagnósticos
entre las afecciones del ojo las pertenecientes á
.su aparato motor, y por ende al de la inervación
del mismo, entre ellas citaremos comOi signo diagnóstico de lesiones del aparato transmisor de la
corriente nerviosa para la formación de las imágenes, las alteraciones que pueden jradicar en el
nervio óptico, quiaoma, cinta óptica, tubérculos
cuatrigénimos, tercio posterior de la cápsula interna, radiaciones ópticas y centro cortical, que
dan lugar á la presentación de la hemianopsia ó
hemiopía, que consiste, como sabéis, en la supresión de una de las dos mitades interna ó externa
del campo visual; hemiopía que puede ser homónima ó ambliopía cruzada y que, como ya hemos
dicho, es signo cierto de afecciones localizadas en
cualquiera de los cantones nerviosos que hemos ci
tado.
Decimos que las afecciones del aparato motor
del ojo son signo diagnóstico de lesiones localizadas en el primero, segundo^ y tercer par craneal
ó de los órganos centrales de donde proceden de
sus orígenes reales por ser estos nervios los que á
su \'ez el primer paír mueve el recto externo y recto interno, haciéndole girar el ojo alrededor del
eje transversal, y, por último, el tercer par que
inerva el músculo oblicuo mayor y menor, haciendo girar el ojo alrededor del eje antero-posterior.
Las lesiones á que aludimos se presentan al observador bajo la forma de diplopías, estrabismos
y parálisis del globo ocular ú of talmoplegías que
pueden ser de origen central ó periférico, ya se
deban á flemones retrobulbares, por fractura de
los hueso craneales ó ya á neuritis periféricas por
causas tí fragore ó motivos infecciosos ó tóxicos.
Un caso elocuentísimo de signo diagnóstico de
afección general por lesión ocular, és, por ejemplo, el ptosis adquirido ó blefaroptósis, caída del
párpado superior, por parálisis parcial ó total
del tercer par que, como sabemos, inerva el párpado superior.
Pues bien ; cuando vanos en nuestra clínica un
enfermo con este signo ocular, no dudamos un momento en diagnosticarle de sifilítico' casi siempre,
salvo algunas veces, pero pocas, que pueda ser tabético ó reumático ó también ocasionado por algún traumatismo.
Como signo ocular que afecta á la totalidad del
globo del ojo y sirve para diagnosticar una afección general, se encuentra el exofialmus propio del
hipertisoidismo ó bocio, enfermedad sobre la que
el año próximo pasado tuve el honor de presentar
tma comunicación á la Real Academia áe Medicina con motivo de haber tenido ocasión de asistir
á tres enfermos de glaucoma acompañados dte bo•cio exoftálmico ; trabajo en el que expuse las razones tanto clínicas como de fisiolgía patológica
en que míe fundo para considerar como causa de
los trastornos glaucomatosos en la mayoría de los
casos á la excesiva escasez, unas veces como á la
abundancia en otras de las secreciones llamadas internas por situación anormal de las glándulas endocrinas, como lo es el cuerpo tiroides, el cual en
los distintos enfermos que de glaucomas hemos
podido obser\'ar unos con marcado exoftalmus y
otros sin poder fijamente apreciarse ; en todos ellos
s-, podía declarar existía marcada hipertrofia tiroidea.
Afecciones locales del globo ocular y alteraciones distoroideas que conseguimos yugular con las
tabletas de iodotiroidina.
Por último, señores, réstame hablaros Oe las
lesiones de las vías lagrimales que en su mayoría
son signos de los que las padecen, ser indiividúos
adenoideos, generalmente mal organizados con
estrecheces exfintesianas, lo mismo que los chalád o n y quistes palpebralesi obedecen á idénticas
causas de adenoidismo y de predominio linfáticoAntes die concluir la conferencia, como manifesté al principio de ella, deseo deciroS' considero que
el aparato lagrimal ofrece desde su aspecto normal
ó psíquico en nuestra organización un tema curioso de estudio, pues aunque su secreción anormal
obediece siempre á excitaciones físicas y orgánicas,
acción que es puramente mecánica por la implantación en el ojo de cuerpos extraños á enfermedades que provocan en él la epif ora ó lagitimieo, tamibién esta secreción (y este es el punto que deseo
patentizar) pasa á ser llanto cuando la situación
m_aral: del individuo se encuentra embargada por
un estado de depresión de ánimo, por ima grande
aflicción debida á alguna desgracia que le aqueja.
En su consiecuencia, el llanto siempre es un
signo reconocido por todos como manifestación
de apocamiento psíquico, y á su vez servir de medio
de desahogo del espíritu.
Siendo el llanto verdadero y espontáneo encuentra el que lo experimenta un gran consuelo con él,
por lo que hay que reconocer es una verdad que
la lágrima es el bálsamo que dulcifica la acritud
de nuestras penas, líquido que humedece nuestras
abrasadas mejillas, y que cual limpios cristales
de bocio reflejan en su brillante superficie el estado psíquico y orgánico de la persona que padece,
del espíritu que sufre.
Como signo, el llanto me permiteréis os diga
demuestra de una manera clara y terminante la
gran sensibilidad y bondad de canácüer de la persona que á él se entrega, pues el que aun siendo
emotivo posee ánimo para dominar su aflicción en
presencia de reconocida causa para entregarse al
llanto, y no llora ó está enfermo^ ó no siente como
los demás al encontrarse dominado su yo por algo
EN LA CONSULTA, por Oses.
—Nada, amigo mío. Usted debe hacer una vida sedentaria que le perjudica mucho. Salga á menudo
de paseo, visite á los amigos; en fin, ande mucho, ¿Cuál es su oficio?.
—¡Soy cartero!
3
ESPAÑA MEDICA
que'pKxJríáínós calificar de soberbia, mientras creo
que J o s y a n o propensos- por costumbre, sino los
que cori reconocido motivo de pena no sé esfuerzan
en disimular su aflicción y lloran, éstos, sin duda
alguna," por este signo, puedfe decirse die ellos,
son humildes de condición y entran de lleno denró dle la sentencia ó bienaventuranza que Jesucristo pronunció en el siempre célebre y comentado
sermón de la montaña, diciendo:
,
«Bienaventurados los que lloran, porque ellos
serán consolados.»
H e dicho.
Dr. Enrique Mateo Barcones.
t>el tiempo pasado.
Un viejo avaro, cuyo canal uretral dejaba mucho que desear, fué presa de un wolento ataque
de retención de orina. A pesar de su horror á
gastar dinero, los dolores apretaban,y el hom'bre dijo á su criado:
—Pironto, pronto, que venga el médico.
E l doctor Voillemáer acude, y es inútil deciir
que,el usurero lo recibe como á un nuevo Mesías.
En un minuto, la sonda, convenientemente engrasada, penetra en la vejiga, y el paciente contempla con deliclia el chorrito dorado que se escapa de su órgano distendido.
Aún no había salido la última gota, cesando
los dolores ya, cuando el viejo le pregunta al
doctor qué le debía por... aquel pequeño servicio.
-—Cuarenta francos^—responde Voillemier.
—"i Cuarenta francos!... E s muy caro. Ya os
contentaréis con la mitad, por cinco minutos to-,
tal de trabajo.
Voillemier, que conocía las tacañerías de su
cliente, quiso darle una lección, y añadió :
-—Vaya poi la mitad. Dejadme termiinar.
Y sin sacar la sonda llena una jeringa con la
mitad del líquido que había extraído, y muy
tranquilamiente se lo inyecta de nuevo en la vejiga. Retira después la sonda y se dispone á
salir.
— ¿ Q u é hacéis, doctor?—gitita el avaro asustado—. ¿Me vais á dejar así?
—-Ciertamente. Ya que no me dais más que la
mitad de lo que vale mi trabajo, es justo que yo
no vacíe también más que la mitad de vuestra ^ ejiga.
*
El doctor Hill, molesto con la Sociedad Real
de Medicina, de Londres, que se había opuesto
á adimjitirlo en su seno, juró vengarse de ella, y
al efecto, fingiéndose un médico de pueblo dirigió al secretario de aquella docta Corporación
una comunicación de una cura reciente, de la que
había sido autor.
«Un labrador-—escribía—se partiió una pierna ; me avisaron; aproximé los dos pedazos de
la pierna, y después de haberlos sujetado con xm
trozo de lienzo, rocié todo ello con agua de brea.
En poco tiempo he observado la mara\'illos.a eficacia del remedio, pues el labrador pudo servirse de su pierna cornos antes de ocurriiir el accidente.»
Eran e.ntonces días en que el famoso BerLley,
obispo de Cloyne, había publicado' un libro acerca de las virtudes del agua de brea, obra que
hacía mucho ruido y extíitaba la división entre
los médicos.
,La comunicaoión del doctor fué leída y discutida 'seria y ampliamente en la Sociedad Real.
Unos ponderaban las ventajas del agua maravillosa, otros negaban la fractura del muslo, y la
discusión alcanzó términos _ tan alarmantes que
parecía iban á llegar á las manos si el secretario
de la; Sooiedad nD.hubie.se recibido una carta del .
médico de pueblo que había mandado/la comu--:
nicación, y que decía :
«Eh.rMi.última he ¿Ividado deciros que la pierna, que 'se ,partí ó el labrador! era una pierna de
palo.» '
. • '
- La burla no talrdó en ser conocida,- y lá rechifla para los sesudos ' académicos duró bástante
tiempo.
•'
üN JieT© DE jüSTiem
.. Una historia del año 1904 .. Personal que trabaja y no cobra
.V .V .; .V ©disea vergonzosa .v Preferidos y postergados .; .v .v
Con motivo del próximo expediente que piensa incoarse á propuesta del señor decano de la
Beneficencia Pq:ovind;al, de esta corte, para que
sea otorgada al Personal que ha prestado servicio delirante esta última epidemia dé tifus en San
Juan de Dios la cruz de Beneficencia, en atención
á sus servicios, es preciso no olvidar que el per• son;jl que pjrestó también sus servicios con más
exposición y largo tüempo en el Cerro del Pimiento no continúe olvidado, como hasta aquí,
á pesar de sus loables servicios en el hospital
de epidemias del Cerro del Pimiento durante los
años 1904 al 1906.
Cuando se iinauguró este hospital de epidemias,
el personal, tanto facultativo como administrativo, era dependiiente de la Diputación Provincial, el que á más de su¡ sueldo correspondiente
cobraba una gratificación m-enslial por el manisterio de Gobernación, que era entonces quien administraba el hospital del Cerro del Pimiento.
Pero en viirtud'de una Real orden, en 1905 cesó
ol miniisterio en la administración, y por consiguiente la Diputación tuvo que continuar con la
dirección de este establecimiiento. Como ya no
había gratificación, el personal cesó entonces y
fué suplido por otro de igual clase, pero el que
prestó señalados- y largos servicios quedó sin recompensa ni retribudón alguna. La Diputación informó favorablemente una instancia de este personal, en la que soliditaban q|ue para recompensarse de los gastO's que hacían en travías, ampliación de la escasa y grosera comida que se les daba, etc., etc., señalara la Diputación en sus presupuestos algún crédito, y efectivamente, esta
Corporación acordó elevar á la superioridad su
petición de 7.850 pesetas; pero fué denegada
por el entonces ministro de la Gobernación, señcir conde de Romanones, el que sin tener en
cuenta la clase de la petición, solamente por Sr
englobada en los presupuestos da la Diputación
en concepto de GRATIFICACIÓN, no accedió á esta
propuesta de la Diputación, quedándose por tantoi el p^ersonal á que viene haciéndose referencia
sin cobrar ni reintegrarse de los gastos que, en
confianza de ser remunerado hacía, ya que deficientemente se le trataba en la comida, etc.
Se terminó la larga jornada prestada en el Cerro del Pimiento por clausurarse este establecimientOi, y todo su personal sin haber recibido ninguna lecompensa.
Pero es el caso que eii la penúltima epidemia
de tifus en el hospital de San Juan de Dios, hubo de proponerse al personal que prestó sus servicios para una recompensa ó para la cruz de Beneficenaia, lo que dio motivo á que el senador
Sr. Polo y Peyrolón hiciera una interpelación en el
Senado al ministro Sr. La Cierva, el que la tomó
en cuenta para que todo el per.sonal que prestó
sus servicios en el hospital del Cerro del Pimiento fuera recompensado y agraciado con la cruz
de Beneficencia, asunto en el que apenas se hizo
nada, porque los interesados no eiran llamados
liara formar el oportuno expediente ; sucedió que
el personal nombró una Comisión para visitar al
señor ministro y hacerle presente la necesidad
de que acordara el crédito señalado por la Diputación, ya que no se compérisaban sus demostrados ser\'icios, y habló d'icha Comisión á.los mi-
nistros señores Dávila, La Cierva, y por último
al Sr. Barroso, sin conseguir nada, porque el personal no tenía quien apoyara sus peticiones. Y
últimamente, en la última epidemia en San Juan
de Dios, también se propuso al personal para
una recompensa, y esto dio origen á que en -víirtud de la señalada preterición que viene haciéndose con el personal del Cerii-o del, Pimiento, el
Sr. Polo Peyrolón, en la sesión celebrada en el
Senado en 28 de Mayo de 1912, informara á la
Cámara y solicitara del ministro se tuviera en
cuenta á este petrsonal, y que si había de recompensarse al personal de San Juan de Dios, no
se abandonara al del Cerro del Pimiento.
El ministro de la Gobernación, Sr. Barroso,
se encargó de haceír justicia y al mismo tiiempo
incoar el oportuno expediente para conceder la
cruz de Beneficencia, y pasó comunicación en Junio del miismo año, día 5, al presidente de la
Dipjutaciión para que abriera el oportuno expediente, y así se manifetstaba el interés de estos señores- por hacer el expediente, pero es el caso que
el presidente de la Diputación no ka hecho nada,
y es de justicia que si ahora nuevamente se va
á conceder la cruz de Beneficencia al personal
(,iue últimamente ha prestado' sus servicios en San
Juan de Dios, según la propuesta del decano de
hi Beneficencia Provinoial, se tenga presente que
está pendiente este otro expediente.
Hora es ya de que de una vez se termine este
enojoso pleito. O es-te personal es acreedor á una
recompensa ó no. O sus servicios ¿ fueron menos
fíenosos que los de los anteceso-tes, bien recom]>ensados por Gobernación, y de los qjue posteriormente se piensa concederles la justa y merecida recompensa ?
Tienen razón ese puñado de hombires que tan
laudables servicios prestó en aquella p-or más de
un concepto ya famosa epidemia. Su comportamiento merece recompensa. Y ahora, que tan
pródiga quiere mostrarse en ellas la Diputación,
no caben pretericiones. Y no va más por hoy. El
que quiera entender que entienda, y sino tiempo habrá de hablar aún más claro.
VIAJE DE "ESPAÑA MÉDICA"
Parficipamos á ios compañeros
aue forman nuesfra excursión á
París, qué esfá fijado d síguíenfe
ifinerario:
Saldrá de Madrid: El viernes,
12 de Febrero, á las nueve de la
noche.
Saldrá de Hendaya: El sábado,
13 de Febrero, á las diez y síefe y
veinlidós.
Llegada á París: El domingo 14,
á las siete y quince de la mañana,
ESPAÑA MEDICA
PAISAJES ENFERMOS
SINFONÍA
T la primavera, Y BU verdura
han exasperado tanto mí corazói],
que he castigado en una.' flor
];i insoleuoia
de la
Xaturalnza.
Baudelaire.
NATURALEZA Y PAISAJE
Está de moda el amor á la Naturaleza. Y la
gente gusta de hablar del campo y marcha á dilapidar los días de holganza en la soledad de la montaña ó en la placidez de la llanura ó en el encante brujo, de ensueño, de la playa.
Y esas mismas gentes, por ser moda, cuelgan
paisajes en los muros de su habitación y creen de
buena fe que cumplen la liturgia de un rito ancestral y filosófico.
Las gentes se equivocan ,y se equivocan primordialmente en lo de que el paisaje tenga nada
que ver con la Naturaleza. El pasiaje no da ni
puede dar la menor sensación de Naturaleza. E!
que diga lo contrario sie engaña á sí mismo ó engaña á los demás.
Lo interesante en el paisaje es el estado del
alma del que lo pintó. Es un adobo, una adulteración más ó menos grata ; pero obra de técnica y
trucos.
Algo tan profesional como dar cuerda á un reloj ó encolar la pata de una mesa.
El que pretenda ver la Naturaleza en un paisaje cometerá el mismo delito de leso sentido común que el que aspire á darse cuenta de lo que es
el mar y de cómo es el mar, comiendo langosta
ron salsa más ó menos reconocidamente mayonesa
El paisaje, pues, como toda labor humana, es
susceptible de una inteirpretación médica. Nadie
osará dudar de que existen paisajes melancólicos
y paisajes obsesionantes y paisajes delirantes.
Un paisaje es siempre capaz de provocar una
exaltación sentimental fuera de la mediocridad
de la vida cotidiana. Un paisaje, como cualquier
obra de arte, es una promesa de liberación momentánea. Un hombre que se sumerge en un paisaje
es un esclavo que vive unos momentos existenci;!
de liberto. Un hombr que se sumerge en la Naturaleza es un prisionero que agrega unos eslabones más á su cadena.
Hay dos maneras de llegar á la Naturaleza ;
en turista y en amante. Para los pitimeros huelgan
todas las consideraciones ; para los segundos fueron enderezadas.
Para los ingenu<5s v sanos de corazón que no se
So/erfad.—Paisaje de Emilio Zoir.
atre\en á penetrar con la cabeza cubierta en un
bosque de pinos en día sin viento.
PAISAJES
ENFERMOS
Ahora bien; ¿hay paisajes que mjerezcan el título de morbosos? ¿Cabe hacer la distinción entre ))aisajes sanos y enfermos?
Antes de contestar á estas preguntas un poco escabrosas y plagadas de reco•\'ecos, hay que hacer una
distinción : paisajes de pintura y paisajes de sentimiento.
Los paisajes de pintura
son los concebidos y realizados por un pintor. Pintor y artista no es lo misxo,
como no lo es poeta y rimador. Hay pintores qué conocen perfectamente los secretos de su oñcio y embadurnan cuiadros que llenen
de admiración á los técnicos,
que aquí, como en todas las
cosas de la vida, son los
menos capacitados para juzgar de aquello en que tienen
especial competencia. Hay
artistas que pintan muy
mal ; pero elaboran cuadros
que emocionan y ponen en
trance de
auto-confesión
La vuelta á la aldea, át Emilio Zoir,
espiritual á los. que los contemplan. Con los
primeros no va absolutamente nada. Cuando os encontréis ante un cuadro y oigáis elogios de él á
una persona que tenga reputación de entendida
en pintura, podéis fallar sin miedo á equivocaros
(jue estáis ante una obra mediocre. Los especialistas en cualquier ramo del saber humano no pueden encontrar bien más que lo mediocre, atentos
á los detalles, son incapaces de recibir una ini
l)resión de conjunto, que es la única capaz de sacudir el espíritu.
Un señor, de ordinario con retención de cloruros y bradicardia, que en un concierto se dedica
á perseguir temas y aislar el sonar ó gemir decada instrumento en el fragor de la orquesta, es:
un filisteo que debe ser expulsado, del teatro porlos ingenuos que \'an á sentir, á abandonarse un
• par de horas en brazos del ideal.
En arte como en amor hay c¡ue aliandonarse,
que dejarse llevar. Lo otro es ganas de perder
el tiempo.
Pero los paisajes de los otros, los paisajes de
aquellos para quienes el cuadro tiene el exquisito
valor de una confidencia son enfermos y son sa nos, y ríen y lloran, y hacen reir y hacen llorar,
son un trozo de una vida, fijado, clavado en un
lienzo.
«La tempestad», de Ruysdael, es un ataque
epiléptico. «El camino de Sevres», de Corot, es
el equivalente pictórico de la suave y dulzona melancolía de una convalecencia. ''I,a bruma», de
Cottet, es una neurastenia, etc., etc.
• Al análisis de tales aspectos patológicos .de unos
10
ESPAÑA
c u a n t o s paisajes, escogidos al azar, dedicaré u n
p u ñ a d o de trabajos,
VENTAJAS DE ESTE
DIVAGAR
¿ V e n t a j a s ? Así, e n el s e n t i d o práctic», ning u n a . D e s d e luego n o siento el menor rebozo en
confesar q u e estas sutilezas, e s t a s p a r a d o j a s y estos alambicamientos son t a n poco útiles como el
nioble y a c c i d e n t a d o juegoi del mus ó ir á sacud i r el tediio á u n salón d e d a n z a r i n a s y tonadilleras.
P e r o n o sólo d e p a n vive el hombre. Si todos
los q u e en los gimnasios s u d a n l a gota g o r d a y á
veces h a s t a la d e l g a d a con las poleas, l e v a n t a n d o pesas, s a c a n d o brillo al p o t r o ó n a v e g a n d o por
las p a r a l e l a s , d e d i c a r a n aquellos esfuerzos á conseguir el l e v a n t a m i e n t o d e sacos de h a r i n a , comp r e n d e r á el p í o lector q u e o b t e n d r í a n rendimientos
m á s beneficiosos d e s d e el p u n t o de vista, q u e n o
d e b e JDerderse d e í d e m , d e las reservas pecuniarias de c a d a a s p i r a n t e á atleta. Sin embargo, á
n a d i e se le o c u r r i r á decir q u e l a girnnasia es cosa
que n o p r e s e n t a ventajas.
, Y estos m a l a b a r i s m o s médico-literarios n o tienen o t r o v a l o r q u e el d e u n a gimnasia intelectual.
L o s médicos, p o r c u l p a d e l a especial m a n e r a
de ser d e n u e s t r a profesión, tenemos especial p r e disposición á fosilizamos, á q u e d a r n o s al margen del mundo! y d e las v i d a s q u e con el m u n d o
ruedan.
A los médicos nos da mliedo' el sentimientalismo. L o s médicos aspiramos á ser señores d e g r a nito y cemento. Señores espectadores. Y el médico d e b e a p o r t a r á su profesión l a cooperación del
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE
HIGIENE
Sesión del 13 de Enero de 1914.
Educación moral del niño.—Doña Consuelo Alvarez lee un trabajo relativo á la educación moral
del niño, proponiendo para este fin que se revisen las
películas que se proyectan, ó también oreando un cinematógrafo ó teatro donde puedan asistir los niños
gratuitamente. A este fin propone á la presidencia
que se eleve dicha moción al señor ministro, siendo
aprobado, y al menor plazo se liará dicho ruego al
señor ministro.
Las aguas de Madrid.—El Sr. Ubeda da lectura
á una comunicación muy detallada del «estado químico del abastecimiento de aguas en Madrid. De tan
acabado trabajo se deduce que cada habitante de Madrid dispone por día de 300 litros de aguas aproximadamente. D e las diversas aguas de que se abastece Madrid, los viajes antiguos son las aguas m á s
puras ; las aguas del Lozoya y Manzanares son las
más cargadas de micro-organismos. E n u m e r a los diversos sistemas de filtros empleados en Londres y
Berlín, añadiendo que estos filtros deben ser limpiados periódicamente ; el objeto de estos filtros es mejorar las condiciones higiénicas de las aguas, no hacerlas completamente puras. Después dice que entre
los medios químicos m á s recientes de depuración de
aguas se encuentra el procedimiento del Ozono, pero
que éste sólo se puede emplear en pequeñas cantidades de aguas.
Después enumera las oonolusioties de dicho trabajo, que son :
1.» Que para todas las necesidades de cada habitante en Madrid dispone por día de 250 litros de
agua.
1.^ Que esta cantidad está asegurada por el Canal de Lozoya.
Z.^ Que está reforzada por los viajes antiguos y
el Canal de Santillana.
4.* Las aguas que abastecen á Madrid por el orden de sus propiedades químicas están colocadas de
la manera siguiente : Canal del Lozoya:, Canal de
Santillana y viajes antiguos.
sentimiento. H a y que ver las cosas n o d e s d e el
lomo d e un t o m o d e patología, sino con él abierto
d e p a r ^en p a r y sentados e n c i m a . L o f u n d a m e n t a l en la v i d a ea vivir.
E s labor u r g e n t e sutilizar l a profesión, d a r l a
flexibilidad
a m b i e n t e de m o d e r n i d a d . E s curiosa
la p a r a d o j a d e q u e los médicos, q u e han l o g r a d o
hacer de su ciencia las a v a n z a d a s d e la ciencia
t o d a , pequen d e arcaicos y avejentados en la práctica de esta m i s m a ciencia.
¿ Solución ? O c u p a r s e á r a t o s de cosas a p a r e n t e mente ajenas á la profesión, p e r o en el f o n d o lig a d a s con ella. V e s t o n o por obligación, sino p o r
deporte.
¿ Os habéis fijado qué pooo elegantes son todos
los profesionales? N o busquéis n u n c a la elegancia en un m a e s t r o , b u s c a d l a siempre en un aficionado.
Con estos juegos d e p a l a b r a s y discreteos lograremos u n poco de flexibilidad m e n t a l .
¿ Soberbio el propósito ?
Quizá ; pero con h u m i l d a d n a d a se consigue.
N o es comprensible ni recomendable la h u n n l d a d
sino en los enfermos y en los e m p l e a d o s d e menos d e seis mil reales.
Y como iniciación d e a d i e s t r a m i e n t o a h í o s qued a ese paisaje, á cuya interpretación médica dedicaré el último artículo d e la serie.
El parque, bien cerrado, se llena leiitameute de paz y de sombra
Un viento grave ha soplado sobre el ingenuo orgullo.
Bel lirio y el candor de la, rosa insolente.
Pero los árboles son bellos como reyes en destierro;
E. Mikhaeí.
Dr. César Juarros.
5.'^ Desde el punto de vista bacteriológico, su
colocación es muy difícil de determinar.
6.^ Que puede aumentar su pureza la repoblación forestal do las cuencas del Canal del Lozoya.
1 .^ Otro medio de pureza es el mejoramiento de
los medios de conducción.
S.'* La purificación de ias aguas por procedimientos químicos, como el Ozono y los rayos ultravioletas,
es muy difícil de emplear por las grandes cantidades
de agua.
9.'* La depuración de las aguas por procedimientos mecánicos no dan aguas completamente puras,
pero sí una disminución de microbios patógenos.
10. Que para la depuración de las aguas se puede
emplear los dos procedimientos anteriores combinados.
11. Que el único medio de obtener aguas completamente puras es por la ebullición, pero entonces
lo que so obtiene, son aguas de muy malas condicionéis de potabilidad.
SOCIEDAD DE PEDIATRÍA
ESPASOLA
Sesión del 15 de Enero de 1914.
Leistinianiosis canina en E s p a ñ a (primeros cultivos del parásito).—Dr. García del Diestro : Sólo
voy á hacer una nota previa de la comunicación que
en extenso hemos de hacer el Dr. Pittaluga y yo á
la Sociedad de Biología Española. La historia de
esta enfermedad en España es corta, como ya todos
eonc-.'Pinos, descubierta por el Dr. Vila (de Tortosa)
en la región catalana; para poder afirmar la existencia en España del Kala Azar infantil faltaba el
cultivo del parásito y obtener su forma flagelada, esto
es lo que he tenido la fortuna de realizar por primera
vez con éxito positivo empleando como terreno de
cultivo el medio Novy-Neal-Nicoe (N.-N.-N.), en el
que se puede lograr hasta ocho generaciones del parásito en el transcurso de dos meses. E n estas condiciones algunos compañeros del litoral Mediterráneo
han comprobado la existencia del E a l a Azar infantil,
alcanzado una mortalidad elevada en la Alpujarra.
La Leishmaniosis humana había sido fácil su ha-
MEDICA
llazgo ; no suo«día lo mismo con la canina, porque
está demostrado que el perro es el reservorio natural.
Recientemente los Dres. Vila y Torradome encuentran un perro afecto de Leishmaniosis, confirmado
por el Dr. Pittaluga y por mí, que hemos conseguido
el cultivo de dicho parásito, quedando confirmada la
importancia de la Leishmaniosis canina.
E s t r e c h e z c o n g é n i t a de uretra.—El Sr. Peña
presenta tres casos de estrechez congénita de uretra ;
el primero es un niño de once ages, que presentaba
un aspecto general excelente, notando sólo que orinaba mucho durante el día y con incontinencia nocturna, orinando siempre pequeñas cantidades con
sed intensa, y en algunas ocasiones crisis febriles; de
tiempo en tiempo lo que orinaba el enfermito era
turbio.
Examinada la uretra, se encontró con que á pesar
de que el niño tenía once años, sólo se pudo introducir una de las bujías de las m.ás finas, y por lo
tanto so hizo el diagnóstico de estrechez congénita de
la. uretra ; el tratamiento empleado fueron las dilataciones progresivas de la uretra de una manera lenta y graduada, practicando el sondaje tres veces al
día, haciendo al mismo tiempo antisepsia por medio
de la urotropina, quedando completamente curado
en quince días, y recuperando por completo su estado
de salud.
Segundo caso : Un niño de cuatro años, que desde
l:i edad de dos meses orinaba muy á menudo y on
pequeña cantidad ; un día tuvo una retención completa de orina, haciéndosele tentativas de sondaje,
que resultaron infructuosas, por cuya razón los mé-dicos que lo asistieron le hicieron una punción vesical para que saliese la orina ; al cabo de varios días
observaron que en el ángulo peneo-escrotal se formaba un bulto doloroso, y que al cabo de varios días
se abrió, saliendo primero un líquido purulento, y
luego bastante cantidad de orina. E n estas condiciones se presentó en mi consulta observado el enfermito, y se percibió que la orina salía una parte por
la uretra y otra por la fístula ; la orina estaba formada por leucocito, células epiteliales, sin que ni el
examen ni las inoculaciones demostrasen la presencia del bacilo de Koch.
Examinada la vegiga por tacto rectal no se apreciaba nada en ella ; examinada la uretra, al nivel de
la sinfisis puviana, so encontró un obstáculo. Hecha
la radiografía (por los hermanos Ratera) se notaba •
que al nivel y por detrás de la sinfisis pubiana existía una mancha, que se sospechó era un cálculo, y
hecha una segunda radiografía dicha mancha coincidía con la primera, por lo que se aconsejó la intervención, aunque nunca creyendo la existencia de
un cálculo. Practicada la talla hipogástrica, no se
encontró ningún cálculo, encontrándose un engrosamiento de la capa fibrosa y un. mayor desarrollo dt'
la capa muscular de la iiretra, se practicó la fistotomía, haciéndose á los quince días dilataciones lentas y progresivas de la uretra, quedando el enfermito completamente curado.
Tercer caso : Un niño de tres años, que como orinaba en pequeñas cantidades le practicó un sondaje,
siendo su asombro el que la sonda no pasaba, porque
se detenía á unos tros centímetros del meato ; después
de varias tentativas infructuosas observó que el niño
tenía, incontinencia nocturna do orina, notando una
de las veces que al terminar la niición empezó á salir orina purulenta, lo que le obligó á traerle á mi
consulta, pensando el padre por los antecedentes y
la sintomatología expuesta que era una tuberculosis
renal.
Examinada la orina, contenía leucocitos, células
epiteliales ; pero ni aun por las inoculaciones se encontró la presencia del bacilo de K o c h ; explorada la
uretra con una bujía filiforme á la distancia de tres
centímetros la bujía se detenía; al hacer una exploración externa más detenida vi salir una pequeña
cantidad de orina por un agujero apenas imperceptible por debajo del meato ; introducida una bujía pasaba sin ningún obstáculo; introducida una sonda
extrajo 150 gramos de orina, tratándose, pues, de una
deformidad de la uretra. Con u n bisturí hice una pequeña incisión y un lavado con argirol, y á continuación dilataciones progresivas, aconsejando esto en
sesiones venideras, y quedando on este tratamiento
completamente curado.
D e f o r m i d a d e s c o n g é n i t a s . — E l Sr. Arquellada
dice que ha recogido con gran cuidado los antecedentes de gran núm.ero de enfermos con deformidades congénitas, y en una. gran parte do ellos pudo
comprobar antecedentes sifilíticos, en otros estigmas
y en no pocos la reacción positiva de Wassermann,
y por lo tanto cree como el exponente que esta enfermedad es la causa que suspende gran número de
casos el desarrollo embrionario, y si se admite que
la uretra se desarrolla en tres porciones distintas,
como parece ser cierto, se explicará de esta manera
el por qué de la deformidad del segundo caso expuesta por el Sr. Peña, y además el que los obstáculos se
produzcan principalmente hacia el surco baño- pre-
11
ESPAÑA MEDICA
pucial, al nivel del ángulo peneo-escrotal y hacia el
cuello de la vejiga.
Cita á continuación la historia de un enfermito asistido por él en la Casa de Socorro de la calle del General Lacy, niño de tres días, el cual no había orinado ; estaba en estado comatoso, y en la exploración
se encontró un abultamiento encima de la sílfisis pubiaiía, y en la imposibilidad de hacer el cateterismo
vesical hizo una punción vesical, con lo que salvó
la vida del enfermo; posteriormente pudo ver á este
enfermo, al que practicaron una cistotomía suprapúbiea en otro establecimiento benéfico.
Otro caso visto en el Hospital del Niño Jesús de
esta corte también en un niño dé cinco días con síntomas comatosos más acentuados, y al que pudo
hacer el cateterismo vesical, con lo que re.solvió la
situación de urgencia y posteriormente completó en
tratamiento por la dilatación gradual.
ACADEMIA
PATOLOGÍA CÓMICA
MEDIOO-QUIRURGICA
ESPASrOLA
Sesión del 19 de Enero de 1914.
Rotura de un vaso.
Tuberculosis pulmonar.—El Dr. García Treviño
presenta un caso de tuberculosis pulmonar avanzado
con ausencia de síntomas funcionales. Se trata de un
joven de catorce años, que se presenta en su consulta aquejando una anemia m u y intensa ; reconocido E>e
le encuentra, por auscultación, estertores crepitantes
desde el vértice hasta el quinto espacio intercostal en
un lado, y en el otro hasta el sexto ; el enfermo no
tenía ni fatiga, ni cansancio muscular, ni inapetencia ; hecho el análisis de esputos se encontró gran
cantidad de bacilo de Koch. Esto enfermo ha estado
liaciendo vida de campo con sobrealimentación, y
como no ha conseguido nada lo va á tratar con emulsión bacilar, es por lo que le traigo á la Academia,
para que una vez tratado se puedan ver los resultados
obtenidos con dicha medicación.
Tratamiento de la blenorragia por vacunas.El Dr. Mayoral, en colaboración con el D r . Pérez
Grande, dice que al traer á la Academia este asunto
lo ha motivado el que el Dr. NicoUe, de Túnez, ha
preparado una vacuna que por los análisis hechos se
trata de una vacuna iigual á la preparada por ellos
y dada á conocer con anterioridad. Eeta vacuna
tiene dos efectos : uno teórico y otro práctico, por el
primero la vacuna no permite al gonococo pasar á
la sangre produciendo los trastornos consiguientes ;
. por el segundo, la vacuna inyectada cura muchas veces de una manera radical las uretritis blenorrágicas.
A continuación hace mención de la obtención de la
vacuna y de las tres formas que se obtiene en los
cultivos. Termina ofreciendo á los módicos la vacuna
necesaria para investigaciones, pidiendo al mismotiempo que se le comuniquen los resultados obtenidos.
Dr. Pérez Grande : Con esta vacuna el tratamiento
de la uretritis blenorrágica se reduce m u c h í s i m o ;
con solo dos inyecciones, y algunas veces u n a , basta
sean acompañadas de lavados con permanganato, pero
á concentración m u y débil. E l tratamiento de la uretritis blenorrágica depende de las lesiones reaccionadas por el gonococo; termina diciendo que con este
tratamiento se han conseguido verdaderos éxitos.
Dr. Pulido : El trabajo de los Dres. Mayoral y Pérez Grande es digno de encomio por la labor científica. Los resultados obtenidos con este método pueden
muy bien depender del tratamiento local. Insiste en
que las vacunas se han elogiado mucho ; pero que no
dan resultados ; las blenorragias rebeldes no se curan con nada. El método que él empleó consiste :
primero, en tratamiento terapéutico durante cuatro
semanas ; pasadas éstas pongo una inyección intravenosa de Artigón; pasados algunos días repito la
inyección, encontrando gonococos en los filamentos,
le pongo una tercera y cuarta inyección, y en casos
graves una quinta, desapareciendo los gonococos de
los filamentos, dando por curada la blenorragia.
Dr. Sánchez Covisa : Yo no doy opinión sobre estas
vacunas por no tener un juicio completo ; las he empleado en algunos casos, no viendo reacción alguna,
excepto en dos casos en los que se presentaron ligeros eritemas en el sitio de la inyección, puedo decir que con estas vacunas disminuyen las complicaciones de la blenorragia.
Dr. Sáinz de Aja : Yo empleo las inyecciones_ de
Artigón para ver si están curadas las blenorragias.
Para experimentar las vacunas de los Dres. Mayoral
y Pérez Grande he tomado varios casos de uretritis
blenorrágicas con diversas complicaciones y grados,
empleando para su tratamiento las vacunas, que es
como se pueden ver sus efectos. H a s t a a h o r a l o s enfermos sólo han teiiido pequeños accesos febriles, estando su estado general algo mejorado.
Dr. Peña : Los mejores resultados que se obtendrán
con estas vacunas serán en la blenorragia aguda. L a s
vacunas que hasta ahora he empleado, durante el tratamiento uno ó dos meses, no he conseguido riada en
las uretritis crónicas.
^ .
Dr. Mayoral : Da las gracias á los sañorcs académicos por sus frases tan halagadoras como alentadoras.
Cálculos de riñon.
muerte de una manera m u y rápida ; e n los casos de
la producción de toxina de enorme potencia hay que
acudir de u n a manera rápida, y por todos los medios
que tiene la ciencia con la inyección, bien sea intramuscular, angular ó intra-venosa, esto se hace en el
caso de que las toxinas 'hayan pasado á los ganglios;
la inyección angular consiste en colocar el suero en
el ángulo de la mandíbula previo desprendimiento de
la piel, este es el único recurso terapéutico en los
casos graves de difteria maligna.
E l germen de la difteria al cultivarlo produce dos
clases de toxinas : una las toxinas propiamente dichas
que producen los casos agudos, y otro las toxinas que
en los casos en que se presentan son los que dan m á s
sorpresa en clínica porque el desprendimiento de la
membrana va acompañado de una mejoría m u y grande, y también éstos son los casos que producen m a yor número de parálisis consecutivas á la difteria.
E n la difteria no basta sólo el aspecto local ni la
inspección del niño, sino lo que sirve es el examen de
las lesiones, porque como sabemos, la toxina diftérica,
además de fijarse en el sistema nervioso, se fija en las
mucosas y serosas, donde ejercen su principal papel
destructor, y entre las mucosas la vía gástrica es una
de las vías m á s importantes de eliminación, por eso
se encuentran en ellas úlceras de gran extensión, la
vía renal no,se escapa á esta ley, porque se producen
con frecuencia nefritis con presencia de gran cantidad de albúmina en la orina y algunas veces cilindros, siendo éstos los casos de mayor gravedad.
Pasa después á la descripción de la técnica seguida
por él para obtener las toxinas, diciendo que para tener buenas antitoxinas conviene tener, buenas toxinas, sin que esto quiera decir que todos los animales respondan por el mismo número de toxinas y grado antitóxico con una misma inyección. Todo individuo enfermo de difteria para su curación sufre dos
procesos : uno sin auxilio de las antitoxinas extrañas, porque los efectos de éstas son producidos por
las antitoxinas elaboradas por su organismo, cuando
esto no sucede, ó bien no esperamos este proceso,
lo substituímos por la inyección de las antitoxinas
extrañas, necesitando cada individuo para su curación una cantidad diversa, que es la que debe determinar todo médico, la adininistración de antitoxinas á los animales va seguido á una modificación
de la sangre, así :
ANIMAL INMUNIZADO
ANIMAL EN ESTADO NOKMAL
Cantidad de albúmina
Pseudo-globulina
Euglobulina
40
42
18
12
78
10
Estos cambios siempre suceden en el torrente circulatorio ; por los anteriores datos podemos ver que
la pseudo-globulina es la m á s activa, y lo que siempre debemos perseguir es un suero con el mayor n ú mero de pseudo-globulinas, nosotros obtenemos u n
suero en estas condiciones que dominamos unificado,
pero nunca se debe dominar como algunos le denominan concentrado.
Unidad antitóxica es la cantidad de toxinas que
neutralizan doscientas unidades de animal en vez de
las doscientas cincuenta unidades de animal que mata
la unidad tóxica, que es 0,001; por esto sabemos la
cantidad de unidades tóxicas para la curación de la
difteria.
manifestando que sólo pide que se hagan estadísticas de los resultados obtenidos con su vacuna.
E l D r . Sierra (de Chile) hace un extenso resumen
de los diversos estados de adelanto de la cienijia médica en los varios países que ha visitado, haciendo
mención de importantes estadísticas de las operaciones practicadas en América del Norte.
SOCIEDAD D E PEDIATRÍA
ESFAfíOLA
Sesión del 22 de Enero de 1914.
T o x i n a s y a n t i t o x i n a s diftéricas y su import a n c i a en la clínica.—El Dr. Llórente dice que la
importancia del bacilo de la difteria en la ch'nica se
funda en la experiencia clínica de 16.000 casos tratados ; el mayor grado de virulencia de dicho bacilo ha
sido en España, porque el comunicante ha encontrado
una toxina cuya virulencia es tal que á la dosis de
media milésima de gramo mata un cobaya, con todos
los síntomas de la difteria m á s grave. E l problema
de la producción de las toxinas está formado por dos
factores : uno el germen y otro el medio ; la importancia d é este asunto desde el punto de vista clínico
y del laboratorio es tal que practicadar una inyección la mata á los seis ó siete días después de ella.
E l síndrome que se presenta después de la inyección es producido por la toxina al pasar á la sangre
determinando u n aumento de temperatura, color obscuro en las fauces, sin que se presente la membrana,
apareciendo ésta á las pocas horas, y si se presenta
este síndrome tan rápidamente y no se llega á tiempo con otras inyecciones de suero, se produce la
REAL ACADEMIA D E MEDICINA
Sesión inaugural
del 23 de
Enero.
Presidió el ministro de Instrucción pública. E l secretario perpetuo leyó una Memoria de la que no
pudimos enterarnos por lo en voz baja que fué
leída.
Seguidamente dio lectura al discurso inaugural
el académico de número D . José Gómez Ocaña. E l
trabajo versó acerca de «Los alimentos minerales»,
tema de cuya importancia en la Biología da idea
el enorme número de trabzjos que en todos los laboratorios se realizan para precisar el papel de las
sales en el complejo m e c a n i s m o de la vida.
Se compone la Memoria de tres partes. E n la
primera estudia desde un punto de vista general el
papel biológico de las sales, comentando, con un criterio científico, las ideas del vulgo sobre la importancia de los diversos componentes salinos del cuerpo humano, y principalmente de la sal común, en
componente inerte de nuestros humores, que Suspendido pasivamente en el agua, del suero sanguíneo es,
sin embargo, el sostén primordial de toda la mecánica
de la nutrición y el modelador de la morfología humana.
Desde que Loeb llamó la atención sobre la maravillosa coincidencia de que la sal común se encuentra en el m a r en la misma concentración que en
nuestros humores, pudo formarse idea de la transcendencia fisiológica de este elemento,, al que sólo
superan en importancia el agua y el aire.
Trata en su monografía ,el Sr. Gómez Ocaña, ade-
ESPAÑA
¡2
más de la sal, del fósforo, del calcio,- del -flúor, «de
todos los ingredientes de la salsa del ingenio», asi
como del hierro, de cuya importancia tardó la Humanidad tanto tiempo en darse cuenta. Cuando ,á
Marte se le ocurrió emplear el hierro para- verter la
sangre, el precioso metal llevaba ya muchos siglos
acarreando el oxigeno por el torrente circulatorio.
El mecanismo internó de la acción de las sales en
el organismo se verifica mediante un procedimiento
físico, la presión osmótica, y mediante su especial
acción química. A estos dos mecanismos está dedicada la parte principal de la Memoria. La concentración molecular de los medios protoplasmáticos es tan
esencial en el funcionamiento nutritivo, que algunos
han puesto en la regulación de esta concentración el
punto de partida de la vida misma. Refiere después
el autor inestimables experiencias propias que avaloran de iin modo insuperable su trabajo.
to para empezar á. ejerceír desde .el primero de
Julio y coger el trimestre íntegro.
Por fin, tras- muchos cálculos, razonamientos
y consejos, Artuiro fué embutido una tarde de
Junio en el tren y lanzado al lugar de-su destino.
II
Iba solo en -el coche. Las sombras de la noche dejaron el campo sumido en la más densa
obscuridad. El farolillo daba tinte amarillento
al médico, á los equipajes y á los bancos. Arturo no podía dormirse.- Meditaba.
Su suerte se había decidido. ¡ Nada menos que
médico de un pueblo de cuatro mil almas !... V
sin duda alguna debía andar retrasado en con^ • »
ceptos modernos, porque el médico que ,se retiraba eirá de una hornada bastante antigua, y
claro está, conocería poco nuevo ; porque Arturo sabía, por haberlo oído á algunos médicos, que
en los pueblos se atiende más á la vida vegetante
que al estudio y al adelanto... ¿Sería grande el
CUENTO MÉDICO
pueblo ó vivirían sus habitantes atiborrados en
unos cuantos casutos ? ¿ Andaría bien de higiene
aquel rincón de la llanura castellana? ¿Tendría
LEMA: "Yo lo he visto.,,
fuente?... ¿Serían bonitas las muchachas?...
¡ Ah ! ¡ Esto no lo había ]iensado hasta entonces 1... A .su llegada se lo disputarían ; no era
CQuento que parece historia).
feo, vestía con distinción y tenía un -palique que
hipnotizaba á las mujeres... i Y como era médico,
I
tal vez hiciera fonrtuna casándose con la mujer
Arturo había acabado los exámenes de Licenmás rica del pueblo!... Eso le había indicado su
ciatura y de un don nadie que e?:a. había pasado padre al darle el abrazo de despedida.
-á ser un señor médico.
'
Y pensando éstas y muchas cosas más pasaTodo parecía sonreirle. El indescriptible go- ban las horas, el tren caminaba en el silencio de
zo que en su juvenil alma anidaba, traducíase la noche devorando el kilometraje, y Arturo, sin
por bellos sueños de ventura que espontáneasentirlo, se acercaba al fin de su camino...
mente brotaban al ab'rigo del título que había al-canzado. Los hermosa ciudad levantina, en cuya
III
Facultad ad.quir;ió los cimientos para aventuLlegó por fin el día en que, tras dos y medio
rarse en ía lucha.magna de la vida, de ganar el
de
penalidades por carreteras y caminos, divisó
sustento combatiendo la aflicción, parecía más
el pueblo escondido entre rizados campos de tripoética ; el embriagante aroma de sus huertos y
go y adornado por feirtiles huertas y ])nmposos
jardines esmaltaban el marco de recias construcárboles,
ciones que en las calles y las plazas se alzaban,
Y entró en él encerrado en el viejO' carricoche
solariegas unas, con tinte arquitectónico moderdel
peatón. Se apeó en la posada de la plaza,
no otras, mientras altiva é impertérrita asomasacaron su equipaje y pidió alojamiento.
ba su viejo estilo árabe, sobre las teríazas y teVarió de vestimenta y, se dispuso á recibir
jados de los edificios, la torre cobriza de la cavisitas.
.
tedral.
El
i)rimero
en llegar ftié el médico-, acompaEra ya un hombre con su carrera terminada,
•casi el línico de aquella pléyade de muchachos ñado de un sujeto bajo y achulado, á quien preque, bajo la dirección del viejo dómine, apren- sentó como practicante.
Lo que primeramente llamó: su atención fué el
dieron las primeras letras. Unos fueron por la
trajeo del compañero. Pantalón de pana ^raído,
senda del arte, los más ingresaron en tallercE y
fábricas; sólo otro y él se decidieron por la chaqueta con medias mangas de paño negro, bu•ciencia : aquel por la del Derecho, y Arturo por fandilla de gaucho y una mugrienta gorra cubriendo el casquete de su cabeza, y en la mano
la Médica.
... Salió al campo una mañana en la que ci un bastón con puño de asta de ciervo, que, pot,
sol ascendía olímpicamente por la curva azul del lo abultado del palo, debía .ser de estoque.
.Cambiaron impiresiones. El presentaba la di•firmamento, con ansia de filosofar sobre su nuemisión
de la titular en seguida, y Arturo ejervo estado. Había recibido una carta de un colega-, conocido suyo, que pensaba retirarse del cería interino desde Julio, por coger el trimestre
desde el p(tincipio, hasta que se anunciara la
.ejercicio -profesional y le brindaba protección y
plaza
á concurso y se la llevaría. Todo estaba
3U Cargo. Aquella misiva pareció llovida del d e :lo,;' mil quinientas pesetas de titular y tres mil arreglado con el cacique.
Y hablaron del pueblo, de los rendimientos,
•quinientas en concepto de igualas : en total, cinde
los pagos y del temperamento de los vecinos.
co mil-pesetas... ¡Mil durazos!... ] Aquello era
la felicidad mayor" del mundo que se le presen- Pero saltó la nube que empañaba la felicidad
que Airturo soñara. El viejo don Agustín impotaba para coronar sus éxitos!...
nía sus condiciones al joven galeno. El le daba
Y pensaba:
,
.
todo' el igualatario, trescientas fanegas de buen
-—Recién licenciado me brindan un empleo
trigo y imas quinientas pesetas en metálico. Y
•que muchos médicos de la capital quisieran para
sacó libretas de igualatorio de cuatro años para
sí... El pueblo es grande, pero los ingresos son
demostrarlo. No quedaba una, rata sin pagar. Y
magníficos. Todo se. reduce á, trabajar y á porá cam.bio'de este puritanismo pedía don Agus^
tarse bien con los vecinos, y i ahorrair lo menos
tín- seis mil reales anuales' durante cuatro años,
tres mil pesetillas anualmente... ; Esto es el preporque, como él decía:
'
, ,
mio gordo de la lotería !
,
—rAlgo había de producirme dejar el basY seguía soñando venturosamente en su portón, siquiera fuese para tabaco.
venir. • ,
Y le dio tiempo para pensar y calcular lo más
"Sus padres le decían que aceptara sin .tituconveniente.
beos. ¡Cinco'mil pesetas! i No era^aquello nada
. M á s tarde'recibió la visita del jefe político.
para un principiante! Debía marchar al momen-
c
[:
EL
LléENeíaDO
MEi / i C / i
Un'señor de aspecto simpático, d e n e g r a barba
y señoril aspecto, dueño de las voluntades del
¡jueblo, y cuyo Ayuntamiento respondía servilmente á su mandato. De él dependía que Arturo alcanzara la titular y tuvigra porvenir en el
pueblo.
Y hablaron.
—Mire usted, don Arturo. Le voy á ser franco y claro. Yo, tal vez por sueirte, tal vee por
desgracia, dirijo los destinos del pueblo; así es
que de mí depende el que usted tenga acogida o
no entre los vecinos. Don Agustín es un médico
rutinario, sin horizontes modernos, que está, como
usted ya lo habrá observado, casi ciego. Dice que
lo tjrae á usted de criado suyo, y, desde luego,
el pueblo lo cree. Varias veces ha intentado traspapelarme el cargo y -erigirse en j e f e ; pero no
lo ha conseguido mierced á mi fuerza política,
que es grande Así es- que u.sted será el médico
del pueblo, pero no quiero que agradezca esto
más que á mí.
—Yo le agradezco en el a l m a ^ d i j o A r t u r o todo cuanto por mí haga. Mi situación en el pueblo sólo responderá á mi profesión. Ni ahora ni
nunca tendrá usted en mí un adversario, antCb
al contrario, un amigo incondicional que le ayudará todo cuanto pueda. Si don Agustín hace lo
que usted me dice, mal se portará con quien le
ha protegido y protege. De modo que fíe usted
en mi palabra, que aunque tengo pocos- años ha
de ser inconmovible. Y con lo que respecta á lo
ríe criado, crea usted sinceramente que no hay
nada. Yo vengo al pueblo únicamente á traba
jar y á ganarme honradamente el sustento; pero
eso ,sí, lo que me gane quieíro que sea exclusivamente para mí, sin vejaciones ni compadrazgo»
de compañeros que deberían tener la dignidad
profesional en un grado más alto del que la
tienen.
Y se despidieron estrechándose las manos.
IV
En la plaza del pueblo. Un domingo, en elqufe
se reúnen todos los labradores á juzgarse mutuamente sus actos y á comentar, aun á trueque
del pisotear honras y haciendas, todo cuanto há
ya ocurrido en la semana.
—¿ Habís visto al médico' nuevo ?
—Pos si faece un criatura. Pequeñote, con
ojeras .de esas puestas en la nariz y con sombrero... Digo, cuando aquí no llevamos más que
monteras y gorras...
—Y que, .según dice don Agustín, no conoce
las naturalezas del pueblo.
—^Toma ;, fos entonces, ¿cómo va á curar ?
—^A m;i mujer la vido ayer y le pecetó una
mcre'c'ina muy.amarga. ¡Y cascó m á s ! . . . .
—Yo no me fío más que de don Agustín.
Será muy abandonao y to lo que se quiera, pero
tengo fe en él, aunque nos esolleje como á los
borricos.
—Y dicen que don Agustín lo trae bajo su
orden; de modo que cuando haga igualas, en
estando igualao con el nuestro da lo mismo.
—Y no manda sangrar á los de dolor de costao (1). Eso no lo hemos -^'isto nunca. ¡ Si es que
querrá venir con cosas nuevas 1...
—Y no es eso lo fior. El tío Cas cao le Oyó decir ayer que él tener la basura en la calle eirá
digiémco, ó no se qué. ¡ Vaya con el mediquete !
Y el otro no nos ecia na de nuestros estercoleros.
— H a b r á que ecirle nuestro modo de ser.
—Y dicen que no ve. ¿ No Jiabis visto que
lleva cristales delante de los ojos?...
—Nada. H a y -que desengañarse. Como don
Agustín no hay otro igual. Es viejo, pero á.1 que
ice que se muere... no falla.
—Y si no á mi hija. Cayó, con unas calenturejas que faécían que no eran na ; pero, i anda!,
que á los cuarenta días dijo que se moría y no
(1) Pneiimonií.
HÜHANH
¡3
¿VJC/'/(.^
falló dos horas. Menos mal que no me gasté un
cua,rto en merecinas, y que la fué sosteniendo
con agua de tila.
—Haced lo que ice el refrán-—objetó un vie>
jo-^. Más vale malo conocido que bueno por
conocer.
—Y no cree en el mal de ojo. \ Habráse visto
l>estia. ignorante !
—Y habla con mucha cerimonia. Se quita el
sombrero fa icir adiós.
—Pos lo que yo digo. Que no me toma el pulso ese hermano...
V
Arturo fué nombrado médico titular del pueblo con carácter interino, y empezó á visitar á
los enfermos de beneficencia. Sus prescripciones
se tomaban con reserva por la propalación que
había hecho don Agustín de que Arturo no conocía las naturalezas y podía equivocar las dolencias, i Como si el temperamento, la idiosincrasia, el hábito, etc., no se dedujesen del intermgatorio y la observación !
Una noche fué invitado Arturo á tomar café
por el viejo galeno. Allí había de quedar resuelto Eil asunto de don Agustín. Pero una lengua
parlanchína, tal vez benéfica para nuestro héroe (porque así se le puede llamar), le dijoi que
don Agustín se había dejado decir que .si Arturo no aceptaba sus planes le declararía la guerra, y como el pueblo tenía fe en él, lo derrotaría..'.
i Qué amargura experimentó el joven licenciado ! Fd, que nunca había cireído en la avaricia
profesional, y menos^ en la lucha de clase, iba
á sufrir un tormento cruel, inquisitorial, por
parte de aquel viejo compañero, chapado á la
antigua, que en su afán de ponerse la montera
caciquil alguna vez, quería menguar la libertad,
el talento y hasta el sustento á Arturo. Eso sí,
no quería mostrarse rebelde, porque entonces...
una lucha terrible, apoyada por la insidia y la
mala fe, le arrancaría el alma á pedazos, y maltrecho su honor corría expuesto ? despeñarse por
el precipicio de la derrota.
Alguien le había dicho que don Agustín, poí
ser viejo, tenía mucha práctica. Pero instantáneamente flotó en su imaginación la célebre frase
de un médico francés : «Sesenta años de estupidez no sirven pada nada.»
Y ' acudió á casa del médico á saborear el
café... y lo que viniera
Con grandes mimos, don Agustín y su señora
lo sentaron á la mesa, en la que también tomó
asienfc) el individuo achulado que le presentaron
como practicante.
Hablaron de música, de la exuberancia del
suelo donde estudió Arturo y de otras muchas
cosas más, consabido prólogo de todos los asuntos antes de entrar en materia.
—Y" qué, ¿lo ha pensado usted ya? El igualatorio se aceirca, y es preciso arreglar, los
asuntos.
—Pues mire usted, don Agustín. Mi ¡ituación es, bien lo sabe usted, algo precaria. Cuando se cursa una carrera, y más como la médica,
no se hace por vanagloria ; es preciso sacarle á
ella todo cuanto se pueda para ganar el sustento, y si ser pudiera, para ahorrar algún dinerillo. Y'o he hecho la carrera á fuerza de mil
privaciones y esfuerzos de mis padres, los que
se han quedado trastornados en su marcha económica, máxime cuando para tramitar el título han sido necesarias mil pesetas, que no sé de
dónde las habrán obtenido dada la situación en
que estábamos. Así es que ya ve usted ; yo Ifc
rogaría que, dentro de la amistad, me dejara el
campo libre, y lo que ganara que fuese para mi
y para mis padres. Usted está bien acomodado,
y seis mil reales más falta hacen en mi bolsillo
que en el de usted.
Y don Agustín,. después de extenderse en mil
considaraciones gratuitas, insistía en su proposición. Refutaba Arturo can muy buen criterio y
atinadas observa.ciones; pero don Agustín no
cejaba. Por fin, acordaron que Arturo diese una
vuelta al pueblo y viera las igualas que podía
hacer.
Aquella not'he no durmió Arturo.
Insomne estuvo en la revuelta c a n a . . .
como dice un poeta mejicano. La lucha se había
declarado ; la batalla empezaba á librarse entre
la artera envidia de un médico y la natural ne(íesidad de otr*>. Había que prepararse.
Al día siguiente Arturo corrió todo el pueblo.
Unas casas se le cerraban y en otras le decían
con gran frescura que seguían igualados con, don
Agustín porque tenía más práctica. En resumen,
<|ue hizo treinta. igualas con un importe de cien
pesetas. Al ver el resultado sintió herida Arturo
su dignidad, y comprendió muy bien el plan,del
viejo compañero. I,a canallesca idea de ser su
criado, como le había indicado don Justo, el
UMA nflONAOA MAS
El úl'itno triunfo del simio, mejor dicho, de su
educador es el dedicarse á la aviación Aquí lo veis,
como un perfecto piloto guía el aparato.
jefe político, empezaba á asomar en la sonrisa
de,los vecinos.
¡ El, sentirse tratado de tal modo ! Lleno de
gran indignación encerróse en su aposento para
pensar... Y pensó con acertada valentía. Trazóse un plan enérgico y se dispuso á descansar en
el lecho. Dos golpes dados en la puerta le hi
cieron salir de sus pensamientos. Era el padre
de un niño que pedía auxilio facultativo, y no
había que tardar. Se ahogaba por momentos.
Salió, y en la casa hallóse con don Agustín.
Diagnosticó el caso de difteria. Era preciso apli<íar el suero correspondieinte. Recetó, ¡ y no lo
había en el pueblo ! Don Agustín, con tranquila palabta, pronunció el ¡ se muere ! fatídico.
Pero Arturo, como movido por un resorte, exclamó :
—Todavía no. H a y esperanzas.
—Por desgracia, ninguna—objetó el viejo médico—. El suero lo hace t o d o ; sin él, nada. La
vida desaparece.
—Perdone, don Agustín; la intubación, la
traqueotomía...
— E s tonto. El suero ó. la muerte.
—Pues bien—dijo Arturo vxm toda solemnid a d — ; si la familia, vista ya la desesperaci&i
que existe, me concede permiso y quiere que in-
tentemos el último esfuerzo para salvar al niño,
estoy dispuesto á llegaj: hasta lo líltimo. La vida
de un infante vale más que un pronóstico fu- •
nesto.
—i Don Arturo '—exclamó sollozando el infeliz padre—. ¡ Todo, todo cuanto se pueda !,..
¡ Por Dios !
—Pues entonces, don Agustín, la traqueotomía—repuso Arturo con sus arrogancias de buen
entendido.
—Entonces, señcires—dijo amoscado el viejo
galeno—, me despojo de toda la responsabilidad
que la operación encierre. La muerte, de todos
modos, se acerca.
.
Y salió de la casa, dejando en manos de Arturo aquel organismoi que luchaba entre el ser
y no sqr, entre la vida y el paso al silencio profundo de la materia.
Los tristes ojillos del niño parecía que animaban al joven médico, infundiéndole ánimo y es
peranza. Quería aire aquel pecho, que trabajosamente ensanchaba su tierna constitución; aire
que le faltaba por el entorpecimiento laríngeo,
y que pedía, sentimental y lastimosamente, al
médico de las gafas de oro.
—No hay qut, perder ni un momento. Alcohol,
agua iierviila. Pongan ustedes un puchero de
agua que hierva pronto. A escape. Mientras, voy
yo á por los, aparatos.
Los aparatos estaba:: flameados, la cánula her\ida y todo dispuesto para la operación.
Arturo no había practicado la traqueotomía
en su internado, y la delicadeza quirúrgica que
requería era más bien para hombres prácticos en
el bisturí que no para principiantes. Pero no se
arredró; la vida y la muerte las veía escondidas
en las tinieblas de la alcoba, esperanzadas, pidiendo sus derechos las dos. Y de aquella inter\-ención dependía su suerte.
Y empezó. Su mano empuñó seirena el bisturí;
la izquierda sujeta la laringe, marca el centro del
cricoides, y decidido, con la fe del que va á encontrar la gloria, incinde la piel, separa la grasa, seca la sangre, punciona la memblrana cricotiroidea, corta el anillo cricoideo y los primeros
de la tráquea, .y suena agudo silbido del aire que
penetra. Tose el niño, expulsa aire y sangire por
la herida, y sin precipitación, con sangre fría,
introduce la cánula en el orificio. Sigue penetrando el aire. ; El niño se ha salvado 1...
El padre rompe, á llorar de alegría y abraza á
.Arturo, quien exclama satisfecho :
—Antes que pronosticar la muerte,, hay que
buscar la vida.
VI
-' Arturo triunfó. Su operación circuló de boca
en boca por todo el pueblo, y la alegría asomaba en los rostros lugareños como una esperanza.
Don Agustín no salió en tres días de su casa,
abandonando la visita.
Don Justo exhoirtó al pueblo para que se igualara con Arturo, al saber por éste las exigencias
del médico antiguo, y el pueblo, como rebaño
de m,ansos corderos, siguió las prescripciories
del pastor.
Arturo subió al pedestal de la idolatría con
honradez, con lucha franca y aliado de la ciencia, sin insidias, bajezas ni solapadas aniínadversiones.
vn
Don Agustín, según se dice, colgó los hábitos
para siempre y se hizo labrador. Y aunque vivía en el pueblo, casi nunca estaba eii él. Su
vida era de cortijo, escondiffo, purgando las culpas de mal compañero, ambicioso y ruin. .
Rc-iik Mb:;n las campanas una hermosa maña-
14
EifPANA MEDICA
na. de Diciembre. En el pueblo la algazara y el
bullicio' resplandecían con la candorosidad de
lc*£i buenos corazones.
AirturOi se casaba con la hermana de don Justo. Una flor escogida entre las flores del pueblo.
La gloria coronaba las ilusiones del honrado
médico levantino.
Dr. Vecina y López.
los p'untos enfermas. Además, las inyecciones no
obran más que durante el tiempo que ellíquido
Bruck ha trabajado bastante tiempo en unión
de Glück y Somimer para encontrar la substancia .apropiada, y después de detenidas investigaciones, que consigna en el Theraf cutis che
•Monatshefte, Marzo 1913, llega á la oonclusión
de que el medio que mejor resultado le ha dado
es un cuerpo obtenido de la combinación de -plata con Uranim, y que él denomina Uranohlen.
Este preparado está oo,ns.t!ituído por un .polvo
amorfo, rojo-parduzco, que se disuelve en el
agua, en una proporción del 1 por 50O, dando á
ésta una intensa florescencia y un subido color
amarillo. Con la albúmina y sus sales no da precipitado. El preparado tiene una proporción de
plata .m.ayor que los conocidos hasta ahora, pues
se eleva al 4 por 100, mientras que el protargol
sólo llega al 8 por 100. Tiene un intenso podar
gonocoqúicida, y, s.in embargo, usado de modo
apropiado, no produce irritación en los tejidos.
Tenanos, pues, en el Uranoblen una combinación en que la plata está firmemente unida á
la materia colorante, así que si ésta, por su podor difusivo, penetra en los tejidos, la arrastra
con ella, llegando adonde llegue ésta.
" Pero las soluoiones de Uranoblen inyectadas en
lá uretra irritan la mucosa y el color amarillo intenso de ellas mancha la ropa. Esto, unido al
poco tiempo' que las inyecciones obran sobre la
paprte enferma y á lo molesto de la técnica, hizo
pensar á Bruck en encontrar un .modo de aplicad ó n libre de eStos inconvenientes, y este medio le
halló en la fabricación de candelillas.
Estas candelillas que pedí á Breslau desdé que
leí el trabajo de Bruck, y que estoy usando en
la clínica desde mediados de Noviembre, están
constituidas por un tubo cónico de gelatina de
pia,Tedes delgadas, pero los bastante resistentes
para permitir su introducción. Estas candelillas
hay que introducirlas rápidamente, poi'que es tal
su poder fusible que sí no se hace así se pegan
á las paredes de la uretra y ya no entran. Para
facilitar la introducción, á cada paquete de candelillas acompaña un tubo dé crema aséptica, en
eí cual se sumerge la candellilla, y así se desliza
fátíilniíente. Esta crema está libre de toda substancia grasa, pues ya he dicho que éstas paralizan la acción del medicamento. Al paquete acompaña también dos bolsitas de caucho con una cinta para sujetarlas á la raiz del pene, en el fondo
de las cuales, se pone algodón. Estas no tiienen
más objeto que impedir se manche la ropa, pues
el medicamento da un color amarillo', muy intenso. .Las manchas, por lo demás, desaparecen con
lejía caliente. Si se trata de mujeres, basta un
paño como el que éstas usan ordinariamente durante las reglas.
Las candelillas que envía la casa que las fabrica son AQ cuatro ciases:
permanece en la uretra. Aun cuando se comprttma
el meato y se haga esperar su salida un rato, en
cuanto se suelta el dedo el líquido sale y el medicamento deja de obrar.
Para contrarrestar estos inconvenientes se - ha
pensado (Caro y Schindler) en unir los antisépticos á medios mucilagánosos y fusibles, grasas,
gelatinas, etc., que permanecieran bastante tiempo en la uretra y prolongaran el efecto del medicamento. Pero la cantidad de antisépticoi que
se puede unir á las grasas no está en relacáón con
la cantidad de éstas, y además éstas paralizan
en cierto modo la acción del medicamento. Además, las candelillas usuales de manteca, de caAL TEMPORAL
cao, etc., se rompen muy fácilmente, . y lo más
que podemos hacer es colocarlas en la uretra an• Tem,poraI, hueso fa^'al '
terior ; ,á la posteriioir no es posible hacerlas lleCompañeros, yo confieso
gar.
Se ha pensado, para conseguirlo, hacerlo soque «le rompería un liueso»
bre
una
espiral de metal ; pero ésta fácilmente leal maldito itemporal.
siona la mucosa, y el método no íes recomendable.
Su laberinto indistinto
Esto en cuanto á la técnica.
tiene la culpa de todo. ,
En cuanto á los antisépticos, los empleadbs
¡ Pero señor, si no hay modo
en la actualidad, también son deficientes. Los
<3e salir del laberinto '
medios que mejojr corresponden á las condiciones
¡ En pos del estudio honroso
exigidas por Neisser á un buen antigonorréico,
se mete usted en un conducto
son las sales de plata y de éstas las formadas
y se cae al acueducto
por este metal y las albúminas (protargol, argoy se da un baño horroroso í
nín, largín etc-) ; pero todas estas sales ejercen
Muerto ó vivo, bien ó mal,
principalmente su acción sobre los gonococos que
huye usted del «torpe lazo» ,
están en la superficie de la mucosa ó en las cay ¡zasi!, se pega un trastazo
pas superiores de éstas ; pero según han demoscontra la ventana oval.
trado Rosts y otros, es mucho más frecuente de
Usted lanza, '¡ ya lo sé !,
lo que se oree que éstos invadan las capas promil «denuestos despectivos»,
fundas, y allí no llega la acción de estas sales.
y hasta rompe los estribos
Entonces, lo más que hacen es convertir el te(y i es claro! los «pierde» usté),
rreno en medio inadecuado piara la vida del gomas si en medio del fandango
nococo, y hay que esperar que los que están á
grita usted : ¡ vendetta e morti \,
mayor profundidad se mueran de hambre á por
zas, el órgano de Corti
la acción de las defensas naturales del orgale emipieza á tocar urj tango...
nismo.
Por lo cual, siempre, lector,
Esta dificultad para hacer llegar los medios
que me lanzo, por mi mal,
gonococidas al punto donde se esconden los go«en medio del temporal»
nococos es lo que ha hecho pedir auxilio á la qui(probando así mi valor),
mioterafia.
una revuelta completa
Hace piróximamente un año publÜ^qué en la
se me' arma, \ par Belcebú !,
Revista Clínica de Madrid un trabajo acerca de
y i aquí te quiero, escopeta !
la curación de los tumores for vía sanguínea. En
(ó i aquí te quiero, Belou !).
él me ocupaba de las investigaciones de WasserAlfredo Fernández.
mann para la curación del cáncer de los ratones.
Estos tirabajos estaban apoyados en estudios de
"^^^^'^^T
quimioterapia, y los fundamientos dé ellos los expuso Wassermann en el Congreso de Konigsberg (1). Yo aquí no los puedo detallar.
I,o esencial de su pen.samiento es que cuando
con los medios usuales no podemos influenciar
ios .agentes patógenos porque éstos están 'escondidos en los tejiclo,s, hay que constrm<r' cucrfos
químicos, que,, siendo indiferentes para los, teji1." Para la uretra anterior..
Honibres.
2.^ Para la uretra posterior..
(MEDIO QÜIMIOTÉRAPieO)
dos, tengan una acción deletérea sobre los parásitos.
3.^ Para la uretra
Mujeres.
Es condición esencial de estos medios que ten:
;,
. . .
...
•
J
i ' / • ' : ' '
^ '
••''.
' • • ' • '
4.°' Para el cuelto del úi;ero.
gan un gran poder difusiw para que puedan pe, Cuándo en otra época empiece á ocuparme de netrar en todos los tejidos, aun los privados de
De las de la uretra anterior las hay de tres nú, • '••
esta e.?pecialidad,.'estaba en boga el 'tratamiento vasos, i
meros : de 6, de 6,5 y de 7,6 mcñ-, según el
de Janet. Con él se Obtienen buenos resultados,
Wassermann, para sus trabajos, se valió del
grueso. La longitud e s , l a , m i s m a : 12 mm. Resy erá.€;r,que usaban^ los espeeialistas corrienteselenio y el telubro, uniéndolos, después de minupecto á la Concentración pueden usarse al 1 ó al
tn-eñté.'. Pero al poco tiempo apareció el trata^ ciosas investigaciones químicas con la eosina, y
2 por 100. La dilución del Uranoblen :se hace
níiientode Neissif^r, por las, sales de.pl.ata^y este form.ando un cuerpo con el que consiguió,,, inyec- con un polvo indiferente, .en el cual se. mezcla
méiiodb albanzó una rápida difusión, lliegando
tándolo en las venas de los ratones, curar el car- íntimamente. La candelilla, uña vez lleiía y cehasta nuestros días.
cinoma de este animal.,
, ,
rrada, taehe la forma de un lápiz con punta ro-,
Este tratamiento significó un progreso en la
,E.ste pensamiento de .Wassermann es el que
ma.LsL fusión, es tan perfecta que no se eneuen
espe(GÍalidad; perlo tiene varios ijjconveinjiíentes.
harutiíizado Bruck para el tratamiento de la ble- tran más restos'que un sedimento pulverulento
Para.".5er .eficaz hay_,que repetir las inspecciones norragia. Se sabe la acción qué las sales de pla- en la orina. Esta es amarilla, y en la parte suvarias,; veces -al. día, hacerlas con cuidados que ta ejercen sobre los gonococos ; pepro es necesario perior está cubierta de una capa verdosa con irino. siqmp'ís son. camipatables con las ocupaciones llevar estas sales hasta el punto dónde éstos se saciones.
.
;
.
•
de los • eníermos,: j rodearse :de jeringa, frasocis encuertran, y para esto son necesarios ' los T'^'Í^Í'^
. Las . candelillas, de.. la í^^í/ra posterior tiienéú
y líquidos que constituyen una' moieáta impedid- que .conduzcan estAs JAI&S- Estos rieles son las 18; .cm,.', y. ,están provistas; de la •ctírvádúra'' ñece-'
menta. El médico no está nunca seguro si el en- materias Colorantes.
•,
;
•.•/.'
saria -corres pond.ienta' á la, ditección anatómica dé
fermo ejecuta bien las inyeccipnes, sii'las repite _ _ i - ^ — . , , r , ,
'-"..•/
' '" \"
'f:
este conducto. Las hay dé 5,.5 y 6,0.mm;,degrueá su debido tiempo y si hace, llegar eí líquido á
(1) Béutmíd.Woche.n.°4ÓíÍ910- •
'
•'..,.
DE
I^MCE
lomiaii
el
ESPAÑA
MEDICA
15
so y de 2 por 100 de concentración en la parte
anterior y 4 por 100 ea la posterior.
Las de la uretra de la mujer tiienen 6,5 cm. de
longitud y 5,25 mtm. de grueso'. Las hay al 2 por
100 y al 4 por 100 de concentración. Estas sir\'en también para ser introducidas en la vagina
de las niñas con gonococia, y, por último, las
del cuello del útero tienen una longiitud de
3 cm. y un grueso de 5 mm. La concentración es
la de 4 por 100.
Estos son los tipos y tamaños usuales ; pero
la casa que provee á la clínica de N'eisser, los
construye de los tamaños y la concentración que
se la piden.
En la mujer se puede emplear el Uiranoblen
en cualquier estadio. Yo le be empleado en casos
agudos, subagudos y crónicos. En ninguno ha
produciidoi molestias. En el hombre ¡dehe emplearse en cuanto empiecen los primeros síntomas,
de no haberlo hecho así. Es conveniente espera^
unos días á que baje algo la inflamación. Pero
empleado en el período agudo no trae ningún
mal. En dos casos de gran agudeza sólo noté que
la introducción era dolorosa. Pero la inflamación
descendió.
La técnica no puede ser más senoilla. Se hace que los gonococos eran abundantes, al día si^
guiente habían desaparecido. En. la mayoría, á
oprinar al enfermo. Se introduce la candelilla 'en
la crema (por lo mienosi las dt)S terceras, partes) y los dos ó tres días de tratamiento desaparecen.
se mete rápidamente en la uretra hasta que la . El flujo tajadla más en desaparecer; pero dismicandelilla desaparece. El movimiento de intro- nuye también, y la uretíra concluye por secarse.
ducción ha de ser rápido, porque sii se suspende Efectos irritativos yo no los he visto en ningún
á la mitad se pega á las paredes y ya no entra. caso; pero aunque se observaran, esto no tendría
Se comprime un pooo el extiremo del meato y se nada de particular, pues también se observan
cubre el pene con la bolsita de caucho, en cuyo con las inyecciones. Se deben poner tallos al 1
fondo se ha puesto algodón, sujetándole á la por 100, y después seguir con los del 2 por 100.
El término medio de duración diel tratamiento
raiz con las cintas para evitar manchar la ropa.
Se deben poner dos tallos al día, empezando por en los muchos casos tratados por Bruck es de
los de 1 por 100». Es conveniente introducir la catorce días. Al terminar éstos debe Suspenderse
menor cantidad de líquidos en el estómago y re- y continuar observando si se presentan gonococos.
tener lo posible la. orina para que el tallo obre Si transcurren ocho díds sin aparecer, es casi sesobre la- mucosa el mayor tiem-po posible. Una guiro que ya no se presentan, y el caso puede darvez que el enfermO' vea cómo le colocan él mis- se por curado, aun cuando persista una ligera semo lo puede hacer, y ésta 'es otra ventaja del pro- creción mucosa. Casos subagudos y crónicos puecedimiento. Al levantarse y acostarse es la me- den tratarse, desde luego, con candelillas al 2
jor hora, y la operación no lleva más de dos mi- por ciento.
nutos. Si se quieren comprobar los gonococos,
el de la mañana debe ponerlo el médico,y el de
{Continuará.)
la tarde ó noche el enfermo.
La acción de las candelillas es evidente. En
Dr. E. Mañueco Villapadíerna,
algunos enfermos que yo las he empleado, en
Del Hoí-pital de San Juan de Dios.^
Seudo-tumor de la región epigástrica.
(tumor fantasma)
La Prensa de Buenos Aires publica una interesante historia clínica de seudo-tumor de la
región epigástrica, observado por el doctor Lagos García.
Una niña de doce años, que por anémica fué
llevada al Asilo Marítimo de la P l a t a ; allí notó
una hinchazón en el vientre que fué diagnosticada de quiste hidatídico, y es enviada á Buenos
Aires para su operación.
Presenta abovedamiento .semiesférico, liso,
desde el apéndice xifoides y los rebofrdes costales hasta el nivel del ombligo.
Del ombligo para abajo no había tumor; la
palpación era desconcertante; tenía una blandura especial; el tumor era deformable, dando la
sensación de un contenido' gaseoso; á la p^ercusión débil, un sonido casi m a t e ; á la fuerte, timpánico ; había momentos en que el tumoir desaparecía completamente.
No pudimos nunca comprobar que la enferma
explotara para nada la existencia de su tumor,
no tenía interés en atraer la atención hacia ella,
por el contrario, parecía que el examien la incomodara, tratando, en el momento de la visita médica de pasar desapercibida, escondiéndose á
veces para no ser notada ni examinada.
Su tiimor, sin embargo, siempre existía y bastaba colocarla 'en la cama y examinafla para que
se hiciera presente, caracterizándose siempre por
su mayor proeminencia en el momento de la
inspítración. Nunca ocasionaba dolores ni molestia alguna.
,
, ^
Por espacio de dos meses y medio fué examinada un sinnúmiero de veces, siendo motivo de
una clase por parte del profesor de Clínica Quirúrgica, doctor Marcelo Viñas, cuando tpató el
diagnóstico diferencial de los tumores- abdominales. Excuso decir que hubieron algunos chasqueados entre los estudiantes cuando se trató de
diagnosticar la naturaleza de este «tumor Montana» .
•Efectuamos un examen del sistema nervioso y
Aspecto del tumor el día de la entrada en la clínica.
comprobamos I aexistencia de la histeria. Abolición del reñejo naso faríngeo y conjuntival; el
rotuliano exagerado; zonas anestésicas en las
muñecas ; anestesia térmica ; ligera anestesia torár i c a j . n o había zonas histerógenas. Pasaron ; así
dos meses y medio, y sin tratamiento alguno su
tumor ya no se marcaba tan bien como cuándo
ingresó en el hospital.
' • •' /:
Un día recibe de paso y de parte de mi distinguido colega y amigo doctor Horacio González del Solar, un buen sermón con fines de sugestión, que fué como el golpe de gracia para esetumor, que si bien en decadencia, se mostraba
todavía en el vientre de la niña.
Lo cierto es que dos días después notamos, no
sin cierto sentimiento, la completa desaparición
de ese fantasma en. forma de tumor. Inútil nos ha
sido piretender reproducirlo por sugestión. En el
momento de escribir estas líneas, doce días después de su desaparición, no se tiene noticia de
su paradero. ¿Volverá?
Pero lo más curioso es que, junto con la desaparición de su tumor, han desapairecido también, y como por encanto, las aboliciones de reflejos y las zonas anestésicas, perfectamente constatadas antes. En el espacio' de pocos días, la niña
se ha «desMstericado».
Aspecto de la cavidad abdominal dos meses y medio después.
76
ESPAÑA
Agradecemos á la Prensa americana la reproducción de nuestros lirabajos acerca de los descubrimientos de Noguchii y del Congreso ile
Londres.
.Las frases que nos dedican haciendo constar
que de aquellas investigaciones fuimos el primer
periódico europeo que las dio á conocer, y del
segundo el que publicó más rápida y completa información,, nos llenan de satisfacción y constitu
yen un estímulo en nuestra labor, cuyo objeto no
fS otro que sefyir los altos intereses científicos.
Ha sido nombrado vocal nato del Consejo superior de Fomento el doctor Muñoz, inspector
de Sanidad del Campo.
í'alieció en Madrid D. AntoMo Bernal, subinspector de Sanidad Militar.
Fué nombrado farmacéutico del Hospital clínico de.Sarí Carlos el doctor Torres, auxiliar de
la Facultad de Farmacia.
En París, y en él próximo mes de Abril se reunirá una conferencia internacional, que discutirá los siguientes temas:
Diagnóstico de la rabia. Anatomía patológica
de la misma. Su parásito y, su cultivo.
; Prevención de la rabia en el hombre. Diversos
métodos. Sus resultados.
Establecimiento de las estadísticas;
Accidentes que sobrevienen en el curso del tratamiento antirrábico. Condiciones de su producción. Medios de evitarlos.
Presencia de la rabia en. los animales. Diver•sos procedimientos.
Ocras cuestiones projDuestas por los congresistas.
La conferencia se celebrará en el Instituto
Pasteur.
La Sociedad de Pediataia de Madrid anuncia
un Concurso de premios en las siguientes condiciones. :
.
Piremio del doctor .González Alvarez. Tema :
Patoermia del raquitismo ; su tratarráento -profiláctico y curativo. Premio: 250 pesetas. Admimisión de trabajos hasta el 30 de Junio de 1914.
Premio del doctor Tolosa Latour. Al alumno
de enfermedades de la infancia que más se haya
distinguido en el cuidado de los niños enfermos.
Premio : 250 pesetas.
El pleito de las Farmacias cooperativas.—
Nuestro colega el Monitor de la Farmacia, escribe respecto á "ste asunto lo siguiente :
«El martes 13 fué recibida por el señor presidente del C'onsejo de Mini.stros una numerosa
Comisión de la Unión Farniacéuíica
Nacional,
que le hizo entrega de una extensa y razonada eocposición elevada por conducto oficial al señor
ministro de la Gobernaoión en súplica de que sea
desestimada la instancia de las Sociedades Cooperativas Obreras, por ser ilegal su pretensión y
contraria á los ¡¡rincipios éticos fundamentales de
nuestro ejercicio profesional, así como un des
-cuerdT con lo concedido aun por las legislacio-
Suero H—Empollas de i «^ >=
» B— »
» 2 ""^
Suero antimalárico.
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La importantísima «Sociedad Argentina de Pedi atiiia» ha concedido al iluStlre doctor Martínez
Vargas el título de Socio, de hónqr, como ..recompensa de sus trabajos científicos y de., su obra de
¡¡ediatra eminente.
lieciba el distinguido catedrático nuestro más
.sincero parabién pojr distinción tan honrosa
\t\m\\ \\\tM m\ r2[]]i]]li!il2]--!imía Süáreí
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Hntimaláslco I g r a d o . . —
flntlmalásico II g r a d o s . —
nes más avanzadas en estas cuestiones sociales.
"Por siu ii2,rX.é, La Mutualidad Obrera también
ha visitado al Sr. Dato y al Sr. Sánchez Guerra,
y han presentado una nueva solicitud pidiendo
que se autorice á esa Sociedad y á las que cumplan los mismos fines, para instalar farmacias
propias 'destinadas al. servicio de sus asociados y
del público.
,.
«Como datos interesantes de esta Sociedad, se
podrán señalar que consta de 10.000 socios efectivos, que representan más de 40.000 individuos,
que pagan 2,25 pesetas de cuota los familiares y
los individuales la de 1,15. Que tienen seis farmacias, y el número de recetas despachadas en
Noviembre en cinco farmacias ha sido - el de
15.000.»
de grato salior y tiWíi seguros y eiitares.
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