Jurisprudencia Comentada Autores:M.ª Belén González Fernández Profesora Contratada Doctora en Derecho Mercantil de la Universidad de Málaga SP/DOCT/3878 DESIGNACIÓN DE CONSEJEROS POR PARTE DE LOS MINORITARIOS MEDIANTE EL SISTEMA PROPORCIONAL Y FACULTAD DE LA MAYORÍA DE SOCIOS PARA SEPARARLOS DEL CARGO. ¿QUIÉN CUBRE A PARTIR DE ENTONCES LA VACANTE?* Comentario (Trabajo realizado en el seno del Proyecto de Investigación de Excelencia HUM 892 de la Junta de Andalucía y del Proyecto FFI2008-06080-C03-03 del Ministerio de Ciencia y Tecnología) Con fecha 2 de julio de 2008, el Tribunal Supremo, Sala Primera, dictó la Sentencia 653/2008 (SP/SENT/437848) para resolver el recurso de casación interpuesto por la entidad mercantil España, S.A., Compañía Nacional de Seguros, contra la Sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, Sección 25.ª, de 31 de mayo de 2001 (SP/SENT/437850) que resolvió, confirmando la decisión que se apelaba, el recurso de apelación interpuesto contra la Sentencia de 10 de mayo de 1999 del Juzgado de 1.ª Instancia n.º 49, de Madrid. El Tribunal Supremo, igualmente, declara no haber lugar al recurso de casación interpuesto por la sociedad, imponiendo a la recurrente las costas del proceso. Los antecedentes fácticos del litigio que resuelve el Tribunal Supremo podrían resumirse de la siguiente forma. Los accionistas minoritarios de la entidad España, S.A., Compañía Nacional de Seguros, solicitaron ante el Juzgado de Primera Instancia la declaración de nulidad de todos los acuerdos adoptados en una Junta general celebrada por dicha entidad, incluida la nulidad de la propia Junta, excepto la del acuerdo relativo al cese de un administrador que, precisamente, había sido nombrado mediante agrupación y haciendo uso del mecanismo de la representación proporcional previsto en el artículo 137 del Texto Refundido de la Ley de Sociedades Anónimas (TRLSA), (SP/LEG/3692) por tales accionistas minoritarios. De forma separada, aunque después se acumularon las demandas, los mismos accionistas impugnaron el acuerdo por el que se cesaba al mencionado administrador. La Junta General de la sociedad España, S.A., Compañía Nacional de Seguros, había tomado la decisión del cese basándose e n el art. 132.2 TRLSA, en el que se establece la facultad de dicho órgano de separar de su cargo, previa petición de cualquier socio, a los administradores que bajo cualquier forma tengan intereses opuestos a los de la sociedad. Debe advertirse que la petición del socio, si se constata la situación de conflicto, debe ser atendida necesariamente por la Junta General [véase la STS 766/2007, de 4 de julio (SP/SENT/437849)]. El Juzgado de 1.ª Instancia, ratificándolo después la Audiencia Provincial, atiende parcialmente la petición de los accionistas minoritarios pues, si bien no declara la nulidad de la Junta ni del resto de los acuerdos, sí estima la nulidad de la decisión de la sociedad de cesar al consejero que había sido designado por la minoría. Solicitada la casación de la Sentencia, el Tribunal Supremo vuelve a reconocer a los minoritarios el derecho a mantener en el Consejo al administrador que habían nombrad o y declara la nulidad del acuerdo relativo a su cese, aunque con base en un argumento distinto y contradiciendo lo que en su día fundamentó la resolución impugnada. Para analizar la decisión del Tribunal Supremo debemos partir del régimen legalmente previsto en materia de nombramiento de administradores, en concreto, mediante el sistema proporcional (art. 137 TRLSA y RD 821/1991, de 17 de mayo, que lo desarrolla) y de las reglas previstas en materia de separación de administradores. El art. 137 contempla una excepción a la regla general sobre nombramientos –competencia de la Junta General que, como sabemos, toma sus decisiones por mayoría– para el caso de que el órgano gestor tenga la forma de Consejo de Administración. En tales casos, se reconoce a quienes agrupándose consigan reunir la proporción de capital suficiente para nombrar con sus votos a uno de los miembros del Consejo (o a tantos como la proporción d e capital reunido permita) la facultad de designarlo directamente, sin que a continuación puedan participar en la elección del resto de los miembros del órgano de administración. El RD 821/1991, por su parte, dispone que los accionistas agrupados podrán nombrar hasta tres suplentes sucesivos para el caso de que, por cualquier causa, el designado dejase de pertenecer al Consejo de administración. Se reconoce así a los accionistas minoritarios la posibilidad de incidir sobre la composición del Consejo, cosa que de forma aislada difícilmente conseguirían. Por lo que se refiere a la separación de administradores, la regla general es que la misma podrá ser acordada en cualquier momento por la Junta General, sin que sea necesario que ésta justifique su decisión (art. 131 TRLSA) y no existen excepciones expresamente previstas a este principio de libre revocabilidad. Junto al mismo, se prevén en el art. 132 TRLSA reglas e specíficas para supuestos también específicos de administradores incursos en alguna de las prohibiciones del art. 124 ("deberán ser inmediatamente destituidos a petición de cualquier accionista" –art. 132.1 TRLSA-) o de administradores que se encuentren en situación de conflicto de interés con la sociedad por ser administradores, además, de otra sociedad competidora o por tener, bajo cualquier forma, intereses contrapuestos a la sociedad ("éstos cesarán en su cargo a petición de cualquier socio y por acuerdo de la Junta general" –art. 132.2-). A ello habrá que añadir previsiones como las de los arts. 134 o 267 TRLSA conforme a los cuales el acuerdo de promover la acción social de responsabilidad o de transigir, o la declaración de la disolución de la sociedad determinarán, respectivamente, la destitución de los administradores afectados. Pues bien, la cuestión de fondo que en este procedimiento se plantea es si el derecho de l os minoritarios a designar directamente administradores (art. 137 TRLSA) constituye un límite al ejercicio de la revocación ad nutum por parte de la Junta General (art. 131 TRLSA). En el caso de autos, como señalamos, la Junta General alegó la existencia de un conflicto de interés entre el administrador y la sociedad, para justificar su decisión, conforme al art. 132.2 TRLSA. El Juzgado de 1.ª Instancia y la Audiencia Provincial, a pesar de reconocer que la realidad de ese conflicto no había conseguido probarse, no fundamentan en ello su decisión para anular el cese, si no que lo hacen en la interpretación conjunta que de los arts. 131 y 137 TRLSA entienden que debe realizarse. En concreto, consideran que quedaría vacío de contenido el otorgamiento a los socios minoritarios de un mecanismo para hacerse visibles en el Consejo si, a continuación, pudieran los socios mayoritarios deshacer cualquier nombramiento que realizasen en virtud de lo dispuesto en el art. 131 TRLSA. En consecuencia, estiman que necesariamente el art. 137 TRLSA representa un límite a la libertad revocatoria de la Junta, por lo que debe anularse el cese del administrador designado mediante el sistema proporcional. El Tribunal Supremo, sin embargo, entiende que no existe distinción en el art. 131 TRLSA, a efectos de la separación sin necesidad de causa, entre administradores nombrados por la minoría y los demás y que, por tanto, carece de fundamento legal entender que el art. 137 TRLSA deba considerarse como una restricción a la libertad de la Junta. Ésta, consecuentemente, podrá cesar ad nutum a cualquier administrador, independientemente del origen de su nombramiento. Si se produjese un exceso en el comportamiento de la mayoría, porque sistemáticamente impidiese el ejercicio por la minoría de su derecho a hacerse representar en el órgano de administración, debería acudirse al expediente del abuso del derecho (art. 7 CC), que ya constituye un límite general al ejercicio de toda facultad jurídica. Probablemente ésta puede ser una de las conclusiones a extraer de la Sentencia Comentada, la utilidad de las reglas generales de nuestro Ordenamiento como solución última, o primera, de muchos conflictos. Ahora bien, sin negar tal utilidad, entendemos que estas reglas generales y, en concreto, la relativa al abuso del derecho debe ser administrada con prudencia, puesto que crea incertidumbre y exige de un uso fraudulento que no puede imputarse normalmente a un hecho aislado. La nulidad del acuerdo sobre el cese proviene, justamente, de haber fundamentado la destitución en una causa que no existía o, al menos, que no ha podido demostrarse, recorrido habitual en quien quiere evitar la incertidumbre sobre la validez del cese por la mayoría de un administrador nombrado por una minoría agrupada. Y es que, en realidad, independientemente de la soluci ón que se dé al conflicto entre las reglas de los arts. 131 y 137 TRLSA, la existencia de una causa como la prevista en el art. 132 TRLSA –conflicto de intereses entre la sociedad y el administrador– justificaría, en todo caso, la posibilidad de destituir a los administradores. En estos supuestos, entendemos que el interés de la sociedad debería estar por encima de los derechos de minorías o mayorías y funcionar como veto del derecho a nombrar administrador. La cuestión será concretar dónde está el límite o a partir de dónde podemos considerar que existen esos intereses contrapuestos entre el administrador y la sociedad. En un caso parecido, resuelto mediante la Sentencia 522/05, de la Audiencia Provincial de Barcelona, de 12 de mayo de 2006 (SP/SENT/366893), se consideró que existía conflicto porque el administrador había sido postulado por un socio que resultaba ser competidor directo de la sociedad de la que formaba parte. En esta ocasión, e l conflicto realmente existía entre la sociedad y su socio, pero acabó trasladándose al administrador nombrado por este último en la consideración de que en el Consejo representaría los intereses de un competidor, en lugar de los intereses de la sociedad que administraba. Ahora bien, puesto que no existe límite a la hora de que una competidora adquiera acciones de una sociedad con la que compite (salvo los que podamos deducir de la normativa sobre OPAs, que realmente no imposibilitan tales adquisiciones –al margen quedan las autorizaciones necesarias en el caso de sociedades cotizadas de sectores regulados–, si no que protegen los intereses de los accionistas de la sociedad afectada), ni tampoco el art. 137 TRLSA especifica o distingue en cuanto a qué minorías sí pueden, y cuáles no, hacer uso del sistema proporcional en la elección de administradores, el conflicto de intereses debería ser deducido de la concreta actuación del administrador en cuestión y no de la condición d el socio que lo hubiese nombrado. Por último, y una vez producida la destitución por mayoría del administrador nombrado por el sistema proporcional, podríamos preguntarnos, ¿quién cubrirá a partir de entonces la vacante en el Consejo de administración?, ¿existe "reserva de plaza" a favor de la minoría? El RD 821/1991, como habíamos señalado, concede a los minoritarios agrupados la posibilidad de nombrar hasta tres suplentes del administrador titular (art. 6), por lo que cabría pensar que con tal posibilidad tiene salvaguardada su representación en el Consejo y, a partir de ahí, la vacante que la totalidad de los sucesivos suplentes generase podría ser cubierta por decisión de la mayoría. Sin embargo, la referencia en el art. 7 del mismo texto legal a que la agrupación de las acciones que hubieran nombrado a algún miembro del Consejo por el sistema proporcional "subsistirá durante el plazo para el que el miembr o de dicho órgano hubiese sido nombrado", impidiendo además que tales acciones agrupadas puedan intervenir durante ese plazo en el nombramiento de los demás miembros del Consejo nos debería llevar a la conclusión contraria. Si permanecen agrupadas y no pueden nombrar al resto, tampoco la mayoría podrá cubrir la vacante que de esa agrupación dependa. Será la misma minoría la única que pueda hacerlo. Sólo en defecto de que esto sea posible podrá actuar la mayoría. Otra Jurisprudencia relacionada Argumentos en el mismo sentido: STS de 20 de noviembre de 1969 STS de 2 de marzo de 1977 STS de 10 de octubre de 1980 STS de 29 de abril de 1985 Argumentos en sentido contrario: S Juzgado de 1.ª Instancia Barcelona, n.º 2, 20-1-2005 SAP Barcelona, 522/2005, de 14 de diciembre (SP/SENT/437851) SAP Cantabria, 396/2007, de 20 junio (SP/SENT/437847)