evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental

Anuncio
EVOLUCIÓN Y ADQUISICIÓN FONOLÓGICA
DE LA FRICATIVA LABIODENTAL
SONORA EN ESPAÑOL
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
Universitat de Girona
Abstract
This chapter deals with the arguments in favour of the existence of the labiodental voiced
phoneme in Early Spanish, which, in its turn, contrasts with Ariza (1994: 54-58) proposal, who
defends its absence. We provide the reader with an explanation for the convergence of B and V on
the bilabial approximant (cf. Alcina and Blecua 1975: 310-315). This is based on, first, the acoustic
analysis of the allophones of the phoneme /f/ in the spontaneous speech of 3 Spanish speakers
(cf. Batllori, Blecua and Rost 2007), and, secondly, the comparison of the resulting allophonic
variants with those of the phonemes /b/, /v/ and /f/ from Valencian Catalan (cf. Recasens 1991:
193-198, 202-205).
.. Introducción
Este trabajo nace con el objetivo de valorar los argumentos a favor de considerar
la existencia de un fonema labiodental sonoro en el romance castellano primitivo
y, en este sentido, contrasta claramente con la propuesta de Ariza (1994: 54-58),
quien defiende su inexistencia. A fin de reforzar nuestra propuesta, aportamos una
explicación para la confluencia de resultados de B y V en la realización aproximante
bilabial (cf. Alcina y Blecua 1975: 310-315) que se basa, por una parte, en el análisis
acústico de las realizaciones del fonema /f/ en el habla espontánea de 3 informantes
castellano-hablantes (cf. Batllori, Blecua y Rost 2007) y, por otra, en la comparación
de las variantes alofónicas resultantes con las de los fonemas /b/, /v/ y /f/ propios de la
variante valenciana del catalán (cf. Recasens 1991: 193-198, 202-205). La causa de tal
comparación debe buscarse, en primer lugar, en el hecho de que este último sistema
es supuestamente más cercano al del latín tardío por el hecho de mantener todavía
la diferenciación B – V y, en segundo lugar, en que pensamos que la sonorización
de la /f/ (cuyo efecto puede atestiguarse todavía en el habla espontánea actual y en
la adquisición del sistema fonológico por parte de los niños – cf. Bosch 2004), tuvo
que jugar un papel importante en la evolución de los fonemas correspondientes a B,
V y –F– latinas –cf. Alarcos 19654: 231-232. Desde nuestro punto de vista, el sistema
del romance castellano primitivo tuvo que ser similar al del valenciano actual en
que /b/ se opone a /v/ –cf. Alarcos (19654: 258-259), Quilis (1991: 442-443) y Medina
López (2003: 52-57). Esto favorecería que, en aquellas voces en las que se lexicalizara
la sonorización intervocálica de [f], el resultado posterior hubiera coincidido con
el de las voces que presentaban una labiodental de origen distinto (<–V– latina,
por ejemplo). De acuerdo con la descripción de Recasens (1991: 149), en algunas
variantes del catalán todavía conviven [b], [v] y []. En otras, en cambio, se ha dado
133
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
un proceso de confluencia favorecido por razones sociolingüísticas1 que ha supuesto
la pérdida del fonema /v/. Seguramente la desfonologización de /v/ va precedida,
en palabras de Recasens, de una relajación de la articulación de la consonante (sobre
todo en contextos favorables, como la posición átona intervocálica) que comporta un
desplazamiento del punto de constricción hacia la parte inferior del labio inferior.2 Este
proceso es mucho más factible en el dominio en que /b/ se articula como [], puesto
que, en estas circunstancias, resulta sencillo el paso de [v] a []. En aquellos dialectos
en que /b/ se pronuncia menos frecuentemente como aproximante la estabilidad de
/v/ es mucho mayor y, por otra parte, en estos casos la /f/ presenta mayor alternancia
entre [f] y [v] (cf. Recasens 1991: 195-196). Así las cosas, postulamos que en la
evolución del romance castellano primero se habría consolidado la pronunciación
labiodental sonora procedente de –F– latina (en un momento en que el contraste /b/
y /v/ todavía presentaba cierta estabilidad) y subsiguientemente se habría dado la
confluencia de B y V en /b/ y // del castellano drecho (cf. Sánchez-Prieto 2004: 446)
y la posterior coalescencia en /b/ del siglo XVI (cf. Penny 2004: 602).
Nuestra propuesta cuenta, además, con la ventaja de ser plenamente consistente
con los postulados de la fonología evolutiva3 (cf. Blevins 2004) y de los modelos
teóricos que ponen en relación el cambio lingüístico y la adquisición de la lengua
(véanse los trabajos de Lightfoot, Roberts y Kroch, entre otros autores). En ambos
casos se parte de la idea de que la transmisión del lenguaje de una generación a otra
se ve constreñida por factores perceptivos, articulatorios, cognitivos y sociales. El
cambio fonológico podrá tener su origen en errores de percepción, segmentaciones
confusas u otras ambigüedades provocadas por la existencia de variación fonética
(cuya causa última, como explica Recasens en el capítulo 4 de este libro, puede ser de
tipo articulatorio o acústico). La inexactitud en los mecanismos de transmisión del
sistema fonético-fonológico es, en definitiva, una fuente fundamental para el cambio
fonológico a nivel del individuo. La elección de un fonema u otro vendrá determinada
por la relevancia del estímulo4 constituido por los sonidos que percibe el ser humano
en el proceso de adquisición. El cambio será abrupto en la lengua-I (lengua
interiorizada) del individuo y su difusión será gradual en la lengua-E (lengua
1
2
3
4
Los jóvenes tienden a reemplazar la labiodental por la bilabial.
Véase el epígrafe 4.2. del artículo de Recasens de este mismo libro, donde se explica que en algunos
casos los cambios fonéticos pueden tener su origen en una modificación articulatoria cuyo producto
acústico puede catalogarse como un segmento fonético distinto por parte del oyente. En otros, la
causa del cambio deberá buscarse en la atribución de una característica acústica de un segmento
fonético a otro segmento bastante parecido acústicamente.
Se aportan explicaciones históricas para patrones fonéticos sincrónicos y se intenta integrar la
diacronía en la fonología sin abandonar los requisitos de una descripción sincrónica rigurosa y
comprensible sirviéndose para ello de estudios experimentales y tipológicos. La Fonología evolutiva
constituye un marco teórico idóneo para la investigación en fonética y fonología diacrónica
porque permite relacionar el cambio lingüístico con el proceso de adquisición y también con las
características fonéticas y fonológicas que encierra el habla espontánea de una lengua.
En palabras de Blevins (2004: 21) “phonological systems provide an abundance of stimuli, with
productive phonological alternations robustly cued.”
134
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
exteriorizada) de la comunidad de hablantes a la que pertenezca. Así las cosas, el
cambio fonológico podrá fundamentarse en tres orígenes fonéticos distintos: change
o cambio, chance o azar y choice o selección. El cambio se da cuando el sonido no es
percibido correctamente por el oyente debido a las similitudes perceptivas entre la
forma pronunciada y la forma percibida. El azar tiene lugar en aquellas ocasiones
en que el oyente percibe perfectamente un sonido que es intrínsecamente ambiguo
desde el punto de vista fonológico, lo cual hace que dicho oyente asocie el sonido
en cuestión con una forma fonológica distinta de la que dispone la gramática
del hablante. La selección es propia de una situación en que se dan múltiples
sonidos como realizaciones o alófonos de una única forma fonológica y, a pesar
de ser percibidos correctamente, debido a la variación, el oyente opta o bien por
seleccionar un prototipo distinto del que tiene el hablante como mejor representante
de una categoría determinada, o bien por asociar una forma fonológica con un
grupo de variantes que difiere de la forma fonológica que presenta la gramática del
hablante. Por ello, podríamos decir que el cambio o change es un tipo de cambio
fonológico por error de percepción, el azar o chance es el cambio fonológico por
error de correspondencia entre las entidades fonéticas y las fonológicas (“phoneticsphonology mapping”) y la selección o choice es el cambio fonológico causado por la
variación fonética o cambio en un grupo de variantes.
En Batllori, Blecua y Rost (2007) analizamos muestras de habla espontánea de
tres informantes del español actual en lo referente al fonema /f/ y pudimos constatar
que se daban cuatro posibles manifestaciones acústicas que podían aparecer en un
mismo contexto. Una de ellas correspondía a la realización sorda esperada para este
fonema y las tres restantes a una articulación parcial o totalmente sonorizada. Como
ya había sido comprobado independientemente (véase la bibliografía especializada
en fonética sincrónica), se observó que la mayor frecuencia de los elementos más
alejados de la forma esperada se debe a las características de la situación de habla en
un momento determinado. Cuando el habla es más relajada y en momentos de mayor
velocidad de elocución, aumentan los casos de fricativas sonoras y aproximantes.
Este hecho responde a la teoría de la híper-hipoarticulación formulada por
Lindblom según la cual el hablante tiende al mínimo esfuerzo articulatorio cuando
las circunstancias lo permiten y siempre que se asegure la capacidad distintiva.
Partiendo de los discursos de habla espontánea analizados, se pudieron extrapolar
fácilmente los resultados obtenidos y explicarlos atendiendo a Blevins (2004).
Efectivamente, si tenemos en cuenta que estos hablantes proporcionan, al igual que
cualquier otro, el input a una persona que se halla en el período de adquisición del
idioma, éste va a tener que establecer, a partir de los datos que percibe, cuál es la
forma fonológica subyacente. De este modo, se pueden dar dos situaciones que se
corresponden claramente con dos de las vías del cambio postuladas por la fonología
evolutiva: el receptor, a pesar de percibir correctamente el estímulo (o sea, /f/), puede
identificar la forma fonológica subyacente con un fonema distinto al de origen debido
a la coarticulación con los sonidos sonoros contiguos (o sea, /v/), lo que respondería
a un caso de chance o azar; o bien, si nos fijamos en los resultados del tercer locutor,
se podría hablar de una situación de choice o selección puesto que el oyente percibiría
135
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
varios alófonos en una misma posición (es decir, [f], [v], [], etc.) y elegiría como
forma fonológica el más frecuente de ellos. Lo importante aquí es ver cómo existe
la posibilidad real de que el niño, a partir del input recibido, pueda reinterpretar los
datos de modo que su competencia lingüística y, en consecuencia, su actuación, sean
diferentes a las del hablante que le proporcionó los estímulos, prefiriendo una forma
sonora en vez de la sorda original.5 Una vez que el fonema /v/ pasa a formar parte
del inventario fonológico de la lengua, no resulta complicado explicar la evolución
posterior a aproximante como un paso más en la relajación que podría reconocerse
como un ejemplo de cambio o percepción incorrecta. Como concluyen Batllori,
Blecua y Rost (2007), sólo podremos explicar el paso de /f/ intervocálica etimológica
a la realización aproximante bilabial en palabras como rábano si existió un estadio
cuyos fonemas fueran /b/ y /v/, puesto que /f/ puede presentar la realización
labiodental sonora (además de la aproximante, aunque esta sea minoritaria) y /v/
puede presentar realizaciones fricativas labiovelares y aproximantes bilabiales. La
fijación de un fonema u otro tendrá que ver con los mecanismos descritos por la
fonología evolutiva, pero la clave de todo ello radica en la existencia del fonema /v/.
Téngase en cuenta, además, que las evoluciones descritas se consolidan en una época
en que no existe todavía un prescriptivismo preponderante que fije la estabilidad de
los fonemas de la lengua.
.. La confluencia de b- y v- iniciales etimológicas y de –b– (<-plat.) y –v– (< -b-, -v- y -f- latinas): un debate histórico.
Con el propósito de comprender mejor la complejidad de la confluencia de b-v
en castellano, cabe repasar sus orígenes etimológicos y, por consiguiente, tener en
cuenta el hecho de que constituye el resultado de la evolución fonológica de diversas
consonantes latinas.
(1) /–f–/ del latín clásico en posición intervocálica y también en entornos de
vibrantes (>/-v-/ y /––/): RAPHANU > rábano, STEPHANU > Esteban,
COPHINU > cuévano, AQUIFOLIU > acebo, TRIFOLIU > trébol,
PROFECTU > provecho, TRIFINIU > Treviño, BIFERA > breva, AFRICU >
ábrego, PONTIFICATUS > pontivicatus.6
(2) /–b–/ y –V– en posición intervocálica y en entornos de líquidas (> /––/):
CABALLU > caballo; NOVU > nuevo.
5
6
Cabe recordar que el porcentaje total de alófonos sonoros o sonorizados en los tres locutores no es
baladí: prácticamente el 30% de las ocurrencias en el primer informante, el 40% en el segundo y el
65,7% en el tercero.
Aparece en una inscripción española del año 665 [Menéndez Pidal (19406: § 42, p. 131)]. Según
Menéndez Pidal, los lexemas que mantienen –f– son cultos o semicultos (edificio, elefante, etc.).
136
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
(3) V- inicial latina (> /v–/, /–/ y /b–/): VINU > vino, VANU > vano, VIRIDE
> verde, VALLE > valle, VERMICULU > bermejo, VIVERE > vivir, VIPERA
> víbora, etc.
(4) /–p–/ del latín clásico (> /–b–/ > /––/): CAPUT > cabo, APOTHECA >
bodega.
Interesa poder explicar por qué confluyeron los resultados de estas evoluciones
en la realización aproximante bilabial y finalmente en el fonema /b/. Consideramos
que para ello es necesario visualizar (aunque sea a modo de hipótesis) no sólo el
sistema fonológico de la época en que se dan los cambios, sino también las posibles
realizaciones alofónicas de los fonemas involucrados, y aportar una explicación que
arranque del cambio fonético. La literatura que se ha escrito sobre el tema es extensa
pero no por ello falta de interés e importancia.
En cuanto a (1), de acuerdo con Quilis (1991), el fonema /v/, además de proceder
de los fonemas latinos /u/ consonántica inicial e intervocálica, proviene de la
sonorización de /f/ en posición intervocálica. Gil (2004: 158) da numerosos ejemplos
de sonorización de esta última consonante en latín tardío. Se constata incluso la
existencia de sonorización por la información contenida en algunas etimologías
de San Isidoro (Etym. XX 9,9 dictus autem couinus (=cophinus) quasi couus, quasi
cauus). Este fenómeno se ha considerado generalmente como un efecto del substrato
céltico. Sin embargo, Gil argumenta que “lo tardío de la fecha y la escasez de datos
[…] no permiten confirmar si esta sonorización es un efecto del sustrato céltico
operativo originariamente en el NO, como parece apuntar el testimonio de las
inscripciones romanas”. Asimismo, este autor desestima la propuesta de Menéndez
Pidal (1950: 253) y Bastardas (1960: 268), según la cual la confusión de [f] y [v] era
característica del latín mozárabe (en cuyo sistema se sustituiría [f] por otra labial),
porque hay una serie de ejemplos de las pizarras que prueban el hecho de que el
fenómeno se extiende por la España central.
La sonorización de las fricativas sordas intervocálicas es un proceso bastante
general analizado por distintos autores dentro de los estudios diacrónicos y por
Aguilar, Blecua, Machuca y Marín (1993) en lo referente al habla espontánea actual.
Ellos demuestran que, aunque la sonorización de la consonante fricativa alveolar
sorda es mucho más frecuente que la de la fricativa labiodental, ésta también
puede documentarse en habla no cuidada. Históricamente, dicha sonorización
presenta también menor frecuencia por el hecho de darse dos soluciones distintas
dependiendo de la posición de la consonante en la palabra. De acuerdo con esto,
Quilis (1991) argumenta que al consumarse el paso de /f-/ a /h-/, el fonema /v/
permaneció aislado como correlato sonoro de /f/, quedando como rasgo pertinente
el fricativo, lo que lo contraponía con el fonema oclusivo.
En lo referente a (2) y (3), cabe mencionar en primer lugar que de acuerdo con
Bassols de Climent (19928: § 214, 153-154) “en el período clásico del latín la u tenía
el sonido de la w inglesa, o sea, era bilabial como la u de huevo, bueno”, lo cual se ve
137
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
corroborado por el testimonio de gramáticos como Terencio Scaurus.7 A partir del
siglo I d. C. la confusión de b y v intervocálicas se documenta en las inscripciones
de todo el Imperio y la confusión en posición inicial surgirá como una extensión de
la confusión intervocálica que se dio en el entorno geográfico de Roma y en el Sur
de Italia. Según se desprende de Politzer (1952), el Corpus Inscriptionum Latinorum
(CIL) muestra casos de confusión evidente en el Anticum Latium y el Sur de Italia.
En menor medida la confusión se documenta también en la Gallia Narbonensis
(1/6) y en España (0.5/3). Este autor concluye que el origen de la confusión latina
debe buscarse en la inexistencia de contraste entre oclusivas y continuas, por una
parte, y en la consonantización de la semivocal en /v/ que se erigió como un intruso
en el sistema fonológico, lo cual comportó la desestabilización del sistema. En este
sentido y en relación al contraste entre oclusivas y continuas, tradicionalmente se
ha considerado que el consonantismo latino sufrió un proceso de relajación y los
fonemas oclusivos pasaron a articularse como aproximantes.8
Si bien Politzer (1952) desvincula la confusión inicial que se dio en el latín del
área de Sicilia, Cerdeña y el Sur de Italia de la que tuvo lugar en el Sur de Francia
y Norte de España por el simple hecho de tratarse de una confluencia mucho más
tardía (i.e., propia de la Edad Media), cabría pensar que la confusión del castellano,
el gallego y el portugués del Norte, el leonés, el aragonés, gran parte del catalán, el
gascón y de una zona lingüística del Mediodía francés podría recibir una explicación
similar – cf. D. Alonso (1972: 215-219).
En palabras de Bustos Tovar (2004: 261), en el nacimiento del romance se observa,
entre otros rasgos característicos, “la consonantización de [w] semiconsonante
como labial, con dos variantes, bilabial o labiodental.” Resulta interesante revisar la
distribución diatópica y el uso de la labiodental en la lengua literaria. Respecto a la
distribución geográfica, D. Alonso (1972) piensa que en el Norte la oposición consistía
en [b] y [], representados gráficamente como b y u, con algunas zonas excepcionales
de pronunciación labiodental. La variante labiodental [v] existía, en cambio, en el
Sur (área que sufrirá cierta recesión en el siglo XV, manteniéndose las zonas laterales
como mínimo hasta el siglo XX) – cf. también Zamora Vicente (1960: 144). En lo
7
8
Nótese que en inglés tenemos dos formas relacionadas: el préstamo tomado directamente desde el
latín (que mantiene /w-/) y el préstamo del francés (cuyo origen se remonta al mismo étimo latino)
que manifiesta la evolución románica a /v-/: Wine [], Vinous ‘like or due to wine’ [].
Alarcos (19654: 231-232) considera que las confusiones documentadas en el latín del siglo I d. C.
“reflejan dos fenómenos: 1) la aparición de consonantes fricativas sonoras [...] una labial; ésta se
integra fácilmente en el sistema como correlato sonoro del fonema sordo /f/; 2) el antiguo fonema
/b/ se debilita en ocasiones, puesto que se confunde en la escritura con el nuevo /v/. No obstante
[...] no hay total confluencia de ambos, pues en algunos romances se conserva en posición inicial la
distinción entre /b/ y /v/ (por ejemplo: francés boire frente a vivre). Por un lado pueden verse aquí
los primeros pasos para la creación de una serie fricativa sonora [...] y por otro, los primeros indicios
de una confluencia /b/ = /v/: se supone que /v/ se realizó [], y que /b/ se articuló oclusivo [b] tras
pausa y consonante, y fricativo [] tras vocal; en este último contexto, la distinción /b/-/v/ era
imposible. Si /b/ se debilitó en [] es probable que los otros fonemas de su serie /d/ y /g/, sufrieran
en los mismos contextos intervocálicos análogo debilitamiento y se articularan []y [].”
138
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
concerniente al uso de la labiodental en la lengua literaria, D. Alonso (1972: 237-256)
examina las rimas de los poetas del Cancionero de Baena y observa que la rima entre
b y v no se atestigua ni en los versos de Imperial, ni en los del Marqués de Santillana.
Asimismo, constata que en el XVI hay poetas, como Herrera (nacido en 1534 en
Sevilla), que distinguen deliberadamente las dos consonantes.9 En contraste, los versos
de Baltasar de Alcázar (también sevillano) muestran confusión. Como exponen Alcina
y Blecua (1975: 311-312), “el análisis de D. Alonso prueba la existencia de transgresiones
muy frecuentes: Fuero de Madrid, Poema del Cid, Ms. S del Buen Amor, y que además
la confusión no existía sólo en Castilla, puesto que las transgresiones se producen
durante los siglos X, XI, XII y comienzos del XIII, en todo el norte peninsular”.
Así las cosas, en palabras de D. Alonso (1972: 260), “no es imposible [...] imaginar
que, aun en el Norte, la –u– ortográfica medieval representara en unos sitios [––]
y en otros [–v–], y que fuera el proceso –p–> [–b–] > [––] lo que determinara la
homogeneización en [––] de todas las labiales sonoras intervocálicas. Tanto más
cuanto que esa homogeneización, en el castellano, debió [...] producirse al verterse la
ya numerosísima [––] norteña sobre la [–v–] meridional”. La confusión de los dos
fonemas en uno, según este autor, se dio en el Norte peninsular hacia 1450-1470 y es
un fenómeno norteño, de Castilla la Vieja (cf. también A. Alonso 1955: 337-341), cuya
explicación “puede residir en la existencia de un sustrato carente de labiodentales”
–cf. Alcina y Blecua (1975: 311-312). En la misma línea, Zamora Vicente (1960: 144)
especula con la posibilidad de que el contacto con “los hábitos articulatorios de los
primitivos habitantes de la península”, entre quienes cuenta a los vascos, “pudo
actuar como activador de la bilabialización, especialmente en las tierras del norte
burgalés y La Rioja, a la vez que se propagaba hacia Aragón y Gascuña.”
En lo referente al español medieval, Alarcos (19654: 258) expone que el fonema
/v/ fue en la mayor parte de la Península labiodental hasta el siglo XVI, aunque
matiza que en la zona donde nació el castellano posiblemente siempre se articuló
como bilabial []. El paso siguiente, según Penny (1993: 95), consiste en el inicio
de la neutralización a finales del XIV, cuando /b/ empieza a presentar variantes
aproximantes. Penny (1976), desestima la posibilidad de que B- y V- se confundieran
desde época temprana porque, según él, hubiera generado mayor inconsistencia de la
que generó. Piensa, pues, que la confusión10 se completa en el XV y en el XVI se halla
9
Seguramente Herrera sigue a Nebrija. En lo referente a la pronunciación de /f/, Nebrija (1492: 127)
describe /f/ en oposición a /v/: “la f, con la v consonante, puestos los dientes de arriba sobre el
beço de baxo, & soplando por las helguras dellos; la f más de fuera, la v más adentro un poco”. Sin
embargo, no sabemos si en dicha descripción (y concretamente en relación a /v/) sigue a los autores
latinos o refleja su propia pronunciación.
10 “It can be established that until the fifteenth century in Spain, the two letters b and v indicated
distinct phonemes; the first was most probably a voiced bilabial plosive, while the second was a
voiced fricative. To judge by the absence today of voiced labiodentals across the whole north of
the Peninsula, and in Gascony, it seems likely that the voiced fricative phoneme was a bilabial in
many, if not all, northern areas, while the southern half of the Peninsula was probably occupied by
a labiodental variant, linking the surviving areas of /v/ which are to be found in Southern Catalan
and in Central and Southern Portuguese.” [Penny (2000: 47)]
139
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
ya plenamente consolidada y puede hablarse de coalescencia – cf. Penny (2004: 602).
Según Alcina y Blecua (1975: 313), al producirse variación, /v/ y /b/ intervocálicas
podrán confluir en [b],11 con lo que se inicia un proceso de confusión que se irá
extendiendo desde el Norte peninsular. Estos autores añaden que la Gramática de la
Academia de 1870 establece que “en la mayor parte de España es igual, aunque no lo
debiera, la pronunciación de la b y la v”.
En contraste, cabe mencionar también que Sánchez-Prieto (2004: 446) cree
que en el castellano drecho se da ya el contraste fonológico entre oclusiva bilabial
/b/ y aproximante bilabial //. En esta línea, a diferencia de Alarcos (19654) y Quilis
(1991), Ariza (2004: 311) considera que el castellano primitivo presentaba un sistema
fonológico consonántico cuyas oposiciones labiales eran /p/-/b/ y /f/-/
Por último, en relación a los posibles restos de pronunciación labiodental, se
documentaron en Serradilla y Garrovillas (Extremadura) y en Enguera, Anna y
Canal de Navarrés – cf. García de Diego (1978: 35), Menéndez Pidal (19406: 5, 96 n) y
Alcina y Blecua (1975: 308-309), aunque Ariza (1994) insiste en que en Serradilla no
existe la labiodental sonora. Asimismo, se atestiguó [v] en posición intervocálica en la
zona granadina, a pesar de que algunos autores como Salvador y Llorente consideran
que actualmente se da como resultado de la combinación entre –s aspirada y b. “Muy
esporádicamente aparece en posición intermedia, en contacto con líquida, nunca en
posición inicial ni intervocálica” – cf. Alcina y Blecua (1975: 308-309).
.. Diseño experimental
Como ya se ha indicado en la introducción, el presente estudio se basa en un
análisis de habla espontánea actual para tratar de poner en relación el cambio
fonológico con la variación fonética que se produce sincrónicamente en el habla
relajada.
Para poder estudiar de forma detallada el proceso que nos ocupa, se han
utilizado varias grabaciones de habla espontánea de las que se han extraído los
casos que interesaba analizar. Por una parte, y siguiendo el trabajo presentado por
Batllori, Blecua y Rost (2007) que resulta el paso previo para el presente estudio,
se ha recurrido a tres informantes varones del mismo nivel sociocultural y con el
español como lengua materna. Se han realizado entrevistas de aproximadamente
una hora de duración en las que el investigador y el locutor conversaban de forma
distendida sobre diversos temas. Los tres informantes estaban familiarizados con el
11 González Salgado documenta la pronunciación oclusiva de la –b– de manera sistemática en la
palabra cabeza en Garrovillas [datos recogidos el día 17-11-95] y también en abril (< APRILE) y
buelta (< VOLTA) en Serradilla [datos recogidos el día 17-9-96]. Esto parece indicar que en estas
poblaciones se está dando la confusión b – v a finales del siglo XX – cf. González Salgado (1999).
Penny (1976: 158) explica que en algunas zonas de Cáceres y en parte del oeste de Valencia, algunos
hablantes pronuncian /b/ oclusiva en todos los contextos.
140
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
entorno de grabación y conocían al entrevistador, lo que favorece un mayor grado de
informalidad y naturalidad puesto que el hablante está más relajado.
Por otra parte, y dado que se quieren poner en relación los datos del español
con los de otro sistema que conserva la distinción fonológica entre /v/ y /b/, se
han efectuado grabaciones, también de habla no cuidada, de cuatro hablantes
de la variante valenciana que proceden de áreas en que /v/ se mantiene todavía
(cf. Recasens 1991: 195).12 También en esta ocasión el resultado es de una gran
espontaneidad, dándose las condiciones necesarias para que se produzcan los
fenómenos propios de una elocución rápida y asociados a un registro coloquial.
A partir de las ondas sonoras grabadas, en el caso del español se han analizado
todas las realizaciones de fricativa labiodental sorda que aparecen, mientras que
en el del valenciano se han estudiado, además, las de /v/ y /b/: interesa determinar,
en una primera etapa, si en español es posible que el habla no cuidada permita
manifestaciones sonoras para un fonema sordo, lo que relacionaría el proceso con
la diacronía. Una vez aclarado este punto, se quiere investigar un sistema fonológico
que, efectivamente, disponga del par labiodental sordo y sonoro y en el que este
último contraste con el oclusivo bilabial, disposición similar a la latina.
Se han tomado en consideración dos variables: el contexto y el acento.
La primera de ellas se cree relevante ya que, de la bibliografía consultada, se
desprende que una posición intervocálica o precediendo a una vibrante simple
favorece el proceso de sonorización que supondría el origen del cambio fonéticofonológico. Así pues, se han establecido cuatro categorías contextuales: en posición
intervocálica, ante consonante líquida, después de pausa (en todos los casos seguida
de vocal) y entre consonante y vocal. Por otra parte, se quiere determinar si una
ubicación en sílaba tónica o átona influye en el proceso de sonorización y en la
relajación de las realizaciones, dado que, habitualmente, en situación inacentuada
el esfuerzo articulatorio es menor y, en consecuencia, se favorecen los fenómenos de
coarticulación, algo que puede llevar a la sonorización del segmento por la influencia
de los sonidos adyacentes.
El número total de casos analizados para el español es de 258 (95 para el primer
informante, 127 para el segundo y 36 para el tercero), distribuidos en función
del contexto y el acento tal como se reproduce en la tabla 1. Para el valenciano, el
12 Los informantes proceden de la Vall d’Albaida (2), la Marina Baixa (1) y la Safor (1). Según Recasens,
“En valencià, hi ha inestabilitat de la pronúncia [v] a les comarques situades al nord del Camp
de Morvedre [...]. Al mateix dialecte, la frontera septentrional dels dominis de [v] exclou l’àrea
meridional extrema de la Plana Baixa [...]. La frontera meridional dels dominis de [v] s’inicia a
la Ribera Alta i a la Ribera Baixa [...]. Fan [v] les comarques meridionals, Costera, Vall d’Albaida,
Safor, Marina, Comtat, Alcoià, Alacantí, Valls del Vinalopó i Baix Vinalopó”. En lo referente a la
pronunciación de la Marina Baixa, véase Guardiola y Beltrán (2005: 33).
141
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
número total de casos tenidos en cuenta es de 352 (56 en el primer locutor, 47 para el
segundo, 56 para el tercero y 193 en el cuarto), como se indica en la tabla 2.13
Informante 1
Informante 2
Informante 3
TOTAL
tónica
átona
tónica
átona
tónica
átona
v-v
42
32
29
27
7
12
149
-[+líq]
2
8
8
1
1
7
27
#-(v)
7
2
6
---
---
---
15
c-v
19
15
10
14
2
7
67
TOTAL
70
57
53
42
10
26
258
Tabla 1.
Número de casos analizados para cada informante en
función del contexto y del acento en español.
Inf. 1 /f/
/v/
/b/
Inf. 2 /f/
/v/
/b/
Inf. 3 /f/
/v/
/b/
Inf. 4 /f/
/v/
/b/
TOTAL
v-v
tónica átona
6
3
10
8
4
8
4
1
5
9
3
3
7
2
5
5
3
8
22
15
19
20
25
17
113
99
-[+líq]
tónica átona
--1
----------1
----------------------------2
--2
2
#-(v)
tónica átona
1
------1
1
2
--2
------1
--------1
4
--4
------15
2
c-v
tónica átona
6
--2
2
--3
1
4
2
1
7
2
3
1
3
5
10
2
10
10
21
8
10
6
75
44
TOTAL
17
22
17
13
19
15
14
18
24
61
72
60
352
Tabla 2.
Número de casos analizados para cada uno de los informantes
valencianos en función del contexto y del acento.
13 El desequilibrio de número de casos para cada variable se debe a que se trata de un tipo de corpus
no preparado, y es un problema habitual en habla espontánea. A pesar del inconveniente que esto
supone para el tratamiento estadístico, se han considerado las ventajas de este tipo de diseño,
puesto que el interés principal del estudio es investigar qué fenómenos se producen en habla no
formal.
142
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
Los segmentos que forman el corpus se han analizado acústicamente con el
programa Praat v. 4.4.21 a partir de oscilogramas, espectrogramas de banda
ancha y frecuencia fundamental (F0). Como el principal propósito del estudio es
comprobar si existen distintas realizaciones de la fricativa labiodental sorda que
puedan confluir con realizaciones de /v/ y /b/, en primer lugar se han caracterizado
las distintas manifestaciones acústicas de cada uno de los tres fonemas y se
ha realizado una clasificación a partir de dichas representaciones siguiendo
los criterios que se especifican más abajo. Una vez determinadas las distintas
categorías, se ha estudiado su distribución, es decir, la frecuencia de aparición de
cada una de ellas en cada uno de los informantes. Finalmente, se ha analizado la
duración de la consonante en función de las diferentes variables, puesto que se ha
comprobado en otros trabajos14 que una realización sorda habitualmente resulta
más larga que las sonoras, lo que constituiría un buen indicador de la puesta en
marcha del proceso de sonorización. El análisis estadístico de estos datos se ha
realizado con el programa SPSS v. 14.
.. Resultados
5.4.1. Español
Como ya se había apuntado anteriormente, en primer lugar interesa poder
establecer si, en habla espontánea actual, /f/ se realiza de modo unívoco como un
sonido fricativo labiodental sordo o si es posible encontrar variación, fenómeno
que se halla en el origen de los procesos de cambio y que permitiría explicar el
paso de –F– latina a aproximante bilabial en el español actual. Para ello, tal como
se había advertido en el apartado 5.3., se van a utilizar los datos de un experimento
previo a este trabajo (cf. Batllori, Blecua y Rost 2007), cuyos aspectos básicos
reproducimos aquí.
El primer paso en el estudio ha consistido en determinar las posibles
realizaciones de /f/. A pesar de las descripciones halladas en la bibliografía sobre
fonética sincrónica, en las que se describe únicamente un alófono [f] para el
fonema labiodental sordo, en el corpus analizado se han podido distinguir cuatro
manifestaciones acústicas. La primera corresponde a una fricativa labiodental
sorda, la esperable según las obras consultadas, caracterizada por tratarse de una
onda aperiódica continua que presenta en el espectrograma energía dispersa en las
frecuencias superiores y en la que no se detecta ningún tipo de sonoridad (figura 1).
14 Cf. Batllori, Blecua y Rost (2007).
143
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
Figura 1.
Espectrograma de la secuencia “difíci(l)”. Realización clasificada como fricativa sorda.
En segundo lugar, se ha observado la existencia de fricativas labiodentales
sonoras, que se diferencian de la anterior por la existencia, en las frecuencias bajas
del espectrograma, de una barra de sonoridad que corresponde a la vibración de las
cuerdas vocales durante la emisión del sonido, aspecto que viene corroborado por la
presencia de la curva de F0 a lo largo del mismo. De hecho, este tipo de segmentos se
percibe claramente como [v], en una realización similar a la de la labiodental sonora
de los sistemas fonológicos que, como el caso del catalán de Valencia y Alicante,
presentan este fonema (figura 2).
Figura 2.
Espectrograma correspondiente a la secuencia “y filosofía”.
Realización clasificada como fricativa sonora.
144
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
Por otra parte, se han atestiguado también casos en los que la barra de sonoridad
no se mantiene a lo largo de toda la consonante sino que ocupa solamente la primera
o la segunda porción del segmento. Se trata de lo que se ha decidido denominar
fricativa parcialmente sonorizada, en las que, de todos modos, el análisis perceptivo
no muestra signos de sonoridad (figura 3).
Figura 3.
Espectrograma de la secuencia “(prime)ra fue”. Realización clasificada como
fricativa parcialmente sonorizada. La curva de F0 indica la sonoridad.
Por último, se han detectado ejemplos que se han clasificado como aproximantes,
ya que su estructura acústica no es la propia de una fricativa sino que se trata de
una onda periódica que presenta formantes. Efectivamente, desde un punto de vista
auditivo, estos casos se perciben claramente como una aproximante bilabial sonora
[] aunque, al escucharla dentro de la cadena hablada, el oyente probablemente
reconstruya la información e interprete /f/ (figura 4).
Figura 4.
Espectrograma de la secuencia “profes”. Realización clasificada como aproximante.
145
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
Estas tres últimas realizaciones coinciden en presentar sonoridad y en desviarse
de los rasgos típicos señalados por la bibliografía para [f]; se podrían considerar
formas relajadas de la fricativa labiodental sorda que, a pesar de no hallarse en estilos
de habla formales, aparecen en un discurso más espontáneo. La primera etapa en
esta relajación sería la manifestación parcialmente sonorizada, a la que seguiría la
sonorización completa de la consonante. La aproximantización supondría el paso
final de este proceso.
Todas las realizaciones descritas se encuentran en los tres informantes
analizados aunque en distinta proporción: mientras que en los dos primeros se
detectan las cuatro manifestaciones, en el tercero no se ha localizado ningún caso
de aproximante, como puede comprobarse en los diagramas de sectores que se
reproducen a continuación (figura 5):
Realización
fricativa labiodental sorda
fricativa labiodental sonora
aproximante
fricativa parcialmente sonorizada
Figura 5.
Distribución de las realizaciones fonéticas de /f/ en los tres locutores analizados para el español.
146
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
A pesar de las diferencias en los porcentajes, es importante constatar que la
variación respecto al sonido esperado, [f], es general y significativa. En los dos
primeros locutores, aproximadamente el 30% de los casos presenta sonoridad, cifra
que aumenta considerablemente en el tercero, en el que un 65% de los segmentos
analizados resulta sonoro (54,29%) o parcialmente sonorizado (11,43%), siendo
minoritaria la ocurrencia de la manifestación sorda (34,29%). El informante 1 es
quien presenta un menor número de fricativas sonoras (8,9%) pero, en cambio,
es quien ostenta más casos de fricativa parcialmente sonorizada (19,4%), lo que se
puede considerar un primer paso hacia la sonorización completa. Las realizaciones
aproximantes resultan las menos frecuentes aunque no deja de ser interesante hallar
ejemplos claros tanto en el informante 1 como en el 2 puesto que ello permite pensar
que, en un estilo de habla relajado, es posible llegar a este tipo de manifestación que,
como se sabe, coincide con el alófono del fonema /b/.
Una vez analizada la frecuencia de aparición de las distintas categorías, se ha
tratado de determinar si las variables que se han tenido en cuenta inciden de algún
modo en el tipo de realización.15 Sin embargo, las pruebas de 2 demuestran que ni
el acento ni el contexto inmediato de la consonante influyen de forma relevante en
la manifestación acústica. De hecho, se han hallado casos de diferentes realizaciones
en voces idénticas: profesor, por ejemplo, se atestigua como fricativa sorda, como
fricativa sonora y como aproximante.
El análisis de la duración muestra diferencias significativas entre los segmentos
dependiendo de la manifestación a la que corresponden, tal como se puede observar
en los datos reproducidos en la tabla 3. Como consideración general, las realizaciones
sordas y/o parcialmente sonorizadas presentan una duración considerablemente
mayor que las sonoras, siendo las aproximantes los segmentos más breves en ambos
informantes.
Infor. 1
[f]
[f ]
[v]
Infor. 2
[]
[f]
[f ]
[v]
[]
Nº de
casos
86
24
11
2
66
7
18
5
Duración
media
95,19 ms
97,38 ms
81,14 ms
72,13 ms
81,08 ms
72,14 ms
55,11 ms
45,6 ms
Duración
mínima
52 ms
67 ms
48 ms
69 ms
41 ms
57 ms
35 ms
32 ms
Duración
máxima
177 ms
129 ms
131 ms
75 ms
118 ms
93 ms
77 ms
64 ms
sd
21,42
18,05
25,4
4,16
22,39
10, 71
11,26
11,86
Tabla 3. Valores medios de duración y desviación estándar en los informantes 1 y 2.
15 Tanto para el análisis de la influencia de las variables como para el de la duración se han obviado
los datos correspondientes al tercer locutor, ya que el número de casos resulta insuficiente desde un
punto de vista estadístico.
147
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
Las pruebas estadísticas de comparación de medias (ANOVA) permiten afirmar
que las diferencias en la duración son lo suficientemente importantes como para
distinguir el segmento en función del tipo de realización, al menos en el caso del
segundo locutor (F=11,729, p<0,000), en el que es posible distinguir [f] de [v] y de []
basándose en su duración; la labiodental sonora, por su parte, puede diferenciarse
de la sorda pero no de la aproximante. En el primer locutor se observa la misma
tendencia; sin embargo, las diferencias en las medias de las distintas manifestaciones
no resultan lo suficientemente relevantes como para que la estadística lo ratifique
(F=2,375, p<0,074).
Asimismo, cabe destacar que las divergencias entre las realizaciones de /f/
halladas son equivalentes a las que se suelen detectar entre otras consonantes
fricativas sordas, sonoras y aproximantes: en general, la duración de [f] resulta
mayor que la de [v] y ésta, a su vez, que la de [].
Paralelamente, se ha querido averiguar si el acento incide en la duración del
segmento. La estadística indica que existen diferencias representativas en el segundo
informante (F=6,149, p<0,015), en el que la duración media de la consonante
es significativamente más breve en sílaba átona (67,31 ms) que en sílaba tónica
(78,69 ms). Por el contrario, ello no se observa de forma fehaciente en el locutor 1
(F=-0,381, p<0,538), aunque sí es posible advertir una tendencia similar (el segmento
presenta una duración media de 92,7 ms en sílaba inacentuada mientras que, en
sílaba acentuada, ésta resulta de 95,1 ms).
5.4.2. El catalán de Valencia y Alicante
El siguiente paso en nuestra investigación es comprobar si, en un sistema
fonológico que mantiene el par /b/-/v/, como es el caso de determinadas variantes
valencianas, es posible atestiguar procesos fonéticos propios del habla espontánea
que apunten a la existencia de variación en las realizaciones y, por lo tanto, a
la posibilidad de confusión en los sonidos, lo que, aplicado a la diacronía, nos
permitiría explicar el proceso de cambio que tuvo lugar en castellano medieval.
Para lograr una mayor claridad en la exposición de estos resultados, se ha
decidido tratar por separado los correspondientes a las manifestaciones de los tres
fonemas tomados en consideración; a saber: /f/, /v/ y /b/.
5.4.2.1. Fricativa labiodental sorda
En lo que respecta a este fonema, interesa averiguar si, tal como demuestran
los resultados para el español, se da variación en su realización acústica o si, como
se desprende de la bibliografía, ésta resulta unívoca. De darse el último de los dos
supuestos, no se podría explicar un cambio como el atestiguado en el paso del latín
al romance, en el que –F– latina se convierte en ––. Sólo la aparición de más de un
alófono puede haber puesto en marcha un proceso que culminaría en la fijación de
la variante aproximante.
148
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
Al igual que en los datos obtenidos del español, se observa variación en las
realizaciones del fonema fricativo labiodental sordo. En esta ocasión, sin embargo,
se aprecian cinco soluciones diferentes. Por una parte, se repiten las manifestaciones
ya descritas para el español: la fricativa labiodental sorda, la fricativa labiodental
sonora, la fricativa parcialmente sonorizada y la aproximante.
No obstante, se han encontrado casos en los que el segmento, además de presentar
una estructura formántica bastante clara, propia de los sonidos aproximantes,
muestra signos inequívocos de fricción en frecuencias altas. De hecho, desde
un punto de vista auditivo, se perciben como un sonido a medio camino entre
una labiodental sonora y una aproximante. Así pues, se ha decidido denominarla
fricativa aproximantizada: equivaldría a la etapa intermedia, en el proceso de
relajación comentado anteriormente, entre [v] y [] (figura 6), y para transcribirla se
ha utilizado el símbolo [vβ].16
Figura 6.
Espectrograma de la secuencia “perfe(ctament)”. Realización
clasificada como fricativa aproximantizada .
No todas las manifestaciones documentadas se hallan en todos los informantes
analizados. De hecho, [] tan sólo se atestigua en el cuarto locutor, precisamente el
que presenta una velocidad de elocución más elevada y quien, por consiguiente, va
a ser más propenso a producir fenómenos de relajación de forma más extrema.17 De
16 Para la elección del símbolo se ha tomado como referencia el Atlas Lingüístico de la Península
Ibérica (ALPI).
17 Cf. Abercrombie (1967: 136) según el cual una velocidad de elocución rápida y un estilo de habla no
cuidado y familiar favorece la relajación articulatoria y, por lo tanto, la aparición de fenómenos de
149
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
todos modos, la realización fricativa aproximantizada sí se encuentra en todos ellos
excepto en el segundo (precisamente del que se obtiene menor número de casos de
/f/), que es quien va a diferir, de forma general, en la distribución de estos alófonos,
como se desprende de los gráficos de sectores que se reproducen a continuación
(figura 7):
Realización fonética
fricativa labiodental sorda
fricativa parcialmente sonorizada
fricativa labiodental sonora
fricativa aproximantizada
aproximante bilabial
Figura 7. Distribución de las realizaciones fonéticas de /f/ en los cuatro informantes.
En primer lugar, cabe destacar que las ocurrencias sonoras o sonorizadas
(salvo en el caso ya mencionado del segundo informante) sobrepasan, de forma
importante, los porcentajes correspondientes a la manifestación sorda: se trata
de un 65% de los casos en el primer locutor, un 71% en el tercero y un 80% en el
cuarto. Es más, el alófono más frecuente, a menudo por un amplio margen, es la
fricativa labiodental sonora (52,9% de los casos en el primero, 42,86% en el tercero
coarticulación basados en asimilaciones.
150
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
y 49,18% en el cuarto), seguida de [f]. Tanto en el primero como en el tercero de los
entrevistados, el volumen de ocurrencias para la fricativa parcialmente sonorizada
y para la fricativa aproximantizada coincide; por el contrario, en el cuarto de
ellos, la tercera manifestación en orden de aparición, después de [f], es la fricativa
aproximantizada (prácticamente un 10% de los casos) mientras que la aproximante
(6,56%) y, finalmente, la parcialmente sonorizada (3,28%) quedan como bastante
más minoritarias.
El segundo locutor es el único de los cuatro en que la mayor parte de los casos
corresponde a una realización sorda, [f], con un 65,54%, seguida por la fricativa
parcialmente sonorizada (23,08%) y por [v] (15,38%), de modo que los casos
afectados por la relajación ya no resultan mayoritarios. Ello podría explicarse
porque, de los cuatro hablantes, es quien vocaliza mejor a pesar de tratarse de habla
no cuidada y porque su velocidad de elocución es sensiblemente más lenta que en los
demás entrevistados.
Tal como ocurría en el caso del español, la estadística no permite establecer
relación alguna entre el acento y el tipo de realización. Sin embargo, las pruebas no
paramétricas de 2 sí indican que el contexto influye de forma significativa en la
manifestación acústica resultante en el cuarto informante (2=26,787, p<0,000). En
él, los resultados muestran que el contexto intervocálico favorece de modo evidente
la aparición de la fricativa labiodental sonora (20 ocurrencias frente a 8 de [f], el
segundo alófono en orden de frecuencia); tras pausa, sólo se atestiguan casos de
labiodental sorda, mientras que entre consonante y vocal también resulta más
habitual [v] (10 ocurrencias frente a 7 del alófono sordo). Es interesante comprobar
cómo, en los contextos en que predomina [v], también resultan mayoritarias las
soluciones sonoras o sonorizadas frente a la sorda.
En los tres primeros informantes, aunque en líneas generales coinciden con el
locutor 4, esta tendencia no se puede ver corroborada estadísticamente debido al
escaso número de casos hallados, de modo que, basándonos en ellos, no se pueden
obtener resultados fiables. Sin embargo, cabe mencionar que, con la salvedad
del contexto C_V en lo que respecta al primer entrevistado y el intervocálico en
lo que respecta al tercero, los datos de que se dispone no hacen sino confirmar lo
observado en el cuarto. El segundo de los locutores constituye la excepción: en todos
los contextos predomina la realización sorda menos ante líquida, en el que el único
caso encontrado corresponde a [v].
En cuanto a la duración, los valores medios correspondientes a los cinco sonidos
hallados ponen de manifiesto, en el cuarto informante, una gradación que se
identifica con las distintas etapas del proceso de relajación, de modo que la duración
disminuye conforme disminuye el grado de constricción. Así, [f] (la realización
menos relajada) es la más larga, mientras que la aproximante es la más breve, tal
como aparece ilustrado en el gráfico de barras (figura 8).
151
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
Figura 8.
Representación gráfica de los valores medios de duración (en
ms) de las realizaciones de /f/ en el informante 4.
En los demás entrevistados, se puede observar también que la variante
aproximantizada resulta la más breve; sin embargo, [f] no siempre supone el fono
más largo. No obstante, el escaso número de casos obtenidos pone en entredicho la
fiabilidad de estos resultados. Por este motivo, se ha decidido realizar las pruebas de
varianza sobre la relación entre realización fonética y duración sólo en el cuarto de
ellos y comprobar si la tendencia de los demás ratifica esos resultados.
Efectivamente, el anova aplicado a los datos del informante 4 demuestra que la
manifestación acústica influye en la duración del segmento consonántico (F=6,547,
p<0,000): las divergencias en la duración resultan lo suficientemente importantes
como para poder distinguir claramente entre [f], el alófono más largo, y [v], así
como entre la labiodental sorda y la aproximante, que resulta el fono más breve.
No obstante, no es posible diferenciar entre [v] y [] dado que las medias resultan
demasiado parecidas. Por otra parte, el análisis estadístico muestra que el acento no
incide en la duración del segmento.
5.4.2.2. Fricativa labiodental sonora
El análisis de los casos correspondientes al fonema /v/ que aparecen en el
corpus muestra cuatro manifestaciones acústicas posibles. Además de la realización
fricativa labiodental sonora, que sería la forma esperada y que se caracteriza por la
fricción en las zonas de alta frecuencia combinada con barra de sonoridad, se han
152
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
hallado ejemplos que presentan formantes y ningún resto de fricción, y se han
clasificado como aproximante.18 La tercera manifestación corresponde a la que se
ha denominado fricativa aproximantizada en el apartado anterior, ya que, a pesar
de que se aprecia fricción en frecuencias altas, que indicaría que se trata de una
fricativa, se detectan formantes en las franjas más bajas. Finalmente, en los cuatro
informantes aparecen casos realizados como oclusiva sonora, en que se aprecia un
espacio en blanco con barra de sonoridad.
A continuación se incluye un ejemplo de esta última categoría (figura 9), ya que
las tres primeras ya aparecen representadas en el apartado 5.4.1.
Figura 9.
Espectrograma de la secuencia “(qu)e vag(i)”. Realización clasificada como oclusiva sonora.
18 A partir del análisis acústico se han clasificado como aproximante todas las realizaciones que
presentan formantes y no muestran fricción, y se ha utilizado el símbolo de la aproximante bilabial,
ya que es el sonido aproximante labial que se encuentra en el sistema consonántico del valenciano.
Sin embargo, no se puede descartar que en algunos casos se trate de aproximantes que mantienen
aún el punto de articulación labiodental. Esto supone que la constricción entre los articuladores es
mayor que en una oclusiva, pero no necesariamente que ya se haya producido un cambio a un punto
de articulación bilabial. De hecho, en algunos ejemplos concretos las investigadoras observaron
una articulación labiodental durante la grabación del corpus. Asimismo, Recasens hace notar
que: “La distància curta entre ambdós llavis fa que [v] relaxada pugui esdevenir []” [Recasens
(1991: 193)]; “el procés de pèrdua de /v/ deu anar precedit d’un relaxament de l’articulació de
la consonant (sobretot en contextos favorables a aquesta evolució (posició intervocàlica)), amb
desplaçament de l’indret de constricció envers la paret inferior del llavi inferior” [Recasens
(1991: 196)].
153
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
Como se habrá observado, tres de las cuatro manifestaciones coinciden con
realizaciones que se han descrito para /f/. Dos de ellas, la fricativa aproximantizada
y la aproximante, suponen una relajación de la forma esperada, mientras que la
oclusiva sonora es un caso de refuerzo.
Todos los informantes presentan casos correspondientes a las cuatro
manifestaciones descritas y, a pesar de que las proporciones no son las mismas,
sí siguen una misma tendencia. En todos ellos la categoría más frecuente es la
aproximante, entre el 44% y el 57% de los casos, en función del locutor, seguida de
cerca por la fricativa labiodental sonora [v], que supone entre el 26% y el 36% de los
ejemplos. Los informantes 1 y 3 presentan coincidencia de casos entre realización
oclusiva sonora y fricativa aproximantizada (9,1% en el locutor 1 y 11,1% en el
locutor 3), mientras que los otros dos informantes muestran un predominio de la
forma oclusiva sonora como tercera manifestación en orden de frecuencia, más
destacado en el segundo locutor. Estos resultados aparecen representados en forma
de diagrama de sectores en la figura 10:
Realización fonética
oclusiva bilabial sonora
fricativa labiodental sonora
fricativa aproximantizada
aproximante bilabial
Figura 10. Distribución de las realizaciones fonéticas de /v/ en los cuatro informantes.
Para establecer si existe algún tipo de relación entre el contexto y la realización
fonética, se ha realizado la prueba de 2 a los datos del cuarto locutor, el único que
presenta un número de casos por contexto lo suficientemente representativo. El
154
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
resultado es altamente significativo (p<0,000), e indica que las formas que suponen
algún grado de relajación (aproximante y fricativa aproximantizada) aparecen en
mayor medida en contexto intervocálico, especialmente la realización aproximante,
en que 31 de los 40 ejemplos analizados están en dicho contexto. Por otra parte, la
fricativa labiodental sonora es más frecuente tras un sonido consonántico (18 de los 23
casos), y la oclusiva sonora, que como se ha comentado más arriba se puede considerar
una forma reforzada, se encuentra únicamente en contexto inicial absoluto.
En los otros tres locutores la tendencia es similar, especialmente en los
informantes 1 y 2, en que todos los ejemplos de aproximante o fricativa
aproximantizada se encuentran en contexto intervocálico, y la forma oclusiva sólo
aparece tras consonante.
El acento parece influir en las realizaciones fricativa labiodental y oclusiva,
que aparecen preferiblemente en sílaba tónica, pero en cambio las otras dos
manifestaciones más relajadas presentan un número equivalente de casos en sílaba
acentuada e inacentuada.
El análisis de la duración muestra para el locutor 4 una tendencia similar a la
hallada para la fricativa labiodental sorda [f]: la duración disminuye conforme
aumenta el grado de relajación de las formas. Como se aprecia en la figura 11, las
realizaciones oclusivas, que se han considerado como un refuerzo respecto a la forma
canónica fricativa labiodental sonora, son las que presentan una duración media
más elevada, y la duración media desciende progresivamente hasta la aproximante,
que se ha considerado la realización más relajada. En el resto de locutores no se
observa esta gradación, aunque en todos ellos la duración de la realización [v] es
considerablemente mayor que las formas más relajadas.
Figura 11. Representación gráfica de los valores medios de duración
(en ms) de las realizaciones de /v/ en el informante 4.
155
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
El análisis estadístico (análisis de varianza) realizado con los datos del locutor 4
indica que no hay diferencias significativas entre categorías, aunque el valor es muy
cercano al límite (p=0,054). Por otra parte, ni el contexto ni el acento son variables
que influyan en la duración del segmento.
5.4.2.3. Bilabial sonora
La distribución contextual de /b/ no es igual en las variantes que estamos
estudiando que en español o en otras variantes del catalán, en las que únicamente
se espera la realización oclusiva tras pausa o nasal y en el resto de contextos se suele
realizar como aproximante; tal como indica Beltran (2005: 67) al referirse al habla
de la Marina, “Pel que fa a les oclusives, destaca l’absència de l’al·lòfon aproximant
de /b/, a l’igual que a la resta del valencià on es distingeix /b/ i /v/”. Por tanto, la
forma esperada para el fonema /b/ sería la oclusiva sonora. Sin embargo, después
de analizar los casos existentes en el corpus, se ha observado que dicho fonema
se puede realizar como oclusiva bilabial sonora, como aproximante bilabial y, en
algunos casos muy aislados, como fricativa labiodental sonora.
Tal como sucede con los fonemas estudiados en los apartados anteriores, el
porcentaje de ocurrencia de las mencionadas manifestaciones acústicas no resulta
igual en todos los informantes tomados en consideración, a pesar de que se registran
en todos ellos.
En efecto, como puede apreciarse en la figura 12, en los informantes 1, 2 y 3 la
realización mayoritaria corresponde a [b] (con un 64,1%, un 50% y un 73,68% de
los casos respectivamente) mientras que el sonido más relajado [] resulta bastante
menos frecuente (29,41%, 42,86% y 26,32% de las ocurrencias para cada uno de los
tres locutores). En el primero de ellos, además, un 5,8% de los ejemplos presentan
una realización [v]. Asimismo, cabe mencionar también que, en el segundo, un 7,14%
de los casos corresponde a una aproximante labiovelar.
156
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
Realización fonética
fricativa labiodental sonora
aproximante bilabial
oclusiva bilabial sonora
aproximante velar
Figura 12. Distribución de las realizaciones fonéticas de /b/ en los cuatro informantes.
Esta situación se ve radicalmente modificada al centrarnos en el cuarto
informante, en el que la mayor parte de los casos se manifiesta como
aproximante bilabial (un 82% de las ocurrencias, aproximadamente), seguidos,
a mucha distancia, por los ejemplos de [b] (tan sólo el 18%). Esta diferencia en
el comportamiento del fonema bilabial se puede achacar, una vez más, a la
mayor velocidad de elocución del cuarto locutor con respecto a los demás, lo
que provocaría en aquel un mayor grado de relajación en la articulación de los
sonidos.
Por otra parte, cabe comentar que las pruebas de varianza muestran la existencia
de una relación clara entre el contexto fonético y el tipo de realización hallado, algo
que sólo se ha podido confirmar, como ya ocurría en los casos de /f/ y /v/, en el
informante 4 puesto que es el único que presenta un número suficiente de casos para
un análisis estadístico fiable (2=30,560, p<0,000). En él se observa inequívocamente
como los casos de aproximante bilabial sonora aparecen mayoritariamente en
posición intervocálica o tras consonante, en un número muy superior al de los
ejemplos en que, en estos contextos, se puede encontrar [b] (36 frente a los 6 de
oclusiva entre vocales y 12 frente a los 4 de [b] tras consonante). En cambio, parece
que el acento no tiene ninguna relación con el tipo de manifestación acústica
hallado.
Por lo que respecta a la duración del segmento, la estadística indica que se dan
diferencias relevantes (F=4,034, p<0,049) que permitirían señalar la presencia
de distintas realizaciones. De hecho, la manifestación aproximante resulta
significativamente más breve que la oclusiva: 39,08 ms frente a los 45,60 ms de media
de [b].
157
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
.. Discusión
Tal como se ha comentado en la introducción, la Fonología evolutiva constituye
un marco teórico idóneo para la investigación en fonética y fonología diacrónica
porque permite relacionar el cambio lingüístico con el proceso de adquisición
y también con las características fonéticas y fonológicas que encierra el habla
espontánea de una lengua.
Los datos presentados en los apartados anteriores muestran, ante todo, la
existencia de un tipo de variación sistemática y significativa tanto en lo que concierne
a la pronunciación de /f/ en el habla espontánea de los informantes del español como
a la pronunciación de /f/, /b/ y /v/ en el habla espontánea de los informantes de las
variantes valencianas (que, como ya se ha mencionado con antelación, se ha tomado
como prototipo para poder analizar la variación alofónica en el habla espontánea de
un sistema fonológico donde /b/ se opone a /v/).19
El esquema que se presenta a continuación muestra, en primer lugar, la variación
alofónica de cada uno de los fonemas estudiados y, en segundo lugar, permite
visualizar los puntos de confluencia existentes entre sus respectivas realizaciones.
Figura 13 .
Resumen de las manifestaciones acústicas posibles correspondientes a cada uno de los
tres fonemas analizados ordenadas en una escala de menor a mayor relajación.
19 Nótese que la tendencia al betacismo (que se documenta en los procesos diacrónicos descritos
en el epígrafe 5.2.) se dio en catalán diacrónicamente – cf. Moll, (1991: § 94, 109), Russell-Gebbet
(1965: 31-32) y Recasens, en este mismo libro, apartado 4.5.3.3.–, y se está dando en la actualidad
en algunas variantes valencianas – cf. Recasens (1991). Desde una perspectiva dinámica, no resulta
extraño relacionar estos procesos (sobre todo si se admite la secularidad del cambio fonológico, en
la línea de Menéndez Pidal, y se toma como objeto de estudio el continuum románico).
158
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
Para cada uno de los fonemas analizados se presentan todas las manifestaciones
halladas, ordenadas de izquierda a derecha siguiendo una escala de menor a mayor
relajación. En todos los casos, una de las realizaciones – la que coincide con las
descripciones existentes para habla de laboratorio y que se ha señalado en el esquema
con un recuadro negro – se ha considerado la forma canónica o básica, mientras
que las categorías restantes suponen diferentes grados de relajación o, en algún caso
concreto, un refuerzo.
Como ya se ha adelantado al presentar los resultados, para el fonema /f/ las
cuatro realizaciones que presentan sonoridad serían formas relajadas, que no se
encuentran en estilos de habla muy formales, pero aparecen en mayor o menor
grado en situaciones más espontáneas.20 El primer paso en la relajación sería la
forma parcialmente sonorizada, seguida de la sonorización del segmento completo y
de una realización que combina formantes con la presencia aún de fricción, mientras
que la realización aproximante supone un grado más avanzado de reducción. En el
caso de /v/, se pasaría primero por lo que se ha denominado aquí como una fricativa
aproximantizada (es decir, presencia de formantes combinados con fricción) hasta
llegar a la realización aproximante, en que los órganos articulatorios presentan
menor constricción que en la articulación fricativa correspondiente. Los ejemplos
clasificados como oclusiva se podrían considerar como formas reforzadas en un
contexto determinado (posición inicial absoluta), y por eso se ha situado esta
manifestación en el esquema a la izquierda de la forma básica. Finalmente, el fonema
/b/, que en la variante del catalán estudiada se esperaría que se realizara como
oclusiva, muestra también un alófono relajado, que es la aproximante.
En general, se ha constatado que existe cierta relación entre el tipo de
manifestación acústica y la duración del segmento, en el sentido de que conforme
aumenta el grado de relajación, diminuye la duración. A pesar de que no en todos
los análisis realizados se han obtenido diferencias significativas entre categorías, se
observa una tendencia equivalente en los siete locutores (tres para el español y cuatro
para el catalán), y en todos los fonemas estudiados.
En el esquema representado en la figura 12 se puede apreciar también que no
se da una correspondencia unívoca entre una manifestación y un fonema, sino
que se produce coincidencia de realizaciones entre diferentes fonemas.21 Así, por
ejemplo, en la variante del catalán analizada, una manifestación labiodental sonora
[v] podría representar tanto un alófono de /f/ como de /v/; si es una realización de
/f/, se trata de una manifestación relajada, que ha sonorizado, mientras que cuando
corresponde a /v/ es la forma canónica, que ya es sonora. Del mismo modo, una
realización aproximante puede ser manifestación acústica de cualquiera de los tres
fonemas estudiados: /f/, /v/ o /b/. Finalmente, y a pesar de que el número de ejemplos
hallados es bajo, una fricativa aproximantizada [vβ] aparece como realización de /f/
20 Esta gradación serviría tanto para el español como para el catalán.
21 Se han señalado con línea continua las coincidencias entre realizaciones más frecuentes, y con línea
discontinua aquéllas que presentan pocos casos.
159
Montserrat Batllori, Beatriz Blecua, Assumpció Rost
y de /v/, y la oclusiva sonora [b] puede ser, además de la forma esperada para /b/, un
alófono reforzado de /v/.
En algunas de las categorías la duración permite distinguir aún la procedencia
de una manifestación. Esto ocurre, por ejemplo, en las realizaciones labiodentales
sonoras [v] y fricativas aproximantizadas [vβ] del locutor del catalán cuyos datos
se han analizado estadísticamente: los sonidos clasificados como [v] y [vβ] que
proceden del fonema labiodental sordo /f/ presentan una mayor duración que los
que corresponden al fonema /v/,22 dato que podría ser un reflejo de la diferencia que
se da en general entre una fricativa sorda y una sonora. En cambio, no se ha podido
detectar ninguna diferencia significativa en la duración de las formas clasificadas
como aproximantes que, independientemente del fonema al que correspondan,
presentan unos valores medios prácticamente idénticos (39,5 ms de duración media
para las realizaciones de los fonemas /f/ y /v/, y 39,1 para /b/). En este caso, por tanto,
la confusión entre los fonemas es absoluta.
Como conclusión del experimento cabe mencionar, tal como se ha hecho
anteriormente, la confluencia de formas correspondientes a los tres fonemas
analizados, lo cual puede explicarse perfectamente en términos de Blevins (2004).
Los hablantes que manifiestan dicha variación proporcionan los Datos Lingüísticos
Primarios o input a los que se hallan en el período de adquisición, quienes deberán
establecer cuál es la forma fonológica subyacente a dichas manifestaciones. Si el
receptor percibe correctamente el estímulo y, a pesar de ello, identifica la forma
fonológica subyacente con un fonema distinto al de origen (debido a la coarticulación
con los sonidos sonoros contiguos), el cambio corresponderá a lo que la fonología
evolutiva define como chance o azar. Por el contrario, si el oyente percibe varios
alófonos en una misma posición y elige como forma fonológica el más frecuente de
ellos, nos hallaremos ante un caso de choice o selección. En ambos casos, los datos
son reinterpretados de modo que la competencia lingüística y, en consecuencia, la
actuación, de la persona que adquiere la lengua serán distintas de las del hablante
que le proporcionó los estímulos, por el hecho de haber adoptado una forma sonora
en vez de la sorda original, en el caso de /f/. Suponiendo que esta fuera la situación de
la lengua medieval, una vez que el fonema /v/ forma parte del inventario fonológico,
la evolución posterior a aproximante se explica como un paso más en la relajación
(es decir, un caso de cambio o percepción incorrecta).
A partir de ahí, si se parte de la hipótesis según la cual la oposición pertinente del
español medieval fue /b/ – /v/23 y se postula que en dicha época tuvo que existir una
situación de variación similar a la descrita para el valenciano, resulta prácticamente
inevitable visualizar el esquema anterior (figura 13) desde la perspectiva diacrónica
y considerar que la sonorización de la /f/ medieval se consolidó en época temprana
ya fuera por un proceso de cambio o change, ya por azar o chance. En este punto,
22 La duración media de [v] como manifestación de /f/ es de 53 ms, frente a 43,8 ms cuando corresponde
a /v/. En el caso de [vβ] , los valores son de 52,3 ms y 40,2 ms, respectivamente.
23 Cf. Alarcos (19654: 258-259), Quilis (1991: 442-443) y Medina López (2003: 52-57).
160
Evolución y adquisición fonológica de la fricativa labiodental sonora en español
las realizaciones de /v/ (< /f/) pasarían a participar del proceso de betacismo que
erosionaba el contraste /b/ y /v/ para terminar confluyendo en //24 y en la posterior
coalescencia en /b/ y sus alófonos contextuales canónicos [b] y [] en el siglo XVI.
Obsérvese que en lo referente al fonema /f/ del castellano las realizaciones
alofónicas pertinentes todavía perviven en el habla espontánea independientemente
de los procesos de betacismo y posterior coalescencia en /b/, por consiguiente se
trata de dos cambios fonológicos distintos que presentan interjecciones. Respecto
a las variantes valencianas, Recasens (1991) comenta que en aquellos dialectos en
que /b/ se pronuncia menos frecuentemente como aproximante la estabilidad de /v/
es mucho mayor y, por otra parte, en estos casos la /f/ presenta mayor alternancia
entre [f] y [v] (cf. Recasens 1991: 196). Si adoptamos la perspectiva de la gramática
comparada, su afirmación corrobora nuestra hipótesis según la cual la sonorización
de /f/ en español se consolidó como /v/ porque existía al mismo tiempo el contraste
/b/ – /v/.
La pregunta que surge a continuación es: ¿por qué el cambio fonológico de /f/ en
/v/ en valenciano no se consolida de la misma forma? Debemos buscar la respuesta
en la historia de la lengua. Téngase en cuenta que, según se ha establecido, el español
de la primera mitad de la Edad Media se regía por una serie de normas locales y,
por consiguiente, hasta el castellano drecho se carecía de una norma prescriptiva que
fijara las realizaciones de un estándar general, lo cual suponía que fuera un terreno
abonado para todo tipo de cambios. En contraste, el catalán de Valencia y Alicante
cuenta con una norma prescriptiva ampliamente aceptada y prestigiada que ejerce
una presión cultista decisiva e impide la consolidación de los cambios del habla.
.. Conclusiones
Este capítulo aporta argumentos a favor de la existencia de un fonema
labiodental sonoro en castellano como paso previo al proceso de betacismo que
concluirá en el siglo XVI con la coalescencia en el fonema /b/. El análisis sincrónico
de un sistema lingüístico cuyas características asumimos como equivalentes a
las del castellano medieval pone de manifiesto la presencia de unos alófonos que
permitirán contemplar la variación necesaria para que se den los procesos de
cambio fonético-fonológico a través de los cauces propuestos por Blevins (2004):
cambio, azar o selección.
24 Quizás ya en la época alfonsí – cf. Sánchez-Prieto (2004: 446); aunque no descartamos la posibilidad
de que en esta época existiera variación y la aproximante fuera simplemente la pronunciación
estándar.
161
Descargar