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Lola Salcedo Castañeda *
tenciar la vida interior. Tal vez por eso, la mujer
Desde hace muchos años se preguntan
los
especialistas si existe o no una literatura de mu-jeres,tiende a lo esotérico -tan intangible como su
monólogo interior- y profundiza en tendencias
y de haberla. ¿cuáles serían sus elementos
definitorios?
(sociales, síquicas, religiosas) donde la fe es el
Mi acercamiento a la literatura escrita por
mujeres en Ibeoramérica. me ha llevado a pensar
que sí existe una perspectiva distinta desde la que
nosotras nos asomamos a la obra creativa.
La educación de la mujer sigue siendo diferente
a la que recibe el hombre; y estoy haciendo
referenciaa la educación primigenia que nos ofrecen
en el hogar -en el entorno familiar y social- antes
que a la educación instit\1cional que. sin embargo.
también nos inculca una forma de comportamiento
diferente. pese a que el currículo magistral se mantiene igual para ambos sexos.
A la mujer se le muestra el mundo externo como
agresivo. peligroso y propio de hombres, mientras
se le exalta la pertenencia al hogar -como centro y
máxima aspiración futura-, y lo doméstico, como
igual a su naturaleza. Se insiste en lo femenino.
como lo frágil y vulnerable. cuya conservación
significa ajustarse al ser mujer y dejar a un lado la
posibilidad de «amacharse».
De 10 práctico y real, 10 doméstico y el encerramiento, aprendemos a explorar, disfrutar y po.Nacida en Barranquilla. Novelista, periodista y ensayista.
Comunicadora social de la Universidad Pontificia Bolivariana
de Medellín. Estudios de postgrado en Ann Arbor, Universidad
de Michigan.
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Huellas 54. Uninorte. Barranquilla
pp. 18-21. dic. MCMXCVIIl. ISSN0120-2537
elemento primordial, porque ésta no tiene comprobación científica. Práctica bastante ajena al
género masculino que generalmente confia en la
ciencia comprobable.
Entonces, es lógico llegar a la conclusión de que
existe una literatura de mujeres, no femenina. que
se acerca a la realidad desde una perspectiva
diferente -por no decir opuesta-, y prefiere el
mundo interior, los sentimientos y todo un universo
intirnista.
Citaré los nombres de algunas nuevas autoras
en Iberoamérica cuya obra particular nos muestra
esa perspectiva femenina: Marvel Moreno. Silvia
Galvis y Laura Restrepo. en Colombia; Angeles
Mastretta y RosaBeltrán. en México.e IsabelAllende
y Marcela Serrano. en Chile.
Escritoras que se asoman a un universo humano
poco explorado por los hombres: el mundo de la
mujer. Cuando los escritores trazan caracteres
femeninos o intentan penetrar esemundo intimista.
bastante desconocidopara ellos. nos cuentan cómo
son. qué hacen. cómo se expresan y. sobre todo.
los inscriben en una tipología clásica: o la víctima o
la perversa. pero no se interesan por lo que discurre
en sus mentesy. mucho menos. las hacen partícipes
en la solución de los conflictos humanos. Más bien
son el meollo del conflicto. la causa de la tragedia.
!..aura
Restrepo
Una mujer nunca ofrecerá la misma soluc:ión a
un conflicto que la que pueda presentar un hombre:
desde niñas nos entrenamos
para conciliar,
compartir y disfrutar en comunidad, mientras a los
varones se les impulsa a competir, liderar y producir.
Creo que de la educación. que los franceses
ilustrados definieron como sentimental. nace la
creación. distinta y propia. de las mujeres. Es un
asomarnos desde otra orilla a los eventos de vida
que compartimos con los hombres. para auscultar
la realidad con instrumentos diferentes.
Reaccionamos de manera distinta a los grandes
interrogante s del ser humano, como el amor, la
muerte, y el para qué vinimos y para dónde vamos.
¿Puede el lector imaginar a un Hamlet femenino,
bajo la tortura del ser o no ser, si la misma naturaleza de su género predestinado a dar vida se lo
impide?
No es posible confundir la literatura escrita por
mujeres, ni siquiera cuando intenta penetrar y
transmitir la intimidad de hombre, como Virginia
Woolf en Orlando. Su personaje actúa, reacciona,
goza y sufre desde su parte femenina, esa mitad
del sexo opuesto que todos los individuos tenemos
y que la mayoría de los hombres sofocan temerosos
del juicio externo, aterrorizados por la homosexualidad que los demás pueden atribuirle,
mientras que esiórmula propiciada entre las mujeres -fortalecer lo masculino- para surgir y
abrirse camino en un mundo definitivamente fálico.
Angeles
Mastretta
Para comenzar,nuestro vientre, como el de todas
las hembras animales, es el úIJ.ico capaz de ser
fecundado y producir ese mágico suceso que es la
vida. Si bien el macho es fundamental para la
concepción misma, y en buena hora, es el vientre
de mujer el que durante nueve meses procura
aliento, alimento y sustancia a ese nuevo ser. La
maternidad, por tanto, es la primera diferencia que
se refleja en la literatura.
Un hecho de la naturaleza engrandecido por la
sociedad patriarcal afecta a quienes se saben
portadoras excluyente s de tal maravilla que.
además. es la esencia biológica de nuestro género.
Tal vez por eso. las mujeres. con frecuencia. escribimos sólo sobre mujeres. y no es extraño. Si revisamos la historia encontramos una apabullante
mayoría de escritores de todos los pelajes. quienes
nos han contado el devenir de la-humanidad, pero
alrededor del llamado sexo fuerte y. por tanto, sólo
conocemosla mitad de lo sucedido. Las cosas de o
vistas por mujeres no resultaban interesantes. Esa
misma condición biológica hace que las mujeres
miremos la muerte con horror y que jamás la consideremos como salida. salvo para nuestrf. propia
sinsalida. Así, el suicidio de la heroína o su muerte,
son una forma de escapea algo peor para nosotras.
como puede ser la deshonra -entendida como
reacción al fracaso en ser persona.
De otra parte, la cultura, llámese occidental u
oriental, nos impuso durante siglos la onerosacarga
del honor familiar entre las piernas; col},.denaque
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todavía persiste entre nosotros los latinoamericanos. En esa castración tempranísima de la
sexualidad reside. a mi entender. la segunda razón
para que la literatura escrita por mujeres se acerque
de manera diametralmente opuesta a las relaciones
afectlvas.
La supresión de la sexualidad como fuerza
primigenia del individuo, nos lleva a una colosal
fantasía. donde el deseo se sublima, y para poder
aflorar al consciente fem~nino se disfraza de amor
eterno por un hombre especial. que casi nunca
existe, porque le colgamos toda clase de exigencias
y, sobre todo. esperamos del sexo bendecido demasiado. desde el profundo desconocimiento de
nuestro propio eros.
Por eso. en la literatura escrita por mujere~
encontramos con frecuencia largos monólogos interiores de frustración e insatisfacción. descI,ipciones minuciosas de sentimientos y sensaciones,
violencia sicológica e intelectual. y poquísima
narración de hechos independientes a eseuniverso
femenino. En cambio, en la ficción masculina
siempre hay acción. un mundo tangible -el
Macondo de Gabriel García Márquez no podría
haber sido inventado por una mujer- y cuando
hay violencia es real, chorrea la sangre por las líneas. Es como si el novelista diera fe de un universo
exterior y la novelista de un universo interior.
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Las escritoras latinoamericanas como la chilena
IsabelAllende y la brasileña Nélida Piñón. a quienes
podríamos enmarcar dentro del llamado realismo
mágico, construy~n personajes femeninos fuertes
y ricos en matices. pero no logran darle forma a ese
Macondo particular. donde encajan sus historias.
Les falta la educación masculina hacia lo externo,
no tienen elementos para construir un mundo integral. En contraposición. logran auténticas
maravillas en la recreación de complicados egos.
AngelesMastretta y Marcela Serrano. al contrario
de Allende y Piñón, no intentan emprender esa
tarea: ellas navegan por el misterioso cauce de las
relaciones entre mujeres y van desgranando, como
adornos. trazos del mundo que las rodea.
Las mexicanas Mastretta y Rosa Beltrán
describen al detalle épocas importantes en la vida
de ese país. pero están recreando la historia nacional. no están creando un universo externo propio
sino una recreación de esa historia: también
alcanzan grandes logros cuando penetran la vida
interior de los personajes.
En Colombia. Silvia Galvis y Laura Restrepo.
novelistas de fin de siglo. recrean ambientes sin
ser costumbristas. pero se zambullen en ese Yo
indefinible y sorprendente de la mujer. Silvia Galvis.
quien como periodista escarba con ardor en la vida
y motivos de sus personajes. en laficciórirecrea la
son muy niños pero que abandonan rápidamente, a expreso
mandato e impulso de susmadres
CQnlOesbozaba al comienzo.
con una educación tan diferente
como la que recibimos los hombres y las mujeres. es imposible
que podamos unificar la literatura y negar que hay una literatura de mujeres. no femenina.
Digo que de mujeres y no femenina. porque 10 segundo implicaría a mi entender unas claves
excluyente s del lector-hombre.
que únicamente podrían ser
descifradas por el género femenino. Y ese lenguaje femenino
no existe lingüísticamente sino en
una antigua tradición china. por
cierto. recuperada últimamente.
vida y milagros de mujeres de sociedad. sus
que tiene símbolosy significados sólo comprensibles
relaciones conflictivas y los sentimientos que surgen
para las mujeres iniciadas en él. Nació de la
de esa fricción. así como la dureza de la apabullante
necesidadde comunicarse entre ellas bajo los duros
presión masculina que todas vivimos desdepequeñas.
condicionamientos
de la mujer en China.
condicionamientos que todavía hoy persisten a
pesar de la modernización y la apertura hacia
Por su parte. Laura Restrepo. quien abandonó
Occidente. que. de otra parte. no es mucho 10que
el periodismo para dedicarse exclusivamente a la
tiene que ofrecer si profundizamos a conciencia en
literatura. también dedica sus páginas al sentir de
el ser mujer en nuestra sociedad patriarcal y
la mujer -fuerte y dotada de virtudes maconmachista.
dianas- con detalladas descripciones de su
ambiente. pero sin pretender construir hacia afuera.
Otra característica de la literatura de mujeres
como lo intentan Piñón y Allende. sin éxito.
es la ausencia de diálogos largos: tendemos a la
narración de un narrador omnisciente (la tercera
Marvel Moreno. la desaparecida novelista
persona). que tiene mucho que ver con la cultura
barranquillera. logró conmover a la durísima crítica
femenina de detrás de los visillos. de hablar en voz
francesa con sus relatos de la vida de una señora
baja entre nosotras. aunque hablemos mucho. Rede sociedad, donde narra con detalle sutil las consponde. posiblemente. a un inconsciente deseo de
versaciones entre mujeres, sus ansiedades y frusno tener que asumir la responsabilidad por lo
traciones bajo la opresión de las reglas masculinas.
externo. el mundo propio de los hombres. ese que
no es vedado desde los primeros pasos y que se
Todas ellas y muchas otras que nos antecedieron
convierte para muchas. para desgracia de la lucha
en nuestra América Latina y España. han hecho y
entre los sexos. en un inalcanzable utópico que se
hacen literatura de mujeres. Nadie puede pretender
refleja en la adopciónde posturas masculinas frente
que alguna de esas novelas fue escrita por un homa los demás y a la vida misma. con el desagradable
bre. simplemente porque son voces que se elevan
resultado de mujeres inacabadas. como lo definió
desde la otra orilla. esa que ellos sólo pisan cuando
magistralmente Lillian Hellman.
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