CONFERENCIA DE LA SEÑORA MINISTRA OLGA SÁNCHEZ CORDERO DE GARCÍA VILLEGAS, EN EL TERCER ENCUENTRO UNIVERSITARIO CON EL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN, QUE TENDRÁ LUGAR EN EXPO REFORMA, EL DÍA DIEZ DE NOVIEMBRE DE DOS MIL ONCE, A LAS 09:30 HORAS. REFORMA CONSTITUCIONAL DE DERECHOS HUMANOS: CASO ROSENDO RADILLA PACHECO. “México es actualmente un país que aprecia la libertad, donde el pueblo está en camino, a través de la democracia, hacia su redención social; por esto en México los juristas pueden creer en el Derecho. Ese escepticismo sobre la utilidad social de los juristas no se concibe en la República Mexicana, donde, en el estímulo de la renovación jurídica que deriva de la conciencia de una revolución social recientemente realizada, no se observa la escisión entre legalidad y justicia que a veces hace estéril, débil y negligente la obra de los juristas; el jurista es considerado actualmente en México, como el apóstol de la justicia social y de la redención humana.” Piero Calamandrei, Prologo a la publicación del cursillo impartido en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, en febrero de 1952. Primeramente, quiero agradecer a todos su presencia para escuchar algunas ideas y disertaciones que he Ustedes, torno al en preparado sistema para procesal constitucional de nuestro país, a partir de la categoría de los Derechos Humanos, las recientes Control reformas de la constitucionales, Constitucionalidad y el la Convencionalidad, pues mi intención es esbozar un panorama del nuevo paradigma constitucional, y llamar su atención en relación a lo que se avecina en las próximas fechas ante la inminente nueva legislación de amparo y la labor interpretativa y de tutela de los Derechos Fundamentales a cargo de todos los juzgadores del país. 2 Quiero expresarles, que ante la atenta invitación para participar en este Tercer Encuentro Universitario con el Poder Judicial de la Federación, me embargó la emoción y ahora la alegría por estar aquí, frente a jóvenes estudiantes de Derecho, los que en un futuro no muy lejano ocuparán espacios en los que de manera común y cotidiana aplicarán y exigirán la vigencia de los valores y principios que permean en el ánimo de las disposiciones de derechos humanos, conforme a la Norma Fundamental y los tratados internacionales que integran nuestro sistema jurídico. Precisamente uno de los elementos en el cambio del paradigma constitucional que estamos viviendo, tiene su origen en los 3 pronunciamientos que el Alto Tribunal de nuestro país emitió en relación a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso Rosendo Radilla Pacheco en contra del Estado Mexicano; personaje del que se cumplen ya 37 años de su desaparición. Actualmente, nuestro país atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia, una crisis en la seguridad nacional; los altos niveles de delincuencia, la cada vez más dura y acérrima lucha contra el crimen organizado, hacen no sólo necesario, sino urgente, tomar acciones para recobrar la paz social que tanto anhelamos, tomando medidas drásticas pero dentro del marco de un Estado Constitucional, Democratico y 4 Social de Derecho, bajo el balance de las medidas institucionales que les permitan operar y realizar sus funciones y la tutela y protección de los Derechos Humanos de toda la población. La recomposición social que necesita nuestro país no es cosa fácil, tampoco es algo a corto plazo, requiere del esfuerzo y la participación de todos los actores políticos y sociales, a todos los niveles. Cada uno de nosotros, en nuestro campo de acción, sea pequeño o amplio, tenemos una oportunidad para marcar la diferencia, para aportar en el cambio y renovación que necesitamos como sociedad. 5 Frente a la situación de inseguridad general que vivimos, no se trata de asumir una postura fatalista, sino de despertar y tomar medidas drásticas, pero dentro de lo estrictamente necesario, para afrontar la grave situación que vivimos como colectividad, actuando de manera valerosa, comprendiendo que el valiente no es quien no siente temor, sino quien a pesar de ello, hace lo que debe hacer. Se trata de sanear y remover todos los elementos que están descomponiendo a nuestro país, evolucionar para lograr lo que al final aspiramos en la aventura de convivir en sociedad, dentro de la aventura misma que es la vida, y que es la paz, la seguridad, la tranquilidad y la felicidad. 6 De ahí que, es fundamental el diseño y funcionalidad de nuestro sistema jurídico, así como de las instituciones que tienen a su cargo la operatividad de éste. A través de la historia, los derechos fundamentales se han venido desarrollando de manera progresiva, con lo que se ha hecho necesaria una protección más amplia y efectiva de aquéllos. Pocas generaciones tienen la oportunidad de atestiguar cambios tan importantes en cuanto a la protección de los derechos humanos de los que gozamos todas las personas por el simple hecho de serlo. 7 Recientemente, el 6 y 10 de junio de este año, se reformó la Constitución Política de los Estados finalidad Unidos es Mexicanos, reformular el cuya tradicional paradigma que sobre los derechos humanos había venido operando en nuestro país, por casi 150 años. No sólo en lo que al concepto de éstos implica, sino también a su tutela para la máxima eficacia y efectividad de ellos. En primer lugar, mediante la reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación de seis de junio de año en curso, se establecieron las bases constitucionales que han de regir al Juicio de Amparo, para que este mecanismo de protección de los derechos fundamentales, o como 8 anteriormente se denominaban “las garantías individuales”, vuelva a la esencia misma que le dio origen: EL PROTEGER A LAS MUJERES Y HOMBRES QUE VIVIMOS EN ESTE PAÍS; lo que además enaltece al propio mecanismo de defensa del ciudadano y a las autoridades mismas al conducirse como entes respetuosos e impulsores de los Derechos Humanos. Esta reforma entró en vigor el pasado seis de octubre, y en ella se extiende a partir del artículo 103, fracción I, del Código Fundamental, la constitucional, no materia sólo a de los la tutela derechos fundamentales y garantías reconocidas en la propia Constitución, sino también a los tratados internacionales de los que México 9 sea parte; con esto se amplía substancialmente la materia del amparo y permite que los operadores jurídicos no se encuentren limitados al texto constitucional, sino que deben acudir también a las disposiciones de derecho internacional y en su caso aplicarlas atendiendo otra las al caso particular. Entre de trascendentales reformas en materia de amparo, se amplía la procedencia del mecanismo procesal, para extenderse más allá de quien tenga un interés jurídico, haciéndolo viable frente a intereses legítimos o colectivos, esto a la postre permitirá la exigencia y tutela de derechos sociales o ciertos derechos de tercera generación, que por su naturaleza 10 propia no son de la titularidad directa de un sujeto, como lo son los relativos a un medio ambiente digno, o los derechos de los consumidores. Por otra parte, en el Diario Oficial de la Federación del día 10 de junio de este año, se publicó la reforma constitucional en materia de Derechos Humanos, la cual entró en vigor al día siguiente y con la que se da un cambio radical en el tradicional paradigma en la tutela de los derechos inherentes a la persona, situando a México a la par de los países que enfocan su atención y esfuerzos en la protección y defensa de los Derechos Humanos a través de mecanismos de vanguardia. 11 Con esta reforma, desde mi personal punto de vista, se avanza significativamente en el reconocimiento y garantía de los Derechos Fundamentales, permitiendo adecuarnos al sentido y alcance que a través de diversas pautas ha ido fijando el concierto internacional en la materia y especialmente los Tribunales Trasnacionales de Derechos Humanos. De dicho Constitución proceso de reforma General de la a la República, sobresalen las modificaciones y adiciones a los artículos 1° y 3°. El artículo 1°, de la Constitución General de la República, a partir del día 11 de junio de 2011, versa sobre los derechos humanos, 12 y las formas para hacerlos exigibles, suprimiendo el añejo término de “garantías individuales”, vestigio del constitucionalismo francés post revolucionario, y prevé que todas las personas gozan de los Derechos Humanos que reconoce en dicha Norma Fundamental, así como en los tratados internacionales suscritos por el Estado Mexicano. Esta reforma es trascendental, pues con ella se genera un bloque de derechos, que se integra bien con los establecidos en el propio cuerpo constitucional, participan los derechos pero además fundamentales contenidos en los Tratados Internacionales en los que México sea parte, esto no significa que verse en tratados en materia de 13 derechos humanos, sino que atiende a la naturaleza y fines de cada disposición, con independencia internacional de pueda que ser el instrumento en materia de derechos humanos o bien sobre temas comerciales. Por otra parte, dicho bloque de derechos escapa a la tradicional concepción de la jerarquía normativa, pues los derechos que lo integran no ocupan en sí un peldaño fijo, sino que fluctúa en atención a lo que resulte más favorable a la persona en aras de la mayor protección. La Constitución General de la República a partir de esta importante reforma, prevé métodos interpretativos para que se optimice 14 de la mejor manera la expansión de los valores y principios que inspiran no sólo a la constitución misma, sino a los derechos humanos contenidos en tratados internacionales. Así, el propio texto de la Norma Fundamental prevé que las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con la misma Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas en la protección más amplia, en los siguientes términos: “Artículo 1°. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados 15 internacionales de los que el Estado Mexicanos sea parte, así como de las garantías ejercicio para no su protección, podrá cuyo restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece. Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia. Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con. los principios interdependencia, de universalidad, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos 16 humanos, en los términos que establezca la ley.” (...)” De dicha directriz constitucional, yo extraigo tres métodos interpretativos de los Derechos Fundamentales, primero una interpretación conforme, adjudicando en su caso un contenido a las normas que sea acorde y empático con las previsiones constitucionales y las normas de derechos humanos de los tratados internacionales; en segundo lugar, la interpretación misma de los tratados internacionales conforme a su esencia y formas particulares de creación, conforme al tratado de Viena para tales fines; y finalmente, prevé que el operador se guie bajo una interpretación pro personae, 17 desplegando el potencial de la norma que sea la que más favorezca a la persona. Es de especial relevancia el párrafo tercero del artículo 1°, de la Constitución General de la República, vigente a partir del día once de junio de dos mil once, a través del cual todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de interdependencia, universalidad, indivisibilidad y progresividad; por lo que consecuente, el Estado Mexicano se compromete a prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley. 18 Entendiéndose por universalidad que se reconocen a todos los individuos que se ubican en el ámbito espacial de aplicación de las normas de derechos humanos, de su competencia; interdependencia, porque el ejercicio de unos derechos se torna en condición de posibilidad y vía de realización de otros; indivisibilidad, en cuanto a que los derechos siendo fines en sí mismos tienen como núcleo esencial la dignidad humana; y finalmente, progresividad, porque patrocina la aplicación preferente de aquel ordenamiento que mejor tutele los derechos humanos ya sea, indistintamente, un tratado internacional o la Constitución y genere una apertura más amplia de derecho. 19 Es precisamente, que en consideración a las reformas Constitucionales que brevemente les he referido, que el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al analizar el cumplimiento de la sentencia emitida el 23 de noviembre de 2009, por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Radilla Pacheco contra el Estado Mexicano, emitió pronunciamientos de un impacto susbstancial en el sistema jurídico. Me referiré de manera específica a dos de ellos: 1.- el rompimiento del tradicional concepto del control concentrado de la constitución y consolidación en el sistema jurídico mexicano del término de reciente cuño: “control de la convencionalidad”, y 2.- la aplicación y el carácter de los 20 precedentes emitidos por órganos internacionales en la tutela de los derechos humanos. El tema relativo al control de la constitucionalidad de las leyes, ha sido uno de los más debatidos en el ámbito jurisdiccional y académico, cuya discusión se remonta prácticamente al establecimiento en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 5 de febrero de 1857, en cuyos artículos 101 y 102, se establecían las bases generales del Juicio de Amparo, previendo en primer lugar, que los Tribunales de la Federación resolverían toda controversia suscitada por leyes o actos de autoridad que vulneraran las llamadas garantías individuales, y en el precepto 21 mencionado en segundo lugar, que las sentencias se ocuparían únicamente de proteger y amparar en el caso particular sin hacer ninguna declaración general respecto de la ley o acto que la motivare. Bases que trasladaron su espíritu a la Constitución General de la República de 1917, y que desde que se inaugura con dicho código fundamental la Quinta Época del Semanario Judicial de la Federación, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sostuvo el criterio de que era facultad suya conocer respecto de la constitucionalidad o inconstitucionalidad de una ley o de un acto de autoridad, siempre que existiera petición de parte, se siguiera el procedimiento establecido por la ley, y que, actuando en él 22 se pronunciara sentencia que se ocupara tan solo del caso limitándose agraviado, concreto a proteger pero sin y hacer y singular, amparar al declaración general respecto de la ley o acto que motivare aquella. Igualmente, desde entonces se sostuvo que el artículo 133 de la Constitución, era conformativo del régimen federal y evitaba el predominio de las leyes locales sobre la Constitución, estableciendo con firmeza, la supremacía de la misma Carta Fundamental; pero no como una fuente de competencia de la cual pudiera derivarse la facultad de los tribunales ordinarios en esa materia, y, por tanto, correspondía en exclusiva a la Suprema Corte, declarar la 23 constitucionalidad o inconstitucionalidad de una ley.1 Dicho criterio transitó desde entonces, prevaleciendo que conforme a la interpretación de los alcances del numeral 133 de la Constitución Federal, en lo que respecta al denominado constitucional”, Federal, sólo puede el calificar “control Poder la Judicial regularidad constitucional de las leyes a través del juicio de amparo. Que de dicho precepto de la Norma Fundamental se desprende de manera expresa la supremacía constitucional y un orden jerárquico de los ordenamientos 1 Competencia 160/45. Suscitada entre los Jueces de Primera Instancia de Pátzcuaro, Michoacán, y de Distrito en el Estado de Michoacán. Armenta Moisés. 23 de julio de 1946. Mayoría de nueve votos. Disidentes: Franco Carreño, Olea y Leyva, Angeles, Corona, De la Fuente y Estrada. Ponente: Olea y Leyva. 24 legales en nuestro sistema jurídico. Además, de que en su parte final consigna la obligación para los jueces de los Estados, de respetar la Constitución Federal, leyes federales y tratados, con preferencia a las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones y leyes locales. Además, ese criterio tradicional señalaba que resulta inadmisible sostener, que con fundamento en lo dispuesto por el artículo 133 de la Constitución General de la República, los jueces del orden común puedan abstenerse de aplicar las leyes locales, en base al argumento de que éstas son violatorias de la Norma Suprema. Y si bien es cierto que en principio la redacción de dicho precepto constitucional sugiere la 25 posibilidad de que los jueces puedan juzgar la constitucionalidad no sólo de sus actos sino además la de los ajenos, especialmente las leyes y Constituciones de los Estados en cuya jurisdicción ejerzan, y que en dicho sentido llegó a pronunciar inicialmente esta Suprema Corte de Justicia de la Nación; sin embargo se consideró que el artículo 133 Constitucional no es fuente de facultades de control constitucional para los jueces del orden común, pues dicho precepto debe ser interpretado a la luz del régimen previsto por la propia Carta Magna para ese efecto, que se traduce en un juicio específico cuya procedencia se encuentra sujeta a diversos requisitos con la finalidad de evitar la anarquía en la organización y distribución 26 de competencias de las autoridades estatales. Incluso se llegó a hacer la aclaración de que si bien desde la Constitución de 1857 se reprodujo en esencia el artículo 6º, apartado 2º, de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica, en el contenido del actual artículo 133 de la Constitución de 1917, su aplicación es diversa en ambas latitudes, pues mientras en aquel país esta disposición tiene una vigencia plena en la medida en que el control constitucional se despliega por la vía de excepción o defensa inicialmente ante cualquier autoridad local y pasa después a la jurisdicción federal a través de recursos procesales, que vinculan dentro de un sólo proceso las dos instancias desarrolladas 27 sucesivamente ante las dos jurisdicciones; en cambio, en nuestro sistema jurídico, el control constitucional se actualiza en la vía de acción y se encomienda exclusivamente al Poder Judicial de la Federación. La anterior doctrina fue plasmada esencialmente en dos tesis de jurisprudencia de los JUDICIAL rubros DE ATRIBUCIÓN JUDICIAL siguientes: LA CONSTITUCIÓN. EXCLUSIVA DE “CONTROL “CONTROL LA DEL PODER FEDERACIÓN.” DIFUSO DE DE GENERALES. AUTORIZA LO y LA CONSTITUCIONALIDAD NO ES NORMAS EL ARTÍCULO 133 DE LA CONSTITUCIÓN.” 28 La primera de ellas, establece que la supremacía constitucional se configura como un principio del sistema jurídicopolítico mexicano, y por tanto, la Constitución está por encima de todas las leyes y autoridades. Además, establece que los tres Poderes de la Unión deben observar la Ley Suprema, pero no por eso las autoridades pueden examinar la constitucionalidad de sus propios actos o de los ajenos, ya que la misma Constitución prevé en sus artículos 103 y 107, un medio de defensa ex profeso, por vía de acción, como lo es el juicio de amparo, el cual está encomendado de manera exclusiva al Poder Judicial de la Federación. 29 Por su parte, la segunda de las jurisprudencias que les menciono, señala que el artículo 133 constitucional, no es fuente de facultades de control constitucional para las autoridades que ejercen funciones materialmente jurisdiccionales, respecto de actos ajenos, como son las leyes emanadas del propio Congreso, ni de sus propias actuaciones, que les permitan desconocer unos y otros, pues dicho precepto debe ser interpretado a la luz del régimen previsto por la propia Carta Magna para ese efecto. Ahora, a partir de julio de este año, en atención a las nuevas obligaciones para las autoridades del Estado mexicano, que prevé el artículo 1º de la Norma Básica, e 30 interpretado en relación con su numeral 133, cambió el esquema tradicional sobre el control de constitucionalidad y se emitió pronunciamiento en relación al término de reciente cuño convencionalidad, del todo control a raíz de de la discusión en el Alto Tribunal de la forma y acciones necesarias para dar cumplimento a la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, derivada del Caso Rosendo Radilla contra el Estado Mexicano. En dicho asunto, se estableció una distinción fundamental en el tema del control de la Constitución, cuya esencia inspira al control de convencionalidad, la que radica en distinguir entre la invalidez de 31 las normas y la inaplicabilidad de éstas en casos concretos. En el primer supuesto, el órgano expresamente facultado para ello, cuenta con atribuciones para declarar la invalidez de la norma por no compartir los principios y valores que inspiran a la jerárquicamente superior; es decir, no guarda una relación y rompe con el sentido mismo del sistema, esto es lo que el inminente profesor de Oxford Herbert Lionel Adolphus Hart, denominó regla de reconocimiento o pedigrí de origen. La declaratoria de invalidez de la norma, implica su expulsión del sistema jurídico, en ocasiones con efectos inter partes y en 32 algunos supuestos específicos y en los que se requiere una votación calificada, ésta puede ser con efectos generales erga omnes. Por otra parte, la inaplicabilidad de la norma, significa que el operador, al advertir que ésta es notoriamente contraria a los postulados que subyacen en el sistema jurídico, y que las disposiciones de carácter superior prevén una cuestión diversa, está facultado para omitir la aplicación de la ley y acudir de modo directo a las normas constitucionales y ahora —a partir de la reforma de 10 de junio del año en curso— también a las disposiciones en materia de Derechos Humanos contenidas en los tratados internacionales de los que México participe. 33 Es precisamente en esta cuestión que el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al analizar y discutir las reparaciones impuestas y lo concerniente al Poder Judicial de la Federación, por el Tribunal Interamericano de Derechos Humanos con sede en San José de Costa Rica, que determinó que el control de convencionalidad es una obligación que se encuentra dispersa en todos los operadores jurídicos del país, como una forma de cumplir el deber de velar por la vigencia y observancia de las disposiciones que en materia de derechos humanos integran el Sistema Interamericano. Pero ésta en cuanto a la inaplicabilidad de las leyes, pues la expulsión de una norma del Sistema 34 Jurídico es una operación jurídica que constitucionalmente se ha encomendado a determinados órganos del Poder Judicial de la Federación, figurando como intérprete privilegiado la Suprema Corte de Justicia de la Nación. De ahí que, ante tal discusión y conclusión arribada, también se señaló que lo mismo ocurre respecto de las disposiciones constitucionales, pues de la interpretación del artículo 133 de nuestra Norma Fundamental, en relación con el artículo 1º, se desprende que los operadores jurídicos tanto Federales, Estatales y del Distrito inaplicar Federal, una están norma en ante posición su de evidente contravención al texto constitucional o al 35 núcleo esencial de determinado Derecho Fundamental contemplado en algún tratado internacional suscrito por el Estado Mexicano. Por otra parte, en la más Alta Tribuna jurisdiccional del país, se analizó el carácter de la jurisprudencia proveniente de los Tribunales Internacionales en Materia de Derechos Humanos, a los que México se ha sometido a su jurisdicción; haciéndose la precisión de que los casos contenciosos en los que México es parte, implican un sentencia cuyo cumplimiento atiende a los efectos mismos de la decisión jurisdiccional; mientras que la ratio decidendi derivada de casos en los que otro Estado es parte, representan criterios orientativos, los cuales 36 no tienen un efecto vinculante para los jueces nacionales. Como podrán apreciar, estas recientes directrices en materia de Derechos Humanos nos proporcionan una beta inagotable a los operadores jurídicos para poder determinar y resolver los conflictos que se someten a nuestro conocimiento. Por tal motivo, en la sesión del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, celebrada el pasado 25 de octubre, se determinó que las tesis de jurisprudencia de rubros “CONTROL CONSTITUCIÓN. JUDICIAL ES DE LA ATRIBUCIÓN EXCLUSIVA DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN.” y “CONTROL DIFUSO DE LA 37 CONSTITUCIONALIDAD DE GENERALES. AUTORIZA NO LO NORMAS EL ARTÍCULO 133 DE LA CONSTITUCIÓN.” han quedado sin efectos, en atención a las reformas de derechos humanos, y especialmente a las obligaciones derivadas del artículo 1º de la Norma Fundamental. Esto es, en los juicios ordinarios, los juzgadores locales y federales, sea material o formalmente, se encuentran posibilitados, para que, tratándose de derechos humanos, puedan no aplicar la norma legal ante su evidente e irremediable contravención a la constitucionalidad constitucionalidad) internacionales (control y a los (control de tratados de convencionalidad), aplicando directamente 38 las disposiciones establecidas en la Norma Fundamental, a las cuales se encuentra obligado a su observancia. Para ello, conforme a lo sostenido por este Alto Tribunal al resolver el asunto relativo al cumplimiento de la sentencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Radilla Pacheco, en el cuaderno de varios 912/2010, el parámetro de análisis que deben realizar los jueces del país, se integrará en primer lugar, por todos los derechos humanos Constitución contenidos Federal, así en como la la jurisprudencia emitida por el Poder Judicial de la Federación, en segundo término por todos los derechos humanos contenidos en 39 Tratados Internacionales en los que el Estado mexicano sea parte, y finalmente, por los Criterios vinculantes Interamericana de de la Derechos Corte Humanos establecidos en las sentencias en las que México haya orientadores precedentes sido de de la dicha parte, y criterios jurisprudencia y Corte, el cuando Estado mexicano no haya sido parte. Para tales efectos, la interpretación de que partan los juzgadores, para poder aplicar o inaplicar una ley, presupone tres pasos: 1. Interpretación conforme en sentido amplio. Ello significa que los jueces del país, al igual que todas las demás autoridades del 40 Estado mexicano, deben interpretar el orden jurídico a la luz y conforme a los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales en los cuales el Estado mexicano sea parte, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia. 2. Interpretación conforme en sentido estricto. Ello significa que cuando hay varias interpretaciones jurídicamente válidas, los jueces deben, partiendo de la presunción de constitucionalidad de las leyes, preferir aquélla que hace a la ley acorde a los derechos humanos establecidos Constitución y en internacionales en los los que en la tratados el Estado mexicano sea parte, para evitar incidir o 41 vulnerar el contenido esencial de estos derechos. 3. Inaplicación de la ley cuando las alternativas anteriores no son posibles. Ello no afecta o rompe con la lógica del principio de división de poderes y del federalismo, sino que fortalece el papel de los jueces al ser el último recurso para asegurar la primacía y aplicación efectiva de los derechos humanos establecidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los cuales el Estado mexicano es parte. Conforme a lo anterior, se puede sostener doctrinalmente —y reitero, es mi visión académica—, que el sistema jurídico mexicano, es concentrado en una parte y 42 difuso en otra; concentrado en diversos órganos del Poder Judicial de la Federación, los cuales tienen en exclusiva el control directo de la Constitución; y por otro lado, difuso, tratándose de formas de las cuales conocen los juzgadores a través de vías ordinarias, de manera incidental y por las cuales, ante contravención la evidente e a los irremediable derechos humanos reconocidos en la Constitución General de la República y los tratados internacionales de los que México es parte, podrán inaplicar la norma legal. Así, en cuanto constitucionalidad y al control de convencionalidad, existen tres tipos distintos. 43 En primer lugar, está el control concentrado, a cargo del Poder Judicial de la Federación, por conducto de los tribunales de amparo y tiene como medios de control las controversias constitucionales y acciones de inconstitucionalidad, así como el amparo tanto directo como indirecto. Después, se ubica el control concentrado por determinación constitucional específica, que lo ejerce el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal, constitucional en juicio electoral de de revisión actos o resoluciones definitivos y firmes de las autoridades electorales locales en organización y calificación de comicios o controversias en ellos. 44 Y finalmente, considero la existencia de un control difuso, que debe ser aplicado por todos los tribunales, ya sea Federales o locales. Conforme posibilidades, a este tanto abanico normativas de como interpretativas, los juzgadores estamos ante una gran convencida responsabilidad, de que pero los estoy Derechos Fundamentales tendrán un evidente efecto expansivo. Una progresividad que, como extraída de una novela de Julio Verne, ya desde hace varias décadas pronosticaban juristas mexicanos y que ahora es una realidad, que como toda gran facultad conlleva grandes 45 responsabilidades que estoy segura afrontaremos por el bien de México, pero especialmente por el bien de las mujeres y hombres que lo habitamos. Muchas Gracias. 46