INSTITUCIÓN EDUCATIVA LAS CRUCES 2014

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INSTITUCIÓN EDUCATIVA LAS CRUCES 2014
ACTIVIDAD EVALUATIVA (POS-TEST)
Nombres y Apellidos: __________________________________________ Grado:_____
Fecha: ___________
RESPONDE LAS PREGUNTAS 1 A 5 DE ACUERDO CON EL SIGUIENTE TEXTO:
¿JAGUAR O LEOPARDO?
Los jaguares y los leopardos son tan parecidos que es difícil distinguirlos. Sin embargo, los
jaguares son en general más grandes que los leopardos. Tienen cuerpo muscular robusto, cabeza
ancha, piernas cortas y macizas, y grandes zarpas. Las manchas del jaguar forman anillos
circulares con un punto en el centro. A estos patrones se les llama rosetas. Las manchas de los
leopardos son más chicas y no tienen el punto central.
Los jaguares son los terceros felinos del mundo, en tamaño. Sólo los leones y los tigres son más
grandes que ellos. El jaguar macho pesa entre 120 y 200 libras (de 54 a 90 kg), mientras la
hembra por lo común pesa entre 80 y 100 libras (de 36 a 45 kg). Su cuerpo puede llegar a medir
más de 7 pies (2 metros) de la nariz a la cola. El leopardo es el miembro más pequeño de la
familia de “grandes felinos”: gatos que rugen y no ronronean. Los leopardos pueden pesar entre
65 y 180 libras (de 29 a 82 kg). Su longitud varía entre 5 y 7 pies (de 1,5 a 2 metros). En general,
los machos son dos veces más grandes que las hembras.
Tanto los jaguares como los leopardos tienen cachorros que parecen negros al nacer. En vez de la
piel amarilla de los adultos, la de ellos es café negruzca, con manchas negras. El pelaje de
manchas doradas de los jaguares y leopardos adultos les ayuda a confundirse con su entorno.
Cuando brilla el sol a través de pastizales y hojas, produce un patrón moteado de oscuridad y luz,
semejante al que se ve en el pelaje de los grandes felinos. Esto ayuda a los gatos a ocultarse,
tanto de depredadores como de su presa.
El leopardo y el jaguar tienen largos bigotes que les permiten sentir su camino mientras andan al
acecho de la presa en la oscuridad. El blando acojinado de sus patas y la piel que tienen entre los
dedos de los pies les ayudan a caminar con agilidad entre ramitas y hojas. Pueden recoger sus
garras mortales dentro de bolsitas especiales de las patas, para conservarlas afiladas. La cola,
tanto del jaguar como del leopardo, es larga y gruesa, y esto les ayuda a conservar el equilibrio
cuando se abalanzan sobre la presa. Estas prácticas colas son blancas por abajo, y eso ayuda a los
cachorros pequeñitos a seguir a su madre a través de la espesura de la maleza.
Tomado de: Cole, Melisa (2002). Los jaguares y los leopardos. China: Thomson Gale
1) En el primer párrafo, la palabra “robusto” tiene la función de:
A. Precisar una cualidad del cuerpo del jaguar.
B. Comentar las características principales del leopardo.
C. Clasificar el pelaje del cuerpo del jaguar.
D. Ninguna de las anteriores.
2) Según el texto, los jaguares se diferencian de los leopardos por:
A. Sus piernas negras.
B. Son en general más grandes
C. Vivir en sociedad.
D. Sus presas al cazar son seleccionadas.
3) Según el texto, los jaguares y los leopardos se pueden confundir con el entorno, gracias a su:
A. Peso y tamaño.
B. Pelaje de manchas doradas
C. Piel y su cola larga.
D. Cuerpo grande y robusto.
4) En la expresión: “los jaguares y los leopardos son tan parecidos que es difícil distinguirlos.
Sin embargo, los jaguares son en general más grandes”, las palabras subrayadas permiten
conectar dos ideas, donde la segunda:
A. Limita la información de la primera.
B. Niega la información de la primera.
C. Contradice la información de la primera.
D. Afirma la información de la primera.
5) El texto anterior tiene como Propósito fundamental:
A. Informar sobre el tiempo de apareamiento de los felinos.
B. Describir las diferencias y semejanzas entre el jaguar y el leopardo.
C. Definir los aspectos de hábitat natural de los felinos.
D. Argumentar la razón por la que se considera salvaje el leopardo.
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RESPONDE LAS PREGUNTAS 6 A 10 DE ACUERDO CON EL SIGUIENTE TEXTO:
LOS DOS VIEJOS
Vivían en la misma aldea dos ancianos. Uno era honrado y dulce; el otro, de avinagrada voz y
ojos astutos, era envidioso y avaro. Como las dos casas estaban frente a frente, el envidioso se
pasaba el día observando a su vecino. Se enojaba cuando advertía que las hortalizas del buen
viejo estaban más hermosas que las suyas, o si llegaban a su casa más pájaros.
El aldeano de buen corazón tenía un perro al que quería mucho. Cierto día observó que
escarbaba en un rincón del huerto y no cesaba de ladrar.
–¿Qué te pasa? –le preguntó el viejo.
Y el fiel animal, sin dejar de escarbar, siguió ladrando y dando aullidos. Al fin, el buen anciano
cogió un azadón y comenzó a cavar. Al poco rato su herramienta chocó con algo duro: era un
antiguo cofre, cubierto de moho. Lo abrió, y en su interior encontró un maravilloso tesoro.
El vecino envidioso había visto todo. “¿Por qué –se decía– siempre le saldrán bien las cosas a ese
vejete?” Por la tarde, dominando su rabia, se presentó con el agraciado. –Amigo, no soy malo,
bien lo sabes, pero los aullidos de tu perro eran tan insistentes que quise ver si pasa algo. ¿Me
prestas a tu perro unos días? El buen viejo estuvo de acuerdo, y el envidioso se llevó el perro.
A los pocos días lo vio escarbar junto al tronco de un árbol, y creyó que había encontrado otro
tesoro. Al fin iba a ser rico y poderoso. Corrió en busca de un azadón. Al regresar vio que el can
seguía aún escarbando.
Se puso a cavar ansiosamente, pero no encontraba nada. Luego de descansar un rato, volvió a la
tarea. De pronto, el azadón golpeó con algo. ¡Al fin! Dejó la herramienta y escarbó ávidamente
con las manos. ¿Sería su cofre? Entre la tierra aparecieron sólo trozos de madera carcomida,
piedras rotas, trapos sucios. El viejo volvió a cavar con el azadón, pues las manos le sangraban.
Pasó más de una hora y abrió, al fin, un hoyo muy profundo, pero no halló más que escombros.
Soltó la herramienta y se sentó en el suelo. Lo inundaba el sudor y le dolía la espalda. Entretanto,
el perro, que se había sentado, no lejos del hoyo, miraba al viejo con ojos de burla pues sabía que
no había ningún tesoro.
María Manent (adaptación), “Los dos viejos” en Cuentos del Japón. México, SEP - Celistia, 2005.
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6) En el primer párrafo, hace referencia de los dos ancianos donde uno era “honrado y dulce” y
el otro:
A. Ladrón y abusador.
B. Pequeño y soltero
C. Envidioso y avaro.
D. Ninguna de las anteriores.
7) Según el texto, el aldeano de buen corazón que fue lo que encontró con su perro:
a. Un saco lleno de dinero.
b. Un cofre
c. Un mapa de un tesoro.
d. Unas piezas sin valor.
8) Según el texto, cuando uno de los ancianos expresa la siguiente frase “Amigo, no soy malo,
bien lo sabes, pero los aullidos de tu perro eran tan insistentes que quise ver si pasa algo”
este pretendía:
A. Mostrar solidaridad con el otro.
B. Mostrar preocupación.
C. Buscar un amigo
D. Conseguir que le prestara el perro.
9) Según el texto, el anciano envidioso y avaro encontró:
A. Las piezas más lindas del mundo.
B. La ruta de un camino desconocido.
C. Ningún tesoro.
D. Solo unos documentos.
10) Con el texto, el autor pretende:
A. Demostrar la importancia de los tesoros.
B. Recrear una historia demostrando valores como la honestidad y humildad.
C. Enseñar cómo se busca un tesoro.
D. La sociedad de los campos.
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