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Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección General de Publicaciones
* VERSION PRELIMINAR SUSCEPTIBLE DE CORRECCION UNA
VEZ CONFRONTADO CON EL ORIGINAL IMPRESO
(S-3227/12)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación
DECLARA:
Su beneplácito en un nuevo aniversario de la primera victoria patriota
en la guerra de la Independencia, combate de Suipacha, que tuvo
lugar el 7 de noviembre de 1810.
Roberto Basualdo.FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
Hemos de recordar que las fuerzas patriotas denominadas “Ejército
Expedicionario al Alto Perú”, al mando de Antonio González Balcarce,
se dirigían en esa región con el propósito de lograr el reconocimiento
de las cuatro Intendencias que integraban el antiguo Virreynato.
El levantamiento a favor de la Junta de Mayo había sido
sangrientamente sofocado y los generales Nieto y José de Córdoba,
con un fuerte ejército, aguardaban para entrar en acción en Santiago
de Cotagaita.
El 27 de octubre las tropas leales al rey y el ejército de Balcarce se
enfrentaron, sufriendo éste último un serio revés.
Detenido el jefe patriota en el pueblo de Nazareno, situado río de por
medio frente al de Suipacha, tomó conocimiento del hostigamiento
permanente a que fueran sometidos los enemigos mediante las
huestes de Güemes, quien en su hábil estratagema de atacar y
desaparecer prontamente, no daba respiro a las mismas.
Pese a ello, el jefe español avanzaba confiado, enarbolando el
“estandarte del terror”, que consistía en una bandera negra mostrando
una calavera, tradicional enseña que significaba la guerra sin cuartel y
que había sido difundida por los piratas de todos los mares.
El 7 de noviembre más de 1.000 efectivos del ejército Real avanzaron
hasta el campamento patriota, siendo su jefe el capitán de fragata
José de Córdova y Rojas. Contaba éste con infantería del Fijo. de
Marina, Dragones y voluntarios de Charcas enviados por el mariscal
Vicente Nieto, ocupando alturas sobre el flanco derecho de los
patriotas. Ello obligó a éstos a retirarse, oportunidad que aprovecharon
los realistas para avanzar confiadamente.
En ésa instancia, el coronel González Balcarce dispone el avance
inesperado de 200 soldados con dos piezas de artillería, quienes en su
aparente retirada vuelven sobre sus pasos entablando decididamente
combate.
Confiado Córdova y Rojas en su superioridad, ordena un ataque
general y ello constituyó su grave error.
Balcarce ordenó a las guerrillas salteñas un avance en la retaguardia
realista al tiempo que otro batallón participaba en el avance general.
Los españoles sorprendidos por la velocidad de la embestida y ante la
aparición de la guerrilla en sus propias espaldas, se desordenaron en
una vergonzosa y precipitada fuga, abandonando 4 cañones, miles de
tiros de fusil, munición de artillería, 2 banderas y 150 prisioneros.
La victoria fue completa y una de sus consecuencias fue la
colaboración espontánea y masiva del elemento indígena, que no
vaciló en transportar los cañones a hombro y solicitando armas para
combatir.
El triunfo patriota abría el Alto Perú a las armas de la Revolución y el
trofeo obtenido – la bandera de la ciudad de La Paz – remitida a
Buenos Aires con el capitán Roque Tollo del Regimiento nº 1 Patricios,
portaba la misiva que remitía Castelli, quien señalaba: “…No hay
ejército en el mundo que presente el pecho al enemigo y se sostenga
con más gallardía y serenidad en el fervor de la batalla y avance a la
vez con más intrepidez que el nuestro. Los tarijeños, salteños,
tucumanos, santiagueños y cordobeses son tan buenos como los
oficiales y jefes de la Capital”.
En la ejemplaridad de tal comportamiento, solicito de mis pares la
aprobación del presente proyecto.
Roberto Basualdo.-
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