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SE P U B L I C A ILiOS D Í A S "7, 1 4 , 2 1 "X" 2 8 X>E CADA M E S .
ANO I.
Madrid 7 de agosto de 1883
NUM. 16.
SUMARIO
I. La semana política.—11.
El viaje de S. M. el Rey, por 1). L. V. d e . C —III. España
en
Áfri-
ca (conclusión), por D. C. A. y A..—IV. Francia y Annam (continuación), por D. Serafín Oluve
y Diez.—V. DOCUMENTOS HISTÓRICOS: Carta de Luis Quijada á S. M., remitida por el Excelentísimo Sr. Genera! 1). Luis Hernández Golfin.—VI. Misceláneas.—VII. Necrología.—VIII.
DOCUMENTOS DIPLOMÁTICOS: Incidente surgido en nuestras relaciones con la República de
Méjico.—IX. Documento parlamentario (continuación).
LA SEMANA POLÍTICA
Desgraciadamente no hemos necesitado buscar en las correspondencias
de la Granja, de I'ontevedra, de San
Sebastián, de Biárritz, de Aguas-Buenas y Carlsbad, la política que había
huido de Madrid.
La política ha venido á buscarnos
y á sorprendernos en medio de la capital de España; pero no por el camino ni bajo la forma que la esperábamos, sino por un camino y bajo una
forma que estaban fuera de todos los
cálculos del más negro pesimismo.
En la madrugada del domingo se
pronunció la guarnición de Badajoz al
grito de ¡viva la república! y la primer
noticia que la generalidad del público
de Madrid tuvo de este inesperado y
vergonzoso retroceso de nuestras costumbres políticas, fue el desfile silencioso por las calles, en la noche del
mismo día,-de las fuerzas organizadas
por el Gobierno para batir la plaza
pronunciada.
Pero no ya el Gobierno, que habiéndose iniciado el movimiento en la
madrugada del domingo, no tuvo
noticia oficial de él hasta las primeras horas de la tarde, y esto por
la junta organizada por los rebeldes,
sino las mismas autoridades de Badajoz, la militar y la civil, fueron más
afortunadas que el vecindario de Madrid: cuando los soldados de Santiago
}• de Covadonga y las fuerzas populares que los seguían ó los arrastraban
les intimaron la rendición, sintieron
que el poder que les había confiado
el Gobierno se les caía de las manos.
Abierta nuevamente la herida por
donde se ha ido en el largo trascurso
de cincuenta años toda la sangre, toda
la riqueza, toda la virilidad y todo el
porvenir de Bspaña, era lógico que
hasta los más confiados sospechasen
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ARCHIVO DIPLOMÁTICO
que el movimiento de Badajoz no fuera un movimiento aislado, y movidas
por esta sospecha, todas las miradas
se volvieron á Sevilla, á Valencia, á
Barcelona, á las Provincias Vascongadas, donde quiera que podía presumirse que había materiales dispuestos para la explosión ó resentimientos y ofensas de clases, ansiosas de
abrirse camino de reparación.
Y si grande era la indignación en los
primeros momentos, mayor fue la
angustia producida por el general
temor de ver de nuevo al país entregado á la indisciplina de todas las
fuerzas sociales, y al apetito de todas
las ambiciones, cuanto más contenidas más terribles; pero, afortunadamente, y gracias, tanto á la actividad
desplegada por el Gobierno, que nos
complacemos en reconocer, cuanto á
las predicaciones de paz y concordia
y á los altos ejemplos de patriotismo
que están dando los hombres de la revolución de septiembre (que no reconocerá el Gobierno), la chispa que en
otros tiempos hubiera bas.tado para
determinar el incendio, se ha apagado
en el aire: los sublevados de Badajoz,
huérfanos de todo apoyo, menos que
esto, faltos de toda simpatía, han pasado ¡a frontera de Portugal.
Se dice que el movimiento era zorrillista, pactista y federal. Nosotros no
atribuiremos su paternidad á ningún
partido ni á ningún hombre determinado. Es una desgracia más del país.
Una desgracia que debe estudiarse
atentamente penetrando en sus entrañas para ver si respondía á alguna
necesidad y adelantarse á satisfacerla.
Se dice que está llamado, si no á paralizar, á hacer un alto en el camino de
la libertad emprendido por la Monarquía, y, por consiguiente, á acortar la
distancia que separa del poder á los
conservadores-liberales. A esto nada
tenemos que objetar. Efectivamente,
este es el grave problema planteado
por el movimiento de Badajoz. ¿En
qué sentido se resolverá? ¿Salvando
otras fronteras ó levantando nuevas
fronteras?
¡Qué desgracia la del Sr. Sagasta!
En 1874 le sorprendió el movimiento
de Sagunto. En 18S3 le ha sorprendido
el movimiento de Badajoz. ¡Hasta por
circunstancias especiales ha sido el
último español que ha tenido conocimiento de él!
Decía uno de los hombres más ilustres del partido conservador-liberal,
hablando de la última crisis hecha
por D.a Isabel II, y de la cual fue víctima, porque era Ministro á la sazón:
«La crisis más justificada que ha
hecho Isabel II durante su reinado ha
sido la crisis del 21 de julio de 1866.
Un hombre que se deja sorprender
por los acontecimientos del22 de junio,
como se dejó sorprender el General
O'Donnell, no puede merecer un momento más la confianza de la Corona
ni la confianza del País.»
E l YIAJE DE S. M. EL REY
No hemos participado nosotros de la
opinión sustentada por algunos apreciables colegas del partido conservador, según la cual entienden que
S. M. no puede ausentarse del Reino
sin previo conocimiento y autorización
de las Cortes. Esto afirmaron también
los individuos y los periódicos del
partido constitucional, cuando S. M.
el Rey salió de España con objeto de
visitar en Arcachón á la augusta señora que hoy comparte con él el trono. Con este motivo se ha dado el espectáculo singular, aunque muy fre-
POLÍTICO DE ESPAÑA
cuente entre nosotros, de que los
partidos políticos sustenten teorías
y defiendan principios radicalmente
opuestos, según se encuentran en la
oposición ó en el poder.
Ni la Constitución vigente, ni siquiera la Constitución democrática
de 1869, prevén como las de 1812,
1837 y 1856 el caso de que el Monarca
salga del territorio español, y por lo
tanto nada á este respecto preceptúan; y en cuanto á las consecuencias
que pudieran derivarse del art. 71 del
Código fundamental vigente, según
las interpretaciones de los periódicos
del Sr. Sagasta en 1879 y según las
interpretaciones de los periódicos del
Sr. Cánovas en 1883, deducciones son
y distingos muy hábiles y entretenidos para mantener ingeniosas polémicas tn verano, pero perfectamente
ociosos, en cuanto á la necesidad y
trascendencia del caso.
Nosotros creemos, no obstante,
aunque por bien distinto concepto,
que el viaje de S. M. reviste una importancia incuestionable. No queremos hacernos eco de algunos rumores
vagos indefinidos y aun misteriosos
que comenzaron á circular en España,
y muy particularmente fuera de España, tan pronto como se tuvo en Europa conocimiento de este viaje en proyecto. No daremos crédito tampoco á
la noticia que ningún periódico ha reproducido, pero que en ciertos lugares ha circulado con bastante insistencia, según la cual se aseguraba que
el Ministro de Negocios Extranjeros
de la vecina República, Mr. Challemel
Lacour, había hecho á nuestro Embajador en París ciertas discretas preguntas y algunas indicaciones de naturaleza delicada, relacionadas con la
excursión que se propone realizar en
el extranjero nuestro joven Soberano
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Por absurda y completamente ridícua tenemos la versión, según la cual,
el pronunciamiento de Badajoz, no
instigado por elementos españoles,
ha tenido como único objeto el imposibilitar este viaje. Ni los rumores
antes mencionados, que por su misma vaguedad carecen de importancia,
ni la noticia referente á Mr. Challemel
Lacour y al Sr. Duque de Fernán-Núñez, aunque resultara comprobada,
merecerían en verdad ocupar un solo
momento la atención pública.
Pero es el caso que D. Alfonso XII,
acompañado de su Ministro de Estado, se encontrará en los primeros días
del próximo septiembre en la capital
de Alemania, donde tendrá ocasión
frecuente de cambiar impresiones con
el Emperador Guillermo y con su primer Ministro, uno de los diplomáticos _
más intencionados y hábiles de este
siglo; que presenciará allí las revistas
y maniobras de aquel admirable ejército, el primero del mundo; que poco
después llegará S. M. á la capital del
Austria, con cuya familia reinante lígánle viejas tradiciones históricas y
recientes lazos de parentesco ; que
también en Viena podrá admirar las
excelencias y adelantada organización
de aquella fuerza armada; y por último, que nuestro Monarca, según todas las probabilidades—aunque esto
no parece resuelto de una manera definitiva,—visitará también en su corte
al Rey Humberto.
Algunos espíritus suspicaces y cavilosos se han fijado en el hecho de
que S. M. visite precisamente á los
tres Soberanos cuyos Gabinetes entablaron desde el mes de junio del año
último una negociación secreta que,
al decir de los bien informados, condujo á una triple nota por la cual
Alemania, Austria ó Italia se garantí-
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ARCHIVO DIPLOMÁTICO
zan mutuamente la integridad de sus
territorios, obligándose cada potencia
á una cooperación eficaz contra toda
agresión que pudiera amenazar en lo
sucesivo cualesquiera de los tres países. De aquí el que muchos atribuyan al viaje del Rey de España un
carácter esencialmente político, y de
aquí el que algunos hayan lanzado el
vuelo de la fantasía hacia las desconocidas regiones de las eventualidades
del porvenir.
Nuestra previsión en este punto
dista de tales extremos. No existe hoy
por hoy razón alguna que nos señale
como una necesidad, ni siquiera como
una conveniencia inmediata, la activa
participación que sin duda podríamos
tomar en los asuntos que ventilan las
grandes potencias continentales; poro
así y todo, preciso es no olvidar que
el equilibrio presente puede romperse ante una dificultad inesperada: que
las relaciones entre Inglaterra y Francia no aparecen tan afianzadas y estrechas como la tranquilidad de Europa pudiera apetecerlo: que esa cuestión del Canal de Suez, sobre la cual
no se ha dicho todavía la última palabra, interesa en grado supremo á España, puesto que so trata en ella de
averiguar si la dominación del camino que conduce á nuestras posesiones
de Oceanía ha de corresponder á Inglaterra de una manera absoluta ó
deberá permanecer bajo la salvaguardia de todas las naciones europeas
interesadas en que allí se mantenga
la neutralidad más estricta; y, por último, que no puede holgar en ningún
caso la buena y particular inteligencia
que pudiéramos mantener en el terreno de las relaciones diplomáticas con
Alemania, Austria ó Italia en los momentos en que la Francia comienza
una campaña que promete ser larga
y no exenta de accidentes y peripecias en un territorio del Asia, cercano
á los que poseemos en el extremo
Oriente, y cuando vamos á extender
nuestros dominios de África con la
toma de posesión de Santa Cruz de
Mar Pequeña, acto perfectamente legítimo y ajustado á nuestro incontrovertible derecho, pero que seguramente no excitará la satisfacción ni el
entusiasmo de Inglaterra.
Creemos nosotros que los recelosos
y los tímidos; los que tienen un equivocado concepto de nuestra representación y de nuestra fuerza intrínseca; los que entienden que la actividad,
la iniciativa y la virilidad del pueblo
español deben permanecer eterna y
fatalmente aprisionadas entre el Mediterráneo, el Océano y la cadena pirenaica; los que sueñan, en fin, con
antiguas amenazas ó históricos peligros que no lograron en ocasión alguna arredrar el corazón de nuestros
padres, pueden .vivir sosegados y
tranquilos.
España no extenderá una nota que
vaya á sumarse con las que aparecen
recientemente suscritas en Berlín, Viena y Roma; pero por las razones ya
expuestas, es indudable que ciertas
aproximaciones y determinadas inteligencias no son para despreciadas.
Por eso decíamos al principio que
el viaje de S. M. el Rey á Alemania,
Austria é Italia, reviste una importancia incuestionable.
L. F. DE C.
ESPAfA EF ÁFRICA
(Conclusión.)
III.
Sabido es que las principales líneas
militares y entre ellas las de invasión,
POLÍTICO DE ESPAÑA
son aquellas que á lo largo de los
grandes ríos se presentan en los países en que la base de operaciones ha
de ser necesariamente una línea marítima. Menos rica la historia de la
guerra en estos ejemplos que en los
de las guerras en el continente, donde
siendo las cordilleras ó grandes ríos
las fronteras naturales de los pueblos,
tienen que ser, necesariamente, las
líneas de operaciones perpendiculares
á aquéllos, más bien hemos de recurrir para confirmar verdad para mí
tan inconcusa á la razón y á los pocos
ejemplos que de ello se tienen, así
como á considerar que la civilización,
llevada siempre con las armas, ha remontado aguas arriba los grandes
ríos, estableciendo en sus bocas los
primeros gérmenes del comercio. El
Nilo, el Eufrates, el Tudó, el Ebro, el
Ródano y otros, lo atestiguan.
Pues bien; si entre el Aggieront y
el Muluya establecemos nuestra posesión, haciendo de ella plaza y mercado á la vez; si en Chafarinas creamos
con poco coste, porque casi todo está
hecho por la naturaleza, un puerto de
refugio fortificado; si Melilla, este
punto de cuyas condiciones puede
formarse una idea por otro trabajo
que ya he citado, sigue el desarrollo
que se espera y se hace de ella, como
de la posición del Muluya, un vasto
almacén y un depósito arsenal, ¿qué
admirable base no tendremos para
operar sobre esa inimitable línea de
invasión del Mogreb, constituida por
la cuenca del Muluya, que en cuatro
ó cinco jornadas nos lleva ante los
muros de Fez, la llave política de todo
el Imperio marroquí? Y una vez terminada su misión militar, ¿qué admirablemente no desempeñaría la obra
civilizadora de extender por toda su
orografía hasta los Schotts argelinos
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la savia del comercio? Cierto es que
el macizo del Rif se presenta al poco
trecho como barrera difícil de salvar;
pero la ayuda de Melilla y de la cuenca del Oro con la inmediata posesión
de los montes de Quiviana, es inmejorable para flanquear esas posiciones,
obstáculos que no creemos serían muy
insuperables, si antes habíamos sabido preparar estas kábilas, libertándolas con tan prudente como fuerte política, de la miseria y del saqueo organizado de sus gobernantes, política
que debiera cambiar radicalmente de
la que .hasta aquí hemos observado,
respecto á la cual nada tan gráfico
como las palabras que ha días, con su
graciosa charla, me decía un rifeño:
«Inglés partir tierra con moro; francés también; español venir y echar
moro fuera. Eao no estar bien; Argelia
casar cristiano con mora y lo mismo»
hacer moro; ser amigos siempre • Y
hablándole de la conducta política
más agradable á ellos, añadía, expresando en esto su respeto á la jus icia
y á la fuerza: «Tú, cristiano, ser flojo;
tener aquí presos que han matado y
no matar-, tú no venir á mi tierra y yo
venir á la tuya.» ¡Cuánto no expresan
estas palabras, dichas rudamente acerca del proceder que en Marruecos debíamos observar!
Pero volviendo al asunto de las bases de operaciones, puede asegurarse
que comparada con la linea del Muluya, no hay otra que pueda igualarla que la del río Sebú. Es esta mejor, si se quiere, en su desarrollo interior, pues el país es más llano y fértil
y menos feroces sus habitantes; pero
que carece para nosotros de una base
de operaciones, teniendo que dársela
á lo largo de la costa en una escuadra
que, aunque fuera respetable, siempre
estaría á más distancia de la patria,
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ARCHIVO DIPLOMÁTICO
sujeta al capricho de los elementos y
en peores condiciones locales que la
anterior. Ambas líneas, la del Muluya que empieza cerca de Chafarinas y
la del Sebú que lo hace en Mehedia,
de una longitud próximamente igual
á la anterior, concurren cerca de Pez,
en un punto estratégico admirabilísimo en la plaza de Tera, plaza que al
mismo tiempo protege las extensas
llanuras del Haj'd, y el camino á la
Argelia y á los Schos. Pero de aceptarso Ja segunda base ó concurrir con
ella á un plan estratégico, nos era necesaria una poderosa marina militar
y una no menos potente flota de trasporte, y nos era aún más necesaria la
posesión de la Santa Cruz en el Sus y
no la Santa Cruz en Ifuí; pero de la
primera, de la marina, ya vemos lo
que se ocupa la Nación, y de la segunda, ro nos queda duda de que debemos renunciar á ello. Una vez la bandera española sobre los muros de Fez,
Mequinez y Marruecos, caerían naturalmente en nuestro poder, ó iría a refugiarse la barbarie marroquí, la intrans:gencia religiosa de losScherifes,
á su nido natural, á Tafilete, llave del
Desierto, allí donde debiera dejársela
reposar algún tiempo, cerca de las
nuevas fronteras de la civilización,
formadas por el gran Atlas, para más
tarde emprender una nueva cruzada.
Hó aquí el lado más práctico que,
según mi criterio, debía haberse dado
á las últimas negociaciones; solución
que hubiera traído resultados má3 inmediatos para España y la causa de
ln civilización; pero resolver de cualquier manera y por salir del paso lo
que tanta importancia encierra, es copiar servilmente las teorías de la escuela economista de Mánchester, las
inspiraciones del cuákero Brigth en
un país en el cual tienen que venir de
fuera los que únicamente pudieran
justificar esa doctrina. En larguísimas
consideraciones podría entrar respecto á las consecuencias de ese principio de la paz á toda costa; pero con
sólo ver lo que pasa en este siglo que
blasona de padre del derecho y en el
cual, desde el año 1800 al 1883 el hecho impera por doquier y sanciona
todas las invasiones; con sólo considerar que cuantos componemos la humanidad estamos y estaremos sujetos á
las pasiones, puede deducirse que las
luchas de las armas han de ser tan
eternas como eterna será la necesidad
en que se ve el derecho de buscar en
la fuerza su sanción como autoridad
inconmovible, como razón invariable
ab initio, en medio de la continua
variabilidad del derecho. Constituyase, pues, la fuerza; constituyase perfectísimamente bajo todos puntos de
vista, destruyendo y variando para
ello cuanto sea necesario, y como ya
he dicho antes, hoy, que el servicio
obligatorio no mata en las filas las
costumbres del trabajo en el hogar y
en el campo, sino que sirve para ilustrar al ciudadano y devolverlo robusto ó instruido á su familia; hoy, con
el fusil y el arado; mañana, con el tolar y la lanza; el otro con la máquina
y el cañón, se mantiene en la raza el
vigor del corazón, el vigor de la inteligencia y el vigor del cuerpo; se estirpa en ella la decadencia del espíritu y la molicie de la riqueza, y se crea
una humanidad tan apta para los
triunfos de la paz como paralas victorias de la guerra.
Marruecos, con su costa occidental,
especialmente el Garb, tan rica en
productos agrícolas, con sus granos,
sus lanas, sus ganados, sus cueros,
sus maderas y sus fantásticas industrias manuales y los ricos productos
POLÍTICO DE ESPAÑA
del Sudán que á ella llegan: su costa
septentrional, con no tan variadas especies, pero con una gran riqueza
mineral que no me asombra, pues el
Atlas no es para mí otra cosa que
la prolongación de nuestra cordillera
ibérica, que empieza en los Pirineos
y termina en el Océano marroquí
precisamente sirviendo de cuenca al
Sus y de asiento á Tarudant, interrumpida por la depresión del Mediterráneo, en cuyos dos extremos, Almería y el Rif, se hallan la misma naturaleza del suelo y hasta el mismo
parecido físico de sus habitantes; Marruecos con su población, si bien fanática, huérfana de patriotismo, sobrada
de miseria y de injusta tiranía, sería
para nosotros, obrando juiciosamente,
el filón que enjugara nuestra abatida
riqueza.
En cuanto á las plazas españolas de
África, ya conoce mi juicio sobre su
su importancia comercial. En cuanto
á la política y militar, Ceuta la tiene
y muy grande, más que por su posición en Marruecos, donde, á mi entender, sólo puede representar militarmente un papel secundario, una
amenaza á las plazas de Tánger y Tetuán ó una distracción de fuerzas del
Imperio, más que por esto, por la situación que ocupa en el Estrecho, por
la importancia política que respecto á
todo el Mediterráneo representa; por
ser el puerto de refugio que en aquel
puede construirse, y por concurrir
con Tánger, por su proximidad á Europa, á ser puertas del África por las
cuales entre la civilización en sus entrañas.
Vienen luego las plazas del Rif.
Aquí tenemos una extensión de costa
de más de 300 kilómetros que, aunque
pertenece á un país relativamente pobre, no tiene ni un puerto en toda la
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longitud de ella, por donde exportar
ó recibir mercancías. Cualesquiera
que fuera, pues, el acertadamente escogido y perfeccionado, sería un válvulo por donde se escaparía la producción.
El Peñón de la Gomera, ni militar, ni política, ni comercialmente representa nada, ni por allí es posible
se establezca movimiento alguno, y ni
aun bajo el punto de vista naval sirve
para nada. Su cesión, á cambio por
otro territorio, sería conveniente. El
Peñón de Alhucemas, con su grande
y segura bahía á tres jornadas de Fez,
con los territorios colindantes muy
fértiles en productos y ricos en minas,
á los cuales sirve de puerta Alhucemas
para su exportación, es un lugar que,
como puerto de refugio y como punto
mercantil, convendría mejorar y ensanchar, si á cambio de algo nos cedieran un punto en la costa, en la desembocadura del Neán, así fuera solo
una factoría, que después de todo les
proporcionaría á ellos grandes ventajas y siempre estaría bajo los fuegos
del Peñón Las obras defensivas de este, por estar aislado en la bahía á distancia de la costa y no ser muy temibles sus vecinos, pues su carácter es
más dulce y va desapareciendo aquella fiereza religiosa con que nos trataban, podían ser sencillas y dedicadas
solamente á ayudar la vigilancia y
evitar una sorpresa, no creyendo que
su importancia militar pueda pasar
de la que tendría con ser puerto de
refugio, puesto que aun teniendo á
Fez á 150 kilómetros, en un país difícil y lleno de posiciones inespugnat>les y de difícil despliegue.
Viene luego Melüla punto importantísimo hacia el cual debía atraerse
la atención del país, y acerca del cuál
habrá V. leído más extensamente mi
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ARCHIVO DIPLOMÁTICO
criterio. Como he dicho antes, esta plaza y puerto sería el extremo derecho de
una base de operaciones sobre el Muluya, cuyo extremo izquierdo estaría
entre las desembocaduras de este río
y del Aggieront. Al propio tiempo y
como en él se ha iniciado ya una arteria comercial, convendría conservarla, aumentarla y adquirir por ella algo como protección sobre estas kábilas. Sus límites actuales no dejan de
tener amplitud, pero convendría pasar de la falda del Gurugú y llegar á
su cima, lo cual implica poco aumento de territorio. En cuanto á sus defensas, apuntaré ligeramente mi parecer en lo que cua quiera puede juzgar al simple estudio del terreno; pero con sólo decirle que las existentes
tienen larga fecha en su casi totalidad,
basta al que conozca la historia de la
fortificación para comprender que su
desarrollo necesita un ejército para
defenderlas convenientemente, y así
y todo, no responderían á lo que exigen los modernos adelantos de la guerra, si no fuera porque la condición
bélica de esta gente y un apaciguamiento sucesivo hacen ya superflua
la mayor parte. Desde poco tiempo h;i,
se han emprendido algunas obras nuevas que marchan bien ejecutadas, pero con la lentitud consiguiente á la
escasa asignación de 20.000 duros para todas las necesidades militares y
locales de las plazas del Rif, advirtiendo que si esta consignación se aumentara, sería prodigiosamente reproductiva, pues no sólo aumentarían las
obras, sino que siendo éstas muy caras en Melilla por la escasez de materiales, se estimularía á los moros á
proporcionarlos, como lo hacen ya con
la cal, que es inmejorable, y ño les
disgusta cobrar su coste, y con esto
no sólo verían con agrado las obras.
sino que irían comprendiendo los beneficios del progreso.
Respecto á mi juicio sobre lo que
debiera establecerse, le diré que si las
cumbres del Gurugú se nos concedieran, deberíamos fortificarnos fuertemente en una de ellas, reduciendo
por lo tanto la importancia de las que
ocupasen las estribaciones inferiores
á lo estrictamente necesario en su número y perfiles, debiendo, á mi entender, ocuparse la posición de «Cabrerizas» para dominar todo el extenso valle de Trajana y Mazura,"por donde corre el oro; igualmente la conocida
por «Las Horcas» que bate las cañadas del Noroeste: la posición de «La
Puntilla» para flanquear los aproches
de la costa y proteger la parte Norte
de la plaza y concluir la obra que en
la posición de «San Lorenzo» se está
terminando, la que bate las cañadas
del «ataque seco,» la playa y las faldas del Gurugú hasta el Atalayen.
Así, formando entrantes y salientes,
como constituyendo dos líneas que
mutuamente se protejan y flanqueen
se aseguraría por completo la tranquila posesión, apoyadas poderosamente por el fuerte del alto Gurú,
centinela avanzado y protector de una
marcha de flanco hacia el Muluya por
cualquiera de sus vertientes. Los recintos de la plaza se reducirían á uno
sencillo, pues más que el aspecto robusto de las disposiciones defensivas,
creo yo que debían afectar las obras,
y en especial las del recinto, el carácter ligero propio para ayudar una activa vigilancia y evitar una sorpresa.
A pesar de que rechazaron ya las espingardas y la mayor parte tienen
sus remingtons, que cuidan amorosamente, pasaron ya, por fortuna, los
tiempos en que los moros nos atacaban en regla, quedando sólo hoy el
POLÍTICO DE ESPAÑA
temor, cada día más lejano, de una
correría ó asonada. El dotar yo á Melilla de las obras que la convierten
en un campo atrincherado, es sólo con
la mira de que pueda ser el extremo
de una base de operaciones y á su
abrigo puedan acampar fuerzas respetables.
Las islas Ghafarinas son el refugio
más seguro y cómodo en toda esta
costa para las embarcaciones. Proyectos hay hechos ya por el cuerpo de
ingenieros para, con poco coste, convertirlas en un buen puerto de fácil
defensa por las relativas dominaciones y posiciones de las tres islas.
Y por último, si el territorio adyacente al cabo del agua llegara algu-4
na vez á nuestro poder, podríamos
hacer de él un pendant de Melilla, y
respecto á lo militar, darle mayor
fortaleza, pues á veces se vuelven tan
ciegas las naciones, que pudiera temerse en el porvenir, no una irrupción de los salvajes del Rif, sino una
acometida de los ejércitos franceses.
Hé aquí terminada mi tarea y no sé
si bien cumplida. Al escribir estos
renglones no me he acordado de otra
cosa que de mi querida España. ¡Ojalá cuantos me honren leyéndolos, se
acuerden de lo mismo!
0. A. T A.
Melilla 1883.
FRANCIA T AMAM
Los antiguos derechos que pretende tener la Francia sobfe una parte
del territorio annamita, sobre la bahía
de Turón, se fundan en la deleznable
base de un tratado cuyas condiciones
no se llevaron á ejecución por ninguna de las dos partes contratantes, según vamos á explicar, indicando, al
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mismo tiempo, los antecedentes ó preliminares del susodicho convenio.
Siguiendo la ligera exposición histórica de las vicisitudes porque ha pasado el Imperio annamita (véase nuestro artículo del núm. 14), recordaremos haber dicho que un usurpador, LeDu, do la familia Mac, se apoderó del trono del Tunquin, y que
uno de los enemigos de Le-Du desposeyó á éste, á su vez, del reino; pero
ocurrió la singularidad de que el vencedor (hombre que estaba, sin duda,
por lo positivo) perteneciente á la familia Trhin, nunca quiso adoptar el
título de Rey, sino sólo las ventajas de
serlo, y se hizo llamar únicamente
Chua, que significa señor, como el
Jauna de los vizcaínos; contentándose
con ser monarca de hecho, y dejando
la denominación de tal á un descendiente de la antigua dinastía Lé llamado Frang Foung, quien recibió,
así como sus sucesores, la regia investidura nominal y una pensión que le
asignaron los Chuas, regentes perpetuos y verdaderos amos del Tunquin.
Estos Chuas engrandecieron considerablemente el territorio, por la conquista de países limítrofes; agregándole, como nueva provincia, la Cochinchina, tributaria del Tunquin en
este principio y emancipada, en 1600,
por un General rebelde á la familia
Frinh; General que se coronó Rey de
Oochinchina.
Sangrientos y prolongados disturbios hicieron imposible la consolidación de un gobierno estable en ninguno de los dos Reinos; y, á fines del siglo XVIII, una guerra civil, promovida por los montañeses del Tunquin
occidental, dio lugar á que, en los comienzos del presente siglo, Nguyen
Anh, hijo de los Reyes de Cochinchina, se coronase Emperador de Annam.
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ARCHIVO DIPLOMÁTICO
Nada de esto se verificó, ni fácil, ni
pacíficamente. La familia de los Fayson ó montañeses, dueños tiránicos
del país desde 1785 hasta 1803, inteligentes, osados y crueles, asesinaron
toda la familia real de Cochinchina,
escapando sólo Nguyen-Anh de la catástrofe, y teniendo que buscar su salvación en la fuga á lo más agreste de
las montañas.
En tan precaria situación se hallaba
Nguyen Anh, sin soberanía ni mando
efectivo ninguno sobre el Imperio,
cuando un Obispo francés, el ilustrísimo Pedro Pigneaux, titular de Adra
y Vicario apostólico de los misioneros
lazaristas de Cochinchina, propuso á
este Monarca sin Estado enviar una
embajada á Luis XVI; y el fugitivo
Emperador convino en ello, como era
de suponer, saliendo el Obispo de
Adra y el primogénito del soberano
(ambos in partibus) para Francia, á
donde llegaron en 1789.
Dé aquí vino el tratado por el cual
Luis XVI se comprometió á enviar
5.000 soldados franceses para restaurar
en sus perdidos dominios al Emperador destronado, obteniendo Ja Francia, en cambio, la oferta del puerto de
Turón y otras ventajas.
Sobrevino la revolución francesa; el
Gobernador de Pondicheri no se creyó facultado para cumplir las órdenes
de Luis XVI así que supo haber sido
éste preso y destronado, y no tuvo lugar el envió de tropas y recursos convenido.
Así terminó este asunto, en la esfera oficial.
Juzgue, ahora, el desapasionado lector, si Francia puede aducir derecho
alguno que reconozca por fundamento aquel tratado.
Nada tiene que ver, para el caso,
que en el terreno mercantil y privado,
unos comerciantes franceses de la India llevasen á Cochinchina, para su
particular provecho y en dos fragatas
de comercio, una expedición de 500
hombres; entre ellos varios distinguidos oficiales, muchos de ellos facultativos, cuyas circunstancias personales
y de familia impedían, ó hacían repugnante, á la mayor parte, la permanencia en las filas del ejército de la
revolución.
En otro artículo hablaremos sobre
los modernos derechos que la Francia
ha adquirido, lo mismo que España,
para llenar en el Imperio d« Annam
una alta y civilizadora misión.
SERAFÍN OLA VE y DÍEZ.
DOCUMENTOS HISTÓBICOS
Carta autógrafa de Lnis Quijada á Su
Majestad, fecha en Villagarcía el 6 de
julio de 1559.
La carta que ofrecemos hoy á nuestros lectores, es la dirigida por Luis Quijada en 6 de
julio de 1559 al Rey D. Felipe II, y para inteligencia de este documento, oportuno nos
parece recordar, que, el Emperador Carlos V
tuvo tres hijos naturales: Margarita, Tadea
y el luego célebre y renombrado D. Juan de
Austria, y que el Emperador guardó de tal
modo el secreto, que aun hoy, después de
tantas investigaciones hechas, ni ellos supieron el nombre de su madre, ni los mis diligentes historiadores hacen otra cosa que desmentir que lo fuera Bárbara Blomberg, á
quien vulgarmente se atribuyó este carácter.
El Emperador confió la educación de su hijo
D. Juan á Luis Quijada, y éste noble caballero lo llevó á su casa, lo consideró como
hijo propio y guardó el secreto hasta el
punto de no confiarlo ni á su propia mujer,
arrostrando los reproches de ésta. La carta
á que nos referimos está escrita á poco de la
259
FOLÍTÍCO DE ESPAÑA
muerte del gran Emperador Rey (l558) y a
su ilustre vastago se refiere.
L u i s FERNANDEZ GOLFÍN.
MISCELÁNEA
La Gaceta del día 30 de julio último
publica la ley de policía de la prensa,
presentada á las Cortes por el señor
D. Venancio González y retirada después para reformarla en sentido más
ampl iamente liberal, como lo ha hecho,
S. C. R. Mt.
por el Sr. Gullón.
/ l a de V. Mt de los seys de mayo Recebi á
La ley de los conservadores-liberalos xx vy de junio y por ella V. Mt manda
les era más beneficiosa para los perioque la muía que en el monesteryo de yuste
distas porque ponía á cubierto de toda
el Emperador que está en glorya tenia cuanresponsabilidad sus personas y sus indo falleció se de y entrene á la presona que
Gonzalo Pérez ordenare por haber sydo suya
tereses.
cuando desos estados paitió su mt. y esta
Sin embargo, todos los periodistas
muía y un cuartago que acegado y hun mahemos aplaudido la nueva ley de imchuelo chyquito questa en mi poder lo tengo todo con boluntad de su mt. para servir
prenta, que puede hacer caer sobre
con eHo á la presona que V. Mt. sabe y annosotros la responsabilidad de los petes de agora la serenísima pryncesa mandariódicos, que no siempre es la nuestra.
ba que la muía se diese al dotor cornelyo yo
mescuse de no la dar y por esto se dexó de
Es un ejemplo de abnegación que en
hender estas tres bestias con las demás que
otros asuntos debieran imitar los homallí abia y V. Mt. este cierto que si no fue
bres políticos.
ra con boluntad de su mt. que por mi auto*
ridad yo no tocara en hun pelo y fue apro* *
posyto por ser esta muía tan mansa que hera
También ha publicado el periódico
bien menester según el es trabieso mas si
V. Mt manda darsea á quien fuere serbido /
oficial el anunciado decreto de indulto
la presona quesla á mi car(?o se alia con
á la prensa.
salud y á mi parecer ba creciendo y está de
Lógicamente, sólo podía referirse á
arta buena dispucion para Id hedad que tiene
ba con su estudio adelante con arto trabajo
los perióJicos que estuvieran sufrieny ninguna cosa aze con tanta pesadumbre
do condena en virtud de la ley de imtambién deprende francés y las pocas palaprenta de los conservadores-liberales,
bras que sabe pronuncíalas muy bien aunque
para sabello como V. Mt. desea, es menester
y en efecto, sólo á ellos se refiere.
tiempo y mas trato: de lo que agora mas
Politicamente, no hubiera hecho
gusta es de andar á caballo á la xyneta y á
nada demás el Gobierno abriendo la
la bryda y cuando V. Mt. le bea le parecerá
mano para que alcanzara á los perioque corre su lanca con buena gracia aunque
no le ayuda la fuerc,a/.
distas procesados ó condenados por los
tribunales ordinarios, pero no la ha
yo quedo esperando saver la voluntad de
V. Mt. en lo que tengo escrito que asta en
abierto.
tendella no are mudanza en nada nuestro
Lo sentimos vivamente por aquellos
señor guarde la S. C. R. presona de V. Mt.
de nuestros compañeros que sufren
con acrecentamiento de mas Reynos y sefiopersecución, por la justicia.
ryos de Villagarcia á 6 de Julio de l5f-9./ d e V. S. C. R. Mt. basallo.—LUYS QUI
Allí nos encontraremos todos si no
XADA.
nos ampara la benignidad que el seEs copia: El jefe, Francisco Díaz.—Hay
ñor Ministro de Gracia y Justicia reuna rúbrica y un sello que dice: tArchivo
comienda á los tribunales.
General de Simancas.»
Archivo general de Simancas, secretaria de
Estado. — Leg. núm. 131.
El Gobierno se deja sorprender por
acontecimientos como el de Badajoz.
Pero no se dejará sorprender por los
juicios de la prensa que contraríen su
política.
*
el Gobierno de aquel país, también
publicada en el periódico oficial, cuya
síntesis era alegar que las negociaciones de 1853 habían quedado anuladas
por el estado de guerra que luego sobrevino; «que así lo declararon varias
veces el Gobierno y las Cámaras de
Méjico, sin que España reclamara, y
que la insubsistencia del compromiso
de 1853 resulta, por último, demostrada, por el hecho mismo de enviar
España á Méjico un Ministro, después
de que por tres veces y por tres distintos conductos se le hizo saber que
aquella condición era necesaria para
la reanudación de relaciones.
En la sección correspondiente empezamos á publicar hoy las notas cambiadas entre el Ministro de Relaciones
extranjeras de Méjico y nuestro representante en aquella República, esperando confiadamente que no llegarán
por este motivo á entibiarse las relaciones entre los dos Gobiernos.
En 1853 se ajustó un convenio entre
Méjico y España, para el pago de las
reclamaciones españolas, elevando así
á la categoría de un compromiso internacional lo que antes era una simple obligación del Gobierno mejicano
respecto de sus acreedores.
Con motivo de la suspensión de
nuestras relaciones con Méjico, en
1871, quedaron sin efecto las cláusulas del convenio; pero al restablecerse
la paz nada se pactó sobre el arreglo
de 1853, si bien la Deuda mejicana reconocida á España siguió extinguiéndose hasta quedar hoy reducida á
términos insignificanies.
Así las cosas, en 13 de junio último
el Congreso de los Estados Unidos
de Méjico aprobó un proyecto de ley
* •
para el arreglo de la Deuda nacional,
Agradecemos
profundamente
á nuesdecretando en ¡a base III que «sea cual
fuere el origen de los créditos y la na- tros distinguidos ó ilustrados colegas
cionalidad de los tenedores, toda la El Correo Militar y La Ilustración
Deuda conservará su carácter de me- Militar los elogios que tributan á
jicana, sin que pueda dársele carácter nuestra modesta publicación al hacer
internacional, ni asignársele renta mérito en sus columnas de algunos
especial para el pago de sus réditos.» de nuestros trabajos.
Promulgada esta ley, nuestro Ministro en Méjico, D. Guillermo Crespo,
JTECROIOGÍA
dirigió una nota al Ministerio de Negocios Extranjeros, reclamando, por
El día 30 de julio último se recibió
orden expresa del Gobierno español, en el Ministerio de Estado un telegrade los térjmínos de la preceJente ley, ma de Washington anunciando que
reclamación que concluía expresando nuestro representante en los Estados
Unidos, Sr. D. Francisco Barca y Cola esperanza de que ambos pueblos rral,
se había suicidado, disparándose
llegaran pronto á una cordial inteli- un tiro en la cabeza.
gencia
Confirmada al día siguiente esta
triste noticia, causó viva impresión en
A esta nota, publicada en el Diario Madrid,
el
Sr. uarca
Barca gozaba de
de
«, donde
uunuc
ei or.
simnatíaa
->, t,,j~ gozaba
•- Oficial de Méjico, contestó con otra generales
generales simpatías, y toda la prensa
sin distinción de partidos ha hecho
POLÍTICO DE ESPAÑA
justicia á sus merecimientos como periodista, como orador y camo funcionario público en los altos puestos que
ha desempeñado durante su larga carrera política.
EL ARCHIVO
DIPLOMÁTICO-POLÍTICO
se asocia al sentimiento de sus colegas y al de la respetable familia del
finado.
D. Francisco Barca y Corral nació
en Puerto Real el año 1832. Siendo
muy niño quedó huérfano, y un tío
suyo se encargó de su eJucación. Muy
joven vino á Madrid á seguir la carrera de leyes.
Andaba todavía por las aulas cuando se desarrolló en Francia la revolución de 18 't 8, y escribió acerca de aquel
importantísimo acontecimiento un folleto que demostraba los bríos del
mancebo para acometer las más arduas cuestiones.
Después de recibirse de abogado,
frecuentó mucho la Academia de Jurisprudencia y el Ateneo; tenía buenas condiciones do orador, despuntaba por su ingenio y prendóse de él
U. Antonio Ríos Rosas, que por aquel
tiempo andaba reclutando los jóvenes
de valer
Su protector le llevó al Ministerio
de la Gobernación, nombrándole oficial con 30.000 rs. de sueldo.
Como se ve, comenzaba bien su
carrera, y tenía risueño porvenir. En
los últimos años del gobierno O'Donnell le llevó el Sr. Posada Herrera á
la Dirección de Administración.
Afiliado al partido de la unión liberal, cayó con él y con él luchó contra
los moderados, tomando luego parte
en la revolución de septiembre.
Fue uno de los primeros y más entusiastas defensores de la candidatura
del Duque de Montpensier para el
trono, y cuando ésta se hizo imposible,
trabajó por la restauración de D. Alfonso XII. _
Desempeñó la Subsecretaría de Gobernación en el primer Gabinete Cánovas-Romero Robledo y abandonó
este puesto para separarse de los conservadores liberales y entrar en el
centralismo.
Cuando subió al poder la fusión le
2ÓI
dio el puesto en que tan trágicamente
ha concluido
Fue
diputado por primera vez en
cn
1859
y sin interrupción hasta 1866.
Tomó asiento en las Constituyentes
del 69, y figuró en las leg'slaturas de
1872 (primera), 1876, 1877, 1878 (ex
traordinaria).
Como orador parlamentario no se
prodigó mucho; gustábale hablar en
ocasiones solemnes y sus discursos
eran escuchados con gusto.
En la última época del mando de los
conservadores hizo oposición muy activa; se le veía siempre censurando los
actos de los Ministros en el salón da
conferencias; presidía una tertulia de
oposición en el antiguo café de la Iberia, y cuando éste fue cerrado se trasladó al Suizo, donde á última hora
de la noche solían ir á verle los periodistas que hallaban allí siempre, cuando no una noticia, alguna frase ingeniosa, pues era muy dado á hacerlas el
Sr. Barca.
De él es aquella clasificación de alfonsinos para que viniera D. Alfonso,
y alfonsinos porque había venido don
Alfonso.
Tenía la gran cruz de Isabel la Católica.
DOCUMENTOS DIPLOMÁTICOS
Incidente surgido en nuestras relaciones con la Kepública de Méjico.
LEGACIÓN DE ESPAÑA EN MÉXICO.
México, junio 11 de 1883.
Señor Ministro:
Con la votación de la Cámara dé Senadores, del día 13 del actual, quedó
aprobado por el Congreso de los Estados Unidos Mexicanos e.l proyecto de
ley que autoriza al Ejecutivo para
proceder al arreglo de la deuda nacional.
Entre las bases á que el Ejecutivo
habrá de sujetarse para hacer uso de
la autorización, hay una sobre la que
debo particularmente llamar la atención de V. E., y es la señalada con el
número III en el art. 1.", que dice:
«Sea cual fuere el origen de los créditos y la nacionalidad de los tenedo-
2Ó2
ARCHIVO DIPLOMÁTICO
res, toda la deuda conservará su cali- paña nunca ha asentido á esa declaradad de mexicana, sin que pueda dárse- ción unilateral del Presidente señor
le carácter -internacional, ni asignár- D. Benito Juárez. Cuando se trató de
sele renta especial para elpago de sus reanudar las relaciones oficiales entre
España y México, el encargado de los
réditos.»
Ignoro en qué términos hará uso el archivos de España en esta capital
Gobierno mexicano de la autorización pasó al Ministerio de Relaciones Exteque le ha concedido la representación riores copia oficial de una circular del
nacional; pero sean ellos cuales fue- Ministerio de Estado, fechada en 21 de
ren, en la previsión de que eslarán julio de 1869, en que se decía: «Por lo
más ó menos explícitamente confor- que hace á las relaciones interaimpimes, pero siempre ajustados al espí- das con algunos Estados de América,
ritu de la expresada base III, cumplo el Gobierno de España está dispuesto
con las instrucciones de mi Gobierno, á reanudarlas, si ellos por su parte lo
. sometiendo en tiempo oportuno á la desearen, sin exigir nada contrario á
consideración de V. tí. las siguientes los intereses ó al decoro de España.»
Y cuando después, en 31 de julio
observacionf s.
1871, se firmó por los Sres. MarisLa convención para el pago de las de
y Herreros de Tejada el acta de
reclamaciones españolas firmada en cal
restablecimiento de relaciones entre
México el 12 de Noviembre de 1853 los
países, se consignó en ella:
por el Sr. Marqués de la Rivera, en- «quedos
la grave y delicada cuestión de
viado extraordinario y Ministro pleni- reclamacones
ser causa, cuanpotenciario de 8. M. C, y el señor don do menos, parapodría
retardar la consolidaManuel Diez de Bonilla, Ministro de ción de esas fraternales
relaciones, y
Relaciones Exteriores, autorizado al
en que el estudio de seefecto por el Excmo. Sr. Presidente convinieron
cuestión no sirviera de embade la República, establece en su ar- mejante
razo
á
la
celebración de tratados por
tículo 14: «El presente convenio no cuyo medio
se aseguren de preferenpodrá alterarse en ninguna circuns- cia los intereses
generales y comunes
tancia, ni bajo pretexto alguno, sin do cada uno de los
dos pueblos resexpreso y formal acuerdo de las dos pecto del otro.»
partes contratantes.» Y esta explícita
declaración, consignada en un pacto
Quedó, pues, en estudio la cuestión
internacional, no ha sido invalidada de reclamaciones; y bien sabe V. E.
después por ninguna otra, hecha en que el Gobierno de España, aunque su
la forma que taxativamente se pres- opinión en el asunto estaba resueltacribe, ni podrá invocarse para su anu- mente formada, y no necesitaba, por
lación acto ó testimonio alguno que tanto, consagrar mucho tiempo al exapruebe en este concepto la aquiescen- men de la materia, se ha abstenido ducia del Gobierno español. Cierto es rante doce años de hacer, respecto de
que el Excmo. Sr. D. Benito Juárez ella, gestión alguna oficial, deseoso de
proclamó, al restablecerse la Repúbli- no provocar discusiones enojosas y de
ca en 1867, que no consideraba sub- no suscitar el menor obstáculo al Gosistentes los antiguos tratados con las bierno mexicano, con quien le unen
naciones europeas que se pusieron en las relaciones más cordiales y amistoestado de guerra con la República; sas. En la misma disposición de ánimo
pero ni esta declaración puede admi- se encuentra hoy, y me complazco en
tirse en absoluto como conforme á los reconocer la debida correspondencia
principios incontrovertibles del dere- á estos sentimientos por parte del Gocho internacional, ni parece justo bierno de la República: nada, pues,
confundir en un mismo caso á los que más ajeno ámi propósito que crear el
sostuvieron la guerra y á los que, re- dificultades entre los dos Gobiernos.
tirándose antes de romper las hostili- Pero cuando el de la República, sostedades, prestaron fuerza moral, más niendo sus anteriores apreciaciones,
bien que combatieron á la nación me- obtiene del Congreso de los Estados
xicana
Unidos Mexicanos una autorización
De todos modos, el Gobierno de Es- para el arreglo general de la deuda,
POLÍTICO DE ESPAÑA
donde se consigna, en armonía con la
iniciativa del Sr. Ministro de Hacienda, que no se reconoce á deuda alguna
el carácter de internacional, estoy á
mi vez en el deber de consignar también, y así tengo la honra de de comunicarlo á V. E. por orden expresa del
Gobierno de S. M., que éste considera subsistente como pacto internacional la Convención de 12 de noviembre
de 18b3.
También tengo expreso encargo de
mi Gobierno de hacer constar que respeta la completa libertad de acción en
que están los tenedores de bonos de
la Convención, y que por la ley (base X
del art. 1.°) se reconoce en general á
todos los acreedores, dejando á su arbitrio presentar ó no los títulos á la
conversión proyectada, y conservando
en caso negativo sus actuales detechos.
Cumpliendo el deber de hacer á V. Eestas manifestaciones, sólo me resta
expresarle mi deseo y mi esperanza de
llegar, de común acuerdo, á una solución, que tal vez sea fácil enconirar
por analogía en el resultado de otras
negociaciones sobre asuntos de la misma índole que hoy tiene entabladas el
Gobierno mexicano. Dé todos modos
no abrigo duda de llegar prontamente
á una inteligencia, fruto de las cordiales relaciones que hoy existen entre
los dos países.
Aprovecho esta oportunidad para
reiterar á V. E. las seguridades de mi
distinguida consideración.
(Firmado.) — Guillermo Crespo.—
Sr. D. José Fernández, Oficial mayor
encargado de la Secretaría de Relaciones Exteriores.»
(Se continuará.)
DOCUMENTO PARLAMENTARIO
Incidente sobre el asunto
de Santa Cruz de Mar Pequeña.
SESIÓN DEL CONGRESO DEL DÍA 2 1 DE JULIO
DE 1883.
[Continuación.)
Ha comenzado el Sr. Carvajal por
recordar que la última vez que de es
ta cuestión aquí tratamos yo sostuve
siempre que esas tribus dependían del
263
Sultán de Marruecos, y el Sr. Carvajal comprenderá que esta declaración
míatengo que sostenerla hoy lo mismo
que antes por una razón muy sencilla,
porque nosotros no tratamos con las
tribus aisladas del litoral marroquí,
sino directamente con el que firmo el
tratado de Wad-Ras, y en el momento mismo que lo firmaba se comprometía á dar lo que allí se exigía, lo
cual quiere decir que ejercía sobre ese
terreno la soberanía. ¡A donde iríamos
á parar si nosotros declaráramos, como
pueden hacerlo algunos traficantes de
esta ó de la otra nación que se entienden con las tribus independientes del
Sultán, que esas tribus no pertenecen
al Emperador de Marruecos ni el Emperador de Marruecos tiene soberanía
sobre ellas!
Nos sucedería probablemente lo que
les ha sucedido a esos traficantes que
creyendo que tenían la mitad ó poco
menos de esa costa marroquí, se han
encontrado al llegar allí con un solo
buque de vapor que han llevado, con
que el Emperador de Marruecos con
los medios que tema hizo que ese buque se marchase y mandó que reembarcasen los objetos que habían desembarcado; pero siendo esos objetos
comestibles, no pudo obedecerse la
orden, quedándose con ellos los que
los habían recogido. Las naciónos, como el Sr. Carvajal lo comprende mucho mejor que yo, en estas cuestiones
no pueden hacer ciertas cosas que hacen los individuos particulares á riesgo y ventura, como ha sucedido á los
que de eso han tratado. Todos los
días vemos en los periódicos ingleses
y en algunos franceses que hay una
famosa Compañía del Norte y Sur de
África que posee terrenos inmensos
en donde va á desenvolver grandes
factorías é industrias; y sin embargo
esa Compañía no parece en África por
ningún lado; y cuando alguno de sus
individuos quiere ir á ver al Emperador de Marruecos, los mismos que con
él habían tratado le prenden y le ponen á disposición de las autoridades
marroquíes, las cuales luego después,
por composiciones y concesiones, dejan á esos mismos sujetos que habían
sido presos que se vayan por Mogador
y otros puntos á ofrecer quizá sus ser-
264
ARCHIVO DIPLOMÁTICO
•vicios á otros países que están muy
lejosde acoplarlos en aquellos momentos, pero que hubieran podido hacerlo, sin embargo, aunque hubieran sacado el mismo provecho sobre poco
más ó menos que el que ha resultado
hasta ahora de los grandes trabajos y
desenvolvimiento inmenso de esas
Compañías en la costa marrroquí.
Pero el 8r. Carvajal, no s Jámente
nos ha dicho eso hoy, sino que nos ha
hablado de una factoría, punto de comercio, escollo en el mar, y esta es la
verdad, que está cerca del cabo Yubí,
donde se ha establecido un inglés que
se llama Mackeusee hace mucho liempo, con gran auxilio, por cierto, de
parte de las islas Canarias, y que por
consiguiente, no vamos á tener donde situarnos nosotros cuando llegue
el caso de entregarnos Santa Cruz de
Mar Pequeña.
Todo el mundo conoce la historia
do Mackeusee; todo el mundo sabe
que Mackeusee se ha establecido efectivamente en la tierra de Marruecos
pero sabe también que á pesar de la
buena inteligencia con esas tribus, un
día le echaron y pegaron fuego á todo
lo que poseía allí, y tuvo Mackeusee
hombre esforzado ó inteligente para
esa clase de empresas, que situarse
en un triste escollo, del cual ha tenido
que hacer una pequeña ciudadela, llevándose albañiles de Canarias, estableciéndose allí y empezando á hacer
algún comercio con las tribus más
apartadas y que menos comunicación
tienen con el Imperio marroquí. {El
Sr. Carvajal: No hace nada con las tribus.) Hace poco, pero lo hace.
Pues bien: el Sr. Carvajal comprenderá que esto que pueden hacer los
aventureros no lo pueden hacer los
Gobiernos, y que á éstos no se les
puede exigir más que formal y lealmente reclamen del que tiene derecho
y soberanía para comprometerse el
cumplimiento de aquello á que se
comprometió; esto es lo que nosotros
hemos hecho, y esto es lo que nosotros seguiremos haciendo hasta que
consigamos nuestro objeto; y es inútil
que se diga que pensamos en cambiar Santa Cruz de Mar Pequeña por
aumentos de territorio en Ceuta, en
Melilla ni en otros puntos; y cuenta
que quizá esos otros puntos, algunos
de esos otros puntos, pudieran ser, á
juicio de muchas personas inteligentes, en la costa marroquí infinitamente más importantes que Santa Cruz
de Mar Pequeña; pero es el caso que
nosotros nos hemos limitado á exigir
y reclamar el cumplimiento exclusivo,
del tratado de Wad-Ras, y esto es lo
que estamos haciendo. Y dice el señor
Carvajal con mucha razón: esto se
está haciendo, pero hace mucho tiempo que se hace.
(Se continuará )
PRECIOS DE SÜSCBICION.
MADRID.
Un mes
1 pésela.
PENÍNSULA, «ALEARES, CANARIAS Y PORTUGAL.
Trimestre
Semestre
Año
3 pesetas.
O
í
11
t
CUBA Y PUEBTO RICO.
Trimestre
Semestre
Año
1 peso.
l,>Scentav.
3 pesos.
FILIPINAS Y FERNANDO PÓO.
Semestre
Año
»,8Ocentav.
¿* pesos.
PAÍSES COMPRENDIDOS EN LA UNION UNIVERSAL
DE CÓBREOS.
Trimestre
Semestre
Año
S* francos.
o
n
, lo
»
PAÍSES NO COMPRENDIDOS.
Semestre
Año
1 * francos.
*©
j
PUNTOS DE SÜSCRICIÓN.
Directa, en la Administración, calle de Alcaá, 81, segundo derecha, y en las principales
librerías.
NOTA. No se sirve suscrición, ni á los ítbreres, cuyo pago no sea adelantado.
MADRID, 1883.
Manuel G. Hernández, impresor de la Real Casa,
Libertad, 16 duplicado.
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