Reparación (1): `Melanie Klein`s

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Melanie Klein Trust
Melanie Klein: el descubrimiento de la reparación
Por Claudia Frank
La primera de una serie de tres ponencias presentadas en el seminario “Afrontando
el dolor provocado por los delitos y su reparación” en el 48º congreso de la
Asociación Psicoanalítica Internacional celebrado en Praga en 2013. Ver también la
ponencia 2, “Aguardando un concepto”, por Edna O’Shaughnessy, y la ponencia 3,
“Reparación primitiva y compulsión de repetición en el análisis de un paciente de
estado límite”, por Heinz Weiss.
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En 1921 Melanie Klein comenzó a analizar niños en Berlín, después de recibir una
invitación de Abraham a incorporarse a la Policlínica de Berlín recientemente abierta
y que necesitaba colegas. La Sra. Klein atendió a los niños aplicando la teoría
analítica adoptada a principios de la década de 1920 y una técnica desarrollada para
adultos, es decir que ofrecía a sus jóvenes pacientes el diván, les pedía
asociaciones y otros aportes, e interpretaba las diversas manifestaciones de sus
conflictos edípicos. Pero las intensas ansiedades e impulsos que encontró - algunos
de ellos desde el principio, poniendo en peligro con frecuencia el análisis
programado - constituyeron un reto urgente que exigió tanto intentar comprender lo
que estaba ocurriendo como encontrar un nuevo método analítico, una técnica de
juego adecuado para los niños.
En la presentación de hoy quisiera demostrar cómo el concepto de la reparación,
que más tarde pasó a ser un aspecto fundamental del concepto de Posición
Depresiva de Melanie Klein, tuvo su origen en los términos alemanes informales
usados para expresar la reparación y la restitución [Wiedergutmachung y
Wiederherstellung], usados como sinónimos para describir los intensos impulsos de
reparación del daño hecho a sus objetos que Melanie Klein descubrió en sus
pacientes que eran niños pequeños.
Ya en el año 1921 Melanie Klein estaba abordando lo “roto” [kaput] y lo “nuevamente
bueno” [wieder gut] en los análisis de sus pacientes infantiles en la policlínica. Por
ejemplo Grete, una niña de 9 años de edad, menciona que la pelota de Irmi está
rota, pero que la de ella tampoco es muy sólida. Por eso no la toca durante 24 horas
después de ser inflada a fin de que sea “nuevamente buena” [wieder gut]. A partir
del trabajo ya realizado y en el contexto del material posterior de la sesión, la
interpretación de Klein, a saber la de “genitales dañados por la masturbación”, es
aceptada por Grete. Está claro que Grete quiere que todo “esté bien otra vez”
[wieder gut]. A través del análisis de Grete, Melanie Klein aprendió que la niña no
solamente estaba impulsada por la envidia del pene, sino que también estaba
preocupada respecto al estado de sus propios genitales. En este ejemplo Grete
busca medidas que permitan que “todo esté bien otra vez”. Melanie Klein no
proporciona más detalles, por lo cual que no podemos saber si en esa etapa
temprana ya había observado lo que constató más tarde, a saber que “tocar” la
pelota podría significar atacar / destruir el pecho de la madre con fantasías
masturbatorias, temiendo luego la venganza de la madre.
Aproximadamente dos años más tarde, Melanie Klein afrontó un reto significativo
cuando analizó a su paciente más joven, la melancólica Rita, de 2 ¾ años de edad,
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que padecía estados de ansiedad y síntomas de compulsión. Estudiemos una de
sus sesiones para apreciar la inquietud de la situación. A continuación se describe
un diálogo que tuvo lugar en abril de 1923.
Rita pregunta qué hay allí dentro, apuntando primero a la muñeca y luego a sí
misma (la zona del estómago). Melanie Klein interpreta: “curiosidad - madre orientación”. Rita arroja bloques grandes al piso y dice que quiere romper el piso.
También arroja una silla y se sienta encima: “ahora estoy rompiendo a mamá”. Se
muestra “muy salvaje”. Busca una cadena larga, se la pone, y golpea el piso con la
cadena, diciendo que está rompiendo el piso y la cadena. Pega a la muñeca con la
cadena y tira la muñeca al piso. Melanie Klein interpreta: “actividad y coito sádico”.
Al día siguiente Rita “no se muestra amistosa” cuando llega Melanie Klein y no
quiere darle la mano ni estar con ella.
En esta secuencia vemos cómo Rita siente el impulso de “romper a mamá” y en
cierta forma romper el piso, el fundamento de su vida. Rita desea conocer el
contenido de su abdomen y órganos interiores y los de su objeto. Esta idea la
estimula y le permite expresar sus fantasías sádicas. Al día siguiente teme el
contacto con su analista, ya que su objeto podría vengarse por el daño que ella ha
infligido.
Durante las semanas siguientes domina las sesiones el deseo de Rita de cambiarse
la ropa porque las prendas están sucias. Le preocupan la ropa, las medias, el
sombrero y el calzado; se los quita, se los pone y desea que “le cambien
completamente la ropa”. Por ejemplo el 23 de junio Rita dice inicialmente que no se
cambiará de ropa por temor a la cólera de su tía. Pero más tarde se cambia
nuevamente la ropa y le cambia la ropa a su muñeca. Por último desea destruir todo,
cortando sus medias, la chaqueta de Melanie Klein, el vestido de la muñeca, etc. No
tolera pensar que sus medias o el vestido de Melanie Klein puedan estar
“arrugados”. Llora y dice que Klein tiene la culpa.
¿Cómo conceptualiza Melanie Klein este material? Creo que lo hizo por primera vez
en un manuscrito no publicado redactado en 1927, que fue la tercera ponencia de un
curso impartido en Londres. En esta ponencia se ocupó del desarrollo sexual de las
niñas, que describió detalladamente antes de abordar el análisis de Rita. “En el
análisis de Rita, cuando se había suscitado el temor a su madre […], sintió una
marcada compulsión a seguir cambiándose de ropa. Primero cambió la ropa de su
muñeca, que lavó, haciéndolo de una forma que caracteriza a la neurosis obsesiva.
Luego procedió a ocuparse de su propia prolijidad. […]. Más tarde, sintió la
compulsión de cambiarse su propia ropa. Cambió todo, incluso su calzado,
comenzando con la ropa interior. Entonces se miró más o menos satisfecha, pero
poco tiempo más tarde declaró que debía cambiarse de ropa otra vez. Cuando
imperaba esta fase, duraba toda la sesión”. Esta compulsión surgía del temor a
haber sido lesionada físicamente y el deseo de ser renovada y “restituida.”
Cuando recibimos noticias más tarde de Heinz Weiss, cuya paciente siente una gran
necesidad de ser restituida, tal vez recordemos a Rita, cuya preocupación respecto
a cambiarse la ropa interior y exterior constituyó un intento de reparación, y en
particular una reparación del yo que ella sentía dañado por las agresiones hacia el
objeto, un intento primitivo que siempre está destinado al fracaso. Como lo
demostrará Heinz Weiss con su paciente, este tipo de reparación concreta sigue
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provocando daños (y Rita sabe algo acerca de esto cuando afirma que su tía
montará en cólera), alimentando así la compulsión de repetición.
Fue durante el análisis de Erna, que Melanie Klein comenzó unos meses después
de concluir el tratamiento de Rita en enero de 1924, que pudo observar más
extensamente la lucha entre las fantasías sádicas, la ansiedad, la culpa y la
reparación. Erna, que tenía seis años de edad, padecía un trastorno obsesivo
compulsivo. Su comportamiento en su casa era “intolerable”, manifestaba “marcadas
tendencias asociales en todas sus relaciones”, “padecía insomnio grave, onanismo
obsesivo excesivo, inhibición completa del aprendizaje, profundas depresiones,
melancolía obsesiva y otros síntomas diversos”. Melanie Klein observó la agresión y
el desprecio que manifestaba Erna frecuentemente durante las primeras sesiones.
Contamos con una serie impresionante de dibujos que indican la respuesta de Erna
al dolor insoportable que seguía a su “comportamiento asocial”: se retira de su
conocimiento, como lo indica vívidamente este dibujo (Figura 1). “Se sienta en su
habitación para no saber nada acerca del homicidio” fue el comentario que hizo Erna
respecto a la figura que dibujó en el extremo superior derecho de la hoja dominada
por la niña encantadora y su novio debilucho. La vieja, que ya había sido
marginalizada en la imagen anterior (Figura 2) ha sido eliminada completamente.
Erna no puede afrontar el dolor que le suscita su delito: construye un escondite, un
retiro, “para no saber nada del homicidio”
.
Fig 1
Fig 2
Lo que nos llama la atención inicialmente (Figura 1) es la imagen que crea Erna de
sus fantasías edípicas como la “dama encantadora” con el “novio/padre”, que forman
una pareja. El conocimiento y la mala acción también figuran en el dibujo en forma
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de “no querer saber”: la niña tiene que protegerse contra su presencia acusadora y
persecutoria. ¿Es muy rebuscado pensar que ella se coloca en un calabozo por su
mala acción, al dibujar un refugio o escondite en el “extremo inferior? En otra hoja
(Figura 3) se culpa al novio del homicidio. Se puede leer a pie de página que “el
novio de la joven encantadora mata a la vieja”. En la parte superior dice: “agranda
sus ojos para asustarla”. Según Erna, la línea horizontal que figura debajo del punto
medio es una espada. La representación de nuestra joven encantadora en la Figura
1 indica que ella controla la espada como si la misma fuera una enorme extremidad
propia, lo cual revela que es ella quien blande la espada y “fulmina” a su madre con
la mirada.
Los dibujos hechos en sesiones anteriores contienen indicaciones de la forma en
que Erna se desenvuelve en este sentido (Figura 4). Intenta dar la impresión de ser
una chica buena “con un delantal de trabajo”, aunque la corona ya indica que existen
otras ambiciones, y de hecho en el fondo ella aparece como una niña de gran
abdomen, habiendo usurpado el lugar de la madre encinta y colocando a ésta en un
trineo para que se fuera a “Schlitten fahren”, con la intención de humillarla. En la
hoja siguiente (Figura 2) se apropia del “pito” / pene de la madre y deja a la madre
con un “pito de niño” pequeño. Así que no se trata “solamente” de homicidio, sino de
todo lo que Melanie Klein ha descrito como impulsos y fantasías preedípicos, es
decir la posesión del cuerpo maternal y su contenido, robar y destruirla, por envidia y
odio.
Fig 3
Fig 4
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Fig 5
La serie de dibujos (he omitido algunos de ellos) concluye con “la novia en la tumba”
(Figura 5). El refugio de Erna ya no la protege, y solamente una tumba es capaz de
cumplir la promesa de impedir el sentimiento y permitir la tranquilidad. Melanie Klein
escribió en sus registros del proceso que Erna “afirma reiteradamente que desea
morir” y que “de hecho está muerta cuando está acostada en el diván”. Como
también lo señala Melanie Klein, Erna intentó compensar todo esto mediante una
“actitud excesivamente amistosa”, trayéndole flores.
Un año y medio más tarde, Erna había asumido en mayor medida su realidad
interna. Las notas en sus dibujos nos permiten observar cómo fue usada la actividad
del dibujo para la reparación. Observamos los avances y los retrocesos, es decir
cómo la reparación puede revertir y convertirse otra vez en agresión en un instante,
haciéndola sentirse fea y muerta. Podemos observar esto en los dibujos hechos el 5
de noviembre de 1925.
Aquí se ve el primer dibujo (Figura 6). Melanie Klein comentó que Erna había
dibujado una reina con pelo corto. Poco tiempo más tarde, ya no tenía pelo, y acabó
usando una peluca. Luego Erna dibujó flores con gran esmero, pero más tarde las
cubrió de rojo, diciendo que era más bonito. Dibujó líneas sobre la cara, dañando el
dibujo. Puede observarse la esmerada composición de la flor / el genital como
intento de reparación, que queda estropeado y destruido.
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Fig 6
Veamos ahora los otros tres dibujos hechos en esa sesión. En la segunda imagen
(Figura 7) se ve una cara roja enmarcada con pelo amarillo que llega al piso y la
silueta de un moño rojo. Es más bien un garabato que un dibujo propiamente dicho.
Melanie Klein observa que Erna comienza a dibujar princesas más hermosas. No
obstante, no logra hacerlo y se da por vencida. Comienza de nuevo. En el tercer
dibujo (Figura 8), al igual que en el segundo, vemos el abundante pelo amarillo que
llega al piso, un ancho miriñaque que llena el centro de la imagen, y debajo de eso
se ven piernas rojas muy delgadas y zapatos negros de taco alto. Erna dice que su
intención era dibuja una princesa hermosa, pero constata que no le ha salido bien.
.
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Fig 7
Fig 8
La última imagen de la sesión (Figura 9) es una cabeza gigantesca con boca
exagerada, pelo erecto, cuello ancho y un cuerpo relativamente pequeño y deforme.
La garganta y el cuerpo están cubiertos de líneas negras. Debajo hay dos líneas
negras que pueden interpretarse como piernas y un rectángulo pequeño más
recalcado que puede interpretarse como “conductos”, que ya habíamos visto en los
dibujos del primer año. En el dibujo anterior de la reina las líneas eran rojas.
Observamos en las notas de Melanie Klein que Erna había asociado este dibujo con
un rayo que hizo que la princesa de repente se hiciera mala y fea, como las heces.
Más tarde Erna se mostró renuente a jugar, manifestándose deprimida y
arrepentida.
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Fig 9
Creo que podemos ver el deseo de triunfar que tiene Erna como princesa sobre la
reina con su pelo excesivamente glorioso, pero no obstante no estuvo satisfecha con
el resultado. ¿Fue porque no tenía vínculos con la realidad (carente de cuerpo y
piernas)? Abandonó ese intento, pero probó otra vez, centrando su atención esta
vez en la figura entera y queriendo triunfar mediante el uso del gran miriñaque,
aunque se percató entonces de que todo se apoyaba en piernas muy delgadas. Y en
la imagen siguiente, después del rayo, quedaba un bebé que lloraba y era feo, con
toda la caca dentro. En la primera imagen los ojos eran negros y tal vez
representaban heces. Creo que ella podría haberse sentido tan fea y vulnerable
como deseaba que se sintiera la reina como consecuencia de sus agresiones.
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Fig 10
Miremos ahora los tres dibujos hechos a partir del 17 de noviembre de 1925. Erna
dibuja una princesa hermosa y vemos claramente su pelo amarillo glorioso y
excesivo. Esta princesa posee todos los atributos maternos: el miriñaque, que
representa el embarazo, el cuello, que representa el pene, el moño, que representa
los genitales femeninos, y el pelo, que representa el vello púbico y las deposiciones.
En vista del esmero con que Erna permite que las flores broten del abdomen de su
analista el 5 de noviembre, resulta notable que ahora se muestre excesivamente
triunfante: todo no es solamente más grande, sino también más burdo. En la imagen
siguiente (Figura 11) la vemos avanzar con la cabeza erguida. Se nos informa que
está yendo a ver a su amante, pero ella se da cuenta de que él se ha vuelto feo. No
puede hallar su palacio. En la entrada a una caverna se encuentra con un viejo feo
de baja estatura parecido a Rumpelstiltskin. Se supone que ella lo va a redimir. Pero
cuando dibuja la princesa en la tercera imagen (Figura 12), Erna se da cuenta de
que parece estar muerta y el dibujo se malogra. Y de hecho vemos que ha quedado
muy disminuida: en lugar del glorioso pelo amarillo que rodeaba a la cabeza quedan
solamente dos o tres líneas amarillas a la derecha y a la izquierda de la cabeza.
Melanie Klein redactó las notas siguientes: depresión, escupida, empuje de la
alfombra con los pies, querer arrancarse una costra del labio. Melanie Klein comentó
que el tema de la sesión había sido la rivalidad desde el principio y los fuertes
sentimientos de culpa la habían hecho sentirse fea y muerta.
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Fig 11
Fig 12
Al principio la niña estaba sentada en su habitación “para evitar saber nada acerca
del homicidio, una niña que acaba en una tumba. Después de 18 meses de análisis,
vemos cómo Erna es capaz de acometer una intensa lucha entre sus impulsos
destructivos y reparadores.
Observaciones finales
Espero haber dado una reseña de las situaciones clínicas que Melanie Klein tuvo
que abordar en sus primeros análisis infantiles a principios de la década de 1920.
Leemos sus notas relativas a impulsos y fantasías agresivas, seguidos por ansiedad
y culpa, que llevan a una amplia gama de intentos reparadores. De esta forma
Melanie Klein comenzó a desarrollar el nuevo concepto de la reparación, que en
1935 pasó a formar parte de la posición depresiva: “El ego se siente impulsado ([…]
por su identificación con el objeto bueno) a compensar todas sus agresiones sádicas
contra ese objeto”.
Ahora Edna O’Shaughnessy explicará cómo el psicoanálisis estaba aguardando este
concepto.
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Referencias
Frank, C. (1999): “Melanie Kleins erste Kinderanalysen - die Entdeckung des Kindes
als Objekt sui generis von Heilen und Forschen”. Stuttgart: Frommann und
Holzboog.
(2009): “Melanie Klein en Berlín. Sus primeros psicoanálisis de niños”.
Londres, Nueva York: Routledge.
(2009): Das “Melanie-Klein-Problem”. Zur Publikationsgeschichte der
Psychoanalyse des Kindes. In: Luzifer-Amor 44, 99-139.
Klein, M.: Materiales de los archivos
(1927): Simposio sobre análisis infantil. WMK1
(1929): Situaciones de ansiedad infantil reflejadas en una obra de arte
y en el impulso creativo. WMK I
(1932): El psicoanálisis infantil. WMK II
(1935): Una contribución de la psicogénesis de los estados maníacodepresivos. WMK1
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