I alio.—1925 - Hemeroteca Digital

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Ialio.—1925 /
/
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Aviso.—Será para nosotros distinción agradecida que ¡a prensa científica nacional o extranjera tome o copie lo que tenga a bien de esta liumilde REVISTA.
En los trabajos de Redacción, concedemos libertad para hacer case omiso de
los nombres. De los trabajos de los demás Profesores, no podemos disponer; conviene indicar nombre y procedencia. Del nuestro, si: ya porque entendemos que los
productos intelectuales son esencialmente comunistas; ya porque, al pona venal
cualquier escrito, el que lo compra adquiere la propiedad del usufructo de las ideas
que contenga. Esta doctrina solamente defrauda la vanidad personal, y es cosa
que no viene mal tener a raya.
FEDERICO RUBIO.
Una coía n drlfitsr, y otra cosa c» cnscflar.
Cl escritor cicntíflco pued* y dfbe ser correcto y
hasta florido y brillante; pero ante todo se debe a
la verdad, y lo que le conviene a la Ciencia puede
muy bien no convenirle al Ai te.
DR
Todo trabajador, todo cultivador de la ciencia
cambiará, modificirá radicalmente y halla anulará sus creaciones para amoldarlas, para adaptarlas al progreso, ya que íste modifica el concepto científico y «u derivado el práctico.
DR. CI;R\TRA
GUTIÉRREZ
REViSlJl IRS-AiRKIinil DE tlElOllS í M \
Órgano clentiflco y propiedad del Profesorado del
INSTITUTO
RUBIO
rvioiMci-OA.rs/iAOPtiD
R A T R O
N A T O
Director,
DR.
D. FRANCISCO
Vice-Director,
DR. D. S A N T I A G O PALLARES
BOTÍN
D.
Depositario,
IGNACIO BAÜER
Secretario,
DR, D. A. DE LA PEÑA GALARZA
Jefes de Dispensario:
Dr. Aguado Martínez (D. Valeriano), Radiología.—Dr. Botlñ (D. Francisco), Ginecología.—Dr. Casadesiis (D. Fernando), Otorino-laringología.—
Dr. Garda del Diestro (D. José), Pediatría.—Dr. Garda Iriviño (D. Felipe), Enfermedades del pecho.-Dr. H. Sampelayo (D. jesús). Piel, síñlis
y venéreo.—Dr. Landete (D. Bernardino), Estomatología.-Dr. Leoz y
Ortln (D. Galo), Oftalmología.—Dr. López Duran (D. Adolfo), Cirugía
ortopédica.-Dr. Luísy ia¿ae{D. Ramón), Aparato digestivo.-Dr. Miraved (D. Fernando), Vías Urinarias.-Dr. Mut y Mandilego (D. Antonio) Medicina general.-Dr. Rodríguez Hiera (D. Luis), Laboratorios.
Dr. Slocker (D. Enrique), Cirugía general.-Dr. Soler y So/o (D. Luis),
Qinecologla.-Dr. Vilches (D. Enrique), Enfermedades nerviosas.
n i i iBERoii i ftii i i M [ m s MM
—-
,fi»^fi<«wn y 4idm|ni*tf#ci4ni ^rln»)»» «<• ymrt^wm. as, prai.
Tomo LIV
Madrid, Julio de 1925.
Núm. CCLI
SUMARIO
Sección Científica.—C/rí/g'/fl del seno maxilar, por el Dr. Planas.-¿as cefalalgias, por el Dr. Antonio Cantó.—Diagnóstico de las adenopatlasJráqueobronquiales en la infancia (conclusión), por el Dr. García del Diestro.—/?e//fjc/ones prácticas sobre terapéutica cardiaca (continuación), por
A. Mut.
Sección de Especialidades.—Perf/a/na, por el Dr. Dámaso Rodrigo.
Sección Bibliogrifica.
Sección Profesional.—¿os viejos jubilados, por el Dr. D. Amalio Gimeno.
Crónica de un viqie clentificp a la Cote d'Azur (cqntinuación), por ^1
,Dr. yíctor. Man'n. Córrale.—Noticias.
SECCIÓN
CIENTÍFICA
Cirugíls dei $eno maxilar.
Por el Dr. Planas.
(Conferencia dada en el Instituto Rublo por el Dr. Casadesús).
Este fué el tema.desarrollado por el Dr. Casadesús en su con.f^reqcia en el instituto Rubio el 4 de abril.
Empieza el reputado jefe de los servicios de oto-rino-laringoIqgía.ciel Instituto, por sentar las indicaciones operatorias, diferenciando las sinusitis agudas de las crónicas. Las primeras, sean
de origen gripal, (ientario-O rinógeno, ceden al tratamiento médico,4e inhalaciones mentoladas, .fomentaciones calientes, pulverizaciones de cocaína .y adrenalina, antipirina, etc., curando totalmente en ocho o quince días. Si la supuración persistiera, hubiera
fenómenos (Je retención, o se hiciera subaguda, hace una punción
REV. ÍBER.-AMÉR, DE CIEN. MÉD.—LlV.
Julio 1925.— 1
SECCIÓN CIENTÍFICA
del seno para establecer el desagüe, prefiriendo el meato inferior
al meato medio, lavando el seno, y cediendo generalmente la sinusitis. En los casos crónicos y en algunos subagudos, no hay más
tratamiento que el quirúrgico; cuando la sinusitis es por infección
dentaria, si hay focos de periostitis en el maxilar, el odontólogo
abre el seno por el alveolo, lavando el seno por la boca y si no
hay una sinusitis fungosa ni grandes focos de osteítis, los fenómenos cesan; quitando los dientes se cierra la comunicación por
boca y siguen en el fondo los focos dé osteítis en el reborde alveolar porque los alveolos de las dos primeras muelas están frecuentemente en contacto con el suelo del seno formando relieve.
La sinusitis crónica la divide en tres clases (anatómicamente
considerada). El seno puede supurar sin lesiones fungosas, con fungosidades y con osteítis. Puede existir una supuración del seno
maxilar sin que el pus provenga de este seno, sino que caiga dentro de él por el estium maxilar formando un emplema, pues por
la parte alta del hiatus semilunar desemboca el seno frontal y
puede haber sinusitis frontal o etmoiditis que formen un depósito, verdadero reservorio en el seno maxilar, en cuyo caso hay que
quitar los focos supurativos para-curar el seno maxilar. Las sinusitis maxilares van unidas a veces a las fronto-etmoidales. Para
diagnosticar la simusitis maxilar, después de los trastornos de cacosmia, dolor, etc., se vale de la transiluminación y de los rayos
X y la intervención se reduce a puncionar el seno a través del
meato'inferior, lavándolo en los días sucesivos con agua formolada, con lo que suele curar; si a ios 10 ó 15 lavados, sigue la supuración (hay quien espera hasta los 50 lavados) cree que ha llegado el momento de intervenir por vía externa. Hace la punción
del seno con un trocar, que puede ser delgado de Ludwig o
grueso de Kráusse, si no hay duda diagnóstica usa siempre éste,
qué hace mayor perforación, facilitando los lavados; si el cornete
interior dificulta la entrada en el meato inferior, lo luxa en su
parte anterior con la pinza de Laurens, fracturándolo, y echándolo hacia el tabique, mejor que quitarlo; anestesia bien el meato
CIRUOÍA DEL SENO MAXILAR
3
inferior con cocaína y adrenalina, introduce un espéculum de
Palmer y punciona con el trocar en la parte de atrás, que es más
delgada, a unos 3 ó 4 centímetros de la entrada de la fosa nasal,
inclinando el trocar hacia arriba y afuera, hundiéndolo hasta notar
la resistencia vencida, por haber penetrado en el seno; sí hubiera
alguna dificultad, desvia el subtabique echándolo hacia adelante
y afuera. Como prueba hace sonar al enfermo, viendo si sale aire
y pus por el trocar, pues pudiera ocurrir que se hubiera penetrado en el seno, pero se hubiera atravesado la pared externa, lo
que podría ocasionar un flemón de la fosa pterigo-maxilar, pues
la pared es sumamente delgada y se atraviesa en seguida; con un
irrigador poco alto o con una jeringa a poca presión (sobre todo
los primeros días) hace los lavados con agua formolada y mejor
hervida, nunca con agua oxigenada. Cuando existen fenómenos
de osteítis, se impone la trepanación del seno, para lo cual existen
varios procedimientos: el de Claoué, en Farncia, que es el mejor
aceptado por los enfermos, por operar por vía nasal, pero que no
puede ser una trepanación curativa porque no permite ver todos
los focos de osteítis, y el de Caldweil-Luc, que es el mejor, y el
que usa siempre. Se hace con anestesia local, que evita al enfermo los vómitos, y a consecuencia de ellos, que se salten los puntos de sutura de la boca. La anestesia resulta ideal por el método
de Munsch, que consiste en anestesiar el nervio maxilar superior
en la fosa pterigo-maxilar, antes de su entrada en la órbita, inyectando en el punto de intersección de dos líneas que son: una que
pase por el borde inferior de la apófisis zigomátidl y otra por la
apófisis orbitaria externa; introduce en este punto una aguja de
unos 5 cm. de larga inclinándola hacía atrás y arriba, haciendo
abrir la boca al enfermo para facilitar su introducción, inclinando
la aguja tocando la tuberosidad del maxilar, hasta que ei enfermo
se queje de un dolor muy agudo, y entonces inyecta 5 c. c. de
novocaína al 1 ó al 2 por 100, pudiendo empezar la operación a
los cinco o diez minutos, habiendo anestesiado también la fosa
nasal, introduciendo una gasa entre el cornete y la pared externa
4
SECCIÓN CIENTÍFICA
del meato inferior, y otra en el meato medio, anestesiando también por la boca, la mejilla hacia el agujero suborbitario, difiuidiendobien la anestesia. Hace la incisión un poco por encimadel
surco gíngivo-labial (para facilitar la sutura), desde cerca de la línea media hasta la tercera muela, incisión amplia, legrando hasta
poner al descubierto la fosa piriforme, y trepana, prolongimdo la
trepanación hacia dentro con una pinza sacabocados hasta que
queden a igual nivel la pared de la fosa nasal y el seno, quitando las fungosidades y focos de osteítis que haya ycuretando
todo lo que haga falta, pero sin quitar la mucosa .que no esté
afecta para no prolongar la curación. El método de Segura, que
no cureta el seno y quita las fungosidades con una pinza, tnole
parece bueno en todos los casos, porque pueden quedu' fooos de
osteítis. El segundo tiempo consiste en hacer la contra-Miertuca
del seno a la fosa nasal, para hacer e! taponamiento y los ¡lavados;
esta contra-abertura la hace, con una gubia de las 'Uamacfais de bayoneta, abriendo \a. ventana rectangular hasta .ver la mucosa na^sal, que corta, colocando gasa en el seno a través de la nariz, y
'haciendo una sutura en ¡la boca.de las de punto por encima; los
lavados se pueden hacer hasta con una sonda de ¡Itard. Segura/tno
hace la sutura, porque suele cicatri^r bien. Claoué hace la abertura rectangular quitendo primero la iparte anterior,del comete
inferior y trepanando a fravés del ^meato inferior. Lornt^rd emplea un método intermedio, incindiendo por la boca y «tacando,
no por la fosa piriforme, sino por el contrafuerte que es elisitio
más duro, qifllando el hueso con pinzas muyrfuertes y grttesa8,,m>
trepanando hacia afuera sino hacia dentro, legrando ligualjneQte
los 4ocos; esun procedimiento que da buenos re&ultado^, ^pei^o
tiene más dif¡outtades,;por lo que.éi usa siempce.el CaldwelliUuc.
LM
GEPALALOIAÍ
LAS CEFALALGIAS
Estudio dé algunasde sus variedades y sus tratamientos especiales
Por el Dr. Antonio Cantó
(0*1 Dltpmurla d« Entarmtdidn d*l ilitcma iwrvlon i*l Intlltoto Ifublo)
Por ser una de las afecciones que con más frecuencia se presentan en la consulta, no sólo del médico neurópata, sino del
práctico en general, me voy a ocupar en este artículo de un padecimiento que es universal y que prácticamente lo experimentan todos en la vida, llegando hoy a constituir una plaga enorme
esta dolencia, que es debida la mayor parte de las veces a la existencia cada día más agitada de estos tiempos modernos, la mala
calidad de los alimentos con sus sofisticaciones, y al abuso y refinamiento de los vicios que consumen a la humanidad.
Al paso de esta frecuente dolencia ha salido la industria lanzando al mercado infinidad de productos, la mayor parte en forma de obleas, «que curan los dolores de cabeza», haciendo caso
omiso de la causa que los produce, y los que los enfermos crónicos haa agotado antes de consultarnos en demanda del remedio racional y apropiado a la variedad de su mal. Y dejando ya
estos preliminares, pasemos al desarrollo del asunto que nos
ocupa.
La cefalalgia (que procede del griego Kephalé, cabeza, y Algos, dolor) toma el nombre de encefalalgia si abarca toda la cabeza; hemicránea, si es una mitad (derecha o izquierda). Puede
ser también frontal, parietal o temporal, o residir en un solo punto determinado como la topoalgia y el clavo histérico. Cuando
es crónica, intensa, gravativa y tenaz, ya contmua, ya intermitente, se Mama cefalea, y cuando es simple, pesadez o dolor sordo,
se la designa cefaloponia.
6
SECCIÓN CIENTÍFICA
A veces se consideran términos sinónimos cefalalgia y neuralgia, por ser casi imposible estar seguro dónde empieza la una
y termina la otra.
Síntoma común de numerosas enfermedades febriles tiene en
este caso poco valor diagnóstico, ya que es uno de los que constituyen el síndrome fiebre.
He de ocuparme, pues, sólo de las cefalalgias sin fiebre, que
son los casos de los enfermos que acuden a vernos.
La explicación de la patogenia de la cefalalgia no es tan fácil
como parece, ya que la substancia cerebral es insensible a los
eétímulos mecánicos. Por el contrario, las meninges, con sus nervios sensitivos y sus relaciones con la corteza, producen sensaciones dolorosas. También se les ha imputado á los vasos intracraneales la producción de dolor, aunque poi- su falta de nervios
sensitivos no pueden ser causa de él. Más bien obrarían, al aumentar su tensión, mecánicamente sobre el cerebro y meninges.
C/as/^cacidn.—Enumeraré a la ligera la mayor parte de las
cefalalgias conocidas por su etiología, deteniéndome tan sólo en
aquellas que no tienen un diagnóstico y tratamiento bien conocidos, que son las que motivan este trabajo.
1.° Cefalalgias debidas a enfermedades orgánicas. Se encuentran entre éstas las siguientes:
Conmoción cerebral.
'
Tumores del encéfalo: abscesos, gomas, quistes, aneurismas.
Hidrocefalia.
Parálisis general.
Arterioesclerosis.
Meningitis, paquimeningitis.
Afecciones de la órbita y del globo ocular, glaucoma, defectos de refracción.
Otitis.
Cfttarro nasofaríngeo.
Vegetaciones adenoideas.
Snusitis, etc., etc.
LAS CEFALALGIAS
7
Casi todas estas cefalalgias son el síntoma obligado de la enfermedad a que acompañan, y como la mayor parte corresponden
a distintas especialidades, daré unos ligeros datos comunes a la
generalidad de ellas.
Suelen aparecer por las noches, unas veces lancinantes intensas, de carácter paroxístico, por accesos muy violentos, que aumentan progresivamente de intensidad, sobre todo en los tumores. Algunas veces percutiendo se llega a localizar la lesión orgánica, aunque otras es muy engañoso este dato; el dolor frontal,
por ejemplo, suele ser frecuente en los tumores del cerebelo, y
la cefalalgia occipital constituye uno de los síntomas más precoces de la meningitis.
En los tumores, los vómitos no alimenticios sin náuseas, asimetría de las pupilas, estrabismo, neuritis óptica, tensión arterial,
somnolencia y ataques, convulsiones, rigidez de la nuca y leucocitosis del líquido cefalorraquídeo, ruidos de soplo y pulsátiles
intracraneales, son comunes a estas cefalalgias.
,
2° Cefalalgias de naturaleza funcional.
En este grupo se hallan las cefalalgias que son debidas a un
aumento de la presión sanguínea, como en la arterioesclerosis y
nefritis crónica, o bien a una disminución de la misma presión
como en la anemia y en ciertas variedades de cardiopatías, etcétera.
Además, los trabajos mentales en exceso, compresión de la
cabeza, congestión, ruidos fuertes y persistentes, mareo, menstruación, histerismo, hemicránea, epilepsia, esfuerzos de la vista,
insolación, neurastenia, etc.
De las cefalalgias de este grupo me ocuparé con alguna más
extensión, deteniéndome, sobre todo, en las que se ven más a
diario.
La cefalalgia hipertensiya, cuando es larga en el tiempo, y
con pesadez en la cabeza, a manera de plenitud, sobre todo en
personas de edad madura, es arterioesclerósica, principalmente
cuando su aparición es después de las comidas y al anochecer,
é
SECCIÓN CIÉNtfFICA
con somnolencia. Mídase la presión e investigúese una lesión mitral: Con la posición horízontal suele aumentar.
La cefalalgia hipotensiva depende, o bien de una lesión aórtica o de una anemia con debilidad de corazón; se alivia con la
posición horizontal, los medicamentos caídiofónicós y el hierro.
La congestión venosa es debida a enfermedades déscompensadas de corazón o a dormir estando la cabeza démaisíado bajá.
El clavo histérico es demasiado conocido para describirlo. La
epilepsia es causa de Cefalalgia, sobre todo después del ataque,
durando con variada intensidad ocho o diez horas y más en ocasiones.
En la insolación suele quedar una cefalalgia de larga duración en la parte alta de la cabeza, y únicamente por los antecedentes de los enfermos pueden diagnosticarse.
Hay un grupo de enfermos, que lo primero que nos dicen és
«yo padezco de jaquecas>, que les ataca en forma periódica, limitada a una mitad del cráneo, con hiperestesia, temor á los ruidos, fotofobia, malestar, vómitos, trastornos vasomotores y cuyo
dolor se alivia y desaparecen en general tras un sueño reparador:
ésta es la hemicránea.
Al ver un enfernlo dé éstos, preguntarle si alguno de sus aíscendiéntes padeció lo mismo, o gota, cólicos nefríticos, eczema
u otra enfermedad hija del artritismo, y si no aporta luz sobre
ello, investigad la parálisis general, lúes cerebral, tumores o arterioesclefosis cerebral.
Si son todos negativos y no tienen alteración orgánica, y sí
síntomas de hiperexcitabilidad nerviosa general, se admitirá entórtces la hemicránea idiopátiicá.
A veces va acompañada la hemicránea de lentitud de pulso, y
se ha llegado a notar una parálisis de los músculos del glob'o
ocular, también ha dado lugar cuaíido aparece desde ía juveniúd i afécCidrtés orgánicas del encéfalo.
Sf ejcisté dolor ocutaí, e^cotoma centelleante (que es muy frétúétítéi, ííttmátíópm o aifibliopiaf, sé trata de lá hertritfátieá oftál-
LAS CEI'ALA'IIÚIA'S
ihica, y si se presenta urta parálisis transitoria o permanettté rfel
motor ocular común, es la llamada hemicránea oftalmopléjica.
En infinito número de mujeres, el período catamenial va precedido de cefalalgias, lo que en algunas está justificado (sobre
todo cuando es posterior), por la pérdida abundante; en otra'aparece en la é^oca de la menopausia y suele prolongarse largo
tifempo.
Quédanos, por último, una clase de cefalalgia en este grupo,
que es la desesperación de médicos y enfermos: la neurasténica.
Como ésta, junto con la de causas tóxicas, de que luego hablaré, han sido el motivo de estas notas, diré iodo lo que pueda
y conozca para alcanzar un pronto diagnóstico y un eficaz tratad
miento.
Dejando a un lado los infinitos síntomas de la enfermedad dé
Béalrd, que en mayor o menor escala ños deleita hoy día a casi
todos los mortales, que ha estado incluso de moda entre la gente
biefr hasta que se han enterado que existe, y con bastante frecuencia' entre la gente del campo (dejando por lo tanto de Ser chic),
prescindiendo como digo de los síntomas generales de todos conocidos, voy a'dar los caracteres de su cefalalgia.
Después que hayáis investigado todos los datos que conduzcan a diagnosticar la neurastenia, los de su cefalalgia se pueden
resumir en tos siguientes: constricción en forma de casco apretado y pesado; esta cefalalgia es diurna, y se extiende por el eje raquídeo hasta la región lumbo-sacra. Es más penosa por su tenacidad que por su intensidad y es superficial. Los trabajos cerebrales algo intensos, las conversaciones, lecturas largas, etc., la
intensifican. Hay angustia, vértigos, sensación de vacío e impotencia, falta de asociación de ideas, e hiperestesia del cuero cabelludo. No hay náuseas ni vómitos. La alimentación suele mejorar
ésta cefatalgiá, así como las distractiones. Empezando por la mañana al despertar, o al rato de levantarse del leclio saele dísinirttiir conforriie Sé acerca la nochef. Los eiiferoíos se frotan el cráneo, contó si áfe cftíistéfáñ librar efe la constricción cjue fes agofei*.
10
SECCIÓN CIENTÍFICA
Es síntoma que dificulta las ocupaciones físicas e intelectuales, y
llega a preocupar al enfermo, que ve en lontananza la posibilidad
de una enfermedad cerebral grave o una locura.
Respecto al tratamiento, que es la pesadilla de todos los médicos, es tan extenso y variado, que sólo me ocuparé del que me ha
dado mejores resultados cuando se trata de neurastenia pura o
primitiva, ya que hoy se tiende a restringir el calificativo de que
tanto se ha abusado y aun se abusa, por nofijarseo no tener medios suficientes para diagnosticar de neurastenia una enfermedad
orgánica.
En las cefalalgias neurasténicas se han empleado siempre infinidad de medios y ninguno de ellos ha tenido hasta ahora una
acción constante. El tratamiento de que nos vamos a ocupar, es
ei constituido por el cacodilato de sosa a altas dosis, el que sin
ser de una absoluta fidelidad en la curación de esta cefalalgia es,
no obstante, el que más se acerca al fin que perseguimos.
Desde hace seis aflos, y bajo las indicaciones del jefe del Dispensario Dr. Vilches, que ha sido el primero, que nosotros sepamos, en poner en práctica en Madrid este tratamiento por las altas dosis de cacodilato, venimos empleándolas en esta Clínica del
Instituto para las enfermedades del sistema nervioso, así como en
la consulta privada en múltiples afecciones y entre ellas las cefalalgias aue nos ocupan, por el métpdo de la inyección intravenosa.
La técnica es muy sencilla, previo análisis e investigación de
albúmina en la orina, examen de! corazón y eliminación de toda
lesión avanzada de tuberculosis pulmonar y en individuos de menos de sesenta y cinco años., empezamos las inyecciones por una
primera de 25 centigramos, repitiendo a los dos o tres días, una
nueva dosis de 50 centigramos y así sucesivamente se duplica la
dosis precedente dejando un intervalo de tres a cuatro días entre
una y otra inyección cuando las dosis pasen de un gramo.
Si después de alguna de éstas, nótase el enfermo escalofrío,
seguido de aumento de temperatura, pesadez de cabeza, vómitos.
LAS CEFALALGIAS
11
vértigos, y orinas rojas se espacian más las inyecciones sin aumentar la dosis o bien se suspende el tratamiento, según las circunstancias, hasta que la situación se normalice, lo que no tarda en
ocurrir.
En el comercio se empiezan a expender con diversos nombres
estos preparados, pero hay que escoger aquellos que ofrezcan garantías de una buena esterilización y recientemente preparados.
Yo acostumbro a servirme de tres disoluciones sucesivas, que
prescribo de la siguiente manera:
Cacodilato de sosa Merk o Poulek
Agua destilada
Disuélvase, esterilícese y póngase en frasco de color, tapón esmerilado y boca ancha.
2 gramos.
20 —
La segunda disolución tiene 4 gramos del medicamento yla
misma cantidad de agua, y la tercera 8 gramos, en igual cantidad
de disolvente.
Del primer frasco inyecto dos centímetros cúbicos, o s-ean 20
centigramos, y voy duplicando los centímetros cúbicos en cada
sesión.
Del segundo frasco empiezo por inyectar 3 c. c, y voy aumentando de dos en dos c. c. hasta completar las cuatro inyecciones.
En el tercero empiezo por cuatro c. c. y subo de dos en dos
centímetros cúbicos, lo mismo que en el precedente, habiendo
puesto un total de 14 gramos entre ios tres, con 12 inyecciones.
Si el caso requiere prolongar el tratamiento, pueden repetirse
las inyecciones del tercer frasco, las veces que se crea oportuno.
Este mismo tratamiento hago en las cefalalgias anémicas, en
las de la pubertad, y en las cefalalgias de los estudiantes, que no
dependan de vicios de refracción ocular.
Queda, por último, otro grupo de cefalalgias, que se llaman
tóxicas y que se dividen según su origen, en:
1." Cefalalgias de causa interna (endógenas).
Urelrtia, colemia, gota, diabetes, reuma, trastornos gastro-in-
12
SECCIÓN CIENTÍFICA
testinales, dispepsias, estreñimiento, tuberculosis pulmonar, etc.
2° Cefalalgias de causa externa (exógenas).
Aires viciados, gases tóxicos, sustancias medicamentosas (qiiinina, hierro, salicilato de sosa, opio, etc., alcohol, tabaco, saturnismo).
Hay una cefalalgia de aspecto poco conocido, o mejor dicho;
que se interpreta mal, que es la cefalalgia tóxica gastro-ihtestinal;
esta variedad se presenta después de las comidas, sobre todo si
se abusa del régimen cárneo en sujetos artríticos con malos
emunctorios; se la suele llamar cefalagra y se la trata con un régimen hipoclorurado eliminando o disminuyendo las carnes, pescados azules, condimentos, y, en fin, instituyendo el régimen
algo mitigado de las nefritis crónicas, eczemas, etc., y prescribiendo como fórmula los siguientes sellos:
Peptona de Witte
Magnesia hidratada
M. para una oblea; h. núm
50 centigramos.
1 gramo.
Para tomar un sello una hora antes de las dos principales comidas.
Si existe, trátese el estreñimiento, que es causa coadyuvante.
DIAONÓSTICO DE LAS >DENOBA,TÍAS TRAQUEOBRONQUIALES
13
iiiliísiitt É li! DilHieiniii tfipMilis
(1 Is iiUi
Por el O""- José 6arc(a del Diestro.
Jefe del Dispensario de Pediatría del Instituto F^ubio.
(CONCLUSIÓN)
,j4üsctí//ac/ó/í.—Orancher y su escuela concedieron .«na gran
importancia a las diferencias de intensidad del murmullo vesicular
«n algunas zonas pulmonares simétricas, especialmente .en las
iltfraqlayiculares; diferencias que muchas veces no se acompañan
4e njqguna otra alteración apreciable en las partes afectadas.
,Hace tiempo, sin embalo, que nos hemos sumado al parecer,de aquellos que admiten la posible existencia de este síntotna
en niños en quienes ni los antecedentes, ni laclínica, ni el labo.ratorio permiten suponer en ellos un estado patológico de sus
ganglios traqueobronquiales,
vRrobablemente, la explicación de este fenómeno estriba, como
supone Monteli, en la diferencia del valor de los ángulos que
iforman las tamas bronquiales al separarse del tronco común. En
efecto, el bronquio lobar superior derecho hace esta separación
.con mucha mayor brusquedad que el izquierdo, dando tugara
\^n ángulo casi recto; ello es causa de que la columna de aire que
¡penetra diírante la inspiración en dicho lóbulo sea menor y más
ílenta<en el lado .derecho que en el izquierdo como consecuencia
de.la pérdida de velocidad que sufre al aumentar su rozamiento
con las paredes bronquiales.
Análogos efectos pueden derivarse de ciertas desviaciones^de
la columna vertebral, de procesos atelectásicos, etc. Por último,
no es dudoso que algunos niños con respiración nasal defectuo-
!4
•
SÍCCIÓN ClENtíFICA •
sa (vegetaciones, adenoides, hipertrofia de cornetes, etc.), pueden
ofrecer induraciones pulmonares por colapso, análogas a las descritas por Kronig y Schonemann (1).
A nivel de las zonas de elección, especialmente en los espacios intérescapuiares, se encuentra a menudo cierta rudeza de la
inspiración con espiración prolongada y hasta soplos más o menos acentuados.
Uno de Ips síntomas más conocidos y vulgarizados es el llamado soplo de Smiht, que consiste en un ruido venoso, isócrono
con el latido cardíaco y apreciable sobre el manubrio del esternón cuando el enfermo deja de respirar, teniendo la cabeza
echada fuertemente hacia atrás. Parece debido a la compresión
de la imnominada.
Cuando se ausculta la voz o el grito de un niño sano a nivel
de las vértebras,' se'observa que su timbre bronquial cesa rápidamente al llegar a la séptima cervical. Dícese que este signo es
positivo cuando el sonido de la voz, lejos de disminuir, adquiere
ese timbre especial que se conoce con el nombre de broncofonía (fenómeno de D'Espine).
Estos síntomas tienen indiscutiblemente un cierto valor, pero
su existencia debe cotejarse siempre con los demás fenómenos,
tanto de orden funcional como somático, que el enfermo presente, especialmente cuando no ha de limitarse nuestra actuación al
diagnóstico de una simple adenopatía, sino también a fijar sus
causas y su probable evolución.
Los signos descritos por Martin du Magny, Oreneau de Mussig, Voillenz, Di Stefano, Segard y otros se refieren todos a modificaciones del timbre de los ruidos laríngeos (tos, voz o grito) en
determinadas zonas gangliopulmonares. Son de escasa utilidad
para el diagnóstico, tanto por su inconstancia como por las dificultades que ofrece su exacta apreciación, especialmente en los
niños pequeños.
(n Corresp. Blatt. f., Schweizer Acnrl.. t. XXXIX, núm. 22.
DIAUNÓSriCO DE LAS ADENOPATÍAS TRAQUEOBRONQUIALES
15
El graríroncas traqueal, señalado primeramente por Barthez y
Rilliet y atribuido por muchos autores a la directa compresión de
la tráquea, debe más bien relacionarse, a mi juicio, con la relajación paralítica de su musculatura. Es propio de los niños menores de dos años,*en quienes algunas veces se puede apreciar a
distancia. En un gran número de casos semeja un grueso gorgoteó que se oye en los dos tiempos de la respiración con igual intensidad Cru/í/o t/e//ema^; otras veces es más seco, recordando
el ronroneó de los gatos. Según mi experiencia, se trata de un
síntoma casi exclusivo de las adenopatias voluminosas y crónicas.
El signo de Oelenitz o transonancia esternovertebral, también
propio de las adenopatias de bastante tamaño, se investiga auscultando con el estetóscopo rígido sobre la séptima vértebra cervical mientras el mismo observador o un ayudante percute en el
manubrio del esternón. Si el sonido que esta percusión ocasiona
llega a nuestros oídos mate y alejado, el signo es negativo, y positivo cuando su timbre es seco y vibrante.
Es poco frecuente el poder obtener todos los síntomas que
acabo de enume'rar en un mismo caso de adenopatía; por lo general, sólo se observan parte dé ellos, variando éstos según la intensidad del infarto y la mayor o menor participación de unos u
otros grupos ganglionares.
Sin embargo, en la gran mayoría de los casos basta el examen
clínico para poder afirmar o, cuando menos, orientar el diagnóstico con grandes probabilidades de acierto.
Ahora bien: esta sola afirmación no debe satisfacerle a un clínico concienzudo. Es necesario, además, determinar con la mayor
exactitud posible qué grado de intensidad alcanza la adenopatía,
cuál es su momento evolutivo, qué grupos ganglionares son los
principalmente atacados y, por ultimó, fijar con la mayor precisión
posible, pues de ello depende la "seguridad del pronóstico y la
eficacia del tratamiento, cuál es el motivo de la lesión.
Para llegar a estas conclusiones es necesario recurrir a meto-
16
SECCIÓN qiENTlFICA
dos auxiliares de la clínica, entre lo* cuales pcupan el primer rango
los Rayos XEl examen radiológico de un supuesto adenopático debe comenzar (trátese de radioscopia o de radiografía) por la prpyección
antero-posterior, en la cual Ips ganglios hipertijpfiadps se revelan
en utia imagen constituida por sombras de diverso tamaño e intensidad, de contornos ppco precisos y colocados aunooaaipbo&lados de la sombra rpediptorácica, formada, cpmo es sabido,
por el corazón, hacía abajo, y por la columoa vertebral, el esternón, los grandes vasos y el timo, hacía arriba
Dichas sombras se presentan unas veces formando cuerpp.con
la mediotorácica, cuyos .bordes altecan, aunque casi siempre resulta fácil ^u diferenciación por tratarse de rnanchas heterepjténeas, estp es, de distinta intensidad relativa, cosa que, por ejemplo, np ocurre cpn Ja sombra del timo hipertrofiado; en otros pasos no guardan esta relación de continuidad, revelándose únicamente cQpio zpnas oscurecidas y aisladas en pleno campo pulmonar, si biep no es raro (jue adopten el aspecto de cadenas discontinuas y paralelas a Ips.bprdes,esternales.
Cfespj*és del examen en esta posición debemos e?cpIorar el tjóra?! en ^^i\tidp lateral- Así cplpcadp, en el .niño sano se aprecian
fíos espgcios .claros, separados entre sí por la spmbra del corazón.
,E1 anterior, llamado espoc/o claro precardlaco, esdefprma
triangHjar y ^e halla situadP inmediatamente por delante y arriba
del corazón, entre éste y las costillas. El posterior—espado claro
r^didno.fleBéclere, retrocardíaco deD'OelsnitzyPaschettao intercardiovertebraldePiSte/ano—ocüpi la zona comprendida entre la spmbra cardíaca y la cplumna vertebral, cpnstituyendp una
banda clara paralela a aquélla, de igual anchura en tpda su extensión.? interrumpida únií^amente en los casos normales—no en to.dos—por una ligera mancha transversal que corresponde al hílio.
Pues bien; cuando existe un infarto de los ganglios del mediastino posterior, este espacio claro sufre un oscurecimiento de ,ma-
DIAGNÓSTICO DE U S ADENOPATÍAS TRAQUEOBRONQUIALES
17
yor o menor extensión e intensidad, según el volumen, posición y
número de los ganglios enfermos.
Resulta, pues, de cuanto llevamos dicho, que el diagnóstico de
una adenopatía tranqueobronquial, cualquiera que sea su causa,
es posible en muchos casos sin más requisitos que la aplicación
de los métodos clínicos corrientes—inspección, percusión y auscultación—con los cuales se pueden obtener síntomas cuyas distintas combinaciones dan casi la seguridad del acierto;mas cuando
aquéllos no bastan todavía, disponemos del control de los Rayos X,
que aclarará nuestras dudas y nos facilitará datos preciosos sobre
la intensidad del infarto y su localización.
Pero esto no es suficiente todavía, como antes decíamos.
Tras de saber que un niño padece una adenopatía tráqueobronquial, es siempre necesario para un exacto pronóstico y un
acertado tratamiento, averiguar la etiología de la enfermedad.
No es igual la evolución, ni son los mismos los peligros en una
adenopatía aguda, simplemente inflamatoria, consecutiva al sarampión, a la coqueluche o a la gripe, que en una tuberculosa, ni
ésta debe tratarse de idéntica manera que una siñlítíca.
Este diagnóstico etiológico debe apoyarse, como es natural,
en los demás síntomas que el enfermo presente, en sus antecedentes hereditarios y personales y en los métodos de laboratorio que
hoy se utilizan como auxiliares de la clínica: fórmulas leucocitarias,
reacción de Wassermann, pruebas de tuberculina, etc. etc.
Diaznóstico diferencial.—L% inflamación de los ganglios traqueobronquiales puede dar lugar a síndromes muy diferentes.
Oran parte de ellos son debidos a los fenómenos generales que
el agente etiológico de la adenopatía es capaz de despertar en la
totalidad del organimo; fenómenos que se hallan siempre en relación directa con procesos de intoxicación celular, como por ejemplo, las formas pseudoatrépsicas de las adenopatías tuberculosas,
en las que el cuadro clínico focal se oculta enmascarado entre las
graves perturbaciones metabólicas que arrastran al enfermito hacía
una consunción progresiva.
TOMO LIV.-7
2
18
Sfxc'óN CIENTÍFICA
No es, sin embargo, del diagnóstico diferencial entre estas infecciones crónicas—particularmente sífilis y tuberculosis—y las enfermedades que pueden simular del que hemos de ocuparnos en
este momento, puesto que ai cabo se trata de procesos generales
en los que la adenopatia, por muy importante que sea, no pasa de
ser una lesión secundaria.
Quiero únicamente referirme a aquellas afecciones capaces dp
ser simuladas por la adenopatia misma, cualquiera que sea su causa, es decir, a aquellas formas clínicas dependientes de los fenómenos puramente locales, susceptibles de ser provocados por el
aumento del volumen de los ganglios albergados en el mediastino.
En este sentido hemos de pasar revista al estridor congénito,
al laringo espasmo, a la hipertrofia del timo, a la coqueluche y al
asma esencial.
Para evitar la confusión con el estridor congénito hay que tener en cuenta que éste se halla constituido por un ruido laríngeo,
exclusivamente inspiratorio, que se oye ya en los primeros momentos de la vida, a veces desde el nacimiento y que, salvo un
ligero tiraje, no se acompaña de ningún otro síntoma general ni
loca!; el niño se desarrolla normalmente y el trastorno desaparece
hacía el fin del segundo año.
El laringoespasmo, muy frecuente en los ñiños raquíticos y en
los criados a biberón, puede ser confundido con más facilidad, teniendo en cuenta que aparece más tarde y que no es raro verle
coincidir con un estado general precario. En cambio, es frecuente
que con él alterne o coexistan algunas otras manisfestaciones espasmofílicas—eclampsia sobre todo—que pueden servir de guía
al observador, a quien no le será difícil descubrir alguno de los
signos de hiperexcitabilidad muscular y nerviosa que forman el
substratum fisiopatológico de la diátesis citada (fenómeno de
Chwosteck, Trousseau, Erb, etc,). Como en el caso anterior, los
datos de percusión y de auscultación son negativos.
Mucho más difícil resulta el diagnóstico diferencial con la hi-
,
D1AÜ^JOS|•|(,0 1)1: l-AS ADENOHATiAS TRAUUKOHRON(,)UIAl hS
19
pertrofia timica, sobre todo cuando ésta adopta la forma crónica
con exacerbaciones intermitentes.
En este caso, existen fenómenos respiratorios que consisten,
como en algunas adenopatiastraqueobronquiales, en disnea, estridor, tiraje, accesos de sofocación; hay también frecuentemente fenómenos de compresión mediastínica sobre ios grandes vasos,
que dan lugar a perturbarciones en la circulación de retorno con
todas sus consecuencias (edema y cianosis de la cara, circulación
colateral del tórax y cuello, epistaxis, estado comatoso); la imperfección de la hematosis repercute sobre el estado general, impidiendo el normal desarrollo del niño que, en algunos casos, se
desnutre hasta la caquexia; y, por último, para mayor confusión, las
crisis paroxísticas en que todos estos fenómenos se exacerban son
a menudo ocasionadas por infecciones intercurrentes capaces de
dar lugar a períodos febriles y a localizaciones broncopulmonares
(bronquitis, focos congestivos, etc.), a las que estos niños, en estado permanente de inferioridad respiratoria, son muy propensos.
Para el diagnóstico diferencial conviene recordar que la hipertrofia timica, aunque no tan precoz como el estridor congénito,
suele hacer su aparición clínica muy pronto; que los síntomas de
compresión son de ordinario más llamativos que las alteraciones
del estado general y que se exacerban extraordinariamente en los
movimientos de extensión del cuello, cosa que no ocurre en las
adenopatías, salvo las muy voluminosas; que la palpación a nivel
de la fosa supraesternal (dedo en forma de gancho) permite casj
siempre apreciar el polo superior de la glándula timica hipertrofiada; que con esta misma maniobra, hecha con fuerza, se logra
hacer desaparecer en muchas ocasiones algunos de los síntomas
citados (estridor, disnea, etc.); y, por último, que el área de macidez del timo normal tiene ía forma de un triángulo, cuya base
corresponde al borde superior del esternón, desde una a otra articulación esternoclavicular, la punta, sobre la línea media, al nivel
de la segunda costilla, el lado derecho no sobrepasa el límite del
esternón y el izquierdo avanza unos cinco centímetros en el pri-
20
SECCIÓN CIENTÍFICA
mer espacio intercostal. Esta macidez puede ser mías o menos extensa, según el volumen del órgano, pero siempre conserva la
forma descrita.
Por último, el examen radioscópico aclarará rápidamente
nuestras dudas, apreciándose en la hipertrofia tímica una sombra
homogénea que forma cuerpo con la cardíaca y altera, ensanchándola en su conjunto, la mancha mediotorácica
En los niños ya mayorcitos, la adenopatía traqueobronquial
puede dar lugar a síndromes que obligan a un diagnóstico diferencial con dos enfermedades frecuentes es esta edad: la coqueluche y el asma.
Dan lugar al primero esos casos en que la tos toma la forma
quintosa, siendo tanto mayores los motivos de confusión cuanto
que la tos ferina es muchas veces causa determinante de la adenopatía.
En rigor, la tos convulsiva de esta afección remeda más a la
llamada tos de recuerdo que a las quintas de la coqueluche en período de estado. Suelen faltar, en efecto, la reprise característica,
la expulsión de flemas y el temor del niño al acceso. Los demás
caracteres de la tos son, en cambio, muy parecidos, y algunos
otros síntomas, como la hinchazón de la cara, las epistaxis, etc,
pueden observarse en gran número de casos, especialmente durante los periodos de agudización.
En tales circunstancias, conviene averiguar, mediante un acertado interrogatorio, si el niño ha padecido ya la tos ferina, cuánto
tiempo hace, si sus hermanos la padecen o si hay razones fundadas para sospechar el contagio.
Las dificultades son mayores cuando en el transcurso de una
tos ferina se sospecha la existencia de una adenopatía. En este caso
el problema fundamental estriba en averiguar si tiene o no carácter específico.
Puede ser de algún valor durante la convalecencia el conjunto
de los síntomas generales (desnutrición, fiebre, cansancio); pero
no debe extrañar que ni éstos, ni los rayos X, ni las mismas prue-
DIAONÓSTICO DE LAS ADENOPATIAS TRAQUEOBRONOUIALCS
21
bas tuberculínicas basten para esclarecer nuestras dudas. En tales
circunstancias sólo la evolución del proceso resolverá el problema, no siempre con la deseada oportunidad.
El diagnóstico del tipo asmatiforme es más fácil, puesto que
falta en él, entre paroxismo y paroxismo, el aspecto de curación
total que observamos en el asma y aun en las bronquitis asmatiformes de distinto origen.
El análisis del esputo, cuando es posible, resulta negativo para
los elementos anormales que caracterizan a aquélla (espirales de
Curschamann, cristales de Charcot-Leyden, eosinofilia). Este último dato puede, sin embargo, aparecer en algunas adenopatías tuberculosas, si bien rara vez alcanza la intensidad que he tenido ocasión de observar en buen número de casos de asma esencial.
Es raro, además, que una adenopatía sea la causa de tal síndrome sin que no haya ya algún fenómeno somático que la descubra.
Por último, ciertas pruebas terapéuticas muy en boga en la actualidad como, por ejemplo, el tratamiento abortivo del ataque asmático por medio de la inyección de algunos productos opoterápicos (adrenalina, hipofisina), pueden tener en algunos casos un
valor indudable.—HE DICHO.
22
SECCIÓN CIENTÍftCA
üiHiiges irin! niife inopÉii oi wM.
Por fl. TTIut.
(CONTINUACIÓN)
Después de esto, ¿hay derecho para continuar incluyendo la
esparteína entre los tónicos del corazón? Nuestra experiencia clínica afirma el fracaso más completo de esta droga para levantar
la energía cardíaca. Creemos que si la retama de escobas no se
empleara más que para barrer habitaciones, nada habría perdido
la terapéutica ni los cardíacos tampoco. Luego entonces ¿por qué
la seguimos usando? Pues por hacer algo; para dar la impresión
a ios enfermos de que están sujetos a un tratamiento, y, porque
es inofensiva: no se acumula. Va hemos relatado en otra parte
el caso de una señora que estuvo tomando, un año justo, veinte
centigramos diarios de sulfato de esp^leína, sin el menor accidente.
Y ahora ¿cómo explicar esos felices éxitos del alcaloide de la
retama obtenidos, sobre todo por Vaquez y Rathery, nada menos
que en los desfallecimientos súbitos del corazón, en las enfermedades infecciosas; es decir, precisamente cuando se necesita una
droga enérgica que obre pronto, vivo y con intensidad?
Renunciamos a buscar la explicación de estos hechos. Sólo
diremos que para los «médicos que peinamos canas» nada nos
extraña. Porque nosotros hemos visto echar a andar un corazón
parado después de un simple pinchazo en un brazo. Y hemos
visto desaparecer unas fiebres paratíficas inmediatamente después
de una toma de sangre en las venas de la flexura del codo. Y
hemos visto encenderse una fiebre alta en seguida de una fuerte
emoción..., etc, etc.
REFLEXIONES PRÁCIICAS
23
Pero no; no podemos seguir a Vaquez y a Rathery y a otros
por el estilo. En presencia de un colapso..., créanme mis lectores,
no se acuerden de la esparteina para nada. La esparteína es sólo
una medicación de entretenimiento, apta y cómoda para llenar
esos periodos de reposo que imponen las medicaciones activas,
más adecuada cuando existe taquicardia y arritmia que en los casos contrarios; pero siempre sin contar con que tenemos en ella
un arma poderosa contra cualquier alteración seria del aparato
circulatorio.
Alcanfor.
Comenzamos, hace unos años, por inyectar del Lauras campñore, 10 centigramos al día en solución oleosa; en seguida repetimos esta dosis varias veces al día; después nos animamos a concentrar las soluciones al 20-30 y hasta al 40 por 100; y hoy bañamos a los enfermos en alcanfor..., y nada; el olorcillo, agradable
para muchos, es lo que queda.
Parecerá un desacato a la autoridad de los grandes prestigios
de la Clínica el expresarnos asi: no es esto, sin embargo; es sólo
la expresión dé la verdad pura. Hemos inyectado el alcanfor a
enormes dosis a muchísimos enfermos y jamás hemos visto efectos reales y manifiestos de su eficacia. No hablamos por hablar
ni nos referimos a enfermos pasados que nadie puede examinar.
Podemos presentar hoy mismo a todo el que dude de nuestras
aseveraciones una enferma con miocarditis y fibrilación auricular, que, sugestionada la propia enferma por el crédito y fama
de que goza el producto, ella misma se inyecta el medicamento
(ampollas al 20 por 100) de una manera loca. Lleva ya empleadas
muchas cajas de inyectables y el Dr. D. Miguel Pérez Losada que
visitíPtambién a esta enferma, en mi nombre, no me dejará mentir.
No hemos notado la más insignificante mejoría en el pulso, en la
respiración ni sobre la circulación en general de esta enferma.
Cito este caso, primero porque está vivo; y segundo, por que si
hay algún enfermo en el que el alcanfor se haya administrado a
24
SECCIÓN CIENTÍFICA
dosis enérgicas y sostenidas, esta señora puede servir de prototipo. Pero, claro es que nuestra experiencia es mucho más extensa.
Nos causa admiración el considerar cómo obtuvo tan gran
reputación este medicamento, considerado por todos los autores
como el estimulante cardíaco por excelencia, «el más rápido y
eficaz en los casos de urgencia», el «tónico del corazón derecho»
(Marfori), el «específico de lafibrilaciónauricular», etc., etc.
Claro que nunca han faltado discrepancias de este común
sentir sobre las virtudes terapéuticas del alcanfor. Heathcok, por
ejemplo, declara que «no existen pruebas farmacológicas convincentes de que el alcanfor posea el menor valor como estimulante circulatorio». Sallmann dice que «los efectos experimentales
del alcanfor son tan inconstantes y opuestos que no se puede obtener ninguna conclusión definitiva». Cushny está convencido de
que «el alcanfor, a dosis terapéuticas, no ejerce el menor efecto sobre la circulación». Heard y Brooks, deducen que «el alcanfor en
aceite, ni aun a dosis de 30 gramos, produce efectos precisos»,
Eggleston asegura que «el alcanfor no debe ocupar ningún puesto en la farmacoterapia de la insuficiencia cardíaca». Por último,
los Dres. Marvin y Soifer (J- A. M A., agosto 1922) han realizado
el trabajo más serio y concienzudo en esta materia, estudiando
con todo detenimiento los efectos del alcanfor sobre la velocidad cardíaca, tensión sanguínea, capacidad vital, respiración,
electrocardiograma y estado clínico general, en 14 enfermos de
insuficiencia cardíaca, y sus conclusiones son para desanimar al
más pintado: «No creemos que el alcanfor ejerza el menor efecto sobre la circulación en la insuficiencia cardíaca, y, por tanto,
no le corresponde ningún puesto racional en él tratamiento de
dicho estado».
•
Adviértase que aquí no se trata ya de experimentos en la rana
o en el conejo, sino de observaciones clínicas sobre el hombre vivo.
Lo más curioso de todo es lo que los terapeutas —bien que
REFLEXIONES PRÁCTICAS
25
este mal que voy a decir lo padecemos todos— olvidan a la eterna madre de la Medicina, a la Fisiología, la cual nos enseña que
el alcanfor es un hipotérmico y es un hipotensor porque es vasodilatador (Leone O. 1916). Pues conocidas estas acciones ¿a
quién se le puede ocurrir que «las indicaciones más comunes
del alcanfor son proporcionadas por las enfermedades agudas
cuando se presentan en ellas síntomas de colapso cardíaco? (Marfori. Trat. de Terap. pág. 723). Pues qué, ¿hay hipertensión en el
colapso? ¿Y existe temperatura elevada en el colapso? Hasta se
ha llegado a decir que el alcanfor excita el nodulo de Keith y
Flak. No es ese el camino seguramente. El inmoderado y constante afán de generalizar, de extender, de abarcar, de sujetar todos los hechos a una misma férula, doctrina o conocimiento, nos
pierde siempre. ¡Ya verán ustedes ahora cómo la insulina sirve
hasta para curar sabañones!
La cualidad maestra del alcanfor, aquella que comenzaron a
utilizar los médicos alemanes, es la de ser un estimulante difusible; pero esta acción ^excitante es pasajera; rápidamente se difunde su acción por todo el organismo y rápidamente se elimina
por el riñon, por el pulmón y por la piel. Pero esta acción excitante ¿dónde se realiza? ¡Ah! sobre el sistema nervioso cerebromedular, en primer término. Si las dosis que se inyectan a un
animal son fuertes, sobreviene la parálisis y el corazón puede pararse de golpe. Tiene, pues, el alcanfor una acción primaria, excitante, o mejor podríamos decir reaccional, sobre la totalidad
del organismo (no exclusiva, ni siquiera predominante sobre el
corazón), a lo que sigue la opuesta, que es depresora, hipotensiva, dilatadora, inútil (si no es perjudicial) en el tratamiento de las
afecciones cardíacas.
(Continuará.)
26
s^:(XlÓN DE KSKIÍCIAUDADES
SECCIÓN J)E KSI*E(JiAliJI>ADE8
PEDIATRÍA
POR EL DR. DÁMASO RODRIGO
(del Instituto Rubio).
Por creerlo de interés para nuestros lectores, inauguramos
hoy esta sección en la que periódicamente recogeremos cuantas
publicaciones aparezcan relativas a temas de Pediatría y nos parezcan dignos de ser difundidos. Con esto facilitaremos seguramente el trabajo de los suscriptores de los Archivos, contribuyendo a vencer las dificultades que se derivan del hecho de la imposibilidad de tener a su disposición en todo caso las numerosas revistas y obras, en que los artículos escritos a propósito de asuntos
de esta especialidad—como con las restantes sucede- aparecen
diseminados; ofreciéndoles a manera de resumen—cuando por su
extensión no pueda hacerse en toda su integridad—un extracto
de los mismos.
Sarampión.—k propósito de esta enfermedad se han hecho redentemente estudios muy interesantes, relacionados sobre todo
con 5u etiología y con su tratamiento.
El germen del sarampión ha originado perseverantes trabajos
de investigación, particularmente en Italia. Aunque ya Salimbeni
y Kermorgan describieron en una comunicación hecha en 15 de
octubre de IQ23 a la Acad. des Sciences un espiroqueto anaerobio que habían encontrado de la sanare de los sarampionosos,
corresponde a Coronia el mérito de haber conseguido resultados
verdaderamente interesantes. Este autor ha encontrado un
anaerobio en la sangre, en la médula ósea y en el producto de
PEDIATRÍA
27
filtración de las secreciones nasofaríngeas de los sarampionosos.
Este germen, muy difícil de cultivar y aun de descubrir, es
inoculable al conejo y al hombre, sus cultivos son aglutinados
por el suero de los enfermos, y luego de inactivados son capaces
de determinar una inmunización contra la enfermedad.
El empleo del suero de convalecientes de sarampión está hoy
a la orden del día; en varias epidemias de sarampión han podido
comprobar su eficacia Weill, Bertoye, Sedoillán. Estudios de conjunto sobre esta materia han sido publicados por Léorat y üarcein. Generalmente hoy se admite que:
inyectado antes de la contaminación se verifica una vacunación, obteniéndose una inmunidad relativamente duradera.
Durante los seis primeros días del período de incubación, se
logra lo que se ha llamado «la sueroprevención», obteniéndose
una inmunidad de un mes.
Durante los tres últimos días de la incubación, sólo se consigue la «sueroatenuación», el sarampión evoluciona más con un
curso benigno y dejando tras de él una duradera inmunidad.
Durante los dos o tres primeros días de la invasión, la inyección hace desaparecer localmente la erupción, pero es incapaz de
modificar la gravedad de la enfermedad. No obstante, en un sarampión confirmado se logra a veces atenuar los síntomas, a condición de utilizar crecidas dosis: hasta 100 c c.
Para preparar el suero, debe recogerse la sangre hacia el décimo día después de terminada la erupción.
Se debe inyectar 2 á 3 c. c. para obtener la suero-prevención,
5 por lo menos y hasta 50 y 100 c c. para tratar un sarampión en
plena evolución. La más indicada es la vía subcutánea.
Ante la dificultad de encontrar siempre suero de convalecientes, ha recomendado Riepschel emplear el suero de individuos
que hace tiempo tuvieron el sarampión.
Se ha intentado la inmunización activa inyectando a los niños
que no han padecido todavía la enfermedad, pequeñas dosis de
sangre de sarampionosos. Ensayos en este sentido han sido realiza-
28
SECCIÓN DE ESPECIALIDADES
dos por Nicolle y Conseil. Esta indicación profiláctica a juicio de
Muñoyerro debe quedar limitada a los niños raquíticos, escrofulosos, adenopáticos, tuberculosos, y a todos los que por haber tenido una infección reciente, o estar en condiciones de menor resistencia hace suponer padecerían un sarampión muy grave. Además, esta profilaxis es de rigor para este autor en Inclusas, hospitales de niños en los que se presenta una epidemia, y en general,
donde por el acumulo de enfermos, es de suponer revestirá la enfermedad un carácter muy grave. Si no se dispone de suero de
convalecientes, podrá llenarse la indicación, recurriendo al suero
de los padres o de adultos.
Escarlatina.—Como en cuanto al sarampión, las investigaciones más interesantes se refieren:
Al virus escarlatinoso.
Al tratamiento por los convaserum (suero de convalecientes).
Di Cristina ha descrito un germen que considera específico,
logrando cultivarlo en anaerobios en medios catalizantes especiales.
Caronia y Sidoni, Nasso y Auricchio han confirmado el descubrimiento, consiguiendo la inoculación experimental del conejo y la vacunación preventiva de! niño, mediante la inyección de
cultivos vivos.
Los americanos insisten en el origen estreptocócico de la escarlatina, fundándose en la posibilidad de reproducirla experimentalmente utilizando un estreptococo hemolítico aislado de la
garganta de escarlatinosos (Dick, Dochez y Schermams).
La reacción de Dick, parece constituir una prueba en el sentido de la teoría estreptocócica. El producto de filtración de un
cultivo de estreptococos precedente de una garganta escarlatinosa, provoca una intradermo-reacción positiva en los individuos
no inmunes a la escarlatina. La reacción se obtiene inoculando
0,1 a 0,2 c. c. de una disolución de toxina al 1 por 1.000; comienza a las doce horas de la inoculación y su valor es análogo a la
difteríno-reacción de Schick.
PF.DIATRU
2Q
La reacción de SchulizChariton, ha sido estudiada recientemente por Zoeller y Debre, para quienes constituye el mejor test
en los casos de escarlatina frustrada; su importancia disminuye
no obstante a medida que aumenta la de Dick.
Esta es siempre positiva en los primeros días del proceso escarlatinoso; se hace negativa del séptimo al décimo. En la convalecencia da casi siempre un resultado negativo; tan sólo empleando toxinas de mayor concentración que las consignadas—
corrientemente empleadas—se logra alguna reacción positiva.
Como la reacción de Schik en la difteria, también la de Dick
es variable según las edades. En este sentido Rober y Debré han
comprobado los siguientes resultados:
De O a 6 meses positiva en el 44,8 por 100 de los casos investigados.
De 6 a 12 ídem id. 64,2 por 100 ídem id.
De I a 2 años ídem id. 70,7 por 100 ídem id.
De 2 a 3 ídem id. 67,8 por 100 ídem id.
De 3 a 4 ídem id. 59,4 por 100 ídem id.
De 4 a 5 ídem id. 46,4 por 100 ídem id.
De 5 a YO ídem id. 35,4 por 100 ídem id.
De 10 a 15 ídem id. 25,4 por 100 ídem id.
De 15 a 20 ídem id. 26,3 por 100 ídem id.
De 20 en adelante ídem íd.17,9 por 100 ídem id.
Como el fenómeno de Schultz-Charlton la reacción se debe
considerar como una manifestación de las substancias inmunizantes contenidas en el suero.
Como una consecuencia derivada de la reacción de Dick, se
ha procedido a realizar tentativas de inmunización activa contra la
escarlatina, que aunque no han salido de un terreno puramente
experimental, hacen poncebir grandes esperanzas. La inmunización por medio de la toxina escarlatinosa no provoca accidentes
peligrosos ni siquiera desagradables, cuando se la maneja con
cautela. Se consigue mediante inyecciones subcutáneas o intramusculares de esta toxina, a dosis variables en relación con la
30
SUCCIÓN DR ESPECIALIDADhS
edad de ios' niños: antes de doce años 100, 150 y 200 dosis de
intradermo-reacción; después de esta edad, 250 y 500 dosis; repetidas con ocho días de intervalo.
El suero de convalecientes de escarlatina parece dar resultados terapéuticos menos precisos que el de sarampionosos, y no
es tan empleado como éste; son necesarias grandes dosis, 30-100
centímetros cúbicos, y es preciso repetir cinco o seis veces las
inyecciones. Debre y Paraf han logrado con él una mejoría considerable en un caso de escarlatina maligna. El tratamiento clásico general y dietético, encaminado sobre todo a prevenir las
diversas complicaciones de la enfermedad, conserva actualmente
todo su valor.
Varicela. —En el terreno de la etiología han sido realizadas
las investigaciones recientes más interesantes.
Uno de los puntos que han suscitado más discusiones ha sido
el de las posibles relaciones etiológicas entre esta enferm.edad y
el zona. Han sido estudiadas y afirmadas por Netter. Orenet y
Pellissier sostienen que existe y hasta es frecuente un zona variceloso. Las investigaciones de Michaux, La Roche y Morset y
las de Giraud, confirman la hipótesis de la identidad del germen
de la varicela y del zona, sostenida por Netter (1). De todos modos, no faltan impugnadores que, apoyados en sólidos argumentos, combaten esta seductora idea, y cualquier opinión respecto al asunto es todavía prematura.
Son de mucho interés las investigaciones realizadas por Auricchio, el que—de la sangre y de la linfa de las vesículas de veinte
enfermos de varicela, en diversos períodos de su evolución, en
terrenos con función catalizadora y en anaerobiosis—ha obtenido
el desarrollo de un microorganismo especial, pequeño, de forma
redondeada, aislado por parejas o a veces por grupos de varios
elementos, Oram positivo.
(1) Recientemente el Dr. Sáinz de Aja ha publicado un interesante artículo
en el que se muestra partidario de la identidad etiológica de la varicela y del
zona o zoster variceloso.
HEDIATRiA
31
Estos gérmenes no crecen en los terrenos ordinarios, aun en
medio anaerobio.
En el suero de los enfermos de varicela en periodo avanzado
de la enfermedad y en convalecencia, ha sido demostrada de una
manera constante la frecuencia de aglutininas y de amboceptores
para el germen cultivado.
La inoculación de cultivos por via endovenosa practicada en
conejos jóvenes, provocó disturbios análogos a los originados
por la inoculación de sangre de enfermos, pero ninguna manifestación cutánea.
Difteria.—Mtrecen la mayor atención los trabajos publicados
a propósito de la inmunización. La inmunización pasiva es a la que todavía se precisa recurrir
para hacer la profilaxis de urgencia; deben ser tenidos en cuenta
en la elección de los niños que deben ser inyectados, los resultados proporcionados por la reacción de Schick. Para estos casos es de utilidad el empleo de la antitoxina purificada preparada en el instituto Pasteur por el Dr. Ramón, suero desalbuminado y modificado, y la antitoxina del Instituto Llórente, pues
ambas no provocan, sino en una proporción mínima los accidentes séricos, y en caso de aparecer, son siempre benignos.
La protección conferida por estas preparaciones contra la difteria es siempre temporal, no durando mas allá de veinte a treinta días; tal circunstancia justifica los intentos de lograr una inmunización activa más sólida y persistente. En este terreno, los primeros ensayos realizados por medio de mezclas de toxina, antitoxina, han sido realizados por Bering en Alemania y por Park
y Zingler en América. Rochner y Levy en Estrasburgo han empleado mezclas hiponeutralizadas, y Renault y P. Levy en París
mezclas hiperneutralizadas. Este procedimiento, según sus autores, reúne las ventajas de estar exento de peligros y de ser de
menos delicada preparación que los demás. Para preparar la
mezcla T -f- A utilizan una toxina estabilizada por larga permanencia én refrigeradora, y suero antidiftérico del Instituto Pasteur.
32
SECCIÓN DE ESPECIALIDADES
Su elaboración se hace de tal manera que por cada 300 toxias se
necesitan 10,000 antitoxias.
De 300 vacunaciones deducen que en el 80 al QO por 100 de
los casos se logra la inmunidad con tres inyecciones; en el 66 por
100 con dos y en el 40 por 100 con una solamente. Las inyecciones se hacen subcutáneamente, poniendo cada vez 1,4 c. c. de la
mezcla y distanciándolas entre sí una semana; la inmunidad tarda
en establecerse en el 90 por 100 de los casos, de dos a seis meses.
Los autores citados recomiendan su procedimiento para realizar el tratamiento curativo de la difteria proponiendo dos mezclas distintas con este objeto: 1.*, la habitual: 300 toxias por
10.000 antitoxias, para los casos benignos, pudiendo prescindirse
en ellas de la seroterapia usual; y 2.*: mezcla con 300 toxias y
250.000 a 50,000 antitoxias, que reservan para las formas graves,
empleando entonces simultáneamente el Sfuero específico. Han
conseguido resultados altamente satisfactorios, obteniendo la curación, en ocho o diez días, de las parálisis de los nervios craneales, y con alguna mayor lentitud, en las de los raquídeos.
Constituye un notable perfeccionamiento, con relación a estos
métodos, el descuBrimiento de la anatoxina hecho por Ramón,
en 1924, al estudiar la reacción de floculación. Sabido es que se
obtiene la anatoxina diftérica, como otras anatoxinas, tratando la
antitoxina correspondiente por el calor y en presencia del aldehido fórmico al 3 ó 4 por 100; actuales investigaciones enseñan que
algunos otros agentes químicos—los aldehidos especialmente—
pueden sustituir al formol, si bien con menos éxito.
El poder antigénico de la toxina diftérica es independiente de
su poder tóxico; la anatoxina ha perdido la acción tóxica y conserva intacta la antigénica.
Los primeros ensayos de inmunización con la anatoxina antidiftérica han sido realizados en los Hospitales Pasteur, Salpétriére y de Niflos Enfermos por Darré, Roubinovich, Loiseau, Lafaille, Lereboullet y Joannon, aparte de Ramón, y los resultados
obtenidos han sido calificados de admirables. En el 100 por 100
PEDIATRÍA
33
de los casos se obtiene la inmunización—demostrada por la desaparición del Sckik—después de una doble inyección de anatoxina. La técnica generalmente seguida para lograr esta inmunización, consiste en inyectar V» c. c. si el Schii< permanece positivo
—dos terceras partes de los casos--, se repite la inyección poniendo 1 c. c. pasados veinte días, si todavía persiste éste sin modificación—13 por 100 de las inyectadas—se practica una tercera inyección elevando la cantidad de anatoxina a 1,5 c. c.
La realización de la inmunización parece más difícil en los
niños más pequeños, y provoca reacciones locales y generales, a
veces bastante intensas—aunque en ningún caso graves—, en los
mayores y en los adultos; conviene, pues, abstenerse de inyectar
a unos y a otros, salvo en el caso en que se encuentren en un
medio en el que exista una epidemia(Zoeller). La edad más indicada para llevarla a cab>o es la comprendida entre dos y cinco años.
La inmunidad se logra, en algunos casos, a las cinco o seis
sesiones después de las inyecciones, y en la mayoría a los dos
meses—78 por 100—; mas antes de estos períodos, la mayor
parte de los vacunados poseen la suficiente protección para resistir a la infección diftérica—aun con Schik positivo—, o para, en
todo caso, padecer una forma benigna.
La duración de la inmunidad no puede precisarse en el momento actual; es de esperar que, como la observada en los vacunados por los autores americanos, sea para toda la vida. El descenso de la cantidad de antitoxina circulante, no es un argumento
en contra del estado de inmunización, pues el contacto con el
germen diftérico bastará para despertar activamente las defensas
y elevarla de nuevo, rápidamente, a la tara necesaria.
La anatoxina, sola o asociada a la antitoxina, ha sido utilizada,
por Renaul y P. Levy, con fines curativos, como preventivo de
las complicaciones tardías y para la esterilización de los portadores de gérmenes.
En fesumen: el método de la anatoxina de Ramón es inocuo,
seguro y rápido, y resuelve, de una manera definitiva, el probleTomo LIV.-7
3
34
SECCIÓN DE KSPECIALIDADKS
ma de la prevención de la difteria, cuya morbilidad y mortalidad
actuales todavía son muy considerables (alrededor de 3.000 niños
mueren anualmente en España). Utilizándolo en gran escala se
logrará desterrar esta enfermedad de idéntica manera a como se ha
hecho con la viruela. La consideración de que la difteria es generalmente curable, merced al suero antidiftérico, no debe invalidar
la práctica sistemática de esta inmunización, pues no debe perderse de vista la existencia de las formas malignas: hipertóxicas,
asociadas, etc., en las que, con mucha frecuencia, fracasa la sueroterapia, aún las formas que se curan molestan, exponen a lesiones orgánicas, a veces definitivas, y en el mejor caso, exponen a
los inconvenientes de los accidentes séricos.
Madrid, 29-V1-925.
SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA
Tratamiento de la úlcera gastroduodenal.—Tercera edición.
Granada, 1925. Dr. -Fidel Fernández Martínez. Un volumen
en 4.°, 162 páginas. Impresión magnífica en excelente papel.
El eminente profesor de Granada, Dr, Fidel Fernández Martínez, tan conocido en España y fuera de ella por sus numerosísimas . sobresalientes publicaciones, de reconocidísima competencia en Gastropatología, honra del periodismo y de la ciencia patria, hase visto obligado a publicar la tercera edición de esta monografía, pequeña por su tamaño, grande por su contenido, que
vio la luz por vez primera en el aflo 1917.
Con este solo dato está hecho el elogio del libro. En este
país donde se lee bastante, pero se compran muy pocos libros,
es necesario que la producción alcance un mérito extraordinario
para que haya necesidad de publicar tres ediciones en tan corto
espacio de tiempo. Por lo general sobra con una.
Estudia el Dr. Fernández Martínez, en este libro, no solamente el tratafniento médico, sino el quirúrgico, pues como gran clínico, perspicaz y concienzudo, huye de los criterios extremistas.
HIBLIOURAFÍA
35
muéstrase escéptico y entiende que lo mismo internistas y cirujanos tienen su campo de acción, ya que aun siendo la úlcera de
estómago una enfermedad eminentemente médica, casos hay en
los que la intervención quirúrgica se impone necesariamente.
Resume el autor los diferentes recursos dietéticos, farmacológicos, higiénicos, mecánicos y quirúrgicos que pueden emplearse
en el tratamiento de la úlcera, y ésta quizá es la parte que despierta mayor interés, aconseja, guiado por su experiencia, aquellos que deben utilizarse en cada caso.
Una extensísima bibliografía sigue a cada una de las tres partes en que aparece dividida esta excelente monografía, verdadera
guía y norte de los médicos generales que tengan que tratar enfermos ulcerosos de estómago.
A. M.
La salud de nuestros hijos.—«Renacimiento». San Marcos,
número 42, Madrid.
liemos recibido de esta interesantísima Biblioteca los tomos
IV y VI. El primero lofirmaMaría de Covadonga Villegas, maestra nacional, profesora mercantil. El segundo está escrito por el
distinguido pediatra Dr. García del Diestro, uno de nuestros
maestros más enterados y competentes, Jefe del servicio de esta
especialidad en el Instituto Rubio.
La primera nos habla de «La habitación», «El vestido», «La
cocina del niño». Hemos leído de «pe a pa» todo este libro, y
su autora se ha adueñado de nosotros, de tal manera que, no
obstante nuestras tendencias, hemos tenido que rendirnos al talento, al cariño, la simpatía que se respiran en todas las páginas
de este volumen. Tiene razón María de Covadonga. La cocina,
el vestido y la habitación son cuestiones femeniles en primer
término, y es un acierto que sea una mujer la que haya escrito ese tomo de La salud de nuestros hijos, sobre todo cuando
esa mujer, además de dominar la materia, maneja la pluma con
la soltura, facilidad y justeza con que lo hace esta insigne au-
»•-/.
36
BIBLIOORAFÍA
tora, a quien tributamos el homenaje de nuestro respeto y admiración.
Del tomo VI, Enfermedades más frecuentes en el niño, poco
vamos a decir. Su autor, figura de gran prestigio en este campo especial de los conocimientos médicos, escritor profesional
de gran relieve, ha limitado su vasta cultura para hacer, en
esta ocasión, un librito de divulgación científica al alcance de
todas aquellas personas de una mediana ilustración, y en verdad que lo ha conseguido con todo acierto, con verdadero tino
y medida.
Muchos plácemes y felicitaciones a la Editorial «Renacimiento».
A.M.
Patología Quirúrgica.—Por el Dr. Ricardo Lozano, catedrático
de la asignatura en la Universidad de Zaragoza y Threnbürger en la de Munich. Tomo II. Traumatismos y neoplasias.
Zaragoza, 1924.
El ilustre cirujano de Zaragoza, autoridad científica reconocida en España y en el extranjero, ha publicado el tomo II de su
Patología Quirúrgica, dedicándolo a partes tan interesantes como
el estudio de la extensa y variada traumatología y al capítulo, hoy
sin terminar, de las neoplasias.
Con la maestría que caracteriza al que sabe mucho de una
materia, describe precisa y justamente los afectos quirúrgicos y
con la destreza del que ha practicado mucho las técnicas operatorias, enumera regladamente los tiempos del acto quirúrgico,
aconseja el método de elección, ventajas, inconvenientes, etcétera. Finalmente, en todo traumatismo, fija la cuantía de la invali>
dez en relación con la ley de accidentes del trabajo.
El libro primero de este tomo, Traumatologia, lo subdivide
el autor en traumatismos cerrados y abiertos, estudiando en am-
BlBUOQRAFfA
37
bos todas las regiones del cuerpo. Capítulos muy interesantes y
nuevos son los dedicados a espetonazos, cornadas, balazos, metrallazos y perdigonadas.
En el libro segundo se ocupa de la Oncología, abarcando las
granulomatosis, sarcomas, endoteliomas. fibromas, lipomas, osteomas y condromas, miomas, neuromas, adenomas y carcinomas, cerrando el capítulo un estudio sobre los tumores mixtos.
Un apéndice dedicado a la radioterapia de las granulomatosis
pone digno colofón a tan interesante volumen.
Si la personalidad del Dr. Lozano no fuera ya conocida y admirada, si su obra internacional no fuese alabada por propios y
extraños, si su nombre no hubiese retornado del extranjero con
la aureola de los títulos logrados por sus méritos y trabajos, podríamos ahora descubrir quién es D. Ricardo Lozano. No siendo
así, estamos relevados de este menester, muy superior a nuestras
fuerzas, desde luego, y sólo debemos anunciar la aparición de
este tomo II, seguros de que la clase médica y los estudiantes de
la noble Facultad habrán de experimentar el júbilo de los que
esperan la realización y posesión de la ciencia sincera, sencilla,
práctica.
J. M.
Tratado de Fisiologia. — E. Oley. Profesor del Colegio de
Francia, profesor agregado a la Facultad dé Medicina de París, miembro de la Academia de Medicina de París. -Segunda
edición española, traducida de la cuarta edición francesa por
el Dr. j . M. Bellido, profesor agregado a la Facultad de Medicina y numerario de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona.—Con 302 figuras en el texto. Forma un voluminoso tomo, en 4.° mayor, de 1,232 páginas en excelente
papel.—Casa editorial, P. Salvat, Barcelona.
Toda la obra comprende dos libros:
38
BIBLlOORAriA
Primer libro: Funciones de nutrición.—Digestión. Absorción.
Circulación. Respiración. Nutrición propiamente dicha. Reproducción. Excreciones. Labor animal.
Segundo libro: Funciones de relación.—Funciones sensoriales.
Funciones del sistema nervioso central. Funciones del sistema
nervioso periférico. ídem del simpático. Funciones motoras.
Antes de entrar en el estudio de estos dos libros, de Fisiología especial, el autor conoce, en una primera parte, la Fisiología
celular (propiedades físicas y químicas de las células, sus funciones, etc.), y después de todo el trabajo, termina la obra con una
tercera parte, que es la Fisiología general. (Condiciones y mecanismos generales de la vida. Fisiogenia.)
De poco tiempo a esta parte viénese notando, en algunos autores, una tendencia por demás estimable, aun cuando muy difícil de realizar con acierto. Quieren huir de los dos extremos representados por los Compendios, demasiados compendiados, y por
los numerosos Tratados de pesada y enfadosa lectura. En los
primeros, claro es que la brevedad a todo trance puede resultar
en perjuicio de la comprensión, y aun de la correcta exposición
de las materias. En los segundos, necesítase leer un considerable
número de páginas para encontrar algo aprovechable, perdiendo
tiempo y dinero. El buen término medio, es decir, resumir lo que
no tiene gran interés, deteniéndose, en cambio, en lo que es merecedor de dedicarle espacio y atención, es tan difícil aquí como
en cualquier otro orden de asuntos. Para hallar un buen término
medio, se exige un gran conocimiento de la materia que se expone, un dominio perfecto sobre la misma y un acertadísimo juicio crítico que sepa distinguir lo bueno de lo mediano y de lo
malo. Y esto llevando siempre la mirada puesta en el género de
lectores a los que va dirigida preferentemente la obra. ¿El Tratado de Fisiología, de Oley llena este desiderátum? Creemos que sí.
Por lo menos se ve que el autor persigue este ideal desde el
principio al fin. En ningún momento resulta cansada, monótona,
su lectura. Más bien, en algunos pasajes, se nota el deseo de tcr-
BlBLlOORAt-ÍA
'W
minar pronto para pasar a otro punto y no recargar el total. Hay
algunas cuestiones, por ejemplo, circulación y sistema nervioso
autónomo, que comenzaron a desarrollarse bajo un plan extenso;
pero, de pronto, como si el autor se diera cuenta del espacio que
exigía el total desenvolvimiento de aquellas materias, y que necesitaba para otros asuntos, corta por lo sano, pareciendo que le
dice al lector: «por hoy conténtate con esto».
Hablar de cómo están tratadas las cuestiones de la «ciencia
madre», sería repetir lo que es del dominio general, pues de sobra es conocida la personalidad de Oley para que intentemos
presentarla. Además, la obra está «puesta al día».
En cuanto a la traducción, debemos felicitar a los Sres. Salvat
por habérsela encomendado a un reconocido prestigio de la Medicina española, al ilustre Dr. Bellido, agregado a la Facultad de
Medicina de Barcelona, conocidísimo por otros varios sobresalientes trabajos, honra de nuestra literatura. El Dr. Bellido ha
traducido, ha anotado copiosamente... y (perdón si nos equivocamos) hasta nos parece que ha corregido el original. El resultado
€S que semeja un libro de factura española gracias a la habilidad
técnica y profundos conocimientos del eminente médico barcelonés. No sabemos si Qley habrá felicitado a Bellido. Si no lo ha
hecho ya, debiera hacerlo.
Nuestro sincero agradecimiento a la importante Casa Salvat
que, con tanto juicio y acertadísimo criterio, nos va dando a conocer lo más selecto de la bibliografía médica extranjera.
A. MuT.
Una publicación del Dr. Calandre.—En otro sitio hemos
tenido ocasión de hablar de un investigador español, del doctor
Antonio Crespo Alvarez, cuyos trabajos sobre capilaroscopia y
otros son dignos de figurar al lado de los de otros sabios extranjeros. Hoy debemos hacer lo propio con otra eminencia de la
Cardiología española, con el Dr. Luis Calandre, bien conocido
por sus estudios sobre arritmias especialmente.
40
BIBLIOORAFÍA
El Dr. Calandre, que tiene escrito varios trabajos sobre alteraciones del ritmo cardíaco, los ha recogido y ordenado, y con
las debidas adiciones ha compuesto una notable monografía,
que acaba de dar a luz, titulada: Trastornos del ritmo cardiaco.
Estudia las Arritmias sinusales, Bloqueo cardiaco, Extrasístales.
Taquicardias, Alteraciones, Arritmia completa, Arritmias complejas.
La exposición de todas estas materias está hecha con la precisión, claridad y dominio que caracteriza al distinguido clínico.
Lo que hay de cierto, de verdad y de comprobable, y nada más;
la mayoría de las veces apoyándose en casos clínicos.
Los trazados eléctricos que adjunta son modelos de limpieza
y elegancia; parecen dibujados. El que quiera saber lo que es y
cómo se interpreta un electrocardiograma, que lea Trastornos
del ritmo cardíaco, del Dr. Calandre.
A. MUT.
IHIIIIIIIIIIHIIIIIIIIIIIIIIIIIIMHIIIIIHIIinHIIIIIHIWUIHIIIII«|
SOLUTO
VITAL
Reconstituyente general |
del organismo
|
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De amapolas Fosfo-Creosotado
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PECHO y V Í A S !
RESPIRATORIAS I
SECCIÓN PROFESIONAL
41
SECCIÓN PROFESIONAL
Los viejos jubilados.
Trabajo leido en la sesión de homenaie al Dr. Piñerúa
por el Excmo. Sr. D. Amalio Gimeno.
SEÑORES:
El profesor Piñerúa ha pasado a la reserva. Otro jubilado más
que ha venido a aumentar el número de los que la inexorable cuchilla
de la ley, colocada al borde de los setenta años, corta y separa del
cuerpo docente con ciego automatismo. Hace cinco que tuve que lamentar yo también el brusco apartamiento de lo que tanto amé. Gsn
ese título, con el de jubilado, saludo hoy al Sr. Piñerúa y celebro su
entrada en el cuerpo de los falsos inválidos de la enseñanza, de aquéllos que, pareciéndolo ser porque de oficio asi los llaman, tienen la
justa inmodestia de creerse y de sentirse aún útiles y aptos, con un
peso de razón que iguala al de su experiencia.
¡Jubilación! Apuesto mil contra ciento, y ganaré de seguro, a que
no ha habido nadie de vosotros que haya dedicado cinco minutos ai
examen de su significado. El papel de victima me empujó a mí a ha>
cerlo y pude comprobar una vez más que existe poco tan maleable
como las palabras. A fuerza de vivir durante siglos se deforman: el
uso las pule y además va haciéndolas cambiar de sitio en el casillero
del léxico: como el roce de la mano o del bolsillo hace borrosas las
monedas o el flujo y reflujo de la riqueza aumenta o disminuye su valor. Así el lenguaje, que padece la presión de la costumbre y pasa por
la hilera de la necesidad, renueva constantemente su vestidura, y las
voces con el tiempo se empequeñecen o agrandan, se multiplican o se
pierden. La palabra «jubilación» es de las que no se sabe bien dónde
nacieron ni cómo empezaron: no se ignora, sin embargo, que andan-
42
SECCIÓN PROFESIONAL
do los años, tomó los colores de arlequín para adornarse de diversos
modos y que en nuestros días sirve de envoltura a muchas ideas, y,
de éstas, no es ciertamente la mejor la que tuvo la ley para utilizarla
como instrumento de muerte civil.
Ahora permitidme, sin miedo a que divague, que saque de lo que
digo, todas sus consecuencias; por el hilo sale el ovillo, y tirando de
una cereza son varias las que la mano arrastra. Hagamos un llamamiento al Diccionario latino, padre venerable de nuestro rico idioma.
Buscar etimologías es lyi trabajo que encanta siempre y que, en ocasiones, puede resultar muy útil. En el sitio de la J hay una palabra que
debe ser origen legítimo de «jubilación»: es \a jabeo. ¿Vendrá de ella
realmente? No parece haber raíz más a propósito y, sin embargo, jubeo significa «ordenar y mandar» en Cicerón, «declarar la guerra» en
Luciano, «imponer un tributo», en Terencio y «animar» en otros. Poco
hay mejor para aplicarlo al caso; porque «jubilación» es «orden>, es
«mandato», es «declaración hostil» para el que la sufre, es «tributo
que se impone» a la vejez, es también necesidad de «animar» al que
cae. Acompañadme ahora al Diccionario de nuestra lengua: allí nos
dicen que «jubilar» es «desechar por inútil una cosa y no servirse
más de ella», y, aunque se tiene cuidado de advertir que eso es en sentido figurado' y familiar, no habrá nadie que no crea la expresión adecuada a pesar de que se nos llama «cOsa» y que huele a bohardilla el
sitio adonde se nos destina.
Pero át jabeo debe arrancar también «júbilo». Lo que no me explico es que «jubilar» y «jubilación» tenga algo que ver con el júbilo
y la alegría, ni con jabila, orum, que en latín quiere decir «aclamaciones con gritos de gozo», ni con jubilo are, «aclamar alegrándose a
gritos», ni con aquél jubileo del pueblo de Israel que nadie sabe si venía de iobel, trompeta con que se celebraba su comienzo, o con Jubal
que, según parece, fué el inventor de los instrumentos de música... Sf
puede asegurarse, en cambio, que cuando la palabra en cuestión, venga de dotide viniere, aparece en la Gaceta tiene un Sentido neto y preciso y un efecto definitivo y fulminante.
¡Y doloroso asimismo! ¿Quién puede alegrarse de verse declarado
SECCIÓN PROFESIONAL
43
inútil e incapaz? ¿Qué exultación cabe tener cuando se oye el toque de
queda que inmoviliza forzosamente al que tuvo por norma marchar y
por santo y seña, al pasar por todas las estrecheces de la vida, el de
«trabajar sin descanso»? Todo lo más podría decirse que sólo por haber llegado a viejo cabe alegrarse; y no es poco el premio para una
carrera de resistencia y obstáculos que ha permitido llegar sin caer
antes de tiempo. La orden de hacer alto templa no obstante, el gozo.
Inspira contento alcanzar la edad; dé lo que no se siente uno alborozado es de que le adviertan que ya no sirve. Los que a veces suelen
alegrarse, y para ellos ha de ser el otro sentido de la palabra, son
aquellos para quienes se hizo el verbo en activa y no en pasiva; es
decir, para los que sienten gozo al ver que otros son jubilados; para
los que vienen detrás y empujan; para los que piensan, como decía el
espiritual Guyau, que «cada ser en el mundo es el contrapeso de otro»,
o, como diría yo, que en el tablero donde se juega la vida nadie puede moverse sin que otro le haga el hueco. Esos me hacen el efecto del
tronco que, arrastrado por la corriente rápida, se alegrara de que la
catarata haga desaparecer al que va delante, sin saber o sin pensar, lo
que es peor, que otros han de gozar más tarde viéndole a él caer a
su vez.
Alegrémonos, sí, de haber llegado a viejos, pero no brinquemos
de contento porque nos den la licencia absoluta, que esa licencia no
es signo de liberación, sino estigma de inutilidad forzosa; y, si bueno
es entregarse al descanso cuando las fuerzas faltan por razón natural
del tiempo, no se puede admitir, sin protesta, que le declaren a uno
cansado de Real orden. Dejar caer el báculo al sentarse rendido es
una cosa, y ctra muy distinta tener que soltar por mandato extraño el
instrumento que aún puede servir.
En estos tiempos en que después de la tremenda guerra se han
cambiado tantas cosas, han quedado en algunos muy al descubierto
las desnudeces pasionales ásperas y rudas, como si las aristas cortantes del egoísmo hubieran resquebrajado el barniz de la civilización.
Ciertas almas resultan tan bastas, que parecen sólo esbozadas a golpes de maza, cuando debieran haber sidofinamenteesculpidas por el
44
SECCIÓN PROPESIONAL
cincel. La grosería, que fué siempre censurable, se disfraza de sinceridad, y la pasión mezquina toma aires de espartana entereza. Por eso
se sienten más que nunca ardiente la trizteza del bien ajeno, aunque
éste haya sido ganado a fuerza de sudores y de trabajo, aguijoneador
el deseo de subir pronto y salvaje el ímpetu de derribar.
Y de ahí, a veces, cierta hostilidad inverosímil al viejo. Más francos eran los caspianos citados por Strabon que condenaban a muerte
a los hombres de setenta años, o los salvajes que en algunos países los
hacen subir a los árboles más altos para sacudirlos luego y dejarlos
estrellar contra el suelo como fruta podrida más que madura. Bay que
permitir a cada edad ostentar sus caracteres útiles. No existen años
que no ofrezcan su valor a la vida. Nadie tiene la edad de sus arterias,
como se repite con estribillo banal, sino la de sus neuronas cerebrales, y ésta suele ir en ocasiones acompañada de una latente fortaleza
en el fascículo de Hiss.
Hermosa juventud de arrestos expansivos, sólida madurez de dcr
cisiones varoniles, tranquila senectud de recomendable prudencia, todas encajan a tiempo en la realidad de la vida. A ios que ñnjan ignorarlo se les podría decir que si insisten en creer que la vejez es enfermedad, que se resignen a saber que es una dolencia inevitable y
forzosamente sin cura. Para evitarla no hay más que un recurso profiláctico y para curarla sólo un remedio: la muerte, que es higiene y
terapéutica a la vez.
El joven tiene a su favor ia virtud del tiempo, y en ella encuentra
el modo de corregir sus defectos. La vejez tiene en su ventaja el apremio y éste le obliga a la mesura. Cicerón hace decir a Catón estas palabras: < El viejo no puede hacer lo que hace el joven, pero io que
hace es mejor.» Claro es que esto se puede asegurar tan sólo del viejo con ágil y despierto cerebro, porque yo he creído siempre y he
dicho que ios viejos, cuando aún no han llegado a la hora fatal de las
regresiot^es celulares indelebles, si son imbéciles, es que ya lo eran
desde jóvenes.
^
Víctor Hugo, con la amplitud enfática que hacía de su lira una
robusta caja de resonancia, decía: Et l'on volt de la flamme aux yeax
SECCIÓN PROFESIONAL
45
des jemes gens.—Mais dans loeil du vieillard on voit de la lamiere.
«Llama se ve en los ojos de los jóvenes.—Que en los ojos de los viejos es la luz». Cicerón también dijo en su tratado de Senectute, que
ni por la fuerza, ni por la rapidez, ni por la agilidad, se resuelven las
cosas más graves, sino por la prudencia y la autoridad que culminan
«n la vejez.
El incrédulo puede preguntarle al viejo médico Clemenceau dónde supo encontrar la viril energía y la terquedad serena con que organizó la victoria cuando la proximidad de los ochenta años debía
haber hecho temblorosa y mortecina la llama de su vida; o puede
también inquirir por qué los primeros cañonazos sacaron de los oscuros rincones de su retiro a viejos buhos de la guerra, a generales
encanecidos, para dirigir millones de hombres. Y el caso no era insólito en la historia: Blucher tenía setenta y tres años en Waterloo y
con el peso de su edad aplastó al águila napoleónica; Moltke con sus
setenta hizo capitular a París, El cerebro a la sombra de las canas
ha sabido conseguir a veces grandes cosas: Verdi a los setenta y cuatro años compuso su famoso Otello, y a los ochenta su atrevido Falstaff. VerdaS> es que ya había demostrado antes Goethe que a esa altura sabía aca^jiar su inmortal Fausto, para probar sin duda que era
verdad que Só!(ocles había podido hacer su Edipo en Colona al lento
y pausado andar de sus noventa. Fabre, el entomólogo, doblaba su
cabeza hacia la tierra, no agobiado por otros noventa, sino por la febril curiosidad de ver cómo un himenóptero, refinado y cruel, sabe
paralizar y adormecer a sus víctimas, con lo cual descubrió asi el
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46
SECCIÓN PROFESIONAL
más portentoso hecho del instinto en el umbral de la inteligencia de
los insectos. ¿Era viejo Pasteur al enseñar con sus medulas desecadas
el camino por donde se sale al encuentro de la rabia? ¿Estaba muy
lejos de la muerte el anciano Berthelot cuando publicaba su Calorimetría química y se complacía en dar a luz su Arqueología e historia
de las ciencias, un año antes de que la pérdida de su mujer Sofía Carolina le hiciera caer con ella destrozado de pena, nuevos Philemon y
Baucts de la leyenda, dignos de ser metamorfoseados por otro Ovidio? Echegaray, no joven, seguía siendo matemático ilustre y genial
dramaturgo; Cajal, ya viejo, aún asombra...
No... la falta de ardor juvenil no enfría el cerebto acostumbrado
al trabajo, aunque a veces pueda hacer tardo y perezoso el músculo.
El secreto está en seguir viviendo como si no hubiera uno de morir.
Sólo así sabe Dios evitar al honfbre el desfallecimiento de la vejez
antes de hora. A Eurifón de Cnido preguntábanle quién había sido su
maestro, y él contestaba: <No he tenido más que uno, y éste ha sido
el tiempo». Por eso el que sabe estudiar con él, digo yo, aprende más
cuanto más vive. Tan encarnada está en el alma popular esta verdad,
que justifica el adagio de que, <más sabe el diablo por viejo que por
diablo. >
Ahora echo de ver que también puede venir la palabra «jubila,
ción» de la palabra «júbilo». Al ordenarla a uno el alto forzoso en la
marcha le obligan a mirar hacia atrás y eso da alegría. Cuando se
hft andado mucho y se contempla desde la más empinada cima de la
vida, antes de bajar por la vertiente opuesta, el largo camino que se
pierde en las lejanías, se siente uno satisfecho de su modesta obra.
La distancia borra las quebraduras, disfumina los ásperos contornos,
impide ver los pedruscos en que se magullaron nuestros pies y los
obstáculos que nos hicieron caer o desviar, dora la perspectiva y embellece el paisaje. La memoria entonces, venida de lejos, nos llega
cargada más de recuerdos gratos que de penosos: en vez de ortigas
trae flores que, aún marchitas, conservan suave aroma de lo que fué
y agradó, haciendo olvidar lo que fué e hizo sufrir.
Esta, sí, es la alegría del viejo: éste, sí, puede ser el júbilo del ju
SECCIÓN PROFESIONAL
47
bilado. Y Piñerúa que tiene tanto en su bagaje de sabio investigador,
maestro inteligente y de hombre bueno, encontrará en sus recuer.
dos mucho de qué envanecerse; gozo legítimo que le templará la
amargura de la orden que le mandó al pelotón de los inválidos forzosos, de los que aún conservan por fortuna vigor de pensamiento y
lengua para sembrar ideas provechosas. Que vuelva su vista a la Gaceta y que diga: «Los útiles que inutilizáis, útiles se mantienen a pesar vuestro». Y el seguir probándolo con hechos será una sabrosa
venganza que le aconsejo que tome.
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La TRICALCINE • • v«nd«:
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Muestras y folletos: M. MOSES, P. Independencia, 2 dpdo.-MADRID.
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Deposito general en Espafla: Pérez Martín y C.% Madrid y Barcelona 1
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48
SECCIÓN PROfESIONAL
Crónica de un viaje científico
a la "Cote d'Azur"
El país del sol y de las flores.
Por el Dr. Víctor Marín Córrale, de Zaragoza.
(C;ONTINUACIÓN)
VIH
I. ZONA DE LES MAURES
Sos Undas montañas. — Hyeres.—San Saivadour.—Lavandour.—
Le Croix.—Cavaiaire.—Pardigon.—Saint Tropez.—Sanatorio
de la Pouveríne. — Sanatorio ite Mont-des-Oiseaux.
Se denomina así una región montañosa extendida desde Tolón a
Frejí» (junto a San Rafael) y desde Draguignan al mar. Posee an as*
pecto tan particular y una vegetación tan distinta de la campiña que le
rodea, que bien puede coastderarse como HR país especial con características propias. Los pinos abundantísimos que cubren el suelo,
constituyen un espléndido y sanísimo bosque; en ciertos parajes abundan también los naranjos, timoneros, castaños y palmeras.
El aspecto es bellísinu», pues alternando con este arbolado se ven
crecer espontáneamente los agaves y varias plantas y árboles exóticos
de gratos aromas, como eucaliptus, casuarinas, mimosas, etc. En las
cercanías de la bahía de Cavalaire, existen, además de estos bosques
tan variados, rústicos y frondosos jardines silvestres unos y artiRciS'
les otros, cuajados de aromáticas y lindas flores que perfuman el ambiente, y huertos bien cuidados con exquisitas y apetitosas bortalizatEl dima de Les Maures es stnve, templado, pero como están situadas \M poblaciones o residenetas climáticas en plena montaíla, a eier-
SECCIÓN PROFESIONAL
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ta altura, no poseen un abrigo contra los vientos del Norte, tan marcado como en las otras dos zonas.
. Las principales residencias o villas de Les Maures son las siguientes:
Hyeres, residencia invernal la más antigua de la Cote d'Azur; conocida también por <la ciudad de las palmeras», por la inusitad
abundancia con que las posee en sus calles, jardines y parques. La
temperatura no desciende nunca a cero; la media suele ser 12° de
octubre a mayo.
San Salvadour, muy próximo a Hyeres; posee un excelente Instituto
Fisioterápico muy bien montado y un balneario termal de agua mineral litínica, indicada para reumáticos, artríticos y gotosos. La instalación termal está hecha con arreglo a las modernas exigencias de confort y de higiene para servicios de baños, duchas, etc.
Salinas de Hyeres; en ellas existe en Valmer un sanatorio precioso
para niños. En la isla de Hyeres, situada más al Sur, el gran Capitán
valenciano D. Hugo de Moneada, derrotó y destrozó la poderosa escuadra del rey Francisco 1.
Lavandour; Le Croix; Cavalaire; Pardigon y Saint-Tropez, con
su lindísimo'golfo orientado al saliente, son preciosas y concurridas
estancias de la zona de Les Maures.
Cerca de Cuers, al Norte de Hyeres, entre la Pauline y Carnoules,
vimos el Sanatorium Proveníal de La Poiiverine (Var), fundado en
1903 y exclusivamente reservado para sefioras y niñas pre-tuberculo-
PURGANTIL
(ümrmlom oi« F r u t a s )
Indicado en el estreñimiento de ios adultos e indispensable
en los nillos, especialmente en el período de la dentición.
LABORATORIO: BURJASOT (VALENCIA)
Farmacéuticos: PONS, MORENO Y COMPAÑÍA
Direector: BERMEJO MORALES
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TOMO
LIV.-7
50
SECCIÓN PROFESIONAL
sas o en los principios de la tuberculosis pulmonar. Para su ingreso
precisa un certiGcado médico que afirme la necesidad de la cura de
sanatorio, por no presentar focos tuberculosos muy extensos, no tener
fiebre héctica, ni complicaciones debidas a la generalización de la enfermedad .
El establecimiento se halla a 30 kilómetros del mar, rodeado de
bosques de pinos y plantas aromáticas. El clima que se disfruta en la
Pouverine es muy suave y templado, unos 12 a 14" centígrados como
temperatura media invernal; estabilidad grande de la presión atmosférica 742 a 750 m/m; gran pureza de la atmósfera, sin polvo, ni brumas;
ausencia de brisas marinas y débil tensión higrométrica.
A poca distancia al Norte de San Salvadour, ascendiendo por una
serpeante carretera se sube al monte des Oiseaux. En su cima vimos
el Sanatorio de Mont-des Oiseaux, situado a 250 metros de altura, con
espléndidas vistas. Pertenece a la Cruz Roja francesa y está destinado
para socorrer a los heridos militares de la guerra y para realizar la
cura de reposo y de convalecencia de soldados y oficiales.
El establecimiento posee 150 habitaciones; fué construido por el
arquitecto Qlena, componiéndose de tres pabellones. Es un sanatorio
muy lindo, bien instalado y con excelentes condiciones higiénicas.
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II. ZONA DEL ÉSTEREL
Saint-lMarchlne.—Frejii8.—Saint Rafael; sus leones; la campifta
de Roma en el fondo del golfo de Ñapóles.—Valescure—Boulourís-snr-Mer.-Agay^Le Trayas,—Theonle y La Napoule.
El clima aquf es más templado que en Les Maures, por hallarse las
ciudades y villas de esta zona más protegidas de los vientos del Norte
por el macizo montañoso del EstereU
Las más importantes residencias son |as siguientes:
La primera que hallamoses Siint-Marchinc, con su pequeño puer, to situado frente.a Saint-Tropez. Posee deliciosas vistas.
ÍV.,*.j«,.,
SECCIÓN PROCESIONAL
51
Frejus, edificado en una colina, a dos kilómetros del mar, en pleno
bosque de pinos, con muchas ruinas de monumentos romanos.
Saint Rafael, preciosa villa de 5.000 habitantes, residencia climática
de invierno y verano. Está situada en el centro del golfo de Frejus, que
se extiende desde las escarpadas rocas llamadas el León de tierra y el
León de mar, en la parte oriental, hasta la punta de Saint-Aygulf en la
occidental. La playa que limitan estos promontorios es amplia, lindísima, con arena fina y sin piedras.
Los jardines de Saint Rafael son sencillamente maravillosos, la
abundancia de flores espléndida; el paisaje encantador.
El hecho de coincidir este lindo paisaje en las riberas de un golfo
con islas y restos de construcciones romanas, ha dado lugar a una definición muy gráfica de esta preciosa región, debida al pintor Hamon;
dice así: «Saint Rafael es la campiña de Roma colocada en el fondo
del golfo de Ñapóles...» ¡Qué hermosa y justa descripción!
El clima es estimulante y tónico, las temperaturas medias son 13"
en invierno, 20° en primavera, 25° en estío y 22° en otoño.
Valescure, pequeña villa situada al oriente de Saint Rafael, a unos
cuatro kilómetros del mar, en medio de un bosque de pinos, es más
cálida por es'tar más resguardada. Es, por consiguiente, más sedativa.
Bouloaris-Sur'Mer; estación invernal, rodeada de pinares, junto al
mar. En el antiguo gran hotel vimos una moderna casa de salud para
convalecientes; sólo admiten niñas y muchachas jóvenes.
(Continuará)
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52
SECCIÓN PROFESIONAL
NOTICIAS
En honor del Dr. Recaséns.—El ilustre decano de la Facultad
de Medicina de San Carlos ha sido nombrado catedrático honoris
causa de la Universidad de Toulouse.
*
* *
Muy merecido.—Nuestro querido amigo y compañero, el distinguido urólogo Dr. D. Salvador Pascual, ha sido nombrado socio correspondiente de la Asociación Portuguesa de Urología.
*
• «
En honor del Dr. Codina.—En Tournié se reunieron dias pasados todos los profesores del Real Dispensario Antituberculoso Principe Alfonso, para testimoniar a su director, Dr. D. José Codina, la
compenetración espiritual que con él les une.
«
•
*
El Dr. Slocker a la Argentina.—Ha salido para la República Argentina e! ilustre cirujano del Instituto Rubio y del Hospital de la
Princesa Dr. Slocker.
Se propone dar unas conferencias en el Centro Español y en el
Hospital Español de Buenos Aires, para lo que ha sido invitado.
*
•
•
Ha fallecido en Valladolid el distinguido radiólogo, y director de
la Revista Vallisoletana de Especialidades, Dr. D. Mariano Fernández
Corredor.
Enviamos a su familia la expresión de nuestro sentimiento.
•
•
*
Han salido para Londres los Dres. Codina, Verdes Montenegro y
Relimpio, miembros de la Comisión nombrada por el Alto Patronato
de la lucha antituberculosa, para conocer de cercí los resultados obtenidos en tuberculosis con la «Sanocrysina».
EXTRACTO
MALTA
4-
EUMALT
Aceptado por R.Odel 2 Abril 1313 en los Hospitales Militares
CON
CDN
CON
CON
SIMPLE
HIPOPOSFITOS
HEMOGLOBINA
PEPSINA Y PANCREATINA
YODURO FERROSO
DIPLOMA OE MÉRITO
2' Congreso de médicos de la lengua
catalana — Oulio I9I7 —
*
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GABANES, 60
CON ACEITE HIG. BACALAO
CON ACEITE HIG. BACALAO t HIP?!
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JSAJR.C£^LOJVA
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54
SECCIÓN PROFESIONAL
Nueva Revista.—Hemos recibido ia visita de Mundo Médico,
nueva Revista de Ciencias Médicas, dirigida y editada por el prestigioso y experto periodista profesional D. loaquin Núnez QrinalJos,
autor de otras varias publicaciones que alcanzaron justo renombre.
Sea bien venido tan simpático colega, y que su vida sea tan próspera como nosotros de todas veras le deseamos.
• *
*
Instituto Rubio.—Este Centro desea hacer saber, respecto ala
asistencia domiciliaria de sus enfermeras, de la Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungrfa, que éstas irán provistas de un
«carnet» de Identidad, con su retrato, tarifa de honorarios y condiciones a que se há de ajustar la asistencia.
Además, al empezar el servicio, ia enfermera entregará en la casa
una hoja impresa, para que al terminar aquél, el jefe de familia, de
acuerdo con el médico de cabecera, hagan constar por escrito, en la
forma que en el impreso se indica, el comportamiento de la enfermera durante el tiempo que prestó su asistencia.
>
Se ruega que las peticiones solicitando enfermeras se hagan directamente al Instituto, bien por teléfono o bien por tarjeta, en la' que
consten nombre, señas y clase de enfermedad.
También se ruega que se exijan de la enfermera los documentos
antes expresados.
• •
Han sido nombrados médicos del Hospital de San José y Santa
Adela los bres. D. Salvador Pascual, D. Luis Calandre, D. Miguel
Fernández Criado y D. José Oiavide, con el cargo de jefes de las
consultas de Urología, Cardiología, Dermatología y Sifiliografía, respectivamente.
Nuestra enhorabuena.
•
.
•
-
• •
.
•
*
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•
May bi«ii dicho.—lu Unión General de Productores de Especialidad!» Farmacéuticas de ^tpaña, defensora de los intereses de la pro>
duect^niM^a, acude ai digho Cuerpo Médico EspaBoi en solicitud
de s0 leal coopericiÓB.
SECCIÓN PROFESIONAL
55
Antes de recetar una especialidad farmacéutica extranjera, mire
usted si en España se le puede procurar igual o mejor.
No debe presentarse jamás una negativa por sistema a los productos extranjeros, sino al contrario, aceptar lo bueno que se nos ofrezca; pero admitamos antes, y en igualdad de condiciones, lo que se
produzca en el país.
Del extranjero llegan muy buenos productos; pero también llegan
otros que distan mucho de serlo. En España se producen especialidades farmacéuticas de condiciones muy apreciables, que interesa que
los señores médicos conozcan.
Los productos españoles encuentran una barrera infranqueable
en ciertos países de los que nos llegan una invasión de productos especializados.
No hay que despreciar a lo extranjero, pero antes tenemos el deber
de apreciar lo nuestro.
Recetar una especialidad extranjera, equivale a verter dinero y
energías fuera del país.
Recetando productos del país, usted favorece lo nacional, y de ello
participan todos los españoles.
>
Defendamos, pues, los españoles nuestros productos tal como los
extranjeros defienden los suyos, y queramos ser tan patriotas como
ellos.
Madrid, mayo de 1925.—-Por la Unión General de Productores de
Especialidades Farmacéuticas «La Especialidad Farmacéutica».—Z.a
Junta directiva.
ARTB» GBAFICAS PLUS-ULTRA, ZUBBANO, 68.—>AADKID.
R U BL.IC A C I o N E S
R E C I B I D A S
De Manuel Marín, Editor, Provcnza, 273. Barcelona.
Tratado de Higiene, por el Prof. Dr, A. Salvat Navarro, Catedrático de la Asignatura en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Con una introducción por el Dr. Ph. Hauser. Segunda edición notablemente corregido y ampliado. Tomo I.
De Salvat, Editores, 41, Calle de Mallorca, 49, Barcelona.
Tratado de Flslolosia, por el Dr. E. Gley. Segunda edición española traducida de
la cuarta edición francesa, por el Dr. J. M. Bellido. 302 figuras en el texto, 1.232
páginas en 4.° mayor.
Trastornos del ritmo cardiaco.—Diaenóstico y tratamiento, por el Dr. Luis
Calandre. Una monografía en 4." de 94 páginas. Concesionario exclusivo para la
venta: León Sánchez Cuesta, calle Mayor, núm. 4, Madrid.
The sesqui-centennial celebration and International Esposition. Philadelphia,
U. S. A., 1926.
One hundred and fifty Years of American Independence.
La arteria silvlana, por los Dres. Justo Castellano Fernández y Antonio Vila Loro
(trabajo premiado por el Instituto Médico Valenciano).
El bismuto por via venosa en el tratamiento de la sífilis, por el Dr. J, Barrio de
Medina (comunicación al II Congreso Nacional de Medicina, celebrado en Sevilla).
Un caso curioso de litiasis vesical con trastornos motores de origen central
de dicho órgano, por el Dr. Carlos Negrete. Madrid, 1925.
Tuberculosis.—/ís Real Agent and Speciflc Praphilaxis Ferranfs Alfa Baciüux by,
Dr. F. Ellis Cambiaso. El Paso-Texas (U. S. A.).
Consultorio Médico-quiriirgrco de los Dres. Víctor y Ángel Marín Córrale, de
Zaragoza. Un folleto conteniendo vistas del Consultorio y exposición de trabajo»
de Terapéutica Física de los autores.
Estudio microdinámico de la fibra de Boemheria utilis, por el Dr. M. Oliveras
Devesa, Barcelona. (Clínica y Laboratorio. Enero, 1925).
La salud de nuestros hijos, VI. Enfermedades más frecuentes en el niño. Doctor
J. García del Diestro, fefe de la sección de Pediatría del Instituto Rubio. Renacimiento, San Marcos, 42. Madrid.
La salud de nuestros hijos, IV. La habitación, el vestido, la cocina del niño. María de Covadonga Villegas, Maestro Nacional, Profesor mercantil. Editorial Renacimiento.
Cue^eaet qninieas y padi^óglcas, por el Dr. E. Pifleráa, publicado por sus discípulos como hem^aje'al maestro. Madrid, 1925.
Los viejos Jubilados.—Trabajo leído en la sesi<>n de hotuenaje al Dr. Piflerúa, por
el Excind. Sr, D. Ai^^io OimeiH», Conde de Gimeno.
Tr^unlmt9 de J« lUc^ra gastrodnotdenal, por el Dr. Fidel Fernández Martínez.
Tercím «dición. Granada, 1925.
Anatas de ^«iealltdroió^oa del B»lnéariode Termas de Carranza, por el
Médico-Director, Dr. Mariano Mañeru.
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