. Internet como factor determinante de la evolución de la demanda de servicios logísticos Oscar Martínez Alvaro Dr. Ingeniero de Caminos. MBA (IESE) Socio Director. TOOL ULEE. Profesor asociado. UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE COMILLAS. Pedro Barea López Ingeniero de Caminos. TOOL ULEE RESUMEN Internet es transparente, sin protocolos propietarios, con lo que se ha abierto la competencia, aunque eso no implica que los principales actores vayan a ser pequeños, sino que lo más probable es que se produzca una gran concentración que refuerce las posiciones iniciales de dominio. Además, goza de rendimientos marginales crecientes, por lo que es previsible que su crecimiento se mantenga. Los frenos a esta explosión son los recursos necesarios para materializar los nuevos mercados, entre los que se cuenta la propia logística. El impacto de Internet sobre la demanda de servicios logísticos va a ser más por un refuerzo de las tendencias actuales (exigencias de plazos, manipulación de muchas referencias, etc.) que por cambios sustanciales en las tendencias o en los volúmenes. Sin embargo, la lentitud en la reacción por parte de los operadores logísticos puede significar perder un posicionamiento crítico para el éxito. 1. INTRODUCCIÓN La logística externalizada ha venido desarrollándose en las últimas décadas, facilitada por la integración de tecnologías de información y comunicaciones en los procesos de transporte. Por ello, es previsible que la consolidación de Internet signifique un impacto importante sobre las empresas de servicios logísticos. Esta ponencia se centra en los cambios que afectan a la demanda, en las mutaciones esperables en las estrategias empresariales en su conjunto, y en cómo van a afectar a las exigencias logísticas. 2. TENDENCIAS GENERALES EN LAS ESTRATEGIAS EMPRESARIALES La teoría industrial clásica preconizaba la integración vertical como una forma de aumentar la eficiencia por el ahorro de costes de producción al integrar procesos, por la reducción de los costes de transacción y por la captura de los márgenes de los distintos eslabones de la cadena vertical. Sin embargo, progresivamente fueron poniéndose de manifiesto diversos inconvenientes, tales como los diferentes tamaños mínimos eficientes en los distintos . eslabones, las dificultades de gestión de negocios estratégicamente diferentes y la pérdida de flexibilidad ante cambios del entorno. Todo ello ha hecho que en las última décadas haya ganado terreno la idea de las ventajas de la desintegración vertical y, consecuentemente, de la externalización de actividades. Precisamente esa es la causa de la aparición y expansión de la logística externalizada. La extrapolación de esta tendencia conduce a la creación de “empresas virtuales” que subcontratan todo. Esta idea encaja perfectamente en la corriente de desmaterialización asociada a Internet, pero no es una estrategia que tenga el éxito asegurado. De hecho, una empresa en tales circunstancias tiene una dependencia extrema de los proveedores y puede acabar por perder sus mayores ventajas competitivas. En la práctica se alcanzan compromisos, según los casos concretos, que dependen tanto de condicionantes tecnológicos como de posicionamientos estratégicos. Actualmente está demostrado que las relaciones verticales pueden gestionarse con éxito mediante fórmulas muy diferentes, desde contratos a largo plazo hasta integración vertical total, pasando por acuerdos de franquicia o joint ventures (Grant, 1999). Los cambios en las estrategias necesariamente han de afectar a las organizaciones y a sus relaciones mutuas. La externalización de actividades conduce a la aparición de unidades menores vinculadas por relaciones más o menos flexibles, con lo que el clásico concepto weberiano de organización queda en gran medida superado y la palabra “revolución” ha tomado cuerpo en parte de la doctrina sobre organizaciones. Por ejemplo, a principios de la década de 1980 se identificaron una serie de grandes empresas que eran “excelentes” (Peters, 1986). Pero en la actualidad, dos tercios de ellas se han transformado, han sido absorbidas o han pasado serios apuros y, por ello, los mismos autores han desarrollado nuevas ideas más o menos iconoclastas, sobre el fin de la organización conocida hasta ahora (Peters, 1995). Sin embargo, estas teorías extremas son en gran medida parte de una moda (Robles, 1999). Hace una década ya se hacía hincapié en las estructuras temporales, en las organizaciones flexibles, etc. todo ello en la búsqueda del servicio, de la especialización, de la focalización en nichos. Las tecnologías de la información y las comunicaciones se han visto como un factor de cambio importante desde la década de 1980 (Hammer y Champy, 1994). Internet es un paso más en una larga evolución. 3. IMPACTO DE INTERNET EN LAS TENDENCIAS GENERALES Si bien los cambios han sido patentes en las últimas décadas, Internet está induciendo una apreciable aceleración en algunos aspectos, gracias a que Internet en realidad es una variedad de servicios (correo electrónico, conectividad, comercio electrónico, etc.). De sus principales impactos sobre la configuración de los mercados (Davis y Meyer, 1998) destacan la reducción de los costes de transacción y la posibilidad de combinar los mercados de masas con la . “customización” (personalización) por la disponibilidad de grandes cantidades de datos sobre los clientes. El comercio electrónico significa en muchos casos un cambio radical de los organizadores del mercado, que son los que captan o agrupan compradores o vendedores. No parece que haya ningún sector especialmente difícil para su penetración, en tanto en cuanto se trate de bienes fácilmente identificables y garantizados: cuanto más commodity sea un producto, más fácilmente se podrá incorporar al comercio electrónico. La extensión del comercio electrónico viene garantizada en gran medida por la enorme reducción de costes que supone la automatización de todo el ciclo publicidad - venta - cobro - análisis de clientes. Las estimaciones sitúan los ahorros potenciales en más de 1/4 respecto la venta por catálogo clásica y en más de 1/2 respecto el comercio tradicional (Jiménez, 1999). Otra de las características significativas de Internet, al contrario de lo que ocurría con otras formas de transmisión de datos anteriores, es su transparencia. Las relaciones que antes se mantenían entre proveedores y clientes a través de protocolos propietarios que requerían inversiones enormes, ahora pueden mantenerse mediante sistemas sencillos y de un coste cientos de veces inferior. Así se reducen las barreras de entrada y se abre la competencia a empresas pequeñas. Y por la ubicuidad de Internet, se abre a todo el mundo. Si el EDI dio lugar a la creación de vínculos estables entre proveedores y clientes, las extranets permiten abrir el mercado de manera ilimitada. La irrupción masiva de Internet permite cambiar la forma de definir estrategias comerciales. Debido a la aceleración de los cambios, en muchos casos va a dejar de ser válido el enfoque clásico de comenzar el análisis con el cliente y sus necesidades. Durante esta fase de transición, que puede durar una década o dos, el cliente puede no tener noción de lo que puede demandar, de lo que la tecnología puede ofrecerle: va a ser preciso en muchos casos definir el producto ex novo y presentarlo al mercado posteriormente (Davis y Meyer, 1998). Con ello aumentan las incertidumbres al no poder planificarse racionalmente, al carecer de referentes. El cambio exige agilidad, pero la agilidad de la era Internet no se traduce necesariamente en tamaño pequeño (Davis y Meyer, 1998). Muchas de las inversiones necesarias requieren importantes volúmenes de financiación para alcanzar un tamaño mínimo eficiente, frecuentemente no tanto en infraestructura tecnológica como en publicidad. Los fondos necesarios pueden constituir barreras de entrada suficientemente grandes para las pequeñas empresas: posicionar ahora una marca en Internet a escala americana requiere del orden de 8.000 a 17.000 millones de pesetas, diez veces más que 18 meses antes (The Economist, 2000a). Este tamaño, obviamente puede usarse como arma para negociar con las empresas proveedoras, entre las que se encuentran las de servicios logísticos. . 4. IMPACTO DE LOS CAMBIOS SOBRE LA LOGÍSTICA Actualmente, la logística alcanza un valor central en la definición de algunas estrategias competitivas. Para visualizar fácilmente el razonamiento, puede adoptarse la definición más simple, que basa toda estrategia en la diferenciación de atributos o en la ventaja de precio. Pues bien, para cualquiera de los posicionamientos resulta básica la función logística: El papel de la logística para la diferenciación en atributos es evidente, ya que uno de los elementos clave de la calidad es la fiabilidad en la entrega. Y si lo que se toma como elemento diferenciador es la componente de servicio que todo producto lleva asociado, no cabe duda de que la logística toma aun más peso, puesto que servicio es, por definición, sinónimo de simultaneidad en la prestación. La competencia en precio también requiere una logística adecuada. En el sector secundario los costes logísticos representan entre el 10% de los costes totales (para los productos electrónicos de alta gama, por ejemplo) y el 60% (para los productos lácteos frescos) (Stabenau, 1996). Con ello, una reducción de costes de un 20% en los costes logísticos se puede traducir en una reducción de costes totales de un 2 a un 12%, cantidades que pueden ser críticas para la rentabilidad. Por otra parte, el proceso de externalización antes descrito con carácter general para todas las actividades se ha visto favorecido en el caso de la logística por la liberalización de los transportes. En la UE ha sido particularmente importante la liberalización del transporte por carretera que, entre otras cosas, ha supuesto una presión a la baja sobre los precios, que presentaban diferencias de hasta casi el cuarenta por ciento entre distintos países miembros (Ojala, 1996). Además, la integración económica de la UE ha supuesto la creación de un mercado antes impensable: el impacto de la distancia sobre los costes de transporte no es proporcional, pues los costes de recogida y entrega pueden superar la mitad de todos los costes del transporte puerta a puerta de una carga pequeña, mientras que la repercusión del transporte a larga distancia apenas supera la quinta parte del total (Ojala, 1996). Esto implica que la duplicación de la distancia de transporte tan sólo representa un sobrecoste del orden de un tercio del coste del transporte. Con todo ello se explica sencillamente el refuerzo de la tendencia a la especialización de la producción y a la reducción de los almacenes regionales en Europa. Y con ello también se dispone de una de las justificaciones del crecimiento de los tráficos de mercancías que sigue dándose en Europa: a pesar de la acelerada terciarización de la economía, que en teoría debería hacer disminuir los volúmenes relativos de transporte en relación con el PIB, se mantiene una elasticidad de las t-km respecto el PIB prácticamente igual a la unidad, e incluso . superior. Aunque disminuyen los crecimientos de los tráficos medidos en toneladas, crecen los recorridos medios, dando como resultado el mantenimiento del crecimiento medido en tkm. Internet no va a repercutir directamente en la reducción de los volúmenes transportados. Tan sólo parece relevante un impacto parcial sobre mercancías que son soporte de información, pues en ciertos casos pueden ver sustituido su envío físico por la transmisión electrónica de la información (documentos, software, música), pero su volumen es muy pequeño en el mercado total de transporte. No debe perderse de vista que los mayores volúmenes de transacciones electrónicas se dan, por el momento, en informática, libros y gran consumo. El impacto de Internet sobre la demanda de servicios logísticos tiene más que ver con las exigencias de los clientes finales. Por la flexibilidad y accesibilidad de Internet, los clientes que usan ese canal tienen propensión a ser más exigentes en términos de plazos de entrega. Otro factor de gran importancia es la disponibilidad del canal 24 horas / 365 días, con lo que los pedidos pueden producirse en cualquier momento. La conjunción de ambas circunstancias hace que sea necesario prever aumentos en los stocks que reduzcan las posibilidades de rotura. Por otra parte, la “customización” se traduce en la necesidad de manipular casi tantas referencias como clientes, en pedidos individuales, lo que dificulta incluso la paletización. Surge así una tendencia a la máxima fragmentación posible, con unas fuertes exigencias de plazos. Lógicamente esto obliga a recurrir a técnicas innovadoras, muy apoyadas en las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, que combinan desde DIADs (Delivery Information Acquisition Device) personales hasta mainframes integrados que enlazan el sistema de tracking de la empresa de servicios logísticos y el de referencias de la empresa de venta por Internet (Jiménez, 1999). Un efecto negativo que frecuentemente se atribuye a Internet es la dificultad de realizar previsiones para planificar pedidos. Si bien esto es cierto en la actualidad, por la escasa experiencia existente, en el futuro el fenómeno será el contrario. La capacidad de conseguir información sobre los clientes es enorme, con la ventaja añadida de que se dispone toda ella adecuadamente recogida en soporte informático: hábitos de conexión, frecuencia de compra, productos comprados, etc. El único freno posible a tal acumulación de información es la intervención de las Autoridades Públicas para defender la intimidad de los individuos. 5. ALGUNOS EJEMPLOS RECIENTES Uno de los sectores que más impacto ha tenido tradicionalmente sobre el resto de la economía, por su enorme volumen relativo, es el de automoción. En la automoción se originaron los principales movimientos en materia de gestión del siglo XX: la cadena de montaje, el just-intime, las multinacionales, el EDI, la globalización. Pues bien, en el sector de automoción se . han dado recientemente varias de las más importantes noticias sobre el impacto real de los cambios en las telecomunicaciones y, particularmente, Internet. La más relevante (Cinco Días, 2000a) es la de la alianza entre Ford, General Motors y Daimler para crear el mayor centro mundial de compras, al que han manifestado su interés en adherirse Toyota y Honda Motor. De llevarse a cabo, esta plataforma va a suponer la muerte de facto del EDI de protocolo cerrado. Pero, sobre todo, va a suponer la gestión de compras de ámbito mundial por un importe anual de más de 30 billones (1012) de pesetas. Lógicamente estas compras van incrementar el flujo de piezas y componentes entre países, acentuando la especialización, y aumentando el volumen de transporte de alta calidad (tanto el planificado como las entregas de emergencia en los casos en que se produzcan roturas de las cadenas previstas). Internet también va a transformar los sistemas de distribución de automóviles. Ya Renault (Cinco Días, 2000b) y General Motors (Cinco Días, 2000c) han lanzado serias amenazas a su red de concesionarios tradicionales, aunque la cuota de los canales tradicionales va a seguir siendo la mayor a corto plazo (del orden del 99% del mercado). Si las estimaciones de reducciones de seis a uno en costes de distribución son correctas (Pachón, 2000), como dichos costes pueden ser del orden de un 25 a 35% de los costes totales, es posible pensar en ahorros de hasta un 20 a un 30% sobre el coste total de los vehículos, abriendo así una vía de competencia de gran potencial (Price Waterhouse Coopers, 1999). Por otra parte, numerosos ejemplos ponen de manifiesto cómo los grandes del transporte y la logística comienzan a tomar posiciones en el mercado relacionado con Internet, tanto en España como en el resto del mundo. Ese es el caso del acuerdo de UPS con Mail Boxes, o el de Seur con BOL (Bertelesmann On Line), etc. Su referencia medianamente exhaustiva llevaría más páginas de las posibles en esta ponencia. 6. LOS LÍMITES DEL CAMBIO En los últimos meses, las disparatadas cotizaciones bursátiles de todo lo que tenga que ver con Internet están haciendo que se magnifique su impacto real. Es sabido que las expectativas bursátiles suelen ser autodemostrables: cuanta más gente crea que va a subir una cotización, más se comprará el valor en cuestión, por lo que seguirá subiendo. Hasta que no dejen de darse PERs absurdos, no sólo enormes sino incluso negativos, no podrá decirse que el fenómeno Internet se ha estabilizado. Ya comienzan a darse casos de caídas estrepitosas (del 60 al 80% de pérdidas) (The Economist, 2000b), pero ¿significa eso el fin del espejismo?. Una de las características más singulares de las nuevas tecnologías de las telecomunicaciones es que han dado lugar a un nuevo concepto: las “economías de red”. Al igual que el teléfono o el “fax” (transmisión facsímil), al ser mayor la base instalada, más útil es. El primero que pudo usar un camión refrigerado o una máquina de escribir eléctrica dispuso de una ventaja competitiva; sin embargo, el primero que pudo disponer de un fax no obtuvo ninguna utilidad, . pues no podía comunicarse con nadie. Más usuarios significan mayores posibilidades de comunicación de manera más que proporcional (los posibles contactos son n x [n - 1] ). Se entra, por tanto, en una situación de rendimientos marginales crecientes, justo lo contrario de lo que ocurre en la economía industrial (aunque en las infraestructuras de transporte este caso es también frecuente al comienzo de su vida útil, la diferencia está en que para las telecomunicaciones los ingresos pueden cubrir sin problema los costes). El primer freno a esta explosión está en los recursos necesarios para la propia Internet. No se trata tanto de recursos materiales, como de recursos humanos: la rapidez de los avances en las tecnologías está frenando el desarrollo por falta de personal cualificado. La demanda supera con creces la oferta, pero en cuanto se estabilice el mercado el actual desequilibrio desaparecerá. Aunque al ritmo actual son previsibles varios años de desequilibrio. Por otra parte, el impacto de Internet sobre la logística no será tan acelerado por el propio freno que impone la logística sobre Internet. La fiabilidad es una característica esencial de la calidad de servicio y los servicios on-line precisan prestar servicios logísticos muy especializados. Es absolutamente inaceptable que un 4% de los juguetes de la campaña de Navidad de 1999 de eToys (líder en comercio de juguetes en USA) fuera entregado fuera de plazo o no llegara nunca a su destinatario (The Economist, 2000). En consecuencia, Internet seguirá creciendo de manera inexorable, pero no podrá crecer más rápido que la disponibilidad de recursos y de lo que sea capaz de satisfacer las expectativas. En todo caso, las posibles limitaciones afectan sólo al ritmo de expansión, no al alcance de los cambios. Hasta ahora, las estrategias en Internet han sido meras extrapolaciones de las habituales, con adaptaciones esencialmente continuistas. Según vayan madurando irán apareciendo enfoques innovadores, apoyados en concepciones absolutamente nuevas de todo el ciclo de negocio. La logística deberá ser una de las piezas clave para la mayor parte de ellas. 7. CONCLUSIONES De todo lo anterior se desprenden una serie de conclusiones que pueden resumirse como sigue: Pensar que la revolución es sólo Internet es un error: son muchos los factores que están cambiando la economía y las técnicas de gestión de manera continua desde hace años. Pero pensar que el efecto de Internet es una moda pasajera también es un error: los cambios que está introduciendo en la naturaleza de la demanda empiezan a ser tangibles y, en la mayor parte de los casos, irreversibles. A corto plazo el efecto de Internet va a ser el de aceleración y acentuación de las tendencias existentes previamente. A largo, es probable que surjan cambios significativos especialmente diseñados para el entorno Internet. . La lentitud en la respuesta por parte de las empresas puede significar perder la ventaja estratégica del pionero, pero no debe olvidarse que los pioneros también corren riesgos: hasta que no se asienten las pautas finales de la demanda, las posibilidades de incurrir en errores son importantes. La estrategia logística a definir e implantar depende de las circunstancias de cada caso. No bastan las recetas al uso, pues existen ejemplos y contraejemplos para casi todas ellas. 8. REFERENCIAS DAVIS, S y MEYER, C (1998). Blur. 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