PDF (Referencia BOE-A-1844-3773)

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LUNES 15 DE JULIO DE 1844.
N ú m ero 3 5 9 2
PARTE OFICIAL
MINISTERIO DE GRACIA Y JUSTICIA.
Rrésídertcia del Consejo de Ministros. = Excelen­
tísimo Sr.: La Reina nuestra Señora (Q. D. G.) con­
tinúa sin novedad en su importante salud, de cuyo
beneficio disfrutan igualmente sus augustas M adre y
Hermana.
Lo digo a V. E. de Real orden para su inteli­
gencia y efectos consiguientes. Dios guarde á V. E.
muchos años. Barcelona 11 de Julio de 1844.= R a ­
m ón María Narvaez.sSr. Ministro de Gracia y J u s ­
ticia*
MINISTERIO BE LA GOBERNACION DE LA PENlNSULA.
Negociado núm .
DE L A GUERRA.
RE CTIFICA CIO N .
Habiéndose padecido algunas équivocaciones al
extender para su inserción én la Gaceta la lista p u ­
blicada en la del 14 del actual de los Sres. Senadores
que deben salir étt la presente renovación , se pu^
blica la siguiente rectificada i
Sr.
Sr.
Sr.
Sr.
Sr.
Sr.
Sr.
D. Fráhciscb del Acebal v A rrá tia, Álava.
D Antonio Gallégo y Valcarcel, Albacete.
D. Joaquín Francisco Ctm puzaho, Alicantéi
D. Miguel Chacón y D üran, Almería.
D. Leandro Ladfon de Guevara, Avila.
U. José García Atocha, Badajoz.
D. Manuel González JSrabo , Baleares.
Sr. D. MigUel Tacoh j Barcelona.
Sr. D. Lu is Rodrigüéz Gattlaleño, Burgos.
Sr. D. Joaquín Acedo Rico, Cáceres.
Sr, D. Artt onio Ordoñéz, Cádiz.
Sr. D. Miguel Cortés, Castellón de la Plaíiá*
Sr. D. José Rosales , Ciudad-Real.
Sr. D. Juan Gauiero Cívico, Córdoba.
Sr. D. Joaquín Fontanilles , Coruña*
Sr. obispo de T u y , id.
Sr. D. Vicente Leon, Cuenca.
Sr. D. José Antonio Rích , Gerortá*
Sr. D. Manuel Castillo G uerrero, Granada.
Sr. D. Pedro Urquinaotta- y Pardo* Huelva»
Sr. D. Pedro Villacampa , Huesca.
Sr. D. Carlos Perez , Jaén.
Sr. D. Apolinar Suárez de Déza , Leori.
Sr. D. Ramón Macía Lleópart, Lérida.
Sr. D. Manuel Vareta y Lim iai Lugó;
Sr. D. José María Perez, id.
Sr. D. Leoii García Vi II a rea l , Madrid.
Sr. D. Francisco Velasco, id.
Sr. D. Diego Barroso y Gallo, Málaga*
Sr. D. Joaquín Chico, Murcia.
Sr. P. José María GalJiarió, Navarra*
Sr. D. Laureano Sanz, Oténsé.
Sr. D. Manuel María Losada , id.
Sr. í). Pabló Mata Vigil, OviéJo.
(binhani i general de Áragoú.*=aEstadó mayor. = = E x c é lé a *
Víiitno S r . : Esta tarde á las seis de ella han sufrido la péñá
impuesta por el consejo de guerra ordinario , del qué y a tiéñé
V . E. cóñocirñientó , D . Francisco ta g ü ita s * Bernabé R ibei^
ró y Esteban Miaña (alias el g'enérál zurdo) > como có mplices
eñ el asesinato del Excmo*. Sr. general D . Juan Bautista É s t s ller * éñ el misrño sitio y siguiendo la misma carrera que a^Úella Víctima desgraciadas
L a tranquilidad pública ño se há altérádó en ló más Míni­
mo y sin eiñbárgó de haber sido la concurrencia á este áctO nú»
nitrosísima.
L o que participo á V . E . én Cumplimiento de mi deber,
incluyéndole liños ejemplares de lá alocución qñe c o n i s t e mo­
tivo lie creí to cónvéñiente dirigir á los habitantes dé ésta c a ­
pital sierbpre heroica.
„
Dios guarde á V . fe. rauchós años. Zarago za 9 de J u l io
dé t é 4 4 . ^ Excmo. S r .= M a n u e l Breton.== Éxcínó. S h Minis­
tro de la Guerra.
3
Habitantes de Z a ra g o z a : H o y se ha principiado á la var
úna martcha que empañó Vuestras antiguas glorías ,
haslt
que estas qüeden purificadas satisfará cuanto se debe á la
ticia vuestro capitán generál * Manúel Bretón. ==» Zaragoáá
y
jus­
0
de j u l i o de i 844*
PARTE NO OFICIAL.
ILIRIA.
Trieste
28 de Junio
Él 1 r Je éste mes llegaron ál fin los importante! despachos
de Petersburgo q u e con tanta impaciencia se aguardaban* se­
gún los feriales el Emperador récoóóce el cambio ocurrido en
G re cia eñ áétiembre* y látubíeñ la Constitución. E n sú c o n secñeñcia se renovarán las relaciones diplomáticas enttfe la R u ­
sia y la G recia.
. . .
M r . P e r s ia ñ i , encargado de N ego cio s de R u sia * ha c o i t í u - ’
fugiado éñ la casita aislada que áesde allí dé&Cubria ; y ó ó ti‘
bosqtie. G r a n d e fue Su pésar ál v e r se eh situa ción tan d e s e s ­
efecto eñ la priiú »ra págiña del libro santo léy ó el nom bre bien
perada ; pero un Üg^rÓ rurñor q u e se oia á corta distancia de
conocido de uao dé los paritarios mas ardieútés 5^ que mas se
donde él estaba le sacó de sii enagé nat ñiento. Éúso se
obser­
hábian distiñguídó durante láS turbulencias dé la iglesia. Cuan-r
v a r y á [toco vid salir de la thaleza una jóven , lá fcnál d e t e ­
nién dose delante de üna e n c i o á cárcorñida por U a cc ió n del* do pór consecuencia de éite descubriaiiéúto se desvan'ecieroní
las sospechas que acerca de la jóven coúcibiera en ún princi­
tiem p o , separó los ramos espinosos q u e citbriañ él h o o C ó , y
pio * sé la representó éñ s u imaginación como una yision cé »
escon dió en sñ c o n c a v id a d un b u l t o * c u b r ié n d o l e p a fá rñayor
lestíal Cubierta coñ tos rayos de la inocencia y de ía Santídádi
dis im u lo , cón m u sg o y ramas secas* re tiráu dosé despúes por el
DeseoSo de verla lúas de c e r c a , volvió a co locar la biblia * y
mis mo c a m in ó sin h a b e r e c h a d o dé v e r qu e la o b s e r v a b a n .
detüas objetos éñ su santuario , edríó con el puñal un^ ram itti
Williafcn c r e y ó désdé lu e g ó q u e a q iie lla jóv e n estaba re l a c i o n a ­
da con a lgu n a c u á d rilla de salteadóreS y qu e les a y u d a b i á e n ­ de b o j , rodeóle con una cinta encarnada que arranco dé su
jubón , y dirigió sus pasos k la casilla seguró de q u é áq uel
cu b rir los frütós , acaso e ó s áo gré ñ tá d o s -9 de sus rapiñas. S i ­
signo de fraternidad le facilitaría la entrada. L a nOcbé iba
g u i ó l a c a n L v ista y la v ió e n tra r en uña c a s illa de rú stica
ávarizaridó, la puerta dó la casa estaba entreabierta *
a p a ríé ñ cia Construida én la pendien te de l c ó ll a d o q u e lin d a b a
W i ü i a m penetró basta úna sala que compoñiá t ó d ú él piso
Con L entrada del b o s q u e : lle v a d o dé sú curiosidad se a c e r c ó
bajoi
.
.
á la én riña ,
ap artan do L á ratñas Se ap o d e ró del b u l t o e s c o n ­
Ú n a lámpara dé hierro pendiente del tedió alumbraba el
did o. j*Pero cú á n ta fue sú sorpresa al e n c on trar naa b ib lia , úñ
pobre y desamueblado alberg ue. U n anciano de elevada esta­
fcrncilijo y ún ramit ó de b j ata dó con una c in ta e n c á r ü a d á !
t u r a , pálido el semblante
con los ojos medio cérrSdos estaba
L á b i b l ia perté ñecia á tos purita nos p ers egu id o s pófr loS ú l t i ­
sentado en na ancho sillón de enero dando muestras de hallar-*
mos d e c re tos dé la R e m a I s a b e l * y él ráúió érá el sí m b o lo de
se agobiado por el cansatício : su cabeza descansaba en el ré$q u é Sé s^ridan para réconocersé etítré elloá.
E n t o n c e s c on oc ió W i l í u n i qiie d lg ú ñ p ro s c rip t o e stab a re ­ « p^ldo dé la s i l L , y íeoia el bra¿ó derecho exrendi lo hasta casi
á
SHAKSPEARE
Ii.
(C ontinuación.)
á
N o se gu ir e m o s
nuestro s f u g i t i v o s eñ sü eVásioñ , y ú ni­
cam e n te dir em os q u e al Seg undo día d é su fuga f u e ro n " a l e a n za dos por la ge n te arttíadá q u e el c o n d e de Souuharñptob e n v ió
e o seguim iento d e su hi jo . E n r i q u e tue c o n d u c id o á la fuer¿a
al castillo de su p a d re y se se p a ró Con lájgnñias de su c o m p a ­
ñero á q u ie n no d e b ia v o l v e r á v e r hásta p asado bastadle tieriapO en L ó n d r é s . E n cuanto á W i l l í á m cortio las g e n te s d e l c o ñ de no tenían o r d e n algun a re s p e c to á é l , le dejar on q u e si g u i e s e
lib r e m e n t e au c a t o i ü d , y lo h i z o cotí ta nta C ele rid ad * q u e ál fin
c a y ó é l c a b a llo m u e rto
Cáü sán cio
L e n tra d a de « ú
Á
Sr. D. Pedro Salas Omáña , id.
contra ventor sujeto á Formación de causa por el tri­
Sr. marques de Gíaramonte, Palencia.
bunal competente;
Sr. marques de Santa Crtiz de Ribaddlla, P o n ­
Art. 8? Mediante á los avisos que el Gobierno
recibe de que se acopian armas con el criminal de­ tevedra.
Sr. D . Martúel Calderón Fontecha ó su reeifrpla*
signio de alterar el orden y la quietud general, sé
considerará todo depósito de armas de que no ten­ z ó , Santander.
Sr. marqués dé San Felicés, Segovia.
ga circunstanciada noticia la autoridad, como un
Sr. D. Miguel Corbacho* Sevilla.
delito contra ei sosiego y el orden público, y los
Sr. marques dé Vilueña, Soria.
culpables serán encausados en ese concepto.
Sr. D. Pedro Sarda y Gaílá, Tarragona.
Art. 9.° Los armeros presentarán á los gefes po­
Sr. D. Joaquín Roniero y Domingo, Téruel.
líticos respectivos un estado de las armas que ten­
Sr. D. J osé A ñ o v er, Toledo.
gan en la actualidad, y en los ocho primeros dias de
Sr. barón dél Solar Je Espinosa, Valencia*
cada mes una razón de las que hubieren vendido en
Sr, D. Ezequiel Diez de Tejéda , Zamora*
el anterior y de las que todavía conserven.
Sr. D. José F erraz, Zaragoza.
De Real orden lo digo á V. S. para sil inteligen­
Sr. D. Razhort Ortega* id.
cia y cumplimiento. Dios guarde á V. S. muchos
años. Madrid Í4 de Julio de Í844.—Pidal.rrSr. gefe
político de......
2.
fo lle tín
dé
cuartos.
P A R T ES R E C I B I D O E N E L M I N I S T E R I O
Con el objetó de fetnediar el desorden que en el
Aia se observa respecto al uso de armas sin la debi­
da autorización y en oposición manifiesta á las le­
yes y reglamentos vigentes, la Reina, en vista de
las frecuentes denuncias que el Gobierno ha recibi­
do sobre un plinto en que tanto se interesa el buen
concierto administrativo, la seguridad persohal y el
reposo publico, ha tenido á ' b i e n m andar lo si­
guiente;
Articuló I? Conforme a lo dispuesto eh las leyes
V reglamentos vigentes, nadie podrá usar armas sin
estar autorizado por las leyes ó sin obtener previa­
mente licencia dei gefe superior político de la pro­
vincia.
A rt. 2? t o s gefes políticos no concederán íicehfcúa para uso de armas sino á los vecinos que se h a ­
llen empadronados en los libros de su barrio respec­
tivo* y que al propio tiempo inspiren completa con­
fianza ríe qbe no haráh dé ellas un Uso punible.
A rt. Bó. Los que usen ó tengan armas sih la a uto­
rización debida * incurrirán en la multa de 100 ducá*
dos y en la pena de 30 dias de prisión, según lo dis­
puesto en el reglamento de 20 de Febrero de 1824,
no derogado en esta parte.
A rt, 4? Debiendo anotarse éh la licehcia el n ú ­
mero de armas que motiva la concesión , incurrirá
e n la.muira de áü ducados y en la pérdida del dere­
cho d e usarlas durante Un año él que tuviere lnas
d e las permitidas*
Art. 3.° Se exigirá la multa de fljO ducados al
que no rentieve la licencia pasado el término de un
año, plazo fijado en el reglamento para su duración.
Art. 6?^ Las multas impuestas en cumplimiento
de los artículos anteriores i se distribuirán conforme
al citado reglamento en la forma siguiente: Una ter­
cera parte al denunciante, otra tercera parte al aprenhensor, otra al Tesoro público.
Art. /? Si las armas fuesen prohibidas, ademas
ríe la multa en que se hubiere incurrido según los ar­
tículos precedentes por contravención á lo dispuesto
e n cuanto al uso de armas fen general, quedará el
W ÍL L IA M
D ie z
e&p&áó
y
y
y
nícado esta noticia al cuerpo diplomático. Se asegura que Mr,
D o s c h - K o w , cónsul general en M o ld a via , pasará en calidad
de embajador de Rusia á Atenas. Mr. Persiani ha sido llamado
á la corle. M r. F o k k , ha sido nombrado cónsul general de
Rusia en Egipto. (G a z . d' A ugsbourg.)
GRAN BRETAÑA.
Londres 8 de, Julio.
Fondos públicos. Consolidados, 9 8 J.
España: Deuda activa , a 3 £.
Tres por ! 00 , 33 $.
Se ha diferido para el miércoles ó jueves próximo la p ar­
tida de la corte á W in dsor-C astle. La Reioa dará el lunes la
gran comida de verano en Buckingbam -Palace. (Tim es.)
L a declaración hecha por sir Roberto Peel sobre suspender
la discusión de ciertos proyectos de ley , y el acuerdo de que
sean las sesiones por la mañaoa , lo cual empezará á verificar­
se
miércoles, indican que en breve se cerrará la legislatura.
Se dice que esto se verificará problamente en el presente mes.
(G lobe.)
E l Sydenham ha recibido órdenes de trasladarse á T á n ge r
con pliego». La escuadra que debe estacionarse delante de este
p uerto, se compone de los buques siguientes:
La Caledonia de I 20 cañones ; el A lb io n de 9 0 ; el F o r midable de 8 4 5 el W a rsp ite de 5o; Í A ig le de 24 5 el Scout
d e ' 18 y el F e su v io , el Sydenham y otros varios barcos de
vapor. (Id .)
Los lores se reunieron esta mañana á las diez constituye'n' dose en tribunal de apelación para entender en el asunto de
M r. O ’Gonnell. Asistieron menos número de individuos que el
dis anterior.
A y e r Mr. W i l d e , defensor de Daniel O ’G o n n ell, habló
sobre el punto mas grave del proceso, del delito de conspi~
racy , que no debe confundirse con la palabra francesa consp iraiion , y que significa maniobras ó concierto simulado pa­
ra provocar á la sedición contra la autoridad soberana. L a d e ­
finición de este delito se encuentra por la primera ve z en un es­
tatuto del año 33 del reinado de Eduardo I , nieto y segundo
sucesor del R e y J uan. Por consiguiente esta ley data del año
de i 3o 3.
En un discurso que ha durado algunas horas ha tratado de
probar que ni en la ley de Eduard o I , ni en ninguna de las
posteriores, se encuentran definiciones que puedan ser aplica­
bles á los hechos especificados en las actas de in d ic tm e n t, y
por lo tanto sostiene que bajo de este primer punto , no puede
achacarse crimen ni delito á los apelantes.
Hoy ha tomado la palabra Mr. Peacock. A la salida del
correo todavía continuaba en su defensa. (Id.)
FRANCIA.
París
Fondos públicos.
7 de Julio.
N o hubo bolsa por ser dia festivo.
Escriben de Maguncia con fecha del 2 que al fin no tendrá
efecto eo este año la reunión de abogados alemanes.
( Feuilles de Francfort.)
Dice el D iario de M anhein , refiriéndose á cartas de V e necia del 2 4 de J u n io , que según noticias habian sido apre­
hendidos por un buque austríaco varios de los refugiados
italiana* , en cu y o número se contaban los hijos del co n ­
tralmirante Bandiera , que probablemente los desembarcará en
Trieste.
Escriben de Petersburgo que la salud de la Emperatriz
inspira hace algún tiempo inquietud. Ningana mejoría se ad­
vierte en el mal de la gran duquesa Alejandra.
(G a z . d’ A ugsbourg.)
Parece qae nuestros asuntos de Marruecos deben ser el o b ­
jeto de una multitud de interpelaciones en el Parlamento in­
gles Lord M in to , que era Ministro de la Marina en el ante­
rior Gabinete , ha anunciado que el jueves dirigiría sobre este
asunto una pregunta al Gobierno. Tam bién lord Clanricarde ha
aplazado otra cuestión de la misma especie para el lunes.
En la Cámara de los Comunes Mr. Sheil manifestó que al
dia siguiente (viernes) rogaría a sir Roberto Peel tuviese á bien
decir si el exequátur del cónsul de Inglaterra en A rg e l estaba
tocar con la mano una escopeta tendida en tierra. L a tierna
doncella del bosque , en pie detrás de la silla , sostenía con uno
de sus brazos la cabeza del anciano , y con la otra aplicaba a
vas labios uoa copa de vino caliente para reanimar sus abatidas
fuerzas. Un hermoso sabueso , acostado junto al h o g a r , dirigía
inquietas miradas a su dueño.
A l ligero rumor que hizo la puerta á la llegada del desco­
nocido, los habitantes de la cabaña levantaron los ojos: en­
tonces W illia m , adelantándose oon timidez al auciano , le dijo:
Sir A t t a w a y , un viajero fatigado os pide la hospitalidad
por una sola noche. ¿ O s dignareis concedérsela ?
A l oir el anciano pronunciar su nombre levantó con pres­
teza la cabeza.: sus amortiguados ojos recobraron todo su brillo;
y lanzando una mirada fulminante al que asi le hablaba, con­
testó :
— ¿Quién es el osado que se atreve á acordarse de mi
nombre?
Y al mismo tiempo hizo ademan de apoderarse de la esco­
peta ; pero se tranquilizó al notar la juventud de W illiam .
Este os responderá por mí , replicó el joven presentándo­
le el ramo simbólico que llevaba encubierto bajo la capa.
— j Un hermano !...... exclamó sir A tta w a y , desapareciendo
expedido por el Gobierno írances p por el otomano. ( Ueoacs.)
L a Cámara de los L o r e s , constituida en tribunal de justi­
cia , se ha ocupado ante ayer de la apelación presentada por
O ’Conell y por sus co-acusados.
E l procurador general ha instado á las defensores á reunir sus
apelaciones en una sola; Mr. W i l d e , abogado de O ’Conell,
ha declarado que cada uno de los defensores hablará en favor
de su cliente. E l lord canciller se ha manifestado muy im p a ­
ciente por terminar este asunto, y ha dicho que si no esta r e ­
suelto para el miércoles p róxim o, los jueces deberán dejarle
para otra legislatura, en atención á que salían aquel mismo
dia para la visita anual de los tribunales del reino.
A la salida del correo ningún incidente importante habia
ocurrido en el tribunal de justicia. Mr. W i l d e habia empezado
su defensa.
Un a carta de Rio Janeiro fecha 10 de M a y o , llegada por
la via de Brest , anuncia que el Ministro de Negocios extrangeros del Brasil acababa de hacer preseote á los cónsules de
las diferentes naciones que el tratado de comercio concluido con
la Inglaterra hace ocho años, y que termina el I? de N o vie m ­
b r e , no será renovado. Los arreglos hechos ulteriormente h a ­
bían extendido á la Francia las cláusulas de este tratado.
En su consecuencia, á contar desde el 2 de Noviembre , los
derechos de las aduanas sobre todas las procedencias de Euro­
pa subiráa 4 un 5 o y hasta un 60 por l o o de su v a lo r, no en
el pais de su expedición , sino en los puertos del Brasil , com­
prendido el flete, los seguros y demas gastos.
Una subida semejante de derechos equivale a una prohibi­
ción , y es indudable que si se mantiene ejercerá una influen­
cia perjudicial sobre nuestras exportaciones. Entre tanto su
efecto inmediato ha sido un acrecentamiento prodigioso en la
demaoda de los artículos europeos. L as casas fuertes de Rio,
de Bahía y de Eernambuco se apresuran á hacer provisiones
antes de que espire el plazo. Desgraciadamente la plata esca­
sea en el B r a s il, el crédito es mas raro todavía , y los cam­
bios están desde hace dos años cada dia en un estado mas
desastroso.
Hemos recibido una carta de W a s h in g t o n , en la cual se
nos dice que el tratado de comercio de los Estados-Unidos
con el Zollvereiu no ha sido ratificado, y que deben renovar­
se las negociaciones entre los Estados de la Union americana y
los de la Union alemana. E l Gobierno de los E stado s-U ni­
dos ha invitado al Zollverein á enviar plenipotenciarios á W as­
hington.
NOTICIASNACIONALES
B ilbao 8 de J u lio .
Mucho gustan en esta villa los razonados artículos de E l
Globo y la senda política que sigue : nada de revoluciones,
nada de reacciones. Estos sou los deseos de toda persona sen­
sata, los de la inmensa mayoría del partido liberal que ti^ue
fe y principios. Mucha falta hacia que se probase la fecundi­
dad de nuestras doctrinas; y para conseguirlo, nada mas á p ro ­
pósito que los atinados artículos que sobre materias económi­
cas están V V . publicando. Progreso social, mejoras materiales,
adelantos positivos; este es el clamor de todos los buenos c i u ­
dadanos , la hermosa bandera que tremolan los pueblos que
no quieren quedarse atrás en el camino de la civilizacioo.
Bilbao que, dígase lo que se quiera , nunca ha sido esta­
cionario, se lanza también, a pesar de las trabas que le o p ri­
m e n , en los nuevos senderos trazados por el espíritu de la
época. L a industria va adquiriendo ua desarrollo notable. L a
hermosa fábrica de hierro de Bolueta esta en plena actividad,
y parece que en ella se van á establecer fun liciones de hierro
colado y alambres; la de refino de azúcar vende cuanto tra­
b aja, 3' otras menos considerables no carecen de movimiento.
Se asegura que van á aprovecharse los arruinados edificios del
Montou y las abundantes aguas para una gran fábrica de h i ­
lados de algodón, y está pedida al Gobierno la que íue c o r ­
delería de Torroza para una fábrica de cristales de todas cla­
ses. L a de loza fina de la Misericordia comienza á dar pro­
ductos de buena calidad, y es de esperar que antes de mucho
cesemos de ser por este artículo tributarios del extrangero. E n
fin, todo denota que los bilbainos no se duermen; y si su ac­
tividad fuese protegida por la justicia y buena voluntad del
Gobierno, quizás antes de mucho tiempo seria este pueblo uno
de los mas industriales de la Península.
He oido que ayer fue preso un tal U r q u ij o , joven a bog a ­
do muy conocido por sus opintones carlistas. Dicen que el
motivo de esta prisión fue una conversación de café, en la quo
el citado Urquijo defendió la conveniencia del despotismo de
D. Carlos , de los frailes y de la inquisición.
Estos dias ha llegado el Sr. Jane, diputado provincial que
ha estado en la corte comisiouado por esta provincia para t r a ­
tar de los asuntos del pais y tener la honra de felicitar á S. M .
la Reina Cristina.
Parece que el comisionado del Banco de San Fernando h a
empezado y a á recibir el dinero que entra en las cajas de l a
Hacienda de ejta proviacia. (G lobo.)
B a d a jo z 8 de J u lio .
Hemos leído el extracto de las dos primeras sesiones que
ha celebrado en los dias l . ° y 2 de J ulio la Dieta ordinaria
de Suiza. Todavía no ha abordado las cuestiones relativas al
V a l é s , y se ocupa de varias proposiciones favorables á una
nueva organización militar,, cuyos precisos términos no indi­
can los periódicos helvéticos.
E l conde de Lovvenhielm, Ministro de Suecia y de N o ­
ruega , ha marchado ayer de Faris con licencia á Stockolmo.
E l barón de A d e lw a r d , secretario de la le g a c ió n , desempe­
ñará su misión en calidad de encargado de negocios durante
su ausencia. (Id.)
Hemos recibido varias cartas de Buenos-Aires y BTontevideo que alcanzaban ai a 5 de A b ril : según ellas el 2 ¿j. hu­
bo un encuentro entre las tropas de O riv e y las del pais , en
que estas últimas quedaron victoriosas. A lgun as cartas asegu­
ran que si la Francia y la Inglaterra hubieran rehusado á
Rosas únicamente el derecho de bloquear el litoral del estado
de Oriente , probablemente la guerra estaría ya terminada,
y el comercio de ambos paises habría vuelto á entablar sus
negociaciones comerciales por tanto tiempo interrumpidas.
(Idem .)
Según las cartas de V i e n a , parece que el Gobierno está
resuelto á introducir una modificación en los aranceles á favor
del comercio extraogero.
E l nuevo arancel, que comenzará á regir en i .° de N o ­
viembre , establecerá una rebaja en el precio de varios artícu­
los , entre ellos el café , los licores extrangeros y el algodón ec
rama, que quedará enteramente lib re , al paso que se aumenta­
rán los derechos de importación sobre el azúcar. (Id .)
A y e r se bendijo en esta capital la nueva bandera del bata­
llón provincial á que da nombre esta ciudad. Asistieron al a c­
to el Exorno. Sr. capitán general Sanjuanena , el segundo cabo
general Solano, el gefe político general Zaragoza y demas
autoridades. Estuvo la función brillante, agradando 4 todos el
discurso que pronunció el capellán de dicho batallón. C o n ­
cluida la función de iglesia se reunieron á almorzar todos los
gefes y oficiales del mismo, que convidaron 4 todas las a u t o ­
ridades y á los demas oficiales de la guarnición. F u e el a l ­
muerzo abundante y e x p lé n d iio , reinando durante él la mas
cordial fraternidad , y á los brindis se pronunciaron muy b u e ­
nos versos en obsequio de SS. M M . , de la libertad y de la
Constitución. Brindóse una y otra vez por que nuestras nobles
insignias militares se despleguen con gloria sobre los muros de
Marruecos, y por que el estandarte Real ondee con orgullo en
todas partes, cual eo el siglo X V I . A la noche dió un m a go ífico baile la oficialidad eo el salón del L iceo , al que acudió la
mas selecto de la población , concluyéndose en medio de la.
mas pura alegría y satisfacción de los concurrentes.
Reina la paz mas completa en toda la provincia , habien­
do terminado y a la quinta. (I d .)
M A D R ID 15 D E JU LIO .
Bajo el epígrafe de misiones de A f r i c a leemos en el
C atólico la siguiente curiosa carta escrita en la m i ­
sión de las montañas berroqueñas por el padre
S m e t , misi onero de la compañí a de Jes ús , á u n
padre de la misma compañí a.
Dicen de la baja Sajonia en 3o del pasado que las última!
noticias recibidas de la China de 10 de Marzo son muy favo­
rables para el comercio aleman, y que los artículos de Sajonií
se han vendido con mas estimación que los de la Inglaterra.
(G a z. de Cologne.)
A orillas del rio de la Plata 3 de Junio de 1 8 4 1 . « R e ­
verendo padre: Hétenos y a en camino para nuestras q u e ­
ridas montañas berroqueñas. Casi acostumbrados y a al can­
sancio del via je, y llenos de esperanzas halagüeñas , nos h a ­
llamos eo este momento sentados á orillas de un rio que no h a y
otro igual en el mundo. Los pawneses lo llaman Asshata ó
rio de grandes cuernos: los viajeros de la Plata: el autor de A storia , á cuyo parecer me atengo, lo denomina el mas mara­
villoso é inútil de los rios. Por lo que voy á manifestar se v e ­
rá que todos estos nombres no están mal aplicados.
Y a sabe V . por las cartas que le escribí el año pasado*
todo el furor que poco antes anublara su frente. ¡ Oh ! entrad,
entrad, y seáis bendecido por el consuelo que me proporcio­
náis de fijar mi vista una vez antes de morir en un verdadero
hijo de Dios. .... A n a , continuó hablando con la hermosa joven,
reanima prontamente el fuego, y dispon de cuanto haya en la
casa para la cena de nuestro huésped.
W illia m bajó la vista como humillado al considerar el en­
gañoso medio de que se habia valido para facilitarse la entrada
en la cabaña ; pero cuando contempló mas de cerca 4 la hija de
A t t a w a y , cesaron todos sus escrúpulos, y concibió vivos de­
seos de permanecer bajo el techo que ella habitaba.
Perdonadme, le dijo el solitario presentándole la mano,
perdonad la dureza con que os he recibido, y atribuidla á que
para el pobre A t t a w a y , perseguido, proscripto y condenado á
muerte , el oir su nombre en boca de un desconocido lo consi­
dera como el resultado de una traición.
El anciano se sentó en la mesa junto á su huésped , y be­
bió con él. W illia m estaba bastante instruido en todo lo perte­
neciente á la secta puritana para poder hablar con aquellos
feroces religionarios, que no considerando bastante rígida la
reforma admitida por el Gobierno , sostenían una doctrina mas
austera todavía á riesgo de su vida. A t t a w a y , creyendo te­
ner en su casa a un hermano , se confió enteramente á é l :
— Y a sabéis, le dijo, que soy hermano del mas santo de
los mártires que han perecido en la persecución. Isabel, R eina
de Ingl aterra , oideno que los ministros protestantes conserva­
sen los ornamentos sacerdotales de la Iglesia romana ; pero esto
disgustó á u q crecido número de los que habíamos abrazado la
refoi m a ; y no pudiendo el santo obispo A tt a w a y someterse á
este mandato , arrebatado de celo, en el templo mismo , y en
presencia de toda la corte , rasgó y pisoteó las insignias que le
habian obligado á ve stir, partiendo desde allí para°el suplicio.
Después de su muerte , mis hermanos y yo nos retiramos 4 una
aldea construida por nosotros en la cima del ribazo de San
M a g lo rio , que se descubre desde esa ventana; pero como las
tropas Reales no pudiesen mirar con indiferencia que nos h u ­
biésemos establecido en aquel punto, acudieron á él , y rodea­
ron la población. Viendo que el resistirse era imposible , deter­
minamos oponer á nuestros contrarios un baluarte de fuego , é
incendiamos la aldea. L a mayor parte de los nuestros p erecie ­
ron, otros pasaron a tierra extraña, y yo construí esta cabaña*
en donde vivo hace mas de 10 años.
— ¿ "^ cónao habéis podido subsistir por tanto tiempo en un
paraje tau agreste? preguutó W i l l i a m ,
que me enviaron al país de las c a b e zas-ch atas para saber c ó -*
nao pensaban acerca de las ropas n e g r a s , c u y a visita habían
solicitarlo mucho tiempo había. Salí de San Lui s en el mes de
A b r i l y llegué al rio C o lo r a d o , lu gar de la c i t a , al mismo
tiempo que un destacamento de salvajes que me venían al en­
cuentro. Eu aquel v i a j e , visité ademas de los Po to w a to m is,
vari¿is tribus in dia n a s, tales corno los a rr a c a d a s , narices h ora­
dadas , serpientes , c u e r v o s , b a r r ig u d o s , a ñ i l a r a s , mandan­
tes , sheyennas , kants , la numerosa nación de los scioux & c . ,
y halle en todas partes tan buenas disposiciones que con el deseo
de secundar mas eficazmente los designios visibles de la d i v i na misericordia acerca de estas pobres almas , re s o lv í, no obstante de acercarse el invierno , y de las repetidas accesiones
de calentura que me m ole staban , de v o lve r á ponerme en c a ­
mino atravesando el desierto inmenso que acababa da re c o rr er ,
sin tener otro guia en medio de aquel piélago de montañas y
p r a d e r a s , que una b rúju la , sin mas defensor entre 2 0 pueblos
enemigos de los blancos , que un soldado antiguo de B o n a p a rte , y sin mas pro visiones, en medio de un desierto á r id o , que
las que la Provid e n cia se dignaba procurarnos. N o haré men­
ción de las aventuras que tuve en una vuelta tan larga y p e ­
ligrosa , porque y a están consignadas en una relación que sin
duda ya habrá V , visto.
L l e g u é á Sa n L u is en lo mas fuerte del invierno. L a ines­
perada prontitud de mi r e g r e s o , las buenas noticias que traje
de nuestros c a b e z a s - c h a f a s , excitaron de tal manera el alma
generosa de mis compañeros , que desde el íeverendo padre
pro vin cia l hasta los hermanos coadjutores , todos querían t r a s Icdarse á las montañas ; pero solo se eligieron cinco para acom­
p a ñ a r m e , que fueron : el P . Point ( f r a n c é s ) , el P . M augarin i
( r o m a n o ) , y tres hermanos coadjutores ( d o s belgas y un
aleman).
Salí con ellos de San L u is á primeros de A b r i l , y el g del
mismo mes desembarqué en W e s t p o r t , pueblo fronterizo á
los E s tad o s -U n id o s . A l l í , á la ribera derecha del M i s o u r i , ha­
bía una cabaña abandonada., enteramente parecida á las m ise­
rables habitaciones de los labradores b e l g a s , en la cual hacia
pocos dias que había muerto una muger salvaje. N o s metimos
con mucho gusto en aquel reducido a l b e r g u e , parecido al que
escogió el Dios Salvador cuando vino al mundo , considerando
que en lo sucesiv o y a no ocuparíamos durante muchos meses
sino una tienda eu medio de un gran desierto.
E l I o de M a y o marchamos de W e stp o rt, y después de ha­
b e r pasado por las tierras de los shawanas y delaw ares lle g a ­
mos al cabo d j cinco dias de camino , á la orilla del rio de los
kaats. Los h o m b r e s , asi com o los bagajes y c a r r u a je s , lo atra­
vesaron eu una pir agua ó tronco hueco de un árbol que tenia
o pies de largo : parecía de lejos una de aquellas góndolas
que navegan por las calles de V e o e c ia . L u e g o que los kants,
que salían á recibirnos , supieron que íbamos á cam par cerca
del rio de los soldados , á seis millas de su a l d e a , se s epara­
ron de la caravana á carrera te n d id a , y apenas habíamos a r ­
mado la tienda cuando se presentó el gran gefe que los manda­
ba con seis valientes e sco gid o s, que venia á saludarnos. D e s ­
pués de haberme hecho sentar sobre una estera para que f u ­
mase con ellos el calumet en señal de amistad , nos eosenarou
los títulos honoríficos que tenían del congreso americano. E l
gefe puso á mi disposición dos guerreros parientes suyos. A m
bos iban arm ados: el uno llevaba una lanza y un broquel ; y
el otro un a r c o , flechas , un sable sin vaina y un collar c o m ­
puesto con las garras de cuatro osos que había muerto con sus
pro pias manos. Permanecieron tres dias y tres noches á la puer­
ta de nuestra t ie n la , esperando que llegaran los demas de la
caravaua. A l dejarlos les dimos algunas frioleras que acabaron
de grangearu os su afecto.
R eunidos todos en número de mas de 7 0 personas , de las
cuales 5 o eran aptas para las a rm a s , emprendimos nuestro v i a ­
je el i q , bien persuadidos que con una tuerza semejante po­
díamos atrav esar sin peligro la larga distaocia que nos qu e d a­
ba por anclar. Mientras que el grueso de la tuerza se dirigía
hacia el O este, el P. P o in t , jóv-n viajero ingU'3 , y y o tir a ­
mos sobre la derecha para visitar un pueblo de los kants. Q u e ­
damos parados cuando virnos que sus habitaciones eran ente­
ramente semejantes á aquellas pilas anchas de trigo que cubren
nuestros campos después de la siega : había sobre 4 0 que esta­
ban agrupadas desordenadamente á caerla distancia unas de
otras. C ada una ocupa un espacio que tiene á lo menos ° pifc*
de d iám etro , local suficiente para alojar
o ó
o personas.
C alc ulam os que toda la población tendría de 7 0 0 á 8 0 0 a l ­
mas poco mas ó menos , atendido á que el numero total de es­
tos salvajes es d^ unos I 5 o o , que se hallan repartidos en dos
pueblos que distan uno de otro sobre 2 0 ó
> millas.
L a construcción de las habitaciones de los kants es suma­
mente estraña , al paso que parecen ser tan sólidas como a g r a ­
dables. D e la tapia circular salen diagonalmeute unos varales
que apoyan en una ab ertura ó claraboya que hay en el centro
que sir ve de chimenea y ventana á un tiempo. La puerta por
lo re g u lar se halla á la parte opuesta al viento. E l hogar está
en medio de cuatro columnas ó pilares que sirven para soste­
ner la rotunda. L a s camas se hallan colocadas en íorma de c i r ­
cu lo alrededor de la p a r e d , y el espacio que queda hasta el
hogar lo ocupan los habitantes en pie ó bien sentados sobre
pieles y esteras de junco. Cuando entramos nos ofrecieron una
de estas últimas con almohadas. Difícil es re ferir todo lo que
vim os en media hora que pasamos enmedio de aquella gente.
L o mas digno de notarse es la figura tan característica que
tie n e n , tanto por su actitud y expresión del gesto, como por
la ocupación extraña a que se dedican. L a s mugeres son las
que únicamente trabajan , por de cirlo asi: no parece sino que
pesa sobre ellas exclu sivam ente la obligación de ganar el pan
con el sudor de su frente. Estas infelices salvajes trabajan i n ­
cesantemente, y para no distraerse de sus ocupaciones mas ne­
cesarias atan los uiños, cuando no andan todavía, á una espe­
cie de tabla bastante ancha para que no se hagan daño con los
objetes que tienen alrededor. Este mueble, que no sé si llamaré
cuna ó sofá, aunque reúne las ventajas de uno y otro, tan pron­
to lo colocan encima de una cama como eu el suelo delante de
sus pies. Guando van de camino lo llevan acuestas, ó bien lo
cuelgan á una de las caballerías que siguen detrás de ellas
cargadas con la tienda y el b a g a j e , agregándose á veces las ar­
mas de los maridos.
L o s hombres cargan con las fatigas de la caza y los peli­
gros de la g u e r r a ; pero fuera de esto, su principal ocupación
es comer y b e b e r ; después juegan á los naipes, d u e r m e n , fu ­
man , oyen ó cueutau sus grandes hazañas, se arrancan la b arba y ]as cejas. L o s kants , separándose de la costumbre que
tienen muchos salvajes de dejarse crecer el pelo, se afeitan en­
teramente la c a b e z a , excepto uu mechón que dejan en la par­
te superior destinado á recib ir el adorno mas h e rm o so , según
dicen e l l o s , que uo hombre puede llevar eu la c a b e z a ; es d e ­
c i r , una cola de á g u i l a , que tan pronto se levanta en forma
de penacho , como bdja sobre la nuca , revoloteando á veces
alrededor de las sienes. Mientras estábamos fumando con los
principales de la v i v i e n d a , no me cansaba de mirar una e s p e ­
cie de lechuguiuo que se v o lv ia loco en dar al plumero que
llevaba una forma mas e le gan te , sin poderle d ar nunca el
grado de perfección que deseaba.
Pero no es este su único adorno. L l e v a n ademas un c í r c u lo de bermellón alrededor de los o jo s , diferentes rayas b la n ­
c a s , negras y encarnadas, que serpentean por la cara en dife­
rentes formas, pendientes de loza ó porcelana que les cu elgan
hasta los h o m b ro s , un anillo en la n a r iz , un collar que cae
sobre el pecho en anchos semicírculos, del cual pende un gran
medallón de cobre ó plata , brazaletes de acero ó latón en los
brazos ó m u ñ ec as, un cinturón de o l o r muy subido con su
bolsa de tabaco, cu chillo con vaiua, tubo de calumet , zapatos
bordados de p u e r c o - e s p i o , y por encima de todo esto llevan
una mauta , sea del color que q uie ra , en la que se envuelven
según la necesidad ó el capric ho que tengan. Con lo dicho
tendrá V . una idea de lo que es un kant enamorado de sí y
de sus aderezos.
Los kants , parecidos en esto á todos los sa lv a je s , casi
siempre están graves cuando hablan ú o ye n hablar de r e l i ­
gión. Hasta en medio de las pasiones mas fogosas notará c u a l­
quiera , por poco que preste la atención, q u e el afecto r e li­
gioso es el que se halla mas profundamente grabado en su co*
razón , y acaso el que expresan con mas frecuencia. Asi por
ejemplo nunca toman el calumet sin ofrecer las primicias al
grande espíritu ó á sus manitus , que son unos espíritus de se­
gundo o r d e n , ó seres intermediarios entre los hombres y la di­
vinidad. N o puede V . figurarse el asombro tierno y respetuo­
so que produjo á tres kants la vista de un E cce Homo , prin­
cipalmente cuando el intérprete les explicó que a q u e lla ca b e ­
za coronada de espinas era la im ágen del Sa lv a d o r del mundo.
Estos hombres no obstante pertenecían á una nación que tres
meses antes habia inhumanamente asesinado 80 mugeres é hijos
de sus enemigos ; ellos no consideran la venganza como un c r i­
men , antes bien estos horrores se celebran con ceremonias re­
ligiosas. Cuando se levanta nn partido para ir á la g u e r r a , in­
vocan primeramente á los manitus de la tribu á fin de q ue el
grande espíritu les preste su asistencia para que puedan ro bar
muchos caballos y quitar muchas caballeras. Sio el E v a n g e ­
lio en la mano seria pe rder el tiempo «i uno se propusiera ha­
cerle* entender que es una cobardía el matar á un rival desar­
mado , á una muger in d e fe n s a , ó á un niño abandonado. E s ta
ley b árbara 00 exceptúa sino á los enemigos que van de motu*
propio á refugiarse á sus a ld e a s ; mientras viven en ellas su
asilo es inviolable y tienen la vida tan segura como si estu­
vieran eu su propia h a b it a c ió n ; pero apenas sale de ella,
cuando sus huéspedes vu elven á adquirir el derecho y furor
que tenían sobre su persona antes de entregarse á su cle­
mencia.
Diremos en elogio de nuestros amados cab ezas-chatas y a r­
racadas que tanto ellos cómo otras muchas naciones vecinas , cu ­
y a s costumbres se han mejorado algún tauto con el roce de los
iroqueses católicos venidos del C a n a d á , que no solamente p r o ­
híben la venganza , sino que tienen por principio el no re c ha­
zar la violencia con la fuerza , sino en caso de necesidad. E n
las memorias de B oneville se lee que los pies n e g r o s , h a b ie n ­
do cogido dos veces una tras otra unos 2 0 0 caballos á los n a ­
rices-horadadas , estos , aunque superaban en fuerza á sus a d ­
versarios , atendido el auxilio que les habían ofrecido los b la n­
c o s , no quisieron usar de ninguna represalia , porqu e el g r a n ­
de Esp íritu uo quiere ve n gan z as, y sobre todo porque con si­
deraban que pudiendo adquirir de sus hermanos los arracadas
cuantos caballos pudiesen uecesitar, era mucho mas razonable
obtenerlos por este m edio, que derram ar sangre iuútilmente.
M as no es esta la moral de los otros salvajes inmediatos á
los E sta d o s-U n id o s , situados al Este de las montañas. R o b a r
a sus enemigos es para ellos una virtud , del mismo modo que
es una perfección heróica el lle v a r la venganza hasta el ú l t i ­
mo extremo cuando les hurtan alguna cosa. E s t a diferencia
proviene de una oculta antipatía que los indios tienen á los
b la n c o s , á quienes consideran como sus o p r e s o r e s, lo cual es
causa de que se sofoque el gérmen de la civilización que Con
tanto afán se procura desarrollar eu su t r i b u ; siendo de notar
que los gastos considerables hechos por la filantropía am erica­
na para fomentarla agricu ltu ra eu aquellas mismas tribus, pro­
dujeron m u y pocos resultados. E n la tierra de los kauts y o
mismo he visto asolados los campos que se habían cultiv ado á
costa de ios Estados-Unidos. A s i pues para civ iliz a r los sa lv a ­
jes , y sobre todo para convertirlos , no basta la perspectiv a do
un bienestar puraraeute material.
L u e g o que dejamos la aldea de los kants , dos guerreros*
el uno prim er soldado de la nación, y el otro, á quien daban el
título de capitán , vinieron acompañándonos hasta el dia si­
guiente , y hubieran seguido mas adelante si no hubiesen te­
mido las crueles represálias de una partida de p aw oeses quo
habían salido para v e n g ar los asesinatos que he citado. L e s d i ­
mos con que poder fum ar el ca lu m e t, y se volvieron á la a l ­
dea por el camino mas c o r t o ; y lo acertaron, pues aua no ha­
bía dos dias que caminábamos , cuando alguuos de los nuestros
hallaron la partida en cuestión. L o s pawneses , aunque seis
veces mas numerosos que los k a u t s , siempre fueron batidos
por estos porque no tienea tanta m i ñ i , fuerza y valor como
sus rivales. Sin e m b a r g o , como parecía que habian tomado
perfectamente sus medidas y quo estaban aun exasperados por
lo que había ocurrido durante el in vie rn o, creíamos que so
bañarían en la sangre de sus e n e m ig o s , pero al cabo de do»
dias les vimos volver atrás. Los dos primeros que se acercaron
á nosotros se diétinguian , el uno por una c a b d ie r a que lle v a ­
ba colg ada al freno del c a b a l l o , y el otro por una bandera
americana que le servia de c a p a , señales de victoria que no»
hizo aug urar mal sobre la suerte de nuestros huéspedes. Pero
el gefe de la caravana habiéndoles preguntado por señas acerca
del resultado de su e x p e d ic ió n , supo que ni siquiera habian
visto al enemigo y que tenían mucha h am bre: se les dio d«
comer y fo mar pero comieron solamente , y contra la costum de los salvajes que después de una comida esperan siempre
otra , se fueron al instante con un aire que iudicaba no estabaa
m u y satisfechos. L a marcha repentina de aquellos hombres*
el haber dejado á un lado el c a lu m e t, la precipitada vuelta do
su e x p e d ic io o , la proximidad de sus tribus y su conocida afi­
ción al r o b o , todo contribuía á hacernos temer una tentativa
contra nuestras personas ó cuando menos contra nuestras ca b a ­
llerías y b a g a j e s , pero gracias á Dios fueron vanas nuestras
sospechas , pues ni uno siquiera volvim o s á ver.
L o s pawneses , aunque ladrones y e m busteros, son casi
verdaderos creyentes relativamente á la vida futura, y en cuan­
to á la observancia de sus ceremonias superticiosas son mas q u e
fariseos. E l b aile, la m úsica, asi como el ayuno , la oración y
el sacrificio forman una parte esencial de su culto. E l que tie­
nen mas acostum brado, es el que prestan á una ave rellena de
paja , y e r b a s y raíces , á las cuales atribuyen una virtud sobre­
natural. D ic en que este manitu fue enviado á sus antepasados
por el lucero del alba para que les sir viera de mediador en lo»
casos que tuviesen que im plo rar al cielo a lg ún favor. C uando
tratan de em prender algún negocio importante ó de librar ¿ la
tribu de algún azote ó calam idad , sacan el ave á la venera­
ción p ú b l i c a , y para que ella y el gran manitu de quien es el
enviado les sea favorable fuman el c a lu m e t , y el prim er h a ­
mo que sale lo dirigen al cielo hacia la parte en que brilla su
astro protector.
>
A la ofrenda del calumet los pawneses agregan en las oca­
siones mas solemnes el sacrificio sangrie nto, y á tenor de lo
q ue les ha revelado el a ve y la estrella , según ellos d i c e n , no
h a y cosa mas agrad ab le al grande espíritu como ofrecerle un
enemigo de la manera mas cruel. N o puede uno trazar sin e x tremeeerse los pormenores con que sacrificaron á una joven
Sciu sa el año de i
y en la época de la sementera para obte­
ner una buena cosecha.
E s t a muchacha que solo tenia 1 4 a ñ o s , después de haber
estado seis meses en la persuacion que la preparaban una fiesta
para la primavera , se alegraba cada vez que veia pasar el in­
vierno. Cuando llegó el dia de hacer la pretendida o v a c ió n ,
vistiéronla con sus mejores adornos y la colocarou en medio
de los guerreros que aparentaban escoltarla solamente por ho­
nor. C ada uno de estos salvajes ademas de las armas que traían
ocultas , llevaban dos pedazos de leña que la víctima les habia
regalado en señal de afecto. E l l a por su parte iba cargada con
tres postes ó pilares que la misma habia ayu dado á cortar la
víspera en el bosque in m e d ia to ; mas creyendo caminar á un
triunfo y no teniendo en la imaginación mas que ideas risueñas,
se iba acercando al lu gar del sacrificio sin el menor recelo y
con una mezcla de aquella timidez y alegría que son tan na­
turales en una niña que se ve colmada de obsequios.
E o toda la ca r re r a , que no fue c o r t a , el silencio solo se
interrumpió con cantos religiosos y repetidas invocaciones al
Maestro de la vida , cu yos preludios eran poco á propósito
para conservar la esperanza lisongera que le habia alimentado
hasta entonces. ¿ Mas qué sorpresa no seria la s u y a , cuando a l
llegar al sitio señalado no se la ofreció á la vista mas que ho­
g u e r a s , hachones é instrumentos de s u p li c io ? ¿ Q u i é n podrá
piutar la congoja de aq uella infeliz luego que conoció cuál ib a
á ser su s u e rte ? T ra s p a s a d a del mas profundo d o lo r , se d e s hacia en lágrimas gritando con las manos levantadas al cielo.
En vano su p licab a á sus verdugos que se compadeciesen de su
inocencia , de su ju ven tud y de sus padres , ni la mediación do
un blanco que se hallab a presente , ni sus amenazas y ofreci­
mientos pudieron abla ndar el corazón empedernido de aquellos
bárbaros. A pesar de la resistencia de esta joven la ataron
E l q ue ha revelado á los hombres toda su grandeza , con­
testó A t t a w a y levantando con fervor la vista al cielo , me ha
enseñado á v i v i r en esta soledad lejos de los impíos ; y esa
arma , añadió señalando la que tenia á sus pies , me ha pro­
porcionado los medios. O cupábam e en la caza , y mi hija iba
á venderla al mercado mas cercan o, trayendo con su pro ducto
lo necesario para nuestra subsistencia. P o r espacio de 1 0 años
lo hemos pasado b ie n , porque eo las fragosidades de estos bos­
q ues se encuentra mucha caza menor , y se puede decir que y o
solo los recorría á causa de que vagos temores alejan de este
sitio á los habitantes de las inmediaciones que creen reside
en ellos un espíritu maléfico
Pero [ a y ! acabo de e x p e ri­
mentar una de sgracia ñus te rrible que todas las que han pa­
sado por m í , añadió el solitario con acento dolorido. L a v e ­
jez me priva de mi postrer re c u rs o : tiempo há que conocía se
debilitaban mis fuerzas ; pero hoy me han abandonado de un
todo. D espués de haber andado algunas leguas por la selva , no
he podido perseguir un gamo que descub rí , y he vuelto á mi
choza sin nada
He cazado por la últim a v e z , y no tengo
otro medio de existir
j A h ! esta sentencia de muerte es mas
cruel que la que han fulminado contra mí los tribunales , p or­
que en ella en v u e lve también á mi hija.
A l oir estas p a la b ra s , un sentimiento de p ie d a d , un im pe­
tuoso deseo de ali viar tanta grandeza sumida en tan gran m i­
seria inflamó el corazón del jóven.
¿ Y uo teneis ninguna otra e sp era n za? exclam ó.
Y a lo veis , replicó A t t a w a y mostrándole el arma : la
escopeta del anciano cazador ha caido de sus manos.
_ ¿ Y si y o la le v a n ta s e , dijo W i l l i a m como hablando
consigo mismo en tono que podían o í r l e , y dirigiendo al cíelo
una mirada de inspiración ; si y o prestase á este anciano las
fuerzas que le faltan para manteoer á su hija , y fuese en lu gar
s u y o á buscar los recursos q u e encierra este bosque para traer
la ab undancia á su morada ? . . . ....
H a l l a r í a i s en ella en recompensa un asilo y un p a d r e , in ­
terrumpió A t t a w a y lleno de fervoroso entusiasmo.
A ce p to ese galardón , y desde mañana y o desempeñaré
vuestra tarea.
Y el cielo os colmará de v e n t u r a , j ó v e n , porque Dios
a y u d a al que trabaja para socorrer á sus semejantes necesi­
tados.
E s ta oferta , inspirada por efecto de una compasión ge n e ro ­
s a , 3e convirtió en un formal empeño. Gomo habian perecido
tantos puritano» en las disensiones religiosas, A t t a w a y cre yó
q ue W i l l i a m era hijo de algu no de los mártires de su creen­
cia , y por discreción se abstuvo de hacerle ninguna pregunta
acerca de su familia. Decidióse por fin que el recien llegado
permanecería en la cabaña del c a z a d o r , y que continuaría su
penosa profesión. Pero habia en ello un inconveniente q u e p o­
día producir obstáculos no pequeños: W il lia m no habia dispa­
rado nunca una arma de f u e g o , y era absolutamente incapaz
de matar un estornino.
E s o no os deteoga , dijo el anciano al oir esta ob ser­
v a c ió n : mi hija pasa por maestra en el manejo de las a r­
mas de fuego , y tan diestra como determ inada, lo mismo m ata
á una mariposa al vuelo que á un javalí en su cueva.
W i l l i a m pasó una noche apacible en la c a s il la f habitada
por la p ie d a d , y resguardada por las muchas encinas q u e la
c u biian por todos lados. A la madrugada del dia siguiente m a r­
chó en com pañía de A n a al bosque á re cib ir de una hermosa
y rubia doncella las primeras lecciones del penoso oficio de
cazador. A los pocos dias sobresalió eq e l , y al cabo de algú n
tiempo nunca volv ió á la cab aña sin venir ca rgad o de nume­
rosos trofeos.
3
3
4
4
3
83 9
(óe continuará )
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