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DRA. MARTA PULIDO, Editora Médica, Barcelona
PREPARACIÓN Y REDACCIÓN DEL ARTÍCULO CIENTÍFICO
Introducción
1. Planteamiento
2. Preparación
2.1 Autoría
2.1. 1 ¿Quiénes son los autores?
2.1. 2 Requerimientos de autoría
2.1. 3 Concepto de colaborador y sección de agradecimientos
2.1.4 Autoría por contribución
2.1.5 Autoría de los estudios multicéntricos
2.1.6 Autoría y patrocinio
2.2 Cuestiones éticas
2.2.1 Originalidad de la información
2.2.2 Ética de la citación
2.2.3 Publicación redundante
2.2.3 Conflictos de interés
2.3 Elección de la revista e información para los autores
3. Formato del artículo original
3.1 Título
3.2 Resumen estructurado
3.3 Introducción
3.4 Método
3.5 Resultados
3.6 Discusión y conclusiones
3.7 Agradecimientos
3.8 Bibliografía
3.9 Tablas y figuras
4. La técnica del escritor científico
4.1 Provisión de material
4.2 Elaboración del esquema
4.3 Redacción
4.3.1 Primer borrador
4.3.2 Revisión y corrección
5. Carta de presentación
6. Proceso editorial: la revisión por expertos
6.1 ¿Qué es la revisión por expertos?
6.2 ¿Quiénes son los expertos?
6.3 Competencias y obligaciones del experto
6.4 Derecho del experto y normas de ética
6.5 Correspondencia editor-autor
6.6 El futuro
Bibliografía
EL PROCESO DE REVISIÓN POR EXPERTOS
Bibliografía
GUÍAS PARA LA LECTURA CRÍTICA
Bibliografía
2
Introducción
La conversión de un estudio científico en un texto apto para publicar en una revista biomédica
es un proceso ciertamente complejo, que a todas luces abruma y desalienta al principiante. Los
escollos que han de salvarse durante la elaboración del artículo pueden ser tan arduos como los
obstáculos sorteados durante la ejecución del estudio. En términos generales, solo un núcleo
reducido de científicos escribe y publica con la suficiente asiduidad como para estar
familiarizado con las técnicas de redacción y los pormenores del proceso editorial, así como
para manejar con soltura los recursos electrónicos y las herramientas informáticas. Pero incluso
para este experimentado grupo, publicar artículos es difícil y duro.
Para lograr la aceptación de un manuscrito es indispensable que concurran dos
factores: 1) nivel científico adecuado de la información, y 2) estructura correcta del escrito en
cuanto a forma, estilo y presentación. A este respecto, se requiere el conocimiento de la
metodología de las publicaciones biomédicas, la destreza para el relato escrito, el criterio para
elegir la revista adecuada y la habilidad para seguir sus requerimientos, la aptitud para crear un
documento formalmente impecable y, por último, la capacidad para responder acertadamente a
las críticas surgidas durante el proceso de revisión por expertos (peer review).
La existencia de un volumen ingente de publicaciones periódicas, acrecentado por la
realidad de Internet, ha determinado la necesidad de tener que desarrollar criterios para la
selección de información. Por este motivo, los usuarios de la bibliografía biomédica (como
lectores o publicadores) tienden a ser cada vez más restrictivos, lo que, por otra parte, ha ido
perfilando un grupo de revistas de prestigio (con factor de impacto alto), cada vez más
solicitadas y progresivamente más exigentes para la aceptación de manuscritos. En el amplio
espectro de la calidad científica de los manuscritos médicos, pocos editores, incluso de revistas
de elite, tienen la suerte de recibir documentos realmente excepcionales y de interés singular,
cuya aceptación está casi asegurada. Por el contrario, un nutrido grupo de manuscritos
proporciona información irrelevante, de calidad metodológica dudosa, muy preliminar, poco útil
o redundante, lo que, aunado a la abundancia de la oferta, configura el alto porcentaje de
rechazo que tienen muchas revistas para los manuscritos no solicitados, es decir aquellos que los
autores mandan espontáneamente sin haber sido solicitados por el comité editorial. La mayoría
de revistas internacionales (y también algunas nacionales) rechazan un 60-70% de los
manuscritos, pero el porcentaje puede llegar hasta el 85-90% en algunas pocas.
En general, muchos trabajos enviados para publicación reflejan estudios adecuados y
satisfacen las exigencias mínimas de validez metodología, rigor científico y originalidad, y son
potencialmente aptos pare ser aceptados. Por consiguiente, es bastante probable que dentro de
esta categoría, la competencia entre manuscritos susceptibles de ser admitidos y, por ende,
3
publicados, sea muy disputada. Entre dos manuscritos parecidos en cuanto a calidad del
contenido científico, el mejor organizado, redactado y presentado tendrá notorias ventajas.
¿Cómo conseguir que la forma no desmerezca el fondo?. Veamos a continuación cuáles son las
etapas en la elaboración del manuscrito.
1. Planteamiento
Antes de pensar en cómo escribir, conviene decidir si la futura publicación tiene razón de ser.
Ello implica haber obtenido pruebas sólidas y respuestas claras en relación con la hipótesis
y objetivos previamente establecidos, así como haber calibrado la relevancia práctica y
aplicabilidad de las conclusiones a la luz del estado actual del conocimiento. Este proceso de
reflexión y autocrítica es extraordinariamente útil y necesario, porque evita justificaciones
en beneficio propio y elimina sobrestimaciones con respecto a la trascendencia del estudio,
el interés de los lectores o la revista más adecuada. Conviene tener presente que una
publicación debe proporcionar información sustancial desde el punto de vista científico, lo
que puede equivaler al desarrollo de nuevos conceptos, observación de hechos relevantes,
reevaluación crítica de investigaciones anteriores, reafirmación de datos escasamente
comprobados o ampliación de conocimientos en áreas fragmentarias o inciertas.
A continuación hay que decidir el formato del articulo y, de acuerdo con él,
seleccionar la revista idónea. Por ejemplo, no todas las revistas incluyen tipos diferentes al
clásico formato del artículo original, como “carta científica”, “nota clínica”, “original
breve” y otros. Algunas revistas únicamente aceptan cartas al editor cuando hacen
referencia a artículos previos publicados en la revista, mientras que otras aceptan como
carta cualquier comunicación de extensión reducida. Así pues, la variabilidad en cuestiones
de forma entre las diferentes revistas, incluso de una misma especialidad, puede ser muy
importante.
2. Preparación
Una vez ponderada la importancia real del mensaje científico representado por el estudio, y
decidida la estructura más adecuada del articulo comienza la etapa de preparación. Las
cuestiones que han de cumplirse en esta fase hacen referencia a los aspectos detallados a
continuación. Resolver desde el principio (antes de empezar la redacción) algunos aspectos
éticos y la selección de la revista favorece la eficacia del proceso y evita demoras
intempestivas.
2.1 Autoría
La intención de las publicaciones biomédicas es hacer llegar a los profesionales de las
ciencias de la salud, oportuna y puntualmente, información relevante derivada de estudios
4
científicos. El mecanismo principal consiste en la selección, edición y publicación de artículos
científicos originales, válidos y útiles. La profesión médica es, en esencia, quien sustenta estos
logros a través de la participación de sus miembros en la elaboración de artículos como
investigadores y escritores, a veces como revisores, sirviendo como editores o directores de
revistas, financiando las publicaciones como suscriptores o como simples lectores. En
contrapartida, la publicación biomédica sirve a los profesionales de la salud como uno de los
atributos más íntimamente relacionados con el prestigio y reconocimiento del mérito. El
resultado es la reivindicación de la autoría como logro principal de crédito y autoridad.
2.1.1 ¿Quiénes son los autores?
Los autores legítimos han participado activamente en el planteamiento y realización del
estudio y están capacitados para argumentar la pertinencia y el significado de los resultados; en
definitiva para defender el diseño, ejecución, hallazgos y conclusiones del proyecto. Además,
los auténticos autores redactan y elaboran el manuscrito y tienen competencia para la toma de
decisiones editoriales, básicamente relativas a la selección de la revista y al proceso previo a la
aceptación. En ellos recae la plena y última responsabilidad del contenido intelectual del
artículo y quienes, por tanto, no pueden eludir el compromiso de dar fe pública de él, lo que
determina una premisa ética principal: el lector acepta la lista de autores como una declaración
verídica de la persona o personas responsables del estudio.
Las demandas y los conflictos relacionados con la autenticidad de la autoría ha
experimentado un aumento desproporcionado, en parte por la evidencia creciente de prácticas
fraudulentas de autoría,1 pero esencialmente por la intensa presión para publicar (publish or
perish, publicar o morir) como actividad indispensable para la promoción profesional,
investigadora y académica.
Con el fin de restablecer un sentido de proporcionalidad, equilibrio y, sobre todo, de
confianza en la validez de la autoría como garante subsidiario de la publicación biomédica, las
normas de autoría elaboradas por los miembros del Comité Internacional de Editores de
Revistas Médicas (International Committee of Medical Journal Editors, ICMJE), también
conocido como “Grupo Vancouver”, constituyen la primera definición de autoría en el campo
de la biomedicina y, asimismo, son las recomendaciones que ha obtenido una difusión y
aprobación internacional más extensa.2 Es decir, incorporadas en la “información para los
autores” de un número considerable de revistas y adoptadas como buena práctica de publicación
por sectores crecientes de la comunidad científica.
Las normas de autoría del ICMJE, que forman parte de los Requisitos de Uniformidad
para Manuscritos presentados a Revistas Biomédicas (Uniform Requirements for Manuscripts
Submitted to Biomedical Journals) desde 1985,3 fueron elaboradas según los principios de
“intervención científica sustancial” y “capacidad para asumir la responsabilidad del estudio”,
5
reflejando opiniones autorizadas previas basadas en conceptos tradicionales de autoría médica.4
Las normas, asimismo, tenían implícito el propósito de frenar el incremento considerable del
número de firmantes observado de forma generalizada en las revistas biomédicas,5 así como la
esperanza de poner fin a los abusos de autoría,6,7 en concreto a la autoría “regalada” o
“recompensada” (gift authors), es decir la incorporación de personas de prestigio en la cabecera
de autores como estrategia para aumentar la credibilidad de una publicación, con ello, al mismo
tiempo, aumentar la posibilidad de que se acepte el manuscrito al ejercer “presión” sobre el
Comité Editorial.
2.1.2 Requerimientos de autoría
Los criterios iniciales de autoría del ICMJE de 1985 han sido objeto de pequeñas
modificaciones a lo largo de ediciones sucesivas de las declaraciones del Grupo Vancouver,
siendo los criterios actuales (última actualización de noviembre de 2003)8 los siguientes:
1. Todas las personas designadas como autores deben estar calificadas para cumplir los
criterios de autoría. Cada autor debe haber participado suficientemente en el estudio para ser
responsable públicamente de partes sustanciales de su contenido. Uno o varios autores deben
asumir la responsabilidad de todo el trabajo, de forma íntegra, desde su concepción hasta el
artículo publicado.
2. La otorgación del crédito de autoría se debe basar únicamente en contribuciones
sustanciales en los siguientes aspectos: a) contribuciones fundamentales en la concepción y
diseño, u obtención de datos, o análisis e interpretación de datos; b) redacción del artículo o
revisión crítica de partes importantes del contenido intelectual; y c) aprobación final de la
versión que ha de ser publicada. Las condiciones a, b y c deben cumplirse siempre. La
participación única en la obtención de financiación, recogida de datos, o supervisión general del
grupo de investigación, por si misma, no justifica la autoría (tabla 1).
Además, los requisitos de uniformidad otorgan explícitamente a los directores de
revistas el derecho a solicitar aclaraciones sobre cuál fue la participación de cada persona en un
estudio determinado y eventualmente proceder a su publicación. Por otra parte, el orden de los
autores debe establecerse por decisión conjunta de los coautores.8,9 Los autores, asimismo, han
de poder explicar las razones del orden elegido y tienen el derecho de justificar dicho orden en
un nota a pie de página. En este sentido, cuando en un proyecto colabora más de un autor
(generalmente dos) que hayan compartido la labor principal del trabajo y de la preparación del
manuscrito y equitativamente le hayan dedicado el mismo esfuerzo, éstos tendrán la misma
consideración de primeros autores. Dicha circunstancia quedará explícitamente mencionada en
la publicación original.
Los usuarios de la bibliografía han de confiar en la exactitud y validez de la información
científica. Esta confianza reside, en cierta forma, en el conocimiento y la seguridad de que
6
el(los) autor(es) ha(n) aceptado la responsabilidad pública de la información, lo que significa
poder defender el contenido del artículo incluyendo datos, pruebas y contrapruebas, así como
las conclusiones resultantes. Es indiscutible que ello proviene de la participación activa en el
trabajo representado por el artículo y en la preparación del manuscrito para su publicación, antes
y durante el proceso editorial. Esta responsabilidad también implica que el(los) autor(es) esté(n)
dispuesto(s) a reconocer públicamente errores de hecho o de interpretación descubiertos tras la
publicación y a exponer los motivos de la confusión. En caso de fraude, la obligación consiste
en aceptar la naturaleza y extensión del engaño y explicar, en lo posible, las causas del mismo.10
Las tareas relativas a la génesis y puesta en práctica del estudio son múltiples y muy
variadas, no tan sólo comparativamente entre investigaciones de la misma índole, sino en lo que
hacen referencia a diferentes tipos de estudios (investigaciones clínicas, epidemiológicas o de la
laboratorio, revisiones, series de casos, observaciones clínicas, etc.). En un amplio sentido, las
labores más comunes incluyen el desarrollo y formulación una hipótesis comprobable,
planteamiento de una cuestión específica pregunta a la que se pretende responder, recopilación y
análisis crítico de la evidencia disponible, extenso conocimiento de la bibliografía sobre el tema,
desarrollo del diseño, elaboración del protocolo, estrategia de análisis, selección y definición de
procedimientos, ejecución de trabajos, análisis de datos, discusión, e interpretación de los
resultados. En este último aspecto conviene hacer énfasis en el trabajo intelectual que comporta
el análisis de los hallazgos (a menudo ensombrecido por un excesivo énfasis en la relevancia de
la significación estadística sin hacer mención de la magnitud del efecto), es decir, recalcar la
importancia y validez de la argumentación crítica, coherencia y lógica del razonamiento,
discusión de la evidencia, reconocimiento de las limitaciones metodológicas y mesura en el
alcance y exposición de las conclusiones.
Por otra parte, nadie está en condiciones de hacerse responsable del contenido del
artículo y ser capaz de defender cualquiera de sus elementos críticos esenciales si no ha
participado en la redacción del manuscrito y en la revisión conceptual del texto. En este sentido,
las normas de Vancouver han venido a redimir la posición frecuentemente devaluada de la
redacción científica, tradicionalmente considerada de importancia secundaria o relegada a
colegas o ayudantes jóvenes (a veces bajo pretexto de formación) cuya participación real en el
estudio suele ser tangencial o con escasa responsabilidad.
En términos generales, conseguir la forma adecuada para transmitir la importancia real
del mensaje científico requiere un gran esfuerzo de creación, reflexión, claridad de pensamiento,
concreción, sencillez, paciencia y muchas otras cualidades.11 Asimismo, una buena disposición
para ir incorporando las sugerencias de los coautores en los sucesivos borradores. En esta etapa
de redacción y depuración es necesario el esfuerzo y la diligencia de todos para obtener la
aprobación de una versión final lista para ser valorada por el comité editorial. Para impedir
7
decisiones unilaterales, algunas revistas incluyen en las “declaraciones de autoría” que los
autores hayan “visto” (además de aprobado) la versión definitiva del manuscrito.
La edición de borradores internos, memorias, informes de trabajo o técnicos o cualquier
otro escrito dirigido a terceros debe incluir a los autores de la investigación en los mismos
términos en que los incluiría si se tratara de la publicación de un artículo. Este mismo criterio se
puede aplicar a la difusión de información en congresos o reuniones científicas en forma de
comunicación oral, póster, ponencia, etc. Los autores de la publicación completa que sigue a la
presentación preliminar de un trabajo en un congreso científico deben ser esencialmente los
mismos que figuraban en el resumen, aunque su orden puede variar dependiendo de su
participación ulterior en la finalización del proyecto.
2.1.3 Concepto de colaborador y sección de agradecimientos
En la práctica, la aplicación de los criterios de autoría del ICMJE excluye el
otorgamiento del crédito de autor para muchos tipos de participaciones, recomendando que
aquellos que contribuyeron al estudio pero cuya contribución no justifica la autoría (tabla 2),
sean nombrados en la sección de Agradecimientos del artículo.8,12 Es notorio que el
reconocimiento se refiere diferentes forma de participación o ayuda, incluyendo conceptual o
general (indicaciones o consejos sobre la investigación, ideas, comentarios particulares y
constructivos, sugerencias metodológicas, etc.); materiales y métodos (participación como
sujeto, tratamiento de pacientes, realización de mediciones, provisión de muestras, recogida de
datos, cuidado de animales, donación o préstamo de material y equipamiento, análisis
experimental, uso de instalaciones, etc.); análisis (análisis estadísticos, cálculos matemáticos,
tratamiento informatizado de datos, programación, desarrollo de programas informáticos, etc.);
personal (supervisión, coordinación, interés en la investigación, consejo, etc.); o editorial
(traducción, lectura del manuscrito, corrección técnica, edición del texto, etc.).13 Ciertos grupos
de personas que pueden haber sido colaboradores materiales de un artículo, pero cuyas
contribuciones no acreditan la autoría pueden nombrarse bajo el epígrafe de “investigadores
clínicos” o “miembros participantes”, añadiéndose su función o colaboración.
Siguiendo las recomendaciones del ICMJE, todos los colaboradores mencionados en la
sección de Agradecimientos, deben dar su permiso escrito.8 Esta condición ética se establece
con el propósito de prevenir que los lectores de la publicación pudieren hacer atribuciones o
endorsamiento de datos o conclusiones a las personas agradecidas.
2.1.4 Autoría por contribución, ¿quién contribuye a qué?
Sin embargo, los requerimientos del ICMJE para la asignación de autoría han sido
cuestionados por su excesiva rigidez y dificultades reales de cumplimiento en el ámbito de la
moderna investigación clínica.14Algunos estudios han puesto de manifiesto que muchos
8
investigadores desconocen los criterios de Vancouver, no están de acuerdo con ellos, o no los
respetan, sobre todo por la exigencia expresa de reunir las condiciones a, b y c (véase
Requerimientos de autoría). La progresiva complejidad de los estudios aumentando el número
de coautores y diluyendo, por otra parte, la responsabilidad que cada uno de ellos puede asumir
por un porcentaje notable del conjunto, unida a sistemas dispares de promoción académica que
pueden dar más valor al número de publicaciones o a los factores de impacto de las revistas que
a la verdadera participación de los firmantes, exacerban el problema.
Shapiro y colaboradores15 encuestaron a los primeros firmantes de 200 artículos de
investigación, como mínimo de cuatro autores, que habían sido publicados en 10 revistas
importantes de ciencias básicas e investigación clínica. En opinión de los 184 que respondieron,
un 26% de los firmantes no había participado de forma esencial en las tareas de concepción,
diseño, análisis, interpretación, redacción o revisión. En otro estudio llevado a cabo en
Inglaterra, Goodman16 puso en evidencia que una tercera parte de 84 primeros firmantes no
habían realizado “contribuciones sustanciales”, definidas por el ICMJE al contenido intelectual
de las publicaciones. La divergencia en la forma de pensar sobre autoría entre directores de
revistas y muchos científicos se hizo patente en los resultados de una encuesta entre 324
licenciados en período de formación en la Universidad de California, San Francisco.17 Al ser
preguntados sobre qué requerimientos además de los de Vancouver, consideraban justificantes
de autoría de un artículo de investigación, un 85% mencionó “realizar los experimentos o
recoger datos descritos en el artículo”, 47% “ser el jefe del servicio o laboratorio dónde se había
realizado el estudio” y 44% “obtener financiación para el proyecto”, --los tres conceptos están
excluidos del criterio de autoría del ICMJE como modo único de participación. Cuando se
preguntó acerca de su experiencia sobre lo que consideraron abusos de autoría, los datos fueron
aún más reveladores. Un 38% dijo que en sus publicaciones figuraban otros coautores que no
merecían la autoría por no cumplir ninguno de los requisitos que habían seleccionado, a un 37%
se les había pedido incluir nombres que, a su juicio, no merecían la autoría y un 20% manifestó
haber sido excluido como autor cuando lo consideraba legítimo. Por último, un 75% de los que
refirieron alguna experiencia personal adversa en cuestiones de autoría estaba dispuesto a incluir
autores ilegítimamente si ello pudiere favorecer la publicación o tuviera un impacto beneficioso
en su carrera.
Otros admiten llanamente que la “autoría es una moneda de cambio en un juego
económico”, trocada por material, información, experiencia tecnológica o lo que sea necesario
para llevar a cabo la investigación, o simplemente, “quienes hacen el trabajo” son los autores.18
Estas notables divergencias sobre la autoría de los artículos biomédicas pueden ser
explicadas, al menos en parte y a título individual, por los intereses reales que subyacen en la
publicación, tales como productividad, recursos para seguir investigando, empuje, desarrollo,
9
prestigio, promoción, carrera profesional, desarrollo y venta de productos, posición,
contribución científica, relaciones, influencia, o poder.
Todo ello ha originado un amplio debate acerca de los inconvenientes, abusos e
injusticias de utilizar un sistema lineal o mera lista de nombres debajo del título como fórmula
para dar crédito a los autores, aunque explícitamente muchas revistas obliguen a “declaraciones
de autoría”, firmadas por el primer autor en nombre de los demás, o por cada uno de ellos,
atestiguando el cumplimiento de los requerimientos de Vancouver (lo que de hecho lleva
implícito el conocimiento de las recomendaciones). La nueva y revulsiva propuesta de la
“autoría por contribución” ha sido elaborada y liderada desde finales de los años 90 por editores
de prestigiosas revistas biomédicas, especialmente anglosajonas.19,20 Desde la perspectiva de la
responsabilidad editorial y de los compromisos éticos y legales como pilares fundamentales, la
autoría por contribución es la respuesta al interés primordial de los directores de las revistas: la
integridad de la información publicada.
La autoría por contribución supone ampliar los requerimientos de uniformidad del
ICMJE, añadiendo la descripción exacta de las tareas efectuadas por cada contribuyente,21 así
como la creación, entre los autores, de la figura del garante (guarantor) quien (a veces quienes),
además de haber contribuido sustancialmente cumpliendo los criterios de autoría de Vancouver,
también habría(n) hecho un esfuerzo adicional para garantizar, avalar y responder por la
integridad científica del proyecto en su conjunto, antes de la publicación y después de la misma.
Así pues, previamente al envío del manuscrito, los autores deben discutir y ponerse de acuerdo
acerca de la contribución a desvelar de cada individuo y su influencia en el orden de los autores.
Asimismo, antes de empezar el estudio conviene decidir cuál sería el tipo de contribución
meritoria de autoría. Las revistas que han adoptado la normativa de la autoría por contribución,
que naturalmente no es excluyente de los requisitos de autoría del ICMJE, publican esta
información como nota al pie en la página del título, en un apéndice antes de los
Agradecimientos o al final del artículo.
De acuerdo con esta alternativa, los lectores y directores de revistas biomédicas no tan
sólo disponen de información precisa sobre la labor efectuada por cada individuo, sino que a la
hora de concursar, decidir méritos o asignar incentivos, se dispone de más elementos para
valorar el trabajo efectuado por cada persona, a mayor abundamiento consensuado con sus
colegas.
Es obvio que la solución de la autoría por contribución tampoco eliminará otros abusos
de autoría,22 como es el caso del escritor fantasma (ghost writer), redactores profesionales
silenciados en los Agradecimientos y desvinculados del proyecto contratados generalmente por
la industria para elaborar manuscritos y ahorrar tiempo, por ejemplo, para escribir revisiones o
puestas al día relacionadas con un producto, reclutando posteriormente a eminentes clínicos
para figurar como firmantes (autores “injertados”, grafted authors). Sin embargo, la autoría por
10
contribución supone un sistema más veraz, sencillo y flexible de atribución de crédito y
responsabilidad.
Para el devenir futuro se impone una reflexión sobre el cambio de denominación de
autor por contribuidor y lo que ello comporta. También se habla de un sistema libre y abierto, en
el que sin ningún constreñimiento se requiriera solamente una lista de contribuciones para cada
firmante, con la definición de uno o más garantes en los que residiría la atribución de haber
verificado la exactitud, validez e integridad científica de todo el trabajo y, en último término, la
responsabilidad de contestar y replicar a cuestiones acerca del estudio.
2.1.5 Autoría de los estudios multicéntricos
La autoría de estudios multicéntricos, a nivel nacional o internacional, generalmente
ensayos clínicos controlados, se asigna de forma creciente a los integrantes de un grupo. Las
normas de Vancouver requieren que todos los miembros del grupo mencionados en la línea de
autores cumplan totalmente los criterios de autoría del ICMJE.8 Para quienes no fuere así, y
previo consentimiento, su nombre deberá incluirse en los Agradecimientos. Para las autorías
corporativas, existen diferentes posibilidades23: 1) autores individuales y (and) el grupo (p. ej.
Marcos Primero, Antonio Segundo, Alberta Tercera y Grupo de Estudio de Enfermedades
Imaginarias); 2) autores individuales de parte del (en representación de) (for) grupo (p. ej.
Marcos Primero, Antonio Segundo, Alberta Tercera en nombre del Grupo de Estudio de
Enfermedades Imaginarias); y 3) autoría de grupo como modalidad única (p. ej. Grupo de
Estudio de Enfermedades Imaginarias). El uso de and y for para los ejemplos 1) y 2) es
importante en el mundo anglosajón donde dichas preposición y conjunción, respectivamente,
distinguen entre quienes y quienes no, cumplen criterios de autoría. Sin embargo, estas
puntualizaciones de forma deben ser discutidas de antemano entre los responsables del proyecto
y comentadas con el director de la revista para pactar fórmulas idóneas según la circunstancia.
En cualquier caso, e independientemente del sistema elegido y de la lista de contribuciones de
cada autor, es necesario identificar a los autores que componen los comités directivos,
ejecutivos, de redacción científica y otros.
La aplicación de los criterios de autoría dependiendo de un hipotético número de
participantes se resume en la tabla 3.
2.1.6 Autoría y patrocinio
Durante muchos años, los centros académicos y de investigación, así como los
investigadores clínicos independientes han sido las figuras clave en el diseño de ensayos
clínicos y, en su conjunto, el elemento crucial que ha permitido la introducción de un gran
número de nuevos tratamientos en la práctica médica contribuyendo a la calidad, rigor
intelectual e impacto tales investigaciones. Sin embargo, frente a la presión económica a nadie
11
escapa que muchos ensayos clínicos se llevan a cabo para facilitar la aprobación o mejorar el
posicionamiento de un producto, más que para comprobar una hipótesis científica novedosa.
Los autores de estudios relacionados con la industria, agencias de investigación
gubernamentales o patrocinadas por otros organismos que hayan establecido acuerdos
contractuales con estas entidades han de poder hacer público los detalles de su participación (y
del patrocinador), aceptar plena responsabilidad como autores por haber llevado a cabo el
estudio, haber tenido acceso a los datos y haber controlado la decisión de publicar.
Imposiciones o impedimentos, directos o indirectos, con respecto a los criterios de
autoría incluyendo la presentación parcial de datos o interpretaciones sesgadas por hallazgos
percibidos en detrimento del producto o de un resultado negativo, menoscabarían el derecho de
independencia y responsabilidad inherente a la autoría.24
Dado que ciertamente es casi imposible llegar a común acuerdo sobre los estándares de
autoría, el desglose de la contribución de cada autor parece una buena fórmula para luchar
contra los abusos y otorgar crédito a quien lo merece.
2.2 Cuestiones éticas
La práctica de una investigación científica de calidad y éticamente correcta implica
necesariamente un consenso entre los propios científicos con respecto al comportamiento y
forma de proceder en todos los aspectos relacionados con el trabajo y la comunicación de la
producción científica. Los códigos éticos o códigos de conducta, son declaraciones sistemáticas
de principios o reglas de conducta profesional apropiada, que generalmente establecen las
sociedades profesionales y las propias instituciones sanitarias. Este conjunto de declaraciones y
compromisos va más allá de lo que se establece en algunas normas jurídicas y amplía algunos
aspectos ya recogidos en preceptos específicos para la práctica de la investigación. Aunque las
dos finalidades principales son la mejora de la calidad de la ciencia y la prevención de
problemas de integridad en la investigación, las buenas prácticas de publicación también forman
parte de los requerimientos normativos.25
Si bien la integridad de la investigación y la ética de publicación deberían ser dos
procesos intrínsicamente dependientes, lo cierto es que la ética de la publicación no están tan
bien codificada como la de la investigación. Se puede argumentar que algunas violaciones son
relativamente inocuas, mientras que otras son potencialmente peligrosas.26 Por ejemplo, si a la
hora de publicar un autor reclama a otro la originalidad de la publicación, el daño producido, en
última instancia, no amenaza a la salud, en tanto la aplicación práctica de los resultados falsos
podría inferir graves perjuicios. Curiosamente, las cuestiones relativas a la ética en el campo de
la publicación biomédica han recibido escasa atención. La incorporación de términos
descriptores como publicación duplicada (duplicate publication), plagiarismo (plagiarism),
retractación de publicación (retraction of publication) o mala conducta científica (scientific
12
misconduct) en el directorio de palabras clave de la base de datos PubMed® tiene una
antigüedad inferior a los 15 años.27 Así pues, no es raro que muchos autores no estén
familiarizados con algunos preceptos éticos que atañen a la originalidad de la información,
deontología de estilo, ética de rectitud y veracidad, publicación redundante, conflictos de
interés, derechos de la propiedad intelectual, ética de citación y muchas otras obligaciones
relacionadas con los buenos hábitos de sinceridad, honestidad y veracidad, al igual que en otros
campos de la conducta humana. Por otra parte, la violación de las reglas, aunque a veces de
forma insidiosa y difícil de probar, actúa en descrédito del trasgresor y en última instancia, en
detrimento de la confianza pública en la ciencia.
2.2.1 Originalidad de la información
Cuando un autor somete un manuscrito a la consideración del comité editorial de una
revista se da por sentado que está ofreciendo información original, nueva, no publicada
previamente. Ello implica, además, la no simultaneidad, es decir, no mandar a la vez el mismo
manuscrito para que sea evaluado por otra u otras revistas. El envío simultáneo es ilícito, entre
otros motivos, porque malgasta tiempo, recursos y esfuerzos del proceso editorial y de las
personas implicadas en el mismo, por ejemplo, los revisores o expertos. Los autores también
han de saber que tampoco es ético mandar el mismo manuscrito a diferentes revistas cuando el
envío no es simultáneo y aunque éstas se publiquen en países diferentes y en otros idiomas. Las
normas de Vancouver8 indican claramente en qué circunstancias una publicación secundaria, en
el mismo u otro idioma, especialmente dirigida a lectores de otros países, puede estar justificada
e incluso ser beneficiosa teniendo en cuenta que se cumplan las siguientes condiciones: 1) los
autores deben haber recibido la aprobación de los editores de ambas revistas, especialmente del
editor involucrado en la publicación secundaria, el cual además tiene que disponer de una
fotocopia o separata de la publicación primaria; 2) se ha de respetar la prioridad de la
publicación primaria, es decir, ambos artículos han de aparecer secuencialmente en un intervalo
de tiempo (como mínimo una semana); 3) se recomienda elaborar una versión reducida para la
segunda publicación, cuyos datos deben ser fieles reflejo de la primera; y 4) en una nota al pie
de la primera página se debe indicar que “este artículo está basado en un estudio primero
publicado en [título de la revista, con la referencia completa]”.
El concepto de originalidad de la información (tabla 4), sin embargo, no señala la
necesidad de que el manuscrito no hubiera sido evaluado y rechazado previamente por una o
varias revistas, de modo que el proceso de envío, valoración y rechazo acontece, para cada
revista, en tiempos diferentes. Naturalmente, es deseable que la elección de la revista sea lo más
acertada posible, con el fin de evitar las demoras relacionadas con el imperativo de esperar una
decisión para proceder al próximo envío.
13
No hay ninguna objeción a que la información se haya difundido con anterioridad en
forma de una presentación oral en un congreso o de la publicación exclusiva del resumen
(generalmente el que se manda al comité científico del congreso como paso previo a la
aceptación de la comunicación oral o presentación del póster). Se acepta que la publicación
anterior, por ejemplo, en el libro de resúmenes del congreso, de información inferior a 400
palabras no viola el principio de originalidad de la información cuando la versión completa se
somete a la consideración de una revista. Sin embargo, la presentación previa debe indicarse
claramente a pie de la página del título, mencionando el nombre del congreso o reunión, la
ciudad de celebración, la fecha y el país, por ejemplo:
•
Presentado en el XXII Congreso de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria,
Barcelona, España, del 15 al 29 de julio de 2002.
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Presentado y publicado en forma de resumen en el libro de actas del XIII Congreso de
la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria Barcelona, España, del 15 al 29 de julio
de 2002.
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Presentado en forma de póster en el XXII Congreso de la Sociedad Española de
Farmacia Hospitalaria, Barcelona, España, del 15 al 29 de julio de 2002.
Considerando que el resumen suele ser el único elemento permanente y visible de la
comunicación oral, no parece excesivo demandar que los datos expuestos sean meticulosamente
comprobados y, asimismo, que se coteje con su homónimo del futuro manuscrito. Aunque
aproximadamente la mitad de los resúmenes presentados a congresos no prosperan en la
publicación posterior del artículo, cuando ello sucede (aproximadamente en los tres años
siguientes), se constatan considerables diferencias entre el resumen y el artículo en términos de
los objetivos, número de sujetos, autores y conclusiones.28-31
2.2.2 Ética de la citación
Las referencias bibliográficas reflejan las fuentes de información utilizadas en la
concepción y diseño del estudio, por tanto, dos atributos esenciales se refieren a su
disponibilidad (o sea que los autores tengan los artículos) y la exactitud de la cita. Es evidente
que la lista de referencias bibliográficas debe incluir exclusivamente aquellos documentos
consultados que, además, deben ser válidos y asequibles. La validez es sinónima de garantía de
credibilidad, haciendo referencia de mayor a menor a información publicada en revistas
periódicas con peer review, libros y monografías, tesis doctorales, y libros de actas, ponencias y
resúmenes, entre otros. La asequibilidad se refiere al uso de fuentes de información comunes y
fácilmente localizables, de modo que cualquier profesional podría localizar los documentos
mencionados en la bibliografía y utilizarlos como fuente de información para otros estudios
ulteriores o con otros fines. Es cierto que la disponibilidad por Internet y la publicación
electrónica facilita la recuperación inmediata de las referencias.
14
La definición del marco científico apropiado en la génesis de la investigación científica
y de cualquier estudio es una premisa indiscutible que asegura la pertinencia, viabilidad,
novedad, necesidad y utilidad del trabajo. Ningún estudio será adecuado si no se concibió en el
marco del estado actual del conocimiento. Por consiguiente, otro distintivo del buen hacer en lo
que atañe a la bibliografía se refiere a su inmediatez o actualidad. En una palabra, las referencias
bibliográficas deben contener documentos recientes, como promedio indicativo, de los últimos
tres años.
La ética de la citación pasa por garantizar el crédito de otros autores, aunque sean
competidores directos, así como por la autocitación de artículos relacionados. En este último
aspecto, la falta de transparencia generalmente levanta la sospecha de publicación redundante o
duplicada (tabla 5).
La exactitud de las referencias bibliográficas tiene una doble vertiente: fiel reflejo del
documento original (consultado) y garantía de veracidad de las fuentes utilizadas para avalar la
información presentada. La comprobación de faltas en los elementos que componen las
referencias, por ejemplo en las extraídas de revistas periódicas, --autores, título, revista y datos
de impresión (año, volumen, páginas primera y última--, corresponde a errores de citación, en
tanto que los errores de referencia se originan cuando al leer el original, se descubre que el
contenido del mismo es inapropiado para apoyar la argumentación. Aunque la exactitud de las
referencias bibliográficas es competencia exclusiva de los autores y las revistas biomédicas
declinan su responsabilidad al respecto, diversos estudios publicados en la literatura nacional e
internacional demuestran que los errores, especialmente los de citación, son muy frecuentes, con
porcentajes globales que varían del 25% al 65% en función de las especialidades de las revistas
y el número de referencias comprobadas.32-36 La copia de referencias incorrectas ya publicadas
en otros artículos, sin acudir a la fuente original se ha sugerido como una de las causas más
probables de error y, a la vez, de mecanismo perpetuador, e incluso acrecentador, de transmisión
de información errónea.32,37,38 Por otra parte, una vez establecida la cadena de reproducción
equivocada, hay que remontarse a la primera cita para comprobar los datos y corregir el
problema, aunque, de hecho, esta solución no resuelve el que otros autores puedan seguir
usando citas equivocadas como fuente de referencia posterior, ni el fracaso de la bibliografía
para proporcionar información válida. Por todo ellos, los autores no pueden eludir la obligación
de proporcionar referencias bibliográficas auténticas y fidedignas y las editoriales de establecer
sistemas de control para garantizar la autenticidad de la bibliografía. El uso generalizado de
Internet a través del cual las referencias bibliográficas pueden compararse electrónicamente con
bases de datos aparentemente precisas contribuirá es un importante recurso para resolver la
inexactitud de citación.
2.2.3 Publicación redundante
15
La publicación redundante o publicación duplicada se refiere a la publicación de un
artículo que coincide o se solapa sustancialmente con otro ya publicado.8 Un ejemplo clásico es
el fraccionamiento intencionado de datos de un mismo estudio para ser difundidos en varias
revistas (salami papers) (tabla 5). Es verdad que dos artículos no tienen por qué ser idénticos
para ser sustancialmente iguales, pero cuando a la pregunta ¿proporcionan o se adquieren
nuevos conocimientos? la respuesta es negativa, hay motivos justificados para sospechar la
redundancia. Además, varios autores (casi siempre en el mismo orden) figuran en ambas
publicaciones, el tema es el mismo, la población de estudio es igual o muy similar, los datos se
han recogido durante el mismo periodo, la metodología es típicamente idéntica, algunas tablas o
figuras pueden coincidir, y los resultados, pero especialmente, su interpretación varía muy poco.
Esta forma de “autoplagio”, naturalmente sin automención de las otras unidades independientes,
desaprovecha páginas y espacio, consume múltiples recursos innecesariamente y actúa en
detrimento de la importancia del estudio, ya que los lectores pueden fácilmente subestimar la
totalidad del proyecto por la lectura de los diferentes fragmentos.39-41
Sin embargo, el amplio abanico de conducta fraudulenta también incluye casos
extremos de publicación de datos falsos, estudios inventados y plagio literal.42 Los escándalos
de algunos de estos comportamientos (affaire Darsee, por ejemplo) condicionaron la
publicación de un gran número de editoriales y tomas de posición al respecto por parte de
muchas revistas, motivando una amplia polémica sobre los conceptos de autor, coautor y
responsabilidad de autoría.40 Con el uso generalizado de Internet suele ser fácil descubrir las
publicaciones duplicadas, especialmente cuando los autores son idénticos, pero aunque las
revistas tomen posiciones en el sentido de vetar sus páginas para artículos posteriores firmados
por dichos autores, o bien se publiquen notas de advertencia, disculpa o subsanamiento de error,
incluso retracciones que constan como tales en las bases de datos, la utilidad práctica de estas
medidas es escasa frente al daño ingerido a la bibliografía biomédica y a la comunidad
científica.
Por otra parte, el uso masivo de las publicaciones electrónicas y las suscripciones
institucionales a un gran número de revistas ofrecen al tramposo las mejores condiciones para
adentrarse en el camino del engaño y el fraude, con la herramienta de “copiar y pegar” de
nuestros programas informáticos como su principal blasón. La piratería a través de este sistema
no tiene límites y desgraciadamente no ha hecho más que empezar.43,44 Aunque existan leyes de
la propiedad intelectual y derechos de reproducción, por ejemplo, ¿cómo controlar la
originalidad de una discusión elaborada casi instantáneamente por la copia de párrafos de otras?,
¿qué hacer cuando un autor reconoce que le han plagiado y ni tan siquiera le han citado en la
bibliografía?, ¿cómo saber que una microfotografía es de un caso y no de otro? …
La creciente apreciación de problemas relacionados con la integridad científica en todos
sus componentes, desde la concepción de la investigación hasta la publicación de los resultados,
16
movió, en 1997, a la creación de un comité sobre ética de la publicación (Committee on
Publication Ethics, COPE) bajo los auspicios del BMJ Publishing Group.45,46 Los diferentes
grupos de trabajo han elaborado una serie de definiciones y recomendaciones, no preceptivas,
sobre diferentes aspectos, tales como diseño de los estudios y aprobación por los comités de
ética, análisis de datos, autoría, conflictos de interés, cómo tratar el mal comportamiento
(misconduct), publicación redundante, revisión por expertos, plagio, deberes de los editores,
relaciones con los medios de comunicación y publicidad en las revistas científicas. Además de
resolver los problemas de alegatos sobre estas cuestiones, el COPE publica anualmente
diferentes acuerdos, definiciones y recomendaciones al respecto. Cuanto menos, es una útil
herramienta a la que acudir para solicitar información, pedir consejo o discutir casos concretos.
2.2.4 Conflictos de interés
Los autores han de conocer que cuando envían un manuscrito para su publicación son
responsables de reconocer y revelar la existencia de conflictos de intereses (por ejemplo, un
empleo determinado, consultoría, cobro de honorarios, propiedad de patentes, relaciones
financieras con la industria farmacéutica, etc.) que hubieren podido introducir un sesgo en el
estudio. Los autores deben reconocer claramente en la primera página del manuscrito (a veces
en la sección de Agradecimientos) todas las ayudas económicas recibidas para efectuar la
investigación, --en su totalidad o en parte--, incluyendo el nombre completo de agencia u
organismo oficial que ha proporcionado la ayuda, número de la beca, ciudad y país (tabla 5).
Los cargos de algunos autores que pudieran originar un conflicto de interés (por ejemplo, en los
estudios de intervención o ensayos clínicos, el director del departamento científico de un
laboratorio cuyo fármaco es motivo del ensayo), deben quedar claramente desvelados en la
cabecera de autores.
Los expertos que actúan como revisores, así como los directores y demás miembros
consultados en la valoración de los artículos también deben informar sobre cualquier conflicto
de interés que pudiera influir en la ecuanimidad de sus opiniones, renunciando a su cometido en
caso de no poder emitir un juicio objetivo.
Los autores también deben conocer las declaraciones del ICMJE referentes a la libertad
e integridad editoriales, confidencialidad, las revistas y los medios de comunicación, publicidad,
el papel de la sección de correspondencia, manuscritos opuestos basados en el mismo estudio,
recomendaciones para poner información de una revista biomédica en Internet, y correcciones y
retractación de resultados de la investigación.8,24
En resumen, la comunidad científica no puede ser ajena al deterioro de la calidad de las
publicaciones biomédicas como consecuencia, entre otros, de la falta de integridad en la
investigación, la inexactitud, el plagio o la violación de los derechos de la propiedad intelectual.
Si los autores por sí mismos no asumen la responsabilidad ética a la hora de elaborar un
17
manuscrito, solo restaría esperar un grado de exigencia y compromiso, cada vez más alto, por
parte de los editores, así como la gestión de comités de ética que, en cada centro, supervisaran
los trabajos de investigación y la honestidad y honradez de las publicaciones derivadas de los
mismos.46
2.3 Elección de la revista e información para los autores
La elección de la revista adecuada (lograr la aceptación al primer intento) no es fácil
porque muchas veces los investigadores consideran temas marginales no relacionados
estrictamente con las posibilidades reales del trabajo o la relevancia de las conclusiones,
dejándose influenciar por el factor de impacto o el prestigio de la revista (tabla 6). Además, la
sobrevaloración del estudio casi siempre resulta en uno o varios intentos fallidos. Teniendo en
cuenta el largo tiempo que puede transcurrir desde la formulación de la hipótesis hasta la
publicación (hasta 2-3 años)47 y que la competencia por la prioridad en la autoría de muchas
investigaciones es cada vez más fuerte, la selección de la revista diana puede tener una
importancia máxima. Por otra parte, el creciente interés en las revistas anglosajonas deja a las
revistas nacionales cada vez más desprotegidas y auténticamente indefensas para captar
originales si, además, no están incluidas en las bases de datos.48
Desgraciadamente no existen criterios ciertos para basar la decisión de enviar el
manuscrito a tal o cual revista con garantía de aceptación, si bien conviene considerar algunas
de las siguientes cuestiones:
•
Experiencia previa, es decir haber enviado algún manuscrito anteriormente, tanto si
fue aceptado como rechazado.
•
Consultar las instrucciones para los autores y tratar de entrever si el propósito y las
áreas científicas que cubre la revista coinciden con el tema del artículo.
•
Revisar la revista a través de sus páginas electrónicas para conocer la información
publicada en el último año. Además, es importante hacer una búsqueda, por ejemplo,
por palabras contenidas en el título para ver qué artículos sobre el tema se han
publicado y si conviene incluir alguno de ellos en la bibliografía.
•
Si la revista es el órgano de expresión de una sociedad científica y algunos de los
autores son miembros de la misma, esta circunstancia puede ser favorable.
•
Prestigio de la revista (también el factor de impacto) lo que en principio indicaría un
proceso de peer review de calidad.
•
La opinión de todos los firmantes o expertos externos (incluyendo el editor médico).
Es necesario llegar a un consenso en este punto, porque en la carta de presentación
(cover/covering/transmittal letter) hay que mencionar que “todos los autores han visto
y aprobado la versión final que se manda a la revista.”
18
•
Cuando existen revistas especializadas o subespecializadas conviene no perder el
tiempo en revistas generales porque las posibilidades de un tema de especialidad
interese un amplio colectivo de lectores son escasas. Una de las razones más
frecuentes de rechazo es que el artículo no es de interés para la revista (no quiere
decir que el estudio esté mal hecho, no sea original, ni pertinente). Por otra parte,
recibir una respuesta positiva tras la primera evaluación, tampoco implica ninguna
garantía de que el trabajo será aceptado.
•
A veces se argumenta que los contactos personales, por ejemplo, conocer al editor o
miembros del equipo editorial puede ser de ayuda, pero editores y expertos deben
cumplir el principio de la imparcialidad8,24,49 y no aceptan compromisos basados en la
amistad o en otras razones ajenas a la mera relevancia científica del trabajo.
•
Cuando hay varias revistas posibles, o se tiene duda acerca alguna de ellas, sí se
puede hacer un contacto con el editor (llamar por teléfono o escribir una carta),
explicando las peculiaridades del estudio y preguntando si cree que sería de interés
para la revista.50 Es posible que una negativa desilusione, pero a la larga ahorra
tiempo y esfuerzo.
Algunos de los motivos por cuales se rechazan los artículos son los siguientes: la
cuestión investigada no es científicamente relevante, el tema no es original (ya se sabe) o de
actualidad, no se comprueba la hipótesis, el diseño del estudio tiene limitaciones importantes
(por ejemplo, falta un grupo control), la población de estudio es escasa, la metodología
estadística es inadecuada, las conclusiones no están justificadas por los hallazgos del estudio, y
el manuscrito tiene defectos de forma (errores de estructura, mal redactado, falta de orden, etc.).
Una vez elegida la revista, es preciso obtener la “información para los autores”y leer
atentamente dicha información (a veces extraordinariamente compleja) para conocer un gran
número de detalles referentes a la política y requerimientos editoriales, así como detalles de
estilo, presentación y envío del manuscrito. La tecnología aplicada al proceso editorial ha
supuesto un ahorro notable de tiempo (por ejemplo, el envío del manuscrito es casi instantáneo),
pero ha complicado las exigencias relativas al formato, soporte electrónico y otros muchos
requerimientos (por ejemplo, en las figuras). Además de las innumerables especificaciones
relativas a la forma del manuscrito, conviene conocer la política editorial sobre publicaciones
previas, autoría corporativa, numero de autores, extensión de los agradecimientos, coste por la
evaluación del documento, coste por publicación, coste por publicación de figuras en color, etc.
El seguimiento de las recomendaciones por parte de los autores contribuye a mejorar la calidad
y claridad de los manuscritos, así como el trabajo de corrección editorial. La guía de Internet de
la Mulford Library (http://www.mco.edu/lib/instr/libinsta.html) es un recurso muy útil para
disponer de las “instrucciones para los autores” de más de 3.500 revistas biomédicas,
accediendo directamente a la fuente primaria o sea a las páginas web respectivas.51
19
3. Formato del artículo original
El IMRyD (“introducción”, “métodos”, “resultados” y “discusión”) es el formato convencional
del artículo original, es decir, estudios uni o multicéntricos que se llevan a cabo para responder a
una pregunta (hipótesis) o problema que merece ser investigado. Mediante los hallazgos del
estudio y a través de su interpretación (y comparación con otros trabajos) se ofrece la
conclusión, o sea la respuesta a la pregunta planteada. La estructura IMRyD para el artículo
original, cuyo uso generalizado se implantó desde 1970, aunque rígida, permite la lectura por
módulos y facilita la revisión durante el proceso editorial.52
Los artículos originales se enmarcan en un gran número de diseños, principalmente
estudios longitudinales (prospectivos y retrospectivos) y estudios transversales.53 Los estudios
prospectivos incluyen los ensayos de intervención deliberada (estudios experimentales),
secuencial o paralela (ensayo clínico controlado) y los estudios observacionales. En los estudios
transversales, la causa y el efecto (desenlace) se miden al mismo tiempo, de modo que no hay
una secuencia temporal, a diferencia de la presencia de un intervalo de tiempo en el estudio
longitudinal. Cuando la secuencia o muestreo se establece de situación de partida (causa) al
desenlace, es decir, la variable final se refiere a presuntos determinantes del resultado, se trata
de un estudio de cohortes (o prospectivo), por ejemplo, un estudio de seguimiento del
tratamiento de una enfermedad o un ensayo clínico randomizado que compara la supervivencia
en pacientes que reciben diferentes tratamientos. Cuando se establece la secuencia contraria, de
desenlace a situación de partida, se trata de un estudio caso-control (generalmente
retrospectivos). En estos estudio se identifican grupos de individuos con la enfermedad y sin
ella y luego se mira hacia atrás en el tiempo para detectar diferencias en las variables predictoras
que pudieran explicar por qué los casos desarrollan la enfermedad y los controles no. Las
inferencias científicas y los métodos estadísticos dependen decisivamente del tipo de diseño, así
como del enfoque prospectivo o retrospectivo del estudio.
3.1Título
El título del artículo es el primer elemento identificador, tiene el 100% de audiencia, es
decir, los lectores potenciales seleccionan la información de interés por la lectura inicial del
título. Un buen título debe ser informativo, claro, conciso y específico, reflejando con exactitud
el tema y propósito del estudio. Si se trata de un estudio experimental, el modelo animal, por
ejemplo, debe indicarse en el título. A veces conviene añadir un subtítulo específico para
proporcionar detalles relativos al diseño o método del estudio. Con respecto a la longitud, la
mayoría de revistas aconsejan entre 80 y 90 espacios. Como norma deben estar exentos de
siglas. Además del título, la primera página del manuscrito debe incluir los nombres de los
20
autores y filiaciones respectivas (de menor a mayor: unidad, sección, servicio, departamento,
división, hospital, facultad y universidad), ciudad y país. Otros datos son los siguientes: a)
nombre y dirección completa (teléfono, fax, correo electrónico) del autores responsable de la
correspondencia relativa al trabajo, b) título abreviado de 40-45 espacios (en las versiones en
papel se imprime en la parte superior de las páginas), c) becas, subvenciones y ayudas recibidas,
d) presentación previa en alguna reunión o congreso (ver sección 2.2.1 Originalidad de la
información) y e) declaración de descargo de conflicto de interés. Algunas revistas piden el
cómputo del número de palabras del texto, así como el de tablas y figuras (arbitrariamente se
suelen asignar 500 palabras para cada tabla).
3.2 Resumen
El resumen es un elemento esencial ya que es la única parte visible del artículo que
aparece en las bases de datos, por otra parte, sin ninguna modificación, tal y como fue escrito
por los autores. Por lo tanto, suele ser la parte más leída del trabajo. Es importante que cumpla
los cinco requisitos siguientes:
1. Poder ser comprendido sin necesidad de leer total o parcialmente el artículo
(autoexplicativo, autosuficiente).
2. Estar redactado en términos concretos desarrollando los puntos esenciales del
artículo.
3. Extensión limitada, generalmente a un máximo de 250 palabras, aunque algunas
revistas permiten una extensión mayor para primer el aspecto informativo.
4. No debe incluir datos o material no citado en el texto, ni referencias bibliográficas.
5. Su ordenación conservará el esquema general del artículo en miniatura, casi siempre
de acuerdo con la modalidad de resumen estructurado en varios epígrafes.
Con el fin de hacer los resúmenes más informativos, facilitar una mejor aproximación al
estudio representado por el resumen y en beneficio de la uniformidad, en 1987 se propuso la
modalidad de “resumen estructurado”.54 utilizando un vocabulario estandarizado para cada uno
de los epígrafes. Aunque los siete encabezamientos más usuales suelen ser: a) objetivo, b)
diseño, c) emplazamiento o lugar, d) pacientes o participantes, e) intervención, f) mediciones y
resultados principales y g) conclusiones, muchas revistas sintetizan estos epígrafes en los cuatro
siguientes: fundamento, métodos, resultados y conclusiones.55 Con respecto a la redacción debe
ser claro, fácil de leer, presentando resultados numéricos precisos y su significación estadística.
Las conclusiones deben estar basadas en los datos presentados en el resumen. Si se utiliza
alguna sigla debe exponerse su significado la primera vez que se utiliza. Las conclusiones no
deben ser una simple repetición de resultados (error muy frecuente). Algunas revistas sustituyen
este término por el de “interpretación (de los resultados)”: qué implica, qué impacto tienen los
hallazgos. Algunos errores frecuentes cometidos en el resumen se muestran en la tabla 7.
21
3.3 Introducción
La introducción es la primera parte del artículo propiamente dicho. Su propósito es
identificar claramente la cuestión investigada: el qué y por qué del estudio. Es preciso describir
sucintamente el estado actual del conocimiento para poder razonar y justificar la realización del
trabajo. Para ello hay que identifica el problema y relatar sus antecedentes de acuerdo con la
evidencia derivada de los estudios previos, todo ello sustentado con referencias bibliográficas
relevantes y recientes. Una revisión inadecuada de la literatura durante la génesis del estudio
puede comportar una deficiente definición del conocimiento científico y tener como resultado la
planificación de un estudio de escasa originalidad, actualidad o carente de pertinencia. La
hipótesis establecida y el objetivo del estudio deben estar claramente expresados en el último
párrafo de la introducción, usando el pretérito como tiempo verbal. Si hay varios objetivos,
conviene numerarlos de mayor a menor rango, o indicar “objetivo primario” y “objetivos
secundarios”. Por otra parte, la introducción proporciona inmediatamente una primera impresión
de la capacidad de los autores como científicos y escritores. Una introducción muy larga suele
ser demasiado general, y una demasiado corta puede no referir con claridad el por qué era
necesario lleva a cabo la investigación (tabla 8). La extensión de esta sección no debe superar
un par de páginas (una página y media suele ser suficiente), a menos que se trate de un tema
muy nuevo o muy especializado que justifique una información más amplia.
3.4 Método
El apartado de métodos (pacientes y método, material y método) responde a la pregunta
¿cómo se realizó la investigación?. La palabra método se suele utilizar en singular por su
significado genérico. Conceptualmente se refiere a cómo se busca la respuesta a la hipótesis y,
dependiendo del planteamiento y del método, cuál será la credibilidad de la evidencia que luego
se presentará en la sección de Resultados. La información incluida en esta sección debe ser
suficientemente exhaustiva para permitir al lector replicar el estudio. Por ello en un estudio
clínico, por ejemplo, siguiendo la secuencia lógica referida en el protocolo de investigación, hay
que definir los siguientes aspectos:
•
Diseño del estudio, periodo de tiempo y lugar en qué se llevó a cabo.
•
Definición de la condición (o enfermedad) y de los sujetos del estudio, así como de los
controles (criterios de inclusión y exclusión).
•
Métodos para seleccionar a la población de estudio.
•
Descripción pormenorizada del tratamiento incluyendo el método de asignación y el uso
de procedimiento del enmascaramiento.
•
Definición de las variables en las que se evaluó la respuesta u otros efectos.
22
•
Procedimientos de medición de las variables.
•
Especificación de las observaciones realizadas. Criterios de pérdida, abandono, efectos
adversos, complicaciones, seguimiento, puntos finales para el análisis, etc.
•
Normas éticas: aprobación del estudio (institucional, autonómico o estatal, o
Declaración de Helsinki) consentimiento informado, cumplimiento sobre el cuidado de
animales de laboratorio.
•
Descripción del método estadístico. Hay que especificar la técnica utilizada para el
tratamiento de cada grupo de variables. No es suficiente decir que se utilizará el paquete
SPSS o similar. Si hay un cálculo previo del tamaño de la muestra, este procedimiento
debe referirse claramente, así como mencionar cómo se expresan los resultados.
En lo que se refiere a la identificación de técnicas o procedimientos, basta con dar la
referencia bibliográfica, pero si se hizo alguna modificación, ésta debe explicarse con detalle.
En cuanto a los aparatos empleados (también reactivos) debe darse el nombre del fabricante y
dirección (ciudad y país) entre paréntesis. Cuando se administran fármacos, el nombre genérico
es suficiente. Hay que tener en cuenta que no se deben proporcionar datos que permitan
identificar a los pacientes (nombres, iniciales, números de historia clínica). Cuando el estudio
fue largo y complejo es conveniente separar la información en epígrafes, tales como: diseño del
estudio, sujetos, intervención (tratamiento), medidas y otras observaciones y análisis estadístico.
La claridad en la descripción de las diferentes etapas es esencial, ya que muchos errores derivan
de la falta de concreción (tabla 9).
3.5 Resultados
En esta sección se describen los hallazgos del estudio, casi siempre acompañándose de
datos presentados en forma de tablas o gráficamente (figuras). Es importante explicar los
resultados de forma lógica, empezando con la descripción de la población de estudio (es muy
útil hacer un diagrama de flujo), los datos generales antes de la intervención (basales), los
resultados globales después del tratamiento, los resultados estratificados según las variables de
interés, etc. Hay que da cuenta de los abandonos, los efectos adversos, las incidencias,
complicaciones y, especialmente, asegurarse que los hallazgos principales, los que una vez
interpretados justificarán las conclusiones, están claramente referidos. Las tablas y figuras
deben complementar al texto, evitando duplicar información cuando se usan estos recursos
(tabla 10). Los hallazgos se acompañará de los resultados estadísticos correspondientes. En
definitiva, los resultados proporcionan la evidencia necesaria para contestar a la pregunta que
motivó la investigación.
3.6 Discusión y conclusiones
23
La discusión interpreta los resultados a la luz del juicio de los propios autores y en el
contexto de la evidencia derivada de estudios ya publicados en la literatura. Conviene utilizar un
estilo argumentativo en contraposición del estilo narrativo de las secciones anteriores y que el
razonamiento crítico sea directo, sencillo y comedido. No hay que olvidar la obviedad de que
las interpretaciones han de estas basadas en los resultados obtenidos, ni que a la hora de
comprar con estudios previos hay que mencionar tanto los que están a favor como los que están
en contra.56,57 Citar publicaciones favorables es una forma común de sesgo. También es
imprescindible señalar las limitaciones del estudio, así como sus fortalezas y ventajas o las
características que lo hacen único. En este sentido también hay que discutir los datos negativos
o los hallazgos inesperados. No sólo es importante buscar el significado de los resultados
limitados al contexto de la investigación, sino en términos reales de importancia clínica y
aplicabilidad. El lector debería contemplar está sección como su oportunidad para estar de
acuerdo o poner en tela de juicio la interpretación del autor. Lamentablemente, muchas
discusiones son una mera repetición de los resultados, un comentario superficial o la copia
amañada de las discusiones de otros. No es necesario alargarse excesivamente, tres o cuatro
páginas suelen ser suficientes, ni extenderse demasiado en deducciones y especulaciones.
El último párrafo de la discusión contiene las conclusiones del estudio, claras, directas y
sólidas basadas en los hechos y que responden a los objetivos, así como sugerencias para
futuros estudios si ciertamente la investigación apuntara en este sentido. Añadir como coletilla
la frase “se necesitan más estudios...” es impropio.
De forma similar al resumen estructurado, también se ha propuesto estructurar la
discusión en: a) explicación de los principales hallazgos, b) consistencias y limitaciones del
estudio, c) consistencias y limitaciones en relación con otros estudios, comentando
especialmente cualquier diferencia en los resultados, d) significado del estudio y posibles
mecanismos e implicaciones prácticas y, e) preguntas sin respuesta para investigaciones
futuras.58 Los errores más frecuentes para esta sección se detallan en la tabla 11.
3.7 Agradecimientos
Cuando se ha participado en el estudio, pero no se cumplen los requisitos de autoría8,24
el agradecimiento expreso de los autores a dichas colaboraciones tiene cabida en esta sección
(ver 2.1.3 El concepto de colaborador y la sección de agradecimientos). Los tipos de
colaboraciones son diversas desde conceptual o general (sugerencias, críticas, comentarios), de
participación (donación de material, uso de instalaciones, cuidado de animales, recopilación de
datos, realización de trabajo de campo, cuidado de pacientes), referentes al análisis (estadístico,
informático, matemático), editorial (edición, corrección, traducción) o personal (estímulo,
aliento, interés). Aunque las becas o ayudas recibidas se suelen mencionar en la página del
título, a veces algunas revistas incluyen estos datos en los agradecimientos.
24
3.8 Bibliografía
Los documentos incluidos en la bibliografía son las fuentes de información más
importantes consultadas y revisadas por los autores cuando planificaron el estudio y escribieron
el manuscrito (ver 2.2.2 Ética de la citación). Además de que las referencia contenga todos los
elementos (p.ej., autores, título, siglas de la revista, año de publicación, volumen y páginas
inicial y final) y estén exentas de error, la lista debe ser limitada (aproximadamente 30-40 para
el artículo original), como mínimo el 80% debe reflejar documentos primarios publicados en
revistas y más del 70% de las citas deben ser de los últimos 5 años. Para los documentos
electrónicos hay que incluir la URL y la fecha de consulta. Cuando se conozca, también hay que
añadir el número del identificador de objetos digitales (Digital Object Identifier,
http://www.doi.org) al final de la referencia. La regla común es ordenar las referencias
bibliográficas por orden de aparición, usando números arábigos en el texto (volados, entre
paréntesis o corchetes). Si un artículo dá muchas vueltas (es rechazado por varias revistas) hay
que actualizar la bibliografía. Es conveniente incluir referencias bibliográficas de la revista a la
cual se manda el artículo.
3.9 Tablas y figuras
No hay que ser un experto para construir tablas y figuras sencillas, adecuadas y
efectivas. Ambos recursos complementan el texto (generalmente los resultados),
proporcionando datos numéricos o mostrando variaciones y tendencias.59 Cuatro suele ser el
número ideal (cualquier combinación: dos tablas y dos figuras o una y tres, según sea oportuno)
Sin embargo, cuando se tiene duda sobre la conveniencia de una figura, lo mejor es abstenerse.
En cambio, una figura es imprescindible para aportar la evidencia de una conclusión (p.ej. DNA
fingerprinting demostrando la igualdad de dos cepas) Tanto las figuras como las tablas deben
ser autoexplicativas, es decir, deben poderse comprender sin necesidad de recurrir al texto. Con
respecto a las tablas, deben tener un título, encabezamientos claros de filas y columnas
(incluyendo las unidades numéricas), los datos del campo de la tabla (evitando no repetir) y las
notas al pie para información adicional. Las leyendas de las figuras (gráficas, diagramas,
fotografías, etc.) deben contribuir a mejorar las comprensión de la imagen. Los autores han de
tener presente que muchos lectores no pueden estar familiarizados con el tema, por lo que es útil
señalar los datos más llamativos con flechas o signos cuyo significado debe exponerse en el pie
de la figura. Cuando se trate de imágenes histológicas se incluirá el método de tinción y la
amplificación microscópica original.
4. La técnica del escritor científico
25
4.1 Provisión del material
Antes de empezar a escribir es preciso haber recogido las pruebas documentales y
disponer de los datos de la investigación y material relacionado, como radiografías, hojas
operatorias, informes de laboratorio, historias clínicas, imágenes histológicas, anotaciones
personales, registros gráficos, fotografías, cálculos estadísticos, u otros datos; las fuentes de
información (artículos a incluir en la bibliografía); la “información para los autores” de la
revista escogida, y, finalmente, el texto de cualquier presentación previa del estudio (resumen,
póster o comunicación oral). Es útil tener acceso a guías metodológicas y estadísticas (p.ej. la
declaración CONSORT en el caso del ensayo clínico60). Los diccionarios (de la lengua, de
sinónimos y antónimos, terminológicos) son de gran ayuda cuando llega el momento de revisar
y corregir el manuscrito.
4.2 Elaboración del esquema
Un error fundamental del autor inexperto consiste en precipitarse a escribir cuando solo
se tiene una idea tosca y poco elaborada de lo que se quiere decir. Es natural que este primer
intento acabe en unos papeles emborronados de frases chapuceras e ideas confusas, con el
consiguiente desánimo. Algunos autores con experiencia son capaces de crear escritos
completos y coherentes desde el principio, pero muchas veces no se sabe cómo empezar. El
primer paso es hacer un guión del tema del articulo, componiendo provisionalmente sus
diferentes partes. Para ello, basta con definir, mediante una serie de nombres o frases ordenadas
jerárquicamente, cual será la materia que se desarrollara en cada uno de los apartados. El
segundo paso consiste en expandir el guión temático, elaborando un guión de oraciones, o sea,
concretando lo que quiere expresarse sobre los apartados del esquema anterior. Cada oración
resume la cuestión clave (concepto que ha de razonarse) de los futuros párrafos del artículo y, a
través de su sucesión, va desmenuzándose el hilo argumental. La construcción de oraciones
suele poner de manifiesto lagunas de lógica, no aparentes en el guión anterior, y prepara al
escritor para la fase de redacción del manuscrito. La etapa preparatoria termina con la reflexión
sobre el use de tablas y figuras, a fin de decidir que pruebas y evidencias conviene presentar en
forma tabular o gráficamente.
4.3 Redacción
4.3.1 Primer borrador
A partir de este momento es necesario considerar el artículo en su totalidad y escribir
el primer borrador, prosiguiendo ininterrumpidamente, desde el principio hasta el final. Más
que elaborar una serie de párrafos inconexos, el propósito es lograr la unidad: el manuscrito
completo. Ningún autor alcanza la perfección en la redacción del primer borrador. Se trata
solo de escribir, sin preocuparse excesivamente del estilo de la prosa, ya que en las sucesivas
26
revisiones irán eliminándose los inevitables defectos. Las faltas son mas aparentes y fáciles de
enmendar cuando se dispone de un borrador íntegro. Suele ser útil comenzar a escribir por los
apartados que se conocen mejor, generalmente “métodos” y “resultados”. Para no encallarse
en la introducción, puede ser suficiente escribir la hipótesis y el objetivo del estudio, para
volver a ella después de haber redactado la discusión. De esta forma, se evita incluir en la
generalidades del tema o descripciones de hechos bien conocidos en la introducción, así como
información que de forma natural ya se ha escrito en la discusión. Es importante que este
primer texto se adapte a los requerimientos de la revista.
Aunque conviene elaborar una versión completa por defectuosa que parezca, el
trabajo de redactar el primer borrador es el más difícil y agotador. Casi nunca puede llevarse a
cabo en una sola jornada, aunque conviene que no transcurran demasiados días entre cada
sesión.
4.3.2 Revisión y corrección
Antes de distribuir el texto a los coautores, quien o quienes escribieron el primer
borrador han de corregir su contenido, con las siguientes intenciones:
•
Asegurar que la finalidad real del asunto (mensaje que quiere transmitirse) llegue
clara y directamente al lector, lo que equivale a estar redactado de forma directa y
sencilla.
•
Comprobar que cada sección del manuscrito contenga la información necesaria y
cumpla su propósito. Por ejemplo, el titulo, es informativo y refleja el tema del
estudio?, y el resumen, use ajusta en longitud y estructura a las normas de la revista?,
contiene la información sustancial para actuar coma sustituto del texto?. La
hipótesis y los objetivos, están claramente expuestos al final de la introducción?. Se
describe el método con precisión para que el estudio pueda repetirse?. Los
resultados, describen ordenada y adecuadamente todos los hallazgos?. Las
conclusiones, se fundamentan en los datos del estudio?
•
En la Discusión, hay que comprobar que la línea argumental sigua una secuencia
coherente y que el razonamiento sea lógico y completo. Asimismo, conviene
detallar las limitaciones del estudio, comprobar que no existan errores de citación y
que las interpretaciones y descripciones que se hacen de otros estudios ya
publicados sean correctas y estén exentas de sesgo.
•
Eliminar repeticiones, errores numéricos en las diferentes partes del texto, jerga,
acrónimos inadecuados, anglicismos, etc.
Seguidamente, se procederá a elaborar el segundo borrador, el cual se puede distribuir a
los coautores. De ellos se espera una revisión crítica del contenido y comentarios constructivos.
Una vez incorporados los cambios sugeridos por los coautores, el manuscrito aún no está listo.
27
Durante el proceso hace falta una nueva revisión bibliográfica y prestar atención al título y el
resumen (¿aún se pueden mejorar?). En la etapa final de perfeccionamiento hay que leer
cuidadosamente el documento, comprobar la conformidad con los requerimientos de la revista,
la exactitud de las referencias bibliográficas, los números en las tablas, la corrección gramatical
y ortográfica (no fiarse de los correctores del Word) y otros detalles de estilo. Para terminar, es
indispensable haber obtenido la aprobación del contenido del manuscrito por parte de todos los
firmantes.
5. Carta de presentación
Tanto si la revista escogida tiene un sistema de envío electrónico como en papel
convencional, es necesario que el autor responsable de la correspondencia redacte la carta
de presentación dirigida al editor. En ella se incluye el título del artículo, la sección de la
revista para cual opta la publicación, información breve y sucinta sobre la originalidad y
relevancia del estudio (por qué es importante, por qué es importante para dicha revista), así
como el nombre y dirección del autor. La carta también incluye otras especificaciones
mencionando la inclusión de formularios (autoría, conflictos de interés, cesión de los
derechos de la propiedad intelectual), separatas de artículos previos o críticas de expertos
recibidas en envíos anteriores a otras revistas.8
6. Proceso editorial: revisión por expertos
El profesional de las ciencias de la salud que desee conseguir una beca, publicar su estudio en
una revista biomédica o presentar una comunicación en un congreso científico no podrá eludir la
revisión por expertos. Asimismo, en algún momento de su carrera clínica, académica o
investigadora asumiendo que ya ha experimentado el proceso por sí mismo y está familiarizado
con el tema, se le pedirá que actúe como revisor para evaluar un resumen, un manuscrito o una
solicitud de ayuda para un proyecto de investigación, probablemente con escasas
recomendaciones o sin ninguna guía, dándose por sentado que conoce perfectamente la
cuestión.
6.1 ¿Qué es la revisión por expertos?
Aunque prácticamente todos los clínicos y científicos han oído hablar del peer review,
raramente se mencionan sus diversas funciones, a menudo llevadas a cabo por grupos de
personas diferentes. En general, se utiliza para describir el sistema formal a través del cual
personas ajenas a un estudio científico, pero con amplios conocimientos sobre el tema, proceden
a su análisis y valoración. También se usa por extensión, para hacer referencia a la evaluación
del trabajo de un individuo, grupo o departamento. Aplicado a las revistas biomédicas, --sin
duda, su aspecto más conocido--, consiste en un proceso integrado en la sistemática editorial
28
como filtro de selección y control de calidad de los manuscritos en la etapa previa a la
aceptación. Los comentarios críticos de los lectores después de la publicación de los artículos
constituyen la “revisión post-publicación”.
En el campo de las revistas biomédicas, la incorporación del peer review (peer: persona
igual en estatus social, rango, edad, etc., review: revisar) supone integrar en la mecánica
editorial la evaluación independiente (generalmente anónima) por colegas especializados como
característica distintiva de objetividad y garantía de calidad del material publicado. El peer
review también se conoce como revisión por “pares”, “árbitros” o “sistema de arbitraje”,
mayoritariamente en otros países de habla hispana por la traducción latinoamericana del término
peer anglosajón.
Las principales revistas científicas basan gran parte de su prestigio en el peer review, ya
que sus lectores son sabedores del papel esencial que supone la revisión crítica de los
documentos en la fase pre-publicación. Por otra parte, la revisión por expertos constituye uno de
los criterios cualitativos para clasificar a las fuentes de información de la literatura biomédica:
revistas con y sin adopción del sistema de revisión independiente.
6.2 ¿Quiénes son los expertos?
Cuando los miembros del comité editorial de una revista no tienen la capacidad
científica suficiente para analizar de forma promenorizada y exhaustiva el contenido de un
manuscrito que por su interés científico, diseño y estructura tendría posibilidades de ser
aceptado a priori para publicación, se considera la intervención del experto, conocido también
como revisor, evaluador o asesor. El experto es un científico cuya reconocida pericia le permite
opinar sobre la validez, originalidad, pertinencia y relevancia del estudio. Actúa
desinteresadamente dándose por entendido que tener acceso a información confidencial (no
publicada) es una de las mejores formas de recompensa. La tarea de evaluar un manuscrito
como experto debe tomarse como un honor, responsabilidad moral para con la ciencia y deber
para con los lectores de la revista y otros compañeros de profesión. Especialmente cabe
considerar la elección como una prueba de reconocimiento público y prestigio personal.
Asimismo, el trabajo del experto puede ser ciego y anónimo, es decir, el revisor
desconoce la autoría del manuscrito, aunque también hay revistas que mandan el artículo
completo con toda la información. En general, aunque la revisión no haga a ciegas, raramente se
desvela la identidad del revisor a los autores. Muchas revistas, sin embargo, publican
anualmente y por orden alfabético los nombres de los expertos que han servido a la revista
durante este periodo como forma de reconocimiento público, pero sin la correspondencia del
revisor con el artículo evaluado. Por otra parte, también es frecuente que los expertos se
beneficien de suscripciones gratuitas de las revistas para las colaboran asiduamente. El servicio
29
a las revistas científicas como experto es un mérito que conviene mencionar en el curriculum
vitae.
Tras la valoración de los diferentes aspectos del contenido científico del manuscrito, el
experto emite una opinión no vinculante sobre la conveniencia de su posible aceptación (con o
sin modificaciones) o rechazo. Hay que tener muy claro que la labor del revisor es asesorar al
comité editorial de la revista y que las decisiones durante el proceso editorial y la decisión final
de aceptación o rechazo es competencia exclusiva de dicho comité en la figura del director de la
revista, editor jefe o secretario general (terminología y escalafón jerárquico variable en función
de la estructura interna de cada revista).
Un buen experto debe tener unas características bien definidas.61 Ante todo, ser un buen
conocedor de la materia de que trata el manuscrito que revisa. Además, tener una gran
capacidad de juicio, saber redactar, y poseer un espíritu de servicio, imparcialidad, equilibrio,
honradez y discreción. Se ha comprobado que el experto ideal debe tener una cierta edad
(alrededor de 40 años), experiencia en investigación, poseer una cierta graduación médica o
académica, ser un publicador asiduo, pertenecer a instituciones de prestigio y, por último,
disponer de tiempo para invertir en la evaluación de los artículos. Muchos expertos actúan como
tales para más de una revista, habiéndose demostrado que el tiempo invertido en la evaluación
es inversamente proporcional al número de revistas a las que sirven.
El método que usan los comités editoriales de las revistas para elegir a un experto
determinado presenta muchas variaciones. Algunas de ellas tienen confeccionada una base de
datos con nombres y materias de interés (puede contener miles de nombres), otras escogen
preferentemente entre miembros de los diferentes comités que integran la revista, otras entre
miembros de una sociedad, otras por conocimiento y relaciones personales, otras por autores de
publicaciones previas en su revista, otras por búsqueda bibliográfica, otras siguiendo la
sugerencia de nombres de revisores en la carta de presentación del manuscrito, y otras, por
revisiones previas consideradas muy satisfactorias. Otra forma frecuente es pidiendo consejo a
revisores de confianza, ya consagrados en la revista.
Un elemento clave en la selección del experto es la diligencia y puntualidad en el
servicio porque de ello depende la fluidez del proceso editorial y el cumplimiento con los plazos
establecidos, no tan solo en beneficio de la propia revista, sino especialmente como
consideración a los autores del trabajo. Todas las revistas consideran prioritario reducir al
máximo el tiempo de demora en las sucesivas fases editoriales. En la situación actual del
protagonismo de Internet, la mayoría de revistas establecen un contacto previo con el revisor
potencial por correo electrónico (a veces por fax o por teléfono) solicitando la colaboración y
especificando en qué términos. Para más información acerca del área de competencia científica
del revisor, es frecuente que se adjunte el resumen del manuscrito en esta petición previa. El
tiempo de revisión suele ser variable, casi siempre inferior a dos o tres semanas, pero puede ser
30
de pocos días cuando el todo el proceso se lleva a cabo por la vía electrónica. Para algunos
manuscritos manuscritos que optan a secciones de publicación muy rápida (p. ej. fast track), el
intervalo establecido puede ser aún menor. Fast track es la denominación anglosajona que
indica “curso rápido” (máxima diligencia en el proceso editorial) y se aplica a trabajos que por
sus características de novedad, rabiosa actualidad, repercusión para la salud, etc., merecen una
publicación casi inmediata.
Un revisor consciente debe: 1) confirmar sin demora que puede o no puede evaluar el
manuscrito en el tiempo estipulado, 2) informar al editor para qué revistas sirve como experto
con más frecuencia y el número aproximado de manuscritos que puede evaluar por año, 3) saber
de antemano que sus comentarios han de ser objetivos y carentes de sesgo y, 4) no delegar la
revisión en otra persona sin haberlo comunidado previamente al editor.
6.3 Competencias y obligaciones del experto
La evaluación de un manuscrito debe ser profunda, lo que no se logra si no se sigue un
procedimiento sistemático. Cada revista tiene sus propias peculiaridades con respecto a las
recomendaciones o guías para los expertos. Los sistemas pueden variar desde “ninguna
recomendación” a una “lista de recomendaciones” o check list más o menos extensa y
pormenorizada.62 Más aún, diferentes listas de recomendaciones para diversos tipos de expertos,
generales o estadísticos.63 Sin embargo, muchas revistas son parcas en estas indicaciones y casi
todas mantienen sus normas en el ámbito estricto de la revista sin proceder a su publicación o a
la difusión pública de las mismas.Con independencia de las guías que pueda establecer cada
revista, el experto debe prestar atención al contenido científico, estructura (forma) del
manuscrito y estilo de la redacción científica. Por último, también debe considerar la idoneidad
de la publicación para la revista que solicita la revisión.
Antes de empezar, conviene prepararse mentalmente para un trabajo de crítica
constructiva caracterizado por emitir juicios razonados e imparciales que ayuden al editor de la
revista a tomar la decisión correcta y, por ende, a los autores a introducir los cambios necesarios
y a mejorar el manuscrito. Se recomienda, en primer lugar, una lectura general y completa del
documento para hacerse una idea global del estudio, antes de proceder a la revisión cuidadosa
de cada una de las secciones del manuscrito. A lo largo de la lectura inicial es muy útil ir
anotando errores, pequeñas faltas o preguntas menores (en hoja separada, no sobre el
manuscrito) para añadirlos a la revisión y que, de otro modo, fácilmente podrían pasar
inadvertidos. Estos pequeños comentarios no solo son valiosos para el editor y el autor, sino que
en cierta forma cercioran que el manuscrito ha sido leído en su totalidad.
Revisión del contenido. Después de la primera lectura, procede la evaluación de la
cuestión científica, calidad del estudio y contenido del manuscrito. Precisamente ha sido
requerido como experto para analizar este aspecto importantísimo en el que se incluyen la
31
pertinencia, originalidad y actualidad de la investigación, siguiendo con la idoneidad del diseño
y del método (incluyendo el enfoque estadístico) para contrastar la hipótesis, responder a la
pregunta de la investigación o alcanzar los objetivos propuestos, la interpretación de los
resultados, la solidez de la discusión y la adecuación de las conclusiones.
Revisión del estilo. La adecuación del contenido científico no puede disociarse de la
forma, es decir, de los buenos atributos de la redacción científica: claridad, concisión, sencillez,
precisión, lógica y coherencia. Es indiscutible que el lenguaje y el estilo influyen notablemente
en la legibilidad del texto y claridad del mensaje del estudio, por lo tanto, se espera del experto
que también haga sugerencias para eliminar ambigüedades, artificios, coloquialismos, jerga,
deducciones inapropiadas, imprecisiones, etc. Cualquiera de estos comentarios para mejorar la
presentación siempre serán bien recibidos. Desconfiar del experto que sólo hace observaciones
de estilo y/o que dice que no hay que hacer ninguna modificación, que todo está bien. Es que no
se lo ha mirado o no sabe.
6.4 Derechos del experto y normas de ética
Del mismo modo que el experto tiene unas obligaciones, con la imparcialidad como su
mayor virtud, también tiene unos derechos, tales como el respecto al anonimato (si la revista
tiene establecido un sistema de revisión enmascarado), el conocimiento de las críticas de otros
expertos para el mismo manuscrito, la revisión de la nueva versión del modificada por los
autores con el fin de valorar si sus recomendaciones han sido correctamente atendidas, la
decisión final del comité editorial y las cartas de réplica de los autores cuando se pudieren
cuestionar algunos aspectos de su informe.
Referente a las normas de éticas,8 además de un juicio objetivo y desapasionado, el
experto debe declinar la invitación si exiten conflictos de interés (personales, laborales,
contractuales, etc.), si no se considera lo suficientemente preparado o si no puede asegurar el
cumplimiento del plazo establecido. El trabajo de revisión debe efectuarse por uno mismo y en
solitario, no estando permitido delegar la evaluacióna terceras personas, discutir el manuscrito
con otros científicos, ni fotocopiar o guardar copias del material. La demora injustificada y las
críticas desorbitadas por interés personal son conductas éticas desautorizadas. La más
deleznable es la copia o plagio del estudio.
A la pregunta de si los revisores ¿cobran por este trabajo?, la respuesta es no. Algunas
revistas, sin embargo, tienen establecidos honorarios profesionales para la revisión de
determinados manuscritos, como los fast track.
6.6 Correspondencia editor-autor
Una vez recibidos y valorados los informes de los expertos, prácticamente todas las
revistas requieren a más de uno (en general, entre dos y cuatro), el editor de la revista comunica
32
el resultado del proceso al autor adjuntándole una copia de las sugerencias de los expertos. En
este punto y de acuerdo con la indicación del editor (modificación con o sin compromiso de
aceptación posterior, rechazo) comienza un nuevo trabajo para los autores, que consiste en
considerar cada uno de los comentarios de los expertos, introducir los cambios solicitados,
preperar una nueva versión del texto y una carta de contestación detallada para cada una de las
críticas del experto, así como una carta de presentación del manuscrito modificado dirigida al
editor. En los peores casos, la búsqueda de una nueva revista.
Las decisiones de rechazo deben considerarse definitivas, aunque en casos infrecuentes,
el autor puede tener sospechas fundadas de que los juicios no han sido imparciales y solicitar
una nueva revisión. En esta situación, el manuscrito puede ser revisado por otro experto o
comenzar todo el proceso como si fuera un original nuevo.
6.5.El futuro
Si bien el proceso de revisión por expertos puede ser criticado por las posibilidades de
abuso y comportamiento inadecuado de asesores y editores, así como por la confianza excesiva
depositada en el sistema, especialmente por parte de los comités editoriales, hasta el presente
sigue siendo el único método (o “menos malo”) para evaluar la calidad y validez de los trabajos
antes de su publicación. En este sentido, no se vislumbra que las revistas (en papel o
electrónicas) vayan a renunciar a él. En el otro extremo, la propuesta de grandes depósitos
electrónicos de libre acceso para autores y lectores, no parece acabar de prosperar por el
inconveniente principal de la enorme heterogeneidad de los contenidos y falta de selección.
La revisión por expertos ciega y anónima, tal como la venimos conociendo está
cambiando, y cambiará, hacia un sistema de mayor transparencia en el cual sea una obligación o
no haya impedimento para conocer la identidad de autores y expertos (revisión abierta). Esta
mayor claridad del proceso editorial también se refiere a que los autores puedan incluir
libremente una la lista de expertos potenciales para su manuscrito, así como los nombres de
aquéllos que expresamente no se desean que pudieren ser requeridos como tales. Finalmente, las
revistas deben incorporar las herramientas necesarias para velar por la honestidad del peer
review e incorporar en su sistemática editorial el método adecuado para encauzar las demandas
o reclamaciones que pudieran surgir por cualquiera de las partes implicadas.
33
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62. Bosch F, Guardiola E y Grupo de Trabajo del Esteve Foundation Workshop 2002. Lista de
comprobación (checklist) abreviada para la evaluación de artículos de investigación biomédica
básica. Med Clin (Barc) 2003;121:228-230.
63. Bachetti P. Peer review statistics in medical research: the other problem. BMJ 2002;324:1271-1273.
36
Tabla 1. Requerimientos de autoría del Comité Internacional de Editores de Revistas Biomédicas8
*
1.
Participación que garantice la responsabilidad pública del estudio.
2.
Contribuciones fundamentales* en:
•
Concebir y diseñar el estudio.
•
Obtener datos, analizarlos e interpretarlos
•
Redacción del artículo o revisión crítica de partes importantes del contenido intelectual
•
Aprobación de la versión que ha de ser publicada
Los epígrafes del segundo punto han de cumplirse siempre.
37
Tabla 2. Ejemplos de tareas aisladas que no justifican la autoría, siempre y cuando no se cumplan
los Requisitos de autoría8
•
Sugerencia de que el (los) autor (es) legítimos trabajen en un problema.
•
Informe habitual del cuidado o servicio del médico, enfermera o farmacéutico.
•
Sugerencia de la utilización de un tipo de diseño.
•
Observaciones y medidas por métodos habituales.
•
Revisión de la literatura o búsqueda bibliográfica.
•
Recogida o entrada de datos en programas informáticos.
•
Medidas diagnósticas o terapéuticas (o de cualquier otra índole) que se habrían adoptado igual sin
que se hubiera escrito el artículo.
•
Razonamientos habituales (por ejemplo, informes).
•
Opiniones, sugerencias o consejos de cualquier índole.
•
Gestiones por amistad, compromiso o consulta profesional.
•
Provisión de material.
•
Uso de una instalación.
•
Tratamiento de pacientes.
•
Cuidado de animales de experimentación.
•
Participación como sujeto en el estudio.
•
Interés en la investigación o comentarios constructivos.
•
Orientación, supervisión (jefe de servicio, director del laboratario, etc.).
•
Consejo relacionado con el aspecto científico o desarrollo del proyecto.
•
Participación como parte de la rutina del trabajo (se hubiera hecho igual sin la realización del
estudio).
•
Asesoramiento o trabajo profesional independiente, generalmente remunerado (análisis estadístico,
cálculos, entrada de datos, traducción, labor editorial, etc.).
•
Testimonio de exactitud de los hechos y datos comunicados.
•
Revisiones técnicas o puntuales.
•
Críticas de borradores o sugerencias de revisión.
38
Tabla 3. Ejemplos de la aplicación de criterios de autoría dependiendo de un hipotético número de
firmantes
1.
Pocos participantes (p. ej. estudios de un solo centro).
•
Requisitos de autoría8
•
Autoría por contribución
-
Asignación y reconocimiento explícito de las contribuciones particulares de cada autor
mencionadas en las recomendaciones de autoría del ICMJE y otras.
-
Designación de garante(s).
• Autoría abierta: declaración de contribución
-
Reconocimiento explícito de las contribuciones particulares de cada autor sin tener en
cuanta si se cumplen o no se cumplen los criterios de autoría del ICMJE.
-
Designación de garante(s).
2.
Muchos participantes (p. ej. estudios multicéntricos)
•
Autoría individual (igual que en la sección anterior).
•
Autoría de grupo o colectiva.
-
Lista de los miembros del grupo en un apéndice.
-
Es indispensable la identificación de los integrantes de los diferentes comités o grupos
operativos (directivo, ejecutivo, estadístico, de redacción u otros), así como los responsables
de la monitorización y auditoría del ensayo.
•
Combinación de autoría individual (igual que en la sección anterior) y de grupo.
-
Los miembros del grupo que no cumplen criterios de autoría se incluyen en los
Agradecimientos o en un apéndice.
3.
El orden de los autores es competencia exclusiva de ellos.
39
Tabla 4. Originalidad del estudio
1.
No se publicado previamente.
2.
Ha sido enviado y rechazado por una o varias revistas.
3.
Se ha publicado sólo el resumen.
4.
Se ha presentado como una comunicación oral
5.
Se ha presentado como un póster.
6.
Se ha publicado en otro idioma (ver publicación secundaria8)
40
Tabla 5. Ética y publicacion biomédica
Lo que NO se debe hacer:
1.
Enviar el mismo manuscrito a la vez a varias revistas.
2.
Publicar el mismo estudio (un poco maquillado) repetidamente.
3.
Copiar (peor plagiar) otras publicaciones.
4.
Copiar referencias bibliográficas sin consultar.
5.
Copiar párrafos de otros artículos sin citarlos.
6.
No autocitar artículos relacionados.
7.
No desvelar las fuentes de patrocinio o ayuda para el estudio.
8.
No desvelar que existe un conflicto de interés.
9.
No citar a otros autores que lo merecen.
10. No pedir permiso para citar a personas en los Agradecimientos.
11. No considerar la opinión de los coautores en todas las decisiones editoriales.
41
Tabla 6. Errores frecuentes en la elección de la revista
•
Sobrevalorar la contribución real del trabajo.
•
Sobrevalorar la originalidad del estudio.
•
Primar la elección por el factor de impacto.
•
Infravalorar las revistas nacionales.
•
Creer que haber publicado previamente es una garantía.
•
Confiar en la recomendación de alguien que no ha leído el manuscrito.
•
Elegir una revista general cuando el tema es especializado.
•
Probar por probar.
42
Tabla 7. Errores frecuentes en el resumen
•
Excesivos de datos numéricos.
•
Los datos del resumen no coinciden con los del texto.
•
Los objetivos están mal definidos.
•
El resumen es poco informativo.
•
Demasiados resultados estadísticos de las variables secundarias.
•
Las conclusiones repiten los resultados.
•
Las conclusiones no se basan en los resultados presentados en el resumen.
•
Las conclusiones no interpretan los resultados.
•
Exceso de siglas y tecnicismos.
•
Mal redactado (a veces demasiado telegráfico), difícil de leer.
•
Mal uso de los tiempos verbales (mezcla de presente y pretérito).
43
Tabla 8. Errores frecuentes en la “Introducción”
•
El qué y por qué del estudio no se presenta con claridad.
•
No se define bien el problema ni sus antecedentes.
•
Se incluye demasiada bibliografía.
•
El estudio no está justificado de acuerdo con lo que ya se sabe del tema.
•
Demasiado larga, se explican hechos generales sobradamente conocidos.
•
La hipótesis está mal definida.
•
No se concretan los objetivos (principales y secundarios).
•
Los objetivos no concuerdan con el trabajo.
•
Se incluyen resultados.
44
Tabla 9. Errores más frecuentes en la sección de “Método”
•
Falta de orden y claridad en la descripción de:
-
Diseño y población de estudio (procedencia de los sujetos).
-
Tiempo en qué se efectuó el estudio.
-
Variables y medición de las mismas.
-
Procedimiento de muestreo.
-
Secuencia y temporalidad de las observaciones.
-
Características del tratamiento (vía, dosis, duración).
•
Falta mencionar que se han respetado los principios éticos.
•
No se indican todos los parámetros valorados.
•
Faltan los criterios de valoración de los resultados.
•
Descripción incomplete del análisis estadístico.
•
No de detalla cómo se expresan los resultados.
45
Tabla 10. Errores más frecuentes en la sección de “Resultados”
•
Descripción inadecuada de la población de estudio.
•
No se describen todos los hallazgos.
•
Mal uso tablas y figuras (duplicación de información con el texto).
•
Los números (y porcentajes) en tablas y texto no coiciden.
•
Mala colocación de la indicación de tabla o figura en el texto.
•
Se incluyen resultados estadísticos sueltos (sin los valores de las variables).
•
Mal uso de términos estadísticos (en el análisis multivariado).
•
No concuerdan con los objetivos planteados.
•
No se citan las pérdidas, abandonos, complicaciones y otros hechos de interés.
•
Demasiado énfasis en los resultados estadísticamente significativos.
•
Falta de orden.
46
Tabla 11. Errores frecuentes en la sección de “Discusión”
•
Las interpretaciones no están basadas en los resultados.
•
Se repite la descripción de los resultados sin su interpretación.
•
Es vaga, general, superficial o trivial.
•
Es ampulosa y sobredimensiona los resultados.
•
No re reconocen y comentan las limitaciones del estudio.
•
Los resultados se comparan con los estudios previos que convienen.
•
Se omite la comparación con estudios con evidencia en contra.
•
Se incluyen generalizaciones injustificadas más allá del ámbito del propio estudio.
•
Hay un exceso de referencias bibliográficas (casi en cada frase).
•
Las conclusiones no están justificadas por los resultados.
•
Las conclusiones no responden a los objetivos.
•
No hay indicaciones reales para estudio futuros.
47
El proceso de revisión por expertos
El profesional de las ciencias de la salud que desee conseguir una beca, publicar su estudio en
una revista biomédica o presentar una comunicación en el foro de un congreso científico no
podrá eludir la revisión por expertos. Asimismo, en algún momento de su carrera clínica,
académica o investigadora asumiendo que ya ha experimentado el proceso por sí mismo y está
familiarizado con el tema, se le pedirá que actúe como revisor para evaluar un resumen, un
manuscrito o una solicitud de ayuda para un proyecto de investigación, probablemente con
escasas recomendaciones o sin ninguna guía, dándose por sentado que conoce perfectamente los
entresijos de la cuestión.
¿Qué es la revisión por expertos?
Aunque prácticamente todos los clínicos y científicos han oído hablar del proceso de revisión
por expertos (en especial de su denominación en inglés: peer review), raramente se mencionan
sus diversas funciones, a menudo llevadas a cabo por grupos de personas diferentes. En general,
se utiliza para describir el sistema formal a través del cual personas ajenas a un estudio
científico, pero con amplios conocimientos sobre el tema, proceden a su análisis y valoración.
También se usa por extensión, para hacer referencia a la evaluación del trabajo de un individuo,
grupo o departamento. Aplicado a las revistas biomédicas, --sin duda, su aspecto más conocido-, consiste en un proceso integrado en la sistemática editorial como filtro de selección y control
de calidad de los manuscritos en la etapa previa a la aceptación. Bajo una amplia acepción, los
comentarios críticos de los lectores después de la publicación de los artículos constituyen la
“revisión post-publicación”.
En el campo de las revistas biomédicas, la incorporación del peer review (peer: persona
igual en estatus social, rango, edad, etc., review: revisar) supone integrar en la mecánica
editorial la evaluación independiente (generalmente anónima) por colegas especializados como
característica distintiva de objetividad y garantía de calidad del material publicado. Las
principales revistas científicas basan gran parte de su prestigio en este hecho, ya que sus lectores
son sabedores del papel esencial que supone la revisión crítica de los documentos en la fase prepublicación. A mayor abundamiento, la revisión por expertos constituye uno de los criterios
cualitativos para clasificar a las fuentes de información de la literatura biomédica: revistas con y
sin adopción del sistema de revisión independiente.
El peer review también se conoce como revisión por “pares”, “árbitros” o “sistema de
arbitraje”, mayoritariamente en otros países de habla hispana por la traducción latinoamericana
del término peer anglosajón.
48
Apunte histórico
El proceso de revisión por expertos tuvo un desarrollo lento y dificultoso desde principios del
siglo XVIII, siendo a partir de 1940 cuando el procedimiento realmente se institucionaliza,
fundamentalmente en respuesta a la creciente complejidad de las diferentes áreas científicas y a
la progresiva preocupación por la calidad y veracidad de las publicaciones científicas como
fuente de información y contraste de ideas.
Kronick1 en su estudio sobre los orígenes del peer review cita el ejemplo del primer
volumen de la Royal Society of Edinburgh’s Medical Essays and Observations, publicado en
1731. En el prólogo se describía el proceso (anónimo): “las memorias enviadas por correo se
distribuyen de acuerdo con el tema a aquellos miembros más versados en las materias, la
identidad de cuyos informes es desconocida para los autores”. La Royal Society of London
cuando en 1752 asumió la responsabilidad de la revista Philosophical Transactions, estableció
un comité para revisar los artículos (Committee on Papers), una de cuyas funciones residía en
contactar con otros miembros de la sociedad conocidos por su destreza y especialización en
determinadas materias. Sin embargo, a lo largo del siglo XVIII, la revisión por expertos era un
proceso desigual y cerrado, es decir, adoptado por escasas publicaciones y en las que se
restringía la búsqueda de expertos entre miembros de una sociedad o componentes de un
determinado grupo. En el siglo siguiente, la mayoría de editores de revistas biomédicas
incluyendo Thomas Wakley, fundador de The Lancet, actuaban con independencia y al estilo de
los directores de periódicos, escribiendo gran parte del contenido de sus revistas. En cierta
forma seguían el modelo tradicional de la medicina en Alemania en la que profesores que
dirigían centros académicos especializados, editaban también revistas para publicar los estudios
que en ellos se efectuaban.2
En 1893, Ernest Hart, editor del British Medical Journal, describía a la Asociación
Americana de Editores Médicos, en Milwaukee, un sistema que sonaba muy moderno de
revisión externa por expertos que entonces operaba en la revista, “un método difícil y laborioso
que implica una ardua correspondencia diaria y constante vigilancia como salvaguarda del
prejuicio, la excentricidad personal o la censura injustificable, pero un método que bien puede
recomendarse como uno que proporciona exactitud, veracidad y confianza a las revistas
científicas.” En la literatura americana, el sistema tuvo escasas repercusiones y 50 años más
tarde, Morris Fishbein declaraba que “los expertos externos raramente eran requeridos” por
JAMA, otra revista de medicina general de gran difusión.3
Después de la segunda guerra mundial, la revisión por expertos independientes se verá
incorporada gradualmente al quehacer diario de las revistas científicas, seguramente debido a la
progresiva competencia por la calidad de sus contenidos y al vertiginoso progreso del
conocimiento médico. La búsqueda de revisores ya no se restringe ciertos ámbitos cerrados,
sino que se abre a la comunidad científica. Recientemente, dos hechos históricos han marcado el
49
conocimiento y progreso del peer review: la publicación, en 1985, del libro de Stephen Lock4 y
la primera conferencia sobre investigación del peer review que se celebró en Chicago en 1989,5
a la que han seguido la Praga, en 1997 y la de Barcelona, en el 2001. Los números
monográficos de JAMA6-9 dedicados a estos congresos han sido una de las aportaciones
materiales más importantes a la investigación del sistema de revisión por expertos.
¿Quiénes son los expertos?
Cuando los miembros del comité editorial de una revista no tienen la capacidad científica
suficiente para analizar de forma promenorizada y exhaustiva el contenido de un manuscrito que
por su interés científico, diseño y estructura tendría posibilidades de ser aceptado a priori para
publicación, se considera la intervención del experto, conocido también como revisor, evaluador
o asesor.10 El experto es un científico cuya reconocida pericia le permite opinar sobre la validez,
originalidad, pertinencia y relevancia del estudio.11 Actúa desinteresadamente dándose por
entendido que tener acceso a información confidencial (no publicada) es una de las mejores
formas de recompensa. La tarea de evaluar un manuscrito como experto debe tomarse como un
honor, responsabilidad moral para con la ciencia y deber para con los lectores de la revista y
otros compañeros de profesión. Especialmente cabe considerar la elección como una prueba de
reconocimiento público y prestigio personal. Por otra parte, existe un claro enriquecimiento
científico y posibilidades de promoción personal.
Asimismo, el trabajo del experto suele ser ciego y anónimo, es decir, el revisor
desconoce la autoría del manuscrito, así como el centro y lugar de procedencia del estudio al
tiempo que su identidad tampoco se desvela a los autores. Muchas revistas, sin embargo,
publican anualmente y por orden alfabético los nombres de los expertos que han servido a la
revista durante este periodo como forma de reconocimiento público, aunque sin la
correspondencia del revisor con el artículo evaluado. Por otra parte, también es frecuente que
los expertos se beneficien de suscripciones gratuitas de las revistas para las colaboran
asiduamente. El servicio a las revistas científicas como experto es un mérito que conviene
mencionar en el curriculum vitae.
Tras la valoración de los diferentes aspectos del contenido científico del manuscrito, el
experto emite una opinión no vinculante sobre la conveniencia de su posible aceptación (con o
sin modificaciones) o rechazo. Hay que tener muy claro que la labor del revisor es asesorar al
comité editorial de la revista y que las decisiones durante el proceso editorial y la decisión final
de aceptación o rechazo es competencia exclusiva de dicho comité en la figura del director de la
revista, editor jefe o secretario general (terminología y escalafón jerárquico variable en función
de la estructura interna de cada revista).
Un buen experto debe tener unas características bien definidas.12 Ante todo, ser un buen
conocedor de la materia de que trata el manuscrito que revisa. Además, tener una gran
50
capacidad de juicio, saber redactar, y poseer un espíritu de servicio, imparcialidad, equilibrio,
honradez y discreción. Se ha comprobado que el experto ideal debe tener una cierta edad
(alrededor de 40 años), experiencia en investigación, poseer una cierta graduación médica o
académica, ser un publicador asiduo, pertenecer a instituciones de prestigio y, por último,
disponer de tiempo para invertir en la evaluación de los artículos. Muchos expertos actúan como
tales para más de una revista, habiéndose demostrado que el tiempo invertido en la evaluación
es inversamente proporcional al número de revistas a las que sirven.
El método que usan los comités editoriales de las revistas para elegir a un experto
determinado presenta muchas variaciones.13 Algunas de ellas tienen confeccionada una base de
datos con nombres y materias de interés (puede contener miles de nombres), otras escogen
preferentemente entre miembros de los diferentes comités que integran la revista, otras entre
miembros de una sociedad, otras por conocimiento y relaciones personales, otras por autores de
publicaciones previas en su revista, otras por búsqueda bibliográfica, otras siguiendo la
sugerencia de nombres de revisores en la carta de presentación del manuscrito, y otras, por
revisiones previas consideradas muy satisfactorias.
Un elemento clave en la selección del experto es la diligencia y puntualidad en el
servicio porque de ello depende la fluidez del proceso editorial y el cumplimiento con los plazos
establecidos, no tan solo en beneficio de la propia revista, sino especialmente como
consideración a los autores del trabajo. Todas las revistas consideran prioritario reducir al
máximo el tiempo de demora en las sucesivas fases editoriales. En la situación actual del
protagonismo de Internet, la mayoría de revistas establecen un contacto previo con el revisor
potencial por correo electrónico (a veces por fax o por teléfono) solicitando la colaboración y
especificando en qué términos. Para más información acerca del área de competencia científica
del revisor, es frecuente que se adjunte el resumen del manuscrito en esta petición previa. El
tiempo de revisión suele ser variable, casi siempre inferior a dos o tres semanas, pero puede ser
de pocos días cuando el todo el proceso se lleva a cabo por la vía electrónica. Para algunos
manuscritos que por sus características de novedad y rabiosa actualidad optan a secciones de
publicación muy rápida (p. ej. fast-track), el intervalo establecido puede ser aún menor.
Un revisor consciente debe: 1) confirmar sin demora que puede o no puede evaluar el
manuscrito en el tiempo estipulado, 2) informar al editor para qué revistas sirve como experto
con más frecuencia y el número aproximado de manuscritos que puede evaluar por año, 3) saber
de antemano que sus comentarios han de ser objetivos y carentes de sesgo y, 4) no delegar la
revisión en otra persona sin haberlo comunidado previamente al editor.
Competencias y obligaciones del experto
La evaluación de un manuscrito debe ser profunda, lo que no se logra si no se sigue un
procedimiento sistemático. Cada revista tiene sus propias peculiaridades con respecto a las
51
recomendaciones o guías para los expertos. Los sistemas pueden variar desde “ninguna
recomendación” a una “lista de recomendaciones” o check list más o menos extensa y
pormenorizada. Más aún, diferentes listas de recomendaciones para diversos tipos de expertos,
generales o estadísticos. Sin embargo, muchas revistas son parcas en estas indicaciones y casi
todas mantienen sus normas en el ámbito estricto de la revista sin proceder a su publicación o a
la difusión pública de las mismas. La inclusión de los propios check lists para expertos como
documentos integrantes de las “Instrucciones para autores” o como explicación del
funcionamiento interno de la revista, suele ser excepcional. Cabe destacar la transparencia del
British Medical Journal en este sentido. La declaración CONSORT (Consort Statement for
Randomized Controlled Trials)14 consiste en una serie de recomendaciones referentes al
contenido y estructura para artículos derivados de ensayos clínicos aleatorizados y controlados.
Este normativa, especialmente dirigida a los autores, también muy útil para los expertos, ya que
muchas preguntas previamente estandarizadas de los check lists para este tipo de artículos
conciden con la guía CONSORT.
Con independencia de las guías que pueda establecer cada revista, el experto debe
prestar atención al contenido científico, estructura (forma) del manuscrito y estilo de la
redacción científica. Por último, también debe considerar la idoneidad de la publicación en la
revista que solicita la revisión, teniendo en cuenta las particularidades, características y difusión
de la misma.
Antes de empezar, conviene prepararse mentalmente para un trabajo de crítica
constructiva caracterizado por emitir juicios razonados e imparciales que ayuden al editor de la
revista a tomar la decisión correcta y, por ende, a los autores a introducir los cambios necesarios
y a mejorar el manuscrito. Seguir el conocido aforismo de “No hagas con los demás lo que no te
gustaría que hicieran contigo” sería suficiente.
Se recomienda, en primer lugar, una lectura general y completa del documento, desde el
principio hasta el final (incluyendo bibliografía, tablas y figuras) para hacerse una idea global
del estudio, antes de proceder a la revisión cuidadosa de cada una de las secciones del
manuscrito.15 A lo largo de la lectura inicial es muy útil ir anotando errores, pequeñas faltas o
preguntas menores (en hoja separada, no sobre el manuscrito) para añadirlos a la revisión y que,
de otro modo, fácilmente podrían pasar inadvertidos. Estos pequeños comentarios no solo son
valiosos para el editor y el autor, sino que en cierta forma cercioran que el manuscrito ha sido
leído en su totalidad.
Revisión del contenido. Después de la primera lectura, procede la evaluación de la cuestión
científica, calidad del estudio y contenido del manuscrito. Precisamente ha sido requerido como
experto para analizar este aspecto importantísimo en el que se incluyen la pertinencia,
originalidad y actualidad de la investigación, siguiendo con la idoneidad del diseño y del
52
método (incluyendo el enfoque estadístico) para contrastar la hipótesis, responder a la pregunta
de la investigación o alcanzar los objetivos propuestos, la interpretación de los resultados, la
solidez de la discusión y la adecuación de las conclusiones.16
Para ubicar los primeros aspectos (originalidad, relevancia del estudio), además de la
experiencia y conocimientos propios del experto, hay que proceder a la evaluación de la
“introducción” que debería argumentar suscinta, pero suficientemente, cuáles son las cuestiones
controvertidas o poco claras del estado actual del conocimiento sobre un tema determinado y
justificar por qué se hizo el estudio. Es indispensable valorar las fuentes de información
(estudios referidos en la bibliografía) que sirvieron de fundamento al planteamiento del estudio.
La sección de “métodos” es un aspecto clave durante la evaluación porque revela cómo
se hizo el estudio y asegura la validez metodológica del mismo, así como la extrapolación de los
resultados y la reproducibilidad. Otros aspecto importante se refiere a las cuestiones éticas del
estudio. Las incorrecciones en la presentación de la información son muy frecuentes, siendo casi
seguro que el experto sugiera aclaraciones principalmente relacionadas con el diseño,
características de la población, tipo de intervención, selección y medición de variables o
metodología estadística. Cuando el análisis estadístico lo requiere por su complejidad o
importancia capital en el diseño y ejecución del estudio, muchas revistas incorporan “expertos
en estadística” para este fin.17
En la sección de “resultados”, el experto analizará la descripción de los hallazgos y su
presentación en forma tabular o gráficamente, en especial si se sigue la lógica, detallan los
resultados en los que se basan las conclusiones, están correctamente estratificados y contienen
los datos estadísticos precisos.
En la “discusión”, el experto evaluará la interpretación de los resultados a la luz de los
hallazgos y en comparación con datos de otros estudios publicados en la literatura, la presencia
de comentarios acerca de las limitaciones metodológicas del estudio y, sobre todo, la corección
de las conclusiones de acuerdo con los resultados obtenidos, así como las sugerencias para
estudios futuros. Un buen revisor suele decidir entre lo importante y lo supérfluo, lo relevante y
lo trivial, la discusión profunda y la superficial (o mera repetición de los resultados), así como
aspectos no incluidos por los autores (p. ej. publicaciones relevantes no mencionadas). A ojos
de los expertos, muchas discusiones deben acortase considerablemente.
Por último, el revisor prestará atención a las “referencias bibliográficas” para asegurar
que los artículos importantes estén en la lista y que, además, no haya errores.18 Con respecto a
las tablas y figuras, si son convenientes y comprensibles. La etapa final corresponde al
“resumen”, la sección con mayor visibilidad del documento y la más consultada por su inclusión
en las bases de datos (la no coincidencia entre datos contenidos en el resumen y en el cuerpo del
artículo suele ser un error frecuente), así como la adecuación del título y si es susceptible de ser
mejorado.
53
Revisión del estilo. La adecuación del contenido científico no puede disociarse de la forma, es
decir, de los buenos atributos de la redacción científica: claridad, concisión, sencillez, precisión,
lógica y coherencia. Es indiscutible que el lenguaje y el estilo influyen notablemente en la
legibilidad del texto y claridad del mensaje del estudio, por lo tanto, se espera del experto que
también haga sugerencias para eliminar ambigüedades, artificios, coloquialismos, jerga,
deducciones inapropiadas, imprecisiones, etc. Cualquiera de estos comentarios para mejorar la
presentación siempre han de ser bien recibidos.
Derechos del experto y normas de ética
Del mismo modo que el experto tiene unas obligaciones, con la imparcialidad como su mayor
virtud, también tiene unos derechos, tales como el respecto al anonimato (si la revista tiene
establecido un sistema de revisión enmascarado), el conocimiento de las críticas de otros
expertos para el mismo manuscrito, la revisión de la nueva versión del modificada por los
autores con el fin de valorar si sus recomendaciones han sido correctamente atendidas, la
decisión final del comité editorial y las cartas de réplica de los autores cuando se pudieren
cuestionar algunos aspectos de su informe.
Referente a las normas de éticas, además de un juicio objetivo y desapasionado, el
experto debe declinar la invitación si existen conflictos de intereses (personales, laborales,
contractuales, etc.), si no se considera lo suficientemente preparado para la evaluación de un
determinado trabajo o si no puede asegurar el cumplimiento de los plazos establecidos.19 El
experto debe efectuar el trabajo de revisión por sí mismo y en solitario, no estando permitido
delegar la evaluación en otra(s) persona(s), discutir el manuscrito con otros colegas (aunque sea
en el foro restringido de reuniones informales entre los miembros de un servicio), ni fotocopiar
o guardar copias del material. La demora injustificada y las críticas desorbitadas por interés
personal son conductas éticas desautorizadas. La más deleznable es la copia o plagio del
estudio.
La correspondencia editor-autor
Una vez recibidos y valorados los informes de los expertos, prácticamente todas las revistas
requieren a más de uno (en general, entre dos y cuatro), el editor de la revista comunica el
resultado del proceso al autor adjuntándole una copia de las sugerencias de los expertos. En este
punto y de acuerdo con la indicación del editor (modificación con o sin compromiso de
aceptación posterior, rechazo) comienza un nuevo trabajo para los autores, que consiste en
considerar cada uno de los comentarios de los expertos, introducir los cambios solicitados,
preparar una nueva versión del texto y una carta de contestación detallada para cada una de las
críticas del experto, así como una carta de presentación del manuscrito modificado dirigida al
editor. En los peores casos, la búsqueda de una nueva revista.
54
Las decisiones de rechazo deben considerarse definitivas, aunque en casos infrecuentes, el autor
puede tener sospechas fundadas de que los juicios no han sido imparciales y solicitar una nueva
revisión. En esta situación, el manuscrito puede ser revisado por otro experto o comenzar todo
el proceso como si fuera un original nuevo.
El futuro
Si bien el proceso de revisión por expertos puede ser criticado por las posibilidades de abuso y
comportamiento inadecuado de asesores y editores, así como por la confianza excesiva
depositada en el sistema, especialmente por parte de los comités editoriales, hasta el presente
sigue siendo el único método (o “menos malo”) para evaluar la calidad y validez de los trabajos
antes de su publicación. En este sentido, no se vislumbra que las revistas (en papel o
electrónicas) vayan a renunciar a él. En el otro extremo, la propuesta de grandes depósitos
electrónicos de libre acceso para autores y lectores, no parece prosperar por el inconveniente
principal de la enorme heterogeneidad de los contenidos y falta de selección.
La revisión por expertos ciega y anónima, tal como la venimos conociendo está
cambiando, y cambiará, hacia un sistema de mayor transparencia en el cual sea una obligación o
no haya impedimento para conocer la identidad de autores y expertos (revisión abierta).20,21 Esta
mayor claridad del proceso editorial también se refiere a que los autores puedan incluir
libremente una la lista de expertos potenciales para su manuscrito, así como los nombres de
aquéllos que expresamente no se desean que pudieren ser requeridos como tales. Finalmente, las
revistas deben incorporar las herramientas necesarias para velar por la honestidad del peer
review e incorporar en su sistemática editorial el método adecuado para encauzar las demandas
o reclamaciones que pudieran surgir por cualquiera de las partes implicadas.
55
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56
Guías para la lectura crítica
La investigación biomédica origina una extraordinaria abundancia de información científica, lo
que se plasma en una ingente cantidad de publicaciones fácilmente accesibles, en especial en
formato electrónico. La justificación de que cualquier trabajo científico tenga que pasar por el
cribado de una metodología correcta, adecuarse a unas normas éticas apropiadas y cumplir
requisitos estrictos de publicación se hace cada vez más apremiante. Fruto de esta exigencia son
las recientes para mejorar la calidad de los artículos que reflejan estudios de diferentes diseños
epidemiológicos, en forma de guías o listas de comprobación.
Estas herramientas de uso recomendado por muchas revistas biomédicas no deben
confundirse con un sistema para medir la calidad investigación. Deben contemplarse como una
ayuda para mejorar la calidad de los informes de los estudios científicos en beneficio del autor,
facilitando su tarea a la hora de redactar el manuscrito, en beneficio del revisor para juzgar
objetivamente la aportación del estudio y en beneficio del lector para una correcta interpretación
de los resultados, como paso previo a su aplicación en la práctica clínica. En definitiva, sirven
valorar y entender mejor los entresijos metodológicos de los artículos, ayudan a efectuar una
lectura crítica sistemática de la información científica y contribuyen a utilizar juiciosamente en
la práctica los resultados de los estudios publicados.
En clave histórica, el proceso de revisión por expertos incorporado al quehacer diario de
las revistas biomédicas a partir de 1940 y la génesis de los requisitos de uniformidad en la
reunión de Vancouver de 1978 son ejemplos de estas herramientas. Siguiendo esta andadura,
grupos internacionales de expertos, especialistas en metodología, estadísticos, investigadores,
epidemiólogos y editores de revistas biomédicas han desarrollado recientemente varias
recomendaciones para mejorar la calidad de los informes de ensayos clínicos (CONSORT),
estudios sobre exactitud de una prueba diagnóstica (STARD), metaanálisis de ensayos clínicos
aleatorizados y controlados (QUORUM) y metaanálisis de estudios observacionales (MOOSE),
entre otras.
El propósito principal de tales iniciativas es obtener de los autores una transparencia
completa de las fases del estudio para que tanto los lectores, como los evaluadores potenciales
de la investigación comprendan su diseño, realización, análisis e interpretación. La
disponibilidad de información clara y precisa de los ítems seleccionados evita estimaciones
sesgadas, generalización inadecuada de los resultados y, sobre todo, decisiones incorrectas que
pudieren afectar a la salud de la población. En la práctica, las recomendaciones se materializan
en listas de comprobación de diferentes puntos seleccionados y diagramas de flujo
acompañantes. La definición y selección de los ítems que componen las listas guía se han
obtenido tras una exhaustiva revisión de la bibliografía y, siempre que ha sido posible, se han
57
basado en evidencia científica. Cada ítem ha sido objeto de estudio y discusión pormenorizada
hasta consensuar las recomendaciones finales.
La declaración CONSORT (Consolidated Standards for Reporting of Trials, normas
consolidadas para la publicación de ensayos clínicos) desarrollada por el grupo CONSORT,
publicada en 19961 y su versión revisada en 20012, es un enfoque basado en la evidencia para
ayudar a mejorar la calidad de los informes de los ensayos clínicos aleatorizados y controlados
de grupos paralelos. Los ensayos clínicos controlados constituyen el “patrón oro”en el que se
apoyan los profesionales de la salud para tomar decisiones sobre la eficacia de intervenciones
clínicas, especialmente con fines terapéuticos. La guía CONSORT, conocida por sus siglas en
inglés, comprende una lista de 22 ítems y un diagrama de flujo. Dichos puntos se refieren al
contenido del título, resumen, introducción, métodos, resultados y discusión del manuscrito y
han sido elegidos porque la evidencia empírica indica que la ausencia de esta información está
asociada con estimaciones sesgadas del efecto del tratamiento, o porque esta información es
esencial para valorar la fiabilidad o relevancia de los hallazgos del ensayo. El diagrama de flujo
informa acerca del número de participantes durante los procesos de selección, asignación al
tratamiento, seguimiento y análisis, lo cual es importante para juzgar si los autores han llevado a
cabo un análisis “por intención de tratar”.
Las recomendaciones CONSORT han obtenido un amplio apoyo internacional, han sido
traducidas a diferentes idiomas, están presentes en un portal de Internet (http://consortstatement.org), han sido recomendadas explícitamente por el Comité Internacional de Editores
de Revistas Médicas en la puesta al día de octubre de 2004 de las normas de los Requisitos de
Uniformidad para Manuscritos presentados a Revistas Biomédicas3 y forman parte de las
“normas para autores” de muchas revistas biomédicas de diferentes especialidades. Asimismo,
se ha demostrado que la adopción por parte de la revista de la lista de comprobación CONSORT
incluyendo su diagrama de flujo, se asocia con una mejoría significativa de la calidad de los
informes de los ensayos clínicos4.
El enfoque basado en la evidencia utilizado para desarrollar las recomendaciones
CONSORT también ha sido aplicado para elaborar estándares de publicación de estudios sobre
exactitud diagnóstica, especialmente porque esta disciplina es extraordinariamente dinámica por
el rápido desarrollo de nuevos tests y los avances tecnológicos que continuamente mejoran la
exactitud de las pruebas ya existentes. La iniciativa STARD (Standards for Reporting of
Diagnostic Accuracy, normas para los informes de precisión diagnóstica)5 publicada en 2003,
propone una lista de comprobación de 25 puntos y un diagrama de flujo que, en este caso puede
ser más importante que el del CONSORT dada la variedad de diseños utilizados en la
investigación de pruebas diagnósticas.
En la última década, hemos asistido a un considerable aumento del número de
metaanálisis publicados, aunque ello se ha acompañado de una creciente inquietud por la
58
comprobación de resultados divergentes entre revisiones sistemáticas de un mismo tema6 o entre
metaanálisis previos y ensayos clínicos controlados subsiguientes de una misma cuestión7. Para
la interpretación y uso de metaanálisis es importante que la publicación informe claramente de
los métodos utilizados por los investigadores para analizar los artículos revisados, así como de
los métodos empleados en los estudios primarios seleccionados para la revisión. La aplicación
de la metodología CONSORT a las revisiones sistemáticas se ha plasmado en la guía
QUORUM (Quality of Reporting of Meta-analyses, calidad de los informes de metaanálisis)
para metaanálisis de ensayos clínicos controlados8, publicada en 1999 y, al año siguiente, en las
recomendaciones del grupo MOOSE (The Meta-analysis Of Observational Studies in
Epidemiology, metaanálisis de estudios observacionales en epidemiología) para metaanálisis de
estudios observaciones9. QUORUM utiliza una lista guía organizada en 21 ítems relacionados
con la búsqueda, selección, evaluación de la validez, características de los estudios y síntesis
cuantitativa de los datos, así como un diagrama de flujo con el número de ensayos clínicos
potencialmente relevantes identificados, aquellos que se han excluido (incluyendo los motivos
de la exclusión), los que se han revisados y los incluidos finalmente en el metaanálisis. Por
último, la propuesta QUADAS (Quality Assessment of Diagnostic Accuracy Studies, valoración
de calidad para los estudios de precisión diagnóstica)10 es una guía de 14 ítems para ser utilizada
en la elaboración de revisiones sistemáticas que evalúen la calidad de estudios primarios de
exactitud diagnóstica.
CONSORT CLUSTER, extensión de las recomendaciones CONSORT a ensayos
comunitarios, que se distinguen por la asignación de la intervención a grupos en lugar de a
individuos (CONSORT Statement: extension to cluster randomized trials, Declaración
CONSORT: extensión a ensayos aleatorizados en grupo).11 Esta guía hace hincapié en los
puntos que distinguen a este tipo de ensayos, especialmente aquellos referentes a los
procedimientos de selección y asignación a las distintas intervenciones de los grupos, a la
justificación del tipo de diseño y del tamaño de la muestra, así como al análisis de los datos. En
el reciente congreso internacional de peer review and biomedical communication, celebrado en
la ciudad de Chicago del 16 al 18 de septiembre de 2005, se ha propuesto una guía miniCONSORT para los ensayos que se describen en los resúmenes enviados a los congresos
científicos (datos publicados en forma de resumen, consultar http://jama-peer.org).
Aunque la asignación al azar proporciona las máximas garantías para establecer la
eficacia de las intervenciones clínicas, no siempre se realiza. En este caso, es aún más relevante
seguir la guía TREND (Transparent Reporting of Evaluations with Non-randomized Designs,
informe transparente de evaluaciones basadas en diseños no aleatorizados),12 que requiere
asegurar que se siguen las mismas pautas de calidad de los ensayos clínicos aleatorizados, y que
queden claras tanto la justificación del diseño como la distribución de los individuos en los
distintos grupos. También requiere que se detallen explícitamente los métodos empleados para
59
evitar los sesgos que dicha asignación puede producir, así como descripciones exhaustivas de la
población en estudio y los casos perdidos.
La propuesta STROBE (STrengthening the Reporting of OBservational studies in
Epidemiology, fortaleciendo el informe de estudios observacionales en epidemiología)13 es una
guía de 21 puntos para la descripción de estudios observacionales, que restringe sus
recomendaciones a tres tipos de diseños: de casos y controles, transversales, y de cohortes. Los
diversos apartados de su lista de comprobación recogen sugerencias genéricas para todo estudio
epidemiológico, a la vez que distinguen entre los tres tipos de diseño en los puntos clave.
Un caso particular del dinamismo de estas pruebas se puede hallar en la investigación
sobre marcadores oncológicos, la cual comporta tanta investigación, y consiguientemente un
enorme volumen de publicaciones, que ha generado la necesidad de una guía específica,
publicada recientemente como REMARK (REporting recommendations for tumour MARKer
prognostic studies, normas para el informe de estudios sobre la capacidad predictiva de
marcadores tumorales).14
El cuidado de la salud basado en la evidencia se ha impuesto como un nuevo paradigma
clínico. Precisamente, la estandarización de listas guía relativas a los contenidos de las
publicaciones de ciertos diseños epidemiológicos es un esfuerzo encomiable para velar por la
calidad de esta evidencia.
60
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