FRECUENCIA DE DEPRESIÓN Y COMORBILIDAD CON

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ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 16, NUM. 2: 339-355 JULIO-DICIEMBRE, 2011
FRECUENCIA DE DEPRESIÓN Y COMORBILIDAD
CON ANSIEDAD EN UNA CLÍNICA UNIVERSITARIA
DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA1
Frequency of depression and comorbility with anxiety
in a university clinic of psychoanalytic psychotherapy
Roberto Reyes Castro y Marco Antonio Pulido Rull
Universidad Intercontinental2
RESUMEN
El objetivo del presente trabajo fue describir los niveles de depresión, ansiedad e
ideación suicida en los pacientes que asisten a un clínica universitaria de salud
mental; complementariamente, se evaluó la comorbilidad entre estas variables.
Una muestra no probabilística de 309 pacientes que acudían por primera vez a
la clínica contestaron el Inventario de Depresión, el Inventario de Ansiedad y la
Escala de Ideación Suicida de Beck. En términos generales, los resultados mostraron que los pacientes obtuvieron puntajes altos tanto en depresión como en
ansiedad; los puntajes de ideación suicida fueron comparativamente más bajos.
Los resultados también mostraron correlaciones altas entre depresión y ansiedad,
y depresión y suicidio; la correlación entre ansiedad y suicidio fue relativamente
más baja. Los resultados se discuten en términos de su similitud con estudios
previos.
Indicadores: Depresión; Ansiedad; IDB; IAB; ISB.
ABSTRACT
The purpose of the present study was to describe depression, anxiety and suicidal ideation levels on patients that attend a college mental health clinic; additionally, comorbility between these variables was assessed. A non probabilistic sample of 309 first time patients answered the Beck depression inventoire,
1
Los autores desean agradecer al Instituto de Posgrado, Investigación y Educación Continua
de la Universidad Intercontinental por su apoyo para la realización de este estudio.
2
Centro Universitario de Salud Mental, Insurgentes Sur 4303, Col. Santa Úrsula Xitla,
Del. Tlalpan, 14420 México, D. F., tel.: (55)54-87-13-00, ext. 4420, correo electrónico: [email protected]. Artículo recibido el 17 de diciembre de 2009 y aceptado el 23 de junio de
2010.
FRECUENCIA DE DEPRESIÓN Y COMORBILIDAD CON ANSIEDAD
EN UNA CLÍNICA UNIVERSITARIA DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
340
the Beck anxiety inventoire and the Beck Suicide Ideation scale. Results showed
most patients scored high in both depression and anxiety; suicidal ideation was
comparably lower. Results also showed high correlations between depresion and
anxiety and between depression and suicidal ideation; the correlation between anxiety and suicidal ideation was comparably lower. Results were discussed in
terms of their smilarity with previous studies.
Keywords: Depression; Anxiety; BDI; BAI; BSI.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (cfr. Brundtland, 2000) y de otras investigaciones (Benjet, Borges, Medina-Mora,
Fleiz y Zambrano, 2004; Borges, Medina-Mora y López-Moreno, 2004;
Lara, Medina-Mora, Borges y Zambrano, 2007; Valencia, 2007), la depresión grave ocupa el quinto lugar en el mundo en la clasificación de
las diez causas más importantes de morbilidad; asimismo, sigue mostrando elevados niveles epidemiológicos en la consulta externa psiquiátrica de la ciudad de México (Soriano, Valencia, García y Díaz, 2003).
La misma OMS reporta que de 450 millones de personas que padecen algún tipo de trastorno mental, aproximadamente entre 121 y 150
millones sufren de depresión, un millón se suicidan cada año y entre
10 y 20 millones intentan suicidarse (cfr. Gutiérrez, Contreras y Orozco,
2006; Valencia, 2007). La OMS estima que en el año 2000 se podrían
haber suicidado casi un millón de personas en el mundo, y que esta cifra
podría duplicarse en veinte años. De acuerdo con estimaciones de la propia organización, entre 45 y 70% de quienes intentan el suicidio sufren
de depresión.
Berlanga (1993), Heinze, Escalante, Fernández y cols. (1999), Heinze, Villamil y Cortés (2002) y Heinze (2003) han reportado la comorbilidad que hay entre la depresión y otros trastornos, y coinciden en que el
trastorno de mayor comorbilidad con la depresión es la ansiedad. Berlanga (1993) ha cuestionado si la depresión y ansiedad tienen una misma causa común, o bien son dos grupos diferentes de patologías que en
un momento dado pueden coexistir. Un estudio reciente de Agudelo,
Buela-Casal y Spielberger (2007), relacionado con el tema de la vinculación entre los trastornos de depresión y ansiedad, sugiere que en ocasiones no hay una clara diferenciación clínica entre ambos padecimientos debido a que entre ellos existe una estrecha comorbilidad.
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 16, NUM. 2: 339-355 JULIO-DICIEMBRE, 2011
Valencia (2007) ha señalado que existen tratamientos exitosos en
los cuales se combinan el uso de psicofármacos y la psicoterapia. Este
señalamiento se basa en el argumento del Informe Mundial de la Salud
de 2001, en el que se indica que los seres humanos tienen la necesidad de hablar de sus conflictos y ser escuchados por un profesional
debidamente entrenado en las técnicas de la psicoterapia.
Con estos antecedentes, se realizó un estudio sobre la depresión
y su asociación con la ansiedad y el suicidio en pacientes que asistían
a una clínica universitaria de psicoterapia psicoanalítica ya que hay pocas investigaciones de tipo epidemiológico en centros de atención en salud mental de este tipo (Campillo y Caraveo, 1979; Soriano y cols., 2003).
Adicionalmente, el estudio se hizo por la importancia que reviste tener
información actualizada y oportuna sobre los cambios y tendencias de
la morbilidad de los padecimientos mentales (Caraveo, 1996), información que permitiría a la administración de la clínica abordar sistemáticamente el problema, ajustar sus procedimientos, analizar fundadamente
sus procesos formativos y anticiparse de un modo efectivo a los cambios y tendencias en el perfil de los pacientes que recibe. Se esperó
así encontrar que el diagnóstico más frecuente fuese el de depresión, y
que su asociación con la ansiedad y el suicidio fuera elevada.
MÉTODO
Participantes
Participaron en el estudio con muestreo no probabilístico 309 pacientes
que acudían a consulta de primera vez en el Centro Universitario de Salud Mental de la Universidad Intercontinental, localizada en el sur de
la Ciudad de México, durante el periodo de un año. El 71.5% de los pacientes encuestados fue de sexo femenino. La edad promedio de los pacientes fue de 33.1 años, con una desviación estándar de 13.0 años. El
grupo de edad más frecuente en la muestra fue el de 21-25 años (26.5%)
y de 17 a los 25 años (40.7%). En cuanto a la escolaridad, se tomó en
cuenta el nivel terminado, dejando en el nivel anterior a los pacientes
que cursaban en ese momento un nivel o que lo habían dejado incompleto, incluso si adeudaban una sola materia. En el caso de licenciaturas o posgrados no se tomó en cuenta el nivel mientras no estuvieran titulados. De hecho, el predominio fue de los que cursaban el nivel
preparatorio (40.8%). Los pacientes con nivel primario representaron 5.2%
341
FRECUENCIA DE DEPRESIÓN Y COMORBILIDAD CON ANSIEDAD
EN UNA CLÍNICA UNIVERSITARIA DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
de la muestra. En relación al estado civil, la mayor frecuencia fue de los
pacientes solteros (46.6%), y en cuanto a su situación laboral predominaron los que trabajaban en el momento (52.8%), seguido por los estudiantes (24.3%).
342
Instrumentos
Se utilizaron los siguientes tres instrumentos diagnósticos debido a que
han sido validados y confiabilizados en la población mexicana: el Inventario de Depresión de Beck (BDI) (Jurado, Villegas, Méndez y cols., 1998;
Torres, Hernández y Ortega, 1991), el Inventario de Ansiedad de Beck
(BAI) (Robles, Varela, Jurado y Páez, 2001) y la Escala de Ideación Suicida de Beck (BSI) (González, Díaz, Ortiz, González y González, 2000).
En una de las escalas aplicadas, el BSI, se hallaron dos versiones
diferentes, por lo que se decidió aplicar la versión del Instituto Nacional de Psiquiatría, que consiste en una traducción directa de la versión
en inglés. Se prefirió la versión traducida a la elaborada en la propia
institución ya que se consideró que mostraba con mayor detalle las preguntas formuladas3.
Procedimiento
La presente investigación cuantitativa fue de tipo epidemiológico, no
experimental, transversal, descriptiva y correlacional.
La aplicación de los instrumentos fue llevada a cabo por un experto en el área de los trastornos mentales, quien proporcionó a los pacientes, antes del inicio de la entrevista, los tres instrumentos juntos
en un engrapado y según el siguiente orden: BDI, BAI y BSI. Cuando el
paciente indicaba que no estaba seguro de cuál era la opción de respuesta que debía escoger, se le decía que contestara la que considerara
la opción que mejor lo describía. En el caso del BSI, cuando el paciente
afirmaba que ninguna opción lo describía y el análisis confirmaba su
aseveración, se la consideraba como opción cero. El tiempo de solución
de los tres instrumentos osciló entre 15 y 30 minutos. Posteriormente,
se iniciaba la entrevista de evaluación y diagnóstico siguiendo los criterios del CIE-10 (cfr. Organización Mundial de la Salud, 1992).
3
Únicamente se dejó la pregunta 3 según aparece en la versión elaborada en el Instituto
Nacional de Psiquiatría porque se consideró que es la correcta.
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Los datos se analizaron principalmente mediante análisis de frecuencias y el coeficiente de correlación de Pearson, para lo cual se empleó el SPSS, versión 14.0.
343
RESULTADOS
Las medidas de depresión, ansiedad y suicidio, tanto desde el punto de
vista descriptivo como inferencial, en el total de la muestra de 309 sujetos obtenida a través de la aplicación de los instrumentos, fueron los siguientes: la primera tuvo una media de 19.93 (D.E. de 10.94), la segunda, de 19.78 (D.E. de 13.38) y la tercera de 6.09 (D.E. de 7.85).
Los coeficientes de correlación de Pearson entre las variables de
interés se muestran en las Tablas 1, 2, 3 y 4. La Tabla 1 muestra correlaciones globales entre las variables, y las restantes las correlaciones
entre las variables segmentadas por diferentes puntos de corte. El punto
de corte para los diferentes niveles de depresión fueron, a saber: mínima, de 0 a 9; leve, de 10 a 16; moderada, de 17 a 29, y severa, de 30 a
63. Para los diferentes niveles de ansiedad, fueron como sigue: mínima, de 0 a 9; leve, de 10 a 18; moderada, de 19 a 29, y severa, de 30 a
63. La escala del suicidio no tiene puntos de corte, pues únicamente
se valora la intensidad del suicidio entre 0 y 42; es decir, entre más
cerca se acerca el puntaje a 42, la posibilidad del suicidio es muy alta,
pero muy baja si se acerca a 0.
Tabla 1. Coeficientes de correlación de Pearson para depresión, ansiedad y
suicidio.
Variable 1
Depresión
Depresión
Ansiedad
Variable 2
Ansiedad
Suicidio
Suicidio
r
.687
.609
.381
N
309
309
309
Sig.
.01
.01
.01
En términos generales, la Tabla 1 muestra que las correlaciones entre
las tres variables de interés fueron directas y estadísticamente significativas. Las correlaciones más altas fueron entre depresión y ansiedad
y depresión y suicidio; la correlación entre ansiedad y suicidio fue la
más baja de todas.
En las tablas restantes se observa que las correlaciones entre las
variables, segmentadas por punto de corte, son sumamente heterogé-
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EN UNA CLÍNICA UNIVERSITARIA DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
344
neas. En tanto que en la Tabla 2 las correlaciones más altas son entre
depresión mínima y moderada con ansiedad, en la Tabla 3 las correlaciones más altas fueron entre depresión moderada y depresión severa con suicidio. En la Tabla 4 la correlación más alta (y única correlación significativa) fue entre ansiedad mínima y suicidio.
Tabla 2. Coeficientes de correlación de Pearson para los diferentes niveles de
depresión con ansiedad.
Variable 1
Depresión mínima
Depresión leve
Depresión moderada
Depresión severa
Variable 2
Ansiedad
Ansiedad
Ansiedad
Ansiedad
r
.346
.137
.323
.083
N
44
90
120
55
Sig.
.022
.199
.000
.548
Tabla 3. Coeficientes de correlación de Pearson para los diferentes niveles de
depresión con suicidio.
Variable 1
Depresión mínima
Depresión leve
Depresión moderada
Depresión severa
Variable 2
Suicidio
Suicidio
Suicidio
Suicidio
r
.508
.112
.101
.364
N
44
90
120
55
Sig.
.000
.294
.273
.006
Tabla 4. Coeficientes de correlación de Pearson para los diferentes niveles de
ansiedad con suicidio.
Variable 1
Ansiedad mínima
Ansiedad leve
Ansiedad moderada
Ansiedad severa
Variable 2
Suicidio
Suicidio
Suicidio
Suicidio
r
.362
–.067
.095
.159
N
77
93
64
75
Sig.
.001
.525
.453
.174
En la Tabla 5 se presentan los diferentes diagnósticos clínicos realizados en función de la CIE-10. Se observa que el trastorno más frecuente
fue el depresivo recurrente moderado. Además, si se suman todos los
tipos de trastornos depresivos de los sujetos, se obtiene un total de
45.4%. En relación a los diferentes diagnósticos de ansiedad, se observa que el de mayor frecuencia fue el de ansiedad generalizado, y si se
agrupan los otros trastornos de ansiedad, se obtiene un total de 21.4%.
En la Tabla 6 se muestran los porcentajes de distribución de los
diferentes niveles de ansiedad y depresión, donde se observa que la depresión moderada es la más frecuente, seguida de la depresión leve.
En cuanto a la ansiedad, la que predomina es la leve.
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Tabla 5. Distribución de los diagnósticos de la muestra.
Diagnóstico según la CIE-10
Trastorno depresivo recurrente moderado
Trastorno depresivo recurrente grave sin síntomas psicóticos
Trastorno de distimia
Trastorno de ansiedad generalizado
Trastorno mental sin especificación
Trastorno mixto ansioso-depresivo
Trastorno límite de la personalidad
Trastorno de personalidad sin especificación
Problemas de relación entre esposos
Episodio depresivo moderado
Trastorno paranoide de la personalidad
Trastorno de pánico
Trastorno dependiente de la personalidad
Otro trastorno específico de la personalidad
Problemas de relación con los padres
Reacción al estrés agudo
Trastorno impulsivo
Trastorno depresivo recurrente leve
Agorafobia
Episodio depresivo grave sin síntomas psicóticos
Trastorno de somatización
Fobia específica
Trastorno de adaptación con reacción depresiva breve
Trastorno disocial de la personalidad
Trastorno anancástico de la personalidad
Trastorno depresivo recurrente grave con síntomas psicóticos
Otros trastornos del humor (afectivos) recurrentes
Trastorno de adaptación con reacción depresiva prolongada
Trastorno esquizoide de la personalidad
Otros diagnósticos
N
52
23
18
17
16
15
13
12
12
10
10
9
8
8
7
6
6
5
5
4
4
3
3
3
3
2
2
2
2
29
%
16.8
7.4
5.8
5.5
5.2
4.9
4.2
3.9
3.9
3.2
3.2
2.9
2.6
2.6
2.3
1.9
1.9
1.6
1.6
1.3
1.3
1.0
1.0
1.0
1.0
0.6
0.6
0.6
0.6
9.4
Tabla 6. Distribución porcentual de los niveles de depresión y ansiedad de
la muestra.
Mínima
Dep Ans
14.2 24.9
Leve
Dep Ans
29.1 30.1
Moderada
Dep Ans
38.8 20.7
Severa
Dep Ans
17.8 24.3
Analizando las variables sociales en relación a los diferentes niveles de
ansiedad y depresión, la Tabla 7 indica, con respecto al género, que
tanto en las mujeres como en los hombres predominan la depresión
moderada y la ansiedad leve. Respecto a la depresión severa, los resultados son congruentes con lo hallado por Caraveo, Martínez, Rivera y Dayan (1997), en el sentido de que se observó un predominio de las
345
FRECUENCIA DE DEPRESIÓN Y COMORBILIDAD CON ANSIEDAD
EN UNA CLÍNICA UNIVERSITARIA DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
mujeres en una proporción de 2:1 respecto a los hombres. Para el caso
de la ansiedad severa, también existe un predominio de las primeras,
con una proporción de casi 1.5:1, sin haber casi ninguna diferencia en
la ansiedad moderada para ambos sexos.
346
Tabla 7. Distribución porcentual de los niveles de depresión y ansiedad de
la muestra por género.
Mujeres
Hombres
Mínima
Dep Ans
11.8 23.5
20.5 28.4
Leve
Dep Ans
29.4 29.0
28.4 33.0
Moderada
Dep Ans
38.0 20.8
40.9 20.5
Severa
Dep Ans
20.8 26.7
10.2 18.2
En lo correspondiente a la incidencia de depresión por edades, en la
Tabla 8 se muestra que la depresión severa aparece de manera notoria
en el grupo de 51-55 años, además de que en la primera mitad de cada
decenio a partir de los 30 años la depresión severa se acentúa, es decir,
al empezar los 30, los 40 y los 50 años. En cuanto a la ansiedad severa,
esta también se encuentra más acentuada en el grupo de 51-55 años.
Con respecto a la ansiedad moderada, hubo tres picos en los grupos
de 26-30, 41-45 y 51-55 años.
Tabla 8. Distribución porcentual de los niveles de depresión y ansiedad de
la muestra por grupos de edad.
Edad
17-20
21-25
26-30
31-35
36-40
41-45
46-50
51-55
56-60
61-78
Mínima
Dep Ans
25.0 40.9
24.4 31.7
9.1
6.1
6.3 16.7
0.0 16.7
5.0 10.0
7.7 30.8
6.3 12.5
10.0 40.0
16.7 33.3
Leve
Dep Ans
31.8 29.6
31.7 34.2
18.2 33.3
27.1 29.2
27.8 22.2
20.0 25.0
38.5 34.6
25.0 12.5
50.0 10.0
25.0 50.0
Moderada
Dep Ans
34.1 13.6
28.1 13.4
54.5 30.3
43.8 22.9
61.1 22.2
45.0 35.0
50.0 23.1
18.8 31.3
20.0 30.0
41.7
8.3
Severa
Dep Ans
9.1 15.9
15.9 20.7
18.2 30.3
22.9 31.3
11.1 38.9
30.0 30.0
3.9 11.5
50.0 43.8
20.0 20.0
16.7
8.3
En la Tabla 9 se aborda el aspecto del estado civil, hallándose que la depresión severa es más frecuente entre los viudos, en unión libre y separados; complementariamente, la moderada es más intensa en los divorciados, casados y separados, lo que sugiere que estos últimos (71.4%)
son los más afectados por los niveles de depresión moderada y severa,
seguido por los viudos (66.6%). Respecto a la ansiedad severa, los que
viven en unión libre y los separados son los que presentan mayor fre-
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cuencia. En cuanto a la ansiedad moderada, predominan los viudos y
los divorciados.
Tabla 9. Distribución porcentual de los niveles de depresión y ansiedad de
la muestra por estado civil.
Estado civil
Casado
Unión libre
Divorciado
Separado
Viudo
Soltero
Mínima
Dep Ans
6.7 21.3
10.5 21.1
0.0 18.8
6.1 14.3
16.7 33.3
22.9 31.3
Leve
Dep Ans
36.0 34.7
36.8 15.8
37.5 25.0
22.6 24.5
16.7 16.7
26.4 32.6
Moderada
Dep Ans
41.3 20.0
21.1 21.1
50.0 31.3
40.8 24.5
33.3 33.3
38.2 18.1
Severa
Dep Ans
16.0 24.0
31.6 42.1
12.5 25.0
30.6 36.7
33.3 16.7
12.5 18.1
En cuanto a la escolaridad, en la Tabla 10 se observa que la depresión
severa es mayor en pacientes con bajos estudios; en cambio, en la moderada tiende a ser más homogénea la distribución. Complementariamente,
la ansiedad severa se distribuye de forma uniforme, al igual que la moderada, a excepción del posgrado.
Tabla 10. Distribución porcentual de los niveles de depresión y ansiedad de
la muestra por escolaridad.
Escolaridad
Sin estudios
Primaria
Secundaria
Preparatoria
Estudios técnicos
Licenciatura
Posgrado
Mínima
Dep Ans
33.3 50.0
0.0 18.8
4.6 27.7
23.0 31.8
10.3 12.8
11.5 15.4
0.0
0.0
Leve
Dep Ans
0.0 16.7
31.3 31.3
30.8 26.2
26.2 26.2
38.5 41.0
28.9 34.6
40.0 60.0
Moderada
Dep Ans
16.7 16.7
37.5 25.0
40.0 16.9
37.3 19.8
41.0 23.1
42.3 23.1
40.0 40.0
Severa
Dep Ans
50.0 16.7
31.3 25.0
24.6 29.2
13.5 22.2
10.3 23.1
17.3 26.9
20.0
0.0
El análisis de frecuencias con base en la ocupación, que se muestra
en la Tabla 11, indica que la depresión severa predomina en los jubilados y desempleados, y la moderada en los que trabajan y asimismo en
los desempleados, a diferencia de los estudiantes, en los cuales los índices de depresión severa y moderada son menores. Respecto a la ansiedad, se observa que esta es severa en los desempleados.
Por último, la Tabla 12 muestra la distribución porcentual de los
niveles de depresión según la edad y sexo. Se observa que la depresión
severa es más frecuente en la mujeres que en los hombres en casi todos los grupos de edad. En el caso de la depresión moderada, la mayor
347
FRECUENCIA DE DEPRESIÓN Y COMORBILIDAD CON ANSIEDAD
EN UNA CLÍNICA UNIVERSITARIA DE PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA
ocurrencia es en los hombres, a excepción de los grupos de 21-25 y de
51-55 años.
348
Tabla 11. Distribución porcentual de los niveles de depresión y ansiedad de
la muestra por ocupación.
Ocupación
Desempleado
Hogar
Estudiante
Jubilado
Trabaja
Mínima
Dep Ans
9.1 18.2
8.7 34.8
33.3
44
0
0
8.0 14.7
Leve
Dep Ans
22.7 22.7
32.6 21.7
30.7
28
33.3 66.7
28.2 33.7
Moderada
Dep Ans
36.4 13.6
30.4 23.9
26.7 14.7
33.3
0
47.2 23.9
Severa
Dep Ans
31.8 45.5
28.3 19.6
9.3 13.3
33.3 33.3
16.6 27.6
Tabla 12. Distribución porcentual de los niveles de depresión según sexo
y edad.
Edad
17-20
21-25
26-30
31-35
36-40
41-45
46-50
51-55
56-60
61-78
Mínima
M
H
23.3 28.6
18.9 34.5
4.4 20.0
5.9
7.1
0.0
0.0
7.7
0.0
9.1
0.0
6.3
0.0
20.0
0.0
0.0 18.2
Leve
M
H
30.0 35.7
26.4 41.4
21.7 10.0
29.4 21.4
35.7
0.0
23.1 14.3
45.5
0.0
25.0
0.0
60.0 40.0
0.0 27.3
Moderada
M
H
33.3 35.7
34.0 17.2
52.2 60.0
38.2 57.1
50.0 100
38.5 57.1
40.9 100
18.8
0.0
0.0 40.0
0.0 45.5
Severa
M
H
13.3
0.0
20.8
6.9
21.7 10.0
26.5 14.3
14.3
0.0
30.8 28.6
4.6
0.0
50.0
0.0
20.0 20.0
100
9.1
DISCUSIÓN
La investigación sobre el estudio epidemiológico de los trastornos mentales es de gran importancia, ya que la OMS y la Universidad de Harvard, en el texto The Global Burden of Disease (cfr. Borges y cols., 2004;
cfr. Valencia, 2007), sugieren que para el año 2020 la depresión mayor
unipolar sería la segunda causa de enfermedad más importante en el
mundo. Los autores del presente estudio comparten ese punto de vista
debido a que, en su experiencia clínica, el diagnóstico más frecuentemente hallado ha sido el de depresión, y de ahí el interés por aportar
datos sobre este trastorno que contribuyan a su mejor entendimiento,
en comorbilidad con la ansiedad y el suicidio.
La aplicación del BDI, así como el diagnóstico clínico, sugieren
que la mayor cantidad de pacientes sufren depresión en sus diferentes
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niveles de intensidad, lo que concuerda con otras investigaciones (Belló,
Puentes, Medina-Mora y Lozano, 2005; Caraveo y cols., 1997; Caraveo,
Medina-Mora, Rascón y cols., 1996; Jiménez, Bojórquez, Blas, Landa
y Caraveo, 2005; Medina-Mora, Rascón, Tapia y cols., 1992) donde se
señala que la depresión es de los diagnósticos más frecuentes.
También en este estudio la aplicación del BAI y el diagnóstico clínico mostró una frecuencia alta de la ansiedad en sus diferentes niveles
de intensidad, lo que concuerda con lo hallado en otros estudios (Caraveo y Colmenares, 2002; Kessler, Chiu, Demler y Walters, 2005; MedinaMora, Borges, Lara y cols., 2003; World Health Organization, 2000).
La correlación más alta para la muestra de este estudio, medida
por el coeficiente de Pearson, fue aquella entre la depresión y la ansiedad, lo que coincide con lo reportado por otros autores (Agudelo y cols.,
2007; Berlanga, 1993; Gutiérrez-García y cols., 2006; Heinze y cols.,
1999; Heinze y cols., 2002), quienes sugieren que ambas entidades
muestran una alta comorbilidad. También la correlación entre la depresión y el suicidio es fuerte, lo que concuerda con lo reportado por
Kessler y cols. (2005) y Valencia (2007), quienes hallan que entre 45 y
70% de los pacientes con intento suicida sufren depresión. En cambio,
la correlación entre la ansiedad y el suicidio en el presente estudio fue
comparativamente más baja, lo que implica que la asociación entre ambas variables podría ser menos importante, tal como lo sugieren Borges,
Wilcox, Medina-Mora y cols. (2005).
El coeficiente de correlación Pearson entre los diferentes niveles de
depresión con suicidio entraña que, efectivamente, a mayor intensidad
de la depresión, mayor potencial suicida, como ha sido referido por Jiménez, Mondragón y González-Forteza (2007); sin embargo, muestra
también que no toda depresión severa conlleva ideación suicida.
En cuanto a los diferentes niveles de depresión con ansiedad, se
observó que, según el coeficiente de Pearson, la correlación más alta fue
entre depresión moderada y ansiedad, más que entre depresión severa
y ansiedad. Este resultado sugiere que en los individuos con depresión
severa no necesariamente debe de haber ansiedad.
Llama la atención cómo las correlaciones entre ansiedad, depresión y suicidio varían en magnitud cuando dichas variables se segmentan en cortes. Este resultado podría bien deberse a un error experimental, atribuible a la metodología de muestreo no probabilístico empleada
en el estudio; complementariamente, puede revelar que las correlaciones
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entre estas variables son bastante más complejas de lo que se ha pensado hasta ahora. Estudios futuros tal vez aclaren esta cuestión.
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Analizando las variables sociodemográficas, se observó que la mujer acude en búsqueda de atención por problemas de salud mental en
proporción de tres a uno respecto al hombre, según describe la literatura (Belló y cols., 2005; Berenzon, Tiburcio y Medina-Mora, 2005;
Caraveo, 1996; Jiménez y cols., 2005; Salgado y Díaz, 1999), así como
que estas variables tendieron a representar las características de una
muestra obtenida en una clínica universitaria, pues los datos señalan
que el rango de edad más frecuente fue el de 17 a 25 años (40.7%), que
la escolaridad preparatoria abarcó a 40% y que 46.6% de la muestra
fue de solteros.
El diagnóstico clínico de depresión realizado en este estudio a través de la entrevista clínica fue similar al encontrado en otras investigaciones (Campillo y Caraveo, 1979; Soriano y cols., 2003) realizadas en
clínicas para la atención de pacientes con problemas de salud mental
(confirmando así que la depresión ocupa los primeros lugares de frecuencia entre los padecimientos mentales). El BDI mostró una frecuencia para la depresión moderada y severa de un total de 56.6%, tomando el puntaje de 17 como punto de corte entre la depresión leve y la
moderada, próximo al puntaje 14 recomendado por otros autores (Torres
y cols., 1991), reflejando así que el fue más sensible para detectar la
depresión que el diagnóstico clínico.
A su vez, el diagnóstico clínico de ansiedad fue de 21.4%, lo que
muestra una diferencia notable de casi el doble del encontrado por el
BAI , que resultó ser de 45.0% si se abarca a la ansiedad moderada y
severa, tomando el puntaje de 19 como punto de corte entre la ansiedad
leve y moderada. Este hallazgo posiblemente pueda atribuirse a que el
paciente con depresión frecuentemente concede más importancia a los
síntomas de depresión que a los de ansiedad, además de que es frecuente hallar síntomas de ansiedad en pacientes que tienen como diagnóstico principal el de depresión, y a la inversa (Heinze, 2003). Así pues, es
posible que en una primera entrevista el paciente tienda a enfatizar la
depresión y no la ansiedad, además de que el diagnóstico clínico de ambas entidades no es tan sencillo debido al solapamiento de síntomas, como lo afirman Heinze y cols (1999) y Agudelo y cols. (2007). Asimismo,
Berlanga (1993) ha señalado que los manuales de clasificación resultan
ser demasiados rígidos y estrictos para elaborar diagnósticos y, por lo
tanto, para la aplicación clínica.
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En relación al género y los diferentes niveles de intensidad de la
depresión, en este estudio se observó que el nivel de depresión severa
afecta a la mujer en una proporción de dos a uno, aunque Caraveo
(1996) halló que en las formas más severas de depresión aquejan por
igual a hombres y mujeres. En la depresión moderada de este estudio
la proporción fue uno a uno entre ambos sexos, al igual que en Belló y
cols. (2005). Los resultados relacionados con la ansiedad mostraron
algo muy similar en esta investigación, es decir, en la ansiedad severa
la proporción fue de 1.5 mujeres por cada hombre, y para la ansiedad
moderada fue igual en ambos sexos.
Respecto a la edad y los diferentes niveles de intensidad de la depresión, se encontró en este estudio que al comienzo de las décadas
de los 30, 40 y 50 hubo un incremento de la depresión severa. También se observó que el grupo de edad de 26 a 30 años tuvo una frecuencia total de depresión moderada y depresión severa de 72.7%, según lo
cual una parte de la muestra se trataba de población estudiantil en el
momento crítico de la búsqueda de trabajo, pareja e independencia (Benjet y cols., 2004). Además, se ha observado que hay cada vez más jóvenes que aspiran a ingresar a estudios de posgrado sin tener los ingresos suficientes para solventarlos o, aunque tengan la capacidad económica, no logran realizarlos debido a la saturación existente, lo que
acarrea sentimientos de frustración y desesperanza que determinan el
inicio de cuadros depresivos. También se muestra que a partir de los
26 años las frecuencias sumadas de depresión moderada y severa están
alrededor de 70% hasta los 45 años (Patten, Sedwack y Russel, 2001).
Respecto a la ansiedad, se observa un cambio en la ansiedad moderada y severa en el grupo de edad de 21-25 y el de 26-30, lo que
explica nuevamente el enfrentamiento del recién egresado de la licenciatura con el posgrado y el mundo laboral.
En cuanto a los diferentes niveles de depresión según el estado
civil de la muestra, se apreció una mayor frecuencia de depresión moderada y severa en los pacientes separados, viudos y divorciados, lo que
confirma los hallazgos de Berenzon y cols. (2005) acerca de que las personas casadas gozan de mejor salud mental que sus contrapartes solteras. De igual manera, la ansiedad moderada y la severa predominaron en pacientes que estaban en unión libre, separados y divorciados.
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Desde el punto de vista de los diferentes niveles de la depresión
y escolaridad, se halló que a menor escolaridad, mayor depresión severa, dato que concuerda con lo reportado por Salgado y Díaz-Pérez (1999),
Belló y cols. (2005) y Berenzon y cols. (2005) y que indica que la menor escolaridad se asociaría a situaciones económicas desventajosas que
condicionan estados depresivos, lo que podría atribuirse a que los individuos con esos grados escolares no valoran la importancia que tiene
la psicoterapia en el tratamiento de lo problemas psicológicos.
Analizando la ocupación de la muestra de este estudio respecto
a la depresión moderada y la depresión severa, estas fueron más notorias en desempleados y jubilados, al igual que lo hallado por Belló y cols.
(2005), quienes afirman que un disparador de la depresión en los varones es el desempleo. Tales datos sugieren que la desocupación laboral se asocia a mayores niveles de alteración emocional en estas áreas
(cfr. Belló y cols., 2005), y que su contraparte, la ocupación laboral,
puede ser terapéutica. La ansiedad moderada y severa tuvieron una
incidencia similar en los desempleados (59.1%) y en los que trabajaban
(51.5%).
Hacer estudios epidemiológicos en un centro universitario de salud mental como en el caso presente posibilita tener una visión del perfil del paciente que acude en busca de tratamiento en psicoterapia psicoanalítica. Asimismo, permite dotar de un mejor entrenamiento al futuro psicoterapeuta, habilitándolo con mayor énfasis en las patologías
que aparecen con más frecuencia, profundizando en las técnicas de
psicoterapia más adecuadas para tratarlas y posibilitando una mejor
calidad de la atención. También hace posible reflexionar la medida en
que los pacientes con conflictos psicológicos buscan este tipo de centros en las universidades, debido a que las clínicas y hospitales de salud
mental del sector salud y las instituciones descentralizadas (por ejemplo, los Institutos Nacionales de Psiquiatría, Nutrición o Cardiología, etc.)
no pueden ofrecer un tratamiento de estas características, esto es,
psicoterapia de orientación psicoanalítica dos veces a la semana y durante un periodo prolongado.
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