Ejercicios Espirituales para Niños

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Arquidiócesis de Monterrey
en misión permanente
Secretariado de Pastoral Catequética
EJERCICIOS ESPIRITUALES
Cuaresma 2012
Guía del Catequista
Objetivo General: Ayudar a los niños a familiarizarse con el término “conversión”.
Guiarlos en su comprensión de la conversión como una tarea propia de la Cuaresma
que se extiende a lo largo de nuestra vida. Darles ejemplos claros de cómo se da la
conversión en distintas áreas y cómo se pone en práctica en la vida diaria.
Temario de los Ejercicios:
Tema 1: Conversión: del egoísmo a la fraternidad
Tema 2: Conversión: de la indiferencia a la compasión
Tema 3: Distinguir entre el mal y el bien
Tema 4: La alegría de vivir en el amor
Tema 5: ¡Anímate a ser santo!
Metodología:
Objetivo de la sesión
Oración
Desarrollo del tema: el desarrollo del tema varía en cada una de las sesiones;
durante estos ejercicios espirituales desarrollaremos los temas con Lectura Bíblica,
juegos o la narración de cuentos infantiles.
Trabajo: Utilizaremos sopas de letras, imagenes para colorear, etc.
Conclusiones: Cerraremos cada una de las sesiones con una frase pequeña que
intenta ayudar al niño a recordar lo más importante de la sesión.
Recomendaciones:
+ Recibir a los niños en un lugar limpio y agradable, esforzarnos por llamarlos por su
nombre para hacerlos sentir bienvenidos y en casa.
+ Se recomienda que el catequista prepare con anticipación el tema, tenga listo el
material y calcule los tiempos que dedicará a cada parte del programa.
+ Dar especial importancia a los momentos en que leemos las Sagradas Escrituras,
de preferencia hacerlo directamente de la Biblia y procurar situarla en un lugar
especialmente preparado para ella. De esta manera ayudamos al niño a
comprender la importancia que tiene en nuestra vida.
+ Las actividades que sugerimos para estos ejercicios están pensadas para niños de
7 años en adelante, con las debidas adecuaciones puede aplicarse a niños más
pequeños.
+ ¡Pásenla en grande compartiendo el amor de Dios con los más pequeños!
Objetivo:
El día de hoy vamos a compartir con l@s niñ@s los conceptos de:
conversión egoísmo fraternidad
La conversión la trataremos como tema introductorio, porque será el hilo conductor
durante estos ejercicios espirituales. Los temas del egoísmo y la fraternidad los
trabajaremos por medio de juegos.
Oración
Papá Dios estamos muy contentos por estar reunidos en tu casa. Es Cuaresma y hemos
venido a los ejercicios espirituales porque queremos prepararnos para vivir con Jesús la
Pascua. Te pedimos que nos ayudes a convertir nuestro corazón. Queremos que deje de
ser un corazón egoísta, pequeño y triste y se convierta en un corazón que ame a todos
como hermanos. Un corazón grande como el de Jesús.
Trabajo de introducción:
Entregamos la pagina 1 del cuaderno de trabajo a l@s niñ@s y les explicamos que
cuando las personas vivimos lejos de Dios, llenos de egoísmo, enojo, rencor, cuando
se vive en la mentira y los malos sentimientos y acciones el corazón se nos pone
muy triste porque Dios lo creó para amar y solamente amando puede ser feliz.
Convertirse es cambiar el corazón, llenarlo con el amor de Dios y vivir con
generosidad, alegría, perdón... así el corazón se pone contento.
La Iglesia nos pide en Cuaresma vivir la penitencia: ayuno, abstinencia y sacrificios,
la oración y las obras buenas porque estas prácticas nos ayudan a convertirnos. A
dejar de tener un corazón triste para tener un corazón contento.
DESARROLLO DEL TEMA: juego izquierdo - derecho
Objetivo: hablar del egoísmo
Materiales: Hacer con cartulina un corazón para cada niño, dibujarle una carita feliz,
al reverso escribir la palabra FRATERNIDAD. Envolver los corazones de regalo. Es
más divertido el juego si los regalos son distintos en tamaño y color.
Desarrollo: Sentar a los niños en círculo, entregarles un regalo a cada uno y
expliarles que se leerá una historia, cada vez que escuchen la palabra DERECHO
entregarán el regalo que tengan en sus manos a la persona que esté a su lado
derecho y cada vez que escuchen la palabra IZQUIERDO entregarán su regalo a la
persona que esté a su lado izquierdo.
El líder del grupo lee la siguiente historia:
Hay en el norte de un hermoso país una gran ciudad, esta ciudad está al norte, pero
del lado DERECHO de este país que se llama México. La ciudad tiene edificios y
muchas montañas; unas están al lado DERECHO, pero otras están del lado
IZQUIERDO.
Dicen los abuelos y las abuelas que hace no mucho tiempo todos en esta ciudad eran
muy pero muy felices. Los niños de las colonias que están a la DERECHA de la ciudad
podían jugar en la calle horas y horas. Los papás que viven a la IZQUIERDA de la
ciudad salían a sus trabajos sin ningún temor.
Hoy las cosas han cambiado mucho. Juan IZQUIERDO, que vive en el lado
DERECHO de la ciudad, tiene que ir caminando a la escuela todos los días. Sale de
su casa y recoge a su vecino Pepe DERECHO, caminan una cuadra y dan vuelta a la
DERECHA, una cuadra más y dan vuelta a la IZQUIERDA, una cuadra más y dan
vuelta a la IZQUIERDA de nuevo. Para cuando llegan a la escuela ya han ocurrido tres
robos de carros en el lado DERECHO de la ciudad y tres asaltosen el lado
IZQUIERDO.
Todos en la casa de Pepe DERECHO y en la casa de Juan IZQUIERDO están tristes
y asustados y tienen una pregunta: ¿Qué le pasó a nuestra ciudad? María DERECHO,
la abuelita de Pepe DERECHO es una señora muy lista y dice que la ciudad está así
porque muchas personas que viven en ella, del lado DERECHO y también del lado
IZQUIERDO tienen el corazón pequeño y triste.
¿Así ha sido siempre? Le preguntó Pepe DERECHO a su abuelita doña María
DERECHO. “No qué va” contestó María DERECHO. Antes no era así.
Juan IZQUIERDO que estaba de visita en casa de los DERECHO le preguntó a doña
María DERECHO. ¿Por qué el corazón de las personas puede hacerse pequeño,
tanto del lado DERECHO como del lado IZQUIERDO?
María DERECHO contestó: Por algo que se llama EGOÍSMO. ¿Qué es eso? preguntó
Pepe DERECHO. “Juan Izquierdo ve por el diccionario por favor”. Pidió María
DERECHO. Juan IZQUIERDO corrió al librero y del lado DERECHO tomó el
diccionario, brincó el banquito que estaba a la IZQUIERDA del librero y le dio el
diccionario a la abuela María DERECHO.
A, B, C, D, E, Egoísmo dice el diccionario que es: Inmoderado y excesivo amor a sí
mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los
demás. Pepe DERECHO se quedó muy pensativo y preguntó a María DERECHO. A
ver abuelita DERECHO, a ver si entendí bien… ¿Las personas egoístas nada más
piensan en sí mismas, en lo que ellas quieren y no les interesa lo que pase con la
demás gente?
Así es contestó María DERECHO a Pepe DERECHO. Juan IZQUIERDO les dijo: mi
abuelita doña Lucía IZQUIERDO siempre le dice a todos los nietos IZQUIERDO “Por
favor no quiero que ustedes sean de los niños YO MI ME CONMIGO PARA MI
SOLITO. Los niños egoístas, así se apelliden DERECHO o IZQUIERDO son siempre
niños tristes.
Al terminar de el juego, los niños tienen cada uno un regalo en sus manos, antes de
abrirlos platicamos:
¿Cómo creen que estará el corazón cuando somos egoístas, triste o contento?
Dejamos que los niños respondan: triste.
¿Les gusta tener el corazón triste? Dejamos que los niños respondan: ¡No!
Tener el corazón lleno de egoísmo pone el corazón triste y eso no le gusta a nadie,
pero no se preocupen hay un ANTÍDOTO para combatir al egoísmo.
Su nombre puede estar en sus regalos, ábranlos para ver qué hay dentro.
¿Cómo está el corazón que encontraron en su regalo? ¿Triste o contento?
Dar oportunidad para que los niños respondan: “El corazón está contento”.
¿Por qué está contento este corazón? ¿Ya se fijaron que atrás del corazón está
escrita una palabra? ¿Qué dice?
Dar oportunidad para que los niños respondan: FRATERNIDAD.
Juego: Buscando las piezas perdidas
Objetivo: Descubrir el antídoto para el egoísmo... la fraternidad.
Material:
+ Hacer piezas en cartulina para cada una de las siguientes palabra o palabras y
escribir al reverso el número que se indica. Puede ser divertido hacer las
piezas con forma de pieza de rompecabezas o rectangulares en cartulina de
colores.
+ Cartulina que lleve este encabezado: Fraternidad es... sobre esta cartulina se
pegarán más tarde las piezas.
+ Cinta scotch para pegar las piezas en la cartulina.
+ Esconder las piezas en el salón donde vamos a estar antes de iniciar la sesión
del día.
amistad
1
o afecto
2
entre
3
hermanos
4
o entre
5
quienes
6
se tratan
7
como
8
hermanos
9
Desarrollo: Le pedimos a l@s niñ@s que busquen las piezas que se
encuentran escondidas en el lugar en donde estamos y cuando las
tengan les pedimos buscar el número que está escrito al reverso.
Vamos a acomodar las piezas en orden en la cartulina.
Ya con todas las piezas pegadas en la cartulina les pedimos que lean todos
juntos en voz alta:
Fraternidad es…
Amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como
hermanos.
Entregamos a cada niño la hoja de trabajo #1 y les pedimos que hagan la sopa
de letras de las palabras amigas de la fraternidad.
Palabras amigas de la fraternidad:
sonreir verdad ayudar compartir
perdonar
amar oración Jesús
Dios
Trabajo:
Le entregamos a los niños la pagina 2 del cuaderno de trabajo y los invitamos a
buscar en la sopa de letras las palabras amigas de la fraternidad:
sonreir verdad
ayudar
compartir
perdonar
amar oración Jesús
Dios
Conclusiones:
Antes de despedirnos platicamos con los niños que la conversión nos ayuda a
dejar de ser egoístas con corazón triste para poder vivir todos como hermanos y
a tener el corazón contento.
Objetivo: A través del cuento El Gigante Egoísta, veremos cómo la conversión nos
ayuda a dejar atrás la indiferencia que nos mantiene aislados y solos viviendo la
compasión que nos acerca a los demás, nos ayuda a vivir unidos y a ser felices.
Oración:
Papá Dios, estamos de nuevo reunidos en tu casa y estamos muy contentos. Hoy
queremos pedirte un favor, ayúdanos a tener un corazón compasivo como el tuyo. A
veces nuestros corazones se hacen duros y son indiferentes frente al dolor de los
demás. No queremos tener un corazón frío e indiferente, queremos tener un corazón
compasivo y bueno como el de Jesús.
DESARROLLO DEL TEMA: Le pedimos a los niños que se sienten en círculo,
buscando que estén cómodos y les contamos la historia del Gigante Egoísta.
EL GIGANTE EGOÍSTA
Oscar Wilde
Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían acostumbrado a ir a
jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande y hermoso, cubierto de verde y suave
pasto. Las flores brillaban como estrellas, y había una docena de árboles de durazno
que, en primavera, se cubrían de flores, y en otoño daban sabrosos frutos.
Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan bonito que los niños
interrumpían sus juegos para escucharlos.
-¡Qué felices somos aquí!- se gritaban unos a otros.
Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el ogro de Cornualles, y
permaneció con él durante siete años. Al llegar vio a los niños jugando en el jardín.
-¿Qué están haciendo aquí?- les gritó con voz agria. Y los niños salieron corriendo.
-Mi jardín es mi jardín- dijo el gigante. -Ya es hora de que lo entiendan, y no voy a
permitir que nadie mas que yo juegue en él.
Entonces construyó un alto muro alrededor y puso este letrero:
Prohibida la entrada.
Era un gigante muy egoísta, esto lo hacía ser indiferente ante la tristeza que su letrero
causaba en los niños.
Los niños ya no tenían donde jugar.
Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo y piedras,
y además era muy peligroso.
Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas las clases, alrededor del alto muro,
para hablar del hermoso jardín que había al otro lado.
-¡Que felices éramos allí!- se decían unos a otros.
Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de flores y pájaros. Solo en el
jardín del gigante egoísta continuaba el invierno.
Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los
árboles se olvidaban de florecer. Solo una bonita flor levantó su cabeza um día, pero
cuando vio el anuncio se entristeció tanto, pensando en los niños, que se dejó caer
otra vez en tierra y se echó a dormir.
Los únicos contentos eran la Nieve y el Hielo.
-La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban. Podremos vivir aquí durante
todo el año.
La Nieve cubrió todo el jardín con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos los
árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos, y el
Viento aceptó.
Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando las chimeneas.
-Este es un sitio delicioso- decía. -Tendremos que invitar al Granizo a visitarnos.
Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre las tejas del
castillo, hasta que las rompió casi todas, y entonces se puso a dar vueltas alrededor
del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era como el
hielo.
-No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar- decía el gigante
egoísta, al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío. -¡Espero que este
tiempo cambiará!
Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio frutos a todos los
jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno.
-Es demasiado egoísta- se dijo.
Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el
Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles.
Una mañana el gigante estaba recostado en su cama, cuando oyó una música muy
bonita. Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos
que pasaba por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana,
pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la
música más bella del mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el
Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la
ventana abierta.
-Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama miró
el exterior. ¿Qué es lo que vio?
Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían
entrado al jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus ramas. En
todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se
sentían tan contentos de volver a tener consigo a los niños, que se habían cubierto de
capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los pequeños.
Los pájaros revoloteaban y parloteaban felices, y las flores reían irguiendo sus
cabezas. Era una escena encantadora. Sólo en un rincón continuaba siendo invierno.
Era el rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy pequeño. Tan
pequeño era, que no podía alcanzar las ramas del árbol, y daba vueltas a su
alrededor llorando amargamente. El pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve,
y el Viento del Norte soplaba y rugía en torno a él.
-¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero el
niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se compadeció al contemplar
ese espectáculo.
-¡Qué egoísta he sido!- se dijo. -Ahora comprendo por qué la primavera no ha venido
hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol, derribaré el muro
y mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre-.
Estaba verdaderamente apenado por lo que había hecho.
Corrió escaleras abajo, abrió la puerta principal y salió al jardín.
Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y en
el jardín volvió a ser invierno.
Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que no
vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió
cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol. El árbol floreció
inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño extendió sus brazos,
rodeó con ellos el cuello del gigante y le dio un beso.
Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y la
primavera volvió con ellos.
-Desde ahora, este es su jardín, queridos niños- dijo el gigante, y cogiendo una gran
hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente que iba al mercado,
encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los jardines que
jamás habían visto.
Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del gigante.
-Pero, ¿dónde está su pequeño compañero, el niño que subí al árbol?- preguntó.
Era el niño al que el gigante más quería, solamente él se había atrevido a darle un
beso.
-No sabemos- contestaron los niños, se ha marchado.
-Díganle que venga mañana- dijo el gigante.
Pero los niños dijeron que no sabían donde vivía y nunca antes lo habían visto. El
gigante se quedó muy triste
Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban con el
gigante. Pero al niño pequeño, que tanto quería el gigante, no se le volvió a ver. El
gigante era muy bondadoso con todos los niños pero extrañaba a su primer amigo y
con frecuencia hablaba de él.
-¡Cuánto me gustaría verlo!- solía decir.
Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil. Ya
no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los niños y
admiraba su jardín.
-Tengo muchas flores hermosas- decía, pero los niños son las flores más bellas.
Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. Ya no
detestaba el invierno, pues sabía que no es sino la primavera dormida y el descanso
de las flores.
De pronto se frotó los ojos y miró y remiró. Verdaderamente era una visión
maravillosa. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente
cubierto de hermosos capullos blancos. Sus ramas eran doradas, frutos de plata
colgaban de ellas y debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quería.
El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió por el
césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto a él, su cara enrojeció de cólera y
exclamó:
- ¿Quién se atrevió a herirte?- Pues en las palmas de sus manos se veían las señales
de dos clavos, y las mismas señales se veían en sus pies.
-¿Quién se ha atrevido a herirte?- gritó el gigante. -Dímelo para que pueda coger mi
espada y matarle.
-No- replicó el niño, pues estas son las heridas del amor.
-¿Quién eres?- dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió, haciéndole caer de
rodillas ante el pequeño.
El niño sonrió al gigante y le dijo:
-Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el
Paraíso.
Cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto, bajo
el árbol, todo cubierto de capullos blancos, con una enorme sonrisa en sus labios.
TRABAJO:
Al finalizar la historia les damos la hoja de trabajo del día de hoy para que coloreen el
dibujo del Gigante Egoísta y mientras ellos colorean platicamos:
¿Cómo era el corazón del gigante cuando puso el anuncio en la barda de su castillo?
¿Indiferente o compasivo?
Dejamos que los niños respondan: indiferente
¿Creen que el gigante era feliz con su corazón indiferente?
Dejamos que los niños respondan: No
¿Qué lo hizo cambiar, convertirse?
Dejamos que los niños respondan: Aquí las respuestas pueden variar, al final
podemos centrarlos diciendo:
Primero el canto del jilguero, tan hermoso, lo hizo salir de su cama y asomarse a la
ventana, después le gustó ver que la primavera había llegado al jardín y que los niños
jugaban en él, después su corazón se compadeció del niño que lloraba porque no
podía subirse al árbol. Lo que derritió por completo su helado corazón fue el beso que
le dio el niño… ¿se dieron cuenta?
¿Era feliz el gigante con su nuevo corazón, con su corazón compasivo?
Dejamos que los niños respondan: Sí
¿Por qué extrañaba tanto al niño que había ayudado a subir al árbol?
Dejamos que nos respondan: Porque él le había dado un beso.
Fíjense bien como el amor que recibimos ayuda a nuestro corazón a ser compasivo.
CONCLUSIONES:
¿Ya adivinaron quién era el niño que un día regresó al jardín del Gigante?
Dejamos que los niños nos respondan: Jesús… si no adivinan los ayudamos.
Ya sabemos a quién pedirle que nos ayude a tener un corazón compasivo… ¡A Jesús!
Y también podemos pedirle que un día, cuando ya seamos muy viejitos, venga por
nosotros para llevarnos con Él al Paraíso.
Y mientras esperamos que Jesús venga por nosotros para llevarnos al cielo ¿qué les
parece si nos pasamos la vida amando a los demás y haciendo muchas, muchas
cosas buenas?
OBJETIVO:
El día de hoy ayudaremos a l@s niñ@s a comprender que es importante llamar a las
cosas por su nombre, así podrán identificar con mayor certeza las cosas que están
mal y las cosas que están bien. El Espíritu Santo será siempre su mejor consejero.
ORACIÓN:
Papá Dios, estamos de nuevo todos juntos reunidos en tu casa. Hoy queremos pedirte
que ilumines nuestra inteligencia para distinguir con claridad el bien del mal y que
fortalezcas nuestra voluntad para elegir el bien y podamos así vivir como tú nos
enseñas.
DESARROLLO DEL TEMA: LECTURA BÍBLICA
Si es posible tener una Biblia y leer de ella, para que los niños se familiaricen con las
Sagradas Escrituras.
Pedir a los niños que se sienten cómodamente, hacer con ellos un ejercicio de
respiración. Inhalar y exhalar suavemente cinco veces seguidas. Ahora estamos listos
para escuchar la Palabra de Dios.
“Tú eres bueno y haces el bien: enséñame tus mandamientos”.
Salmo 119, 68
¿Quién es Bueno y hace siempre el Bien?
Dejar que los niños respondan: Dios. Él es bueno y hace siempre el bien.
¿Cómo quiere Dios que seamos nosotros?
Dejar que los niños respondan: Quiere que seamos buenos.
¿Qué quiere Dios que hagamos siempre?
Dejar que los niños respondan: Dios quiere que hagamos siempre el bien.
TRABAJO:
Es importante aprender a distinguir el bien del mal. ¿Creen ustedes que sea muy,
muy difícil hacerlo? Puede ser que algunas veces sea muy muy difícil, por eso es
importante estar muy atentos y aprender a llamar a las cosas por su nombre, así no
nos confundimos.
Hay alguien que está siempre listo para ayudarnos a distinguir el bien del mal…
¿Saben quién es?
Dejamos la pregunta sin responder… les entregamos a los niños la pagina 4 del
cuaderno de trabajo. En este ejercicio vamos a descubrir que el Espíritu Santo nos
ayuda a distinguir entre el bien y el mal.
Cuando terminen les entregamos la pagina 5 y les pedimos hacer los ejercicios que
vienen en ella.
CONCLUSIONES:
Tenemos la certeza de que el Espíritu Santo está siempre atento para ayudarnos a
saber qué es lo que tenemos que hacer en cada situación. Él se dedica a indicarnos
el camino... pero necesita que nosotros queramos elegir ese camino.
Inviten a los niños a compartir con todos ejemplos de personas haciendo cosas
buenas, el periódico nos da todos los días muchos ejemplos de gente haciendo cosas
malas y se nos olvida que hay mucha más gente que hace cosas buenas.
OBJETIVO:
El objetivo del día de hoy es descubrir que cuando decimos: “Dios nos creó para
amarlo y ser felices” estamos hablando de una verdad. Todo lo que Dios nos pide: los
mandamientos, las obras de misericordia, etc, nos ayudan a amar a Dios, a los
demás, a nosotros mismos y a ser felices.
ORACIÓN:
Papá Dios, hoy es el cuarto día de ejercicios espirituales, estamos muy contentos
porque nos hemos reunido cada día aquí, en nuestra casa. Queremos darte las
gracias por amarnos, por ser tan bueno, por tener las ideas más geniales del universo
y por estar siempre cerca de nosotros. Ayúdanos a descubrir lo inmenso y maravilloso
de tu amor, haz grande nuestros corazones para que cada día podamos amar un poco
más. Ayúdanos a descubrir la inmensa alegría de amarte a ti, a todas las personas y a
nosotros mismos.
DESARROLLO DEL TEMA: Lectura del cuento Las Mazorcas Doradas Este cuento
enseñará a los niños que estamos mejor y somos más felices cuando buscamos el
bien de la comunidad y no solamente nuestro propio bien. “Soy más feliz y estoy
mejor cuando todos estamos bien” podría ser la síntesis de este cuento.
LAS MAZORCAR DORADAS
cuento tradicional de Hyderabard
Cada año, en una lejana ciudad, se celebraba un concurso para premiar al agricultor
que cultivara las mejores mazorcas de maíz en todo el valle. Cientos de campesinos
se preparaban para lograrlo. Algunos pensaban que la clave era la tierra donde se
sembraba, otros creían que se trataba de aplicar misteriosos fertilizantes. Ninguno
compartía sus secretos, sin embargo, los resultados de sus esfuerzos no eran tan
buenos: las mazorcas resultaban pálidas, pequeñas o secas.
Pasaron los meses de preparación y llegó el día del concurso, al que arribaron varios
agricultores. A todos les sorprendió la participación de un joven campesino,
desconocido para ellos, que se presentó como Avediz. Lo que más llamó su atención
fue el paquete de mazorcas que llevaba consigo, eran grandes, fuertes, de granos
jugosos y dorados: el maíz ideal con el que todos habían soñado.
Al hacer su evaluación, los miembros del jurado no dudaron en reconocer que las
mazorcas de Avediz eran las mejores y le otorgaron el premio. Éste consistía en una
medalla y un diploma. Pero lo más importante es que por haber triunfado, las
autoridades de los pueblos del valle se comprometían a comprar sólo las mazorcas de
Avediz y evitar las de los otros agricultores.
Avediz fue llamado al frente para recibir el premio y se acercó cargando un pesado
costal. Mientras tanto, los demás agricultores pensaban, con tristeza, qué harían con
su maíz de baja calidad y cómo sobrevivirían en el tiempo por venir.
La voz de Avediz los sacó de sus pensamientos.
—Por favor formen una fila —les solicitó.
Todos creyeron que los haría ver, uno a uno, la calidad de sus mazorcas, y sólo
algunos lo obedecieron. Cuando la fila tenía diez o doce personas, Avediz metió la
mano al costal y comenzó a sacar pequeñas bolsas que entregaba a cada uno. En
ellas había numerosas semillas de esa increíble planta de maíz que daba las mejores
mazorcas de la región.
Uno de los miembros del jurado se acercó gritando:
—¿Te has vuelto loco? Si les das esas semillas todos tendrán un maíz igual al tuyo y
perderás un gran negocio —comentó.
Avediz explicó por qué actuaba así.
—Las plantas crecen gracias al polen que el viento lleva de un lado al otro. Como
todos nuestros maizales están en el mismo valle, es muy posible que en mi plantío
pronto crezca el maíz de baja calidad que crece en el de todos ustedes. En cambio, si
yo les doy estas semillas ustedes tendrán una excelente cosecha y la mía no perderá
calidad. En otras palabras, yo sólo puedo estar bien si ustedes están bien.
Pasó el tiempo y ese valle cobró fama por su excelente maíz y la excelente calidad de
sus habitantes.
TRABAJO:
Le pedimos a l@s niñ@s que coloreen el dibujo de la pagina 6 de su cuaderno de
trabajo, mientras ellos colorean platicamos:
+ ¿De qué vivían las personas de la historia que acabamos de escuchar?
Del cultivo del maíz.
+ ¿De qué se trataba el concurso?
De premiar al agricultor que cultivara las mejores mazorcas de maíz.
+ ¿Por qué le iba bien económicamente al ganador?
Porque vendía toda su cosecha.
+ ¿Cómo le iba económicamente a los que no ganaron el concurso?
Mal, porque no vendían sus cosechas.
+ ¿Qué hizo Avediz, el ganador del concurso?
Regaló semillas de su maíz a todos los agricultores.
+ ¿Qué le dijeron los jueces?
¡No! ¡Vas a perder un gran negocio!
+ Avediz explicó por qué estaba repartiendo sus semillas... ¿Qué dijo?
Si los demás tienen mal maíz van a afectar también a mi maíz. Yo solo puedo estar
bien si ustedes están bien.
CONCLUSIONES:
Antes de despedirnos platicamos:
Cuando Dios nos pide algo es porque eso que nos pide es bueno para nosotros y nos
ayuda a ser felices. Papá Dios nos creó, nos conoce perfectamente y sabe que
solamente podemos ser felices si nos amamos unos a otros, por eso Jesús nos pide:
“Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.” Jn 15, 12
OBJETIVO:
El objetivo del día de hoy es ayudar a l@s niñ@s a comprender cómo el
encuentro con Jesús nos llena del amor de Dios, nos lleva a convertirnos y a ser
santos.
ORACIÓN:
Papá Dios, hoy es el último día de los ejercicios espirituales. Llénanos de tu
amor y ayúdanos a vivir con alegría sirviendo a nuestros hermanos. Ayúdanos a
parecernos cada día un poco más a Jesús.
DESARROLLO DEL TEMA: Leemos la historia “El día más feliz en la vida de
Zaqueo”.
El día más feliz en la vida de Zaqueo.
Jesús y sus amigos viajaban mucho.
En aquél tiempo no había camiones,
carros ni aviones. Los viajes se hacían a
pie o a veces en burro o en camello.
Un día Jesús y sus amigos iban a
Jerusalén, en el camino a Jerusalén
estaba una pequeña ciudad llamada
Jericó.....
El sol brillaba fuerte en Jericó, hacía
mucho calor. El mercado estaba lleno, la
gente compraba granadas, higos y
muchas cosas más. Había mucho
alboroto, la gente platicaba y pasaban,
de boca en boca, alguna noticia
importante.
En ese momento llegó al mercado un
hombre chaparrito, venía vestido con
una túnica de colores y unas sandalias
muy elegantes, se veía desde lejos que
era un hombre muy rico. ¿Tendrá alguna
fábrica? No. Es Zaqueo, el jefe de los
publicanos. Zaqueo tiene un negocio
tramposo, cobra impuestos a los
habitantes de Jericó y luego le da el
dinero a los Romanos, el truco es que
cobra de más a la gente y después se
queda con el dinero.
¡AY ZAQUEO!
Esa es la razón por la que Zaqueo no
tiene amigos, nadie visita nunca su
casa. ¨No me importa no tener amigos¨,
piensa Zaqueo, ¨en mi casa tengo
muchos morralitos llenos de dinero y
puedo comprar muchas cosas,
muchísimas. ¿Ven mi túnica? Es de una
tela muy fina, mis sandalias son también
muy elegantes. No me importa que
nadie me hable, me encanta tener
tantos morralitos llenos de dinerito¨.
¡Ay Zaqueo!
Zaqueo comenzó a hacer sus compras,
muchas granadas, muchos higos, ¨mmm
qué rico, voy a comer muy sabroso hoy¨.
De repente se dió cuenta que la gente
murmuraba y que estaban muy
alborotados, ¨¿de qué estarán
hablando?¨ Zaqueo no se aguantó la
curiosidad y como no podía preguntarle
a nadie, porque no le iban a contestar,
entonces se acercó a un grupo de
gente, muy despistado, para escuchar.
¨Jesús de Nazaret viene de camino a
Jericó¨, decían. Zaqueo vió como la
gente comenzó a irse del mercado.
Seguro van a la orilla del camino para
ver pasar al Nazareno.
Zaqueo siguió haciendo sus compras,
quería cebollas moradas y pescado,
andaba escogiendo un pescado que se
viera fresco y delicioso cuando pensó:
“hace tiempo que oigo hablar de Jesús
de Nazaret..... ¿iré a verlo?” Estaba
indeciso, pero una vocecita dentro de su
cabeza lo animaba a ir. ¨Voy a ir¨, pensó.
Se fue del mercado y dejó las compras
en su casa.
Como se tardó tanto, cuando llegó la
orilla del camino estaba toda ocupada.
Zaqueo era muy chaparrito, ni de chiste
iba a poder ver a Jesús con toda esa
gente delante de él, tapándole toda la
vista del camino.
¨¿Qué voy a hacer? Tengo que pensar
rápido¨, Zaqueo era muy listo así que se
puso a pensar rápido, rápido. Vio un
árbol a la orilla del camino, era un
Sicomoro. A Zaqueo se le iluminó la
cara, como se ilumina un foco cuando lo
prendes, los ojos le brillaron de
emoción. Señal de que tuvo una gran
idea.
Corrió hasta el Sicomoro y aunque
batalló un poco, logró subirse a una
rama y se sentó ahí.
¡Bravo Zaqueo, qué buena idea!
El ruido aumentaba cada vez más, la
gente estaba muy entusiasmada.
Zaqueo se sintió feliz de estar arriba del
árbol, ahora sí podría ver a Jesús.
Allá viene, pensó Zaqueo, seguro viene
con aquél grupo de gente que se ve a lo
lejos. ¿Cómo será Jesús?
El grupo de gente que viajaba se
acercaba cada vez más a donde
estaban todos los de Jericó que habían
salido a la orilla del camino para ver a
Jesús, todos gritaban y se empujaban
para poder verlo.
¿Saben lo que pasó cuando Jesús
llegó?
Jesús se abrió paso entre la multitud,
se paró justo debajo del Sicomoro
donde estaba Zaqueo, vió a Zaqueo
directo a los ojos y dijo: “Zaqueo, baja
rápido del árbol, hoy tengo que
quedarme en tu casa”.
Zaqueo estaba con la boca abierta....
¨¿Qué escuché?
¿Dijo mi nombre?
¿Oyeron que dijo Z A Q U E O?¨
El corazón de Zaqueo hacía así:
tun, tun, tun, tun, tun, tun, bien rápido.
Dos lágrimas se le escaparon de los
ojos.
¨¡Jesús quiere ir a mi casa!¨
Se bajó de un brinco.
A la gente de Jericó no le dio el mismo
gusto escuchar eso.
¨¿Va a ir a casa de Zaqueo?
Zaqueo es un pecador,
todos lo sabemos.
¿Cómo quiere ir a su casa?
¨
A la gente de Jericó se le
había olvidado que todos
somos pecadores. Unos cometen
pecados que todos conocen, otros no.
Los pecados de unos son grandotes, los
de otros son chiquitos, pero todos
hemos cometido pecados, todos nos
hemos alejado del amor.
Solo que algunos no queremos
reconocerlo y otros sí lo reconocen.
Zaqueo era de los que sí se daba
cuenta de sus pecados, la gente se lo
recordaba todos los días.
Zaqueo iba feliz a su casa,
¡llevaba visitas, llevaba a Jesús!
Jesús fue a casa de Zaqueo, comió con
él, platicaron mucho. Por primera vez en
su vida Zaqueo no se sintió señalado, ni
condenado. Jesús lo conocía, si sabía
su nombre seguro que también sabía de
sus trampas y como quiera quiso ir a
comer con él.
“Jesús”, dijo Zaqueo. “Creo en ti, ahora
que te conozco ya no puedo vivir como
vivìa antes, quiero cambiar.
¿Sabes lo que voy a hacer?”
“¿Qué vas a hacer Zaqueo?” preguntó
Jesús viéndolo con mucho amor y con
una gran sonrisa.
¨Mira, ven, te voy a enseñar algo.
¿Ves todos esos morralitos?
Están llenos de dinero. Voy a repartir la
mitad de todo lo que tengo entre los
pobres y a la gente que le robé dinero le
voy a pagar cuatro veces lo que le
quité”.
Jesús lo vio con mucho amor y se
despidió de Zaqueo, debía continuar su
viaje a Jerusalén.
Zaqueo se quedó con los ojos llenos de
lágrimas y el corazón contento, muy
contento. Así pasa a veces.
¿Se fijaron? Zaqueo era un pecador, si
es cierto, por eso Jesús fue a comer con
él.
Hoy a Zaqueo le pasaron varias cosas,
¿se dieron cuenta?
Zaqueo se ENCONTRÓ con Jesús.
Zaqueo creyó, tuvo FE.
Zaqueo se CONVIRTIÓ.
Convertirse es hacer exactamente lo
que hizo Zaqueo, al encontrarse con
Jesús, su corazón se llenó de amor y
así, con el corazón lleno de amor ya no
pudo seguir haciendo las cosas feas que
hacía antes. entonces cambió.
Ya con el corazón lleno del AMOR de
Dios, hacer cosas amorosas será
natural, cosas como: sonreir, perdonar,
compartir, etc.
Cuando nosotros nos encontramos con
Jesús, nos pasa igualito que a Zaqueo.
Creemos en Jesús, Dios llena de amor
nuestro corazón y nosotros hacemos
cosas amorosas, cosas buenas y
dejamos de portarnos mal.
Nos convertimos.
TRABAJO:
Entregamos a l@s niñ@s la pagina 7 de su cuaderno de trabajo, les pedimos que
coloreen la tira con las ilustrasciones de la vida de Zaqueo y el puesto del mercado.
Cuando las piezas estén coloreadas se recortan. Se recortan las dos líneas que se
encuentran dentro del puesto de mercado.
La parte superior de la tira con las ilustraciones de la vida de Zaqueo se meten de
atrás hacia el frente por la ranura de abajo del puesto de mercado, después se pasa
hacia atrás por la ranura de arriba. Se pega con cinta adhesiva los dos exremos de la
cinta.
Queda como una especie de “cine” los niños pueden dar vuelta a la tira para ir
contando la historia de Zaqueo a su familia o amigos.
CONCLUSIONES:
A cada pregunta damos oportunidad a los niños para que respondan, si es
necesarios los guiamos a la respuesta correcta.
¿Qué le pasó a Zaqueo cuando conoció a Jesús?
Se convirtió.
¿Cómo era Zaqueo antes de conocer a Jesús, egoísta o fraterno?
Era egoísta.
¿Antes de conocer a Jesús Zaqueo podía sentir compasión por los demás o era
indiferente?
Era indiferente.
¿Hasta cuándo pudo Zaqueo distinguir el mal del bien y hacer el bien?
Hasta que conoció a Jesús.
¿Cuándo fue feliz Zaqueo? ¿Cuándo vivía en el egoísmo o cuando vivió en el amor?
Cuando vivió en el amor y compartió con los demás.
Parece que Zaqueo está en el camino correcto para ser santo...
+Ama a Dios sobre todas las cosas y a su prójimo como a sí mismo y se dedica ahora
a hacer el bien.
¿Te animas a ser santo tú también?
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