PERSONALIDAD, CONDUCTA CONSISTENTE, E INMUNIDAD.

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PERSONALIDAD, CONDUCTA CONSISTENTE, E INMUNIDAD.
José Vidal Gómez.
Facultad de Psicología, Universidad de Barcelona
Passeig de la Vall d'Hebron, 171, C.P.: 08035
Barcelona. España
RESUMEN:
¿Hay alguna asociación entre las disposiciones conductuales (rasgos de personalidad) y la
respuesta inmune?. Igualmente podría plantearse la cuestión de si hay alguna relación entre una
conducta animal consistente (cuyas medidas a lo largo del tiempo están correlacionadas) y la
respuesta inmune. En esta comunicación, se pasará revista a los (pocos) trabajos hechos sobre la
relación personalidad-inmunidad y se expondrán algunos hallazgos del autor sobre la asociación
entre algunas conductas del ratón y la respuesta de anticuerpos.
En el estudio de la relación personalidad-inmunidad, se han empleado diversos modelos de
personalidad: biológico-factoriales (modelo de Eysenck, modelo de los Cinco Grandes), locus de
control, necesidad de poder y de afiliación, estilo atributivo; además se han empleado otros estados
relacionados con la personalidad (estado de ánimo, preocupación, agresividad). En cuanto a
medidas de inmunidad, se han enumerado los linfocitos sanguíneos (totales y de cada clase), se ha
medido el nivel sanguíneo de anticuerpos (totales y contra antígenos concretos) y el nivel salivar de
anticuerpos IgA, y se han estimulado los linfocitos con mitógenos. En conjunto, no se puede
precisar la forma de la relación entre personalidad e inmunidad porque los pocos estudios hechos
han utilizado diversas medidas de personalidad y de inmunidad.
En animales de laboratorio, la asociación entre conducta e inmunidad puede investigarse por
correlación genética (por ejemplo, si los ratones criados por su alta o baja producción de
anticuerpos manifiestan diferencias conductuales) o buscando, en animales no consanguíneos, una
correlación entre ciertas conductas y la respuesta inmune.
Los resultados obtenidos por el autor de esta comunicación muestran que: 1) los ratones buenos y
malos productores de anticuerpos presentan diferencias en algunas conductas (resistencia a la
captura, incorporación en un campo abierto) y 2) en ratones no consanguíneos, la respuesta de
anticuerpos (IgM e IgG) a hemocianina no correlaciona con las conductas anteriores. En animales
de laboratorio, tampoco es posible definir la forma de la relación entre conductas estables e
inmunidad.
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PERSONALIDAD E INMUNIDAD.
¿Hay alguna relación entre la Personalidad de un sujeto y la magnitud de su respuesta inmune?.
Esta cuestión está poco estudiada, por el método científico, y los resultados son variados, por lo
que no se puede dar una respuesta clara a la pregunta anterior. Una revisión bibliográfica del tema
muestra considerable heterogeneidad en cuanto a los modelos de Personalidad utilizados y a los
índices de inmunidad medidos; por tanto, no es sorprendente que los resultados obtenidos no sean
directamente comparables entre si; además, las investigaciones realizadas son escasas. Con estas
consideraciones en mente, se pasará una revista rápida a los trabajos hechos sobre la relación
entre Personalidad e inmunidad; en esta revisión, y a fin de sistematizar los hallazgos, se
ordenarán las investigaciones hechas en función del modelo de Personalidad utilizado.
Modelos biológicos-factoriales:
* El modelo de Eysenck:
Se ha investigado la relación entre el estrés de los exámenes académicos y la concentración
sanguínea de anticuerpos: El factor de neuroticismo (evaluado mediante el Eyseck Personality
Inventory) correlacionaba positivamente con la concentración de IgM (Vassend y Halvorsen, 1987).
La proporción de linfocitos T sanguíneos puede estar relacionada con el Neuroticismo (Girgis,
Shea, y Husband, 1988). Se eligieron aquellos voluntarios (estudiantes universitarios) que dieron
puntuaciones extremas en los siguientes tests: Cuestionario de Salud General, Locus de Control, y
Neuroticismo. Se estudió el efecto del estrés de una extracción sanguínea sobre el porcentaje de
linfocitos T sanguíneos y sobre la actividad de las células NK: Se detectó un descenso de los
porcentajes de los linfocitos totales (T3) y auxiliadores (T4), así como de la actividad NK. Aunque la
muestra estaba sesgada, los resultados sugieren una relación entre una dimensión de personalidad
(Neuroticismo) y el sistema inmune.
En maestras crónicamente estresadas, el Neuroticismo (según el Eysenck Personality Inventory)
correlacionaba negativamente con el nivel de anticuerpos sanguíneos de clase IgM, IgG, e IgA
(Ursin, Mykletun, Tonder, Vaernes, Relling, Isaksen, y Murison, 1984).
En sujetos sanos, el Neuroticismo (según el Eysenck Personality Questionnaire) correlacionaba
positivamente con el número de leucocitos sanguíneos, pero, además, los distintos factores que
forman la dimensión de Neuroticismo correlacionaban positivamente con el número de las
diferentes clases de leucocitos: depresión con número de neutrófilos, irritabilidad con número de
linfocitos, ansiedad con número de monocitos, inestabilidad con número de basófilos (Daruna,
1996).
En estudiantes universitarios (la mayoría mujeres) la inmunidad celular (evaluada mediante la
reacción cutánea de hipersensibilidad retardada al compuesto químico 1-cloro-2,4-dinitrobenzeno)
no correlacionaba con las puntuaciones en Neuroticismo, Extraversión, o Psicoticismo del Eysenck
Personality Questionnaire (Fusté y Ruiz, 2000).
En estudiantes universitarios que fueron vacunados contra la hepatitis A y B simultáneamente, el
nivel de anticuerpos anti-hepatitis A, o anti-antígeno de superficie de la hepatitis B, correlacionaba
con las puntuaciones en Extraversión o Psicoticismo del Eysenck Personality Questionnaire, pero
la correlación dependía de la muestra (hombres o mujeres) y del momento de la medida de
anticuerpos (después de la primera, segunda, o tercera inmunización) (Fusté y Tous, 1998): En la
muestra de 62 mujeres, la Extraversión correlacionaba negativamente con la respuesta de
anticuerpos anti-hepatitis A después de la segunda inmunización, y el Psicoticismo correlacionaba
negativamente con la respuesta de anticuerpos anti hepatitis A tras la tercera inmunización; el
Neuroticismo no correlacionaba con ninguna medida de anticuerpos. En los hombres, ni la
Extraversión, ni el Neuroticismo, ni el Psicoticismo, correlacionaban con las diversas medidas de
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anticuerpos (una explicación probable podría ser el pequeño tamaño de la muestra, 21 hombres).
* El modelo de los "Cinco Grandes":
En una muestra formada por hombres y mujeres no estresados, la extraversión tenía una
correlación baja y negativa con la actividad de las células NK, pero no correlacionaba con el
número de leucocitos sanguíneos (totales, linfocitos T totales, linfocitos T CD4+, linfocitos T CD8+,
linfocitos B, células NK); en la misma muestra, ni el el neuroticismo, ni la "agreeableness",
correlacionaban con la concentración de leucocitos anteriores o con la actividad NK (Miller, Cohen,
Rabin, Skoner, y Doyle, 1999).
En una muestra formada por doctorandos (hombres y mujeres) sanos, el neuroticismo estaba
asociado negativamente con el nivel de anticuerpos anti-antígeno de superficie del virus de la
hepatitis B, a los 3,5 meses después de la segunda inyección y antes de la tercera inyección de la
vacuna (Marsland, Cohen, Rabin, y Manuck, 2001).
En los trabajos revisados, se han medido índices de inmunidad; en otros trabajos no se ha medido
la inmunidad, sino que se han evaluado los síntomas de una infección viral, que dependen, en
parte, de la inmunidad del sujeto:
La intensidad de los síntomas de la rinitis infecciosa está relacionada con la dimensión de
Extraversión (Totman, Kiff, Reed, y Craig, 1980). Los sujetos (voluntarios humanos) pasaron el
cuestionario de Estrés Vital Reciente (Schedule of Recent Experience and Loss Index), el
cuestionario de Eysenck (Eysenck Personality Inventory), y fueron instilados nasalmente con
rinovirus: los introvertidos estaban más infectados que los extravertidos (a juzgar por la cantidad de
virus presentes en la secreción nasal) y mostraron peores síntomas. La dimensión de Neuroticismo
no correlacionó con la severidad de los síntomas de la infección.
En otro experimento (Broadbent, Broadbent, Phillpotts, y Wallace, 1984), los sujetos pasaron el test
de Eysenck (EPQ) y se les instiló en la nariz virus de la gripe: Los introvertidos estaban más
infectados que los extrovertidos (a juzgar por la cantidad de virus aislados en los sujetos), pero no
mostraron peores síntomas.
Utilizando un diseño similar al descrito (inoculación intranasal de rinovirus), otros estudios no han
encontrado relación entre la introversión y la intensidad de los síntomas o la extensión de la
infección (Smith, Tyrrell, Coyle, Higgins y Willman, 1990; Cohen, Tyrrell y Smith, 1993). En el último
estudio (Cohen et al., 1993), se encontró una asociación positiva entre el estrés percibido por los
sujetos y la morbilidad (porcentaje de sujetos que desarrollan la enfermedad), y esta asociación era
independiente de las puntuacionesen la escala de extraversión.
Se ha encontrado una asociación positiva entre susceptibilidad al catarro (inducido mediante
instilación de gotas nasales que contenían rinovirus) e introversión (según el modelo de los "Cinco
Grandes") (Cohen, Doyle, Skoner, Rabin y Gwaltney, 1997; Cohen, Frank, Doyle, Skoner, Rabin y
Gwaltney, 1998). En estos estudios, se ha encontrado una asociación entre la susceptibilidad al
catarro y los factores siguientes: duración del estrés (cuanto más larga la duración, mayor la
susceptibilidad), extensión del apoyo social (cuanto mayor el apoyo, menor la susceptibilidad), y
extraversión (cuanto mayor la introversión, mayor la susceptibilidad).
En resumen, no está clara la asociación entre la dimensión de Extraversión-Introversión y la
severidad de los síntomas o la extensión de la infeción, subsiguientes a la instilación nasal de virus
respiratorios.
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Necesidad de poder y de afiliación.
Hay una relación entre el nivel de inmunoglobulina A (IgA) salivar y una dimensión específica de
personalidad: La motivación de poder y de afiliación (McClelland, Ross, y Patel, 1985). Estos
motivos, que se evaluaron mediante el Test de Apercepción Temática (TAT), reflejan la "Necesidad
de poder" (o tendencia a influir sobre los otros) y la "Necesidad de afiliación" (o tendencia a buscar
cooperación con los otros). Los sujetos (estudiantes universitarios) mostraron, al final de un
examen, un incremento (con respecto al nivel basal) de IgA salivar, y este incremento había
desaparecido al cabo de 1 hora y 45 minutos después del examen; el descenso fue más acusado
en los sujetos con mayor necesidad de poder, y apenas se notaba en los sujetos con mayor
necesidad de afiliación. Se atribuyeron estos cambios al incremento en la secreción de
noradrenalina causado por el examen; el incremento fue mayor en los sujetos con mayor necesidad
de poder. En otro estudio (Jemmott, Borysenko, Borysenko, McClelland, Chapman, Meyer, y
Benson, 1983), los estudiantes universitarios con motivación de afiliación presentaban, a lo largo
del curso, y no solo durante los exámenes, mayores niveles de IgA salivar que los estudiantes con
motivación de poder.
La motivación de poder y de afiliación está tambien relacionada con la actividad de las células NK:
las células NK de los sujetos que mostraban mayor estrés y motivación de poder tenían menor
actividad que las celulas NK de los controles, mientras que las células NK de los sujetos con menor
estrés y mayor motivación de afiliación tenían la mayor actividad (Jemmott , Hellman, Locke, Kraus,
Williams, y Valeri, 1990).
Estilo atributivo (attributional style).
El estilo explicativo (Explanatory Style), o forma de explicar los sucesos negativos (según se
consideren causados por uno mismo, o por causas ajenas), está asociado, en ancianos, con el
cociente T4/T8 (proporción de linfocitos T auxiliadores / proporción de linfocitos T supresores) y con
la respuesta de los linfocitos T a la fitohemaglutinina (Kamen-Siegel, Rodin, Seligman, y Dwyer,
1991): Los sujetos con un estilo explicativo pesimista (que se consideran responsables de los
sucesos negativos y que consideran a éstos como persistentes y de largo alcance) dieron un
menor cociente T4/T8, y sus linfocitos respondieron menos, in vitro, a una concentración moderada
de fitohemaglutinina que los sujetos con un estilo explicativo más optimista.
El optimismo puede, o no, contrarrestar el efecto inmunodepresor del estrés, dependiendo de la
duración de éste: si es de corta duración, contrarresta el efecto del estrés sobre los diversos tipos
de linfocitos, pero si el estrés es de larga duración, los optimistas presentaban un descenso de la
actividad NK (Cohen, Kearney, Zegans, Kemeny, Neuhaus, y Stites, 1999). No obstante, frente a
un estresor de laboratorio de 20 minutos de duración, los optimistas mostraron un descenso de la
actividad NK (Sieber, Rodin, Larson, Ortega, y Cummings, 1992).
En estudiantes de Derecho, el optimismo académico (por ejemplo, "soy optimista con respecto mis
posibilidades de éxito") que tenían antes de comenzar el semestre estaba asociado al número de
linfocitos T CD4+ sanguíneos, y a la actividad de las células NK sanguíneas, durante el semestre;
sin embargo, el optimismo disposicional (por ejemplo, " en los momentos de incertidumbre,
generalmente espero lo mejor") no mostraba tal asociación (Segerstrom, Taylor, Kemeny, y Fahey,
1998).
Los sujetos cuyo yo real (actual self) era diferente de su yo ideal (ideal self), o los sujetos cuyo yo
real difería del yo que los padres de los sujetos esperaban, tenían células NK cuya actividad era
menor que las células de un grupo control (Strauman, Lemieux, y Coe, 1993).
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Otros modelos.
Se ha encontrado una correlación baja, aunque significativa, entre la actividad de las células NK y
las puntuaciones en el Test de Minnesota (MMPI): en la mujer, la actividad NK correlacionaba
negativamente con las escalas de Paranoia y Desajuste, y positivamente con la escala de Fuerza
del Yo; en el hombre, la actividad NK correlacionaba negativamente con las escalas de
Hipocondría, Desviación Psicopática, Psicastenia, Manía, y Desajuste (Heisel, Locke, Kraus, y
Williams, 1986).
* locus de control
En una muestra de maestras estresadas crónicamente, las puntuaciones en Control Interno de la
Escala de Rotter correlacionaban negativamente con las concentraciones sanguíneas de IgM, IgG,
e IgA (Ursin, Mykletun, Tonder, Vaernes, Relling, Isaksen, y Murison, 1984).
Se ha encontrado una interacción entre el estrés diario (daily hassles), el locus de control (control
que cree tener el sujeto sobre su salud), y la concentración de IgA en saliva (Kubitz, Peavey, y
Moore, 1986): los sujetos que puntuaron alto en la escala de locus de control y confesaron mayor
estrés diario tenían menos IgA que los sujetos altos en locus de control con menos estrés diario; en
conjunto, los sujetos que puntuaron alto en locus de control tenían menos IgA salivar que los
sujetos que puntuaron bajo.
* estilo represivo (negación o minimización de las emociones negativas en situaciones
estresantes)
Los sujetos considerados represores, a juzgar por los estilos interpersonales preferidos del Millon
Behavioral Health Scale, presentaban un descenso de la inmunidad celular (evaluada por el nivel
alto de anticuerpos anti-virus de Epstein-Barr) (Esterling, Antoni, Fletcher, Margulies, y
Schneiderman, 1994).
En un estudio de revelación de experiencias estresantes e inmunidad, los estudiantes universitarios
considerados represores, a partir del Millon Behavioral Health Scale, tenían mayor nivel de
anticuerpos contra virus de la familia del herpes que los sujetos no represores (Esterling, Antoni,
Kumar, y Schneiderman, (1990).
Sin embargo, si la represión se evalúa por las puntuaciones bajas en ansiedad rasgo (según la
Manifest Anxiety Scale de Taylor) + puntuciones altas en defensa ("defensiveness" de la Social
Desirability Scale de Marlowe-Crowne), entonces la represión no está asociada al nivel de
anticuerpos anti-virus de Epstein-Barr (Esterling, Antoni, Kumar, y Schneiderman, 1993), sino a un
descenso del número de monocitos en sangre.
En una muestra de estudiantes, el estilo represivo estaba asociado negativamente con el número
de monocitos sanguineos y positivamente con el número de eosinófilos (Jamner, Schwartz, y Leigh,
1988).
Cuando la represión se evaluó como una combinación de las puntuaciones en ansiedad (según la
Escala de Neuroticismo de Willoughby) y en defensa (según la Escala de Absorción de
Tellegen-Atkinson), las estudiantes universitarias que mostraban alta defensa y baja ansiedad
tenían menos linfocitos T CD8+ en sangre que las alumnas con menos represión (Shea, Burton, y
Girgis, 1993).
Cuando la represión se evaluó según una tarea experimental basada en el Test de Aprcepción
Temática y en cuestionarios, los maestros de enseñanza secundaria que mostraban mayor defensa
(tendencia a reprimir estímulos amenazadores) presentaban menor número de monocitos y de
linfocitos B en una situación estresante que en la línea base, pero el número de células NK no se
alteró (Olff, Brosschot, Godaert, et al., 1995).
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Agresividad.
La conducta antisocial-agresiva, evaluada según el DSM IV, correlacionaba positivamente, y
significativamente, con el número de linfocitos T CD3, T CD4, T CD8, B, y con nivel sanguíneo de
anticuerpos IgM totales, pero los coeficientes de correlación eran bajos (<= 0.15) (Granger, Booth,
y Johnson, 2000).
Hostilidad cínica (cynical hostility) [los sujetos con esta característica son desconfiados,
sospechan de todo, y se enfadan fácilmente]
Este rasgo de personalidad puede influir en el efecto del estrés sobre la inmunidad, como se
desprende de los estudios siguientes:
En un estudio sobre revelación de experiencias estresantes e inmunidad, los estudiantes
universitarios, hombres, que presentaban alta hostilidad tuvieron un aumento de actividad de sus
células NK, pero no se dio ese aumento en las células de los estudiantes (hombres) no hostiles
(Christensen, Edwards, Wiebe, et al., 1996).
En una muestra de personas, en la que el 69% eran hombres, el hablar en público aumentó el
número de células NK en sangre, y el aumento fue más acusado en los sujetos que expresaban
más hostilidad (Mills, Dimsdale, Nelesen, y Dillon, 1996).
En una discusión de problemas por parejas casadas, los maridos hostiles (que expresaron ira)
incrementaron el número y la actividad de las células NK, mientras que los maridos no hostiles, los
maridos que no expresaron ira, y las esposas no incrementaron el número o la actividad de las
células NK (Miller, Dopp, Myers, Felten, y Fahey, 1999).
Preocupación (worry).
Se ha estudiado el efecto de la preocupación sobre un índice de inmunidad (número de células NK)
(Segerstrom, Glover, Craske, y Fahey, 1999). Un grupo de personas que puntuaron alto en el rasgo
de procupación y otro grupo que puntuó normal en el mismo rasgo, se expusieron a un estímulo
fóbico (serpiente o araña) durante 5 minutos, mientras que un grupo de control no se expuso a
ningún estímulo: Sólo el grupo con preocupación normal experimentó un aumento del número de
células NK en sangre.
El efecto de la preocupación sobre el número de células NK se observó tras el terremoto de
Northridge, California, de 1994: Un grupo de sujetos situados cerca del epicentro se dividió en
sujetos altos y bajos en preocupación rasgo; a las 2 semanas del terremoto, los individuos altos en
preocupación tenían 25% menos células NK que los controles, mientras que los individuos bajos en
preocupación sólo tenían 9% menos (Segerstrom, Solomon, Kemeny, y Fahey, 1998).
Estado de ánimo.
El nivel salivar de IgA específica (es decir, producida en respuesta a la inmunización) varía, de un
dia para otro, con el estado de ánimo (Stone, Cox, Valdimarsdottir, Jandorf, y Neale, 1987; Stone,
Neale, Cox, Napoli, Valdimarsdottir, y Kennedy-Moore, 1994). Los sujetos (estudiantes de
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Medicina) ingirieron 100 mg diarios de seroalbúmina de conejo durante 10 semanas; además
pasaron el Cuestionario de Estado de Animo de Nowlis y suministraron una muestra de saliva con
una frecuencia de 3 veces por semana. Las concentraciones diarias de IgA anti-albúmina de
conejo, medidas por ELISA (Enzyme-Linked Immunosorbent Assay), eran mayores en los días de
mejor humor y menores en los días de peor humor.
En sujetos sanos, se suscitaron estados de ánimo positivos o negativos al recordar experiencias
positivas o negativas, y ambos estados produjeron un descenso de la proliferación linfocitaria al
mitógeno fitohemaglutinina, junto a un aumento del número de neutrófilos (Knapp, Levy, Giorgi,
Black, Fox, y Heeren, 1992).
En actores, se suscitaron estados de ánimo positivos, o negativos, acompañados de activación
(arousal) alto o bajo: La proliferación linfocitaria tras la estimulación con el mitógeno
fitohemaglutinina estaba aumentada en los estados positivos y disminuida en los estados
negativos; la actividad NK era comparable en ambos estados (Futterman, Kemeny, Shapiro, y
Fahey, 1994).
En una muestra de estudiantes universitarios, la mayoría mujeres, la reacción cutánea de
hipersensibilidad retardada (14 días después de la aplicación del 1-cloro-2,4-dinitrobenzeno)
correlacionaba negativamente con la escala de Activación del Inventario Diferencial de Adjetivos
para la evaluación del Estado de Animo (Fusté, 1996) [el Inventario Diferencial de Adjetivos para la
evaluación del Estado de Animo (Tous y Andrés, 1990) evalúa el estado de ánimo por la
percepción que tiene el sujeto de su nivel de energía; la escala de Activación de ese cuestionario
refleja el nivel de energía que tiene el sujeto en función de la tarea a realizar].
RELACIÓN, EN ANIMALES, DE ALGUNOS RASGOS CONDUCTUALES CON DISTINTOS
PARÁMETROS DEL SISTEMA INMUNE.
En general, son relativamente pocos los trabajos que relacionan rasgos conductuales con la
respuesta inmune. Se ofrece a continuación una revisión de los trabajos efectuados sobre la
relación entre rasgos conductuales y diversos índices del funcionamiento del sistema inmune.
La artritis inducida por inyecciones de colágeno está relacionada, en ratas, con algunas conductas
consideradas emocionales (Nowlis, 1984). Se midió la emocionalidad como una combinación de las
puntuaciones de las variables deambulación y defecación en la prueba del campo abierto, y se
indujo una forma de artritis por inyección de colágeno: La severidad de la enfermedad (medida por
el número de patas inflamadas y duración de la inflamación) correlacionaba positivamente con la
emocionalidad y con el peso.
Cohen, Crnic, y Dixon (1982) encontraron, en siete cepas murinas consanguíneas, una correlación
entre el número de linfocitos T en médula ósea y la deambulación en la prueba del campo abierto.
La actividad de las ratas en un nuevo entorno estaba asociada con el descenso de la respuesta
inmune producido por el estrés: Las ratas que mostraban mayor actividad exploratoria
experimentaban una reducción menor de la respuesta inmune en condiciones de estrés (Sandi,
Borrell, y Guaza, 1992).
Las ratas criadas selectivamente por su alta o baja conducta de evitación activa [ratas Roman
high-avoidance (RHA) y low-avoidance (RLA)] presentan diferencias en la respuesta de sus
linfocitos a fitomitógenos (Sandi, Castanon, Vitiello, Neveu, y Mormède, 1991). Los linfocitos
esplénicos de las ratas RHA mostraron menor actividad NK (Natural Killer), y respondieron menos
a la fitohemaglutinina y a la concanavalina A, que los linfocitos de las ratas RLA; hay que destacar,
sin embargo, que ambas líneas de ratas dieron, in vivo, una respuesta (primaria y secundaria)
similar en anticuerpos anti-eritrocitos de cordero.
Los ratones seleccionados por su alta o baja sensibilidad a los efectos del alcohol (líneas
"long-sleep" y "short-sleep") muestran diferencias en la inmunidad celular (Petitto, McIntyre,
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McCrae, Skolnick, y Arora, 1990): La proliferación de los linfocitos T inducida por mitógenos
(Concanavalina A, fitohemaglutinina) es mayor en la línea "short-sleep"; así mismo, el rechazo de
linfocitos de otro ratón histoincompatible (medido por las pruebas de citotoxicidad y cultivo mixto de
linfocitos) es mayor en la línea "short-sleep"; no obstante, los ratones "short-sleep" no generaron
memoria inmunológica para una inyección de recuerdo de los linfocitos histoincompatibles,
mientras que los ratones "long-sleep" si lo hicieron (Fride, McIntyre, Skolnick, y Arora, 1993).
Dos líneas de ratones criados por su agresividad normal o baja (NC900 y NC100 respectivamente),
presentaron diferencias en la actividad de las células NK (NC900 > NC100), en la proliferación
linfocitaria inducida por el mitógeno concanavalina A (NC900 > NC100), y en la producción de las
citocinas interleucina-2 e interferón-gamma (NC900 > NC100), pero no se diferenciaban en la
respuesta proliferativa del linfocito B al mitógeno lipopolisacárido (Pettito, Lysle, Gariepy, Clubb,
Cairns, y Lewis, 1993).
Los ratones criados selectivamente por su alta o baja producción de anticuerpos (ratones H y L de
Biozzi; Biozzi, Stiffel, Mouton y Bouthillier, 1975) presentan diferencias en su sensibilidad a los
efectos somníferos de una dosis alta (3,6 g/kg) de etanol (Morato y Morato, 1993): Los ratones L
(machos o hembras) tardaron más tiempo en quedarse dormidos, y durmieron menos tiempo, que
los ratones H; al despertar, la concentración de alcohol en sangre era mayor en los ratones L
machos que en los H machos, y similar en las hembras H y L.
El autor de esta revisión (Vidal y Rama, 1994) se preguntó de si los ratones H y L de Biozzi
(buenos y malos productores de anticuerpos) se diferenciaban en alguna conducta bien estudiada
en el ratón. Si la respuesta fuera si, indicaría una correlación genética entre la respuesta de
anticuerpos y la conducta correspondiente; es decir, que los mismos genes influirían en la
producción de anticuerpos y en la conducta. Los ratones H y L se diferenciaban en la respuesta de
anticuerpos anti-hemocianina de lapa (H>L), en la reacción (pasividad o huida) frente a un intento
de captura por el operador (L>H), e incorporación en un campo abierto en penumbra y sin ruido
(L>H). A pesar de que estos resultados sugieren una correlación genética, ésta no pudo
confirmarse, ya que se daba un cierto grado de consanguinidad en los ratones H y L (en otras
palabras, las diferencias conductuales podrían deberse a otros genes fijados, involuntariamente,
durante la cría selectiva). Esta posibilidad está apoyada por la ausencia de correlación, en ratones
genéticamente heterogéneos (outbred) de la cepa CD1, de la respuesta de anticuerpos (IgM e IgG)
anti-hemocianina con las conductas medidas en el experimento con ratones H y L. En 96 ratones
machos, un análisis factorial dió 4 factores, que explicaban el 64% de la varianza: El factor 1
recibía "cargas" (saturaciones) de la deambulación e incorporación en los dos campos abiertos
(uno en penumbra, el otro intensamente iluminado), el factor 2 recibía "cargas" de los anticuerpos,
IgM e IgG; el factor 3 recibía "cargas" de la reación a la captura y de la defecación en el campo
abierto en penumbra, y el factor 4 recibía una "carga" de la defecación en el campo abierto
iluminado. En 89 ratones hembras, el análisis factorial dió 4 factores, que explicaban el 63% de la
varianza: El factor 1 es análogo al factor 1 en los machos, el factor 2 recibía "cargas" de la reacción
a la captura y la defecación en el campo abierto iluminado, el factor 3 recibía una "carga" de los
anticuerpos IgM, y el factor 4 recibía una "carga" de los anticuerpos IgG. Estos factores eran
ortogonales, por lo que los factores conductuales no estaban correlacionados con los factores de
anticuerpos.
En la misma línea de investigación, el autor de esta comunicación (Vidal, 1996) se prguntó si los
ratones cogénitamente sin timo (ratones nu/nu de la cepa CD1) se diferenciaban en alguna
conducta de los ratones con timo (ratones nu/+ de la cepa CD1). Puesto que los ratones nu/nu son
inmunodeficientes (debido a la ausencia del timo, y por tanto de linfocitos T) las diferencias
conductuales sugerirían una relación entre la respuesta inmune T-dependiente y la conducta. Las
pruebas conductuales fueron los dos campos abiertos descritos en la investigación con ratones H y
L, y la interacción con un conespecífico (tiempo empleado por el ratón experimental explorando
otro ratón). Los ratones nu/+ dieron una mayor respuesta de anticuerpos (IgM e IgG) a eritrocitos
de rata, deambularon más en los campos abiertos, y los machos, pero no las hembras,
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interaccionaron más con otro ratón. Sin embargo, la proporción de la varianza en las conductas
explicada por las diferencias entre los ratones nu/nu y nu/+ era pequeña (< 20%).
CONCLUSIONES.
¿Está la Personalidad relacionada con la Inmunidad?. Probablemente si, pero queda por definir la
forma de esta relación; esto último no se ha podido hacer debido a la heterogeneidad de las
medidas de Personalidad e Inmunidad utilizadas y por los escasos estudios hechos con cada
medida de Personalidad e Inmunidad.
¿Hay alguna asociación entre la inmunidad y la conducta animal?. Probablemente si, pero quedan
algunas preguntas pendientes de respuesta: i) en los experimentos de cría selectiva, hay que
descartar que las diferencias en los fenotipos no seleccionados sean debidas a genes
involuntariamente fijados durante el proceso de cría, ii) ¿qué conducta se asocia con qué medida
de inmunidad?. Los pocos trabajos hechos han utilizado diversos índices de inmunidad, así como
diversas conductas, por lo que no se puede llegar a una conclusión sólida, iii) ¿hay alguna
conducta, hasta ahora no resgistrada, que se asocie mejor con alguna medida de inmunidad?.Las
conductas registradas son conductas de laboratorio, y podría ser que alguna conducta más natural
se asocie más con algún índice de inmunidad. Cuando estas preguntas tengan respuesta,
estaremos en mejores condiciones de precisar la posible relación entre conducta e inmunidad.
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