Ética pública y lucha contra la corrupción F Código de Ética Código de Ética: Mucho más que buenas intenciones César Vieira Cervera(*) índice 1. Introducción ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 2. Herramienta de gestión de la cultura organizacional ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 3. Principales características 3.1 Aceptación general y originalidad 3.2 Respaldo de la Alta Dirección 3.3Alineamiento con el Plan Estratégico 3.4 Guía de comportamiento 3.5 Ámbito de Aplicación 3.6 Redacción clara y concreta 3.7 Dinámico en el tiempo ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– 4. Recomendaciones para su elaboración ––––––––––––––––––––––––––––––––––––––– Resumen Ejecutivo Hay dos elementos claves en todo proceso de formación ética en las organizaciones, independientemente de su naturaleza pública o privada: el código de ética y el comité de ética, que son como las dos caras de una moneda. En este artículo, analizamos las características que debe tener un código de ética para que contribuya, efectivamente, al fortalecimiento ético de la institución y, en consecuencia, a prevenir los actos de corrupción. 1. INTRODUCCIÓN Para combatir la corrupción, es necesario combinar una serie de acciones de corto y largo plazo, que son complementarias entre sí. Nuestro énfasis está en abordar este problema como un fenómeno principalmente social y no solo desde el punto de vista económico y político. En ese sentido, nuestra propuesta consideró medidas orientadas a generar un cambio en la cultura y en la conducta de los involucrados; es decir, acciones que se orientan al desarrollo humano y están relacionadas directamente con la revaloración del rol del servidor público en la sociedad –––––––––––– (*) Economista por la Universidad del Pacífico. Docente de Ética y Responsabilidad Social Empresarial del Instituto de Comercio Exterior de ADEX y de Ética en la Función Pública del Instituto de Administración Tributaria y Aduanera IATA. En esa oportunidad, precisamos que la promoción de la ética al interior de las organizaciones es indispensable en la lucha contra la corrupción, porque fortalece una cultura organizacional ética y de rechazo a quienes privilegian sus intereses personales antes que el bienestar general. Sobre el particular, nos basamos en el modelo planteado por Alexandra Mills(1), que ubica la formación y la sensibilización en aspectos éticos en la base de su estrategia. Ahora bien, hay dos elementos claves en todo proceso de formación ética en las organizaciones, independientemente de su naturaleza pública o privada: el código de ética y el comité de ética. Son como las dos caras de una moneda. De nada nos sirve un código sin una instancia que promueva y evalúe su aplicación. Del mismo modo, resulta inútil un comité sin un conjunto de principios éticos y normas de conducta que sirvan de parámetros para el comportamiento correcto de los miembros de la organización. 2. Herramienta de gestión de la cultura organizacional En general, un código de ética es el documento que reúne las normas y los principios éticos que deben ser respetados por los miembros de la organización, sin excepción. Sin embargo, debe ser entendido, en un sentido más amplio, como una herramienta de gestión de la cultura organizacional y una guía para alinear, uniformizar las conductas de sus integrantes y prevenir conflictos éticos, especialmente aquellos que dan origen a los casos de corrupción. No obstante, en la actualidad, no siempre hay una claridad sobre este aspecto fundamental en la formación ética en las organizaciones. A ello se debe que muchas veces los códigos de ética son concebidos con un carácter sancionador. “Una vez más, Junio de 2012 F1 F Ética pública y lucha contra la corrupción los códigos de ética profesional están de moda. Se supone que son un instrumento muy eficaz para fortalecer la ética empresarial. Sin embargo, en América Latina la forma tradicional de concebir e implementarlos puede debilitar la ética en vez de fortalecerla.”(2) Consecuentemente, el código de ética no puede ser entendido solo como un reglamento o un documento para corregir las conductas de los trabajadores mediante sanciones, pues puede tener un efecto contraproducente respecto del objetivo que persigue, especialmente si la organización tiene un clima laboral adverso. Si bien es cierto que un buen número de personas solo responde a sanciones y premios, debemos dar un enfoque complementario al código de ética, como un medio de ayuda y de mejora cuya “finalidad es animar y capacitar a las personas de buena voluntad a crear, asimilar y aplicar principios éticos en su comportamiento profesional.”(3) Adicionalmente, puede ser útil para proteger los derechos y la integridad de las personas. En la medida que el código debe ser respetado por todos, un trabajador puede invocarlo para rehusarse a cumplir con la indicación de su jefe inmediato superior cuando esta contravenga los principios éticos y normas de comportamiento allí establecidos o, en su defecto, solicitarle que lo haga por escrito. Otro problema es que “muchas veces la empresa o institución que ha logrado desarrollar y promulgar un buen documento cree que ya ha cumplido con la ética.”(4) Esto, se debe a que la decisión de elaborar un código de ética surge por la exigencia de una instancia superior, como puede ser un Plan Nacional o una Política Nacional Anticorrupción para todo el sector público y no por la convicción de generar una corriente ética al interior de la institución. Debe quedar claro que un documento o un conjunto de normas por sí solo no aseguran el fortalecimiento ético de la institución. También, suele ocurrir que algunas instituciones contratan expertos externos para la elaboración de un documento, que puede estar muy bien elaborado, pero que no recoge los valores ni el sentir de los trabajadores. En tal caso, resulta un documento ajeno a los miembros de la organización, quienes lo ven como algo que se les pretende imponer. Así, es difícil que la persona lo haga suyo y solo será acatado por el temor a las sanciones. Estos errores en la elaboración del Código de Ética hace que “En no pocas de nuestras empresas e instituciones, el proceso por el cual pasan tales códigos se puede resumir de la siguiente manera: escríbase, promúlguese, archívese y olvídese.”(5) F2 Junio de 2012 Por tanto, un atributo que debe tener todo código de ética es que sea aceptado e interiorizado por quienes conforman la organización. Si esto es así, será tenido en cuenta y aplicado automáticamente en todas sus acciones, generando buenos hábitos de comportamiento; es decir, el código de ética debe ser, a la vez, una expresión de la cultura organizacional y una herramienta para gestionarla. organización e, inclusive, de otro país. Esto, también, resulta perjudicial porque los principios y normas establecidos por la organización responden a otra realidad y resultan más ajenos aún para todos. 3.2 Respaldo de la Alta Dirección En consecuencia, ”en vez de buscar un instrumento para crear una cultura, tendremos que diseñar un proceso capaz de ayudar a las personas a descubrir, aclarar y perfeccionar su propia cultura institucional. Este enfoque supone que los verdaderos valores de cualquier empresa o institución tienen como fuente a las personas mismas. Nuestra tarea consistirá en elaborar e implementar un proceso que les permita descubrir sus valores y reconocerlos en un documento final que exprese lo que realmente desean ser y hacer como profesionales.”(6) Un elemento clave para que un código de ética sea reconocido y aceptado dentro de la organización, independientemente de cuál sea su origen, es que tenga el respaldo de las máximas autoridades y que este sea formalizado a todos los integrantes. Por esta razón, es preferible que el código de ética sea el resultado de un proceso participativo en el cual se descubran los valores predominantes, a partir de los cuales se establecen las normas y principios éticos que regulan los comportamientos en la organización. Se puede tratar de un código pre establecido, como por ejemplo, el Código de Ética de la Función Pública para una institución pública; sin embargo, lo principal es que sus más altas autoridades hagan expreso su compromiso por respetar las normas y principios éticos establecidos en dicho documento y, sobre todo, lo demuestren con hechos. Recordemos que el fortalecimiento ético y la lucha contra la corrupción debe ser liderada por los principales directivos, porque cumplen un rol de modelo, constituyen un estándar de integridad y ejercen una influencia significativa sobre el comportamiento de todos los demás integrantes de la organización. 3. Principales características Por lo antes expuesto, en la elaboración de un código de ética se deben tener en cuenta cuáles deben ser sus principales características, a fin de que sea una herramienta de gestión de la cultura organizacional y del fortalecimiento ético y no solo el cumplimiento de un requisito. 3.3Alineamiento con el Plan Estratégico Asimismo, se debe tener en cuenta que el código de ética está relacionado estrechamente con el Plan Estratégico Institucional, porque ambos son necesarios para alcanzar los objetivos trazados. El plan estratégico establece la filosofía institucional (visión, misión y valores institucionales) objetivos, metas y las acciones de largo plazo que la organización en su conjunto debe desarrollar. Por su parte, el código de ética comprende los principios éticos que los integrantes de la organización deben tener en cuenta en sus conductas, las que van a determinar el comportamiento organizacional. Su punto de partida son los valores institucionales, a partir de los cuales se establecen los principios, normas y lineamientos éticos que deben ser observados por todos los que integran la organización. Podemos concluir que, el “cordón umbilical” entre ambos documentos, está constituido por los valores institucionales, que forman parte de la filosofía institucional y que son un requisito indispensable para la elaboración de todo plan estratégico. 3.1Aceptación general y originalidad Como señalamos, una característica importante es que el código de ética sea interiorizado y aceptado por todos los que conforman una organización; es decir, debe ser una expresión de la cultura organizacional que desean. Entonces, es necesario que los miembros de la institución lo sientan como parte integrante de ellos y de su cultura. Por esta razón, el código de ética no debe ser solo un documento físico, sino el resultado de un proceso colectivo de construcción de normas de comportamiento. En consecuencia, contratar a una institución o a una persona externa para su elaboración tiene una desventaja, en el sentido que el documento final puede no reflejar la cultura existente y, lo más probable, es que no sea tenido en cuenta ni respetado por los integrantes de la organización en su accionar diario. Otro error que se comete, es la adaptación de un código de ética de otra Ética pública y lucha contra la corrupción Entonces, estos documentos no pueden ser elaborados de manera independiente. El código de ética se nutre del plan estratégico, de manera que los valores institucionales señalados en dicho plan, deben estar reflejados en los principios éticos y normas establecidas en el referido código. Por su parte, el respeto del código de ética tiene un efecto directo en la productividad y en el cumplimiento de las acciones orientadas al logro de los objetivos señalados en el referido plan. conciencia de la persona y a propiciar un rechazo como sanción moral para las conductas antisociales; mientras que, el reglamento interno de trabajo, está dirigido a sancionar administrativamente las conductas antisociales para que no se repitan(8). 3.4Guía de comportamiento Según nos refiere Guillermo Pou Munt: “En el mundo de los negocios,… existen códigos de ética, escritos y orales, que norman la conducta de las personas. Sin embargo, a diferencia de lo que pueda ocurrir en algunas culturas occidentales, en las nuestras no suelen ser eficaces los códigos, caracterizados por su fuerte contenido esquemático, reglamentario y altamente normativo.”(7) Esto, se debe a que en las sociedades latinoamericanas, los profesionales carecen de una mayor formación ética, debido que no reciben cursos calificados de ética profesional en su vida universitaria. Asimismo, porque en sus respectivas sociedades no hay una presión social que los obligue a ello. Quizás por esta razón, las instituciones o empresas confunden su propósito y desarrollan sus códigos como medios de coerción para los trabajadores o como documentos complementarios de su Reglamento Interno de Trabajo, lo que genera el rechazo de los trabajadores. Es necesario enfatizar que, antes que un medio de control o sanción para los trabajadores, el código de ética es, esencialmente, una guía que contribuye a la formación de hábitos de comportamiento en una organización. El objetivo de un reglamento de trabajo, es ejercer un control sobre el comportamiento externo de las personas. Por su parte, el código de ética es un medio o guía que ayuda a las personas para que desarrollen la capacidad de resolver correctamente sus dilemas éticos y, en consecuencia, desarrollen buenos hábitos de comportamiento. Esta confusión entre el código de ética y el reglamento interno de trabajo tiene que ver con la diferencia en la regulación de las conductas formales (las que aspira o desea la sociedad) y las conductas antisociales (las que afectan el bien común). En conclusión, el código de ética está orientado a promover conductas formales desde la propia 3.5 Ámbito de Aplicación abajo. Con ello, también, se refuerza la creencia: “Todos no somos iguales en la organización”, que tiene un impacto negativo en la cultura organizacional. Según Daniel Yacolca: “Las sanciones deben respetar los principios del ius puniendi (poder de sancionar) del Estado: lesividad, legalidad, tipicidad y taxatividad. En cambio, el código de ética debe respetar los principios de convivencia social y solidaridad.”(9) Otro aspecto relevante es que el código de ética no necesariamente debe normar todas las situaciones que se puedan presentar o contener las respuestas para todas las interrogantes. Si fuera así, sería necesario elaborar un documento de muchas páginas que resultaría inmanejable. En ese sentido, “es importante destacar que un código de ética no debe responder todas las preguntas, ya que nos daría un documento infinito y tampoco se pretende que la gente actúe como un robot, sino por el contrario, que se pueda tomar como una amplia guía y, sobre todo, como una base de cuestionamiento y razonamiento de soluciones para la toma de decisiones y conducción de actos de acuerdo a la ideología de la empresa.”(10) Un aspecto de suma importancia es que el código de ética debe ser de aplicación general para todos los que forman parte de la organización desde el trabajador de menor nivel jerárquico o labor más simple hasta el presidente del directorio o máxima autoridad de la institución. En consecuencia, la obligatoriedad de cumplimiento también pasa por todas las autoridades, en especial por las de mayor jerarquía, y esto debe estar señalado expresamente en el contenido del código de ética. Además, se debe poner mucho énfasis en este aspecto durante su difusión y en el proceso de formación ética de los trabajadores. En ese sentido, en la carta de presentación o en la introducción del código, según corresponda, es conveniente que el principal directivo exprese su compromiso y disposición a cumplir con los principios y normas éticas establecidas, así como hacer la precisión que su alcance es general, incluidos los directivos. El peor error que cometen algunas organizaciones es considerar o transmitir el mensaje equivocado que el código ética es aplicable solo a los trabajadores de cierto nivel para F A veces no hay un señalamiento expreso, sino que esta actitud se deja entrever en algunas disposiciones, como: • Los trabajadores no participan ni se les solicita opinión en el proceso de elaboración del código de ética. • No constituyen un comité de ética y la aplicación del código es encargada al área de recursos humanos. • Constituyen un comité de ética conformado por directivos sin la participación de los trabajadores. • Señalan que las consultas sobre su aplicación deban ser formuladas a sus jefes inmediatos superiores sin otra alternativa. 3.6 Redacción clara y concreta Es imprescindible tener en cuenta que toda institución o empresa está integrada por diferentes personas que difieren entre sí por su nivel de instrucción, su capacidad intelectual y su nivel de comprensión de lectura. Considerando que una característica del código es que sea interiorizado por la totalidad de la organización para su posterior aplicación, entonces este debe ser leído y su contenido comprendido por todos los que integran la organización, desde el vigilante hasta el presidente del directorio. Por este motivo, el código de ética debe ser redactado utilizando un lenguaje sencillo, claro y concreto de forma que esté al alcance de los trabajadores, inclusive de aquellos que no tienen el hábito de la lectura. Asimismo, no debe ser muy frondoso ni extenso ya que podría cansar al lector. Un texto con demasiadas explicaciones o referencias sobre un mismo tema resulta redundante y ocasiona una pérdida de interés. Un documento con demasiadas páginas nos hace pensar que necesitamos disponer de tiempo para leerlo y, en consecuencia, nunca lo empezamos. El código debe ser redactado en forma amigable y diseñado de manera ágil para que invite a la lectura. Otro aspecto importante es que los principios y normas, así como las recomendaciones deben ser escritos en positivo. Además, se debe evitar transmitir una actitud autoritaria que genere temor y rechazo en los trabajadores. Junio de 2012 F3 F Ética pública y lucha contra la corrupción Asimismo, el código de ética no debe tener un sesgo prohibitivo. El uso excesivo de: “Está prohibido…” lleva a pensar que se trata más de un Reglamento Interno de Trabajo que de un Código de Ética. Además, transmite un mensaje negativo, refuerza la creencia que: “en esta organización nada se puede hacer” y genera aversión al código. En conclusión, el código de ética tiene que ser ágil, amigable, práctico y atractivo para los trabajadores de modo que invite a la lectura y las normas establecidas sean de fácil recordación, lo que facilita su aplicación. 3.7 Dinámico en el tiempo Otro aspecto importante es que el código de ética de una organización debe ser revisado, perfeccionado y actualizado de manera periódica. En caso contrario, se puede dar el caso que el código no responda a la realidad y, por tanto, no será útil para guiar los comportamientos de las personas en la organización. Esto tiene un efecto negativo al interior de la organización porque pone en evidencia que el referido código fue elaborado simplemente por cumplir y mostrar un aparente interés por la ética. Un código de ética puede ser modificado por algunas de las razones siguientes: • Aprobación de un nuevo plan estratégico: si los valores institucionales son modificados en el nuevo plan, entonces se debe revisar el código de ética para hacer el ajuste correspondiente, de ser necesario. Debemos recordar que debe existir una correspondencia entre los valores institucionales y los principios éticos establecidos en el citado código. • Cambios en la cultura organizacional: en el caso de hacer un diagnóstico y comprobar que la cultura organizacional ha variado, es recomendable hacer los cambios que sean necesarios en el código. Es importante reiterar que el código de ética debe ser una expresión de la cultura organizacional y también un medio para gestionarla. • Dificultades para su aplicación: cuando el comité de ética o el área encargada, detecta dificultades de interpretación, vacíos, ambigüedades, partes poco claras o que no son aplicables en el código de ética. F4 Junio de 2012 • Sugerencias de los integrantes de la organización: el cambio también se podría originar en alguna sugerencia de un integrante o de un colectivo de la organización, como un sindicato o una asociación. Por ello, es importante que exista un comité de ética o, en su defecto, se encargue expresa y formalmente a un área la aplicación y seguimiento del referido código, tema que será desarrollado en un próximo artículo. 4. Recomendaciones para su elaboración Es esencial que los códigos de ética, tanto en el ámbito público como privado, sean aceptados por los integrantes de la organización, quienes deben participar en su elaboración, y constituyan el reflejo de su cultura organizacional. Los principales directivos de la organización o los propietarios de la empresa deben aprobar el objetivo y las principales características del código de ética, cuáles son las buenas prácticas que se desean promover, el rol de cada integrante, y el plazo para su elaboración. Una vez que ha sido precisado el marco dentro del cual se debe elaborar el código de ética, el siguiente paso es la constitución de un equipo líder o comité de gestión para la elaboración del referido código. La función principal de este colectivo es elaborar el Código de Ética de la organización. Asimismo, constituye la instancia para efectuar consultas, así como la recepción de comentarios y sugerencias mientras dure el proceso. Este grupo de trabajo debe ser un colectivo conformado con representantes de la gerencia general o del principal directivo, del área legal, del área de recursos humanos, de otras áreas que se considere oportuno y también de los trabajadores o integrantes de la organización para darle ese carácter participativo e integrador. Muchas veces existe el temor de convocar a un representante de los trabajadores por considerar que ello podría dificultar el proceso o porque subestiman sus aportes. Por el contrario, consideramos que esto le daría una mayor legitimidad y transparencia a la propuesta. Además, esta persona constituiría un canal de comunicación directa con los demás integrantes de la organización. Es de suma importancia que las personas designadas tengan un ascendiente sobre los demás trabajadores y sea reconocidas por su trayectoria, así como por su correcto comportamiento ético. No es recomendable que los representantes sean relacionados o vinculados con casos de inconductas éticas porque ello podría ser motivo para cuestionar su trabajo y, en consecuencia, el propio código de ética. Entonces, el camino correcto es desarrollar un proceso participativo para la elaboración del código de ética con los propios miembros de la organización. De este modo, ellos verán plasmadas allí sus expectativos respecto de los comportamientos esperados y lo harán suyo en el desempeño de sus labores. Por ello, antes que contratar su elaboración a terceros o copiar uno de otra organización, es mejor desarrollar un proceso en el que los integrantes de la organización construyan un código sobre la base de la “conciencia de sus propios valores y de lo que las personas mismas desean vivir en su empresa o institución.”(11) En conclusión, si realmente hay un convencimiento de los principales directivos sobre la importancia de la ética para alcanzar los objetivos institucionales y hay un verdadero respaldo, entonces es factible iniciar un proceso interno de construcción del código de ética en el que todos puedan participar directa o indirectamente, lo que tendría un gran impacto positivo en el desarrollo ético de la organización y, por consiguiente, en la disminución de los casos de corrupción. NOTAS:---------------(1) Mills, Alexandra. (2008). Applying the enforcement pyramid to organisational corruption prevention. Ethics and integrity of government study group EGPA Conference, Rotterdam. (2) “Nuestro Modo de Proceder” Una nueva forma de concebir y desarrollar Códigos de Ética profesional en América Latina. Guillermo Pou Munt, Miguel Fabbri, Jorge Chamón del Instituto de Estudios en Ética profesional de la Universidad Católica Boliviana. La Paz, Bolivia. Eduardo Schmidt, SJ. Universidad del Pacífico, Lima, Perú. www.fidamerica.org Pp. 1. (3) Ibid. Pp. 3 (4) Ibid. Pp. 2. (5) Ibid. Pp. 2. (6) Ibid. Pp. 3 (7) Ibid. Pp. 2. (8) Yacolca Estares, Daniel. Entrevista del día 10 de abril de 2012, catedrático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y becario investigador del CIAT de Panamá-IEF-AEAT de España. Autor del Libro “Derecho Tributario Ambiental”, publicado por Editorial Grijley, 2009. (9) Ibid. (10) Artículo “Cómo hacer un Código de Ética” en www.consultoría-pyme.com (11) Op. Cit. Iii, Pp. 3.