órgano del apostolado de la prensa

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DOMINGO 1.° DE JULIO DE 1900
Un
Por
Un
Ex
año
corresponsal
semestre
r..njero, un año
5
ptas.
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3
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10
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? e pu')'ioa todos los domineros con las l l c e n ' i a i
necesarias.— No PO admiten subscripciones por m e .
no» de un s ' m e s t r e y previa pago adelantado. —No
se devuelven los originalag.
A d m i n i s t r a c i ó n : P l a z a de Santo Domlng-o,
14, • b a j c S I a d r i d .
Número suelto, 10 céntimos.
liOS p r o d u c t o s se d e d i c a n á la p r o p a g a n d a g r a t u i t a de bucnaiií lecturai'.
ÓRGANO DEL APOSTOLADO DE LA PRENSA
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STXMI-AJRIO
TEXTO
Crónica semanal, por Máximo.—La suspensión de garantías,
por Peáro.—Sección piadosa: Indicador religioso, Santo Evangelio, Consideración.—La Visitación de nuestra Señora á santa
Isabel.—Sección de polémica: Fuego graneado, por Matraca.—
El duelo, por Enrique Carbonell.—Noticias y comentarios.—Los
dos muertos, por Teófilo Nitram.
GRABADOS
Tierra y cíeZo (alegoría), dibujo de Avrial.— Catedral de
Amiens (Francia).—La visitación de nuestra Señora á santa Isabel, agua fuerte de Alberto Durero.—Los huérfanos.— Una lección de música.—A través del lago, cuadro de José Wopfner.—
Granada: Galería delpatio de los leones, en la Alhambra.—Los
dos muertos, ilustraciones de Alvarez Cañas. — Un testamento
(continuación).
STANDO suspendidas las garantías constitucionales (de
cuyo efecto en la opinión
tratamos en otro lugar de
este número), ha decaído,
liasta casi anularse, el interés
de las cuestiones candentes,
de las que, y principalmente
de la cobranza de los tributos, no se lee en los periódicos, sino lo que el Gobierno autoriza.
Puede creerse que este asunto está terminado, al menos por
ahora.
El Liberal publicó hace dos ó tres días una información política, de la que resulta que el ministerio está poco menos que
en crisis, ó en vísperas de que se plantee.
Según estas referencias, Villaverde, cansado de la labor que
viene haciendo desde que se encargó del ministerio, quiere á todo
trance dejar la cartera antes de que la corte salga para San Sebastián. Silvela se ha resistido muchísimo á complacerle; pero
ahora accede por fln, porque trae entre manos la combinación
de proclamar á su íntimo amigo y compañero de disidencia,
inmediato sucesor en la jefatura del partido conservador. Para
esto trata de llevarlo á la presidencia del Congreso, puesto que
se considera en la jerarquía política como el segundo en importancia; esto es, el que la tiene mayor después de la presidencia del Consejo.
Pero si Villaverde es presidente del Congreso ¿qué se hará de
D. Alejandro Pidal? Silvela parece que quiere darle la embajada de Roma, pero no es seguro que D. Alejandro se resigne. Si
se resignase, se hacía la crisis en estos días, ó en la primera decena de Julio; saldría Villaverde, y en Hacienda quizá
entrase Sánchez de Toca; pero tampoco éste, todavía irritado por
las resultas de la última crisis, parece dispuesto á dejarse con-
vencer. No entrando Toca, al que Silvela quiere templar, porque comprende que es un elemento de fuerza dentro del partido
conservador, se daría la cartera á cualquier personaje de segunda flla; el caso es que Villaverde quede en disposición de presidir la próxima legislatura.
Hemos procurado informarnos de la exactitud de estas noticias, y no lo hemos conseguido; es cierto, sin embargo, que se
habla mucho de ello en los círculos políticos, y que no son los
conservadores los que menos zarandean tales referencias.
Tampoco sabemos qué fundamento tenga la especie que corre por los mismos círculos con gran crédito, respecto de haber
dicho Martínez Campos que no cree que caiga el Gobierno hasta
Octubre, ó lo que es iguai, que para Octubre caerá el Gobierno,
y ya se sabe que las profecías de esta clase del general Martínez
Campos, suelen cumplirse. De aquí deducen los que estiman
exacto el dicho de Martínez Campos, que para Octubre tendremos á Sagasta en el poder, ó quizá una concentración de tetuanistas y gamacistas; pero esto último nos parece muy poco probable.
El ministro de Instrucción pública, Sr. García Alix, continúa
en su tarea de destejer cuanto tejió su antecesor el marqués de
Pidal. Ya le ha tocado el turno y el palo de ciego, y ¿cómo no?,
á la segunda enseñanza. Todavía no ha salido el decreto con el
nuevo plan, pero los periódicos lo anuncian como cosa inminente, y han publicado sus principales disposiciones. El bachillerato se reduce á seis años (en el plan de Pidal son siete); el latín
vuelve á cursarse en dos años, que es lo mismo que no estudiarlo
y para esto mejor sería suprimirlo del todo; se aumentan las
asignaturas de inglés y alemán, y se da suma importancia á la
Geografía, nada menos que tres cursos: uno de geografía política, otro de geografía física y otro de astronómica: perdemoscolonias, pero ganamos mapas. En cambio se suprime la religión
como asignatura. ¡Los conservadores píos y católicos!
Cuando el plan sea oficialmente conocido, será hora de examinarlo. Por lo pronto, séanos permitida una observación;
los niños que empezaron á estudiar el bachillerato en Octubre
de 1898, llevan dos cursos, y cada uno de ellos lo han seguido
bajo un plan diferente, y ahora emprenderán el tercero con un
tercer plan. Curso de 1898 á 1899: plan de Gamazo. Curso de 1899
á 1900: plan del marqués de Pidal. Y curso de 1900 á 1901: plan
de García Alix. ¿Por qué plan estudiarán el curso de 1901 á
1902?
Y véase lo que son las cosas: como por el plan de Gamazo, el
primer año no se cursaba latín, sino gramática castellana, estos estudiantes no han seguido más curso de lengua latina que
el que acaba de terminar, y que, según declaración oficial, vale
por los dos primeros cursos del plan de Pidal. Pero viene ahora
García Alix, y conforme á su plan, el latín se reduce á dos cursos, luego ya los tienen estudiados ambos, y resulta en definitiva que estos niños, de los que quiso hacer el marqués de Pidal
unos Cicerones ú Horacios, quedan con ocho meses de latín, ó
lo que es igual, con ocho meses absolutamente perdidos, porque
¿para qué han de aprovecharles jamás las nociones gramaticales aprendidas en ellos? Y á esto se llama en España legislar
sobre Instrucción pública. No hay en el mundo país en esto ni
más desgraciado ni más informal y voluble. Es un país de niños
grandes.
Los portugueses han estrenado ministerio, cosa que nos i m .
LA LECTURA
porta mucho menos que el caso sospechoso de peste bubónica
registrado en Oporto. Esta enfermedad es muy traidora, y suele quedar agazapada en una localidad para luego hacer explosión repentinamente. Dios quiera que ahora no sea así.
Las noticias de los Estados Unidos anuncian que muchos
filipinos de los que estaban en armas, se han sometido á las autoridades yanquis; pero Agoncillo, agente de Aguinaldo en París, lo ha desmentido, afirmando, en cambio, que la mayoría de
los filipinos está resuelta á luchar hasta que consiga la completa independencia del país.
La cuestión de China se agrava considerablemente. Es indudable que los llamados boxers no son sino el grupo más avanzado del poderosísimo partido dirigido por la emperatriz, que
aspira á emancipar á China de toda influencia europea, cosa
que, desde el punto de vista chino, será quizá muy lógica, pero
que, desde todos los puntos de vista, es imposible. China, queriéndose librar de Europa, sólo conseguirá hacer más apretadas
las ligaduras que la sujetan, lo que no se opone á que también,
para las naciones de Occidente, presente algunas dificultades la
empresa de meter á los chinitos en cintura.
Nada menos que á 360.000 hombres, 220 cañones Creuzot, 18
Krupp y 150 Maxin, dicen las agencias telegráficas que asciende el ejército chino, reunido cerca de Pekín, y al que tendrán
que derrotar y dispersar los destacamentos europeos y americanos para imponerse y dictar la ley al celeste Imperio. Claro
es que, si no miente la experiencia, 360.000 soldados chinos valen infinitamente menos que la sexta ó séptima parte de esa cifra de soldados de otras naciones y razas; los chinos suelen dejarse degollar como corderos, sin oponer la menor resistencia,
pero, al fin y al cabo, son muchos millones, es de presumir que
en ese ejército esté la flor de la China, ó sea lo menos malo, y
tienen á su favor el polcar en su país y las dificultades geográficas y climatológicas del mismo país.
Es lo cierto, que los destacamentos que hasta ahora han desembarcado, no pueden con ellos, y de uno de dichos destacamentos que avanzó demasiado, se dice que se halla muy comprometido. Se anuncia que los yanquis piensan enviar un ejército de
10.000 hombres, sacados de Filipinas, y mandado por el generalísimo Miles. También los ingleses hacen sus aprestos, y los rusos envían un verdadero ejército desde Port-Arthur.
Se ha dicho que las potencias abrigaron el propósito de confiar
al Japón el restablecimiento del orden en China; pero esto puede herir los recelos de Inglaterra y Alemania, pues el Japón, á
pesar de lo de Port-Arthur, parece ahora suspeditado en todo á
los rusos. Se observa que las potencias quieren resolver los asuntos de China en buena concordia y amistad, esto es, sin suscitar la cuestión del reparto; pero es difícil que lo consigan.
Ha muerto en San Petesburgo el conde Mouravieff, ministro de negocios extranjeros y canciller del Imperio moscovista,
dignidad allí equivalente á la de primer ministro. Hacía muchos años que el conde desempeñaba su destino, á pesar de ser
relativamente joven, y disfrutaba de la onnímoda confianza del
czar. En Francia ha sido muy sentida su muerte, porque Mouravieff era resuelto partidario de la alianza franco-rusa; los periódicos extranjeros dicen que tenía el difunto grandes condiciones de diplomático, que era un hombre trabajador, pacífico,
partidario de reformas prudentes en el gobierno de su nación,
muy culto y sincera y profundamente adicto á su soberano.
Para Nicolás la muerte de este ministro es una pérdida considerable.
DOMINICAL
403
LA SUSPENSIÓN DE GARANTÍAS
STA vez, como todas las anteriores en que se han suspendido las llamadas garantías
constitucionales, son muy de
notar varios fenómenos que
vamos á someter ligeramente á la consideración de nuestros lectores.
En primer lugar, la eficacia
de tal suspensión al efecto de
r e s t a b l e c e r la tranquilidad
pública. Recuérdese cuál era el aspecto de esta villa y
corte antes de suspenderse las garantías, y véase cuál es
ahora.
Parecía que estábamos en vísperas de una terrible revolución. Las tiendas cerradas ó entreabiertas decían en
un lenguaje mudo, pero elocuente, una de estas dos cosas:
no queremos pagar la contribución, en cuyo caso su lenguaje silencioso significaba: este cierre es símbolo y anuncio del cierre definitivo de la patria; porque la patria, lo
mismo que la familia, necesita de recursos materiales para
subsistir, y cuando los que deben darle esos recursos se
los niegan, se disuelve y perece, exactamente lo mismo
que la familia cuando los que deben mantenerla, no lo hacen. O significaba en otros, quizá en la mayoría de los casos: estamos cerradas, porque tememos que las turbas
nos rompan los cristales ó lemas de nuestros escaparates; lo que quería decir, que se temía la tiranía de la muchedumbre, y no se confiaba en la protección de las autoridades establecidas.
Al mismo tiempo que las tiendas cerradas ó medio cerradas, parecían expresarse así, turbas de chiquillos y mozuelos surgían á lo mejor en una ó en otra calle, dando
desaforados gritos, tirando piedras, corriendo en esta ó en
aquella dirección, ó huyendo de los agentes de orden público, que les repartían sablazos cuando lograban atraparlos. Los que han leído un poco de historia, recordaban que
todos los motines célebres, hasta las más espantosas revoluciones, han comenzado por estas algaradas de la chiquillería canallesca del arroyo. El granuja es el instrumento del
agitador, y la vanguardia astrosa y desharrapada de las revoluciones.
Mientras tanto, se sabía que en el Círculo de la Unión
Mercantil funcionaba una especie de comité de salvación
pública, un directorio, un verdadero gobierno de hecho que
MÁXIMO.
había levantado bandera contra el gobierno establecido. De
aquel centro salían emisarios que llevaban á las tiendas
las órdenes ó úkases del Directorio: que cierre usled la
A muchos les perdono muchas cosas, pero á los ateos y á los puerta, cuidado con que la abra, que no vea yo abierto
materialistas los detesto: porque, ¿qué puedo tener yo de común ni el postigo, suelte usted á la dependencia y vayase de
con el que no cree en la existencia del alma y teniéndose por un
montón de fango sostiene que yo también soy fango? — NAPO- paseo, déjate embargar, etc., etc. Y estos emisarios tomaLEÓN I.
ban delante de los mostradores, al fulminar tales decre-
404
LA
LECTURA
tos, actitudes trágicas, ponían cara ferochc de comisarios
de la Convención; traían á la memoria el semblante uraño
de Cimourdín cuando mostraba ú su discípulo Gauv'n con
el dedo rígido los peldaños de la guillotina.
Esto era bufo, os verdad, pero la experiencia de un siglo do revolucionen demuestra que en este sangriento juego de los motines, lo bufo y lo espantoso van unidos. No
es un reaccionario, es Valera, el que ha escrito que la revolución española se ha distinguido siempre por su carácter sainetesco; ha sido, en efecto, un sainetón lúgubre; los
que degollaron al cura de Tamajón, los de la horrible degollina de 18IM', los cantonales, todos nuestros revolucionarios, en suma, han sido bárbaros ridículos; mataban y
hacían reir al mismo tiempo.
Y ¿los periódicos? ¡Ah! L^s periódicos habían adoptado ya el estilo sombrío, gárrulo, soez, amenazador, propio
de la retórica revolucionaria. Venían todas las mañanas
llenos de rótulos espeluznante?, de artículos aue parecían
arengas á una turba sublevada. ¡Qué horror!
Sí, la alarma había penetra 'o en los hogares y en los
corazones. Se había vuelto á no hablar uiás que de política. Cuando en un pueblo no se habla más que del Gobierno, es señal infalible de que no hay gobierno, por la misma
razón de que los pobres hablan más del dinero que los r i cos, y los enfermos de la salud, más que los sanos.
Tal era la situación. Pero de repente se oye: «ya están
suspendidas las garantías constitucionales.» Las gentes se
miraban unas á otras, y se preguntaban: ¿qué garantías
son esas (pie nos han suspendido? Nadie sabe contestar
de un modo satisfactorio; porque entre las muchas cosas
que el español ignora, se cuentan los ochenta y nueve artículos do la Constitución de la Monarquía. Pero los más
avisados dicen á sus vecinos: «pues mire usted, eso de suspender las garantías quiere decir que el Gobierno puede
ahora dar los palos que quiera, y donde duela.» — «¿Qué
dice usted, hombre? ¿Qué se van á dar palos? F*ucs no mo
parece mal; porque hace mucho tiempo que estoy pensando yo que lo que aquí conviene es que se den algunos
palos.»
Y todo el mundo se sonríe beatíficamente, con una
sonrisa ([ue sale de lo más íntimo y profundo del alma.
La perspectiva de que se van á dar palos, devuelve la
tranquilidad á los semblantes y a los corazones. Una sola
cosa amarga esta satisfacción indecible: el temor do (jue
no se den muchos palos y de que no so den fuertes. Se oye
decir: «¡No me fío, estos gobiernos, liberales al fin, no pegarán bien! ¡Oh, si me entregaran á mí la estaca, aunque
sólo fuera por un ratito!»
É inmediatamente que se anuncia que se va á pegar,
lie aquí que Madrid recobra como por arte de mr'gia su
aspecto ordinario. Las tiendas se abren, el comité de salvación pública instalado en el Círculo de la Unión Mercantil, se disuelve y desaparece; ya no hay chi([uil!os ([ue
corran, alboroten y apedreen. Los periódicos adoptan un
lenguaje relativamente moderado. Y todo el mundo so va
de paseo, ó á sus ocupaciones y negocios, todo el mundo
tan contento y tan sin garantías; tan gozoso de no tenerlas encima.
DOMINICAL
Tienen que oir los pocos liberales, conscientes de lo
que son, que Iiay en Espnña. «Este pueblo español—dicen— está hecho para la servidumbre; ni aprecia, ni estima los preciosos derocncs que á costa de tantos sacrificios y de tanta sangre se les han conquistado, y que la
Constitución consigna; se alegra cuando se los ciuitan, ó,
por lo menos, cuando se los suspenden, y los toma y los
disfruta como una carga insoportable, insufrible.»
Y ¿(jué quieren ustedes, amigos? El pueblo entiende
poco de filosofías; ni si([uiera sabe, aun([ue continúa llamándose cristiano, que esos derechos, en el concepto, sentido y amplitud con ([uo están consignados en la Constitución, y aún más qae en ésta, en la mente de los ([ue aplican
la Constitución y defienden el régimen liberal, han sido
calificados por quien puede y debe hacerlo de libertades
de perdición; pero el pueblo sabe, en cambio, que de esas
libertados ó garantías sólo se aprovechan los pillos, los agitadores, los revolucionarios, para perturbar y agitar más
y más éste país, é impedir que las personas lionradas se
puedan ir ganando la vida y la de los suyos; sabe que todos esos agita-lores no llevan otra mira (pie la de encumbrarse y hacerse señorones y personajes, á costa de los bobos que creen en sus palabras rimbombantes; sabe (fue por
enérgico y hasta duro que sea un gobierno, sólo por excepción rarísima, es atropellado un hombre de bien, ni llevado
á la cárcel, ni violado su domicilio, ni cohartado en su
libertad de escribir y publicar cosas útiles, científicas, literarias ó artísticas, y (pie en cambio la tiranía de los revolucionarios, girantida por las libertades modernas, cae sobro todos, y es en ocasiones verdaderair.eite insoportable.
I'or eso el pueblo, lejos de amar esas garantías, las aborrece; lejos de disfrutarlas, las sufre, y cuando las suspenden, sólo siente que la suspensión no sea completa y
definitiva.
PEDRO.
v/:^ zcr. vx vy. c/« -/ya -//^ roz '•fr. 'Jr~ -xrj -yn tx.'//: 'JT. -//D vy. vy. vj^ 'jj: -jr^ -yy. -xr. tí/)
Lh SEMAL BE LA CRUZ
Sul)icron á un tren varias sonoras, penetrando en un vagón
donde había entro otras personas, un militar que ostentaba en
fiu pecho la cruz do san ¡''ornando. Al emprender su marcha el
tren, las señoras hicieron la señal de la Cruz; acto que fu('^ acogido con desdeñosa sonrisa por el militar, quien volviéndose
á sus compauercs de viaje, exclamó con tono zumbón:
—Desdichado país, donde el fanatismo llega hasta el punto de
hacer pública ostentación de BUS ridiculeces.
Al oir estas palabras, una de las señoras interpeló resueltamente al militar, diciéndole con tono afable:
—;,nace usted el favor de decirme que"; condecoración es la que
usted lleva?
—La cruz do san Fernando—repuso con orgullo el interpolado,—con que fui condecorado en el campo mismo de batalla.
—¡Oh caballero!—repuso la dama,—cuánto le envidio á usted. Yo sólo do tiempo en tiempo, puedo hacer la señal de la
Cruz, pero usted lleva incesante sobre su corazón esta cruz que
es emblema del honor, porque es sínibítlo de Jesucristo.
La profesión de fe qu3 hace usted constantemente, os pues,
más pública y extensa. Si le causa á usted repugnancii, debo
empezar arrancando de su pecho la ci'uz.
Corrido y avergonzado no se atrevió á replicar el chasqueado burlón.
Sk
©'•&«.-^ i; í^'ÍS^íí'í*©
SECCIÓN
IKBICADOR RELIGIOSO
Día 1." de Julio. Domingo IV de Ponfe30stés.—La preciosísima sangre de nuestro Señor Jesucristo, y santos Casto y Secundino, obispos y mártires.—Jubileo en las religiosas Salesas.—
Adoración nociurna, en el oratorio del Espíritu Santo, á las nueve de la noche: turno Cor Josu.
Día 2. Lunes.—La Visitación de la santísima Virgen María á
su prima santa Isabel, y san Otón, obispo.—Jubileo en las religiosas Salesas.—Adoración nocturna: turno Corpus Christi.
Día 3. Martes.—Santos Anatolio y lleliodoro, obispos.—Jubileo en las religiosas Descalzas Reales. —Adoración nocturna: turno Sanguis Christi; solemne
Te Deum á las diez en punto.
Día 4. Miércoles. — San
Laureano, arzobispo de Sevilla, mártir.—Jubileo en las
religiosas Descalzas Ríalos.—
\ Adoración nocturna: turno
san Miguel de los Santos; solemne Te Deum á las diez en
punto.
Día 5. Jueves.—San Nunieriano, ob. y conf. Jubileo
en l a s religiosas Descalzas
Reales.— Adoración nocturna: turno Ánima Christi.
Día 6. Viernos.~San Isaías,
profeta.—Jubileo en la iglesia de san Fermín.—Adoración nocturna: turno san Isidro; por la intención de un
adorador.
Día 7. Sábado.—San Fjrmín, obispo y mártir.—Jubileo en la iglesia de san Fermín. — Adoración nocturna:
turno san José.
PIADOSA
Subiendo, pues, en u n i d o ella."., la cual era de Simón, pidióle
que la desviase un poco do tierra. Y sentándose dentro, predicaba desde la barca al numeroso concurso. Acabada la plática, dijo
á Simón: (íuía mar adentro, y ecliad vuestras redes para pescar.
Replicóle Simón: Maestro, toda la noclic hemos estado fatigándonos, y nada hemos cogido; no obstante, solare tu palabra echaré la red. Y liabiéndolo liecho, recogieron tan grande cantidad
de peces, que la red so rompía. Por lo que hicieron señas á loa
comi)añeros de la otra barca, que viniesen y los ayudasen. Vinieron luego; y llenaron tanto de peces las dos barcas, que poco faltó
para que se hundiesen. Lo que viendo Simón Podro, se arrojó á los pies do Jesús, diciendo : Apártate de mí, Señor, que soy
hombre pecador. Y es que
"
el asombro se liabía apoderado así de él como de todos los demás que con él estaban, á vista de la pesca que
acababan de hacer. Lo mismo que sucedía á Santiago
y á Juan, hijos do Zebedoo,
compañeros de Simón. Entonces Jesús dijo á Simón:
No tienes que temer: de hoy
en adelante serán hombros
los que has de pescar para
darles la vida. Y ellos, sacando las barcas á tierra,dejadas
todas las cosas, lo siguieron.
SANTO E¥ANeiLIO
El de esta dominica, es del
capítulo V, versículos 1 al 11
según san Lucas.
En aquel tiempo, hallándose Jesús junto al lago de
Gonezarct, las gentes se agolpaban alrededor do él, ansiosas do oir la palabra do
Dios. En esto vio dos barcas
á la orilla del lago, cuyos
pescadores habían bajado, y
estaban lavando las redes.
CATEDRAL DE AMIENS (FRANCIA)
E l r e y <!<< U í U g i c a e n l a Catfirtrnl d«! A i u i e n s . — H a c e unos días, de paso
por Amiens, y de riguroso incógnito, detúvose el rey de Bélgica unas horas en dicha
población, cuya Catedral visitó detenidamente, oyendo Misa de ocho, después de la
cual dirigióse al coro para examinar sus bellezas arlisticas; pero el suizo encargado de
la vigilancia, le dijo que no podía pasar, porque no se permitía durante los divinos
Oficios; envista de lo cual se retiró el rey con sus dos acompañantes. Cuando-el sa>zo
se enteró de quién era el personaje ¡i quien había impedido la entrada en el coroC'Hijo:
—¿Cómo podía yo imaginarme que era un rey una persona tan modestaríente vestida
y que había respetado, sju darse á conocer, la orden de no entrar en el coro?
CONSIDERACIÓN
Místicamente — dice san
Ambrosio comentando este
pasaje del santo E v a n g e l i o la barca de Pedro que ilota,
según san Slateo, y que según san Lucas, so llena de
peces, figura la Iglesia liotanto en su origen y llena
después hasta rebosar. No zozobra ésta que tiene á Pedro;
pero fluctúa aíjuélla que tiene á Judas: en una y otra, so
encuentra Pedro, pero el que
permanece firme por sus virtudes, os perturbado por los
extraños. Evitemos el trato
con el traidor, no seatiue muc h o s vacilemos empujados
por uno solo. Allí hay perturbación donde se halla poca
fe; pero donde hay perfecto
amor, reina gran seguridad.
406
LA
LECTURA
DOMINICAL
LA YISITACIÓl^ DE ITUESTKA SEÑORA Á SAITIA ISABEL
Agua fuerte de Alberto Durero.
j^ESPUÉs de haber la santísima Virgen consagrado algunos
días á contemplar el misterio de la Encarnación, que en la
celestial Señora habíase obrado, dice el evangelista san Lucas
que «por aquellos días partió María, y se fué apresuradamente
á las montañas de Judea, á una ciudad da- la tribu de Judá. Y
tabiendo entrado en la casa de Zacarías, saludó á Isabel. Lo
mismo fué oir Isabel la salutación de María, que la criatura, ó
el niño Juan, dio saltos de placer en su vientre, é Isabel se sintió
llena del Espíritu Santo. Y exclamando en alta voz, dijo á María: Bendita tú eres entre todas las nmjeres; y bendito es el fruto de tu vientre. Y ¿de dónde á mí tanto bien, que venga la madre de mi Señor á visitarme? Pues lo mismo fué penetrar la voz
LA
LECTURA
de tu salutación en mis oídos, que dar saltos de júbilo la criatura en mi vientre. ¡Olí, bienaventurada tú que has creído!, porque se cumplirán sin falta los cosas que se te han dicho de parte del Señor. >
Entonces la santísima Virgen, dando expansión á los sentimientos de que estaba llena su alma inmaculada, entonó el cántico admirable que, según Gersón, profetizó el Salmista en estas
palabras: Con un arpa de diez cuerdas entonaré un cántico. Las
cuales diez cuerdas son los diez siguientes versículos que dijo
ante su prima santa Isabel, nuestra Señora:
«Mi alma glorifica al Señor:
»Y mi espíritu está transportado de gozo en el Dios salvador mío:
>Porque ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava: por
tanto, ya desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones.
< Porque lia hecho en mí cosas grandes aquel que es todo poderoso, cuyo nombre es Santo;
»Y cuya misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen.
«Hizo alarde del poder de su brazo: deshizo las miras del corazón de los soberbios.
«Derribó del solio á los poderosos y ensalzó á los humildes.
• Colmó de bienes á los hambrientos, y á los ricos los despidió sin nada.
«Acordándose de su misericordia, acogió á Israel su siervo;
•Según la promesa que hizo á nuestros padres, á Abraham y
á su descendencia por los siglos de los siglos.»
Detúvose María santísima con su prima santa Isabel cosa de
tres meses, y después se volvió á su casa.
Saludemos con frecuencia á la santísima Virgen, por cuya
mediación debemos esperar toda salud, y júntese nuestro Magníficat con el que todos los siglos elevan á los cielos, repitiendo
con júbilo las bendiciones al Señor, por las maravillas que realizó en la que todas las generaciones llaman Bienaventurada.
-NS^SÍ^®(SÍ^*'2/~
^E@©IÓN DE PODÉMI^A
FUEGO GRANEADO
¡Chin! ¡Chin! ¡Boom! ¡Boom!
¡Que entró en la Academia D. Jacinto Picón!
No me ha salido el verso muy malejo, si se tiene en cuenta
á qué extremos ha llegado hoy la poesía, y con qué extremos escriben hoy algunos. Muchísimo peores son (por ejemplo) los
versos de Clarín y pasan; con que...
Además; que cuando se escribe fervente cálamo, suele salir
el escrito algo incorrecto, siquier gane en inspiración, fuerza y
entusiasmo lo que en corrección pierda; y eso le ha pasado á un
servidor.
Que ha sentido sus ó he sentido mis nervios saltar do entusiasmo al leer los calurosos aplausos en que ha estallado (¡lo
que siento es que no estalle de otra manera!) toda la prensa liberal estos días para celebrar la entrada en la Academia Española
de D. Jacinto Octavio Picón, redactor de Vida Nueva, autor de El
Enemigo y otros excesos, y, sobre todo, académico de la lengua
(que lo es ya), que no se sabe, como ha dicho un periódico, adonde irla á parar si se le obligara «á hablar, escribir, pensar y
sentir en español.»
Pero esto último cae por fuera y no se ve; lo que se ve ó
se quiere ver únicamente es—que D. Jacinto Picón—es la viva
encarnación (el entusiasmo no me deja hablar en prosa), de los
principios liberales, ó del liberalismo, y por eso los diarios liborales á una, aplauden á rabiar su entrada en la Academia, mal
que pese á la lengua castellana, al sentido común, y, sobre todo,
al catolicismo, adonde, bien mirado, es donde en último término van á parar todos los tiros, como bien claro se ve en que el
407
DOMINICAL
principal elogio que de Picón se hace por toda la prensa liberal,
es, llamarle autor de El Enemigo.
Y el enemigo para Picón, como para Gambetta, es el catolicismo, al que, para disimular, llaman clericalismo, lit)erales y
librepensadores.
Ya se sabe (y si alguno de nuestros lectores lo ignoraba, ahora puede saberlo), (jue El Enemigo, que como tal señala Picón
en su obra de ese título, es el cloro, el clero católico.
¿Qué más méritos necesita para qne los diarios liberales
aplaudan á rabiar su entrada en la Academia de la Lengua, cuyo
cuerpo, relativamente sano, hasta hace poco, se encuentra ya
hoy corroído por el ponzoñoso virus del liberalismo impío?
*
Uno de los diarios que más se han entusiasmado con la entrada de Picón en la Academia, ha sido El Imparcial, que grita
en primera plana, bailando de gusto y cantándole «el trágalaal enemigo (de Picón y suyo):
«Si hace algunos años se hubiese dicho que el autor de El
Enemigo iba á entrar en la Academia Española, se hubiese tenido por cosa imposible, y el mismo Picón hubiese creído que se
trataba de una broma. Pero los tiempos marchan, las cosas cambian, los exclusivismos y las iracundias de escuela se debilitan
y apaciguan, y sobre las exageraciones del energúmeno, impera
el espíritu de justicia.
»Así, pues, Jacinto Octavio Picón, á pesar de su liberalismo
radical y exaltado, á pesar de sus violentas campañas contra el
clero, ha ido á ocupar un sitial entre los inmortales, sin que le
fuese necesario dejar en la puerta de la Academia, ni sus libros,
ni sus convicciones.»
Dice bien El Imparcial: los tiempos marchan.
•La masonería sirve para hacer marchar á la humanidad»,
decía entusiasmado un masón al recordar, sin duda, cómo corría su mujer cuando le pegaba las palizas...
Los tiempos marchan y todo marcha y se marcha á... ¡vaya
usted á saber dónde!
La hacienda pública, la riqueza nacional, las creencias religiosas, la moralidad y la decencia, las buenas costumbres públicas y privadas (fundadas, como todo lo bueno, en las creencias religiosas); el honor, la vergüenza, y hasta la lengua castellana convertida hoy, por arte del diablo, en un galimatías, que
el diablo que lo entienda.
Los tiempos marchan, y con los tiempos se marcha de España todo lo bueno que quedaba en ella. Hoy, todo son marchas:
la marcha de las colonias, la marcha de las riquezas, la marcha
de la vergüenza...
Todo se marcha hoy menos el liberalismo, que es el único
que se queda para hacer marchar á lo poco bueno que queda
en España (si queda algo).
Y por eso, y nada más que por eso, entran hoy en la Academia
los Pícowes sin dejar en la puerta, como dice JEÍ Imparcial, «ni
sus libros, ni sus convicciones,» y toman asiento entre los Menéndez y Pelayos y los Peredas, que al fln tendrán que marcharse de allí, ó materialmente, ó moralmente, transformándose en Picones.
l'orque ya recordarán nuestros lectores la fábula de aquella
manzana podrida que colocaron entre otras sanas... La manzana podi'ida hizo pudrirse á las sanas.
Como si dijéramos: les hizo marcharse del cesto.
Y eso pasa con todo cesto de manzanas (hombres) sanas; en
donde entra una podrida, todas se marchan, todas (todos) se pudren.
¡Cuánto pudiéramos decir si tuviéramos tiempo (porque
mimbres tenemos de sobra), sobre esto de las marchas!
Pero bastante hemos dicho.
Sobre todo, para los buenos entendedores.
*
* •
Mas mescolanzas:
La Correspondencia de España quiere que sea un hecho la
40:
LA
LECTURA
DOMINICAL
LA
cular prohibiendo en aquella provincia el lenguaje de los borrachos y los librepensadores.
Es decir: la blasfemia.
Enviamos nuestra entusiasta enhorabuena al Sr. Gobernador de Logroño, y al par un humildísimo ruego al de Madrid,
suplicándole tome medidas severas para impedir en las calles
y sitios públicos de la villa y corte el dicho lenguaje librepensador y borracho, que convierte á Madrid, á pesar del^isío progresista que nos damos (que se dan otros), en el pueblo de la
inciiUnra y de la inávilizaáón.
Porque realmente es una vergüenza eso de que salga uno
por esas calles, y encuentre á cada instante y por todas partes
seres que no hacen más que levantar contra el cielo lasi)atas
de atrás, sin que nadie les ponga trabas.
¡Trabas, Sr. Gobernador, trabas para esa gente!
¿No prohiben nuestras leyes la blasfemia?
¿l'ucs de qué ó para qué sirven esos agentes do policía?
¿Para bigardear por las calles durante el día y por las noches echarle medios en las tabernas y conversar con las golfas
en las esquinas?
¿Es por eso por lo que cobran el sueldo?...
LECTURA
409
DOMINICAL
ned por seguro que asiste por lo menos uno de osos catedi'áticos
neos que no aprueban más que liases y jóvenes gazmoños.»
¡Es claro! ¡Cómo que en las iglesias en donde comulgan esos
chicos son sacristanes ó monaguillos los catedráticos de la Universidad y del Instituto!
¡O le darán al fuelle del órgano!
¡Cualquiera cosa es capaz de afirmar El País, con tal de soltar una cuchuílota anticlerical!
Y luego añade, como si pusiera una pica en Flandes:
=En las clases de Barrio y Mier, en las de Orti y Lara, Iñif;",iez, Surroea, Vadillo j ' demás neos, es una garantía la comunión, el sor Luis ó pertenooer al círculo carlista.»
¡I\aluralmente! jY en las clases do Salmerón, Moi'ay.'.ta y
otros por e! estilo, será una garantía sor impíos!
¡Com:) en las clases de El País, si El País diera clase, sería
una garantía ser librepensador y blasfemo, y levantarle calumnias al clero, y burlarse de los frailes y las monjas, y hacer gala de c'iiisnio y otras cosillas por el estilo!
¡Qué tonterías hito dejir la ijasión ó la rabia anticlerical, señor País... del Abanico consabido, que usted tanto conoce por
BUS...
excesos.
BlATRACA.
El Pa/s, en fuerza de querer ser impío, ha degenerado (degeneró hace tiempo) en cursi y tonto.
Se burla en uno de sus últimos números de los jóvenes que
t¡3nen la piadosa costumbre de comulgar antes de examinarse
y dice:
«En la iglesia donde veáis gran número de esos chicos, teLOS HUÉRFANOS
pronta vuelta á España do los comediantes Teresa Mariani, Zampieri y demás que han venido actuando en eí
teatro de la calle del Príncipe.
Nosotros no hemos podido apreciar, como La Corres,
los méritos artísticos del Sr. Zampieri, do la señora Máriani y de su notable compañía, como dice el citado periódico, por la sencilla razón de que no hemos ido nunca
á la Comedia, actuando en ese teatro la compañía de la
Mariani; y no hemos ido á la Comedia, á pesar de los
méritos artísticos de osa notable compañía-, porque
casi todas las obras que representa esa notable compañía > son pornográficas ó indecentes; y aun la noche que
ha roprc3e:itado alguna obra no pornográfica ó indecente, no hemos querido ir, atendiendo á que las demás, es
decir, casi todas lo son, y no hemos querido contribuir
(siquiera fuese en pequeña escala) al fomento de la pornografía ó ¡ndeíicncia; por eso no hemos podido apreciar,
CDmo «la seña María Velasco, que á i¿á le hace asco >, los
méritos artísticos de esa compañía.
En un cafe:
Se habla de Calixto y de Diego, dos íntimos amigos que pasan el tiempo hablando siempre mal el uno del otro.
— ¡Es natural! -exclama un individuo que les conoce perfectamente—son dos amigos... mortales.
UNA LECCIÓN DE MÚSICA
Á TRAVÉS DEL L A G O '"^^dro de José W,»pfncr.
EL DUELO
AY algo más injusto que derramar la sangre
humana por injurias particulares, y privar,
con un mismo atentado, á la patria de un ciudadano, al rey de un subdito, á la Iglesia de
un hijo, y á Dios de un alma que rescató con
su sangre? Y sin embargo, desde que los hombros I)arnizaron de virtud esos actos sanguinarios, se ha
hermanado en tal exceso con ellos el honor, que los anafenias de la Iglesia, las leyes severas de los príncipes, la
justicia rigurosa de un Dios vengador, carecen de fuerza
p.ira desarraigarle.- Tales son los conceptos del gran
Bossuet, hablando del honor.
El duelo es un crimen y un absurdo: un crimen, porque es un liomicidio, y digno, por tanto, de ser castigado
como tal; un absurdo, porque rara vez lleva razón en él
quien la tiene.
A este propósito, he hallado en un autor francés, el tristemente famoso Juan Jacobo Rousseau, una página capaz
de suplir á todo razonamiento. La traduzco casi íntegra:
«Cuidad de no confundir el sagrado nombre del honor co:i esa feroz conjetura que pone todas las virtudes
en la punía do una espada, muy apta para formar intrépidos facinerosos.
> ¿En qué consiste esa conjetura? En la opinión más
extravagante y bárbara á que haya jamás dado cabida la
inteligencia humana; quiero decir, que todt)s los deberes
de la sociedad están suplidos por el valor; que un hombre
no es trapacei'o, bribón, calumniador; sino viril, humano, cortés, si sabe batirse; que la mentira es verdad, el
robo legítimo, la perflcia honradez, la infidelidad digna
de elogio, en cuanto esto se sostiene acero en mano; que
^jpiShaíí-:
Pero, á posar de sus méritos artísticos (cosa muy disC'itiblc, entendiéndose la palabra arta en su verdadero
sentido, pues aquéllos sólo merecen el iiombi'O de técnicos),
nosotros no aplaudimos lo que la pastelera de La Corres
aplaude, ni queremos lazos de afecto entre nuestro país y
osos notables artistas italianos, ni dosoamos que su pronta
vuelta á España sea un hecho.
Al contrario: deseamos que tomen «la del humo,» que
cuando se va no vuelve.
Por una razón, también muy sencilla: porque para
nosotros hay cosas quo están muy sobro los méritos artísticos y... sobre el 2'>^'^teleo que La Cirres «se trae> y
que ella sabrá por qué (y n jsotros también).
El Sr. Gobernador do Logroño lia publicado una cir-
-^
410
LA
LECTURA
una injuria queda siempre bien reparada con la espada, y que
nunca se falta á la razón con un honil)ro si Se ie mata.
»Jamás los honil)rcs más arrojados de la antigüedad pensaron vengar sus injurias personales en combatos particulares. Ni
César ni Calón, ni Pompeyo ni Cesar, se pidieron razón do sus
recíprocos insultos
»No, esto honor no os variable, no dependo ni do tiempos, ni
de lugares, ni de opiniones; no pasa, ni renace; radica en el corazón del hombro justo y en la regla inalterable do sus deberos.
Si los pueblos más civilizados, más valerosos y virtuosos do la
tierra no han conocido el duelo, digo que no es una ijistitución
del honor, sino una moda execrable y bárbara, digna de su cruel
origen. ¿No habéis notado que los más recolosos y dispuestos á
provocar á los demás son, por lo general, consumados bribones,
que, por temor de que alguien se atreva á mostrarles claramente el menosprecio que se les profesa, se esfuerzan en cubrir con
algunos puntos de honor las infamias de toda su vida?»
Nada es necesario añadir á estas reflexiones, para probar el
absurdo del duelo.
Hubo tiempos en que los gobiernos dictaron leyes contra los
que lo practicasen; y si bien recuerdo, el gran Luis XIV de Francia, no vaciló en condenar al cadalso á uno do los más nobles y
encumbrados personajes de su corte, por infracción de lo prescrito.
Los antiguos eran más sensatos que muchos en nuestros días.
Permítaseme, para terminar, narrar un hecho. Antes de la batalla de Salamina, Temístocles sostenía una opinión contraria á
la de Turybates, jefe de los lacedemonios. Habiéndole ésto amenazado con un palo: «Da—lo dijo,—pero escucha.» Tomen lección
aquellos á quien convenga, y recuerden que «la falsa idea del
honor es un acatamiento que los bribones liacen á los hombros
de bien, esclavos del honor verdadero.»
ENRIQUE CARBONELL.
Noticias y comentarios
Honores á los católicos.—El gobierno francés acaba de conferir las palmas académicas á tres sabios franceses, profesores de
la Universidad católica de Friburgo; el R. P. Mandonot, autor de
una obra sobro Siqer de Brabante y el averroismo en el siglo XIII,
y los Sres. Pablo Fietta, gran jurisperito, y Juan Brunhes, premiado con el de elocuencia por la Academia francesa, por un
magnífico estudio acerca de Michelet. También el profesor del
mismo centro, R. P. Berthuer, autor de numerosas obras cientíñcas muy estimadas, ha sido proclamado Doctor, honoris musa,
de la Universidad de Cracovia; rarísima distinción y sólo á
muy grandes sabios otorgada.
La libertad religiosa en el Thibet.—El convenio firmado por
los jefes de Bathang y los Lamas, parece que pone término á la
persecución y da á la Religión cristiana la libertad de existencia
y desenvolvimiento. Los mismos Lamas han derogado los edictos
que condenaban en Bathang á muerte á todo tliibotano que declarase pertenecer á la Religión de Jesucristo. Todavía resta conseguir esta misma libertad para los tliibetanos que dependen
del virrey de Yunnan; pero todo se espora del Señor, mediante
la sangre beneficiosa de sus mártires.
Misioneros y religiosas.—Corren gravísimos peligros en la actualidad por los sucesos de la China, los misioneros y religiosas
que, de diferentes naciones, se hallan en el celeste imperio. Solamente de nacionalidad francesa hay allí más de 200 jesuítas, 180
lazaristas y 102 hermanas de la caridad, y, además de estos, en
la Mandchouría, So Tchoan, Thibet, Yunnan, Kouy-TclieonKoang-Tong y Koang-Si, predican la divina Religión del Crucificado 310 misioneros. Por todos los ctiales debe aliora orar
fervorosamente la cristiandad.
El párroco de Eguihen.—Hace poco que anunciamos á nuestros
DOMINICAL
lectores que el abato Valiente, digno de esto nombre, se echó al
mar para salvar á dos marineros, feligreses suyos, aunque estaba enfermo do infíuenzza, y era on el pasado invierno. —Y bien,
preguntarán los que esto loan, ¿ha sido recompensado por el
Concejo municipal do su pueblo?—Nada de eso; pero, en cambio,
le lia suprimido dicha corporación los 150 francos que, desde
tiempo inmomorial, daban á los párrocos de dicho pueblo. Justicia de sectarios en la República í'randesa.
El gobernador de Logroño.—Considerando esta autoridad, según dice, como uno do sus primeros deberes, el atender con especial cuidado á los intereses morales de su provincia, porque
faltando cultura, orden, instrucción y buenas costumbres, es
como si á un hermoso edificio lo faltara base de sustentación, y
estuvieran condenados sus moradores á vivir en él con la zozobra é intran(iuilidad constante do ser aplastados, y decidido á
evitar que niños que van á los colegios oigan en la calle blasfemias y palabras obscenas, que sin entenderlas los aterran, hasta
que acostumbrados á oirías, ellos mismos concluyen por usarlas en sus conversaciones y juegos infantiles; y que madres honradas que acompañan á sus hijos, oigan frases indecorosas que
ofenden al pudor; y que sacerdotes y religiosas que van por la
calle á fines de su instituto, oigan frases que hieren sus sentimientos, ha publicado una elocuente y hermosa circular en la
que, usando de las facultades que le confiere el artículo 22 do la
Ley provincial, ordena la represión y castigo de la blasfemia y
obscenidad. Y on Madrid, Sr. Gobernador de esta provincia, ¿no
se puede hacer uso del artículo 22 de dicha ley?
Estatuas del divino Redentor.—El 23 del pasado, aprobó Su
Santidad el modelo de las que han de erigirse en 19 montes de
Italia, en homenaje á nuestro Señor; y también aprobó el bajo
relieve de mármol que habrá de ser reproducido en el zócalo de
cada estatua.
Estandarte.—El Centro del Apostolado de la Oración de la
parroquia de santa María, de Madrid, ha estrenado, en el solemne Triduo recientemente celebrado, un magnífico estandarte
que, por su forma original y lo primoroso de sus ricos bordados, honra los talleres llamados de la Inmaculada Concepción,
de donde procedo, fundados por una persona caritativa y amiga
de las artes en Jabalí Viejo (Murcia). Estos talleres obtuvieron
el primor premio on el concurso do labores, verificado en Murcia el pasado año, y además un premio extraordinario; y on la
Exposición del pasado Abril, los dos primeros premios.
Una buena obra.—El sacerdote Sr. Viñals, ha concebido el laudable proyecto de llevar la intervención de la Iglesia por el
sacerdocio y por las Hijas de la Caridad á los Asilos de la noche,
para lo cual realiza activas gestiones, con las que espera conseguir para los desgraciados que se recogen on dichos Asilos, tanto del Norte como del Sur, un bien espiritual, que hasta hoy no
se ha logrado.
Peregrinación belga.—Conducida en siete trenes especiales ha
llegado á Lourdes una peregrinación belga, compuesta de 2.176
peregrinos, entre los que se contaban 220 enfermos, que iban en
vagones-hospitales construidos al efecto. Durante su permanencia en Lourdes, lian hecho todos los Ejercicios espirituales, asistiendo al final á una Misa de Réquiem por los difuntos de la
Asociación,
Las escuelas laicas. —Decía el alemán Alba Stoiz en 1845: «Si
yo fuese el diablo y el pueblo me eligiese diputado, sólo haría
una proposición que llenaría de clientes el infierno. Propondría
la separación completa de la i escuelas de la Iglesia.» Ahora
bien; como el Parlamento francés ha votado esa ley. Satanás se
ha salido con la suya. Así se explica que el tribunal del Sena
haya consignado que entro 1.200 niños condenados á cárcel correccional, do cada 100 proceden 11 de escuelas católicas y 89 do
laicas.
Signos favorables.—So afirma con insistencia en los círculos
del Vaticano la reapertura, en condiciones muy favorables, de
las negociaciones para el establecimiento de una representación
permanente de la Santa Sede en Berlín. Esta idea, cuyo logro
tanto desea Su Santidad, no ha podido verso realizada por la
oposición do algunos protestantes infiuyentos do Berlín; pero
el vivo deseo del emperador Guillermo de crear una Uni-
LA
LECTURA
versidad de Teología en Strasburgo y de que sean hechos cardenales uno ó dos prelados alemanes, se tiene como una excelente base para el establecimiento de la Nunciatura.
Otra restitución.—Hace muchos años que se cometió un robo
en la feria de Zamora por valor de más de 5.000 pesetas, que
quedó sin descubrir y del que fué víctima un habitante de Cantaracillo, conocido por Cavila. Hace algunos días le fué devuel.
ta en Aldeaseca de la Frontera dicha cantidad, por un padre
Carmelita, á quien se la entregaron bajo secreto de confesión.
Heroico sacerdote español.—Nos referimos al reverendo señor
cura párroco de Gata, D. Juan Martínez, fallecido hace pocos
meses en el Asilo benéfico de san J u a n de Dios, de Barcelona.
Apenado este sacerdote por el abandono en que estaban los leprosos pobres de su feligresía, y con el caritativo propósito de
atender á su desgracia y evitar la propagación del mal, hizo
construir, en punto distante de la población, un modesto albergue, en el que fueron acogidos aquéllos y socorridos al mismo
tiempo por tan virtuoso bienhechor. No obstante comprender
este mártir de la caridad el peligro que le amenazaba por su abnegación en favor de los que llamaba sus «predilectos amigos»,
411
DOMINICAL
Fiesta de los religiosos de san Juan de Dios.—Los beneméritos
religiosos de san J u a n de Dios han celebrado en todas sus
casas, con gran solemnidad, el tercer centenario de la dichosa
muerte de su insigne Hermano de hábito el Beato J u a n Grande, religioso profeso de dicha Orden y especial abogado de los
apestados y dementes, á que ella consagra sus servicios. Nació
el Beato J u a n Grande en Carmona (Sevilla), en 1546, y falleció en Jerez, en 1600. Ha sido dicho centenario en el pasado mes
de Junio, y se celebró la fiesta principal el día 23, víspera de
san Juan.
Las escuelas laicas.—El Obrero Setabense, de Játiba, da la siguiente noticia, que descubre nuevamente el verdadero espíritu
que anima á las escuelas laicas: «Hace muy pocos días, un niño
de corta edad, alumno de la escuela laica, manifestaba á una
persona amiga nuestra, con la sencillez é ingenuidad propia de
los niños, que el maestro les enseña que, cuando vean á un sacerdote con el Viático, se vuelvan de espaldas.» Estas son las
infames enseñanzas que se dan en las escuelas laicas.
Obra de la primera Comunión y de la Perseverancia.—En la
parroquia de Biza cerca de La Ferté (Alto Marne), hay un san-
Granada: Galería del patio de los leones, en la Alhambra.
lo llevó hasta el sacrificio. El continuo trato con los lazarinos le
hizo adquirir la enfermedad. «Ejemplos como éste prueban hasta la evidencia que todavía existen almas generosas dispuestas
á inmolarse en aras de la caridad, y que el escepticismo de la
época no ha logrado extinguir el espíritu de ardiente caridad
que llevaron los Apóstoles á todos los ámbitos del mundo con
la predicación del Evangelio.» Así lo comenta un periódico liberal, y sólo añadiremos que la religión en que ñorecen las almas
generosas de que habla es el catolicismo.
En qué se funda la soberbia humana.—Según afirma el Dr. Peset, en la edad más lozana, nuestros 242 huesos pesan 4.400 gramos, los 501 músculos 30 kilogramos, el corazón 250 gramos y
1.200 el cerebro; pero el hígado, 2 kilogramos. Si en el mortero
es machacado un hombre adulto, se encontrarán: 3 kilogramos
de cenizas, 2 de materias grasas, 48 de agua simple, 36'5 de oxígeno, 18 de carbono, 6 de hidrógeno y 1'5 de nitrógeno y calcio
además 650 gramos de fósforos, 137 de magnesio, 500 de cloro,
20 de flúor, 8 de azufre, 60 de potasio, 50 de sodio y 3 míseros
gramos de hierro. Esto es el cuerpo, cuyo amor inconsiderado
puede conducir al hombre á su condenación.
tuario que es el centro de dicha piadosa institución internacional. Doce lámparas hay allí constantemente encendidas y se celebran misas todos los días por los 400.000 niños y jóvenes que
anualmente se inscriben para obtener las gracias de una buena
primera Comunión y de la Perseverancia.
CHARADA EN ACCIÓN
(La tolutíón en el número próxir. •)
412
LA
LECTURA
DOMINICAL
la casa, tenga la bondad de mandar que continúe la música y el
baile, ó sea de mandar á estos niños que se diviertan! ¡Y si alguno vuelve á caerse, que tonga paciencia si nos reimos á costa
suya; y si se caen dos, mejor; y si tres, mejor todavía, porque
cuantos más se caigan, más nos hemos de reir! ¡Si eso es inevitable en el primer momento! ¡Pues á fe que no resulta ridículo ver
caer cuan largo es, y quedar en postura poco académica, á un
caballero muy puesto de frac, con unos bigotes muy retorcidos,
y muy gravo y estirado! Se entiende, cuando, como aquí sucede,
no hay peligro en la caída, porque ya sabe usted, mi querida
condesa, que, según nos explicaba la otra noche D. Anselmo, no
puede llamarse ridículo aquello en lo que se da el dolor ó cual(juier otro daño equivalente. ¡Conque á bailar y á divertirse, y
si alguno so cae, diremos lo que dijo en mi tierra, en Granada,
cierta gitana, al ver caer y tenderse en mitad de la calle á un
petimetre que iba presumiendo de guapo y elegante: ¡Apagar la
luz, que se ha acostao ol señorito!»
."NBEDÓSE, al dar una vuelta rapidísima, la larga cola del
traje do la condesa, que valsaba con Carlos Ansorena,
en los pies de Pepe Luque, que valsaba á su vez con
Pilar Téllez;Luque,por desenredarse los pies,comenzó
á moverlos apresuradamente, y se los enredó más,
haciéndose un lío y arrastrando hacia sí á la condesa;
Carlos, que vio que ésfa se iba hacia allá perdiendo el equilibrio,
trató de sostenerla, perdiéndolo él también; al mismo tiempo,
Luque, dio un violento traspiés, arrastrando tras sí á la condesa
y á Luisa; la condesa, á su vez, tiró de Carlos, y al suelo se fueron los cuatro en un abrir y cerrar de ojos, quedando tendidos
sobre la alfombra cuan largos eran.
El barullo que se armó entonces en el salón, fué indescriptible; cesó la música y el baile, y damas y caballeros, asustados
en el primer momento, corrieron á levantar á las dos parejas;
pero viendo que no se habían hecho ningún daño, comenzaron
todos á reir al recordar la ridicula postura en que habían quedado los cuatro, tendidos sobre la alfombra; los mismos caídos
terminaron al fin por echarse á reir con todas sus ganas, á pesar de la natural sofocación do la condesa y de Luisa, que estaban en los primeros momentos, segiin dijo luego en estilo metafórico poco elegante, un coronel bastante bruto que so hallaba
presente, que «se les podían freír huevos on la cara.»
—Pero... ¿cómo ha sido esto? —exclamó la condesa, cuando la
risa la dejó hablar.
—¡Hija, qué so yo!—contestó Pilar, con el rostro encendido
todavía de bochorno. -¡Tu vestido, que se enredó en los pies do
Luque! ¡Las picaras colas han tenido la culpa de todo!
—¡No, no, Pilar!-- dijo entonces Luque.—¡La culpa la ha tenido Ansorena, que no supo sostener á la condesa!
—¿Cómo que yo he tenido la culpa?
saltó Ansorena sulfurándose. ¡Usted sí que la ha tenido! ¡Usted, que bailando con
damas, no mira en dónde pone los píos!
—¿Y cómo quiere usted que valsando mire nadie en dónde
pone los pies? ¿Lo mira usted?
—¡Sí, señor, que lo miro!
—¡Usted qué ha do mirar!
—¡Más que usted!
—¿Más que yo? ¿más que yo?...— exclamó Luque echando fuego por los ojos, y dirigiéndose á Ansorena.
—¡Sí, señor! ¡Más (juo usted! — replicó Ansorena en el mismo
tono agresivo que había empleado Luque, y avanzando á su vez
hacia éste.
—Pero ¿quieren ustedes no ser niños?—prorrumpió con brío
é interponiéndose un anciano de noble y marcial aspecto.—
¡Pues no faltaría más! ¡Darle importancia á una nadería semejante! ¡La cosa pasó porque pasó, y nadie tuvo culpa en ello ni
pudo evitarlo!
— ¡Pero, mi general, si es que me ha dicho que yo!...--insistió
Luque.
- ¡No hay general ni pero que valga!—le interrumpió el anciano con energía.—¡Ustedes son dos jóvenes muy sensatos y
prudentes, y no es posible que, mirándolo bien, don importancia ninguna á tal bagatela! ¡Conque, se acabó esta cuestión, y
nadie vuelva á hablar una palabra de esto! ¡Pues no faltaría más!
¡Ea, condesa - prosiguió chanceramente,-usted, como dueña de
Una carcajada general saludó la ocurrencia del anciano Ídem,
y continuaron la música y el baile, como si tal incidente hubiera ocurrido. Medía hora después penetraba Luque en la sala de
tresillo, on donde se hallaba Ansorena con otros caballeros comentando el sucoso.
—¡Nada, nada, caballeros!—exclamaba Ansorena en el momento preciso en que Luque aparecía en la puerta,—¡él y nadie más
que él tuvo la culpa!
—¡Le dije á usted antes y le repito ahora do una vez y para
siempre—replicó Luque temblando de ira,—que quien la tuvo
fué usted, porque no pudo... ó porque no supo sostener á la
condesa!
—¡Si usted hubiera mirado en dónde ponía los pies, ó mejor
dicho-replicó Ansorena herido en su amor propio por aquel
no supo,~-~si usted supiera lo que no sabe, y es, tratar con damas,
no hubiera pasado lo que pasó!
—¿Cómo que yo no sé tratar con damas?—gritó Luque perdiendo los estribos.—¿Acaso creo usted que yo me he criado entre salvajes y que no tengo educación? ¡Sé tratar á las damas
í-fc
^
•
como un caballero,
y mejor, muchísimo mejor que usted, y le exijo al
momento, pero al
momento, ¿lo entiende usted? una
cumplida satisfacción de sus pala'
'
bras!
—¡No tengo que dar á usted satisfacción ninguna! ¡Lo dicho,
dicho está!
—¡Perfectamente! ¡Pues nos entenderemos on otro terreno!
¡IJO ruego á usted que designo dos caballeros, amigos suyos, que
esta misma noche esperen la visita de otros dos, amigos míos!
—¡Esa os otra cuestión! ¡Los designaré!
—¡Pero, hombro!... '¿ICstán ustedes locos?—exclamó mediando Luis Andrada, hombre de un natural pacífico y bondadoso. —
¡Por una bagatela!
—¿Cómo bagatela?—dijo otro de los presentes, amigo íntimo
de Luque.—¡Ansorena ha dicho á Luque, que no sabe tratar con
damas, y oso no lo consiente ningún hombre que tenga dignidad!
—¡Y Luque—intercaló un amigo de Ansorena—ha llamado
á Ansorena á un terreno, al que no puede dejar de acudir ningún hombre de honor; de modo que el duelo es inevitable!
- ¡Inevitable, inevitable! - prorumpicren casi todos con gran
calor.
En este instante apareció el general en la puerta de la sala
de tresillo, y en un momento se impuso de todo lo que ocurría.
—¿Conque la cosa es tan grave—preguntó-que todos ustedes creen que el duelo debe verificarse?
LA
LECTURA
— ¡Indudablemente!—contestaron casi todos, incluso los mismos interesados, que tenían gran fama de consumados duelistas y de valientes.
—¿No le parece á usted, mi general, que el caso no es para
tanto?—preguntó Luis Andrada que sabía, como todo el mundo, que el general era enemigo acérrimo del duelo.
—¡Eso mismo digo yo!—agregó el ayudante del general, que
se hallaba presente, no jw?" casualidad, sino por liaber ido al
baile.
—¡Pues dicen ustedes muy mal!—contestó el general, después de pasear durante un instante la vista por la concurrencia,
y dirigiéndose á su ayudante y á Andrada.—¡Hay casos y casos,
y yo opino, como la generalidad, que esto no tiene más solución
que el duelo; pero no un duelo cualquiera, no un ridículo simulacro de duelo, como suele hacerse en estas ocasiones, sino un
verdadero duelo, un duelo propio de hombres de corazón, como
son, por fortuna, en este caso, los dos interesados!.. ¡En fln, señores—concluyó con gran energía,—un duelo!...
—¡A muerte!—rugieron á un tiempo como dos fieras Ansorena y Luque, acercándose al general y estrechando su mano con
entusiasmo, como demostrando que sólo el general había comprendido allí el indomable brío y arrojo de sus corazones.
—¡Bravo! ¡Son ustedes dos hombres de lionor y dos valientes'
¡A muerte, sí, señor, á muerte, y en condiciones!... ¡oh, eso de las
condiciones déjenlo á mi cargo, porque yo apadrino á uno de
ustedes, á Luque, al que se juzga ofendido!
—¡Pero, mi general!—se atrevió á suplicar, lleno de asombro,
Andrada.
—¡No hay pero que valga, hombro! ¡Y lo advierto, amigo Andrada, que aunque su intención sea la mejor del mundo, su oposición resulta ofensiva para estos dos señores!
—¡Oh! ¡Yo lo decía!...
—¡Si se comprende, amigo Andrada, se comprende...!—interrumpió el general.—Y para que estos dos señores vean que ha
estado muy lejos de su ánimo el dudar de su valor, usted mismo, con el Sr. González —dijo indicando á su ayudante, que se
inclinó respetuosamente, — tendrá la amabilidad de apadrinar
á Ansorena. El Sr. Peralta, y un servidor—dijo después do vacilar un instante, indicando á un coronel que debía grandes favores al general, y que se inclinó como el ayudante,—apadrinaremos á Luque; dentro de una hora estaremos el Sr. Peralta y
un servidor en casa del Sr. Andrada, que tendrá la bondad de
esperarnos en compañía del Sr. González. Y ahora salgamos de
aquí y vamos al salón, para que nadie sospeche nada; conque
hasta dentro de una hora, y ruego á todos los presentes mucha
reserva.
Pocos instantes después, el general sa acercaba rápidamente
en el salón al oído de Andrada, sin que nadie lo advirtiera, y lo
decía dos palabras que debieron de producir gran efecto en Andrada, á juzgar por el asombro que reveló su rostro.
—¡Conformes!—dijo al general; y no hablaron más, separándose inmediatamente.
II
Al amanecer del día siguiente, divisábanse confusamente á
la indecisa luz del crepúsculo, sobre el fondo claro de la cerca
de cierta casa de campo, rodeada de corpulentos árboles, algunos bultos que so inclinaban, que so alzaban, y se movían lentamente en determinada dirección, inclinándose alguna vez hasta
tocar al suelo, y alzándose luego; ya habrá adivinado el lector
quiénes eran: Ansorena, Luque, los padrinos de ambos, el médico, >eldel botiquín» y algún que otro amigo íntimo. Igualmente se habrá figurado el lector lo que hacían: medían el
terreno.
Terrible había estado el general la noche anterior, al tratar
de las condiciones del duelo: á diez pasos y avanzando, una pistola cargada con pólvora sola y otra con i)ala; y disparar los dos
á un tiempo al oirse la señal, y cayera el que cayera. En vano
trataron de oponerse, aunque respetuosamente. Peralta y González: el general se mantuvo en sus trece, apoyóle en todo Andrada, y fué preciso que todos aprobaran io que deseaba el
general.
—¡Nada de espadas!—dijo éste resumiendo,—ni de floretes, ni
de pinturas, ni de tonterías: nada de mala fe, ó de destreza ó agilidad, si usteden quieren: me gusta más á la suerte: se carga una
DOMINICAL
413
pistola con pólvora sola, otra con bala, se sortean, y al que le
toque caer, que caiga: lo mismo se expone el uno que el otro: la
ofensa es gravísima, como todos, excepto el Sr. Andrada y el señor González, reconocieron desde luego, y se trata, como todos
sabemos, de dos iiombres de corazón, de dos valientes.
Se midió el terreno, colocaron en sus puestos á Luque y Ansorena después de poner en las manos de cada uno la pistola que
la suerte lo deparó; avanzaron, se oyó una palmada, luego dos
detonaciones simultáneas, y «dos hombres mordieron el polvo»,
como dicen ciertos historiadores cursis.
—Pero... ¿qué es esto?—exclamaron perplejos y llenos de asombro Peralta y González.—¡Los dos!
—¡Sí! ¡Ya lo ven ustedes! ¡Los dos!—gritó con acento imponente y terrible el general, mientras Andrada bajaba la cabeza y se
cubría el rostro, como si á él le alcanzara alguna responsabilidad en lo que acababa de ocurrir...—¡Las dos pistolas estaban
cargadas igualmente! ¡Yo, yo mismo he substituido una, después
de examinarlas ustedes!
—¡Muertos, muertos los dos!—gritaron Peralta y González,
precipitándose, para examinar las heridas y ver si había alguna
esperanza, sobre Ansorena y Luque, que yacían tendidos, inmóviles, yertos, con los ojos cerrados, y densamente pálidos...; pero
ni Ansorena ni Luque tenían absolutamente herida ninguna...
—¡Pero... si no está herido!... ¿Qué es esto?—gritaron á un
tiempo, y con nuevo asombro, González y Peralta.
—¡Pues eso es —replicó el general acercándose,—que las pistolas estaban igualmente cargadas!... ¡Las dos con pólvora sola!
—¿De modo os... que no estamos muertos?...—exclamaron casi
al mismo tiempo los dos cadáveres.
—¡Sí señor!—contestó el general, echándose á reir.—¡Los dos
están ustedes muertos... de miedo!
Los cadáveres so levantaron entonces con mucha agilidad,
y se precipitaron sobre el general, abrazándole con gran efusión
y exclamando:
—¡Gracias, gracias, general! ¡Le debemos á usted la vida!
—¡Pero... ¿y todos aquellos deseos de que el duelo fuera á
muerte, y todo aquello del honor y la dignidad, etc.?
—¡Filfa, mi general, pura filfa!—contestó Ansorena todavía
temblando de miedo.—¡Yo lie pasado un susto terrible, créalo
usted, y pensé que me moría de veras cuando sonaron los disparos!
—¡A mí me pasó igual!—di jo Luque.—Yo, para mí, estaba herido y muerto de verdad, porque todo aquello del valor y del
honor era hipocresía, miserable respeto humano, y miedo, mucho miedo en el fondo! ¡Filfa, mi general, pura filfa!—concluyó Luque haciendo pucheros, por la pena que le daba el pensar que podía haber muerto de -^'cras, si el general no llega á
disponer las cosas tan á gusto de él y de Ansorena...
Pues eso es en el fondo el lionor y el valor de todos los duelistas; miserable respeto humano, soberbia, miedo, hipocresía ó
impiedad.
¡Una impía, estúpida y miserable comedia, cuya representación costará carísima en la eternidad al duelista que no salga
del lance con tiempo para arrepentirse y lo aproveclie de veras!
TEÓKILO NITRAM.
414
LA
LECTURA
DOMINICAL
TJIST T E I S a ? ^ 3 N ^ E ¡ ] S r T O
(CONTINUACIÓN)
13.—Hermán pudo mantenerse á flote como si estuviera en
tierra firme. (Porque hay que consignar que ciertas tortugas
parecen amaestradas.)
14.—A todo esto y navegando con prodigiosa rapidez después
de haberse asegurado de que no había perdido el famoso testamentó... principió el mal tiempo.
15.—Y la tempestad rugía. Oíase el ruido de las rompientes
olas, y Hermán debía de estar muy cerca de tierra. No la veía,
pero presentía...
16.—Y aún diré mejor, la sentía, porque sin tiempo para
darse cuenta, un golpe de mar lo lanzó sobre los escollos,
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L5
C*3
17.—Por mucho rato se dolió del golpe; pero al ñn estaba
sobre tierra firme, lo que no es poco para el que ha estado á
flote por casualidad.
18.—Pero aquel golpe fué lo de menos. Apenas pisaba la
tierra, tuvo de qué arrepentirse el buen Hermán. ¡Vaya una
lluvia de piedras!
(Se
continuará.)
415
LA LECTURA DOMINICAL
SECCIÓN D E A N U N C I O S
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