1 ASEDIO A ALEJO CARPENTIER Luis Barrera Linares Antes que todo debo decir que el libro del Maestro Alexis Márquez Rodríguez, Alejo Carpentier: Teoría y praxis del Barroco y lo real maravilloso. (Caracas: Taurus, 2008, 616p). arranca con muy buen pie, pues inicia la colección de la editorial Taurus en Venezuela. Y con ello Santillana abre otro espacio importante en su empeño por difundir autores nuestros a través de sus distintos sellos editoriales. Ya sabemos de sus exitosas incursiones de estos años recientes con otros sellos como Alfaguara y Aguilar. El segundo título de Taurus está también ya en librerías (La picardía del venezolano o el triunfo de Tío Conejo. Áxel Capriles, 2008). Si de Alexis Márquez Rodríguez se trata, haciendo honor a la conocida columna del autor que se intitula Con la lengua, verdaderamente se corre el riesgo de quedar con la lengua afuera cada vez que se intente ofrecer una semblanza de su amplísima y bien (re)conocida obra. Es tan largo su historial, son tantas sus actividades que requeriríamos varias páginas si deseáramos aludir a una labor que se ha destacado en la docencia, en el campo intelectual, en la literatura, en el periodismo, en la actividad pública y en muchos otros campos. 2 Cuando, para ayudar a mi pésima memoria, escribía estas cuartillas, recordaba yo un texto suyo que está publicado en la revista electrónica brasileña Hispanista, fechado el 12 de abril de 2001, día de uno de sus cumpleaños. El artículo lleva por título “Si mal no recuerdo” y por subtítulo “Fragmento de memorias”. Allí hace el maestro Alexis un recorrido por lo que ha sido su vida pública y yo remitiría a su propio testimonio a quien desee abordar el laberinto vital en que se ha desenvuelto quien, para efectos de la capital, inició en 1947 un periplo de trabajo y constancia que, como es evidente, no ha cesado hasta hoy. Sin comentarios el hecho de que, antes, desde Guanare, se desempeñara, por ejemplo, como el corresponsal mas joven que ha tenido hasta el presente el diario El Nacional. Su primer texto para ese periódico apareció el 19 de octubre de 1946. Así como el primer artículo acerca de la obra de Alejo Carpentier lo publicó en 1952, en el Papel Literario, siendo director del mismo Mariano Picón Salas. Eso significa que ese amable y riguroso asedio crítico al autor cubano comenzó bastante temprano, justo a mitad del siglo XX. Hay que aclarar además que, aunque no tenga porte de sacerdote, Alexis Márquez Rodríguez fue monaguillo en su adolescencia y, como docente, dictó su primera clase el 16 de septiembre de 1950, en el liceo Cecilio Acosta, de Coro. Tengo la seguridad de que habrá muchos escritores que desearían encontrar un crítico como Alexis Márquez Rodríguez. Y lo desearían porque en esa 3 actividad el autor ha demostrado de lo que es capaz al dedicarse a “jorungar” en profundidad cada rincón de la obra de Alejo Carpentier. Y lo digo porque así lo ratificó en vida el propio escritor cubano. El testimonio de ese implacable, obsesivo y definitivo seguimiento es precisamente este libro al que aquí aludo. Aunque mi labor en Santillana se relaciona principalmente con Alfaguara, desde la llegada a la editorial del original del volumen, por razones de agradecimiento, de respeto, de obligación profesional y de haber sido su alumno, acepté no sólo leer como un auténtico y complacido sabueso cada una de las más de 800 páginas del original, sino también seguir con apasionamiento lo que terminé considerando el más enjundioso asedio que escritor latinoamericano alguno haya recibido de parte de un crítico. Y me impresionó muy gratamente porque además hubo momentos en que asumí estar leyendo una especie de novela de aventuras en la que el crítico no le deja tregua posible al autor estudiado. Eso es este libro, un asedio, un prolijo y abrumador asedio multidimensional a la vida y obra de un escritor. Una buena dosis de la vida del crítico dedicada a compilar, analizar y divulgar el periplo narrativo de uno de los más importantes escritores cubanos y universales de nuestro tiempo. A ello podría yo añadir que de mi lectura editorial, revisión, y cotejo del original, me quedó la impresión de haber trabajado con un libro que, más allá de estar dedicado a un autor en particular, muy poco tiene que 4 envidiarle a los mejores manuales sobre teoría y praxis de la novela latinoamericana del siglo XX. Se trata de una visión de la literatura continental a partir de un autor concreto (con énfasis en él), pero con datos adicionales e información complementaria (y, aunque me refiero a su totalidad, para un ejemplo concreto acerca de lo que digo, invito a visitar los capítulos 1, 3, 5 y 6 del libro). Desde ese punto de vista, puede ser considerado un modelo metodológico para analizar la obra total de un autor cualquiera, desde diferentes puntos de vista. Contiene importantes conceptos de teoría literaria, definidos, desarrollados, de manera sencilla y muy didáctica, con ejemplos claros y abundantes. Y quiero reiterar además que tuve la fortuna de ser alumno de AMR cuando (yo) estudiaba cuarto año de bachillerato en el liceo Andrés Bello, de Caracas. Días en que me era imposible imaginar que alguna vez habría de iniciar yo mismo la presentación en público de un libro suyo. De esa época no he podido olvidar una anécdota que me acerca a ese tiempo en que era estudiante de bachillerato, literalmente feliz e indocumentado. No sé si alguna vez se lo he contado a él, pero lo cierto es que cursábamos la asignatura Psicología. [No olvidemos que aparte de ser abogado, el AMR egresó del Instituto Pedagógico Nacional en 1950, para iniciar una productiva labor pedagógica que se extiende hasta hoy]. Durante el desarrollo del tema referente al “método introspectivo”, el profesor se tomaba su buen tiempo para explicarnos asuntos difíciles de entender, 5 sobre todo cuando, como adolescente, uno tiene intereses que se alejan de conceptos como el autonálsisis, conciencia, autoobservación. Ocurrió en algún momento de la clase que uno de mis condiscípulos, actualmente profesor de la Escuela de Ingeniería de la UCV (omito su nombre para proteger a los inocentes), comenzó a hacerle preguntas reiteradamente. ¿Qué es autobservación? ¿Qué significa subjetivo, profesor? ¿Por qué dice usted que es un método científico si puede caer en lo subjetivo?, etc. Incesante en su propósito, aquel compañero parecía negarse a que cualquiera de los otros tuviéramos la oportunidad de preguntar algo. Su verbo era ametrallante, continuo, sin descanso y, a decir verdad, el resto éramos un poco más tímidos frente a la autoridad y seriedad del profesor. En fin, no sólo el profesor sino también nosotros estábamos sorprendidos y abrumados por las muchas preguntas de nuestro compañero, hasta que hizo una que lo dejaría literalmente “fuera” de juego. -Profesor, ¿Quiere decir que introspección es lo que sale de adentro y se queda fuera de la conciencia? -Sí -le respondió el profesor contundentemente- y afuera se va a quedar usted en la próxima clase si nos les da chance de preguntar a los demás. Y cierro diciendo que fuera de las manos de su autor queda entonces el testimonio casi total de lo que ha sido su dedicación al estudio de la obra 6 de don Alejo Carpentier. Esperamos que, antes de que se agote el libro, cada uno de los lectores compre uno para sí mismo y otro para obsequiar. Gracias y en nombre de la editorial, queremos agradecer a nuestro colega Francisco Javier Pérez, respetado profesor de la UCAB, académico y escritor, haber aceptado no sólo leerse el libro completo en tiempo record, sino además tener la gentileza de presentarlo en sociedad. LBL, 18-02-09