ENDOPIELOTOMÍA ANTERÓGRADA 431 endourología y eswl 10 Arch. Esp. Urol., 55, 4 (431-438), 2002 Endopielotomía anterógrada. DIEGO MIGUEL SURUR2, JOSÉ IGNACIO IGLESIAS PRIETO, JOSÉ MARÍA MANCEBO GÓMEZ, JORGE MASSARRA HALABI Y ENRIQUE PÉREZ-CASTRO ELLENDT1. Unidad de Urología. Clínica "La Luz". Madrid. España. 1Jefe de la Unidad. 2 Becario Clínica "La Luz". Jefe Residentes Urología. Hospital de Clínicas "José de San Martín". Buenos Aires. Argentina. Resumen.- OBJETIVO: Analizar los resultados obtenidos con la endopielotomía anterógrada y comparar los datos recogidos de la literatura. METODOS: Se evaluaron 16 pacientes con estenosis de la unión pieloureteral en quienes se practicó endopielotomía anterógrada. RESULTADOS: En nuestra serie, el porcentaje de éxito fue del 81,3%. Se constató la rotura de la unión pieloureteral en un paciente, debiendo reconvertirla en plastia de Anderson-Hynes. Se presentaron dos casos de reestenosis, ambas de aparición temprana. CONCLUSIONES: En el seguimiento a largo plazo, la endopielotomía anterógrada puede ser propuesta como el tratamiento de elección para la resolución de estenosis primarias o secundarias de la unión pieloureteral. Palabras clave: Estenosis unión pieloureteral. Endopielotomía anterógrada Summary.- OBJECTIVE: To analyze the results obtained with antegrade endopyelotomy and compare them with those reported in the literature. METHODS: 16 patients with ureteropelvic junction (UPJ) obstruction treated by antegrade endopyelotomy were evaluated. RESULTS: In our series the success rate was 81.3%. Avulsion of the UPJ was observed in one patient and required conversion into an Anderson-Hynes pyeloplasty. Two cases of re-stenosis were diagnosed within the first three months. CONCLUSIONS: Long-term follow-up shows that antegrade endopyelotomy can be indicated as the treatment of choice for primary and secondary UPJ strictures. Keywords: Ureteropelvic junction stricture. Antegrade endopyelotomy. INTRODUCCIÓN Correspondencia José Ignacio Iglesias Prieto Unidad de Urología Clínica La Luz C/ General Rodrigo 8 28003 Madrid. España. Trabajo recibido el 7 de marzo de 2002. La estenosis de la unión pieloureteral puede definirse como la obstrucción funcional o anatómica al flujo de orina desde la pelvis renal hacia el uréter que, en caso de no recibir tratamiento adecuado, provocará deterioro variable y progresivo de la función de la unidad renal (1). Afecta a todos los grupos etarios. En la actualidad, con el uso rutinario de la ecografía prenatal, la mayoría de los niños son diagnosticados en la etapa perinatal. 432 D. MIGUEL SURUR, J.I. IGLESIAS PRIETO, J.Mª. MANCEBO GÓMEZ Y COLS. La obstrucción de la unión pieloureteral es la causa más común (80%) de dilatación del sistema colector en el riñón fetal. Ocurre más comúnmente en hombres, siendo su relación en recién nacidos de 2: 1. Predominan las lesiones del lado izquierdo, pudiendo ser bilaterales entre el 10% y el 40%. Se han comunicado, en miembros de más de una generación de numerosas familias, estenosis de la unión pieloureteral uni o bilaterales. Se ha sugerido un patrón de herencia autosómico dominante, de penetrancia variable (2). La etiología de la obstrucción de la unión pieloureteral puede ser originada por causas: Intrínsecas: éstas actúan durante el período gestacional; la isquemia local con la correspondiente alteración de la unión pieloureteral estaría provocada por la compresión de vasos fetales aberrantes o la falta de irrigación por parte de las arterias piélicas y ramas de la arteria ureteral media. Extrínsecas: la causa más común es la presencia de un vaso aberrante, accesorio o una ramificación temprana hacia el polo inferior del riñón. Estos vasos pasan por la cara anterior de la unión pieloureteral o el uréter superior, produciendo obstrucción. La incidencia varía entre el 15% y el 30% (3). Otras causas menos frecuentes son las adherencias, las bandas fibrosas y los tumores retroperitoneales. Secundarias: la estenosis de la unión pieloureteral puede ser debida a reflujo vesicoureteral severo, que puede coexistir además en el 10% de los casos. En algunos casos, puede deberse a la presencia de un cálculo piélico que provoque un proceso inflamatorio reaccional, con edema y estenosis relativa de la unión pieloureteral (4). La unión pieloureteral estenótica se presenta como un segmento aperistáltico o estenótico del uréter. Whitaker (5) ha estudiado al microscopio electrónico la unión pieloureteral y ha encontrado que la orientación de las fibras musculares es normal, pero que existe una cantidad excesiva de fibras de colágeno y tejido intersticial rodeando las fibras musculares. Consecuentemente, las fibras musculares están ampliamente separadas entre sí y sus puntos de contacto atenuados. Se supone que estos hallazgos son los responsables de la discontinuidad funcional de la contracción muscular ureteropiélica, que resultaría en un vaciado ineficiente y una obstrucción aparente de la unión pieloureteral (6). La forma de presentación más frecuente en la actualidad es el hallazgo ecográfico prenatal, en donde puede verse a partir de la 16º semana de gestación. En el período neonatal, la elevación de las cifras de urea y creatinina, el retraso en el crecimiento, la intolerancia alimentaria con vómitos, la infección urinaria y sepsis, y hematuria y dolor provocado por litiasis secundaria a éstasis urinaria, pueden orientar hacia el diagnóstico. La infección urinaria es la forma de presentación en el 30% de los niños. En los adolescentes y adultos, el dolor cólico abdominal o lumbar es el cuadro prominente (7). El diagnóstico de la obstrucción de la unión pieloureteral y su repercusión se establecen mediante ecografía y urografía intravenosa; ésta revela un retraso funcional con una pelvis renal y cálices distendidos, sumado a una detención brusca de la sustancia de contraste a nivel de la unión pieloureteral. Si se visualizara el uréter, éste sería de tamaño normal. La pielografía ascendente puede ser de gran utilidad para determinar la longitud exacta de la estenosis y para descartar patología asociada, como litiasis, tumores o estrecheces del sector más distal de la vía urinaria. En casos dudosos, la obstrucción puede ser sospechada mediante gammagrafía renal diurética. Este estudio puede delinear el grado de función, y el test de la furosemida puede determinar el grado de severidad de la obstrucción (8). Para certificar que un cuadro de dilatación del tracto urinario superior es debido o no a un proceso obstructivo, existen técnicas urodinámicas diagnósticas que combinan los parámetros de presión y flujo, acompañados generalmente de estudios radiológicos (9). El Test de Whitaker (10, 11) estudia la variación de presión en el uréter sometido a una perfusión a velocidad constante (10 ml/minuto). Se considera que existe obstrucción cuando la presión es superior a 22 cm de H20. En el Test de Vela Navarrete (12), se mantiene constante la presión (altura del reservorio de infusión), observando las variaciones del flujo de infusión. En este caso, la variable es el flujo, indicando obstrucción cuando el flujo disminuye. Este test se combina también con estudios radiológicos, añadiéndose a los datos dinámicos los datos morfológicos. Hulbert y col (13) han clasificado las estenosis de la unión pieloureteral en tres tipos, teniendo en cuenta el grado de severidad: Las TIPO I son aquellas en las que el alambre guía puede ser progresado desde abajo o desde arriba para permitir la dilatación e incisión precisa de la estenosis, usando dicho alambre guía ENDOPIELOTOMÍA ANTERÓGRADA como punto de referencia. Estas estenosis suelen ser cortas y discretas. Las TIPO II son las que se demuestran mediante sustancia de contraste o azul de metileno en forma anterógrada o retrógrada, pero que no puede progresarse el alambre guía para la manipulación endoscópica o fluoroscópica de la estenosis. En general, dichas estenosis son más largas y tortuosas. Las TIPO III son aquellas en las cuales la luz se ha obliterado por completo y que la falta de continuidad está demostrada radiológicamente. En este caso, las estenosis son más complejas y las más difíciles de resolver y suelen ocurrir después de una cicatrización severa de la unión pielouereteral. Durante mucho tiempo la cirugía abierta ha constituido el mejor tratamiento para el tratamiento de la estenosis de la unión pieloureteral (14, 15, 16, 17). De las intervenciones existentes, la pieloplastía desmembrada sigue siendo considerada el "gold standard" sobre la que se comparan el resto de los procedimientos (18). Durante la década de los 80' tuvo lugar el desarrollo de las técnicas de cirugía percutánea en el tratamiento de la litiasis, que rápidamente fueron aprovechadas para el tratamiento de la estrechez de la unión pieloureteral. La incisión endoscópica de la unión pieloureteral fue descripta por primera vez por Wickam y Kellet (19) en 1983, denominándola pielolisis o pieloureterolisis. El principio básico de estas intervenciones está basado en la ureterotomía intubada, descripta por Davis en 1943 e involucra la incisión completa de la pared a través de la zona estenótica de la unión pieloureteral seguida de la tutorización mediante un catéter y drenaje prolongado, para permitir la regeneración del uréter con un calibre adecuado. La endopielotomía puede ser realizada en forma anterógrada, por vía percutánea, o retrógrada, accediendo mediante ureteroscopia. Las ventajas de la endopielotomía anterógrada consisten en la posibilidad de control visual durante el corte de la zona estenótica, evitando lesionar un eventual vaso polar. Asimismo, permite tratar litiasis renales concomitantes con mayor facilidad (20, 21). La proporción de resultados favorables de estas intervenciones oscila entre el 64% y el 86% (22, 23, 24, 25, 26, 27). Otros trabajos muestran resultados favorables de hasta el 89% y proponen a la endopielotomía como tratamiento de elección para la estenosis de la unión pieloureteral (28, 29, 30). La endopielotomía retrógrada con balón de corte 433 (Acucise®) desarrollada por Clayman y col (31, 32) es un procedimiento sencillo que puede ser realizado en forma ambulatoria con baja morbilidad, pero tiene la desventaja de ser un procedimiento a ciegas, con la posibilidad de sangrado por lesión vascular. Bernardo y col. (33) han realizado una modificación técnica de la endopielotomía anterógrada, introduciendo para ello una tijera de 3 mm, utilizada habitualmente en cirugía laparoscópica, a la cual le efectuaron modificaciones para poder explorar el espacio peripiélico desde el interior de la pelvis renal, permitiendo así la identificación de vasos sanguíneos antes de realizar el corte de la unión pieloureteral. La pieloplastía videolaparoscópica ha sido reportada con éxito por varios grupos. Numerosos artículos han documentado un descenso en la morbilidad postoperatoria comparada con la pieloplastía a cielo abierto, con una tasa de éxitos cercana al 90% (34, 35, 36, 37, 38). El objetivo del presente trabajo es evaluar los resultados que hemos obtenido en el tratamiento de la estenosis de la unión pieloureteral mediante endopielotomía anterógrada, en la Unidad de Urología de la Clínica "La Luz", comparando nuestros datos con los recogidos en la literatura mundial. MATERIAL Y MÉTODOS En el período comprendido entre enero de 1987 y enero de 1999 hemos tratado mediante endopielotomía anterógrada a un total de 17 pacientes con diagnóstico de estenosis de la unión pieloureteral. El grupo estudiado estaba conformado por 11 hombres y 6 mujeres, cuyas edades estaban comprendidas entre 14 y 74 años, con una media etaria de 44,5 años. Uno de los 17 pacientes no pudo ser evaluado por la pérdida de su historia clínica, siendo excluido del presente estudio. De los 16 pacientes estudiados, 8 presentaban estenosis de la unión pieloureteral del lado derecho y los 8 restantes del lado izquierdo. Todos los pacientes excepto uno fueron derivados de otros centros para su tratamiento, siendo por ello dificultoso establecer criterios homogéneos en el estudio previo. También esto obstaculizó en algunos casos la posibilidad de obtener un seguimiento adecuado a mediano o largo plazo. 434 D. MIGUEL SURUR, J.I. IGLESIAS PRIETO, J.Mª. MANCEBO GÓMEZ Y COLS. El motivo de consulta referido con más frecuencia fue el cólico renal en 9 casos (56,2%) encontrándose en estos litiasis renal concomitante. En 4 pacientes (25%) el motivo de consulta fue el dolor lumbar inespecífico y en 3 (18,8%) la hematuria. El tiempo de evolución transcurrido entre la aparición de los primeros síntomas relacionados con la patología hasta la resolución quirúrgica varió entre 1 y 216 meses, con un promedio de 31,5 meses. En el 75% de los casos (12 pacientes) se encontró litiasis renal concomitante (Fig. 1). Dos casos tenían antecedentes de pieloplastía poco más de un año antes con re-estenosis temprana de la unión pieloureteral. Un paciente había sido nefrectomizado del riñón contralateral 11 años antes por estenosis de la unión pieloureteral. Una paciente presentaba antecedentes de nefrolitectomía percutánea previa del lado de la estenosis y dos del lado contralateral. Todos los pacientes fueron evaluados mediante urograma excretor. Se halló el patrón típico de retraso en la eliminación de contraste, dilatación pielocalicial con detención del paso de contraste a nivel de la unión pieloureteral. La ecografía renal fue efectuada en 15 pacientes (93,7%) que demostró diversos grados de uronefrosis, pero no siendo de utilidad para determinar su causa. El estudio se complementó con pielografía ascendente en 7 pacientes (41,2%), en uno se realizó pielografía descendente a través de una nefrostomía colocada para resolver en forma temporal una gran hidronefrosis. El procedimiento quirúrgico se realiza bajo anestesia regional o general. Con el paciente en posición de litotomía efectuamos cateterismo ureteral retrógrado y pielografía ascendente con catéter de 5 Ch. pasando una guía teflonada en paralelo, con la intención de atravesar el lumen estenótico de la unión pieloureteral, dejando posicionados catéter y la guía. Posteriormente, colocamos al paciente en decúbito prono, con ligera elevación del flanco a puncionar, utilizando para tal fin una bolsa de lavado vesical de 3 litros. No hemos realizado el procedimiento con el paciente en decúbito supino lateral, vía propuesta por Valdivia Uria (39, 40) y utilizada por varios centros. El acceso se realiza bajo control radioscópico, puncionando el grupo calicilar medio o inferior. Dilatamos el trayecto percutáneo mediante el sistema Fig. 1. telescopado de Alken, introduciendo finalmente, una camisa de Amplatz de 26 o 28 Fr. Se realiza la nefroscopía y el tratamiento del cálculo, si hubiera, mediante la extracción del mismo con pinzas o la fragmentación con el litotritor ultrasónico. El tratamiento de la estenosis de la unión pieloureteral lo realizamos mediante dos sistemas: Corte frío, en donde se exterioriza la guía teflonada por la camisa de Amplatz, se tensan ambos extremos y se progresa el sistema de corte de Korth, incidiendo con la cuchilla la unión pieloureteral hasta visualizar la grasa peripiélica, superando holgadamente la zona estenótica. Corte con electrocauterio, en el cual se introduce un resectoscopio con asa de Collins modificada, realizando un corte amplio en la pared piélica y ureteral siguiendo la guía, con las mismas premisas que con el sistema de corte frío: corte del total de la pared a nivel lateral o posterolateral, sobrepasando ampliamente la zona de la estrechez. Una vez finalizado el procedimiento, introducimos una sonda Couvelaire de 10 Ch intubando la unión pieloureteral y dejamos otra de 12 Ch como nefrostomía. Por último, efectuamos control radioscópico con contraste a través de la nefrostomía y el tutor para comprobar la correcta colocación de ambos. El postoperatorio osciló entre 1 y 6 días, con una estancia sanatorial media de 3 días. Los pacientes fueron dados de alta con ambas sondas, la tutora ureteral y la nefrostomía. ENDOPIELOTOMÍA ANTERÓGRADA El control postoperatorio se realizó a los 7 y 15 días y luego en forma mensual, salvo aquellos casos que fueron seguidos por su urólogo referencia. La permanencia del catéter ureteral fue de 15 días; antes de retirarlo se realizó sistemáticamente control radioscópico con contraste a través del tutor ureteral y la nefrostomía. Esta se retiró en forma variable entre los 15 y 21 días, según el resultado del control radioscópico. RESULTADOS Hemos tratado mediante endopielotomía anterógrada a 17 pacientes con estenosis de la unión pieloureteral, pudiendo realizar el análisis de los datos en 16 pacientes. El seguimiento fue dificultoso en algunos casos, ya que habían sido referidos desde otros centros para su tratamiento quirúrgico; por lo tanto, el seguimiento en nuestra institución varía desde tan solo un mes hasta 108 meses, con un promedio de 28,1 meses. En nuestra serie, 12 pacientes presentaron litiasis concomitante (75%), siendo 2 de ellos piélicos. En 11 de ellos se realizó simultáneamente el tratamiento de los cálculos mediante nefrolitotricia percutanea o extracción con pinzas, con buen resultado. En el caso restante, no se logró hallar el cálculo en la nefroscopía y se resolvió favorablemente mediante 3 sesiones ulteriores de litotricia extracorpórea por ondas de choque. En 13 de las 16 (81,3%) endopielotomías evaluadas se comprobó curación o mejoría clínica, sin requerir de tratamiento adicional alguno. Se consideró el procedimiento como exitoso cuando los controles urográficos reglados mostraron buen paso de la sustancia de contraste a través de la unión pieloureteral, con disminución en la dilatación pielocalicial, y ausencia de signos o síntomas de obstrucción. Uno de los casos presentó reestenosis temprana, intentándose una nueva endopielotomía a los 3 meses. En un nuevo control a los 3 meses se evidenció una gran hidronefrosis con escaso paso del contraste y una pelvis renal muy redundante. Se realizó plastia de Anderson-Hynes permaneciendo asintomático y con urografías de control normales, en un seguimiento de 32 meses. El segundo caso se trató de un paciente de 26 años 435 en quien se sospechó la presencia de un vaso polar por urografía. Se realizó endopielotomía, control postoperatorio por nefrostomía a los 15 días, con buen paso del contraste a través de la UPU, pero con dos urografías subsiguientes al mes y a los 3 meses, con una gran dilatación pielocalicial con falta de paso en la UPU. Se realizó plástica desmembrada de AndersonHynes en donde se constató un gran proceso cicatrizal y fibrótico pero ausencia del vaso polar sospechado. Sobre las 16 endopielotomías evaluadas hemos tenido una complicación de importancia. En un paciente se constató rotura del uréter, a nivel de la unión con la pelvis renal, al intentar progresar el "stent" de Smith, debiéndose convertir a plástica de AndersonHynes. Este fue el único caso en que se produjo sangrado intenso, continuo, debiéndose recurrir a la transfusión de 2 unidades de concentrado de hematíes, sin sufrir repercusión hemodinámica. Una paciente reingresó al 5º día por un cuadro febril por el que permaneció ingresada 24 horas, resolviendo favorablemente con antitérmicos y antibióticos. En un paciente, en quién la endopielotomía había tenido resultado exitoso, con controles clínicos y urográficos normales, se debió practicar nefroureterectomía por carcinoma urotelial a los 10 años del postoperatorio. DISCUSIÓN La endopielotomía se ha convertido en el tratamiento inicial de elección en adultos con estenosis de la unión pieloureteral. Comparada con la pieloplastía a cielo abierto, está asociada con menor morbilidad y una menor convalecencia y estancia hospitalaria (41). A pesar de la simplicidad del procedimiento, todavía siguen en controversia varios aspectos de la técnica, en especial la mejor vía de acceso, el tamaño y tiempo de permanencia del "stent" y la necesidad o no de diagnosticar previamente la presencia de un vaso polar. La pieloplastía desmembrada de Anderson-Hynes ha sido considerada el procedimiento de elección para el tratamiento de la obstrucción de la unión ureteropélvica asociada a un vaso polar accesorio, ya que las pieloplastias del tipo no desmembrada no pueden liberar la compresión del uréter al no cambiar la relación del vaso con la unión pieloureteral, aunque 436 D. MIGUEL SURUR, J.I. IGLESIAS PRIETO, J.Mª. MANCEBO GÓMEZ Y COLS. Badlani (24), Karlin (18), Korth (42, 43) y Cassis (44), en sus respectivas series, sugieren que incluso pacientes con vasos accesorios pueden ser tratados mediante endopielotomía percutánea en vez de la pieloplastía desmembrada. En nuestra serie, realizamos una endopielotomía en un caso en que la urografía nos hacia sospechar la presencia de vaso polar accesorio como causa de la compresión. Se trató de uno de los casos que fallaron y que debió ser solucionado mediante plástica desmembrada de Anderson-Hynes; sin embargo, durante la cirugía se constató un gran proceso fibrótico, pero no la presencia del vaso polar sospechado. Nuestra serie presentó una incidencia de litiasis renal concomitante del 75%. En 11 de los 12 pacientes, se realizó simultáneamente el tratamiento de los cálculos mediante nefrolitotricia percutánea o extracción con pinzas, con buen resultado. De los 12 pacientes con litiasis concomitante, en 2 casos se trató de un cálculo piélico. En éstos, resulta difícil excluir al edema y la inflamación reaccional a la litiasis, como causa secundaria de estenosis de la unión pieloureteral. Se ha reportado que una pelvis renal redundante sería causa de falla en la endopielotomía y que por lo tanto constituiría una contraindicación al procedimiento. Quienes apoyan esta conducta creen que, a pesar de que la eliminación del segmento obstruido teóricamente resolvería el problema, sería igualmente necesaria la reducción mediante pieloplastía, ya que una pelvis redundante impediría la descompresión de la vía urinaria. Otros, como Cassis (44) creen que si se provee de un drenaje adecuado la redundancia con frecuencia se corrige con el tiempo. La tutorización de la unión pieloureteral tras la endopielotomía previene la fuga de orina al retroperitoneo y provee el molde sobre el cual el epitelio ureteral crece. El tamaño del tutor es tema de discusión. Varios autores (45, 46, 47) sugieren el uso de un tutor interno de 14/7 Fr en vez del clásico catéter doble jota de 6 Fr. Nosotros hemos practicado la tutorización de la unión pieloureteral con una sonda Couvelaire de 10 Fr exteriorizada junto a una nefrostomía. El tiempo de permanencia de la tutorización ureteral también es tema de controversia (48). Los que apoyan el cateterismo de larga duración (6 a 8 semanas) suponen que la remoción temprana del mismo, antes de que ocurra la regeneración de los diversos compo- nentes de la pared ureteral, podría afectar en forma adversa el resultado final de la endopielotomía; pero al mismo tiempo, un mayor tiempo de permanencia de la tutorización está asociado a problemas tales como disconfort o malestar para el paciente, hematuria, infección urinaria, pielonefritis y, raramente, urosepsis (49). Incluso, podría producir una mayor reacción tisular en el lugar de la incisión y un incremento subsecuente de la fibrosis, con una probable recurrencia estenótica. Kumar y col (50) sostienen que 2 semanas de tutorización de la unión pielouereteral son tan efectivas como 4 semanas en el resultado final de la endopielotomía. En nuestra serie, realizamos la extracción del catéter de Couvelaire a los 15 días, previa realización de control radioscópico con inyección de sustancia de contraste. Una vez retirado el tutor, efectuamos nuevo control radioscópico, inyectando sustancia de contraste por la nefrostomía, para comprobar la permeabilidad de la unión pieloureteral. CONCLUSIÓN En el seguimiento a largo plazo, la endopielotomía puede ser sostenida como el tratamiento de elección para la resolución de estenosis primarias o secundarias de la unión pieloureteral. El procedimiento alcanza tasas de éxito muy poco por debajo de las de la pieloplastía a cielo abierto, pero con menor morbilidad. Los fallos usualmente aparecen dentro de los 6 meses desde la extracción del "stent" y pueden ser tratadas mediante pieloplastía desmembrada sin efectos deletéreos. En nuestra serie, el porcentaje de curación de las endopielotomías finalizadas con éxito fue del 81,3% y las dos recidivas fueron de aparición temprana, dentro de los primeros 3 meses. BIBLIOGRAFÍA Y LECTURAS RECOMENDADAS (* Lectura de interés y ** lectura fundamental) *1. JARRET, T.W.; SMITH, A.D.: "Ureteropelvic junction obstruction." En: "Controversies in Endourology", Section 4, Chapter 18, Ed.Saunders, 1995. *2. BAUER, S.B.; PERLMUTTER, A.D.; RETIK, A.B.: "Anomalies of the ureteropelvic junction." En: "Campbell's Urology", W.B.Saunders Company, 6th ENDOPIELOTOMÍA ANTERÓGRADA edition, vol. 2: 1393-1401, 1992. *3. SAMPAIO, F.J.B.: "Anatomía vascular de la unión pieloureteral." Cl. Urol. N. A., 2: 273, 1998. *4. HOENIG, D.M.; SHALHAV, A.L.; ELBAHNASY, A.M. y cols.: "Impact of etiology of secondary ureteropelvic junction on outcome of endopyelotomy." J. Endourol., 12: 131, 1998. *5. WHITAKER, R.H.: "Some considerations and theories on the wide ureter and hydronephrosis." Br. J. Urol., 47: 377, 1975. *6. PARK, J.M.; BLOOM, D.A.: "Fisiopatología de la obstrucción pieloureteral." Cl. Urol. N. A., 2: 177, 1998. *7. CLAYMAN, R.V.; MCDOUGALL, E.M.; NAKADA, S.Y.: "Strictures of the upper urinary tract." En: "Campbell's Urology", W.B.Saunders Company, 7th edition, p.2841, 1998. *8. VELA NAVARRETE, R.; SALINAS, J.; JIMENEZ, J.: "Investigación in vivo de la dinámica pieloureteral para fines farmacológicos. Análisis crítico de los métodos." Actas Urol. Esp., 2: 111, 1978. *9. SALINAS, J.: "Urodinámica diagnóstica del tracto urinario superior." En: Conceptos básicos de dinámica ureteral, Editor Lab. Elfar-Drag, capítulo VIII, págs. 9297, 1993. *10. WHITAKER, R.H.: "Methods of assessing obstruction in dilated ureters." Br. J. Urol., 45: 15, 1973. *11. WHITAKER, R.H.: "An evaluation of 170 diagnostic pressure flow studies of the upper urinary tract." J. Urol., 121: 602, 1979. *12. VELA NAVARRETE, R.: "Percutaneous intrapelvic pressure determinations in the study of hydronephrosis." Invest. Urol., 8: 526, 1971. *13. HULBERT, J.C.; HUNTER, D.; CASTAÑEDAZUÑIGA, W.: "Classification of and techniques for the reconstitution of acquired strictures in the region of the ureteropelvic junction." J. Urol., 140: 468, 1988. *14. FOLEY, F.: "A new plastic operation for stricture at the uretero-pelvic junction." J. Urol., 38: 643, 1937. *15. DAVIS, D.M.: "Intubated ureterotomy: a new operation for ureteral and ureteropelvic stricture." Surg. Gynecol. Obstet., 76: 513, 1943. **16. DAVIS, D.M.: "Intubated ureterotomy." J. Urol., 66: 77, 1951. *17. ANDERSON, J.C.; HYNES, W.: "Retrocaval ureter: a case diagnosed preoperatively and treated successfully by a plastic operation." Br. J. Urol., 21: 209, 1949. **18. KARLING, G.S.; BADLANI, G.H.; SMITH, A.D.: "Endopyelotomy versus open pyeloplasty: comparison in 88 patients." J. Urol., 140: 476, 1988. **19. WICKHAM, J.; KELLET, M.: "Percutaneous pyelolysis." Eur. Urol., 9: 122, 1983. **20. BERNARDO, N.; SMITH, A.D.: "Endopyelotomy review." Arch. Esp. Urol., 52: 541, 1999. *21. MERETIK, I.; MERETIK, S.; CLAYMAN, R.V.: "Endopyelotomy: Comparison of ureteroscopic retrograde and antegrade percutaneous techniques." J. Urol., 148: 775,1992. *22. BROOKS, J.D.; KAVOUSSI, L.R.; PREMINGER, G.M. y cols.: "Comparison of open and endourologic approaches *23. *24. *25. *26. *27. *28. *29. **30. *31. *32. *33. *34. *35. *36. *37. *38. *39. 437 to the obstructed ureteropelvic junction." Urology, 46: 791, 1995. VAN CANGH, P.J.; WILMART, J.F.; OPSOMER, R.J. y cols.: "Long-term results and late recurrence after endoureteropyelotomy: a critical analysis of prognostic factors." J. Urol., 151: 934, 1994. STREITZ, D.; HULBERT, J.C.; HUNTER, D.: "Longterm follow-up of the results of percutaneous treatment of strictures in the region of the ureteropelvic junction." J. Urol., 147: 434, 1992. GONZALEZ DE GARIBAY, A.M.S.; JIMENEZ CALVO, J.; MILAN SERRANO, J.A. y cols.: "Endopielotomía: 6 años de experiencia." Arch. Esp. Urol., 47: 609, 1994. GUTIERREZ, J.; MUÑOZ, A.; SEDANO, I.: "Percutaneous endopyelotomy: Results with the over the wire guide cold knife technique." J. Endourol., 8: 100, 1994. KLETSCHER, B.A.; SEGURA, J.W.; LEROY, A.J. y cols.: "Percutaneous anterograde endoscopic pyelotomy: review of 50 consecutive cases." J. Urol., 153: 701, 1995. BADLANI, G.; KARLIN, G.; SMITH, A.D.: "Complications of endopyelotomy: Analysis in series of 64." J. Urol., 140: 473, 1988. MOTOLA, J.A.; BADLANI, G.H.; SMITH, A.D. y cols.: "Results of 212 consecutive endopyelotomy: an 8-year follow-up." J. Urol., 149: 453, 1993. STREEM, S.: "Percutaneous endopyelotomy." Urol. Clin. North Am., 27: 685, 2000. CHANDHOKE, P.S.; CLAYMAN, R.V.; STONE, A.M. y cols.: "Endopyelotomy and endoureterotomy with Acucise ureteral cutting balloon device: preliminary experience." J. Endourol., 7: 45, 1993. ASLAN, P.; PREMINGER, G.M.: "Incisión con cauterio y balón retrógrada en la obstrucción de la unión pieloureteral." Cl. Urol. N. A., 2: 323, 1998. BERNARDO, N.O.; DE LA TORRE, G.; LIATSIKOS, E.N. y cols.: "Laparoscopic scissors: a new tool for making the incision during endopyelotomy." J. Endourology, 14 (Suppl. A): 111, 2000. SCHUESSLER, W.W.; GRUNE, M.T.; TECUANHEUEY, L.V. y cols.: "Laparoscopic dismembered pyeloplasty." J. Urol., 150: 159, 1993. NAKADA, J.Y.; MC DOUGALL, E.M.; CLAYMAN, R.V.: "Laparoscopic pyeloplasty for secondary ureteropelvic junction obstruction: preliminary experience." Urology, 46: 257, 1995. CHEN, R.N.; MOORE, R.G.; KAVOUSSI, J.B.: "Laparoscopic pyeloplasty." J. Endourol., 10: 159, 1996. MOORE, R.G.; AVERCH, T.D.; SCHULAM, P.G. y cols.: "Laparoscopic pyeloplasty. Experience with the initial 30 cases." J. Urol., 157: 459, 1997. JANETSCHEK, G.; PESCHEL, R.; FRANSCHER, F.: "Laparoscopic pyeloplasty." Urol. Clin. North Am., 27: 695, 2000. VALDIVIA URIA, J.G.; LANCHARES SANTAMARÍA, E.; VILLARROYA RODRIGUEZ, S. y cols.: "Nefrolitectomía percutanea: técnica simplificada (nota previa)." Arch. Esp. Urol., 40: 177, 1987. 438 D. MIGUEL SURUR, J.I. IGLESIAS PRIETO, J.Mª. MANCEBO GÓMEZ Y COLS. *40. VALDIVIA URIA, J.G.; VALER, J.; VILLARROYA RODRIGUEZ, S. y cols.: "Why is percutaneous nephroscopy still performed with patient prone?" J. Endourol., 4: 269, 1990. *41. AMON SESMERO, J.H.; ESTEBANEZ ZARRANZ, J.; MARTINEZ-SAGARRA, J.M.: "Endopielotomía ¿Alternativa definitiva a la pieloplastía?" Actas Urol. Esp., 18: 351, 1993. *42. KORTH, K.; KUENKEL, M.; ERSCHIG, M.: "Percutaneous pyeloplasty." Urology, 31: 503, 1988. **43. KUENKEL, M.; KORTH, K.: "Endopyelotomy: results after long-term follow-up of 135 patients." J. Endourol., 4: 109, 1990. *44. CASSIS, A.N.; BRANNEN, G.E.; BUSH, W.H. y cols.: "Endopyelotomy: review of results and complications." J. Urol., 146: 1492, 1991. *45. HWANG, T.K.; YOON, J.Y.; AHN, J.H. y cols.: 46. *47. *48. *49. *50. "Percutaneous endoscopic management of upper ureteral stricture: size of the stent." J. Urol., 155: 882, 1996. MC DOUGALL, E.M.; DENSTEDT, J.D.; CLAYMAN, R.V.: "Comparison of patient acceptance of polyurethane vs. silicone indwelling ureteral stents." J. Endourol., 4: 79, 1990. SIEGEL, J.F.; SMITH, A.D.: "The ideal ureteral stent for antegrade and retrograde endopyelotomy: what would it be like?" J. Endourol., 7: 151,1993. ABDEL-HAKIM, A.M.: "Endopyelotomy for UPJ obstruction: is long term stenting mandatory?" J. Endourol., 1: 265, 1987. BADLANI, G.; SMITH, A.: "Stent for endopyelotomy." Urol. Clin. North Am., 15: 445, 1988 KUMAR, R.; KAPOOR, R.; MANDHANI, A. y cols.: "Optimum duration of splinting after endopyelotomy." J. Endourol., 13: 89, 1999.