UNIDAD 3 Modulo II

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MODULO II
RENDICIÓN DE CUENTAS Y CALIDAD EDUCATIVA
Unidad 3
La gestión de los procesos internos y externos de evaluación
institucional. Herramientas para la evaluación de un centro docente
Segmento 1. Justificación y sentido de la evaluación externa de los centros docentes
Las evaluaciones externas que realizan las autoridades educativas u otras instancias nos
permiten conocer qué se percibe sobre nuestro trabajo desde entidades ajenas a la
escuela. Pueden proporcionarnos datos y orientaciones útiles y pertinentes para
encaminar mejor nuestro rumbo. Deben ser bienvenidas siempre, si es que no se busca
con ellas un mero ejercicio burocrático o establecer comparaciones injustas entre
centros, o tratar de imitar modelos escolares utópicos.
También otros agentes externos nos expresan los resultados de su evaluación mediante
mensajes elocuentes. En algunos casos, que aumente mucho o disminuya drásticamente
el número de estudiantes pueden ser los efectos de una evaluación externa, no de orden
técnico pero sí de carácter social que habría que tener en consideración.
Si nos referimos a la evaluación externa que efectúan las instancias de la
Administración educativa, podemos identificar algunas razones principales que la
justifican:
•
•
•
Ayuda a que las autoridades educativas puedan disponer de informaciones
ciertas, recogidas y analizadas sistemáticamente, que les permita establecer un
mapa de datos y situaciones de toda la red escolar.
Permite que con esas informaciones se puedan orientar procesos de toma de
decisiones conducentes a proporcionar una mejor cobertura y apoyos
debidamente diferenciados a cada sector escolar y a cada centro en función de
sus necesidades y situación particular.
Ayuda a comprobar en qué medida los centros escolares ejercen su autonomía
analizando procesos y resultados escolares en relación con los objetivos
institucionales que cada uno se plantea en función de su contexto particular. Esta
razón nos remite a considerar la dimensión de rendimiento de cuentas,
debidamente individualizado y diferenciado.
1
•
•
•
Favorece que las personas usuarias de nuestro trabajo conozcan los procesos y
los resultados del servicio que les ofrecemos, si es que éstos se hacen públicos.
Constituye un proceso complementario a la evaluación interna que permite
triangular apreciaciones y ayuda a enriquecer el conocimiento de la organización
desde ópticas diferentes.
Puede ser una excelente herramienta de detección de necesidades de formación
permanente de las personas del equipo de profesionales que trabajan en el
centro.
El sentido, la razón de ser principal de la evaluación externa, según la entendemos,
debería estar orientado fundamentalmente hacia:
•
•
•
•
•
•
Comprender qué acontece en los centros mediante el conocimiento próximo, in
situ y a través de fuentes personales y documentales diversas.
Obtener resultados y conclusiones que sirvan para proporcionar ayudas a los
centros en términos de acompañamiento, asesoría y otros apoyos, enfatizando en
el carácter formativo que debe estar siempre presente en cualquier proceso
evaluador.
Instalar una cultura de revisión y análisis regular de nuestras prácticas
profesionales con la ayuda de instancias externas cualificadas.
Crear, sostener y mejorar la cultura de colaboración con las instancias externas
de apoyo a la escuela. En apoyo comprensión recíprocos son requisitos que
sostienen esa razón y la favorecen.
Obtener y proporcionar al centro una visión externa, holística y crítica que
permita establecer contrastes con la autoevaluación institucional con el fin de
disponer de un panorama más completo y plural.
Promover procesos de regulación y retroalimentación orientados hacia la
comparación del centro consigo mismo y no con los demás de manera directa y
sin considerar tipologías contextos y condiciones particulares.
Sin dejar de considerar la utilidad de modelos de evaluación externa muy formalizados
y orientados hacia el “aseguramiento de la calidad” del tipo EFQM 1 (European
Foundation for Quality Management) o de las normas ISO2 (International Standards
Organization) proponemos, en primera instancia, implicarse en evaluaciones
acordadas y llevadas a cabo con los Servicios de la Inspección Educativa. Los
inspectores e inspectoras son personas que, aunque externas a los centros, tienen
relación sostenida y frecuente con ellos. Conocen los contextos en que están insertos:
1
http://www.efqm.org
2
http://www.iso.org
2
condiciones, restricciones, etc., así como las trayectorias e historias institucionales.
Todo ello ayuda a que la interpretación de los resultados y las conclusiones a las que
se llegue sean más precisos y los planes de mejora más pertinentes y realistas.
Creemos que el papel principal de los Equipos Directivos de los centros en la
evaluación externa consiste en favorecerla y cooperar abiertamente para que se
desarrolle de acuerdo con principios de rigor en el proceso y equidad en la
interpretación de datos y resultados. Ambas tareas están directamente relacionadas con
las principales funciones de la Dirección.
Una manera de llevar a cabo el papel anterior tiene que ver con la retórica. Se trata de
saber explicar muy bien el proceso de evaluación al equipo docente, de manera que se
genere un escenario de confianza y una actitud positiva a la hora de compartir el
objetivo que se pretende y la metodología de trabajo.
Explicar y acordar adecuadamente cuáles son las motivaciones que guían el proceso –la
mejora, evidentemente- y los efectos de la evaluación que va a emprenderse constituyen
el primer paso para disminuir las resistencias, los temores y las suspicacias. Y para
dinamizar, en suma, todo el proceso.
3
Segmento 2. El diagnóstico como elemento clave en los procesos de evaluación
interna
Los procesos de evaluación externa, como se ha visto, constituyen dispositivos que
pueden ser de gran utilidad para el apoyo a la gestión de los centros escolares. Sin
embargo, para tratar de comprender y mejorar nuestra tarea es necesario que quienes
estamos día a día trabajando en ellos tomemos parte activa también en los procesos de
revisión y análisis de lo que hacemos. Los centros escolares más eficientes suelen
dedicar energías y esfuerzos a analizar, a auto-diagnosticarse. Y nos muestran que la
autoevaluación institucional constituye un recurso de alto valor y eficacia para la
mejora.
Usted, con toda seguridad, en un momento u otro de su carrera profesional, ha
participado en procesos de autoevaluación. Habrán sido más o menos intuitivos,
sistemáticos, frecuentes o bien desarrollados, pero en todos ellos habrá podido percibir
las potencialidades que pueden tener, si se desarrollan de manera adecuada. Ahora,
como director o directora, le corresponde la tarea de promover esos procesos y, sobre
todo, de llevarlos a cabo provechosamente.
El diagnóstico interno será más eficiente y satisfactorio si se tienen presentes tres
requisitos fundamentales: (i) elaboración participativa, (ii) consideración de todos los
ámbitos de actividad en el análisis y (iii) identificación de las causas.
Elaboración participativa
Las personas solemos motivarnos en relación con la tarea que se nos propone cuando
hemos tomado parte activa a la hora de concebirla, de determinar su objetivo. Y, más
aún, si tenemos algún protagonismo intelectual cuando se decide sobre cómo llevarla a
cabo: la metodología de trabajo.
Difícilmente un proceso de autoevaluación, que debe concluir con unas propuestas para
la acción, tendrá éxito si no se involucra en él a las personas que después deberán
implementar aquellas acciones.
Todas las personas de la organización, según sus capacidades y competencias, no
solamente el personal docente, deberían tener cabida en dicho proceso. Corresponderá
las instancias directivas del centro sugerir indicaciones para establecer los modos y
niveles de participación en cada caso y en cada momento.
Consideración de todos los ámbitos de actividad
4
La revisión interna, como explicaremos más adelante, no puede ser siempre exhaustiva
y profunda. Sin desmerecer la utilidad de la experiencia ni del “ojo clínico”, conviene
sistematizar el diagnóstico. Se trata de que el foco se oriente hacia el conocimiento
sobre qué pasa y por qué en todos los ámbitos de actividad del centro 3, sin olvidar
ninguno. Son los siguientes:
Ámbitos de actividad en el centro escolar
Todos y cada uno de esos ámbitos se ofrecen como espacios en los que entrar para
preguntarnos cómo funcionan, que resultados se obtienen, cuales son las causas y en
qué aspectos particulares merece la pena incidir para mejorar.
Identificación de las causas
Los procesos diagnósticos son eficientes si consiguen identificar las causas de lo que
acontece en la institución.
A menudo en los establecimientos escolares, debido a las dinámicas vertiginosas del
quehacer cotidiano, a las presiones externas, frecuentemente intensas, o por otros
3
En el texto de Antúnez (2012) Diagnosis y ámbitos de actividad encontrará la explicación detallada de
cada uno y un buen número de ejemplos de las tareas profesionales y actuaciones que agrupa.
5
motivos, queremos resolver nuestros problemas actuando sobre sus efectos y no sobre
sus causas.
Diagnosticar supone tratar de encontrar las causas para actuar sobre ellas aunque en
ocasiones no sea una tarea fácil. Si se conocen las causas de las prácticas exitosas
podremos fácilmente reiterar los procedimientos para sostenerlas. De la misma manera,
si podemos saber el origen de las prácticas insatisfactorias podremos vislumbrar mejor
el camino que nos lleve a corregirlas y, si es posible, a proponernos mejorarlas a través
de la innovación.
Una manera eficiente y práctica de ordenar donde residen las causas es considerar cada
uno de los componentes 4 del centro, en tanto que organización formal. Es decir:
objetivos, recursos, estructura, sistemas y métodos de trabajo y cultura. También
consideraremos el entorno como espacio donde podríamos situar algunas de las causas
que tienen incidencia en nuestras prácticas profesionales y en sus resultados
La mejora se podrá orientar entonces de manera más precisa hacia cada uno de esos
componentes, conscientes de la gran dificultad que supondrá tratar de mejorar en los
aspectos relacionados con las causas propias de los elementos externos del contexto.
4
En el texto de Antúnez (2012) Los componentes de las organizaciones educativas encontrará la
explicación detallada de cada uno y un buen número de ejemplos de preguntas específicas orientadas a
identificar las causas.
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Segmento 3. Fuentes, técnicas e instrumentos para la evaluación interna
Obtener informaciones relevantes de fuentes pertinentes constituye un reto para los
directores y directoras escolares cuando abordan procesos de autoevaluación
institucional. La preocupación por emplear adecuadamente y, en su caso, por elaborar
herramientas propias de determinadas técnicas de obtención de información se añade a
la dificultad que comporta motivar al equipo de docentes y promover que participe en el
proceso evaluador.
En relación con la primera inquietud resulta conveniente considerar dos aspectos. El
primero se refiere a la importancia de considerar más y mejor las informaciones de que
ya disponemos mediante los procesos ordinarios a que da lugar la actividad cotidiana en
el centro. El segundo alude a la necesidad de emplear variedad de fuentes, técnicas e
instrumentos, en la medida que sea posible.
Emplear más y mejor los datos e informaciones que tenemos a nuestro alcance
Para ello es conveniente tener presente y saber interpretar qué nos dicen:
•
•
•
•
•
Los números: estadísticas de ausencias, de retrasos, de aprobados y suspensos,
altas y bajas de alumnado, de expedientes disciplinarios, de los resultados de
pruebas censales externas, de la cantidad de reuniones de un equipo o un órgano
de gobierno, etc. Los números hablan, si sabemos “preguntarles”
adecuadamente.
Las fuentes documentales de empleo cotidiano. Algunas de ellas se mencionan
más adelante.
Los indicios y los síntomas. Usted sabe muy bien que por el humo se sabe donde
está el fuego.
Las evidencias en el quehacer diario.
La tendencia de la demanda y nuestros propios planes estratégicos, con el fin de
comprobar en qué medida estamos siguiendo el rumbo que señalan una y otros.
Por otra parte, aunque los procesos de autoevaluación deben basarse en certezas, en
datos y hechos comprobados y ciertos y no en presunciones, resulta conveniente
también fijar la tención en informaciones de carácter informal. Puede resultar de gran
interés considerar y analizar lo que se comenta en los pasillos, en los patios, en la sala
de encuentros del profesorado, las expresiones del alumnado en las asambleas de
delegados de curso, etc. Ese ejercicio nos ayudará a completar y a comprender mejor lo
que conocemos mediante procedimientos formales.
7
Se trata, en suma, en primera instancia, no tanto de ir a buscar informaciones nuevas
sino de hacer que emerjan las que ya poseemos para ser sometidas a consideración en el
proceso evaluador. Ese propósito nos conducirá, paralelamente, a mejorar los procesos
de recogida, organización de esos datos: actas, expedientes, archivos, registros, etc. y a
organizar su posterior análisis.
Considerar diferentes fuentes, técnicas e instrumentos para obtener información
En todo proceso autoevaluador resulta imprescindible proveerse de diversas
informaciones con el fin de conocer adecuadamente lo que acontece en el centro. Con el
fin de orientar adecuadamente los procesos de diagnóstico, podemos obtener datos a
través de diferentes fuentes y mediante diversas técnicas, siempre que sea posible.
Algunos de ellas, junto con algunos ejemplos de instrumentos, se relacionan en el
cuadro siguiente.
8
Instrumentos
·
·
·
·
·
·
· Agendas
· Protocolos
· Etc.
· Docentes
· Directivos
· Padres y madres
· Alumnado
· Personal de Administración y
Servicios
· Etc.
·
·
·
·
·
·
·
·
Programaciones didácticas
Actas de reuniones
Estadísticas escolares
Memorias
Producciones del alumnado5
Reglamentos
Informes externos
Etc.
·
·
·
·
·
·
Aulas, gimnasio, laboratorios
Patios de recreo
Zonas de circulaciones
Espacios para reuniones
Sala de docentes
Etc.
Escenarios
Personales
Técnicas
Documentarles
Fuentes
Reuniones y debates guiados
Entrevistas
Cuestionarios
Grupos de discusión
Asambleas
Etc.
· Análisis de contenido
· Guías de análisis
· Observación
· Registros
Llevar a cabo procesos de triangulación de fuentes y de técnicas, especialmente
mediante comparaciones constantes, y contrastes, conducirá a mejores aproximaciones
al conocimiento de los datos, los hechos y sus causas. Y a obtener resultados y
conclusiones más confiables.
5
Cuadernos, exámenes, monografías, etc.
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Segmento 4. La autoevaluación y los errores más frecuentes: el papel de la
Dirección para evitarlos
Dos requisitos fundamentales
La autoevaluación del centro escolar comienza por un diagnóstico. Y la primera
condición para que sea eficiente y satisfactorio es que se base en datos precisos. No es
conveniente trabajar mediante intuiciones o suposiciones.
El segundo requisito es que se lleve a cabo de manera ordenada. Los hechos, datos y
circunstancias que concurren en la escuela deben ser considerados a la luz de un
conocimiento y análisis bien fundamentados, que serán más eficaces si se realizan
mediante la ayuda de procedimientos y pautas sistemáticas.
En este segmento pretendemos indicarle cuáles son los errores más frecuentes que
hemos observado al analizar cómo se llevan a cabo los procesos de autodiagnóstico en
un buen número de centros escolares. En el material complementario Autoevaluación:
errores más frecuentes, que amplía el texto de este segmento, usted encontrará algunas
sugerencias de orden práctico para evitarlos.
Errores respecto a la finalidad de la autoevaluación
•
Convertir la autoevaluación en un ejercicio burocrático
La autoevaluación pierde su sentido y potencialidad cuando predomina en ella el
papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas. Y todavía más cuando se convierte en
una simulación.
•
No elaborar planes de mejora congruentes con los resultados
Desconsiderar los datos y conclusiones de los resultados de la autoevaluación constituye
otra equivocación de consecuencias negativas. En primer lugar, porque dará origen a
que todo el proceso se desvirtúe: se diagnosticaba para mejorar y no se hace. Y, en
segundo, porque dará la razón a quienes argumentan que todos estos procesos, al final,
no sirven para nada.
Se trata de responder a la pregunta ¿y qué hacemos después del diagnóstico?
10
Errores en relación con los procesos
•
Presentar súbitamente, operar precipitadamente.
La autoevaluación requiere de procesos calmados. En ocasiones, a causa de exigencias
externas repentinas de las autoridades educativas, por querer abordar rápidamente la
solución de un problema o por seguir determinadas modas, se proponen procesos
imprevistos y con carácter urgente. Se les da un carácter perentorio que obliga a
proceder de manera atropellada y con prisas. Todo ello da lugar a prácticas superficiales
y a que las personas involucradas no lleguen a apropiarse debidamente de la idea ni a
comprometerse suficientemente con ella.
•
Pretender la exhaustividad sostenida
Otra equivocación frecuente es querer evaluarlo todo y continuamente. Involucrarse en
una “política de evaluación institucional”, puede suponer aceptar un compromiso muy
difícil de cumplir en muchos casos. La propia locución nos remite a las ideas de
globalidad, integridad, permanencia en el tiempo, constancia, exhaustividad, a pretender
no dejar ningún cabo suelto.
Como consecuencia, se abordan procesos evaluadores largos y voluminosos porque,
claro, y es verdad, todo es importante. Sabemos que los efectos de algunas prácticas
profesionales son la causa de otras, que las partes se relacionan entre sí y con el todo,
que no se pueden considerar elementos aislados sino dentro de un sistema de
interrelaciones, etc. Considerarlo todo suena bonito, pero resulta utópico. ¿Cómo llevar
a cabo ese análisis tan completo y detallado cuando la escuela no puede parar su
actividad ordinaria?, ¿cómo hacerlo compatible con las tareas docentes habituales e
inexcusables del profesorado y las propias de las instancias directivas?
•
No reunir datos e informaciones pertinentes
Ese descuido induce a orientar el diagnóstico a partir más de intuiciones, sospechas o
impresiones subjetivas que de datos y evidencias constatables. Suele ser la consecuencia
también de no emplear adecuadamente las fuentes de información y los métodos para
obtenerla.
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¿Qué procedimiento nos da informaciones más confiables sobre lo que se hace en las
aulas: examinar las programaciones didácticas de los docentes o analizar los cuadernos
de sus alumnos y alumnas? Y, por otra parte ¿qué uso hacemos de los datos e
informaciones ya disponibles en la Secretaría del Centro? ¿Sirven sólo para elaborar
informes para el exterior, para una burocrática Memoria, o para ayudar a la toma de
decisiones orientadas hacia la mejora?
•
No considerar las causas
Los procesos diagnósticos son eficientes si consiguen identificar las causas de lo que
acontece en la institución.
A menudo en los establecimientos escolares, debido a las dinámicas vertiginosas del
quehacer cotidiano, a las presiones externas, frecuentemente intensas, o por otros
motivos, queremos resolver nuestros problemas actuando sobre sus efectos y no sobre
sus causas. En el segmento 2 de esta unidad ya se comentó la necesidad de identificarlas
con la intención de sostener prácticas exitosas y de corregir las insatisfactorias.
Sin desmerecer la utilidad de la experiencia ni del “ojo clínico”, se trata de sistematizar
el diagnóstico para determinar con mayor claridad hacia dónde conviene dirigir
preferentemente aquellas acciones correctoras con el fin de que sean útiles y eficaces.
•
Olvidar el juicio
El diagnóstico de la escuela requiere de compilar informaciones pertinentes de diversa
naturaleza pero con una finalidad clara: analizarlas y extraer concusiones. Los datos
cuantitativos expresados en cifras absolutas, porcentajes, frecuencias, etc., y los
cualitativos son solamente informaciones que nada nos dicen si no los sometemos al
correspondiente juicio o valoración.
En el texto complementario Autoevaluación: errores más frecuentes, que amplía el
contenido de este segmento, le sugerimos algunas ideas sobre los criterios que se
podrían considerar.
•
Desconsiderar los apoyos externos
Los procesos de autoevaluación requieren, evidentemente, de la implicación de las
personas que trabajan cotidianamente en el centro. Cuantas más y de la manera más
pertinente, mejor. Sin embargo, resulta también fundamental contar con quienes, desde
el exterior, pueden ayudar a promoverlos y favorecerlos. En este sentido, involucrar a
los inspectores e inspectoras en dichos procesos, desde que se inician, como agentes
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colaboradores, ayudará a que conozcan mejor el centro: sus necesidades sentidas,
condiciones, restricciones, etc., y a que sean aliados y valedores de nuestros proyectos.
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PARA PROFUNDIZAR MÁS
(*) Disponibles en la biblioteca del módulo
Antúnez, S. (2015). “Autoevaluación: errores más frecuentes”, a partir de Antúnez
(2013), en Una brújula para la Dirección escolar. Orientaciones para la mejora.
México DF: Editorial SM (2ª ed.). (*)
Antúnez, S. (2015). “Diagnosis y ámbitos de actividad”, a partir de Antúnez (2013), en
Una brújula para la Dirección escolar. Orientaciones para la mejora. México DF:
Editorial SM (2ª ed.). (*)
Antúnez, S. (2015). “Los componentes de las organizaciones educativas”, a partir de
Antúnez (2012), en Organización Escolar y Acción Directiva. México: DF: Secretaría
de Educación Pública. (*)
Estefanía, J.L.; López, J. (2001). Evaluación interna de la calidad educativa.
Estrategias e instrumentos. Madrid: CCS.
Sin excluir la necesidad y conveniencia en determinados momentos de la
evaluación externa, los autores indican la necesidad de que los centros entren en
procesos de evaluación interna que les hagan reflexionar sobre su planificación,
organización, y funcionamiento y les sirvan para una continua mejora.
Junta de Castilla y León (2004). Evaluación de centros para la mejora. Documento de
bases. Consejería de Educación. (*)
El documento de bases para una evaluación externa de centros orientada a la
mejora refleja, en forma de propuesta metodológica, el proceso conducente a la
puesta en marcha del Programa de Evaluación de Centros de la Comunidad.
Sienta los principios que deberían guiar los procesos a que dará lugar la
implementación del Programa.
Junta de Andalucía (1998). Plan de Evaluación de Centros Docente de la Comunidad
Autónoma Andaluza. Sevilla: Consejería de Educación y Ciencia.
El libro justifica la necesidad de la evaluación de los centros educativos y el
modelo referencial que propone. Presenta numerosos ejemplos de instrumentos
de registros mediante descriptores y escalas de valoración de indicadores, así
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como pautas para guiar procesos d evaluación externa en los que está presente la
visita de aula.
San Fabián, J. L.; Granda, A. (2013). Autoevaluación de centros educativos. Madrid:
Síntesis.
El texto propone una crítica a los excesos y formalismos de la evaluación
externa y propone la autoevaluación como una vía de reacción para introducir la
reflexión en las rutinas organizativas, promoviendo la capacidad de las
organizaciones para el diagnóstico y reconducción de su actividad. Plantea una
perspectiva alternativa basada en la responsabilidad, la complejidad, la
participación y el diálogo. Completa el texto la descripción de las principales
etapas y procesos implicados en el ciclo de revisión y mejora interna,
Sanmartí, N. (2007). 10 Ideas clave. Evaluar para aprender. Barcelona: Graó
El texto aborda de manera rigurosa el tema de la evaluación y lo hace con la
intención de mejorar la calidad de enseñanza. Presenta una estructura clara que
ayuda a la comprensión de cada idea, planteándola desde una vertiente teórica y
práctica que afiance, a la vez, los conocimientos previos sobre el tema y aporte
contenidos que refuercen la capacidad profesional de intervención en la escuela,
aceptando que “enseñar, aprender y evaluar son, en realidad, tres procesos
inseparables”
Silva, P. y Antúnez, S. (2015). “Apuntes sobre el Plan Anual de Centro”. Curso de
Formación sobre el Desarrollo de la Función Directiva. (MECD-INAP). (*)
15
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