Investigación realizada por el IMMP Artículo: De la diplomacia de

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De la diplomacia de doctrina a la diplomacia de proceso
Por el Embajador Rodrigo X. Carreras,
Director Instituto del Servicio Exterior Manuel María de Peralta.
Leía hace unos días, con profunda pena, los comentarios que sobre la reunión del Grupo
de Río publicó el periódico La Nación. Lamentaban la presencia de tan solo ocho
Cancilleres en la reciente reunión de Coordinadores y de Ministros de Relaciones
Exteriores del Grupo de Río. Me produjo pena por la desinformación de nuestros
periodistas sobre las tendencias actuales de la diplomacia mundial. Las personas
genuinamente interesadas en los asuntos internacionales buscaron sin resultados en la
Nación la información sobre los temas de la agenda, su negociación, su proceso y su
preparación para la Reunión Cumbre del Grupo de Río en que los Presidentes
continuarán lo que es un proceso importante dentro de los temas interamericanos. Mis
estudiantes de Negociación Internacional en la U.N.A. no encontraron más información
que aquella sobre: quienes sí y quienes no. No encontraron nada de información
periodística sobre los debates y el estudio de los problemas de la agenda...
Lamentablemente, La Nación prestó únicamente atención a la forma y no al contenido. El
experimentado periodista don Julio Rodríguez llega a señalar como desde su perspectiva,
la reunión del Grupo de Río es una lastimosa utilización de recursos por simplemente
establecerse grupos de trabajo. No creo que Don Julio ignore la importancia de estos
temas, ni que esperare que de la reunión surgiera ya un milagro de solución total de los
problemas seleccionados.
Lo que sucede es que no se comprende adecuadamente lo que es la diplomacia de
conferencia, hoy de nuevo en boga llevando a la agenda multilateral los grandes temas
entre las naciones. Los cambios que han experimentado las relaciones internacionales
durante el final del siglo pasado y el inicio del milenio han dado al traste con la idea de la
diplomacia como una negociación simple. Por algo un periodista, conocido por su línea
conservadora, como William Safire decía que: “la negociación está obsoleta y el proceso
esta de actualidad”. Hoy en día la diplomacia de conferencia se da mayor importancia
que la acción unilateral y la diplomacia bilateral. No queriendo esto decir tampoco que
sea obsoleta la diplomacia bilateral. La concertación de agendas a nivel subregional y
regional ha demostrado una mayor efectividad en el manejo de los asuntos de la
mundialización, entre los cuales los de la lucha contra la pobreza y a favor de la familia
ocupan un lugar destacado demandando un proceso continuo.
Los recursos que se invierten en Conferencias internacionales y en la Diplomacia
Bilateral no son un desperdicio. Pueden ser ineficientemente utilizados, pero siempre se
verá eficacia si se desea continuar siendo una Nación Estado. El hecho de que Costa Rica
ocupe la Presidencia del Grupo de Río al que logramos recientemente acceder como
miembros plenos no es un éxito despreciable. La presencia de ocho cancilleres y de otros
altos funcionarios diplomáticos, todos con los poderes requeridos, no significa un fracaso
y menos cuando hay acuerdos de unos procesos continuos en aras de soluciones
estudiadas realizables sobre una realidad compleja y no de ocurrencias. Precisamente me
correspondió el honor de asistir, como mero Vicecanciller, a la reuniones del Grupo de
Río cuando representamos a Centroamérica en sus deliberaciones.
Si don Julio hubiese tenido la distinción de cubrir la Conferencia de Viena; difícilmente
hubiese podido criticar a Castlereagh, Talleyrand ni a Metternich por la lentitud del
proceso del que salió un nuevo orden internacional. La cuchilla de Bernardo Ocam en
manos de don Julio ha triturado la relación entre la política mundial y la política interna
o doméstica de los países. Es el viejo problema de la doctrina en la política exterior y la
política como proceso. La política exterior de Costa Rica no parte de doctrinas sagradas
sino que de una serie de principios claramente identificables que responden a un interés
nacional compartido en buena parte por un consenso a lo largo de los diferentes
gobiernos durante los últimos cincuenta y cuatro años. Si es que don Julio ha decidido
declarar la política interior como fenecida no se ha dado cuenta de que Costa Rica es
admirada en el mundo precisamente por estos éxitos que algunos prestigiosos periodistas
se dedican a atacar. Primero atacar a los políticos después a la política misma. Crear
silogismos falaces ha llevado a terribles consecuencias no aplicables a Costa Rica.
Durante un debate electoral un periodista preguntó a don Rolando Araya qué aportes
había hecho su partido a Costa Rica en los últimos veinte años. Me sorprendió que dos
ilustres comunicadores de familias inmigrantes no supieran por qué sus familias
escogieron Costa Rica para sus hijos.
Don Julio termina haciendo una apología merecida y sorpresiva de uno de los programas
de gobierno de los dos partidos políticos que tienen oportunidad constitucional de
formular la política exterior. Uno de ellos lo conozco bien. Puedo asegurarle a don Julio
que la diplomacia de conferencia del Grupo de Río al cual hoy gracias a nuestra
insistencia somos los centroamericanos miembros plenos. Otras conferencias
Presidenciales como son la Cumbre Iberoamericana, la Cumbre Hemisférica y otras a
nivel subregional permiten responder en forma continua a los retos y problemas vigentes
en nuestra parte del mundo. Y es que difícilmente un gobierno o un canciller pueden
formular política exterior de la nada. Se hereda una agenda y se orienta las metas para
cuatro años dentro de una serie de procesos. Conozco a las personas que colaboran con
ambos candidatos presidenciales en su política exterior y son personas conocedoras que
entienden la importancia de la profesionalización (otro proceso) del Servicio Exterior,
pero más aún su contenido de política exterior y sé que tenemos la madurez de enfrentar
los nuevos retos mundiales.
No sé si la alternativa de don Julio es pedir al mundo diplomático, considerado por él
como Elefantes Blancos, que paren de girar ya que un costarricense desea bajarse en la
próxima parada. Una alternativa acorde a la lógica planteada por don Julio es cerrar
Embajadas “inventando” figuras no operacionales en la lógica ni en el derecho
Internacional y retraer la participación de Costa Rica al aislacionismo o a los tiempos de
la ODECA.
Me parece mejor, que nosotros en el Instituto del Servicio Exterior Manuel María de
Peralta, convidemos a los amigos de la prensa que cubren la Cancillería a estudiar estos
temas sin prescripciones cerradas. La Cancillería y el Servicio Exterior adolecen como en
todos los países de errores y problemas, pero se están enfrentando en un proceso continuo
y de agenda nacional. Gustosamente recibiremos las sugerencias de este gremio y
compartiremos nuestra visión sobre el importante papel de la Prensa en la formación de
naciones y en el proceso mundial.
Resumen
Rodrigo X. Carreras
Embajador de Costa Rica
y Catedrático de la Universidad Nacional
Nacido en Desamparados, Costa Rica, el 10 de Agosto de 1947.
Casado con la Sra. Marta Eugenia Mora Rojas con quien tiene dos
hijos, Isadora y Gustavo. La mayor es una educadora para niños
talentosos en Washington D.C. y el más joven es aviador comercial.
El Embajador Carreras obtuvo su “Licenciatura” en Ciencias Políticas
en la Universidad de Costa Rica bajo la dirección del Dr. Oscar Arias
Sánchez, y en 1976 obtuvo su M.A. en la Universidad de California en
Berkeley. Asistió a cursos de especialización en el Inter University
Consortium for Political Science Research de la Universidad de
Michigan en Ann Arbor y en el “Center for Applied Studies of
International Negotiation” en Ginebra. También asistió entre otros al
Instituto de Administración Pública en Maastricht, Países Bajos.
Empezó su carrera diplomática como delegado de Costa Rica a las
XXVI y XXVII Asambleas Generales de las Naciones Unidas en
1971.
Desde 1972 hasta 1976 fue Cónsul General de Costa Rica en San
Francisco, California, y desde esta posición ocupó los cargos de
Secretario-Tesorero, Vice Decano y finalmente Decano de Cuerpo
Consular en esa ciudad.
En 1976 fue designado como Jefe del Gabinete de Ministro de
Relaciones Exteriores y Culto Dr. Gonzalo J. Facio. En esta condición
participó en diversas Asambleas Generales de las Naciones Unidas, la
Organización de los Estados Americanos y en reuniones de diferentes
organismos internacionales, así como en varias y complejas
negociaciones.
Desde 1982 hasta 1984 fue Embajador
Plenipotenciario de Costa Rica en Brasilia.
Extraordinario
y
Desde 1984 hasta 1988 trabajó con el Ex Presidente don José
Figueres como Director Ejecutivo del Centro para el Estudio de
Problemas Centroamericanos y Caribeños.
Durante la presidencia del Dr. Oscar Arias, desde 1986 hasta 1990,
también sirvió como Director General de Política Exterior en la
Cancillería costarricense. En este carácter participo en diferentes
tareas bilaterales y multinacionales, en especial aquellas relacionadas
al proceso de paz y democracia de Centro América y en el desarrollo
de Plan de Paz de Esquipulas II.
En 1989 la Comisión Calificadora de Servicio Exterior de la
República reconoció su rango como Embajador de carrera. Desde
1990 hasta 1994 estuvo bajo régimen de disponibilidad enseñando en
la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional
las cátedras de “Teoría de la Relaciones Internacionales” y “Métodos
de Investigación Social” en la Universidad Nacional en la cual ostenta
el rango de Catedrático desde 1977. Desde el 8 de Mayo de, 1994
hasta el 8 de Mayo de, 1998 sirvió como el primer Embajador de
carrera en ser Viceministro de Relaciones Exteriores actuando mucho
de este tiempo como Canciller ad interim.
Desde el 15 de Octubre de 199h sirvió como Embajador
Extraordinario y Plenipotenciario de Costa Rica en Israel.
El 21 de Enero de 2000 presentó sus cartas credenciales en Ankara,
Turquía como Embajador concurrente de su país. Regresó a Costa
Rica el 30 de Octubre.
Actualmente desempeña la posición de Director General del Instituto
del Servicio Exterior Manuel Mará Peralta.
Durante su carrera diplomática se le ha distinguido con diferentes
honores como la Llave de la Ciudad de san francisco California. Se le
ha condecorado con la Cruz del Mérito Civil de la República Federal
Alemana; La Orden del Mérito Civil de la República del Perú; la
Orden de Mayo de la República Argentina; La Orden del Mérito
Melitiense de la Orden Soberana y Militar de Malta; La Orden de
Servicios Distinguidos de la Asociación de Diplomáticos y Cónsules
del Nordeste del Brasil y por la República federativa del Brasil con la
Gran Cruz de la Orden del Cruzeiro del Sur Fue distinguido también
como Caballero de la Orden Soberana y Militar de Malta, San Juan,
Rodas y Jerusalén.
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