GRIEGO 1º.TEMAS DE CULTURA [TRIMESTRE 2]

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UNIDAD 5
HISTORIA DE GRECIA (III)
Época Clásica
El paso de la época arcaica a la época clásica se sitúa en las Guerras Médicas (490 y 480 a.C.). En ellas
los griegos se enfrentaron con el Imperio Persa. [Se les da este nombre porque los griegos de la época no
distinguían bien a los persas de los medos, un pueblo cercano, también iranio.] Los griegos derrotaron al
Imperio Persa. Para defenderse, buena parte de los griegos se aliaron. Esta alianza estaba dirigida por Esparta,
la mayor potencia militar por tierra, al tiempo que Atenas, que tenía una potente flota de guerra, era la segunda
ciudad en importancia.
Tras las Guerras Médicas, Atenas ejerce sobre gran parte de los griegos su hegemonía. Lo hace a través de
la Liga Délica. Ésta era una alianza entre Atenas y otras ciudades griegas que surge cuando Esparta y sus
aliados rompen con Atenas. Dirigía la Liga Atenas, que ponía la mayor parte de los medios militares mientras
que la mayoría de las ciudades sólo aportaban dinero. [Se le da este nombre porque en un principio Delos era
el lugar de reunión y el lugar donde se guardaba el tesoro. Posteriormente, tras una derrota de los atenienses
frente a los persas en Egipto, el tesoro y el lugar de reunión se trasladaron a Atenas. Delos era una pequeña
isla donde había un famosos santuario del dios Apolo, y que por eso era considerada sagrada, pero, en caso de
ataque persa, era muy vulnerable.] Esta liga tenía como finalidad continuar la lucha contra los persas, pero
acabó convirtiéndose en un imperio ateniense. Los atenienses administraban como querían el tesoro de la Liga
(lo usaron, por ej., para construir edificios públicos en Atenas) y las ciudades supuestamente aliadas estaban
subordinadas a Atenas. Algunas ciudades no estaban de acuerdo con esta situación sobre todo después de la
firma de la paz con los persas, pero Atenas no permitía que se salieran de la Liga, usando para impedirlo, si
era preciso, la fuerza.
Uno de los principales promotores de este imperialismo ateniense fue Pericles, que ocupó durante muchos
años altos cargos militares. Aunque pertenecía a una familia noble, fue uno de los principales defensores de la
democracia radical. En esta democracia el pueblo –entendido como el conjunto de ciudadanos varones
mayores de edad y no privados de sus derechos políticos– tenía todo el poder, que ejercía reunido en la
Asamblea (¦κκλησία).
En estos momentos Atenas alcanzó un gran desarrollo económico. Al tiempo, también otras ciudades
vieron favorecida su economía por la estabilidad y seguridad de las rutas marítimas que proporcionaba la
hegemonía ateniense.
Tal esplendor económico va acompañado de un esplendor cultural. Atenas atrae a las más importantes
figuras de la cultura griega del momento, y en esta ciudad el arte y la literatura alcanzan un altísimo nivel (es,
por ej., la época del escultor Fidias y del poeta Sófocles). A partir de ahora el dialecto ático será el más usado
en la literatura, sobre todo en la prosa.
La creación de un imperio por parte de Atenas hizo que las relaciones con Esparta empeoraran. Atenas y
Esparta se enfrentaron en varias ocasiones. Hacia 451 a.C. Atenas y Esparta firman una paz que debía durar
30 años, pero en el 431 estalla la Guerra del Peloponeso. Atenas y sus aliados lucharon contra Esparta y sus
aliados en una larga guerra (del 431 al 404, con un periodo de paz entre el 421 y el 415). La guerra acabó con
la derrota de Atenas, que perdió su imperio y ya nunca recobraría su antiguo poder.
La derrota de Atenas incluso puso en peligro la continuidad del régimen democrático, al que muchos
atenienses consideraban responsable de ésta, porque creían que permitía que la ciudad fuera gobernada por los
peores ciudadanos. En el 404 a.C., poco después de la rendición ateniense, el gobierno de Atenas se puso en
manos de treinta ciudadanos, a los que se conoce como los Treinta Tiranos, o los Treinta. Los Treinta
establecieron un régimen de terror. Muchos ciudadanos y metecos (extranjeros residentes en Atenas) fueron
ejecutados –se habla de unos 1.500–, y otros muchos tuvieron que huir. Al poco tiempo, un pequeño ejército
de demócratas entró en Atenas. Finalmente, en 403, se restableció la democracia, y para facilitar la
reconciliación se decretó una amnistía para la mayoría de los que habían participado en el régimen de los
Treinta.
La Guerra del Peloponeso causó un enorme daño a la economía de Grecia, debido a las devastaciones, a
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las dificultades para el comercio y a la pérdida de población que causó.
Durante el siglo IV a.C. tendrá lugar una concentración de la riqueza: pequeños grupos de personas se
enriquecen, al tiempo que parte de la población se empobrece. Por otro lado, el número de esclavos crece y
éstos desempeñan un papel cada vez más importante en la economía.
A pesar de los problemas económicos, el siglo IV a.C. sigue siendo una época de esplendor cultural. Sigue
produciéndose un arte y una literatura de gran calidad. Es también la época de los grandes filósofos griegos
Platón y Aristóteles.
Con el fin de la Guerra del Peloponeso no acabaron los enfrentamientos entre las ciudades griegas, sino
que las guerras fueron continuas. La hegemonía fue ejercida primero por Esparta (tras su victoria frente a
Atenas), luego de nuevo por Atenas (constituye un nuevo imperio marítimo, aunque no llega a ser tan
importante como la Liga Délica) y después por Tebas.
Los enfrentamientos entre las ciudades griegas son aprovechados por Filipo, el rey de Macedonia, para
intervenir en los asuntos griegos y hacerse con el control de Grecia. [Los macedonios no eran griegos, pero la
influencia de la cultura griega en Macedonia era muy grande.] Filipo, en general, no estableció un dominio
directo sobre las ciudades griegas, sino que las controlaba favoreciendo a los grupos políticos partidarios
suyos. Reunió a buena parte de los estados griegos en una alianza que él dirigía. Entre las finalidades de esta
alianza estaba la lucha contra los persas, que se retomó de nuevo como elemento de unión de los griegos (los
persas, al final de la Guerra del Peloponeso, habían vuelto a conquistar las ciudades griegas de Asia Menor
que habían recuperado su independencia tras la victoria griega en las Guerras Médicas).
*********
Texto 7
Después de rechazar unidos al bárbaro, sin tardar mucho se pusieron del lado de los atenienses o del de los
lacedemonios quienes habían hecho defección del rey persa y habían colaborado en la guerra contra él. Ésos
sobresalían como las mayores potencias, los unos terrestre, los otros marítima.
Durante un corto lapso de tiempo se mantuvo la alianza, pero después, tras separarse, lacedemonios y
atenienses se enzarzaron en una guerra ayudados por sus aliados; y respecto a los demás griegos, en cuanto alguno
tenía diferencias con otro, enseguida se aliaba a ésos. En consecuencia, por el hecho de estar en guerra permanente
desde las Guerras Médicas hasta ésta, unas veces con treguas, otras en guerra abierta, ya entre sí, ya contra sus
propios aliados que intentaban separarse, contaban con una excelente preparación militar y se habían vuelto más
experimentados gracias al adiestramiento en empresas peligrosas.
Los lacedemonios ejercían el liderazgo sobre sus aliados sin someterlos a tributo, aunque, de modo
conveniente para sus intereses, se cuidaban de que se rigiesen por un sistema oligárquico. En cambio, los
atenienses con el trascurso del tiempo acabaron adueñándose de las naves de las ciudades aliadas, salvo las de
Quíos y Lesbos, e imponiendo tributo a todas; su equipamiento para esta guerra fue superior al que tuvieran en
cualquier otro momento, en el que por contar con todos los efectivos aliados intactos hubieran alcanzado la
plenitud de sus fuerzas.
Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso, I, 18-19
[TUCÍDIDES: Historia de la Guerra del Peloponeso, Madrid, Cátedra, 1988; p.63-64; traducción de Francisco
Romero Cruz]
Texto 8
[La familia de Lisias fue una de las que sufrieron los ataques de los Treinta Tiranos. Lisias, que era un meteco perteneciente a un familia rica, dice que fue debido a su riqueza, pues considera que los Treinta mataban a los ricos para quedarse con sus bienes. Quizá fue así, pero posiblemente la causa principal fuera que Lisias y sus familiares eran considerados
partidarios de la democracia: el padre de Lisias, Céfalo, era amigo de Pericles, el más destacado partidario de la democracia al comienzo de la Guerra del Peloponeso. En este discurso Lisias acusa de ser responsable de la muerte de su
hermano Polemarco a Eratóstenes, uno de los Treinta Tiranos, si bien era uno de los más moderados y se separó de ellos
en cuanto los demócratas llegaron a Atenas. No se sabe cuál fue el resultado del juicio, pero parece seguramente Eratóstenes fue absuelto, al estar amparado por la amnistía (no mató él a Eratóstenes sino que fue el que lo detuvo).]
A mí me encontraron convidando a unos huéspedes, echaron a éstos y me entregaron a Pisón; en tanto, los
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demás penetraron en el taller1 y se pusieron a hacer una lista de los esclavos. Yo pregunté a Pisón si estaría
dispuesto a libertarme mediante dinero, él dijo que si era mucho, y yo le respondí que estaba en condiciones de
darle un talento2 de plata; entonces, él convino en hacerlo así. Y aunque yo sabía que él no respetaba ni a dioses ni
a hombres, sin embargo, en aquellas condiciones me pareció obligado tomarle juramento; y una vez que hubo
jurado, imprecando la maldición para sí y para sus hijos si, después de tomar el talento, no me salvaba, entré en el
dormitorio y abrí el cofre. Pisón, al darse cuenta de ello, penetró también y, al ver lo que allí había, llamó a dos de
los subalternos y les ordenó que cogieran todo lo del arca; y después que tomó no sólo lo que había convenido en
darle, ¡oh jueces!, sino tres talentos de plata y cuatrocientos cicicenos3 y cien daricos4 y cuatro copas argénteas, le
pedí que me diera un viático, pero él respondió que me contentara con salvar la vida. Y cuando salía yo con Pisón,
nos salen al paso Melobio y Mnesitides, que venían del taller, y, encontrándonos en la puerta misma, nos preguntan adónde íbamos. Él dijo que a lo de mi hermano, para registrar también aquella casa, y entonces le dijeron que
fuera él, y a mí, que siguiera con ellos a casa de Damnipo; pero Pisón, acercándose a mí, me aconsejó que me
callara y que estuviera tranquilo, que él iría hacia allá. Y en aquel lugar encontramos a Teognis, que estaba vigilando
a otros; me entregaron a él y se volvieron a marchar. Estando yo en tal situación, me pareció que había peligro y
que mi muerte estaba próxima ya; y entonces llamé a Damnipo y le dije lo siguiente: “Resulta que eres amigo mío,
y he venido a tu casa, y no te he hecho ningún mal, y voy a morir por culpa de mi dinero. Tú, pues, ya que me veo
en tal situación, emplea celosamente tu influencia para salvarme”. Él prometió que así lo haría, y le pareció que lo
mejor era hablarle a Teognis, pues creía que este haría cualquier cosa con tal de que se le diera dinero. Y mientras
aquél hablaba con Teognis, como se daba la circunstancia de que yo conocía la casa y sabía que era de dos puertas,
me pareció bien intentar escaparme por allí; pensaba, en efecto, que de no ser advertido me salvaría, y que, de ser
atrapado, si Damnipo movía a Teognis a recibir el dinero, no por haberme escapado dejarían de soltarme, y si no,
moriría de todas maneras. Con esta idea me escapé mientras aquéllos hacían guardia junto a la puerta del patio; y
siendo tres puertas las que yo tenía que atravesar, dio la casualidad de que todas estaban abiertas. Llegué pues a
casa de Arquéneo, el armador, y le envié a la ciudad para que se enterara de lo de mi hermano; y al regreso dijo que
Eratóstenes le había detenido en la calle y llevado a la cárcel. Y yo, al enterarme de aquello, me embarqué aquella
noche para Mégara5, mientras que a Polemarco le dieron los Treinta la orden acostumbrada en su tiempo de que
bebiera la cicuta6, sin decirle la causa por la que iba a morir: tan lejos estuvieron de juzgarle y dejarle que se
defendiera. Y después que lo trajeron muerto de la prisión, a pesar de que nosotros tenemos tres casas, no permitieron que saliera el entierro de ninguna de ellas, sino que alquilaron un cobertizo y lo expusieron allí. Y habiendo
muchos vestidos, no dieron ninguno para el sepelio a quienes se lo pedían, sino que fueron los amigos quienes
aportaron, para el entierro de aquél, el uno un manto, el otro un cojín, y cada cual lo que tenía a mano. Y aunque
teníamos setecientos escudos de los nuestros, y teníamos también tanta plata y oro y bronce y ornamentos y
mobiliario y vestiduras femeninas cuantas jamás pudieron haber soñado con tener, y ciento veinte esclavos, de los
cuales se llevaron los mejores y entregaron al común los demás, a tal grado de insaciabilidad y de codicia llegaron
y de tal modo dejaron demostrado cuál era su modo de ser, que a la mujer de Polemarco, unos zarcillos dorados
que tenía cuando entró por primera vez en casa, Melobio se los quitó de las mismas orejas. Y no nos perdonaron
por compasión ni la más mínima parte de nuestros bienes, sino que nos perjudicaron de tal modo, a causa de las
riquezas, como lo habrían hecho otros que estuvieran encolerizados a consecuencia de un gran delito, y eso que no
era aquello lo que merecíamos con respecto a la ciudad; antes bien, aunque habíamos desempeñado toda clases de
coregías7, y aportado multitud de contribuciones, y actuado decorosamente, cumpliendo todo lo ordenado, no
teniendo ningún enemigo y rescatando de manos de los contrarios a muchos de los atenienses, tal fue el trato que
tuvieron a bien darnos a quienes nos habíamos comportado como metecos de manera muy distinta que ellos como
ciudadanos. Porque ellos hicieron marchar a tierras enemigas a muchos de sus compatriotas, y dejaron sin sepultar
a muchos a quienes habían matado injustamente, y a muchos que gozaban de plenos derechos les privaron de sus
1
taller: la familia de Lisias tenía un taller donde fabricaban escudos. Los trabajadores del taller eran esclavos.
2
talento: unidad de peso, que se usa también como unidad monetaria. Como unidad de peso equivale a algo menos de 36 kg
(según el Dictionnaire Grec-Français, de Bailly). Como unidad monetaria son 6.000 dracmas.
3
cicicenos: monedas de oro emitidas por Cícico (ciudad situada en la Propóntide –hoy Mar de Mármara–). Equivalía a 28
dracmas de plata de Atenas.
4
daricos: monedas de oro acuñada en el Imperio Persa. Equivalía a 20 dracmas de plata de Atenas.
5
Mégara: ciudad vecina de Atenas, en la parte norte del Istmo de Corinto.
6
cicuta: con esta planta venenosa los griegos elaboraban un veneno que se usaba para causar la muerte de condenados a muerte.
7
coregías: servicios prestados por ciudadanos ricos –o, como aquí, metecos ricos– consistentes en pagar los gastos de coros que
actuaban en ciertas festividades, o los gastos de representaciones teatrales.
19
ciudadanía, y a las hijas casaderas de muchos les impidieron contraer matrimonio. Y a tal grado de audacia han
llegado, que se han presentado aquí para defenderse, y sostienen no haber hecho nada malo ni vergonzoso. Yo,
por mi parte, quisiera que ellos dijesen verdad; pues también a mí me tocaría en suerte una no pequeña porción de
este bien. Pero lo cierto es que no les ocurre tal cosa ni en relación con la ciudad ni conmigo; porque a mi hermano, como antes dije, le mató Eratóstenes, que ni había sido privadamente ofendido por él, ni le veía cometer
ningún delito contra la ciudad, ni hacía otra cosa sino dar con ello diligente satisfacción a su afán de crimen.
(Lisias, Contra Eratóstenes, 8-23)
[LISIAS: Discursos. I-XII. Volumen I, Madrid, C.S.I.C., 1992; p. 228-231]
Texto 9
[Demóstenes es un destacado político y gran orador ateniense del siglo IV a.C. Se había mostrado siempre partidario de
que Atenas se opusiera al rey macedonio Filipo, al que consideraba una amenaza para Atenas y para toda Grecia. Esta
oposición a Filipo lo convierte en enemigo de otros políticos atenienses, partidarios de un entendimiento con el rey de
Macedonia (Demóstenes considera que Filipo los había sobornado). Entre ellos destaca Esquines. Para enfrentarse a
Filipo, Atenas se une a Tebas, pero el ejército de estas ciudades es derrotado en la batalla de Queronea (338 a.C.), y
Filipo ocupa Tebas. Temiendo que haga lo mismo con Atenas, los atenienses deciden reparar sus murallas. A Demóstenes
se le encarga supervisar la reparación de una parte de las murallas, y para mejorar las fortificaciones emplea dinero
propio. Por esto y por los servicios prestados a Atenas a lo largo de su vida Ctesifonte propone que los atenienses le
otorguen una corona de oro (era algo así como una condecoración). Ante esta propuesta, Esquines acusa a Ctesifonte de
ilegalidad, entre otras cosas porque considera que Demóstenes no ha hecho ningún bien a Atenas. Dado que, aunque
acusa a Ctesifonte, es realmente un ataque a Demóstenes, es éste el que pronuncia el discurso de defensa. El discurso se
pronuncia en el 330 a.C., años después de que Alejandro hubiera sucedido a su padre (336 a.C.) y después de que Tebas
fuera destruida por Alejandro (335 a.C.). ]
Pues cuando estalló la guerra focidia1, no por culpa mía (pues por entonces yo, al menos, no intervenía todavía
en la administración pública), en primer lugar vosotros estabais en una disposición de ánimo por la que deseabais
que los focidios resultaran incólumes2, aunque veíais que no estaban obrando de acuerdo a derecho, y por la que
os alegraríais, en cambio, de que a los tebanos les ocurriera lo que fuese, irritados contra ellos no sin razón ni
injustamente, pues no habían hecho moderado uso de sus éxitos en Leuctra3. Además, el Peloponeso entero se
encontraba sumido en la disensión y ni los que odiaban a los lacedemonios tenían fuerza suficiente como para
eliminarlos, ni quienes anteriormente por mediación de ellos gobernaban eran dueños de las ciudades, sino que
tanto entre éstos como entre todos los demás reinaba una insoluble rivalidad y confusión. Y Filipo, al ver esto (que
no estaba oculto), gastando dinero en pagar a los traidores de cada una de las ciudades, iba promoviendo conflictos entre todas ellas y embrollos mutuos; luego, en medio de los errores y faltas que otros cometían, él se iba
preparando y crecía por encima de todas sus cabezas. Y cuando era evidente que los tebanos, agresivos entonces
y desventurados ahora, llegando al agotamiento por la larga duración de la guerra, se iban a ver forzados a buscar
refugio en vosotros, para que eso no ocurriera ni entrasen a formar coalición las dos ciudades, Filipo os prometió
a vosotros paz y a ellos ayuda. ¿Y qué fue lo que le favoreció para que os cogiera casi voluntariamente engañados?
La disposición de los demás griegos (llámesela bajeza, estupidez o ambas cosas al mismo tiempo), que mientras
vosotros luchabais en una incesante y larga guerra y lo hacíais en defensa de los intereses comunes, como ha
quedado claro por los hechos, no os prestaban colaboración ni con dinero, ni con hombres ni con ningún otro
medio; irritados contra ello justamente y como correspondía, atendisteis a Filipo con presteza. Por tanto, la paz
entonces convenida se realizó por esas circunstancias y no por intervención mía, como maliciosamente declaraba
ése; en cambio, los desmanes y corrupciones de esa gente en el período en que fue concluida, si alguien los
examina honradamente, encontrará que han sido las causas de la actual situación.
Demóstenes, Sobre la corona, 18-20
[DEMÓSTENES: Discursos políticos, I, Madrid, Gredos, 1980; p. 384-387; traducción de A. López Eire]
1
guerra focidia: guerra (355-352 a.C.) que enfrentó a los focidios y a los estados miembros de la anfictonía (consejo) que administraba el santuario de Delfos, dirigidos por Tebas. Los focidios habían labrado tierras pertenecientes al santuario de Delfos. Por
ello, los miembros de la anfictonía les ordenaron abandonar esos campos y les impusieron una multa. Los focidios no obedecieron sino que ocuparon la ciudad de Delfos. A pesar de la ayuda ateniense, los focidios fueron derrotados por los miembros de la
anfictonía, que contaron con la ayuda de Filipo de Macedonia.
2
incólumes: ‘sanos’, ‘sin daño’.
3
Leuctra: población de Beocia en la que en el 371 a.C. tuvo lugar una batalla. En ella los tebanos, bajo el mando de Epaminondas, derrotaron a los espartanos. Esto supuso el comienzo de la hegemonía de Tebas.
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UNIDAD 6
HISTORIA DE GRECIA (IV)
Época Helenística
En el 336 a.C. muere Filipo y le sucede su hijo Alejandro, que domina la sublevación de las ciudades
griegas y se lanza de lleno a la guerra contra los persas. Entre el 334 y el 325 Alejandro, con un ejército de
griegos y macedonios, conquista el Imperio Persa y penetra incluso en el valle del Indo. En el 323 muere, sin
haber podido consolidar su imperio.
Tras la muerte de Alejandro se produjo una lucha por el poder entre sus generales. Finalmente, el imperio
que había creado se dividió en tres reinos: Macedonia, que ejerce un control más o menos disimulado sobre la
mayor parte de Grecia, Asia, que tiene su centro en Siria y que pronto perderá las zonas más orientales, y
Egipto, que incorpora la colonia griega de Cirene (en Libia). Posteriormente en el oeste de Asia Menor
aparecerá el reino de Pérgamo. Estos reinos se enfrentarán entre sí muy a menudo.
La conquista de Oriente por Alejandro y la aparición de los reinos helenísticos supuso la ampliación del
espacio de la civilización griega. En los territorios conquistados se fundan ciudades griegas. Algunas de ellas
se desarrollarán mucho, hasta convertirse en importantes centros económicos y culturales. Destacan Alejandría (en Egipto), Antioquía (en Siria) y Pérgamo. Mientras, las antiguas ciudades griegas sufren en general un
empobrecimiento, que va acompañado de un descenso de población.
Es, por otra parte, una época de grandes fortunas, debido fundamentalmente al comercio, que alcanza
proporciones no conocidas hasta entonces, y a la existencia de grandes propiedades agrícolas trabajadas por
esclavos, cuyo número es ahora muy grande. Al mismo tiempo, hay grandes masas de población pobre.
Desde el punto de vista cultural, el periodo helenístico es una época de esplendor artístico (de esta época
es, por ej., la Venus de Milo), aunque sin llegar al nivel de la época clásica. Las ciencias experimentan un gran
avance (es la época de Arquímedes, por ej.) y se desarrollan corrientes filosóficas como el estoicismo. Los
principales centros culturales son las nuevas ciudades situadas en los reinos helenísticos, pero Atenas sigue
teniendo un gran prestigio (y lo seguirá teniendo durante siglos). Aparecen ahora, por otro lado, grandes
bibliotecas, como la de Alejandría o Pérgamo, en las que se intenta recoger y estudiar toda la producción
literaria anterior.
En esta época aparece una nueva potencia en el Mediterráneo: Roma. Entre comienzos del siglo III a.C. y
el año 30 a.C. las ciudades y reinos griegos irán cayendo bajo su poder. Primero fueron las ciudades griegas
del sur de Italia y de Sicilia (Tarento en el 272, Siracusa en el 212). Después, durante los siglos II y I a.C.,
Roma se va apoderando del resto de las ciudades y reinos, siendo Egipto el último (tras la muerte de Cleopatra), en el 30 a.C. El dominio de los griegos por parte de los romanos tuvo como contrapartida un gran influjo
cultural griego en Roma.
*********
Texto 10
[En este texto se narra lo que ocurrió después de que Alejandro derrotara al rey indio Poro. El autor es Arriano (Flavius
Arrianus). Este autor nació a finales del siglo I d.C. y murió el 175. Fue oficial del ejército romano y ocupó diversos
cargos públicos. Escribió, entre otras obras, Anábasis de Alejandro e Historia de la India. La palabra «anábasis» (en
griego •νάβασις) quiere decir «subida», «marcha desde la costa al interior», y aquí hace referencia a la marcha de
Alejandro desde la costa de Asia Menor hasta el interior de Asia en sus conquistas.]
Al tener noticias Alejandro de que traían a Poro1 a su presencia, se adelantó él mismo a caballo con algunos de
los Compañeros2 a la vanguardia de su ejército, saliendo al encuentro de Poro. Detuvo su caballo y quedó admirado por la estatura de Poro (medía más de cinco codos3), por su hermosura y porte, pues en nada daba la impresión
1
Poro: rey de un reino situado en el oeste de la India, junto al río Hidaspes (el Jhelum), en el actual Pakistán.
2
Compañeros: eran un cuerpo de élite formado por soldados de caballería ligados estrechamente al rey. Lo acompañaban en la
batalla, y el rey elegía a sus consejeros de entre ellos.
3
cinco codos: cada codo (πηχύς) ateniense medía 0'444 m. (según el Dictionnaire Grec-Français de Bailly).
21
de estar allí en calidad de prisionero, sino que su aspecto era el de un hombre de noble espíritu que se entrevista
con un igual que ha luchado valientemente por su reino, contra otro rey.
Dirigióle la palabra Alejandro, que le rogó le dijera qué quería que hiciera con él. Poro le contestó: «Trátame,
Alejandro, como rey que soy». Agradó a Alejandro la contestación, por lo que a su vez le dijo: «Así se hará por mi
parte, Poro; mas tú, por tu parte, di qué deseas.» Poro dijo que en lo dicho estaba todo. Aún más alegró a Alejandro esto, hasta el punto que otorgó a Poro el mando sobre su región, y aún añadióle nuevos territorios, más
extensos que sus primitivas posesiones. Así Alejandro había tratadocomo rey a un valiente y desde entonces contó
con él como persona absolutamente leal.
Éste fue el desenlace de la batalla que por entonces mantuvo Alejandro con Poro y los indios que habitaban
aquella orilla del río Hidaspes, siendo arconte1 de Atenas Hegemón durante el mes muniquio2.
Alejandro fundó varias ciudades, una en el lugar exacto donde se desarrolló el combate, y otra en el lugar
desde donde partió la expedición que cruzó el río Hidaspes. A la primera la llamó Victoria3, en recuerdo de la
victoria obtenida sobre los indios; a la segunda la denominó Bucéfala, en memoria de su caballo Bucéfalo, que
había muerto allí, de agotamiento y de viejo, no herido por nadie.
(Arriano, Anábasis de Alejandro Magno , V, 19, 1-4)
[ARRIANO: Anábasis de Alejandro Magno. Libros IV-VIII (India), Madrid, Gredos, 1982; p. 111-112; traducción y
notas de Antonio Guzmán Guerra]
Texto 11
[La memoria de Alejandro ha permanecido también en Oriente. Se habla de él en algunos libros, e incluso aparece
mencionado en el Corán (XVIII, 83-98). En la tradición oriental se le da el sobrenombre de «Bicorne», que seguramente
procede de ciertas representaciones de Alejandro como Amón (dios egipcio), en las que aparece con cuernos de carnero.
Los textos que aparecen a continuación pertenecen a Calila y Dimna. Esta obra fue escrita en árabe por el persa Abdalá
Benalmocaffa, si bien no fue una obra original, sino que es una versión de una obra anterior (la versión original se
atribuye en la misma obra al brahmán indio Paybeda), y además algunas pequeñas partes se le añadieron después. La
versión que se da de la victoria de Alejandro sobre el rey indio Poro no coincide con la que aparece en la obra de Arriano.
Tengamos en cuenta que se trata de una narración de tipo novelesco, no histórico.]
Es que Alejandro el Bicorne, griego, al concluir con los reyes del Occidente empezó a querer lo de los reyes
del Oriente, de Persia y demás. Porque guerrear estaba en su ser y pelear era su naturaleza, y sólo quedaba en paz
con quienes se le sometían: de los reyes de Persia –que eran la casta superior hasta que él los venció– subyugó a los
que se le enfrentaron, prevaleciendo sobre todo aquel que le combatió, dejándolos dispersos y deshechos. Mas
luego lanzó a sus soldados contra el país de China4, no sin –de camino– intimar al rey de la India a sometérsele y
a darse como vasallo a su poderío y su credo5. Por entonces reinaba en la India un hombre belicoso y sañudo6,
fuerte y decidido que se llamaba Poro. De modo que en cuanto supo que el Bicorne avanzaba hacia él con ánimo
guerrero, se dispuso a hacerle frente: aprestó a sus leales, caviló su estrategia contra aquél y aparejó con la mayor
celeridad una falange de elefantes adiestrados para la guerra y de fieras entrenadas en el asalto; por no hablar de los
corceles aparejados, las espadas tajantes y los dardos resplandecientes.
[Αlejandro considera que si se enfrenta en ese momento a Poro será derrotado. Por ello decide servirse de la astucia. Cava un foso en
torno a su campamento y consulta a unos astrólogos sobre qué día será mejor para enfrentarse con Poro. En tanto llega ese momento,
hace construir unos caballos, con sus jinetes, de cobre. Estos caballos, que estaban huecos, son rellenados con nafta –petróleo– y
azufre. Al empezar la batalla, les prenden fuego. Cuando los elefantes del ejército de Poro los cogen con las trompas, se queman y,
aterrorizados, causan grandes destrozos en su propio ejército. Entonces, Alejandro le propone a Poro que se enfrente con él en un
combate singular.]
Cuando Poro oyó la proposición del Bicorne, aceptó de buena gana el encuentro e incluso lo juzgó oportunidad. Entabló con él, con Alejandro, combate singular, y durante muchas horas de aquel día se acometieron a lomo
1
siendo arconte: para fechar los acontecimientos en Atenas se empleaba el nombre de quien ocupaba el cargo público de arconte
epónimo (o simplemente «arconte», –ρχων [propiamente ‘el que manda’]). Esta forma de fechar se extendió al resto de Grecia.
2
muniquio: mes del calendario ateniense que corresponde más o menos a abril.
3
Victoria: en griego Νίκη.
4
China: realmente Alejandro no pasó de la India.
5
su credo: esta referencia a la religión encaja bien en la época y la visión del mundo del autor (721-757), pero no parece que
Alejandro tuviera ninguna motivación religiosa en sus conquistas.
6
sañudo: ‘propenso a dejarse llevar por la ira’.
22
de sus caballos sin que ninguno de los dos hallara ocasión de acabar con el adversario. Así combatieron y combatieron sin tregua hasta que Alejandro dio muestra de agotarse sin encontrar oportunidad ni treta. Ello causó que el
ejército del Bicorne prorrumpiera en grita1 tan enorme que tembló la tierra y temblaron las tropas. Poro, al oír el
clamor, se volvió suponiendo que su ejército había caído en una celada2; entonces el Bicorne le descargó un
mandoble3 que le hizo torcerse en la silla, y luego otro que dio con él en tierra.
Cuando los indúes4 vieron lo que se les había venido encima y lo que había sido de su rey, se pasaron a
Alejandro y combatieron a su lado, arrostrando la muerte junto a él, que les prometió de corazón ser benévolo, ya
que Dios los había puesto en sus manos5 y le había hecho dueño de su país. Les puso como gobernador a un
hombre de su confianza y permaneció en la India hasta cerciorarse a su sabor de cómo se comportaban y de que
respetaban la palabra que le habían dado. Entonces partió de la India y fue a cumplir lo que tenía decidido dejando
a aquel hombre encargado de ellos.
Pero una vez lejos de la India el Bicorne y sus ejércitos, los indúes trocaron la actitud sumisa frente al hombre
que había dejado como sustituto con ellos y dijeron:
–No gobierna bien, no tiene contentos a los nobles ni al común, porque está sobre todos sin ser suyo ni de sus
casas, y eso los humilla y hace de menos.
Y acordaron que los gobernase alguno que descendiera de sus reyes y eligieron a Dibxalim, desposeyendo al
hombre que Alejandro había dejado como representante suyo.
Calila y Dimna
[A. BENALMOCAFFA: Calila y Dimna, Madrid, Alianza Editorial, 2008; trad. de Marcelino Villegas; p.36- 38]
Texto 12
[ Arriano narra la muerte de Alejandro. El autor ha dicho que Alejandro llevaba unos días con fiebre.]
Ordenó a los generales que le aguardaran en el patio, y a los quiliarcos y pentacosiarcos6 que lo hicieran a la
puerta. Encontrándose ahora gravemente enfermo, fue conducido desde su residencia del jardín a su palacio.
Entraron sus generales y pudo aún reconocerles a todos, aunque no les pudo dirigir la palabra, porque sus facultades ya no se lo permitían, por haber quedado sin voz. Toda esta noche la pasó con fiebre, así como el día, y, al
igual, la noche y el día siguientes.
Éste es el relato que se conserva en las Efemérides7 del rey. Se dice, además, que sus soldados estaban ansiosos
por verlo; unos, porque querían encontrarlo con vida; y otros, porque (como se había divulgado la noticia de que
ya había muerto) sospechaban que su guardia personal ocultara su muerte; esto es lo que a mí al menos me parece.
Lo cierto es que la mayoría de sus hombres, llevados de la pena y la añoranza por su rey, presionaban para poder
ver a Alejandro. Decían que cuando el ejército había desfilado ante él, estaba ya sin voz y que saludaba a cada uno
de sus hombres alzando la cabeza con dificultad, fijando en cada uno de ellos sus ojos en señal de reconocimiento.
Narran también las Efemérides Reales que Pitón, Átalo, Demofonte, Peucestas y Cleómenes, Menidas y Seleuco
estuvieron de guardia toda la noche en el templo de Serapis8 para preguntar al dios si era conveniente y mejor traer
a Alejandro al templo de la divinidad y suplicar su curación al dios. La respuesta, sin embargo, del dios había sido
que no le trasladaran al templo, sino que lo «mejor» era que se quedara donde estaba.
Esto es lo que los Compañeros dieron a conocer, y Alejandro poco después murió, pues esto era ya «lo
mejor». Después de esto, ni Aristobulo ni Tolomeo continúan su relato, aunque otros historiadores añaden que los
Compañeros le preguntaron a Alejandro a quién dejaba su reino, a lo que él había contestado: «Al más capaz». Aún
1
grita: ‘griterío’, ‘confusión de voces altas y desentonadas’.
2
celada: ‘engaño dispuesto con arte y disimulo’.
3
mandoble: golpe que se da con la espada sujetándola con las dos manos.
4
indúes: el traductor prefiere usar la forma «indú» a «indio» o «hindú».
5
Dios los había puesto en sus manos: es un claro anacronismo. Decir esto es propio de un musulmán o un cristiano, pero no de
un macedonio o griego antiguo.
quiliarcos y pentacosiarcos: altos oficiales del ejército. Los quiliarcos mandan sobre mil hombres (χίλιοι, ‘mil’, –ρχω,
‘mandar’) y los pentacosiarcos sobre quinientos (πgντακόσιοι, ‘quinientos’).
6
7
Efemérides: las Efemérides reales son los supuestos diarios oficiales de Alejandro. [La mayoría de los estudiosos consideran
que seguramente se compusieron después de la muerte de Alejandro.]
8
Serapis: nuevo dios introducido en Egipto en los primeros tiempos del dominio grecomacedonio. Se convirtió en el dios principal de Alejandría. Entre otras cosa, se le consideraba un dios sanador.
23
otros dicen que añadió a estas palabras que veía que se iba a celebrar un gran certamen fúnebre1 a su muerte.
Arriano, Anábasis de Alejandro Magno VII, 25-26
[ARRIANO: Anábasis de Alejandro Magno. Libros IV-VIII (India), Madrid, Gredos, 1982; p. 249-251]
Texto 13
[A finales del siglo III a.C. Cleneas, uno de los embajadores de los etolios, pide a los espartanos que se sumen a la alianza
que tienen con los romanos y el rey Atalo de Pérgamo para luchar contra los macedonios. Les ha recordado los males que
los macedonios han causado desde hace tiempo a los griegos en general y a los espartanos en particular. Les recuerda
igualmente que los espartanos han sido recientemente aliados de los etolios, y que tienen firmados pactos con ellos.
Cuando Cleneas acaba su discurso, toma la palabra Licisco, embajador de los acarnanios, aliados de los macedonios, y les
pide que se alíen con los macedonios, o, si no, que al menos permanezcan neutrales, puesto que los romanos son para los
griegos un peligro mucho más grande que los macedonios. ]2
Me limitaré, pues, al problema estricto que éstos plantean, que si las cosas estuvieran tal como estaban cuando
cerrasteis la alianza, vosotros debéis permanecer en vuestra actitud de siempre; es cuestión de principios. Pero si ha
variado totalmente, es justo que os planteéis nuevamente el problema de qué es lo que se solicita de vosotros. De
modo que os pregunto, Cleónico y Cleneas, qué aliados teníais cuando pedisteis a los espartanos su colaboración.
¿No eran todos los griegos? Y ahora, ¿con quién compartís los ideales? ¿Con quién exigís de éstos que hagan una
alianza? ¿No es con los bárbaros3? ¿Y os parece que las cosas están como antes? ¿No es exactamente lo contrario?
Antes disputabais la hegemonía a aqueos y a macedonios, que son linaje vuestro, concretamente a su caudillo,
Filipo, pero en la guerra de ahora unos hombres bárbaros, extranjeros, pretenden esclavizar a Grecia entera.
Vosotros creéis que os aguijonean contra Filipo, y no os apercibís de que os empujan contra vosotros mismos y
contra toda Grecia. Ahora los etolios se comportan como aquellos que están en guerra e introducen dentro de sus
ciudades guarniciones más potentes que su mismo ejército para asegurarse y para disipar el pánico que les infunden sus enemigos. Pero con ello se convierten en súbditos de este ejército amigo. En su intento de derrotar a
Filipo y de humillar a Macedonia, les pasa desapercibido el nubarrón que nos viene de Occidente, el cual, quizás sí,
primero oscurecerá Macedonia, pero inmediatamente después causará un estrago general en Grecia.
Polibio, Historias, IX, 37, 2-10
POLIBIO: Historias. Libros V-XV, Madrid, Gredos, 1981; p. 338-339 ; traducción y notas de Manuel Balasch Recort]
********
De la conquista romana a la aparición de la Grecia moderna
A partir de la incorporación al imperio de Roma, la historia de Grecia es una parte de la historia de este
imperio. Al parecer, las ciudades griegas conservaban en un principio bastante autonomía en sus asuntos
internos, pero en la época del Imperio va reduciéndose cada vez más.
Los griegos tenían conciencia de pertenecer a un pueblo bien diferenciado de otros pueblos del Imperio
Romano, y consideraban en general que su cultura era superior a la de esos otros pueblos. Esto limitó la
influencia de la cultura romana en la griega. La cultura griega, por su parte, tuvo gran influencia en la romana,
ya desde mucho antes de que los territorios griegos fueran incorporados al imperio de Roma. Por otro lado, los
emperadores romanos consideraban que los griegos ocupaban una posición especial entre los pueblos del
Imperio, como demuestra el hecho de que los decretos imperiales fueran acompañados en general en el mundo
griego de una traducción oficial al griego. Por todo ello, en la mayor parte del mundo griego la lengua latina
no sustituyó a la griega, al contrario de lo que ocurrió, por ejemplo, con las lenguas de Galia o Hispania (solo
sobrevivió el vasco).
Cuando en el siglo IV d.C. se divide el Imperio Romano, aparece en los antiguos territorios griegos una
1
certamen fúnebre: se está haciendo referencia a las luchas que enfrentaron a algunos generales de Alejandro después de la
muerte de éste. En ciertas culturas antiguas era costumbre honrar a los difuntos distinguidos mediante competiciones de diverso
tipo (poéticas, deportivas...) e incluso mediante combates. [Parece que las luchas de gladiadores, antes de que los romanos las
convirtieran en un sangriento espectáculo popular, eran, entre los etruscos, ritos funerarios en honor de difuntos distinguidos.]
2
etolios – Atalo de Pérgamo – romanos
3
» espartanos º
bárbaros: se refiere a los romanos.
24
macedonios – acarnanios
nueva entidad, que, por tener su capital en Bizancio (o Constantinopla, la actual Estambul), es conocida como
Imperio Bizantino (o simplemente Bizancio, como la capital). [Esta es una denominación moderna; los
bizantinos siempre se llamaron a sí mismos «romanos» (en griego, {ΡωμαÃοι), pues el Imperio Bizantino fue
la continuación, en el este, del Imperio Romano.] Este imperio aguanta el empuje de los pueblos bárbaros, e
incluso, con Justiniano (siglo VI), incorpora parte del antiguo Imperio de Occidente (Italia, parte del norte de
África, sur de Hispania). A partir de ese momento irá perdiendo territorios, presionado por diversos pueblos
(visigodos en Hispania, lombardos en Italia, eslavos en el norte, persas, árabes y turcos en Oriente). A principios del siglo XIII los cruzados ocuparon parte de lo que entonces era el Imperio Bizantino, incluida Constantinopla (Bizancio). Entonces, otras partes del Imperio se convirtieron en reinos independientes: Epiro (región
del NO de la actual Grecia y Albania), Morea (el Peloponeso), Trebisonda (región del NE de Asia Menor, la
actual Turquía), Nicea (región en el NO de Asia Menor). A mediados del siglo XIII se restableció en parte el
antiguo Imperio Bizantino, pero ya nunca se recuperó como gran potencia. Algunos territorios estaban en
manos de los europeos occidentales (por ejemplo, Creta estaba en manos de los venecianos). Finalmente, a
mediados del siglo XV el Imperio Bizantino desaparece, cuando los turcos otomanos conquistan Constantinopla y la mayor parte del resto del antiguo Imperio.
La mayor parte de los griegos de la Grecia propiamente dicha (Grecia continental e islas griegas) mantuvo
su identidad durante el tiempo en el que no gozaron de independencia. Había también grandes grupos de
población griega en Constantinopla (con el nombre es Estambul, pasó a ser la capital del Imperio Otomano),
en la isla de Chipre y en otros lugares que habían formado parte del Imperio Bizantino, sobre todo en el oeste
y norte de Asia Menor (por ej., en Esmirna y en Trebisonda). Estos griegos, que se seguían llamando a sí
mismos «romanos», mantuvieron su religión, el cristianismo ortodoxo, y su lengua, el griego, que fue evolucionando hasta el griego moderno, bastante distinto del griego clásico.
En 1830 Grecia continental y parte de las islas obtienen la independencia. Durante el resto del siglo XIX
y la primera mitad del siglo XX Grecia incorpora zonas situadas al norte y noreste y el resto de las islas del
Egeo y del Jonio, así como Creta, hasta llegar a ser lo que hoy es Grecia. El último territorio incorporado fue
el Dodecaneso (grupo de islas situadas entre Creta y Turquía, de las que la principal es Rodas). Este grupo de
islas había estado bajo soberanía italiana desde el fin de la Primera Guerra Mundial y se integraron en Grecia
en 1948.
En el proceso de su independencia y crecimiento Grecia contó en general con el apoyo de las principales
potencias europeas: Gran Bretaña, Rusia, Francia, Alemania. Como manifestación de este apoyo, en 1864
Gran Bretaña entregó a Grecia las Islas Jonias (estaban bajo soberanía británica desde 1815). A menudo ese
apoyo se convirtió en tutela, y esas potencias a veces intervinieron en los asuntos internos griegos.
Entre 1920 y 1923 Grecia ocupó la actual Turquía europea (menos la ciudad de Estambul) y la región de
Esmirna (en el oeste de Turquía), pero la derrota griega ante Turquía obligó a Grecia a devolverle estas
regiones. Esta guerra trajo como resultado también que se produjera un intercambio de población entre Grecia
y Turquía: de acuerdo con las cifras oficiales, 1.100.000 griegos tuvieron que abandonar Turquía e ir a Grecia,
y 380.000 turcos tuvieron que abandonar Grecia e ir a Turquía.
A pesar de que intentó mantener la neutralidad, Grecia se vio envuelta en la Segunda Guerra Mundial, al
ser atacada primero por Italia y después por Alemania. Grecia fue ocupada por alemanes, italianos y búlgaros.
La ocupación fue muy dura, sobre todo en la zona alemana (por ejemplo, en el invierno de 1941-42 murieron
de hambre unos 100.000 griegos, debido entre otras cosas a las requisas de alimentos llevadas a cabo por los
alemanes). Después de acabada esta guerra, Grecia sufrió una guerra civil (1946-1949), en la que se enfrentaron el gobierno (se había establecido con apoyo británico) y los comunistas, que habían desempeñado un
importante papel en la lucha contra la ocupación y que ahora deseaban hacerse con el poder. Aparte de los
daños humanos y materiales que causó, la guerra civil retrasó la recuperación y el desarrollo de Grecia. [Entre
la ocupación y la guerra civil, los años cuarenta fueron posiblemente los peores años que vivieron los griegos
desde su independencia.]
Desde su independencia hasta finales del siglo XX Grecia sufrió una gran inestabilidad política y social y
una precaria situación económica. A finales de 1974, tras la «Dictadura de los Coroneles», se estableció un
régimen democrático, que finalmente le dio estabilidad política. En 1980 Grecia entra en la Comunidad
Económica Europea (hoy, Unión Europea). Desde ese momento experimentó un gran desarrollo económico,
pero en los últimos años (desde el 2008, pero sobre todo desde el 2010) su situación económica ha empeorado
mucho.
25
Por su parte, Chipre, que desde principios del siglo XX estaba bajo dominio británico, se independizó en
1960. En Chipre la mayor parte de la población era griega, pero había una importante minoría turca. Se
produjeron enfrentamientos entre grecochipriotas y turcochipriotas. En buena medida fueron debidos a los
deseos de la población grecochipriota (al menos de parte de ella) de unirse a Grecia (lo que se llama la «enosis»), algo totalmente rechazado por la población turcochipriota. Turquía, ante lo que considera indefensión de
la población turcochipriota, ocupa en 1974 el norte de Chipre (más o menos una tercera parte de la isla).
Desde entonces la isla permanece dividida, y en 1983 la parte que había ocupado Turquía se proclamó independiente. Este estado turcochipriota no ha sido reconocido por la ONU ni por la mayoría de los países. En
2004 la parte griega de Chipre se integra en la Unión Europea.
Texto 14
[En agosto de 1071 el emperador bizantino Romano IV Diógenes se enfrenta con Alp Arslán1. El autor, Pselo, acompañó al emperador a la campaña contra Alp Arslán (pero no luchó ni estaba en primera línea).]
Hubo un hecho que aunque a él2 le pasó inadvertido, yo sí advertí entonces: que el sultán en persona, el rey de
los persas y los curdos3, estaba allí con su ejército y era el responsable de la mayoría de sus éxitos. Pero si alguien
le hubiese advertido de su presencia, el emperador no habría creído en sus palabras, pues no quería la paz, sino que
creía que podría tomar al primer asalto el campamento enemigo. Su desconocimiento de la estrategia le llevó a
dividir nuestras fuerzas y así mantuvo a una parte junto a él y envió al resto a otro lugar. Y cuando más bien habría
sido preciso hacer frente a los enemigos con todo el grueso del ejército, él en cambio los afrontó con el contingente más pequeño.
Lo que ocurrió después es algo que no puedo alabar, pero que soy también incapaz de censurar. El emperador
asumió en persona todo el peligro. En torno a este hecho se originó una controversia. En efecto, si alguien
valorase al emperador por ser un guerrero intrépido y arrojado, tendría en ello material suficiente para un encomio.
Pero si, por el contrario, considerase que él se expuso a los peligros de manera irreflexiva, a pesar de que habría
sido preciso que se mantuviese apartado del frente de acuerdo con la estricta lógica militar por su condición de
comandante en jefe del ejército, para dar las oportunas órdenes a sus tropas, encontraría entonces mucho que
censurar en su comportamiento. Yo por mi parte estoy con los que lo alaban, no con los que lo censuran.
Así pues, se puso toda su armadura de guerrero y desenvainó su espada contra los enemigos. Diré, tal como se
lo oí a muchos, que a muchos mató de nuestros enemigos y obligó a los otros a huir. Pero luego, cuando los que
le hacían frente se dieron cuenta de quién era, se vio rodeado por un círculo de enemigos, cayó del caballo al ser
herido y fue capturado. Entonces, mientras el emperador de los romanos4 es conducido hacia el campo enemigo
como un prisionero de guerra, nuestro ejército se dispersa. Sólo una pequeña parte escapó, mientras que la
mayoría, o bien fueron hechos prisioneros, o bien cayeron bajo las espadas rivales.
Pselo, Vida de los emperadores de Bizancio, VIIb, 20-22
[ M. PSELO: Vidas de los emperadores de Bizancio, Madrid, Gredos, 2005; edición, traducción y notas de Juan Signes
Codoñer; p. 447-448]
Texto 15
Constantinopla –la «Ciudad», tal y como era conocida en el mundo griego– se rindió a los turcos otomanos el 29 de mayo de 1453, tras un largo asedio. La fecha cayó en martes, día de la semana que todavía es
considerado de mal presagio por los griegos. La toma de este gran baluarte5 de la civilización cristiana contra
1
Alp Arslán: segundo sultán selyucí, nacido en el 1028 y muerto en el 1072. Los selyucidas o selyucíes eran un pueblo turco
originario de Asia Central; pero en el siglo X se establecieron en la región de Irán, donde se mezclaron con la población local y
tomaron la lengua persa. Crearon un gran imperio, que llegaba desde Irán hasta el Mediterráneo. Tras derrotar al emperador
bizantino, Alp Arslán incorporó Armenia, Georgia y Azerbaiyán a su imperio.
2
a él: se refiere al emperador.
3
rey de los persas y los curdos: se habla de dos de los pueblos sobre los que mandaba Alp Arslán. Quizá el autor menciona como
ejemplo a dos de los pueblos que le son más conocidos, o quizá no conocía la gran variedad de pueblos que había en su imperio.
4
emperador de los romanos: los romanos son aquí los bizantinos, que se consideran a sí mismos romanos, a pesar de que no
hablan latín (ni una lengua derivada del latín) sino griego. Recordemos que el Imperio Bizantino es la continuación del Imperio
Romano de Oriente.
5
baluarte: propiamente es una obra de fortificación que sobresale y que está situada en el encuentro de dos lienzos de muralla.
Aquí está en sentido figurado.
26
el empuje del Islam produjo una enorme conmoción, que se dejó sentir en todos los rincones de la Cristiandad,
pero los habitantes de los tristes restos del una vez poderoso imperio reaccionaron con ambigüedad ante los
hechos. La mayoría de las poblaciones ortodoxas1 del Mediterráneo oriental hacía ya tiempo que se habían
rendido al poder otomano. Es más, en las postrimerías del Imperio bizantino, el gran duque2 Lucas Notaras
había dicho que prefería que imperara en la «Ciudad» el turbante turco que la mitra del prelado católico. Con
ello reflejaba los sentimientos de muchos de sus correligionarios ortodoxos, ofendidos por los intentos de la
Cristiandad occidental de imponer con intimidaciones la supremacía papal, a cambio de la ayuda militar
ofrecida para hacer frente a la amenaza turca. Además, aún se recordaba con amargura el saqueo de Constantinopla de 1204, resultado del cambio de ruta de la Cuarta Cruzada3. En esta época, por lo menos, como estricta
seguidora de su propio «libro santo», la Biblia, la grey ortodoxa (pliroma4) podía esperar que, bajo el gobierno
de los turcos otomanos, se le permitiera practicar su fe sin ser constreñida ni presionada para que se sometiera
a la autoridad de los odiados latinos. De hecho la caída del Imperio bizantino se percibió, en gran medida,
como parte de un designio divino destinado a castigar los muchos y variados pecados de los ortodoxos. En
cualquier caso, no se creía que el yugo otomano fuese a durar mucho. Existía la creencia, muy extendida, de
que el fin del mundo llegaría al fin del séptimo milenio a partir de la Creación, lo que, de acuerdo con los
cálculos, caía en el año 1492.
Después de 1453, los otomanos consolidaron poco a poco su poder sobre las pocas zonas del mundo
griego que aún no estaban bajo su ámbito de influencia. El pequeño y aislado imperio de Trebisonda, situado
en las tierras de la orilla sureste del Mar Negro y establecido a consecuencia de la Cuarta
Cruzada, fue invadido en 1461. Rodas fue capturada en 1522, Quíos y Naxos en 1566, Chipre en 1571 y
Creta, conocida como la «Gran Isla», cayó en 1669, tras un asedio de veinte años. Las Islas Jónicas (con la
excepción de Léucade) se libraron en gran medida del yugo otomano. Corfú, la mayor de todas, jamás cayó en
manos del poder turco. Las islas quedaron subordinadas al poder veneciano hasta 1797, cuando fueron ocupadas por Francia y posteriormente por Rusia y Gran Bretaña, constituyendo un protectorado británico entre
1815 y 1864.
[R. CLOGG: Historia de Grecia, Madrid, Cambrigde University Press, 1998; p. 21-24]
Texto 16
[El aristócrata británico Lord Byron (1788-1824) apoyó en los últimos años de su vida la independencia de Grecia. En
1823 se unió a los insurgentes griegos que se habían rebelado contra los turcos. Aportó dinero y los griegos le dieron un
alto cargo en el ejército rebelde. Murió de enfermedad en 1824 sin haber intervenido en ninguna operación militar de
importancia, en la ciudad de Missolonghi (o Mesolongi –pronunciado «Mesolonyi»), una ciudad griega situada en la
costa norte de la entrada del golfo de Corinto. En las estrofas que ponemos a continuación –pertenecientes a su obra Don
Juan– se recuerda el pasado glorioso de Grecia y su lucha por la libertad en ese pasado, y se lamenta la situación presente
1
poblaciones ortodoxas: seguidores de una variante del cristianismo que se había separado de la iglesia de Roma (la Iglesia
Católica), variante a la que se conoce como Iglesia Ortodoxa (de Ïρhός, ‘recto’, y δόξα, ‘opinión’). Las disputas y la rivalidad
entre la Iglesia de Roma y la de Constantinopla (Bizancio), o sea, entre la iglesia latina y la griega, se originaron en época muy
antigua, al menos desde la división del Imperio Romano (Roma era la capital de la parte occidental, Constantinopla de la oriental). En el Primer Concilio de Constantinopla (381) se estableció que el Papa estaba por encima del patriarca de Constantinopla,
pero esto no fue totalmente aceptado por la iglesia bizantina. Durante los siglos siguientes hubo divergencias y disputas entre la
iglesia de Roma y la de Constantinopla, hasta que en el siglo XI (1054) se produce la separación definitiva. No sólo se separaron
los bizantinos, sino también los eslavos, que habían sido evangelizados por los bizantinos.
2
gran duque: alto cargo del Imperio Bizantino. En un principio era el comandante de la flota. En los últimos tiempos de Bizancio, era una especie de primer ministro.
3
Cuarta Cruzada: los cruzados, que se suponía que iban a Palestina a luchar contra los musulmanes, atacaron Constantinopla. El
emperador bizantino Isaac II Ángel había sido derrocado. Su hija estaba casada con el rey alemán Felipe de Suabia. Felipe de
Suabia y su cuñado Alejo, el hijo de Isaac II, pidieron a los cruzados que intervinieran en Bizancio para reponer en el trono a
Isaac II. Los cruzados se comprometieron a hacerlo a cambio de una gran cantidad de dinero (200.000 marcos de plata). Cuando
los cruzados sitiaron Constantinopla, para evitar que la ciudad fuera conquistada, los nobles de Bizancio repusieron en el trono a
Isaac II, que nombró coemperador a su hijo Alejo (Alejo IV). Los cruzados pidieron la recompensa prometida. Los emperadores
sólo pudieron conseguir la mitad, y a costa de impuestos y confiscaciones, que dieron lugar a un gran descontento popular.
Entonces los nobles depusieron a Alejo IV y mataron a Isaac II, y nombraron un nuevo emperador. Ante este hecho, los cruzados
conquistaron Constantinopla. Saquearon la ciudad y establecieron un reino franco (cruzado) en una parte del Imperio Bizantino.
Detrás de la conquista de Constantinopla estaban, al parecer, los intereses de los venecianos, a los que los bizantinos habían
quitado los privilegios comerciales de los que gozaban.
4
pliroma: en griego clásico es πλήρωμα, ‘muchedumbre’.
27
y se incita a los griegos a luchar para conseguir la libertad. En varias ocasiones, después de pedir que se luche por la
libertad, parece que se da marcha atrás y se pide que en vez de pensar en la libertad se piense en beber, pero después se
vuelve a pedir la lucha por la libertad, que es lo que al final prevalece.]
¡Las islas de Grecia, las islas de Grecia!
¡Donde la ardiente Safo1 cantó y amó,
donde nacieron las artes de la paz y de la guerra,
donde se levantaba Delos2, y surgió Febo3!
Eterno estío aún las embellece,
aunque todo, salvo su sol, haya desaparecido.
[...]
Las montañas contemplan a Maratón4,
y Maratón contempla el mar;
y meditando allí sólo una hora,
soñé que Grecia aún podría ser libre,
pues al estar sobre la tumba de los persas,
no podía considerarme a mí mismo esclavo.
[...]
¿Y dónde están todos? ¿Y dónde estás tú,
país mío? En tu costa silenciosa
el lay5 heroico ya no tiene melodía,
¡y ya no palpita el heroico pecho!
Y tu lira, tanto tiempo divina,
¿tiene que degenerar en manos como las mías?
[...]
¿No tendremos sino que llorar los días más felices?
¿No tendremos sino que ruborizarnos? Nuestros padres
sangraron. ¡Tierra! ¡Devuelve desde tu pecho
un vestigio de nuestros muertos espartanos!
¡De los trescientos6 no concedas más que tres,
para hacer una nueva Termópilas!
[...]
Aún te queda la pírrica danza7, pero,
¿dónde está la falange pírrica8?
1
Safo: famosa poetisa griega (siglo VII a.C.). Era de la isla de Lesbos. Destaca sobre todo por sus poemas amorosos referidos a
otras mujeres.
2
Delos: pequeña isla griega (menos de 5 km2), situada en el mar Egeo, en el archipiélago de las Cícladas. Era una isla sagrada,
consagrada a Apolo. Según el mito, allí nacieron Apolo y su hermana Ártemis. Allí tuvo su sede en un principio la liga formada
por Atenas y otros estados griegos a raíz de la segunda Guerra Médica (de ahí el nombre de Liga Délica).
3
Febo: sobrenombre de Apolo. En griego es ΦοÃβος, ‘brillante’. Apolo es dios de la belleza y de la luz (de ahí que se acabara
identificando con el sol). Es asimismo el dios de la profecía, y también el dios de la música y la poesía.
4
Maratón: población («demo», δ−μος) situada al noroeste del Ática, cerca del mar, junto a una gran llanura. En el 490 a.C. un
ejército ateniense, mandado por Milcíades, y en el que había también plateenses (de la ciudad beocia de Platea, vecina y aliada
de Atenas), derrotó al ejército persa, que había desembarcado en la bahía de Maratón.
5
lay: un lay es un breve poema medieval, para ser cantado, escrito en francés o en provenzal, que relata una leyenda o una
historia de amores. Aquí parece que simplemente tiene el sentido de «poema» o «canto».
6
trescientos: se refiere a los trescientos espartanos que se enfrentaron al ejército persa en las Termópilas y que murieron en la
batalla.
7
pírrica danza: antigua danza griega que imitaba un combate.
8
falange pírrica: la falange era el cuerpo de infantería pesada de la antigua Grecia. En general era la parte más importante del
ejército de tierra (la caballería y la infantería ligera tenían un papel secundario, aunque a veces importante). La «falange pírrica»
es, entonces, el ejército de Pirro, rey del Epiro. Pirro (319-272 a.C.) intervino contra los romanos y los cartagineses en favor de
28
De dos lecciones tales, ¿por qué olvidar
la más noble y la más viril?
Tienes los edictos que Cadmo1 te dio,
¿crees que los pensó para un esclavo?
[...]
¡Llena hasta el borde el cuenco con vino de Samos!
En la roca de Suli2, en la orilla de Parga3,
existe el vestigio de una estirpe
como la que parían las madres dóricas4;
y ahí quizá haya sembradas algunas semillas,
y a lo mejor pertenezcan a la sangre heracleidiana5.
[...]
Para la libertad no confíes en los francos6:
tienen un rey que compra y vende:
en las nativas espadas, en las filas nativas,
habita la única esperanza del valor,
pero la fuerza turca y el fraude latino7,
quebrarían tu escudo, por muy ancho que fuese.
[...]
Colocadme en la pendiente marmórea de Sunio8,
donde nada, salvo las olas y yo,
oigamos pasar nuestros mutuos murmullos;
allí, como el cisne, dejadme cantar y morir:
los griegos del sur de Italia y Sicilia.
1
Cadmo: fundador mítico de la ciudad de Tebas. Según el mito, era hijo de Agenor, rey de Tiro, y hermano de Europa, a la que
había raptado Zeus. Agenor lo envió a buscarla. El oráculo de Delfos le ordenó que dejara de buscarla, y que siguiera a una vaca
con la que se encontraría hasta que ésta se tumbara. Allí debía fundar una ciudad. La vaca se tumbó donde luego estaría Tebas.
Cadmo había enviado a sus compañeros a buscar agua. Un dragón los mató. Cadmo lo mató. Siguiendo lo que le mandó la diosa
Atenea, sembró la mitad de los dientes del dragón (los otros se los guardó Atenea). De los dientes nacieron hombres armados,
que se pelearon entre sí. Quedaron sólo cinco, los Espartos (de σπαρτός, ‘sembrado’). Estos cinco le ayudaron a construir la
Cadmea, la ciudadela de Tebas. [Los nobles tebanos se consideraban descendientes de ellos.]
2
Suli: pequeña comarca montañosa (por eso lo de «roca») situada en el noroeste de Grecia (en la provincia de Tesprotia, en la
región del Epiro). Los suliotas, pueblo en un principio de lengua albanesa, mantuvieron de hecho la independencia frente a los
otomanos cuando toda Grecia cayó en su poder. En el siglo XVIII los otomanos intentaron dominarlos. Lo consiguieron finalmente en 1803, después de una dura resistencia. La mayor parte de los suliotas supervivientes fueron dispersados por distintas
partes de Grecia. Muchos de ellos desempeñaron un importante papel en la Guerra de Independencia de Grecia.
3
Parga: localidad griega situada en la orilla del mar Jonio, frente a las Islas Jonias, en la provincia de Preveza (región del Epiro).
Estuvo en poder de los venecianos desde el siglo XV hasta el XVIII, momento en que cae en poder de Napoleón, que la entregó a
los austríacos. Luego pasará a poder de los británicos. En 1815 los británicos la entregan al Imperio Otomano. Los habitantes de
Parga no están de acuerdo on esto, y en 1819 la mayoría se marcha a Corfú, entonces en manos de Gran Bretaña.
4
madres dóricas: nueva referencia a los espartanos, que eran dorios.
5
sangre heracleidiana: los griegos antiguos consideraban a los dorios, entre los que estaban los espartanos, descendientes de los
hijos de Heracles.
6
francos: en Oriente a los cruzados se les llama «francos», porque buena parte de ellos procedían de Francia. Se les da también
el nombre de «latinos».
7
fraude latino: no está claro a qué se refiere. Quizá se refiera a lo ocurrido en 1815, cuando los europeos reconocieron las fronteras del Imperio Otomano, y por tanto el dominio turco sobre Grecia. O quizá, dado que habla de «francos» y «latino», haga referencia al comportamiento de los europeos occidentales con el Imperio Bizantino. En la Cuarta Cruzada, los cruzados (los «francos»), al no recibir el dinero que les habían prometido por restaurar en el trono al emperador Isaac II, conquistaron y saquearon
Constantinopla, y establecieron un reino franco (cruzado), lo que a la larga favoreció la conquista turca, pues Bizancio ya nunca
recuperará su antiguo poder. Después, cuando el Imperio Bizantino estaba a punto de caer totalmente en poder de los turcos otomanos, la ayuda de los europeos occidentales a los bizantinos fue escasa.
8
Sunio: cabo que forma la punta más meridional del Ática.
29
una tierra de esclavos nunca será la mía:
¡haced añicos lejos la copa de vino de Samos!
Tomado de la obra: BYRON(Lord): Poemas escogidos, Barcelona, Ed.Orbis, 1997 (selección y traducción de José
María Martín Triana); p. 78-83.
Texto 17
[El autor, en una obra que trata sobre la violencia en Europa tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, se ocupa en este
texto de ciertos hechos violentos que tuvieron lugar en Grecia. Realmente las luchas entre griegos comenzaron mucho
antes del fin de la ocupación que llevaban a cabo alemanes, italianos y búlgaros. De las organizaciones que surgieron para
luchar contra los ocupantes, la mayor era el EAM (Frente Nacional de Liberación), que tenía como brazo armado el
ELAS (Ejército de Liberación del Pueblo Griego). En el EAM/ELAS había resistentes de diversas ideologías, pero de
hecho lo dominaban los comunistas. El EAM/ELAS no sólo luchó contra los ocupantes sino que también se enfrentó con
otros grupos de resistencia, pues pretendía ser el único y obligar a todos los resistentes a unirse a él. Por su parte, diversos
grupos anticomunistas, entre los que destacaban los Batallones de Seguridad y que estaban apoyados por los ocupantes,
mantuvieron una dura lucha con el EAM/ELAS. En esa lucha ambos bandos se comportaban de forma muy violenta y a
menudo con gran crueldad, no sólo con los combatientes rivales sino también con la población civil. La liberación de
Grecia fue llevada a cabo por los británicos, y en ella el EAM/ELAS desempeñó un papel importante. Cuando Grecia fue
liberada, se formó un gobierno de unidad nacional, en el que participaban miembros del EAM. Ante la persecución a la
que se sometía a los comunistas, el EAM abandonó pronto el gobierno, que entonces intensificó esa persecución.
Comenzó una auténtica guerra civil entre el gobierno y los comunistas. El gobierno fue apoyado por Gran Bretaña, y
luego por los Estados Unidos. La Unión Soviética apoyaba a los comunistas, pero el apoyo era limitado, porque Stalin y
Churchill habían acordado que Grecia fuera zona de influencia británica. Su mayor apoyo provenía de los comunistas
yugoslavos, pero cuando Stalin y Tito rompieron, los comunistas griegos mantuvieron su fidelidad a la Unión Soviética,
y por ello perdieron el apoyo yugoslavo. La guerra terminó en 1949 con la derrota de los comunistas. En los años
siguientes los comunistas y sus partidarios sufrieron una dura represión, que se mantuvo, con mayor o menor intensidad,
hasta el fin de la Dictadura de los Coroneles (1974).]
Existen innumerables ejemplos de cómo la influencia de las fuerzas políticas dejó que las meras rencillas
personales se fueran de las manos. Sólo daré uno, el de la disputa familiar entre las familias Doris y Papadimitriu,
tal como la aclara el historiador Stathis N. Kalyvas.
En 1942 un joven pastor llamado Vassilis Doris se enamoró de Vassiliki Papadimitriu, una chica que
vivía en el pueblo de Douka en las montañas al oeste de Argos. Por desgracia, ella no le correspondía, y
en cambio se enamoró de su hermano Sotiris. Amargado, Doris decidió vengarse de ella. Les contó a algunos
militares italianos de la localidad que Vassiliki escondía armas, y en consecuencia los soldados fueron a su casa y le
dieron una buena paliza.
Al año siguiente, cuando el EAM llegó a la zona, la familia de Vassiliki se convirtió en un apoyo muy destacado. Ellos a su vez deseaban vengarse por lo que había hecho Doris, así que le denunciaron varias veces por traidor
a los oficiales del EAM. Al final, una de sus denuncias llegó al comité provincial del EAM. Para entonces era julio
de 1944, y el comité regional comunista había empezado su programa de limpieza de reaccionarios en la zona. En
consecuencia, Vassilis Doris y su hermano Sotiris fueron arrestados y conducidos a una cárcel del EAM en el
monasterio de San Jorge en Feneos. Una semana después, un guardia entró en las celdas y gritó 20 nombres,
incluidos los de Doris y su hermano. Les dijeron que iban a trasladarles al cuartel general de ELAS, pero en
realidad les harían marchar a la montaña hasta una cueva donde les degollarían.
Doris no era tonto, e imaginó lo que iba a pasarle. Mientras los componentes del grupo eran conducidos fuera
de la cueva de dos en dos, se las arregló para desatar sus manos, de modo que cuando le llevaron frente a sus
ejecutores pudo golpear a su guardián y echar a correr. A pesar de los disparos escapó montaña abajo y se encaminó hacia Argos. Al día siguiente de su huida, el ELAS ejecutó a su otro
hermano, Nikos, en represalia.
Varios meses después, tras la liberación, Doris cogió un arma y regresó a la zona con el propósito de vengarse
de Vassiliki Papadimitriu y su familia de una vez por todas. El 12 de abril de 1945 él y un grupo de amigos y
familiares mataron a Panayotis Kostakis, un pariente de la familia Papadimitriu que Doris creía que había participado en su denuncia al EAM. En respuesta , ese junio, dos hermanos Papadimitriu mataron al cuñado de Doris. En
febrero del año siguiente Doris y su grupo atacaron la casa de Papadimitriu y mataron a la madre de Vassiliki y a su
hijo pequeño Yorgos –y tres meses después también dieron caza y mataron a tiros a uno de los hermanos de
Vassiliki, a su cuñado y a su sobrina de tres años. En palabras de uno de los habitantes del pueblo, «Vassilis [Doris]
y Vasso [Papadimitriu] comenzaron todo el asunto; ellos sobrevivieron, pero todos los demás a su alrededor
fueron asesinados.»
Esta historia tan triste es un ejemplo perfecto de cómo la guerra y las fuerzas políticas que se impusieron en
un pequeño pueblo del Peloponeso, convirtieron un problema personal menor en un ciclo de violencia y asesinato.
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Si los ocupantes italianos de la región no hubieran actuado ante el malicioso chivatazo de Doris, es posible que con
el tiempo su resentimiento al verse rechazado por Vassiliki se hubiera diluido sin causar daño. Asimismo, si el
EAM no hubiera sobreactuado ante la denuncia igual de maliciosa de la familia de Vassiliki, la situación no hubiera
llegado a ser mortal. Y finalmente, si las autoridades locales hubieran arrestado a Doris después de la guerra en
lugar de darle carta blanca para cazar a sus enemigos, el ciclo de violencia podría haber parado en seco. Cuando
Doris y sus socios fueron por fin arrestados y juzgados, pretendieron alegremente que habían actuado por puro
patriotismo contra una familia de violentos revolucionarios del EAM. Esto es señal de lo exhaustiva que llegó a ser
la respuesta anticomunista en 1947 ya que, a pesar del evidente carácter personal de sus crímenes, Doris y sus
cómplices fueron absueltos.
LOWE, Keith: Continente salvaje. Europa después de la Segunda Guerra Mundial, Barcelona, Galaxia
Gutemberg/Círculo de Lectores, 2013; trad. de Irene Cifuentes; p.356-357.
Texto 18
[La UNESCO, a través de la revista El correo de la Unesco, hace un llamamiento para ayudar a los griegos que, debido
a la guerra civil, deben vivir en campamentos de refugiados, y especialmente a los niños. La UNESCO es la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (en inglés, United Nations Educational, Scientific and
Cultural Organization). Fue fundada el 16 de noviembre de 1945 con el objetivo de contribuir a la paz y a la seguridad en
el mundo mediante la educación, la ciencia, la cultura y las comunicaciones.]
Dentro del trágico cuadro general que ofrece Grecia, no hay, sin duda, espectáculo más lamentable que el que
ofrecen los niños refugiados, muchos de los cuales no han conocido siquiera otra forma de vida que la guerra y el
hambre.
Según el informe del Profesor Carneiro, 338.000 niños y niñas, la tercera parte de los cuales tiene menos de
seis años de edad, han emigrado de las provincias del Norte.
«Casi todos esos niños, con sus familias, están refugiados en campamentos o viviendas colectivas,» dice el Profesor Carneiro.
« El contacto personal que con ellos he tenido, así como otros datos, me han permitido ... apreciar toda la profundidad de su miseria
física y moral.»
« Su alimentación consiste únicamente en una pequeña ración de leche por las mañanas, y en sopa y pan durante el día. Debido
a la falta de espacio, viven apiñados con los adultos, en tiendas o habitaciones que alojan de 6 a 10 personas cada una.»
« Su extrema demacración, sus rostros pálidos y su expresión de terror producen una impresión terrible. Desde la mañana hasta
la noche, esos niños fantasmas vagan hambrientos, descalzos, alrededor de sus campamentos, vestidos de harapos, y las personas
mayores les dirigen impotentes miradas llenas de compasión. »
Los huerfanitos y niños abandonados son recogidos por la Organización de S.M. la Reina de Grecia, encargada de su asistencia. Esta Organización se ocupa de 18.000 niños, que están instalados en 52 colonias (Paidópolis).
«Se siente uno conmovido », añade el profesor Carneiro, « al ver la transformación física y mental de los niños que ingresan
en esas colonias.»
Hablando en general del problema de los refugiados y de sus repercusiones, el Profesor Carneiro señala la
extraordinaria dificultad de las condiciones económicas con que tropieza el Gobierno griego.
«El número total de hombres, mujeres y niños refugiados... asciende a unos 700.000, o sea el 10% de la población », declara.
«El resultado inmediato de su éxodo ha sido una profunda depresión económica... que ha empobrecido en la totalidad del país
aproximadamente a 1.000.000 de habitantes.»
«En conjunto, el 34 % de la población vive hoy a cargo del presupuesto nacional... lo cual hace evidente la imposibilidad de que
Grecia resuelva por sí sola este problema con sus propios recursos financieros.»
«El mantenimiento de esos 700.000 refugiados ha costado hasta ahora al gobierno griego una suma equivalente a 85.000.000
de dólares1. Si esta situación hubiera de continuar, cabrían escasas esperanzas de asegurar una asistencia internacional que pudiera
salvar a Grecia de una catástrofe irreparable.»
«La situación política permite esperar que los refugiados podrán poco a poco volver a sus campos y a sus aldeas. Pero este proceso
habrá de ser en extremo costoso. En general, los refugiados volverán a “tierras devastadas”, y habrá que darles nuevos hogares, ganado,
dependencias en las granjas, ropa y aperos agrícolas. Hasta la próxima cosecha, el Estado tendrá que alimentarles.»
« Para llevar a cabo la reinstalación se requiere en total una cantidad de 138.000.000 de dólares. Tales son las proporciones del
problema económico y financiero que ha de resolver el Gobierno griego, que tiene, ademas, que darle la más rápida solución posible para
no encontrarse ante una situación todavía más grave. Los fondos del Plan Marshall comprenden ya una suma de 50.000.000 de
dólares como reserva para este objeto, pero faltan aún 93.000.000 de dólares.»
« Sería vano que se intentase mejorar la situación actual en Grecia desde el punto de vista cultural y educativo antes de que se
haya producido un resurgimiento material del conjunto del país », dice el Profesor Carneiro. « Si la Unesco quiere hacer algo útil
1
85.000.000 de dólares: tengamos en cuenta que un dolar de 1949 equivale más o menos a 10 dólares en 2015.
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tiene que obtener ante todo de las Naciones Unidas y de sus Instituciones Especializadas la asistencia necesaria para equipar de nuevo
técnicamente y reorganizar la producción agrícola e industrial en Grecia. »
«La crisis griega, debida a los acontecimientos internacionales que han afectado trágicamente la vida política y económica del país
desde 1940, no se resolverá sin la asistencia de un mundo consciente de sus deberes. »
« En nombre de la cultura, la Unesco debe lanzar ese llamamiento al mundo entero, pidiendo que se ayude a los niños griegos »,
concluye el Profesor Carneiro. « La Unesco es una organización cultural, y no necesita, por tanto, mejores patronos para esa
empresa que el glorioso recuerdo de las grandes figuras que dieron en Grecia vivo impulso al arte, a la filosofía y a la ciencia.»
« La Unesco ha de recordar a los niños del mundo entero, que todos los días se deleitan leyendo los cantos de la Ilíada y de la
Odisea, o contemplando la belleza de la escultura griega, que aprenden sus primeras lecciones de geometría o de astronomía, o que
reviven los debates de la Academia o del Liceo, que la fuente en que apagan su sed es esa misma Grecia que ahora les pide un ademán
de gratitud y de amistad. »
«Hay que ayudar a los refugiados griegos antes del invierno», El Correo de la Unesco. Nº 9. Octubre 1949, París,
UNESCO; p. 11.
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