EN LA ROCA - Teatro Español

Anuncio
EN LA ROCA
De Ernesto Caballero
Dirección: Ignacio García
DOSSIER DE PRENSA
TEATRO ESPAÑOL
SALA PEQUEÑA
A partir del 10 de diciembre de 2009
De martes a sábados a las 20.30 h.
Domingos a las 19 h.
Precio: 16 euros
Martes y miércoles 25% decuento
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
1
EN LA ROCA
Texto de Ernesto Caballero
TEATRO
Dirección: Ignacio García
Desde el 10 diciembre hasta el 24 de enero de 2010
Intérpretes:
Eloy Azorín
Guy
Chema León
Kim
Equipo artístico
Escenografía
Nicolás Bueno
Vestuario
Patricia Hitos
Iluminación
Paco Ariza
Diseño de sonido
Mariano García
Asistente de dirección
Jesús Miguel Pérez
Ayudante de dirección
Antonio Castro
Producción del Teatro Español
Equipo artístico de En la roca
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
2
El dramaturgo y director de escena Ernesto Caballero (autor de textos como
Auto y que ha dirigido montajes como La tortuga de Darwin o Sainetes de
Ramón de la Cruz) se adentra en el apasionante mundo del espionaje de la
Europa de Entreguerras, a través de una anécdota histórica ubicada en la
Guerra Civil española.
Así, el autor arranca en el Hotel Rock de Gibraltar, una cálida noche de verano
de 1937. Guy Burges ha viajado hasta el Peñón para comunicar a su amigo
Harold Adriam Kim Philby su próxima misión: asesinar al general Franco.
Burges y Philby son dos jóvenes aristócratas británicos, educados en
Cambrigde, en la flor y nata del Imperio. El primero es locutor de la BBC y el
segundo es corresponsal del diario The Times, durante la Guerra Civil
Española. Pero en realidad, ambos trabajan como espías al servicio de Moscú.
Para Ignacio García, director de escena de teatro, ópera y zarzuela éste es un
“magnífico texto teatral lleno de elementos apasionantes”, que por encima del
contexto espacial e histórico, es un viaje emocional de dos jóvenes combativos
llenos de contradicciones.
Traducido al inglés fue objeto de una lectura dramatizada en Londres, pero
ésta es la primera vez que En la roca se representa en un escenario.
Maqueta de la escenografía
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
3
NOTA DE AUTOR
El joven periodista británico Harold Adrian “Kim” Philby, enviado especial del
diario Times a España durante la Guerra Civil, en realidad trabajaba como
agente informador para los servicios secretos soviéticos. Estos decidieron,
como método expeditivo para acabar con la rebelión de los militares
insurgentes, atentar contra la vida de su máximo cabecilla: el general Franco.
El brazo ejecutor habría de ser el propio “Kim”. Su amigo Guy Burguess, locutor
radiofónico de la BBC, e igualmente espía al servicio de Moscú, fue el
encargado de notificarle la misión una cálida noche de verano en el hotel The
Rock de Gibraltar...
A partir de esta anécdota histórica, me he permitido especular dramáticamente
acerca de las peripecias vitales de dos personajes que fueron testigos de
excepción de nuestra guerra civil. Su condición de espías fuertemente
ideologizados en los presupuestos del comunismo soviético y, por otra parte,
su procedencia de la alta burguesía británica, me ha parecido un sugerente
punto de partida para realizar una oportuna reflexión sobre las convulsas
circunstancias que sacudieron la escena europea durante la década de los
años treinta.
La mirada de dos jóvenes extranjeros implicados, cada uno a su modo, en
nuestra contienda fratricida, y el hecho de que este autor pertenezca a una
generación que no vivió aquella guerra, me procuran cierta confianza a la hora
de haber sido capaz de ofrecer una insólita revisión de una parte de nuestra
historia que se halle alejada de presupuestos sectarios muy poco productivos
tanto en el ámbito del ejercicio histórico como en los de la creación que,
desgraciadamente, no son poco frecuentes.
Sin embargo, En la Roca, antes que nada habla de las vicisitudes de dos
personajes: sus miedos, ilusiones, desengaños,…en el encuentro de dos
amigos que asisten, como enfrentados en un espejo a su propia imagen, al
temporal de sangre y destrucción que sembraron en su día los totalitarismos
supuestamente emancipadores. Creo oportuno reflexionar sobre esta cuestión
hoy en día.
Ernesto Caballero
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
4
NOTA DEL DIRECTOR
En la Roca es un magnífico texto teatral lleno de elementos apasionantes, uno
de esos textos que cuando te caen en las manos no puedes hacer otra cosa
que engancharte a él por múltiples motivos. Por la fantástica situación que se
plantea, por el conflicto entre lo público y lo privado, entre el deber para con la
historia y las dudas del individuo, por la reflexión sobre la capacidad de cambiar
el mundo en el que vivimos y reaccionar ante la tiranía y la injusticia. Es un
texto de hoy sobre una historia de siempre: la de quienes aniquilan por la
fuerza el derecho de un pueblo a decidir y la de quienes tienen en su mano la
posibilidad de intervenir para detener esos atropellos. Un texto que se
cuestiona, entre otras tantas cosas, la legitimidad del tiranicidio en un contexto
extremo como una guerra.
Pero si todo esto es de una teatralidad latente y vigorosa, la mirada que hay
sobre ello es también fabulosa al ponerse en la piel de los protagonistas, dos
personajes fascinantes y llenos de recovecos: el joven periodista británico
Harold Adrian “Kim” Philby, enviado especial del diario Times a España durante
la guerra civil; y su amigo Guy Burguess, locutor radiofónico de la BBC, ambos
espías al servicio de Moscú. Dos testigos de excepción de esa realidad
histórica que viven desde dentro con sus miserias, pero a la vez observan
desde un mirador que les otorga una panorámica distanciada y fría.
Es la historia de dos extranjeros en el tiempo y en el espacio. Dos jóvenes
impulsivos e idealistas que desde otro lugar y otro tiempo viven el mundo que
es y el que podría haber sido. Recorren la duda sobre su intervención y sus
consecuencias en la realidad que están viviendo. The Rock, en Gibraltar, es
una metáfora de un lugar que está más allá de todo, que no se rige por las
reglas y leyes de ningún lugar porque no pertenece a nadie, al menos en
espíritu. Es un lugar siempre extranjero que permite la distancia y la paz para la
reflexión en un contexto de barbarie. Ese lugar en el escenario lo representa la
terraza de un lujoso bar de un hotel sobre el estrecho, por el que poco a poco
se cuelan furtivos los sonidos y el polvo de la guerra que se desarrolla a pocos
kilómetros.
En verano de 1937, apenas un par de meses tras el bombardeo de Gernika, y
pocas semanas después de que los alemanes bombardearan desde el mar la
ciudad de Almería, en este lugar, The Rock, se reúnen un informador y su
contacto con la cúpula de Moscú. Tras descartar el gobierno de la república
declarar la guerra a Alemania y ampliar así el conflicto a una dimensión
internacional para obligar a las demás naciones europeas a posicionarse,
Moscú decide que acabar con el dictador es una manera de evitar la ascensión
de los movimientos fascistas en Europa. Para ello se elige a uno de estos
jóvenes, preparado, convencido de su misión e infiltrado como periodista
favorable a Franco en sus informaciones.
Pero En la roca, por encima de ese contexto espacial e histórico, de la
ideología y de la política, lo que hay fundamentalmente es un viaje emocional
de dos jóvenes combativos llenos de contradicciones. Sus dudas y sus
enfrentamientos les llevan de la euforia por la acción, de la excitación de las
armas y su protagonismo en la contienda a sus miedos, sus preocupaciones y
su resignación ante la incapacidad del individuo de cambiar la historia.
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
5
En nuestro montaje esta es la idea fundamental: dos grandes actores peleando
en esa noche con sus palabras y emociones para tratar de mejorar un mundo
que se resiste a hacerlo. Provenientes de un mundo burgués tan sofisticado y
convencional en la palabra y el gesto, utilizan éstos para combatir en otro frente
y en otro bando en esta ocasión. El silencio y la discusión son los elementos
que hacen que el tiempo y el espacio se diluyan y ese conflicto particular pase
a ser una metáfora de todos los impulsos que se oponen a la tiranía y que tanto
cuesta llevar adelante.
El entorno aparentemente realista de esa terraza deliciosa sobre el estrecho en
una noche de verano se convertirá a lo largo de la función en un mirador no de
un mar calmo sino de un mundo entero en guerra. La Europa de 1937 que se
mira desde su extremo, es un campo de batalla en el que en España ya se
combate contra el totalitarismo mientras el resto del continente está velando
armas y preparando la barbarie. Y ahí están ellos dos, Kym y Guy, Philby y
Burgess, dos de los miembros del grupo de Cambridge bebiendo una botella de
whisky en un Piano bar donde ya todos se han marchado hace mucho.
Ignacio García
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
6
ARTÍCULOS DE PRENSA RELACIONADOS:
EL PAIS, 19/10/2008
La vida loca de un espía múltiple
Artículo de Jordi Soler
Trabajó para el MI6, el KGB y la CIA. No sucesivamente, sino a la vez. El
británico Kim Philby fue el agente total. Espió a todos y para todos desde que,
de estudiante en Cambridge, decidió hacerse comunista. Murió en Moscú como
un héroe nacional.
En 1930, mientras preparaba un examen de historia a fuerza de cigarrillos y tazas de
café, Kim Philby tomó una importante decisión que lo convertiría, años más tarde, en
el espía más competente del mundo. Envuelto en humo, Philby decidió que sería
comunista; estaba en el reading room del Trinity College, en Cambridge, y aquella
decisión, como una onda expansiva, fue tocando por etapas a tres de sus colegas que,
junto con él, pasaron a las páginas oscuras de la historia inglesa como los espías de
Cambridge, un cuarteto que durante la guerra fría espió y contraespió a un nivel que
influyó de manera determinante en la geopolítica de la época.
El 2 de febrero de 1978, cuando ya Kim Philby vivía en Moscú, refugiado de la ira del
Gobierno inglés, el diario The Times, refiriéndose con sorna al libro My silent war,
donde Philby cuenta sus escandalosas memorias de espía, publicaba lo siguiente: "El
libro de Philby fue escrito en Moscú, cuando terminó su doble vida y ya no era capaz
de combinar el placer de vivir en el mundo libre con la satisfacción masoquista de
trabajar en secreto para destruirlo". Para compensar la poca simpatía que generaban
en Inglaterra las memorias de su amigo, el escritor Graham Greene, que había sido
jefe de Philby cuando ambos trabajaban en el servicio secreto británico, declaró: "My
silent war es muchísimo más apasionante que cualquier otra novela de espionaje que
yo sea capaz de recordar".
Como todo biógrafo de sí mismo, Philby no evitó la tentación de retocar los pasajes
más vistosos de su vida; esas licencias literarias que tanto entusiasmaban a Graham
Greene han traído de cabeza durante décadas a sus biógrafos, que, hasta hace pocos
años, con la desclasificación de documentos de los archivos del KGB, empezaron a
localizar la punta de esa maraña que fue su vida llena de espionajes, traiciones y
contraespionajes que, por citar un ejemplo que nos interesa, en 1937 trajo a Philby a
España con una misión secreta que pudo cambiar radicalmente el rumbo de la Guerra
Civil.
Kim se llamaba en realidad Harold Adrian Rosell Philby, su apodo no tenía que ver con
el protocolo del espionaje, en cuyo mundillo ostentaba el alias Söhnchen, sino con la
excentricidad de su padre, Harry Saint John Philby, que lo llamaba así por un
personaje de novela de Rudyard Kipling, que era un joven indoirlandés que espiaba
para el Gobierno de Inglaterra, en la India, en el siglo XIX; un dato crucial para ilustrar
cómo un mote puede forjar, o torcer, un destino.
Kim Philby nació en India, en Punjab, durante la ocupación británica, porque Harry
Saint John vivía ahí, era un diplomático inglés que, fascinado por el entorno, se había
ido reconvirtiendo en explorador y orientalista, y cuando el entorno finalmente se le
subió a la cabeza, se convirtió al islam, se casó con una musulmana y se reconvirtió
de nuevo en consejero del rey de Arabia Saudí cuando ya su hijo Kim era estudiante
en Cambridge y perseguía el destino que involuntariamente le había trazado Kipling.
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
7
El fruto inmediato de aquella decisión, tomada mientras estaba aislado del mundo por
el humo de sus propios cigarrillos, fue un viaje a Austria en 1933, con el irreprochable
objetivo de combatir personalmente el rampante fascismo que hervía en la zona;
siguiendo la recomendación de un colega, llegó a Viena a casa de los Friedman, una
familia capaz de encauzar su ardor combativo; Litzi, la hija, le preguntó cuánto dinero
llevaba; "le dije que cien libras, que esperaba que me duraran el año que pensaba
pasar en Viena", cuenta Philby. Litzi hizo sus cálculos y anunció: "Eso nos deja un
excedente de 25 libras que puedes donar a la Organización Internacional para la
Ayuda de los Revolucionarios; lo necesitamos desesperadamente".
La determinación de Litzi volvió loco a Kim y aquel momento -que terminó en un acto
sexual en el traspatio de la casa, con los dos encima de un túmulo de nieve- produjo
esta línea, evidentemente retocada: "Comprendo que esto pueda sonar fantasioso,
pero una vez que te acostumbras, la nieve resulta bastante cálida". Kim y Litzi
trabajaron durante meses en esa organización donde habían ido a parar las 25 libras,
hasta el día en que recibieron información sobre el peligro que corría Litzi, que además
de comunista era judía, si permanecía en Viena. Sin perder el tiempo, ni la perspectiva
de aquellos actos tórridos que fundían la nieve, Kim se casó con ella y se la llevó a
Londres para ponerla a salvo. Lo primero que hizo Litzi fue ir a ver a Edith Tudor-Hart,
una fotógrafa, también comunista y vienesa que trabajaba en secreto para la
inteligencia soviética, y que en 1934 los recomendó para su reclutamiento en la NKVD,
la KGB de entonces.
Kim fue llamado a Moscú y ahí pasó casi tres años aprendiendo las técnicas del espía
y recibiendo un maquillaje vital para convertirse en un fascista convincente; durante
esos años dictó conferencias en Inglaterra donde hacía verdaderas apologías del
fascismo y se convirtió en editor de una revista que apoyaba abiertamente el proyecto
de Hitler; todo ese maquillaje fascista incluía también borrar su pasado de joven
comunista inglés, y eso pasaba inevitablemente por la desaparición de su relación y de
su historia de amor con Litzi Friedman.
Reconvertido en fascista notorio, Kim Philby comenzó a trabajar en el diario inglés The
Times y pronto consiguió que lo enviaran como corresponsal a la guerra civil española,
montado en una compleja esquizofrenia de periodista inglés con inclinaciones
fascistas, que era técnicamente un espía ruso. Los artículos de Philby en The Times
eran percibidos como los más profranquistas de la prensa inglesa. En diciembre de
1937 iba persiguiendo una noticia en Teruel, a bordo de un automóvil que compartía
con otros tres corresponsales, cuando un bombazo dejó hecho cisco el vehículo y sin
vida a sus tres colegas; Philby quedó malherido, pero se recuperó y en unos días ya
estaba en pie, recibiendo de manos del mismísimo general Franco la Orden del Mérito
Militar de España, una condecoración que se le imponía no por sus encendidos
artículos, sino por el opinable mérito de no haber muerto en el bombazo.
Ésta fue toda la historia que hubo de Kim Philby durante más de seis décadas en
España, hasta que en noviembre de 2001, en esa desclasificación de documentos del
KGB apareció uno donde se explica cómo un intermediario británico, siguiendo
órdenes de Nicolai Lejov, jefe de la policía secreta soviética, entró en contacto y
posteriormente envió a España a un joven inglés "periodista, de buena familia,
idealista y fanático antinazi", disfrazado de corresponsal, con la misión de asesinar al
general Franco; al lado de la descripción del "joven inglés" hay una anotación a mano:
"prob. Philby" (probablemente Philby). Lo siguiente que se sabe de Kim fue que The
Times, aprovechando su furibunda germanofilia, lo transfirió a Berlín, desde donde
siguió mandando encendidos artículos hasta el comienzo de la II Guerra Mundial.
Philby regresó a Londres convertido en una autoridad en el conflicto y, pese a su perfil
profascista, o quizá por esto, fue reclutado por el MI6, el servicio secreto británico.
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
8
Con aquella maniobra, Kim, alias Söhnchen, quedó convertido en un agente doble que
trabajaba para los servicios secretos rusos mientras fingía trabajar para la inteligencia
inglesa. Meses después de su reclutamiento en el MI6 fue nombrado jefe de espionaje
de la sección V, un territorio que comprendía España, Portugal, Gibraltar y el norte de
África. Sus espionajes ingleses, en el fondo contraespionajes rusos, tuvieron tal
relevancia que el MI6 diseñó una sección especial a la medida de su espía estelar, la
sección IX, que, basada en el perfil pro-Hitler de Philby, que en el fondo era pro-Lenin,
tenía una orientación antisoviética, orientación que en manos de Kim era francamente
prosoviética.
El rotundo éxito de la sección IX convirtió a Philby en el espía más reputado del orbe,
cuando en realidad todo lo que hacía era administrar la información que obtenía desde
su privilegiada posición de agente doble, y resistir con elegancia el estrés que le
producía estar mofándose permanentemente del mundo occidental. A esas alturas de
su vida, Kim Philby se había casado por tercera vez; a la tensión nerviosa propia de su
oficio sumaba la de ocultar su verdadero quehacer a sus mujeres, y había comenzado
a beber desaforadamente para granjearse un poco de paz interior. En 1949, Philby
amplió todavía más su desmesurado horizonte laboral al aceptar un trabajo de asesor
en el Pentágono, en el departamento de inteligencia que se convertiría después en la
CIA.
La vida en Washington, con la flor y nata del poder occidental, le permitió coordinar a
dos de sus viejos colegas de los espías de Cambridge: Burguess y MacLean, que
también eran espías soviéticos, para que enviaran información a Moscú sobre el
proyecto atómico, un secreto de Estado del que Philby, en su calidad de superasesor,
estaba perfectamente al día. Mientras coordinaba a sus colegas, Philby rizaba aún
más el rizo: contraespiaba para los rusos y recontraespiaba espías de la CIA para los
ingleses. Gracias a la información de Kim, que en Moscú era Söhnchen, el Kremlin
conoció durante años al detalle el secreto mejor guardado de la contraparte de la
guerra fría.
Unos meses después de la llegada de Philby a Washington, el trío de Cambridge
estuvo a punto de ser descubierto porque MacLean, que bebía más desaforadamente
que Philby, había hablado de más en un bar y, de un día para otro, la inteligencia
soviética les había avisado de que el FBI había comenzado una investigación; en una
maniobra que incluyó automóviles, avionetas, lanchas a motor, y una colección de
pelucas, bigotes postizos y tacones de aguja, Kim Philby desapareció del mapa
occidental a sus dos compañeros, que aparecieron años después, gordos y
sedentarios, en Moscú. La investigación del FBI siguió su curso, no contra Philby, que
tenía el aura de funcionario intachable, herméticamente leal a Estados Unidos, sino en
su entorno, que era inmenso y llegaba hasta el estudio del novelista Graham Greene,
que en sus tiempos de espía en África se llamaba "Agente 59200" y que para librarse
de la sombra de su amigo Philby, que empezaba a ser notoria en sus novelas de
espías, declaró: "¿De qué se me acusa?, ¿de escribir sobre la posibilidad de usar
mierda de pájaro como tinta secreta?".
Tanto averiguó el FBI sobre el entorno de Philby que un buen día pidió autorización al
MI6 para interrogarlo, el Gobierno británico no lo permitió y en un gesto protector, que
hoy puede leerse como un chiste, regresó a Londres al mejor de sus espías
antisoviéticos, que era también el mejor espía soviético. En su nueva vida de
celebridad británica, Philby se reencontró con Anthony Blunt, el cuarto espía de
Cambridge, que había trabajado por su cuenta para la inteligencia soviética y que fue
descubierto por el servicio secreto británico en 1963. Para evitar la cárcel que le
correspondía, Blunt, al parecer, delató a su viejo amigo Philby, que desapareció de
Londres y reapareció años después en Moscú, casado con una rusa de nombre Rufina
y reconvertido en burócrata del KGB. Ahí escribió sus memorias, gozó del estatus de
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
9
héroe nacional y murió tranquilo en 1988. Las tres condecoraciones que recibió en
vida pintan al personaje: a la que le dio Franco hay que sumar la de Caballero de la
Orden del Imperio Británico, y la Orden de Lenin. Para conmemorar la muerte de tan
ilustre patriota, la URSS puso su rostro en un sello postal.
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
10
EL CULTURAL, 13/05/2004
Artículo de Rafael Nuñez Florencio sobre el libro de Miranda Carter
“Anthony Blunt. El espía de Cambridge” (Tusquets Barcelona 2004)
El 15 de noviembre de 1979 la primera ministra británica, Margaret Thatcher,
desvelaba solemnemente en sede parlamentaria la identidad del “cuarto hombre” de la
red de espionaje al servicio de la Unión Soviética que se conocía como círculo de
Cambridge: era nada menos que sir Anthony Blunt, prestigioso historiador del arte,
asesor de la Reina en este campo y uno de los más reputados miembros de la elite
intelectual.
¿Qué es lo que había llevado a un personaje como Blunt, investigador y erudito,
profesor reconocido internacionalmente, hombre de gustos selectos y modales
exquisitos, a embarcarse en aquella aventura y, por decirlo en los términos brutales de
la prensa tabloide, a “traicionar a su patria”? Más aún, en la medida en que no era el
único caso, ¿cuáles eran las razones por las que un distinguido sector del
establishment había seguido la misma trayectoria? A contestar esta pregunta, más allá
de descalificaciones y maniqueísmos, se consagra esta minuciosa investigación de la
periodista e historiadora Miranda Carter.
Empieza, como no podía ser menos, por el ambiente familiar y educativo en la
Inglaterra de comienzos del siglo XX, profundamente marcada por el espíritu
victoriano.
En efecto, si algo puede llamar la atención del lector es paradójicamente la catarata de
acontecimientos previsibles que jalonan la formación sentimental e intelectiva del joven
Blunt, hasta constituir un friso de lugares comunes. Hallamos así a la arquetípica
familia inglesa de clase media, devota y austera (el padre, estricto pastor evangélico)
que educa a sus hijos en la moral pía y adusta, la absoluta contención y el
sometimiento. Encontramos después el no menos típico colegio caracterizado por su
rigidez extrema, helados dormitorios colectivos, ausencia total de intimidad y pesadas
bromas de los veteranos.
La respuesta a ese medio del Anthony Blunt inmaduro no se aparta un ápice de lo
predecible: devoto de su madre, cuando no estaba ante ella “bebía, fumaba, era
implacablemente antirreligioso, homosexual sin ambages y contrario a la moralidad y
los valores maternos”. En la misma medida, el represivo ámbito escolar, que se
prolonga luego en la Universidad de Cambridge en “un clima asfixiante de ventanas
cerradas, persianas echadas y velas casi consumidas” convierte la sensibilidad
exacerbada del joven estudiante en un reducto inaccesible a las miradas ajenas.
Todos los sentimientos, y no digamos las efusiones, quedan bajo llave. A cambio, se
da rienda suelta a una peculiar promiscuidad elevada a la categoría intelectual de “alta
sodomía”.
En ese marco se despierta la precoz atracción de Anthony Blunt hacia el arte en
general y la pintura europea en particular, tanto clásica como moderna, con dos
nombres señeros (Poussin y Pablo Picasso), a los que guardará fidelidad en forma de
rendida admiración toda su vida. Llega a ser con apenas veinte años un protegido de
Bloomsbury: de la mano de George Rylands, traba contacto con Michael Redgrave,
Julian Bell y, posteriormente, John M. Keynes y Lytton Strachey. Un grupo, se subraya
en el libro, en el que no era el menor de los atractivos la vivencia de una
homosexualidad sin trabas y sin complejos aparentes. Este aspecto, según la autora,
no deja de tener un innegable peso específico en la trayectoria completa de Blunt,
hasta el punto de que es también determinante en el conocimiento del hombre que le
cambiaría la vida: Guy Burgess.
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
11
Burgess, un chico de dieciocho años cuando llega al Trinity procedente de Eton,
representaba para Blunt todo lo que admiraba: “irreverente, divertido, rápido y listo”,
también “promiscuo hasta la temeridad”, no podía dejar de entusiasmar a un carácter
contenido, discreto y educado como el suyo, irremisiblemente atraído siempre por las
personalidades avasalladoras. En unos momentos, en torno a 1933-34, en los que se
desvanecía su fe en Bloomsbury, personalidades avasalladoras. En unos momentos,
en torno a 1933-34, en los que se desvanecía su fe en Bloomsbury, Blunt, hasta
entonces ajeno a la política, encuentra gracias a Burgess y otros compañeros (Kim
Philby, Donald Maclean) una fe alternativa: el marxismo. Los cuatro nombres citados
constituirán el famoso círculo de Cambridge.
Lo que supuso esa doctrina para los jóvenes británicos de la época es difícil de
resumir en pocas palabras, pero Miranda Carter realiza un brillante ejercicio de
síntesis. En términos simplificados, el marxismo proporcionaba respuestas y
tranquilidad pero, más aún, se adecuaba a las profundas necesidades psicológicas de
aquellos clasistas satisfechos y avergonzados a un tiempo. El gran atractivo de
afiliarse al partido comunista era la vaga idea de expiación o sacrificio para conseguir
la redención o, en términos individuales, la manera de lograr la autorrealización
personal mediante la renuncia a uno mismo.
Las coordenadas políticas de la época hicieron el resto: avance imparable de los
fascismos en Europa, actitud pusilánime de las democracias (lo cual fomentaba la
mala conciencia de los engagés) y, sobre todo, el impacto de la guerra civil española,
a la que la autora dedica páginas manifiestamente mejorables, por los errores de bulto
que acumula en pocas líneas. Pero, en fin, el caso es que todos esos acontecimientos
dibujan un panorama en el que la Unión Soviética aparece a la vez como gran víctima
y única esperanza de salvación. El inminente estallido de la guerra, con Hitler como
incontenible amenaza mundial, no dejaba lugar para dudas o sutilezas. La mejor
contribución que podía esperarse de ellos, teóricos e intelectuales, si no tenían el
arrojo de John Cornford (mártir de la guerra de España), era -¿qué menos?- infiltrarse
en los despachos y servicios del propio país para informar, no al enemigo, sino al
bando de la justicia y de la razón. Auden, la cabeza visible de los escritores
concienciados, clamaba contra ese mundo -el suyo- timorato y decadente, el de las
apocadas democracias burguesas.
En 1937 Blunt dio el paso que se esperaba de él: aceptó trabajar en secreto para los
soviéticos. Pese a todo, Carter sostiene que no está claro que Blunt “supiera en qué se
estaba metiendo”, una afirmación que no trata de exonerarle de sus obvias
responsabilidades, sino más bien de reflejar fielmente las oscuridades y balbuceos del
personaje.
De hecho, la gran paradoja de este libro documentado y meticuloso hasta el cansancio
es que la autora es consciente de que, pese a la acumulación de datos, el personaje
termina escurriéndose sin remedio. La gran pregunta -¿por qué aceptó ser agente
soviético?- sigue siendo en el fondo una incógnita que muy probablemente “ni siquiera
él habría podido despejar de manera satisfactoria”. Y algo similar podría decirse de
otras facetas de Blunt, un hombre que dedicó todas sus energías e inteligencia a
ocultarse tras su actividad intelectual, como su admirado Poussin. Su vida tiene todos
los ingredientes morbosos -y este libro los desmenuza sin delectación pero también
sin ocultamientos- que apasionan al público, pero él mismo aparece como una figura
fría, imperturbable, irritantemente enigmática.
El espía que amaba el arte Anthony Blunt (1907- 1983) fue el más aristocrático de los
espías de Cambridge que espiaron para la Unión Soviética desde la década de los 30
hasta los primeros años de los 50. Era pariente lejano de la reina y tenía a su cargo las
colecciones artísticas de la familia. Consiguió una gran reputación internacional como
experto en arte francés, y fue director del Courtauld Institute y profesor de Historia del
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
12
arte en la Universidad de Londres. Fue ordenado caballero
en 1956.
Nacido en Bournemouth, hijo de un clérigo, pasó parte de su infancia en París, una
experiencia que le marcaría de por vida. Su carrera estudiantil en Cambridge fue más
que brillante. En 1939 se unió a la armada británica, y sirvió como oficial en Francia
hasta que fue invadida por los alemanes. De vuelta en Inglaterra fue trasladado al
Servicio Secreto M15. A menudo se sentó en el Comité de Inteligencia, tuvo acceso a
los informes de los servicios secretos y estaba en la lista de distribución del material
Ultra, que detallaba los códigos alemanes descubiertos por los británicos, material que
hizo llegar al KGB. Tras la guerra dejó el espionaje para centrarse en su carrera
artística.
Pero en 1963 un americano, Michael Straight, a quien Blunt había intentado reclutar
sin éxito, reveló su identidad al M15. Le ofrecieron inmunidad a cambio de que contase
todo lo que sabía sobre el KGB.
Sin embargo, alguien en el M15 reveló todos los detalles de su historia, a excepción de
su nombre, al escritor Andrew Boyle, quien publicó en 1979 el libro The Climate of
Treason. El protagonista se llamaba Maurice. El escándalo provocado por el libro llegó
a la Cámara de los Comunes, que exigió conocer la identidad de aquel Maurice.
Margareth Thatcher desveló la x de la ecuación, lo que aumentó el eco del escándalo.
Blunt fue inmediatamente despojado de sus privilegios y murió tres años después,
repudiado y en desgracia.
Objetivo: Franco
A finales de 1920, la NKVD (policía secreta de la URSS) planeó infiltrarse en el
sistema de inteligencia británico. Contactaron con estudiantes universitarios británicos
con posibilidades de seguir carreras en el Foreign Office o en agencias de inteligencia.
Los más importantes espías de Cambridge fueron cuatro de esos brillantes jóvenes. El
más importante de los espías del círculo Cambridge fue Harold Adrian Russell Philby en la imagen-, conocido como Kim (por Kimbal OHara, el personaje de la novela de
Kipling), todo un camaleón que podía aparentar lo que le conviniera.
Philby podía detectar la diferencia entre desinformación para engañar a los rusos, y
secretos que valía la pena tener en cuenta. Philby no logró conseguir un cargo en el
Foreign Office y y en su lugar se dedicó al periodismo, trabajando en el London
Times.Como corresponsal viajó a España para cubrir la Guerra Civil. Sus reportajes
para el diario londinense fueron los más favorables para Franco de todos los escritos
en la época. Sin embargo, según un documento secreto recientemente desclasificado,
su misión en España era precisamente asesinar al dictador, quien llegó a condecorarlo
después de salvarse de un proyectil de artillería que hizo blanco en el carro donde
viajaba con otros periodistas, que murieron.
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
13
Noticia sobre la muerte del considerado quinto miembro del “Círculo de
Cambridge”
EFE, 10/10/1995
Fallece John Cairncross, espía del círculo de Cambridge
John Cairncross, considerado el quinto hombre del círculo de espías de Cambridge a
favor de la Unión Soviética, falleció el domingo mientras dormía, a los 82 años, informó
ayer, lunes, el diputado conservador Rupert Allason. Cairncross, que había regresado
al Reino Unido hace seis meses tras haber pasado varios años en el exilio, vivía en
secreto en. alguna localidad rural del oeste de Inglaterra, donde escribía sus
memorias, Agent for the duration."Sufrió dos ataques de apoplejía, el más reciente
hace sólo un mes. Sus memorias estaban terminadas, y estaba prevista su publicación
para marzo, pero puede tener que ser adelantada ahora", indicó Allason, quien escribe
obras de espionaje y se encarga de la publicación del libro del espía británico. Se
espera que en su libro, Cairncross reafirme su posición de que nunca pasó
información a los soviéticos que pudiera perjudicar a su país.
En 1990, el doble agente Oleg Gordievski aseguró que Cairncross era el quinto
hombre del llamado círculo de espías de Cambridge, formado además por Guy
Burgess, Anthony Blunt, Kim Philby y Donald Mac Lean. Un año después de la
revelación de Gordievski, Yuri Modin, el miembro del Comité de Seguridad del Estado
(KGB) que controlaba a los "cinco espías" educados en la Universidad de Cambridge,
aseguró también que Cairncross era el quinto hombre. Caimcross, que vivió hasta
hace poco en el sureste de Francia, siempre había insistido en que, si bien había
trabajado al mismo tiempo que los otros espías, nunca supo de las actividades que los
otros realizaban. El siempre insistió en que la información secreta pasada a los
soviéticos era para ayudarles en su campaña militar en contra de la Alemania nazi
durante la II Guerra Mundial.
El espía británico llegó al Foreign Office en 1936 y trabajó en varios departamentos
hasta 1951, cuando abandonó el Reino Unido. Después de pasar por Canadá e Italia,
Cairncross vivió en el sureste de Francia.-
Momento de ensayo
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
14
EL BOMBARDEO DE ALMERIA POR LOS ALEMANES
Durante la Guerra Civil (José Manuel de Molina).
El bombardeo de Almería por una flota alemana durante la Guerra Civil Española es
sin duda un nefasto episodio mucho menos conocido que el bombardeo de Guernica,
y aunque por desgracia el bombardeo de la ciudad vasca causó muchas más víctimas,
no tan grande fue la diferencia en su importancia y repercusión internacional.
Almería desde el comienzo de la terrible contienda temía los ataques de los rebeldes
franquistas, durante el cerco a Málaga en Febrero de 1937 y especialmente tras su
caída en manos "nacionales", Almería sufrió numerosos bombardeos tanto aéreos
como navales. Sin embargo el episodio que ahora recojo se remonta al 29 de Mayo de
1.937, este día el acorazado de bolsillo alemán Deutschland fue atacado por dos
aviones republicanos en aguas de Ibiza, muriendo una veintena de marineros y
setenta y dos fueron heridos. Según Hugh Thomas los republicanos confundieron al
Deutschland con el Canarias, ya que no estaba en la zona de control alemán sino en
el francés, y no guardaba la distancia mínima de 10 millas respecto a la costa que se
había acordado. El gobierno republicano por su parte alegó que el buque alemán
disparó primero contra los aviones españoles que contestaron el ataque.
La noticia del incidente provocó la ira de Hitler que llegó incluso a plantearse declarar
la guerra a la II República Española, finalmente se impuso la serenidad y "sólo"
acordaron una acción de represalia contra una ciudad española. Se pensó en una
ciudad abierta geográficamente, sin defensas militares de importancia y que no fuera
Barcelona o Valencia para evitar demasiado eco internacional. Así las cosas y como
Almería estaba dentro de la zona de control marítimo alemán, se ordena que al
amanecer del día 31 de Mayo se atacara la ciudad. El comunicado del comandante
militar de Almería al Ministerio de Defensa republicano narró así los hechos:
"Sobre las 5,30 de la madrugada fui avisado de que por la parte de Cartagena venían
un acorazado y cuatro destructores de nacionalidad alemana. A las 5,45 los buques
ponían proa hacia este puerto, señalándose una distancia de 20.000 metros. Los
barcos continuaron avanzando y a una distancia de 12 kilómetros, aproximadamente,
observada por telémetro desde las baterías de costa, rompieron el fuego sin
notificación o aviso sobre la población de Almería, sin perseguir dentro de ella objetivo
alguno concreto, pues sembraron de proyectiles todo el casco de la ciudad,
calculándose unos doscientos los disparos hechos.
La batería de costa contestó al fuego de la escuadra, la cual se alejó lanzando una
columna de humo. El observatorio de la batería distinguió perfectamente los colores de
la bandera alemana de los buques agresores.
Estos hicieron si entrada por Cabo de Gata hasta la altura de Roquetas, donde viraron
para acercarse a Almería, poniéndose en línea de combate y cruzando la bahía.
Al retirarse lo hicieron también por Cabo de Gata rumbo a Levante. Se han
derrumbado varios edificios, habiendo muertos y heridos, cuyo número no se puede
todavía fijar. En este momento comienzan las labores de desescombro (...)"
Los navíos utilizados en el ataque fueron el acorazado de bolsillo Admiral Scheer y los
destructores Albatros, Leopard, Seeadler y Lluchs. El bombardeo duró treinta minutos
sin interrupción y otros diez con intervalos de dos minutos. En cuanto a las calles y
lugares más afectados podemos destacar Pescadería, el Parque, la zona de las
Almadravillas, la Avenida de la República (actual Paseo de Almería) y sus calles
adyacentes, el barrio de la Plaza de Toros ... En general, el ataque se extendió a toda
la ciudad. Entre los edificios dañados, citemos la Catedral, la Iglesia de San Sebastián,
la sede de la Cruz Roja, la rotonda del Banco Español de Crédito, la Estación
ferroviaria y el local del diario ugetista almeriense "Adelante".
En cuanto a víctimas y aunque diversas fuentes varían su número, podemos cifrar el
número de muertos en treinta y uno, mientras que el de heridos resulta incalculable.
Tras la venganza alemana se produjo una oleada de protestas internacionales. El
ministro de Defensa Indalecio Prieto propuso atacar la flota alemana, aunque eso
llevaría a un enfrentamiento abierto con Alemania (o quizás por esa razón). Azaña y la
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
15
influencia rusa hicieron fracasar la propuesta. El presidente de la República llegó a
manifestar:
"Hay que evitar que el Deutschland se convierta en nuestro Maine".
QUIROSA-CHEYROUZE Y MUÑOZ. Rafael. "Almería Bombardeada". La Guerra Civil
Española 1936-1939. Diario IDEAL. Granada 1986
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
16
ERNESTO CABALLERO. Autor
Dramaturgo, director de escena y
profesor de Interpretación en la
Real Escuela Superior de Arte
Dramático de Madrid, Ernesto
Caballero nació en Madrid en
1959. Se introdujo en el mundo de
la escena dentro del teatro
alternativo
y
con
algunos
compañeros de la Escuela fundó el
grupo “Producciones Marginales”,
que realizó los montajes de sus
primeros textos. A finales de la
década de los ochenta, fundó la
Compañía “Teatro Rosaura” con
cuyo nombre expresaba también
su admiración por Calderón, autor muy presente en su producción dramática.
Posteriormente fundó la compañía Teatro El Cruce, con el que trabaja en la actualidad,
además de atender a numerosos encargos de teatros públicos. También ha sido
director asociado del Teatro de la Abadía y del Centro Dramático Nacional.
Como director de escena destacan sus montajes El amor enamorado, de Lope de
Vega; Eco y Narciso, de Calderón de la Barca; La ciudad, noches y pájaros, de
Alfonso Plou; La mirada del hombre oscuro, de Ignacio del Moral; Querido Ramón,
sobre textos de Gómez de la Serna; Mirandolina, de Carlo Goldoni; Brech cumple cien
años, sobre textos de Bertold Brecht, El monstruo de los jardines, de Calderón de la
Barca; Yo estaba en casa..., de J. L. Lagarce; Las amistades peligrosas, de
Christopher Hampton; Noches de amor efímero, de Paloma Pedrero; He visto dos
veces el cometa Halley, sobre la obra poética de Rafael Alberti; La noche del oso, de
Ignacio del Moral; El señor Ibrahim y las flores del Corán, de Eric-Enmanuel Schmitt,
Sainetes, de Ramón de la Cruz, La tortuga de
Darwin, de Juan Mayorga; y La
comedia nueva, de Leandro Fernández de Moratín.
La mayoría de sus obras han sido estrenadas o publicadas en España, y entre ellas
destacan: Squash, Retén, Auto, Solo para Paquita, Rezagados, Santiago (de Cuba) y
cierra España, Un busto al cuerpo, Te quiero… muñeca, Pepe el Romano, Tierra de
por medio, Sentido del deber, En la Roca y El descenso de Lenin.
Ha recibido el Premio José Luis Alonso, concedido por la Asociación de Directores de
Escena, por su montaje de la obra Eco y Narciso, y el Premio de la Crítica Teatral de
Madrid al mejor autor de la temporada por sus obras Auto y Rezagados, y el Premio
Max a la mejor adaptación de texto teatral (El señor Ibrahim y las flores del Corán).
Premio ADE de puesta en escena por Sainetes.
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
17
IGNACIO GARCÍA. Dirección
Licenciado en dirección de escena
por la Real Escuela Superior de
Arte Dramático de Madrid y con
amplios conocimientos musicales
(Solfeo, clarinete y canto en el
Conservatorio
Profesional
de
Música Amaniel), Ignacio García
(Madrid, 1977) es uno de nuestros
directores de escena con más
proyección
nacional
e
internacional, que compagina sus
proyectos
artísticos
con
la
docencia, pues es profesor en la
Academia de Bellas Artes de Santa
Giulia de Bescia (Italia) y en la Escuela de Arte Dramático de Valladolid.
Desde 1996, ha trabajado o colaborado en más de un centenar de espectáculos –con
distintas responsabilidades- , y entre marzo de 2004 y abril de 2009 ha sido Adjunto a
la Dirección Artística del Teatro Español de Madrid, con el que mantiene una estrecha
relación. En los últimos meses, Ignacio García ha dirigido en Grecia, Italia, Palma de
Mallorca, Valladolid y Sevilla donde ha dirigido En el oscuro corazón del bosque, de
José Luis Alonso de Santos. Para el futuro, tiene proyectos en Jesi, Atenas, Poznan y
Potsdam.
Y es que, sus trabajos en teatro y ópera han pasado por los más prestigiosos
escenarios y festivales, desde el Teatro Real, al Teatro Español y el María Guerrero,
sin olvidar el Teatro de la Zarzuela y el Kursaal de San Sebastián, la Temporada
Lírica de la A.B.A.O. y el Festival de Granada, la la vez que ha viajado al Teatro
Herodes Atico de Atenas, la Ópera de Lausanne, la Arena de Verona, el St. Georges’s
Hall de Liverpool, el Teatro Verdi de Trieste o el Pergolesi de Jesi, así como la Bienal
de Venecia.
En el campo lírico, ha realizado la puesta en escena de Dido and Aeneas de Purcell,
La scala di seta de Rossini , Historia del soldado de Stravinski, La contadina de Hasse,
La serva padrona de Pergolesi, Il sacrificio di Abramo de Camilla de Rossi, La eterna
canción y Black el payaso de Sorozábal, Cantata del café de Bach, The little sweep de
Britten, Un parque de Luis de Pablo, Orfeo de Jesús Rueda, Iberia de Albéniz, Il tutore
burlato de Martín y Soler, y Adriano in Siria de Pergolesi, Oberto conte di san Bonifacio
y Aida de Verdi, Emilia di Liverpool y Poliuto de Donizetti, Clementina de Boccherini,
La Celestina de Joaquín Nin-Culmell, Il carro e i canti de Alessandro Solbiati y Faust
de Ch. Gounod.
Asimismo ha dirigido en versión semiescénica Don Giovanni, Le nozze di Figaro de
Mozart, Don Giovanni Tenorio de Carnicer, Ensalada de ensaladas con obras de
Mateo Flecha y Garcimuñoz y Juan José de Pablo Sorozábal.
También ha firmado las puestas en escena de Los empeños del mentir de Hurtado de
Mendoza y Quevedo, Los empeños de una casa, de Sor Juana Inés de la Cruz, Flor
de otoño de Rodríguez Méndez, esta última en el Teatro María Guerrero. En 2008 ha
participado en el festival internacional MESS de Sarajevo con el espectáculo La
armonía de las esferas.
Su trayectoria, que incluye ambientación y bandas sonora de espectáculos, ha sido
reconocida con el Premio José Luis Alonso para Jóvenes Directores de la Asociación
de Directores de Escena de España; con el premio del I Certamen de creación
escénica organizado por el Teatro Real de Madrid (2004).
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
18
Eloy Azorín. Guy
Con formación en las escuelas de interpretación de Juan Carlos Coraza, Cristina Rota y
el Laboratorio de William Layton, y de danza y movimiento con Arnold Taraborrelli, Eloy
Azorín ha trabajado con los directores de teatro Esteve Ferrer, en Sálvese quien pueda;
Mario Gas, en A Electra le sienta bien el luto, y María Ruiz, en El retrato de Dorian
Gray.
Mientras que en la pequeña pantalla hemos podido verle en series como Guante
Blanco, Hospital Central, Arroz y Tartana, Ausías March, La vida en el aire (dirigida por
Ignacio Mercero), Hermanas y Qué loca peluquería (dirigida por él mismo), Eloy Azorín
ha intervenido en cinco cortos y en casi una quincena de largometrajes, a las órdenes
de directores como Jaime Chávarri, Vicente Aranda, Pedro Almodóvar o Miguel
Hermoso.
Estos son los títulos en los que ha intervenido: Todas las canciones hablan de mí Dir.
Jonás Trueba (2009); No me pidas que te bese porque te besaré -Dir. Albert Espinosa(2008); Los Borgia -Dir. Antonio Hernández- (2006); SKIZO -Dir. Jesús Ponce- (2006);
A + (Amas) -Dir. Jaime Chavarri- (2004); El año del diluvio -Dir. Jaime Chavarri- (2004);
Guerreros -Dir. Daniel Calparsoro- (2002); Cuba -Dir. Pedro Carvajal- (2002); Juana La
Loca -Dir. Vicente Aranda- (2001); Besos para todos -Dir. Jaime Chávarri- (2001);
Aunque tú no lo sepas -Dir. Juan Vicente Córdoba- (2000); Todo sobre mi madre -Dir.
Pedro Almodóvar- (1999); Atómica -Dir. David Menkes y Alfonso Albacete- (1998) y
Como un relámpago -Dir. Miguel Hermoso- (1996).
Los cortometrajes en los que ha trabajado son: Ida y vuelta -Dir. David Porras- (2008);
Sofía -Dir. Álvaro Brechner- (2005); Niño vudú -Dir. Tony Bestard- (2004); Jardines
deshabitados -Dir. Pablo Malo- (2000); La luz que me ilumina, -Emilio McGregor y Pape
Pérez-.
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
19
Chema León. Kim
Licenciado en Interpretación por la RESAD (Real Escuela Superior de Arte
Dramático), Chema León ha completado su formación con Odin Teatro; en
comedia del arte con Antonio Fava; en mimo corporal y dramático con Marcel
Marceau; en verso, texto y dicción con Vicente Fuentes y Vicente León, y en
composición del peronaje en el Método de Michel Tchekoven del Théatre du
Nord-Ouest. Además, ha estudiado solfeo y violín con Miguel Ojeda.
Ha intervenido en destacados montajes teatrales, como Barroco, dirigido por
Thomas Pandur; Así es (si así os parece), con Miguel Narros, director con el
que también trabajó en Salomé. Ahora, vuelve a estar a las órdenes de Nacho
García, con quien ya trabajó en La voz humana. Claxon, El pelícuano, Sueño
de una noche de verano, Cuando ladran los perros y La Divina Comedia son
otros de sus montajes teatrales, con Yllana, Rafa Galán, José Piris, Natalia
Menéndez y Mauricio Celedón, respectivamente.
En la pequeña pantalla, hemos podido verle en No estás sola, Sara; UCO;
Maitena, estados alterados; Guante Blanco; Fago; Amar en tiempos revueltos y
Mesa para cinco, mientras que en cine, intervino en Antes de morir piensa en
mi, filme dirigido por Raúl Hernández Garrido.
EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es
20
Descargar