EN LA ROCA De Ernesto Caballero Dirección: Ignacio García DOSSIER DE PRENSA TEATRO ESPAÑOL SALA PEQUEÑA A partir del 10 de diciembre de 2009 De martes a sábados a las 20.30 h. Domingos a las 19 h. Precio: 16 euros Martes y miércoles 25% decuento EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 1 EN LA ROCA Texto de Ernesto Caballero TEATRO Dirección: Ignacio García Desde el 10 diciembre hasta el 24 de enero de 2010 Intérpretes: Eloy Azorín Guy Chema León Kim Equipo artístico Escenografía Nicolás Bueno Vestuario Patricia Hitos Iluminación Paco Ariza Diseño de sonido Mariano García Asistente de dirección Jesús Miguel Pérez Ayudante de dirección Antonio Castro Producción del Teatro Español Equipo artístico de En la roca EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 2 El dramaturgo y director de escena Ernesto Caballero (autor de textos como Auto y que ha dirigido montajes como La tortuga de Darwin o Sainetes de Ramón de la Cruz) se adentra en el apasionante mundo del espionaje de la Europa de Entreguerras, a través de una anécdota histórica ubicada en la Guerra Civil española. Así, el autor arranca en el Hotel Rock de Gibraltar, una cálida noche de verano de 1937. Guy Burges ha viajado hasta el Peñón para comunicar a su amigo Harold Adriam Kim Philby su próxima misión: asesinar al general Franco. Burges y Philby son dos jóvenes aristócratas británicos, educados en Cambrigde, en la flor y nata del Imperio. El primero es locutor de la BBC y el segundo es corresponsal del diario The Times, durante la Guerra Civil Española. Pero en realidad, ambos trabajan como espías al servicio de Moscú. Para Ignacio García, director de escena de teatro, ópera y zarzuela éste es un “magnífico texto teatral lleno de elementos apasionantes”, que por encima del contexto espacial e histórico, es un viaje emocional de dos jóvenes combativos llenos de contradicciones. Traducido al inglés fue objeto de una lectura dramatizada en Londres, pero ésta es la primera vez que En la roca se representa en un escenario. Maqueta de la escenografía EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 3 NOTA DE AUTOR El joven periodista británico Harold Adrian “Kim” Philby, enviado especial del diario Times a España durante la Guerra Civil, en realidad trabajaba como agente informador para los servicios secretos soviéticos. Estos decidieron, como método expeditivo para acabar con la rebelión de los militares insurgentes, atentar contra la vida de su máximo cabecilla: el general Franco. El brazo ejecutor habría de ser el propio “Kim”. Su amigo Guy Burguess, locutor radiofónico de la BBC, e igualmente espía al servicio de Moscú, fue el encargado de notificarle la misión una cálida noche de verano en el hotel The Rock de Gibraltar... A partir de esta anécdota histórica, me he permitido especular dramáticamente acerca de las peripecias vitales de dos personajes que fueron testigos de excepción de nuestra guerra civil. Su condición de espías fuertemente ideologizados en los presupuestos del comunismo soviético y, por otra parte, su procedencia de la alta burguesía británica, me ha parecido un sugerente punto de partida para realizar una oportuna reflexión sobre las convulsas circunstancias que sacudieron la escena europea durante la década de los años treinta. La mirada de dos jóvenes extranjeros implicados, cada uno a su modo, en nuestra contienda fratricida, y el hecho de que este autor pertenezca a una generación que no vivió aquella guerra, me procuran cierta confianza a la hora de haber sido capaz de ofrecer una insólita revisión de una parte de nuestra historia que se halle alejada de presupuestos sectarios muy poco productivos tanto en el ámbito del ejercicio histórico como en los de la creación que, desgraciadamente, no son poco frecuentes. Sin embargo, En la Roca, antes que nada habla de las vicisitudes de dos personajes: sus miedos, ilusiones, desengaños,…en el encuentro de dos amigos que asisten, como enfrentados en un espejo a su propia imagen, al temporal de sangre y destrucción que sembraron en su día los totalitarismos supuestamente emancipadores. Creo oportuno reflexionar sobre esta cuestión hoy en día. Ernesto Caballero EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 4 NOTA DEL DIRECTOR En la Roca es un magnífico texto teatral lleno de elementos apasionantes, uno de esos textos que cuando te caen en las manos no puedes hacer otra cosa que engancharte a él por múltiples motivos. Por la fantástica situación que se plantea, por el conflicto entre lo público y lo privado, entre el deber para con la historia y las dudas del individuo, por la reflexión sobre la capacidad de cambiar el mundo en el que vivimos y reaccionar ante la tiranía y la injusticia. Es un texto de hoy sobre una historia de siempre: la de quienes aniquilan por la fuerza el derecho de un pueblo a decidir y la de quienes tienen en su mano la posibilidad de intervenir para detener esos atropellos. Un texto que se cuestiona, entre otras tantas cosas, la legitimidad del tiranicidio en un contexto extremo como una guerra. Pero si todo esto es de una teatralidad latente y vigorosa, la mirada que hay sobre ello es también fabulosa al ponerse en la piel de los protagonistas, dos personajes fascinantes y llenos de recovecos: el joven periodista británico Harold Adrian “Kim” Philby, enviado especial del diario Times a España durante la guerra civil; y su amigo Guy Burguess, locutor radiofónico de la BBC, ambos espías al servicio de Moscú. Dos testigos de excepción de esa realidad histórica que viven desde dentro con sus miserias, pero a la vez observan desde un mirador que les otorga una panorámica distanciada y fría. Es la historia de dos extranjeros en el tiempo y en el espacio. Dos jóvenes impulsivos e idealistas que desde otro lugar y otro tiempo viven el mundo que es y el que podría haber sido. Recorren la duda sobre su intervención y sus consecuencias en la realidad que están viviendo. The Rock, en Gibraltar, es una metáfora de un lugar que está más allá de todo, que no se rige por las reglas y leyes de ningún lugar porque no pertenece a nadie, al menos en espíritu. Es un lugar siempre extranjero que permite la distancia y la paz para la reflexión en un contexto de barbarie. Ese lugar en el escenario lo representa la terraza de un lujoso bar de un hotel sobre el estrecho, por el que poco a poco se cuelan furtivos los sonidos y el polvo de la guerra que se desarrolla a pocos kilómetros. En verano de 1937, apenas un par de meses tras el bombardeo de Gernika, y pocas semanas después de que los alemanes bombardearan desde el mar la ciudad de Almería, en este lugar, The Rock, se reúnen un informador y su contacto con la cúpula de Moscú. Tras descartar el gobierno de la república declarar la guerra a Alemania y ampliar así el conflicto a una dimensión internacional para obligar a las demás naciones europeas a posicionarse, Moscú decide que acabar con el dictador es una manera de evitar la ascensión de los movimientos fascistas en Europa. Para ello se elige a uno de estos jóvenes, preparado, convencido de su misión e infiltrado como periodista favorable a Franco en sus informaciones. Pero En la roca, por encima de ese contexto espacial e histórico, de la ideología y de la política, lo que hay fundamentalmente es un viaje emocional de dos jóvenes combativos llenos de contradicciones. Sus dudas y sus enfrentamientos les llevan de la euforia por la acción, de la excitación de las armas y su protagonismo en la contienda a sus miedos, sus preocupaciones y su resignación ante la incapacidad del individuo de cambiar la historia. EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 5 En nuestro montaje esta es la idea fundamental: dos grandes actores peleando en esa noche con sus palabras y emociones para tratar de mejorar un mundo que se resiste a hacerlo. Provenientes de un mundo burgués tan sofisticado y convencional en la palabra y el gesto, utilizan éstos para combatir en otro frente y en otro bando en esta ocasión. El silencio y la discusión son los elementos que hacen que el tiempo y el espacio se diluyan y ese conflicto particular pase a ser una metáfora de todos los impulsos que se oponen a la tiranía y que tanto cuesta llevar adelante. El entorno aparentemente realista de esa terraza deliciosa sobre el estrecho en una noche de verano se convertirá a lo largo de la función en un mirador no de un mar calmo sino de un mundo entero en guerra. La Europa de 1937 que se mira desde su extremo, es un campo de batalla en el que en España ya se combate contra el totalitarismo mientras el resto del continente está velando armas y preparando la barbarie. Y ahí están ellos dos, Kym y Guy, Philby y Burgess, dos de los miembros del grupo de Cambridge bebiendo una botella de whisky en un Piano bar donde ya todos se han marchado hace mucho. Ignacio García EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 6 ARTÍCULOS DE PRENSA RELACIONADOS: EL PAIS, 19/10/2008 La vida loca de un espía múltiple Artículo de Jordi Soler Trabajó para el MI6, el KGB y la CIA. No sucesivamente, sino a la vez. El británico Kim Philby fue el agente total. Espió a todos y para todos desde que, de estudiante en Cambridge, decidió hacerse comunista. Murió en Moscú como un héroe nacional. En 1930, mientras preparaba un examen de historia a fuerza de cigarrillos y tazas de café, Kim Philby tomó una importante decisión que lo convertiría, años más tarde, en el espía más competente del mundo. Envuelto en humo, Philby decidió que sería comunista; estaba en el reading room del Trinity College, en Cambridge, y aquella decisión, como una onda expansiva, fue tocando por etapas a tres de sus colegas que, junto con él, pasaron a las páginas oscuras de la historia inglesa como los espías de Cambridge, un cuarteto que durante la guerra fría espió y contraespió a un nivel que influyó de manera determinante en la geopolítica de la época. El 2 de febrero de 1978, cuando ya Kim Philby vivía en Moscú, refugiado de la ira del Gobierno inglés, el diario The Times, refiriéndose con sorna al libro My silent war, donde Philby cuenta sus escandalosas memorias de espía, publicaba lo siguiente: "El libro de Philby fue escrito en Moscú, cuando terminó su doble vida y ya no era capaz de combinar el placer de vivir en el mundo libre con la satisfacción masoquista de trabajar en secreto para destruirlo". Para compensar la poca simpatía que generaban en Inglaterra las memorias de su amigo, el escritor Graham Greene, que había sido jefe de Philby cuando ambos trabajaban en el servicio secreto británico, declaró: "My silent war es muchísimo más apasionante que cualquier otra novela de espionaje que yo sea capaz de recordar". Como todo biógrafo de sí mismo, Philby no evitó la tentación de retocar los pasajes más vistosos de su vida; esas licencias literarias que tanto entusiasmaban a Graham Greene han traído de cabeza durante décadas a sus biógrafos, que, hasta hace pocos años, con la desclasificación de documentos de los archivos del KGB, empezaron a localizar la punta de esa maraña que fue su vida llena de espionajes, traiciones y contraespionajes que, por citar un ejemplo que nos interesa, en 1937 trajo a Philby a España con una misión secreta que pudo cambiar radicalmente el rumbo de la Guerra Civil. Kim se llamaba en realidad Harold Adrian Rosell Philby, su apodo no tenía que ver con el protocolo del espionaje, en cuyo mundillo ostentaba el alias Söhnchen, sino con la excentricidad de su padre, Harry Saint John Philby, que lo llamaba así por un personaje de novela de Rudyard Kipling, que era un joven indoirlandés que espiaba para el Gobierno de Inglaterra, en la India, en el siglo XIX; un dato crucial para ilustrar cómo un mote puede forjar, o torcer, un destino. Kim Philby nació en India, en Punjab, durante la ocupación británica, porque Harry Saint John vivía ahí, era un diplomático inglés que, fascinado por el entorno, se había ido reconvirtiendo en explorador y orientalista, y cuando el entorno finalmente se le subió a la cabeza, se convirtió al islam, se casó con una musulmana y se reconvirtió de nuevo en consejero del rey de Arabia Saudí cuando ya su hijo Kim era estudiante en Cambridge y perseguía el destino que involuntariamente le había trazado Kipling. EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 7 El fruto inmediato de aquella decisión, tomada mientras estaba aislado del mundo por el humo de sus propios cigarrillos, fue un viaje a Austria en 1933, con el irreprochable objetivo de combatir personalmente el rampante fascismo que hervía en la zona; siguiendo la recomendación de un colega, llegó a Viena a casa de los Friedman, una familia capaz de encauzar su ardor combativo; Litzi, la hija, le preguntó cuánto dinero llevaba; "le dije que cien libras, que esperaba que me duraran el año que pensaba pasar en Viena", cuenta Philby. Litzi hizo sus cálculos y anunció: "Eso nos deja un excedente de 25 libras que puedes donar a la Organización Internacional para la Ayuda de los Revolucionarios; lo necesitamos desesperadamente". La determinación de Litzi volvió loco a Kim y aquel momento -que terminó en un acto sexual en el traspatio de la casa, con los dos encima de un túmulo de nieve- produjo esta línea, evidentemente retocada: "Comprendo que esto pueda sonar fantasioso, pero una vez que te acostumbras, la nieve resulta bastante cálida". Kim y Litzi trabajaron durante meses en esa organización donde habían ido a parar las 25 libras, hasta el día en que recibieron información sobre el peligro que corría Litzi, que además de comunista era judía, si permanecía en Viena. Sin perder el tiempo, ni la perspectiva de aquellos actos tórridos que fundían la nieve, Kim se casó con ella y se la llevó a Londres para ponerla a salvo. Lo primero que hizo Litzi fue ir a ver a Edith Tudor-Hart, una fotógrafa, también comunista y vienesa que trabajaba en secreto para la inteligencia soviética, y que en 1934 los recomendó para su reclutamiento en la NKVD, la KGB de entonces. Kim fue llamado a Moscú y ahí pasó casi tres años aprendiendo las técnicas del espía y recibiendo un maquillaje vital para convertirse en un fascista convincente; durante esos años dictó conferencias en Inglaterra donde hacía verdaderas apologías del fascismo y se convirtió en editor de una revista que apoyaba abiertamente el proyecto de Hitler; todo ese maquillaje fascista incluía también borrar su pasado de joven comunista inglés, y eso pasaba inevitablemente por la desaparición de su relación y de su historia de amor con Litzi Friedman. Reconvertido en fascista notorio, Kim Philby comenzó a trabajar en el diario inglés The Times y pronto consiguió que lo enviaran como corresponsal a la guerra civil española, montado en una compleja esquizofrenia de periodista inglés con inclinaciones fascistas, que era técnicamente un espía ruso. Los artículos de Philby en The Times eran percibidos como los más profranquistas de la prensa inglesa. En diciembre de 1937 iba persiguiendo una noticia en Teruel, a bordo de un automóvil que compartía con otros tres corresponsales, cuando un bombazo dejó hecho cisco el vehículo y sin vida a sus tres colegas; Philby quedó malherido, pero se recuperó y en unos días ya estaba en pie, recibiendo de manos del mismísimo general Franco la Orden del Mérito Militar de España, una condecoración que se le imponía no por sus encendidos artículos, sino por el opinable mérito de no haber muerto en el bombazo. Ésta fue toda la historia que hubo de Kim Philby durante más de seis décadas en España, hasta que en noviembre de 2001, en esa desclasificación de documentos del KGB apareció uno donde se explica cómo un intermediario británico, siguiendo órdenes de Nicolai Lejov, jefe de la policía secreta soviética, entró en contacto y posteriormente envió a España a un joven inglés "periodista, de buena familia, idealista y fanático antinazi", disfrazado de corresponsal, con la misión de asesinar al general Franco; al lado de la descripción del "joven inglés" hay una anotación a mano: "prob. Philby" (probablemente Philby). Lo siguiente que se sabe de Kim fue que The Times, aprovechando su furibunda germanofilia, lo transfirió a Berlín, desde donde siguió mandando encendidos artículos hasta el comienzo de la II Guerra Mundial. Philby regresó a Londres convertido en una autoridad en el conflicto y, pese a su perfil profascista, o quizá por esto, fue reclutado por el MI6, el servicio secreto británico. EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 8 Con aquella maniobra, Kim, alias Söhnchen, quedó convertido en un agente doble que trabajaba para los servicios secretos rusos mientras fingía trabajar para la inteligencia inglesa. Meses después de su reclutamiento en el MI6 fue nombrado jefe de espionaje de la sección V, un territorio que comprendía España, Portugal, Gibraltar y el norte de África. Sus espionajes ingleses, en el fondo contraespionajes rusos, tuvieron tal relevancia que el MI6 diseñó una sección especial a la medida de su espía estelar, la sección IX, que, basada en el perfil pro-Hitler de Philby, que en el fondo era pro-Lenin, tenía una orientación antisoviética, orientación que en manos de Kim era francamente prosoviética. El rotundo éxito de la sección IX convirtió a Philby en el espía más reputado del orbe, cuando en realidad todo lo que hacía era administrar la información que obtenía desde su privilegiada posición de agente doble, y resistir con elegancia el estrés que le producía estar mofándose permanentemente del mundo occidental. A esas alturas de su vida, Kim Philby se había casado por tercera vez; a la tensión nerviosa propia de su oficio sumaba la de ocultar su verdadero quehacer a sus mujeres, y había comenzado a beber desaforadamente para granjearse un poco de paz interior. En 1949, Philby amplió todavía más su desmesurado horizonte laboral al aceptar un trabajo de asesor en el Pentágono, en el departamento de inteligencia que se convertiría después en la CIA. La vida en Washington, con la flor y nata del poder occidental, le permitió coordinar a dos de sus viejos colegas de los espías de Cambridge: Burguess y MacLean, que también eran espías soviéticos, para que enviaran información a Moscú sobre el proyecto atómico, un secreto de Estado del que Philby, en su calidad de superasesor, estaba perfectamente al día. Mientras coordinaba a sus colegas, Philby rizaba aún más el rizo: contraespiaba para los rusos y recontraespiaba espías de la CIA para los ingleses. Gracias a la información de Kim, que en Moscú era Söhnchen, el Kremlin conoció durante años al detalle el secreto mejor guardado de la contraparte de la guerra fría. Unos meses después de la llegada de Philby a Washington, el trío de Cambridge estuvo a punto de ser descubierto porque MacLean, que bebía más desaforadamente que Philby, había hablado de más en un bar y, de un día para otro, la inteligencia soviética les había avisado de que el FBI había comenzado una investigación; en una maniobra que incluyó automóviles, avionetas, lanchas a motor, y una colección de pelucas, bigotes postizos y tacones de aguja, Kim Philby desapareció del mapa occidental a sus dos compañeros, que aparecieron años después, gordos y sedentarios, en Moscú. La investigación del FBI siguió su curso, no contra Philby, que tenía el aura de funcionario intachable, herméticamente leal a Estados Unidos, sino en su entorno, que era inmenso y llegaba hasta el estudio del novelista Graham Greene, que en sus tiempos de espía en África se llamaba "Agente 59200" y que para librarse de la sombra de su amigo Philby, que empezaba a ser notoria en sus novelas de espías, declaró: "¿De qué se me acusa?, ¿de escribir sobre la posibilidad de usar mierda de pájaro como tinta secreta?". Tanto averiguó el FBI sobre el entorno de Philby que un buen día pidió autorización al MI6 para interrogarlo, el Gobierno británico no lo permitió y en un gesto protector, que hoy puede leerse como un chiste, regresó a Londres al mejor de sus espías antisoviéticos, que era también el mejor espía soviético. En su nueva vida de celebridad británica, Philby se reencontró con Anthony Blunt, el cuarto espía de Cambridge, que había trabajado por su cuenta para la inteligencia soviética y que fue descubierto por el servicio secreto británico en 1963. Para evitar la cárcel que le correspondía, Blunt, al parecer, delató a su viejo amigo Philby, que desapareció de Londres y reapareció años después en Moscú, casado con una rusa de nombre Rufina y reconvertido en burócrata del KGB. Ahí escribió sus memorias, gozó del estatus de EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 9 héroe nacional y murió tranquilo en 1988. Las tres condecoraciones que recibió en vida pintan al personaje: a la que le dio Franco hay que sumar la de Caballero de la Orden del Imperio Británico, y la Orden de Lenin. Para conmemorar la muerte de tan ilustre patriota, la URSS puso su rostro en un sello postal. EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 10 EL CULTURAL, 13/05/2004 Artículo de Rafael Nuñez Florencio sobre el libro de Miranda Carter “Anthony Blunt. El espía de Cambridge” (Tusquets Barcelona 2004) El 15 de noviembre de 1979 la primera ministra británica, Margaret Thatcher, desvelaba solemnemente en sede parlamentaria la identidad del “cuarto hombre” de la red de espionaje al servicio de la Unión Soviética que se conocía como círculo de Cambridge: era nada menos que sir Anthony Blunt, prestigioso historiador del arte, asesor de la Reina en este campo y uno de los más reputados miembros de la elite intelectual. ¿Qué es lo que había llevado a un personaje como Blunt, investigador y erudito, profesor reconocido internacionalmente, hombre de gustos selectos y modales exquisitos, a embarcarse en aquella aventura y, por decirlo en los términos brutales de la prensa tabloide, a “traicionar a su patria”? Más aún, en la medida en que no era el único caso, ¿cuáles eran las razones por las que un distinguido sector del establishment había seguido la misma trayectoria? A contestar esta pregunta, más allá de descalificaciones y maniqueísmos, se consagra esta minuciosa investigación de la periodista e historiadora Miranda Carter. Empieza, como no podía ser menos, por el ambiente familiar y educativo en la Inglaterra de comienzos del siglo XX, profundamente marcada por el espíritu victoriano. En efecto, si algo puede llamar la atención del lector es paradójicamente la catarata de acontecimientos previsibles que jalonan la formación sentimental e intelectiva del joven Blunt, hasta constituir un friso de lugares comunes. Hallamos así a la arquetípica familia inglesa de clase media, devota y austera (el padre, estricto pastor evangélico) que educa a sus hijos en la moral pía y adusta, la absoluta contención y el sometimiento. Encontramos después el no menos típico colegio caracterizado por su rigidez extrema, helados dormitorios colectivos, ausencia total de intimidad y pesadas bromas de los veteranos. La respuesta a ese medio del Anthony Blunt inmaduro no se aparta un ápice de lo predecible: devoto de su madre, cuando no estaba ante ella “bebía, fumaba, era implacablemente antirreligioso, homosexual sin ambages y contrario a la moralidad y los valores maternos”. En la misma medida, el represivo ámbito escolar, que se prolonga luego en la Universidad de Cambridge en “un clima asfixiante de ventanas cerradas, persianas echadas y velas casi consumidas” convierte la sensibilidad exacerbada del joven estudiante en un reducto inaccesible a las miradas ajenas. Todos los sentimientos, y no digamos las efusiones, quedan bajo llave. A cambio, se da rienda suelta a una peculiar promiscuidad elevada a la categoría intelectual de “alta sodomía”. En ese marco se despierta la precoz atracción de Anthony Blunt hacia el arte en general y la pintura europea en particular, tanto clásica como moderna, con dos nombres señeros (Poussin y Pablo Picasso), a los que guardará fidelidad en forma de rendida admiración toda su vida. Llega a ser con apenas veinte años un protegido de Bloomsbury: de la mano de George Rylands, traba contacto con Michael Redgrave, Julian Bell y, posteriormente, John M. Keynes y Lytton Strachey. Un grupo, se subraya en el libro, en el que no era el menor de los atractivos la vivencia de una homosexualidad sin trabas y sin complejos aparentes. Este aspecto, según la autora, no deja de tener un innegable peso específico en la trayectoria completa de Blunt, hasta el punto de que es también determinante en el conocimiento del hombre que le cambiaría la vida: Guy Burgess. EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 11 Burgess, un chico de dieciocho años cuando llega al Trinity procedente de Eton, representaba para Blunt todo lo que admiraba: “irreverente, divertido, rápido y listo”, también “promiscuo hasta la temeridad”, no podía dejar de entusiasmar a un carácter contenido, discreto y educado como el suyo, irremisiblemente atraído siempre por las personalidades avasalladoras. En unos momentos, en torno a 1933-34, en los que se desvanecía su fe en Bloomsbury, personalidades avasalladoras. En unos momentos, en torno a 1933-34, en los que se desvanecía su fe en Bloomsbury, Blunt, hasta entonces ajeno a la política, encuentra gracias a Burgess y otros compañeros (Kim Philby, Donald Maclean) una fe alternativa: el marxismo. Los cuatro nombres citados constituirán el famoso círculo de Cambridge. Lo que supuso esa doctrina para los jóvenes británicos de la época es difícil de resumir en pocas palabras, pero Miranda Carter realiza un brillante ejercicio de síntesis. En términos simplificados, el marxismo proporcionaba respuestas y tranquilidad pero, más aún, se adecuaba a las profundas necesidades psicológicas de aquellos clasistas satisfechos y avergonzados a un tiempo. El gran atractivo de afiliarse al partido comunista era la vaga idea de expiación o sacrificio para conseguir la redención o, en términos individuales, la manera de lograr la autorrealización personal mediante la renuncia a uno mismo. Las coordenadas políticas de la época hicieron el resto: avance imparable de los fascismos en Europa, actitud pusilánime de las democracias (lo cual fomentaba la mala conciencia de los engagés) y, sobre todo, el impacto de la guerra civil española, a la que la autora dedica páginas manifiestamente mejorables, por los errores de bulto que acumula en pocas líneas. Pero, en fin, el caso es que todos esos acontecimientos dibujan un panorama en el que la Unión Soviética aparece a la vez como gran víctima y única esperanza de salvación. El inminente estallido de la guerra, con Hitler como incontenible amenaza mundial, no dejaba lugar para dudas o sutilezas. La mejor contribución que podía esperarse de ellos, teóricos e intelectuales, si no tenían el arrojo de John Cornford (mártir de la guerra de España), era -¿qué menos?- infiltrarse en los despachos y servicios del propio país para informar, no al enemigo, sino al bando de la justicia y de la razón. Auden, la cabeza visible de los escritores concienciados, clamaba contra ese mundo -el suyo- timorato y decadente, el de las apocadas democracias burguesas. En 1937 Blunt dio el paso que se esperaba de él: aceptó trabajar en secreto para los soviéticos. Pese a todo, Carter sostiene que no está claro que Blunt “supiera en qué se estaba metiendo”, una afirmación que no trata de exonerarle de sus obvias responsabilidades, sino más bien de reflejar fielmente las oscuridades y balbuceos del personaje. De hecho, la gran paradoja de este libro documentado y meticuloso hasta el cansancio es que la autora es consciente de que, pese a la acumulación de datos, el personaje termina escurriéndose sin remedio. La gran pregunta -¿por qué aceptó ser agente soviético?- sigue siendo en el fondo una incógnita que muy probablemente “ni siquiera él habría podido despejar de manera satisfactoria”. Y algo similar podría decirse de otras facetas de Blunt, un hombre que dedicó todas sus energías e inteligencia a ocultarse tras su actividad intelectual, como su admirado Poussin. Su vida tiene todos los ingredientes morbosos -y este libro los desmenuza sin delectación pero también sin ocultamientos- que apasionan al público, pero él mismo aparece como una figura fría, imperturbable, irritantemente enigmática. El espía que amaba el arte Anthony Blunt (1907- 1983) fue el más aristocrático de los espías de Cambridge que espiaron para la Unión Soviética desde la década de los 30 hasta los primeros años de los 50. Era pariente lejano de la reina y tenía a su cargo las colecciones artísticas de la familia. Consiguió una gran reputación internacional como experto en arte francés, y fue director del Courtauld Institute y profesor de Historia del EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 12 arte en la Universidad de Londres. Fue ordenado caballero en 1956. Nacido en Bournemouth, hijo de un clérigo, pasó parte de su infancia en París, una experiencia que le marcaría de por vida. Su carrera estudiantil en Cambridge fue más que brillante. En 1939 se unió a la armada británica, y sirvió como oficial en Francia hasta que fue invadida por los alemanes. De vuelta en Inglaterra fue trasladado al Servicio Secreto M15. A menudo se sentó en el Comité de Inteligencia, tuvo acceso a los informes de los servicios secretos y estaba en la lista de distribución del material Ultra, que detallaba los códigos alemanes descubiertos por los británicos, material que hizo llegar al KGB. Tras la guerra dejó el espionaje para centrarse en su carrera artística. Pero en 1963 un americano, Michael Straight, a quien Blunt había intentado reclutar sin éxito, reveló su identidad al M15. Le ofrecieron inmunidad a cambio de que contase todo lo que sabía sobre el KGB. Sin embargo, alguien en el M15 reveló todos los detalles de su historia, a excepción de su nombre, al escritor Andrew Boyle, quien publicó en 1979 el libro The Climate of Treason. El protagonista se llamaba Maurice. El escándalo provocado por el libro llegó a la Cámara de los Comunes, que exigió conocer la identidad de aquel Maurice. Margareth Thatcher desveló la x de la ecuación, lo que aumentó el eco del escándalo. Blunt fue inmediatamente despojado de sus privilegios y murió tres años después, repudiado y en desgracia. Objetivo: Franco A finales de 1920, la NKVD (policía secreta de la URSS) planeó infiltrarse en el sistema de inteligencia británico. Contactaron con estudiantes universitarios británicos con posibilidades de seguir carreras en el Foreign Office o en agencias de inteligencia. Los más importantes espías de Cambridge fueron cuatro de esos brillantes jóvenes. El más importante de los espías del círculo Cambridge fue Harold Adrian Russell Philby en la imagen-, conocido como Kim (por Kimbal OHara, el personaje de la novela de Kipling), todo un camaleón que podía aparentar lo que le conviniera. Philby podía detectar la diferencia entre desinformación para engañar a los rusos, y secretos que valía la pena tener en cuenta. Philby no logró conseguir un cargo en el Foreign Office y y en su lugar se dedicó al periodismo, trabajando en el London Times.Como corresponsal viajó a España para cubrir la Guerra Civil. Sus reportajes para el diario londinense fueron los más favorables para Franco de todos los escritos en la época. Sin embargo, según un documento secreto recientemente desclasificado, su misión en España era precisamente asesinar al dictador, quien llegó a condecorarlo después de salvarse de un proyectil de artillería que hizo blanco en el carro donde viajaba con otros periodistas, que murieron. EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 13 Noticia sobre la muerte del considerado quinto miembro del “Círculo de Cambridge” EFE, 10/10/1995 Fallece John Cairncross, espía del círculo de Cambridge John Cairncross, considerado el quinto hombre del círculo de espías de Cambridge a favor de la Unión Soviética, falleció el domingo mientras dormía, a los 82 años, informó ayer, lunes, el diputado conservador Rupert Allason. Cairncross, que había regresado al Reino Unido hace seis meses tras haber pasado varios años en el exilio, vivía en secreto en. alguna localidad rural del oeste de Inglaterra, donde escribía sus memorias, Agent for the duration."Sufrió dos ataques de apoplejía, el más reciente hace sólo un mes. Sus memorias estaban terminadas, y estaba prevista su publicación para marzo, pero puede tener que ser adelantada ahora", indicó Allason, quien escribe obras de espionaje y se encarga de la publicación del libro del espía británico. Se espera que en su libro, Cairncross reafirme su posición de que nunca pasó información a los soviéticos que pudiera perjudicar a su país. En 1990, el doble agente Oleg Gordievski aseguró que Cairncross era el quinto hombre del llamado círculo de espías de Cambridge, formado además por Guy Burgess, Anthony Blunt, Kim Philby y Donald Mac Lean. Un año después de la revelación de Gordievski, Yuri Modin, el miembro del Comité de Seguridad del Estado (KGB) que controlaba a los "cinco espías" educados en la Universidad de Cambridge, aseguró también que Cairncross era el quinto hombre. Caimcross, que vivió hasta hace poco en el sureste de Francia, siempre había insistido en que, si bien había trabajado al mismo tiempo que los otros espías, nunca supo de las actividades que los otros realizaban. El siempre insistió en que la información secreta pasada a los soviéticos era para ayudarles en su campaña militar en contra de la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial. El espía británico llegó al Foreign Office en 1936 y trabajó en varios departamentos hasta 1951, cuando abandonó el Reino Unido. Después de pasar por Canadá e Italia, Cairncross vivió en el sureste de Francia.- Momento de ensayo EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 14 EL BOMBARDEO DE ALMERIA POR LOS ALEMANES Durante la Guerra Civil (José Manuel de Molina). El bombardeo de Almería por una flota alemana durante la Guerra Civil Española es sin duda un nefasto episodio mucho menos conocido que el bombardeo de Guernica, y aunque por desgracia el bombardeo de la ciudad vasca causó muchas más víctimas, no tan grande fue la diferencia en su importancia y repercusión internacional. Almería desde el comienzo de la terrible contienda temía los ataques de los rebeldes franquistas, durante el cerco a Málaga en Febrero de 1937 y especialmente tras su caída en manos "nacionales", Almería sufrió numerosos bombardeos tanto aéreos como navales. Sin embargo el episodio que ahora recojo se remonta al 29 de Mayo de 1.937, este día el acorazado de bolsillo alemán Deutschland fue atacado por dos aviones republicanos en aguas de Ibiza, muriendo una veintena de marineros y setenta y dos fueron heridos. Según Hugh Thomas los republicanos confundieron al Deutschland con el Canarias, ya que no estaba en la zona de control alemán sino en el francés, y no guardaba la distancia mínima de 10 millas respecto a la costa que se había acordado. El gobierno republicano por su parte alegó que el buque alemán disparó primero contra los aviones españoles que contestaron el ataque. La noticia del incidente provocó la ira de Hitler que llegó incluso a plantearse declarar la guerra a la II República Española, finalmente se impuso la serenidad y "sólo" acordaron una acción de represalia contra una ciudad española. Se pensó en una ciudad abierta geográficamente, sin defensas militares de importancia y que no fuera Barcelona o Valencia para evitar demasiado eco internacional. Así las cosas y como Almería estaba dentro de la zona de control marítimo alemán, se ordena que al amanecer del día 31 de Mayo se atacara la ciudad. El comunicado del comandante militar de Almería al Ministerio de Defensa republicano narró así los hechos: "Sobre las 5,30 de la madrugada fui avisado de que por la parte de Cartagena venían un acorazado y cuatro destructores de nacionalidad alemana. A las 5,45 los buques ponían proa hacia este puerto, señalándose una distancia de 20.000 metros. Los barcos continuaron avanzando y a una distancia de 12 kilómetros, aproximadamente, observada por telémetro desde las baterías de costa, rompieron el fuego sin notificación o aviso sobre la población de Almería, sin perseguir dentro de ella objetivo alguno concreto, pues sembraron de proyectiles todo el casco de la ciudad, calculándose unos doscientos los disparos hechos. La batería de costa contestó al fuego de la escuadra, la cual se alejó lanzando una columna de humo. El observatorio de la batería distinguió perfectamente los colores de la bandera alemana de los buques agresores. Estos hicieron si entrada por Cabo de Gata hasta la altura de Roquetas, donde viraron para acercarse a Almería, poniéndose en línea de combate y cruzando la bahía. Al retirarse lo hicieron también por Cabo de Gata rumbo a Levante. Se han derrumbado varios edificios, habiendo muertos y heridos, cuyo número no se puede todavía fijar. En este momento comienzan las labores de desescombro (...)" Los navíos utilizados en el ataque fueron el acorazado de bolsillo Admiral Scheer y los destructores Albatros, Leopard, Seeadler y Lluchs. El bombardeo duró treinta minutos sin interrupción y otros diez con intervalos de dos minutos. En cuanto a las calles y lugares más afectados podemos destacar Pescadería, el Parque, la zona de las Almadravillas, la Avenida de la República (actual Paseo de Almería) y sus calles adyacentes, el barrio de la Plaza de Toros ... En general, el ataque se extendió a toda la ciudad. Entre los edificios dañados, citemos la Catedral, la Iglesia de San Sebastián, la sede de la Cruz Roja, la rotonda del Banco Español de Crédito, la Estación ferroviaria y el local del diario ugetista almeriense "Adelante". En cuanto a víctimas y aunque diversas fuentes varían su número, podemos cifrar el número de muertos en treinta y uno, mientras que el de heridos resulta incalculable. Tras la venganza alemana se produjo una oleada de protestas internacionales. El ministro de Defensa Indalecio Prieto propuso atacar la flota alemana, aunque eso llevaría a un enfrentamiento abierto con Alemania (o quizás por esa razón). Azaña y la EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 15 influencia rusa hicieron fracasar la propuesta. El presidente de la República llegó a manifestar: "Hay que evitar que el Deutschland se convierta en nuestro Maine". QUIROSA-CHEYROUZE Y MUÑOZ. Rafael. "Almería Bombardeada". La Guerra Civil Española 1936-1939. Diario IDEAL. Granada 1986 EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 16 ERNESTO CABALLERO. Autor Dramaturgo, director de escena y profesor de Interpretación en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, Ernesto Caballero nació en Madrid en 1959. Se introdujo en el mundo de la escena dentro del teatro alternativo y con algunos compañeros de la Escuela fundó el grupo “Producciones Marginales”, que realizó los montajes de sus primeros textos. A finales de la década de los ochenta, fundó la Compañía “Teatro Rosaura” con cuyo nombre expresaba también su admiración por Calderón, autor muy presente en su producción dramática. Posteriormente fundó la compañía Teatro El Cruce, con el que trabaja en la actualidad, además de atender a numerosos encargos de teatros públicos. También ha sido director asociado del Teatro de la Abadía y del Centro Dramático Nacional. Como director de escena destacan sus montajes El amor enamorado, de Lope de Vega; Eco y Narciso, de Calderón de la Barca; La ciudad, noches y pájaros, de Alfonso Plou; La mirada del hombre oscuro, de Ignacio del Moral; Querido Ramón, sobre textos de Gómez de la Serna; Mirandolina, de Carlo Goldoni; Brech cumple cien años, sobre textos de Bertold Brecht, El monstruo de los jardines, de Calderón de la Barca; Yo estaba en casa..., de J. L. Lagarce; Las amistades peligrosas, de Christopher Hampton; Noches de amor efímero, de Paloma Pedrero; He visto dos veces el cometa Halley, sobre la obra poética de Rafael Alberti; La noche del oso, de Ignacio del Moral; El señor Ibrahim y las flores del Corán, de Eric-Enmanuel Schmitt, Sainetes, de Ramón de la Cruz, La tortuga de Darwin, de Juan Mayorga; y La comedia nueva, de Leandro Fernández de Moratín. La mayoría de sus obras han sido estrenadas o publicadas en España, y entre ellas destacan: Squash, Retén, Auto, Solo para Paquita, Rezagados, Santiago (de Cuba) y cierra España, Un busto al cuerpo, Te quiero… muñeca, Pepe el Romano, Tierra de por medio, Sentido del deber, En la Roca y El descenso de Lenin. Ha recibido el Premio José Luis Alonso, concedido por la Asociación de Directores de Escena, por su montaje de la obra Eco y Narciso, y el Premio de la Crítica Teatral de Madrid al mejor autor de la temporada por sus obras Auto y Rezagados, y el Premio Max a la mejor adaptación de texto teatral (El señor Ibrahim y las flores del Corán). Premio ADE de puesta en escena por Sainetes. EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 17 IGNACIO GARCÍA. Dirección Licenciado en dirección de escena por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y con amplios conocimientos musicales (Solfeo, clarinete y canto en el Conservatorio Profesional de Música Amaniel), Ignacio García (Madrid, 1977) es uno de nuestros directores de escena con más proyección nacional e internacional, que compagina sus proyectos artísticos con la docencia, pues es profesor en la Academia de Bellas Artes de Santa Giulia de Bescia (Italia) y en la Escuela de Arte Dramático de Valladolid. Desde 1996, ha trabajado o colaborado en más de un centenar de espectáculos –con distintas responsabilidades- , y entre marzo de 2004 y abril de 2009 ha sido Adjunto a la Dirección Artística del Teatro Español de Madrid, con el que mantiene una estrecha relación. En los últimos meses, Ignacio García ha dirigido en Grecia, Italia, Palma de Mallorca, Valladolid y Sevilla donde ha dirigido En el oscuro corazón del bosque, de José Luis Alonso de Santos. Para el futuro, tiene proyectos en Jesi, Atenas, Poznan y Potsdam. Y es que, sus trabajos en teatro y ópera han pasado por los más prestigiosos escenarios y festivales, desde el Teatro Real, al Teatro Español y el María Guerrero, sin olvidar el Teatro de la Zarzuela y el Kursaal de San Sebastián, la Temporada Lírica de la A.B.A.O. y el Festival de Granada, la la vez que ha viajado al Teatro Herodes Atico de Atenas, la Ópera de Lausanne, la Arena de Verona, el St. Georges’s Hall de Liverpool, el Teatro Verdi de Trieste o el Pergolesi de Jesi, así como la Bienal de Venecia. En el campo lírico, ha realizado la puesta en escena de Dido and Aeneas de Purcell, La scala di seta de Rossini , Historia del soldado de Stravinski, La contadina de Hasse, La serva padrona de Pergolesi, Il sacrificio di Abramo de Camilla de Rossi, La eterna canción y Black el payaso de Sorozábal, Cantata del café de Bach, The little sweep de Britten, Un parque de Luis de Pablo, Orfeo de Jesús Rueda, Iberia de Albéniz, Il tutore burlato de Martín y Soler, y Adriano in Siria de Pergolesi, Oberto conte di san Bonifacio y Aida de Verdi, Emilia di Liverpool y Poliuto de Donizetti, Clementina de Boccherini, La Celestina de Joaquín Nin-Culmell, Il carro e i canti de Alessandro Solbiati y Faust de Ch. Gounod. Asimismo ha dirigido en versión semiescénica Don Giovanni, Le nozze di Figaro de Mozart, Don Giovanni Tenorio de Carnicer, Ensalada de ensaladas con obras de Mateo Flecha y Garcimuñoz y Juan José de Pablo Sorozábal. También ha firmado las puestas en escena de Los empeños del mentir de Hurtado de Mendoza y Quevedo, Los empeños de una casa, de Sor Juana Inés de la Cruz, Flor de otoño de Rodríguez Méndez, esta última en el Teatro María Guerrero. En 2008 ha participado en el festival internacional MESS de Sarajevo con el espectáculo La armonía de las esferas. Su trayectoria, que incluye ambientación y bandas sonora de espectáculos, ha sido reconocida con el Premio José Luis Alonso para Jóvenes Directores de la Asociación de Directores de Escena de España; con el premio del I Certamen de creación escénica organizado por el Teatro Real de Madrid (2004). EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 18 Eloy Azorín. Guy Con formación en las escuelas de interpretación de Juan Carlos Coraza, Cristina Rota y el Laboratorio de William Layton, y de danza y movimiento con Arnold Taraborrelli, Eloy Azorín ha trabajado con los directores de teatro Esteve Ferrer, en Sálvese quien pueda; Mario Gas, en A Electra le sienta bien el luto, y María Ruiz, en El retrato de Dorian Gray. Mientras que en la pequeña pantalla hemos podido verle en series como Guante Blanco, Hospital Central, Arroz y Tartana, Ausías March, La vida en el aire (dirigida por Ignacio Mercero), Hermanas y Qué loca peluquería (dirigida por él mismo), Eloy Azorín ha intervenido en cinco cortos y en casi una quincena de largometrajes, a las órdenes de directores como Jaime Chávarri, Vicente Aranda, Pedro Almodóvar o Miguel Hermoso. Estos son los títulos en los que ha intervenido: Todas las canciones hablan de mí Dir. Jonás Trueba (2009); No me pidas que te bese porque te besaré -Dir. Albert Espinosa(2008); Los Borgia -Dir. Antonio Hernández- (2006); SKIZO -Dir. Jesús Ponce- (2006); A + (Amas) -Dir. Jaime Chavarri- (2004); El año del diluvio -Dir. Jaime Chavarri- (2004); Guerreros -Dir. Daniel Calparsoro- (2002); Cuba -Dir. Pedro Carvajal- (2002); Juana La Loca -Dir. Vicente Aranda- (2001); Besos para todos -Dir. Jaime Chávarri- (2001); Aunque tú no lo sepas -Dir. Juan Vicente Córdoba- (2000); Todo sobre mi madre -Dir. Pedro Almodóvar- (1999); Atómica -Dir. David Menkes y Alfonso Albacete- (1998) y Como un relámpago -Dir. Miguel Hermoso- (1996). Los cortometrajes en los que ha trabajado son: Ida y vuelta -Dir. David Porras- (2008); Sofía -Dir. Álvaro Brechner- (2005); Niño vudú -Dir. Tony Bestard- (2004); Jardines deshabitados -Dir. Pablo Malo- (2000); La luz que me ilumina, -Emilio McGregor y Pape Pérez-. EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 19 Chema León. Kim Licenciado en Interpretación por la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático), Chema León ha completado su formación con Odin Teatro; en comedia del arte con Antonio Fava; en mimo corporal y dramático con Marcel Marceau; en verso, texto y dicción con Vicente Fuentes y Vicente León, y en composición del peronaje en el Método de Michel Tchekoven del Théatre du Nord-Ouest. Además, ha estudiado solfeo y violín con Miguel Ojeda. Ha intervenido en destacados montajes teatrales, como Barroco, dirigido por Thomas Pandur; Así es (si así os parece), con Miguel Narros, director con el que también trabajó en Salomé. Ahora, vuelve a estar a las órdenes de Nacho García, con quien ya trabajó en La voz humana. Claxon, El pelícuano, Sueño de una noche de verano, Cuando ladran los perros y La Divina Comedia son otros de sus montajes teatrales, con Yllana, Rafa Galán, José Piris, Natalia Menéndez y Mauricio Celedón, respectivamente. En la pequeña pantalla, hemos podido verle en No estás sola, Sara; UCO; Maitena, estados alterados; Guante Blanco; Fago; Amar en tiempos revueltos y Mesa para cinco, mientras que en cine, intervino en Antes de morir piensa en mi, filme dirigido por Raúl Hernández Garrido. EN LA ROCA ♦ TEATROESPAÑOL♦ 628213874 ♦ www.teatroespanol.es 20