Boletín - Derecho a Morir Dignamente-52

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Boletín
52
MAYO - 2012
Editorial
INFORMACIÓN Y CRITERIO
Desde su inicio hace ya más de treinta años, nuestra
Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente DMD
ha seguido el derrotero que movió a doña Beatriz
Kopp de Gómez y al grupo de distinguidas personalidades que la acompañaron en su idea: llevar a
nuestros compatriotas la información de su
derecho a llegar con toda su dignidad y autonomía
a la etapa final de la vida, que es el morir, de modo
que sus decisiones individuales sobre esa etapa
vital sean respetadas plenamente.
Muchos miles de compatriotas han recibido y
siguen recibiendo esa información, así como el
apoyo de DMD para tomar las decisiones respectivas con buen criterio, dejarlas escritas en el documento “Esta es mi voluntad” y lograr que se respeten cuando llega la hora inevitable; quienes firman
el documento, es decir, nuestros afiliados son el eje
de nuestro trabajo, la razón de ser de esta Fundación que cada día cuenta con mayor aceptación
tanto entre los profesionales de la salud como en el
común de las gentes.
La autonomía de la persona, reflejo de la dignidad
que se le reconoce por el solo hecho de pertenecer
a la especie humana, le permite decidir sobre todo
aquello que le concierne y muy especialmente
sobre lo que afecte su vida, su salud, su realidad
vital; en caso de enfermedad o accidente, esas
decisiones pueden tener trascendencia aun mayor
porque de ellas dependerá que se apliquen o dejen
de aplicar tratamientos e intervenciones que a su
vez signifiquen la diferencia entre vivir y morir; es
evidente que, con semejante trascendencia, el
criterio para decidir debe ser el mejor posible y
tiene que estar acompañado por toda la información necesaria sobre las diversas alternativas
posibles y sus consecuencias.
La tarea de DMD, como puede deducirse, no es
pequeña ni fácil. Nuestros afiliados y toda la sociedad colombiana necesitan estar convencidos de su
derecho a decidir, saber qué alternativas existen
frente a la etapa final de la vida, entender conceptos como “eutanasia”, “limitación del esfuerzo
terapéutico”, “cuidados paliativos” y “sedación
terminal”, para citar solo cuatro de los más conocidos. Como hasta ahora, seguiremos ofreciendo esa
información y consejo, con la certeza de que las
personas irán formando su conciencia y estructurando su criterio, desde antes de que los agobie el
sufrimiento o se encuentren a las puertas del final,
para que éste llegue de la manera más humana
posible.
Para esa tarea, dirigida a nuestros afiliados y a cuantos quieran atender, necesitamos también el apoyo
permanente de esas mismas personas que, reiteramos, son el cuerpo y la fuerza de nuestra Fundación DMD.
Dr. Juan Mendoza-Vega, M.D.
Presidente
Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente
INFORME DE GESTIÓN
2011
• Tuvimos 452 nuevos afiliados.
• Un total de 215 personas buscaron
nuestra orientación para la toma de
decisiones al final de la vida, de los
cuales el 65% fueron mujeres y el 35%
hombres; el 50% de las consultas
fueron los hijos quienes nos contactaron, el 30% los propios pacientes y el
20% otros: esposos, hermanos,
amigos, médicos.
• El 32% de las consultas buscaba
información general en toma de
decisiones del final de la vida, el 23%
solicitaban la eutanasia, el 19% Limitación del Esfuerzo Terapéutico, el 16%
Cuidado Paliativo, el 7% alivio del
dolor.
• El 59% de los pacientes eran enfermos en estado terminal, el 32% en
estado crónico, el 9% en estado de
coma persistente.
• El 46% de los pacientes se encontraban en su casa, el 28% hospitalizado,
el 16%en clínica de cuidado intermedio y el 10% en hogar geriátrico.
• El 45% de los pacientes era mayor de
76 años, el 25% tenían entre 61 y 75
años, el 15% entre 45 y 60 años y el
15% eran menores de 45 años.
• El 24% de los pacientes vivían en
estrato 4, el 18% en estrato 3, el 18%
en estrato 5, 15% en estrato 6 y 15% en
estrato 2, el 10% en estrato 1.
LIMITES A INTERVENCION MÉDICA:
Darío Arcila Arenas,
Abogado
Profesor Titular ( J) de la Universidad de Antioquía,
Miembro Del Comité de Ética Médica del Hospital Universitario
de San Vicente Fundación
Tomado de la Revista “EL PULSO” Enero de 2012 No. 160
Motivado por los casos presentados en reunión del Comité de
Ética Médica del Hospital Universitario de San Vicente Fundación, publico algunas consideraciones sobre los difíciles
dilemas éticos de no iniciar o suspender un procedimiento
médico, aún contra el querer del paciente o de su representante, y de no practicar un tratamiento indicado acogiendo la
decisión de éstos de no autorizarlo. Son una aproximación
inicial y elemental a tan importantes temas y las expongo con
sumo respeto por opiniones divergentes.
Parto de mi convicción de que la vida –cuya calidad está determinada objetiva o médicamente por la salud, la integridad
corporal y el bienestar, pero que subjetiva o moralmente
comprende elementos que pueden ser más determinantes,
como valores, sensaciones, sentimientos y creencias- es un
derecho humano fundamental, no absoluto ni irrenunciable,
porque no siempre y en cualquier situación es un bien para la
persona.
Y parto de que la muerte es la necesaria y natural culminación
de la vida y no el mal mayor para toda persona; de que ésta por
su dignidad tiene derecho a no ser sometida a tratamientos
médicos inútiles o desproporcionados para detener su muerte,
cuando se sabe inevitable y no hay esperanza de recobrar una
existencia en condiciones dignas, y tiene derecho también a
morir sin intensos dolores. Y que en cualquier sistema de salud
es necesario el respeto por la autonomía, no solo del paciente
sino del médico, pues este derecho es el fundamento de su
responsabilidad ética y legal y la seguridad de aquél.
Por ello los médicos deben preguntarse –considerando su
autonomía profesional, y que la ética y el derecho son disciplinas racionales y no obligan a actuar contra la sana razón- si
siempre es su deber moral y legal utilizar todos los medios a su
NO INICIO O SUSPENSIÓN DE TRATAMIENTO
alcance para prolongar la vida de pacientes y aplazar
la muerte, así sea a corto tiempo y en precarias condiciones.
O si por el contrario, su obligación es no recurrir a
ayudas tecnológicas con dicha finalidad o suspenderlas por ser inútiles cuando la vida esté reducida a una
simple existencia biológica, sin conciencia ni posibilidad de alcanzar un grado significativo de autonomía
y de interrelación, o cuanto transcurre en condiciones incompatibles con la dignidad humana que la
hacen invivible e indeseable, y en las cuales su
conservación ya no es un deber y la muerte deviene
en un bien para los pacientes, dispensadora de paz y
liberadora del dolor y del sufrimiento.
Uno de estos casos fue el de un neonato con gastrosquisis, anillo estrecho y sólo 3 centímetros de intestino, después de practicársele cirugía por necrosis de
éste, condición que lo incapacita indefinidamente
para alimentarse por vía oral y por ello recibe nutrición parenteral e hidratación, con muy mal pronóstico, y cuya madre manifiesta extrañeza porque no se le
practica “trasplante de intestino”, estando en un
hospital tan prestigioso.
En este caso se plantean los dilemas de si es ético y
legal que el equipo médico suspenda el tratamiento
de sostén al neonato, y se abstenga de suministrarle
antibióticos y de reanimarlo al presentarse paro
cardiorrespiratorio, sabiendo que sobrevendrá la
muerte; y si para proceder así, es necesario el consentimiento informado de sus padres.
Respecto de estos dilemas considero que el equipo
médico debe, en ejercicio legitimo de la profesión,
suspender y abstenerse de iniciar dichos procedimientos al neonato, lo cual no puede confundirse
con “eutanasia”, pues son inútiles y desproporcionados obstáculos al natural e inevitable proceso de
muerte, que en nada lo benefician y quizás no le
causarán ningún sufrimiento, por su incipiente
desarrollo y precarias condiciones de salud.
Pero el equipo médico no debe proceder de inmediato, porque previamente es indicado suministrar
adecuada y suficiente información a la madre y, de ser
posible, al padre del neonato, sobre la gravedad de
las malformaciones de su hijo, su negativo pronóstico, la inutilidad del tratamiento que se le brinda y por
qué es imposible aplicar el trasplante. Todo ello, en
procura de obtener su conformidad con la decisión
médica, dándoles oportunidad de reflexionar y
plantear inquietudes. Más de no lograrse su consentimiento en un tiempo prudencial, es legitimo –ética y
jurídicamente- suspender todo procedimiento
médico, incluida la nutrición e hidratación tecnológicas –por ser inútiles- pero manteniendo las medidas
de cuidado, decisión que debe justificarse en la historia clínica.
El no tener consentimiento informado de los padres,
y el temor de los médicos y la institución a eventuales
demandas judiciales, no puede llevar a realizar procedimientos contraindicados médicamente, como
mantener un tratamiento de sostén claramente inútil
y desproporcionado, expresión de “medicina defensiva”, pues ello sería inmoral e ilegal.
Ni el paciente ni su familia ni el juez de tutela,
pueden legítimamente imponer a los médicos actos
contrarios a la ciencia, a la experiencia o a la ética
médica ó al Derecho, violando su autonomía y
limitando su responsabilidad, ni a las instituciones de
salud actos reñidos con la calidad o la seguridad de
sus servicios, con violación de sus políticas y reglamentos. Ni los unos ni las otras están obligados a
hacer todo lo posible, “hasta lo último” para prolongar la existencia meramente biológica de un paciente,
ni para retardar su muerte inevitable o inminente, ni
para prolongar su proceso de agonía, pues ello constituye exceso terapéutico que atenta contra su dignidad.
Fundamentación
Mi posición la fundamento en los principios éticos de no
maleficencia, beneficencia y justicia; en los fines de la
medicina; en los artículos 12 y 13 de la Ley 23 de 1981,
imprecisamente denominada “Ley de Etica Médica”, y en
una valoración racional de la autonomía del paciente y
del consentimiento informado, cuyo respeto no puede
invocarse para pretender imponer al médico un acto que
considera inútil.
El citado artículo 13 dispone que el médico solo puede
utilizar “métodos y medicamentos a su disposición o
alcance” cuando exista la posibilidad científica de “aliviar
o curar la enfermedad”, es decir, mientras racionalmente
los considere útiles para lograr alguno de estos fines,
señalando así expresamente límites a la intervención
médica.
Ética y jurídicamente el médico únicamente está
obligado a utilizar tratamientos de que dispone y el
“trasplante de intestino” aún no está al alcance de nuestra medicina. Y sólo debe aplicar procedimientos debidamente autorizados como potencialmente eficaces para
obtener alguno de los fines de la medicina (curar, sanar
y aliviar), salvo en circunstancias excepcionalmente
graves en las que un procedimiento experimental sea la
única posibilidad al efecto, según el citado artículo 12.
Además que sean útiles, que beneficien al paciente; y
proporcionados, que el beneficio esperado sea superior
al posible daño o sufrimiento, y que su costo no sea
exagerado en relación con ese posible beneficio.
El mantenimiento de nutrición parenteral e hidratación
al neonato, indicada e iniciada antes de la cirugía por la
cual quedó con sólo 3 centímetros de intestino, puede
prolongar su existencia por algún tiempo y sería un
procedimiento útil, más o menos beneficioso para él, si
médicamente le permitiera algún grado de desarrollo
como persona, dentro de las limitación impuestas por
sus graves minusvalías físicas; de autonomía, al no tener
que depender permanentemente de una máquina; y de
interrelación.
Como entiendo que ello no es así, concluyo que aquel
procedimiento es inútil e ineficaz para lograr alguno de
los fines de la medicina y no implica un beneficio
proporcionado para el neonato, ni su supresión le
causaría daño desproporcionado, pues por su edad, sus
graves minusvalías y sus precarias condiciones de salud,
posiblemente no le causarían ningún sufrimiento.
Entonces, de acuerdo con los principios de no maleficencia y beneficencia y también con el de justicia, que
impone no destinar recursos escasos a procedimientos
inútiles, el procedimiento debe interrumpirse.
En ejercicio legítimo de su profesión, el médico puede
omitir o suspender cualquier procedimiento, inclusive la
nutrición parenteral y la hidratación –cuya suspensión le
es especialmente difícil por motivos emocionales y
culturales- cuando resulte inútil o desproporcionado o
sólo prolongue el inevitable proceso de muerte. Pero en
caso de duda, el médico debe optar por iniciar el procedimiento, bajo la condición de interrumpirlo si resultare
ser útil o desproporcionado, máxime si se tiene en
cuenta que omitirlo puede ser psicológicamente más
gravoso para él, que suspenderlo.
“La alimentación proporcionada médicamente
constituye un procedimiento técnico diseñado para
ciertos problemas y puede ser apropiada o no, dependiendo del consentimiento del paciente, su condición
física y su pronóstico. Este procedimiento médico tiene
poca relación con tener hambre, comer o sentirse satisfecho; su interrupción no supone dolor ni hambre para la
mayoría de los pacientes, conforme lo ha demostrado la
investigación realizada…”, y humedecer con agua los
labios del enfermo alivia más la sed que la hidratación
tecnológica
( James F.Drane, El cuidado del enfermo terminal, Ed.
Organización Panamericana de Salud, 1999, Pág.28).
Testimonio
Mi nombre es Jarlin, Agradezco a la Fundación DMD su
acompañamiento, agradezco desde lo más profundo de
mi alma su existencia, su humanismo, su calidad, pero
sobre todo...su compasión. El pasado 11 de octubre de
2011 descanso mi padre. Les comparto la carta que le
escribí de despedida, seis días antes de morir.
Papá, no tengo la menor idea de cómo empezar a
despedirme sin perderme en la nostalgia, supongo que
hace mucho que ya no habita ese cuerpo que tan celosamente hemos cuidado durante los últimos años, de
manera terca y con la promesa utópica de una recuperación imposible; papi…usted me conoce muy bien,
sabe la dificultad que me cuesta tramitar la vida confiando en la religión o en lo que dice un cura, sin
embargo al leer los folletos que sobre la vida y la muerte
tienen en la Fundación, me he dado la posibilidad de
entenderla de otra manera; siempre he sido racional tal
vez mas de la cuenta, pero tanta contención me ha
desbordado en este momento y no tengo más remedio
que narrarle desde mi alma todas las cosas que quiero
decirle, ahora que entiendo que el final se acerca.
Papi de mi alma, mucho de lo que soy, de lo que pienso,
de lo que opino, se lo debo a Ud. Nos encantaba conversar y saber que coincidíamos en temas que podían
parecer muy complejos, hacer planes siempre familiares
y agradecer a la vida por tantas bendiciones que recibíamos, siempre con un proyecto en la cabeza y en el
corazón, siempre pensando en paisa: la familia una
finca, una reunión, una sopita de arroz con mondongo,
un tango, una canción… se acuerda de la de Niche…ya
vamos llegando??? No resisto escucharla ahora, me
duele, me duele el alma, la vida, la piel, me duele toda
mi existencia, y siento rabia porque no pudimos hacer
tantas cosas que teníamos proyectadas, mi mamá aplazo
su vida, ni siquiera se permite enfermarse, todo por
estar pendiente de su cuidado, sabiendo que usted se
encuentra ya muy lejos, que hace mucho se fue, se fue
bailando, pero se fue!!!
Aquí de manera obtusa tratando de detenerlo, pasando
por encima de su dolor y en nombre del amor
reteniendo y negando lo que es una verdad que grita
ante tanta ceguera, pero es que no estábamos prepara-
dos para dejarlo… y es que solo nos hemos tenido a
nosotros mismos, cada uno es tan importante que no
nos imaginamos si falta alguno porque el vacío es
enorme, nos sentimos solos casi huérfanos… pero es
una orfandad vieja, no sé de cuantos siglos de cuántas
generaciones y nosotros de manera sistemática hemos
cumplido el rol e históricamente nos hemos apartado;
supongo que eso ha hecho más difícil dejarlo partir.
Pero hoy sabemos que ya es hora, que nos quedamos
solos, que le estamos dando una lección de vida a nuestros hijos y que esperamos que ellos no repitan esta
historia de soledades, no sería justo y no habrá valido la
pena todo lo que nos enseño durante este periodo si no
somos capaces de enseñárselo a nuestros herederos, lo
bueno, pero también lo malo que hagamos, tenemos
que sembrar en ellos vida, alegría, esperanza, capacidad
de comunicarse y de afrontar sin aislarse…tenemos
tantas tareas y solo sé que estamos paralizados ante el
terror que nos habita y no podemos seguir así.
Debemos dejarlo partir, amorosamente, generosamente, debemos dejar de aplazar la vida, debemos
continuar solos, todavía tenemos mucho trecho que
recorrer, mamá está cansada, agotada, de tanto querer
negar este momento ha ido cerrando sus ojitos ante una
realidad que no quería reconocer, ya el médico la vio y
le dijo que debe operarse, que tiene cataratas, solo
esperamos el momento oportuno, pero necesitamos y
deseamos que vuelva a “ver bien”, que vea las cosas de
manera diferente, que note que las cosas mejoran,
queremos verla con proyectos, alegre…hace mucho
que eso no pasa y poco a poco, sin darnos cuenta se nos
va yendo la vida, a todos… Papi, váyase tranquilo,
descanse, fúndase con el universo y trascienda este
plano, que ya no tiene nada bueno para brindarle, su
tarea ya quedó hecha, así como su impronta. Parta
tranquilo que las tareas pendientes las haremos
nosotros.
Gracias por todo lo aprendido, por lo enseñado, gracias
por lo vivido y lo sufrido, porque me enseño a ser más
fuerte.
Su hija, Jarlin.
ROSALÍA MIRANDA, FIRMÓ SU TESTAMENTO VITAL
«Tiene igual valor que el testamento de los bienes»
«A mis hijos les parece
sensato que su madre
tenga hecho un documento de voluntades», asegura, «No quiero que se me
conecte a una máquina
cuya desconexión signifique mi muerte», «Me hice
el testamento vital a raíz
del caso de las sedaciones del Hospital de Leganés».
me el documento de voluntades anticipadas. Me
parece que es una lucha y un gran derecho para la
población. Además, a raíz del caso de Leganés, me
hice socia de Derecho a Morir Dignamente. La gente
debe saber que hoy en día hay una ley, un registro en
Osakidetza y un servicio público en el cuál puedes
dejar hecho el documento de voluntades anticipadas
y normalizarlo en nuestra vida como tenemos el DNI,
el testamento de la casa y las tierras del pueblo. El
testamento vital tiene el mismo valor que el testamento de los bienes. Es otro documento del siglo XXI
tan normal como son todos los otros.
A punto de cumplir 63 años, Rosalía Miranda, técnico
de prevención, asegura que el testamento vital que se
hizo hace cinco años tiene «el mismo
valor que el testamento de bienes». Esta
Navarra afincada en Vitoria preside
«No quiero
además la delegación en Euskadi de la
asociación Derecho a Morir Dignamenque se me
te de España, que realiza una labor de
conecte a una
informar sobre sus derechos a la poblamáquina cuya
ción.
- ¿Por qué decidió firmar un documento de voluntades anticipadas?
desconexión
signifique mi
muerte»
El conocimiento de que existía esa
posibilidad, porque era algo que desconocía. Fue a raíz del caso del Hospital
de Leganés, hace cinco años. Luis Montes, doctor
anestesista, fue acusado por una asociación de derecho a la vida de realizar prácticas eutanásicas -finalmente absuelto después de que los jueces confirmaran que no hubo mala praxis en las sedaciones que se
aplicaban en el centro-. Yo oía en la radio y leía en la
prensa lo que estaba pasando. Entonces decidí hacer-
- ¿Y qué es lo que expresa en su
documento?
Lo más importante es que no se me
conecte a ninguna máquina cuya
desconexión signifique la muerte. No
quiero que me conecten porque
realmente me sacarían de una situación de muerte para vivir conectada a
una máquina. No quiero que se me
reanime de una parada cardiorrespiratoria en la cual el médico sabe que va
a conllevar un daño irreversible que
limite mi capacidad mental y física.
- ¿Conoce a más gente que haya firmado un testamento vital en su entorno cercano?
Sí, en mi círculo de amistades. Las familias no necesariamente tenemos vínculos ideológicos. Tengo hijos y
con quienes he hablado de esto es con ellos. De
hecho, constan como testigos en mi documento,
Recomendados
"LA LUZ DIFÍCIL" DE TOMÁS GONZÁLEZ,
EDITORIAL ALFAGUARA
porque confío que la vida me depare un proceso biológico esperado, que es que yo muera antes que ellos.
Espero que ellos tutelen que mis deseos se cumplan.
Mis hijos saben mis pensamientos en esta materia.
- ¿Lo ven como algo extraordinario?
No. También les he enseñado que en esa misma carpeta
tengo el documento de cómo dejo mis bienes cuando
me muera y no les parece un documento extraordinario.
Les parece que es sensato y prudente que su madre
tenga hecho eso, para que todo quede claro. Y con el
testamento vital también les parece sensato que lo que
yo pienso quede por escrito. Como yo no lo podré
defender, lo defenderán ellos.
- ¿Cuál sería para usted un final indigno?
El que no se correspondiera con mis valores. Yo me siento
dueña de mi vida y, por lo tanto, mi vida es hasta el último
momento que respire y que tenga conciencia. Yo no hago
depositaria de mi vida a ninguna religión y a ninguna persona le confiero más autoridad que la que yo tengo sobre mi
vida. Espero del médico que su saber lo ponga a la disposición de mis creencias y valores, no de los suyos.
Tomado de la página de la Asociación Española Derecho a
Morir Dignamente www.eutanasia.ws
Bonos en memoria:
Tenemos a su disposición Bonos en memoria, con
un hermoso mensaje de condolencia escrito por la
Dra. Isa Fonnegra de Jaramillo.
(Donación $50.000= en adelante)
Jacobo ha decidido morir.
Un accidente de tránsito lo
ha dejado parapléjico y con
dolores tan fuertes, que le
hacen la vida insoportable.
David, su padre, se enfrenta
a la más dura de todas las
pruebas: ser testigo del
proceso.
Mientras Jacobo viaja a un
lugar de Estados Unidos
donde su muerte sea
posible, David soporta en
Nueva York las horas aferrándose a la esperanza de
una inevitable pregunta: ¿se arrepentirá su hijo en
el último minuto?. Casi veinte años después -con la
visión desgastada y el espíritu atento- David reconstruye su vida en Nueva York, sus días de pintor
prolífico, el accidente de Jacobo y, sobre todo, los
momentos de espera junto a su familia, mientras su
hijo se dirige al destino que ha elegido. El estupor
del dolor no le impide presenciar la belleza con
infinita atención, y su relato se convierte en
testimonio de la vida misma, tan inmensa y poderosa que incluso contiene la muerte.(Tomado de la
contraportada del libro)
"LA NUBE PLATEADA
(CUANDO LA ABUELA SE FUE)”,
JAVIER DARÍO RESTREPO
Aborda el tema de la muerte a partir
de la historia de un niño de nueve
años, quien se enfrenta, a través de
una carta, a la muerte de su abuela.
El libro resuelve los mitos y los
miedos que rodean a la muerte y le
comunica al joven protagonista y a los lectores de
todas las edades, cuál es la visión que el abuelo
tiene de la muerte de su esposa, y de su propia
muerte.
“En recuerdo mío…”
El día llegará en que mi cuerpo yacerá sobre una sábana
blanca que cubra cuidadosamente las cuatro esquinas
de un colchón, en un hospital activamente ocupado en
atender a vivos y moribundos. En determinado
momento un médico comprobará que mi cerebro ha
dejado de funcionar y que, definitivamente, mi vida ha
llegado a su término.
Cuando tal cosa ocurra, no intentéis infundirle a mi
cuerpo una vida artificial con ayuda de alguna máquina.
Y no digáis que me hallo en mi lecho de muerte. Estaré
en mi Lecho de Vida, y ved que este mi cuerpo sea
retirado para contribuir a que otros seres humanos
hagan una mejor vida.
Dad mis ojos al desdichado que jamás haya contemplado un amanecer, que no haya visto el rostro de un
niño, o, en los ojos de una mujer, la luz del amor. Dadle
mi corazón a alguna persona a quien el propio sólo le
haya valido interminables días de sufrimiento. Mi sangre
dadla al adolescente rescatado de su automóvil en
ruinas, a fin de que pueda vivir hasta ver a sus nietos
retozando a su lado. Dad mis riñones al enfermo que
deba recurrir a una máquina para vivir de una semana a
otra. Para que un niño lisiado pueda llegar a andar,
tomad la totalidad de mis huesos, todos mis músculos,
las fibras y los nervios todos de mi cuerpo.
Hurgad en todos los rincones de mi cerebro. Si es
necesario, tomad mis células y haced que se desarrollen,
de modo que algún día un chico sin habla logre gritar
con entusiasmo al ver caer un gol y que una muchachita
sorda pueda oír el repiquetear de la lluvia en los
cristales de la ventana.
Lo que quede de mi cuerpo entregadlo al fuego, y
lanzad las cenizas al viento para contribuir al
crecimiento de las flores.
Si algo habéis de enterrar, que sean mis errores, mis
flaquezas, y todos mis prejuicios contra mi prójimo.
Dad al diablo mis pecados; entregad mi alma a Dios.
Si acaso quisiereis recordarme, hacedlo con una buena
obra o diciendo alguna palabra bondadosa a quien
tenga necesidad de vosotros. Si hacéis todo esto que os
pido, viviré eternamente.
R.N.T.
Tomado de la revista “Selecciones”
Donación de órganos: Instituto Nacional de Salud
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