Boletín 52 MAYO - 2012 Editorial INFORMACIÓN Y CRITERIO Desde su inicio hace ya más de treinta años, nuestra Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente DMD ha seguido el derrotero que movió a doña Beatriz Kopp de Gómez y al grupo de distinguidas personalidades que la acompañaron en su idea: llevar a nuestros compatriotas la información de su derecho a llegar con toda su dignidad y autonomía a la etapa final de la vida, que es el morir, de modo que sus decisiones individuales sobre esa etapa vital sean respetadas plenamente. Muchos miles de compatriotas han recibido y siguen recibiendo esa información, así como el apoyo de DMD para tomar las decisiones respectivas con buen criterio, dejarlas escritas en el documento “Esta es mi voluntad” y lograr que se respeten cuando llega la hora inevitable; quienes firman el documento, es decir, nuestros afiliados son el eje de nuestro trabajo, la razón de ser de esta Fundación que cada día cuenta con mayor aceptación tanto entre los profesionales de la salud como en el común de las gentes. La autonomía de la persona, reflejo de la dignidad que se le reconoce por el solo hecho de pertenecer a la especie humana, le permite decidir sobre todo aquello que le concierne y muy especialmente sobre lo que afecte su vida, su salud, su realidad vital; en caso de enfermedad o accidente, esas decisiones pueden tener trascendencia aun mayor porque de ellas dependerá que se apliquen o dejen de aplicar tratamientos e intervenciones que a su vez signifiquen la diferencia entre vivir y morir; es evidente que, con semejante trascendencia, el criterio para decidir debe ser el mejor posible y tiene que estar acompañado por toda la información necesaria sobre las diversas alternativas posibles y sus consecuencias. La tarea de DMD, como puede deducirse, no es pequeña ni fácil. Nuestros afiliados y toda la sociedad colombiana necesitan estar convencidos de su derecho a decidir, saber qué alternativas existen frente a la etapa final de la vida, entender conceptos como “eutanasia”, “limitación del esfuerzo terapéutico”, “cuidados paliativos” y “sedación terminal”, para citar solo cuatro de los más conocidos. Como hasta ahora, seguiremos ofreciendo esa información y consejo, con la certeza de que las personas irán formando su conciencia y estructurando su criterio, desde antes de que los agobie el sufrimiento o se encuentren a las puertas del final, para que éste llegue de la manera más humana posible. Para esa tarea, dirigida a nuestros afiliados y a cuantos quieran atender, necesitamos también el apoyo permanente de esas mismas personas que, reiteramos, son el cuerpo y la fuerza de nuestra Fundación DMD. Dr. Juan Mendoza-Vega, M.D. Presidente Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente INFORME DE GESTIÓN 2011 • Tuvimos 452 nuevos afiliados. • Un total de 215 personas buscaron nuestra orientación para la toma de decisiones al final de la vida, de los cuales el 65% fueron mujeres y el 35% hombres; el 50% de las consultas fueron los hijos quienes nos contactaron, el 30% los propios pacientes y el 20% otros: esposos, hermanos, amigos, médicos. • El 32% de las consultas buscaba información general en toma de decisiones del final de la vida, el 23% solicitaban la eutanasia, el 19% Limitación del Esfuerzo Terapéutico, el 16% Cuidado Paliativo, el 7% alivio del dolor. • El 59% de los pacientes eran enfermos en estado terminal, el 32% en estado crónico, el 9% en estado de coma persistente. • El 46% de los pacientes se encontraban en su casa, el 28% hospitalizado, el 16%en clínica de cuidado intermedio y el 10% en hogar geriátrico. • El 45% de los pacientes era mayor de 76 años, el 25% tenían entre 61 y 75 años, el 15% entre 45 y 60 años y el 15% eran menores de 45 años. • El 24% de los pacientes vivían en estrato 4, el 18% en estrato 3, el 18% en estrato 5, 15% en estrato 6 y 15% en estrato 2, el 10% en estrato 1. LIMITES A INTERVENCION MÉDICA: Darío Arcila Arenas, Abogado Profesor Titular ( J) de la Universidad de Antioquía, Miembro Del Comité de Ética Médica del Hospital Universitario de San Vicente Fundación Tomado de la Revista “EL PULSO” Enero de 2012 No. 160 Motivado por los casos presentados en reunión del Comité de Ética Médica del Hospital Universitario de San Vicente Fundación, publico algunas consideraciones sobre los difíciles dilemas éticos de no iniciar o suspender un procedimiento médico, aún contra el querer del paciente o de su representante, y de no practicar un tratamiento indicado acogiendo la decisión de éstos de no autorizarlo. Son una aproximación inicial y elemental a tan importantes temas y las expongo con sumo respeto por opiniones divergentes. Parto de mi convicción de que la vida –cuya calidad está determinada objetiva o médicamente por la salud, la integridad corporal y el bienestar, pero que subjetiva o moralmente comprende elementos que pueden ser más determinantes, como valores, sensaciones, sentimientos y creencias- es un derecho humano fundamental, no absoluto ni irrenunciable, porque no siempre y en cualquier situación es un bien para la persona. Y parto de que la muerte es la necesaria y natural culminación de la vida y no el mal mayor para toda persona; de que ésta por su dignidad tiene derecho a no ser sometida a tratamientos médicos inútiles o desproporcionados para detener su muerte, cuando se sabe inevitable y no hay esperanza de recobrar una existencia en condiciones dignas, y tiene derecho también a morir sin intensos dolores. Y que en cualquier sistema de salud es necesario el respeto por la autonomía, no solo del paciente sino del médico, pues este derecho es el fundamento de su responsabilidad ética y legal y la seguridad de aquél. Por ello los médicos deben preguntarse –considerando su autonomía profesional, y que la ética y el derecho son disciplinas racionales y no obligan a actuar contra la sana razón- si siempre es su deber moral y legal utilizar todos los medios a su NO INICIO O SUSPENSIÓN DE TRATAMIENTO alcance para prolongar la vida de pacientes y aplazar la muerte, así sea a corto tiempo y en precarias condiciones. O si por el contrario, su obligación es no recurrir a ayudas tecnológicas con dicha finalidad o suspenderlas por ser inútiles cuando la vida esté reducida a una simple existencia biológica, sin conciencia ni posibilidad de alcanzar un grado significativo de autonomía y de interrelación, o cuanto transcurre en condiciones incompatibles con la dignidad humana que la hacen invivible e indeseable, y en las cuales su conservación ya no es un deber y la muerte deviene en un bien para los pacientes, dispensadora de paz y liberadora del dolor y del sufrimiento. Uno de estos casos fue el de un neonato con gastrosquisis, anillo estrecho y sólo 3 centímetros de intestino, después de practicársele cirugía por necrosis de éste, condición que lo incapacita indefinidamente para alimentarse por vía oral y por ello recibe nutrición parenteral e hidratación, con muy mal pronóstico, y cuya madre manifiesta extrañeza porque no se le practica “trasplante de intestino”, estando en un hospital tan prestigioso. En este caso se plantean los dilemas de si es ético y legal que el equipo médico suspenda el tratamiento de sostén al neonato, y se abstenga de suministrarle antibióticos y de reanimarlo al presentarse paro cardiorrespiratorio, sabiendo que sobrevendrá la muerte; y si para proceder así, es necesario el consentimiento informado de sus padres. Respecto de estos dilemas considero que el equipo médico debe, en ejercicio legitimo de la profesión, suspender y abstenerse de iniciar dichos procedimientos al neonato, lo cual no puede confundirse con “eutanasia”, pues son inútiles y desproporcionados obstáculos al natural e inevitable proceso de muerte, que en nada lo benefician y quizás no le causarán ningún sufrimiento, por su incipiente desarrollo y precarias condiciones de salud. Pero el equipo médico no debe proceder de inmediato, porque previamente es indicado suministrar adecuada y suficiente información a la madre y, de ser posible, al padre del neonato, sobre la gravedad de las malformaciones de su hijo, su negativo pronóstico, la inutilidad del tratamiento que se le brinda y por qué es imposible aplicar el trasplante. Todo ello, en procura de obtener su conformidad con la decisión médica, dándoles oportunidad de reflexionar y plantear inquietudes. Más de no lograrse su consentimiento en un tiempo prudencial, es legitimo –ética y jurídicamente- suspender todo procedimiento médico, incluida la nutrición e hidratación tecnológicas –por ser inútiles- pero manteniendo las medidas de cuidado, decisión que debe justificarse en la historia clínica. El no tener consentimiento informado de los padres, y el temor de los médicos y la institución a eventuales demandas judiciales, no puede llevar a realizar procedimientos contraindicados médicamente, como mantener un tratamiento de sostén claramente inútil y desproporcionado, expresión de “medicina defensiva”, pues ello sería inmoral e ilegal. Ni el paciente ni su familia ni el juez de tutela, pueden legítimamente imponer a los médicos actos contrarios a la ciencia, a la experiencia o a la ética médica ó al Derecho, violando su autonomía y limitando su responsabilidad, ni a las instituciones de salud actos reñidos con la calidad o la seguridad de sus servicios, con violación de sus políticas y reglamentos. Ni los unos ni las otras están obligados a hacer todo lo posible, “hasta lo último” para prolongar la existencia meramente biológica de un paciente, ni para retardar su muerte inevitable o inminente, ni para prolongar su proceso de agonía, pues ello constituye exceso terapéutico que atenta contra su dignidad. Fundamentación Mi posición la fundamento en los principios éticos de no maleficencia, beneficencia y justicia; en los fines de la medicina; en los artículos 12 y 13 de la Ley 23 de 1981, imprecisamente denominada “Ley de Etica Médica”, y en una valoración racional de la autonomía del paciente y del consentimiento informado, cuyo respeto no puede invocarse para pretender imponer al médico un acto que considera inútil. El citado artículo 13 dispone que el médico solo puede utilizar “métodos y medicamentos a su disposición o alcance” cuando exista la posibilidad científica de “aliviar o curar la enfermedad”, es decir, mientras racionalmente los considere útiles para lograr alguno de estos fines, señalando así expresamente límites a la intervención médica. Ética y jurídicamente el médico únicamente está obligado a utilizar tratamientos de que dispone y el “trasplante de intestino” aún no está al alcance de nuestra medicina. Y sólo debe aplicar procedimientos debidamente autorizados como potencialmente eficaces para obtener alguno de los fines de la medicina (curar, sanar y aliviar), salvo en circunstancias excepcionalmente graves en las que un procedimiento experimental sea la única posibilidad al efecto, según el citado artículo 12. Además que sean útiles, que beneficien al paciente; y proporcionados, que el beneficio esperado sea superior al posible daño o sufrimiento, y que su costo no sea exagerado en relación con ese posible beneficio. El mantenimiento de nutrición parenteral e hidratación al neonato, indicada e iniciada antes de la cirugía por la cual quedó con sólo 3 centímetros de intestino, puede prolongar su existencia por algún tiempo y sería un procedimiento útil, más o menos beneficioso para él, si médicamente le permitiera algún grado de desarrollo como persona, dentro de las limitación impuestas por sus graves minusvalías físicas; de autonomía, al no tener que depender permanentemente de una máquina; y de interrelación. Como entiendo que ello no es así, concluyo que aquel procedimiento es inútil e ineficaz para lograr alguno de los fines de la medicina y no implica un beneficio proporcionado para el neonato, ni su supresión le causaría daño desproporcionado, pues por su edad, sus graves minusvalías y sus precarias condiciones de salud, posiblemente no le causarían ningún sufrimiento. Entonces, de acuerdo con los principios de no maleficencia y beneficencia y también con el de justicia, que impone no destinar recursos escasos a procedimientos inútiles, el procedimiento debe interrumpirse. En ejercicio legítimo de su profesión, el médico puede omitir o suspender cualquier procedimiento, inclusive la nutrición parenteral y la hidratación –cuya suspensión le es especialmente difícil por motivos emocionales y culturales- cuando resulte inútil o desproporcionado o sólo prolongue el inevitable proceso de muerte. Pero en caso de duda, el médico debe optar por iniciar el procedimiento, bajo la condición de interrumpirlo si resultare ser útil o desproporcionado, máxime si se tiene en cuenta que omitirlo puede ser psicológicamente más gravoso para él, que suspenderlo. “La alimentación proporcionada médicamente constituye un procedimiento técnico diseñado para ciertos problemas y puede ser apropiada o no, dependiendo del consentimiento del paciente, su condición física y su pronóstico. Este procedimiento médico tiene poca relación con tener hambre, comer o sentirse satisfecho; su interrupción no supone dolor ni hambre para la mayoría de los pacientes, conforme lo ha demostrado la investigación realizada…”, y humedecer con agua los labios del enfermo alivia más la sed que la hidratación tecnológica ( James F.Drane, El cuidado del enfermo terminal, Ed. Organización Panamericana de Salud, 1999, Pág.28). Testimonio Mi nombre es Jarlin, Agradezco a la Fundación DMD su acompañamiento, agradezco desde lo más profundo de mi alma su existencia, su humanismo, su calidad, pero sobre todo...su compasión. El pasado 11 de octubre de 2011 descanso mi padre. Les comparto la carta que le escribí de despedida, seis días antes de morir. Papá, no tengo la menor idea de cómo empezar a despedirme sin perderme en la nostalgia, supongo que hace mucho que ya no habita ese cuerpo que tan celosamente hemos cuidado durante los últimos años, de manera terca y con la promesa utópica de una recuperación imposible; papi…usted me conoce muy bien, sabe la dificultad que me cuesta tramitar la vida confiando en la religión o en lo que dice un cura, sin embargo al leer los folletos que sobre la vida y la muerte tienen en la Fundación, me he dado la posibilidad de entenderla de otra manera; siempre he sido racional tal vez mas de la cuenta, pero tanta contención me ha desbordado en este momento y no tengo más remedio que narrarle desde mi alma todas las cosas que quiero decirle, ahora que entiendo que el final se acerca. Papi de mi alma, mucho de lo que soy, de lo que pienso, de lo que opino, se lo debo a Ud. Nos encantaba conversar y saber que coincidíamos en temas que podían parecer muy complejos, hacer planes siempre familiares y agradecer a la vida por tantas bendiciones que recibíamos, siempre con un proyecto en la cabeza y en el corazón, siempre pensando en paisa: la familia una finca, una reunión, una sopita de arroz con mondongo, un tango, una canción… se acuerda de la de Niche…ya vamos llegando??? No resisto escucharla ahora, me duele, me duele el alma, la vida, la piel, me duele toda mi existencia, y siento rabia porque no pudimos hacer tantas cosas que teníamos proyectadas, mi mamá aplazo su vida, ni siquiera se permite enfermarse, todo por estar pendiente de su cuidado, sabiendo que usted se encuentra ya muy lejos, que hace mucho se fue, se fue bailando, pero se fue!!! Aquí de manera obtusa tratando de detenerlo, pasando por encima de su dolor y en nombre del amor reteniendo y negando lo que es una verdad que grita ante tanta ceguera, pero es que no estábamos prepara- dos para dejarlo… y es que solo nos hemos tenido a nosotros mismos, cada uno es tan importante que no nos imaginamos si falta alguno porque el vacío es enorme, nos sentimos solos casi huérfanos… pero es una orfandad vieja, no sé de cuantos siglos de cuántas generaciones y nosotros de manera sistemática hemos cumplido el rol e históricamente nos hemos apartado; supongo que eso ha hecho más difícil dejarlo partir. Pero hoy sabemos que ya es hora, que nos quedamos solos, que le estamos dando una lección de vida a nuestros hijos y que esperamos que ellos no repitan esta historia de soledades, no sería justo y no habrá valido la pena todo lo que nos enseño durante este periodo si no somos capaces de enseñárselo a nuestros herederos, lo bueno, pero también lo malo que hagamos, tenemos que sembrar en ellos vida, alegría, esperanza, capacidad de comunicarse y de afrontar sin aislarse…tenemos tantas tareas y solo sé que estamos paralizados ante el terror que nos habita y no podemos seguir así. Debemos dejarlo partir, amorosamente, generosamente, debemos dejar de aplazar la vida, debemos continuar solos, todavía tenemos mucho trecho que recorrer, mamá está cansada, agotada, de tanto querer negar este momento ha ido cerrando sus ojitos ante una realidad que no quería reconocer, ya el médico la vio y le dijo que debe operarse, que tiene cataratas, solo esperamos el momento oportuno, pero necesitamos y deseamos que vuelva a “ver bien”, que vea las cosas de manera diferente, que note que las cosas mejoran, queremos verla con proyectos, alegre…hace mucho que eso no pasa y poco a poco, sin darnos cuenta se nos va yendo la vida, a todos… Papi, váyase tranquilo, descanse, fúndase con el universo y trascienda este plano, que ya no tiene nada bueno para brindarle, su tarea ya quedó hecha, así como su impronta. Parta tranquilo que las tareas pendientes las haremos nosotros. Gracias por todo lo aprendido, por lo enseñado, gracias por lo vivido y lo sufrido, porque me enseño a ser más fuerte. Su hija, Jarlin. ROSALÍA MIRANDA, FIRMÓ SU TESTAMENTO VITAL «Tiene igual valor que el testamento de los bienes» «A mis hijos les parece sensato que su madre tenga hecho un documento de voluntades», asegura, «No quiero que se me conecte a una máquina cuya desconexión signifique mi muerte», «Me hice el testamento vital a raíz del caso de las sedaciones del Hospital de Leganés». me el documento de voluntades anticipadas. Me parece que es una lucha y un gran derecho para la población. Además, a raíz del caso de Leganés, me hice socia de Derecho a Morir Dignamente. La gente debe saber que hoy en día hay una ley, un registro en Osakidetza y un servicio público en el cuál puedes dejar hecho el documento de voluntades anticipadas y normalizarlo en nuestra vida como tenemos el DNI, el testamento de la casa y las tierras del pueblo. El testamento vital tiene el mismo valor que el testamento de los bienes. Es otro documento del siglo XXI tan normal como son todos los otros. A punto de cumplir 63 años, Rosalía Miranda, técnico de prevención, asegura que el testamento vital que se hizo hace cinco años tiene «el mismo valor que el testamento de bienes». Esta Navarra afincada en Vitoria preside «No quiero además la delegación en Euskadi de la asociación Derecho a Morir Dignamenque se me te de España, que realiza una labor de conecte a una informar sobre sus derechos a la poblamáquina cuya ción. - ¿Por qué decidió firmar un documento de voluntades anticipadas? desconexión signifique mi muerte» El conocimiento de que existía esa posibilidad, porque era algo que desconocía. Fue a raíz del caso del Hospital de Leganés, hace cinco años. Luis Montes, doctor anestesista, fue acusado por una asociación de derecho a la vida de realizar prácticas eutanásicas -finalmente absuelto después de que los jueces confirmaran que no hubo mala praxis en las sedaciones que se aplicaban en el centro-. Yo oía en la radio y leía en la prensa lo que estaba pasando. Entonces decidí hacer- - ¿Y qué es lo que expresa en su documento? Lo más importante es que no se me conecte a ninguna máquina cuya desconexión signifique la muerte. No quiero que me conecten porque realmente me sacarían de una situación de muerte para vivir conectada a una máquina. No quiero que se me reanime de una parada cardiorrespiratoria en la cual el médico sabe que va a conllevar un daño irreversible que limite mi capacidad mental y física. - ¿Conoce a más gente que haya firmado un testamento vital en su entorno cercano? Sí, en mi círculo de amistades. Las familias no necesariamente tenemos vínculos ideológicos. Tengo hijos y con quienes he hablado de esto es con ellos. De hecho, constan como testigos en mi documento, Recomendados "LA LUZ DIFÍCIL" DE TOMÁS GONZÁLEZ, EDITORIAL ALFAGUARA porque confío que la vida me depare un proceso biológico esperado, que es que yo muera antes que ellos. Espero que ellos tutelen que mis deseos se cumplan. Mis hijos saben mis pensamientos en esta materia. - ¿Lo ven como algo extraordinario? No. También les he enseñado que en esa misma carpeta tengo el documento de cómo dejo mis bienes cuando me muera y no les parece un documento extraordinario. Les parece que es sensato y prudente que su madre tenga hecho eso, para que todo quede claro. Y con el testamento vital también les parece sensato que lo que yo pienso quede por escrito. Como yo no lo podré defender, lo defenderán ellos. - ¿Cuál sería para usted un final indigno? El que no se correspondiera con mis valores. Yo me siento dueña de mi vida y, por lo tanto, mi vida es hasta el último momento que respire y que tenga conciencia. Yo no hago depositaria de mi vida a ninguna religión y a ninguna persona le confiero más autoridad que la que yo tengo sobre mi vida. Espero del médico que su saber lo ponga a la disposición de mis creencias y valores, no de los suyos. Tomado de la página de la Asociación Española Derecho a Morir Dignamente www.eutanasia.ws Bonos en memoria: Tenemos a su disposición Bonos en memoria, con un hermoso mensaje de condolencia escrito por la Dra. Isa Fonnegra de Jaramillo. (Donación $50.000= en adelante) Jacobo ha decidido morir. Un accidente de tránsito lo ha dejado parapléjico y con dolores tan fuertes, que le hacen la vida insoportable. David, su padre, se enfrenta a la más dura de todas las pruebas: ser testigo del proceso. Mientras Jacobo viaja a un lugar de Estados Unidos donde su muerte sea posible, David soporta en Nueva York las horas aferrándose a la esperanza de una inevitable pregunta: ¿se arrepentirá su hijo en el último minuto?. Casi veinte años después -con la visión desgastada y el espíritu atento- David reconstruye su vida en Nueva York, sus días de pintor prolífico, el accidente de Jacobo y, sobre todo, los momentos de espera junto a su familia, mientras su hijo se dirige al destino que ha elegido. El estupor del dolor no le impide presenciar la belleza con infinita atención, y su relato se convierte en testimonio de la vida misma, tan inmensa y poderosa que incluso contiene la muerte.(Tomado de la contraportada del libro) "LA NUBE PLATEADA (CUANDO LA ABUELA SE FUE)”, JAVIER DARÍO RESTREPO Aborda el tema de la muerte a partir de la historia de un niño de nueve años, quien se enfrenta, a través de una carta, a la muerte de su abuela. El libro resuelve los mitos y los miedos que rodean a la muerte y le comunica al joven protagonista y a los lectores de todas las edades, cuál es la visión que el abuelo tiene de la muerte de su esposa, y de su propia muerte. “En recuerdo mío…” El día llegará en que mi cuerpo yacerá sobre una sábana blanca que cubra cuidadosamente las cuatro esquinas de un colchón, en un hospital activamente ocupado en atender a vivos y moribundos. En determinado momento un médico comprobará que mi cerebro ha dejado de funcionar y que, definitivamente, mi vida ha llegado a su término. Cuando tal cosa ocurra, no intentéis infundirle a mi cuerpo una vida artificial con ayuda de alguna máquina. Y no digáis que me hallo en mi lecho de muerte. Estaré en mi Lecho de Vida, y ved que este mi cuerpo sea retirado para contribuir a que otros seres humanos hagan una mejor vida. Dad mis ojos al desdichado que jamás haya contemplado un amanecer, que no haya visto el rostro de un niño, o, en los ojos de una mujer, la luz del amor. Dadle mi corazón a alguna persona a quien el propio sólo le haya valido interminables días de sufrimiento. Mi sangre dadla al adolescente rescatado de su automóvil en ruinas, a fin de que pueda vivir hasta ver a sus nietos retozando a su lado. Dad mis riñones al enfermo que deba recurrir a una máquina para vivir de una semana a otra. Para que un niño lisiado pueda llegar a andar, tomad la totalidad de mis huesos, todos mis músculos, las fibras y los nervios todos de mi cuerpo. Hurgad en todos los rincones de mi cerebro. Si es necesario, tomad mis células y haced que se desarrollen, de modo que algún día un chico sin habla logre gritar con entusiasmo al ver caer un gol y que una muchachita sorda pueda oír el repiquetear de la lluvia en los cristales de la ventana. Lo que quede de mi cuerpo entregadlo al fuego, y lanzad las cenizas al viento para contribuir al crecimiento de las flores. Si algo habéis de enterrar, que sean mis errores, mis flaquezas, y todos mis prejuicios contra mi prójimo. Dad al diablo mis pecados; entregad mi alma a Dios. Si acaso quisiereis recordarme, hacedlo con una buena obra o diciendo alguna palabra bondadosa a quien tenga necesidad de vosotros. Si hacéis todo esto que os pido, viviré eternamente. R.N.T. Tomado de la revista “Selecciones” Donación de órganos: Instituto Nacional de Salud www.ins.gov.co Fundación Pro Derecho a Morir Dignamente Carrera 11 No.73-44 Oficina 508 Bogotá – Colombia Tels: 345 40 65 – 347 33 65 Telefax: 313 16 07 Horario: 9am – 12m y 2pm – 5 pm. www.dmd.org.co [email protected] Diseño e Impresión Donación Fundación Bolívar Davivienda SIGANOS EN FACEBOOK www.facebook.com/muertedigna EN TWITTER @FundacionDMD