LA PREVENCIÓN DE LOS RIESGOS LABORALES A) MARCO

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LA PREVENCIÓN DE LOS RIESGOS LABORALES
A) MARCO CONCEPTUAL
Uno de los principios rectores de la política social es el de la
prevención de los riesgos laborales, entendida como la obligación del
empleador preservar la salud del trabajador. La misma presupone, por un
lado la adopción de la medidas para mantener un ambiente de trabajo
sano y por otro la de evitar los riesgos del trabajo. Es una obligación con
componentes de hacer y de no hacer.
Se trata de un principio genérico que luego se especifica en deberes
concretos a través de la obligación de seguridad del empleador que exige
la adopción de medidas concretas y determinadas para preservar la
indemnidad psicofísica del dependiente.
El deber de prevención está íntimamente vinculado con la
obligación de no dañar (nenimen laedere), y presupone que empleador
mantendrá la indemnidad del trabajador. Por eso la adopción de las
medidas concretas exigidas por la normativa no libera de responsabilidad
al empleador, que debe cumplir con los recaudos necesarios y eficaces
para no dañar a sus dependientes, aunque no aquellos no estén
prescriptas en concreto , siendo suficiente el nexo de conexión causal ente
el daño y la falta de diligencia para que nazca la responsabilidad del
empleador.
De esta manera el deber de prevención excede la obligación de
seguridad y la abarca.
Prevención y reparación son dos conceptos vinculados aunque
opuestos, ya que la reparación presupone el daño y por ende la ruptura de
equilibro jurídico, mientras que la prevención intenta que el mismo
permanezca inmutable.
B) IMPORTANCIA DEL TEMA
Los trabajadores tienen el derecho a trabajar en un ambiente y
lugar de trabajo que no cause daños a su salud. Esto es que el trabajo no
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sea un factor de nocividad o incidencia negativa para la integridad
psicofisiológica del trabajador ya que este se compromete a entregar su
energía de trabajo a cambio de una remuneración, mas no su salud.
El Estado, es pues, y conforme se verá, el primer interesado en
dictar las regulaciones para que una parte importante de la población
preserve su salud vital.
Así la prevención procura una solución ex ante daño y no una
respuesta post facto.
Si bien esos conceptos son aplicables a cualquier tipo de daños
resultan más relevantes cuando se refieren a los daños a las personas ya
que desde el punto de vista de la víctima, de su entorno familiar, y de la
sociedad, es más importante que el daño no se produzca, a la mejor
indemnización que pueda otorgar un sistema jurídico.
Esta circunstancia adquiere más trascendencia en el ámbito de las
relaciones laborales, por cuanto los perjuicios, en su inmensa mayoría, se
producen en personas – los trabajadores - que ponen a disposición de
otros - empleadores - lo único que tienen: su fuerza de trabajo.
De esta manera, y además de la incidencia extrapatrimonial, el daño
afecta la posibilidad de ganancia o subsistencia, cuestión que resulta
particularmente grave en aquellos países con sistemas de seguridad social
ineficientes, escasos o defectuosos. Por ello los infortunios del trabajo son
fuente generadora de angustia para los trabajadores y su entorno familiar.
Con justeza en la Encíclica “Pacem in terris“ (Nro. 10) se expresa “
Todo ser humano tiene derecho a la existencia, a la integridad física, a los
medios indispensables para un nivel de vida digno, especialmente en
cuanto se refiere a la alimentación, al vestido, a la habitación, al descanso,
a la atención médica, a los servicios sociales necesarios. De aquí el derecho
a la seguridad en caso de enfermedad, de invalidez, de viudez, de paro y de
cualquier otra eventualidad de pérdida de medios de subsistencia por
circunstancias ajenas a su voluntad “.
Es por ello que el eje de todo sistema de riesgos del trabajo debe
ser la prevención de los mismos.
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C) PREVENCION, SEGURIDAD SOCIAL Y SALUD PÚBLICA
Si bien el régimen de riesgos del trabajo tiene diversos mirajes, el
sistema protectorio preventivo puede considerárselo desde el punto de
vista de la seguridad social o de la salud pública y ambas visiones son
correctas imbricándose en el ámbito de la política social.
Es exacto cuando se expresa que, en nuestro país, es un subsistema
de seguridad social ya si bien hay varias diferencias entre ambos sistemas
(1), hay una circunstancia común relevante impuesta por la norma estatal:
el principio de la obligatoriedad de inclusión en el sistema conforme surge
los arts. 2 y 3 de la misma y la cobertura de contingencias como la
enfermedad entendida con criterio amplio (accidentes y enfermedades
propiamente dichas). A ello cabe agregar, entre otras cuestiones, la
predisposición de los contratos (arts. 27 ap. 1 inc. 3) la prohibición de las
ART de rechazar afiliaciones (art. 27 ap. 2 LRT), las restricciones a su
recisión (art. 27 apartados 4. Y 5 LRT), la existencia de fondos (de garantía
y reserva arts. 33 y 34 LCT) y la articulación con el sistema previsional
(arts.10, 15 apartado 2, 18, 21 LRT entre otros) (2). Sobre esta cuestión, ya
en el año 1985 Boffi Boggero (3) señalaba que los sistemas de seguro
obligatorio se encuentran dentro de la órbita del Derecho Público,
integrando “...el amplio tema de la “seguridad social”, que ha tomado
fuerte impulso, al extremo de haberse cristalizado en el fenómeno que
recibe el nombre de “constitucionalismo social” ”.
Y también el mismo se relaciona visceralmente con la salud pública
entendida, siguiendo a Terris (4) como: "La ciencia y el arte de prevenir las
dolencias y las discapacidades, prolongar la vida y fomentar la salud y la
eficiencia física y mental, mediante esfuerzos organizados de la comunidad
para sanear el medio ambiente, controlar las enfermedades infecciosas y
no infecciosas, así como las lesiones; educar al individuo en los principios
de la higiene personal, organizar los servicios para el diagnóstico y
tratamiento de las enfermedades y para la rehabilitación, así como
desarrollar la maquinaria social que le asegura a cada miembro de la
comunidad un nivel de vida adecuado para el mantenimiento de la salud".
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Así el sistema de riesgos del trabajo puede considerarse como parte de la
misma, ya que la salud de los trabajadores, aproximadamente 11 millones
de personas, hace a aquella.
Y desde esta perspectiva, también se relaciona con el ambiente, ya
que un lugar insalubre o contaminante generalmente hace sentir primero
sus efectos nocivos sobre los trabajadores, y luego se expande hacia la
exterioridad de su ámbito.
Como se advierte estas puntos de análisis diversos y
complementarias, traen como consecuencia que el sistema resulte
complejo, ya que combina intereses individuales y sociales, lo cual genera
la intervención de una pléyade de sujetos de diferente naturaleza jurídica
y cometido: trabajadores, derechohabientes, empleadores, aseguradoras
de riesgos del trabajo (ART), aseguradoras de responsabilidad civil,
prestadores médicos y servicios de salud, laboratorios, fabricantes de
prótesis, de elementos de protección y seguridad, ingenieros y
especialistas en prevención, funerarias, Comisiones Médicas Locales y
Central, Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), Superintendencia
de Seguros de la Nación (SSN), el Sistema Integrado Previsional Argentino
(SIPA), Asociaciones Sindicales de Trabajadores, Comité Consultivo de la
LRT entre otros.
Ahora bien lo importante es que todos estos puntos de vistas y
sujetos coadyuden al fin común que es la evitación de los infortunios del
trabajo.
D) ¿SEGURIDAD E HIGIENE O SALUD?
Tal como se verá no resulta indiferente la caracterización del deber
de prevención con uno u otro de los términos utilizados en título de este
punto.
La ley 19.587 del año 1972 establece, en el artículo 8, que “Todo
empleador debe adoptar y poner en práctica las medidas adecuadas de
higiene y seguridad para proteger la vida y la integridad de los
trabajadores”.
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La pregunta que podemos formularnos es si el concepto normativo,
que se traduce del texto legal resulta adecuado a las exigencias de hoy en
día.
Y señalo esto por cuanto, al referirse al concepto “seguridad” da la
idea de un criterio defensivo, esto es que si la prevención falla, la
reposición de las cosas se efectuara mediante la reparación de los daños.
El concepto de la seguridad se relaciona con la evitación de los accidentes
o enfermedades del trabajo.
Pero más importante que la seguridad, es que el empleador adopte
todas las medidas necesarias para que el ambiente no resulte nocivo, esto
que realice todas aquellas acciones positivas (ofensivas) para que el
entorno laboral no dañe la salud del trabajador y no solo evitar los
accidentes o las enfermedades.
Y en cuanto a la higiene es un término más restringido que alude al
mero ambiente físico, cuando en realidad hay riesgos y condiciones que se
escapan de este marco.
Como se advierte el concepto de salud es más amplio y abarca más
acciones y aspectos que los comprendidos por la “seguridad e higiene”.
Como expresa Alarcón Carcuel (5) no se trata solo de “prevenir el
mal (y, en su caso si la prevención falla, repararlo)” sino “de fomentar el
bien: aunque, obviamente, la prevención del mal. Esto es, la evitación del
accidente o de la enfermedad- es también un bien en sí mismo”
Por ello, y en futura reforma legislativa, seria conveniente referirse
a salud en el trabajo.
No quiero dejar de señalar, vinculado con ello y como corolario,
que, una de las patologías del sistema de relaciones laborales argentino es
la declaración de insalubridad. En efecto, constatado que el trabajador se
desempeña “en condiciones de insalubridad” y declarada la misma, pasa a
cumplir una jornada de 6 horas diarias o 36 semanales (art. 200 LCT).
Ahora bien, la sola reducción de la jornada, no garantiza que la salud del
trabajador no se va a haber afectada por una reducción de 2 horas diarias
en la exposición a los agentes nocivos, sino, que en el mejor de los casos,
su salud se verá mermada más tarde. Este sistema importa un verdadero
canje de “dinero por salud”, por lo que debe propenderse su reemplazo
por un sistema en sentido inverso, esto es que el trabajador no este
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expuesto a este tipo de condiciones perjudiciales y que las mismas, de
existir, no resulten compensables con reducción de jornada o aumentos
de salarios.
E) EL EMPLEADOR ES DEUDOR PRINCIPAL DEL DEBER DE LA SALUD DE
LOS TRABAJADORES
El empleador, como titular de la empresa, es el principal deudor de
esa obligación ya que tiene el poder de organización y de dirección (arts.
64 y 65 LCT), lo que conlleva derechos pero también deberes, y uno de
ellos es la preservación de la salud de sus trabajadores. Adviértase que la
última parte del art. 65 LCT expresa que el empleador debe ejercer la
facultad de dirección preservando y mejorando “los derechos personales y
patrimoniales del trabajador” y el art. 68 LCT señala que los poderes que
la ley le otorga al empleador deben ejercitarse con “el debido respecto a la
dignidad del trabajador” y el cuidado de su salud hace a la misma.
Los artículos 4 y 8 de la ley 19.587 y 31 apartado 2 inciso d) LRT son
taxativos en este sentido.
El empleador debe organizar su empresa de forma tal que la misma
resulte salubre, tanto respecto de sus trabajadores como de terceros,
siendo ello una derivación del denominado “riesgo de empresa”.
Se trata de un deber social irrenunciable e indelegable.
F) EL ROL DE LOS TRABAJADORES
Esto no quita que el trabajador también tenga responsabilidades en
la materia, no solo por la preservación de su salud, sino también de sus
compañeros de trabajo, y terceros, todo lo cual hace a la “salud laboral
colectiva”.
Es un deber coadyudante que surge del art. 31, apartado 3 inc. b)
LRT.
G) LAS ART
Las aseguradoras de Riesgos del Trabajo también son deudoras de
esta deber, según se desprende de su objeto (art. 26 apartado 1 LRT) y del
plexo de sus obligaciones (at. 31 apartado a) en especial inciso c)).
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La Corte Suprema de Justicia de la Nación explicito las obligaciones
de dichos entes en materia de prevención en el caso “Torrillo, Atilio
amadeo c/ Gulf Oil S.A. y otro”, (CSJN 31/3/2009).
H) FUENTE
Cuando me refiere a fuente aludo a cuál es la causa por la que un
sujeto, en este caso el empleador, pero no solo el conforme se verá, es el
deudor del deber de prevención.
Y en este sentido la fuente es legal, esto es la ley, entendida en
sentido amplio, manda al empleador, como titular de las facultades de
organización y dirección (arts. 64 y 65 LCT) a adoptar diversas medidas
preventivas.
También la LRT va en esta dirección cuando expresa que es un
objetivo de la misma (el primero) “Reducir la siniestralidad a través de la
prevención de los riesgos derivados del trabajo” (art. 1, apartado 2, inciso
a)).
I) ANTECEDENTES NACIONALES
Se detallan los antecedentes más importantes por año:
 1915: la ley 9688 en el artículo 29 obligaba al Poder Ejecutivo a
dictar “...las medidas que con el fin de prevenir accidentes, deberán
adoptarse en todo trabajo en que haya peligro para el personal. “.
 1916: el decreto reglamentario de la ley 9688 tenía un Capítulo
destinado a la prevención de los accidentes y a las medidas de
seguridad e higiene en el trabajo.
 1921: la ley 11.217 prohibió la fabricación, importación y venta de
cerillas con contenido de fósforo blanco o amarillo.
 1924: La ley 11.317 prohibió el trabajo de mujeres y menores en
industrias insalubres y el trabajo nocturno de las mismas.
 1926: la ley 11.338 prohíbe el trabajo nocturno en los
establecimientos de panificación, pastelería, repostería y similares.
 1929: se dicta la ley 11.544 de jornada legal de trabajo, determina la
jornada de seis horas diarias o treinta y seis semanales en los
lugares insalubres.
 1934: la ley 11.933 de protección de la maternidad.
 1934: la ley 12.107 establece el tratamiento y profilaxis obligatorio
de la anquilostomiasis.
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 1935: La ley 12.205, obligó a colocar asientos con respaldo en todas
las empresas industriales y comerciales.
 1944: el decreto 14.538/44, referido al aprendizaje y orientación
profesional de menores de 14 a 18 años, en el artículo 35 estableció
que “La Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional
coordinará con la Dirección Nacional de Salud Pública y Asistencia
Social, el examen médico de todos los menores que soliciten permiso
de trabajo, así como la revisión periódica de los que trabajen,
dependiendo de ese examen la concesión del permiso. Tanto en
oportunidad de aquél examen médico como en la revisación
periódica, se tendrá en cuenta las condiciones físicas del menor en
relación con la naturaleza, modalidades y características de las
tareas que vaya a dedicarse, como también las de higiene y
seguridad el lugar en que ha de desempeñarlas y la de los
instrumentos de trabajo que deba utilizar. “.
 1946: el decreto 16.130/46, Estatuto del Personal Aeronavegante,
contenía, también, normas reguladoras de la actividad del personal
aeronavegante civil de corte preventivo.
 1948: Decreto 23.660/48 de protección de los riesgos del trabajo
en la industria del vidrio
 1957: el Decreto-ley 7601/57 prohíbe la cerusa y el sulfato de
plomo en los trabajos de pintura.
 1974: la Ley de Contrato de Trabajo Nro. 20.744 incorporó el
artículo 83 que establecía la obligación del empleador, de adoptar
las medidas necesarias para tutelar la integridad psicofísica de los
trabajadores “...debiendo evitar los efectos perniciosos de las tareas
penosas, riesgosas o determinantes de vejez o agotamiento
prematuros, así como los derivados de ambientes insalubres o
ruidosos “. La transgresión de estas obligaciones por parte del
empleador autorizaba al trabajador a rehusar la prestación de
tareas sin pérdida o disminución de la remuneración. A su vez el
artículo 85 determinaba que cuando el trabajador habitaba en el
establecimiento, el empleador le debía proporcionar alimentación y
vivienda sana y suficiente estando obligado a efectuar las
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reparaciones indispensables de acuerdo a los requerimientos “...del
medio y confort “.
J) NORMAS NACIONALES VIGENTES
Ante todo cabe desatacar al artículo 14 bis de la Constitución
Nacional, que establece que “El trabajo en sus diversas formas gozará de
la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador: condiciones
dignas y equitativas de labor...”.
La 19.587 de seguridad e higiene en el trabajo, con una clara
orientación preventiva y de aplicación general expresa en el artículo 4 de
la misma textualmente que “ La higiene y seguridad en el trabajo
comprenderá las normas técnicas y medidas sanitarias, precautorias, de
tutela o de cualquier otra índole que tengan por objeto: a) Proteger la
vida, preservar y mantener la integridad psicofísica de los trabajadores, b)
Prevenir, reducir, eliminar o aislar los riesgos de los distintos centros o
puestos de trabajo, c) Estimular y desarrollar una actitud positiva respecto
de la prevención de los accidentes o enfermedades que puedan derivarse
de la actividad laboral.”.
Dicha ley fue reglamentada mediante el decreto 351/79.
La Ley de Riesgos del en el artículo 1, inciso 1, de la LRT señala que
“La prevención de los riesgos… se regirán por esta LRT y sus normas
reglamentarias”, de forma tal que incluye a los empleadores, a los
trabajadores y al propio Estado. A su vez el inciso 2, apartado a) expresa,
como objetivo de la LRT “Reducir la siniestralidad laboral a través de la
prevención de los riegos derivados del trabajo;”.
Por su parte la primera parte del inciso 1 del artículo 4 LRT dice “Los
empleadores y los trabajadores comprendidos en el ámbito de la LRT, así
como las ART están obligados a adoptar las medidas legalmente previstas
para prevenir eficazmente los riesgos del trabajo”.
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K) NORMAS INTERNACIONALES
1) Tratados
La reforma constitucional de 1994 incorporó, en el artículo 75,
inciso 22 diversos tratados internacionales que receptan el derecho a la
integridad y a la seguridad e higiene en el trabajo. En particular, y con
relación al tema analizado, se destacan la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, artículo XIV, el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, artículo 7, Convención
Internacional sobre Eliminación de todas las formas de Discriminación
Racial, artículo 5, entre otros.
Como expresa Livellara (6) diversos tratados internacionales
receptaron “…expresamente a la higiene y seguridad en el trabajo, como
derecho fundamental del trabajador, con jerarquía constitucional”. Entre
los mismos el citado autor menciona a la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y culturales, y a la Convención Internacional sobre
Eliminación de todas las formas de discriminación Racial.
2) Normas de la OIT
También cabe tener presente la acción de la Organización
Internacional del Trabajo en la materia, ocupando la misma un lugar
destacado en el preámbulo de la Constitución y en la Declaración de
Filadelfia. Ya en la primera reunión del año 1919 se adoptaron cuatro
recomendaciones sobre el particular y hasta la fecha se han aprobado
unos treinta (30) convenios y un gran número de recomendaciones.
Entre las normas de carácter general se destacan la Recomendación
Nro. 31 del año 1929 referido a la prevención de los accidentes del
trabajo, en el año 1953 la Recomendación Nro. 97 relativa a la protección
de la salud de los trabajadores, en el año 1981 el Convenio Nro. 155 y la
Recomendación Nro. 164 relativos a la política, tanto nacional como de
empresa, en materia de seguridad y salud de los trabajadores y medio
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ambiente de trabajo, el Convenio 161 y la Recomendación 171 de servicios
de salud en el trabajo, el Convenio 174 y Recomendación 181 sobre
prevención de accidentes industriales mayores, la Recomendación 194
sobre listado de enfermedades profesionales y el Convenio 187 y la
Recomendación 197 del año 2006 relativas a la promoción de la salud y
seguridad en el trabajo.
También ha dictado normas referidas a riesgos o actividades
específicas. Entre ellas cabe mencionar: el Convenio Nro. 13 del año 1921
que prohibió el uso de la cerusa; los Convenios 27 y 28 del año 1929 y el
Convenio Nro. 32 del año 1932 sobre normas de protección de los
trabajadores portuarios; el Convenio Nro. 115 del año 1960 sobre la
exposición a radiaciones ionizantes; el Convenio Nro. 119 que prohíbe la
utilización de máquinas sin dispositivos de protección adecuados, los que
se detallan en la norma; el Convenio 120 del año 1964 sobre higiene y
seguridad en los comercios y oficinas; el Convenio Nro. 127 del año 1967
sobre el peso máximo que puede transportar cada trabajador; el Convenio
Nro. 136 del año 1971 referido al benceno; el Convenio Nro. 139 del año
1974 de sustancias o agentes cancerígenos; el Convenio 162 del año 1986
sobre el asbesto; el Convenio Nro. 148 del año 1977 sobre las medidas de
protección de los trabajadores contra los riesgos provocados por la
contaminación del aire, ruido y radiaciones; el Convenio Nro. 170 el año
1990, complementado por la Recomendación Nro. 177, sobre política de
los Estados en la utilización de productos químicos.
3) Derecho comunitario europeo
En el Derecho Comunitario Europeo el artículo 118 del Tratado del
año 1957 que creo la hoy Unión Europea, se limitó a expresar que la
Comisión debía promover la colaboración entre los Estados, entre otras
materias, en higiene en el trabajo.
En el año 1986, se produjo un avance importante por cuanto la
reforma del Tratado, a través del Acta Única Europea, agrego un extenso
artículo 118 A, que en el apartado 1, estableció que “Los Estados
miembros procuraran promover la mejora, en particular, del medio de
trabajo, para proteger la seguridad y la salud de los trabajadores, y se
fijaran como objetivo la armonización dentro del progreso, de las
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condiciones existentes en este ámbito”. A su vez el apartado 2 ordena al
Consejo la adopción, mediante directivas, las disposiciones mínimas de
aplicación progresiva. Ello implico el paso de una etapa declarativa a otra
de concreción.
A raíz de ello, el 12 de junio de 1989 el Consejo aprobó la Directiva
89/391/CEE, llamada Directiva Marco, sobre la aplicación de medidas para
promover el mejoramiento de la seguridad y salubridad en el trabajo.
Posteriormente, y en base, a ello se aprobaron una serie de Directivas
comunitarias sobre prevención de los infortunios del trabajo. Dicha norma
es, seguramente la más importante (7).
L) CONCLUSIONES
Es indudable que la prevención de los infortunios del trabajo es un
tema de relevancia cada vez mayor lo prueba lo sucedido en el ámbito de
la Organización Internacional del Trabajo y del Derecho Comunitario
Europeo.
Y ello es así, y debe serlo, por profundas razones éticas y morales
que hacen al respeto de la dignidad de la persona humana. De esta
manera el derecho a la prevención debe ocupar un lugar central en lo
referido a los infortunios del trabajo.
Pero lamentablemente pareciera que no está entre las prioridades
de la actual política social, como lo prueba la reciente aprobación de la ley
26.773, que se limita a un aspecto puntual del sistema resarcitorio (la
relación entre la acción civil y la especial) sin ninguna referencia al
derecho a la salud de los trabajadores. Hubiese sido más acertado,
prudente y razonable, desde todo punto de vista, haber comenzado por el
dictado de una ley de prevención, acorde a los tiempos actuales,
reemplazando la vieja norma del año 1972, para luego efectuar una
reforma integral del sistema resarcitorio.
NOTAS
(1) Sobre este tema puede verse a José Brito Peret y Ricardo Arturo Foglia,
en “Riesgos del trabajo. Cultura de la prevención y marco legal” TySS junio
de 2000.
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(2) Ver a Jorge García Rap, en “Riesgos del Trabajo” dirigida por Jorge
Rodríguez Mancini y Ricardo A. Foglia, págs. 9 y ssEd. La Ley, año 2008.
(3) Luis María Boffi Boggero en “Tratado de las obligaciones “, T.6, página
253, Ed. Astrea, año 1985.
(4) Milton Terris M. "Tendencias actuales de la Salud Pública de las
Américas", en "La crisis de la Salud Pública", Publicación Científica Nº 540.
(5) Manuel Ramón Alarcón Carcuel en “Los deberes del empresario
respecto a la seguridad y salud de sus trabajadores”, en “La prevención de
riesgos laborales” coordinada por Antonio Ojeda Avilés, Manuel Ramón
Alarcón Carcuel y María Jose Rodríguez Ramos, pág. 106, ed. Aranzadi,
año 1996.
(6) Carlos Alberto Livellara en “La prevención de los infortunios laborales,
en la reforma constitucional de 1994 y en la ley de riesgos del trabajo (ley
24.557) y sus reglamentaciones”, en DT, mayo 1998, pág. 844.
(7) Sobre la evolución normativa puede verse a Tomas Sala Franco en
“Derecho de la prevención de riesgos laborales”, págs. 23 y ss, Ed. Tirant Lo
Blanch, año 2011.
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