JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS JARDÍN Delgada es esta tarde de julio, inmóvil, asida a las columnas que se alzan sobre la hierba blanda Delgada es esta tarde de julio que decae con dulzura, como las manos que no atienden al sol, ni están alerta al paso de las horas... ¡Qué tristes dan los cuerpos una vez y otra vez contra esta paz eterna, para perderse ardientes por la trama olvidada del asombroso cielo!... (Sentados en el banco del parque se presiente la noche tras de la luz en calma, desnuda, sorprendida en su propia penumbra y silenciosa): Las palabras, la gente, en su nuevo color la misma tarde ahora, nuestro amigo que calla: todo se borra al filo de los árboles, todo es oscuridad que se remonta azul, veladamente, José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 1 lo mismo que el Jardín cerrado, se suelta en el olvido para perderse en la aventura del ensueño. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 2 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS EL LARGO ANGELUS Aquí aguardo sentado cerca del sol, sin prisa, contra el muro de luz que es parte de mi casa. Aguardo a que termine lo terminable un día; mi sombrero me cubre, apenas si levanto los ojos hacia el cielo: prefiero la victoria mil veces de la cabeza baja, y el corazón quebrado en un sinfín de partes. El tiempo como incienso de gloria, reclamará a mi alma nuevamente, sin saber que por siempre fueron los miembros torpes, inútiles al mundo y a la vida ordinaria, inútiles a la extraña pobreza de la gente. Mejor aguardo aquí (así os digo), en esta esquina blanca de mi casa. Seguid vosotros adelante, el alma está vencida para sufrir por íntimos caminos. Yo he de llorar esta victoria solo. Seguid vosotros adelante José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 3 y que vuestra canción no turbe mi descanso. Ahora, todo de amor, de odio a un mismo tiempo, seguiré sin moverme en mi triunfo, libre de la sonrisa, del suspiro de gracia, lejano del elogio del hombre, de la dicha y el goce que aprisionan. He de seguir aquí, herida abierta, que no sabe otro mundo que su dolor continuo. He de seguir aquí, otoño que no acaba, pálido fuego, árbol siempre llorando sus hojas amarillas. No miréis hacia mí la puerta está cerrada. Dejadme en mi silencio por los siglos, amigo de mí mismo, aislado de vosotros, como barca perdida en mitad de los mares. A pesar del amor, del odio incluso, no acariciéis la frente, dejadme adormecido junto al muro olvidado de mi casa. Yo soñaré mejor que el campo está tranquilo, que no vendrá la sombra prontamente, que los días son largos y hay luz hasta muy tarde... José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 4 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS LA DESPEDIDA Aquí en lo oscuro quedo pulsando mi dulcémele, mientras veo que te alejas feliz, contra la línea del horizonte. Mueves el cuerpo al son de mis acordes, cada vez más distante, más cómplice, y un ritmo de secreto te hace tan diminuto. sí, te alejas de esta pequeña hoguera que hemos prendido juntos, y en la alcoba, se extingue la ardentía, como hermoso extinguirse era bajo tu cuerpo. Hay un sol tibio que camina delante, y una brisa en el rostro de quien amé; mis besos lleva en él como prendidos, hoy que se aleja, feliz, contra la línea del horizonte. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 5 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS MIRADOR UMBRÍO Desde la torre observas cómo cae la tarde, las últimas montañas perdidas con la niebla, los árboles que ascienden levemente, el abismo, el fulgor de los astros que brillan por tus ojos. Cerca quedan las playas del Sur, amplias y lentas, vacías a esta hora en que el mar se desvanece en fuegos. Vive el mar en la brisa, su mágico vaivén como tus pasos, firmes, en este oscuro mirador, alto, insomne, distante como el humo de la ciudad en calma. Y es el tiempo que inventa su eterno desvarío, tu sombra, ya fundida con las sombras del mundo. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 6 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS SKY LINE Cantan dulces baladas con los labios pintados, tienen los corazones rotos por el amor, llevan gemas sombrías en sus dedos tan pálidos y en sus frentes que un astro porque sí decoró. En las noches siniestras beben su bebedizo y pasean su amenaza con amargo desdén, y ahora cantan sombríos lo fatal de su hechizo, y ahora viven si mueren con eterno vaivén. Van lanzando sus quejas con un triste derroche, con las caras marcadas por la náusea sin par, y te escupen, te besan, te acarician de noche, y la fiesta es la noche que no puede parar. Hoy se sienten perdidos y dolientes y altivos, hoy parece que esconden de esa duda algo más, van y vienen errantes y otrosí fugitivos, hoy perdieron el rumbo de la dicha quizás. Y es por eso que agitan su mayor desconsuelo, por el largo desvelo que no causa rubor, y por eso van torpes con las copas de hielo, que vivir es acaso este escaso temblor. Y sus frentes, miradlas, nada piensan ni sienten; y sus labios, fijaos, qué maligno candor, cantan pálidas gemas con palabras que mienten que a la noche de olvido lanzarán sin temor. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 7 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS MAÑANA EN KOVALAM Asisto al despertar del nuevo día en las hermosas playas de Kovalam. Saludan a mis ojos las palmeras agitando sus ramas solemnes como brazos y el mar, el Mar de Arabia, con sus peldaños de espuma hacia el infinito. Sobre la orilla lenguas de sal que se suceden en un vaivén sin tregua: mueren, viven, vienen del horizonte borroso por la bruma, desde aquel horizonte que el misterio ha trazado y hasta mis plantas llegan en su oscilar salvaje. Cuervos azules graznan en las copas y esta brisa tan dulce va aliviando las sienes en el amanecer majestuoso. Cruzan barcas oscuras a lo lejos, mientras el mar me dice furioso su mensaje. El sol, tímido ahora, hace de oro las rocas por momentos. El sol, el mar, la vida que comienza en las hermosas playas de Kovalam. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 8 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS JARDÍN DE COLVA Guarda mi corazón el balanceo de las altas palmeras, que un aire azul agita en la noche benigna. Siento en mí sus raíces nutrirse de mi sangre y que sus altos troncos, ingrávidos, insomnes, llevan las cicatrices, las marcas cenicientas de mi alma, que un día tatuaron los dioses. En las copas se mecen frutos siempre dorados y un sol rojizo y tibio dialoga con sus ramas, en las que trinan pájaros diáfanos: unos tienen alas turquesa y otros son negros, con los ojos chispeantes de verde musgo. Oh sí, por el jardín de Colva, aún siguen paseándose las serpientes del Génesis... Y en sus veredas ladran los perros salvajes enloquecidos por los insectos. Un jardín que da al mar, a otra edad imprevista. Son sus arenas de oro molido que la mano recoge. Sobre ellas se alzan cabañas ensimismadas por el rumor continuo de las olas, cabañas que esconden muchos fuegos secretos. Ahora atardece y languidezco. El inmenso puñal que acribilló a la tarde me alcanza en esta hora con su filo de lumbre. Oh sí: oro molido entre las manos y el sol cegándote; oro molido, granos de oro... José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 9 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS TUMBAS EN LA CIUDAD Repica el agua en la verde maleza que ahoga las tumbas de los antepasados: estelas inclinadas y hundidas en la tierra llevan grabadas frases que en su vida los muertos idearon. Sentencias y deseos, sueños tallados en la piedra. Y ahora la lluvia toca sus pensamientos y resuena también, verde y furiosa, en la maleza que es su única amiga. Dentro parpadean las lámparas de la mezquita y se inclinan las sombras de los fieles. Aquí fuera la lluvia, la lluvia que viene de ese cielo tan gris, como el polvillo viejo de los huesos; tan gris como el destino de ceniza que a todos nos espera. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 10 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS DESDE LA TORRE GÁLATA Contempla allá esa luz que hacia el poniente es sangre. Esa luz que parece inventarse la ciudad en sus atardeceres. Distinta cada día, contémplala desde aquí y mira cómo asciende desde la urbe que la sueña, mientras se van haciendo eternos los perfiles de cúpulas y de minaretes. Quisiera el alma retener para siempre este latido vivo que llega de la entraña de la ciudad, este pálpito, este rumor infinito de voces que se mezclan y se contradicen. Azota el viento el rostro y guarda el ojo su lágrima penúltima para gozar la acuosa imagen del milagro. Por el Cuerno de Oro van mis sueños que solté desde aquí, desde la Torre Gálata, como un puñado de palomas. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 11 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS AMANECER FRENTE AL MAR DE MÁRMARA Sé que mi corazón alguna tarde recordará estas aguas quietísimas del Mar de Mármara y este liviano encantamiento azul del cielo que las sueña. Sé muy bien que mi corazón alguna tarde, en el jardín, quizá, ya del crepúsculo buscará este frescor, estos reflejos del lento amanecer que ven mis ojos. El mar, el Mar de Mármara, con buques para siempre varados en sus aguas, con buques que renuncian a cualquier travesía, quietos también sobre las aguas quietas. Los pájaros escriben con sus vuelos en la celeste página de la mañana el salmo que recito de verdad y belleza. Esta visión, esta emoción viaja ya por el tiempo hasta ese día, para dejar temblando su milagro. Entonces, me acordaré de hoy. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 12 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS BAZAR EGIPCIO Desde el Bazar Egipcio se expande por el aire una oleada de esencias. El humo primitivo de los hogares adormece a la tarde, que huele a mar y a profecía. Triunfa en el aire, loco por el perfume, la oración desgarrada de las mezquitas, la que gime o invoca el nombre santo de Alah. Miles de llamas diminutas oscilan sobre las nucas tocadas de los fieles, que juntan sus congojas bajo las cúpulas. Todo me hiere: la tristeza, el perfume, la adorable cascada de colores ardientes, el mar, los rostros que me miran, las palabras aisladas; todo me hiere en esta hora inquieta de mi vida, que salta de la nada al paraíso. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 13 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS MAR DE ENFRENTE Es domingo de Ramos. Hace viento. Sonrío. Vibra el cielo a esta hora más azul que otros días. Muchos pájaros trazan mensajes imposibles que trinan emotivos en su lengua celeste. Es domingo y las voces resuenan en la calle. Los árboles se olvidan, dan su espalda, no miran a esas verdes sonajas de las cañas al viento. Trinos y azul. Brisa del mar. Respiro. Pienso. Vivo aquí, sueño o sufro. Mi vida es esta orilla a la que llegan olas de irrealidad, recuerdos o rencores. En la mañana admiro el hermoso tapiz que se despliega: luz sin mácula que inunda la ciudad y el alma inunda... Guardo silencio. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 14 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS ZAFRANE Esta arenilla es de oro... Mi corazón se fue por las dunas doradas. Mi vida daba tumbos, de un dromedario, a lomos. Su pezuña durísima se inventó aquel camino. Y yo, bamboleante, me aferraba a su giba: un desierto de oro, un cielo azul, candente, y el traqueteo cansino del rumiante fantástico. Mordía el viento mi rostro y unas hojas mis dientes de fresquísima menta. A lomos voy —me dije— de un animal extraño. Sobre cisterna viva en la que suena el agua de hace ya varios días... Queda camino por delante y sol y arena y desierto sin fin, como en la vida. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 15 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS EN EL VALLE Sobre las tejas el verdín progresa. El cielo está muy gris, pero la lluvia ha cesado un instante. Hace frío y los pájaros todos tiritan escondidos entre las frondas... En las ramas heladas de los árboles las gotas milagrosas se transforman en perlas. Un vaho azul escapa de la tierra. Al fondo, las montañas se ocultan recelosas en las nubes más bajas. El alma reconoce estos paisajes, a los que fue marcando, a través de los siglos, la vida con su drama; estos valles que guardan en su entraña, con celo, rescoldos de la historia. Ya es invierno y, desde las techumbres de las casas de piedra, asciende el humo denso de los viejos hogares. Yo arrimo el leño al fuego que caldea mi rostro y siento que las llamas, crepitando, me avisan de que la vida es breve. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 16 JOSÉ LUPIÁÑEZ POEMAS LA HORA VIOLETA Yo iba herido, te iba diciendo en el camino y veo muy difícil coronar el sendero; perdí la confianza, ¡qué más da si el destino me reserva su gloria, si yo ya no la quiero! Morir, pasar, ¡qué importa no dejar ningún rastro!, vivir como en secreto, ajeno, displicente, la vida desabrida; la condena que arrastro espanta cualquier sueño dorado de la mente. No fui nada ni nadie y eso a mí me dio igual, acaso sólo sombra que pasa y alguien mira. Ya no tengo esperanza, ni tampoco ideal, ya nada me sorprende, ni ya nada me inspira. José Lupiáñez Poemas www.artepoetica.net 17