OCTUBRE. Fragmento de Alba de Ximénez de Rada, del siglo XIII

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SILVIA MONTERO REDONDO
PIEZA DEL MES
OCTUBRE 2011
FRAGMENTO DE ALBA DE
XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO
XIII AL XXI
Días 8, 15, 22 y 29 de Octubre a las 12:30
por Silvia Montero Redondo
Ventura Rodríguez, 17
28008 Madrid
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
Texto: Silvia Montero Redondo
Coordinación: Cecilia Casas Desantes - Ismael Hernández Valverde
Maquetación: Gráficas Pedraza
© Museo Cerralbo, 2011
N.I.P.O. 551-11-001-7
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SILVIA MONTERO REDONDO
FRAGMENTOS DEL ALBA DE LAS VESTIDURAS
DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
Introducción
El Museo Cerralbo cuenta entre sus colecciones con
dos fragmentos de tejido almohade del siglo XIII, hoy día
perfectamente identificados y catalogados como pertenecientes
a las vestiduras del arzobispo de Toledo D. Rodrigo Jiménez
de Rada, en concreto al alba.
En la actualidad podemos contemplarlos en el interior de
una custodia y una cornucopia de madera sobredorada de estilo
barroco, tal cual los mantenía, admiraba, disfrutaba y exhibía
su propietario y descubridor, el marqués de Cerralbo (1), en su
palacio de la calle Ventura Rodríguez de Madrid, hoy Museo
Cerralbo. Como el resto de bienes culturales que componen
la colección permanente del Museo, se conservan tal cual él
los dejó ya que fue su deseo, y así lo hizo constar por escrito en
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
su testamento, al legarlos al Estado español: los objetos por él
comprados, coleccionados y expuestos en su palacio debían ser
legados al Estado “sin que jamás se trastoquen, y por ningún
concepto, autoridad o ley se trasladen de lugar, se cambien
objetos ni se vendan”. Esta condición del Marqués respecto
a su legado no pudo mantenerse debido a la guerra civil, que
impuso el desmontaje de las piezas y su traslado al sótano, y a
la posterior reinstalación de las colecciones entre 1944 y 1948
de acuerdo con los criterios museográficos entonces vigentes,
alterando la ubicación original de las piezas. El proceso de
recuperación de los ambientes originales llevado a cabo desde
el año 2000 ha permitido que en la actualidad volvamos a
contemplar las colecciones en su entorno y ubicación original.
No es nuestra intención acercarnos al estudio de estos
fragmentos desde una perspectiva única, ni nuestro objetivo
identificar ni clasificar los tejidos puesto que ya lo hizo
el propio marqués de Cerralbo y en la actualidad lo hacen
grandes historiadores contemporáneos especialistas en tejidos
medievales. Hoy tenemos el privilegio de acercarnos a ellos,
–a través de su contemplación en el Museo Cerralbo–, desde
una amplia perspectiva y con la ventaja que supone partir del
trabajo previo realizado por nuestros antepasados –aunque
en algunos casos se cometieran errores y aciertos, osadías y
atrevimientos–. Sin embargo, por otra parte, dichas acciones
nos permiten interpretar las intenciones y pretensiones del
momento histórico que vivieron.
Con esta presentación pretendemos invitarles a disfrutar,
en primer lugar, de la riqueza técnica y artística de un tejido
hispanomusulmán del siglo XIII que nos transporta a una
época especialmente rica y deslumbrante de nuestro pasado
cultural. A través de su contemplación nos reafirmamos,
una vez más –al igual que lo hacemos ante las grandes
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SILVIA MONTERO REDONDO
construcciones arquitectónicas del momento–, en la evidencia
de que la presencia musulmana en al-Andalus nos dejó un
importante legado cultural del que hoy somos herederos; pero
también este fragmento nos permite acercamos a la figura de
su propietario D. Rodrigo Jiménez de Rada (2), arzobispo de
Toledo y personaje muy influyente y fundamental de la historia
medieval de nuestro país. Tanto su presencia como su papel
desempeñado en la actividad política de la corte castellana,
fueron fundamentales y decisivos en la determinación de
los acontecimientos históricos protagonizados por los reinos
cristianos y musulmanes del siglo XIII.
Por último, a través de estos fragmentos, nos
acercamos a su descubridor, el marqués de Cerralbo,
mecenas, coleccionista, promotor y patrocinador de grandes
descubrimientos arqueológicos de finales del siglo XIX y
principios del XX que, desde una perspectiva de exaltación
patriótica, presentó ante la Real Academia de la Historia en
su discurso de ingreso titulado “El Arzobispo Don Rodrigo
Ximénez de Rada y el Monasterio de Santa María de Huerta”,
los fragmentos que aquí presentamos. Su acercamiento a
los vestigios materiales encontrados, en este caso, los tejidos
y el monasterio de Santa María de la Huerta, le permitió,
por una parte, ampliar y completar su colección particular,
desarrollar una metodología de trabajo arqueológica y hacer
historia de nuestro pasado a través de los objetos encontrados.
Pero, al mismo tiempo, a través de su discurso, podemos ver
su intención de “denunciar” ante los académicos, ante las
instituciones, el estado ruinoso y de abandono en que se
encontraba el patrimonio cultural, en la época que le tocó
vivir, época en la que no había una legislación específica en
materia de protección del patrimonio cultural.
Por tanto, a través de los tejidos, nos acercamos a tres
momentos fundamentales de su historia: su creación en el
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
siglo XIII, su descubrimiento a principios del siglo XX y su
conservación en la actualidad, el siglo XXI.
Detalle del tejido conservado en el Museo Cerralbo, nº inv. 06285.
Los tejidos. Su historia y descubrimiento
A lo largo de la historia, se han ido desarrollando
diversas teorías sobre el origen y manufactura de los tejidos
de las vestiduras de D. Rodrigo Jiménez de Rada, teorías y
enigmas hoy día descifrados gracias a las investigaciones
realizadas desde su descubrimiento.
Con anterioridad al marqués de Cerralbo, desde el siglo
XVII, existe constancia escrita de la apertura del sepulcro en
numerosas ocasiones. Ya a finales del siglo XIX, con motivo
de la confusión que existía acerca de la autenticidad de las
vestiduras del arzobispo, D. Vicente Lafuente, académico
de la Real Academia de la Historia, demandó ante ésta la
necesidad de una nueva apertura.
En su informe presentado el 21 de abril de 1885 ante
la Academia titulado “Los restos mortales del Arzobispo D.
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SILVIA MONTERO REDONDO
Rodrigo Jiménez de Rada y estado de su sepulcro en la iglesia
exabacial y ahora parroquial del exmonasterio cisterciense de
Santa María de Huerta”, tras exponer y analizar las anteriores
aperturas, alienta a la Academia a realizar un exhaustivo
estudio del sepulcro, con el objetivo de comprobar y analizar
las teorías y rumores acerca de los restos de D. Rodrigo y sus
vestiduras. Como muestra de la existencia e importancia del
estudio presentó ante la academia unos fragmentos de tejido
diciendo: “Tengo también el honor de poner á disposición de
la Academia, y para ilustrar este prolijo y desaliñado informe,
un trozo de la casulla, que actualmente cubre el cadáver del
venerable Arzobispo D. Rodrigo y dos fotografías que me ha
regalado el mismo Excelentísimo Sr. Marqués de Cerralbo, las
cuales representan la sencilla y severa fachada de la iglesia de
Santa María de Huerta, y la otra el claustro contiguo á la sala
capitular, que se cree obra de San Martín de Finojosa y su familia,
en la mejor época del siglo XIII”.
Finalmente el 28 de junio de 1886, en representación
de la Real Academia, D. Vicente de la Fuente, tras conseguir
los permisos del Obispo de Sigüenza D. Carlos Tierno (quien
custodiaba las llaves del sepulcro) y con la financiación del
marqués de Cerralbo, se procedió a la reapertura de la tumba
a la que asistieron unas treinta personas además del pueblo
de Santa María de Huerta y los aledaños, a quien se invitó a
participar. En informe presentado por D. Vicente de la Fuente
a la Real Academia de Historia el 10 de febrero de 1887, relata
el acontecimiento y dice: “Alzada la plancha de zinc, y bajo un
sudario amarillento por el tiempo, se descubrió la momia en la
forma siguiente: El cadáver del Arzobispo no yace boca arriba
mirando al altar con la cabeza ligeramente inclinada sobre el
hombro derecho, como se decía, si no con la cabeza enteramente
ladeada sobre el costado derecho, viéndose solamente de perfil la
mejilla izquierda y vuelta al lado opuesto del altar y presbiterio.
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
Aquel rostro no presenta ya apenas forma humana, sino solamente
una masa cenicienta, como de piedra pómez, sin pelo, ni cejas,
con unas poco perceptibles hendiduras, que indican apenas las
cavidades de boca y ojos. Tiene puesta una mitra pequeña de tela
blanca, con un galón sencillo, al parecer de seda morada, con
dos pequeñas florecitas. La mitra está arrugada por no caber de
otro modo en el sarcófago, y no se tomaron las dimensiones, ni
se dibujó, por no manosear demasiado, ó remover la venerable
cabeza, en el estado de descomposición que ya presenta; pero desde
luego se ve, que la mitra es la mitad más pequeña que las que
actualmente usan los prelados, y de la hechura achatada, y bien
conocida, de las de aquella época”.
“El cadáver está amortajado muy ligeramente, y sin ropas
interiores, sin amito, alba, ni roquete; el vientre, muslos y rodillas
están cubiertos con unos calzones de paño negruzco y tosco; y las
piernas, rodeadas de unas bandas de seda carmesí, sujetas con
cintas del mismo color. Las sandalias de paño negro, bordadas
ligeramente con un cordoncillo de seda y muy pocos filamentos
de oro, están desprendidas de las suelas de corcho, sujetas con
ligeras estaquillas de caña. Por entre las suelas y paño de las
sandalias aparecen los dedos de color amoratado, con las uñas,
como también los de las manos, que se descubren á través de los
guantes apolillados. En el índice de la mano derecha tiene un solo
anillo, pequeño, al parecer de oro, y muy sencillo, con una cruz de
la orden de San Juan, toscamente perfilada.
En el pecho tiene fijo con un alfiler, al parecer de oro, el
pergamino llamado «Testamento,» de unos siete centímetros
de largo, por cinco de ancho, del cual se hizo una reducción
fotográfica á mitad de tamaño. En el reverso dice de distinta
letra, más diminuta, y moderna: Rodericus Semeni. Lo mismo las
piernas que los dedos de piés y manos se hallan endurecidos, y ya
no ceden al tacto, como se decía en reconocimientos anteriores. La
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SILVIA MONTERO REDONDO
grande y amplia casulla de tela oriental, descrita en la pág. 376
del tomo VI del BOLETÍN de esta Real Academia de la Historia,
cubre completamente el cadáver con sus anchos pliegues, en la
forma que se le ve representado en la cubierta del sepulcro antiguo,
que se conserva á los piés de la iglesia, con la estatua yacente
del Arzobispo, de que se hizo reproducción fotográfica bastante
exacta, en la mejor forma posible, por las malas condiciones de
luz y del sitio. El palio metropolítico, consiste en una tira larga y
estrecha, de lana blanca, de unos dos dedos de anchura, con una
sola cruz negra en el paraje en que se une á la parte que rodea
el cuello: dicha faja ó tira desciende hasta los piés, tal cual se ve
en la dicha lápida sepulcral, ya muy deteriorada. Ni el cadáver,
ni su efigie sepulcral tienen pectoral ni báculo. La hechura de la
mitra parece casi una tiara en la losa sepulcral”.
D. Vicente, de esta forma testimonial, describe las
vestiduras y el estado en que se encontraban los restos de D.
Rodrigo. Pero, además de esta somera descripción, D. Vicente
hace alusión al hecho de que no se tomó ningún fragmento
de las vestiduras: “Debo también hacer constar que, durante el
reconocimiento respetuoso de los restos del venerable Arzobispo,
no fueron estos removidos, ni se permitió cortar ni tomar nada
de su traje, y que después de terminado el reconocimiento por los
arriba citados, quedaron el párroco, el alcalde y guardia civil
custodiándolos, mientras subía el pueblo á verlos”. Existía pues
una cierta preocupación hacia los abusos que se podían estar
cometiendo.
No fue hasta el año 1907 cuando tuvo lugar la siguiente
apertura oficial que conocemos gracias al Discurso del marqués
de Cerralbo de entrada a la Real Academia de Historia, leído
en 1908 y titulado “El Arzobispo D. Rodrigo Ximénez de Rada
y el monasterio de Santa María de Huerta”. El acontecimiento,
según él mismo relata, tuvo lugar en presencia de multitud
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
de personalidades civiles y eclesiásticas, en un acto de gran
solemnidad.
Fotografía del marqués del Cerralbo en su palacio de Santa María de Huerta.
Museo Cerralbo, nº inv. 06176.
El Marqués nos ofrece una somera descripción de
las vestiduras gracias al análisis visual que realizó en aquel
momento en que debieron ser manipuladas ligeramente ya
que dice “por respeto y temor á perjudicar la conservación del
histórico cadáver, no se le movió, quedando por reconocer todas
las telas que éste descansa, y las interiores”. Pero también las
describe apoyándose en dos fragmentos de tejido que, según
explica, obraban en su poder: “…y conservando yo aquéllos en
toda su justa estimación, me permiten dar aquí un dibujo, ya
que lo gastado del sirgo no facilita sacar buena fotografía” Se
trataba de dos dibujos, uno de ellos cuya correspondencia
se identifica claramente con los fragmentos conservados hoy
día en el Museo Cerralbo. El segundo dibujo y fragmento
al que el Marqués hace alusión, se refiere a un fragmento de
galón realizado en seda con hilo entorchado de plata y con
decoración geométrica. Este fragmento no es ninguno de los
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SILVIA MONTERO REDONDO
mencionados en este estudio, pero ha sido identificado como
un fragmento de la estola, gracias a las investigaciones que
se acometieron durante la restauración del conjunto en el
ICROA (actual IPCE), en 1968.
Sobre el modo en que consiguió dichos fragmentos, don
Enrique relata: “…pero tal vez pertenezca á la parte posterior de
la túnica, ó á alguna prenda como aljuba, un trozo de riquísimo
sirgo y otro de galón, que, hallándose sueltos en el ataúd, me regaló
hace más de veinte años el entonces señor magistral de Sigüenza,
D. Carlos Tierno, de quien ya dije cómo abrió el sepulcro por
su propia autoridad”. Posiblemente, se refiere a la apertura
de 1886, cuando D. Vicente Lafuente consiguió convencer
a la Academia para que lograra el permiso del obispo de
Sigüenza para abrir el sepulcro. Habían pasado 21 años desde
entonces, pero esto contradice el testimonio aportado por el
propio D. Vicente, señalado más arriba. O quizás se refiera
a un momento anterior puesto que ya D. Vicente en 1885
aportó ante la Academia un fragmento de tejido que, según
sus palabras, el propio marqués de Cerralbo le regaló junto a
unas fotografías.
Dibujo del tejido realizado por el marqués de Cerralbo en su discurso
(CERRALBO, 1908, p. 151).
A continuación reproduzco la descripción que el propio
Marqués hace del fragmento de tejido que aquí presentamos
dada la riqueza de contenido que se traduce de sus palabras:
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
“sobre un fondo que fue blanco, dibújanse anillos azules con los
centros de oro, y en los intermedios formados por cada cuatro de
aquéllos, hay otros más pequeños, pero en todo semejantes, de
los que irradian unos dibujos palmeados de arcaida idea persa;
termina esta preciosa tela ciclaton en una fimbra de menudas
listas rojas, amarillas y azules, como la segunda de la túnica,
conteniendo la bandita azul, sobre la que se teje la misma cenefa
globular de aquéllas; sigue una lista roja de centímetro y medio,
con lineales dibujos arábigos en oro; vuelve a repetirse la primera
orla, para terminar en otra espléndida, roja, de cinco centímetros
de ancha; rojo de púrpura primitivo, que fué símbolo de la
potencia soberana en Asia y Fenicia; aquel púrpura imperial
que no era rojo, sino violado obscuro; el tinte fantaseadamente
descubierto en el mordido murex por el perro de Hércules Tyreno;
en aquella purpúrea banda forman cuadros los mástiles de unos
dibujos, con idea de caracteres árabes, y en los centros se destaca,
en finísimos y ornamentados perfiles, un dibujo recordando el
simbólico Hom de los Sassanidas, dando á toda esta preciadísima
tela suria un sabor persa, que excluye la idea de que pudieran
ser estas vestiduras mudéjares ó de imitaciones, para intentar
clasificarlas de genuina fabricación muslime”.
Como vemos, el Marqués, basándose en el análisis
estilístico del tejido, descarta su origen mudéjar pero
además, a continuación, establece una teoría sobre el origen
y manufactura almohade de las vestiduras basándose en
los hechos históricos de la época. Argumenta un origen
granadino a la seda, elaborada en Almería y regalada por el
sultán de Granada al rey de Castilla quien, a su vez, lo regaló
a D. Rodrigo, tras su muerte.
“…la seda empleada es española, tal vez granadina, que
en el siglo XIII era la superior…” Pero, también intuye que si
la seda podía ser granadina, el tejido se elaboró en el Tiraz de
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SILVIA MONTERO REDONDO
Almería “… y hasta el famoso Hotel de Tirac, en Palermo, feliz
lazo de unión de tejidos entre el Oriente y el Occidente, tuvo por
rival el tantas veces victorioso, celebérrimo de Almería, en donde
tejiéndose el dibag, la superior de las sedas, llegó al prodigio del
llamado Pendón de las Navas, todo preparado allí por aquel
fastuosísimo emir Abderrhamán II, que, pretendiendo rivalizar
en grandezas, lujo y derroches, con los Califas de Bagdag, fue
el primero en introducir en España. Por competencia, el Tirac,
estableciendo su fabricación en Almería, continuando por todo
el tiempo que hubo moros en nuestras tierras, siendo la soberana
en esta industria de soberanos, y en donde se manifestó más
grandioso el genio árabe de recuerdos asiáticos. Allí entiendo que
fue fabricada la espléndida vestidura de D. Rodrigo, es decir, el
manto, la túnica y tal vez a aljuba interior; y, para afirmarme
en esta suposición, añado á las observaciones hechas por clases de
telas, arte de tejido, colores, dibujos, ornamentación y metales
preciosos, otras razones que apuntaré”.
“Es evidente que en aquella época hubo bastantes ciudades,
de larga fecha cristianas y de recientes conquistas, que fabricaron
ricas telas en un todo imitadas á las de Almería, que, por su
superioridad, era naturalmente singular modelo y de generales
copias: en la propia ciudad de D. Rodrigo, en el mismo Toledo,
los telares eran muchos, y renombrados, y mudéjares: en la tierra
nativa de su familia castellana, en Soria, ocurría otro tanto, según
lo atestigua la predilección que las daba Alfonso X al confirmar
sus Ordenanzas, por privilegio de 18 de Mayo de 1283; deduzco
de todo esto que tales vestiduras no fueron adquiridas por el
Arzobispo, ni menos encargadas, pues dedicándolas á su uso, no
dejarían de ostentar en sus adornos algún entremezclado emblema
cristiano…”.
“Nada hay personal ni cristiano en las mencionadas ropas
del Arzobispo; luego no fueron encargadas, ni menos á
Toledo, donde estaban sus preferencias oficiales; ni á Soria,
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
adonde eran bien demostradas las de su corazón. Él tan
irreductible enemigo de los mahometanos, no había de
protegerles en sus industrias, ni menos vestirse á su manera.”
“Granada
era
feudatario
aliado
de
Castilla...”
“Si en extraordinaria predilección tenía el Rey Santo á D. Rodrigo,
y éste regentaba tan grandes fuerzas y tan superiores influencias, y
á unas y á otras de éstas debería bastante el Rey moro de Granada,
tengo por muy probable que fuesen tales sirgos de Almería,
regalos de aquel Emir ó de Fernando III, para obsequiarle con
espléndido sudario, que bien natural fuese esta última distinción
del Rey...”. Para apoyar esta tesis, el Marqués a continuación
hace una comparación del regalo que el emperador Nicéforo
II hizo al obispo de Bamber, Grunther, quien murió en 1064.
Pasados más de sesenta años desde que el Marqués
realizara sus investigaciones y aportaciones, tuvo lugar la
última apertura oficial del sepulcro de D. Rodrigo. Gracias
a ello, hoy podemos afirmar que los fragmentos que se
conservan en el Museo Cerralbo pertenecen, sin lugar a duda,
a las vestiduras que sirvieron de mortaja a D. Rodrigo Jiménez
de Rada. Este importante acontecimiento tuvo lugar en 1968
por iniciativa del ICROA (3), con el objetivo de proceder a la
investigación profunda del conjunto.
En este estudio se comprobó que el conjunto de prendas
que sirvieron de mortaja al arzobispo D. Rodrigo Jiménez de
Rada, se componía de mitra, palio, guantes, casulla, dalmática,
túnica, amito, estola, alba, cíngulo, camisa mediana, camisa
corta, calzas, tibialías, alcorques, pañuelo de mortaja y sudario.
Su cabeza reposaba sobre un almohadón.
Los dos fragmentos de la colección del Museo Cerralbo,
pertenecen al alba.
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SILVIA MONTERO REDONDO
Las prendas fueron separadas del cuerpo y se trasladaron
al ICROA para, posteriormente, proceder a un complicado y
excepcional proceso de conservación y restauración. Gracias
a las investigaciones previas realizadas para su restauración y
conservación, se descubrió la técnica de realización de cada
uno de los tejidos, los tintes utilizados, la confección de cada
una de las prendas, etc. El alba estaba realizada en lino, y
en la parte inferior de la espalda, presentaba “un fragmento
rectangular, que falta en la parte anterior (el cual se conserva
a su vez fragmentado en el Museo Cerralbo de Madrid). Es un
tejido labrado con sedas de colores e hilos entorchados de oro
con técnicas de ligamento lampás y taqueté que presenta una
decoración dividida en tres zonas: La superior muy perdida parece
tener motivos vegetales, derivados de la palmeta, que se repiten
entre caracteres cúficos. La intermedia se decora con listas entre
las cuales aparecen cuentas y temas geometrizados terminados en
una especie de volutas, a imitación de yeserías árabes. La inferior
rellena el espacio con círculos de diferentes tamaños, tejidos en
hilo de oro y bordeados en seda azul, con palmetas en los espacios
intermedios, todo ello sobre fondo de seda beige”.
Además de la alusión que el estudio hace de los
fragmentos del Museo Cerralbo, se habla de “falta de tejido
en muchas zonas, bien porque ha desaparecido o por haber sido
recortado”. El delantero del alba, presenta una gran laguna
de tejido que fue reintegrada cromáticamente siguiendo el
esquema de la espalda.
El estudio del alba realizado en el ICROA concluía “El
tejido pertenece al período almohade, anterior a 1247. Se supone
que, de factura totalmente musulmana, fueron regaladas…”, es
decir, se estableció la misma teoría que expuso años antes el
marqués de Cerralbo en su discurso.
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
Gracias a este importante estudio, podemos saber la
disposición original de los fragmentos conservados en el
Museo Cerralbo y su orientación. Es decir, se corresponderían
a la parte inferior del delantero del alba y ambos pertenecen a
la misma pieza de tejido.
Imagen del alba, delantero y trasero, tras su restauración (archivo IPCE).
En la actualidad, investigadores medievalistas y expertos
en tejidos hispanomusulmanes (algunos de ellos citados en la
bibliografía que acompaña este texto) continúan investigando
sobre fragmentos de tejidos conservados de esta época en
distintas colecciones y museos, estableciendo clasificaciones y
definiciones en función de la técnica de realización sus motivos
decorativos predominantes, el taller o tiraz de origen, etc.
Gracias a sus investigaciones estilísticas, históricas,
técnicas y científicas podemos concluir que estos fragmentos
pertenecientes al alba, corroboran la tesis del marqués de
Cerralbo en cuanto a su datación en siglo XIII, origen
almeriense y manufactura musulmana. Tanto en estilo como
en tecnología textil estos fragmentos presentan similitudes con
tejidos almohades como la almohada de María de Almenar,
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SILVIA MONTERO REDONDO
en las Huelgas; las del obispo compostelano Bernardo; y el
paño de doña Mencía de Lara del monasterio de San Andrés
del Arroyo, todos ellos del siglo XIII.
Su
conservación en la actualidad en el museo
cerralbo
Los tejidos se conservan en dos ubicaciones
representativas del Museo: la Galería I –la cornucopia– y el
Despacho –la custodia–. Protegidas y exhibidas como fue
voluntad de don Enrique. Se trata de dos zonas públicas
de especial importancia dentro del edificio. La primera, de
paso obligado hacia las zonas de recepción del palacio, por la
que los invitados podían transitar y contemplar las grandes
obras de pintura de la colección del Marqués. La otra, se
trata de un ambiente más recogido, su Despacho, en el que
conservaba y exhibía –en un espacio abigarrado de objetos–,
sus más queridos tesoros representativos de sus actuaciones
en los campos de la política, el coleccionismo de arte y la
investigación histórica. En este ambiente, dichos objetos
adquieren la categoría de “reliquia” y los dota de un marco
que subraya esta idea, como vemos en el caso de la custodia.
El marqués de Cerralbo protegió estos tejidos como si
de reliquias se trataran, introduciéndolos en una cámara de
protección, una custodia y una cornucopia. De esta forma,
además de exhibirlos en un marco artístico que los enaltecía,
los protegía del exterior. Estos son signos de su preocupación,
respeto y admiración hacia estos pequeños fragmentos de
tejido, convertidos por el Marqués, en auténticas joyas del
pasado.
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
Custodia (nº inv. 03466) y detalle del textil de la custodia (nº inv. 06195)
del Museo Cerralbo.
A través de las palabras del propio Marqués, podemos
apreciar su sensibilidad hacia los tejidos: “Temo haberme
extendido demasiado en la descripción de las vestiduras, pero las
tengo por de tanta riqueza, de tan gran interés para el arte, de
tan alta estimación por la persona a quien pertenecieron, y de
tan inmensa rareza, al presentaros un traje espléndido y entero
de la primera mitad del siglo XIII, que no he dudado en llegar
á prolijas minuciosidades; pues si es bien natural rendirse en
éxtasis de admiración ante personaje de tan excelsa historia, no
es fácil callar ante el encanto producido por aquellas vestiduras,
que atestiguan el sublime arte á que se llegó en España, tejiendo
la seda, ese llamado hilo divino, al que el rey Atalo, en Asia,
le adornó con oro; Babilonia, con colores; Alejandría el tejerla
con varios lizos, y en la China, Si-Ling-chi la inventó el relucir
brillante, por lo que de emperatriz la alzó su pueblo á divinidad” .
Estas palabras nos acercan a estos fragmentos desde una
amplia perspectiva que nos permite apreciar la calidad de los
tejidos y su incalculable valor histórico y cultural que hoy día
contienen y transmiten.
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SILVIA MONTERO REDONDO
En la actualidad, los fragmentos han sido restaurados
en base a los criterios absolutos, establecidos y aceptados
internacionalmente en materia de conservación-restauración
de bienes culturales. Se han seguido los procedimientos
necesarios y las medidas adecuadas para garantizar su integridad
física, material, estética e histórica. Esta intervención ha
respetado no solo la integridad del tejido, sino que ha tenido
en cuenta el criterio de respeto histórico, tratando el objeto
en su conjunto: es decir, tanto el tejido del siglo XIII, como el
soporte con el que fue protegido por el marqués de Cerralbo,
quien diseñó hasta el último detalle el montaje de las piezas de
su colección en el Piso Principal de su palacio.
Cornucopia y textil, nº inv. 01652 y 06285. Museo Cerralbo.
En la actualidad, las vestiduras de D. Rodrigo se
conservan en el Monasterio de Santa María de Huerta, bajo la
custodia de los monjes que lo habitan.
Quiero agradecer especialmente a Cecilia Casas
Desantes, Laura Cerrato Mera, Concha García-Hoz, María
Antonia Herradón, Chiara Romano y Eduardo Zamarro
Méndez, su ayuda prestada para la elaboración de este artículo.
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
NOTAS
(1)
Enrique Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo (Madrid,
1845-1922), además de su vocación e implicación en la política de su
tiempo, fue un aristócrata con una amplia formación académica, una
espléndida sensibilidad hacia las artes y una gran capacidad de investigación científica en el campo de la Historia. Arqueólogo pionero en
el desarrollo de la ciencia arqueológica en España, dirigió y financió
numerosas campañas arqueológicas en distintos puntos de la Meseta
castellana.
(2)
Rodrigo Jiménez de Rada o el Toledano (Puente la Reina, ca. 1170 Vienne, 10 de junio de 1247) fue un eclesiástico, militar, historiador
y hombre de estado navarro-castellano. Arzobispo de Toledo fundó su
catedral sobre la antigua mezquita; sirvió como consejero y diplomático del rey de Navarra Sancho VII y de los castellanos Alfonso VIII
y Fernando III, de quien fue canciller; organizó la cruzada cristiana
contra los almohades de al-Andalus, dirigiendo personalmente varias
campañas de la guerra de Reconquista, entre ellas la de Las Navas de
Tolosa; ganó, por donación o conquista militar, numerosos señoríos
en todo el territorio castellano, el principal de ellos el adelantamiento
de Cazorla; sobresalió en los concilios de Letrán y Lyon. Erudito y políglota, fue también autor de una crónica titulada De rebus Hispaniae,
también conocida como Historia gótica o Crónica del toledano, en la
que se describe la historia de España desde sus orígenes hasta 1243.
(3)
ICROA: con estas siglas se denominaba al Instituto de Conservación y
Restauración de Obras de Arte, actual IPCE (Instituto del Patrimonio
Cultural de España). En la actualidad es una Subdirección General de
la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura. Sus funciones se pueden resumir en aquellas acciones
de conservación, restauración, investigación, documentación y formación dirigidas a la conservación del Patrimonio Histórico.
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SILVIA MONTERO REDONDO
GLOSARIO
Alba
Prenda de indumentaria litúrgica blanca que se lleva debajo de la
casulla. Su origen se remonta a la Roma clásica donde se utilizó
como prenda de vestir recamada, con galones purpúreos, en el
borde inferior y en las bocamangas. Desde el siglo VI su uso se
generaliza en el mundo eclesiástico.
Cornucopia
Marco de madera tallada y dorada con pan de oro de estilo barroco
y rococó.
Galón
Tejido estrecho o cinta fuerte que se coloca en las prendas de vestir
para protegerlas o adornarlas.
Lampás
Tejido labrado formado por dos urdimbres, de base y de ligamento.
El fondo, constituido en raso, sarga o tafetán, se origina con la
urdimbre de base y la trama de fondo, mientras que el diseño,
con la urdimbre de ligamento y las tramas suplementarias de
decoración, destacando del fondo por la formación de unas bastas
largas de trama en tafetán o sarga.
Taqueté
Término que designa a los tejidos lisos y labrados con dos urdimbres,
una de ligamento y una de base. La urdimbre de ligamento trabaja
en tafetán con las tramas de decoración, mientras la urdimbre de
base es la responsable del intercambio de las tramas del reverso al
anverso, cuando lo requiere el motivo decorativo.
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FRAGMENTO DE ALBA DE XIMÉNEZ DE RADA, DEL SIGLO XIII AL XXI
Tiraz
Nombre por el que se conoce a los talleres musulmanes dedicados
a la confección de tejidos de lujo, adornados con hilaturas de oro y
destinados al uso de los gobernantes. También designa a los tejidos
elaborados en estos talleres que llevaban la firma del taller donde se
había elaborado, la fecha y el nombre del gobernante.
22
SILVIA MONTERO REDONDO
BIBLIOGRAFÍA
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hispanoárabes”, Bienes culturales: revista del Instituto del Patrimonio
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Jiménez de Rada y estado de su sepulcro en la iglesia exabacial y ahora
parroquial del exmonasterio cisterciense de Santa María de Huerta,
1885.
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arzobispo D. Rodrigo Jiménez de Rada en Santa María de Huerta, y
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Rada. Su estudio y restauración, Ministerio de Cultura, Madrid,
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24
SILVIA MONTERO REDONDO
CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS
PORTADA. Detalle del tejido de Ximénez de Rada conservado en el
Museo Cerralbo, nº inv. 06285.
CONTRAPORTADA. Reverso de la custodia que muestra el texto
que escribió el marqués de Cerralbo, nº inv. 03466 y 06195.
Pág. 6:
Detalle del tejido conservado en el Museo Cerralbo, nº inv. 06285.
Pág. 10:
Fotografía del marqués del Cerralbo en su palacio de Santa María de
Huerta. Museo Cerralbo, nº inv. 06176.
Pág. 11:
Dibujo del tejido realizado por el marqués de Cerralbo en su discurso
El arzobispo Don Rodrigo Jiménez de Rada y el monasterio de Sta.
María de Huerta - Marqués de Cerralbo, leído ante la Real Academia
de la Historia el 31 de mayo de 1908 (CERRALBO, 1908, p.151).
Pág. 16:
Imágen del alba, delantero y espalda, tras su restauración (archivo
IPCE). (VV.AA, 1995)
Pág. 18:
Custodia (nº inv. 03466) y detalle del textil de la custodia (nº inv.
06195) del Museo Cerralbo.
Pág. 19:
Cornucopia y textil. Museo Cerralbo, nº inv. 01652 y 06285.
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