Espectáculos Página 2/LA NACION 2 3 Martes 21 de septiembre de 2010 MUSICA POPULAR Aterciopelados: mañana y pasado mañana, en Niceto “Buscamos el mismo cambio de manera cíclica” es el mismo que la gente viene pidiendo desde hace décadas, siglos, de manera cíclica, si se quiere. Continuación de la Pág. 1, Col.4 Buitrago que esta semana volverá a presentarse en el país. “Es como si los seres humanos estuviéramos buscando el mismo cambio de manera cíclica, pero como que ahorita la antorcha la tenemos nosotros, ¿no?”, sugiere la cantante, en diálogo telefónico con LA NACION. Entre otros temas, su último disco, Río (2007), reivindica la recuperación del río Bogotá y sobrevuela conceptualmente el referendo por el agua en Colombia, temas tratados con naturalidad y convicción desde la formación de esta banda/pareja, que alguna vez durmió bajo el mismo techo, pero que desde hace un tiempo decidió tener vidas privadas separadas y experiencias musicales conjuntas. “Son cosas de las que hablamos desde un principio –asiente Echeverri–. Primero, de una forma inocente y casual, y creo que con el tiempo se ha ido estructurando y organizando un poco la cosa, ¿no? Además, ahora estos temas son como más urgentes porque se ven daños más profundos y desórdenes más inquietantes. Hay terremotos por acá, tsunamis por allá, inundaciones por acullá y cambios de clima muy fuertes. Todos sentimos en el lugar donde vivimos que la cosa cambia día tras día. Entonces, sientes que es más urgente colaborar con cambios que tienen que suceder en las conciencias de todos nosotros. Y no sólo con el ambiente. Creo que con la cosa bélica también: lo sientes cada vez más urgente. Y el asunto de la mujer, cada vez más terrible. De todas formas, aunque lo masivo vaya cada vez peor y más horrible en todos estos temas, existen ciertas trincheras que poco a poco se fortalecen.” –¿El concepto de Río llegó antes que las canciones? –Para nosotros, la composición siempre funciona de la misma manera. Héctor escribe unas canciones. Yo escribo otras y después nos juntamos y empieza un proceso de preproducción; se revisan las letras, las intenciones, y después sale el disco que sale. Este álbum tiene canciones ambientalistas, pero también canciones de mujer, de madre, Gringo, go home En su último disco, Río, Héctor Buitrago y Andrea Echeverri reivindican la recuperación del río Bogotá canciones antibélicas y canciones, sencillamente, de familia. –Sus letras se conectan con cierto espíritu hippie... ¿No era que el sueño se había terminado? – Yo tengo mi hippie por ahí, mezclado con otras cositas... Y pues sí, se han gando unas, se han perdido otras y la idea ahora es como reconectarse también con las energías buenas del pasado, ¿no? El asunto con la tierra, también. –¿Sos de las que adscriben a aquello de que la música salvará al mundo? –Pues es mi única esperanza y, como música, es mi única herramienta. Porque lo que yo pienso es que cada uno desde donde está, con sus letras, con sus canciones, cada uno con su herramienta, tiene que apuntar hacia lo mismo, hacia la armonía, el equilibrio, porque está comprobado que la manera que estamos haciéndolo no funciona. Se necesita un cambio, y ese cambio Pionero del candombe-rock en el país “Gustavo está presente en todas partes” Echeverri fue la única invitada por Soda Stereo en la filmación del concierto unplugged para MTV, en 1995. Allí, la cantante le puso su voz a “La ciudad de la furia”. “En todos nuestros shows, hay una canción que le dedicamos a Gustavo y tratamos de hacer como un envío de energía colectiva. El está presente en todas partes; todo el mundo pregunta por él. En lo personal, el primer concierto que fui a ver fue uno de Soda Stereo y esas cosas te quedan superclavadas en el corazón.” Como exponente colombiano del rock latino (ver aparte) que alguna vez fue catalogado de fenómeno en los Estados Unidos, el dúo Aterciopelados participó en la primera parte del año de varios festivales de rock norteamericanos, entre ellos Coachella, Bonaroo, Regina Folk Fest y el Bumbershoot, de Seattle. “La música es la misma para quien se la toques, pero no fueron fáciles esos momentos en que dices algo de una canción o quieres transmitir cierta energía de tal tema, porque llevo veinte años cantándole a gente latina, incluso estando en Estados Unidos, y en esos festivales la audiencia es más diversa. Además, el inglés no me atrae mucho.” –¿Alguna razón en especial? –Acá, en Colombia, la cosa con EE.UU. PARA AGENDAR es un poco terrible. AterciopelaEs superpredomidos. La banda nante, ¿sabes? Tancolombiana to que en la cultura presentará su masiva ni siquiera último álbum, nadie se lo pregunta. Río. La influencia norteNiceto Club, americana es total, Niceto Vega en todo. La guerra 5510. Mañana contra las drogas, el y pasado Plan Colombia, es mañana, a las 21. Entradas, muy fuerte, porque $ 120. como que Colombia es el país más cercano a los EE.UU. de toda la región, y EE.UU. nos da y nos da mucho billete, pero para la guerra y para reprimir nuestro lado de la responsabilidad de la droga; pero en ellos mismos no hacen nada, ¿no? –La denuncia del predominio cultural norteamericano aparece en varias de sus canciones... –Sí, me acuerdo de una de las primeras canciones que hicimos que se llamaba “Colombia conexión”, que dice “Gringo go home”. Héctor venía de una banda de hardcore que se llamaba La Presidencia y toda esa música era bien fuerte, contra el sistema, digamos. Y yo venía de arte y tenía mi cosa como feminista, de todas maneras contracultural, digamos. Desde un principio venía esto de mantenerse alejado de lo masivo. Rock latino: el negocio que no fue A mediados de los 90, Aterciopelados se sumó con gracia y como representante de Colombia a la lista de artistas que MTV supo regionalizar y de la que se conoció con la por entonces novedosa etiqueta de “rock latino”. “Lo que dejó todo aquello creo que sobre todo fue a nivel comercial. La gente de la industria musical estaba muy esperanzada en que eso fuera el siguiente... No sé cuál sería la palabra, la siguiente «gran cosa» que diera plata, que diera billete... y nunca lo fue –dice riendo Echeverri–, porque todo eso terminó siendo el reggaetón, creo, ¿no?” –¿Musicalmente no dejó nada? –Sí, por supuesto. Tengo unos ARCHIVO Café Tacuba, exponentes del “rock latino” colegas de los que me siento muy orgullosa y soy muy feliz de que me metan en ese paquete que a veces es un poco raro, porque las etiquetas son raras, pero estar en el mismo paquete que Café Tacuba o que Jorge Drexler, de pronto, que Los Fabulosos Cadillacs... ¿Qué sé yo? Es un buen paquete. De todas formas, creo que el cruce de culturas que produjo trasciende lo musical. Es como un proceso cultural, apenas natural en mestizos que somos. Y pienso que es saludable y bonito, y un ejercicio de creación de identidad. Pienso que ahí hay claves y respuestas múltiples para varios de los problemas que enfrentamos los latinoamericanos”. Nuevo espectáculo de la Antigua Jazz Band Falleció el músico uruguayo Beto Satragni Ayer por la tarde, en Canelones, Uruguay, fueron inhumados los restos del músico uruguayo de gran presencia en el rock argentino Beto Satragni, fallecido anteayer, a los 55 años, en Montevideo. Según informó su familia, el músico y compositor padecía cáncer desde hace varios meses y murió el domingo en el hospital de Clínicas de la capital uruguaya. Satragni, fundador del grupo Raíces, que fusionó el candombre con el rock a fines de los años 70 y marcó para siempre al género en el Río de la Plata, participó de distintas bandas y colaboró con artistas como Spinetta Jade, Moris, David Lebón, Rubén Rada, León Gieco, Dino Saluzzi, Mercedes Sosa, Miguel Abuelo, Oscar Moro, los hermanos Fattoruso, Litto Nebbia, Chick Corea, Ricardo Mollo, Pablo Milanés, Alfredo Zitarrosa y Jaime Roos, entre muchos otros. Desde los 15 años, en su Montevideo natal, Satragni unió los tambores del candombe con el filo de las guitarras rockeras, inspirado en El Kinto y en Eduardo Mateo. Poco después, ya en Buenos Aires, tocó el bajo con Moris, pero no fue hasta que se cruzó con Jimmy Santos, a fines de la década del 70, que retomó aquella fusión tan fuerte para la época que dejó plasmada en la discografía de Raíces. “En pleno Corrientes, le pregunté a Roberto Valencia, hijo de un gran requintero colombiano, quién podía tocar el tambor y me nombró a Jimmy Santos. Terminó de decirlo y Jimmy apareció por la esquina en la que estábamos”, le contó a LA NACION en marzo de 2009, para confirmar lo azaroso que ha sido su inquieto destino musical. De la misma forma, a principios del año pasado, el músico había rearma- MARCELO GOMEZ Entre gánsteres y madamas, el ensamble desgrana “Take the A Train” y “The Mooche”, por nombrar sólo dos standards ARCHIVO Satragni tenía 55 años do Raíces para celebrar los 30 años del debut discográfico del grupo, B.O.V.dombe, y grabó un nuevo registro junto a Jimmy Santos, Juan Tordó (“Negro”), Raúl Campana, Alberto Bengolea y Andrés Calamaro, quien en su página oficial de Internet ayer le dedicó unas palabras: “Entre tambores, entre nubes de algodón, Beto de las dos orillas, maestro y compañero mío”. En diciembre último participó de “Las bandas eternas”, el gran show que realizó Luis Alberto Spinetta en Vélez Sarsfield, tocando el tema “El rey lloró”, junto a sus ex compañeros de banda. “Hemos vivido quizás uno de los conciertos más impresionantes del rock argentino –escribió entonces–. Como integrante del glorioso Jade, me hace sentir orgulloso de haber decidido tocar el bajo alguna vez en mi infancia.” NÑɢƾÐ NÐŒÐǴȉʉÑ *1 (% $03*0 '51$& 8,0"8 3# (30.031 (0 (%*6 0% 5!!$( "(1 7$0* $(#0 *0' 6$ 5008 &( #$%*6 8 #$&$. #!!$&/ & # $ # $' ! & %%% 0 *( '*0$+(/ 0*#$$ 15 6(3 '(*01 - )*1 Viaje al corazón del Cotton Club La agrupación reconstruye la célebre atmósfera del templo de Harlem y su música, con clásicos de Ellington Edward Kennedy “Duke” Ellington se presentó por primera vez en el Cotton Club de Harlem, Nueva York, un 4 de diciembre de 1927. A partir de entonces, y durante tres años, su banda se convirtió en la orquesta estable de la casa, y comenzó a ser conocida gracias a las emisiones radiales que se realizaban desde ese templo donde se iba a escuchar lo mejor del jazz negro de Norteamérica. Más de 80 años después, basta cruzar la línea que separa el Maipo Kabaret del mundano microcentro porteño, cualquier miércoles por la noche, para ingresar en un universo casi onírico, como detenido en el tiempo, donde por estos días se presenta Antigua Jazz Band al estilo Cotton Club, espectáculo que evoca aquella primera etapa del legendario Night Club que hizo famoso a “Duke” Ellington. Entre alfombras y cortinados rojos, arañas de cristal y espejos con marcos dorados, una atmósfera densa permite entrever algunos personajes de aquella época, cuando el Cotton Club era frecuentado por la alta sociedad estadounidense, entre gánsteres, mujeres de la noche y divas platinadas del glamoroso mundo del espectáculo que llegaban para escuchar a los mejores músicos y los más notables compositores. No será extraño descubrir entre El C Jam Blues ya suena a pleno las mesitas del Kabaret a un hombre con los 13 músicos de la Antigua Jazz misterioso, de riguroso esmoquin Band arriba del escenario, y es el y gafas negras, o una dama atavia- puntapié inicial de un repertorio que da con turbante que flirtea con una repasará, a lo largo de hora y media, pluma en la cabeza; tal vez un ham- la mejor música de “Duke” Ellington pón peinado a la gomina, con bigote y otros compositores, como Charlie fino y traje a rayas, o una madama Johnnson, Jelly Roll Morton, William emperifollada con collar de Christopher Handy y Nic perlas. Deambulan por el saLarroca. PARA AGENDAR lón con aires de seducción, Al estilo Puente privilegiado mientras el pianista Luis SiCotton Club. rimarco, sentado a un piano La puesta en escena inDirección: cluye sorpresas como un de cola, deja flotando blue Mario Camaaudio de un antiguo prenotes como burbujas que rano. Artista podrían atraparse con sósentador que allá a prininvitada: Ralo estirar la mano. cipios de 1900, introducía quel Albéniz. Ellos son los personajes a Ellington y su banda a Maipo que, con la dirección geneun público tan lejano coKabaret, Esral de Mario Camarano y mo privilegiado, y hace de meralda 443, la participación especial de puente para avanzar con 2° Piso. Los la actriz Raquel Albéniz, otros clásicos, como “Rocmiércoles, a recrean la impronta del kin’ in Rhythm”, “Freeze las 21. EntraCotton Club a partir de siand Melt”, “Take the A das desde 70 tuaciones mínimas o parlaTrain” o “Things Ain’t pesos. mentos breves, aunque no What They Used to Be”, en la que la banda atraviesa menos inspirados. Pausadamente, de aquemomentos de una sutil inllas blue notes comenzará a brotar timidad, reforzados por una ilumiuna línea de contrabajo, luego se oi- nación tenue, para luego ascender rá una batería sorda, y de a poco las hasta lo más alto y estallar con totrompetas y los clarinetes, el trom- dos los brasses en la cima. bón, los saxofones y el blue blowingEnseguida, un medley hilvana vocal, de Osvaldo Ricci, todos juntos “Solitude”, “Black Beauty”, “In a con la dirección de Pablo Scenna, en Sentimental Mood”, “Prelude to a guitarra y banjo. Kiss” y “Sophisticated Lady”, todas composiciones de Ellington, hasta que una situación tensa se apodera de la sala: de repente, en medio del solo, uno de los saxofonistas se ve en apuros cuando la amante del gánster se le insinúa abiertamente frente a la platea. El mafioso no se hará esperar y, exaltado, le espetará un rosario de insultos in english hasta que el hombre misterioso y de gafas oscuras lo retira a empujones de la sala. Desde su formación, la Antigua Jazz Band asimiló, poco a poco, el sonido tan característico de las composiciones y arreglos orquestales de “Duke” Ellington, hasta tal punto que el público la consideró desde siempre una orquesta ellingtoniana. No obstante, en más de 40 años, nunca habían editado un trabajo dedicado exclusivamente a este compositor. Esa grabación es Antigua Jazz Band Plays Duke, que en esta presentación incluye también duelos de vientos, un solo de washboard (una suerte de tabla de lavar metálica) a cargo del baterista Hernán Avella, y la interpretación hacia el final de clásicos, como “Hyena Stomp”, “Organ Grinder Blues”, “The Mooche” y el “St. Louis Blues”. Esas melodías embrujadas que hacen reír y llorar al mismo tiempo. Alejandro Rapetti