Defensa de la Competencia, del Usuario y del consumidor Proyecto

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Defensa de la Competencia, del Usuario y del consumidor
Proyecto de Texto Constitucional
La Convención Nacional Constituyente
SANCIONA
Artículo lo Incorpóranse dos nuevos inciso~al artículo 67 de la Constitución Nacional,
que quedaráñredactados de la siguiente manera:
Inciso ...: Garantizar la concurrencia a los mercados en condiciones de libre
competencia, de libertad de empresa y de iniciativa privada, en el marco de una
política económica orientada a la producción, a la estabilidad, a la innovación
científica y tecnológica y a la distribución equitativa de la renta conforme con las
exigencias de la economía general, y asegurar la represión de los actos o conductas
que lesionen la libre competencia o tiendan a abusar de una posición dominante en el
mercado, causando un perjuicio para el interés económico general.
Inciso ...: Reconocer a los usuarios y consumidores sus derechos a la seguridad, la
salud, a agruparse en tutela de sus intereses económicos, a obtener la más amplia y
leal información sobre los bienes y servicios que se ofrecen en el mercado, mediante
los procedimientos que disponga la ley y el ejercicio de acciones judiciales. Las
organizaciones que los representen deberán ser oídas en el trámite de proyectos de
leyes o reglamentaciones que afectan a sus intereses.
Artículo 2'- De forma.
A
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
La fuente de los incisos proyectados es la propuesta del Tercer Documento de la
Comisión de Juristas del Partido Justicialista (1992), Capítulo 1, Puntos 8.5.4. y 8.5.5.,
desarrollándose con mayor extensión los derechos de los consumidores y usuarios
conforme al dictamen de la mayoría (justicialista) del Senado de la Nación en su primera
intervención en el trámite de la ley declarativa de la reforma. La finalidad del primer
de la Constitución de España (1978) - es
precepto - inspirado en los artículos 38 y
asegurar el correcto y libre funcionamiento de los mercados, en el marco de políticas
económicas que los orienten a la producción, a la estabilidad, a la innovación científica y
tecnológica - cuestión primordial de la denominada tercera etapa de la revolución
industrial, definitoria de nuestro tiempo - y a la distribución equitativa de la renta
(principal modo de concretar la justicia social), conforme con la exigencias de la economía
general.
La norma propuesta ha sido concebida sobre la base de "la vía de la compensación",
según la denominan autores europeos, que consiste en defender la economía de mercado y
de la libre empresa como motor económico a la vez que resguardar el marco regulatorio
general.
Un autor español, Miguel Puchades Navarro, que hace un balance en esta materia de
diez años de vigencia de la Constitución Española de 1978, expresa que "Una constitución
no puede ni debe descender a definir las políticas económicas concretas; ello supondría
hipotecar las posibilidades de actuación de los futuros gobiernos. En tal sentido, una
constitución debe ser lo suficientemente abierta como para permitir las políticas
económicas de gobiernos de muy distinto signo sin que se requiera un cambio
constitucional. Lo que sí puede hacer una constitución - y la nuestra lo hace - es, además
de delimitar el sistema económico en que nos situamos, definir los principios rectores que
deben presidir toda la actuación de los poderes públicos" (en Sector público, sistema
económico y constitución, de la obra Diez años de régimen Constitucional - Enrique
Alvarez Conde - Editor - Editorial Trenos, Madrid, 1989, páginas 56/57; ver en sentido
similar Alfredo Sánchez - Bella Carswell, en El principio de la libertad de empresa en la
Constitución Española, Lecturas para después de una década, Hispanographis S.A.,
Madrid 1988, y Luis Sánchez Agesta, en Constitución y Economía, Centro de Estudios y
Comunicación Económica S.A., Madrid, 1977).
En cuanto al segundo precepto, el dictamen de la mayoría del Senado de la Nación
consideraba que la complejidad de la sociedad moderna y de su economía hacía necesario
que el Estado regule el control de la calidad de los bienes y servicios ofrecidos y prestados
a la comunidad, así como para asegurar la veracidad de la información que se proporciona
al público. Estimaba conveniente promover la participación de las organizaciones de
consumidores y usuarios en el estudio de las disposiciones que les concernieran. La
cláusula constitucional que estableciese esa tutela constituía además el necesario
contrapeso de la iniciativa privada y de la defensa de la competencia que también se
propiciaba. La plataforma electoral del justicialismo reprodujo en lo sustancial esos
GJ'
/
La legislación nacional, desde hace tiempo, ha intentado a través de diversas normativas,
asegurar el correcto funcionamiento de los mercados.
Fue así, como se dictaron las leyes 11.210 (Adla 1920-1940.11O), 12.906 (Adla VII-2 1)
y 22.262 (B.O. 6/VIII/80). Las dos primeras, siguiendo los lineamientos y pensamientos
de la época, tanto en nuestro país como en la legislación comparada, pusieron el acento
casi exclusivamente en la represión de los monopolios; en tanto que la última incorporó
los criterios actuales de diversas legislaciones como las de Alemania, España y Portugal,
que tienen su origen en las disposiciones de los artículos 85 y 86 del Tratado de Roma de
1957.
Si bien diversos autores han señalado la importancia y necesidad de incluir este tema en
el plano de la política constitucional, sólo un limitado número de Constituciones
extranjeras lo ha incorporado expresamente dentro de sus disposiciones, entre ellas, las de
Colombia y Venezuela que contienen preceptos sumamente generales.
Por el contrario, un número importante de Constituciones provinciales (las de
Catamarca, Córdoba, Chaco, Chubut, La Pampa, Río Negro, Salta, San Luis, Santa Cruz
y Santiago del Estero) disponen expresamente la prevención y represión de actividades
que tiendan a dominar mercados y eliminar la competencia.
El primer inciso que se propone incorporar trata de la defensa de la competencia,
siguiendo los criterios actuales en la materia. Se garantiza la concurrencia a los mercados
afirmando de esta manera el derecho al libre comercio fundado en el artículo 14 de la
Carta Magna y, para asegurar este derecho al mismo tiempo que proteger los intereses de
usuarios y consumidores, se determinan las conductas disvaliosas que habrán de ser
reprimidas. Se ha incluido la figura de abuso de una posición dominante ya incorporada en
nuestra legislación y prevista en la mayoría de las legislaciones actuales. Se establece que
los actos o conductas 'considerados deben ser de naturaleza económica y finalmente se
requiere que los mismos puedan causar un perjuicio al interés económico general, tal
como se expone en la moderna doctrina, a partir del sistema articulado por el Tratado de
Roma de 1957.
El segundo inciso propuesto se refiere a la defensa del usuario y del consumidor y en él
se han incluido todos los criterios tenidos en cuenta por la moderna doctrina y legislación.
Si bien la mayoría de los países, entre ellos el nuestro, poseen una normativa específica
relacionada con la defensa de los usuarios y consumidores, son contados aquellos que han
elevado al rango constitucional estos preceptos, siendo las excepciones más notables las
Constituciones de Colombia y España. Entre las Constituciones provinciales que han
adoptado disposiciones sobre la materia, se encuentran las de Catamarca, Córdoba, Jujuy,
Río Negro, San Juan, Santiago del Estero y Tierra del Fuego.
El inciso que se propone contiene los cinco principios que conforman en la actualidad el
marco global en que se inscribe la defensa del usuario y el consumidor, la protección de su
seguridad, de su salud y de sus legítimos intereses económicos, la promoción de su
información y educación y, finalmente, la promoción de la participación de sus
organizaciones.
En tal sentido, se han seguido los lineamientos del artículo 51 de la Constitución de
España que prescribe: "Los poderes públicos garantizarán la defensa de los consumidores
y usuarios, protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los
legítimos intereses económicos de los mismos. Los poderes públicos promoverán la
información y la educación de los consumidores y usuarios, fomentarán sus organizaciones
y oirán a éstas en las cuestiones que puedan afectar a aquellos, en los términos que la ley
establezca".
Sin embargo, se ha introducido una diferencia sustancial, acorde con la más avanzada
doctrina sobre la materia. Ella consiste en la incorporación del concepto de "derecho del
usuario y del consumidor" que permite elaborar una construcción teórico-jurídica de la
problemática general, en contraste con la simple enunciación de políticas encaminadas a la
protección de los mismos, mediante las cuales sólo pueden
particulares de la posición de usuarios y consumidores.
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