Psicología del Individuo

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Psicología del Individuo- Alfred Adler
Si miramos el campo psicológico, el conjunto de teorías y criterios veremos que está limitado. Es como si, por un
incomprensible propósito, debiera excluirse experiencia y conocimiento humano, y se les negase todo valor al punto de
vista y a la intuición artístico y creadores. Los psicólogos experimentales registran provocan fenómenos para
comprender las distintas reacciones, y en último análisis, no hacen sino una filosofía de la vida psíquica, los demás
enclaustran toda forma de expresión, y todo fenómeno dentro de sistemas tradicionales, algunas veces ligeramente
modificadas.
El método que siguen estas direcciones científicas recuerda, por su importancia como escuela preparatoria del
pensamiento humano, a la antigua y ahora superada historia natural, con sus rígidos sistemas que hoy son sustituidos
por puntos de vista que buscan comprender la vida biológicamente, pero también psicológica y filosóficamente, pero sus
variantes en un único nexo. Esto es lo que intenta hacer la corriente a la que se ha denominado psicología comparada
del individuo. Crean una imagen de la personalidad individual a partir de rasgos.
Si conozco el objetivo de una persona se, aunque solo aproximativamente, que sucederá. Y, por lo tanto, me hallare en
condiciones de inferir los movimientos parciales que han de surgir, seré capaz de verlos en su nexo, o de corregir y
adaptar continuamente mi conocimiento psicológico aproximativo de los nexos. En cambio, si solo conozco las causas,
los reflejos y la velocidad de reacción, la capacidad de atención y otras cosas similares, no sabré nada de lo que acontece
en el ánimo de la persona en cuestión.
El propio sujeto no sabría que hacer de si, si no tendiera hacia un objetivo. Mientras no conozcamos su línea de vida
determinada por una meta, el conocimiento de todo su sistema de reflejos y de toda su constelación causal, no sería
suficientemente para permitirnos saber a ciencia cierta que hará esa persona de inmediato: cualquier resultante
psíquica nos puede parecer posible. Esa deficiencia resulta sobremanera evidente en los experimentos de asociación.
Se descubre una regla que acompaña al desarrollo de todo acontecimiento psíquico: no estamos en condiciones de
pensar, de sentir, de obrar sin tener un objetivo en nuestra mente. Porque ninguna causalidad basta al organismo
viviente para dominar el caos de futuro y evitar el desorden de que en tal caso seriamos víctimas.
Cabe igualmente demostrar que todos los fenómenos psíquicos reciben su dirección de un objetivo preestablecido. En
otras palabras la vida psíquica del hombre está en función del último acto. Esta comprobación de la psicología del
individuo puede verificarse sobre cualquier personalidad, nos conduce a la tesis siguiente: no puede captarse o
comprender ser ningún fenómeno psíquico sino como preparación para un objetivo. La meta final nace, consciente o
inconscientemente en cada individuo, pero nunca comprendía, en su verdadero significado. La multiplicidad de
significados posibles de un proceso psíquico extraído de su nexo.
Ciertas deficiencias tienen una función que solo puede ser comprendida si se refiera a toda la personalidad ¿Cómo
pueden provocarse tales deficiencias o tales enfermedades? Creando un “arreglito”, acentúan intencionalmente las
debilidades fisiológicas generales para hacerlas valer como sufrimientos personales.
Por ejemplo: si una persona tiene mala memoria se buscaría el motivo, el objetivo de esta falta de memoria. Lo
podemos saber a través del conocimiento del individuo. (ej.: el tener que tomar una decisión importante puede hacer
que tenga olvidos)(No sé si sirve como ejemplo, pero el día de mi casamiento estaba muy distraída y prendí fuego la
pava)
Nuestra ciencia exige un procedimiento estrictamente individualizador y no gusta de las generalizaciones. Una vez
comprendido el objetivo de un movimiento psíquico o de un plan de vida cabe esperar una completa congruencia entre
cada uno de los movimientos parciales, de una parte, y el objetivo y el plan de vida de otra.
Los movimientos parciales al ser comprendidos deben reflejar en su conjunto un plan de vida unitario, el sentimiento, el
pensamiento, la voluntad, la acción, el sueño y los fenómenos psicopáticos están en función de un plan de vida unitario.
De este tender hacia un objetivo que el individuo establece para sí, resulta la unidad de la personalidad.
Los más importantes resultados de nuestras investigaciones sobre la vida psíquica
La dinámica de la vida psíquica, se encuentra por igual en las personas enfermas y en las sanas. Lo que distinguir al
neurótico es su reforzada “tendencia hacia la seguridad”. Pero no existen diferencias fundamentales en cuanto al acto
de darse un objetivo y un plan de vida adecuado a él. Un objetivo humano general premisa fundamental para una mejor
comprensión de cualquier movimiento psíquico, es que ellos tienden a un objetivo de superioridad. Sea que uno quiera
ser el primero en su profesión, que uno quiera ser el amo absoluto en su casa, siempre se halla conducido por su afán de
superioridad, por su afán de sentirse semejante a Dios. Para lograr la posesión de un objeto o de una persona, se
pueden tomar diferentes caminos: el camino recto u darse a la obra con orgullo, con prepotencia, con obstinación,
crueldad y coraje; o bien, si la experiencia nos lo impone, se puede seguir el camino de los rodeos, combatir por la
propia causa mediante la obediencia, el sentimiento, la prudencia y la humildad. Todos estos rasgos de carácter
tampoco tienen existencia independiente; también ellos responden al plan de vida individual del cual constituyen sus
armas más importantes.
Mas este objetivo dela superioridad absoluta, que en ciertos individuos se manifiesta de un modo sobremanera extraño,
no es alcanzable en este mundo. Señala que su importancia reside en que, si bien en si mismas carecen de sentido,
tienen la máxima importancia para nuestra conducta. Este objetivo ficticio de superioridad constituye la premisa
fundamental de nuestra vida: nos enseña a hacer distinciones, dicta nuestra actitud, nos da seguridad, construye y guía
nuestro hacer y obliga a nuestro espíritu a prever y a perfeccionarse. En su aspecto negativo imprime a nuestra vida una
orientación hostil y combativa, aparta de toda consideración sentimental y constantemente conduce a alejarse de la
realidad y a violarla cuando conviene a sus fines.
Signos manifiestos de este objetivo e superioridad cado pueda observárselos en toda persona. Suele traducirse en su
conducta, pero con mayor frecuencia solo se manifiesta claramente en los momentos de exigencia y de aspiraciones. Si
cada uno tiene un ideal de superioridad, simultáneamente tendrán que observarse fenómenos orientados a suprimir y
disminuir a los demás. Rasgos de carácter como intolerancia, prepotencia, envidia, malignidad, sobrevaloración de sí
mismo, jactancia, desconfianza, avaricia, en suma, todas aquellas manifestaciones que supone la lucha de acusarse en
una magnitud harto mayor que la exigida por la mera auto conservación. Próximos a estos rasgos de orgullo, de
emulación, de valentía, de salvar, dar y guiar a los demás. La investigación psicológica demanda mucha objetividad par
que el juicio no turbe la pureza de la observación. Sin embargo, señalemos que nuestra simpatía o antipática hacia a los
demás depende de sus rasgos de carácter pertenezcan a uno u otro tipo.
Llegado a este punto debo confirmar una vieja norma de todo psicólogo; es posible rastrear cualquier rasgo saliente de
una persona hasta su origen infantil. Modelados por el ambiente, en el niño se forman y entrenan todos los futuros
rasgos característicos de la persona, y más tarde ya no se podrán producir sustanciales modificaciones d esos rasgos sino
en virtud de un alto grado de autoconocimiento de procesos neuróticos, o de una asistencia psicológica individual.
Si el paciente fuese consciente de sus planes secretos, todo su estilo de vida estaría impregnado de animosidad y de
malas intenciones y, por lo tanto, no podría alcanzar el fin propuesto- la superioridad sobre las mujeres. Si se percibiese
como nosotros a él, se vería a si mismo alterando todos los pesos de los platillos, cargándolos todos según un resultado
decidido de antemano. Lo que le sucede no dependería ya más, ante sus ojos, del destino y menos aún podría su
balance arrojar un activo a su favor. Pero su meta, su plan, su engaño frente a la vida exigen que ese trabajo se realice
en secreto: así logra que su plan de vida permanezca inconsciente y que el enfermo pueda creer en un destino ciego y
no en una mucha responsable desde largo tiempo preparada y calculada. El “arreglito” neurótico, esa distancia se
expresa claramente en ola actitud vacilante del paciente, en sus principios, en su visión de la realidad y en sus engaños
frente a la vida. El modo más eficaz para desplegarla es siempre la neurosis o la psicosis. Muy adecuadas para crear
“distancias” son, además, las perversiones sexuales y la importancia en cualquiera de sus formas.
Como en un tratamiento, nuestra investigación debe seguir el camino inverso y considerar primero el objetivo de lucha
del hombre, en particular la del neurótico, y solo entonces intentar comprender las fuentes de ese importante
mecanismo psíquico.
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