del individuo al grupo

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DEL INDIVIDUO AL GRUPO
Ayerra, J. M. (1996): Del individuo al grupo. Boletín 5: 3-11.
Reproducido con la autorización de la revista.
En este siglo el mundo ha experimentado la mayor expansión de su población y de su
capacidad productiva hasta la fecha, lo cuál ha supuesto una expansión de envergadura de todas las
actividades humanas. Nos encontramos en un mundo rápidamente cambiante, que compromete
nuestra capacidad adaptativa, tanto individual como colectiva.
En todos los campos, tenemos que superar las perspectivas tradicionales. En el siglo XIX
presenciamos el comienzo de una fragmentación de las ciencias humanas que han ido complejizándose
con el tiempo, habiendo llegado en el momento presente a formaciones tan especializadas que
imposibilitan el entendimiento global, corriendo el riesgo de una fragmentación en la que frecuentemente
incurrimos. Se define la especialización como el saber más de menos cosas". Es necesario
superar en este tiempo la fragmentación heredada del pasado realizando un esfuerzo en la integración
armoniosa de los aspectos parciales que tanto individual como colectivamente son elevados a la
categoría de lo absoluto y cuyas consecuencias son tan destructivas, siendo la base de las ideas
sobrevaloradas, baste considerar el sentimiento de una maldad absoluta, una bondad igualmente
absoluta, referido al individuo, o en lo colectivo, los integrismos o nacionalismos.
Es preciso pasar de la visión escotómica de los síntomas a los síndromes y de éstos a la
personas, para posteriormente hacerlo de las personas a las familias y grupos pequeños y finalmente
llegar al estudio e investigación de los grupos grandes y los grupos multifamiliares, hoy una realidad
frecuente, pero inimaginables hace todavía poco tiempo. Las personas que por fortuna, tenemos la
oportunidad de trabajar en cada uno de estos contextos, comprobamos cómo no son contextos
antitéticos, sino que por el contrario son contextos cuya característica común es la
complementariedad y cómo cada uno de ellos define y da sentido a los otros, requiriendo de una
experiencia mínima necesaria en todos ellos.
Resulta interesante el comprobar cómo en otros campos de la ciencia se avanza en el
mismo sentido que en el nuestro. De esta manera en el desarrollo de la física que anteriormente
centraba su interés en la investigación de las trayectorias de partículas individuales (o funciones de
onda en la física cuántica), en el momento presente la investigación recae sobre las poblaciones de
trayectorias, las cuáles adquieren nuevas propiedades. Concluyendo los físicos que el total de estas
trayectorias es mayor que la suma de las partes, al igual que es en el nivel de las poblaciones donde
surge la distinción entre pasado y futuro.
Como podéis comprobar hay un gran paralelismo entre la evolución de otras ramas de la ciencia
y la nuestra. En la medida en que nuestra área del conocimiento se ha ido complejizando, es frecuente
encontrar grandes especialistas de aspectos específicos y parciales imposibilitados para el
entendimiento de una persona, o que se sienten paralizados ante situaciones cotidianas no previstas en
su sofisticado proceso de aprendizaje técnico.
- Ejemplo:
En una supervisión de un equipo realizada en la tarea en un H.D. magníficamente dotado. Los
componentes del equipo con amplias y sofisticadas formaciones. En una sesión grupal nos
encontrábamos: cuatro pacientes graves (esquizofrénicos), 8 miembros del equipo terapéutico y yo.
Quiero aclarar que era verano, además de que mi presencia había desanimado a dos pacientes.
Comenzó la sesión haciendo alusión a mi presencia. Una mujer de unos 50 años se levantó de la silla y
salió del grupo ruidosamente dando un estrepitoso golpe a la puerta, al poco tiempo volvió a entrar, se
sentó, repitiendo la situación hasta cinco veces de la misma manera con golpes estruendosos a su
salida. Tuve que señalar el hecho de la existencia de ¡tanto terapeuta para que finalmente una
paciente agitada no pudiese ser contenida!. Cuando entró por quinta vez le expliqué a la paciente,
por medio de intérprete, que en nuestro H.D. no se le hubiera dejado comportarse de esta manera, pues
a diferencia de este H.D., el nuestro era muy viejo y no podíamos permitirnos el estropearlo, también le
dije que aquí me parece bien que ella tenga que salir del grupo en un determinado momento, pero no de
esta manera, pues cada portazo le cierra internamente a ella muchas puertas y eso le ha dañado
históricamente. La paciente se levantó enfadada, yo me levanté del otro extremo donde estaba
sentado, le acompañé hasta la puerta y le impedí sujetando la misma que diera un nuevo portazo, volvió
a entrar y repitió la situación, sólo que esta vez fue otro miembro del equipo quien la acompañó hasta la
puerta impidiendo su portazo, finalmente en un tercer momento la paciente se levantó y salió sin golpear
la puerta.
En muchas de nuestras formaciones, fundamentalmente si son influidas por psicoanalistas, se
ha sobredimensionado el valor de la palabra y la interpretación verbal, al punto de ser utilizado más
como una defensa del terapeuta que como una ayuda eficaz al paciente, el cuál nos puede
frecuentemente llegar a paralizar de miedo.
El paciente mental grave tiene la capacidad de transmitirnos tan profundamente la situación mental y
emocional en la que se encuentra atrapado, que inoculándonosla nos sitúa en el mismo lugar en el que
él se encuentra, lugar del que en la mayoría de las ocasiones no sabemos como salir, encontrándonos
imposibilitados para pensar, entender o ver lo evidente y corriendo el riesgo de generar una
contractuación sin sentido, llegando como conclusión a participar con el propio paciente del profundo
convencimiento de la imposibilidad de salida y de la imposibilidad de encontrar un sentido lógico a la
situación vivida, por lo que, nuestra única alternativa es aceptarla como la locura, para la que
preeveremos una evolución hacia la cronicidad. Nos hemos formado en un presupuesto fundamental
compartido por la inmensa mayoría del mundo científico y del resto de la población, este presupuesto no
es otro que "la locura no tiene cura", por tanto en el esclarecimiento de las causalidades psicóticas
uno debe de contar que a las profundas resistencias y defensas de los pacientes, cave añadir el ir
contracultura, lo que supone un trabajo tan solitario que frecuentemente uno se puede identificar con el
camino solitario y la contracultura que el paciente psicótico contiene.
Un segundo ejemplo: En el contexto de una experiencia formativa, en uno de los descansos,
oí gritar y llorar a uno de los participantes por lo que salí y me encontré con una psicoanalista de edad
avanzada y una formación y curriculum importantes (hoy ocupa un lugar de privilegio en la Asociación
Internacional), me trató de tranquilizar diciéndome que ella conocía bien a la participante, que se
encontraba con un cuadro confusional, pues había estado en tratamiento psicoanalítico con ella durante
tres años. Al entrar en una sala los tres, la psicoanalista se sentó alejada de la participante y yo cerca.
Era médico de profesión, e insistía entre lloros en que “tenía el diablo dentro y que era la culpable de todo
lo que ocurría dentro de su grupo experiencial”. La psicoanalista le interpretaba “que el diablo era su
padre enfermo interiorizado” y luego me explicaba que el padre de la chica era un paciente maniacodepresivo y cómo ella en su historia le había tocado hacerse cargo. Las interpretaciones eran formuladas
desde una terapeuta agitada e intranquila, siendo una mujer obesa, se había enrojecido toda su piel
como muestra gráfica de su angustia y desbordamiento.
Pese a la insistencia en la interpretación, a la que añadía nuevos matices, la agitación de la
chica iba “in crescendo”, gritando y llorando más detrás de cada una de ellas, por lo que me animé a
intervenir. Le fui a coger la mano y me la rechazó violentamente, lo que me hizo responderle en un tono
alto y enfadado lo siguiente “creo que lo que le había pasado es que había venido como médico y se
había encontrado con que tenía que estar como persona y no sabía cómo estar de esta última manera.
Parecía que fuera ella la única que podía dar la mano, pero que era incapaz de dejársela tomar. El tono
de la explicación elevado y su contenido en el que estaban implícitos los aspectos agresivos de la
paciente, lograron apaciguar la situación. Podríamos considerar la intervención como una buena
reprimenda a una niña que desde la rabia trataba de descalificar la ayuda, quedando atrapada en una
pataleta de la que no podía salir por sí misma. Seguidamente pude cogerle la mano sin resistencia
pudiéndolo aceptar sin hostilidad y sin que supusiese una invasión. Todo ello fue apaciguando la
situación y restituyendo una capacidad de pensar perdida. Para concluir la intervención y ya de una
manera verbal pudimos entender que la paciente condensaba en esta actuación una demanda de ayuda,
aprovechando las últimas horas de la experiencia para devolvernos muchas de las dificultades y
angustias reprimidas, dándose a sí misma por primera vez, una oportunidad diferente, sólo posible desde
una estructura muy contenedora y cuidadosa. A continuación teníamos una experiencia de grupo grande,
habiéndole dejado a ella la decisión de participar, pero como responsable de ese grupo no mostré
dificultad en su inclusión, sí le pedí que si decidía finalmente entrar, se sentase al lado de la psicoanalista
con la que estaba realizando la intervención (que llevaba una carpeta en la mano). A la psicoanalista le
rogué, que si finalmente decidía participar en el grupo ella estuviese pendiente del diablo y le diese con la
carpeta si se le acercaba a la participante, evitando que la parasitase, con el fin de que ella pudiese vivir
la experiencia de grupo grande con menos riesgos y amenazas. La intervención fue acogida por ambas
con tranquilidad y sonrisas que señalaban la reinstauración simbólica del lenguaje, pudiéndose dar por
concluida la intervención.
La participación en el Grupo Grande fue decisiva, pues la primera intervención fue para señalar la
ausencia de una de las compañeras por uno de los componentes de su grupo pequeño. A lo que ella
pudo responder que no estaba ausente, su presencia y su palabra tranquilizaron al grupo y éste continuó
en su trabajo de continua integración. la parte fundamental de la intervención la realicé en lo preverbal.
Fue el lenguaje fundamental, dado que, tanto la participante como la psicoanalista hablaban en un idioma
desconocido para mi, aunque no totalmente, y la intervención verbal la tuve que realizar en una mezcla
de castellano, gestos y alguna palabra suelta en el otro idioma.
No elegimos el grupo, es el grupo quien nos elige, sin él la supervivencia de nuestra especie
no hubiese sido posible. Desde que nacemos es un grupo el encargado de acogernos, acompañarnos y
cuidarnos en nuestro proceso de crecimiento e individuación, aunque en determinados momentos el
grupo delegue en una sola persona una parte del tiempo, como es el caso de la relación de los primeras
experiencias vitales en el contexto de una relación simbiótica, que podría equivocarse con una relación
individual , pero que para que esta experiencia pueda resolverse satisfactoriamente, es la madre la que
aporta el grupo interno bien constituido y ésta necesita ser sostenida y reforzada por su propio grupo
externo, suficientemente satisfactorio, sin el cuál la amenaza de un mal desenlace está asegurada.
Los individuos pasan, los grupos permanecen en un continuo proceso de transformación que,
como en el caso anteriormente expuesto en relación a la física: "en el nivel de las poblaciones surge
la distinción entre pasado y futuro, principio, igualmente aplicable a los grupos y colectivos humanos".
MI EVOLUCION PERSONAL
- Modelo individual
En mi propia evolución personal que comenzó con una visión individuocéntrica, en la escucha
fundamentalmente de pacientes psicóticos, tengo que aclarar que la mayor parte de mi vida profesional
la he pasado en el tratamiento de estos pacientes graves. Durante mis primeros años me encontraba
frecuentemente limitado en el entendimiento de mis pacientes atendidos individualmente. En muchas
ocasiones sentidos que a mí se me escapaban los podía encontrar en los cuidadores, en la señora de la
limpieza, etc., curiosamente no en el equipo terapéutico mas cualificado. Me refiero al trabajo en un
manicomio tradicional.
- Modelo familiar
Todavía recuerdo mis primeras experiencias formativas en terapia familiar, hace ya veintitantos
años. Desde estas primeras experiencias formativas es desde donde me permití los primeros abordajes
familiares y las primeras experiencias a este respecto en el contexto de un Hospital Psiquiátrico. Esta
visión más abarcativa del paciente psicótico me iluminó y aclaró en muchos sentidos que hubiesen
sido imposibles sin ella.
Posteriormente entendí que en la psicosis hay una falla en el proceso de individuación del
paciente, que su identidad no se encuentra constituida, estando formada por una diversidad de
seudoidentidades provenientes de los diversos miembros de la propia familia,
fundamentalmente mamá y papá. Este tipo de abordaje me permitió distinguir en sus conductas
cuando hablaba como papá, o como mamá, o cuando le irrumpía en una situación de desorganización
tal en la que la cadena de su pensamiento quedaba rota, apareciendo cualquier tipo de contenido en un
aparente sin sentido en el contexto de una relación terapéutica individualizada.
Sin un conocimiento en profundidad de las familias de nuestros pacientes graves su
entendimiento es imposible. La locura es transpersonal como el propio funcionamiento del aparato
psíquico.
- Modelo de grupo pequeño
Casi al mismo tiempo que mi entrenamiento en familia, comenzó el entrenamiento en grupos
pequeños terapéuticos tipo, en los que participé a todos los niveles. Una vez más comprobé, cómo los
grupos internos familiares de los miembros se deslizaban en el contexto del grupo pequeño, tratando de
reproducir la incómoda e insatisfactoria situación, pero conocida al fin, en un intento de lograr una falsa
tranquilización. El mismo deseo implícito en todos los participantes asegura el conflicto. Es de la
dilucidación adecuada de estos conflictos de donde emergerá la matriz de una nueva familia que
recuestionando la forma de entender su propia historia, repleta de reminiscencias infantiles, sus modelos
primitivos de relación y el sufrimiento inherentes a las situaciones traumáticas y de desentendimiento,
facilitan el encuentro de nuevos modelos relacionales mas satisfactorios y creativos que posibiliten
experiencias correctoras inéditas, favoreciendo los procesos de maduración e individuación de sus
miembros, que les permitirán la participación activa, satisfactoria y creativa en sus múltiples grupos de
vida.
- Modelo de grupo grande
Como he dicho, prácticamente el contexto en el que desarrollaba mi trabajo era un Hospital
Psiquiátrico tradicional, ¡Tengo tanto que agradecer a este contexto!. Estos años supusieron en mi una
impronta profesional que ha influido decisivamente en mi desarrollo posterior. Desde mis primeros
momentos intuí que la institución global era el instrumento. Tuve mas conflictos con este grupo grande
institucional, que con el abordaje de los pacientes y las primeras familias.
Posteriormente y coincidiendo con mi formación grupal en contextos pedagógicos accedí a los
primeros grupos grandes de laboratorio, hará ya quince años. Grupos compuestos por un número entre
40/70 personas conducidos en coterapia por diversos conductores y que durante mucho tiempo fueron
enloquecedores. Grupos cuyo sentido se diluía en la intensidad de una experiencia traumática imposible
de articular con un sentido propio. Con los años este sentido se ha ido haciendo más evidente, siendo
en la actualidad uno de los instrumentos mas sofisticados y creativos en el trabajo de investigación y
entendimiento de los fenómenos profundos de la personalidad, de los aspectos psicóticos de la misma.
En ellos han encontrado una respuesta correctora muchos compañeros que se hubiesen visto
imposibilitados para la conexión con estos aspectos profundos de su personalidad en cualquier otro
contexto terapéutico, viéndose abocados a vivir en la continua actuación loca y sin sentido en la que se
encuentran tantos y tantos seres humanos de toda condición social y cultural. En los recursos
terapéuticos como los instrumentos en la vida, la creatividad y la destructividad se encuentran en una
relación proporcional. En los instrumentos cotidianos la mayor capacidad destructiva de un instrumento
puede suponer utilizado desde otro lugar el mayor potencial creativo, por ejemplo la energía nuclear
utilizada en las guerras, su uso en el motor energético de los cohetes o en el recurso fundamental de
diversos tratamientos de enfermedades graves, cánceres p.e... Igualmente, considero que una terapia
individual se encuentra más limitada que una terapia de grupo grande o familiar y que ésta a su vez tiene
una potencialidad terapéutica o iatrogénica mayor en el grupo grande.
Ni éxito social, ni status económico son patognomónicos de salud mental. No es infrecuente que
en nuestra cultura, la expresión ruidosa de la impotencia sea confundida y alentada como "EL PODER".
“El único poder fundamental del ser humano que reconozco es el poder de "ser uno mismo."
Sin un conocimiento específico de estos grupos, sin una idea de sus efectos sobre nuestro
aparato psíquico, nos descubrirnos en ellos fuertemente disociados, imposibilitados para pensar,
indefensos y paranoides, en definitiva todas las vivencias tan frecuentemente relatadas por nuestros
pacientes graves, comprobando en nosotros mismos cómo no son vivencias ni tan alejadas ni
patognomónicas en exclusividad de los pacientes a los que atendemos cotidianamente. ¿Cómo
entender los síntomas sociales? ¿Cómo entender la operatividad de la psiquiatría comunitaria? ¿Cómo
llegar a entender la articulación armónica de los aspectos parciales?. Comprobando en nosotros mismos
que son vivencias cercanas a todos y pudiéndolas utilizar a posteriori en el entendimiento desde la
identificación con las vivencias referidas por nuestros pacientes.
En otro escrito anterior afirmé que: "El mejor aliado del psiquiatra es un contexto social
justo," principio del que sigo convencido. Durante mucho tiempo sostuve una idea venida del exterior y
es que las estructuras de grupo grande e institucionales no pueden ser concebidas sino como espacios
psicóticos, con una permanente tendencia a la fragmentación. Hoy pueden estar estas estructuras en mi
cabeza de una manera menos fragmentada y contradictoria, lo que me permite conducir en la actualidad
estos grupos con un menor riesgo para todos los participantes, entre los que me incluyo yo mismo.
Conviene recordar que el primer acto creativo del ser humano pasa por poder imaginar las cosas
de otra manera.
- Modelo de grupo multifamiliar
Después de unos años de experiencias grupales, tanto en grupo pequeño como en grande, tuve
la oportunidad de asistir a una experiencia de grupo multifamiliar, que para mí fue la primera, en
Argentina, "La Comunidad Terapéutica del Dr. J. García Badaracco". Era una Comunidad Psicoanalítica
de la que existen algunos libros realizados por el propio director de la misma. En este primer grupo que
se realizaba a última hora de la tarde y al que asistieron unos ochenta participantes, contabilizando
pacientes, familiares y miembros del equipo terapéutico, me llamó poderosamente la atención, cómo un
mamotreto de esta envergadura podía trabajar de una manera tan sofisticada y sensible. Todavía
recuerdo, a pesar de los catorce años pasados, cómo una de las participantes abrió el grupo con ideas
obsesivas de suicidio que le parasitaban, ideas que pudieron ser trabajadas, elaboradas y puestas en
relación con acontecimientos dolorosos explicativos de las mismas. Creo con dudas recordar que había
alguna experiencia abortiva y cómo los contenidos tan personales en ese contexto podían ser
contenidos, comprendidos y elaborados. A mi regreso no dudé en comenzar en nuestra institución,
donde ya trabajábamos en psicosis en el contexto de nuestro Hospital de Día desde una perspectiva
psicoanalítica, en el que lo hacíamos en el proceso terapéutico con el concepto fundamental de
integración de recursos, y en el que ya existía el recurso individual, el recurso de grupo pequeño familiar
y grupo de extraños. Comenzamos ya entonces con lo que denominábamos grupos de padres, que
desde una perspectiva psicopedagógica y educacional irían transformándose con el tiempo en grupo de
padres conducidos dinámicamente, eliminado el contexto pedagógico, que concluiría con el paso del
tiempo en el grupo actual, compuesto por 40/50 personas y en el que se incluyen las diversas familias
de los participantes, con los que actualmente trabajamos cotidianamente.
Como veis es desde la conjunción de diversos saberes parciales de donde un mayor
entendimiento es posible. Sin la adecuada conjunción de las diversas piezas de un puzzle,
evidentemente la imagen no es posible, sólo sentidos parciales equívocos posibilitadores de
desentendimientos y malentendidos, tan presentes como componentes necesarios en la patología
psíquica, personal y transpersonal.
Si uno de los requisitos fundamentales en la patología psíquica es la fragmentación, uno de los
requisitos imprescindibles de cualquier proceso terapéutico es la integración. No basta con el
conocimiento de las necesidades básicas del ser humano, del sufrimiento inherente al fallo en el no
atendimiento exterior de las mismas, de la sintomatología individual como un lenguaje no articulado, etc.
Tampoco es suficiente el conocimiento de la organización familiar, estructurada en torno a la ley del
incesto y caracterizada por la complementaridad en las relaciones, las relaciones patógenas más
caracterizadas por odios primitivos y resentimientos, que por encuentros afectivos y estructurantes, los
diversos lugares desde los que uno vive en la familia y su repercusión.
En el grupo pequeño el conocimiento necesario de que no hay un modelo único familiar, sino
una multiplicidad de modelos y de formas. Nuevamente el grupo tiene que permitir al individuo llegar al
nivel de sus necesidades básicas, para desde ahí correr con las experiencias inéditas, en esta
ocasión un poco más acompañado de lo que estuvo en el seno de su propia familia.
A todos estos saberes es necesario añadir los nuevos conocimientos extraídos de los grupos
grandes, que en realidad metaforizan en el laboratorio al contexto institucional y social.
Es justamente la desaparición de la ley del incesto la que permite el encuentro efectivo y
afectivo entre los miembros de las diferentes familias para la constitución de diversas nuevas familias. El
contexto social siempre es un contexto multifamiliar. Cuando un grupo grande se estructura como un
grupo familiar, equívocamente se transforma en una secta que impide el desarrollo armónico y creativo
del mismo. El contexto social se enriquece de la multiplicidad de experiencias culturales que cada familia
aporta como resultante de su propia historia. Es el grupo grande, por tanto, el más complicado de todos,
puesto que tiene que armonizar tal cantidad de situaciones diferentes que frecuentemente lo intuimos
como fragmentado y dañino, sin caer en la cuenta de que es una situación anómala fruto de nuestra
propia y primitiva evolución.
En los primeros grupos grandes a los que asistí, las experiencias fueron extraordinariamente
traumáticas para todos los participantes, llegando incluso a situaciones de desbordamiento psicológico
que no podían ser contenidas, elaboradas y estructuradas. Con la distancia del tiempo, siento que uno
de los factores fundamentales para que estas situaciones fuesen posible se encontraba en que los
conductores de estos grupos habían tenido experiencias de grupo pequeño fundamentalmente,
aplicando los fenómenos y las técnicas de estos grupos pequeños familiares a los grupos grandes,
siendo por tanto incapaces de restituir un sentido a estas primeras experiencias nacientes.
Evidentemente sin estas experiencias propias de toda búsqueda pionera los grupos actuales no serían
posibles, es el coste de la investigación que uno tiene que estar dispuesto a hacer, cuando elige
caminos de investigación inéditos.
Mientras el ser humano tenga que recurrir a las guerras para la resolución de sus conflictos, no
pueda compartir armónica y creativamente los sistemas de producción, no pueda aceptar su indefensión
y muerte, como inherentes a su naturaleza, seguiremos sumidos en el engaño infantilizante y en el
primitivismo.
El ciclo vital del ser humano compromete a éste en la asunción de más y más funciones que
tendrá que aprender a armonizar con el tiempo. En un principio es hijo, luego hijo-hermano, luego hijohermano-amigo y novio/a, luego hijo-hermano-esposo/a, luego hijo-hermano-esposo-padre/madre-hijo
de una organización, luego hijo-hermano-esposo-padre-hermano mayor de una organización, luego hijohermano-esposo-padre-hermano mayor de una organización-padre de la propia organización, algunos
padres de la patria..... para finalmente volver a ser, si el tiempo no lo impide, un hijo necesitado de los
cuidados de dicha madre organización, hacia la que tendrá las expectativas propias de la relación previa
establecida con ella.
Es preciso superar la visualización del individuo versus grupo como realidades
antitéticas, englobando en un contexto dinámico su complementariedad. Es necesario el
conocimiento del individuo para el entendimiento del grupo familiar y pequeño, pero no suficiente, ya que
la realidad grupal, como veíamos en física es más que la suma de sus individuos. El grupo pequeño
familiar y de extraños es una nueva realidad con fenómenos propios. Situación similar se produce en la
relación entre los grupos pequeños y los grandes. Se puede concluir que: "las situaciones más
abarcativas incluyen y amplifican la fenomenología de las situaciones incluidas y, producen a su vez una
serie de nuevos fenómenos propios de la nueva realidad”.
Las mismas leyes: estructura manifiesta y estructura latente (inconsciente), condensación y
desplazamiento, fenómenos de desestructuración, aspectos defensivos como la represión, etc. son unos
de tantos fenómenos que igualmente pueden ser visualizados referidos a un individuo, a una familia, a
una institución o al contexto social global.
- El proceso dinámico
El principio de desequilibrio posibilita el proceso de transformación y cambio. Rememorando el
mundo de la física, en la que la mayor parte de las partículas son inestables, dando lugar a la física del
no equilibrio, según afirman los físicos. Cerca del equilibrio un sistema se hace estable (péndulo de
ficción). Habiendo fuerzas que impiden que determinados sistemas alcancen el equilibrio. Lejos del
equilibrio, no existe garantía de que el sistema vuelva a su estado inicial cuando se le toca. Por lo
contrario, el sistema empieza a explorar nuevas estructuras, nuevas clases de organización - espacio tiempo, aparece una nueva cohesión.
Igualmente en la vida intrapsíquica y relacional existe un equilibrio inestable, sin dicha
inestabilidad el proceso creativo y evolutivo no sería posible. En todo cambio y transformación individual,
familiar o social, se tiene que producir necesariamente la fricción del desequilibrio. Todo proceso
creativo conlleva la valentía del encaramiento de los conflictos inherentes a estos desequilibrios. En lo
individual, a los periodos caracterizados por estos desequilibrios los denominamos críticos, (la
adolescencia, la mitad de la vida). En lo familiar, igualmente, estas situaciones de rotura del equilibrio
conllevan un replanteamiento comunicacional y relacional, una redistribución de los espacios, cuando no
un cambio de piso, un nuevo orden en la distribución de dinero, etc. En lo social, evidentemente, la
disociación del contexto, la aparición del terrorismo, la aparición de la perversión institucional, etc, no son
más que la expresión de profundos desequilibrios que desbordando a sus miembros se transforma en
sufrimiento, y éste encuentra la expresión colectiva del “sálvese quien pueda" como si la salvación fuese
posible individualmente. La toxicomanía, la anorexia nerviosa, la depresión, el furor por los aspectos
parciales mágicamente elevados a la categoría de lo absoluto, como es el caso de los medicamentos y
los laboratorios, cada persona y cada grupo defendiendo su verdad, en guerras intestinas, y el
florecimiento de los nacionalismos e integrismos, son unas de tantas expresiones de estos
desequilibrios.
Si bien, como decía y volviendo a la situación de equilibrio, el proceso dinámico de la vida
requiere de la posibilidad de una desestructuración tanto individual como colectiva, cuyas consecuencias
sean la adquisición de una estructura más acorde y adaptativa a los nuevos tiempos. (Regresión
Operativa). No siempre estas desorganizaciones son utilizadas para el crecimiento, sino que pueden
transformarse en situaciones dañinas e hipotecantes (Regresiones patógenas). Ej.: En genética las
mutaciones positivas para la adaptabilidad y las negativas a las que pertenecen las células
cancerígenas.
En los momentos regresivos tanto individuales, como familiares o sociales, es
fundamental el momento de equilibrio en que se encuentren las diversas instancias implicadas,
así como su proporcionalidad.
He comprobado en mi experiencia clínica cotidiana que la estructura interna individual
(estructura como concepto, me refiero al concepto psicoanalítico de estructura de personalidad en el
sentido de la identidad personal, de la mayor o menor madurez alcanzada, de la autonomía, etc.) tiene
que ser inversamente proporcional a la estructura grupal para lograr una situación de equilibrio. Aclaro
con un ejemplo esta relación cuasimatemática: en cierta ocasión un hijo mío en pleno proceso
adolescente me pidió dinero para salir por la noche y no teniendo suelto le di un billete de 5.000 ptas.
diciendo que gastase lo que necesitara y luego me diese las vueltas. Mi hijo no consintió en dicha
propuesta que le resultaba angustiosa, exigiéndome una cantidad determinada, aún para refunfuñar
posteriormente por la cantidad asignada, pero sólo después de haberla concretado pudo marcharse. En
la vida cotidiana es de todos conocido que las personalidades borderline buscasen en la legión una
estructura externa que supliese desde el exterior su precaria estructura interna. Igualmente, por ir al
contexto terapéutico, las estructuras más rígidas psíquicamente, por ejemplo las estructuras
esquizofrénicas, requieren de contextos contenedores, permisivos, elásticos, actitudes de
acompañamiento, etc. para ser abandonadas frecuentemente haciéndonos actuar más directivamente
en los momentos en los que aparecen situaciones de desestructuración defensiva. Si bien, por tanto,
podríamos hablar de un equilibrio temporal estructurante (se está mejor en la legión que psicótico, o en
una secta o en una cárcel, o en un manicomio). La sintomatología y el sufrimiento aparecen cuando una
persona desestructurada psíquicamente se encuentra con un contexto familiar igualmente
desestructurado, incapaz de aportar desde el exterior la estructura necesaria contenedora de este
momento de dilución psíquica individual, por lo que tiene que buscar en las diversas instituciones, del
contexto social, para ser contenido en esta situación de desestructuración. Muchos de los fenómenos de
la violencia sólo son entendibles de esta manera. Cuando una persona no tiene recursos internos para
manejarse con las problemáticas vitales, por sí misma, ni puede ser contenida por el exterior, su familia,
el contexto social, etc., se puede ver amenazada por la irrupción de la locura, que en realidad supone la
dilución y abandono de la razón y es vivido por el paciente como la irrupción de la propia muerte. Hay
que tener en cuenta que la muerte no existe más que como concepto para los vivos, la única experiencia
de muerte que tenemos en vida es la referida a la muerte psíquica con los componentes abandónicos y
de desconfianza básica acompañantes. Estos niveles de angustia pueden llegar a ser insoportables, la
familia se siente a veces tan inundada como el propio paciente, dado que comparte secretamente
muchas de las dificultades que plantea, sintiéndose sobrepasada y buscando a su vez en el contexto
social, de diferentes maneras sus urgentes necesidades de sentido (entendimiento) y contención. Aquí
aparece en los diversos dispositivos institucionales (sanitarios, escolares, judiciales) en espera de que
estos den una respuesta estructurante que frene y limite el daño inherente a este momento de
desestructuración profunda. No siempre las instituciones se encuentran suficientemente estructuradas
para posibilitar una respuesta adecuada, apareciendo las diversas disfunciones y síntomas sociales. Por
ejemplo las madres de afectados por la droga.
El equilibrio social depende de esta determinada proporcionalidad entre las estructuras. Hay que
superar la antigua pelea entre lo individual, lo grupal o familiar y lo social. Salvo en situaciones de
profundo autismo y hermetismo, el aparato psíquico es influido en su funcionamiento por el exterior,
requisito indispensable para la vida y el crecimiento psicoemocional. Antagónicamente imagino el
aparato psíquico individual contenido en el aparato psíquico familiar y éste a su vez en el aparato
psíquico social y todos ellos como vasos separados por membranas semipermeables, con líquidos de
diferentes niveles de concentración y por tanto con diferente osmolaridad, que al estar en contacto,
fuesen homogeneizándose, como ocurre en el caso de los líquidos, en un continuo intercambio, solo
interrumpido por alteraciones de la membrana que puede oscilar entre la impermeabilidad o una
excesiva permeabilidad imposibilitadora de la identidad, pero ya en estos casos nos encontramos en el
ámbito de la patología psíquica.
(En la vida el crecimiento es un proceso de integración y desintegración continuo).
Sólo yo soy consciente de los enormes esfuerzos y vicisitudes que he requerido, en los intentos
para entender. De los cientos de equivocaciones que he tenido que permitirme y de la multiplicidad de
acontecimientos vitales que dada mi edad podéis imaginar me han sucedido. La edad y el cúmulo de
todos estos acontecimientos me han llevado a poder imaginarme los acontecimientos humanos de una
forma un poquito más integrada, a poder disfrutar, imaginándome en el conocimiento de algunos de
ellos y a soportar el desconocimiento de muchos otros con los que he aprendido a convivir, con una
cierta tensión suficiente para seguir empeñándome una y otra vez, en su esclarecimiento, pero a su vez
con una distancia también suficiente como para hacer compatible mi trabajo de investigación y de
clínica con una vida familiar confortable y compatible, cosa que no siempre me ha resultado posible en
otro tiempo.
El haber podido trabajar durante muchos años en una Institución Comunitaria “El Servicio de
Uribe”, con un equipo bien dotado, me ayudó a familiarizarme con las instituciones y a ver los problemas
psíquicos de manera más amplia, en relación al propio contexto social y la demanda como el fallo de
todo este contexto. Considero que el futuro de la psiquiatría no puede ser concebido sino en relación al
desarrollo de modelos grupales y comunitarios de intervención.
Como veis esta forma de pensar y entender entra en contradicción con muchas de las actuales
corrientes. Tengo que reconocer que es un hacer comprometido y costoso, poco gratificante
económicamente, solo basado en una profunda y esperanzadora confianza en “el ser humano” que lleno
de primitivismo busca desesperadamente formas de existencia individuales y colectivas más
satisfactorias, movido por un instinto de vida, (el de muerte, pese a haberlo buscado no ha sido capaz de
reconocerlo y encontrarlo) en este camino evolutivo el ser humano queda atrapado y fascinado por sus
propios descubrimientos, requiriendo de andar por falsos caminos que temporalmente le desvían del
principal, que, a mi modo de ver, no es otro, que el de una supervivencia concebida desde una evolución
creativa y solidaria entre los seres humanos y de estos con la naturaleza. (Psiquiatría ecológica, proceso
de humanización, complicación de lo sencillo, son unos de tantos formas de describir los mismos
fenómenos.)
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