PSICOPATOLOGÍA DE LA EXPRESIÓN

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PSICOPATOLOGÍA DE LA EXPRESIÓN
Proyecto de investigación. Titulado Universitario Senior
Estudiante: D. José Gómez Llopis
Tutor: Profesor D. Francisco Palmero
Mayo, 2005
AGRADECIMIENTO
Al profesor D. Francisco Palmero
por su inestimable ayuda en la
finalización y presentación de este
trabajo.
A mi hermana por conseguirme
libros difíciles de encontrar.
A mis compañeras Rosa y demás
por animarme en los momentos
difíciles.
A mi familia por haberme perdido
durante mucho tiempo.
Índice de contenidos
Agradecimientos
Preámbulo........................................................................................................1
1.- Introducción histórica..................................................................................2
1.1.- Psicopatología de la Expresión.................................................... 3
2.-El arte..........................................................................................................9
3.- Medicina. Introducción a la Psicopatología................................................14
3.1.- Clasificación de la enfermedades mentales.................................14
3.1.1.- La neurosis (ansiedad)...................................................15
3.1.2.- Trastornos de la personalidad........................................15
3.1.3.- Psicopatología de psicosis.............................................15
4.- Creatividad................................................................................................18
4.1.- Aportaciones de Erika.................................................................18
4.2.- Producciones bajo los efectos de una toxicomanía....................23
4.2.1.- Influencia del LSD.........................................................23
4.2.2.- Influencia del alcohol.....................................................25
4.3.- Otro tipo de producciones...........................................................27
5.- Arteterapia................................................................................................30
6.- Gestalt......................................................................................................35
7.- Art Brut.....................................................................................................36
8.- Arte, locura, genio, enfermedad mental...................................................44
8.1.- Pinturas de enfermos depresivos...............................................48
8.2.- Pinturas de enfermos esquizofrénicos......................................52
9.- Conclusión...............................................................................................58
Bibliografía....................................................................................................60
Preámbulo
Hace ya más de medio siglo, asistí a una conferencia que impartió el
Profesor D. Román Alberca, Catedrático de Psiquiatría de la Facultad de
Medicina de Valencia. Los recuerdos que tengo de aquello son muy vagos,
pero sí me consta que el tema se centraba en tres pintores: Van Gogh,
Cezanne y Gauguin. Dicha conferencia se centró en el campo de la
esquizofrenia y de los pintores locos. Recuerdo que esta exposición fue
extensa y el Profesor hablaba como una locomotora. He intentado ahora
averiguar si de aquello había algo escrito o publicado, pero no he encontrado
mucho.
Hablando con el Profesor D. Francisco Palmero sobre la posibilidad de
realizar un trabajo centrado en la conexión entre locura y pintura, o algo
relacionado, me sugirió que me metiera de lleno con la "Psicopatología de la
Expresión".
Nunca pensé que aquella conversación, medio en broma medio en serio,
sobre el trabajo, terminara con esta presentación. Tampoco pensé en la
dificultad con la que me iba a encontrar, dada la poca bibliografía que he
encontrado, y sobre todo un poco anticuada.
Quiero comentar también que aproximadamente el 10% de la población
de los países desarrollados sufre una enfermedad mental. Y que una de cada
cuatro personas en todo el mundo va a tener un problema mental o neurológico
a lo largo de su vida. Estos porcentajes, que con frecuencia son inestimables
cuando se habla de ellos, en realidad están refiriéndose a unos 450 millones de
personas. Con lo cual, como fácilmente se desprende, estamos hablando de un
importante sector de la población.
Un informe de la OMS ha establecido que los problemas de la mente,
como la depresión, pasarán a ocupar el primer puesto en la lista de
enfermedades que más deterioran la vida de las sociedades de estos países,
por encima, incluso, de las enfermedades cardiovasculares o el cáncer.
De las distintas enfermedades mentales, probablemente la esquizofrenia
es la más investigada, siendo considerada por los especialistas como las más
complicada de las patologías que afectan a la razón, a la conducta y al
equilibrio emocional. Se considera que esta enfermedad es la responsable de
que uno de cada cien habitantes de todos los países del mundo viva alguna
vez sometido a un desdoblamiento de su personalidad. Hoy en día, todavía
existe un 25% de estos pacientes que no se recuperarán nunca. De forma
particular, en España, también nos encontramos con un 2% de la población
que sufre la enfermedad bipolar o psicosis maniaco-depresiva, que provoca
cambios radicales de la personalidad.
Entrando en el tema que nos ocupa, vamos a hablar de producciones
pictóricas de personas afectadas por una enfermedad mental, teniendo en
cuenta que estas personas anteriormente nunca habían tenido contacto con
ninguna actividad artística ni recibido formación de ningún género. Trataremos
de establecer la eventual existencia de similitudes con los trabajos de
verdaderos artistas creadores de obras de arte, enmarcando dichas
vinculaciones en la estructuración de lo que podríamos denominar genio y
locura. En última instancia, estimamos que la obra de un enfermo mental puede
ayudar a predecir su posible crisis, ya que cuando la patología está muy
avanzada no se puede tener imaginación.
1
1.- Introducción histórica
Los especialistas se preguntan si a través de la enfermedad mental
pueden surgir habilidades artísticas que antes nunca habían existido, o si la
psicosis puede poner en marcha esta habilidad y contribuir a la manifestación
de unas dotes que no estaban aprovechadas.
Para responder a esta pregunta, hay que matizar la diferenciación entre
talento y fuerza creadora (más adelante hablaremos de ella). El talento es una
facultad de imitación. La psicosis esquizofrénica puede producir habilidades
creadoras (independientemente de si se despierta o no un talento).
Hocke relaciona el arte moderno con la disposición anticlásica y
antinaturalista del espíritu manierista; sostiene que en todas las épocas
concurren en el arte tendencias manieristas, que, como las del estilo clásico,
tienen su tradición. Permítanme, pues, que comience hablando del manierismo,
ya que parece constatado que la obra esquizofrénica revela las tendencias
manieristas latentes en todo individuo.
Al principio sirvió para manifestar ciertos detalles en las postrimerías del
Renacimiento italiano, en especial del florentino. Pontorno, Bronzino o
Parmigiano, se encuentran entre los pintores de ese estilo.
En el siglo XVI, Vasari calificó de “maniera” la manera creadora que se
desvía del canon clásico de la ultima época de Miguel Ángel. Se observa
claramente en las ultimas obras de los grandes maestros de Renacimiento:
Rafael, Leonardo y, sobre todo, Miguel Ángel. Decía que los primeros
manieristas pintaban a la manera de Miguel Ángel. No se sabía si eran artistas
o imitadores.
Sin embargo, es con la generación de artistas mas jóvenes cuando se
torna más evidente. No se limitó sólo a Italia, sino que se extendió por toda
Europa, y, como ejemplo, ahí está la obra del Greco.
Con el tiempo, la expresión del manierismo se manifestó para todas las
tendencias opuestas al estilo clásico, sean pre o posclásicas, o
contemporáneas de cualquier época clásica.
Hocke ha estudiado mucho el tema y propone considerar el manierismo
en la época que va desde el apogeo del Renacimiento hasta el apogeo del
Barroco. Este mismo descubre en el manierismo de todas las épocas una
violencia expresiva opuesta al estilo clásico, que se basa en determinadas
condiciones psicológicas y sociológicas de un “tipo humano manierista”.
Para él, existe un curso evolutivo regular: todas las épocas manieristas
al principio son todavía “clasicistas”, luego se transforman en “expresivas”,
después en “deformantes”, y, por fin, en “surrealistas”, o bien “abstractas”. Hay
algunas características que podríamos enumerar, y que creemos que ayudan a
describir las peculiaridades del manierismo.
Así, en este tipo de representaciones, la forma humana pierde su forma
natural, tal como había sido establecida en el arte clásico. Surge la figura
retorcida alrededor del eje sagital. Cuerpos alargados, cabezas que se
empequeñecen (por ejemplo, el Greco). Con frecuencia, las extremidades
terminan en punta. También es fácil apreciar cómo las figuras se presentan,
bien intensamente movidas, bien como petrificadas de repente en pleno
movimiento.
2
En cuanto a los colores, evitan los contrastes completos, y aplican
muchos colores poco usados: azul, verde, rosa, violeta claro, que se
transforman unos en otros a través de los tonos intermedios.
Dibujan mucho el espejo, la mascara, el reloj, la muerte, el laberinto. Hay
preferencia por lo insólito, lo anormal y lo confuso.
Se cultiva el capricho, la originalidad, la extravagancia. Lo estrafalario, lo
artificial y lo elaborado se valora más que lo natural.
La frontera entre el sueño y la realidad se desdibuja, los temas de los
cuadros se convierten en sueños pintados.
El placer de la vida y la afición al mundo le son extraños a la obra
manierista. En cambio, se representa a menudo el miedo, el pánico, los
ordenes destruidos. Para el Greco, por ejemplo, su producción mayoritaria fue
el tema de lo santo: santos sin existencia terrenal, en éxtasis y emoción
arrebatada.
Lo que se transforma y lo que de repente se revela toma cuerpo en la
obra de arte manierista. Se consiguen cuadros que al girarlos 90º muestran
algo diferente. Son cuadros enigmáticos y dibujos retorcidos, que al cambiar el
ángulo de observación aparecen sin retorcer (anamorfosis).
De los españoles modernos, quizá el que más recuerde el preciosismo
relamido y la subordinación del color al dibujo, característica del manierismo, es
Salvador Dalí, más singular que realmente "grande". Porque el arte cubista y
abstracto del propio Picasso, aparte de ser éste poco español, convierte la
exaltación manierista del estilo personal en la conversión del artista: él mismo,
en un instrumento de impulsos subconscientes e impersonales que llevan a "las
formas que salen por sí mismas"; un arte irracional que, en último término, es
más una decoración divertida que arte creador de auténtica belleza (Alvaro
D´Ors).
1.1.- Psicopatología de la expresión
Entre los pioneros en el estudio de esta apasionante dimensión científica
se remontan a 1872, con los trabajos de Tardieu, plasmados en su obra:
"Estudios médico-legales sobre la locura", en los que hace referencia al arte de
los locos, y los del Dr. Max Simon, quien, en 1876, también recopila sus
aportaciones en la obra: "La imaginación en la locura". En cierta medida, son
los primeros en señalar la existencia de una iconografía de la locura. A estas
primeras aportaciones le sigue la no menos importante de Lombroso, quien en
1882 aporta su importante obra: "Genio y Locura".
Lombroso, médico neurólogo y antropólogo italiano, con su trabajo de
1882, centrado en el estudio de “Genio y Locura”, fue uno de los primeros
intentos aceptables donde se asocia la relación entre los desórdenes psíquicos
y la actividad artística. Estaba convencido del vínculo entre enfermedad mental
y arte.
En esencia, Lombroso venía a concluir que la mayoría de los grandes
artistas padecieron trastornos neurológicos o psiquiátricos. Anteriormente,
intentó relacionar la genialidad y la locura con los aspectos patológicos del “arte
psicopatológico”, o “expresión psicopatológica”, pero también parecía que sus
estudios no llegaban a alcanzar el nivel riguroso de la dimensión científica.
Las exageraciones de sus seguidores, así como alguna otra en la que el
propio Lombroso incurrió, dieron lugar a una situación difícil de consensuar y
3
contrastar, ya que no incluían una criba crítica en la cual apoyar su tesis. Todo
ello contribuyó a que esta teoría se fuera desprestigiando.
Desde estos pioneros trabajos de Tardieu y Lombroso, el estudio de la
actividad gráfica ha conocido tres fases principales: la del arte psicopatológico,
la de la expresión psicopatológica y la del lenguaje gráfico. El interés ha
pasado desde la producción artística hasta la significación catártica y
ergoterápica, para finalizar con la aceptación de la actividad gráfica como la
representación de un código de comunicación, lo cual, en última instancia, ha
dado lugar a una posibilidad interesante para comprender el funcionamiento del
enfermo mental. Así, pues, se ha sugerido la posible existencia de una
semántica gráfica que desarrollará, en primer lugar, una gramática y una
sintaxis gráfica, y que sólo más adelante, en segundo lugar, afrontará el
problema de la significación y de su contenido expresivo. Es decir, se utiliza la
actividad gráfica como un instrumento de análisis y de medida, no sólo para la
comprensión asistencial, sino también como una estrategia con connotaciones
clínicas y terapéuticas. No obstante, parece evidente que sigue existiendo una
vertiente bastante amplia que todavía es desconocida. El arte, al igual que el
genio, son el resultado de múltiples componentes que siempre conservarán
una parte del misterio, recordando lo que ya Aristóteles planteaba en un texto:
el Problema XXX.
En esencia, Aristóteles se preguntaba por qué los hombres
excepcionales son con tanta frecuencia melancólicos. Más tarde, Diderot,
recuperando la idea de Aristóteles, formulará ese lugar común -el genio
cercano a la locura-, que los primeros psiquiatras someterán a discusión en el
siglo XIX. Está ampliamente extendida la idea de que el creador, el genio, es
un inadaptado, un excéntrico, una persona inestable, obsesionada por su obra,
y, en caso extremo, rayana en la locura.
A finales del siglo XVIII, las influencias del Romanticismo abrieron una
pequeña posibilidad para una visión mas favorable de la locura: el
descubrimiento de la capacidad creativa reflejada en las producciones
expresivas de los individuos internados en asilos, que eran vistos como
infelices y con una profunda patología sin oportunidades de recuperación.
Al principio, la producción de estos enfermos, coleccionada por
psiquiatras, tenía fines científicos -más bien, fines clínicos- para la
configuración diagnóstica.
En 1812, el Dr. Benjamin Rush empezó a coleccionar obras realizadas
por enfermos, porque creía que "la enfermedad que puede desarrollar estos
maravillosos talentos y funciones en la mente, es comparable a un terremoto
que agita las capas de la tierra, expulsando a la superficie espléndidos fósiles".
Así, surgen las primeras colecciones que se conocen: la Bethelehem Mental
Asylum de Londres y la del Crichton Royal Hospital de Escocia (las dos a
comienzos del siglo XIX).
Karl Jasper separa la psicopatología (carácter científico) de la psiquiatría
(carácter empírico). Advierte de la enorme dificultad que entraña la utilización
del concepto de “normal”.
En este mismo sentido, Canguilheim también establece la dificultad que
existe para discernir entre lo normal y lo patológico, llegando a sugerir que
“….sin conceptos de normal y patológico el pensamiento y la actividad del
médico resultan incomprensibles…… si la patología del hombre normal es la
falla de la confianza en la naturaleza, es porque el hombre se ha apartado de
4
su condición y de su condicionamiento natural. Hay una brecha abierta entre el
hombre y la naturaleza, que es el lugar que ocupa la Psyche”. Será más tarde,
en el siglo XX, cuando la cualidad artística de esas obras comienza a ser
efectivamente reconocida
En ese momento, la psiquiatría aporta dos importantes herramientas de
trabajo: la nosología y el psicoanálisis. Kraepelin había establecido (al menos,
así se creía) las bases para una firme delimitación diagnóstica de cada
anormalidad mental. Freud, con el psicoanálisis, proporcionaba la posibilidad
de estudiar “la otra cara de la luna”, invisible hasta entonces: era el
subconsciente y su decisivo papel en el comportamiento humano, incluida ahí,
por supuesto, la producción artística.
En los años 1920 y 1930 adquiere notoriedad el enfoque tipológico.
Kretschmer proponía que cada estructura corporal (morfotipo) se corresponde
con ciertas peculiaridades caracteriológicas (psicotipo), pudiendo estar
implicadas las distintas tipologías en la mayor o menor predisposición a
enfermar, y, de forma particular, en la mayor o menor predisposición a
enfermar psíquicamente y caer en una determinada psicosis. Así, se habla de
“ciclotimia” o de “esquizotimia”. El individuo ciclotímico se caracteriza por la
tendencia a la emotividad, y por manifestar un cambiante sentido del humor;
por el contrario, el individuo esquizoide se caracteriza por la tendencia a la
racionalización, centrándose en algo concreto, buscando aislarse de los
estímulos externos para concentrarse en sus percepciones internas.
En estas primeras décadas del s. XX (años 1921-1922) se publican en
rápida sucesión dos monografías sobre esculturas de enfermos mentales: W.
Morgenthaler (1921) “El enfermo mental artista” (Trabajos sobre Psiquiatría
aplicada) y H. Prinzhorn (1922) “Escultura de los enfermos mentales, una
contribución a la Psicología y la Psicopatología de la creación artística”. Estas
dos obras proporcionan un gran impulso, abriendo grandes horizontes para la
interpretación artística, representando el punto de vista psiquiátrico que permite
apresar la imagen del mundo que transmite el enfermo mental en sus
representaciones gráficas. También en el año 1922, Hans Prizhorn publica el
trabajo “Expresiones de la locura” (o “Talento artístico de los enfermos
mentales”). Está conformado por una colección del Hospital Heidelberg
Psichiatric Clinic, y en él explica el primer estudio detallado de las expresiones
visuales de las personas internadas, con mas de 5.000 dibujos. Era tan
interesante este trabajo que, como indicaba Paul Klee, sirvió como punto de
referencia en la formación de posteriores licenciados y científicos. Esta
colección contiene dibujos, pinturas y bordados de enfermos de varias clínicas
y nacionalidades, y, probablemente, fue iniciada por Emile Kraepelin, quien ya
había observado (1890-1903) que la enfermedad mental puede “liberar poderes
que de otra forma están reprimidos por toda clase de inhibiciones”. Esta
aproximación será posteriormente ampliada con el estudio de Burger-Prinz
(1932).
Desde Prinzhorn, este interés científico hacia el trabajo de los enfermos
mentales no se ha extinguido, permitiendo que los psiquiatras y
psicoterapeutas lo utilicen como un camino gráfico para la comprensión de la
conducta y el dinamismo psíquico de aquellas personas que manifiestan una
particular forma de concebir la vida. Estas manifestaciones gráficas podrían
representar la expresión de lo oculto, de lo no verbalizado. Podrían ser
consideradas como un instrumento en la intervención terapéutica, que ayudan
5
a descubrir el impulso de las capacidades creadoras en un individuo. Además,
también podrían ser consideradas como un medio auxiliar de diagnostico,
especialmente capaz de establecer y detectar la evolución en la conducta de
estas personas durante largos periodos de tiempo.
Con el arte moderno viene el enriquecimiento de las capacidades de
vivenciación. La naturalidad del arte representativo, derivada de la estética
clásica, será superada a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El
objetivismo sirve al surrealismo para la expresión de lo abismal, mientras que
las diversas corrientes de la pintura abstracta suprimían la imagen
convencional de la realidad por una realidad interna-subjetiva. Así es como se
comprende la temática y el estilo de la obra artística en el campo de lo anímico.
Y así es como también se comprende la convergencia del arte y la psicología,
dada la proximidad entre las obras de los enfermos psíquicos con muchas
creaciones modernas.
Esta estrecha relación entre arte y psicología da lugar también al estudio
del aspecto psicológico-psiquiátrico. Hacía tiempo que L. Klages intentaba
descubrir las oscuras fuentes del proceso creador, y, con su psicología de la
expresión, dio nuevos impulsos a la interpretación artística. Prinzhorn, que fue
uno de los alumnos aventajados de L. Klages, sostenía que la expresión
artística de estas personas emerge de la misma fuente que cualquier otra
expresión plástica profesional, y analizó los impulsos básicos en el proceso
creativo de estos pacientes, calificándolo del siguiente modo: el de la
expresión, el del juego, el decorativo ornamental, el que marca el ritmo y la
regla, el copiado y el de la necesidad de lo simbólico. Lo que quería demostrar
es que los artistas dementes son artistas en estado natural, sin estar
corrompidos por la sociedad o por tabúes educacionales.
Así pues, en su trabajo, Prinzhorn presenta teorías innovadoras sobre la
psicología de la expresión, demostrando que una pulsión creadora, una
necesidad de expresión instintiva, manifestada en la producción de estos
enfermos, sobrevive a la desintegración de la personalidad en dichas personas.
No ve distinción entre producción normal y loca, focalizando su atención en los
principios formales de configuración: tendencias repetitivas, ornamentales,
simétricas, simbólicas, ordenadoras, que son, a su modo de ver, creación de
una forma de lenguaje para el propio autor.
Por desgracia, en la época del nazismo, sus trabajos fueron censurados
y gran parte de su colección destruida. Esta obra de Prinzhorn no influyó
mucho en la psiquiatría y psicología pero si sobre el medio artístico.
También a principios del siglo XX, en Zurich, Carl G. Jung fue uno de los
primeros en criticar el reduccionismo del psicoanálisis del arte iniciado por
Freud. Consideraba que la investigación psicológica del hecho artístico sólo
puede referirse al proceso psíquico de dicha actividad, y no al arte en sí mismo.
Jung fomentó la producción artística como parte del proceso terapéutico, y
sobre el psicoanálisis comento irónicamente: “…..si una obra de arte se explica
por el mismo procedimiento que una neurosis, entonces, o bien la obra de arte
es una neurosis, o bien la neurosis es una obra de arte”. Explicado de otro
modo, a Jung le parecía que un paciente lograría más energía y más ánimos
para resolver sus dificultades si captaba la significación específica de un sueño
en particular, que si era el analista quien se limitaba a proporcionarle
interpretaciones generales relativas, por ejemplo, a sus complejos.
6
Hacia 1970, la psiquiatría se convulsiona con el pensamiento de la
“antipsiquiatría”, encabezada por R. D. Laing, D. Cooper, T. Szasz. El
comienzo del movimiento Gestáltico (posteriormente lo abordaremos) en el Arte
y la Psicología, y la aparición de la terapia grupal, abrieron nuevos rumbos para
las psicoterapias, que comenzaron a incluir los aspectos expresivos y creativos
de la naturaleza humana, como valores intrínsecos de la misma.
La eterna discusión sobre si la enfermedad tenía un efecto potenciador
del talento hizo que algunos estudios serios comprobasen que, aunque talento
y enfermedad pueden coincidir en una misma persona, no significa que se
refuercen mutuamente. A.C. Jacobson demostró patográficamente que los
“genios enfermos” habían producido la parte esencial de su obra antes de
enfermar.
En los últimos 20 años, la Psiquiatría se ha orientado en dos direcciones,
con dos claros objetivos. Por una parte, delimitar la esencia del poder creador;
por otra parte, investigar la motivación de la preferencia por un medio de
expresión, y la selección de temas.
En suma, a partir de las publicaciones de Prinzhorn (Expresiones de la
locura), siguiendo con los trabajos de los psiquiatras Pierre Janet y André
Breton, y su “Manifiesto del surrealismo”, que denunciará la psiquiatría
practicada en los manicomios y el encierro de los artistas, Jean Dubuffet (1946)
propone su “Prospectus aux amateurs de tout genre”, presentando su trabajo
en forma de colección de “art brut”, compuesta por obras de marginados,
delincuentes, presos, jubilados, y, sobre todo dementes (más tarde
abordaremos este aspecto).
Como oficialización de éste llamado movimiento “artístico”, se celebra en
Paris, en 1950, durante el I Congreso Mundial de Psiquiatría, la primera
Exposición Internacional de arte psicopatológico (cerca de 2000 obras
realizadas por 350 enfermos). Es la demostración del interés que muestra la
psiquiatría por la expresión artística. Este gran interés presenta en la actualidad
dos direcciones distintas:
1 Analítica: el estudio de la psicopatología de la expresión, que analiza
los fundamentos del acto creador y sus vínculos con los procesos patológicos.
2 Terapéutica: constituida por los talleres de arte-terapia. Hemos de
resaltar que los medios de expresión más naturales son la palabra y a
continuación la escritura. Sin embargo, continúa siendo la pintura la que "ofrece
más que ver". Después del éxito de la exposición, muchos artistas "sanos" se
acercaron a las producciones de los dementes representando la locura. La
defensa del irracionalismo de los surrealistas aumentó la consideración de este
género de arte, que no ha dejado de crecer.
En el Kunstforum de Viena, se reúnen más de 350 obras de Arte y
Locura, en torno a tres grandes ejes: la representación de la locura, el arte de
los dementes y la recepción de ese arte en la creación de nuestro siglo. Se
observa al enfermo mental como autor, como objeto de representaciones
artísticas y los vínculos del arte moderno con las obras de enfermos mentales.
Como ejemplo: Theodore Gericault (balsa de las medusas), Dalí (Gran
paranoico), Alfred Kubin (Van Gogh).
Hoy, como consecuencia de nuevas metodologías, y del papel que se le
ha otorgado a la comunicación no verbal, la Psicopatología de la Expresión
recobra vida y ayuda a entender con mayor profundidad las relaciones que
existen entre el mundo de la creatividad y la enfermedad mental. El profesor
7
López Ibor comentaba: “Hay algo que ante todo hay que dejar claro. Cuando la
esquizofrenia se encuentra en estados menos graves, sí se puede tener
imaginación como para crear, pero, cuando la enfermedad esta muy avanzada,
es mucho más complicado”. De hecho, la creación de una persona
mentalmente enferma puede ayudar a predecir su futuro, como los posibles
periodos de agitación, dado que su pintura se vuelve más dramática, más
trágica.
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2.- El arte
El arte es una característica intrínseca del ser humano, quien desde sus
más antiguas vivencias lo plasmó en pinturas rupestres, en danzas tribales o
en relatos folklóricos.
El arte lo entendemos como el acto (o facultad) mediante el cual el
hombre, valiéndose para el propósito de la materia, la imagen o el sonido, imita
y expresa lo material o inmaterial y crea así “algo”, copiando del mundo externo
o interno la fantasía en formas que se perciben armónicas y disarmónicas, con
simetría y asimetrías. Esta facultad la tiene la psiquis, que es el conjunto de
funciones mentales que se organizan en el cerebro. Estas funciones, que se
desarrollan en el cerebro de forma consciente e inconsciente (pensamiento y
fantasías), tienen a la vez que ver con los deseos, los instintos, las
necesidades y las diferentes pulsiones. Así, a través del arte, de manera
directa o indirecta, los sujetos pueden comunicar sus vivencias, emociones,
sentimientos.
Desde siempre, el arte ha servido al hombre como vehículo para su
vinculación con el mundo circulante. Aun antes de que se disfrutara de sus
aspectos estéticos, ya fue utilizado como medio de expresión y proyección de
temores, sentimientos, esperanzas y necesidades.
Su carácter polifuncional explica su universalidad y su posición de
privilegio alrededor de su función estética, encontrando otras de gran
importancia para el psicodiagnóstico, como la expresiva, la comunicativa y la
cognoscitiva. Cualquier tipo de creación o manifestación artística constituye
una vía por la cual se expresan o se hacen visibles determinados aspectos de
los procesos intrapsíquicos.
En este marco de referencia, queremos recordar que Hermann
Rorschach (creador del test que lleva su nombre) fue uno de los pioneros en
combinar la orientación pictórica con la psicopatología como método para
estudiar la dinámica de la personalidad. Una de las cualidades fundamentales
del arte es que permite rebuscar, en lo mas recóndito del ser, las emociones y
sentimientos (tanto los primarios como los más refinados).
Definir el arte, simplemente, como un modo de expresión de la belleza
en cualquiera de sus manifestaciones o formas puede ser una respuesta
equilibrada, muy de acuerdo con el rigorismo de los cánones académicos, pero
no basta para satisfacer las apetencias espirituales. Porque la belleza puede
estar tan sólo en el modo de expresar, no en lo que se expresa, y porque allí
donde existe ansia de transformación, vibración, exteriorización de estados
anímicos, de estados patológicos, si se quiere, hay arte.
El proceso creador artístico es inherente a todos los seres humanos. El
arte se vincula a la salud mental desde tiempos remotos; sin embargo, no es
hasta el siglo XX cuando se convierte en una técnica estructurada con una
base metodológica definida. Desde tiempos remotos, el hombre ha plasmado
sus ideas y emociones a través de sus pinturas. Las pinturas rupestres sobre la
caza, las guerras, las siembras, etc.; las danzas primitivas, la imitación de los
sonidos, etc. Todas estas actividades son muestras de manifestaciones
artísticas que actualmente podemos nombrar como: escultura, pintura, teatro,
música, danza, literatura, cine, etc.
9
El arte tiene dos componentes. Por una parte, un componente social,
que refleja la realidad histórica concreta de una época o un momento
determinado. Por otra parte, un componente individual, único, personal e
irrepetible, que está dado por un proceso de creatividad. Cuando el proceso
creativo alcanza una concepción estética, el producto de la creación se
convierte en una obra de arte, y el creador en un artista. Este proceso creador
artístico es inherente a todos los hombres, y está estrechamente vinculado al
estado de salud mental.
Diversos estudios revelan que la fuerza creadora de los esquizofrénicos
se debe a una amplitud de los sentimientos inusitadamente elevada, y que es
comparable con el alto grado de emocionalidad de los artistas.
En Brasil, el psiquiatra Osorio Cesar, en el año 1929, en su libro “La
expresión artística de los alienados” dice: “Las representaciones artísticas de
estos enfermos son todas emocionales, pues ellas son de carácter espontáneo
y se dirigen a un fin único: la satisfacción de una necesidad instintiva.
Representan descargas de emociones acumuladas durante mucho tiempo en
el subconsciente, adormecidas por la censura, en virtud de ciertos impulsos de
orden moral”.
En este país, se recopila una intensa producción de este tipo de pintura,
en donde los psiquiatras se interesaron menos por ella que los críticos de arte.
Destacamos la frase de uno de ellos, Mario Pedrosa: “El artista no es aquel que
sale diplomado de la Escuela Nacional de Bellas Artes, en ese caso no habría
artistas entre los pueblos primitivos. Una de las funciones más poderosas del
arte, descubierta por la psicología moderna, es la revelación del inconsciente, y
éste es tan misterioso cuando es normal como que cuando es anormal. Las
imágenes del inconsciente son apenas un lenguaje simbólico que el psiquiatra
debe descifrar. Mas, nadie impide que esas imágenes y señales sean, mas allá
de todo, armoniosas, seductoras, dramáticas, vivas o bellas, constituyendo en
sí verdaderas obras de arte".
Según una investigación reciente de origen inglés, el hombre habla
cerca de 10.000 lenguas diferentes. Pero el substrato más profundo del hombre
es universal, y su lenguaje se expresa por las imágenes del inconsciente,
comunes a todos nosotros: el lenguaje limita la comunicación entre los
pueblos, el arte no. El arte constituye un medio de comunicación
universal.
Introduciendo aquí las vivencias esquizofrénicas, esas imágenes
invaden la esfera de la consciencia con una fuerza avasalladora, y se
aproximan a las fuentes del proceso creativo, de ahí la importancia de las
actividades expresivas en el tratamiento.
El artista no busca reproducir, como si fuera una copia, lo que ha visto
en la naturaleza, sino prolongarla en nuevas posibilidades de actuación. Lo
primeros datos del conocimiento se obtienen a través de los sentidos externos,
cuyos órganos son alterados por la presencia de objetos. La excitación se debe
a un agente físico o químico llamado estímulo. La capacidad para reaccionar o
captar el estímulo es comunicada a través de los nervios desde el órgano
sensorial hasta la corteza cerebral, y entonces el individuo toma conciencia de
ese fenómeno, denominado sensación. Si esta sensación no llegara al cerebro,
los órganos de los sentidos podrían ser estimulados normalmente, pero la
persona no sabría qué está sintiendo.
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La intensidad con la que el cerebro recibe las sensaciones depende de
la atención puesta en el estímulo, de la capacidad de mantener la atención, del
interés, o de la tonalidad afectiva que posee el individuo al recibir el estímulo.
La percepción es un fenómeno ordinario en las personas. Si ésta es
normal, tendrá las siguientes características: corporeidad, objetividad, frescura
sensorial, constancia y autonomía.
A través de la percepción, lo captado puede reproducirse en la
imaginación; nos encontramos entonces con una representación: es decir,
imagen de una impresión sensorial percibida antes.
Existen dos clases de representaciones: las que sólo copian o
reproducen o evocan los recuerdos de la experiencia sensorial; las
transformadoras o productoras, que cambian lo percibido con anterioridad.
Si existe una alteración de la percepción, la actividad creativa puede
modificarse. Si el órgano sensorial está dañado, no transmite ninguna señal al
cerebro. Lo mismo ocurre si es el cerebro el que está dañado, pues llega la
información pero no es analizada en las zonas responsables de esa actividad;
es decir, se capta el estímulo, pero no se percibe en el plano cerebral (por
ejemplo, un ciego; lo es porque puede tener lesionados los órganos de la visión
-ojos-, las vías visuales, o la zona cortical responsable de la asociación corteza occipital). Estas alteraciones perceptivas se pueden producir por ciertas
formas de enfermedad mental, aunque también por el uso de drogas o
fármacos.
Desde el punto de vista psicopatológico, distinguimos dos tipos de
alteraciones perceptivas:
- Distorsiones sensoriales: es real, pero distorsionada, en sus
propiedades (intensidad, cualidad, forma, componente afectivo).
- Errores sensoriales: Se perciben erróneamente y de modo anormal
objetos irreales. Entran aquí las ilusiones y las alucinaciones. En las ilusiones,
existe un objeto exterior y real, pero al captarlo se combina con una imagen
mental, y da lugar a una falsa percepción (confundir una manguera con una
víbora). Las alucinaciones, sin embargo, son siempre una percepción sin
objeto.
Las alteraciones perceptivas son los fenómenos psicopatológicos que
con mayor frecuencia se encuentran en los artistas. Pero, ni la sufren todos, ni
todo enfermo mental es un artista. Genialidad y locura no siempre van unidas.
Las alteraciones en la percepción no son las únicas que modifican el
proceso creador. La alteración en el contenido del pensamiento y la
psicopatología de la afectividad también pueden reflejarse en la obra, o influir
para que el proceso se lleve a cabo velozmente y con gran profusión productiva
(el individuo es capaz de hacer muchas cosas sin sentir fatiga, su pensamiento
y actividad están acelerados).
Para determinar el paralelismo entre genialidad y locura, conviene
observar cómo funcionan en condiciones normales las facultades que
intervienen en el proceso creativo, y después analizar cuál es su patología, y si
puede identificarse o no a través de la obra del autor.
Es posible que el resultado final de la obra refleje el tono emocional y
afectivo del artista al momento de llevar a cabo su creación. En el caso de la
pintura, es especialmente fácil detectar tristeza o melancolía en los colores
utilizados o en el tema representado.
11
Los enfermos mentales pintan relacionando elementos que no cabe
asociar. Por ejemplo, un cuerpo humano con cabeza de animal, o colores que
no concuerdan con el tono afectivo, como, por ejemplo, un rostro de color
azulado o morado. Esto puede ser así por tres motivos: porque exprese una
idea especifica (hecho adrede), porque haya sufrido una alteración en la
percepción por alguna enfermedad mental, o porque haya utilizado alguna
droga para alterarla voluntariamente.
Cuando la pintura en general carece de lógica, o cuando se expresa a
través de símbolos (por ejemplo, dibujarse a sí mismo en un pozo profundo),
está sugiriendo un grave proceso patológico.
Sacamos como conclusión que estos procesos psicopatológicos inciden
de forma directa en la interpretación de la realidad que tiene el paciente, y, por
ende, en su modo de expresarla. Aun así, su creatividad no es un efecto
inmediato de esa patología; es decir, su genialidad no se debe a su “locura”,
sino que la posibilidad de crear está presente a pesar de la enfermedad.
Toda expresión grafica (dibujos, escrituras) constituye una herramienta
de comunicación, conocimiento, exploración y evaluación diagnóstica valiosa
cuando el objetivo es acceder a los dinamismos psíquicos, conscientes e
inconscientes del individuo.
Cuando uno se pone a estudiar una producción gráfica de dibujos,
realizados con o sin intención, tiene que plantearse uno de los siguientes
objetivos:
- Con fines diagnósticos: explorar a través de esa producción sus
características generales o especificas de su personalidad.
- Con interés científico: establecer qué características gráficas concurren
en determinados cuadros psicopatológicos, qué elementos gráficos existen en
común en las diversas patologías.
- Con finalidad terapéutica: llevar a cabo la evaluación de los eventuales
cambios en la personalidad durante un tratamiento.
En este orden de cosas, es conveniente considerar que el hombre es un
ser complejo, con una multidimensionalidad en su conformación, que involucra
por lo menos cuatro áreas fundamentales: (a) el área mental o intelectual:
capacidad de crear, fantasear; (b) el área emocional: permite sentir, amar, etc.;
(c) el área del plano corporal: el cuerpo y sus necesidades, los impulsos, la
imagen que de sí tiene un sujeto; (d) el área interpersonal: sus relaciones con
el medio que le rodea, roles sociales.
En la lectura de toda expresión gráfica, subyacen en especial dos
niveles de análisis de datos: por una parte, el análisis estructural de un dibujo
viable a través de las pautas formales, tales como la presión, el tamaño, el
trazo, la ubicación en la hoja, la proporción, la simetría, los detalles que posea;
y, por otra parte, el análisis del contenido, por ejemplo, en un árbol, el dibujo o
no de ramas; en un individuo, las formas de los ojos, con o sin pupilas, las
ropas, los accesorios, etc. Parece que el estado psíquico del sujeto puede
verse reflejado en su representación. Así, en una persona que experimenta la
tristeza o la depresión, es posible encontrar un notable empobrecimiento de
detalles, una gran debilidad en los trazos que perfilan su representación.
Así pues, en la expresión grafica en general, observamos una serie de
datos que pueden poseer una gran relevancia, y que merece la pena
comprobar. Veamos.
12
-Siguiendo el recorrido del trazo, vemos cuál es el destino gráfico; esto
es, qué lugar del espacio privilegia: una posición en zona media central nos
indicaría presencia de un cierto equilibrio.
-El tamaño o dimensión de un dibujo nos da cuenta del sentimiento de
expansión o retracción con el que el individuo aborda cada situación nueva.
-La configuración que adopta el trazo también aporta información: fluido
(mejor adaptación), rígido (presencia de bloqueos, inhibiciones), curvos
(afectividad, empatía, adaptabilidad), rectos o angulosos (bloqueo emocional,
exceso de razón, agresividad).
-También es interesante observar los detenimientos, las borraduras, la
presencia de detalles ajustados y esenciales, o excesivos o pobres; son
detalles que nos proporcionan indicios del grado de inteligencia.
-La utilización de los colores: con menor abundancia o intensidad de
color, puede haber un bloqueo afectivo, un estado depresivo; cuando la
frecuencia o la intensidad del color es mayor, podemos estar enfrentándonos a
la obra que muestra la gran afluencia emocional del autor, desde el optimismo
a la euforia, al menos en el momento en el que la plasmó. El predominio de los
colores fríos nos indica características tales como autocontrol, actividad mental;
mientras que, cuando aparece un predominio de los colores cálidos, denotan la
existencia afectuosidad, capacidad empática. Los colores oscuros, tales como
el marrón, violeta o negro, hablan de aspectos depresivos, melancólicos, es
decir, ánimo sombrío.
-El nivel y la complejidad de los símbolos. Es un aspecto que, aunque
siempre ha estado presente, en los últimos años está cobrando una inusitada
relevancia. Baste señalar que, en las obras de artistas de prestigio indudable
(por ejemplo, Leonardo), se intenta “descubrir” un mensaje oculto, en clave
esotérica, de ciertas informaciones camufladas en las representaciones.
También podríamos argumentar lo mismo para las obras de enfermos
mentales, llegando a preguntarnos por la significación de la misma, para así
entender el mensaje que se intenta trasmitir.
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3.- Medicina. Introducción a la Psicopatología
La psicopatología se nos muestra como el “estudio científico del hombre
que padece de la mente”. La expresión “enfermedad mental”, objeto de la
psicopatología, se entiende cuando la mente no es una “cosa” (como por
ejemplo el cerebro), sino un proceso.
El objeto de la psicopatología tiene que ver con la descripción,
observación y evaluación de la conducta anormal, investigando las causas y
factores mantenedores y productores de dicha conducta anormal.
Para poder alcanzar el objetivo de la psicopatología, es necesario
referirse a la conducta anormal, definiendo la misma en términos de una o
varias de las siguientes características: que sea una conducta frecuente o
intensa, que los demás la perciban como irracional, que sea molesta para los
demás, que sea molesta para sí mismo, que viole las normas éticas no
escritas, que se trate de una conducta desadaptativa en general.
3.1.- Clasificación de las enfermedades mentales
De un modo sencillo, podríamos estructurar las distintas enfermedades
mentales del siguiente modo:
Neurosis: “Reacciones vivenciales anormales. El sujeto responde a una
situación desproporcionadamente.
Psicopatías: “Trastorno caracterizado por el hecho de que el paciente sufre y
hace sufrir a los demás por su propia personalidad”. La anormalidad se
muestra marcada a lo largo de toda la biografía del sujeto. También se pueden
incluir los cuadros de subnormalidad mental.
Psicosis: Trastornos caracterizados por una “quiebra” en alguna de las esferas
importantes del individuo: en la estructura del yo, en la biografía del sujeto, en
la función de lo real.
Cuadro
nosológico
Anomalía
Anomalía - Enfermedad
Cuadro
Nivel
psicopatológico psicofísico
Neurosis
Psicopatías Reacción o
Deficiencias desarrollo
mentales
Enfermedad
Psicosis
endógena
Enfermedad
Psicosis
exógena
Fase o proceso
psíquico
Psicosis
confusional o
proceso
orgánico
Nivel somático
Sin base
somática, pero
Comprensible
con fenómenos
concomitantes
(¿trastorno?)
Se postula su
Incomprensible
base somática
Incomprensible Base somática
14
3.1.1.- La neurosis (ansiedad)
Los pacientes neuróticos se caracterizan por un desequilibrio de los
componentes emocionales e instintivos de su personalidad, hecho que genera
una situación de tensión interna y de dificultad para la relación interpersonal. A
diferencia del paciente psicótico, el paciente neurótico conserva intacto el juicio
de la realidad, y lucha, aunque con dificultad y mediante mecanismos
anómalos, para poder adaptarse a ella.
La ansiedad es un componente básico de la condición humana.
Clínicamente se trata de un trastorno menor, en el sentido de no poner en
riesgo la vida del individuo, y en el sentido de no resultar muy incapacitante. No
obstante, cuando esa situación de ansiedad se torna más profunda, cabe la
posibilidad de entrar en cuadros clínicos más complejos y peligrosos. Así, en la
actualidad se puede apreciar que la incidencia del suicidio en los trastornos de
pánico es bastante elevada, y el grado de invalidez producido por trastornos
como la agorafobia, o el trastorno obsesivo-compulsivo, también es notable.
3.1.2.- Trastornos de la personalidad
En este tipo de trastornos se hace referencia a las personas que, por sus
características particulares, pueden ser incluidas en alguna de las tres
siguientes categorías
I.
Personas que parecen extrañas o excéntricas:
-Trastorno paranoide de la personalidad (desconfianza hacia los
demás).
-Trastorno esquizoide (falta de interés e incluso indiferencia por
las relaciones sociales).
-Trastorno esquizotípico (pobreza en el contacto social y
retraimiento. (probable preámbulo de la esquizofrenia).
II.
Personas que parecen teatrales, emotivas y volubles:
-Antisocial: constante desprecio hacia la ley y hacia los derechos
de los demás.
-Trastorno límite de la personalidad: inestabilidad emocional.
-Trastorno histriónico: excesiva emocionalidad y ser siempre el
centro de atención.
-Trastorno narcisista: sobreestimación de sí mismo.
III.
Personas que parecen ansiosas o temerosas:
- Miedo e inseguridad generalizados junto a elevados grados de
ansiedad.
-Trastornos de la personalidad por evitación: miedo a ser
juzgados negativamente.
-Trastorno de la personalidad por dependencia: siempre inseguro
e incapaz de asumir responsabilidades.
-Trastorno obsesivo-compulsivo: falta de decisión y dudas
constantes.
3.1.3.- Psicopatología de la psicosis
Ya hemos dicho que se trata de un trastorno psicológico que afecta
sobre todo a la personalidad y la conducta del individuo.
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Según las causas de este trastorno, podemos hablar de dos tipos
diferentes: psicosis exógenas y psicosis endógenas.
Exógenas: se producen por causas externas bien definidas (fiebre,
alcohol, traumatismos, drogas -acido lisérgico-, etc.). Cursan generalmente con
desorientación en el tiempo y en el espacio.
Endógenas: se producen por algún tipo de disfunción interna, como el
balance de neurotransmisores, infecciones, lesiones, etc. Pueden ser
agrupadas en las siguientes categorías: (a) psicosis delirantes: esquizofrénicas
(trastornos del yo), paranoias, parafenias; (b) psicosis afectivas: maniacodepresivas (trastornos afectivos), trastorno bipolar, manía, melancolía.
Dentro de las psicosis endógenas, abordaremos con un poco más de
detalle algunas de ellas.
Esquizofrenia
Implica una pérdida de contacto con la realidad, y su tendencia a
encerrarse en un mundo interior. Kraepelin la denominó demencia precoz. En
la actualidad se acepta la existencia de una predisposición genética. Entre los
síntomas más frecuentes se encuentran los siguientes: (1) las alteraciones
sensoperceptivas (alucinaciones), (2) las alteraciones cognitivas (delirios), que
suelen indicar el momento álgido de la enfermedad, (3) las alteraciones del
lenguaje, como el mutismo o las repeticiones y errores sintácticos, (4) las
alteraciones psicomotoras, que van desde la agitación al estupor, (5) las
alteraciones afectivas, que incluyen la disminución y el embotamiento de las
respuestas afectivas.
Existen diversos tipos clínicos de esquizofrenia: simple: es cuestionada;
catatónica: síntomas psíquicos asociados con trastornos motores (rigidez
muscular o catalepsia); hebefrénica (o desorganizada): conducta regresiva,
trastornos del pensamiento, emociones inapropiadas (por ejemplo, risas
inmotivadas); paranoide: delirios de persecución y de grandeza.
Maniaco-depresión
Se caracteriza por el cambio desde una fase de gran actividad hasta una
fase de muy poca actividad, para retornar a otra fase de gran actividad, y así
sucesivamente.
Forma depresiva: caracterizada por la depresión. La depresión es un
trastorno de la afectividad que traduce una claudicación psicológica y biológica
del individuo, y se expresa a través de síntomas psíquicos (sentimiento de
infelicidad permanente, incapacidad para disfrutar, tristeza, desmoralización,
desinterés, pérdida de la autoestima, una irresistible debilidad por el suicidio), y
síntomas somáticos (astenia, anorexia, trastornos del sueño, algias).
Forma maniaca: caracterizada por la manía. La manía puede ser Tipo I
(psicosis maniaco-depresiva, y los pacientes suelen ser hospitalizados por
manía), y Tipo II (manía atenuada, y los pacientes suelen ser hospitalizados
por depresión). Suelen presentar ciclicidad en la manifestación de su estado.
Depresión
Se caracteriza por una tendencia patológica a la tristeza, aunque también
puede ser la culminación de una emoción de tristeza mal resuelta. Las
características sintomatológicas de la depresión son las siguientes: (1) área
cognitiva, con una notable disminución del ritmo mental, lentitud de reflejos y
16
perdida de la atención; (2) área motora, con ocurrencia de una notable
inhibición y reducción de la actividad y a veces insomnio; (3) área psíquica, con
experiencias de dolor “moral”, sentimiento de culpa y auto depreciación.
17
4.- Creatividad
La creatividad constituye una función humana progresivamente
reemplazada por el pensamiento lógico formal, y por eso está mucho más
latente en los niños y en los enfermos mentales
Para definir la creatividad, hay que distinguir entre la capacidad creadora
del acto creativo, y la obra creada, así como entre el sujeto creador y el objeto
creado. La creatividad es la capacidad de integrar a partir de una forma
existente; es el acto por el cual se unen dos elementos. Como consecuencia,
se origina otro elemento nuevo y distinto. Por lo tanto, la creatividad implica
hacer, nacer, dar vida, componer y dar origen.
En la capacidad creadora intervienen la integración, la simbolización y la
síntesis. De este modo, cabe la posibilidad de crear un nuevo objeto o
situación, mediante la sublimación. Esta obra (lingüísticamente tiene el género
femenino) va mas allá del género, y es el conjunto de resultados producidos
por la fusión de impulsos y de objetos con sus significantes y significados en el
espacio interno mental o en el espacio externo real.
Navratil habla de los impulsos creativos primarios, a los cuales llama
“Funciones creativas fundamentales”. Distingue tres funciones definidas:
fisiognomónica, formalista y simbólica. Todas estas funciones provienen de la
actividad psíquica en sí misma, pudiendo predominar cada una de ellas sobre
las otras dos dependiendo del individuo y del contexto en el cual se
encuentran. Como base del expresionismo, encontramos la función
fisiognomónica; como base del cubismo y del constructivismo, la función
formalista, y, como base del surrealismo, la función simbólica.
Roland Fischer (constantes alucinatorias), partiendo de las constantes
de formas alucinatorias de Kluver, con bastante énfasis, señala haber
encontrado estructuras ornamentales geométricas análogas en los estados
psicóticos endógenos y en los estados creativos.
4.1.- Las aportaciones de Erika
En este orden de cosas, podemos referirnos a Erika. Nace en 1955.
Comienza a pintar a los 16 años. A partir de entonces presenta un cuadro de
anorexia mental, y más adelante manifestaciones psicóticas místicas y
alucinaciones auditivas. Pasa por diversas instituciones, hasta que, en 1973,
ingresa en la Institución donde se hace este estudio.
Estudiamos los cuadros de Erika bajo tres parámetros:
1. El contenido diferente en estructuras geométricas ornamentales y
rítmicas (grado y naturaleza de la geometrización).
2. El grado de descomposición de las formas, al mismo tiempo que el
grado de fisiognomización; es decir, de deformación, desproporción, etc.
3. La distinta representación fundamental simbólica.
Ahora, dividimos su obra en cuatro grupos:
Grupo I: Es la primera fase de la creación pictórica. Sus cuadros dan
una impresión de homogeneidad y tranquilidad de espíritu, enteramente
dominados por las constantes de formas alucinatorias (cruz, polígonos,
multiplicación de las figuras, filigranas). No hay vestigios de símbolos: lo que se
piensa se expresa correctamente. Erika comenta los cuadros.
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Lámina 1.
“Los astronautas”: Aterrizaje de dos hombres sobre un planeta extranjero. Uno
lleva la imagen de su mujer en el corazón. A su izquierda, se observan dos
habitantes de ese planeta, sus bocas exhalan armas peligrosas. En la derecha
está representada la cápsula espacial. La Tierra está representada abajo,
rodeada de estrellas, y con un rostro, para indicar que está habitada. Por
arriba, figuran varios planetas extranjeros.
Grupo II: Aquí, las constantes de formas alucinatorias están en último
término; sin embargo, son todavía perceptibles.
La geometrización y la fisiognomización están también en equilibrio.
Dado el carácter reflexivo, se deduce que han sido pintadas en una fase de
menor excitación.
En lo que respecta a la función simbólica, en las láminas de este grupo
se observan símbolos cuyo carácter refleja perfectamente la razón, la reflexión
abstracta. El color blanco, la cruz, los vestidos, el reloj, el espejo. Todo está
concretamente pensado, y contiene al mismo tiempo un significado simbólico.
De este modo intervienen las tres funciones creativas fundamentales.
Lámina 5.
19
“Anorexia mental II”: La adolescente del centro, que en un primer cuadro es
gruesa y deforma, aquí ya se muestra con connotaciones más positivas en el
presente dibujo. Centrada en un triángulo, cuyo vértice está dirigido hacia
arriba, se mira en un espejo, mostrándose más esbelta. Debajo está tal como
era antes: gruesa y deforme. En el ángulo inferior izquierdo “he representado
una taza de café”, y, en el ángulo inferior derecho, unas frutas, para indicar que
“a partir de ahora, ya no me alimentaré más de pasteles y caramelos”.
Grupo III: las obras incluidas en este grupo se caracterizan por mostrar
una fuerte y marcada tendencia depresiva. Otra característica notable en este
grupo se refiere a que también se puede constatar la tendencia a una
fisiognomización, que se encuentra en oposición a la geometrización.
Lámina 7
“Quién se encuentra en una fase intermedia entre ser y no ser”: Abajo se
observan seres vivos, y sus cabezas son de papel de periódico: esto debe
significar que sólo contienen lo que indican los periódicos. En la parte de arriba,
20
se encuentran los muertos, que pueden reír a sus anchas. En medio, se ven
tres hombres, que en parte ya están descompuestos. Sus cabezas cuelgan de
una cuerda sujetas por pinzas de tender ropa. Estos hombres están en una
etapa intermedia, me encuentro entre ellos. Entre los hombres normales no
puedo hacer nada. La solución está sólo en el mundo de los muertos.
Grupo IV: Aquí también predomina la fisiognomización sobre la
geometrización. La característica de la fisiognomización se manifiesta en este
grupo bajo una nueva forma particular, especialmente por la estructura en nido
de abeja del fondo.
Lámina 10.
“Sueño de un resplandor de verano”: Arriba, a la derecha, el sol, con un rostro,
y los rayos que escapan de él, son a la vez atrayentes y amenazantes.
Alrededor, cuatro nubes. En la nube inferior derecha, una mujer acostada, con
los cabellos cayendo, pechos al aire y un brazo extendido hacia arriba con una
mano enorme dispuesta a coger el Sol, con cuyos rayos está ya en contacto.
En la segunda nube, contando desde arriba, hay una mujer acostada,
arrodillada sobre la nube, su cuerpo está doblado hacia atrás. Se ofrece al sol,
su brazo izquierdo está levantado.
Lámina 12.
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“El soldado sale de la tumba, pues para él el aire era muy molesto”: Es un
soldado arrodillado sobre su tumba. La parte superior de su cuerpo está ya en
libertad, su cabeza y sus brazos están sumergidos en un cielo rojo-sangre, el
dedo índice levantado como signo de advertencia. Está rodeado de
cementerios. He representado el aire que este soldado expira con el color
blanco, el color de la muerte.
Resumiendo: En Erika, siguiendo el modelo de Roland Fischer, hemos
encontrado dos fases de excitación, afines a la fase de excitación de la
creatividad
Los grupos I y II se aproximan al estado normal que corresponde a una
combinación equilibrada de funciones creativas fundamentales, mientras que
los grupos III y IV podrían aproximarse al estado psicótico, con un dominio de
la fisiognomización.
Por otra parte, teniendo en cuenta las importantes variaciones que sufre
la afectividad en Erika, podemos atribuir el grupo I a un estado de tono
exaltado, el grupo II a un estado de equilibrio afectivo relativo, y los grupos III y
IV a estados depresivos.
Durante mucho tiempo se admitió que solamente la esquizofrenia (con
exclusión de otros trastornos psíquicos) era capaz de despertar fuerzas
creadoras. Desde luego es considerada como prototipo de arte psicopatológico.
Pero, la experiencia demuestra que también en otras psicosis hay
síntomas “esquizofrénicos”, presentándose incluso en la personas sanas.
La capacidad creadora del sujeto implica que exista un objeto en el “sí
mismo”, esto es, en el Yo interno, que proviene también del instinto primario de
conservación, de integración. Cuando hay un predominio del Thánatos (impulso
destructor), se produce un desequilibrio a favor de la destrucción y/o de la
creatividad negativa; por esa razón, hay que intentar que las fuerzas de Erosamor predominen sobre las de Thánatos, y se cree algo positivo, constructivo,
nuevo, bello, armónico, verdadero.
Es cierto que muchas actividades artísticas son inspiradas, alentadas o
conducidas por estados patológicos, ya sean de conducta u orgánicas, pues,
de no ser así, no se habrían podido producir. El hemisferio cerebral izquierdo
presenta lo intelectual (lo apolíneo) y el hemisferio derecho manda en lo
emocional (dionisiaco). La consideración de estas características puede
contribuir al esclarecimiento de la significación artística.
22
4.2.- Producciones bajo los efectos de una toxicomanía
Abundando en el tema que nos ocupa, podríamos preguntarnos qué
ocurre cuando la producción expresiva, en cualquiera de sus manifestaciones)
está influenciada por las drogas (alcohol, marihuana, opio, etc.). Veamos, pues,
las connotaciones de esta forma de influencia.
4.2.1.- Influencia del LSD
Bajo la influencia de LSD, Master y Houston, estudian la experiencia
psicodélica de la pintura con los caracteres siguientes: acceso más directo a
las fuentes de inspiración del inconsciente, disolución de las fronteras del YO,
mayor flexibilidad y liberación de la mente, atención o concentración más
intensa, mayor sensibilidad a las impresiones visuales.
En sus extrañas y originales obras, este pintor, toxicómano esquizoide,
presenta en su estilo ciertas analogías con el arte surrealista y psicodélico, y
expresa todos los elementos de su rica vida interior, que no le era posible
verbalizar. Ideas, imágenes y emociones se suceden y confunden en el
paciente, se produce una transformación del Yo en la iluminación religiosa que
se extiende hasta la "unión mística". Algunos de los símbolos característicos en
el mundo de los toxicómanos se refieren al sol, el color verde y la planta
adormidera.
Figura 20-3 (el individuo se encuentra privado de morfina y en estado
depresivo)
“Yo, paralizado en el camino que conduce a un mundo vacío”: El paciente ve su
vida sin esperanza, confrontada a un mundo que para él está vacío y
desprovisto de sentido. La figura humana, displásica, está paralizada. Carece
de piernas y la mano izquierda tiene forma de “pata de pájaro”. El vientre
vaciado y la cara agotada muestran el fracaso del paciente ante la vida. El
mundo desierto e inanimado es representado por una extraña figura surrealista,
reliquia petrificada de la naturaleza viva.
Figura 20-4 (lucha contra la drogadicción igual que en la 9).
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“Nunca más morfina”: Se observa que cambia el colorido. Recuerda claramente
la pintura de los enfermos maniacos. El “stop” significa (tal como lo comenta el
propio autor) que nunca más tomará morfina.
Figura 20-9 (composición surrealista).
En la parte izquierda, con un solo ojo, representa la humanidad que va hacia su
perdición. En la derecha está la Naturaleza, que ya no existe. La figura rojoamarillenta del primer plano es un autorretrato. Tiene algo de imagen canina,
rostro inexpresivo, sin ojos, no ofrece ningún signo de vida. Bajo la influencia
aniquiladora de la morfina, el mundo se desnaturaliza y el enfermo se
deshumaniza.
Figura 20-13 (presenta convicciones filosóficas y experiencias religiosas).
24
“El diablo en la senda de Cristo”: Composición surrealista. Cristo (en rojo)
intenta seguir la senda de los “normales”, al ser el Mesías sobre la Tierra. Pero,
su pie izquierdo, hipertrofiado, se halla clavado en la tierra, y el Diablo (en
verde) va a su encuentro, cerrándole el paso. Bajo el Sol rojo se alzan las
columnas del mundo “normal”
4.2.2.- Influencia del alcohol
A diferencia de las obras artísticas de otros enfermos mentales, las
representaciones gráficas de los alcohólicos están dirigidas hacia los trastornos
psíquicos que les afectan (pesadillas, alucinaciones, trastornos de la
afectividad, de la conciencia, etc.). Clasificamos las pinturas del enfermo,
según criterios psicopatológicos, en el orden siguiente: pesadillas, estados
oníricos y estados de delirium tremens.
Pesadillas: Figura 2
Figura 2: “El infierno”: Personaje (el propio enfermo) caminando bajo un cielo
de tormenta y agua sucia. Atacado por animales imaginarios. "Los ojos de las
rocas" le observan por doquier. Del conjunto se desprende una impresión
angustiante y malévola.
25
Pesadillas: Figura 3
Figura 3: “El toro”. Un toro furioso ataca al enfermo en un paisaje terrorífico. El
animal, desatado, las nubes y las aves de rapiña, simbolizan, de una manera
significativa, su estado ideo-afectivo.
Alucinaciones oníricas: Estas pinturas son extrañas, inquietantes y
fantásticas. Expresan las alucinaciones y los sueños del enfermo, los trastornos
de percepción y de representación de la conciencia. Pero, también traducen
una realidad psicótica. Reflejan escenas de índole psicopatológica especifica
(catástrofes, agresiones, persecuciones, pesadillas, etc.).
Alucinaciones oníricas: Figuras 5 y 6.
Figura 5: El enfermo se encuentra rodeado de gotas de alcohol, transformadas
en cabezas de niños, que le miran fijamente de forma obsesiva y
amenazadora.
Figura 6: “Autorretrato psicológico”. En su rostro se lee la desorientación, la
angustia, el tormento. Expresa el desequilibrio y la desesperación del
psicópata.
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Delirium tremens: Son obras extremadamente complejas; presentan un
grafismo notable, así como un contenido psicopatológico rico, específico y muy
interesante. Se encuentran en ellas unas ideas polimorfas (persecución,
disgregación psíquica, desastres, incendios, cataclismos, diluvios, angustia,
etc).
Delirium tremens: Figura 7
Figura 7: Este “encuentro del enfermo con la muerte” es una composición
moderna, de carácter surrealista y simbólico. A la izquierda la muerte, y a la
derecha el enfermo. Los símbolos de la guadaña y la tumba son notables;
alrededor, un paisaje aterrador y un cielo impetuoso. El artista intenta expresar
una parte de sus sentimientos íntimos, que normalmente no pueden franquear
la barrera de las fuerzas defensivas. Intenta formar un YO que tome posición,
pero cuya estructura sea diferente de la de un YO orientado únicamente hacia
la realidad.
4.3.- Otro tipo de producciones
Una mente enferma, incongruente y desordenada produce elementos
artísticos irreales cuando hay genialidad. El libre albedrío y la libertad mental
son difíciles de encontrar, pues siempre habrá vivencias que, como prejuicios,
gravitarán en todas las actividades. Es la psicopatología de la expresión.
Lo cierto es que la humanidad es ambivalente con sus locos. A unos los
glorifica, a otros les pone cadenas (Lombroso).
Sabemos que las enfermedades mentales afectan gravemente a las
facultades creativas y a la libertad del propio individuo. Los tratamientos
farmacológicos en estos enfermos pueden actuar como agentes liberadores,
aunque con frecuencia tienen una función opuesta y favorecen la contención, lo
que impide la expresión artística.
Cuando la idea que rige los actos de una persona es patológica, se
altera la interpretación de la realidad y el contenido del pensamiento. Por lo
tanto, cuando ese fenómeno psicopatológico incide en la interpretación de la
realidad que tiene el paciente, afecta a su modo de expresarla. Aun así, su
creatividad no es un efecto inmediato de esa patología; es decir, su genialidad
27
no se debe a su locura, pues la posibilidad de crear en esa persona está
presente a pesar de la enfermedad.
Muchas veces, la creación artística es el resultado de la tensión y los
conflictos interiores. Lo importante de un genio o un artista no es lo que tiene
en común con los demás seres humanos, sino, más bien, lo que les separa de
ellos: el porcentaje de sus extravagancias o de sus perturbaciones íntimas.
La exaltación creadora es íntima de la melancolía, hermana de la
depresión e hija de la manía, pero también pariente cercana de la locura,
cuando la obra ya no consigue tener todos los afectos.
La naturaleza del impulso creador siempre viene durante una fase
maniaca o de un momento psicótico, nunca de un acceso melancólico.
Probablemente, durante la experiencia melancólica se gestan las vivencias que
luego darán lugar a la ejecución de las mismas en actos expresivos, cuando el
individuo se encuentra en una fase de gran activación, o fase de manía. Es
decir, ese momento productivo tiene un paralelismo con los momentos lúcidos
en los que el artista crea su obra.
La capacidad creativa es un don al alcance de cualquier persona cuyo
talento artístico no se ve interferido negativamente de un modo unívoco por
tales afecciones psiquiátricas. Es más, sus cualidades pueden ser
enriquecidas, dando como resultado obras de arte en verdad excepcionales.
Está claro que la creatividad no siempre va unida a la locura, ni la locura
conlleva creatividad. A menudo, el término “loco” se utiliza despectivamente, y
no describe la amplitud de enfermos mentales que existen. Pero, todos los
artistas tienen una cualidad común, la delicada sensibilidad para captar la
belleza, detalles, matices y significados que están ocultos para los demás.
Existen numerosos estudios sobre la relación entre la creatividad y los
trastornos de la conciencia.
En 1992, Arnold M. Ludwig, de la Universidad de Kentucky, publica una
extensiva revisión biográfica de 1.005 artistas famosos del siglo XX,
descubriendo que estos artistas y escritores tuvieron entre dos y tres veces
mayor tasa de psicosis, intentos de suicidio, desórdenes de conducta y abuso
de estimulantes que personajes que triunfaron en el mundo de los negocios,
científicos y personas de vidas comunes.
La personalidad de un individuo puede definirse por la combinación
única de un cierto número de rasgos propios, rasgos de comportamiento, que
pueden dividirse en: (1) aptitudes: disposición para aprender a hacer cierto tipo
de cosas; (2) interés: inclinación o necesidad que conduce a una persona a
emprender tal o cual actividad; (3) actitud: favorecer o no un cierto tipo de
objeto o situación; (4) temperamento: el conjunto de sus disposiciones
emocionales (optimismo, melancolía, nerviosismo, seguridad).
La personalidad creativa se define como la combinación de rasgos
característicos de las personas creativas. Esta creatividad aparece en una
conducta creativa, que incluye actividades tales como la invención, la
elaboración, la organización, la composición, la planificación. Los individuos
que manifiestan estos tipos de comportamiento son considerados como
creativos.
En un individuo enfermo, la actividad artística surge por el impulso de
crear como un medio de expresión plástica de los conflictos internos en su
lucha por incorporarse a su vida normal. No tiene importancia el hecho de que
exista un aprendizaje anterior, ya que lo ideal para el estudio de esa plástica
28
psicopatología consiste en comprobar que esos individuos no hayan
manifestado ninguna tendencia artística antes de la psicosis, para poderlos
comparar con aquellos a quienes su proceso psicopatológico les cambió el
estilo (bien empeorándolo, bien mejorándolo, bien permitiendo que se
expresara con mayor originalidad y libertad).
Ernst Kris comenta que los dibujos automáticos, esos que realizan las
personas normales en momentos de distracción o desviación de la atención
(hablar por teléfono, oír una conferencia), se asemejan con los que realizan los
individuos psicóticos sin ninguna preparación artística. La diferencia estriba en
la “función”, pues en los individuos normales se trata de producciones
accidentales, con el “yo” ocupado en otra cosa, mientras que en los individuos
psicóticos estos dibujos absorben toda su atención ocupando parte de su vida.
En la persona normal, distraída, la mano crea automáticamente unas líneas a
continuación de otras. Por el contrario, en los casos clínicos psicóticos, los
dibujos, con sus simbolismos personales, tienen una “función dinámica
expresiva”, como una especie de intento de liberación de sus conflictos
internos, quedando como expresión de su personalidad de sujeto enfermo.
29
5.- Arteterapia
Una buena definición de arteterapia podría orientarse hacia la
formulación de un auténtico crisol de disciplinas. Coexisten disciplinas como las
Bellas Artes, la pedagogía, la sociología, la psiquiatría y el psicoanálisis.
En líneas generales, podemos decir que consiste en la utilización de la
expresión artística para ayudar a las personas que tienen problemas
psicológicos o que presentan dificultades de aprendizaje. En principio, se trata
de estimular al enfermo a explicar sus sentimientos y emociones bajo una
forma visual o plástica (pintura, escultura, música, etc.).
A la terapia basada en el arte también se la denomina arteterapia o
psicoterapia por el arte, y es una profesión de ámbito asistencial que, como
decimos, hace uso de los medios y procesos artísticos más propios de Bellas
Artes que ayudan a solventar los conflictos emocionales o psicológicos de las
personas.
El paciente pinta lo que siente para posteriormente interpretar y discutir
lo que plasmó con sus compañeros y terapeutas.
Sus ventajas se refieren a la mayor veracidad de la pintura, pues es una
expresión pura, que no se presta con tanta facilidad al engaño, como ocurre
con la conversación, y sobre todo por la rapidez: un tratamiento
psicoterapéutico tradicional puede requerir un mínimo de dos años, mientras
que, con la pintura, muchos se completan en seis meses.
El arte terapia, entendido como “terapia con intermediación artística”,
debe gran parte de su desarrollo a las relaciones históricas que ha tenido,
desde sus inicios, con la educación artística.
En principio, esta forma de intervención puede ser situada dentro del
campo de incidencia de la expresión artística, pero su práctica se realiza fuera
de los alcances de la educación artística formal. Se centra más en ámbitos de
la salud o de los servicios sociales. No hay que confundirla con la terapia
ocupacional, que va más dirigida a objetivos educativos y productivos. En la
arteterapia se trabaja, también, sobre los procesos del inconsciente. Lo
fundamental en el arte terapia es el proceso que utiliza la persona para
comunicar su interioridad, puesto que el arte se utiliza como un lenguaje de
comunicación no verbal.
A través de la actividad creativa, se puede lograr la realización
consciente de una obra, pero esa obra puede emplearse como intermediación
en el trabajo terapéutico, ya que, al ser signo y símbolo de su creador, es, al
mismo tiempo, una manifestación de su inconsciente.
La arteterapia entiende que la expresión es liberadora de tensiones, pero
es la creación la que tiene verdaderos efectos transformadores, ya que inscribe
esa expresión en un proceso en el que esa forma creada evolucionará,
produciendo efectos.
El arteterapeuta necesita tener amplios conocimientos sobre procesos
de creación artística, psicopatología, dinámica de grupo, teoría del arte y
psicoterapia y psicología dinámica en general.
Sin embargo, es necesario reseñar que no sólo se emplea en enfermos,
pues también en individuos sanos tiene un importante papel. Así, en un
programa de la Generalitat de Cataluña, enfocado a trabajar la inteligencia
emocional con un grupo de profesores de una escuela primaria cerca de
30
Barcelona, quedaron muy satisfechos con la experiencia, y comentaron que
con esta técnica se liberan mas fácilmente del estrés y del síndrome del
quemado (Burnout), muy frecuentes en este colectivo.
El empleo del arte como vehículo de comunicación es tan antiguo como
la Humanidad. El arte, en todas sus formas, no es sólo un modo de expresión,
sirve también, en la llamada arte terapia, para superar alteraciones
emocionales, trastornos psiquiátricos, e incluso para hacer mas llevaderas
enfermedades como el cáncer.
Hay que reseñar que los especialistas dan importancia al proceso
creativo, y no a la mayor o menor calidad y belleza del resultado. Con la
arteterapia se observa la evolución de la enfermedad, que queda reflejada en
sus obras.
En una de las múltiples pruebas efectuadas en los talleres de
arteteterapia, se trabajó con los enfermos sin ninguna técnica o estilo en cuanto
a la pintura, estimulando la producción espontánea en las manifestaciones
expresivas. Después, los especialistas observaron y estudiaron cada dibujo,
investigando los avances y retrocesos en sus trazos, figuras y uso del color.
“Un dibujo de un paciente es como un indicador de su estado de ánimo: qué es
lo que le preocupa, cómo se están comportando sus conflictos. Es como una
ventana por la que uno puede asomarse a su mundo”, dice Ximena Figueroa.
Así, recordando, por ejemplo, los trabajos de Van Gogh o Dalí, se
entiende por qué el lenguaje de las imágenes puede transformarse en una
especie de texto en el que se puede leer cómo los trazos y las líneas, los
colores y las formas dan cuenta de esos mundos ajenos y lejanos a la
“normalidad”. Por ejemplo, uno ve cómo en sus trabajos se repite el patrón de
la fragmentación y la escisión. La misma “esquizofrenia” significa “mente
dividida”. Diversos estudios revelan que la fuerza creadora de los
esquizofrénicos se debe a una inusitadamente elevada amplitud de los
sentimientos, y que es comparable con el alto grado de emocionalidad de los
artistas.
Una de las características mas importantes de la esquizofrenia es una
ruptura de las diferentes funciones psíquicas, que queda reflejada en la
producción plástica con una fragmentación de las formas. Este fenómeno se
presenta de múltiples maneras: disociación de la estructura del cuerpo
humano, dibujos caóticos, cuerpos sin cabezas brazos o piernas, árboles
cortados en pedazos.
En muchos de los trabajos se pueden apreciar esos rasgos: “la
disposición de imágenes en un plano como si fueran pequeños fragmentos de
la realidad, como un espejo roto que no se alcanza a armar completamente
nunca” (Laval, pintor chileno y Académico de Arte de la Universidad Católica de
Chile).
En Brasil (año 1946) se crea un taller de pintura, donde los internos,
entre su selva de lienzos, pinturas y pinceles, comienzan a expresar las
imágenes de sus mentes. La premisa que orienta estos intentos consiste en
sostener que el enfermo mental deja de ser un simple enajenado embrutecido
para convertirse en un misterioso liberador de arte, de imágenes impregnadas
de formas, símbolos y colorido. El simbolismo que aflora en las obras expresa
figuras simbólicas (espirales, círculos, cuadrados, mandalas) que se
encuentran en la simbología mítica y religiosa de multitud de pueblos.
31
El mandala, según definición del diccionario es la “representación
geométrica y simbólica del universo en el Brahmanismo y el Budismo”, es un
arte milenario (originario de la India), que permite, por medio de un soporte
gráfico, llegar a la meditación y a la concentración, para exprimir nuestra propia
naturaleza y creatividad. Se caracteriza por la manifestación de imágenes
circulares o tendentes al circulo, algunas irregulares, otras de estructura
bastante compleja y armoniosa. Esta analogía entre estas imágenes y aquellas
descritas bajo la denominación de mandala en textos referentes a religiones
orientales, es muy fuerte. También se le llama “psicocosmograma”.
La expresión artística puede resultar una magnífica terapia rehabilitadora
para aquellas personas que sufren un trastorno mental o de la personalidad. Se
ha demostrado que el hecho de potenciar la creatividad de los enfermos
beneficia su estado psíquico. Por otro lado, el seguimiento y análisis de sus
obras permite diagnosticar las patologías que presentan y las características de
su personalidad.
32
Cuando se habla de este tipo de producciones, se ha llegado a decir que
se trata de un arte fuera de lo normal, lo cual implica una dificultad importante
para consensuar una definición, pues una obra de arte no puede ser cuerda o
loca. Simplemente plasma el mundo de su autor, y su calidad depende del
talento creativo del artista.
Según el Psicólogo Calixto Plumed, que es uno de los pioneros de la
utilización de la pintura como terapia en España, y la introduce en 1920 en el
Hospital San Juan de Dios, de Ciempozuelos, en Madrid, los enfermos que
más destacan, tanto en sus inquietudes artísticas, como en la capacidad para
plasmarlas, son los que sufren enfermedades severas, como la esquizofrenia y
las psicosis maniaco-depresivas, así como los individuos adictos a drogas. Con
el juego de colores vivos, luces sombras y líneas, caras desencajadas, dibujos
agobiantes, expresan sus vivencias y su mundo interior.
En su exposición permanente de Arte Psicopatológico, inaugurada en
1958, se representa una gran variedad de temas -bodegones, paisajes,
escenas abstractas, autorretratos, etc.-, así como de técnicas empleadas,
constituyendo un material de gran interés apto para la interpretación de los
expertos, apreciando que, en ocasiones, “se han encontrado obras dignas de
un genio”.
La pintura de los esquizofrénicos es muy rica en símbolos e imágenes,
con profundas significaciones, constituyendo un lenguaje arcaico de raíces
universales. El lenguaje simbólico se desarrolla en varias claves, se transforma
y es transformado.
La gran importancia atribuida a la imagen radica en la posibilidad de que
el individuo exprese a través de ella las experiencias que la trastornan y logre
en parte reorganizar su psiquis. Como decíamos, se trata de un arte rico en
símbolos.
Con las imágenes del inconsciente, las obras de los autores que viven
en su mayoría aislados de la vida en sociedad o en familia, crean sus propios
entornos de comunicación, depositando en ellos lenguajes insospechados. La
carencia de una formación académica enriquece notablemente la individualidad
de cada autor, dando lugar a universos formales que poco obedecen a
convenciones preestablecidas.
Desde que el hombre fue capaz de pensar, se esfuerza en designar a
los objetos que ve. Para aprender las cosas, imagina signos. A fin de poder
nombrar lo que ha aprendido y dibujado, inventa conceptos y nombres.
Descubre símbolos, que resumen los signos y los conceptos, según su
jerarquía funcional.
En Psiquiatría, al examinar los signos y los conceptos que emite un
enfermo, los expertos extraen conclusiones relativas a la persona que designa
y conceptualiza. Visto bajo el punto de vista artístico, Fiedler (1876) supone
que la representación es el medio más importante del que dispone el hombre
para desarrollar su conciencia. Se admitiría entonces que los dibujos rupestres
de los hombres prehistóricos son representaciones del desarrollo de la
conciencia. La psiquiatría analiza la enfermedad como tal, mientras que la
psicología profunda tiende a examinar la enfermedad como fenómeno sufrido
subjetivamente por el paciente.
Además del Kunstforum con su exposición, Leo Navratil, crea en 1981 el
Centro Psiquiátrico Maria Gugging, cerca de Viena, también llamado casa de
los artistas de Gugging, donde viven y trabajan desde hace más de dos
33
décadas un grupo de artistas con trastornos mentales. Este psiquiatra lo funda
al darse cuenta del talento innato de alguno de sus pacientes, que superaba los
parámetros cualitativos de la terapia tradicional del arte. El médico los alentaba
a representar su mundo interior con pinceles y pinturas. De manera instintiva y
espontánea, sin conocimiento teórico o histórico previo, estos artistas
desarrollaron un estilo muy expresivo, fantasioso y a la vez individual y
hermético. Los trabajos que allí se realizan tienen un gran reconocimiento en el
mundo del arte.
34
6.- La Gestalt
Prinzhorn denominaba al impulso artístico como “el sentido
esquizofrénico de la existencia”, tal como aparecía en el arte expresionista
contemporáneo. Por su parte, Freud comenta la relación que existe entre el
juego de los niños y las fantasías de los adultos, siendo éstas una continuación
del jugar infantil. A esto puede agregarse que ambos, juego y fantasía, son
componentes indispensables en toda creación.
La palabra Gestalt significa configuración o forma, y es un movimiento
psicológico que surge en Alemania en las primeras décadas del siglo XX,
teniendo como objetivo básico la investigación de los fenómenos perceptivos y
de aprendizaje.
La teoría de la Gestalt pone el acento en la comprensión del todo antes
que en la acumulación de conocimientos parciales, o lo que es definido como
pensamiento productivo en contraposición al pensamiento reproductivo.
El intento de terapia con Gestalt pasa por distribuir una serie de puntos
en la superficie del soporte, que luego se unirán arbitrariamente con una línea
modulada en consonancia con la tonicidad del sujeto. Las formas que así
aparecen, y que luego se colorean, forman el primer fondo.
Desde planteamientos gestálticos, se propone que los pacientes, a partir
de la aplicación de diversas capas de pintura, tratan de construir un mundo,
armar una historia o plasmar un deseo. Por lo general, las primeras imágenes
que aparecen son hijas de la ansiedad, buscan aplacar la angustia de ese caos
informe, buscan un sentido allí donde el sentido está oculto en una maraña de
colores.
Por esa razón, es necesario desarticular esas primeras imágenes e ir
más allá de ellas, desarmar lo que se armó con un sentido de urgencia, porque
ese ir más allá es, en realidad, un ir más adentro. Porque la memoria nos trae
lo reconocible, pero no podemos quedarnos con lo que conocemos, ni en el
cuadro ni en la vida. Porque sin atreverse no se crece.
La Gestalt tiene por objeto movilizar los recursos del individuo, con el fin
de reestructurar el equilibrio de la persona; se propone trabajar sobre el aquí y
ahora, y establecer relaciones dinámicas entre el comportamiento y las
necesidades, deseos y, carencias; provocando la toma de conciencia de la
realidad que se vive y asumiendo la responsabilidad de sí mismo. La
aceptación es parte fundamental del crecimiento de la persona.
Dentro de la Gestalt coexisten diversos elementos: (1) psicoanalíticos
(expresión verbal altamente emocional de los conflictos psicoanalíticos); (2)
conductuales (atención a la conducta manifiesta); (3) humanistas (crecimiento
personal, visión positiva y optimista del ser humano). Es importante recalcar
que la aproximación gestáltica no es una técnica de arteterapia. Sí que es una
herramienta que le permite al arteterapeuta observar un proceso, atender las
estrategias con las que una persona resuelve sus problemas, cómo se maneja,
los pasos que da, y cómo los da para construir y entrar en relación con ese
mundo que ha creado.
35
7.- Art Brut
En 1945, el pintor Jean Dubuffet inicia una investigación creando el
concepto de “art brut”, que define como “...producciones de toda especie de
dibujos, pinturas, bordados, modelos, esculturas, etc., que presentan un
carácter espontáneo y fuertemente inventivo, que nada le deben a los patrones
culturales del arte, y que tienen por autores a personas oscuras, extrañas a los
medios artísticos profesionales”.
Dubuffet no espera que el arte sea normal. Al contrario, tiene que ser
inédito, imprevisto y extremadamente imaginativo. En un texto de 1948, afirma:
“Entre las obras más interesantes que encontramos, algunas son hechas por
hombres que son considerados enfermos mentales, internados en
establecimientos psiquiátricos. Es natural que las personas privadas de
ocupación y de placeres muestren una mayor tendencia (igual sucede con los
presos) a realizar, por intermedio de una actividad artística, fiestas para su
propio placer”. Se trata de arte que hace referencia a la anormalidad, aunque
no se puede considerar en ningún momento como arte psicopatológico. Para
él, “el verdadero arte siempre procede de estados espirituales muy próximos a
la manía y al delirio”, defendiendo, además, “...que manía y delirio no están
ausentes del psiquismo normal, y que incluso podrían ser considerados su flor”.
Para Dubuffet, la razón y la lógica son imperfectas, y, por ello, muestra
más confianza en estos seres que la sociedad califica como locos
“excepcionales”. Pero no sólo a ellos, ya que, según Dubuffet, cualquier ser
humano puede hacer una obra de arte, siempre y cuando su intención no sea
crear líneas bellas y armonía de colores, sino expresar, de forma mucho más
eficaz que las palabras, los instintos, las pasiones o los sentimientos más
íntimos de un ser humano. De esta forma, “la actividad artística se convierte en
una vía de escape al totalitarismo de las convenciones culturales, aunque sólo
sea en la medida en la que pueda liberarse de las propias convenciones que
han imperado en el ámbito artístico".
De este modo, el arte bruto se opondría a lo que podíamos llamar “arte
cultural”. Los sistemas de representación y las técnicas son de invención
personal. Si los artistas, como Klee, o Gauguin, o Picasso, se enfrentaron a la
cultura en su terreno, para contestar sus normas, los de arte bruto tienden a
eludirla, evitando legitimar sus trabajos frente a los críticos de arte.
En Brasil, la Dra. Nise da Silveira, no estando de acuerdo con los
métodos violentos que se utilizan en la época (electroshock, coma insulínico,
lobotomía), encuentra en la terapia ocupacional un tratamiento diferente para el
esquizofrénico (1946), desarrollando también un estudio sobre el Arte Bruto.
En 1976, en la ciudad de Lausana, se instala el Museo de Arte Bruto. A
partir de entonces, se inicia la formación y la apertura de nuevos museos en
diversos países. Hoy en día reúne mas de 20.000 objetos. Como indica Michel
Thèvoz, crítico de arte y antiguo director del museo, la colección de arte bruto
constituye, por decirlo así, un “antimuseo”, consagrándose a creadores ajenos
al mundo del arte, e inventando, de esta manera, un sistema original de
expresión. Allí se encuentran los cuadros de Aloyse, Carlo Zinelli o Wolfli.
Veamos con más detenimiento estas obras.
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Cuadros de Aloyse
La expresión “arte psicopatológico” es, hoy día, contestada. Por una
parte, la noción de arte es controvertida; por otra parte, la psicopatología y la
psiquiatría, especialmente la esquizofrenia, son puestas en duda.
Podríamos estar de acuerdo en que no se puede llamar arte a cualquier
dibujo inhábil o garabato de un esquizofrénico, por más que estas
representaciones puedan llegar a mostrar o poseer un interés clínico y
fenomenológico. Sin embargo, también parece claro que no se puede negar a
ciertas creaciones artísticas de enfermos mentales su valor artístico.
Aloyse (demencia precoz paranoide): mundo del subconsciente, de la
leyenda y los mitos en los sueños y en los símbolos, lo irracional y lo fantástico,
un mundo al fin que, en Aloyse, está claramente ligado a sus ideas delirantes.
Encuadrada dentro del Art Brut, no refleja en sus obras ningún tipo de
cultura artística. Sus grandes figuras de vivos colores, primero pintadas, y a las
que luego irán siendo añadidos collage y papeles cosidos, representan a tipos
descarnados con órbitas azules en vez de ojos.
Figura 22-1. Destacan los tonos sutiles de amarillo, verde y marrón. Los utiliza
para la representación de familias unidas (casa real de Holanda y Principado
de Liechtenstein), o para temas religiosos (Sagrada familia y Lutero). Existe
majestuosidad. Destaca el adorno refinado del collar de perlas azules en los
cabellos de la princesa.
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Figura 22-4. Su estilo particular se observa en el llenado (relleno u horror
vacui), que se convierte en Aloyse, en un delirio perpetuo y fantástico. La
pareja amorosa está acostada en un lecho en forma de huevo, sostenido por
columnas. Alrededor de la pareja, motivos de mariposas, pájaros, insectos,
máscaras y flores.
Figura 22-6. Sobre el estrave negro del Britannia, una esfinge halada (mujer
inaccesible) con sus cinco senos y seis piernas, domina al hombre, el General
Juin. Aunque el amor entre ambos parece irrealizable, hay una especie de
plenitud y poesía en el dibujo.
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Figura 22-14. Pareja de amantes. Obra tardía de Aloyse. El hombre,
probablemente Napoleón, llevando el bicornio. El peinado de la amante esta
formado por un magnifico pavo real, pájaro que Aloyse reserva generalmente a
la persona del Papa.
Cuadros de Carlo
Wolfli, Aloyse y Carlo, considerados bajo el ángulo de la imagen gráfica,
dan una impresión “loca” de la esquizofrenia, referida ésta al esquema clásico.
De la interpretación de la obra de Carlo, que pasó 27 años internado, se
puede deducir que una de las características de la esquizofrenia es que trata
de dar un sentido al mundo, de construir algo.
Al principio, Carlo, rellena la superficie entera en la hoja con figuras
estilizadas, de una manera caligráfica, con objetos transparentes, y, en
consecuencia, por superposición de imágenes.
Lámina 1.
Cuando descubre el color, rompe con el esquema, y los elementos
típicos esquizoides se atenúan. El color se extiende por el borde de la hoja en
franjas planas, el color atenúa el horror al vacío, y los elementos representados
siguen un esquema interactivo constante. El elemento figurativo (Lámina 2) se
representa según el principio del cuatro o sus múltiplos, son ideas repetitivas.
También se aprecia la repetición de los pájaros, que, en su sentido más
prosaico, hacen referencia a los órganos genitales masculinos.
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Los ejemplos que permiten atribuir este papel estructurador y quizá de
interpretación del mundo, de la repetición cuádruple, son muy numerosos: tanto
para los hindúes, como para los griegos, hay cuatro elementos constitutivos del
mundo; los animales del Apocalipsis son cuatro; cuatro es el símbolo de la
justicia para los Pitagóricos (la tétrada sagrada), cuatro las virtudes cardinales
en Platón; la medicina de Celso y de Vegecio está compuesta por cuatro
sustancias; el nombre del primer hombre, Adán, tiene cuatro letras, igual que el
de la divinidad: Yavé. Hay cuatro partes en el mundo, y cuatro puntos
cardinales, etc.
En un tercer periodo, Carlo, que no poseía suficiente información
cultural, presenta la explosión de la utilización de la escritura como medio de
expresión plástica (Lámina 3).
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La “lectura” de las obras la sitúa dentro del contexto del problema de la
comunicación no verbal en psicopatología. Casos como éste echan por tierra la
teoría de que el “loco” se encuentra incapaz de comunicar y está encerrado en
una realidad inmutable y rígida. Hay comunicación, incluso en el enfermo más
autista. El problema consiste en darles la posibilidad de expresarse y de
permanecer atentos al código que permita comprenderles.
Cuadros de Wolfli
También lo consideran como uno de los más significativos y geniales
exponentes del "Art Brut".
En 1921, Morgenthaler publica su monografía sobre Wolfli, y un año más
tarde Prinzhorn presenta una colección de documentos que hacen cambiar la
investigación científica hacia una nueva orientación: “la psicopatología y la
expresión artística”.
La curiosidad por el “arte de los alienados” experimenta un nuevo
progreso, debido a razones psiquiátricas y al interés pictórico teórico. Los
principios puramente estéticos del arte clásico no son válidos: tal ocurre con el
arte infantil, el arte primitivo o popular, que se caracterizan por la ausencia de
perspectiva, de exactitud de colorido, de anatomía y de detalle (G. Schmidt).
Estas tendencias anti-naturalistas fueron adoptadas por el arte moderno
como posibilidades estilistas. De aquí el interés por el arte de los alienados,
que cobra un nuevo florecimiento. Su intensidad de expresión y su simbolismo
inspiraron sobre todo el surrealismo.
El hecho de que en el arte moderno hayan tenido acceso elementos del
arte de los alienados subraya en particular la diferencia fundamental que existe
entre el arte verdadero y la elaboración de imágenes del enfermo mental.
Además, ¿hay oposición formal entre arte y esquizofrenia?: cuanto más
predominen los elementos esquizofrénicos en la elaboración de las imágenes,
menor será el valor estético, y cuanto mejor sea la composición pictórica,
menos aparentes serán las tendencias esquizofrénicas.
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Lámina 5-3. “La ciudad de Berna”. Se ve la Catedral, las casas, los hoteles y
las montañas. Cara con un antifaz como en todos.
Lámina 5-7. “El jeroglífico”. Forma parte de la decoración de un armario. Es un
estanque con una fuente (tronco poderoso). Se observan pajarillos, hombres
enmascarados, etc.
Lámina 5-9. “La copa de naranja”. Observada de lejos, muestra a una mujer
con las piernas separadas (pajarillos amarillos), encontrándose la naranja en el
lugar de la vulva. Wolfli, a la edad de 12, años quiso abusar de una niña
todavía en la cuna (probablemente, se puede interpretar con fundamento este
simbolismo biográfico)
Algunos aspectos en la obra de Wolfli son realmente sorprendentes:
42
En la forma: aprovechamiento completo del espacio disponible,
concepción plana sin perspectiva, combinación de materiales diversos,
escritura, repeticiones estereotipadas de elementos decorativos.
En el contenido: con posiciones geométricas y decorativas (son
elementos no objetivos), como motivos objetivos: extrañas composiciones
escénicas, paisajes, construcciones arquitectónicas, temas religiosos
groseramente sexuales o agresivos, símbolos abstractos. Estos elementos no
son en modo alguno significativos de esquizofrenia, ya que se presentan en el
arte popular primitivo.
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8.- Arte, locura, genio, enfermedad mental
Sócrates decía: “Si un hombre va a la puerta de un poeta que no ha sido
tocado por la locura de las Musas, creyendo que la técnica sola lo hará un buen
poeta, él y su sana composición nunca alcanzara la perfección”.
Delimitar la frontera entre lo normal y lo patológico en Psiquiatría no es
fácil. En ciertas enfermedades, como la depresión, los trastornos delirantes o la
esquizofrenia, hay criterios diagnósticos claros; pero no ocurre así con los
trastornos de la personalidad, donde los límites no están tan claros, y los
diagnósticos dependen mucho del criterio de cada psiquiatra.
Independientemente de la relación entre arte y locura, existe otro tipo de
artistas desconocidos para el público, cuyas obras están íntimamente
relacionadas con la demencia. Son obras que surgen como producto de una
terapia, o para ayudar a exponer los problemas profundos que aquejan a su
autor.
Es en el siglo XX, cuando se reconoce como verdadero arte la expresión
de la locura, la obra de los dementes. Estas obras siempre sorprenden, ya que
da la impresión de que sus autores son capaces de percibir cosas que los
demás no ven, porque su realidad es distinta.
A través de estas obras, por medio de las denominadas técnicas
proyectivas, que utilizan el dibujo para descubrir los conflictos personales de
los pacientes, o las terapias expresivas, que buscan la posibilidad de
establecer una comunicación no verbal con el paciente, utilizando para ello
medios como pueden ser la pintura, la escultura, el dibujo, la danza, etc., son
utilizadas por el mundo de la psiquiatría.
Este modo de expresión, cuyo objetivo es ayudar al paciente, implica
que, en ocasiones, las asombrosas imágenes que llegan a crear algunos
dementes tienen mucho arte, de ahí que no se pueda afirmar que la locura, en
cuanto a reducción o deterioro de la capacidad mental, sea incompatible con el
arte.
Tanto desde el punto de vista artístico, como desde el psiquiátrico, la
expresión artística del enfermo mental está claramente definida por el tipo de
patología padecida.
El paranoico, en un solo movimiento de su pasión, ama y detesta, desea
poseer y matar; el psicasténico se siente visto, observado, espiado, atravesado
por la mirada de los demás en el mismo momento en el que quiere escapar a la
influencia de los otros, en el mismo momento en el que quiere crear conductas
secretas y sentar su independencia; el esquizofrénico vive en una
ambivalencia, cuya contradicción desafía al lenguaje, y lo obliga a modos de
expresión que le son absolutamente específicos (neologismos, palabras
contaminadas, mímicas, descritas como el “amaneramiento” esquizofrénico).
Las enfermedades lo son de la personalidad toda; en esta medida,
tienen su origen en las condiciones reales de desarrollo y existencia de esta
personalidad, y tienen su punto de partida en las contradicciones de ese medio.
Las dolencias mentales de toda clase producen, de por sí, en la gran mayoría
de los casos, rendimientos espirituales de tipo inferior o negativo, incluso en el
aspecto sociológico; como estimulante de la capacidad productiva en el sentido
genial, actúan sólo excepcionalmente, y bajo constelaciones perfectamente
determinadas, en individuos altamente dotados.
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Un estudio de la Asociación Americana de Psiquiatría, llevado a cabo en
Filadelfia, muestra que las personas sanas ligadas al mundo de la creatividad
tienen más posibilidades de padecer un trastorno mental que las que no tienen
ninguna relación con las artes (poetas 50%, músicos 38%, pintores 20%). En
este marco de referencia, el Dr. Andres Heerlein (Jefe de psiquiatría de Clínica
Alemana) explica que existe una asociación entre proceso creativo y la fase
maniaca de la bipolaridad. “Aumentan la velocidad y capacidad de
pensamiento, se produce lucidez y sensibilidad a los colores, además de ser
una fase de euforia y desinhibición”. Por ejemplo, en Van Gogh y Hemingway,
la mayor producción de sus obras coincide con los episodios maniacos. Con
arreglo a esto, durante el impresionismo, se incluyó socialmente la idea de que
los artistas debían ser -o estar- “un poco locos”.
El final de este estudio indica que el hecho de poseer un trastorno no es
ningún requisito para ser un gran artista, aunque sí que parece incrementar la
probabilidad de que una persona bipolar posea ese fenómeno creativo.
Durante la psicosis, los dibujos que realiza un enfermo son mas
enérgicos, expresivos, y mas típicos en la forma que los realizados antes y
después de la enfermedad. En la fase aguda, el enfermo sólo es capaz de
trazar garabatos. Muestran numerosos rasgos manieristas: formas inquietantes
y grotescas, figuras flotantes, aspectos deformantes, motivos de muerte, del
espejo, de la mascara.
El formalismo, la deformación y el simbolismo son los tres rasgos
principales de la creación esquizofrénica. En general, sólo el 2 % de los
esquizofrénicos es aficionado a pintar. En sus cuadros se puede apreciar la
evolución de su patología: al inicio sus trabajos se caracterizan por la riqueza
cromática, y tienen una lógica temática, pero, cuando sufren la crisis, sus
trazos se van descomponiendo, y el resultado es un dibujo más abstracto e
ilógico; al hacérselo repetir, el dibujo se aproxima al original, y se puede ver su
proceso de curación.
Las experiencias con esquizofrénicos muestran que, aun con dotes
generales y especiales reducidas, son capaces de tener una producción
creadora, pero la calidad del producto artístico está determinada en alto grado
por el talento y la inteligencia. Esto es: las obras de arte reflejan el nivel
intelectual del autor. El talento, la inteligencia y el interés por el arte son
condiciones previas muy importantes para la creación artística. Pero, para la
producción original se necesita además una capacidad especial, la que Navratil
denomina fuerza creadora. Es el don más admirado del artista, ya que, sin esta
característica, es muy improbable que surja ninguna obra genial.
Existen personas que dibujan de manera convencional, y que durante la
enfermedad esquizofrénica producen creaciones extraordinarias y fantásticas.
La esquizofrenia destruye ciertas estructuras psíquicas -estructura del yo-, y
después organiza su reestructuración.
El estilo esquizofrénico se corresponde en todos los detalles con el
manierismo en el arte. En ambos existe una falta de integración entre las zonas
emocional-instintiva y racional-intelectual del ser. Para la categoría de una obra
de arte son decisivos los criterios de la inmediatez, la originalidad y la
perfección técnica (objetividad). Las obras de arte pueden compararse unas
con otras con respecto a cada uno de esos rasgos.
Si intentamos averiguar lo que convierte a un hombre en artista, nos
encontramos con tres condiciones: unas dotes innatas, el acuerdo con el arte y
45
lo propiamente productor: la fuerza creadora. Esta última capacidad, la más
notable, se encuentra también en los esquizofrénicos. “Lo productivo es
diferente del talento. El talento es una capacidad para la imitación, y se
encuentra bajo el control del yo. La fuerza creadora, en cambio, es
independiente del yo consciente. Sólo ella da originalidad. La originalidad es
cambio, dinamismo, variación. A menudo hay en ella algo antisocial, desviación
de las normas, incomunicación, aislamiento. La actividad artística,
precisamente, no está dirigida en lo fundamental por el yo -y el yo para entrar
en contacto con el mundo-, si bien esta meta no se alcanza siempre.” (Navratil).
Cuando los enfermos dibujan libremente en un taller de pintura de un
hospital psiquiátrico, con frecuencia su producción tiene un interés
psicopatológico. Está claro que es excepcional que alguno de ellos cree lo que
se llama “obra”, es decir, un conjunto que posee cualidades estéticas
intrínsecas. Lo esencial es que el enfermo se revele como creador. Esto indica
que no todos los aspectos de la psicosis son negativos. Siempre se pensó que
las expresiones plásticas del esquizofrénico son signos de la enfermedad. Hoy
se sabe que la psicosis puede movilizar, e incluso favorecer singularmente, “las
funciones creadoras fundamentales” del hombre.
Tal como señala Navratil, la expresión fisionómica, el formalismo, el
simbolismo y la deformación constituyen las cuatro “tendencias creadoras
esquizofrénicas”. Tal como se puede apreciar en la siguiente figura, los senos,
el ombligo y las partes sexuales forman una cara (fisionomía). Además, el valor
simbólico del fusil y el aspecto general de la silueta de esta cazadora,
deformada no importa cómo, pero de una manera visiblemente fálica, permite
constatar que las cuatro tendencias básicas ya se encuentran en este dibujo
tan simple.
El término “locura” se aplica más bien a la realidad clínica de la psicosis,
enfermedad mental que habitualmente procede de la estructura psíquica y que
popularmente es muy distinta de la depresión. La locura -dice Jean-Pierre
Brouat- es una cuestión de la naturaleza, mientras que la depresión en un
suceso pasajero. El depresivo es un sujeto tratable, el loco no lo es jamás.
La depresión constituye la fase secundaria de numerosas evoluciones
psicológicas y psiquiátricas: angustia, neurosis, obsesiones, psicosis....El arte
de los locos comienza a despertar interés a finales del siglo pasado, al mismo
tiempo que se desarrolla la psiquiatría. Conceder valor a la expresión de la
locura equivalía en aquel tiempo a admitir la ruptura con la estética clásica.
46
Cuántas veces, al observar dibujos de dementes, se oye decir que “parece un
Picasso”.
Cuando se plantea la medida en la que los dibujos de los dementes
puede servir de ayuda para el diagnóstico de las enfermedades mentales, Rejá
contesta afirmando que la producción artística de estos enfermos no es simple
muestrario de documentos pintorescos, sino que refleja su personalidad y, en
cierta medida, el trastorno mental que padecen. Marcel Rejá (pseudónimo del
Dr. Paul Menier) es un ensayista diletante de las cuestiones marginales. En
1907, escribe un libro: “El arte de los locos: Dibujo, poesía y prosa”.
La enfermedad mental no presupone una creatividad genial. Lo que
ocurre es que a veces coinciden, porque, a menudo, sus manifestaciones
provienen de la misma fuente, como, por ejemplo, la angustia. Si nos referimos
al genio, lo hacemos aludiendo a su personalidad creadora original. El hombre
genial tiene una originalidad que lleva al acto creativo: el genio es creador de
pensamiento, de técnica, de acontecimiento.
En este orden de cosas, conviene recordar que Freud abre el camino del
psicoanálisis buscando las pulsiones primitivas y universales que concurren en
esa genialidad del creador. Los “seres excepcionales” siempre son creadores
(de una técnica, de una idea, de un momento). Este “ser creador” se puede
definir mediante cinco puntos fundamentales: (1) el carácter particularmente
innovador de la obra, (2) una obra que rompe con la de sus contemporáneos,
(3) un reconocimiento público, amplio y duradero, (4) la hipótesis de un aparato
psíquico peculiar, (5) la existencia o no de predisposiciones.
En la personalidad del genio intervienen tres características, aunque
indispensables en el pensamiento original, se transforman en rasgos
patológicos cuando se hacen mas acusadas: obsesión, perfeccionismo y nivel
elevado de energía.
El genio presenta grandes rasgos constitutivos de su naturaleza:
Estructura: existen tendencias particulares que predisponen a las
intuiciones geniales. La transmisión genética de esta aptitud puede deducirse
de la frecuencia de ciertas psicosis en los creadores, los personajes fuera de lo
común y su familia.
Su historia: se observa que el abatimiento depresivo les ronda con
mucha frecuencia. La historia del genio va unida a la historia familiar. Existe
una educación temprana de las aptitudes artesanales.
Su obra: la pintura es una disciplina artesanal que requiere gestos y
tiempo. Es un arte que tiene a su favor el tiempo y el fervor de una escuela. La
historia del arte no esta hecha de neurosis. La pintura y la escultura son
actividades lentas y exigen reflexión. El pintor juega con la duración (Monet
pintó durante 20 años sus nenúfares).
El equilibrio del genio: El control de la pulsión creadora aparece como
el principal factor de equilibrio del genio. El genio presenta a menudo la
asociación de tres condiciones necesarias para su desarrollo: un factor
energético, al que probablemente sea propenso; las aptitudes particulares de
un ambiente cultural; y el azar de los acontecimientos de la vida.
Al hojear una colección de producciones de arte psicótico, sorprende la
rigidez y el envaramiento con que es interpretada la figura humana. Se cree
que en las creaciones figurativas de los esquizofrénicos rara vez se encuentran
rostros humanos representados de tal modo que se puedan entender; no
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proporcionan una clave del talante o personalidad, ni de sus rasgos, por lo que
no invitan a la identificación.
Aunque la obra del psicótico es parte de la magia misma, la del artista
normal no carece de magia. También éste trata de dominar al mundo, y en su
creación se corporiza algo de la creencia mágica. Pero la diferencia resulta
clara en ambos terrenos: primero, el artista normal crea, no para transformar el
mundo exterior, sino para describirlo a otras personas sobre las cuales desea
influir; segundo, la tarea de la producción tiene un significado realista definido.
El artista progresa mediante el ensayo y el error: aprende. Y sus modos de
expresión cambian, o su estilo se transforma. El artista psicótico crea con el fin
de transformar el mundo real: no busca un público, y sus modos de expresión
permanecen inmutables en cuanto el proceso psicótico ha alcanzado cierta
intensidad.
Post, del Bethelem Royal Hospital, Londres, en 1994 reconoce que se
encuentran múltiples casos de trastornos psiquiátricos severos en una muestra
de 291 genios de otras épocas. Igualmente, en un estudio reciente y
retrospectivo sobre el Jazz americano (comprendido entre 1945-1960) y sobre
40 músicos todos fallecidos, el Dr. Wills llega a la conclusión de que algo más
de la mitad, en algún momento de su vida, tuvieron contacto con la heroína, un
25 % eran dependientes del alcohol, y otra parte sufría depresiones
ciclotímicas, ingresos psiquiátricos, suicidios, demencias por drogas. El aspecto
nuevo de este trabajo es que se detiene en una variable nueva en este tipo de
estudio: la búsqueda de sensaciones (consumo de drogas, vida disoluta, etc.)
Actualmente todos los expertos parecen estar de acuerdo en que, salvo
en el caso de los psicóticos, que sí pueden crear en pleno delirio, la angustia
de la locura lo paraliza todo en las crisis agudas de la enfermedad mental.
8.1.- Pinturas de enfermos depresivos
De una manera más o menos clara, la depresión psíquica presenta,
además de una tonalidad afectiva opresiva, triste y ansiosa, una inhibición del
pensamiento y de la ideación, una dificultad en tomar una decisión o cambiarla,
y una falta de motivación. Por estas razones, es bastante difícil encontrar una
creación artística abundante. Por regla general, los individuos depresivos no
son capaces de pintar más que después del desarrollo de la tonalidad afectiva
primordial. En sus creaciones artísticas escogen colores sobre todo negros,
oscuros, grises, plasmándolos sobre rasgos de carácter infantil.
Los paisajes son lúgubres, opresivos, muertos; los árboles están
desnudos, prefieren reflejar ambientes referidos a temporadas invernales
tristes. Las imágenes representan espectáculos mortuorios, cruces, catástrofes,
pájaros negros. Con estos temas se observa una impulsión al suicidio.
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Cuadro 13-1-1: El camino es estrecho, sin salida, y simboliza una situación sin
salida.
Cuadro 13-1-2: La cruz simboliza tendencia al suicidio.
Cuadro 13-2-3: El puente recuerda todavía la tendencia al suicidio. La paciente
explica: “Noche de luna fría, el puente atraviesa el Rhin. Tengo miedo de
tirarme al pasar sobre el puente. El Rhin, que en otras circunstancias amo
tanto, se me aparece como una serpiente al acecho”.
Cuadro 13-2-4: El camino continúa. Los árboles son todavía solitarios y áridos,
sin embargo, se comprueba un despertar de la naturaleza con tintes mas vivos.
Esto es: conforme disminuye la depresión, empiezan a aparecer colores
más claros. El invierno se transforma en primavera, la noche da paso al día.
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Este cambio cromático puede representar una buena estrategia para evaluar la
evolución de la depresión y de los tratamientos empleados.
Cuadro 13-2-5: Camino que conduce hacia arriba. Las casas simbolizan el
sentimiento de seguridad.
Cuadro 13-3-6: La salida del sol refleja la esperanza, y los colores se hacen
más luminosos, despareciendo totalmente los tonos sombríos.
En el caso de la depresión, podemos establecer algunos matices
diferenciales que nos parecen de interés. Por una parte, cabe hablar de la
depresión endógena, que tiene connotaciones psicóticas, y sobreviene con
frecuencia como una fase de la psicosis maniaco depresiva. Por otra parte,
está también la depresión reaccional, considerada como psicógena o
neurótica, que sobreviene como reacción a un traumatismo psíquico. En tercer
lugar, cabe también referirnos a la depresión agitada, la cual, con bastante
frecuencia, es el resultado de una reacción psicótica de involución.
Los síntomas más característicos pueden ser categorizados en tres
grupos: (1) los síntomas depresivos verdaderos (trastornos del sueño, seguidos
de un pronto despertar, las alteraciones en el curso del día, la indiferencia, la
tristeza, el sentimiento de culpabilidad); (2) los equivalentes depresivos, que
pueden afectar tanto al aspecto somático como al psíquico (comienzo con una
neuralgia facial, por un prurito, o por accesos agudos de ansiedad sin causa
aparente); (3) los síntomas depresivos concomitantes, que pueden aparecer en
un proceso esquizofrénico, en la demencia paralítica o en los trastornos
caracteriales. No obstante, también pueden aparecer asociados a, o como
consecuencia de, otras enfermedades o trastornos de distinta gradación y
severidad, como una gripe, un proceso de arteriosclerosis, etc.)
La expresión pictórica de una persona deprimida es muy extensa:
tristeza, temor, angustia, desánimo, aflicción, aburrimiento, opresión,
abatimiento, soledad, etc., por nombrar algunos de sus términos. En sus
dibujos, que traducen su estado de ánimo, aparecen por ejemplo árboles sin
50
raíces, plantados sobre un suelo desértico, tumbas, cruces, cementerios, cielos
negros. Además, cuando la depresión va acompañada de ansiedad, aparecen
dibujos representando situaciones amenazantes, como un naufragio (Foto 1), o
como una reacción de pánico (Foto 3).
Foto 1: Expresa el miedo de la mujer a punto de arruinar su vida. El barco que
se aproxima a las rocas representa sus síntomas y sus temores crecientes.
Foto 3: Reacción de pánico. La paciente está amenazada por el pez,
sumergida por la ola y oprimida por el cielo.
Otras veces, el dibujo nos hace sentir un grito desgarrador de socorro, el
abandono de un niño en la soledad. O, incluso, hace referencia a escenas que
ilustran tentativas de suicidio: un dibujo puede expresar la amenaza directa o el
deseo oculto de suicidarse, y puede también revelar al paciente el sentido de la
muerte (lámina 11).
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Lámina 11: Inversión esquizofrénica. Un cadáver flotante, la quilla de un barco
y un puente visto desde el fondo del agua. Tentativa de suicidio. Joven de 17
años. Esquizofrenia.
8.2.- Pinturas de enfermos esquizofrénicos
Algunos de los aspectos que llaman la atención en la expresión de las
personas que sufren esquizofrenia se refieren a lo siguiente: (1) una marcada
tendencia a lo geométrico -frecuentemente explicada como expresión del
esfuerzo de reestructuración del mundo interior desintegrado-, (2) una pérdida
de representación perspectivista, con un marcado decantamiento a la creación
de formas ilusorias, (3) el contenido bizarro, como manifestación de una
vivencia anormal, (4) los motivos escultóricos y pictóricos de grosera
sexualidad, (5) la combinación de seres animales y humanos.
Veamos, de forma breve, la interesante historia y evolución de un
paciente esquizofrénico a través de sus representaciones pictóricas. Se trata
de una persona que ingresa a la edad de 27 años, con el diagnóstico de
esquizofrenia paranoide. Es un individuo con una gran vocación, aunque con
un muy escaso aprendizaje en materia de pintura. No obstante, se puede
apreciar que la calidad de sus obras es muy apreciable durante los episodios
de psicosis.
Durante los primeros años de la enfermedad, esta persona manifiesta
incapacidad, y, posteriormente, dificultad para producir obras. Los cuadros que
llegó a producir poseen un marcado contenido patológico, aunque la mayoría
de ellos posee un gran valor artístico.
52
Cuadro 1: Cabeza de mujer rubia, con una ambigüedad en la sonrisa y una
imprecisión de los límites de la cabellera y el fondo.
Cuadro 4: Gitana con velos. La significación psicopatológica consiste en la
deliberada oscuridad del cuadro, que durante su ejecución fue en aumento,
precisamente en contra de las suaves sugerencias que le hacían de aclararlo.
Se trata de una manifestación de negativismo activo.
53
En otras representaciones pictóricas, se puede constatar que aparecen
criaturas pertenecientes a un mundo deshumanizado. Habitualmente, se
estudia, por una parte, la naturaleza y el grado de influencia de la enfermedad
mental sobre la expresión artística, y, por otra parte, los mecanismos por los
cuales el arte, como medio terapéutico, está en situación de aliviar los síntomas
de una enfermedad mental existente.
Lámina 4: “El matrimonio”. En este dibujo, el autor está intentado encontrar la
razón del divorcio de sus padres. “En el matrimonio, la mujer es incapaz de
escapar a las peticiones del gigante árbol masculino”. De este comentario se
podría sacar la conclusión de que John había simpatizado con su madre pasiva
y débil. Sin embargo, la expresión gráfica revela su odio inconsciente hacia su
madre, por la representación de un rostro feo, un cuerpo desfigurado y
repulsivo, soldado al árbol (el marido). El aspecto dramático de esta pareja
deshumanizada queda incrementado con la existencia de un fondo negro y un
cielo azul sin profundidad.
Otra característica digna de mención en los dibujos y pinturas de
pacientes esquizofrénicos tiene que ver con la plasmación de imágenes
realizadas por niños que sufren la enfermedad. Durante la observación
diagnóstica, o la psicoterapia, de los dibujos presentados por niños enfermos,
las características de dichas pinturas representan una vía muy útil en los
planos del propio diagnóstico y del pronóstico de la enfermedad a lo largo del
tiempo. Con bastante frecuencia, nos produce asombro la intuición genial del
autor en la elección de un determinado contenido o título de la obra. En otras
ocasiones, nos produce sorpresa e interés constatar el valor significativo
absoluto de alguna parte de la composición, de un color, de un enfrentamiento
cromático, de algunas líneas. Incluso, en ocasiones, llegamos al sobresalto al
descubrir la aparición repentina de una emoción desconocida hasta entonces y
pergeñada a través de la “invención” de un medio técnico nuevo.
54
Lámina 5: Se trata de un niño débil mental, con una enfermedad neurológica
incurable. En esta pintura reaparece la primavera, vuelve el sol para calentar y
determinar la floración. Para este chico, la historia de su vida no puede
desarrollarse más que en dirección al pasado. A la derecha, donde para otros
habría un porvenir, hay un árbol, más desnudo y sombrío que sus compañeros,
que situados a lo largo de una línea de terreno descendente se presentan
mezquinos y ruines. Completamente a la izquierda, el peregrino, cargado con
un gran saco y enorme bordón, se vuelve y se pierde en su pasado, inclinados
los ojos sobre el último rayo de sol.
Lámina 8: La división de la cara en superficies de color, y colores que están
llenos de significación simbólica, se hace por medio de líneas fracturadas, que
podrían estar sugeridas por la pintura moderna, como, por ejemplo, en la obra
"las señoritas de Avignon" de Picasso, y, sobre todo, por Jawlensky. La
pequeña cabeza de la parte superior de la lámina, hace pensar en un signo
55
abstracto, tal como se encuentra en Klee. No obstante, queremos reseñar que
el pintor es un niño de 11 años.
Estas dos láminas parecen relevantes, pues podrían ser consideradas
claramente expresionistas, en el sentido de que, tanto por su estructura, como
por la elección de los colores, se aproximan a la pintura llamada expresionista
en el primer decenio del siglo XX. No obstante, en nuestra modesta opinión, lo
que tiene realmente importancia es que esta clase de expresiones se nos
presenta como un “mensaje embotellado” simbólico que nos confía su autor, y
es aquí donde hay que saber recogerlo y descifrarlo para conocer el concepto
que el niño tiene de sí mismo y del mundo que le rodea, la imagen de su
sufrimiento, el fondo de sus temores, la intensidad y orientación de sus fuerzas
de salvación, las posibilidades efectivas de curación y los caminos más
oportunos para conseguirla.
En suma, si hablamos de genios reconocidos, dejando aparte el arte
abstracto y surrealista, siguiendo la trayectoria de su pintura, podemos
identificar ciertos fenómenos patológicos que se manifiestan sobre todo cuando
se asocia una enfermedad que afecta a su estado de ánimo, oscilando entre la
tristeza a la exaltación o manía. Permítanme la referencia a algunos de los
pintores que alcanzaron la gloria con su trabajo.
En el caso de Goya, podemos observar el carácter depresivo, cuando
plasma el mundo de lo irracional en su época negra (afectado por la guerra, y
una sordera que le llevó al aislamiento y la soledad). Por el contrario, en otras
épocas, pinta con colores cálidos y vivos, con una temática alegre y agradable.
El profesor Alonso-Fernández dice que “resulta perfectamente inteligible
la existencia de un amplio contingente de enfermos depresivos en los que la
depresión no se traduce en una supresión de la actividad creadora, sino en una
transformación de su arte, dando lugar a la producción de obras que se
encuentran inundadas de vivencias mortificantes, negras y desoladas,
cualidades de la llamada tristemania”.
En el caso de Van Gogh, de quien podríamos decir que se trata del
mayor ejemplo del binomio genio y locura, y su obra la mejor muestra que
puede nacer del desequilibrio, se ha especulado mucho, y muchas veces de
forma contrapuesta, acerca de la tipología de su enfermedad. Se habla de
esquizofrenia, psicosis maniaco-depresiva, tendencia a la automutilación,
agresividad, trastornos relacionados con la epilepsia y alcoholismo. Lo que sí
es innegable es la irregularidad de su conducta y estado de ánimo, que llegan a
desembocar en el suicidio. Cuando se trata de la época en la que pinta mucho,
utilizando colores muy vivos, se habla de la enfermedad bipolar. Cuando se
refieren al autor en términos de epilepsia, se alude a que las vivencias que
relata Van Gogh en sus cartas representan una suerte de “aura” que, en
muchos casos, precede a un ataque epiléptico.
En 1888, se opera un cambio coincidente con el comienzo de su
psicosis. Pinta más cuadros entre 1888-1890 que en todos los años anteriores.
De por sí, la esquizofrenia no es creadora, pues son muy pocos los
esquizofrénicos que coinciden con esta cualidad. La personalidad o las
facultades creadoras ya existen en el individuo esquizofrénico antes de
desarrollarse la enfermedad, aunque se encuentran mucho más atenuadas que
cuando aparece ésta. En el caso de Van Gogh, ya existe previamente una
maestría técnica y una experiencia artística de más de diez años de labor
56
pictórica, estando estrechamente vinculadas a toda una vida consagrada a
enriquecer su mundo interior.
Si suponemos que existe una correlación estrecha entre el cambio de
estilo y el desarrollo de la psicosis, existe pues una coincidencia cronológica
entre ambos estilos. Lo lamentable es que no existe esa cronología exacta. Los
datos sobre los cuadros se refieren a la fecha del año. incluso con dudas entre
dos años.
En el caso de Dalí, quien llegó a autodefinírse como un paranoico, fue
un excelente dibujante, que manejó los elementos de la figura con suma
precisión y a voluntad. Se le juzgó bajo conceptos psicoanalíticos, de los que
se burló en muchas ocasiones, mientras que, en otras tantas, se aprovechó y
jugó con ellos. Decía: “…debo ser el único de mi especie que ha dominado y
transformado en potencia creadora, gloria y jubilo, una enfermedad mental tan
grave”.
En el caso de Munch, se ha llegado a especular que toda la angustia
que presenta en casi toda su obra se debe a la dramática experiencia de
presenciar la agonía y muerte de su madre cuando era niño. La frase: “no pinto
lo que veo, sino lo que vi” tiene un significado con interpretación gratuita. A
Munch le interesa lo que se puede captar por medio del espíritu, no a través de
los sentidos. La obra “El grito” ha sido frecuentemente considerada como el
primer cuadro expresionista. Su fuerza expresiva se debe en gran medida a las
técnicas y efectos pictóricos empleados, y se hace patente en la estridencia del
colorido y la sinuosidad de las líneas. La escena en general, y en especial la
figura que aparece en primer plano, han sido dibujadas de manera grotesca.
Los colores tienen una consistencia irreal. La fuerza demoledora del motivo lo
proyecta a nuestra época, demostrando la vigencia del tema.
57
9.- Conclusión
A modo de reseña final, nos gustaría enfatizar algunos aspectos que, al
menos así lo estimamos, poseen cierta relevancia.
Fuera de la creación artística propiamente dicha, el proceso creador se
lleva a cabo en todos los terrenos de la actividad humana.
Cuando la idea que rige los actos de una persona es patológica, se
altera la interpretación de la realidad y el contenido del pensamiento. En este
caso, si no se produce un deterioro en la personalidad, y no hay dificultad en
las relaciones interpersonales, la patología puede pasar inadvertida al
espectador no experimentado (aunque, en ocasiones, esta peculiaridad no
detectada puede dar lugar a consecuencias graves: recuérdese el caso de
Adolfo Hitler, de quien, al analizar su “obra”, se ha llegado a decir que sufría un
delirio paranoide). El sujeto está convencido de que su modo de proceder es el
justo y único valido, aunque conlleve el sufrimiento de otros.
Quizá, la pintura, debido a su inmediatez, sea la actividad artística que
ha dejado testimonios más impresionantes de esa cara oscura del devenir de
los hombres, mostrándolos unas veces, y atenuándolos otras, siempre con los
juegos y las combinaciones de la luz y del color.
La ciencia médica y el entorno que rodea a la enfermedad han sido
protagonistas vivos de esta cruel realidad, y un sinfín de imágenes plasmadas
en los lienzos constituyen una brillante galería ilustrada de la patología
humana, en la que el artista, quizá sin proponérselo, se convierte en mensajero
de un rico y útil legado para conocer nuestra historia pasada.
No obstante, el hecho de examinar la producción gráfica del enfermo, no
significa que se renuncie al empleo de todos los criterios objetivos disponibles
en la investigación científica. La consideración de los gráficos, dibujos, pinturas,
etc. debe ser entendida como una vía más; como un instrumento de notable
eficacia para establecer el diagnóstico de una alteración y para seguir la
evolución de dicha alteración a lo largo del tiempo.
Hoy consideramos el arte figurativo como una actividad organizada y
típicamente cultural (como la poesía, la literatura o la música). Pero, el arte
crea un material, la imagen, y ésta es en todo caso el producto del espíritu
humano; gracias al arte, la imagen subjetiva se hace objetiva, comunicada y
valorizada. Por esa razón, entre otras, los expertos en medicina, en salud y en
conducta están convencidos de que la manifestación figurativa es importante
para el diagnóstico y la terapéutica.
En general, los artistas expresan sus estados emocionales que,
sustancialmente, no son apenas diferentes de los dibujos infantiles. Han vivido,
y lo expresan en la claridad de su forma artística, situaciones y experiencias
con connotaciones de estado de angustia existencial. Ese mismo estado
aversivo, y muchas veces desquiciante, es el que hace que algunas personas
no sean capaces de manejar bien las consecuencias negativas del mismo,
llegando a engendrar alguna forma de disfunción, trastorno o enfermedad, que,
casi siempre, puede ser considerada como una suerte de llamada de socorro,
una petición de ayuda.
Aunque el médico utilice la expresión gráfica como medio o ayuda para
el diagnóstico o terapéutica, no debe olvidar nunca que, mediante una
comparación continua de estos dibujos y pinturas con las formas históricas de
58
expresión pictórica y sus significaciones, podría llegar a descubrir su sentido y
sacar las deducciones necesarias para su misión curativa.
Aunque venimos hablando de genios a lo largo del presente trabajo,
seguimos formulándonos la pregunta sobre qué sea un genio. En este marco
de referencia, si observamos la autocomplacencia con la que determinados
profesionales del espectáculo se autodefinen como artistas, o se suben al carro
de la cultura, proponiéndose desvergonzadamente como intelectuales, o como
la élite de nuestra sociedad, no tenemos más remedio que admitir que
asistimos a una devaluación del concepto de artista, intelectual o de personaje
de la cultura. Así es, y así hay que decirlo. Siguiendo con este argumento, no
nos puede sorprender que dentro de unas décadas, en la relación entre
psicopatología y creatividad, se estudie a estrellas de culebrones, directores de
cine muy simpáticos, o incluso concursantes de ciertos programas televisivos
en los que prima la grosería, el morbo, la intimidad observada, etc.
Vallejo Najera padre, en su libro “Locos egregios”, ya comentaba las
clásicas aportaciones de Lombroso, para quien el genio era una especie de
epiléptico -que era el diagnóstico de moda en aquella época, del mismo modo
que podríamos referirnos hoy a la esquizofrenia. ¿No podría añadirse ahora, en
los albores del siglo XXI, una referencia análoga al trastorno bipolar?
Actualmente, todos los expertos parecen estar de acuerdo en que, salvo
en el caso de los psicóticos, que sí pueden crear en pleno delirio, la angustia
de la locura lo paraliza todo en las crisis agudas de la enfermedad mental.
No nos gustaría concluir nuestro trabajo sin exponer los comentarios
expuestos por el Prof. Guy Roux, Presidente de la Asociación Internacional de
la Psicopatología de la expresión. A grandes rasgos, Roux sostiene que el
panorama de la psicopatología de la expresión, tal como podemos
contemplarlo desde el observatorio que son los primeros años del siglo XXI, no
representa ningún paisaje tranquilo. Más bien, al contrario. En efecto, da la
impresión de perfilar un itinerario de aventuras y vicisitudes, consecuencia clara
de las primicias discretas y lejanas que pueden ser identificadas de manera
retrospectiva a partir de los contactos que realizaron las sucesivas
vanguardias, entre las que se encuentran el psicoanálisis y el surrealismo. A
ello le podemos añadir la influencia, modulación, incluso determinismo en
ocasiones, que han tenido las dos conflagraciones mundiales, con sus
connotaciones y consecuencias en todos los planos de la vida, individual y
social.
"El arte de los locos" fue objeto de un enfoque confidencial,
condescendiente y algo divertido. A pesar de las numerosas y acerbas
polémicas, las provocaciones, las exclusiones y los apasionados debates,
experimentó un auge importante que, al menos en primera instancia, era algo
imprevisible, Se evadió del entorno asilar en el que se confinaba, saliendo a
conquistar su rango en los cimacios de las exposiciones y los museos, hasta
que logró disfrutar del estatuto de arte total.
Como quiera que todos estamos expuestos a experimentar la locura;
como quiera que, en cierta medida, y al menos una vez a lo largo de nuestra
vida, todos llegamos a experimentar la locura; quizá, lo verdaderamente
interesante y adaptativo consista en hacer compatible la locura con la sociedad
en la que se inserta ese individuo.
Es un reto. Así nos gustaría que fuese considerado nuestro modesto
trabajo: más que una conclusión, como una especie de puerta abierta que
59
estimamos conviene traspasar, para seguir investigando en un campo
complejo, difícil y sombrío, pero apasionante, prometedor y beneficioso: El arte
y la locura.
60
Bibliografia
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