Lineamientos de la política criminal ambiental en México

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Lineamientos sobre una política criminal
ambiental en México
Conferencia Nacional de Procuración de Justicia
Comité Técnico de Investigación Científica y Criminal
Antes Comité Técnico de Homologación, Eficiencia, Cobertura y Respuesta
Grupo de Trabajo sobre Delitos Ambientales
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ÍNDICE
1. Diagnóstico sobre el marco institucional y sustantivo aplicable a los delitos
ambientales previstos localmente en México.
p. 2
1.1. Consideraciones generales
p. 2
1.2. Diagnóstico sustantivo e institucional de los delitos ambientales del fuero común, por
cada entidad federativa
p. 5 – p. 35
2. Propuesta de lineamientos sobre política criminal ambiental
p. 36
2.1. Concepto y aspectos relevantes de la política criminal
p. 36 – p. 37
2.2. Justificación y alcances de una política criminal ambiental
2.2.1. Breve visión sobre la política criminal ambiental nacional
2.2.2. Alcances de una política criminal ambiental
2.2.3. Diagnóstico y lineamientos mínimos de una política criminal ambiental en México
p. 38
p. 38 – p. 44
p. 44 – p. 47
p. 47 – p. 49
2.3. Órganos y sectores involucrados en la elaboración e implementación de
lineamientos básicos sobre política criminal ambiental
p. 50 – p. 51
2.4. Propuesta de lineamientos para la formulación de una política criminal ambiental
p. 51 – p. 59
2.5. Propuesta de criterios político-criminales para armonizar la regulación local de
delitos ambientales
p. 59 – p. 64
2.6. Recomendaciones sobre la regulación de delitos ambientales, por categorías
p. 64 – p. 70
3. Conclusiones
p. 70 – p. 71
4. Fuentes de información
p. 71 – p. 73
ANEXO 1. Principales categorías de delitos ambientales regulados localmente
p. 74
ANEXO 2. Propuesta de tipificación modelo para los delitos ambientales del fuero común
p. 75 – p. 89
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1. Diagnóstico sobre el marco institucional y sustantivo aplicable a los delitos
ambientales previstos localmente en México
1.1. Consideraciones generales
Al analizar integralmente el marco jurídico de los delitos ambientales estatales, así como los
supuestos de delitos urbanísticos, relacionados con los primeros, se detectaron diversas
problemáticas similares, que son un factor común en todo el país y que sería prudente
considerarlas al efectuar las eventuales adecuaciones legislativas sobre el particular:
a. Ubicación de los delitos ambientales. La tendencia nacional es a regular este tipo de delitos
en el Código Penal y no en las Leyes Ambientales; por eso, se recomienda que, al realizar
eventualmente una adecuación legislativa sobre el tema, se trasladen los tipos penales de la
Leyes Ambientales a los Códigos Penales estatales, debiendo también eliminar disposiciones
de procedibilidad o aspectos de peritajes ambientales de las Leyes Ambientales y trasladarlos,
igualmente, al Código Penal, en un apartado sobre disposiciones generales. Caber señalar que
en estos ordenamientos, la tendencia general es prever dentro de un Título específico, los
delitos ambientales.
b. Falta de consistencia en la nomenclatura de los delitos ambientales y en su clasificación. No
existe uniformidad sobre cómo denominar a estos ilícitos, pues mientras algunos ordenamientos
se refieren a ellos como “delitos ambientales”, otros hablan de “delitos contra la ecología”, o
incluso se hace referencia a los “delitos contra el equilibrio vital de la naturaleza”. Por lo tanto,
por técnica jurídica y por uniformidad, se sugiere designar a estos delitos como “delitos
ambientales”, de manera uniforme, y que estos se clasifiquen en diversas categorías: delitos en
materia de contaminación (delitos grises), los relacionados con la protección de la vida silvestre
(delitos verdes), en su caso, y los delitos contra la gestión ambiental, cuyo bien penalmente
tutelado genérico es, al igual que los otros delitos, el ambiente, aunque de manera más directa
y específica, estos delitos buscan la observancia de las normas administrativo-ambientales así
como el cabal funcionamiento de las instituciones públicas en materia ambiental. Igualmente,
cabe señalar que no está de más incluir un apartado de “disposiciones generales”, que clarifican
las reglas específicas que se aplican en este tipo de delitos.
c. Irregular señalamiento de reglas comunes a los delitos ambientales. Se considera pertinente
incluir dentro de los Códigos Penales, un apartado de “disposiciones generales” para la
aplicación de este tipo de ilícitos. También es importante reconocer que existen características
muy particulares en los delitos ambientales, y por eso no es un capricho legislativo sino un
ejercicio responsable de técnica penal, que se establezca, en un apartado normalmente al final
de los delitos ambientales, los aspectos que sería conveniente considerar como reglas
específicas: si el delito es perseguible de oficio o por querella de una autoridad ambiental, las
penas y medidas de seguridad, la reparación del daño, los supuestos de disminución o
inaplicación de la pena para primodelincuentes menores, los tipos ambientales que pueden
sancionarse cuando se cometan culposamente, un glosario de los principales conceptos
empleados o relacionados con la integración de un delito ambiental, etcétera.
d. La salud como un bien penalmente tutelado. Este bien jurídico es tutelado en la mayoría de
las entidades federativas se contempla como un bien tutelado dentro de los delitos ambientales,
situación que se considera que no debe seguir, pues además de que la salud humana ya es
motivo de protección en los delitos contra la vida y la integridad corporal, el incluir a la salud
humana en esta categoría de bienes protegidos por los delitos ambientales, refleja una visión
antropocentrista de la protección penal del ambiente, no así una perspectiva global y
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sustentable, donde además del bienestar del hombre, se busca la permanencia misma del
planeta y la preservación de todos los seres.
e. Tipos ambientales de resultado, de peligro concreto y de peligro abstracto. No existe un
criterio homogéneo en el país, pues cada entidad federativa sigue un modelo distintos sobre
cómo plantear los delitos ambientales. En los delitos de contaminación (por olores, ruido,
vibraciones, energía térmica o lumínica, etc.), la práctica nos muestra que la hipótesis de
resultado, es una camisa de fuerza jurídica, puesto que se hacen inaplicables estos delitos, en
razón a que el carácter difuso de los delitos ambientales no sólo se refiere a la titularidad de su
protección, sino también a la dispersión de los daños. No sobra que aunado a la exigencia de
un resultado material (daño ambiental, por lo general), se maneje también la hipótesis de peligro
(con riesgo de); incluso, habrá casos en los cuales, dependiendo del criterio que cada
Legislatura Local o que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal consideren, bastará la mera
hipótesis de riesgo abstracto, donde no sea ni siquiera necesario efectuar un estudio técnico
para determinar el posible daño al ambiente generado como resultado de una conducta, sino
que la sola realización de la conducta, resultará peligrosa para el ambiente y bastará su
actualización en el mundo fáctico para la imposición automática de una sanción penal.
Aunque la regulación de los delitos de peligro abstracto no es del todo deseable en los Estados
democráticos de Derecho, este es el caso del régimen de las actividades riesgosas, por lo cual,
sin abusar de la figura de la tipificación de estos delitos, bien pudieran homogeneizarse criterios
para adecuar legislativamente la redacción en estos supuestos: si se sabe el peligro que en
todos los casos, en todo el país, representa que en la vía pública se dé el trasiego de gas de
una pipa a otra o de una pipa a un vehículo que lo use como combustible, la mera realización
del trasiego sería suficiente para que actúe el Derecho Penal Ambiental, sin necesidad de que
tengan que darse explosiones, personas muertas ni daños ambientales.
En otro ejemplo, en los delitos de contaminación, como la proveniente de olores, es muy común
en los delitos ambientales tipificados localmente, exigir demostrar una afectación al ambiente o
a uno de los elementos de un ecosistema por dicho olor, lo cual resulta en la práctica poco
menos que imposible y terminan por ser letra muerta, siendo que la mera molestia de las
personas ante un olor desagradable, afecta su derecho a un ambiente sano, por sí mismo, sin
necesidad de demostrar afectaciones o daños a la salud o al ambiente. Así, en los delitos
ambientales, es válido el uso –no el abuso- de los delitos de peligro abstracto, y en los demás
casos, se recomienda contemplar tanto la hipótesis de resultado como la de peligro concreto
(causando un daño o peligro a…), considerando que en algunas regulaciones, si se acredita
sólo el peligro, la penalidad será menor que si se da un resultado dañoso.
f. Persecución de oficio y libre presentación de denuncias. En los delitos ambientales es
deseable, como ya se ha mencionado a lo largo del presente estudio, que se persigan de oficio
y que, como consecuencia, no se requiera una querella de una autoridad sino que cualquier
persona, física o moral, pública o particular, pueda presentar la denuncia respectiva. Ésta es
una problemática generalizada pues en muchos casos las normas obligan la querella de una
autoridad y en otros casos son omisas o remiten a una ley ambiental local para conocer este
requisito de procedencia.
g. Facultades de las autoridades ministeriales. Aún conociendo el ministerio público que el daño
ambiental puede avanzar si no se toman medidas, sus facultades están limitadas o acotadas y
dependerá de instancias ambientales gubernamentales o académicas, para frenar el deterioro
ambiental, siendo que sería de suma utilidad que existieran armas para que la autoridad
ministerial actuara con prontitud y oportunidad. Así, en todos los casos, se sugiere que en el
apartado de disposiciones comunes o generales, dentro del Título específico de los Delitos
Ambientales, se dote expresamente de facultades al ministerio público para que pueda ordenar
la demolición, modificación o suspensión de una obra o construcción, según corresponda.
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h. Remisión a reglamentos, normas técnicas, autorizaciones, licencias y otros actos
administrativos. El principio de legalidad en materia penal, ubicado en el tercer párrafo del
artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se refiere a que un
delito debe estar tipificado en una ley en sentido formal y material, lo cual no es sólo un
capricho del Constituyente, pues las leyes están elaborados por los representantes directos del
pueblo. Incluso, bajo esta misma premisa, no será sólo la tipificación, sino la integración misma
de un delito, la que deba basarse en elementos contenidos en Leyes, no en reglamentos,
normas técnicas o ninguna otra disposición emitida por órganos distintos al legislativo; esto
tiene su razón de ser, precisamente, en la división de poderes como un principio fundamental de
un Estado democrático de Derecho. En tal virtud, la redacción de múltiples tipos ambientales, en
relación con reglamentos, normas técnicas y actos administrativos (autorizaciones, licencias,
permisos, etc.), pudiera vulnerar el principio de legalidad, desde la tipificación misma del delito.
Lo anterior no significa que para integrar un delito ambiental no se pueda recurrir a un
reglamento o a una norma técnica, sino indica que se deben efectuar consultas a las
autoridades ambientales, quienes por supuesto fundarán sus opiniones en leyes, reglamentos,
normas técnicas y demás disposiciones administrativo-ambientales, que plasmadas en un
documento público emitido por la autoridad respectiva, darán el debido soporte a un elemento
del tipo. Este esquema contribuirá a eliminar la discrecionalidad en la interpretación de un
órgano ministerial sobre una norma ambiental distinta a una ley en sentido formal y material.
En otro aspecto de la accesoriedad administrativa, también habrá que considerar que las leyes
administrativas, en algunas ocasiones, podrán establecer principios ambientales que sirvan
para un mejor entendimiento de los tipos penales en la materia así como de los bienes tutelados
de manera concreta.
i. Delitos urbanísticos. Los delitos urbanísticos son cada vez más comunes, localizándose en un
apartado específico o de manera aislada en algunos Códigos Penales. Entre estos delitos
destacan las lotificaciones, asentamientos irregulares, violaciones a las normas de
ordenamiento ecológico, contaminación visual, etcétera. Tales conductas están ligadas a los
delitos ambientales, y dependiendo de la corriente doctrinal adoptada por el legislador, pueden
contemplarse en un Título inmediatamente siguiente a los delitos ambientales (si se les
considera como delitos autónomos de los ambientales), o en un último Capítulo dentro de los
delitos ambientales, si se les toma como una especie de estos.
Para ordenar dicho articulado, se recomienda identificar los “delitos en materia de desarrollo
urbano” o “delitos urbanísticos”, como el despojo o la invasión en predios urbanos
–comúnmente ubicados dentro de los llamados delitos patrimoniales-, y llevarlos al lugar que les
correspondiere. De incluirse un catálogo de tipos penales urbanos, sería deseable que los
mismos reflejaran aquellas conductas que las leyes administrativas consideran como graves, y
que se incluyeran, por ejemplo, las afectaciones al patrimonio urbanístico local.
j. Principios ambientales. Aunque resulta claro que la materia penal se rige por reglas y
principios especiales derivados de la propia Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, se considera que la política criminal ambiental nacional, requiere retomar los
principios generales del derecho que se derivan de las convenciones y tratados internacionales
relacionados con el ambiente, de los que México forma parte, así como buscar la manera de
incorporarlos a los Códigos Penales. Dichos principios señalan de manera esencial el carácter
colectivo del derecho de protección al ambiente, así como el principio precautorio o el de
prevención.
En tal virtud, a continuación se presenta un breve análisis del marco local, sustantivo e
institucional, en materia de justicia penal ambiental.
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1.2. Diagnóstico sustantivo e institucional de los delitos ambientales del fuero común,
por cada entidad federativa.
Aguascalientes
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se encuentran tipificados en el Código Penal.
• El Capítulo Décimo Octavo, del Título Primero, regula “Tipos penales protectores del
equilibrio ecológico”, mientras que el Título Segundo regula las figuras típicas culposas,
dentro de las cuales contempla en su Capítulo Cuarto, de nueva cuenta, a los “Tipos
penales protectores del equilibrio ecológico”.
• En cuanto a los atentados contra el equilibrio ecológico, regula en un apartado los delitos
dolosos y luego los culposos, lo que podría prestarse a confusión además de que
técnicamente no es del todo deseable esta división, puesto que existen regímenes
generales para delitos dolosos y culposos, a los cuales pueden asociarse los delitos
ambientales.
• El artículo 90 hace referencia expresa a la realización de ciertas conductas “sin la
autorización estatal competente o contraviniendo los términos en que ella se haya
concedido”, con lo cual aparentemente el tipo penal se integrará con base en ordenamientos
de jerarquía menor que una Ley en sentido formal y material, pudiéndose generar
potenciales problemas de inconstitucionalidad en la aplicación de este delito.
• La regulación sobre residuos admite las hipótesis de resultado y de peligro –concreto-, lo
cual es plausible.
• La descarga de gases, humos y polvos, se tipifica también.
• La tala de árboles o la contaminación por olores, ruido, vibraciones, energía térmica o
lumínica, por mencionar algunos casos, no se contemplan otros delitos relevantes.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local, aunque se tiene
conocimiento de que está en proceso la creación de una agencia especializada, para lo cual
la Procuraduría General de Justicia se encuentra en contacto con sus autoridades
ambientales a efecto de capacitar debidamente al personal ministerial correspondiente.
• Existe una Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente.
• Se cuenta con un Instituto del Medio Ambiente.
Recomendaciones
• Contemplar los delitos ambientales en un solo apartado, por técnica jurídica.
• Tipificar los delitos de tala de árboles, así como la contaminación por olores, ruido,
vibraciones, energía térmica o lumínica.
• Sería conveniente modificar la referencia a autorizaciones administrativas, por motivos de
seguridad jurídica en relación con el principio de legalidad en materia penal.
• Podría regularse un apartado general, con los siguientes puntos: responsabilidad de las
personas morales; facultades del ministerio público y de Jueces para suspender, modificar o
demoler obras; facultades para solicitar dictámenes a instituciones educativas, centros de
investigación o autoridades ambientales, locales o federales; definiciones.
• Se sugiere continuar con los esfuerzos sobre la creación de una agencia especializada
sobre delitos ambientales, la cual, además de que requiere coordinación entre autoridades
penales y ambientales, puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General
de Justicia local, si únicamente se enfoca a la especialización de personal ministerial ya
existente en la propia institución.
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Baja California
Diagnóstico sustantivo
• El Código Penal local regula en el Capítulo Único del Título Quinto, del Libro Segundo, los
“Delitos contra el medio ambiente”.
• Se prevén en un mismo artículo, los delitos de emisiones a la atmósfera, descargas de
aguas residuales, delitos forestales y actividades riesgosas, lo cual técnicamente no es
deseable puesto que los bienes tutelados específicos son diversos.
• En otro artículo se sanciona el transplante, tala, corte o extracción de árboles, donde
podrían también incluirse los delitos de extracción de recursos forestales incluidos en otro
precepto.
• Están previstos diversos supuestos sobre delitos contra la gestión ambiental, pero cabe
destacar que se regula el delito de falsedad u omisión de información en bitácoras o
registros, con la finalidad de simular cumplir con las obligaciones ambientales
correspondientes; los elementos subjetivos específicos resultan difíciles de probar, y esta no
es la excepción.
• No se tipifican los delitos de contaminación por olores, ruido, vibraciones, energía térmica o
lumínica ni las conductas relacionadas con los residuos no peligrosos o de manejo especial,
de competencia local.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay procuraduría ambiental local.
• Existe una Secretaría de Protección al Ambiente.
Recomendaciones
• Se podrían legislar supuestos de contaminación por olores, ruido, vibraciones, energía
térmica o lumínica, así como diversas actividades relacionadas con residuos de manejo
especial y no peligrosos.
• En el delito de simulación de cumplimiento de obligaciones ambientales, se sugiere cambiar
la redacción para que no sea necesario demostrar el elemento subjetivo específico –
finalidad- sino la mera simulación, como hecho objetivo comprobable mediante revisiones o
mediciones.
• Dada la riqueza ambiental de Baja California, sería deseable contar con una Fiscalía o
Agencia especializada en delitos ambientales, la cual puede implementarse con costo cero
para la Procuraduría General de Justicia local.
Baja California Sur
Diagnóstico sustantivo
• El Título Noveno, del Libro Segundo del Código Penal, en su Capítulo Único, regula a los
“Delitos ecológicos”, aunque el nombre del Título es “Delitos contra el Medio Ambiente”.
• En un precepto, se sancionan las descargas, depósitos o infiltración de aguas residuales,
desechos o contaminantes,
• Se prevé la contaminación por ruido, vibraciones, energía térmica o lumínica, “que
ocasionen graves daños a la salud pública, a la flora, la fauna o los ecosistemas”, con lo
cual se corre el riesgo de la inaplicación de estos supuestos por la imposibilidad fáctica de
los delitos de resultado en estas materias.
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•
•
No se regulan delitos forestales, de cambio de uso de suelo ni de actividades riesgosas.
No hay un apartado sobre las penas y medidas de seguridad específicas, aplicables en los
delitos ambientales ni tampoco se regulan disposiciones generales.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay Procuraduría Ambiental.
• Existe la Secretaría de Planeación Urbana, Infraestructura y Ecología.
Recomendaciones
• Contemplar la contaminación por olores dentro de los delitos de contaminación por ruido,
vibraciones, energía térmica o lumínica, implementando sanciones penales ante las
hipótesis de peligro, ya sea concreto o abstracto.
• La tipificación del delito de cambio de uso de suelo también sería deseable.
• Sería conveniente tipificar delitos forestales como la tala o el transporte por hasta 4m3.
• Se podría eliminar la referencia a la salud como un bien penalmente tutelado específico.
• Podrían incluirse diversos capítulos que distingan las categorías de delitos ambientales, y
un apartado de disposiciones generales, donde se contemplen la persecución de oficio de
estos delitos, así como su sanción en la comisión culposa, penas y medidas de seguridad
específicas, etcétera.
• Dada la riqueza ambiental de Baja California Sur, se considera conveniente contar con una
Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, misma que podría implementarse
con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Campeche
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales no se encuentran tipificados en el Código Penal sino en la Ley del
Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente del Estado de Campeche, la cual señala
que la denuncia o querella deberá presentarse por el Gobierno del Estado o por los
Ayuntamientos, salvo la flagrancia, lo cual es criticable técnicamente pues se deja fuera al
ciudadano en temas donde el bien penalmente tutelado es difuso y su titular es la
colectividad.
• El manejo técnico de la terminología administrativo-ambiental utilizada en los delitos
ambientales es inadecuado porque se sanciona a las “actividades no riesgosas” que
ocasionan “graves daños” y a las “actividades riesgosas” sólo cuando se producen estos, en
contrasentido a lo que establece la normatividad ambiental federal y local, donde las
“actividades riesgosas” son competencia local en contraposición a las “actividades
altamente riesgosas”, que son competencia federa; no existe dentro del orden jurídicoambiental, la terminología de “actividades no riesgosas”, fuera de esta entidad federativa.
Además, en esta actividades no es necesario esperar el daño para poder actuar –por eso se
denominan riesgosas-.
• Se sancionan diversas conductas que recaen en residuos que no son considerados
“altamente peligrosos”, con lo cual también se rompe con la terminología utilizada en las
normas ambientales federales y locales, puesto que la clasificación de residuos es la de “no
peligrosos” –competencia local- y “peligrosos” –competencia federal-.
• La Ley del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, donde se encuentran tipificados
los delitos ambientales, define los residuos peligrosos y las actividades riesgosas, con lo
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cual, el problema con la terminología empleada se refiere únicamente a la redacción de los
delitos, pero no al manejo de estos temas en la Ley ambiental mencionada.
En materia del delito de contaminación por residuos, es plausible que se contemplen
hipótesis de resultado y de peligro –concreto-.
Se hace referencia a reglamentos y a normas oficiales mexicanas para la integración típica
de los delitos de emisiones a la atmósfera, descargas de aguas residuales y contaminantes,
así como en las emisiones de ruido, vibraciones, olores, energía térmica o lumínica, e
incluso se hace referencia a autorizaciones en los delitos de residuos y de descargas, lo
cual pudiera vulnerar el principio de legalidad en materia penal. Independientemente de lo
anterior, la vigilancia en el cumplimiento de las normas oficiales mexicanas, en principio, es
competencia federal.
Se regulan también los delitos de incendio y de contaminación visual, que también
representa un delito ambiental al afectar el paisaje, ya sea natural o urbano.
No se prevén delitos forestales.
En la Ley de Vida Silvestre, hay un capítulo sobre delitos pero únicamente se refiere a la
denuncia de los mismos.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay Procuraduría Ambiental.
• Existe la Secretaría de Ecología.
Recomendaciones
• Se sugiere que los delitos ambientales se deroguen de la Ley del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente, y se establezcan en el Código Penal, así como las referencias a
delitos ambientales de la mencionada Ley y las previstos en la Ley de Vida Silvestre.
• Sería conveniente ordenar de manera expresa que los delitos ambientales se persigan de
oficio y que, consecuentemente, cualquier persona, dependencia gubernamental o
municipal, podrán interponer las denuncias correspondientes.
• Se sugiere eliminar las referencias a autorizaciones, reglamentos y normas oficiales, para
sustituirlas por la referencia a la “ilicitud”, donde si existiera una vulneración al principio de
legalidad en materia penal, derivara ya no de la redacción misma del tipo, sino de un acto
de aplicación que no estuviere correctamente fundado y motivado.
• Para mayor precisión en los delitos ambientales, se recomienda utilizar la terminología de
“actividades riesgosas” y “residuos no peligrosos”, conceptos definidos por la propia Ley
ambiental del Estado y cuya regulación es competencia local.
• Existen diversas categorías de delitos que no se regulan, pero que se considera importante
tipificar, sobre todos los delitos forestales.
• Se recomienda incluir un apartado de disposiciones generales así como la tipificación de
delitos contra la gestión ambiental.
• Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Chiapas
Diagnóstico sustantivo
• El Título Vigésimo Primero del Libro Segundo del Código Penal, está destinado a los
“Delitos ambientales”, en dos capítulos que contemplan muy variadas hipótesis:
contaminación, tala, cambios de uso de suelo, etcétera.
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Los delitos ambientales también se regulaban en la Ley del Equilibrio Ecológico y Protección
al Ambiente, en donde además de prever que se requiere denuncia de una Secretaría
estatal, se tipifican: actividades riesgosas, emisiones a la atmósfera, descarga de aguas
residuales, emisiones de ruido, energía térmica o lumínica, vibraciones, entre otros temas.
Si bien se cuenta con un tratamiento adecuado del tema penal-ambiental, actualmente se
está trabajando en un proyecto de reforma a los mismos.
Diagnóstico institucional
• Se cuenta con una Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales.
• No hay una Procuraduría Ambiental estatal.
• Existe la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Urbano y Vivienda.
Recomendaciones
• Se sugiere que los delitos ambientales se encuentren previstos sólo en el Código Penal y no
en la Ley del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, derogando, para estos efectos,
las referencias a delitos ambientales de la mencionada Ley, y trasladando los tipos penales
allí previstos, al Código Penal, incluso haciendo un replanteamiento de los delitos existentes
y de los que falta por legislar, como por ejemplo el transporte de hasta 4 m3 de madera o
recursos forestales.
• Se reconoce que ya existe un esfuerzo interno en cuanto a la regulación del tema, como el
proyecto de reformas en proceso de publicación, que contempla como delito la
transportación de madera en cantidades que no excedan de 4 metros cúbicos de madera en
rollo o su equivalente, productos o subproductos.
• Como un esfuerzo adicional, se sugiere continuar en la identificación de los problemas en la
aplicación de los delitos actualmente tipificados así como de los supuestos que es necesario
prever, para elaborar, en su caso, una nueva propuesta, estableciéndose los mecanismos
de coordinación respectivos entre las autoridades ministeriales, administrativo-ambientales,
legislativas y judiciales, como ya se están dando en la actualidad.
Chihuahua
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se encuentran previstos en la Ley del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente.
• Se señala que deberá ser la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología la que realice una
denuncia para poder proceder penalmente por los delitos ambientales, lo cual no es acorde
con el carácter difuso de los bienes tutelados por estos delitos, dejando fuera al ciudadano.
• Se contemplan las actividades riesgosas, pero se exige que se dé un daño grave al
ambiente, con lo cual se pierde la esencia de esta figura, donde lo que se busca es, precisamente,
el cuidado y la cautela en ciertas actividades para evitar la generación de un daño.
• Se prevén diversos delitos de contaminación por emisiones a la atmósfera; descargas de
aguas residuales; generación de ruido, vibraciones, energía térmica o lumínica. El problema
es que en todos estos supuestos, se hace una referencia expresa a que la realización de las
conductas respectivas debe llevarse a cabo en contravención a reglamentos o normas
técnicas, con lo cual se podría integrar un delito con base en elementos contenidos en un
ordenamiento jurídico que no es una Ley en sentido formal y material, lo cual podría
significar una violación al principio de legalidad en materia penal.
• Resulta plausible un catálogo de delitos contra la gestión ambiental, que si bien es corto
(cuatro supuestos), está elaborado con buena técnica tanto penal como administrativa.
• No contiene un apartado de disposiciones generales.
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Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental estatal.
• Existe la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología.
Recomendaciones
• Siguiendo las tendencias casi uniformes de las entidades federativas así como criterios de
técnica penal, se recomienda que los delitos ambientales se trasladen al Código Penal
respectivo.
• Sería conveniente que la denuncia de los delitos ambientales pudiera realizarse no sólo por
las autoridades sino por cualquier ciudadano, considerando que los bienes tutelados por
estos delitos son intereses difusos, cuya titularidad no corresponde sólo a una autoridad
ambiental sino a la colectividad.
• En cuanto al delito de actividades riesgosas, se considera adecuado el que no se trate como
un delito de resultado sino como de peligro abstracto.
• Se sugiere eliminar de los tipos respectivos, las referencias a ordenamientos jurídicos que
no sean una Ley en sentido formal y material, como los reglamentos o normas técnicas,
puesto que el tipo mismo podría dar la pauta para una posible vulneración al principio de
legalidad en materia penal.
• Los supuestos ubicados dentro de los delitos contra la gestión ambiental podrían ampliarse
considerando los supuestos contenidos en los delitos ambientales de otras entidades
federativas.
• Se sugiere incluir disposiciones generales dadas las características específicas de los
delitos ambientales en aspectos tales como: reparación del daño, penas y medidas de
seguridad, etcétera.
• Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Coahuila
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se encuentran previstos en el Título Cuarto del Libro Segundo del
Código Penal.
• En general, se tiene una regulación adecuada, aunque faltan algunos tipos comunes por
prever, como las actividades riesgosas.
• Existe un adecuado manejo de las hipótesis de peligro y de resultado.
• Se consideran en términos generales, bien reguladas las disposiciones generales.
• Si bien existe un Capítulo sobre delitos contra la gestión ambiental, pueden enriquecerse los
supuestos.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• Existe una Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
• Se cuenta con la Procuraduría de Protección Ambiental del Estado.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
Recomendaciones
• Sería conveniente enriquecer los supuestos de gestión ambiental, considerando
legislaciones detalladas como la de Baja California así como otros supuestos específicos,
en su caso.
• Se sugiere evaluar la aplicación de los delitos ambientales e identificar los elementos del
tipo que hagan inaplicables algunos supuestos actuales para proponer su mejora.
• Debería establecerse una coordinación entre instancias ministeriales, administrativoambientales, legislativas y judiciales.
• Se considera deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos
ambientales, la cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de
Justicia local.
Colima
Diagnóstico sustantivo
• En el Libro Segundo del Código Penal, Sección Quinta, se regulan los delitos ambientales,
en un Título y Capítulo únicos.
• Cabe señalar que el sistema adoptado por este Código para la imposición de las multas no
es basarse en salarios mínimos ni en cantidades fijas en pesos, sino en “unidades”, y en el
caso de los delitos ambientales, estos son la excepción a los parámetros de unidades para
la imposición de multas, pues mientras como regla general, éstas irán de 1 a 1,500
unidades, en el caso de los delitos ambientales serán de 100 a 20,000 unidades, lo cual
refleja un especial interés de los delitos ambientales en el Código Penal, aunque también se
puede deducir la adopción de un principio propio del Derecho Ambiental: “quien contamina,
paga”, aunque cada vez está más en desuso (pues actualmente se considera que no se
debe permitir la contaminación, ni siquiera bajo la amenaza o condición del pago).
• Colima es la única entidad federativa cuyo Código Penal contempla contaminación por
radiaciones electromagnéticas.
• Se sancionan las actividades riesgosas, pero únicamente en su hipótesis de resultado, lo
cual es criticable pues la naturaleza de la regulación de estas actividades es, precisamente,
evitar y prevenir un daño causado con motivo de ciertas conductas humanas consideradas
peligrosas.
• Se hace referencia en diversos supuestos de los delitos de contaminación, a reglamentos,
normas técnicas estatales o normas oficiales mexicanas, lo cual no es del todo deseable
desde el punto de vista del principio de legalidad en materia penal, puesto que podría
cuestionarse la integración típica con elementos contenidos en ordenamientos diferentes a
una Ley en sentido material y formal, como es el caso de las normas jurídico-administrativas
citadas.
• En los delitos de contaminación (emisiones a la atmósfera, contaminación por ruido,
vibraciones, energía térmica o lumínica) se requiere por el tipo penal que se de un daño,
con lo cual únicamente se prevén estos delitos en su hipótesis de resultado pero no de
peligro, concreto ni abstracto.
• Si bien se contemplan múltiples delitos ambientales, como la tala, el incendio o delitos
contra la gestión ambiental, todos estos se contemplan dentro de un mismo artículo, siendo
que por técnica legislativa y por técnica penal, sería conveniente dárseles un tratamiento
separado, pues los bienes penalmente tutelados específicos, no son iguales.
• Se regulan también otras categorías de delitos dentro de los ambientales, como la
realización de actividades contrarias al ordenamiento ecológico, que junto con el delito de
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contaminación visual, también contemplado en el Código Penal de Colima, constituyen
delitos de naturaleza urbanística.
Sus disposiciones sobre criterios que debe contemplar la autoridad judicial en materia de
reparación del daño son completas y claras, al igual que el régimen del trabajo a favor de la
comunidad.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental estatal.
• Existe una Secretaría de Desarrollo Urbano, que cumple funciones ambientales.
Recomendaciones
• Se considera conveniente eliminar las referencias a reglamentos y normas técnicas,
estatales o federales, pues esto implica la integración típica con base en elementos
contenidos en normas jurídicas distintas a una Ley en sentido formal y material, lo cual
podría vulnerar el principio de legalidad en materia penal; en su caso, se sugiere utilizar la
terminología “ilicitud”.
• En el caso de las actividades riesgosas, sería de mucha utilidad que fueran sancionables
por la mera realización de la actividad, a manera de delitos de peligro abstracto, y si se
considerase que esto es represivo, podría establecerse la sanción si se demostrara “el daño
o peligro”, con lo cual la autoridad ministerial no tendría necesariamente que demostrar el
daño proveniente de una actividad riesgosa, sino que bastaría con que demostrara el riesgo,
lo cual técnicamente no es complicado ya que estas actividades se basan en riesgos que
pueden ocasionar daños ambientales.
• El delito de contaminación visual, por ubicación sistemática, podría contenerse en un
apartado de “delitos en materia urbana”, en el mejor de los casos, pero en una primera
instancia, lo deseable es que se le dé un tratamiento separado a los demás delitos de
contaminación, pues el bien tutelado, si bien está vinculado con el ambiente, es diferente al
de la contaminación por descargas, residuos o emisiones, por ejemplo.
• En el mismo supuesto del caso anterior, sería deseable, por técnica penal y por redacción,
que no se mezclaran los delitos forestales con los de gestión ambiental que nada tienen que
ver con lo forestal.
• Sería conveniente, por técnica jurídica, agrupar a los delitos por bienes penalmente
tutelados específicos, y contemplar también un apartado sobre disposiciones generales.
• Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Durango
Diagnóstico sustantivo
• El Código Penal, en su Libro Segundo, Título Segundo, Subtítulo Cuarto, Capítulo Único,
regula los llamados “delitos contra la ecología”.
• Se tipifica genéricamente al deterioro ambiental de área natural protegida, suelo de
conservación o ecosistemas, lo cual permite un amplio campo de acción para las
autoridades ministeriales.
• Se regula también el tráfico de especies silvestres.
• Tipifica delitos que no se regulan en otros Código Penales, pues sanciona, por ejemplo, la
generación o descarga de materia o energía, que más que ser términos ambientales, son
propios de la física.
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En cuanto a los delitos de contaminación, prevé los que convencionalmente así se
consideran: descargas de aguas residuales o residuos, emisiones de energía térmica,
lumínica, olores, ruido o vibraciones.
Contempla la tala e incendios.
Se sancionan diversas conductas relacionadas con la gestión ambiental, en un catálogo
reducido pero que abarca supuestos muy amplios.
No se regulan las actividades riesgosas.
Existen disposiciones detalladas y claras sobre características específicas de los delitos
ambientales en relación con la reparación del daño y con los trabajos a favor de la
comunidad.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local, aunque se tiene
conocimiento de que está en proceso la creación de una agencia especializada en delitos
ambientales.
• No hay una Procuraduría Ambiental local.
• Existe la Secretaría de Recursos Naturales y Medio Ambiente.
Recomendaciones
• Incluir supuestos típicos no contemplados, como el delito de actividades riesgosas, así
como disposiciones generales adicionales a la reparación del daño y al trabajo a favor de la
comunidad.
• Se sugiere continuar con los esfuerzos para crear una agencia especializada sobre delitos
ambientales, la cual, además de que requiere coordinación entre autoridades penales y
ambientales, puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia
local, si únicamente se enfoca a la especialización de personal ministerial ya existente en la
propia institución.
Distrito Federal
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales están regulados por el Título Vigésimo Quinto del Libro Segundo del
Código Penal.
• No se contempla en casi la totalidad de los delitos ambientales, que estos se puedan llevar
a cabo en suelo urbano, lo cual implica que muchas problemáticas urbanas, también
vinculadas con problemáticas ambientales, no son atendidas, como la descarga de cascajo
en suelo urbano, que también genera contaminación.
• Los delitos de cambio de uso de suelo no son aplicables en suelo urbano, lo cual limita el
poder actuar en diversas invasiones que, aún sin estar asentadas en suelo de conservación,
generan múltiples daños ambientales.
• La tala en suelo de conservación no es un delito grave.
• En cuanto a los delitos forestales, no está previsto el delito de transporte ilícito -hasta por 4
m3-.
• Tampoco se contempla el delito de contaminación visual, el cual resulta ya necesario dadas
las recientes problemáticas vandálicas en el Distrito Federal, donde más allá de darse
cabida a espacios de expresión, se está deteriorando la imagen urbana de la Capital del
país.
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•
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•
En todos los supuestos de los delitos de contaminación, incluyendo a las actividades
riesgosas, se requiere la acreditación de un daño a la salud o al ambiente, lo cual hace
prácticamente inaplicables estos delitos.
Por lo que toca a las facultades de las autoridades ministeriales o judiciales, no pueden
ordenar que se lleven a cabo acciones tendientes a detener el daño ambiental, a través de,
la suspensión, modificación o demolición de obras, entre otros mecanismos.
Las problemáticas relacionadas con la inaplicación de algunos tipos ambientales o con la
impunidad que surgen de su deficiente redacción -en muchos casos-, generó una propuesta
de reforma local que se basó en un estudio de las problemáticas ambientales de las 16
Delegaciones Políticas, y en la cual participaron autoridades ambientales locales (Secretaría
del Medio Ambiente y Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial) y expertos en
la materia; dicha reforma fue presentada a la Asamblea Legislativa desde el año 2007 y
acaba de ser retomada por la actual Legislatura, para su aprobación.
Diagnóstico institucional
• Existe la Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales y Protección Urbana.
• Hay una Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial.
• Existe la Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal.
Recomendaciones
• Se sugiere aprobar la reforma planteada por la Asamblea Legislativa.
Guanajuato
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se contemplan en el Libro Segundo del Código Penal, Sección
Cuarta (Delitos contra el Estado), Título Sexto.
• Es de destacar que en un artículo, expresamente señala que por lo que toca a las
definiciones, se estará a lo previsto en diversas Leyes de naturaleza ambiental, tanto
federales como locales; no hace referencia a reglamentos ni a normas de jerarquía menor,
lo cual es doblemente plausible desde un punto de vista estrictamente técnico-penal.
• Se regulan descargas de aguas residuales, contaminación por residuos, emisiones a la
atmósfera e incendios.
• Existen también tipificados diversos supuestos de delitos contra la gestión ambiental.
• Se cuenta con un apartado, completo, sobre disposiciones generales.
• No se tipifica la tala, cambios de uso de suelo o la contaminación por emisiones de olores,
ruido, vibraciones, energía térmica o lumínica, por ejemplo.
• Cabe destacar que es plausible que entre sus bienes penalmente tutelados específicos,
contempla a las barrancas, que casi no se tutelan de manera expresa.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• Se cuenta con una Procuraduría de Protección al Ambiente estatal.
• Hay un Instituto de Ecología del Estado.
Recomendaciones
• A nivel sustantivo, podrían preverse otras categorías de delitos como los forestales, el
cambio de uso de suelo, así como las emisiones de olores, ruido, vibraciones, energía
térmica o lumínica.
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Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Guerrero
Diagnóstico sustantivo
• Los “Delitos contra el ambiente, los recursos naturales, la gestión ambiental y la protección
a la fauna”, se establecen en la Sección Quinta del Libro Segundo del Código Penal.
• Se regulan a las actividades riesgosas, pero exigiendo un daño para poder proceder
penalmente.
• Se contemplan los delitos convencionales de contaminación: emisiones a la atmósfera;
emisión de ruidos, vibraciones, energía térmica o lumínica; descargas de aguas residuales.
• En un mismo precepto, se tipifican los delitos de cambio de uso de suelo, destrucción de la
vegetación natural y tala de árboles; se considera poco afortunado que se designen estas
conductas en un solo precepto dado que los bienes penalmente tutelados, específicos, son
distintos.
• Se remite, en los tipos mismos, a autorizaciones, reglamentos y normas técnicas, lo cual
pudiera vulnerar, eventualmente, el principio de legalidad en materia penal.
• Existe un correcto apartado sobre penas o medidas de seguridad en los delitos ambientales,
destacando la dotación de facultades al ministerio público para la suspensión, modificación
o demolición de una obra, tal y como se prevé en materia federal. En este caso, lo correcto
sería incluir un apartado de disposiciones generales.
• El Código Penal de Guerrero, es el único del país que contempla, como delitos ambientales,
los cometidos en contra de animales, y cuyo tratamiento se asemeja, en mucho, a diversas
regulaciones locales sobre trato digno a los animales.
• Se regulan de manera detallada y técnica, delitos en materia de fauna y vida silvestre.
• Se señalan especiales sanciones a servidores públicos involucrados con la comisión de
delitos ambientales.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• Existe la Procuraduría de Protección Ecológica del Estado.
• Se cuenta con una Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Recomendaciones
• Sería conveniente eliminar las referencias a autorizaciones, reglamentos, normas técnicas y
demás actos de naturaleza administrativa, para evitar una eventual vulneración al principio
de legalidad en materia penal al integrarse un tipo penal con elementos ajenos a una Ley en
sentido formal y material.
• Se recomienda incluir los delitos de contaminación y los demás delitos ambientales
previstos por el común de la normatividad penal-ambiental local, así como separar las
hipótesis o los supuestos de un mismo precepto, por técnica penal, cuando las conductas
previstas no tutelen el mismo bien específico.
• Incluir un apartado sobre disposiciones generales sería útil desde el punto de vista de
técnica legislativa y penal, además que en tal rubro podrían adicionarse aspectos generales
hoy no regulados.
• Dada la riqueza ambiental de Guerrero, sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia
especializada en delitos ambientales, la cual puede implementarse con costo cero para la
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Hidalgo
Diagnóstico sustantivo
• No cuenta con un Título o Capítulo sobre delitos ambientales, como tales.
• Pese a lo anterior, el Capítulo III del Título Décimo Noveno (“Delitos contra la economía del
Estado y el bienestar social”), trata sobre los delitos contra la riqueza forestal, dentro del
cual se tipifican diversos supuestos sobre aprovechamiento ilícitos de madera, su
transportación y comercialización.
• Cabe señalar que el tipo penal de transporte ilícito no señala cantidades, con lo cual podría
haber una contradicción con el marco federal, donde se sanciona penalmente esta conducta
a partir de 4 metros cúbicos de madera en rollo o su equivalente.
• Está tipificado como delito, la no exhibición de documentos que acreditan la legal
procedencia de recursos forestales, lo cual puede ser violatorio de garantías individuales
pues además de que son las normas administrativas las que prevén lo relacionado con
inspección y vigilancia –por no mencionar la inconstitucionalidad de los retenes-, sólo las
autoridades federales tienen competencia para poder inspeccionar el transporte de recursos
forestales; en ese mismo tenor habría que revisar las facultades de autoridades locales en
materia de aprovechamiento de tales recursos.
• En el artículo 340, fracción VI, contemplado en el Capítulo II del Título mencionado, se
tipifica la destrucción indebida de árboles, que puede asimilarse a la tala o muerte del árbol.
• En su artículo 349 bis se sancionan penalmente diversas conductas relacionadas con el
maguey pulquero, “sin la autorización requerida por la norma técnica…”, con lo cual el
mismo tipo penal, al hacer una referencia a una norma jurídica de menor jerarquía que una
Ley en sentido formal y material, pudiera incurrir en una inconstitucionalidad.
• Aunque no se contemplan delitos urbanísticos como tales, sí está tipificado, dentro de los
delitos contra el patrimonio, el delito de “alteración de la imagen urbana”, que en realidad es
un delito de contaminación visual.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental local.
• Existe un Consejo Estatal de Ecología.
Recomendaciones
• Crear en el Código Penal un Título específico para delitos ambientales e incluir en el mismo
los delitos forestales que hoy se encuentran regulados.
• Distinguir por capítulos o apartados, las diversas acciones que en el ámbito local pueden
preverse como delitos relacionados con recursos forestales, como la tala o el transporte
ilícito de hasta 4 metros cúbicos de madera en rollo o su equivalente.
• Establecer un Título sobre “Delitos Urbanísticos”, dado el antecedente del delito en materia
de alteración de la imagen urbana, o bien contemplarse dentro de los delitos ambientales
como el delito de “contaminación visual”.
• Eliminar la referencia a normas técnicas locales, bastando, en su caso, hablar de la ilicitud
de alguna conducta, donde será una autoridad la que indique al ministerio público o al Juez
respectivos, que una conducta es contraria a derecho; con esto, se salva la posible
inconstitucionalidad del tipo penal mismo y sólo se procuraría una respuesta técnica
adecuada por la autoridad competente, evitando fundamentar la integración típica con
normas inferiores a una Ley en sentido formal y material.
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•
•
Tipificar otros delitos además de los forestales (contaminación, gestión ambiental, etc.) y
también establecer un apartado general, donde se exprese que los delitos ambientales se
persiguen de oficio, las penas y medidas cautelares específicas, la sanción ante su comisión
culposa, las facultades específicas de Agentes del Ministerio público y Jueces en la materia,
etcétera.
Instituir –con costo cero- una Fiscalía Especializada en estos delitos, como es el caso de
Michoacán, o en su caso, una Agencia especializada.
Jalisco
Diagnóstico sustantivo
• El Capítulo Único, del Título Vigésimo Primero, del Libro Segundo del Código Penal, regula
los delitos contra el ambiente.
• El artículo 289 del Código Penal resuelve parcialmente el tema de la integración de leyes
penales en blanco, puesto que señala que “se estará a las definiciones establecidas en la
Ley Estatal del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente para el Estado de Jalisco,
así como a las determinadas en los ordenamientos aplicables”; en la última parte, también
una norma técnica o un reglamento son ordenamientos aplicables en materia ambiental,
pero su aplicación como fundamentos directos para la integración típica sería cuestionable
desde el punto de vista constitucional.
• Se establece que la autoridad ministerial deberá realizar acciones para evitar que se
agraven los daños cometidos, para lo cual podrá auxiliarse de otras instancias.
• Se regula adecuadamente la contaminación así como los supuestos de daño y peligro
concreto, y en este último caso se utiliza tanto la referencia de un “riesgo de daño”, como
una fórmula poco convencional, aunque correcta, cuando se refiere a materiales, sustancias
o residuos locales “aptos” para contaminar o alterar al ambiente.
• En un mismo precepto (artículo 296), se tipifican delitos ambientales y contra la gestión
ambiental, lo cual no es técnicamente deseable puesto que los bienes penalmente tutelados
directos e indirectos no son iguales.
• En el artículo 297, relativo a los delitos forestales, se sancionan diversas conductas
relacionadas con menos de 4 metros cúbicos de recursos forestales maderables, lo cual
resulta congruente con el marco federal, pero únicamente en lo que respecta al transporte;
en cuanto al acopio, almacenamiento, transformación, comercio o destrucción, no tiene por
qué operar la limitante cuantitativa que se establece en este artículo, sino que por el
contrario, puede fomentar la impunidad ambiental pues al realizar conductas que
aisladamente no son punibles al realizarse en cantidades menores a 4 metros cúbicos, pero
que de manera acumulativa generan igual o mayor daño que aquel que se intenta evitar con
la tipificación penal.
• En el mismo artículo 297, se establece una condición objetiva de punibilidad al señalar que
no se aplicará pena alguna cuando se trate de madera o leña muerta o cuando las
conductas relacionadas con recursos forestales se realicen por campesinos o indígenas con
fines de uso o consumo domésticos. Aunque se entiende la referencia a estos dos sectores,
lo relevante no es quién realice la conducta sino la finalidad misma, la cual sería suficiente
para no aplicar pena alguna no sólo a campesinos o a indígenas, sino a cualquier persona.
En cualquier caso, habrá que considerar que desde el punto de vista estricto de la
dogmática penal, este es un supuesto de estado de necesidad, que es una excluyente del
delito por sí misma, y si no se estableciera de manera expresa, igualmente tal conducta no
podría sancionarse penalmente.
• En relación al artículo 297 del Código Penal, en cuanto a la madera o leña muerta, si bien
es correcto que no se sancionen conductas relacionadas con este objeto pues no hay una
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aparente afectación ambiental, hay que analizar si dicha madera o leña no presta otros
servicios ambientales relevantes (como el alojamiento de especies de fauna silvestre o
bacterias, por ejemplo); de no ser el caso, es acertada la redacción actual, pero si se
buscara ampliar la protección penal a servicios ambientales de ejemplares arbóricos
muertos, entonces tendría que acotarse esta condición objetiva de punibilidad en este
sentido.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• Cuenta con la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente del Estado de Jalisco.
• Tiene una Secretaría del Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable.
Recomendaciones
• En el plano de la mejora sustantiva, se recomienda, por mera forma, incluir un apartado
específico para los delitos contra la gestión ambiental, en el cual también podrían
contemplarse supuestos relacionados con el sistema de verificación vehicular estatal, que
hoy no están previstos.
• En el artículo 297, se recomienda distinguir los supuestos de transporte de recursos
forestales de las demás conductas tipificadas como delictivas, puesto que sólo tendría razón
de establecerse una referencia cuantitativa sobre el transporte de dichos recursos para
evitar una incongruencia o inconsistencia jurídica con el marco penal federal, y en las
demás conductas, pueden sancionarse sin necesidad de hacer la referencia mínima
cuantitativa a 4 metros cúbicos que hoy se hace.
• En cuanto a las condiciones objetivas de punibilidad, si se considera conveniente mantener
las ya existentes de manera expresa, sería adecuado ampliar el supuesto de la tala para
autoconsumo a todas las personas y no sólo a indígenas y campesinos.
• Si se considera la protección penal de recursos forestales muertos, habría que señalar en
este mismo precepto relacionado con las condiciones objetivas de punibilidad, que sí se
podrán sancionar penalmente las conductas que recaigan en madera o leña muerta cuando
el árbol preste otros servicios ambientales relevantes.
• Se recomienda establecer un apartado de disposiciones generales, donde se exprese que
los delitos ambientales se persiguen de oficio, las penas y medidas cautelares específicas,
la sanción ante su comisión culposa, las facultades específicas de Agentes del Ministerio
público y Jueces en la materia, etcétera.
• Dada la riqueza ambiental de Jalisco, sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia
especializada en delitos ambientales, la cual puede implementarse con costo cero para la
Procuraduría General de Justicia local.
Estado de México
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se regulan en el Subtítulo Séptimo, Título Segundo, del Libro
Segundo, del Código Penal local.
• Existe un adecuado manejo de los delitos ambientales, siendo una de las normatividades
más consistentes del país.
• Existen aún ciertas referencias a normas técnicas ambientales, autorizaciones y decretos,
por ejemplo, lo que podría llevar a la integración típica de delitos ambientales con elementos
contenidos en ordenamientos jurídicos que no son una Ley en sentido formal y material, con
lo cual podría vulnerarse el principio de legalidad en materia penal.
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•
No se cuenta con un apartado sobre disposiciones generales.
Diagnóstico institucional
• Se tiene una Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales, dentro de la Procuraduría
General de Justicia local.
• Existe una Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de México.
• Existe la Secretaría del Medio Ambiente estatal.
Recomendaciones
• Sería adecuado que se eliminaran las referencias a normas técnicas, autorizaciones y a
normas jurídicas que no sean Ley en sentido formal y material, para evitar eventuales
vulneraciones al principio de legalidad en materia penal; en su caso, se sugiere incluir la
referencia a la ilicitud de la conducta.
• Sería conveniente incluir un apartado de disposiciones generales.
• Dado que en su marco penal-ambiental se contemplan muy variadas conductas y se cuenta
con una redacción adecuada, se sugiere efectuar periódicamente revisiones a la
normatividad local para efectos de identificar problemáticas en su aplicación cotidiana y
proponer las mejoras correspondientes al marco vigente, en coordinación con los 3
diferentes órganos involucrados (administrativo, legislativos y judiciales).
Michoacán
Diagnóstico sustantivo
• El Capítulo Primero, del Título Vigésimo Primero, del Libro Segundo del Código Penal, se
denomina “Delitos contra la ecología”, aunque realmente sólo regula delitos en materia
forestal, pues aún la extracción de tierra penalizada es de suelos forestales y los
documentos o información omitida a que se hace referencia, es en relación con
aprovechamientos forestales; por lo tanto, más que regular delitos ambientales –o
ecológicos, como señala el texto del Código Penal-, en realidad se regulan los delitos
forestales, que son una parte de los delitos ambientales.
• Existe un apartado de disposiciones comunes o generales tanto para los delitos contra la
ecología como contra lo urbanístico, pero sólo contempla que la reparación del daño
comprenderá la suspensión, modificación o demolición de obras así como la realización de
acciones necesarias para restablecer el daño; técnicamente, las primeras medidas, además
de considerarse para la reparación del daño, sería conveniente contemplar como facultades
del ministerio público o del Juez para evitar el aumento del daño o para detenerlo, tal y
como genéricamente se establece en la segunda hipótesis.
• Existe un Capítulo sobre “Delitos contra el desarrollo urbano”, que es el siguiente a los
delitos ambientales, dentro del mismo Título del Código Penal, lo cual es un acierto
técnicamente dada la interrelación de lo ambiental con lo urbanístico, lo cual queda patente
cuando conductas tales como la lotificación ilícita se prevén en este apartado, y se
sancionan con una mayor pena cuando se da sobre reserva ecológica o área natural
protegida, que en realidad son delitos que tutelan al ambiente, en general.
Diagnóstico institucional
• Existe una Fiscalía Forestal dentro de la Procuraduría General de Justicia estatal.
• Existe una Procuraduría de Protección al Ambiente del Estado de Michoacán.
• Existe una Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente.
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Recomendaciones
• Además de los delitos forestales, podrían tipificarse las demás categorías de delitos
ambientales y también aquellos contra la gestión ambiental.
• Fortalecer y dotar de equipo a la Fiscalía Forestal.
• Establecer mecanismos de coordinación para que cualquier Agencia que reciba una
denuncia o puesta a disposición por delito forestal, lo informe a la Fiscalía Forestal, y
mantener a la misma actualizada de las actuaciones que se dan en el Juzgado sobre el
particular.
• Delimitar técnicamente, por parte de las instancias legislativas correspondientes, la
responsabilidad penal para autores y partícipes.
• Asegurar de oficio los objetos del delito en los delitos forestales.
• De darse el cambio sustantivo mencionado en el rubro anterior, institucionalmente la hoy
Fiscalía Forestal pasaría a ser Fiscalía Ambiental, en sentido estricto, y en un primer
momento podría buscarse que se atendieran ambos delitos por el personal ya existente y,
dependiendo de las denuncias que se llegaren a presentar sobre los delitos que se
legislaran, se podría dotar de mayor personal a la Fiscalía.
• Se sugiere incluir a la Fiscalía en la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia
estatal, para darle mayor certidumbre y permanencia a las funciones de la misma.
• En cuanto a las disposiciones comunes, podrían contemplarse la suspensión, modificación o
demolición de obras tanto como objeto de la reparación del daño como de facultades de la
autoridad ministerial y judicial.
• Sería igualmente conveniente incluir las penas y medidas de seguridad similares a las
previstas en el ámbito federal, adicionalmente a las ya existentes.
Morelos
Diagnóstico sustantivo
• En su Código Penal, en el Libro Segundo, Título Décimo Quinto, Capítulo Único, se regulan
los “Delitos contra el equilibrio ecológico y la protección del ambiente”.
• En un solo artículo (242), se regulan los delitos ambientales en diversas fracciones, lo cual
no es correcto técnicamente puesto que existen bienes penalmente tutelados diferentes.
• Adicionalmente, la terminología empleada en el artículo 242, en su fracción I, no es
congruente con la terminología administrativo-ambiental, pues sanciona la emisión de
“contaminantes peligrosos”, siendo que tal calificativo se refiere a los residuos que son
competencia de las autoridades federales, lo cual permite afirmar que hay una doble falta de
técnica jurídica puesto que si un contaminante fuere un residuo peligroso, su regulación y
sanción no corresponde a las autoridades locales sino a las federales. La Ley Ambiental
estatal no define tampoco a los “contaminantes peligrosos” sino únicamente a los
“contaminantes”.
• No sanciona la emisión ilícita de olores o energía lumínica dentro de los delitos que
normalmente se contemplan conjuntamente (contaminación por olores, ruido, vibraciones,
energía térmica o lumínica).
• En la fracción V, se sancionan conductas relacionadas con “contaminantes”, que es un
término genérico y dentro del cual, semánticamente, se abarcan todas sus especies, lo cual
es plausible para efectos de contar con elementos para combatir la emisión, fabricación,
disposición o comercialización de contaminantes, por ejemplo; resulta igualmente plausible
que se contemplan estas conductas tanto en su modalidad de delito de resultado (que
provoquen daños graves) como de peligro concreto (puedan provocar daños graves). El
problema con esta fracción es que la descripción típica no habla de “daños” sino de “daños
graves”, y esta terminología subjetiviza la aplicación del delito y lo puede volver inaplicable
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•
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al no existir parámetros objetivos que distingan un daño grave de uno no grave, ni en el
Código Penal ni en La Ley Ambiental estatal.
En la Ley Ambiental se señala que tanto las autoridades como los gobernados pueden
presentar denuncia por delito ambiental.
No se prevé al incendio, como delito ambiental, aunque sí en diversos apartados.
Respecto a la contaminación visual, ésta se prevé en el Código Penal dentro de un Capítulo
sobre los delitos patrimoniales, lo cual no es correcto en cuanto a su ubicación pues el bien
penalmente tutelado, más allá de las afectaciones patrimoniales respectivas, es la imagen
urbana.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local, aunque se tiene
conocimiento de que está en proceso la creación de una Fiscalía Especializada en Delitos
Ambientales.
• Existe una Comisión Estatal de Agua y Medio Ambiente.
• No hay una Procuraduría Ambiental.
Recomendaciones
• Sería conveniente que existiera un apartado de disposiciones generales, dentro de las
cuales se previeran las facultades específicas del ministerio público y Jueces, así como las
especiales penas y medidas de seguridad, y también sería conveniente contemplar que los
delitos ambientales se persiguen de oficio en este ordenamiento, no en la Ley Ambiental.
• Sería conveniente utilizar terminología técnica, lo cual implica cambiar el término
“contaminantes peligrosos” a “residuos no peligrosos y de manejo especial”, así como
sustituir el concepto de “daños graves” por el de “daños”.
• Resultaría conveniente también incluir supuestos de contaminación empleados de manera
general en el país, respecto de la contaminación por olores y energía lumínica, que no se
contemplan en el caso concreto.
• Sería conveniente contemplar, junto a los delitos ambientales, un Capítulo de “Delitos
urbanísticos” dentro del cual se incluyera el de contaminación visual, previsto en el artículo
195 bis del Código Penal.
• En el delito de contaminación visual, sería conveniente prever una disposición específica
que señale que la reparación del daño incluirá pintar o realizar cualquier acción que sea
necesaria para volver al paisaje al estado que se encontraba antes de la conducta delictiva.
• Sería conveniente tipificar al incendio como un delito ambiental, cuando se afectare un área
natural protegida o suelo no urbano, por ejemplo.
• Se informó que la Procuraduría General de Justicia del Estado está trabajando en la
elaboración de un proyecto de reformas en materia de delitos ambientales.
• Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Nayarit
Diagnóstico sustantivo
• El Título Vigésimo Segundo del Libro Segundo del Código Penal, regula los “Delitos contra
la ecología”.
• Habla de actividades “no riesgosas” que causen daños, con lo cual, además de que
técnicamente no se utiliza la terminología ambiental correcta, se considera que en las
actividades riesgosas debe existir un daño, siendo que esta figura ambiental busca evitarlos.
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Regula diversos supuestos de materiales o residuos “no considerados altamente
peligrosos”; los residuos que son competencia local, de conformidad con la Ley General
para la Prevención y la Gestión Integral de los Residuos, son los no peligrosos.
Abarca diversas hipótesis de contaminación además de los residuos, como las descargas
de aguas residuales, emisiones a la atmósfera, emisiones de ruido, vibraciones, energía
térmica o lumínica, colores o contaminación visual. Se considera que las emisiones por
colores, pueden ubicarse dentro de los supuestos de energía lumínica o de contaminación
visual.
Nayarit es la única entidad federativa que en sus delitos ambientales, contempla la
contaminación por emisiones de “colores”.
En los delitos relacionados con residuos, emisiones a la atmósfera y aguas residuales, se
contemplan hipótesis tanto de resultado como de peligro concreto, pero sin existir
explicación aparente, en los delitos de emisiones de ruido, vibraciones, energía térmica o
lumínica, colores o contaminación visual, sólo se sancionan estas conductas cuando
generan un daño, no previendo las hipótesis de peligro.
Se contempla el delito ambiental de incendio, pero no así, se omite regular la tala y delitos
forestales, así como cambios de uso de suelo o invasiones en suelo ambientalmente
relevante.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• Existe la Procuraduría de Defensa del Ambiente.
• Existe una Secretaría del Medio Ambiente.
Recomendaciones
• Se consideraría adecuado utilizar la terminología ambiental de una manera más técnica y
precisa, especialmente en lo que toca a las actividades riesgosas y a los residuos no
peligrosos.
• En los delitos de emisiones de ruido, vibraciones, energía térmica o lumínica, colores o
contaminación visual, se recomienda también sancionar las hipótesis de peligro y no sólo
las de resultado.
• Se sugiere incluir otros supuestos de delitos ambientales comunes localmente, como la tala
y diversas hipótesis de delitos forestales, así como los delitos de invasiones o cambio de
uso de suelo, por ejemplo.
• Dada la riqueza ambiental de Nayarit, sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia
especializada en delitos ambientales, la cual puede implementarse con costo cero para la
Procuraduría General de Justicia local.
Nuevo León
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se regulan en la Ley Ambiental de Nuevo León.
• En el Capítulo de delitos ambientales, en el único artículo que tipifica conductas, sólo se
contemplan diversas hipótesis de delitos contra la gestión ambiental, incluyendo la
desobediencia a autoridades administrativas, que de no establecerse en este rubro, de
cualquier manera podría tipificarse como el delito de desobediencia de particulares, previsto
en el artículo 180 del Código Penal de Nuevo León; este es un ejemplo de por qué resulta
conveniente la tipificación de los delitos ambientales dentro del Código Penal.
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En los mismos supuestos de delitos contra la gestión ambiental, se condiciona la existencia
del delito a la existencia de un deterioro grave al ambiente, pero dicho concepto se define
por el mismo precepto, por lo cual se aportan parámetros objetivos para la aplicación de un
término aparentemente subjetivo; se considera que cuando un ordenamiento hable de
daños o deterioros graves, aunque lo deseable fuera que no se utilizaran tales adjetivos, por
lo menos podrían definirse y acotarse objetivamente dentro del mismo ordenamiento donde
se tipifica el delito respectivo.
Se establece que para proceder por este delito, se necesita que la Agencia de Protección al
Medio Ambiente y Recursos Naturales, formule la denuncia correspondiente, y aunque sólo
se refiere este ordenamiento a delitos contra la gestión ambiental, en los delitos ambientales
no es correcto limitar la presentación de la denuncia a una autoridad, puesto que el titular
del ambiente –que es el bien penalmente tutelado último, también en los delitos contra la
gestión ambiental-, no es la autoridad o un individuo, sino la colectividad, atendiendo la
naturaleza difusa del ambiente.
En síntesis, no hay delitos ambientales, en sentido estricto, regulados en la normatividad
penal o ambiental de Nuevo León, sino sólo la tipificación de ciertas conductas relacionadas
con delitos contra la gestión ambiental.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental estatal.
• Existe la Dirección General de la Agencia de Protección al Medio Ambiente y Recursos
Naturales.
Recomendaciones
• Se sugiere que, de conformidad con las tendencias contemporáneas y por técnica penal, los
delitos ambiéntales actualmente regulados, se trasladen –con sus respectivas mejoras- al
Código Penal, además de que se incluyan los demás delitos ambientales que son comunes
en el ámbito estatal: tala, delitos de contaminación, residuos, emisiones, cambios de uso de
suelo, etcétera.
• Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Oaxaca
Diagnóstico sustantivo
• Siendo una de las dos entidades federativas con mayor diversidad biológica –la otra es
Chiapas-, no tiene tipificado delito ambiental alguno, en ningún ordenamiento.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental ni con una agencia especializada en delitos
ambientales dentro de la Procuraduría General de Justicia local, pues no hay tipificados
delitos ambientales en Oaxaca.
• No hay una Procuraduría Ambiental en esta entidad federativa.
• Existe el Instituto Estatal de Ecología.
Recomendaciones
• Dada la riqueza ambiental en Oaxaca, sería útil tipificar delitos ambientales, y paralelamente
realizar cursos de capacitación sobre Derecho Penal Ambiental para un grupo de Agentes
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del Ministerio público que integraren una Fiscalía o una Agencia que se especializare en
delitos ambientales, así como para Jueces penales que estuvieren interesados en la
materia.
Puebla
Diagnóstico sustantivo
• En el Código de Defensa Social de Puebla, en su Libro Segundo, Capítulo Cuarto, Sección
Primera, se regulan los “Delitos contra la ecología”.
• Se tipifican de manera correcta y detallada diversas hipótesis de delitos forestales.
• En el delito de transporte, comercio, acopio o transformación de recursos forestales, se
señala que sólo se sancionarán estas conductas si el objeto del delito excede de 3 m3 de
madera en rollo o su equivalente, lo cual no es entendible dado que el Código Penal Federal
sanciona estas conductas cuando exceden 4 m3 de madera en rollo o su equivalente,
situación que ha llevado a que localmente se tipifiquen estas conductas, por cualquier
cantidad, siempre que no exceda de 4 m3 de madera en rollo o su equivalente. Además de
la impunidad ambiental que puede generarse, el ámbito local estaría invadiendo la esfera
federal cuando se excedieran más de 4 m3 de madera en rollo o su equivalente.
• En el mismo precepto donde se sancionan los delitos forestales, se sancionan diversos
delitos de contaminación así como uno contra la gestión ambiental (realizar obras sin contar
con la autorización de impacto ambiental correspondiente), lo cual no es plausible
técnicamente puesto que los bienes tutelados específicos son distintos en uno y otro caso.
• En cuanto a la tipificación de los delitos de contaminación, se prevén conductas
relacionadas con residuos y emisiones a la atmósfera.
• El Código de Defensa Social se refiere a los residuos potencialmente riesgosos, categoría
que no existe en el marco federal ni en las normas ambientales locales aplicables. Los
residuos cuya regulación compete a las autoridades locales son los no peligrosos y los de
manejo especial.
• En los delitos de contaminación sólo se prevén hipótesis de resultado.
• Se contempla una categoría de delitos contra la infraestructura hidráulica, que no tutelan
directamente al ambiente, sino a la integridad de las obras públicas gubernamentales en
materia hídrica; esta protección de la infraestructura, de manera remota o mediata, puede
garantizar un adecuado suministro y uso del agua, cuya escasez la ha convertido en un bien
cada vez más valioso en la actualidad, considerando también que es indispensable no solo
para la subsistencia del ser humano, sino también del funcionamiento de todos los
ecosistemas.
• Se contempla también el delito de incendio, aunque enfocado no a la protección ambiental
sino a la seguridad de las personas.
• Se contemplan también delitos contra el orden en el desarrollo urbano, con una buena
redacción y con múltiples supuestos allí previstos, abarcando desde asentamientos
irregulares hasta los líderes de los mismos.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental, pero sí con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental estatal.
• Existe la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
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Recomendaciones
• Se sugiere que las conductas de transporte, comercio, acopio o transformación de recursos
forestales, se sancione por cualquier cantidad de madera en rollo o su equivalente, siempre
que no exceda de 4 m3, pues excediendo dicha cifra, el delito se regula federalmente.
• Sería conveniente que el delito de residuos, modificara su redacción para referirse a
residuos no peligrosos, y así se adecuara más a la terminología técnico-ambiental.
• Se recomienda que en el delito de incendio, se contemple la afectación o peligro al
ambiente, para distinguirlo de otros tipos de incendio que no son relevantes para los delitos
ambientales.
• Sería deseable que la Agencia Especializada, eventualmente contara con la estructura de
una Fiscalía especializada en delitos ambientales, la cual puede implementarse con costo
cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Querétaro
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se tipifican en el Título Séptimo del Libro Segundo del Código
Penal.
• Se hace referencia al daño a la salud, y en este rubro hay que señalar que las tendencias
contemporáneas son tendientes a eliminar este concepto como un bien tutelado por los
delitos ambientales.
• Se utilizan términos subjetivos como “grave menoscabo” o “daño grave”, donde no hay un
parámetro objetivo y cierto para determinarlo, aún cuando el mismo Código Penal remite a
los parámetros máximos permitidos por las normas oficiales mexicanas, que además no son
necesariamente aplicables y además constituyen una norma jurídica que no es una Ley en
sentido formal y material, con lo cual podría también vulnerarse el principio de legalidad en
materia penal.
• Hay pocos delitos ambientales tipificados.
• Existe un Título específico sobre los “Delitos contra la seguridad y el orden en el desarrollo
urbano”, que son delitos urbanísticos y que también están vinculados con el ambiente; en
este apartado pueden derivarse delitos como la ocupación o invasión o como el cambio de
uso de suelo.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental estatal.
• Existe la Subsecretaría de Medio Ambiente del Estado de Querétaro.
Recomendaciones
• Podría ser conveniente eliminar la referencia a la salud como un bien penalmente tutelado
específico.
• Sería conveniente la tipificación de los delitos ambientales que normalmente se tipifican en
los ordenamientos locales, como la tala y los delitos forestales, por ejemplo.
• Se recomienda eliminar la referencia al “grave menoscabo” o los “daños graves”, dado que
no existe un parámetro objetivo para su valoración; en su caso, se puede hablar
simplemente de daño, siempre y cuando la conductas específica no admita también la
hipótesis de peligro –concreto o abstracto-, pues en este caso también habrá de hacerse
una referencia al “peligro de daño”, o al “posible daño”, por ejemplo.
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•
•
Las referencias a normas oficiales mexicanas o a cualquier otro tipo de normas que no sean
una Ley en sentido formal y material, sería conveniente que fueran eliminadas para no caer
en una eventual vulneración del principio de legalidad penal, haciendo referencia a la ilicitud,
en su caso.
Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Quintana Roo
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se contemplan en el Capítulo II del Título Primero, de la Sección
Tercera del Código Penal del Estado de Quintana Roo (Delitos de peligro contra la
seguridad colectiva); es cuestionable si el contenido de los delitos ambientales así como los
bienes penalmente tutelados por los mismos, coinciden con lo señalado por el Título del
Código Penal.
• Los delitos ambientales se prevén como fracciones de un solo artículo, donde se
contemplan diversos supuestos de contaminación.
• Destaca que se sanciona la contaminación de alimentos o bebidas con repercusiones para
la salud individual o colectiva, aunque las tendencias contemporáneas sugieren separar
aquellas conductas que tutelan la salud, de los delitos ambientales.
• En el Título Quinto del mismo Código Penal, que regula los delitos contra la economía
pública estatal, el Capítulo I está dedicado a los delitos contra la riqueza forestal del Estado,
los cuales contemplan delitos útiles para el combate a la delincuencia ambiental.
• Dentro de los delitos contra la riqueza forestal, se sanciona penalmente, de manera
expresa, al transporte de productos forestales “locales”, sin indicar la medida, por lo que
podría traslaparse con el delito federal de transporte de recursos forestales, a partir de más
de 4m3 transportados.
• Hacen falta muchos supuestos de delitos ambientales que se encuentran previstos en la
mayoría de los ordenamientos locales.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental en el Estado.
• Existe la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente.
Recomendaciones
• Atendiendo la especialidad y los bienes penalmente tutelados en esta clase de delitos, se
recomienda contemplar a los delitos ambientales en un Título del Código Penal.
• Por lo que toca al delito de contaminación de alimentos o bebidas con repercusiones para la
salud individual o colectiva, más allá de considerarlo como el daño a uno de los elementos
del ecosistema, es un daño a la salud humana que sería conveniente sancionar conforme al
marco sanitario local respectivo.
• Se sugiere unir los delitos ambientales con los delitos contra la riqueza forestal, dado que
comparten la protección al mismo bien genérico: el ambiente.
• Sería conveniente hacer una adecuación al delito forestal de transporte de productos
forestales, haciendo referencia a los recursos forestales más que a los productos, y también
acotando este supuesto por cantidades de hasta 4m3 de madera en rollo o su equivalente.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
•
•
Se sugiere incluir los demás supuestos de delitos ambientales contemplados normalmente
por los ordenamientos locales, como serían los delitos de cambio de uso de suelo,
actividades riesgosas, invasiones, más supuestos de delitos contra la gestión ambiental,
etcétera.
Dada la riqueza ambiental de Quintana Roo, sería deseable contar con una Fiscalía o
Agencia especializada en delitos ambientales, la cual puede implementarse con costo cero
para la Procuraduría General de Justicia local.
San Luis Potosí
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales están contemplados en la Ley Ambiental.
• A las actividades riesgosas, se les da el tratamiento de delitos de resultado, cuando sería
conveniente sancionarlas penalmente por la sola realización, es decir, presentarse como un
delito de peligro abstracto.
• Se sancionan las emisiones a la atmósfera; la descarga de aguas residuales, desechos o
contaminantes, así como la emisión de ruido, vibraciones, energía térmica o lumínica.
• En los delitos señalados en el rubro anterior, es plausible que se prevén tanto las hipótesis
de resultado como de peligro concreto; el problema es que hace referencia a una redacción
viciosa en muchas entidades federativas: grave daño al ambiente, que se vuelve un
elemento normativo incluso cultural, sin existir mayores elementos objetivos o jurídicos que
permitan asimilar cuándo un daño ambiental será grave y cuándo no.
• La emisión de olores se contempla dentro del delito de emisiones a la atmósfera.
• No se regulan delitos como los forestales (tala, comercialización, transporte o
transformación) o los relacionados con residuos.
• No hay un apartado de disposiciones generales.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental en esta entidad federativa.
• Existe la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental.
Recomendaciones
• Sería conveniente, por consistencia con la mayoría de las entidades federativas, y por
técnica legislativa, trasladar los delitos ambientales ya existentes al Código Penal.
• No se contempla gran parte de los delitos comunes en el orden local, por lo que sería
conveniente reconsiderar la regulación de los siguientes delitos: forestales (tala,
comercialización, transporte o transformación) y residuos.
• El delito de actividades riesgosas sería conveniente que, atendiendo la naturaleza del bien
penalmente tutelado, se redactara como un delito de peligro –preferentemente, abstracto-.
• También por consistencia, se sugiere reubicar la contaminación por olores dentro del
apartado de la contaminación por diferentes emisiones (ruido, vibraciones, etc.).
• Se sugiere incluir delitos contra la gestión ambiental.
• Un apartado de disposiciones generales sería conveniente.
• Aunque la actual regulación de hipótesis de peligro y de resultado es correcta, sería útil
eliminar la referencia al “daño ambiental grave”, y sustituirla por “daño ambiental”, para dar
mayor certeza jurídica a la aplicación de los tipos ambientales.
• Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
Sinaloa
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se contemplan en la Ley del Equilibrio Ecológico y la Protección al
Ambiente estatal; la tendencia generalizada actual consiste en incluir estos delitos en los
Códigos Penales.
• Se hace referencia al daño a la salud, y en este rubro hay que señalar que las tendencias
contemporáneas son tendientes a eliminar este concepto como un bien tutelado por los
delitos ambientales.
• Las actividades riesgosas se regulan como un delito ambiental, aunque se hace la
referencia al daño como un resultado necesario, lo cual atenta contra la naturaleza misma
de estas actividades donde lo que se busca prevenir es, precisamente, el daño, a través del
control de una actividad que pudiera generarlo.
• En cambio, por lo que toca a las conductas relacionadas con materiales o residuos,
permiten su sanción ante las hipótesis tanto de resultado como de peligro concreto; sin
embargo, los delitos que se sancionan son los peligrosos, que son competencia federal.
• En el caso del concepto de “daño”, se utiliza el calificativo de “grave”, lo que dificulta la
certeza en la integración del tipo penal correspondiente, pues al no existir parámetros
objetivos de referencia, se vuelve un elemento que dependerá del subjetivismo de la
autoridad ministerial o judicial.
• Señala que las denuncias por estos delitos deberán presentarse por la Secretaría de
Desarrollo Social o por los Ayuntamientos, lo cual rompe con la naturaleza de los delitos
ambientales, donde el titular del bien penalmente tutelado no es una autoridad o un
individuo, sino la colectividad, es decir, cualquier persona.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental.
• Existe la Secretaría de Desarrollo Social y Sustentable.
Recomendaciones
• Se recomienda trasladar los delitos ambientales al Código Penal local.
• Sería conveniente establecer que estos delitos se persiguen de oficio y que cualquier
autoridad o individuo podrán presentar la denuncia correspondiente ante la autoridad
ministerial competente, atendiendo la naturaleza de los delitos ambientales donde los
bienes tutelados son difusos y cuya titularidad corresponde a la colectividad.
• En cuanto al tratamiento de las actividades riesgosas, sería conveniente que se eliminara la
referencia al daño que debe ocasionarse y se contemplara como un delito de peligro
abstracto, conforme a la naturaleza de estas actividades.
• Para evitar invasión de la esfera federal, sería conveniente que las actividades que se
sancionan penalmente en relación con materiales o residuos, se refiriere a los residuos no
peligrosos o de manejo especial, que son competencia local, de conformidad con la Ley
General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos.
• Sería útil que al concepto de “daño”, se eliminara el calificativo de “grave”, pues únicamente
genera confusiones e incertidumbre.
• Dados los pocos delitos ambientales locales, se sugiere ampliar los supuestos a aquellos
delitos ambientales comunes en el orden estatal, como la tala, incendio o cambio de uso de
suelo, por ejemplo.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
•
Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Sonora
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se prevén en el Capítulo Único del Título Vigésimo Tercero, del
Libro Segundo del Código Penal.
• Se hace referencia a la violación de reglamentos y normas técnicas, por ejemplo, lo cual
podría significar que la integración típica, por la redacción misma del delito, se diera con
elementos contenidos en ordenamientos que no son una Ley en sentido formal y material,
con lo cual podría vulnerarse el principio de legalidad en materia penal.
• Sólo se contemplan los delitos ambientales de descargas de aguas residuales o en cuerpos
de agua locales, la tala y la realización de actividades riesgosas, lo cual es un catálogo
limitado.
• No existe un apartado sobre disposiciones generales aplicables a los delitos ambientales.
• Se señala que para proceder penalmente, se requiere la denuncia de la Secretaría de
Infraestructura Urbana y Ecología, lo cual contraviene los principios mismos de los delitos
ambientales así como su naturaleza difusa, donde el titular del ambiente no es una entidad
pública o el particular, sino la colectividad.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental local.
• Existe la Comisión de Ecología y Desarrollo Sustentable.
Recomendaciones
• Sería conveniente eliminar la referencia a los reglamentos, normas técnicas y demás
ordenamientos que no fueren una Ley en sentido formal y material; en su caso, podría
hacerse una referencia a la “ilicitud”, con lo cual la eventual vulneración al principio de
legalidad en materia penal, no derivaría del tipo mismo, sino de una posible fundamentación
poco cuidadosa. En este caso, también habría que considerar que la carga de la prueba
sobre la ilicitud de la conducta, recae en la autoridad ministerial, y que si no se estableciera
referencia alguna a la ilicitud, de cualquier manera las conductas lícitas no constituyen
delitos.
• Sería conveniente incluir delitos comunes como los relacionados con residuos o
contaminación, así como todos los demás que son comunes en las legislaciones locales.
• Sería útil contar con un apartado sobre disposiciones generales, que precisara las
disposiciones específicas en estos delitos.
• Se recomienda que los delitos sean perseguibles de oficio donde no tenga que interponer
necesariamente la denuncia una autoridad, sino que se permita que cualquier entidad
gubernamental o los gobernados, puedan directamente presentar su denuncia ante la
autoridad ministerial, en atención a que los bienes tutelados son difusos cuya titularidad no
recae en un individuo o entidad, sino en la colectividad.
• Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
Tabasco
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se regulan en el Capítulo Único del Título Noveno, “Delitos contra el
equilibrio vital de la naturaleza”, del Libro Segundo del Código Penal.
• Se tipifican delitos de contaminación por residuos; emisiones a la atmósfera; emisiones de
vibraciones, ruido, energía térmica o lumínica; descarga de aguas residuales y
contaminantes.
• No se regulan algunos supuestos específicos de residuos ni la contaminación por olores,
por ejemplo.
• Se regula el relleno o contaminación de manglares, lagunas y pantanos de jurisdicción
estatal; de conformidad con el artículo 11 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente, existe la posibilidad de firmar convenios entre la federación y las
entidades federativas o los municipios en diversas materias, como la evaluación de impacto
ambiental, con excepción de las obras o actividades en manglares, lagunas, lagos, ríos y
esteros conectados con el mar, por lo que podría asumirse que se trata de materia federal, e
incluso la misma Ley señala que la evaluación del impacto ambiental en obras que se lleven
a cabo en estos lugares, se llevará a cabo por la SEMARNAT –autoridad federal-; en
principio, serán competencia federal los lagos, lagunas, manglares y esteros, aunque
podrían ser competencia local, como excepción.
• Se prevén como delito, tanto la quema como el incendio.
• Se hace referencia al daño a la salud, y en este rubro hay que señalar que las tendencias
contemporáneas son tendientes a eliminar este concepto como un bien tutelado por los
delitos ambientales.
• También se sanciona la extracción de material pétreo (recursos naturales).
• Se sanciona la reincidencia ambiental, cuando la persona ha sido sancionada dos veces por
una autoridad ambiental, lo cual podría cuestionarse desde la perspectiva del principio de
non bis in idem y conforme al principio de un Derecho Penal de acto y no de autor.
• Contempla ciertas sanciones específicas en materia de delitos ambientales.
• En caso de que se acredite la participación de una persona moral, a ésta se le puede
imponer la intervención, remoción, prohibición de realizar ciertas actividades, o la extinción,
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental local.
• Existe la Secretaría de Recursos Naturales y Protección Ambiental.
Recomendaciones
• Dada la riqueza ambiental de Tabasco, sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia
especializada en delitos ambientales, la cual puede implementarse con costo cero para la
Procuraduría General de Justicia local.
• Nada impide que las sanciones específicas en materia de delitos ambientales, también
pudieran llevarse a cabo como medidas precautorias.
• Podría ser conveniente eliminar la referencia a la salud como un bien penalmente tutelado
específico.
• Sería conveniente, dado que contempla un catálogo completo de delitos ambientales,
abarcar también los supuestos comunes de tala y de emisiones contaminantes, faltantes
actualmente en el Código Penal local.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
Tamaulipas
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se regulan en el Título Vigésimo Tercero del Libro Segundo del
Código Penal.
• Se hace un adecuado uso de las figuras de resultado y de peligro concreto.
• Se contemplan como delitos contaminación por diversas emisiones así como diversas
conductas relacionadas con residuos de competencia local.
• En materia forestal, se sanciona penalmente la tala, transporte, comercio y transformación
de recursos forestales.
• La extracción de recursos también se contempla como delito.
• Se regulan ciertos supuestos de gestión ambiental.
• Dentro del rubro “Despojo de cosas inmuebles y aguas”, se regula la invasión, pero no
específicamente en suelo ambientalmente relevante.
• Se destinan capítulos específicos a los incendios, contaminación de aguas y substracción
del suelo (extracción de recursos naturales), que hace ver la importancia de los temas en el
ámbito local.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental local.
• Existe la Agencia Ambiental para el Desarrollo Sustentable.
Recomendaciones
• Las disposiciones penales sobre gestión ambiental podrían ampliarse a otros supuestos
manejados en otros ordenamientos locales.
• Podrían regularse supuestos tales como cambios de uso de suelo y ocupaciones o
invasiones.
• Dada la riqueza ambiental de Tamaulipas, sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia
especializada en delitos ambientales, la cual puede implementarse con costo cero para la
Procuraduría General de Justicia local.
Tlaxcala
Diagnóstico sustantivo
• El Capítulo Único del Título Vigésimo Segundo, del Libro Segundo del Código Penal, prevé
los delitos contra el medio ambiente, que se regulan en 2 artículos.
• Únicamente se contemplan como delito ambiental, diversas conductas de contaminación:
descargas a la atmósfera; actividades riesgosas; descargas de aguas residuales; emisiones
de energía térmica, lumínica, vibraciones o ruido.
• No hay un apartado de disposiciones generales ni de delitos contra la gestión ambiental.
• Se hace referencia al daño a la salud, y en este rubro hay que señalar que las tendencias
contemporáneas son tendientes a eliminar este concepto como un bien tutelado por los
delitos ambientales.
• Lo que es plausible de la escasa tipificación, es que como un criterio general para los delitos
ambientales, la redacción del tipo exige que se demuestre sólo el riesgo de causar un daño,
es decir, se contempla la hipótesis de peligro concreto.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental local.
• Existe la Coordinación de Ecología.
Recomendaciones
• Fortalecer el esquema de delitos ambientales con delitos forestales, en materia de residuos,
incendios, contra la gestión ambiental, cambio de uso de suelo, invasiones, así como con
todos aquellos rubros que son comunes en la tipificación local de estos delitos.
• Incluso con los delitos ya existentes, no dejaría de ser conveniente establecer un apartado o
capítulo sobre disposiciones generales.
• Podría ser conveniente eliminar la referencia a la salud como un bien penalmente tutelado
específico.
• Sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia especializada en delitos ambientales, la
cual puede implementarse con costo cero para la Procuraduría General de Justicia local.
Veracruz
Diagnóstico sustantivo
• Los delitos ambientales se encuentran previstos en un Capítulo dentro del Título XI del Libro
Segundo del Código Penal, denominado “Delitos de peligro contra la seguridad colectiva”, y
además de que se considera inadecuada su ubicación dentro del Código Penal, existen
hipótesis únicamente de resultado en los delitos ambientales, por lo cual no es congruente
el contenido del Capítulo con el Título en que se encuentra inmerso.
• En diversos supuestos de contaminación, se hace referencia a la contravención a permisos,
licencias o autorizaciones, con lo cual la integración del tipo penal, conforme a su misma
redacción, se daría con base en ordenamientos que no son una Ley en sentido formal y
material, con lo cual podría vulnerarse el principio de legalidad en materia penal.
• No se contempla el delito de cambio de uso de suelo, pero sí al servidor público que está
involucrado con el mismo, lo cual podría interpretarse como una inconsistencia pues
técnicamente no se puede ser partícipe o autor de una conducta lícita.
• Se señala que los delitos ambientales se perseguirán por querella de la autoridad, lo cual
contraviene los principios mismos de los delitos ambientales así como su naturaleza difusa,
donde el titular del ambiente no es una entidad pública o el particular, sino la colectividad.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental.
• Existe la Secretaría de Desarrollo y Medio Ambiente.
Recomendaciones
• Modificar la ubicación de los delitos ambientales dentro del Código Penal, preferentemente
otorgándole lo que es común en los demás Códigos Penales estatales, es decir, un Título.
• Se sugiere eliminar el señalamiento a la contravención a permisos, licencias o
autorizaciones y, en su caso, sustituir la terminología por la de “ilicitud”, aunque en este
supuesto, la carga probatoria sería de la autoridad ministerial.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
•
•
•
•
Dada la riqueza ambiental de Veracruz, sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia
especializada en delitos ambientales, la cual puede implementarse con costo cero para la
Procuraduría General de Justicia local.
Se considera conveniente contemplar el delito de cambio de uso de suelo.
Se recomienda incorporar diversos tipos ambientales, comunes en otras legislaciones
locales (emisiones a la atmósfera, cambio de uso de suelo, etc.), sobre todo considerando
las ventajas de la protección penal del ambiente en una entidad federativa con tanta riqueza
ambiental como la existente en Veracruz.
Establecer que los delitos ambientales se persigan de oficio, para atender la naturaleza de
los mismos y permitir que cualquier persona pueda presentar denuncia ante el Ministerio
público, que es la situación común en casi la totalidad de los ordenamientos penales
locales, en este rubro.
Yucatán
Diagnóstico sustantivo
• El Capítulo Único del Título Sexto, dentro del Libro Segundo del Código Penal, regula los
delitos contra el medio ambiente.
• Se hace referencia en repetidas ocasiones, dentro de los tipos ambientales, a la violación o
incumplimiento a reglamentos y normas oficiales mexicanas, contemplándose una
integración con base en un ordenamiento de menor jerarquía que una Ley, con lo cual
podría vulnerarse, por el tipo penal mismo, el principio de legalidad en materia penal.
Adicionalmente, las normas oficiales mexicanas mencionadas, son, en principio,
competencia federal.
• Las actividades riesgosas requieren, para sancionarse penalmente, ocasionar “graves
daños”, con lo cual, además de atentar contra la esencia de dichas actividades –que, como
su nombre lo indica, es el realizar conductas que representan un riesgo, no un daño-, tienen
un calificativo que subjetiviza y hace de aún más difícil aplicación este delito, prácticamente
cayendo técnicamente en el desuso.
• La criticable referencia a “daños graves”, también se encuentra prevista en diversos
preceptos del Título.
• La contaminación por olores se encuentra prevista en el delito de descargas a la atmósfera,
aunque comúnmente se ubica dentro de los delitos de contaminación por la generación de
olores, ruido, vibraciones, energía térmica o lumínica.
• Contiene, si bien no en un apartado específico, pero sí en diversos artículos, un adecuado
tratamiento sobre aspectos generales de los delitos ambientales, a saber: penas; entrega de
dictámenes por autoridades ambientales; trabajos a favor de la comunidad y denuncia.
• Por un lado, se regula dentro de los delitos patrimoniales, el incendio en montes, bosques y
selvas, pero por otro lado, dentro de los delitos ambientales se sanciona a quien sin tomar
precauciones, inicie un incendio que rebase los límites del terreno que posea. En primer
lugar, el incendio previsto en los delitos patrimoniales tutela el ambiente, y nada impide que
sea cuantificado también económicamente; en segundo lugar, de conformidad con la Ley de
Incendios estatal, el incendio es el fuego que no se controla, mientras que la quema es el
fuego controlado, por lo que más pareciere que el actual delito ambiental de incendio, en
realidad se refiere a una quema que culposamente se sale de control (hay que atender el
contenido final de la conducta inicial, que fue iniciar el fuego).
• No se regulan delitos contra la gestión ambiental.
• La tala no está tipificada como delito ni en el Código Penal ni en otro ordenamiento.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental ni con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local1.
• No existe una Procuraduría Ambiental local.
• Existe la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente.
Recomendaciones
• Dada la riqueza ambiental de Yucatán, sería deseable contar con una Fiscalía o Agencia
especializada en delitos ambientales, la cual puede implementarse con costo cero para la
Procuraduría General de Justicia local.
• Eliminar las referencias directas a reglamentos, normas oficiales mexicanas e incluso leyes,
y sustituirse, en el peor de los casos, por una referencia a la ilicitud de la conducta –aunque
no sería tampoco necesario hablar de la ilicitud en el tipo penal, pues las conductas lícitas
no constituyen un delito, técnicamente-.
• Se sugiere un mejor manejo de los delitos de resultado y de peligro, especialmente en
supuestos como las actividades riesgosas.
• Por cuestiones de congruencia con el marco nacional predominante, se considera adecuado
incluir la contaminación por olores dentro del apartado de la contaminación por la emisión
de olores, ruido, vibraciones, energía térmica o lumínica.
• Se recomienda eliminar la disposición que ata a los delitos ambientales a una denuncia por
parte de la Secretaría de Ecología del Estado (que ya no tiene ese nombre tampoco, dicho
sea de paso), puesto que por su naturaleza y por los bienes e intereses tutelados, sería
conveniente que se persiguieran de oficio, como es una regla general.
• Tipificar delitos contra la gestión ambiental, que se refieren a múltiples aspectos
relacionados con el cabal funcionamiento de las autoridades ambientales.
• Se sugiere mejorar la redacción del delito ambiental de incendio, incorporando los
supuestos del incendio como delito patrimonial.
• Se recomienda tipificar la tala como delito ambiental.
Zacatecas
Diagnóstico sustantivo
• No tiene tipificado delito ambiental alguno, en ningún ordenamiento.
• En el apartado sobre delitos ambientales, contenido en la Ley del Equilibrio Ecológico, no se
contempla tipo penal alguno, sino que únicamente se desarrolla la denuncia de estos
delitos, y se establece la obligación de proporcionar dictámenes técnicos por parte de
autoridades ambientales locales.
Diagnóstico institucional
• No se cuenta con una Fiscalía Ambiental o con una agencia especializada en delitos
ambientales, dentro de la Procuraduría General de Justicia local.
• No hay una Procuraduría Ambiental en esta entidad federativa.
• Existe el Instituto de Ecología y Medio Ambiente.
1
En la inauguración de la Primera Cumbre Internacional de Fiscales y Procuradores Ambientales, celebrado en la Ciudad de
Mérida, Yucatán, el 23 de septiembre de 2009, la Lic. Ivonne Ortega, Gobernadora Constitucional del Estado de Yucatán, anunció
que se analizarían los mecanismos jurídicos necesarios para crear una Fiscalía Ambiental dentro la Procuraduría General de
Justicia estatal.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
Recomendaciones
• Sería conveniente tipificar delitos ambientales, y paralelamente realizar cursos de
capacitación sobre Derecho Penal Ambiental para un grupo de Agentes del Ministerio
público que integraren una Fiscalía o una Agencia que se especializare en delitos
ambientales, así como para Jueces penales que estuvieren interesados en la materia.
Nota 1: Al cierre de la impresión de este documento, se informa que la Fiscalía de Delitos Ambientales del Estado de México
desapareció, para atenderse estos delitos por cualquier agencia del Ministerio Público en el Estado.
Nota 2: Después de terminado este documento, se conformó una Agencia Especializada en Delitos Ambientales por parte de la
Procuraduría General de Justicia del Estado de Campeche, y también se creó la Procuraduría Ambiental del Estado.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
2. Propuesta de lineamientos sobre política criminal ambiental
2.1. Concepto y aspectos relevantes de la política criminal
Una política, en términos generales, es un lineamiento, una directriz a seguir en una
determinada materia, como se desprende de una de las acepciones del concepto “política”,
aportado por la Real Academia de la Lengua Española: Orientaciones o directrices que rigen la
actuación de una persona o entidad en un asunto o campo determinado2.
Por su parte, así como hay políticas económicas de un Estado, también hay políticas que deben
formularse, tenerse claras e implementarse en materia delincuencial. La formulación de
lineamientos que delimitan las metas a alcanzar y las actuaciones de los diversos actores,
permiten una labor más precisa en el combate al delito; contar con lineamientos expresos,
evidentemente, dará mayor certidumbre a dicha política criminal. Es frecuente que se critique la
inseguridad o lo privilegiado de la delincuencia en nuestro país, pero no es común que se
escuche cuáles son las acciones ordenadas, planeadas y formuladas integralmente, que se
haga por parte de los diversos niveles de gobierno al respecto, ni tampoco es frecuente conocer
los lineamientos para la coordinación entre los tres niveles de Gobierno para tales efectos. De
allí, la importancia de contar con una política criminal, integradora y eficaz, que tenga metas
claras, objetivos definidos y mecanismos de solución eficientes.
Una definición muy importante de política criminal la aporta el Dr. Moisés Moreno, quien señala
que es “la política que el Estado adopta para cumplir su función en materia criminal, y tiene
como objetivo fundamental la lucha contra el delito para lograr la vida ordenada en comunidad;
lo que realiza previniéndolo y/o reprimiéndolo a través de una serie de medidas o estrategias
que, por ello, son consideradas político-criminales. Estas medidas político-criminales pueden
enfocarse, por tanto, de diversa maneras y pueden seguir distintos fines, siempre en torno al
problema relacionado con el delito. En efecto, pueden buscar prevenirlo, de manera general o
de manera especial o particular, o bien perseguirlo y reprimirlo una vez cometido”3.
La última parte reviste especial importancia, pues la prevención general puede conseguirse con
un adecuado marco jurídico sustantivo así como con un trabajo organizado, planeado y eficaz
por parte de las instancias respectivas. Tipificar un delito, por sí mismo, no genera mayor
beneficio social, si no va de la mano de una intimidación real para evitar cometer las conductas
tipificadas, y para lograr este efecto generalizador, debe existir un adecuado funcionamiento de
los órganos encargados de la procuración y administración de justicia. Claro que, en una
primera instancia, el referir una pena a una determinada conducta, por sí mismo representa un
mensaje a la sociedad –y especialmente a los delincuentes potenciales-, a manera de
prevención general4.
Si en décadas pasadas era conveniente contar con una política criminal, en la actualidad, en
medio de la globalización, esta conveniencia se vuelve una necesidad, puesto que “los
2
http://buscon.rae.es/draeI/ consultado el 31 de julio de 2009. La página principal de la Real Academia de la Lengua Española es
www.rae.es, y la dirección antes indicada corresponde a su servicio de búsqueda de palabras.
3
Moreno Hernández, Moisés, “Función e importancia de la política criminal”, en Revista de Política Criminal y Ciencias Penales, Ius
Poenale, número especial 1, México, agosto de 1999, p. 128.
4
Nauck, Wolfgang; Hassemer, Winfried; Lüderssen, Klaus, Principales problemas de la prevención general, Traducción del Dr.
Gustavo Eduardo Aboso y de la Profesora Tea Löw, Editorial B de F, Uruguay-Argentina, 2006, p. 36.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
esquemas de organización política tradicionales se ven superados, obligando a buscar nuevas
estructuras de entendimiento que van más allá de las fronteras convencionales”5.
¿Qué abarca la política criminal? De la definición tomada, se entiende que la política criminal
comprende no sólo el momento mismo de cometer al delito, sino también el antes (prevención
del delito) y el después (aplicación y ejecución de penas y medidas de seguridad). De allí la
importancia de establecer lineamientos que permitan una congruencia en el tratamiento del
delito, en su prevención y en su sanción; los delitos ambientales no son la excepción a estos
argumentos.
SI bien existe cierta relación de la política criminal con la dogmática penal, resulta útil que la
doctrina alimente a la política criminal para que la regulación positiva pueda ser mejor
estructurada, y sobre todo en delitos tan altamente tecnificados y complejos. Sobre el particular,
vale la pena citar a Roxin, quien conceptualiza a la dogmática penal como “la disciplina que se
preocupa de la interpretación, sistematización y desarrollo de los preceptos legales y las
opiniones científicas en el ámbito del Derecho Penal”6. En materia de los delitos ambientales,
como se mencionó, su redacción es compleja pues conllevan un alto contenido técnicoambiental, motivo por el cual es necesario contar con herramientas tanto positivas como
doctrinarias, que permitan un entendimiento correcto del tipo, así como sus alcances no sólo
penales sino también técnico-ambientales, e igualmente también será necesario que exista un
adecuado marco jurídico de naturaleza administrativa-ambiental, pues debido al fenómeno de la
accesoriedad administrativa, se tiene que acudir a diversas fuentes ambientales que se
encuentran previstas en normas jurídicas de diversas formas (leyes, reglamentos, normas
técnicas o normas oficiales mexicanas, listados, acuerdos, etcétera).
Otro punto que es importante destacar, es que la dogmática penal y las aportaciones
doctrinarias, pueden permitir, en el plano práctico, importantes ventajas, como puede ser la
formulación de un pliego de consignación apegándose a una estructura técnica, lo cual facilitará
tanto la integración de una averiguación previa bien fundamentada y motivada, como el cabal,
eficaz y pronto entendimiento por parte de los Jueces Penales7.
Por último, es menester indicar que en México no contamos con una política criminal definida,
sino que más bien se infiere de diversos principios constitucionales y previstos en leyes
penales, tanto sustantivas como procesales8. Tal vacío también puede referirse a la política
criminal ambiental, como consecuencia.
5
Moreno Hernández, Moisés (Coordinador), Orientaciones de la política criminal legislativa, Escuela Libre de Derecho-Centro de
Estudios de Política Criminal y Ciencias Penales-Instituto Nacional de Ciencias Penales, México, 2005, p. 57.
6
Roxin, Claus. “Sobre la significación de la sistemática y dogmática del Derecho Penal”, en Política criminal y estructura del delito.
Elementos del delito en base a la política criminal, traducción al español de Juan Bustos Ramírez y Hernán Hormazábal M., PPU,
Barcelona, 1992, p. 35; Según cita de Moisés Moreno Hernández, “Ontologismo o normativismo como base de la dogmática penal y
de la política criminal”, en Fundamentos de la dogmática penal y de la política criminal. Ontologismo y normativismo, Ius Poenale,
México, 2002, p. 69.
7
Ibarra Vargas, Samuel, “Delitos ambientales: dogmática penal y visión prospectiva”, en Sistema Penal, No. 2, Instituto de
Formación Profesional de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal-Ubijus, México, 2008, pp. 165 y 166. Sobre el
particular, en la Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales y Protección Urbana de la Procuraduría General de Justicia del
Distrito Federal, se implementó un formato de pliego de consignación que estructura al delito conforme a la dogmática penal,
acomodando la acreditación del cuerpo del delito a la estructura tetratómica del delito, y considerando incluso criterios sobre
imputación objetiva; cabe señalar que las consignaciones efectuadas en esta manera, hasta el momento, ya han generado
sentencias condenatorias. Ver Roxin, Claus, Problemas actuales de dogmática penal, Traducción de Manuel A. Abanto Vásquez,
ARA Editores, Perú, 2004.
8
Por ejemplo, en el caso del Código Penal para el Distrito Federal, se puede afirmar la influencia del finalismo puesto que existen
diversos preceptos donde se refleja tal teoría general del delito, como en el tratamiento del dolo y sus elementos, del error de tipo y
de prohibición, e incluso de las causas de exclusión del delito.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
2.2. Justificación y alcances de una política criminal ambiental
2.2.1. Breve visión sobre la política criminal ambiental nacional
¿Por qué una política criminal ambiental? En primer lugar, porque así como debería existir una
“política criminal” –género-, también pueden existir lineamientos específicos en ciertas ramas
particulares del Derecho Penal, y en tal sentido puede hablarse de una política criminal
financiera (sobre delitos relacionados con el sistema financiero), para adolescentes e
inimputables, ambiental, etc.
A falta de una política criminal –expresa-, resulta necesario establecer lineamientos mínimos en
materia del sistema de justicia penal ambiental, pues las normas administrativas y penales
tendientes a la protección ambiental, se han visto obstruidas con diversos obstáculos tanto
jurídicos como prácticos, que impiden la efectiva protección jurídica del ambiente.
La necesidad de contar con una política criminal ambiental en México no es un reclamo
reciente9: ya desde 1996, el Lic. Manuel de Jesús Tripp Rivera, miembro de la Academia
Michoacana de Derecho Ambiental, sostenía que “es imperativo establecer los mecanismos que
permitan una verdadera coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, con el propósito
de establecer líneas de acción que hagan posible la aplicación de la norma penal en materia de
delitos ambientales. Es un reclamo social, una exigencia de los ciudadanos que dotamos de
legitimidad al Estado, terminar con la impunidad”10.
Incluso, para efectos de entender la trascendencia global del tema, vale la pena también citar a
Klaus Tiedemann, quien al tratar los antecedentes del Derecho Penal Ambiental alemán, refiere
que “la Quincuagésima Séptima Jornada Alemana de Juristas de 1988 trataba en su sección
penal la cuestión de si se recomiendan modificaciones en la protección penal del ambiente –
especialmente vinculadas con el Derecho Administrativo-. Las reflexiones que siguen han
contribuido a responder esta cuestión. Desde la perspectiva dogmático-jurídica y de Derecho
comparado, estas reflexiones tocan problemas centrales del concepto de bien jurídico, la
accesoriedad administrativa y la punibilidad de los empleados públicos y han contribuido así a la
reforma alemana realizada por la Ley para combatir la criminalidad ambiental, que entró en
vigor el uno de noviembre de 1994”11.
Como justificación de una política criminal ambiental, sus lineamientos dotarían de coordinación
y coherencia las actuaciones de los diversos actores involucrados, y se abatiría así la
impunidad ambiental, y también estos lineamientos establecerían, formalmente, redes y
vínculos entre las diversas áreas involucradas (legisladores, Agentes del Ministerio público,
Jueces penales, autoridades ambientales, ciudadanía), y a su ves darían el sustento para las
cabales relaciones entre los 3 órdenes de gobierno (federal, estatal y municipal), considerando
que la competencia en materia ambiental representa una complicada problemática que también
se permea hacia uno de los aspectos de la política criminal ambiental, como es la persecución
de los delitos ambientales.
9
Sobre todo recordando que ya desde la Roma antigua se sancionaba como delito, el cortar árboles ajenos, como se desprende de
la acción de arboribus succisis, prevista en la Ley de las XII Tablas. Petit, Eugene, Tratado elemental de Derecho Romano, Editorial
Época, México, 1977, p. 456.
10
Tripp Rivera, Manuel de Jesús, “Delitos ambientales” en Foro Nacional sobre Procuración de Justicia Ambiental, publicación de la
Comisión de Ecología y Medio Ambiente de la LVII Legislatura de la Cámara de Diputados, Universidad Autónoma Metropolitana y
Academia Mexicana de Derecho Ambiental, México, 1998, p. 122.
11
Tiedemann, Klaus, Derecho Penal y nuevas formas de criminalidad, traducido por Manuel Abanto Vásquez, Grijley, Perú, 2007, p.
279.
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Simplemente, para ejemplificar el camino que falta por recorrer a nivel nacional en materia de
justicia penal ambiental, basta analizar la falta de consistencia desde las perspectivas orgánica
y sustantiva. Orgánicamente, no todas las Procuradurías Generales de Justicia tienen Fiscalías
para Delitos Ambientales12, aunque por parte de instancias no penales, es decir, de las
autoridades administrativo-ambientales, existe una mayor presencia: Secretarías de Medio
Ambiente y Procuraduría Estatales de Protección Ambiental, principalmente.
Estatalmente, así como la justicia penal ambiental se refiere principalmente a las Procuradurías
Generales de Justicia por conducto de áreas especializadas, también es menester señalar que
existen otros órganos que apoyan directamente la procuración de justicia ambiental, como son
las Procuradurías Ambientales y, en alguna forma, también coadyuva a esta labor la Secretaría
de Medio Ambiente. A continuación se presenta un cuadro donde se analiza orgánicamente la
aplicación de la justicia ambiental, desde la perspectiva tanto penal como administrativa:
Federación, entidades
federativas y Distrito
Federal
Federación
Área
especializada en
la PGJ
Procuraduría
Ambiental
Secretaría de
Medio Ambiente
(o su equivalente)
Aguascalientes
Baja California
Baja California sur
Campeche
Chiapas
Chihuahua
Coahuila
Colima
Distrito Federal
Durango
12
Sólo cuentan con Fiscalías de delitos ambientales, como tales, la Procuraduría General de la República -federalmente-, y las
siguientes Procuradurías Generales de Justicia locales: Chiapas, Distrito Federal, Estado de México y Michoacán. En Guerrero se
ha informado existe una mesa de investigación que se dedica al análisis de los delitos ambientales, e incluso existe un caso donde
conoce de los mismos la Dirección General Jurídica.
Cabe destacar que, como resultado de los análisis del Grupo de Trabajo sobre Delitos Ambientales de la Conferencia Nacional de
Procuración de Justicia, coordinado por la Fiscalía Especializada en Delitos Ambientales y Protección Urbana de la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal, hace 2 meses se acaba de crear la Fiscalía de Delitos Ambientales en Veracruz, pues al
elaborar el diagnóstico local de su situación en materia sustantiva e institucional, se recomendó que se creara un área especializada
en la Procuraduría General de Justicia para el fortalecimiento en la aplicación de los delitos ambientales.
Este Grupo de Trabajo actualmente está integrado por 9 Procuradurías Generales de Justicia locales y por la Unidad Especializada
en la Investigación de Delitos Ambientales y Previstos en Leyes Especiales de la Procuraduría General de la República, pero se
pretende la integración de todas las Procuradurías Generales de Justicia del país y el principal objetivo es proponer, precisamente,
una política criminal ambiental en el país, expresa y abarcando todos sus aspectos: legislativo, judicial y ejecutivo.
Las áreas que de inicio, en junio de 2008, conformaron este Grupo de Trabajo y participaron en su reunión de instalación, son:
Procuraduría General de la República, por conducto de la Unidad Especializada en la Investigación de Delitos Ambientales y
Previstos en Leyes Especiales (UEIDAPLE) y su Dirección General –Fiscalía- sobre Delitos Ambientales; Fiscalía de Delitos
Ambientales del Estado de México; Fiscalía de Delitos Ambientales de Michoacán; las Procuradurías Generales de Justicia de
Campeche, Sinaloa, Sonora, Tabasco y Veracruz, así como la Fiscalía de Delitos Ambientales del Distrito Federal, instancia que
coordina este Grupo de Trabajo. Posteriormente, la Procuraduría General de Justicia de Chiapas, creó una Fiscalía Especializada
en Delitos Ambientales, misma que a partir de la segunda reunión ordinaria, ha participado activamente.
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Federación, entidades
federativas y Distrito
Federal
Área
especializada en
la PGJ
Procuraduría
Ambiental
Secretaría de
Medio Ambiente
(o su equivalente)
Guanajuato
Guerrero
Hidalgo
Jalisco
México
Michoacán
Morelos
Nayarit
Nuevo León
Oaxaca
Puebla
Querétaro
Quintana Roo
San Luis Potosí
Sinaloa
Sonora
Tabasco
Tamaulipas
Tlaxcala
Veracruz
Yucatán
Zacatecas
13
Cuadro 1. Órganos relacionados con la procuración de justicia ambiental
Del anterior cuadro, se pueden emitir importantes conclusiones que seguramente servirán para
identificar problemáticas relacionadas con la política criminal ambiental: hay que analizar por
qué no todas las entidades federativas tienen una Procuraduría Ambiental o una Fiscalía
Ambiental, puesto que todas cuentan con una Secretaría de Medio Ambiente o su equivalente,
lo cual da la pauta a que existen instancias que tienen como objetivo la resolución
administrativa de problemáticas ambientales –lo cual no quiere decir que sus esfuerzos no
puedan verse fortalecidos con la actuación de otras dependencias administrativas o incluso
penales-. Igualmente, habrá que definir criterios mínimos que sirvan para determinar los
13
Cuadro integrado con base en la información obtenida de las siguientes instancias: Procuradurías Generales de Justicia de las
entidades federativas y del Distrito Federal, Asociación Nacional de Autoridades Ambientales Estatales (ANAAE), dentro del Grupo
de Trabajo sobre Delitos Ambientales de la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia.
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supuestos en los cuales se considere conveniente contar con Procuradurías Ambientales y con
Fiscalías Ambientales locales, y este lineamiento político-criminal serviría, a su vez, para
implementar la creación de tales instancias localmente.
Mapa 1. Fiscalías y Procuradurías Ambientales estatales
Por su parte, los órganos legislativos, dentro de su competencia, normalmente legislan sobre
delitos ambientales sin tener un acercamiento con otras Dependencias para conocer las
problemáticas prácticas de los órganos encargados de la procuración de justicia ambiental
(penal y administrativa), ni tampoco hay normalmente un acercamiento previo con Jueces
penales, que son propiamente quienes determinan si existe o no un delito ambiental.
La regulación de un delito ambiental requiere especiales conocimientos técnicos no sólo en
Derecho Penal sino también en Derecho Ambiental, y a propósito del Derecho Penal Ambiental,
hay que recordar que también es indispensable contar con un conocimiento amplio y profundo
de la dogmática penal, dada la complejidad técnica de los tipos respectivos y la abundancia de
los elementos normativos14.
También en la problemática legislativa, hay que señalar que no todas las entidades federativas
tienen previstos delitos ambientales en su normatividad, y aquellos que sí los prevén,
igualmente pueden contemplarlos en el Código Penal o en las Leyes Ambientales –pareciera
que da lo mismo el ordenamiento en que se prevean estos delitos-.
A continuación se presenta un cuadro sobre la tipificación nacional de los delitos ambientales:
14
Los múltiples elementos normativos en los delitos ambientales requieren analizar la problemática de las leyes penales en blanco e
incluso se pueden llegar a cuestionar los alcances del principio constitucional de legalidad penal, pues habrá que dejar
perfectamente claro si el tipo penal basta con que esté previsto en una Ley en sentido material y formal, o también deberá
integrarse en Leyes, formalmente hablando, es decir, emanadas de los órganos legislativos competentes. La cuestión no es menor
y la respuesta debe ser muy cuidadosa pues la mayoría de los tipos penales ambientales se integran en disposiciones
administrativas de rango incluso inferior a una Ley, como es el caso de los Reglamentos y Normas Oficiales Mexicanas, por
mencionar algunos ejemplos; esto conlleva el peligro técnico de que, al no integrar perfectamente un pliego de consignación, se
pueda fundamentar una consignación directamente en un reglamento o en una norma de diferente categoría a una Ley en sentido
formal y material, con lo cual podría violentarse el principio de legalidad en materia penal, previsto en el artículo 14 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La problemática de los elementos normativos culturales o de los técnicos no
jurídicos, es que deben valorarse como meras y simples consideraciones o referencias para la autoridad ministerial o judicial, a
manera de llenado de las “leyes penales en blanco”, sin que esto deba entenderse como una violación constitucional.
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
Federación, entidades
federativas y Distrito Federal
Delitos en la Ley
Ambiental
Delitos en el
Código Penal
Federación
Aguascalientes
Baja California
Baja California sur
Campeche
Chiapas
Chihuahua
Coahuila
Colima
Distrito Federal
Durango
Guanajuato
Guerrero
Hidalgo
Jalisco
México
Michoacán
Morelos
Nayarit
Nuevo León
No hay delitos
ambientales
Oaxaca
Puebla
Querétaro
Quintana Roo
San Luis Potosí
Sinaloa
Sonora
Tabasco
Tamaulipas
Tlaxcala
Veracruz
Yucatán
Zacatecas
Cuadro 2. Tipificación de delitos ambientales en México
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
Del cuadro anteriormente expuesto15, puede concluirse, lógicamente, que existe una clara
tendencia a regular los delitos ambientales y que estos se encuentren ubicados en el Código
Penal. De aquí podría partirse para realizar una propuesta dentro de la política criminal
ambiental nacional, donde se homologaran criterios de tipificación de los delitos ambientales y
se recomendara prever los mismos en los Códigos Penales; incluso, esta tarea serviría para
que al trasladar los delitos ambientales que se contemplaran en leyes ambientales, se
procediera también a su revisión, en un ejercicio similar a lo que se hizo federalmente en
199616, cuando se tomaron los delitos ambientales que estaban dispersos en leyes federales
como la Ley Forestal, la Ley Ambiental y la Ley Federal de Caza, se rediseñaron y se colocaron
en un apartado específico dentro del Código Penal Federal (Título Vigésimo Quinto del Libro
Segundo), otrora inexistente.
Ahora bien, si bien se entiende que cada entidad federativa puede tener sus problemáticas y
políticas propias, lo que no puede negarse es la anarquía en la regulación de los delitos
ambientales y la falta de consistencia del tema en todo el país.
La falta de cohesión en el marco normativo nacional en materia de delitos ambientales, así
como la desigual proporción entre estos delitos y la existencia de órganos especializados en su
investigación y aplicación, por sí misma es una problemática que justifica la formulación de una
política criminal ambiental nacional, que fuera de la mano con la elaboración de políticas
criminales ambientales locales, donde partiendo de principios mínimos, se prevean
problemáticas locales específicas con sus propias soluciones, desde una óptica
multidisciplinaria, integral y multi-institucional, y sobre todo, lo más importante, que atienda
criterios de armonización.
Aún cuando no existe una política criminal ambiental nacional, esto no puede ni debe frenar los
esfuerzos locales. Lo idóneo sería que primero se elaborara una política criminal ambiental
nacional, y de allí se derivaran sus equivalente locales, bajo lineamientos mínimos comunes
previamente establecidos; sin embargo, esto no es así, pues, como se explicó, la realidad es
que no hay una correlación sustantiva y orgánica en materia de justicia penal ambiental a nivel
local, esto es, no todas las entidades federativas donde existan delitos ambientales tipificados,
cuentan con una Fiscalía Ambiental, ni tampoco con Procuradurías Ambientales, aunque sí con
Secretaría de Medio Ambiente, en todos los casos. Se puede afirmar que así como hay una
Secretaría encargada de las cuestiones ambientales en todas las entidades federativas y en el
Distrito Federal, la estructura orgánica idónea sería que en todo el país se contara también,
localmente, con una Fiscalía/Agencia del Ministerio público Ambiental y con una Procuraduría Ambiental.
Por ejemplo, a nivel federal, existe la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
(SEMARNAT), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), pero también la
Unidad Especializada para la Investigación de Delitos Ambientales y previstos en Leyes
Especiales (UEIDAPLE) de la Procuraduría General de la República (PGR), además de contar
con diversos órganos ambientales de naturaleza administrativa y que apoyan también de
manera directa o indirecta, a la adecuada protección penal del ambiente, como la Comisión
Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), la Comisión Nacional de
15
Información actualizada a julio de 2009, obtenida de consultar en línea todos los Códigos Penales estatales así como sus Leyes
de naturaleza ambiental (Ley Ambiental, Ley Forestal, etc.).
16
Reforma publicada el 13 de diciembre de 1996 en el Diario Oficial de la Federación, y que marca el inicio de la etapa
contemporánea de la justicia penal ambiental en nuestro país.
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Áreas Naturales Protegidas (CONANP), o la misma Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y
Organismos Genéticamente Modificados (CIBIOGEM)17.
Por otro lado, la falta de coordinación entre los órganos legislativo, ejecutivo y judicial, hoy
existente en materia de justicia penal ambiental, es una problemática que podría resolverse si
se establecieran, como resultado de una política criminal ambiental, lineamientos mínimos de
coordinación, los cuales permitieran que:
a) Los legisladores dotaran de los fondos necesarios a los órganos encargados de procurar la
justicia penal ambiental y crearan tipos penales suficientes para frenar el deterioro ambiental
y para combatir eficazmente la delincuencia ambiental, sin candados técnicos que hicieran
inaplicables los tipos penales, en la práctica;
b) Las autoridades administrativo-ambientales, tanto estatales como delegacionales o
municipales, coadyuvaran a la protección penal del ambiente a través de una correcta
coordinación con las Procuradurías Generales de Justicia, apoyando técnicamente las
integraciones de averiguaciones previas relacionadas con delitos ambientales, pero también
promoviendo, por su cuenta y con sus recursos, una cultura de protección al ambiente
considerando también al Derecho Penal como una herramienta efectiva de protección
ambiental, para lo cual podrían implementarse políticas de identificación, denuncia, combate
y prevención de la delincuencia ambiental;
c) Las Fiscalías Ambientales y las Procuradurías Generales de Justicia, aún sin contar con
órganos especializados, podrían aplicar plenamente tipos penales que no tuvieran candados
o que fueran inaplicables, y
d) Los Jueces Penales y los Agentes del Ministerio público compartieran el mismo
entendimiento sobre los delitos ambientales, lo cual facilitaría que más consignaciones
terminaran en sentencias condenatorias, lográndose así una mayor eficacia en la aplicación
de los delitos ambientales, alcanzando así la justicia penal-ambiental.
Los cuatro puntos anteriores pueden ser las metas de la política criminal ambiental, ya sea
nacional o local.
2.2.2. Alcances de una política criminal ambiental
¿Cuáles son los alcances de una política criminal ambiental? “La política criminal ambiental en
México tiene que responder, en primer término, a las características de las circunstancias
histórico-materiales de un país megadiverso, en vías de desarrollo y con grandes problemas
sociales y ambientales. El modelo penal ambiental requiere de un perfil distinto, orientado más a
la protección de la biodiversidad, desde luego, sin descuidar los problemas de la contaminación
ambiental característicos de sociedades urbano-industriales, aspecto que define hoy el perfil de
nuestros delitos contra el ambiente”18.
17
No hay que olvidar que en el artículo 420 ter del Código Penal Federal, está previsto el delito de bioseguridad, y será
precisamente la CIBIOGEM la instancia técnica idónea a la que debe consultarse, cuando se presenten problemáticas penales
relacionadas con organismos genéticamente modificados –conocidos coloquialmente como “transgénicos”-.
18
Besares Escobar, Marco Antonio. Memorias del Segundo Taller de Análisis de Reformas a la Legislación Penal en Materia
Ambiental, Documento elaborado por Israel Alvarado Martínez; publicación de la LVII Legislatura de la Cámara de Diputados y del
Instituto Nacional de Ciencias Penales, México, 2000, p. 13.
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¿Qué tan específica debería ser la política criminal ambiental? Elaborarla de manera detallada o
específica, implicaría, por una parte, el cerrarse a mecanismos o instrumentos que si bien
pueden ser útiles en un momento y lugar determinados, quizá puedan volverse obsoletos con el
paso del tiempo o en otro lugar. Así, la política criminal ambiental de cualquier entidad
federativa o del Distrito Federal, si bien parte de un análisis integral, así como de una
identificación de las problemáticas ambientales locales o regionales, puede emitir lineamientos
donde se dé un peso específico a las problemáticas identificadas como comunes, pero se
deberán también analizar soluciones a las problemáticas específicas. Por ejemplo, aún cuando
en diversas entidades federativas o en el Distrito Federal, la tala de árboles es una seria
problemática general, en ciertas áreas se da para tráfico de recursos forestales, mientras que
en otros lugares dentro de la entidad federativa o del territorio del Distrito Federal, se efectúa la
tala ilícitamente para permitir la visibilidad de espectaculares y de vallas publicitarias. Si bien
estas problemáticas pueden atenderse desde la tipificación diferenciada de estos supuestos,
quizá lo más relevante sería la debida identificación de fenómenos delincuenciales, para poder
dar un combate específico a cada tipo de delincuencia ambiental particular.
En efecto, una política criminal ambiental que sea excesiva en el detalle, además de correr el
riesgo de volverse inaplicable en el plano práctico, también podría volverse obsoleta o dejar
fuera mecanismos de atención a problemáticas ambientales que no se hubieran contemplado
originalmente, lo cual implicaría un marco positivo insuficiente o rebasado por la realidad: lo que
hoy representa una problemática ambiental de atención prioritaria para el Derecho Penal, no
necesariamente se mantendrá como un problema en un futuro –por haberse atendido
correctamente por las autoridades, por ejemplo, o por haber desaparecido o disminuido
notoriamente el fenómeno delincuencial y no considerarse ya propio de resolverse más que por
las instancias administrativas- ni tampoco significa que no se presenten nuevas problemáticas
que requieran atenderse de manera aún más urgente o prioritaria que las actuales.
Una política criminal ambiental no puede exigir la tipificación de ciertas conductas en lo
particular, ni el texto del tipo, sino que reconociendo la necesidad de protección de ciertos
bienes, el legislador (con base en el estudio técnico y social correspondiente, pero dentro de su
competencia) será quien defina la redacción y penas, en cada caso, aunque pudiendo auxiliarse
de ciertas referencias, a manera de homologación de criterios. En este caso, los lineamientos
político criminales mínimos, podrían servir como referencia para los órganos legislativos, donde
a problemáticas comunes, sería eficiente y útil aplicar tratamientos similares: por ejemplo, si en
el Distrito Federal y en otras entidades federativas se sabe que los delitos de contaminación se
vuelven inaplicables al estar redactados como delitos de resultado, la sugerencia sería que se
modificaran estas regulaciones actuales y que, en un futuro, se previera una tipificación de
delitos de contaminación con una redacción propia de delitos de peligro, abstracto o concreto,
donde deba probarse el riesgo al ambiente, pero no necesariamente previendo un resultado
dañoso como requisito para la existencia de un delito, pues esto lleva a absurdos jurídicos
donde la regulación de actividades riesgosas, contrario a lo que se indica por su semántica y
por su contenido técnico-ambiental, sólo tiene relevancia penal cuando se causa un daño, no
bastando el riesgo en actividades riesgosas, como el trasiego de gas. Entre los delitos de
contaminación que también se vuelven inaplicables al ser redactados como hipótesis de
resultado, se encuentran, entre otros, la emisión de gases a la atmósfera por fuentes fijas o
móviles, la descarga de aguas residuales, la descarga de residuos sólidos, el depósito de
cascajo, la contaminación auditiva, la contaminación por olores, etcétera.
Igualmente, en las campañas de orientación hacia la ciudadanía, sería conveniente considerar
problemáticas ambientales específicas, sin crear parámetros fijos sobre qué informar.
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Tomando ejemplos locales, aunque existen problemáticas comunes, por ejemplo, a todo el
territorio del Distrito Federal, cada Delegación Política tienen sus propias características y
problemáticas, que requieren de una especial difusión o énfasis, como el caso de la ocupación
de suelo de conservación, que no es una problemática de todas las Delegaciones Políticas, sino
fundamentalmente de aquellas donde conforme al Programa General del Ordenamiento
Ecológico, existe suelo de conservación (Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Gustavo A. Madero,
Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco). Igualmente, no
todas las entidades federativas tienen las mismas problemáticas ambientales –no será lo mismo
la protección que deba darse a la biodiversidad de Chiapas o de Oaxaca, que la protección a la
fauna silvestre del Distrito Federal, donde es muy escasa- ni todos los municipios de una
entidad federativa comparten las mismas problemáticas ambientales y, por lo tanto, quizá la
intervención del Derecho Penal será indispensable en algunas entidades federativas, en su
totalidad, y en otras deberá de tener una presencia sólida sólo en algunos Municipios; claro está
que no se debe perder de vista que la calidad de megadiverso la tiene todo el país, no sólo una
parte de éste, por lo cual se justifica una presencia nacional de instancias encargadas de la
procuración de justicia penal ambiental, es decir, Fiscalías Ambientales o Agencias
Especializadas del Ministerio público, que existen en todas y cada una de las entidades
federativas y en el Distrito Federal, conforme a sus características ambientales y a sus
posibilidades técnicas y presupuestales.
Por lo anterior, lo más conveniente es que las directrices de una política criminal ambiental sean
lo más generales posibles y dejen abiertas las puertas para que todos los actores y sectores
involucrados, puedan valerse de múltiples instrumentos y mecanismos, presentes y futuros,
para resolver las problemáticas tanto que existan el día de hoy, como que puedan surgir el día
de mañana, dentro del esquema amplio del establecimiento de un sistema de justicia ambiental
donde se dé énfasis a la protección penal del ambiente.
En este mismo rubro, la política criminal ambiental no debe únicamente cerrarse a la materia
penal como fuente de información o análisis, pues muchas problemáticas derivan de un marco
administrativo deficiente o insuficiente; sin embargo, tampoco deberá perderse de vista que no
se trata de generar directrices en materia administrativo-ambiental, ni de invadir ámbitos ajenos
al criminal, sino únicamente entrar en estos terrenos cuando se vinculen directamente con un
lineamiento de política criminal, como puede ser la adecuación o precisión de leyes o normas
ambientales, cuando dificulten la aplicación de un delito ambiental.
Por último, podría considerarse que la formulación de una política criminal ambiental es una
tarea de todos los sectores involucrados, y en este caso, son tanto los órganos del Estado como
la población misma: la protección del ambiente incumbe a los habitantes de una entidad
federativa, del Distrito Federal, del país y del planeta. Por lo tanto, están involucrados en la
formulación de una política criminal ambiental, tanto los órganos del Estado que tienen a su
cargo la función administrativa, como la legislativa y judicial, y también juega un papel
trascendente y decisivo la sociedad misma. Será también relevante identificar la actuación de
cada sector y su papel en la formulación, aplicación y vigilancia de la política criminal ambiental.
Los mecanismos de participación son, en la actualidad, efectivos medios para que la ciudadanía
pueda también intervenir e involucrarse en asuntos que le afectan, y la protección ambiental es
una de las principales preocupaciones en este sentido. Si bien no puede dejarse que la
ciudadanía criminalice al ambiente, si es prudente conocer cuáles son las principales
problemáticas en donde perciba que las autoridades administrativas son insuficientes para
resolverlas, y será entonces donde intervenga el Derecho Penal. Igualmente, si los legisladores
llegan a ser excesivos en la protección penal del ambiente, es igualmente válido que la
ciudadanía sea un indicador por medio de su opinión. Un Estado donde la ciudadanía no sienta
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que se protege su ecosistema, comete un error grave, pero sería más grave que no se tomara
en cuenta al ciudadano y no se le involucrara en esa protección.
2.2.3. Diagnóstico y lineamientos mínimos de una política criminal ambiental en México
En cuanto a la formulación de una política criminal ambiental, el problema radica, en parte, en
que no se había efectuado antes un diagnóstico sobre la situación de los delitos ambientales ni
federal ni localmente, y ya derivado de ese diagnóstico, podrían identificarse aspectos
susceptibles de mejora y de armonización, y también se desprenderían posibles líneas de
acción por parte de órganos legislativos, administrativos y judiciales (legisladores,
Procuradurías Generales de Justicia, Jueces y ciudadanía), con lo cual podría conformarse la
base de una política criminal ambiental local.
Había que entender, por un lado, la problemática institucional u orgánica, y por otro lado habrá
que efectuar un análisis del marco sustantivo aplicable a los delitos ambientales.
En general, puede afirmarse que al estudiar el estado que guardan las Fiscalías Ambientales o
Agencias Especializadas, donde las hay, se desprende la necesidad inmediata de fortalecer dos
ejes: difusión y coordinación. Tales ejes podrían ser, precisamente, las bases de una política
institucional en materia de justicia penal ambiental, y de estos se pueden desprender diversas
acciones, no únicamente para las Procuradurías Generales de Justicia locales, sino para las
demás instancias que puedan apoyar en la difusión de la identificación y prevención de la
delincuencia ambiental, así como las dependencias que puedan realizar acciones coordinadas
con el fiscalía, unidad o agencia especializada en delitos ambientales dentro de dichas
Procuradurías.
Sin embargo, aún con las circunstancias mejorables –por decir lo menos- de las Agencias,
Unidades o Fiscalías Ambientales locales, también hay que señalar que su creación,
aproximadamente desde el año 2001, ha sido el punto de partida para la protección penal del
ambiente contemporánea a nivel local y federal, reconociéndose tanto la importancia de que
intervenga el Derecho Penal en estas cuestiones, como resultado de que la depredación
ambiental de la que es objeto nuestro país ha rebasado desde hace muchos años a nuestras
autoridades administrativo-ambientales, aún reconociendo los importantes logros y esfuerzos
que se hacen en la materia, tanto federal como localmente.
En cuanto a la protección que debe darse al ambiente por medio de instrumentos penales, hay
que identificar también las materias en las cuales hay que sugerir lineamientos para la correcta
actuación del Derecho Penal, distinguiendo aspectos federales y locales, sin llegar a la miopía
ambiental. Por ejemplo, el adelgazamiento de la capa de ozono afecta a la población mundial y
esta problemática global se refleja tanto en tratados internacionales como en el delito federal
que sanciona el uso inadecuado de clorofluorocarbonados19 o CFC –que son residuos
peligrosos cuyo manejo compete vigilar y sancionar a las autoridades federales-. Sin embargo,
en el caso concreto de una política criminal ambiental, en relación con los CFC, estos no se
regulan localmente pues los residuos peligrosos son materia federal, pero existen problemáticas
locales relacionadas, como la tala, y al analizar sus causas, se tienen identificados fines de
tráfico de recursos forestales, permitir la visibilidad de espectaculares y los usos domésticos o
de autoconsumo, destacando que si bien la deforestación, en general, contribuye al
adelgazamiento de la capa de ozono, en lo particular esa deforestación requiere entender que
la tala local más relevante penalmente, atiende principalmente a los fines de tráfico
19
También conocidos como clorofluorocarbonos.
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mencionados (con fines propios de la delincuencia organizada), y entendiendo las causas de la
problemática local, también puede solucionarse una problemática nacional y global.
Del entendimiento de la problemática local de tala y de su adecuado análisis, se puede deducir
con una visión integradora propia de una política criminal ambiental, que la tala con fines de
tráfico de recursos forestales se da en entidades federativas cercanas o aledañas (como Estado
de México, Distrito Federal, Morelos y Michoacán, por ejemplo), con lo cual es fácil entender
que hay problemáticas nacionales, locales pero también regionales, donde se trascienden las
fronteras de una Ciudad o de una entidad federativa y allí encaja uno de los pilares o ejes de los
delitos ambientales: la coordinación.
Igualmente, en el ámbito local se tiene que partir de problemáticas específicas que quizá no se
comparten con otras entidades federativas; no será iguales las condiciones climáticas,
ecológicas, de fauna ni de flora, que se tenga en alguna selva Chiapaneca, que las que haya en
una Selva de Oaxaca o que las existentes en el desierto de Sonora, por dar un ejemplo, aunque
en cada caso sería conveniente efectuar un análisis de la problemática ambiental específica,
para determinar si está adecuadamente tratada por las instancias administrativas o si es
necesario que actúe el Derecho Penal en la protección ambiental.
Derivado de lo anterior, y atendiendo a lo específico que resultan la mayoría de los tipos
penales ambientales, es fácil concluir que en estos delitos existe, por una parte, un bien
penalmente tutelado genérico, común a todos los tipos penales, que es el ambiente; aunado a
esta noción, también existen bienes penalmente tutelados específicos, que se mencionan de
manera expresa en los delitos contra el ambiente de cada entidad federativa20.
Otra problemática que sería conveniente abordar es la relativa no sólo a la tipificación de delitos
ambientales, sino a las facultades del ministerio público, quien tiene a su cargo la investigación
de estos delitos, pues en ocasiones la misma norma penal lo ata de manos pues no se cuenta,
por ejemplo, con facultades para frenar el daño ambiental, o no puede actuar en ciertas
entidades federativas aún cuando la ciudadanía se lo indique y lo denuncie, por existir la
querella de una autoridad ambiental como un requisito de procedibilidad en este tipo de delitos
que, de manera prácticamente absoluta, deben de perseguirse de oficio, pues al tutelar bienes
difusos, la colectividad es el titular del bien penalmente tutelado y cualquier persona está
legitimada a ser denunciante al sentirse agraviada por una afectación a su entorno, a sus
ecosistemas, a sus aguas, etcétera.
No menos relevante será contemplar dentro de lineamientos mínimos, establecer que, con
costo cero, las Procuradurías Generales de Justicia pueden crear Fiscalías o agencias
especializadas en la investigación de estos delitos, en su caso21. La especialización de Jueces
penales, en materia de delitos ambientales, también podrá considerarse como un aspecto
fundamental para su implementación.
20
Volviendo al caso concreto del Distrito Federal, en los delitos ambientales pueden identificarse cinco elementos comunes,
señalados precisa y expresamente como bienes penalmente tutelados específicos, ya sea como elementos del tipo o como
calificativas: las áreas naturales protegidas, las áreas de valor ambiental, las áreas verdes en suelo urbano, las barrancas y el suelo
de conservación, aunque en ciertos casos, también se protege expresamente a las zonas de recarga de los mantos acuíferos.
21
Habrá que considerar que por lo que respecta únicamente al cambio de personal preexistente para crear una Agencia o Fiscalía
especializada, esto podría darse sin que costara ningún dinero adicional al ya destinado a las Procuradurías Generales de Justicia,
aunque también hay que reconocer que el grado de equipamiento con que e bisque dotar a esta área, significará una mayor
erogación a la ya prevista originalmente. Igualmente, la capacitación de los elementos ministeriales tampoco significará erogación
alguna pues las mismas autoridades ambientales locales podrán proveer este servicio, con lo cual ni la creación ni la capacitación
deben significar costo alguno. Reconociendo la crisis económica que vive el país, esta situación debe considerarse para eficientar
los recursos humanos y materiales de las Procuradurías Generales de Justicia, pero bajo ningún motivo debe ser obstáculo para la
especialización en materia de delitos ambientales.
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En materia de aspectos orgánicos, también hay que señalar que la policía que apoye las
labores ministeriales –policía de investigación, ministerial o judicial- o que se destine para la
prevención de la delincuencia ambiental –cuerpos de seguridad pública, policía preventiva, etc.sería conveniente que también se especializara. Por ejemplo, la Asociación Internacional de
Jefes de Policía, cuenta con Comité de Delitos Ambientales22, y la propia INTERPOL, también
cuenta con un Programa de Delitos Ambientales y con un Comité del Delito Ambiental, que está
integrado por dos grupos de trabajo: delitos en materia de contaminación y delitos en materia de
vida silvestre23; la cuestión no es menor.
También habrá lineamientos mínimos de una política criminal ambiental que no necesariamente
se traduzcan en la tipificación de delitos ambientales, modificación de normas administrativas o
en la implementación orgánica de áreas especializadas en la persecución y combate a los
delitos ambientales, sino que también se refieran al esencial tema de la coordinación, pues
además de resultar fundamental el apoyo de autoridades ambientales a las ministeriales, el
entendimiento del tema debe ser el mismo para un legislador, para un ministerio público, para
un Juez penal y para las autoridades ambientales, en términos generales.
Por lo anterior, lo ideal sería que, en materia de los mecanismos institucionales de formación,
especialización y actualización en materia de delitos ambientales, se diera una labor de
coordinación entre los institutos o instancias encargadas de la capacitación tanto de las
Procuradurías Generales de Justicia como de los Tribunales Superiores de Justicia estatales,
pues únicamente así se lograría que tanto Jueces como Agentes del Ministerio público tuvieran
exactamente las mismas bases en el tema.
Actualmente, no existe ningún programa de capacitación ni actualización permanente en la
materia, ni por parte de Tribunales Superiores de Justicia, ni por la Procuradurías Generales de
Justicia. Los cursos de actualización o diplomados relacionados con delitos ambientales y que
son coordinados por estas dos autoridades, no se realizan de manera coordinada entre ambas
instancias, aunque se llega a dar, comúnmente, que hay una participación de funcionarios de
ambas instancias en los cursos de actualización o capacitación, donde los llega a haber.
En conclusión, la política criminal ambiental debe caracterizarse por aportar lineamientos o
directrices muy generales, comunes a todas las entidades federativas, donde ya los aspectos
específicos correspondan instrumentarse y resolverse en lo particular por la legislatura local, por
las instancias ejecutivas locales respectivas –penales y administrativas- así como por los
Tribunales Superiores de Justicia locales. Esto es, deben sentarse las bases mínimas para que
haya reglas básicas pero también para que se permita el dinamismo propio de la materia por
todos los sectores involucrados, identificando y estableciendo líneas generales de política
criminal ambiental sin que esto implique atar de manos a las autoridades locales y, a su vez,
esta definición de los grandes temas permitirá centrar la atención de dichos sectores, para
generar e instrumentar soluciones que atiendan las problemáticas penales ambientales
específicas, más particulares.
22
http://www.theiacp.org/About/Governance/Committees/EnvironmentalCrimesCommittee/tabid/406/Default.aspx (consulta realizada
el 5 de octubre de 2009).
23
http://www.interpol.int/Public/EnvironmentalCrime/Default.asp (consulta realizada el 5 de octubre de 2009).
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2.3. Órganos y sectores involucrados en la elaboración e implementación de
lineamientos básicos sobre política criminal ambiental
En términos generales, los órganos legislativos crean las leyes, los órganos ejecutivos las
aplican e implementan, y los órganos judiciales aplican las normas en el caso concreto para
dirimir controversias.
En materia de justicia penal ambiental, se aplican exactamente los mismos criterios, pero
considerando también detalles específicos.
Las instancias legislativas, además de crear leyes, también tienen una importante labor como lo
es la aprobación del presupuesto, y por tanto, juegan un papel fundamental en la
implementación de la justicia penal ambiental pues de nada sirve un impecable marco
normativo sobre delitos ambientales si no hay recursos para que se cuente con el equipo y
tecnologías necesarios para emitir dictámenes técnicos, para medición de ruido, para la
adquisición de vehículos que permitan llegar a lugares inhóspitos como brechas, montañas,
bosques, selvas, etc. Así, sería deseable y útil, tanto una mejora en la redacción de la
legislación vigente sobre delitos ambientales, como dotar a las Procuradurías Generales de
Justicia de recursos para fortalecimiento de los recursos humanos y materiales destinados a las
unidades, agencias o Fiscalías ambientales respectivas.
En las autoridades administrativas o ejecutivas, hay que distinguir las relacionadas con
Procuración de Justicia y las ambientales. En el primer caso, no necesariamente deben
erogarse muchos recursos de manera inicial para la creación de una unidad, agencia o Fiscalía
ambiental, pues basta con separar, del personal ya existente, un grupo compacto que única y
exclusivamente atienda a estos delitos; dependiendo del antecedente histórico de denuncias,
será el personal que se destine a estas funciones ministeriales, buscando, obviamente, que
haya elementos ministeriales y policiales que hayan tenido ya contacto previo con los delitos
ambientales. Igualmente, la capacitación a autoridades ministeriales no tiene por qué
representar un obstáculo, pues en algunas entidades federativas hay Procuradurías
Ambientales y existen Secretarías de Medio Ambiente locales en todo el país, así como
Delegaciones de la PROFEPA y de la SEMARNAT, por lo cual, el acercamiento con las
problemáticas ambientales locales se puede generar con las mismas autoridades ambientales,
tanto locales como federales. Estas mismas autoridades, colaboran con las instancias penales
locales que no cuentan con el equipo suficiente, como falta de mapas o vehículos todo terreno,
por ejemplo.
Si bien, tanto la legislación administrativa como la penal incluyen la participación de las
autoridades ambientales como coadyuvantes dentro del proceso penal, se estima fundamental
que la Política Criminal Ambiental contemple la necesidad de contar en toda la República con
un trabajo homogéneo entre autoridades administrativas y penales.
En cuanto a las autoridades judiciales, hay que señalar que es conveniente que exista una
estrecha relación entre éstas y las Fiscalías o agencias de delitos ambientales. Es necesario
que exista el mismo conocimiento en un Juez y en un Ministerio público; esto es, fomentar una
armonización de criterios que sólo puede lograrse con base en la capacitación previa y conjunta
de los órganos judiciales y ministeriales; es prioritaria la coordinación de estos órganos en cada
delito ambiental consignado, literalmente, para que se llegue a una correcta procuración y
administración de la justicia penal-ambiental. En la medida en que ambas instancias estén de
acuerdo en la integración típica, en la sanción penal y en la gravedad e importancia que revisten
estos delitos, se podrá afirmar que se avanza en el tema.
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¿A quién corresponde formular la política criminal ambiental? Se insiste en que no sólo a los
órganos ejecutivo, legislativo y judicial, sino también a la sociedad civil. En la actualidad, se
reitera que se ha dado gran importancia al tema de la participación ciudadana en la toma de
decisiones, en todos los niveles de gobierno24.
En países como Estados Unidos de Norteamérica, la participación social es fundamental para el
cumplimiento de la normatividad penal-ambiental25.
Por lo anterior, resulta relevante que en la formulación de una política criminal ambiental esté
representada de manera transparente y activa la sociedad. Así, en los lineamientos que
sirvieran como pauta para formular esta política, sería conveniente precisar la manera en que
participe la sociedad, a través de diversos sectores. Si bien esto representa un nuevo sendero
para el Derecho Penal y en el ámbito criminal, la participación ciudadana o social resulta un
camino ya ampliamente recorrido en materia ambiental26.
En cuanto a ejemplos de quiénes están involucrados con la política criminal ambiental, en
Colombia existe un Consejo de Política Criminal, que elabora lineamientos en la materia27. En
dicho Consejo, se incluyen representantes no sólo de los órganos ejecutivo, legislativo y judicial,
sino también sectores privados, como instituciones académicas. Si bien podrían explorarse
nuevos mecanismos de apertura para incluir a más sectores de la población en la formulación
de lineamientos que afectan directamente, y de manera muy sensible, a la misma sociedad, el
ejemplo normativo de Colombia sirve para ejemplificar, en blanco y negro, que la sociedad
también jugará un papel activo en la formulación de una política criminal, mismo supuesto que
puede extrapolarse, por mayoría de razón, a la elaboración de una política criminal ambiental,
donde existe un doble interés de la colectividad: por un lado, la seguridad y la defensa ante el
delito, y por otro lado, la protección de un interés global, difuso y colectivo, como es el
ambiente.
2.4. Propuesta de lineamientos para la formulación de una política criminal ambiental
En cuanto a una política criminal ambiental, expresa, ya existen ejemplos, como la “Política de
persecución penal ambiental” elaborado por la Fiscalía General de Justicia de Costa Rica28. Si
bien este documento de políticas en materia de delitos ambientales no fue elaborado por todos
los sectores que se ha comentado que participan en la formulación de la política criminal -pues
sólo fue emitido por la Fiscalía General-, resulta un claro ejemplo de lineamientos aplicables a la
24
Por ejemplo, en la Ley Ambiental del Distrito Federal se destina un capítulo completo al tema de participación ciudadana (artículos
20 a 23), además de que esta participación está presente como parte de los criterios que deben observarse por las autoridades
ambientales del Distrito Federal (artículo 13).
25
Tal y como manifestó Susan Bromm, Directora de la Oficina de Actividades Federales de la Agencia de Protección Ambiental
(EPA), en su ponencia National priorities for environmental law enforcement and compliance, sustentada en la reunión anual del
grupo de trabajo para la aplicación y cumplimiento de la legislación ambiental en América del Norte, de la Comisión de Cooperación
Ambiental del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (CCA), celebrada en la Ciudad de México en octubre de 2008.
26
Como queda de manifiesto con los apartados sobre participación ciudadana de la Ley Ambiental del Distrito Federal, ya
comentada, o con el también amplio contenido de participación social contenido por la Ley General del Equilibrio Ecológico y la
Protección al Ambiente. Estos ejemplos normativos reflejan precisamente las ideas ambientalistas de que la sociedad debe
participar activamente en aquellos temas que le incumben directamente, sobre todo partiendo de que los derechos ambientales se
denominan “difusos”, puesto que no pertenecen a ninguna persona en lo particular sino a la colectividad. Para mayor información,
ver Besares Escobar, Marco Antonio; Ibarra Vargas, Samuel, Derecho Penal Ambiental, Porrúa, México, 2001.
27
Decreto 200 de 2003. Publicado en el Diario Oficial No. 45,086, de 3 de febrero de 2003, modificado por la Ley 888 de 2004,
publicada en el Diario Oficial No. 45.595, de 30 de junio de 2004, "Por la cual se modifica el Decreto 200 de 2003 en lo relacionado
con el Consejo Superior de Política Criminal y Penitenciaria”.
28
Circular 01 – 2005. Política de persecución penal ambiental. Original firmado por el Fiscal General de la República el 27 de enero
de 2005.
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justicia penal ambiental. Tal documento desarrolla: a) políticas de interpretación y aplicación de
los delitos; b) políticas procedimentales, y c) políticas de investigación y dirección funcional.
Se ha dicho que la política criminal tiene una vertiente legislativa, ejecutiva y judicial, pero
también resulta relevante la participación ciudadana en materia de protección al ambiente pues
éste implica intereses difusos, colectivos, globales. Sin embargo, también hay que señalar que
la participación colectiva está inmersa, de manera implícita y en algunos casos también
explícitamente, en normas jurídicas emanadas por los órganos legislativos, implementadas por
los órganos administrativos, y aplicadas en el caso concreto por los órganos judiciales; vale la
pena reflexionar sobre la especial relevancia de esta participación social, donde además, al
darle un papel principal a la sociedad, se le involucra no sólo como víctima de la delincuencia
ambiental sino también como protagonista de la solución, y al sentirse más involucrado el
ciudadano común y corriente, internalizará los esfuerzos de protección al ambiente que hacen
las diversas autoridades y que, dicho sea de paso, por buenos y plausibles que sean, no son
suficientes mientras la comunidad no participa y tome una posición pasiva frente al deterioro
ambiental del que somos víctimas. Por ello, aún cuando la participación ciudadana forma parte
de las políticas legislativa y ejecutiva –principalmente-, considero que es importante que
también se sugieran lineamientos directamente para la ciudadanía, donde se sepa protagonista
y no un mero espectador, y donde se le inste su interacción con los distintos órganos
gubernamentales, promoviendo la generación de una conciencia ambiental global. Por tanto, en
la formulación e implementación de medidas político-criminales en materia ambiental, se
considera viable abarcar tanto a órganos estatales como a la sociedad.
En este rubro, se presentan los principios básicos que se considera que forman los pilares de
una política criminal ambiental nacional29, para su observancia por las autoridades federales,
locales y municipales/delegacionales, y también por los órganos legislativos, administrativos y
judiciales.
Si bien los lineamientos se refieren a la materia local puesto que en materia federal existe un
claro avance en la materia, no es menos cierto que muchas líneas de política así como las
acciones sugeridas, pueden también observarse por las autoridades federales, como la
coordinación entre instancias ministeriales encargadas de la persecución de los delitos
ambientales y Jueces penales, o como la vinculación con autoridades legislativas y
administrativas.
Así las cosas, los presentes lineamientos de una política criminal ambiental, se sugieren como
referencia para las autoridades encargadas de la procuración y administración de justicia penalambiental así como por las instancias administrativas de apoyo a tales funciones, pero en
ningún momento se pretende que estos lineamientos o los documentos derivados de estos,
tengan obligatoriedad, pues sería tanto como desconocer el dinamismo del Derecho Penal
Ambiental, así como las atribuciones constitucionales de los diferentes órdenes de gobierno.
Igualmente, la modificación y adecuación del marco jurídico en esta materia, se reconoce que
podrá ser paulatino e integral de acuerdo a la reciente reforma constitucional del sistema
jurídico penal, y necesariamente incluirá modificaciones a los Códigos Penales y procesales,
29
Estas propuestas de lineamientos generales en materia de política criminal ambiental local, derivan de los diagnósticos
elaborados y analizados dentro del Grupo de Trabajo sobre Delitos Ambientales de la Conferencia Nacional de Procuración de
Justicia, considerando también los criterios técnicos señalados por obras especializadas. Estos lineamientos se basan en la práctica
de las instancias ministeriales que participan en tal Grupo, pues se han podido identificar problemáticas prácticas tanto
institucionales como sustantivas, y en donde también se han compartido experiencias de coordinación con sectores
gubernamentales y no gubernamentales, tanto delegacionales, locales, federales e incluso internacionales, como el caso de la
Comisión de Cooperación Ambiental del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
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Leyes Orgánicas del Poder Judicial y del Ministerio público, reglamentos, circulares,
instructivos, manuales internos, etcétera.
Para la adecuación e inclusión de nuevos tipos penales, será necesario capacitar a las
autoridades legislativas, judiciales y las dependientes del Poder Ejecutivo, entre ellas, la
Procuraduría General de Justicia, la Secretaría de Seguridad Pública, la Secretaría del Medio
Ambiente y, en su caso, la Procuraduría Ambiental; una vez concluida esa fase, sería
conveniente establecer grupos de trabajo con especialistas en materia ambiental, penal y
administrativa, para iniciar la labor de construir tipos penales ambientales, técnicamente
avanzados, claros y precisos, esto es, que no den lugar a interpretaciones diversas, evitando en
lo posible la casuística y exceso de elementos subjetivos y normativos, con el fin de facilitar su
acreditación por los órganos correspondientes y lograr una adecuada procuración y
administración de justicia -penal ambiental-.
Los lineamientos propuestos, son las siguientes:
Considerar que el Derecho Penal, conforme al principio de intervención mínima, es la última
instancia, por lo cual, y considerando también el principio de fragmentación, únicamente
habría que tipificar penalmente sólo las conductas depredadoras del ambiente más graves,
y cuya solución no ha podido alcanzarse por otras vías jurídicas –sustantivas e
institucionales-, evitando así sobrecriminalizar al ambiente.
Procurar que, en materia de delitos ambientales, los elementos normativos se encuentren
previstos y definidos por Leyes en sentido formal y material y, preferentemente, en el mismo
ordenamiento donde estén tipificados los delitos ambientales.
Considerar, tanto por ser una tendencia generalizada en el país como por la naturaleza de
los Códigos Penales, que son estos los cuerpos normativos idóneos para contemplar los
delitos ambientales, dándoles un Título específico, y donde también se ubiquen los delitos
contra la gestión ambiental así como las disposiciones generales, donde se señalen las
características especiales de estos delitos en cuanto a reparación del daño,
primodelincuentes, facultades de Jueces y Agentes del Ministerio público, etcétera.
Fortalecer tanto la prevención general como la especial en materia de delitos ambientales,
no únicamente a través de la previsión y aplicación de una pena sino también por medio de
campañas de identificación, denuncia y combate a la delincuencia ambiental, como
prevención general, coadyuvando en la formación de una cultura de respeto y protección al
ambiente, en todos los sectores de la sociedad que permita establecer una
corresponsabilidad en el cuidado y protección de nuestro entorno.
Crear una cultura de respeto y protección al ambiente tanto por las autoridades como por la
sociedad, a manera de prevención general de la delincuencia ambiental, donde se
establezca una corresponsabilidad ambiental entre ambos sectores (cultura como principal
herramienta de prevención).
Mantener una adecuada coordinación y comunicación entre las autoridades vinculadas con
la justicia penal ambiental, en todos los órdenes de gobierno (federal, local y
municipal/delegacional) así como con los diversos órganos (legislativo, ejecutivo y judicial).
Revisar periódicamente el marco jurídico aplicable a los delitos ambientales, local y
federalmente, efectuando un diagnóstico previo con base en las opiniones de órganos
legislativos, ejecutivos y judiciales, así como también recogiendo la opinión de la ciudadanía
y de expertos en la materia.
Reformar -y promover reformar- el marco jurídico vigente sobre delitos ambientales, en caso
de que mediante el diagnóstico correspondiente, se detecte la necesidad de actualizar el
mismo para poder combatir con mayor eficacia a la delincuencia ambiental.
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Realizar acciones coordinadas tendientes al combate de la delincuencia ambiental, para
efectos de lograr resultados más eficaces: autoridades federales; locales; autoridades
federales en coordinación con locales; operativos regionales, etc.
Dar especial importancia a las medidas tendientes a la recuperación ambiental y a la
conservación de ecosistemas.
Establecer programas permanentes de capacitación tanto a las autoridades ambientales
como penales, para efectos de perfeccionar el conocimiento técnico sobre la identificación,
denuncia y prevención de los delitos ambientales.
Actualizar a las autoridades ministeriales y judiciales en materia de derecho ambiental y de
delitos ambientales, por medio de los institutos de capacitación internos en cada autoridad y
a través de cursos y foros externos, apoyándose tanto en instancias académicas como en
las autoridades ambientales competentes, promoviendo también la participación del sector
académico.
Identificar criterios generales que sirvan para armonizar lineamientos sobre los delitos
ambientales, para efectos de proponer tipificaciones modelo de estos, que podrán tomarse
en cuenta por las Legislaturas locales al momento de crear o adecuar el marco jurídico
respectivo.
Considerar particularmente los diversos bienes penalmente tutelados específicos al
momento de efectuar las adecuaciones legislativas respectivas al marco aplicable a los
delitos ambientales.
Establecer un programa coordinado de información a la ciudadanía sobre la identificación,
denuncia y prevención de la delincuencia ambiental, tendiente a crear una cultura de
corresponsabilidad en la protección penal del ambiente.
Promover la presentación de denuncias ambientales, como instrumento para que las
autoridades competentes puedan conocer y resolver problemáticas ambientales, atendiendo
a su vez los asuntos por las instancias competentes (autoridades penales para hechos
posiblemente constitutivos de delito y autoridades administrativas para el caso de faltas
administrativas).
Mediatizar las acciones en materia de protección penal del ambiente para efectos de que la
ciudadanía pueda percibir de manera objetiva los esfuerzos en la materia y fortalezca su
cultura de protección al ambiente y su conciencia ambiental, pero también para que pueda
señalar a las autoridades en dónde hace falta un mayor esfuerzo.
Crear y mantener actualizado, por parte de autoridades administrativas en coordinación con
las instancias de procuración de justicia ambiental, un sistema integral de información en
materia de áreas naturales protegidas (ubicación, geoposicionamientos, características de
flora y fauna del lugar, servicios ambientales que se prestan en dicha área, declaratorias de
creación y decretos de modificación a las mismas, etcétera) y de sitios ambientalmente
relevantes para una entidad federativa, que permita una correcta integración de las
averiguaciones previas relacionadas con los diversos delitos que se pueden cometer en
tales áreas o sitios.
Buscar la unificación de criterios entre las autoridades ministeriales y judiciales, en materia
de delitos ambientales.
Aprovechar, por parte de los Municipios y de las Delegaciones Políticas (en el caso del
Distrito Federal), su cercanía e inmediatez con la ciudadanía, para efectos de conocer
problemáticas ambientales regionales, coordinar esfuerzos internos y generar mayor
conciencia ambiental.
Realizar estudios criminológicos y estadísticos sobre las causas de la delincuencia
ambiental, para su adecuado combate y prevención.
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Armonizar legislativamente las disposiciones que localmente se encuentran dispersas,
buscando que los delitos ambientales, por técnica penal, no se encuentren tipificados en
leyes ambientales sino en el Código Penal local respectivo.
Dentro de la armonización legislativa nacional, considerar que en entidades federativas que
compartan las mismas problemáticas ambientales, debe existir el mismo tratamiento de los
delitos ambientales que sancionan esas conductas: para problemas similares, soluciones
similares30.
Dotar de competencia a las autoridades ministeriales locales para que, de manera
precautoria y conforme a sus atribuciones constitucionales, contando con un soporte técnico
adecuado, puedan modificar, suspender o demoler obras por sí mismos, o en coordinación
con las autoridades ambientales y judiciales competentes31, pues con el tiempo, el daño
puede ser ya irreparable e irreversible.
Hacer uso, la autoridad ministerial, de mecanismos convencionales ya establecidos en las
normas penales, como el aseguramiento de instrumentos, objetos y productos del delito,
para evitar que continúe el deterioro ambiental que se esté causando en el caso concreto y,
en su caso, solicitar al Juez Penal las medidas precautorias que estimase necesarias para
evitar que los bienes jurídicos protegidos se sigan dañando o poniendo en peligro.
Implementar, en lo jurídicamente posible, mecanismos para que el órgano judicial emitiera
medidas precautorias para evitar que continúe la lesión o peligro al bien penalmente
tutelado, en un corto lapso, sin vulnerar la esfera jurídica del gobernado.
Establecer mecanismos de coordinación para que los institutos y centros de capacitación y
de formación, tanto de los Tribunales Superiores de Justicia como de las Procuradurías
Generales de Justicia, implementen de manera conjunta, programas de capacitación y
actualización en materia de delitos ambientales, lo cual fortalecerá una formación básica de
las autoridades ministeriales y judiciales, pero también coadyuvará a un acercamiento entre
estas instancias, que hoy parecieren antagónicas en materia de delitos ambientales.
Identificar las disciplinas científicas que permiten la adecuada investigación de los delitos
ambientales y el esclarecimiento de los hechos delictivos, a manera de criminalística
ambiental.
Generar criterios uniformes en materia de investigación policial sobre delitos ambientales,
apoyándose en experiencias federales, estatales e incluso de otros países e instancias
internacionales.
Establecer mecanismos internos de capacitación para los cuerpos policiales, tanto
ministeriales como de las diversas Secretarías de Seguridad Pública o sus equivalentes,
participando en su formación tanto representantes de las autoridades ministeriales como
judiciales.
Considerar a la difusión y a la coordinación, como ejes de las autoridades ministeriales
encargadas de la procuración de justicia penal ambiental.
Mantener entre las autoridades penales y ambientales, una estrecha relación.
30
Por esta razón, a manera de anexo, se incluye una propuesta de tipificación modelo de los delitos ambientales, la cual puede
servir como referencia al momento de legislar localmente sobre el particular.
31
Cabe señalar que normalmente los Códigos Procesales Penales locales, al referirse a las facultades del Ministerio público,
normalmente cuentan con una última fracción que precisa “Las demás que señalen las leyes”, como es el caso de la fracción XI del
artículo 2º del Código Federal de Procedimientos Penales. Bajo esta óptica, la misma norma legislativa faculta a que otra norma
legal dote de facultades al Ministerio público, en el entendido de que debe ser una Ley en sentido formal y material, y no una
disposición jurídica de menor jerarquía como un reglamento o circular, por ejemplo.
En un plano idóneo, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las Constituciones locales, podrían establecer, de
manera expresa, que las autoridades ministeriales tendrán facultades para realizar acciones tendientes a frenar o evitar el aumento
del peligro o daño ambiental.
Incluso, una vez que quedare perfectamente desarrollada la figura del Juez de control constitucional, podría pensarse que a éste se
solicitaran las medidas de suspensión, modificación o demolición de obras o actividades, según corresponda, en materia de delitos
ambientales.
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Establecer un sistema de reuniones periódicas entre autoridades federales y estatales, tanto
penales como ambientales, para efectos de evitar posibles conflictos competenciales y para
lograr mecanismos de coordinación y operatividad en el combate a la delincuencia
ambiental.
Promover la formación y capacitación de peritos, dentro de las Procuradurías Generales de
Justicia, en materias relacionadas con los delitos ambientales, como pueden ser en impacto
ambiental o química.
Compartir experiencias con las nuevas Fiscalías que se creen, por parte de las ya
establecidas.
Propiciar el acercamiento con instancias internacionales y con Fiscalías y Procuradurías
Ambientales de otros países, sobre todo en lo correspondiente a la investigación,
consignación y sanción de los delitos ambientales dentro de un sistema penal adversarial,
así como su argumentación y sustentación dentro de juicios orales.
A continuación, se señalan ciertas acciones específicas, que se consideran viables dentro de un
esquema que podría derivarse de una política criminal ambiental, fundamentalmente local
–aunque ya se señaló que nada impide que estas acciones también puedan implementarse, en
lo aplicable, por las instancias federales-. En algunos casos, las acciones que se sugieren para
los diversos órganos y sectores que a continuación se enuncian, ya se realizan por algunas
entidades federativas, en cuyo caso únicamente hay que darles seguimiento. En otros casos,
dichas acciones planteadas se refieren a gestiones que apenas se han comenzado a establecer
o que incluso no se han planeado ni implementado. En cualquier caso, lo que a continuación se
presenta son las líneas mínimas de justicia ambiental que se considera adecuado que se lleven
a la práctica por los órganos y sectores involucrados.
Procuradurías Generales de Justicia locales:
• Contar con un área especializada en delitos ambientales (Fiscalía, Unidad, Agencia, por
ejemplo).
• Procurar justicia penal-ambiental, a través del ejercicio de la acción penal en delitos
ambientales.
• Coordinar, internamente y con todos los sectores involucrados (privados y públicos, locales,
estatales, federales e incluso internacionales), una estrategia integral de información
electrónica e impresa sobre la identificación, denuncia y prevención de la delincuencia
ambiental.
• Perfeccionar un sistema de “inteligencia ambiental”, principalmente enfocado a la
investigación los delitos ambientales dentro de las áreas policiales competentes.
• Establecer y mantener actualizado un sistema estadístico de la delincuencia ambiental.
• Adquirir y mantener actualizada la tecnología de apoyo para la investigación de los delitos
ambientales: geoposicionadores, laptop con Internet de banda ancha para poder utilizarse
en campo, equipo operativo (lentes de visión nocturna, equipo de campismo, etc.).
• Establecer mecanismos de coordinación con las dependencias del Gobierno local sobre la
identificación, denuncia y prevención de la delincuencia ambiental.
• Sugerir e implementar medidas que contribuyan a la generación y fortalecimiento de una
cultura ambiental, a manera de prevención general de la delincuencia ambiental (incluso
dentro de la institución, como puede ser establecer programas de reciclaje de PET,
periódico, etc.).
• Coordinar y participar en operativos y acciones con otras autoridades, buscando una mayor
eficacia en la protección penal del ambiente.
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Prever, en la elaboración de su presupuesto anual, partidas específicas para fortalecer a las
áreas ambientales respectivas, tanto con equipo técnico (lentes de visión nocturna,
vehículos 4X4, GPS, etc.), como para contar con mayor personal, de ser el caso.
Realizar reuniones de coordinación con las Fiscalías ambientales locales de entidades
federativas aledañas, para identificar problemáticas comunes en cuanto al combate a la
delincuencia ambiental se refiere, y para efectos de planear operativos ambientales
regionales.
Gestionar la elaboración y difusión de material informativo a la sociedad y a otras instancias
gubernamentales.
Implementar cursos de capacitación conjuntos entre autoridades ministeriales y Jueces
penales.
Propiciar la creación de plazas de peritos ambientales así como establecer mecanismos
para su actualización permanente.
Capacitar a los cuerpos policiales sobre las características específicas de investigación
sobre delitos ambientales y coadyuvar con los otros cuerpos policiales en su formación y
capacitación en la materia.
Elaborar manuales de operación –tanto para autoridades ministeriales como policiales- para
la investigación de delitos ambientales.
Elaborar manuales para la integración de averiguaciones previas relacionadas con delitos
ambientales.
Fomentar la criminalística ambiental a través del fortalecimiento de áreas periciales.
Crear un acervo documental y mantenerlo permanentemente actualizado, donde se cuente
con la normatividad ambiental local que sirva para la integración del cuerpo del delito, sobre
todo considerando los elementos normativos del tipo.
Crear un acervo de mapas, tanto para efectos de los usos de suelo locales como para
identificar brechas y caminos que se adquieran con la práctica ministerial, pero también
considerando que a través de los mapas pueden identificarse puntos y zonas con mayor
influencia delincuencial, si se da un ejercicio ordenado de ubicación geográfica de lugares
denunciados.
Contar con un sistema de información geográfica, ya sea implementándolo por las áreas
técnicas correspondientes dentro de la Procuraduría General de Justicia, o por medio de la
coordinación con las autoridades ambientales locales.
Fortalecer la técnica penal, a través de la profundización en las aportaciones de la doctrina y
de la dogmática penal, dado que elementos como la imputación objetiva, facilitan el
entendimiento de los delitos ambientales, sobre todo en aquellos cometidos de manera
culposa, y el finalismo sirve también para la esquematización y sistematización de los
elementos del tipo –objetivos, subjetivos y normativos- en la acreditación del cuerpo del
delito, en los sistemas procesales locales que así lo permitan, o que no lo impidan al señalar
una forma distinta de acreditar dicho cuerpo del delito.
Fomentar la realización de foros académicos, sobre difusión, combate, investigación y
prevención de la delincuencia ambiental, entre otros temas.
Secretarías de Medio Ambiente y Procuradurías Ambientales locales:
• Presentar denuncias ante la detección de conductas comitivas de delitos ambientales.
• Vigilar el cumplimiento de la normatividad ambiental, para efectos de la prevención de la
delincuencia ambiental y para la presentación de la denuncia de hechos correspondiente al
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detectar alguna conducta ilícita o cualquier otra inobservancia a la normatividad
administrativa, que pudiera constituir un delito ambiental.
Apoyar la integración de averiguaciones previas en materia de delitos ambientales,
principalmente por medio de peritajes, dictámenes técnicos u opiniones especializadas, así
como proporcionando información sobre las solicitudes presentadas por las personas que
tengan la calidad de indiciados, así como sobre las resoluciones administrativas
relacionadas con las mismas, pues estos aspectos permiten entender la licitud o ilicitud de
la conducta desplegada en cada caso concreto.
Participar en operativos y acciones coordinadas con autoridades ministeriales, con lo cual
se logra una mayor eficacia en la protección ambiental, tanto penal como administrativa.
Realizar y facilitar la celebración de foros y reuniones de acercamiento entre la ciudadanía,
las demás autoridades ambientales y las autoridades ministeriales.
Dar seguimiento a campañas de orientación sobre la identificación, denuncia y prevención
de la delincuencia ambiental.
Efectuar análisis periódicos de los trámites ambientales que se llevan ante tales instancias,
para efectos de facilitar a la ciudadanía la gestión de los mismos, propiciando una cultura de
respeto y cumplimiento a la normatividad ambiental, en lugar de la realización de
actividades al margen de la misma (agilización en trámites y facilidades para poder solicitar
permisos o autorizaciones vía telefónica o por internet, por ejemplo).
Promover, dentro de su competencia, que el crecimiento urbano se dé en un marco de
estricto apego a la normatividad aplicable.
Proteger especialmente el suelo no urbano, impidiendo u sugiriendo que pueda cambiarse
el mismo a suelo urbano.
Legislatura local o Asamblea Legislativa del Distrito Federal:
• Mantener, por medio de las Comisiones competentes (normalmente la de equilibrio
ecológico y la de justicia, independientemente del nombre que reciban), un canal de
comunicación abierto con las instancias encargadas de procurar y administrar justicia.
• Adecuar el marco legal para generar un sistema eficaz de justicia ambiental,
fundamentalmente a través de una correcta tipificación de los delitos ambientales y de la
normatividad ambiental que sustenta y fundamenta los mismos.
• Dotar de recursos a los principales órganos encargados de la procuración y administración
de justicia ambiental, de manera en que puedan llevar a cabo sus funciones contando con
los recursos materiales y humanos necesarios.
• Promover foros sobre delitos ambientales, para el fortalecimiento tanto del tema como de
los mecanismos de participación ciudadana, en su carácter de representantes directos del
pueblo.
Órganos judiciales - Jueces penales:
• Cambio de visión: aplicación de sentencias condenatorias en materia de delitos
ambientales, cuando así sea procedente, conforme a criterios técnicos tanto en materia
penal como ambiental, considerando que su determinación en la sentencia abatirá la
impunidad ambiental y coadyuvará en el combate a este tipo de delincuencia; esto conlleva
el entender la importancia de la especialización en la materia.
• Armonización de criterios con autoridades ministeriales.
• Implementación de cursos de capacitación conjuntos entre autoridades ministeriales y
Jueces penales.
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•
•
Fortalecer la técnica penal, a través de la profundización en las aportaciones de la doctrina y
de la dogmática penal, dado que elementos como la imputación objetiva, facilitan el
entendimiento de los delitos ambientales, sobre todo en aquellos cometidos de manera
culposa.
Generar, con costo cero, un cuerpo de Jueces penales-ambientales, especializados en
delitos ambientales, tomando como base a Jueces que hayan conocido de estos delitos.
Sociedad:
• Fortalecer una cultura de respeto y protección al ambiente, como piedra angular de la
prevención de la delincuencia ambiental.
• Establecer una cultura de corresponsabilidad ambiental con las autoridades, conociendo las
principales funciones de las mismas en materia de justicia ambiental.
• Informarse sobre la identificación, denuncia y prevención de la delincuencia ambiental,
acudiendo a foros y eventos y solicitando información a las autoridades competentes.
• Presentar las denuncias de hecho por delitos ambientales.
• Conocer detalladamente los procesos y las gestiones propias de las averiguaciones previas
en materia de delitos ambientales, para entender correctamente el seguimiento dado a cada
una así como las determinaciones sobre las mismas.
• Conocer la información que deben recabar al detectar, en flagrancia, la posible comisión de
un delito ambiental (fotografías, videos, anotación de placas de vehículos, llamado a la
Secretaría de Seguridad Pública, etcétera).
• Conocer los mecanismos de auxilio de la fuerza pública para la detención de personas que
estén cometiendo, en flagrancia, un delito ambiental.
• Fomentar una actuación responsable de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en
materia de protección penal al ambiente, detectando delitos ambientales, denunciándolos y,
en su caso, apoyando la integración de las averiguación previa correspondiente, incluso
como coadyuvantes.
• Fortalecer, por el sector académico, la profundización en los temas relacionados con los
delitos ambientales, incluyendo desde al Derecho Penal Ambiental como una materia dentro
de la carrera de Derecho, como impulsando eventos académicos vinculados con la materia.
• Incentivar la elaboración de literatura en materia de derecho penal ambiental por
investigadores jurídicos y de otras disciplinas, para que la sociedad y las autoridades
puedan estar debidamente informadas y preparadas en la materia, al mismo tiempo de que
se genere inquietud en el tema por la colectividad, contribuyendo también la doctrina, en
cierto grado, a la prevención general de la delincuencia ambiental.
2.5. Propuesta de criterios político-criminales para armonizar la regulación local de
delitos ambientales
2.5.1. Principios generales. Existen reglas comunes para los delitos ambientales, y que son
aplicables tanto en materia federal como local. En este entendido, bien valdría la pena
dedicar un apartado de “principios generales aplicables a los delitos ambientales” en la
legislación penal-local. Se proponen los siguientes aspectos generales, dentro de los cuales
puede haber rubros que se consideren como “Principios generales” dentro del mismo
ordenamiento que regule estos delitos:
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2.5.2. Ubicación de los delitos ambientales. Aunque la tendencia es clara hacia considerar a
los delitos ambientales localmente dentro de los Códigos Penales, hay ciertos casos donde
se contemplan en las Leyes Ambientales. Como un ejercicio de armonización normativa, los
delitos ambientales sería conveniente que se incluyeran en un Título específico dentro del
Código Penal local, no en leyes ambientales. A su vez, resultarían también ociosas las
referencias de las Leyes Ambientales en el sentido de que los delitos ambientales se
regularán por las normas penales respectivas, y en un ejercicio de mejora regulatoria y de
consistencia normativa, podrían eliminarse tanto los tipos penales como las referencias a
delitos ambientales de las Leyes Ambientales, y regularse tanto los aspectos generales
como los tipos ambientales y las sanciones penales específicamente aplicables, en el
Código Penal, tal y como se hizo en la materia federal en la reforma que marcó el inicio del
Derecho Penal Ambiental contemporáneo en nuestro país, publicada el 13 de diciembre de
1996 en el Diario Oficial de la Federación. Por último, en este rubro vale señalar que más
que el equilibrio ecológico, la regulación de estos delitos protege al ambiente, en general, y
si a esto se suma el hecho de que hacer referencia al “medio ambiente” resulta repetitivo o
tautológico, se recomienda regular estos delitos bajo el apartado “Delitos ambientales”.
2.5.3. Complejidad técnica de los delitos ambientales y accesoriedad administrativa. Dada la
multiplicidad de elementos normativos, se da el fenómeno de la accesoriedad
administrativa, donde materialmente la norma administrativa alimenta a la penal. Aunque
más adelante se propone que las definiciones de los delitos ambientales se contemplen en
el mismo ordenamiento que los tipifica, en este apartado cabe reflexionar que, en muchas
ocasiones, se hace referencia por los tipos ambientales a que la conducta específica se
realice en contravención a reglamentos, autorizaciones o normas, por ejemplo, lo cual
puede vulnerar el principio de legalidad en los delitos ambientales y pudiera generar una
inconstitucionalidad al intentar aplicar dicho delito en el caso concreto; por lo tanto, se
recomienda o que el tipo penal sólo hable de la ilicitud o, en el mejor de los casos,
simplemente señale que se sancionará con una pena determinada “a quien lleve a cabo las
siguientes conductas”, sin hacer referencia a normas, reglamentos o autorizaciones, con lo
cual la integración será igualmente complicada, pero la posible inconstitucionalidad ya no
deviene del texto mismo de la ley –penal- sino de su aplicación. Por lo anterior, habrá que
considerar que las leyes penales en blanco en materia de delitos ambientales, en relación
con la accesoriedad administrativa propia de los mismos, deberá resolverse técnicamente
con meras referencias a ordenamientos e instrumentos administrativos de jerarquía menor
que la Ley, en sentido formal y material, pero no considerando los ordenamientos en donde
se encuentran los elementos normativos, como fundamentos directos de la consignación
sino, precisamente, como meras referencias.
2.5.4. Punibilidad en los delitos culposos. Se considera que, en principio, resulta pertinente
poder sancionar penalmente todos los delitos ambientales locales cometidos de manera
culposa, principalmente aquellos relacionados con la contaminación en todas sus vertientes,
incendios, tala de árboles e incluso asentamientos irregulares, puesto que por medio del
error de tipo vencible, se puede generar impunidad para los ocupantes de los mismos al
argumentar que no conocían el tipo de suelo invadido, y como el error de tipo vencible lleva
a aplicar la sanción del delito culposo sólo cuando está previsto sancionar penalmente dicha
comisión, la falta de previsión de la sanción penal en los delitos culposos –numerus clausus, lleva a la impunidad ambiental en no pocas ocasiones. Si no se sigue el criterio de
numerus clausus sobre los delitos culposos, de cualquier manera se considera prudente
señalar expresamente en el Código Penal la posibilidad de aplicar una pena disminuida
cuando los delitos ambientales se cometan culposamente, para evitar interpretaciones y
subjetivismos.
2.5.5. Tratamiento de los delitos de peligro y de resultado. Se recomienda que la regulación de
los delitos vinculados con la contaminación, puedan sancionarse sin necesidad de
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demostrar el daño a la salud o al ambiente, pues además de que en la práctica se vuelven
tipos inaplicables, la mera realización de la conducta ya es peligrosa en sí misma,
considerando los criterios dogmático-penales del daño acumulativo, aplicados a la materia
ambiental. La mejor fórmula es simplemente describir la conducta que se considera
peligrosa al ambiente, sin necesidad de señalar expresamente en el tipo que podrá
sancionarse dicha conducta cuando genere un daño o peligro al ambiente, pues tal mención
únicamente genera mayor carga procesal a la autoridad ministerial o judicial, puesto que se
tendrá que comprobar si en cada caso se generó un daño o un riesgo, lo cual es innecesario
si se parte de que hay estudios ambientales previos que permiten afirmar que la mera
realización de una conducta, es atentatoria del ambiente; quizá únicamente valdría
considerar como calificativa que la conducta llevada a cabo hubiera generado un daño al
ambiente, ya sea en lo general, o en ciertos bienes tutelados específicos como suelo de
conservación, área natural protegida, barrancas, zonas de recarga de mantos acuíferos,
bosques, equilibrio ecológico, etcétera. En su caso, de no considerarse viable la tipificación
de un delito bajo el esquema de peligro abstracto (únicamente describiendo la conducta en
el tipo), podría señalarse en el mismo la fórmula “con daño o peligro de…”, con lo cual,
además de prever la hipótesis de resultado (con daño), también se prevé un peligro
concreto, pues no bastará realizar la conducta prevista en el tipo específico, sino que la
autoridad ministerial, normalmente bajo la figura del dictamen técnico o pericial en materia
ambiental, acreditará un peligro o riesgo específico, en el caso en particular.
2.5.6. Penas y medidas de seguridad. En primer lugar, es recomendable seguir un esquema de
penas y medidas de seguridad específicas en materia ambiental, tomando como base el
esquema señalado en el Código Penal Federal, en lo que resultare aplicable y fuere
competencia local. Por otro lado, si bien no se niega que en los delitos ambientales es
igualmente relevante separar de la sociedad a ciertos delincuentes especialmente
peligrosos, como los taladores con fines de tráfico de recursos forestales, resulta en
ocasiones más benéfico para el ambiente que a los delincuentes menores, que sean
primodelincuentes y que tengan derechos preliberatorios de conformidad con el derecho
procesal local respectivo, puedan estar libres pero realizando labores pro-ambientales
supervisadas por las autoridades, que pueden ir desde medidas menores como utilizarlos
de apoyo al personal local o municipal/delegacional de servicios urbanos o de limpia –
recogiendo la basura-, como dando pláticas, contribuyendo en actividades de siembra y
plantación de árboles, colocación de cubierta vegetal, etc. Así, se concluye que es
adecuado incluir un catálogo con las penas y/o medidas de seguridad que podrán aplicarse
en los delitos ambientales, adicionales a las del catálogo general respectivo, e incluso
contemplando una posibilidad genérica para llevar a cabo las acciones y obras necesarias
en el caso específico, para evitar un mayor daño al ambiente. El apartado que contemple
estas disposiciones, puede incluirse en el rubro de “Disposiciones comunes” o “Reglas
especiales”, dentro del Título respectivo que regule los delitos ambientales. Puede tomarse
como referencia, el texto federal.
2.5.7. Delitos graves. Considerando el fuerte deterioro ambiental del cual es víctima nuestro
país, en general, y sin dejar de perder de vista que el Derecho Penal es la ultima ratio,
existen resultados positivos si en aquellas conductas depredadoras del ambiente
especialmente dañosas –principio de fragmentación aplicado al Derecho Penal Ambiental-,
se les considera como delitos graves; a fin de cuentas, la ejemplaridad del Derecho Penal
se aprecia mejor en aquellos delitos donde no hay libertad caucional durante el proceso, y
se conservan principios garantistas y no autoritarios si se consiguen sentencias rápidas por
los Jueces Penales, donde se privilegie la excarcelación controlada y supervisada con fines
de restauración del daño ambiental, sobre el encarcelamiento prolongado. Desde este punto
de vista, y considerando la experiencia nacional, podrían considerarse graves delitos como:
a) asentamientos irregulares, en cualquier lugar, tanto en suelo rural como urbano, puesto
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que aún cuando es obvio que generan mayor daño al asentarse en suelo de conservación o
forestal, o en zonas de recarga de mantos acuíferos, generan también problemáticas
ambientales graves relacionadas con la sobrepoblación de una especie, como la
insuficiencia en la provisión de recursos o la sobreexplotación para lograr la satisfacción de
necesidades adicionales a las de la comunidad preestablecida, no dejando de considerar
que sería conveniente tipificar como un delito autónomo la organización de invasiones,
independientemente del resultado –invasión- o de que quienes inciten dichas ocupaciones o
invasiones, habiten en los mismos lugares invadidos, puesto que los líderes normalmente
quedan impunes gracias al poco alcance del delito tipificado localmente; b) los relacionados
con recursos forestales, donde se propone considerar como calificativas de tala, la que se
realiza en áreas naturales protegidas, suelo de conservación, zonas de recarga de mantos
acuíferos, así como la vinculada con el tráfico de recursos forestales y con talamontes, o la
que se lleve a cabo con ciertos instrumentos o herramientas como motosierras, la que se
realice por dos o más personas, etc., no omitiendo también considerar como delitos graves
los demás actos subsecuentes de la tala con fines de tráfico, como su transporte y
transformación ilícitos; c) la contaminación que genere un daño comprobado a la salud o al
ambiente o la que se genere en áreas naturales protegidas, suelo de conservación,
barrancas o zona de recarga de mantos acuíferos, por ejemplo; d) los delitos de cambio de
uso de suelo también representan delitos especialmente graves puesto que cambian las
condiciones naturales del suelo y, en el mejor de los casos, retardan varias décadas los
procesos ecológicos naturales, aunque pueden llegar a generar problemas más
permanentes como la desertificación del suelo o la contaminación y respectivo desuso del
mismo, y también es recomendable considerar –incluso expresamente- como un delito de
cambio de uso de suelo, los centros de transformación de madera que no cuenten con las
autorizaciones respectivas de uso de suelo –aserraderos clandestinos-; e) aquellas
conductas que representen graves problemáticas ambientales locales, con base en el daño
ambiental generado, como la descargas de residuos de la industria de la construcción en el
caso del Distrito Federal, situación que podría también aplicarse, por ejemplo, al Estado de
México, donde ya está comenzando a expanderse la problemática de tiro clandestino.
2.5.8. Definiciones. Dado que en prácticamente todas las entidades federativas y en el Distrito
Federal es necesario acudir a reglamentos y normas ambientales locales para la integración
de los tipos ambientales, se considera que sería adecuado que se incluyera, dentro de las
disposiciones generales, un apartado sobre definiciones, lo cual, entre otros beneficios,
salvaría una posible inconstitucionalidad, y en otro rubro, facilitaría a las autoridades que el
mismo ordenamiento penal diera las bases sobre cómo entender a los elementos
normativos. En este rubro se podrían incluir las definiciones de las mismas disposiciones
locales (leyes, reglamentos, normas ambientales, acuerdos, listados, etc.), para efectos de
salvaguardar que la integración del tipo penal, en el caso de los elementos normativos, sea
a través del mismo Código Penal. Igualmente, para efectos de la armonización de criterios,
se consideraría prudente que hubiera ciertas definiciones estandarizadas a nivel nacional,
para que los Agentes del Ministerio público y los Jueces de todo el país, entiendan lo
mismo, en las mismas problemáticas ambientales, en ocasiones compartida no sólo en 2 ó
más entidades federativas sino incluso regionalmente (tala, suelo no urbano, zonificación,
etc.).
2.5.9. Facultades específicas del ministerio público. Existen facultades señaladas
expresamente en el marco federal, que bien pueden tomarse como ejemplo en el ámbito
local. Tal es el caso de la competencia expresa para solicitar dictámenes y opiniones
técnicas a centros educativos, institutos de investigación científica y organismos públicos,
federales o locales –lo cual puede contemplarse expresamente como una facultad de la
autoridad ministerial o judicial-. Igualmente, se señalan como competencia tanto de los
Jueces penales como de la autoridad ministerial, el suspender, modificar o demoler obras, lo
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cual podría ordenarse y ejecutarse bajo el sustento de una opinión o dictamen técnico, y
cabe señalar que estas acciones podrían darse desde un primer momento como medidas
cautelares ordenadas por la autoridad ministerial para efectos de detener o frenar el daño
ambiental, pues si sólo se contemplan como criterios para la reparación del daño, se
definirán hasta la sentencia, donde después de meses o incluso años, quizá el daño
ambiental sea ya irreparable.
2.5.10. Procedibilidad. En muchos casos, aún existe la exigencia normativa de que los delitos
ambientales deben perseguirse por la querella de autoridades ambientales, lo cual genera
burocratización e impunidad ambiental, además de ser una práctica que atenta contra la
naturaleza misma de los delitos ambientales, que tutelan intereses difusos, cuya titularidad
no corresponde sólo a las autoridades sino a cualquier persona, en general. Por lo tanto, un
criterio de armonización y apegado a principios ambientales, sería el de señalar
expresamente que los delitos ambientales se perseguirán de oficio, pudiendo presentar la
denuncia cualquier persona, sin perjuicio de la facultad de las autoridades ambientales para
que puedan hacer del conocimiento de la autoridad ministerial, hechos posiblemente
constitutivos de delitos, de los que hubieren tenido conocimiento con motivo del ejercicio de
sus funciones. Por último, también habrá que considerar en este punto que la misma
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ya abrió la puerta para la acción
penal particular, lo que significa que en los casos en que se determine por la norma
procesal respectiva, una persona podrá ejercer la acción penal directamente ante una
autoridad judicial, como sucede en la materia civil, mercantil, familiar, etc.; habrá que valorar
ventajas y desventajas de establecer esta acción en materia de delitos ambientales, con
base en la experiencia internacional.
2.5.11. Oralidad. De conformidad con la reforma constitucional de 2008, se ha adoptado el
sistema penal adversarial, pero el artículo transitorio segundo de dicha reforma permite la
implementación local de los juicios orales por región o por delito. Se recomienda que la
práctica internacional, que la experiencia local en donde ya existiere este sistema, así como
la propia experiencia en materia procesal civil, sean el fundamento para que cada entidad
federativa adopte el sistema de juicios orales en materia de delitos ambientales, destacando
que la intención última del Órgano Constituyente Permanente es que todos los delitos se
cubran por este sistema. También habrá que considerar que en los delitos ambientales no
cabría, por su naturaleza difusa y por su consecuente persecución de oficio, una
negociación o arreglo entre la autoridad ministerial y el procesado, para que cambiara la
reparación del daño a cambio de abandonar la acción penal. Sin tomar una actitud extrema,
podría pensarse en que los delitos ambientales graves o superiores a cierta penalidad, o
que hubieren generado un daño no menor, no podrían estar sujetos a negociación alguna, y
por el contrario, en aquellos delitos con daño ambiental menor, no graves, donde se acredite
que ya se reparó el daño, podrían llegarse a arreglos documentados en la misma
indagatoria, siempre y cuando también se señalasen medidas proambientales adicionales a
la reparación del daño.
2.5.12. Coordinación entre autoridades. Aunque aparentemente este punto no necesariamente
debe contemplarse expresamente en el Código Penal, pues está señalado en casi la
totalidad de las Leyes Ambientales estatales, resulta más claro incluirlo como un principio,
haciendo hincapié en que esta coordinación fluya de manera permanente y no únicamente
en la solicitud de dictámenes técnico-ambientales, sino que se recomienda, a manera de
acercamiento, para conseguir una especialización y profesionalización, cursos de
capacitación y actualización conjuntos, tanto entre autoridades locales –ministeriales y
ambientales-, como entre éstas y las federales, e incluso plantear bases para el
acercamiento entre los órganos legislativo, ejecutivo y judicial.
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2.5.13. Bienes penalmente tutelados específicos. Como se ha mencionado, en los delitos
ambientales existe una doble categoría de bienes: uno común, genérico, que es el
ambiente, y diversos bienes específicos que se derivan de la redacción misma del tipo, y
que cambian de una entidad federativa a otra; cada una tiene problemáticas ambientales
específicas y sabrán a qué darle especial atención. Por tal motivo, la redacción local de los
delitos ambientales, aún bajo criterios de homologación y armonización, podrá ser diferente
en una y otra entidad federativa.
2.5.14. La salud como bien penalmente tutelado. Aunque en prácticamente la totalidad de las
actuales redacciones de los tipos ambientales locales en todo el país, contemplan a la salud
o a la salud humana –más específicamente- como un bien tutelado particular, habrá que
reflexionar si la salud humana realmente debe ser tutelada por estos delitos, pues en la
reforma federal de 2002, parte de los argumentos empleados fue sostener que la salud no
es que sea irrelevante, sino que puede y debe ser tutelada por otra categoría de delitos,
como aquellos que protegen la integridad corporal. Por tal motivo, se considera adecuado
que, de hacerse un ejercicio nacional de homologación y armonización de criterios, la salud
humana no sería conveniente que se siga incluyendo como un bien penalmente tutelado por
los delitos ambientales locales.
2.5.15. Responsabilidad penal de las personas morales. Si bien el tema se trata en la mayoría
de los ordenamientos que regula los delitos ambientales, se considera conveniente
establecer, sin entrar a mayores honduras para evitar confusiones e interpretaciones, que
también las personas morales podrán ser responsables de delitos ambientales, en los casos
en que obtuvieren un beneficio derivado de la conducta realizada en el caso concreto, o
cuando se demostrare que las personas que llevaron a cabo una conducta posiblemente
delictiva, son empleados, socios, asociados y tienen alguna vinculación jurídica con dicha
persona moral. Esto será, a su vez, motivo de que las personas morales sean
especialmente cuidadosas en las actividades que llevan a cabo sus contratistas; por
ejemplo, en materia de residuos, el generador (persona moral), normalmente es
considerado por la normatividad administrativa, como corresponsable del manejo o
transporte inadecuado del mismo.
2.6.
Recomendaciones sobre la regulación de delitos ambientales, por categorías
2.6.1. Tala y delitos forestales.
2.6.1.1. Sin violar la esfera federal, resulta viable tipificar localmente el transporte de recursos
forestales, maderables y no maderables, por cantidades que no excedan de 4 metros
cúbicos de madera en rollo o su equivalente; si se excede de esta cantidad, la
conducta podrá ser sancionada penalmente a nivel federal, y lo que se busca con su
correspondiente regulación local es que no se dé la impunidad por vacíos normativos.
Aunque hay criterios que consideran que no es viable legislar localmente el delito de
transporte de recursos forestales, la jurisprudencia no ha considerado como
inconstitucional la regulación local de este delito en las entidades federativas que así lo
contemplan (como Estado de México, Michoacán o, en su momento, Chiapas), sino
que sólo acota la cantidad transportada para la mencionada delimitación de
competencias32.
32
Obviamente, no existirían interpretaciones sobre este particular si en la propia Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, o
mejor aún, en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se contemplara expresamente que la materia forestal
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2.6.1.2. Para efectos de control sobre el “transporte hormiga” de madera, y para evitar la
impunidad, sería de suma utilidad un registro detallado sobre las inspecciones
realizadas por PROFEPA en vehículos que transportan madera, dando especial
importancia a contemplar los datos del vehículo, del conductor y del cubicaje de la
madera transportada ilícitamente; este registro facilitaría que de una inspección
administrativa se derivara una detención en flagrancia, si una persona ha transportado
acumulativamente más de 4 metros cúbicos de madera en rollo o su equivalente, en
términos del Código Penal Federal.
2.6.1.3. Se recomienda sancionar localmente, como delito grave, la tala en bosques, suelo de
conservación, área natural protegida, barrancas o zonas de recarga de mantos
acuíferos, por mencionar los casos más significativos y los bienes penalmente
tutelados que sería especialmente relevante proteger.
2.6.1.4. En el mismo sentido de actividades con fines de tráfico de recursos forestales, dentro
de los delitos locales de cambio de uso de suelo, se encuentran los aserraderos
clandestinos, en virtud de no contar con autorizaciones locales de uso de suelo, con
independencia de que federalmente se les sancione penalmente por realizar
actividades de aprovechamiento sin contar con la autorización respectiva.
2.6.1.5. Se recomienda también, con base en las experiencias locales, sancionar como grave
aquella tala que, a manera de calificativas, se realiza con instrumentos como
motosierras –como lo tiene tipificado el Estado de México-, aquella en donde también
se encuentren armas de fuego –que no está previsto en ningún Código Penal o Ley
Ambiental- o simplemente la que se lleva a cabo por 2 ó más personas, con lo cual se
salva el obstáculo de que durante una persecución, los talamontes escondan o arrojen
instrumentos del delito y no puedan ser encontrados los mismos.
2.6.1.6. Por motivos político-criminales, no se considerar viable sancionar como delito la poda,
el desmoche o el simple corte de ramas de árboles sino sólo cuando causen o puedan
causar la muerte de un árbol, en cuyo caso el tipo básico podría ser la destrucción total o parcial-, tala o muerte de uno o más árboles.
2.6.2. Incendios y quemas.
2.6.2.1. Distinguir los incendios de las quemas, pues en ambos supuestos se puede dañar, por
medio del fuego, suelo ambientalmente relevante y diversos recursos naturales;
tradicionalmente se habla de que la quema es un incendio “controlado”, mientras que el
incendio es la expansión de fuero sin control alguno33.
2.6.2.2. Existen diversas problemáticas detectadas localmente: no en todas las entidades
federativas se regulan los incendios forestales, cuando se regulan existe una acotación
para que se puedan considerar como delitos ambientales y además existe aún un
concurso aparentemente de normas pues en ocasiones se contempla en un mismo
ordenamiento el incendio como un delito ambiental, como un delito de seguridad y/o
como un delito patrimonial. Por lo tanto, se considera que podría contemplarse,
únicamente por lo que respecta como delito ambiental, el incendio en bosques, áreas
verdes, suelo de conservación, barrancas y áreas naturales protegidas, y considerando
las condiciones ambientales que subsisten en el país por las sequías, por la
podrá regularse administrativa y penalmente de manera concurrente, a manera de recomendación político-criminal vinculada con la
normatividad administrativa. Igualmente, en esta misma congruencia y para efectos de la accesoriedad administrativa en los delitos
ambientales, sería conveniente una adecuación a la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable en donde expresamente se
señalara que el transporte ilícito de recursos forestales podrá ser sancionado penalmente, tanto local como federalmente.
33
En el caso de Yucatán, por ejemplo, existe una Ley de Incendios, que prevé la definición tanto de “incendio” como de “quema”;
esta ley, publicada en el año de 2005, sustituyó a la “Ley de Quemas”, que se publicó desde el año de 1977.
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deforestación y por la tala clandestina, la pena también podría unificarse, considerarse
como un delito grave cuando se cometiere dolosamente o cuando generara un daño
ambiental superior a ciertas hectáreas, para cuyo cálculo sería útil estudiar la
problemática local de incendios. Igualmente, sería también conveniente establecer
expresamente que, de aplicarse la pena por el incendio como delito ambiental, no
resultarán aplicables otras disposiciones sobre incendios, aunque estén contemplados
por el mismo Código Penal o por la norma local respectiva.
2.6.2.3. Habrá que considerar que en materia de quemas podría darse un concurso ideal con el
incendio, puesto que las mismas son tratadas como cambios de uso de suelo, si el
Programa General de Ordenamiento Ecológico o su equivalente, así lo establecen34.
Igualmente, en materia de quemas, habrá que analizar y atender las disposiciones
locales respectivas, puesto que existen entidades federativas donde hay reglamentos o
lineamientos específicos sobre quemas.
2.6.2.4. Para evitar una sobrerregulación y una inadecuada integración típica, se considera
adecuado que la normatividad ambiental local, distinga las quemas de los incendios.
2.6.3. Delitos de contaminación.
2.6.3.1. En la mayoría de los casos, se contemplan como delitos de resultado, lo cual ha
generado impunidad, puesto que se hacen inviables y poco acreditables las conductas
que al estar vinculadas con la emisión de contaminantes, generan por sí un riesgo al
ambiente. Ambientalmente, la emisión y consecuente difusión o dilución de
contaminantes, sobre todo en gases y líquidos, hace prácticamente imposible su
rastreo, ubicación y cuantificación precisos, por lo que no puede demostrarse una
afectación particular. Igualmente, el hecho de que se exija un daño a la salud, se
vuelve inaplicable puesto que en la salud humana influyen múltiples factores exógenos
e incluso endógenos, como propensiones genéticas o tendencias hereditarias, con lo
cual, al igual que en la acreditación del daño ambiental, la persecución y sanción penal
por daños causados a la salud en el caso de los delitos ambientales, se vuelve
imposible de probar. Bastaría con que localmente se regulara la emisión, descarga o
depósito de contaminantes de cualquier especie, sin que expresamente tenga que
señalarse referencia alguna de daño o peligro ni a la salud ni al ambiente. A fin de
cuentas, aún en los supuestos de sanción por delitos de peligro abstracto, mientras no
se acredite la lesión o peligro al bien jurídico penalmente tutelado, no habrá sanción
alguna, de conformidad con el principio dogmático de la antijuridicidad material, que se
prevé expresamente en algunos Códigos Penales locales, como el del Distrito Federal.
2.6.3.2. En cuanto a la unificación en la redacción, la mayoría de los ordenamientos locales,
prevén los mismos supuestos: actividades riesgosas; residuos sólidos; contaminación
de aguas; contaminación por olores, ruido, vibraciones, energía térmica o lumínica –en
el caso de Colima también se prevén las radiaciones electromagnéticas-. Se considera
que la previsión local de estas conductas es adecuada, pero hace falta unificar los
criterios sobre los verbos rectores, procurando evitar que el exceso de los mismos
genere incertidumbre o confusión, pero también cuidando que la falta de previsión
expresa de una conducta, puede tomarse como un vacío normativo y generar
impunidad (por ejemplo, el manejo ilícito de residuos sólo está contemplado
expresamente como delito local en Chiapas, Distrito Federal y Durango).
2.6.3.3. Hay que considerar que la tipificación de actividades riesgosas llevadas a cabo de
manera ilícita, no corresponde en realidad a la categoría de delitos de contaminación.
34
Tal es el caso del Distrito Federal, donde el Programa General de Ordenamiento Ecológico prevé en su tabla respectiva, que las
quemas están prohibidas en todo tipo de zonificación dentro del suelo de conservación.
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Técnicamente, el delito relacionado con la realización de actividades riesgosas, sería
conveniente que se contemplara en un rubro aparte de los delitos sobre contaminación,
y habrá que velar que su definición sea clara y acorde con la normatividad local
aplicable, aunque dado que la mayoría de estas actividades se prevé en acuerdos o
listados, que son instrumentos administrativos de jerarquía inferior a una Ley en
sentido formal, se sugiere incorporar una definición –aun general-, siendo el lugar
idóneo de la misma, en un glosario de términos técnico-ambientales dentro del mismo
Código Penal.
2.6.3.4. Si una conducta no representa una problemática ambiental local, real, no tendría por
qué estar prevista en una norma de naturaleza penal, y antes de un ejercicio de
homologación o armonización normativa, podrían atenderse principios fundamentales
del Derecho Penal, no debiendo sobrecriminalizar al ambiente, sino tipificar sólo los
delitos ambientales que así lo ameriten y en donde exista una justificación técnicoambiental real y comprobable. Lo anterior, si bien aplica para todos los delitos
ambientales, en general, resulta especialmente importante considerarlo en los llamados
“delitos grises”, puesto que existen múltiples verbos rectores y objetos del delito, y hoy
representan una parte representativa, si no es que la mayor cantidad de delitos
ambientales, redactados en los ordenamientos respectivos.
2.6.3.5. Dado que los delitos ambientales conllevan el uso de un lenguaje muy técnico, es
necesario homologar la terminología utilizada en los tipos locales y hacerla compatible
con el marco federal, que resulta complementario y de aplicación incluso subsidiaria de
conformidad con la accesoriedad administrativa de los delitos ambientales. Lo anterior,
puesto que existen casos en los cuales los conceptos utilizados no son compatibles
con la terminología federal ni local, como la referencia a las “actividades no riesgosas”
a que se refiere la Ley Ambiental de Campeche, puesto que la terminología técnica es
“actividades riesgosas” –competencia local- y “actividades altamente riesgosas” –
competencia federal-.
2.6.3.6. Respecto de la contaminación por ruido o vibraciones, además de que se reitera la
importancia de que tengan un tratamiento de delitos de peligro –concreto o abstracto-,
hay que considerar que no en todas las entidades federativas existe una norma que
regule la contaminación auditiva o las vibraciones, y en donde sí se regula esta
contaminación (como en el Distrito Federal o en el ámbito Federal), la integración típica
para conocer los límites máximos tolerables, implica acudir a una norma oficial
mexicana o a una norma ambiental local, lo que también podría vulnerar el principio de
legalidad en los delitos ambientales. Por lo anterior, de ser el caso, el mismo tipo penal
podría señalar los límites máximos, con lo cual ya no sólo se salvaguarda la exacta
aplicación de la ley penal –en sentido material y formal-, sino que además ni siquiera
sería necesario la formulación local de una norma técnica de ruido y no quedaría vacío
el tipo penal respectivo.
2.6.4. Extracción de recursos naturales.
2.6.4.1. No todos los Códigos Penales ni Leyes Ambientales locales contemplan estas
conductas en lo general, sino en supuestos específicos, como la extracción de piedra,
suelo o cubierta vegetal, en particular. Se considera que si bien resulta necesario
proteger a todos los recursos naturales, podría señalarse expresamente que la
extracción ilícita de recursos naturales constituirá un delito ambiental, en general,
señalando los casos en particular, hoy regulados, pero de manera enunciativa más no
limitativa.
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2.6.4.2. Para evitar confusiones que únicamente generan interpretaciones subjetivas e
impunidad ambiental, así como para homogeneizar la terminología local, se sugiere
que, cuando se contemple como delito la extracción de recursos naturales, se haga el
señalamiento expreso a los siguientes recursos, en particular: tierra, suelo, piedra y
cubierta vegetal, ya sea individualmente o mezclados entre sí, con lo cual se cubren
todos los supuestos posibles que se han detectado en el terreno local; en este rubro,
también habrá que considerar, para efectos de precisión legislativa local, que el
transporte, comercio, acopio, almacenamiento o transformación de tierra procedente de
suelos forestales, es un delito previsto en el artículo 410 del Código Penal Federal, y
son las autoridades federales quienes otorgan la autorización para el aprovechamiento
de tierra en suelos forestales.
2.6.4.3. En cuanto a la tipificación de la extracción de recursos fósiles o minerales, antes habrá
que considerar las disposiciones federales tanto en materia de hidrocarburos como de
minería, pues su regulación es competencia exclusiva de la Federación.
2.6.4.4. También habrá que prever que la extracción de los recursos, paralelamente a un tipo
penal, también puede contemplarse una regulación administrativa de los mismos.
Partiendo de que en un Estado Democrático de Derecho, todo lo que no esté
expresamente prohibido para el gobernado, está permitido, si no está prohibido o no se
establecen expresa y claramente los requisitos y condiciones para la extracción de
ciertos recursos, o no se especifican expresamente los recursos, podría volverse
inaplicable un delito que sancione su extracción, pues su ilicitud e integración estarían
en duda.
2.6.5. Cambios de uso de suelo.
2.6.5.1. Aunque comúnmente la normatividad penal hace referencia al cambio de uso de suelo,
técnicamente se trata de actividades contrarias al uso de suelo permitido, que se
considera la nomenclatura más adecuada.
2.6.5.2. Normalmente los usos de suelo se prevén en los programas generales de
ordenamiento, en los programas de desarrollo urbano o en instrumentos similares, que
deberán consultarse para determinar la actividad permitida en un determinado punto
geográfico. Por motivos de imposibilidad práctica, no sería posible transcribir estos
programas en el glosario de definiciones que se sugiere en los delitos ambientales,
pero bien pudieran tipificarse algunas prohibiciones específicas que, en su caso,
establecieran las leyes ambientales locales respectivas, de manera enunciativa más no
limitativa.
2.6.6. Delitos contra la gestión ambiental.
2.6.6.1. En términos generales, existe consistencia en la normatividad penal local, aunque
habría que señalar que dentro de este género de delitos, por armonización, podrían
abarcares los siguientes rubros: a) Incumplimiento de particulares de la normatividad
administrativo-ambiental, en general; b) Delitos cometidos dentro de los centros de
verificación vehicular o por empleados o usuarios de los mismos, en aquellas entidades
federativas en que se hubiere implementado este sistema; c) Falsificación, robo y uso
de documentos robados o falsos, relacionados con autoridades ambientales; d) Actos
ilícitos de laboratorios y prestadores de servicios ambientales.
2.6.7. Delitos urbanísticos.
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2.6.7.1. En algunos casos, como Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro, Veracruz o
Yucatán –entre otros-, existen tanto apartados específico de delitos urbanísticos delitos en materia de protección del ordenamiento territorial, de protección al entorno
urbano, etc.- como delitos que, intrínsecamente, tutelan aspectos urbanos o
urbanísticos, como el paisaje urbano o el ordenamiento territorial. En estos casos, si
bien se considera que están íntimamente relacionados con los delitos ambientales y
comparten notas esenciales como la accesoriedad administrativa, resulta conveniente
separarlos y contemplarlos en Títulos independientes aunque cercanos (back to back).
2.6.7.2. En los delitos urbanísticos están ubicados, entre otros: cambio de uso de suelo urbano,
construcciones desapegadas a la zonificación respectiva, contaminación visual, por
mencionar algunos.
2.6.7.3. Dado que esta materia resulta aún incipiente, pero que para efectos del paisaje urbano
o artificial de cualquier ecosistema, la apariencia resulta relevante, se recomienda que
en aquellas entidades federativas donde existan problemáticas principalmente urbanas
relativas a la colocación de espectaculares o a la sobrecarga del paisaje, se analizara
si las autoridades administrativas tienen competencia en estas cuestiones o ya han
actuado, pues de no tener competencia, antes de proponer tipificar un delito, hay que
promover su regulación adecuada en el ámbito administrativo; claro está que, si las
autoridades urbanas han atacado el problema y no han sido suficientes sus esfuerzos,
podría pensarse en contemplar delitos tales como la contaminación visual por pintas o
graffiti, por ejemplo.
2.6.7.4. Resulta relevante que mientras por los delitos ambientales no siempre se tipifican las
ocupaciones o invasiones en suelo ambientalmente relevante, en materia urbanística
casi siempre se sanciona la lotificación en suelo urbano, las invasiones y a sus líderes.
Igualmente, de manera simple y llana puede expresarse en uno de estos delitos que se
sancionará penalmente a quien lotifique o invada en contravención a la normatividad
urbana aplicable, que fundamentalmente será el Programa General de Ordenamiento
Territorial o el Programa General de Ordenamiento Ecológico, dentro de los cuales se
desarrolla, incluso, el suelo de conservación; de allí la importancia de que estas
categorías de delito vayan de la mano.
2.6.8. Delitos sobre vida silvestre.
2.6.8.1. Si bien están tipificadas diversas conductas por Códigos Penales como el del Estado
de México, en principio es una materia que se ha considerado como federal, por lo que
se recomendaría que la entidad federativa específica, analizara si la aplicación de la
Ley General de Vida Silvestre, su reglamento y demás ordenamientos nacionales e
internacionales aplicables, son o no suficientes para una adecuada protección de la
vida silvestre de una determinada entidad federativa, y de no ser así, antes de buscar
la tipificación local de conductas depredadoras de la vida silvestre, se recomienda la
vinculación con autoridades federales, buscando resolver la problemática particular.
2.6.8.2. Para evitar colisiones jurídicas innecesarias entre las normas federales y locales, los
delitos locales que establecieran sanciones penales a conductas relacionadas con vida
silvestre, podría buscarse que sus verbos rectores, que sus verbos núcleo, no sean los
mismos que se empleen en el Código Penal Federal, o que siendo los mismos,
sancionen conductas que no estén previstas en el ámbito federal35 y que, como
consecuencia, sean también competencia local.
35
También este sería un caso en que podría establecerse de manera expresa en la Ley General de Vida Silvestre, que podrán
sancionarse penalmente conductas atentatorias de la vida silvestre localmente, a manera de complemento de los delitos tipificados
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3. Conclusiones
a) La protección al ambiente es un tema de preocupación no sólo nacional -por ser un país
megadiverso-, sino también global.
b) Ni en el ámbito federal ni en las entidades federativas o en el Distrito Federal, se cuenta con
una política criminal definida y expresa, ni con una política criminal ambiental, como
consecuencia.
c) Es deseable contar con una política criminal ambiental, puesto que sería el elemento de
cohesión que uniera los esfuerzos legislativos, administrativos y judiciales en torno a la
justicia ambiental, principalmente en lo que respecta a los delitos ambientales.
d) El principal aspecto de la política criminal ambiental son los delitos ambientales, para lo cual
es conveniente partir de los ejes de coordinación y difusión, pretendiendo resolver la falta de
comunicación entre los diversos actores involucrados en la materia -incluyendo a la
sociedad-, así como el poco conocimiento sobre los alcances del Derecho Penal Ambiental.
e) A los órganos legislativos corresponde la tipificación de los delitos ambientales, para lo cual
es conveniente la coordinación con autoridades ambientales y ministeriales, así como con el
sector privado e incluso con jueces, a efecto de conocer las principales problemáticas
ambientales que requieren ser atendidas por el Derecho Penal y para conocer también las
fallas en la aplicación de los delitos ambientales; también corresponde a estos órganos
dotar de recursos económicos suficientes a las instancias encargadas de la procuración y
administración de justicia ambiental.
f)
En el caso de las entidades federativas que no tuvieran contemplados delitos ambientales,
sería deseable que se legislara sobre el particular, considerando experiencias, principios y
estructuras que ya se han dado en el ámbito local.
g) Para las entidades federativas que ya contaran con delitos ambientales tipificados, sería
deseable un ejercicio legislativo de actualización, donde tanto los tipos penales como las
disposiciones generales de los mismos, fueren trasladados en su totalidad al Código Penal
respectivo, y en dicha actualización, sería deseable una revisión coordinada con los órganos
ministerial y judicial, para efectos de que, bajo la óptica de contar con un marco jurídico
aplicable, se mejorare la redacción de los tipos ambientales y se tipificaren las conductas
que no lo estuvieren aún conforme a la realidad estatal respectiva, con los lineamientos
generales que aporta una política criminal ambiental.
h) Entre los órganos administrativos relacionadas con la justicia penal-ambiental, destacan los
órganos de procuración de justicia (Procuraduría General de la República y las
Procuradurías Generales de Justicia) pero también las Procuradurías Ambientales y las
Secretarías de Medio Ambiente, siendo estas dos últimas categorías, las instancias que
sustantivamente conocen más a profundidad las problemáticas ambientales.
i)
Resultaría relevante que las Procuradurías Generales de Justicia locales, que aún no
cuentan con una Fiscalía Ambiental o con una Agencia Especializada, consideraran la
creación de estas áreas, con su respectiva capacitación por lo técnico de la materia.
j)
Sería de utilidad que las autoridades judiciales (Jueces Penales, principalmente)
establecieran una coordinación permanente con las autoridades ministeriales, en materia de
delitos ambientales, para que ambas instancias tuvieran un entendimiento armónico,
federalmente. Igualmente, poder sancionar penalmente a la vida silvestre, plantearía analizar diversas adecuaciones a la Ley
General de Vida Silvestre, sobre todo en lo que respecta a las competencias de los órdenes federal y estatal o local.
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homogéneo y cabal de la materia, fomentando con esto una pronta y expedita procuración y
administración de justicia.
k) Dichas autoridades judiciales sería deseable que contaran con una mayor capacitación en
materia de justicia penal ambiental: una política criminal ambiental expresa y clara,
fortalecería que las personas que realizaran delitos ambientales, fueran sancionados
cabalmente; actualmente, la falta de armonización derivada de la ausencia de coordinación
entre las autoridades ministerial y judicial, es un factor que ha generado impunidad
ambiental.
l)
Lo complejo y técnico de los delitos ambientales, permite concluir que una de las principales
líneas político-criminales que sería conveniente implementar, fuera la capacitación y
actualización de todos los órganos y a todos los niveles de Gobierno.
m) Si bien no sería deseable imponer una corriente dogmática como parte de la política
criminal, sí se considera importante que la dogmática penal y la doctrina, permeados en las
normas penales, fortalezcan la estructuración y acreditación de los delitos ambientales,
reconociendo su alto contenido técnico, su abundancia de elementos normativos así como
la complejidad de su probanza.
n) La implementación de la reforma constitucional de 2008 en materia del sistema de justicia
penal, puede dar lugar a una revisión del catálogo de delitos, por lo cual podría considerarse
como una coyuntura importante para la revisión del marco nacional en materia de delitos
ambientales, como uno de los puntos a considerarse por la política criminal ambiental.
o) La inclusión expresa de principios aplicables a los delitos ambientales en los Códigos
Penales locales, puede servir como un eje tanto para las autoridades ministeriales como
judiciales.
4. Fuentes de Información
a) Libros.
Alvarado Martínez, Israel, Memorias del Segundo Taller de Análisis de Reformas a la
Legislación Penal en Materia Ambiental, LVII Legislatura de la Cámara de Diputados y del
Instituto Nacional de Ciencias Penales, México, 2000.
Besares Escobar, Marco Antonio; Ibarra Vargas, Samuel, Derecho Penal Ambiental, Porrúa,
México, 2001.
Cassola Perezutti, Gustavo, Seguro, responsabilidad civil y delitos ambientales, IB de F,
Argentina-Uruguay, 2007.
Criminalística ambiental y dictamen pericial forestal. PROFEPA-SEMARNAT-WWF-CEJA.
México, 2006.
Foro Nacional sobre Procuración de Justicia Ambiental, publicación de la Comisión de Ecología
y Medio Ambiente de la LVII Legislatura de la Cámara de Diputados, Universidad Autónoma
Metropolitana y Academia Mexicana de Derecho Ambiental, México, 1998.
Ibarra Vargas, Samuel; Besares Escobar, Marco Antonio, Protección Penal del Ambiente, Ubi
Jus, México, 2009.
Moreno Hernández, Moisés, Fundamentos de la dogmática penal y de la política criminal.
Ontologismo y normativismo, Ius Poenale, México, 2002.
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Moreno Hernández, Moisés (Coordinador), Orientaciones de la política criminal legislativa,
Escuela Libre de Derecho-Centro de Estudios de Política Criminal y Ciencias Penales-Instituto
Nacional de Ciencias Penales, México, 2005.
Nauck, Wolfgang; Hassemer, Winfried; Lüderssen, Klaus, Principales problemas de la
prevención general, Traducción del Dr. Gustavo Eduardo Aboso y de la Profesora Tea Löw,
Editorial B de F, Uruguay-Argentina, 2006.
Petit, Eugene, Tratado elemental de Derecho Romano, Editorial Época, México, 1977.
Roxin, Claus, Problemas actuales de dogmática penal, Traducción de Manuel A. Abanto
Vásquez, ARA Editores, Perú, 2004.
Tiedemann, Klaus, Derecho Penal y nuevas formas de criminalidad, traducido por Manuel
Abanto Vásquez, Grijley, Perú, 2007.
b) Artículos de revistas.
Ibarra Vargas, Samuel, “Delitos ambientales: dogmática penal y visión prospectiva”, en Sistema
Penal, No. 2, Instituto de Formación Profesional de la Procuraduría General de Justicia del
Distrito Federal, México, 2008.
_____________________ “La justicia penal ambiental en el Distrito Federal”, en Derecho
Ambiental y Ecología, No. 26, Año 5, Agosto-Septiembre, publicada por el Centro de Estudios
Jurídicos y Ambientales, México, 2008.
Moreno Hernández, Moisés, “Función e importancia de la política criminal”, en Revista de
Política Criminal y Ciencias Penales, Ius Poenale, número especial 1, México, agosto de 1999.
c) Fuentes electrónicas.
Micrositio de delitos ambientales de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal
www.pgjdf.gob.mx
Real Academia de la Lengua Española
www.rae.es
Congresos y Gobiernos locales
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/gobiernos.htm
Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal
www.sma.df.gob.mx
Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del Distrito Federal
www.paot.org.mx
INTERPOL (Comité de Delitos Ambientales)
http://www.interpol.int/Public/EnvironmentalCrime/Default.asp
Asociación Internacional de Jefes de Policía (Comité de Delitos Ambientales)
http://www.theiacp.org/About/Governance/Committees/EnvironmentalCrimesCommittee/tabid/40
6/Default.aspx
d) Normatividad
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Circular 01 – 2005. Política de persecución penal ambiental. Fiscalía General de la República
de Colombia. Publicación del 27 de enero de 2005.
Códigos Penales de todas las entidades federativas, Federal y del Distrito Federal.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Ley 888 de 2004, publicada en el Diario Oficial No. 45.595, de 30 de junio de 2004, “Por la cual
se modifica el Decreto 200 de 2003 en lo relacionado con el Consejo Superior de Política
Criminal y Penitenciaria”. Colombia, 2004.
Leyes Ambientales de todas las entidades federativas, Federal y del Distrito Federal.
e) Otros documentos.
Diagnóstico sobre la Fiscalía Especial para la Atención de los Delitos Ambientales y sobre el
estado de los delitos ambientales en el Distrito Federal. Procuraduría General de Justicia del
Distrito Federal. Documento interno elaborado por la Fiscalía Especial para la Atención de los
Delitos Ambientales. 2006.
Diagnóstico de las problemáticas ambientales delegacionales relacionadas con los delitos
ambientales. Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. Documento interno
elaborado por la Fiscalía Especial para la Atención de los Delitos Ambientales. 2006.
Conclusiones sobre la Primera Cumbre Internacional de Fiscalías y Procuradurías Ambientales.
Mérida, Yucatán. 2009.
f)
Ponencias.
Susan Bromm, National priorities for environmental law enforcement and compliance, Reunión
anual del Grupo de Trabajo para la Aplicación y Cumplimiento de la Legislación Ambiental en
América del Norte, CCA, México, 2008.
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ANEXO 1. Principales categorías de delitos ambientales regulados localmente
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ANEXO 2. Propuesta de tipificación modelo para los delitos ambientales del fuero común
La siguiente propuesta de regulación de delitos ambientales, se sugiere incorporar como un
Título específico dentro del apartado de los delitos en particular del Código Penal estatal, que
normalmente se encuentra dentro del Libro Segundo.
Dentro de este Título, el primer capítulo se sugiere que sea el relativo a disposiciones
generales, para después regular los diversos delitos ambientales y contra la gestión ambiental.
A continuación, entonces, se presentan los lineamientos sugeridos para la tipificación local de
delitos ambientales:
Título _____
Delitos ambientales y contra la gestión ambiental
Capítulo I
Principios y disposiciones generales aplicables a los delitos previstos en el presente Título
Art. _____. Culpa en delitos ambientales36. Los delitos de este Título que podrán sancionarse
penalmente cuando se cometan de manera culposa, serán los siguientes:
_____
_____
_____
_____
_____
En estos supuestos, las penas aplicables serán desde una mitad hasta tres cuartas partes de la
pena aplicable para el delito doloso37.
Art. _____. Disminución o inaplicación de la pena en los delitos ambientales. El Juez de oficio o
a petición de parte, podrá reducir hasta en tres cuartas partes las penas correspondientes para
los delitos previstos en este título, cuando el sujeto activo del delito haya restituido o
restablecido las condiciones de los elementos naturales afectados al estado en que se
encontraban antes de realizarse la conducta, y cuando ello no sea posible, ejecutando las
acciones u obras que compensen los daños ambientales que se hubiesen generado. A efecto
de que pueda acreditarse el supuesto de procedencia de la mencionada atenuante, deberá
constar en el expediente respectivo un dictamen técnico favorable emitido por la autoridad
ambiental competente.
En los casos en que el imputado demuestre mediante dictamen técnico que se ha reparado
totalmente el daño ambiental causado y/o remediado el sitio respectivo, y que además se han
36
A partir de la reforma constitucional de 1993 y de la reforma legal publicada el 10 de enero de 1994, normalmente se sigue el
criterio de numerus clausus sobre los delitos culposos, a través del cual sólo podrán sancionarse los delitos culposos que se
encuentren dentro de cierto catálogo previsto en un artículo del Código Penal o Procesal Penal, o bien cuando expresamente así lo
señale el tipo respectivo, que sería el supuesto de este precepto, donde además se precisa, de manera particular, la pena aplicable
en estos casos.
37
Normalmente, las penas aplicables por los delitos culposos son muy menores a las de los delitos dolosos, incluso hasta de la
cuarta parte de los mismos; en materia ambiental, el descuido no puede ser pretexto para aplicar una sanción menor, pues resulta
casi igualmente grave que un delito doloso, aquél en que se causa un daño ambiental por descuido, tomando en consideración los
múltiples cuidados al ambiente que las autoridades y gobernados debemos de observar, y sobre los cuales debemos ser
especialmente diligentes.
En caso de que la pena aplicable en este apartado fuera diferente a la establecida en los criterios generales para aplicación de la
pena en los delitos culposos, prevalecerá la norma específica (delitos ambientales) sobre la genérica, como un principio general del
Derecho.
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llevado a cabo acciones tendientes a favorecer el equilibrio ecológico o a establecer medidas
permanentes de protección a un ecosistema, el Juez podrá determinar que no se le imponga
sanción penal alguna. Sólo se podrá hacer uso de este beneficio por una sola vez.
Art. _____. Reparación del daño. La reparación del daño en los delitos ambientales, en todos
los casos se solicitará por el Ministerio público, sin menoscabo de que la víctima u ofendido lo
pueda solicitar directamente o, de manera oficiosa, se declare por el Juez cuando la sentencia
resultare condenatoria. Asimismo, la reparación del daño se instituye en el siguiente orden: en
beneficio de la víctima u ofendido y en beneficio de la comunidad, considerando la naturaleza
difusa de los bienes tutelados en los delitos ambientales. En cualquier caso, la reparación del
daño incluirá:
I. La realización de las acciones necesarias para restaurar y/o remediar las condiciones de los
elementos naturales afectados al estado en que se encontraban antes de realizarse el hecho, y
cuando ello no sea posible, la ejecución de acciones u obras que permitan compensar los
daños ambientales que se hubiesen generado, y si ninguna de las acciones antes mencionadas
fuera posible, el pago de una indemnización que se integrará a los recursos del fondo ambiental
que al efecto sea indicado por las autoridades ambientales locales competentes, según
corresponda.
A fin de determinar el monto de la indemnización a que se refiere esta fracción, el Juez deberá
considerar los daños ambientales ocasionados, el valor de los bienes afectados, los servicios
ambientales prestados por los elementos afectados y el derecho de toda persona de tener un
ambiente sano; debiendo apoyarse en un dictamen técnico emitido por un perito o por la
autoridad ambiental competente para fijar el monto de la indemnización correspondiente, la cual
en ninguno de los casos deberá ser inferior al valor de los bienes afectados o de los beneficios
obtenidos por el hecho.
II. La suspensión, modificación o demolición de las construcciones, obras o actividades, que
hubieren dado lugar al hecho o hechos típicos, según corresponda.
Art. _____. Preferencia de la reparación del daño. En caso de concurso de delitos, en lo
referente a la reparación del daño derivada de la comisión de un delito ambiental, ésta tendrá
preferencia sobre los delitos patrimoniales o de contenido económico, salvo lo dispuesto en el
artículo anterior.
Art. _____. Penas y medidas de seguridad. Además de las penas y medidas de seguridad
contempladas en el presente ordenamiento, en los delitos ambientales se podrán imponer,
adicionalmente, las siguientes penas:
I. La realización de las acciones necesarias para restablecer las condiciones de los elementos
naturales de los ecosistemas afectados, al estado en que se encontraban antes de realizarse el
hecho o hechos perseguidos, y cuando ello no sea posible, la ejecución de acciones u obras
que permitan compensar los daños ambientales que se hubiesen generado;
II. La suspensión, modificación o demolición de las construcciones, obras o actividades, según
corresponda, que hubieren dado lugar al hecho o hechos típicos, según corresponda;
III. Inhabilitación, cuando el autor o partícipe del delito tenga la calidad de servidor público, hasta
por un tiempo igual al que se le hubiera fijado como pena privativa de libertad;
IV. Trabajo ambiental a favor de la comunidad, o
V. Cualquier otra medida que sea procedente para frenar o detener el daño ambiental producido
así como para remediar el sitio contaminado, en su caso.
Para los efectos del presente Título, la autoridad ministerial o judicial, fundada y motivadamente,
en casos de daño o riesgo al ambiente, podrá imponer o llevar a cabo, a manera de medidas de
seguridad, en coordinación con las autoridades competentes, o por sí, previo aviso a las mismas
autoridades, las acciones previstas en las fracciones I, II y V del presente artículo.
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Las penas y medidas de seguridad previstas en este artículo podrán imponerse con total
independencia de las sanciones y medidas de aseguramiento que corresponden a cualquier
procedimiento penal o a las medidas que se ordenaren por vía administrativa por parte de las
autoridades competentes.
Art. _____. Trabajo a favor de la comunidad. Tratándose de los delitos previstos en este Título,
el trabajo a favor de la comunidad consistirá en actividades relacionadas con la protección al
ambiente o la restauración de los recursos naturales o de los ecosistemas, así como la
participación en programas escolares e institucionales de educación ambiental.
Art. _____. Destino de las multas obtenidas por delitos ambientales. Las multas y sanciones
económicas obtenidas con motivo de una sentencia condenatoria por delito ambiental, deberán
aplicarse a la protección o restauración del ambiente38 y al fortalecimiento de los órganos
ministeriales especializados en delitos ambientales.
El monto de la indemnización, en todo caso, debe ser mayor a la del lucro obtenido por el
probable responsable.
Art. _____. Delitos ambientales cometidos por servidores públicos. Cuando en la comisión de
un delito previsto en este título, intervenga un servidor público en ejercicio, con motivo de sus
funciones o aprovechándose de tal calidad, las penas aplicables se aumentarán en una mitad y
se le inhabilitará hasta por un tiempo igual al que se le hubiera fijado como pena privativa de
libertad39.
Art. _____. Responsabilidad de las personas morales. Cuando alguna de las conductas
descritas en el presente Título resulte cometida a nombre, bajo el amparo o a beneficio de una
persona moral, a ésta se le impondrá la consecuencia jurídica accesoria consistente en la
prohibición de realizar determinados negocios u operaciones hasta por 5 años,
independientemente de la responsabilidad en que hubieren incurrido las personas físicas por el
delito cometido.
Art. _____. Peritajes, dictámenes u opiniones técnicas. El Ministerio público podrá realizar
consultas o solicitar peritajes, dictámenes u opiniones técnicas a instituciones académicas, a
centros de investigación científica, a entidades y Dependencias de la Administración Pública
local, Federal, de otras entidades federativas o del Distrito Federal. En el caso de las
Dependencias gubernamentales locales, éstas, de conformidad con la disponibilidad
presupuestal respectiva, a la brevedad podrán emitir el dictamen, opinión o peritaje
correspondientes, según proceda40.
38
En diversas entidades federativas existen fondos ambientales, que por lo general se administran por la Secretaría de Medio
Ambiente local o su equivalente, y en el ordenamiento jurídico que regulare dichos instrumentos financieros, deberá establecerse
expresamente la posibilidad del ingreso de recursos provenientes de las sanciones y multas provenientes de las sentencias
condenatorias de delitos ambientales, y también expresamente deberá establecerse en sus ordenamientos aplicables, el destino de
dichos recursos económicos, incluso pudiendo aquí señalar los mecanismos de aplicación de los mismos a las Fiscalías o Agencias
Especializadas en Delitos Ambientales.
39
Se busca una inhabilitación que genere ejemplaridad, y se tiene consistencia en el apartado sugerido sobre penas y medidas de
seguridad, aclarando que la inhabilitación será independiente de la pena aplicable por el delito ambiental cometido. Los presentes
son lineamientos que se pretende sean utilizados como referencia, pero que de adoptarse esta medida por un Código Penal estatal,
la pena se adecuará a lo que legislativamente se considera más correcto.
40
En este rubro, se sugiere la firma de convenios de colaboración con instituciones académicas y científicas, así como con
dependencias gubernamentales, de cualquier orden, a efecto de que exista un compromiso para poder emitir estos dictámenes,
opiniones o peritajes, que son esenciales en los delitos ambientales.
Igualmente, se sugiere prever en tales convenios que deberá existir un contacto que esté disponible las 24 horas del día y los 365
días del año, para el caso en que se tenga personas detenidas y se requiera un dictamen, opinión o peritaje.
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Art. _____. Persecución de los delitos ambientales. Todos los delitos previstos en el presente
Título, se perseguirán de oficio, por lo que cualquier persona podrá interponer la denuncia
correspondiente.
Art. _____. Glosario de conceptos técnicos41. Para efectos de la integración de los elementos
normativos previstos en los delitos contemplados en este Título, se considerarán
principalmente, más no de manera exclusiva, las definiciones que a continuación se señalan:
ACTIVIDAD RIESGOSA: Toda acción u omisión que ponga en peligro la integridad de las
personas o del ambiente, en virtud de la naturaleza, características o volumen de los materiales
o residuos que se manejen, de conformidad con las normas oficiales mexicanas, los criterios o
listados en materia ambiental que publiquen las autoridades competentes en el Diario Oficial de
la Federación y en la Gaceta Oficial del Estado. De manera enunciativa, más no limitativa, se
entenderán como riesgosas las siguientes actividades:
• Tratamiento y envasado de leche;
• Elaboración de leche condensada, evaporada y en polvo;
• Destilado de alcohol etílico;
• Curtido y acabado de cuero;
• Curtido y acabado de pieles sin depilar;
• Fabricación y reparación de calderas industriales;
• Fabricación de tractores, maquinaria e implementos agrícolas;
• Fabricación de acumuladores y pilas eléctricas;
• Fabricación de automóviles y camiones, así como de sus motores y partes;
• Fabricación de reparación de aeronaves;
• Fabricación de productos diversos de P.V.C.;
• Fabricación de fibra de vidrio y sus productos;
• Fabricación de abrasivos;
• Laminación, extrusión y estiraje de metales no ferrosos, de cobre o de sus aleaciones;
• Fabricación de soldaduras a base de metales no ferrosos;
• Fabricación de estructuras metálicas para la construcción;
• Fabricación y reparación de tanques metálicos;
• Fabricación de puertas metálicas, cortinas y otros trabajos de herrería que usen abrasivos,
solventes, niquelado o cromado;
• Fabricación y reparación de muebles metálicos y accesorios que usen abrasivos, solventes,
niquelado o cromado;
• Fabricación de chapas, candados, llaves y similares que utilicen abrasivos, solventes,
niquelado o cromado;
• Fabricación de maquinaria y equipo para las industrias extractivas y de la construcción;
41
El punto que se considera medular en este artículo es plasmar, por seguridad jurídica, las principales definiciones relacionadas
con los delitos ambientales en el mismo Código Penal, situación que por ningún motivo resta importancia a la remisión a leyes
ambientales estatales ni deja de reconocer los alcances de la accesoriedad administrativa en estos delitos. A manera de ejemplo,
se tomaron algunas definiciones que están contempladas en normas ambientales del Distrito Federal, aunque también
considerando ciertos preceptos de normas federales, como de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente,
la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable o la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, por
ejemplo; a nivel local, por ejemplo, se tomaron como referencia las definiciones de “incendio” y de “quema” que aporta la Ley de
Incendios de Yucatán, por ser de los pocos instrumentos jurídicos que definen ambos conceptos en un mismo cuerpo normativo.
Si localmente no se considerara que estos son los principales conceptos relacionados con la integración típica de los delitos
ambientales, y se contemplaran nuevos términos y/o nuevo significado a los conceptos aquí previstos, es una tarea en que las
legislaturas locales son libres y autónomas; se insiste, lo que por motivos de certeza y seguridad jurídica se considera relevante en
esta propuesta, es el incluir un catálogo de las principales definiciones utilizadas por los delitos ambientales en el mismo
ordenamiento penal sustantivo.
Las definiciones idóneas serán aquellas que más acomoden a la entidad federativa respectiva, para mejorar la aplicación de estos
delitos.
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•
•
•
•
•
•
•
•
Fabricación de orfebrería de oro y p lata;
Construcción y operación de plantas industriales;
Construcción y operación de hornos crematorios;
Producción o elaboración y almacenamiento de explosivos relacionados con juegos
pirotécnicos, cohetes y otros artículos elaborados a base de pólvora;
Estaciones de diesel, gas licuado de petróleo, gas natural y gasolina; estaciones de
abastecimiento duales (gasolinas, diesel y gas natural comprimido), estaciones de
autoconsumo y el transporte de los mismos;
Terminales de almacenamiento y distribución de gasolina, diesel, aceites, lubricantes y
aditivos, que no rebasen la cantidad de reporte establecida en los listados federales de
actividades altamente riesgosas;
Construcción y operación de tintorerías y lavanderías industriales, y
Las demás que se determinen en los listados que al efecto expidan las autoridades
competentes.
AGUAS RESIDUALES: Son las provenientes de actividades domésticas, industriales,
comerciales, agrícolas, pecuarias o de cualquier otra actividad que, por el uso de que han sido
objeto, contienen materia orgánica y otras sustancias químicas que alteran su calidad original.
AMBIENTE: El conjunto de elementos naturales y artificiales o inducidos por el hombre que
hacen posible la existencia y desarrollo de los seres humanos y demás organismos vivos que
interactúan en un espacio y tiempo determinados. Deberá entenderse también como medio
ambiente.
ÁRBOL: Planta leñosa con un solo tronco, que se ramifica a cierta altura del suelo y que
desarrolla una copa de formas variadas.
ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS: Los espacios físicos naturales en donde los ambientes
originales no han sido suficientemente alterados por actividades antropogénicas, o que quieren
ser preservadas y restauradas, por su estructura y función para la recarga del acuífero y la
preservación de la biodiversidad. Son áreas que por sus características ecogeográficas,
contenido de especies, bienes y servicios ambientales y culturales que proporcionan a la
población, hacen imprescindible su preservación.
ÁREA VERDE: Toda superficie cubierta de vegetación, natural o inducida que se localice en el
territorio de una entidad federativa o del Distrito Federal. De manera enunciativa, más no
limitativa, se consideran como áreas verdes, las siguientes:
• Parques y jardines.
• Plazas ajardinadas o arboladas.
• Jardineras.
• Zonas con cualquier cubierta vegetal en la vía pública.
• Alamedas y arboledas.
• Promontorios, cerros, colinas, elevaciones y depresiones orográficas, pastizales naturales y
áreas rurales de producción forestal, agroindustrial o que presten servicios ecoturísticos.
• Zonas de recarga de mantos acuíferos.
• Demás áreas análogas.
CENTRO DE VERIFICACION: Local determinado por las autoridades competentes y autorizado
por éstas, para llevar a cabo la medición de emisiones contaminantes con el equipo autorizado,
provenientes de los vehículos automotores en circulación.
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CONSERVACIÓN: El conjunto de políticas, planes, programas, normas y acciones de detección,
rescate, saneamiento y recuperación, destinadas a asegurar que se mantengan las condiciones
que hacen posible la evolución o el desarrollo de las especies así como de los ecosistemas.
CONTAMINACIÓN: La presencia en el ambiente de toda substancia que en cualquiera de sus
estados físicos y químicos al incorporarse o actuar en la atmósfera, agua, suelo, flora, fauna o
cualquier elemento natural, altere o modifique su composición y condición natural, causando
desequilibrio ecológico.
CONTAMINACIÓN VISUAL: Alteración que impide a una persona la contemplación y disfrute
armónico del paisaje natural, rural y urbano, ocasionando impactos negativos en la percepción
visual, por la distorsión o cualquier forma de transformación del entorno natural, histórico o
urbano, que deteriore la calidad de vida de las personas.
DAÑO AMBIENTAL: Toda pérdida, disminución, detrimento o menoscabo inferido al ambiente o
a uno o más de sus componentes.
DERRIBO: Apeo o aparejo de árboles vivos o muertos, o retiro de un árbol desde su raíz.
DISPOSICIÓN FINAL: Acción de depositar permanentemente los residuos en sitios y
condiciones adecuadas para evitar daños a los ecosistemas y al ambiente.
ECOSISTEMA: La unidad funcional básica de interacción de los organismos vivos entre sí y de
éstos con el ambiente, en un espacio y tiempo determinados.
FUENTES FIJAS: Las casas habitación, los establecimientos industriales, mercantiles y de
servicio y los espectáculos públicos que emitan contaminantes al ambiente, ubicados o
realizados, según corresponda, dentro de una entidad federativa o del Distrito Federal.
FUENTES MÓVILES: Los vehículos automotores que emitan contaminantes al ambiente y que,
según corresponda, circulen dentro una entidad federativa o del Distrito Federal.
GENERACIÓN: La acción de producir residuos sólidos a través de procesos productivos o de
consumo.
INCENDIO: Fuego de magnitud considerable que de manera incontrolable destruye lo que no
debería de quemarse.
LABORATORIO AMBIENTAL: El laboratorio certificado y autorizado por la autoridad ambiental
competente.
MADERA EN ROLLO: Troncos de árboles derribados o seccionados con diámetro mayor a diez
centímetros en cualquiera de sus extremos, sin incluir la corteza y sin importar su longitud.
MANEJO: Conjunto de actividades que incluyen, tratándose de recursos naturales, la extracción,
utilización, explotación, aprovechamiento, administración, preservación, restauración, desarrollo,
mantenimiento y vigilancia; tratándose de materiales o residuos, el manejo se refiere al
almacenamiento, recolección, transporte, alojamiento, reuso, tratamiento, reciclaje, incineración
y disposición final.
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MANEJO DE RESIDUOS: El conjunto de acciones que involucren la identificación
caracterización, clasificación, etiquetado, marcado, envasado, empacado, selección, acopio,
almacenamiento, transporte, transferencia, tratamiento y, en su caso, disposición final de los
residuos sólidos.
MATERIAL: Sustancia, compuesto o mezcla de ellos, usado como insumo, que es un
componente de productos de consumo, de envases, de empaques, de embalajes y de los
residuos que estos generan.
PARQUES: Las áreas verdes o espacios abiertos jardinados de uso público, ubicados dentro del
suelo urbano o dentro de los límites administrativos de la zona urbana de los centros de
población o poblados rurales en suelo de conservación, que contribuyen a mantener el equilibrio
ecológico dentro de las demarcaciones en que se localizan, y que ofrecen fundamentalmente
espacios recreativos para sus habitantes.
PODA: Eliminación selectiva de las ramas de un árbol o de partes de ellas con un propósito
específico.
PRESTADORES DE SERVICIOS AMBIENTALES: Persona que elabora informes preventivos,
manifestaciones o estudios de impacto ambiental o de riesgo por cuenta propia o de terceros y
que es responsable del contenido de los mismos.
PREVENCIÓN: El conjunto de disposiciones y medidas anticipadas para evitar el deterioro del
ambiente.
QUEMA: Uso del fuego como instrumento en su modalidad de labor cultural, para eliminar
productos vegetales indeseables, a través de un proceso controlado en todo momento por el
interesado.
RAMA: Brote secundario derivado del tallo central o tallos múltiples en una planta leñosa.
RECURSOS FORESTALES: La vegetación de los ecosistemas forestales, sus servicios,
productos y residuos, así como los suelos de los terrenos forestales y preferentemente
forestales.
RECURSOS FORESTALES MADERABLES:
susceptibles de aprovechamiento o uso.
Los
constituidos
por
vegetación
leñosa
RECURSOS FORESTALES NO MADERABLES: La parte no leñosa de la vegetación de un
ecosistema forestal, susceptibles de aprovechamiento o uso, incluyendo líquenes, musgos,
hongos y resinas, así como los suelos de terrenos forestales y preferentemente forestales.
REMEDIACIÓN: Conjunto de medidas a las que se someten los sitios contaminados para
eliminar o reducir los contaminantes hasta un nivel seguro para la salud y el ambiente o prevenir
su dispersión en el ambiente sin modificarlos.
REPARACIÓN DEL DAÑO AMBIENTAL: El restablecimiento de la situación anterior y, en la
medida en que esto no sea posible, la compensación o el pago del daño ocasionado por el
incumplimiento de una obligación establecida en la normatividad ambiental aplicable o por no
cumplir con las especificaciones previstas en normas técnicas, normas oficiales mexicanas o
normas mexicanas, aplicables localmente.
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RESIDUO: Material o producto cuyo propietario o poseedor desecha y que se encuentra en
estado sólido o semisólido, o es un líquido o gas contenido en recipientes o depósitos, y que
puede ser susceptible de ser valorizado o requiere sujetarse a tratamiento o disposición final.
RESIDUOS DE LA CONSTRUCCIÓN: Cascajo y demás materiales que se utilicen, deriven o
sean sobrantes de procesos propios de la construcción de edificaciones de cualquier especie.
RESIDUOS DE MANEJO ESPECIAL: Son aquellos generados en los procesos productivos, que
no reúnen las características para ser considerados como peligrosos o como residuos sólidos
urbanos, o que son producidos por grandes generadores de residuos sólidos urbanos, que
requieran sujetarse a planes de manejo específicos con el propósito de seleccionarlos,
acopiarlos, transportarlos, aprovechar su valor o sujetarlos a tratamiento o disposición final de
manera ambientalmente adecuada y controlada.
RESIDUOS INDUSTRIALES NO PELIGROSOS: Todos aquéllos residuos en cualquier estado
físico generados en los procesos industriales que no contengan las características que los
hagan peligrosos.
RESIDUOS NO PELIGROSOS: Son aquellos que no son considerados como peligrosos de
conformidad con la normatividad federal aplicable, por sus características corrosivas, reactivas,
explosivas, tóxicas, inflamables o infecciosas.
RESIDUOS SÓLIDOS: El material, producto o subproducto proveniente de actividades
domésticas o de establecimientos industriales, mercantiles y de servicios, que sin ser
considerado como peligroso, se descarte o deseche y que sea susceptible de ser aprovechado
o requiera sujetarse a métodos de tratamiento o disposición final.
RESTAURACIÓN DEL EQUILIBRIO ECOLÓGICO: Conjunto de actividades tendientes a la
recuperación y restablecimiento de las condiciones que propician la evolución y continuidad de
los procesos naturales.
RESTAURACIÓN FORESTAL: El conjunto de actividades tendentes a la rehabilitación de un
ecosistema forestal degradado, para recuperar parcial o totalmente las funciones originales del
mismo y mantener las condiciones que propicien su persistencia y evolución.
RIESGO: Todo evento que de ocurrir puede poner en peligro al ambiente, un ecosistema o sus
elementos, la integridad o la vida de las personas o sus bienes.
SERVICIOS AMBIENTALES: Aquellos derivados de los ecosistemas o sus elementos, cuyos
valores o beneficios son económicos, ecológicos o socioculturales y que inciden directamente
en la protección y mejoramiento del medio ambiente, propiciando una mejor calidad de vida de
los habitantes y que justifican la necesidad de desarrollar acciones para promover la
preservación, recuperación y uso racional de aquellos elementos relevantes para la generación
de estos servicios en beneficio de las generaciones presentes y futuras.
SUELO DE CONSERVACIÓN: Comprende el que lo amerite por su ubicación, extensión,
vulnerabilidad y calidad; el que tenga impacto en el medio ambiente y en el ordenamiento
territorial; los promontorios, los cerros, las zonas de recarga natural de acuífero; las colinas,
elevaciones y depresiones orográficas que constituyan elementos naturales del territorio de la
ciudad y aquel cuyo subsuelo se haya visto afectado por fenómenos naturales o por
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explotaciones o aprovechamientos de cualquier género, que representen peligros permanentes
o accidentales para el establecimiento de los asentamientos humanos. Así mismo, comprende el
suelo que los Programas respectivos definan expresamente como suelo de conservación, así
como el suelo destinado a la producción agropecuaria, piscícola, forestal, agroindustrial y
turística y los poblados rurales.
SUELO URBANO: Las zonas a las que el Programa de Desarrollo Urbano local o los demás
ordenamientos locales aplicables, clasifiquen como tales.
TALAR: Cortar uno o más árboles en pie.
TIERRA: Producto compuesto por material de origen mineral y orgánico que se acumula sobre
terrenos forestales, preferentemente forestales o de cualquier otra naturaleza.
ZONAS DE RECARGA DE MANTOS ACUÍFEROS: Las zonas en predios no construidos que
por su ubicación reciben una precipitación pluvial superior a la media para la entidad federativa y
que por las características de suelo y subsuelo son permeables para la captación de agua de
lluvia que contribuye a la recarga de los mantos acuíferos.
Capítulo II
Delitos en materia del ordenamiento territorial y ecológico
Art. _____. Ocupaciones o invasiones. Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y de
____ a ____ días multa, a quien realice la ocupación o invasión de:
I. Un área natural protegida42;
II. Suelo de conservación43;
III. Área verde44;
IV. Suelo no urbano45, o
_______________46.
42
Las áreas naturales protegidas pueden ser tanto federales como locales. Evidentemente, las áreas naturales protegidas locales,
creadas mediante un decreto publicado en la Gaceta Oficial local correspondiente, son competencia local. En el caso de las
federales, puede existir competencia local en ciertos supuestos –como por haberse dado su manejo a autoridades locales mediante
un Decreto o por un convenio con la Federación-, por lo cual habrá que tomar en cuenta tanto el Reglamento de Áreas Naturales
Protegidas (federal), como la regulación local de áreas naturales protegidas.
En todos los casos, tanto local como federalmente, las áreas naturales protegidas son creadas mediante un decreto que debe
publicarse en el Diario Oficial de la Federación para el caso de las federales, como en las Gacetas Oficiales Estatales respectivas,
en el caso de las locales, por lo cual siempre habrá certeza en la integración de este elemento normativo.
43
En muchas entidades federativas se regula el suelo de conservación como uno de los posibles usos de suelo o zonificaciones,
motivo por el cual se incluye en este apartado, por ser un suelo ambientalmente muy relevante y cuya nomenclatura es común.
44
Las áreas verdes son entendidas de muy diversas formas, pero como concepto, la utilización de este término es común en casi
todas las entidades federativas. Habrá que revisar localmente si su definición se encuentra en la Ley Ambiental o en algún
reglamento, para efectos de la integración de este elemento normativo, y de ser el caso, tal definición podría trasladarse al apartado
de “definiciones” dentro de este Título, con lo cual podría salvarse el principio de legalidad en materia penal para el caso de que se
definieran en un reglamento o en una norma técnica o que, peor aún, no se definieran localmente las áreas verdes, en cuyo caso la
definición que se tome, deberá elaborare en coordinación con las autoridades ambientales locales competentes.
45
Aunque por técnica jurídica no es deseable el empleo de términos negativos o excluyentes, en materia penal-ambiental llega a ser
de utilidad la utilización de este término, por las especiales características que representa un suelo urbano de otro que no lo es,
independientemente del nombre que se utilice. En el caso del Distrito Federal, únicamente hay dos categorías de suelo: suelo
urbano y suelo de conservación, y las diferencias entre uno y otro es que el segundo es el que tiene condiciones o aptitudes para
las condiciones ambientales óptimas y debe ser especialmente protegido por el Derecho Penal.
En materia federal, por ejemplo, la tala se hace un delito grave cuando se comete en “suelo no urbano”, lo cual es un ejemplo de
una terminología empleada en sentido negativo de manera correcta y práctica, pues no se prejuzga ni choca este concepto con la
clasificación local del suelo, sino que lo relevante es que no sea urbano pues, por exclusión, se tratará de un suelo ambientalmente
más relevante.
46
En este espacio, se prevé que se contemplen expresamente las áreas ambientalmente relevantes o los tipos de suelo donde sean
especialmente graves las ocupaciones o invasiones, además de la clasificación mencionada en las fracciones anteriores, que se ha
corroborado que de conformidad con las leyes ambientales locales es común en la mayoría de las entidades federativas del país,
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Se aplicarán de ____ a ____ años de prisión, y de ____ a ____ días multa, a quien ocupe o
invada con violencia cualquiera de los lugares señalados en este artículo.
Art. _____. Instigadores y líderes de ocupaciones o invasiones. Se le impondrán de ___ a ____
años de prisión y de ____ a ____ días multa, a quien instigue, promueva, dirija o planee47 una
ocupación o invasión a:
I. Un área natural protegida;
II. Suelo de conservación;
III. Área verde;
IV. Suelo no urbano, o
_______________.
Art. _____. Cambio de uso de suelo. Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y de ____
a ____ días multa, a quien cambie el uso del suelo, realice actividades diferentes a las
permitidas en el uso de suelo o zonificación correspondiente, construya edificaciones o
instalaciones con alturas o capacidades superiores a las permitidas o en contravención a la
normatividad aplicable, en general48.
Las penas previstas en el párrafo anterior, se aumentarán en una mitad, cuando la conducta se
lleve a cabo en, o afecte, cualquiera de los siguientes lugares:
I. Un área natural protegida;
II. Suelo de conservación;
III. Área verde;
IV. Suelo no urbano;
V. Suelo urbano, o
__________49
Capítulo III
Delitos en materia de contaminación, residuos y actividades riesgosas
Art. _____. Contaminación. Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y de ____ a ____
días multa, a quien dañe al ambiente o cause un riesgo al mismo, por la realización de
cualquiera de las siguientes conductas50:
así como en el Distrito Federal; la mera referencia a suelo no urbano puede ser un criterio muy general y en éste pueden abarcarse
muchos conceptos, pero para evitar interpretaciones o para dar una protección a bienes específicos, es que se deja el espacio en
blanco. Igualmente, se deberá considerar que la ocupación o invasión en suelo urbano, constituye el delito de despojo, cuyo
tratamiento se ubica en los Códigos Penales locales, dentro de los delitos de contenido patrimonial.
47
Se recomienda considerar a este delito como grave, para lo cual deberá atenderse si la entidad federativa correspondiente sigue
el criterio cuantitativo (que el término medio aritmético de la pena exceda de cierto número de años de prisión) o cualitativo
(catálogo de delitos graves), y en caso de seguir el criterio cuantitativo, se deberán aplicar penas que hagan grave la conducta
descrita, o en caso de que seguir el criterio cualitativo, deberá considerarse expresamente en el catálogo respectivo la misma.
Para efectos de mayor claridad, este es un delito autónomo, diferente a la ocupación, para cuyo perfeccionamiento, incluso, no es
necesario que se dé la invasión u ocupación, sino que basta la acreditación de la mera planeación, instigación, incitación, etcétera.
48
Con la redacción de este precepto, el cambio de uso de suelo también podría darse en suelo urbano, lo cual favorecería el control
sobre el crecimiento ilícito de las zonas urbanas, que también traen aparejados problemas ambientales vinculados, principalmente,
con la sobreexplotación de recursos para satisfacer necesidades de la sobrepoblación, así como con una disminución en la calidad
de vida propia de la sobrepoblación de cualquier especie: los recursos necesarios para nuevas necesidades, o generan la pérdida
de los propios de un ecosistema –como el agua en la Ciudad de México-, o tienen que importarse –encarecidos- a falta de recursos
propios, o generan una disminución en la calidad de vida por necesidades no satisfechas de la población.
49
Se deja abierto este espacio para que se coloquen los suelos o lugares ambientalmente relevantes que requieran especial
protección. Por ejemplo, en el Caso del Distrito Federal, las barrancas representan una especial relevancia en diversos delitos, pero
no así en el Estado de Morelos. En el caso de entidades federativas como Chihuahua o Sonora, resultaría especialmente relevante
señalar expresamente a los desiertos, pues del análisis ambiental realizado para el presente documento, se desprende que en
ocasiones se depositan residuos de cualquier especie (peligrosos, no peligrosos, de manejo especial, etc.) en el desierto, situación
que no se comparte para las entidades federativas donde no hay desierto, como Puebla o el Distrito Federal, por ejemplo.
50
El mencionar expresamente las hipótesis de daño o de riesgo, obedece a prever tanto los supuestos de daño como de peligro
concreto, aunque en este caso, la autoridad ministerial tiene la carga probatoria en uno u otro sentido, es decir, tendrá que
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Lineamientos de la política criminal ambiental en México
I. Emita gases o partículas sólidas o líquidas a la atmósfera;
II. Descargue, deposite o infiltre aguas residuales, residuos no peligrosos, líquidos químicos o
bioquímicos;
III. Descargue, deposite o infiltre residuos de manejo especial;
IV. Genere emisiones de olores, ruido, vibraciones, energía térmica, energía lumínica o energía
electromagnética;
VI Genere, maneje o disponga de residuos no peligrosos o de manejo especial, o
VII. Genere contaminación visual51.
Las penas previstas en el párrafo anterior, se aumentarán en una mitad, cuando la conducta se
lleve a cabo en, o afecte, un área natural protegida, suelo de conservación, área verde, suelo no
urbano o __________52
Art. _____. Depósito o transporte de residuos de la industria de la construcción53. Se le
impondrán de ___ a ____ años de prisión y de ____ a ____ días multa, a quien descargue o
deposite residuos de la industria de la construcción en lugares no permitidos por la normatividad
aplicable, o a quien lo transporte de manera ilícita.
Las penas previstas en el párrafo anterior, se aumentarán en una mitad, cuando la conducta se
lleve a cabo en cualquiera de los siguientes lugares, o los afecte:
I. Un área natural protegida;
II. Suelo de conservación;
III. Área verde;
IV. Suelo no urbano, o
__________54
Art. _____. Actividades riesgosas. Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y de ____ a
____ días multa, a quien realice actividades riesgosas de manera ilícita.
Lo anterior, sin perjuicio de la aplicación de sanciones penales, administrativas y/o civiles
aplicables al daño que, en su caso, se llegare a generar.
Capítulo IV
Delitos en materia de recursos naturales
Art. _____. Extracción o daño de recursos naturales. Se le impondrán de ___ a ____ años de
prisión y de ____ a ____ días multa, a quien extraiga suelo, tierra, piedra, cubierta vegetal o
demostrar que con la conducta desplegada se dañó al ambiente o que se le puso en riesgo –peligro concreto-, aunque si la voluntad
legislativa fuere contemplar estos delitos como de peligro abstracto, bastaría que el encabezado de este tipo penal precisara:
“…días multa, a quien ilícitamente: … ”.
51
Este es delito con contenido urbanístico, vinculado con los delitos ambientales, y que se incorpora en diversos Códigos Penales
estatales.
52
Se deja abierto este espacio para que se coloquen los suelos o lugares ambientalmente relevantes que requieran especial
protección.
53
Se ha identificado que la descarga de esta categoría específica de residuos de manejo especial, ha crecido, sobre todo en la
zona centro del país, y está representando una problemática especialmente grave para el Distrito Federal y su zona conurbada; de
allí que se considere como una categoría específica de delito ambiental relacionado con residuos.
54
Se deja abierto este espacio para que se coloquen los suelos o lugares ambientalmente relevantes que requieran especial
protección de las descargas o depósitos ilícitos de cascajo, considerando que conforme a la redacción propuesta, su depósito se
sanciona penalmente incluso en suelo urbano, como consecuencia de no efectuar distinción alguna de lugar en el primer párrafo.
Igualmente, si la descarga o depósito de cascajo se desea considerar como una conducta grave, deberá contemplarse en el
catálogo de delitos graves en las entidades federativas en que se siga un criterio cualitativo, o se podrá colocar una pena elevada
de tal manera que se vuelva grave, si se sigue el criterio cuantitativo.
Cabe señalar que en normatividades penales como la del Distrito Federal, el delito no es grave si se depositan hasta 3 metros
cúbicos de cascajo, pero sobrepasando esta cantidad, el delito es grave; este también puede ser un criterio que se adopte
localmente, dependiendo de la problemática del depósito ilícito de cascajo en la entidad federativa correspondiente.
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recursos naturales55, de:
I. Un área natural protegida;
II. Suelo de conservación;
III. Área verde;
IV. Suelo no urbano;
V. Suelo urbano, o
_______________56.
Art. _____. Incendios y quemas. Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y de ____ a
____ días multa, a quien incendie o realice quemas que dañen:
I. Un área natural protegida;
II. Suelo de conservación;
III. Área verde;
IV. Suelo no urbano, o
_______________57.
Art. _____. Arboricidio y daño a los árboles. Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y
de ____ a ____ días multa, a quien derribe, tale, dañe, extraiga, transplante, destruya total o
parcialmente u ocasione la muerte58 de uno o más árboles.
Las penas previstas en el párrafo anterior, se aumentarán en una mitad cuando las conductas
señaladas59:
I. Se realicen por dos o más personas;
II. Se lleven a cabo utilizando motosierras, hachas o instrumentos no autorizados jurídicamente
para llevar a cabo las conductas descritas en este artículo, o
III. Se practiquen en, o afecten, a cualquiera de los siguientes lugares: un área natural
protegida, suelo de conservación, área verde, suelo no urbano o __________60.
Art. _____. Transporte61, tráfico, acopio, almacenamiento y transformación de madera o
recursos forestales maderables62. Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y de ____ a
55
En este punto, se recomienda revisar cuidadosamente la normatividad ambiental tanto federal como local, para efectos de evitar
que se tipifique localmente como delito la extracción de recursos naturales cuya regulación o tratamiento fuera competencia
exclusiva de la Federación, como el petróleo.
56
En este espacio, se prevé que se contemplen expresamente las áreas ambientalmente relevantes o los tipos de suelo donde sean
especialmente graves las extracciones de recursos naturales.
57
En este espacio, se prevé que se contemplen expresamente las áreas ambientalmente relevantes o los tipos de suelo donde sean
especialmente graves los incendios o quemas.
También habrá de considerarse que hay entidades federativas donde las quemas están reguladas expresamente por una Ley o por
un Reglamento, como son los casos de Yucatán, Nuevo León o Campeche, por ejemplo.
Por último, también cabe señalar que hay Códigos Penales donde se prevé una mayor sanción cuando el incendio o quema
exceden de ciertas hectáreas, pero en la práctica, es muy difícil precisar con certeza el área quemada, sobre todo partiendo de que
se trata de bosques o espacios abiertos donde hay múltiples factores que impiden o que pueden contaminar el lugar de los hechos,
con lo cual un dictamen de criminalística con absoluta certidumbre sería inviable; de cualquier manera, se hace la aclaración para el
caso de seguir este criterio.
58
Precisamente el arboricidio, se refiere a la muerte del árbol.
59
En este párrafo, habrá que considerar que se busca que el delito de tala sea un delito grave, por lo que se sugiere hacer la
adecuación respectiva en la pena aplicable (en los sistemas cuantitativos de delitos graves) o en el catálogo correspondiente (para
las entidades federativas que siguen el sistema cualitativo de delitos graves).
60
Se deja abierto este espacio para que se coloquen los suelos o lugares ambientalmente relevantes que requieran especial
protección.
61
Para efectos del transporte de recursos forestales, cabe señalar que incluso se han dado criterios judiciales que han resuelto que
es válida la tipificación local de esta conducta, siempre que no invada la esfera federal, es decir, que no se traslape con lo previsto
en el Código Penal Federal, que prevé sanciones penales para el transporte de recursos forestales, en cantidades superiores a 4m3
de madera en rollo o su equivalente.
62
Este delito se basó en el artículo 419 del Código Penal Federal, donde se sancionan las mismas conductas pero por cantidades
que excedan 4 m3 de madera en rollo o su equivalente, previendo que no existiera una válvula de escape a través de “conductas
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____ días multa, a quien transporte, comercie, acopie, almacene o transforme madera en rollo o
cualquier otro recurso forestal maderable, en cantidades de hasta cuatro metros cúbicos de
madera en rollo o su equivalente.
Los ministerios públicos y, en su caso, las demás instituciones de seguridad pública locales,
deberán llevar un control y registro con las detenciones, consignaciones, procesos y sentencias
relacionadas con éste precepto, según corresponda, en donde se establezcan los datos
generales del imputado, datos del vehículo de motor, modus operandi y el cubicaje del recurso
forestal objeto del delito, debiendo establecer mecanismos de coordinación con las autoridades
federales, estatales y municipales correspondientes63.
Capítulo V
Delitos contra la vida silvestre64 y fauna domesticada65
Art. _____. Delitos en materia de vida silvestre y fauna domesticada. Se le impondrán de ___ a
____ años de prisión y de ____ a ____ días multa, a quien en contravención a la normatividad
local aplicable:
I. Realice cualquier acto que cause la destrucción, daño o peligro de la vida silvestre o de su
hábitat, incluidos los actos de contaminación;
II. Utilice el suelo y demás recursos materiales con fines agrícolas, ganaderos o forestales sin
realizar las medidas de preservación de poblaciones y ejemplares de la vida silvestre y su
hábitat;
III. Utilice ejemplares vivos confinados de especies o poblaciones en riesgo o de particular
importancia para la preservación en actividades distintas a las autorizadas oficialmente;
IV. Maneje ejemplares de especies exóticas fuera de confinamiento controlado o sin respetar
los términos del plan del manejo aprobado;
V. Viole los programas de restauración o veda establecidas por las autoridades competentes;
VI. Emplee cercos u otros métodos para retener o atraer ejemplares de la vida silvestre, cuando
ello implique un daño o perjuicio a la evolución o continuidad natural de las especies;
VII. Posea ejemplares vivos de la vida silvestre fuera de su hábitat natural o los comercialice sin
contar con los medios para acreditar su legal procedencia o en contravención a las
disposiciones para su manejo establecidas por las autoridades;
VIII. Traslade ejemplares, partes y derivados de la vida silvestre sin la autorización
correspondiente;
IX. Realice aprovechamientos extractivos o no extractivos de la vida silvestre sin autorización,
en contravención a los términos en que hubiere sido otorgada dicha autorización, o en
contravención a las disposiciones aplicables;
X. Aproveche, traslade, exhiba, entrene, sacrifique o someta a cuarentena a un ejemplar de la
vida silvestre, sin observar las disposiciones sobre trato digno y respetuoso establecidas por la
ley correspondiente;
XI. Difunda o transmita una enfermedad entre los animales que ponga en peligro la riqueza
zoológica de una entidad federativa o del Distrito Federal;
XII. Destruya o dañe nidos, huevos y crías de cualquier especie;
hormiga” inferiores a esta cantidad –pues se caería en conductas atípicas dado que no está regulado esta situación en los Códigos
Penales locales-, las cuales únicamente propiciarían la impunidad ambiental.
63
Esto, para efectos de cumplir con lo señalado en la parte final del primer párrafo del artículo 419 del Código Penal Federal.
64
Existen algunas entidades federativas cuyos Códigos Penales prevén delitos en materia de vida silvestre, como el caso del
Estado de México o de Chiapas. Se tomó como modelo la regulación de ambos Códigos, así como diversas conductas previstas por
el Código Penal de Guerrero.
65
Cabe señalar que no hay ningún Código Penal que se refiere a la fauna domesticada como tal, pero dentro del apartado de “vida
silvestre”, el Código Penal del Estado de México contempla el trato digno a animales silvestres, hipótesis que se amplió a la fauna
domesticada a través del último párrafo del precepto propuesto, para que también pudiera haber una clara protección a los animales
que son competencia de las autoridades locales.
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XIII. Trafique con uno o más ejemplares de especies o subespecies silvestres de flora o fauna
en peligro de extinción, amenazadas, sujetas a protección especial o probablemente extintas en
el medio silvestre, o
XIV. Practique la caza sin la autorización correspondiente o en contravención a las
disposiciones legales aplicables.
Las sanciones previstas en este artículo para conductas realizadas sobre un ejemplar de la vida
silvestre, se aplicarán a las mismas conductas, que recaigan sobre un ejemplar domesticado.
Art. _____. Delitos en materia de trato digno a los animales66. Se le impondrán de ___ a ____
años de prisión y de ____ a ____ días multa, a quien dañe, ocasione un daño o realice
cualquiera de las siguientes conductas en un animal:
I. Prive de la vida, utilizando un medio que prolongue la agonía al animal o causándole
sufrimientos innecesarios;
II. La mutilación orgánica, que no se efectúe bajo el cuidado de un médico veterinario o
profesional de la salud;
III. El atropellamiento deliberado;
IV. Prácticas de tiro, utilizando como objetivo a los animales vivos;
V. Peleas de perros;
VI. Venta de animales en vía pública;
VII. Toda privación de aire, luz, alimento, bebida, espacio suficiente o de abrigo contra la
intemperie, o
VIII. La privación de atención médica o sanitaria.
Capítulo VI
Delitos contra la gestión ambiental
Art. _____. Presentación de documentos o información falsos. Se le impondrán de ___ a ____
años de prisión y de ____ a ____ días multa, a quien solicite una autorización ambiental, a partir
de información falsa o de uno o más documentos falsos o alterados, así como a quien falsifique
autorizaciones o certificados de uso de suelo, o use tales autorizaciones o certificados falsos.
La misma pena a que se refiere el párrafo anterior, se aplicará a quien, en cualquiera de los
supuestos de este Capítulo, presente información o documentación falsa ante una autoridad
ambiental.
Art. _____. Simulación de cumplimiento de obligaciones ambientales. Se le impondrán de ___ a
____ años de prisión y de ____ a ____ días multa, a quien asiente información o datos falsos
en los registros, controles, bitácoras o cualquier otro documento, simulando el cumplimiento de
las obligaciones derivadas de la normatividad ambiental aplicable.
Art. _____. Destrucción, alteración u ocultamiento de información ambiental. Se le impondrán
de ___ a ____ años de prisión y de ____ a ____ días multa, a quien destruya, altere u oculte
datos, información, registros, reportes o cualquier otro documento que se requiera guardar o
archivar de conformidad a la normatividad ambiental aplicable.
Art. _____. Violación de sellos de clausura o del estado de suspensión, incumplimiento de las
medidas de seguridad o correctivas. Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y de ____
a ____ días multa, a quien67:
66
Estos delitos se tomaron, íntegramente, del Código Penal de Guerrero, que es el único ordenamiento que contempla delitos sobre
animales en su apartado sobre delitos ambientales, y la única adecuación es que el Código Penal de Guerrero sanciona estas
conductas, pero sólo en relación a animales vertebrados, ampliándose estos supuestos a cualquier animal en la presente
propuesta, por no existir razón alguna para conservar la limitante señalada.
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I. Destruya, retire, altere, oculte o viole los sellos de clausura colocados por una autoridad
ambiental o impida su visibilidad por cualquier medio, aún sin retirarlos;
II. Viole el estado de suspensión impuesto por una autoridad ambiental, o
III. Incumpla una medida de seguridad o correctiva, impuesta por una autoridad ambiental.
Art. _____. Delitos cometidos por prestadores de servicios ambientales. Se le impondrán de ___
a ____ años de prisión y de ____ a ____ días multa, al prestador, propietario, director,
administrador, responsable, técnico o empleado de una persona moral, incluyendo los
laboratorios de servicios ambientales, que proporcionen documentos o información falsa u
omitan datos que puedan generar que las autoridades ambientales reconozcan, otorguen o
avalen un permiso, autorización o licencia relacionada con dicha actividad.
Art. _____. Cambio provisional de aditamentos o equipo para la aprobación de la verificación
vehicular68. Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y de ____ a ____ días multa, a
quien realice el cambio provisional de aditamentos o equipos de cualquier vehículo automotor,
para facilitar la aprobación de la verificación vehicular.
Art. _____. Alteración de equipo o programas para la aprobación de la verificación vehicular69.
Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y de ____ a ____ días multa, a quien altere,
permita la alteración u opere en forma indebida cualquier equipo o programa utilizado para la
verificación vehicular.
Art. _____. Venta o posesión ilícitas de documentación comprobatoria de la verificación
vehicular70. Se le impondrán de ___ a ____ años de prisión y de ____ a ____ días multa, a
quien ilícitamente venda o posea uno o más hologramas, calcomanías o documentos que
acrediten la aprobación de la verificación vehicular.
Art. _____. Corrupción en centros de verificación vehicular71. Se le impondrán de ___ a ____
años de prisión y de ____ a ____ días multa, a:
I. El propietario, director, administrador, responsable, técnico, empleado o prestador de
servicios de los centros de verificación vehicular que por sí o por interpósita persona, solicite o
reciba dinero o cualquier otra remuneración o dádiva para la aprobación de la verificación
vehicular, o por cualquier motivo cobre una cantidad superior o distinta a la autorizada
oficialmente; y
II. El usuario del servicio de verificación vehicular que ilícitamente ofrezca, prometa o entregue
dinero o cualquier otra remuneración o dádiva, con el fin de obtener la aprobación de la
verificación vehicular obligatoria.
Art. _____. Omisión de la autorización de impacto ambiental. Se le impondrán de ___ a ____
años de prisión y de ____ a ____ días multa, a quien realice obras o edificaciones en suelo
urbano o de conservación, sin contar con la autorización de impacto ambiental que los
ordenamientos correspondientes le exijan.
67
Dependiendo de la frecuencia y gravedad del delito, localmente, la pena deberá de reflejar si se trata o no de un delito grave,
aunque se considera que debería de ser grave pues, a diferencia de locaciones urbanas, la violación de sellos de clausura en suelo
de conservación o en áreas verdes, genera un daño al ambiente por las actividades realizadas, que contravienen la normatividad
aplicable pues por eso se colocan los sellos de clausura o se impone el estado de suspensión.
68
Este delito será aplicable sólo en las entidades federativas donde esté implementado un sistema de verificación vehicular.
69
Este delito será aplicable sólo en las entidades federativas donde esté implementado un sistema de verificación vehicular.
70
Este delito será aplicable sólo en las entidades federativas donde esté implementado un sistema de verificación vehicular.
71
Este delito será aplicable sólo en las entidades federativas donde esté implementado un sistema de verificación vehicular.
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